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2024

EL LENGUAJE COMO INSTITUCIÓN

LUKA PASCUAL CATALÁN


GRADO EN FILOSOFÍA

UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
1. Introducción.

El presente trabajo se trata de una investigación sobre el lenguaje como institución.


Para abordar la cuestión, primero se hará un estudio del lenguaje desde un punto de vista
evolutivo y tratando la hipótesis de cómo un ser humano es capaz de aprender las reglas
gramaticales y a comunicarse. Posteriormente, se realizará un análisis de las instituciones
basado en el artículo de Karl Otto Apel: “La transformación de la filosofía”, obra inspirada
en el autor alemán Arnold Gehlen. Para concluir, se establecerá una relación entre ambas
dimensiones, defendiendo que el lenguaje es una institución y proponiendo que es, a si
mismo, como la “metainstitución”.

2. El lenguaje. El ser humano como animal simbólico. Evolución y desarrollo del


lenguaje en el género Homo. Desarrollo de la comunicación en el ser humano.

El ser humano se distingue del resto de animales por muchos aspectos, uno de los
más importantes es el lenguaje. Es cierto que los animales también tienen una capacidad
de entenderse a través de un código que se puede interpretar como una especie de
lenguaje; sin embargo, el hombre va más allá. No sólo es una especie que se comunique
sino que hemos creado una realidad a través del lenguaje y la hemos dotado de identidad
ontológica. En palabras de Cassirer: “el ser humano es un animal simbólico”.

Este pensador entiende al ser humano como un “animal simbólico”, y este aspecto no
sólo se manifiesta en el lenguaje, sino que se ve reflejado en muchos de los ámbitos del
humano, como por ejemplo: la cultura. Cassirer afirma que toda cultura y toda simbología
tienen subyacente un afán de emancipación y trascendencia espiritual, es así como
configura un nuevo humanismo donde la espiritualidad del ser humano se ve expresada
en múltiples culturas.1

Esto es muy significativo, ya que agregamos una nueva cualidad que es


característica del ser humano. Hemos ampliado nuestra funcionalidad y cambiado
cualitativamente. Esto es porque hemos encontrado un nuevo método para adaptarnos a
nuestro ambiente. En toda comunicación de emisor-receptor existe un paso intermedio

1
Pérez-Santana, L.E. (2016). El hombre como animal simbólico. Revisiones sobre el ser y la cultura. La
Colmena Num.91, pg. 123-125
que se puede entender como un sistema simbólico, lo que llamamos lenguaje. Este
proceso ha revolucionado la vida humana en distintos aspectos. Si lo comparamos con el
resto de animales, los hombres vivimos en una realidad más amplia, ya que hemos
desarrollado una nueva dimensión de la realidad. Además, existen diferencias innegables
entre las reacciones orgánicas y las respuestas humanas.2

Esta cuestión de las respuestas ante estímulos, fija en caso de animales y variable
en el ser humano, es muy relevante para el desarrollo del presente trabajo, ya que es el
punto clave de la génesis de las instituciones, aspecto tratado en el siguiente punto.

Ahora bien, la aparición del lenguaje tiene que ver con ciertos aspectos biológicos
del ser humano, supone un amplio desarrollo de: órganos periféricos y el sistema nervioso
central. También, tiene que ver con el desarrollo de los órganos que generan sonidos como
las cuerdas vocales. No obstante, uno de los factores más a importantes es el desarrollo
de una capacidad de abstracción, ya que somos capaces de imaginar y dar nombre a las
cosas que nos rodean.

Mosterín, señala que el ser humano es un ser con una capacidad innata para el
lenguaje. Este define al lenguaje como un sistema de comunicación de léxico enorme y
de gramática recursiva. Tenemos un gen asociado al lenguaje: FOXP2, y se cree que su
aparición se encuentra desde hace unos 250.000 a unos 40.000 años. También trata el
tema de la cultura, describiéndola como: “conjunto de actividades, procedimientos,
valores e ideas transmitidos por aprendizaje social” diferenciándola de manera
pronunciada con la naturaleza humana.3

Roger Lewin realiza un amplio estudio sobre la evolución del lenguaje. Este estudio
toma pruebas fósiles de homínidos. Su proceso de análisis se basa en la investigación de las
partes que desarrollan el lenguaje: se realiza un proceso de extracción de endocastos, para
un “mapeado” del cerebro, y se estudia el aparato fónico (laringe, faringe, el nervio de la
lengua, entre otros). El lenguaje se desarrolla en el hemisferio izquierdo del cerebro y en el
área de Wernicke.

