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VISIÓN CATASTRÓFICA O MAGNIFICACIÓN/MINIMIZACIÓN

Es un error del mecanismo de alerta: exagerar el significado de un


acontecimiento negativo o de un error, lo que hace que parezca todo
peor de lo que es, o bien disminuir el significado de un acontecimiento
positivo, de un acierto o un logro personal. Estos pensamientos a
menudo empiezan con las palabras “y si...”.
Ej.: “No he tratado al paciente lo suficientemente bien, ¿y si me
demanda?, “¿y si este dolor de cabeza es un tumor?”, “¿y si se ríen de
mí por lo que digo?”.

PERSONALIZACIÓN
Son atribuciones personales erróneas. Es la tendencia a relacionar algo
del ambiente consigo mismo, es decir, es atribuirse la responsabilidad de
un suceso negativo a uno mismo, con independencia de los
acontecimientos que rodean al evento. Se interpreta cada experiencia,
como una pista para analizarse y valorarse a sí mismo.
Ej.: “Se quieren ir porque se aburren conmigo”, “podría haber evitado el
accidente si no fuera tan despistado”, “la seguridad social va tan mal
porque no me implico lo suficiente en mi trabajo”.

PENSAMIENTO POLARIZADO/DICOTÓMICO
Es evaluar erróneamente. Se tiende a percibir cualquier cosa de forma
extremista, sin términos medios. Son elecciones dicotómicas, se piensa en
términos de todo o nada, blanco o negro, correcto o incorrecto... no
existen posibilidades de graduación.
Ej.: “No ha sido capaz de reducir la fractura, es un incompetente”, “¿si
no aguanta la sangre, qué hace aquí...?”.

SOBREGENERALIZACIÓN
Es razonar erróneamente. (1 vez = todas, 1 persona = todas). Se sacan
conclusiones sobre la capacidad o valía de una persona, casi siempre de
uno mismo, a partir de datos vagos y poco exactos. En esta distorsión
se produce una extensión, una conclusión general a partir de un incidente
simple, un detalle o un solo elemento de
evidencia. Esta distorsión conduce inevitablemente a una vida cada vez
más restringida.
Ej.: “He fallado a mi compañero, nadie querrá estar conmigo en el turno
de trabajo”, “no he sacado adelante a esta persona, todo lo hago mal”.

ABSTRACCIÓN SELECTIVA O FILTRAJE


Es observar a los demás o a sí mismo erróneamente. Esta distorsión se
caracteriza por una especie de visión de túnel; sólo se ve un elemento
de la situación con la exclusión del resto. Se resalta un simple detalle y
todo el evento queda teñido por este detalle.
Ej.: “El rescate fue un fracaso, tardamos demasiado”, “la autobomba no
tenía suficiente presión de agua, nos hemos librado de milagro”.

INTERPRETACIÓN/ADIVINACIÓN DEL PENSAMIENTO


Es interpretar erróneamente. Se supone cómo se sienten los demás, lo
que piensan o las causas por las que la otra persona se ha comportado
de una manera determinada, es decir, cuando una persona interpreta el
pensamiento hace juicios repentinos sobre los demás, sin datos suficientes
y sin fundamento. En la medida en que su pensamiento interpreta,
también se hacen presunciones sobre cómo está reaccionando la gente a
las cosas
que la rodean, particularmente cómo están reaccionando los demás ante
usted.
Ej.: “Si digo algo en la reunión van a pensar que sólo digo tonterías y
me van a rechazar”, “mis compañeros no me aprecian porque no me
quieren cambiar la guardia”, “se está comportando de esa manera porque
quiere cabrearme”.

