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A1074

DICHOSO EL QUE CONFÍA EN DIOS


23 de abril, 2023

SALMO 84:12 Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que en ti confía.

El título de esta predicación es: dichoso quien confía en Dios o dichoso el que confía en
Dios. Dichoso significa bienaventurado, bendecido, lleno de felicidad, bendito de Dios,
prosperado por el Señor. Y todos queremos ser dichosos, todos queremos tener esa
condición de ser bienaventurados por la bendición de Dios, ¿De acuerdo? En este día
vamos a analizar cómo podemos lograr esa bendición, según este versículo número doce,
que es un verso muy hermoso, donde vamos a tener en cuenta lo que dice la Biblia, que
quien confía en Dios va a ser dichoso o va a estar en una condición de dicha, de felicidad,
de buenaventura, va a ser un bendito de Dios, un bendecido o bendecida del Señor.
¡Gloria a Dios! Y el Señor nos ha ido enseñando a través de la manifestación del Espíritu
Santo con el don de la profecía, con los sueños, con las visiones; cómo nosotros
podemos lograr esa dicha, cómo nosotros podemos confiar en Dios.

Al principio, cuando escuchamos profecía, el Espíritu Santo nos va alimentando


espiritualmente. Por ejemplo, a una persona, nos va aproximando a lo que significa la
confianza, que la confianza está ligada con la fe. A una persona, por ejemplo, le dijo:
«Te voy a aumentar la fe» . Y esta persona trabaja en un hospital y un día lo enviaron a
trabajar a la parte de emergencias y urgencias y allá llegó una paciente con unas heridas
en el hígado y en el vaso y una hemorragia muy grande cuando le tomaron la placa o las
radiografías, encontraron que tenía una herida de puñal y cuando subió el médico a
atender a la paciente, el hermano de la iglesia le comentó de la situación, que las placas
eran muy negativas; y la verdad cuando el médico fue luego a revisar al paciente por
ningún lado aparecía la herida. El hermano de la iglesia estaba asombrado de que la
herida se hubiera desaparecido y le preguntó a la persona que estaba ya en la clínica,
que no entendía que eso era algo un milagro de Dios, que eso era algo extraordinario y
ella le dijo: sí, eso a mí el Espíritu Santo me lo había prometido que me iba a salvar la
vida porque yo voy a una iglesia donde Dios habla, a la iglesia de Dios Ministerial de
Jesucristo Internacional, gloria el nombre del Señor. Entonces, este hermano aumentó su
fe; y así Dios nos va enseñando a todos que nuestra fe vaya creciendo y también nos
prueba la fe.

A una hermana le dijo: te voy a probar la fe, tú tienes que ser valiente, yo estoy contigo.
¿Qué le sucedió a esta hermana? Esta hermana, un día cualquiera, fue a un examen
médico y le encontraron que tenía un tumor cancerígeno muy grave de mil quinientos
gramos, dice ella en su testimonio ella al ver pues que los médicos estaban muy
preocupados le clamó al Señor y dijo: Señor yo confío en ti yo confío en ti, yo confío en
tu poder, yo confío que tú eres poderoso para sanarme; y comenta ella que después de
esa oración a los días volvieron a hacerle hacerle un nuevo examen y ya su tumor era
de quinientos gramos, ¡Gloria a Dios! Después ella siguió orando y le dijo: Señor, yo no
quiero someterme a cirugías, pero que se haga tu santa voluntad, yo te pido que sigas
desvaneciendo ese tumor y ella le oraba al Señor con esa confianza, con esa seguridad…
por eso es tan importante estar bien con Dios; hay un versículo en la Biblia que dice que
todo el que confía en Dios, y el que cree y el que le pide; pero que están paz con sus
hermanos, dice la Iglesia, están paz con sus hermanos, no está en problemas con nadie,
en rencores, ese será escuchado. Entonces, esta hermana le clamaba al Señor y Dios la
volvió a escuchar y el tumor se redujo a ciento cincuenta gramos. Bendito el nombre del
Señor. El tumor fue extraído por una laparoscopia, entiendo yo, sin necesidad de hacer
una cirugía invasiva; y la hermana está completamente sana y los oncólogos están
viniendo a la iglesia; y también pacientes que tenían cáncer que la escucharon a ella ya
comentar el testimonio y ver también hermanos las transmisiones y los estudios bíblicos,
las enseñanzas de nuestra Hermana María Luisa y ya muchos están viendo cómo ustedes
lo hacen estas transmisiones maravillosas.