2
Cassirer, E. (1974). Antropología filosófica, México, p.47-49. Extraído de web: Enciclopedia Herder.
Cassirer: el hombre como animal simbólico.
3
Mosterín, J. (2006). La naturaleza humana. Espasa Libros, Madrid.
Cabe destacar que aspectos del lenguaje como el léxico o el vocabulario son difíciles
de datar. El lenguaje, según Lewin, se desarrolla a partir del Homo Rudolfensis y sus
posteriores Homo. La antropóloga Dean Falk cree que estaba desarrollado desde las
primeras especies del Homo. Ralph Holloway piensa que el desarrollo se encuentra en el
Homo Australopitecos.

En el artículo: “Human Evolution: an Illustrated Introduction”, se propone la


hipótesis en la que argumenta que en la etapa en la que el ser humano desarrolla el
lenguaje es una etapa donde desarrolla las herramientas. Thomas Wynn ha desestimado
este argumento de manera que expresa lo siguiente: “el lenguaje y la elaboración de
herramientas son comportamiento secuenciales, pero es más probable que la relación sea
de analogía más que de homología.”. Dicho de otra forma, parece que esta relación de
desarrollo con las herramientas y el desarrollo del lenguaje es un símil, hasta cierto punto,
superficial.4

Es complicado llegar a una conclusión respecto a la aparición del lenguaje; no


obstante, el patrón que siguen todos estos antropólogos es que uno de los factores más
importantes es el desarrollo del cerebro, y es que no parece que el lenguaje sea un elemento
inventado como una herramienta, si no que nace de nosotros como algo intrínseco, ya lo dijo
Mosterín. Esto se ve respaldado la hipótesis del periodo crítico.

El cómo desarrolla un ser humano la capacidad de comunicarse y aprender este


lenguaje es otro debate, aunque hay teorías desarrolladas por autores como Lenneberg que
defienden que existe una etapa conocida como el Periodo crítico donde nos encontramos
en un periodo de ontogénesis que construye un comportamiento de imitación y un
desarrollo de lo cognitivo y socioafectivo.5

Cuando nos encontramos en una edad, normalmente temprana donde se está


creciendo y madurando, somos máquinas perfectas de estudio de la lengua. Dependiendo
del idioma, dialecto y jerga que escuchemos en este periodo, aprenderemos de distinta
forma. Es por eso que un nativo siempre va a comprender mejor la lengua que una persona

4
Lewin, R. (2005). Human Evolution: an Illustrated Introduction. Blackwell. (5ª edición), Capítulo 32,
pg. 222-228.
5
Richele, M. (1981). La adquisición del lenguaje. Editorial Herder, Barcelona, pg. 47
de otro país, puesto que no tiene esa lengua como principal. Un ejemplo, usando el español,
son los verbos irregulares. Un niño no entiende qué es un participio, pero sabe cuándo y
cómo emplearlo en esta etapa de desarrollo. Pero a la hora de conjugar un verbo irregular,
dirá “he hacido” en vez de “he hecho” ya que los patrones lingüísticos que ha adquirido en
este periodo le harán pensar que esto es lo correcto.

Es por esto que el ser humano y el lenguaje tienen una fuerte relación en varios
sentidos, tanto ontológico, como cultural y biológico. No obstante, hay un sentido más
que se puede abarcar, y es entender al lenguaje como una institución.

3. Las instituciones. Perspectiva desde la Teoría de las Instituciones de Arnold


Gehlen.

En el artículo de Karl Otto Apel “La transformación de la filosofía” 6 se realiza un


estudio de la filosofía de Arnold Gehlen. En el capítulo: “La filosofía de las instituciones
de Arnold Gehlen y la metainstitución del lenguaje” se trata la cuestión de las
instituciones. Gehlen trabaja en el terreno de las ciencias empíricas y no en las inducciones
de la razón, al contrario que otros pensadores como Litt, en este sentido es el fundador de
una nueva ciencia.

