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Estudio 30 de enero

Hebreos 11:1

La fe es la seguridad de recibir lo que se espera, es estar convencido de lo que no se ve.

Todos los cristianos creen en Dios, por eso se llaman creyentes, incluso muchísimos inconversos
creen en Dios, pero otra cosa muy diferente es creerle a Dios, lamentablemente no todos le creen
al Señor, por eso es importante analizar ambos conceptos.

Una cosa es creer en Dios y otra muy diferente es creerle a Dios. Todos podemos creer en Dios,
pero qué difícil se nos hace creerle a Dios, que es creer en lo que dice la Biblia y poner en práctica
sus mandatos en nuestra vida.

No es una gran hazaña creer en Dios, pues Santiago 2:19, dice: «Tú crees que Dios es uno. Bien
haces. También los demonios creen y tiemblan». Debemos dar un paso más que simplemente
creer en Dios, es necesario creerle a Él si queremos ver su gloria.

Creerle a Dios es vivir en fe y en obediencia a la Palabra de Dios, debemos vivir en fe; es decir,
creerle a Él porque «sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que él existe, y que sabe recompensar a quienes lo buscan» (Hebreos 11:6).

Creer en Dios es tener la certeza de su existencia, pero creerle a Dios es tener la seguridad de su
actuar conforme a su Palabra. Creerle a Dios produce manifestaciones sobrenaturales y milagros.

Cuando le creemos a Dios descansamos totalmente en sus manos confiando en su fiel cuidado. Si
creemos en el nombre del Señor, significa que le creemos a Él y a lo que hizo en la cruz para
nuestra salvación; «si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios
lo levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero
con la boca se confiesa para alcanzar la salvación» (Romanos 10:8-9).

Creerle a Dios y confesar su Palabra con fe produce resultados positivos y gloriosos, porque
veremos el producto de su poderoso actuar.

Y creerle a Dios solamente lo vamos a poder lograr a través de una verdadera comunión con Él.

El verdadero cristianismo va más allá de ir a la iglesia, va más allá de leer la Biblia, el verdadero
cristiano es aquel que mantiene una buena comunión con Dios a través de Jesús. Ahora que es
comunión: relación, trato, familiaridad, correspondencia, afinidad, vínculo, lazo, nexo, fraternidad.

La Biblia está llena de ejemplos donde hombres y mujeres como nosotros no solo creyeron en
Dios, sino que le creyeron a Él.

Veamos algunos ejemplos de los tantos que hay en las Escrituras.

 Abrán creía en Dios, oyó su voz y salió de su tierra sin saber exactamente a donde iría, a
pesar de no tener hijos el Señor le prometió que le daría un hijo para perpetuar su
descendencia hasta hacerla incontable; Abrán le creyó a Dios y eso le hizo justo,
«entonces [Dios] lo llevó afuera, y allí le dijo: “Fíjate ahora en los cielos, y cuenta las
estrellas, si es que las puedes contar. ¡Así será tu descendencia!”. Y Abrán creyó al Señor, y
eso le fue contado por justicia» (Génesis 15:5-6).
 Otro poderoso episodio fue el escenificado por el centurión romano frente al Señor, quien
creyó en el poder sanador y la autoridad de Cristo, y le rogó a Jesús que sanara a su siervo
enfermo y atormentado sin necesidad de que se trasladara a su casa, esta gran
manifestación de fe impactó al Señor; «luego dijo Jesús al centurión: “Ve, y que se haga
contigo tal y como has creído”. Y en ese mismo momento el criado del centurión quedó
sano» (Mateo 8:13). Le creyó al Señor y recibió su milagro.
 En otra oportunidad «cuando Jesús llegó a la casa, los ciegos se le acercaron y él les
preguntó: “¿Creen que puedo hacer esto?”. Ellos dijeron: “Sí, Señor”. Entonces les tocó los
ojos, y les dijo: “Que se haga con ustedes conforme a su fe” (Mateo 9:28-29).

Le creyeron al Señor y recibieron su milagro. Creerle a Dios siempre ha producido impactantes


frutos de gloria y poder.

Tener fe en Él; es decir, creerle a Dios, nos hace recibir su favor. «Por esta razón les digo que todo
por lo cual oran y piden, crean que lo han recibido y les será hecho» (Marcos 11:24). Creer que
hemos recibido algo apenas lo hemos pedido mueve la mano de Dios en nuestro favor.

Millones de personas en el mundo creen en Dios, pero no todos le creen a Dios, por eso no todos
reciben un milagro o el impacto del poder de Dios en su vida. Creerle a Dios como lo enseña la
Biblia nos hace hijos bienaventurados del Padre celestial.

El secreto de creerle a Dios está en la revelación que el Espíritu Santo trae a nosotros para poder
alcanzar sus bendiciones y ver su gloria. Está bien creer en Dios, pero su poder se desata cuando le
creemos a Él.

Mateo 6:33 mas buscad primeramente…

Jeremias 31:3 Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he
amado; por tanto, te prolongué mi misericordia

Isaías 41:10: “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”.

Josué 1:9: “Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque
el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas»”.

Jeremias 29:11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

Juan 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo.

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