Por tanto, para poder nosotros aproximarnos a lo que es confiar en Dios, yo les voy a
resumir cuáles son los requisitos que hay que cumplir, entre otros, pero más o menos
unas características generales, porque la confianza en Dios es muy amplia, solo que con
estos tres puntos nosotros seguramente vamos a ver mucho la bendición del Señor, que
es lo que anhelamos, ¡Gloria a Dios!

Lo primero, hermanos, es que nosotros tenemos que confiar en el poder de Dios. No


dudar. Si a usted el Espíritu Santo le ha hecho promesas en profecía, en sueños, de su
vida material, económica, de su vida sentimental, familiar, de cualquier orden de su
salud, usted no dude del Señor, no dude nunca el poder de Dios, usted confíe en el poder
de Dios. Para que usted sea dichoso, el que confía en Dios no puede dudar y tiene que
estar siempre seguro y confiando en el poder de Dios, ¿correcto?

El segundo punto si usted quiere lograr esa dicha y esa bienaventuranza que Dios nos
ofrece para que confíe en Dios, usted debe estar atento a lo que el Espíritu Santo le diga,
a lo que aprendemos en las enseñanzas para obedecerle al Señor. Pero cuando usted
sepa qué es lo que Dios quiere, que usted lo haga, usted hágalo de inmediato. No se
demore en hacerlo sino que obedezca de inmediato. Haga la voluntad del Señor de
inmediato.

Y el tercer punto para usted lograr esa dicha y esa bienaventuranza de confiar en Dios
auténticamente es que usted practique la paciencia, que usted confíe en Dios con
paciencia, que usted aprenda a esperar en las promesas de Dios.

Entonces, si tenemos en cuenta estos tres puntos, seguro que Dios nos va a bendecir
muchísimo; y el Señor va a estar muy feliz. Primero, confiar en el poder de Dios, no
dudar. Segundo, obedecer al Señor de inmediato. Y tercero, tener paciencia. Bendito el
Señor.

Vamos a desarrollar uno por uno.

En el primer punto de confiar en Dios, confiar en su poder, que Dios es poderoso, ¡Gloria
a Dios! que Dios es el Dios de los imposibles, que para Dios no hay nada imposible, que
con el Señor todo es posible, que todos los problemas pueden ser resueltos por el Señor
en un instante, en el momento más inesperado. Esa confianza en Dios que es tan
hermosa en el poder del Señor, la encontramos ilustrada (vamos a leerla, hermanos) en
Romanos, en el capítulo número 4, donde se enseña de esa confianza en el poder de Dios
que tenía Abraham. Abraham se caracterizó por ser un hombre de fe. La Biblia dice que
fue el padre de la fe y Abraham confiaba muchísimo en Dios, y por esa confianza él
siempre confiaba en el poder de Dios y él no dudaba en el poder de Dios.
Por eso la Biblia dice que a pesar de que era algo contrario a la realidad de la vida…
porque él ya tenía cien años y su esposa Sara tenía noventa años y Dios le seguía
prometiendo un hijo que desde años atrás, porque ya le había nacido su hijo, también
que él había esperado, él había deseado con todo su corazón, Ismael, pero la promesa
era en Isaac; y ya habían pasado los años, siendo el de cien años y su esposa de
noventa años dice la Biblia que él no dudó ni tuvo incredulidad en su corazón y que él
siguió convencido de que Dios era poderoso para darle ese hijo que le había prometido,
de quien descendería el Señor Jesucristo, ¡gloria el nombre de Dios! que era Isaac, es
decir, él confió siempre en el poder de Dios, que Dios era poderoso, así su cuerpo ya
fuera de cien años y el cuerpo de su esposa fuera estéril, porque tenía noventa años;
dice la Biblia en:

ROMANOS 4:18 él creyó en esperanza, contra esperanza, es decir contra toda la


realidad de la vida, la apariencia de la vida, para llegar a ser padre de muchas gentes,
conforme a lo que se le había dicho: así será tu descendencia. (19) Y no se debilitó en la
¿Qué? En la fe, porque él confiaba en Dios. Confiaba en él poder de Dios.