LOS DEBERÍA
Son creencias erróneas. En esta distorsión, la persona se comporta de
acuerdo a unas reglas inflexibles elaboradas por uno mismo, que deberían
regir la relación de todas las personas. Las palabras que indican la
presencia de esta distorsión son “debería”, “habría de”, o “tendría”. Los
demás son juzgados, o la persona se hace sufrir a sí misma con los
debería.
Ej.: “Tengo que hacerlo todo bien para que se me reconozca mi valía
profesional”, “los usuarios deben de leer las recomendaciones informativas
de seguridad para que yo realice bien mi trabajo”.
TENER RAZÓN
La persona se pone normalmente a la defensiva; tiene que probar
continuamente que su punto de vista es el correcto, que sus
apreciaciones del mundo son justas y todas sus acciones adecuadas.
Las opiniones de este tipo de personas raramente cambian porque tienen
dificultad para escuchar nuevas informaciones. Cuando los hechos no
encajan en lo que ya creen, los ignoran.
Ej.: “El único que entiende de esto, soy yo”, “lo volvería a hacer
exactamente igual”, “no opines porque de esto no sabes”.

ETIQUETACIÓN
Son atribuciones negativas erróneas. Se trata de generalizar una o dos
cualidades en un juicio global, con lo cual la visión que se tiene del
mundo es estereotipada y unidimensional.
Ej.: “La gente no hace caso, son unos irresponsables”, “mi compañero
habla poco conmigo, es un estúpido”.

RAZONAMIENTO EMOCIONAL
En la raíz de esta distorsión esta la creencia de que lo que la persona
siente, es decir, las emociones que experimentamos son la realidad de lo
que está sucediendo y es lo verdadero. Si se siente como un perdedor,
entonces tiene que ser un perdedor.
Ej.: “Me siento culpable, tengo que haber hecho algo mal”, “me siento
algo confuso, no estoy lo suficientemente preparado”, “estoy deprimido,
la vida no tiene sentido”.

CULPABILIDAD / CULPABILIZACIÓN
A menudo la culpabilidad implica que otro se convierta en el responsable
de elecciones y decisiones que realmente son de nuestra propia
responsabilidad. Otras personas focalizan la culpabilidad en ellas mismas
exclusivamente.

FALACIAS DE CONTROL
Existen dos formas en que puede distorsionarse el sentido de poder y
control de una persona. Una persona puede verse a sí misma impotente y
externamente controlada, o omnipotente y responsable de todo lo que
ocurre alrededor. La persona que se siente externamente controlada, se
bloquea. El polo opuesto de la falacia del control externo es la falacia
del control omnipotente. La persona que experimenta esta distorsión se
cree responsable de todo lo que ocurre y de todos.
Ej.: “No puedo ser feliz si no me destinan a otro destino”, “menos mal
que yo estoy aquí para resolver esto”, “si no es por mí, no sé que sería
de vosotros”.

LA FALACIA DE JUSTICIA
Se basa en la aplicación de las normas legales y contractuales a las
situaciones y/o relaciones interpersonales. Se expresa a menudo con
frases condicionales.
Ej.: “Si me valorara, no se burlaría...”, “si fuera buen compañero, me
cambiaría la guardia”, “si de verdad supiera, no se habría equivocado”.

FALACIA DE CAMBIO
El supuesto fundamental de este tipo de pensamiento es que la felicidad
depende de los actos (conductas) de los demás. La falacia de cambio
supone que una persona cambiará si se la presiona lo suficiente. La
esperanza de felicidad se encuentra en conseguir que los demás
satisfagan nuestras necesidades. Las estrategias para cambiar a los otros
incluyen echarles la culpa, exigirles, ocultarles cosas y negociar.
Ej.: “Para trabajar en equipo, he de conocerte en profundidad”, “si
quieres trabajar conmigo, has de hacer...”.