Según Hodgson, las instituciones son las estructuras más significativas en la


sociedad ya que construyen el “tejido” de la vida social. El reconocimiento de las
instituciones implica que la interacción de la actividad humana está regida por reglas
dadas por ellas mismas. En este sentido, se pueden definir a las instituciones como: “(…)
sistemas de reglas sociales establecidas y extendidas que estructuran las interacciones
sociales. El idioma, el dinero, la ley, los modales, las empresas, son todas instituciones”.7

La historia de esta teoría se sitúa en el año 1940 cuando Arnold Gehlen publica su
libro “Der Menesch” donde se esboza su concepción “Antropo-biológica”. En este libro se
señala que el hombre es excepcional ya que no encaja en lo que entendemos hoy como un
ser animal. No nos podemos definir por nuestra adecuación entre organismo y ambiente.
No existe un ecosistema el cual nos de una buena adecuación a nuestra parte fisiológica.

6
Apel, K.O. (1973). La transformación de la filosofía. Taurus, Tomo I, pg. 191-214
7
Hodgson, G. M. (2011). ¿Qué son las instituciones?. CS, (8), 17-53.
Unos dieciséis años más tarde, Gehlen sacará la obra en la que se basa Karl Otto
Apel para realizar su artículo de “La transformación de la filosofía”. Este libro de Gehlen
en el que se inspira es: “Urmensch und Spätkultur”. En este trabajo termina por afirmar que
somos unos seres que no nos podemos adaptar en la naturaleza. En su primera parte trata la
filosofía de las instituciones, la cual es la interesante para el presente trabajo.8

La teoría de las instituciones se plasma en distintos artículos. Citando uno de


Francisco Baciero, describe a la teoría de Gehlen como:

“Se podría decir que la teoría de las instituciones de Gehlen es el complemento


sociológico de su doctrina sobre el hombre, calificada con razón como una
<<antropología de la acción>>, es decir, de la inevitable transformación <<activa>>
del entorno a la que el hombre se ve abocado en su interacción con el mundo como
inevitable de sus <<carencias biológicas>>.9

El nacimiento de las instituciones está muy relacionado con esta cuestión. Somos
seres carentes de respuestas fijas ante estímulos, lo que nos dota de libertad, como
afirmarían autores como Husserl o Nietzsche, llegando a definirnos como “animales no
fijados”. Es necesario que nosotros tengamos un marco de conducta que nos diga qué
tenemos que hacer o cómo debemos comportarnos. Estas conductas preestablecidas son
las instituciones, ya que todas las instituciones, como afirma el mismo Baciero:
“prescriben modos de actuar obligatorios a determinados tipos de conducta”.10 En este
sentido, son un sustituto de los instintos de los que carecemos los seres humanos.

Autores como: Uexüll o Husserl trataban el tema del Umwelt del hombre, un
concepto muy relevante dentro de la Antropología Filosófica. Uexüll lo describe como un
mundo circundante del hombre y destacando la indigencia biológica del ser humano.
Husserl le daría un enfoque de tal forma que la falta de respuestas de tipo biológico del
ser humano, son las que nos dan una libertad frente a las respuestas de los animales, que
ante ciertos estímulos van a responder de la misma forma siempre.

El hombre está subordinado a la cultura ya que de las características de

8
Bertomeu, M. J. (1986). La antropología de A. Gehlen: La consagración de la moral convencional. Revista
de Filosofía y Teoría Política.
9
Baicero, F.T (2022). La filosofía de las instituciones de Arnold Gehlen. Una reivindicación. Azafea: Revista
de Filosofía, 23(1), 189-214.
10
Baicero, F.T (2022). La filosofía de las instituciones de Arnold Gehlen. Una reivindicación. Op Cit
autoconservación, que trata Cassirer, surgen una serie de productos culturales tales como
las instituciones. Lo que se quiere explicar es que a través de las formas de sobrevivir que
ha tenido el hombre surgen las culturas, y de las culturas se siguen las instituciones. Un
ejemplo de esto es la agrupación en sociedad con el fin de la supervivencia que dan origen
a las culturas prehistóricas que posteriormente desarrollarán una serie de instituciones.