Estamos hablando del primer punto, poder de Dios, que Dios era poderoso (19) … al
considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo casi de cien años), o la
esterilidad de la matriz de Sara, que Sara tenía 90 años. (20) Tampoco dudó, eso es lo
importante, confiar en el poder de Dios, significa que uno no duda. (20) Tampoco dudó
por incredulidad, no hubo incredulidad en él, de la promesa de Dios, así como a Abraham
Dios le habló, a nosotros también Dios hoy nos habla, ¡gloria el Señor! Por eso es
importante que ustedes vengan aquí a la congregación, porque muchas veces, cuando
nuestra Hermana María Luisa está dando la enseñanza, profetiza para todos, pero
también hay una profecía ya individual que ustedes reciben cuando vienen aquí a las
congregaciones; y dice: (20) sino que se fortaleció en fe dando gloria a Dios, que cuando
nosotros estamos pasando por esos momentos, hay que darle la gloria al Señor, hay que
alabar a Dios, hay que estar agradecidos con el Señor; dice verso veintiuno (21)
plenamente convencido de que era también ¿Qué? poderoso es decir, el confiaba en
Dios, porque creía que Dios era poderoso, que Dios es poderoso para cumplirnos lo que
nos promete, ¡bendito el Señor! para hacer todo lo que había prometido. ¡Gloria a Dios!

Así el Espíritu Santo le prometió a unos padres de familia que vinieron a la iglesia que su
hijo sería sanado, su hijo había nacido solo con una oreja y esa era la promesa; y ellos
confiaron, confiaron en el... (¿qué?) en el poder de Dios que Dios era poderoso para que
su hijo tuviera sus orejas completas; y al paso del tiempo, ellos se sorprendieron un día
porque su niño estaba llorando muchísimo fueron al médico y el médico les dijo lo que
pasa es que le está saliendo la oreja la que le falta y está escuchando sonidos que no
escuchaba antes, por eso llora tanto el bebé; hoy en día el bebé tiene sus dos orejas.
¡Gloria al nombre del Señor! ¡Bendito nuestro Dios!

En Mateo 17, (vamos a leer, en Mateo en el capítulo número 17; leamos en el versículo
número 14), la Biblia enseña que en esa época los discípulos del Señor no confiaban
suficientemente en el poder del Señor Jesucristo; ellos no confiaban que el Señor
Jesucristo era el Hijo de Dios, que era Dios hecho hombre; y por ese motivo, no se
manifestaba a Dios suficientemente, ni hacían tantos milagros porque ellos tenían dudas.
Hoy en día, el Señor, con esta enseñanza, nos está diciendo a nosotros que no tengamos
duda de la manifestación del Espíritu Santo, de los dones espirituales, de la profecía; que
Dios habla en el medio de la iglesia, ¡gloria el Señor! y que todo lo que Dios aquí nos dice
en la iglesia, se cumple, ¡bendito el Señor!

Por eso fue por lo que cuando a ellos le llevaron un joven lunático que tenía espíritus
malos; los lunáticos se caracterizaban por los cambios de temperamento y de un
momento a otro, según la luna, entonces el joven entraba al fuego, el joven entraba el
agua, y el joven perdía el juicio, y cuando los discípulos vinieron a orar por él, a echar
fuera esos espíritus malos, no pudieron. Y el Señor les dijo:

MATEO 17: 17 ¡Oh, generación incrédula! ¿Hasta cuándo os he de soportar?. Porque


veía al Señor que ellos no confiaban en el Señor Jesucristo. No confían en que el Señor
Jesucristo fuera el Hijo de Dios, que fuera poderoso. Y eso no nos puede pasar a nosotros
hoy en día, nosotros tenemos que estar seguros de que el Señor Jesucristo y el Espíritu
Santo está aquí con nosotros y que todo es posible con el poder de Dios ¡Alabanzas al
Señor!

