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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION


U.E N “CREACION OCUMARE “
9º . SECCION “F“
CATEDRA

ALUMNO:
ANGELO CASTILLO Nº16

OCUMARE DEL TUY, MAYO DE 2.010

BATALLA DE CARABOBO
Carabobo no es sólo una batalla sino, ante todo una campaña expresión de unidad,
estrategia, organización. Para el 28 de abril de 1821 el ejército patriota estaba bien
organizado. Este día salieron todas las divisiones desde sus respectivos puntos de partida,
menos la división de Páez, quien salió de Achaguas el 10 de mayo. Todos debían
concentrarse en San Carlos.

Urdaneta sale de Maracaibo vía Coro y Carora, donde debe quedarse por enfermedad;
Bolívar inicia la marcha en Barinas con dirección a Guanare y San Carlos; Páez salió de
Achaguas, y tras una Penosísima marcha al mando de 2.500 hombres y conduciendo 2.000
caballos de reserva y 4.000 novillos para el abastecimiento del ejército, llegó a San Carlos
el 4 de junio.

A Cruz Carrillo le correspondió una misión muy importante, la diversión en Occidente, de


manera que siguió la ruta Trujillo-Carache-El Tocuyo-Quíbor-Barquisimeto. Su tarea era
sólo la de impedir que las tropas realistas concurrieran a auxiliar a los suyos. Igual misión
tuvo Bermúdez, quien salió de Barcelona también con el propósito de distraer a los realistas
de Caracas. Presentó batalla en El Calvario, y aunque fue derrotado, sirvió para lo que se
quería, es decir, evitar la reunión de la gran masa del ejército realista en Carabobo.

El domingo 24 de junio de1821 se enfrentaron, a las 12 del mediodía, 4.079 realistas contra
6.500 patriotas. Apenas la mitad, aproximadamente, de los efectivos pudo participar en la
batalla, que culminó en cuestión de una hora. La división de Páez fue prácticamente la
única que intervino, con sus llaneros y la Legión Británica. Plaza y Cedeño murieron por
impetuosidad, cuando ya la batalla estaba decidida.

Bolívar dirigió el ejército patriota y Miguel de La Torre el realista. Fue tan contundente la
hazaña de Páez, que el Libertador lo ascendió a General en Jefe en el mismo campo de
batalla.

La batalla de Carabobo aseguró la independencia de Venezuela, si bien hubo que esperar


hasta el 24 de julio de 1823 para rubricarla definitivamente con la batalla naval del Lago de
Maracaibo. El último reducto de los realistas, el castillo de Puerto Cabello, cayó bajo las
armas de José Antonio Páez.

BATALLA NAVAL DEL LAGO DE MARACAIBO

En la Batalla naval del Lago se enfrentó la escuadra republicana dirigida por el Almirante
José Prudencio Padilla, comandante del tercer departamento de Marina y de las operaciones
sobre el Zulia y la realista mandada por el capitán de navío Ángel Laborde y Navarro,
Comandante del apostadero de Puerto Cabello y segundo jefe de la armada española sobre
Costa Firme. La escuadra patriota estaba compuesta por los bergantines: Independiente,
Marte, Fama, Confianza y Gran Bolívar; las goletas: Espartana, Independencia, Manuela,
Chitty, Emprendedora, Aventina, Peacock, Antonia Manuela y Leona. En cuanto a las
fuerzas realistas las mismas estaban conformadas por el bergantín San Carlos, los
bergantines-goletas: Esperanza y Riego o Maratón; la goleta de gavias Especuladora; las
de velacho: María Salvadora, Estrella, Cora, Mariana, Rayo, María Habanera y Zulia; las
flecheras: Atrevida y Maracaibera; los pailebotes: Guajira y Monserrat, los faluchos:
Resistencia, Mercedes, Brillante, Relámpago y Pedrito y las piraguas: Raya, Duende,
Palomera, Esperanza, Félix María, Altagracia, San Francisco y Corbeta, con un total de
49 cañones, 14 carronadas, 4 obuses, individuos de tropa y 670 de marinería, incluidos jefes
y oficiales.

Luego de haber tenido 3 encuentros parciales con la escuadra española, la escuadra


republicana se apostó en el puerto de Moporo, donde pasó la primera quincena de julio sin
actividades de mayor importancia hasta el 17 de julio en que el comandante Labordex envió
a Padilla una intimación que éste rechazó, por lo que los días subsiguientes transcurrieron
en febril actividad bélica, en el que ambos comandantes se mantuvieron acondicionando
sus buques, concentrando provisiones y adiestrando sus tripulaciones con miras al combate.

En la tarde del 23 de julio la escuadra realista se dirigió a la costa occidental del lago en las
inmediaciones de Capitán Chico y fondeó entre este sitio y Bella Vista, al norte de
Maracaibo, quedando en línea de combate, pero la republicana permaneció en la vela hasta
el anochecer que fue a dar fondo en Los Puertos de Altagracia, quedando todos los buques
en una línea paralela a la costa oriental, avanzando las fuerzas sutiles hasta Punta de Piedra.