En la obra de Apel, se establece una relación de Gehlen con Hegel como una forma
de racionalización con la cultura. El problema se encuentra en cómo la vida anímica
(objetiva), que está influenciada por las instituciones, puede coexistir con la vida subjetiva,
es decir: “hacer justicia al hecho de que las mismas organizaciones que los seres
humanos producen pensando u actuando con otros se independizan de ellos
constituyendo un poder que graba las propias leyes”11. Esta problemática está fuertemente
relacionada con el hecho de que existen muchas culturas provenientes del mismo ser
humano.

Es por esto que Gehlen agrega un nivel más realista afirmando que el poder autónomo
de las instituciones sale de su naturaleza, no del espíritu, eliminando el problema del
subjetivismo y anteponiendo su carácter empírico frente a un análisis histórico sociológico.
Aunque no busca una superación puesto que si acepta la autoenajenación constitucional de
las instituciones.

Es entonces que mediante el uso de facultades primarias, el pensador afirma que el


hombre sólo es libre en las instituciones. Esta afirmación funciona para las culturas
primitivas donde no se institucionaliza al Ethos ni bebe de la historia de occidente, entonces
no sólo encontramos una tesis, sino que estamos frente a una crítica completa de la cultura
moderna.

El autor afirma que una de las funciones que tienen las instituciones es desencadenar
artificialmente en el hombre una conducta casi instintiva en situaciones arcaicas, esto se
puede ver en situaciones límites donde la supervivencia del ser humano prima sobre su
racionalización, predominando la parte primitiva del ser humano.

Una forma de institucionalizar comportamientos se ve, según Gehlen, en la


organización en clanes basados en totemismo e invención ganadera, ya que son frutos de la

11
Apel, K.O. (1973). La transformación de la filosofía. Óp. cit. Pg. 191-214
institucionalización de la conducta ritual. Surge la idea de instituciones como medios
discrecionales al servicio de una planificación racional teórica de la existencia, aunque
desborda en el ámbito de la cultura arcaica.

Entonces, podemos atribuir tres características o, dicho de otra forma, tres


perspectivas de las instituciones: como un elemento de compensación y regulación de las
conductas humanas no fijadas por su falta de instintos, como instrumentos de dirección y/o
dominación y como expresión de la ritualización o de expresión simbólica.

Esta propuesta de Arnold Gehlen se clasifica como “Antropo-biología”, autores


como Jose Ángel Lombo, tratan esta rama del conocimiento. A parte de nuestra naturaleza
de “animales no fijados” somos unos seres, desde un punto de vista físico, muy débiles y
desprotegidos, estamos en una evidente desventaja frente a otros seres vivos. Somos
claramente inferiores a animales como los osos, leones, las águilas, seres con una clara
superioridad respecto al ser humano en un sentido fisiológico. Pero es gracias a este
suplemento de los instintos que somos seres superiores ya que nuestra capacidad de
raciocinio ha conseguido traspasar las limitaciones físicas para imponerse.

Pero Gehlen afronta un desafío sobre el saber unitario del hombre, busca la unión
de las dimensiones humanas sin reducir al ser humano en razón o naturalidad, ya que su
teoría surge como reacción al idealismo, el vitalismo y la fenomenología, en palabras del
autor anteriormente citado.12

4. El lenguaje como institución y la “Metainstitución” del lenguaje.

Entonces, ¿qué significa que el lenguaje es una institución? La cuestión de entender


al lenguaje como una institución es un tema amplio, ya que no es que sólo sea una simple
institución, sino que es la institución primordial que da lugar a las demás instituciones o
“metainstitución”.

El lenguaje es una institución regida en normas tales como las reglas gramáticas y
estructuradas con los símbolos que dan lugar a las palabras. Este análisis simple de un
lenguaje se encuentra en todos los sistemas simbólicos, desde lenguajes naturales hasta los
lógicos. Pero la cuestión no sólo se queda en una serie de normas, sino que entraña una

12
Lombo, J. Á. (2008). El hombre entre la biología y la técnica: el proyecto antropológico de Arnold
Gehlen. Depósito Académico Digital Universidad de Navarra. Revistas y Series UN. Vol. 41, n. 2
complejidad mayor. El lenguaje nos da una serie de normas las cuales debemos seguir para
poder comunicarnos. Este conjunto de símbolos, reglas gramaticales y propiedades, dan el
sentido último a las instituciones, puesto que siendo una institución, es el creador y
regulador de estas instituciones, siendo denominada como “metainstitución” por Apel.