Eso fue lo que sucedió y les dijo, ustedes lo pueden leer, porque el tiempo no alcanza,
pero aquí dice, en el versículo quince: (15) Señor, ten misericordia de mi Hijo, que es
lunático, y padece muchísimo, luego el Señor reprendió al espíritu en el verso dieciocho,
y luego los discípulos en el diecinueve le dijeron: (19) ¿por qué no pudimos sacar ese
espíritu?, y en el veinte les dijo el Señor: (20) por vuestra poca fe o digamos algo más
concreto que decir, porque la fe es un concepto más general la fe también significa el
evangelio del Señor Jesucristo; nosotros diríamos por la poca confianza en Dios;
entonces uno tiene que decir siempre: “Le voy a pedir a Dios que me ayude para yo
confiar más en Dios.” Cuando uno va a decir: “yo tengo fe”, cuando se trata de milagros
y de maravillas, es mejor decir: “voy a confiar en Dios”, ¡Gloria al Señor! Y dice aquí:
(20) … Por vuestra poca fe o poca confianza en Dios, porque de cierto os digo que, si
tuvierais fe o confianza de que Dios es poder, de que Dios es poder, como un grano de
mostaza, diréis a este monte: pásate de aquí allá y se pasará; y nada os será imposible ,
¡Gloria a Dios!

De modo que, hoy en día, nosotros hemos visto también como el Señor ha hecho
grandes obras; a un hermano que deseaba ingresar al ejército de un país donde los
requisitos son muy exigentes, este hermano recibió promesa del Espíritu Santo que
estaría ingresando al ejército, pero cuando él comenzó a hacer las averiguaciones le
dijeron que no era posible porque él tenía antecedentes judiciales, que la única solución a
ese problema era conseguir un perdón del presidente de la República de ese país. Y él
seguía confiando y decía: «Dios es poderoso.» Yo confío que Dios ya me lo prometió
en profecía”. Y un día un amigo lo llamó a ofrecerle un empleo y el empleo era en un club
y lo vincularon por su buen testimonio y ¿qué pasaba?, que a ese club iba de vez en
cuando el presidente de ese país, hasta que llegó el día el presidente de esa nación llegó
a ese club y quien lo vinculó, le consiguió una cita, Dios le dio gracia al hermano con el
presidente de ese país que le dio el perdón presidencial y hoy en día está en el ejército
de esa nación, ¡bendito el nombre del Señor! Para Dios no hay nada imposible. Entonces,
hermanos, todo se da en el tiempo de Dios.

También la Biblia enseña en Números, en el capítulo número 13 (vamos a leer en


Números, en el capítulo número 13). La enseñanza de lo que se presentó en la
antigüedad. Ustedes recuerdan la promesa que Dios hizo de la tierra prometida a Moisés;
y también como cuando enviaron los espías, Moisés envió los doce espías, la mayoría de
ellos cuando le contaron al pueblo lo que habían visto allá en la tierra prometida,
hablaron mal de Dios, hablaron mal de la promesa de Dios, desconfiaron del poder de
Dios, pensaron que Dios no era poderoso para bendecirlos y hablaron mal del Señor y
desanimaron al pueblo. Fíjense lo que dijeron, y esto al Señor lo entristeció, porque estas
personas no confiaron en el poder de Dios, por eso no alcanzaron a ser dichosos, porque
más bien diría uno desventurado el que desconfía del poder de Dios; y uno diría: dichoso
el que confía en el poder de Dios. Ellos fueron desventurados y no lograron la bendición,
porque dijeron esto.