Al amanecer del 24 de julio los comandantes de los buques republicanos fueron llamados al
bergantín Independiente, donde el Almirante Padilla les dio las últimas instrucciones para
el combate, efectuando algunos cambios y no satisfecho aún, a las 10:30; pasó
personalmente a bordo de toda la escuadra, con el objeto de arengar a sus dotaciones y
animarlas de un modo eficaz para que, llegado el momento de atacar a los realistas, lo
hicieran con la mayor intrepidez y entusiasmo. A las 10:40 roló el viento al noroeste y 10
minutos después se hizo la señal de prepararse a dar la vela, pero habiendo aflojado
llamándose al sur, se reservó la decisión de levar anclas hasta que se afirmase la brisa por
donde fuera favorable, pese a que todo lo invitaba a atacar a la escuadra realista que se
hallaba fondeada a su frente en una línea paralela a la costa y muy próxima a ella.

A las 14:00, se ordenó al comandante de las fuerzas sutiles levar y seguir sobre las
embarcaciones realistas de su clase, en atención a que por su menor andar debía
adelantarse; a las 14:20, hicieron la señal de dar la vela, y minutos después la de formar la
línea de frente para atacar al mismo tiempo a todos los buques enemigos que, observando
aquellos movimientos que se acordaron. Como el bergantín Marte estaba situado a
barlovento y el Independiente, a sotavento, fueron proporcionando el andar de modo que
quedase y siguiese perfectamente bien formada la línea de batalla para lograr la ejecución
del plan que Padilla se había propuesto, sin que por esto se dejasen de hacer las señales que
fuesen menester a cada uno de los que se desviasen de su sitio.

Los buques republicanos avanzaron con rapidez sobre la escuadra realista que se mantuvo
anclada en espera del ataque; el ala sur de la escuadra la llevaba el Almirante Padilla y el
ala norte estaba a las órdenes del capitán de navío Nicolás Joly, cortando la retirada hacia la
bahía. A las 15:04, colocaron la señal de abordar al adversario dejándola izada no obstante
haber sido contestada por todos los buques, para manifestar con ello que ninguna cosa
restaba por hacer. A las 15:45, la flota realista abrió fuego sobre las escuadras patriotas,
pero la escuadra de Colombia la Grande, prosiguió avanzando sin disparar un tiro; hasta
que estando cerca rompieron los fuegos de cañón y fusilería. Al romperse los baupreses, el
bergantín Independiente, se echó sobre el San Carlos, y se dio comienzo al abordaje, fase
con la cual se decidió la victoria para los republicanos.

Como consecuencia del ataque patriota, fueron destruidos muchos buques realistas y
capturados otros. Los realistas en la más angustiosa situación picaron los cables y trataron
de escapar haciéndose a la vela; pero fracasaron en su intento, pues sus buques mayores
fueron hechos prisioneros. La mayor parte de la tripulación del San Carlos se arrojó al agua
e igual suerte corrió la de los otros buques, excepto la del bergantín-goleta Esperanza, que
fue destruida por una explosión. En definitiva, sólo tres goletas lograron escapar y se
pusieron al abrigo del castillo San Carlos.

Terminada la jornada el Almirante Padilla ordenó que la escuadra diese fondo allí donde
había combatido. Poco después se dirigió a los Puertos de Altagracia a reparar las averías
de sus naves. Por su parte, el comandante Ángel Laborde pasó al castillo, ganó luego la
barra, tocó en Puerto Cabello y con el archivo del apostadero se dirigió a Cuba. Las
pérdidas de los republicanos fueron de 8 oficiales y 36 individuos de tripulación y tropa
muertos, 14 de los primeros y 150 de los segundos heridos y un oficial contuso, mientras
que la de los realistas resultaron mayores, sin contar los 69 oficiales y 368 soldados y
marineros que quedaron prisioneros. En 2 horas de recio combate se decidió la acción, la
cual abrió camino a las negociaciones con el capitán general de Venezuela, quien, al
concluirlas el 3 de agosto siguiente, se obligó a entregar el resto de los buques españoles, la
plaza de Maracaibo, el Castillo de San Carlos, el de San Felipe en Puerto Cabello, así como
todos los demás sitios que ocupaban los españoles y el día 5 evacuó definitivamente el
territorio venezolano.

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION
U.E N “CREACION OCUMARE “
9º . SECCION “F“
CATEDRA

ALUMNO:
ANGELO CASTILLO Nº16

OCUMARE DEL TUY, MAYO DE 2.010

Análisis de la importancia política de las batallas de Carabobo y naval del lago


La impotencia histórica es que La Batalla de Carabobo marca la culminación de la guerra
de Venezuela en busca de su independencia como colonia española. Destacan próceres
como Páez, Cedeño, Plaza, Pedro Camejo, entre muchos y en especial Bolívar como el gran
estratega.
El 26 de noviembre de 1820 se firma un acuerdo de Armisticio y Tratado de Regulación de
guerra entre patriotas y realistas mediante el cual se suspende la guerra por seis meses,
ratificado en entrevista del día siguiente entre Bolívar y Morillo.