Que el lenguaje sea una institución implica que las normas y convenciones
compartidas por una comunidad regulan cómo se usan las palabras, los significados y las
expresiones lingüísticas. Pero que el lenguaje sea una “metainstitución” nos da a entender
que es la institución primera de la que surgen el resto de las instituciones, que las regula
cuidando y conservando las normas sociales.

El término “metainstitución” lo acuña Apel en su obra, donde afirma que el lenguaje


no sólo lo usamos como un medio para comunicarnos, sino que también es el medio que
rige la forma de relacionarnos y de crear correspondencias para dar lugar a las instituciones.
En esta línea, es relevante la distinción que explica Mosterín entre comunicación y lenguaje,
ya que comunicarse es algo propio de todo ser vivo (de forma verbal o no verbal) pero el
lenguaje va más allá. El ser humano ha conseguido desarrollar la vida en comunidad gracias
al lenguaje y, a partir de ahí, ha dotado a la realidad de una identidad lingüística.

El entender al leguaje como metainstitución, afirma Javier Alegre, parte del


simbolismo. El simbolismo es el pilar de toda institución, ya que requieren de elementos
lingüísticos para su existencia, esto es debido a que no pueden existir sin lenguaje, que
representen algo más allá que las propias instituciones, de una forma universalmente
cognoscible. Esto se respalda si comparamos entre hechos brutos, los que existen
independientemente de las instituciones, y los hechos institucionales, que son dependientes
de las instituciones.

Es relevante entender que Searle establece que el lenguaje no sólo es descriptivo,


sino que también es algo que construye la realidad, esta afirmación puede ser interpretable
en una visión débil y una visión fuerte, aunque según Searle, ambas son correctas.

Esta visión débil defiende lo siguiente: “El lenguaje es la institución social válida
en el sentido de que todas las demás presuponen el lenguaje, pero el lenguaje no las
presupone a ellas para existir; ustedes pueden tener lengua sin tener dinero ni matrimonio,
pero no al revés.” La visión fuerte sostiene que: “cada institución necesita de elementos
lingüísticos de los hechos que están a cubierto de una institución misma (…) es imposible
que exista un elemento dentro de este sistema institucional que carezca de representación
simbólica para los integrantes de esa institución”.

Se puede sintetizar, según el autor mencionado, la relación del lenguaje y las


instituciones en dos afirmaciones: se necesita al lenguaje para la creación de reglas
constitutivas que, posteriormente, desarrollaran reglas regulativas propias de las
instituciones, y que los hechos institucionales están, en parte, construidos por los
pensamientos y la representación de estos pensamientos se tramita a través del lenguaje. 13

El lenguaje desempeña un papel fundamental en la creación y mantenimiento de las


instituciones sociales, siendo una propia institución, participa en la creación y regula las
normas éticas. Esto es debido a que la ética es un constructo lingüístico, al igual que la
propia ontología lo es. Sin lenguaje, no pueden existir una serie de normas fundamentadas
en una base moral desarrollada a través de la comunicación.14

A partir del análisis de estos artículos y ya conociendo que el lenguaje es una


institución y la metainstitución, podemos esbozar una serie de ideas relevantes que
conciernen a la cuestión del lenguaje como institución a modo de conclusión.

La primera de ellas es que el lenguaje es fundamental para construir, comunicar y


transmitir el conocimiento. Este conocimiento es el que nos ha permitido varias cosas: desde
la transmisión de información para la supervivencia humana, hasta la comunicación de los
valores para el mantenimiento de las instituciones que hoy en día conocemos. En este
sentido, el lenguaje facilita la coordinación y la colectividad, actuando como un medio que
aporta sincronización y orden a la vida humana.

Nótese que también, pese a la transmisión comunicativa de las instituciones, sufren


de cambios permanentes en sus valores establecidos. Todo esto es gracias a la remodelación
a la que se ven expuestas, estando en constante cambio.