NÚMEROS 13:32 y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían
reconocido, desanimaron al pueblo, diciendo: la tierra por donde pasamos para
reconocerla es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio
de ellas son hombres de grande estatura (33) También vimos allí gigantes, hijos de
Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así
les parecíamos a ellos. Llenaron de miedo al pueblo en vez de hablar bien de Dios. En
vez de decir: “No interesa que haya gigantes allá, Dios nos dará la bendición si esa es su
voluntad y si le agradamos, si confiamos en él.” No, hablaron mal de Dios, hablaron en
contra del Señor. Y ya sólo dos hombres hablaron bien de Dios, porque confiaban en el
poder del Señor, que fueron Josué y Caleb. En Números 14 vamos a leer:

NÚMEROS 14:8 Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la
entregará; tierra que fluye leche y miel porque ellos dijeron: la tierra existe y es buena,
y si a Dios se agrada de nosotros será para nosotros, ¡gloria al Señor!

Así nosotros hoy en día, hermanos, debemos ser cuidadosos. Yo recuerdo ahora el
testimonio de un hermano que tuvo que presentarse a una entrevista, un concurso para
un cargo en el extranjero y él tenía que presentar cinco entrevistas en inglés y tenía que
competir con 200 personas de otros países; y el Espíritu Santo le dijo que le daría ese
empleo. Entonces hermanos, fíjense cómo Dios nos prueba para ver si nosotros
confiamos en su poder; y este hermano confió en el poder de Dios. Este hermano oraba
y decía: Dios me lo prometió. Dios me cumplirá. Dios me dijo que me iba a bendecir; si
ese empleo es para mí, será para mí, no interesa que yo esté compitiendo con gente que
hable muchos idiomas o que esté compitiendo con gente de muchos países o con gente
que tenga más preparación intelectual.” Y efectivamente, hermanos, Dios lo premió
porque a este hermano Dios le dio tanta gracia que ya con la primera entrevista le
dijeron que no había necesidad de que presentara más entrevistas, y finalmente la
empresa lo llamó a él y le dio el cargo de manera directa y eso era algo que no había
sucedido en la historia de esa compañía, de una multinacional. ¡Gloria a Dios! Hoy en día
el hermano trabaja en esa compañía y le va muy bien. Lo quieren muchísimo, le tienen
mucha confianza, y la misma empresa cambió las reglas de la convocatoria porque
dijeron: “Está la persona que necesitamos; está la persona honesta, con valores, nos
agradó; queremos que sea él” porque la bendición era para él, ¡alabanzas al Señor!

Leamos en Juan en el capítulo número 9, también otra manera cómo uno debe entender
el poder de Dios, que uno siempre debe darle la gloria al Señor, y uno nunca debe hablar
mal de Dios, ni renegar; sino que todas las cosas que Dios permite y las pruebas que
Dios nos envía en la vida para probarnos la fe, para que nosotros aumentemos la fe, son
para que nosotros confiemos en el Señor y le demostremos que nosotros sabemos que Él
es poderoso, que Él es poder, que no hay nadie tan grande como Él, ¡gloria al Señor!
Esto es importantísimo, hermanos. Esto es algo definitivo en la vida espiritual. Si usted
quiere agradar a Dios, debe tener en cuenta esto, porque dice la Biblia que sin fe es
imposible agradar a Dios. Sin confiar en Dios es imposible; si usted tiene dudas,
incredulidad, si usted piensa que no, que no es posible, que es muy difícil, y usted tiene
una actitud no de agradecimiento, de reconocimiento a la grandeza de Dios, usted pídale
al Señor que le ayude y lo liberte de ese sentir, porque el maligno es el que nos coloca
todas esas dudas también, entonces nosotros no le demos al maligno cabida.

Dice aquí en el evangelio según San Juan 9, en el versículo 1 y siguientes, que estaban
en una deliberación, en un debate los discípulos de un joven que había nacido ciego y la
pregunta era que por qué motivo era ciego: si era por el pecado de los papás o por qué
motivo; si el mismo joven había pecado, y era una deliberación; y el Señor les dijo: “esto
es sencillo”, Dios se lo resolvió diciendo: “Este joven nació ciego para Dios mostrar su
poder en él, para sanarlo”, ¡gloria al nombre del Señor!