LA FALACIA DE LA RECOMPENSA DIVINA


En este estilo de ver el mundo la persona se comporta “correctamente”,
se sacrifica y trabaja hasta quedar extenuada pensando que algún día será
recompensado por lo que ha hecho. Cuando se comprueba que la
“recompensa” no llega, se resienten.
Ej.: “Para qué voy a realizar mi trabajo, si luego no te lo agradecen”,
“he trabajado tan duramente para que ni siquiera me den una
gratificación económica, que se vayan a la mierda”, “he trabajado tanto y
mira cómo me lo pagan...”.
Procedimiento de aplicación
Recordando el caso de Manuel, médico de la UVI móvil: Lleva todo el día de descanso culpabilizándose
de la muerte de las víctimas pasadas, se dice “Soy un desastre como médico de emergencias”, “Todo lo
hago mal”, “Soy un incompetente”, etc.
Se siente inseguro de poder afrontar el próximo turno por temor a que vuelvan a recibir una llamada de
“verdadera urgencia”. Nuestras actuaciones futuras, ante situaciones similares, dependen de lo que
pensamos después de haber pasado por dichas situaciones.

Los pasos a seguir en la reestructuración son los siguientes:


A) Identificar las emociones y conductas problemáticas en las situaciones a afrontar.
B) Identificar tanto los pensamientos que nos causan el malestar emocional como las creencias
irracionales que las sustentan.
C) Aprender autodiálogos alternativos que nos permitan desarrollar nuevas formas de dar significado a
las situaciones que vivimos, rebatiendo los pensamientos automáticos e identificando las creencias
alternativas racionales.
D) Afianzar las alternativas racionales mediante la ejecución de tareas.
Los criterios para la elaboración de los interrogantes de cuestionamiento personal (Autodiálogos
alternativos) son muy variados, pudiendo utilizar uno o varios a la vez:

1. Criterios orientados a la forma: ¿Qué términos estoy utilizando para definir mis pensamientos? ¿Es un
deseo, una opinión, una exigencia? ¿Hablo de necesidad o de preferencia? ¿Por qué me altero tanto, si
no puedo cambiar ese hecho? ¿Por qué sería tan terrible? ¿El pensamiento está basado en un hecho, en
una inferencia, una suposición?, etcétera.

2. Criterios orientados a evaluar la evidencia empírica del pensamiento: ¿Qué hechos hay a favor y en
contra de esta creencia? ¿Cómo sabes que nunca vas a...? ¿Cómo estás tan seguro de...? ¿En qué te basas
o dónde está la evidencia para pensar así? ¿Puedes probar lo que dices? ¿Qué datos (pruebas) tengo para
probar este pensamiento? ¿Qué datos tengo en contra de este pensamiento? ¿Qué ley lo dice? ¿Dónde
está escrito que...?, etcétera.

3. Criterios orientados a evaluar la consistencia lógica o la claridad semántica, es decir la objetividad del
hecho: ¿Qué significa para mí lo que me estoy diciendo?, si ese pensamiento lo tuviera otra persona
¿qué le diría para demostrarle que está haciendo una mala interpretación de los hechos?: ¿A qué te
refieres cuando hablas de...?, ¿qué es eso de que no podrás... o que nunca vas a...?, ¿por qué tenía que...?
o ¿por qué necesitas...?, ¿por qué no debería haberte pasado a ti?

4. Criterios orientados al beneficio o utilidad del mantenimiento del pensamiento: ¿Pensar así me ayuda
a conseguir mis objetivos? ¿Qué gano pensando de esta manera? ¿Qué ganaría pensando de otra forma?
¿Me sirve para actuar de forma eficaz? ¿Qué tendrá de positivo en mi vida pensar esto? ¿Le sirve a
algunos de mis seres queridos que yo piense así? ¿Pensar esto me beneficia o me perjudica? ¿Qué es lo
peor que me podría suceder si cambio mi forma de pensar? ¿Y lo mejor?, etcétera.

5. Criterios orientados a las consecuencias –la intensidad y/o duración generadas–: ¿Con cuánta
frecuencia me encuentro mal a causa de este pensamiento?, cuando pienso eso ¿cómo me siento?, ¿es
tan grave en realidad como para sentirme así?, etcétera.

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