Este acuerdo favorece los planes con miras a la liberación de Venezuela. Bolívar ha logrado
reunir sin contratiempos el más grande y eficiente de los ejécitos que mandaría en
Venezuela. Aprovechó para organizar la tregua del armisticio, la seguridad que ofrecía
Guayana, el dinero enviado por Santander, el empeño de Páez en adiestrar mejor sus
cuerpos en Apure y el estímulo y la orientación de los oficiales ingleses. Se había
capacitado por vez primera, con mejor disciplina y nuevos métodos, el ejército que iba a
cerrar la etapa comenzada años atrás.

Libre ya Venezuela, a pesar dé las fuerzas realista que huyeron a Puerto Cabello, el
Libertador se traslada a Caracas acompañado de Páez. La ciudad seguía con sus casas en
escombros debido al sismo de 1812 y así iba a continuar por 40 o 50 años más. Había sido
la matriz milagrosa que dio a Bello, a Rodríguez, a Miranda, a Bolívar, y no había tenido
tiempo sino para sufrir y esperar.

Al triunfo de Carabobo le sucede la rendición de La Guaira, con la capitulación del realista


Pereira, la toma de Cumaná y la capitulación de Cartagena. A mediados de 1823 quedan
libres las provincias de Coro y Maracaibo; en noviembre del mismo año Páez ocupa Puerto
Cabello, última plaza realista en Venezuela.

El Libertador va a organizar ahora el ejército del sur, desde Trujillo, se dirige al general
José de San Martín y le dice que su primer pensamiento cuando vio el triunfo en Carabobo
fue para él, el Perú y su Ejército Libertador y que nada le será tan grato como ir al Perú.
Más o menos en iguales términos se dirigió también al Director de Chile. La idea de
Bolívar, anunciada años atrás en Jamaica, cobra cuerpo ahora, máxime que él consideró
siempre que su patria era la América y que donde hubiese pueblos irredentos, tenía que ir a
libertarlos.

Después que Pereira bate a Bermúdez en El Calvario y le obliga a retirarse hasta más allá
de Guarenas, queda dueño de Caracas. Más atento al resultado de lo que de un momento a
otro iba a decidirse, de lo cual tenía mejor información que Bermúdez y Soublette, aguarda
entre Caracas y La Guaira. Estos pensaban dirigirse al llano en solicitud de Monagas y
Zaraza para continuar la guerra. Enterado Pereira del resultado de Carabobo, ambuló por el
litoral buscando una salida hacia Puerto Cabello o un barco que también le llevase a este
puerto. Bolívar envió en su persecución a Manrique, a Silva, a Ibarra. Le dirigió una
comunicación en la cual le ofrecía capitulación honrosa, reiterándole a la vez los
sentimientos de filantropía y liberalidad que animaban al Gobierno. Bolívar le dijo además:
"Cuando un oficial ha llenado como U. S. sus deberes aún más allá de lo justo, es una loca
temeridad no ceder a las leyes imperiosas e irresistibles de la fuerza y de la necesidad".

La victoria naval del Lago de Maracaibo el 24 de julio, a la cual siguió otro hecho de
excepcional importancia y como consecuencia inmediata de ella: la capitulación del 3 de
Agosto de 1.823, tuvo gran resonancia dentro y fuera de Colombia. No era para menos.
Con estos hechos se daba terminación definitiva al dominio español en el territorio de
Venezuela y se afianzaba en forma concluyente la independencia política. Entre Carabobo
y Maracaibo se libraron en el territorio venezolano más de 54 combates. Con el triunfo de
Padilla en Maracaibo sí se daba el golpe de gracia al nudo vital del dominio español en el
norte de la América meridional.

Bolívar a Sucre, mayo de 1823: "Mientras no se haya decidido la batalla contra Morales no
podemos contar con seguridad en el sur". Y con las siguientes palabras de Santander se
destaca la importancia de esta epopeya naval y lo que significó para la seguridad de
Colombia y la posterior gloria de Bolívar. Santander a Bolívar 25 de agosto de 1.823:
"Tengo la satisfacción de comunicar a Vuestra excelencia que la campaña del Zulia ha
terminado felizmente, habiendo sido devuelto Maracaibo con sus fuertes al seno de la
República.

La escuadra a las órdenes del General Padilla ha abatido el orgullo español en diferentes
combates y ha arrancado al General en Jefe del ejército la capitulación… Ofrezco ahora sí a
Vuestra excelencia la más eficaz colaboración, para que pueda obtener el título de
Libertador del Perú y ser el ángel de la paz y la unión en la América del Sur

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