Entonces, es así hermanos. Nosotros hemos vivido situaciones seguramente difíciles en


nuestras familias, que alguien está enfermo, o problemas que se presentan y que uno no
entiende por qué los está viviendo, pero como nosotros siempre estamos pensando en el
poder de Dios debemos decir: Dios permitió que esto pasara para enseñarnos y para
mostrar su poder, ¡Gloria a Dios! Por eso aquí dice el Señor en:

JUAN 9:3 Respondió Jesús: no es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras
de Dios se manifiesten en él. ¡Gloria al nombre del Señor!

Y esto uno lo debe aplicar, por ejemplo, con situaciones difíciles como la partida de un
ser querido, que uno siempre debe darle la gloria al Señor, y no renegar, sino entender
que es la voluntad de Dios y que Dios era poderoso para sanar a la persona. Que el
Señor quería que la persona no sufriera. Entonces, en la práctica muchas veces cuando
uno tiene esa mentalidad espiritual, debe de decir: “Gloria al Señor que te llevaste a mi
ser querido, él ya tenía una edad avanzada y estaba sufriendo mucho y tú tuviste
misericordia para que él no sufriera más.” Eso a Dios le agrada que uno piense y que uno
razone de esa manera.

Y aquí mismo también cuando el Señor vio a este joven ciego, el Señor le cubrió de lodo
sus ojos y luego le dijo: “Ve al estanque de Siloé y lávate con agua”. Ahí el Señor le dio
una orden. Aquí ya entramos a la segunda parte de la predicación, que es confiar en el
Señor, pero que, si el Señor nos da órdenes, hacerlas. Y aquí Dios le dio una orden al
joven: “Ve y te lavas con agua”, y eso significa que el joven fue probado también a ver si
confiaba en Dios, y el joven obedeció y lo hizo de una vez, lo hizo de inmediato. El joven
no se puso a esperar nada, sino que el joven se fue para el estanque de Siloé, se lavó los
ojos, y de inmediato comenzó a ver. ¡Bendito el nombre del Señor!

Esto es lo que dice aquí el

Verso 7: y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue
entonces, y se lavó, y regresó (¿Qué?) viendo. ¡Bendito el Señor!

De modo que, hermanos, eso es muy bonito; que uno obedezca de inmediato al Señor, y
esa era una característica de Josué. Josué fue un hombre que toda orden que Dios le
daba, él de inmediato la cumplía. Y vamos a leer, entre ellas, una orden que Dios le dio,
cuando tenían que pasar por Jericó. Vamos a leer en Josué 6. Encontramos cómo el
Señor le prometió a Josué que ellos iban a lograr el triunfo allí en Jericó, porque era una
ciudad que estaba muy cerrada, dice la Biblia, muy cerrada hasta el cielo, era una ciudad
amurallada; y ellos como ya habían escuchado que Josué había pasado el río Jordán en
seco (lo mismo que Moisés, que pasó el Mar Rojo en seco) también Josué obedeció al pie
de la letra lo que Dios le dijo y pasó. Tuvieron mucho miedo y la ciudad estaba
completamente sellada. Entonces, Dios le dijo a Josué que ellos tenían que comenzar a
cumplir requisitos y le empezó a dar órdenes; como hoy en día Dios a nosotros Dios nos
da órdenes, por ejemplo, Dios nos dice que le leamos la Biblia, que cantemos coros,
himnos a capella, que nos congreguemos; todo eso que Dios nos dice, hay que ponerle
cuidado y hacerlo de una vez, porque si lo hacemos Dios entonces ve que estamos
confiando en él, y eso nos va a servir para que Dios nos dé sus bendiciones y para que
podamos ser dichosos en él y bienaventurados, ¡gloria el Señor!