Asimismo, es muy relevante entender que el lenguaje es un constructor de la realidad. La


comunicación es uno de los aspectos más relevantes del lenguaje, pero no sólo se queda ahí,

13
Alegre, J. R. (2009). La intervención del lenguaje en la constitución de las instituciones. Perspectivas
filosóficas contemporáneas sobre la pragmática del lenguaje. RIUNNE, Artículos de Revista, Pg. 14-15.
14
Apel, K.O. (1973). La transformación de la filosofía. Óp. cit. Pg. 191-214
si no que moldea la manera en la que percibimos el mundo, conceptualizando la realidad,
dotando de sentido al mundo que nos rodea y nuestra experiencia en él.

Continuando con estas características, aparece que a través del lenguaje hemos
creado una noción de identidad y de cultura, ya que hemos sido capaces de desarrollar y
mantener las identidades individuales. Heidegger en su obra “Ser y tiempo” (1927) trata la
cuestión del “Jemeingkeit” el cual no tiene una traducción directa al español pero podemos
asignarle el nombre de “Mioidad”. Esta trata sobre la creación de los nombres propios que
desarrollan una identidad la cual es propia, pero al tener propiedad, también puede ser
impropia y arrebatada. La cuestión no concierne en la filosofía del lenguaje, mas es una
cuestión propia de la filosofía existencialista, pero se relacionan en el uso de los nombres
propios, que a la vez que dotan a la realidad, nos dan a los humanos identidad.

También el lenguaje es el que crea y el que mantiene las normas sociales y las
convenciones en un sentido en donde interviene nuestra moralidad, aspecto discutido y que
evoluciona constantemente de tal forma que el lenguaje es el que lo crea y lo regula.

Entendiendo al lenguaje como institución, puede influir, e incluso, ser usado como
una herramienta de poder y dominación en un sentido que puede otorgar una serie de
ventajas dentro de un marco social. De esta forma, se es mejor visto y da un estatus social
el tener un vocabulario amplio. El estatus también es algo muy relacionado con las
instituciones y la sociedad, ya que es un constructo de la sociedad el cual da poder social y
superioridad a un sector de la población especifico y diferenciado.

Por último, la creación de instituciones, su regulación y mantenimiento, es gracias al


lenguaje. Como bien se ha visto, el lenguaje es una institución y no sólo eso, sino que es la
metainstución que regula y crea al resto de instituciones. Entender la importancia del
lenguaje y las instituciones, por separado, es relevante para comprender mucho sobre quién
es el ser humano, cómo se relaciona y cómo establece sus valores y creencias. Uniendo estas
dos dimensiones no sólo descubrimos que son compatibles, si no que se complementan y
retroalimentan, dando lugar a una teoría que describe muchos de los aspectos del ser
humano.
BIBLIOGRAFÍA

Pérez-Santana, L.E. (2016). El hombre como animal simbólico. Revisiones sobre el ser y
la cultura. La Colmena Num.91, pg. 123-125
Cassirer, E. (1974). Antropología filosófica, México, p.47-49. Extraído de web:
Enciclopedia Herder.
https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Recurso:Cassirer:_el_hombre_como_ani
mal_simb%C3%B3lico
Mosterín, J. (2006). La naturaleza humana. Espasa Libros, Madrid.
Lewin, R. (2005). Human Evolution: an Illustrated Introduction. Blackwell. (5ª edición),
Capítulo 32, pg. 222-228.
Richele, M. (1981). La adquisición del lenguaje. Editorial Herder, Barcelona, pg. 47
Apel, K.O. (1973). La transformación filosófica. Taurus, Tomo I, pg. 191-214
Bertomeu, M. J. (1986). La antropología de A. Gehlen: La consagración de la moral
convencional. Revista de Filosofía y Teoría Política.
Baicero, F.T (2022). La filosofía de las instituciones de Arnold Gehlen. Una
reivindicación. Azafea: Revista de Filosofía, 23(1), 189-214.
Hodgson, G. M. (2011). ¿Qué son las instituciones?. CS, (8), 17
Lombo, J. Á. (2008). El hombre entre la biología y la técnica: el proyecto antropológico
de Arnold Gehlen. Depósito Académico Digital Universidad de Navarra. Revistas y Series
UN. Vol. 41, n. 2
Alegre, J. R. (2009). La intervención del lenguaje en la constitución de las instituciones.
Perspectivas filosóficas contemporáneas sobre la pragmática del lenguaje. RIUNNE,
Artículos de Revista, Pg. 14-15

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