Entonces, Josué hizo al pie la letra. Dios le dijo: “Todos los días, nombra siete sacerdotes
que cada uno lleve una bocina y que den una vuelta a la ciudad amurallada por día; y el
día siete, queden siete vueltas, y ya cuando yo te indique tú vas a gritar y todos van a
gritar y la ciudad será desplomada porque yo se las entregaré; y ustedes continuarán su
paso a la Tierra Prometida.” Y Josué hizo al pie la letra, Dios le habló y él ahí mismo se
fue a hacer eso. Entonces, hoy en día, hermanos, no demoremos leer la biblia, no
demoremos sacar tiempo para ver siete, ocho minutos de una enseñanza de nuestra
Hermana María Luisa respondiendo una pregunta en el canal de YouTube. No demoremos
para venir aquí a la alabanza. Hagamos las cosas como a Dios le agrada; y entonces, el
Señor va a ver que nosotros estamos obedeciendo y Dios nos va a bendecir porque eso
también es confiar en Dios, es ir obedeciendo todo lo que Dios nos va diciendo; y así
sucedió al pie de la letra el Señor hizo este milagro, dice en:

JOSUÉ 6:5 Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el
sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad ¿Qué?
caerá. Y efectivamente así sucedió.

Aquí le pasó a una hermana que el Espíritu Santo le prometió sanidad y el Espíritu Santo
también le decía que buscara de Dios y que se entregara al Señor, y ella tuvo un cáncer
en su pecho y le hicieron cirugía y le volvió a salir el cáncer y se le empezó a presentar
una infección, estaba en putrefacción, empezó a heder, a oler mal; y la hermana, ya
cuando los médicos le dijeron, no sabían qué hacer, ella se puso a cantar con su papá
desde la nueve de la noche hasta las dos de la mañana, y al otro día cuando se despertó
estaba completamente limpia el cáncer, hasta el día de hoy limpia, ¡gloria el nombre del
Señor!

Entonces, cuando uno cumple requisitos, uno canta, uno saca tiempo para Dios, uno
pone en primer lugar lo del Señor, los vicios, las entretenciones las bajando en segundo
lugar, uno no se deja llevar por las pasiones desordenadas o aquellas cosas que le
consumen a uno el tiempo. Entonces, si uno le da el primer lugar a Dios, uno va en ese
camino de la confianza a Dios y de la bendición en el Señor.

Vamos a leer también sobre esa manifestación de Dios. Leamos en Mateo en el capítulo
4. Nos enseña como también los discípulos recibieron órdenes del Señor. En este caso
estamos hablando de Simón llamado Pedro y de Andrés su hermano, a quienes el Señor
los vio y les dijo: “Seguidme”, los llamó y les dijo: “Yo los haré a ustedes pescadores de
hombres”. Esa fue la promesa que Dios les hizo. Ellos escucharon esa orden (también es
una orden porque Dios les dijo que los siguieran: “venid en pos de mí”) que está en:

MATEO 4:19 venid en pos de mí. Ellos tenían la opción de decirle al Señor: “Sí, Señor
espéranos un mes, y ya en un mes te damos la respuesta”. No, el Señor espera que uno
le responda al Señor de una vez; le responda al Señor. Eso espera el Señor, que sea
inmediato, que uno esté dispuesto.

Hay una hermana que se salió de la Iglesia y un día yo hablé con ella y le dije: Hermana,
vuelva a la Iglesia, mire que no le ha ido bien; y ella me dijo: sí, no me ha ido bien, voy
a pensarlo, hermano, y ya después vuelvo. Entonces, eso es lo que uno ve, que hay
personas que no están dispuestas a seguir al Señor con amor, con entrega, con
disposición, con presteza, de inmediato, a prisa, con diligencia, con disposición y entrega
de corazón. Pero estos hombres sí, Pedro y su hermano Andrés sí, dicen en:

Verso 20 ellos entonces (¿qué?) al instante, al instante, es decir, fue inmediato,


obedecieron de inmediato, dejando al instante las redes, le siguieron, ¡gloria el nombre
del Señor! Eso es lo que hay que hacer, obedecer de inmediato, cuando uno hace eso, el
Señor se agrada, el Señor se pone feliz porque las personas están en esa disposición.

Hay un hermano al que Dios le prometió que iba a ser un doctorado, unos estudios muy
avanzados en el extranjero, y le dijo que fuera diligente; y el hermano no tenía dinero,
pero el Espíritu Santo le dijo: “Sé diligente”, y el hermano comenzó a enviar aplicaciones,
solicitudes de becas a los mejores doctorados en el exterior, y hermanos, le contestaron
de todas las universidades que no, que no le daban la beca. Pero él siguió confiando en el
poder de Dios y él obedeció y él lo hizo de inmediato porque Dios le dijo que él lo hiciera.
Y ¿qué sucedió hermanos? Que el día menos pensado le llegó una carta de una
universidad extranjera diciéndole, a donde él no había aplicado, diciéndole: usted fue
admitido y la beca concedida para su doctorado. Hoy en día él está haciendo sus
estudios, ¡gloria el nombre del Señor! Lo importante es obedecer. Eso es lo importante,
obedecerle al Señor.

Y también, hermanos, en Lucas, vamos a leer en el capítulo 19, encontramos la


experiencia de Zaqueo. ¿Qué le sucedió a Zaqueo? Zaqueo era un publicano que cobraba
impuestos y se suponía que él no tenía derecho a participar del reino de los cielos, del
evangelio, a tener contacto con el Señor Jesucristo, pero Zaqueo amaba al Señor.
Zaqueo se esforzaba por ver al Señor, así como ustedes hacen de ver los estudios
bíblicos, de ver las predicaciones, de ver los videos, de comenzar a buscar la Iglesia; que
sienten en su corazón ese deseo ferviente, de cualquier nacionalidad, de cualquier
continente, de cualquier lengua, Dios ve sus corazones, su amor a Dios, su interés por lo
del Señor y ¿qué sucedió? Que Zaqueo se subió a un árbol para ver al Señor. Allá le vio
ese propósito y le dijo: Zaqueo, ve a tu casa que yo quiero posar en tu casa. Y Zaqueo,
dice la Biblia, que él deprisa salió para su casa a prepararle todo al Señor. No dice la
Biblia que él se demoró, sino que aprisa salió para su casa:

LUCAS 19:5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo:
Zaqueo, date prisa…al Señor le gusta que uno se dé prisa para leer la Biblia, al Señor le
gusta que uno se dé prisa en darle el primer lugar a él y dejar el segundo lugar los vicios
y las entretenciones, al Señor le gusta que uno cuando se levante se acuerde de él, y
que uno se dé prisa en eso. Zaqueo, date prisa, desciende, que uno se dé prisa en venir
a alabar a Dios en la semana; si uno puede solo dos veces, dos veces, pero venir; o tres
veces, así no sean todos los días, pero hacer algo. Date prisa, desciende, porque hoy es
necesario que pose yo en tu casa. (6) Entonces, dice la Biblia que Zaqueo ¿qué?
descendió ¿qué? a prisa. Y ya luego el Señor le dijo: (9) hoy ha llegado la salvación a tu
casa porque he venido a salvar a las ovejas que se habían perdido.

Dice en el versículo 10…el Espíritu Santo nos dice a nosotros en profecía que nos va a
guiar, que nos va a guiar en sueños como lo hizo con una hermana, que le iba a salvar la
vida, que la iba a guiar en sueños, Dios le mostró en un sueño, imagínense eso,
hermanos…yo pienso que Dios ama mucho a esta hermana, porque le mostró en sueños
donde tenía el cáncer, que es un cáncer silencioso, un cáncer que es muy difícil de
detectar y que solo se detecta cuando ya ha hecho metástasis, y cuando ya es imposible
prácticamente controlar por lo agresivo que es porque va tomando muchos órganos
vitales. Dios le mostró esta hermana, le mostró que tenía cáncer y le mostró el órgano
donde lo tenía. Y la hermana cuando tuvo ese sueño se acordó de la profecía y fue
diligente, obedeció de inmediato, se fue para donde el médico. Y el médico le hizo los
exámenes, el oncólogo y le encontró el cáncer; y allá en el hospital estaban maravillados,
y decían: ¿usted cómo descubrió esto?, porque este cáncer es silencioso. Y ella les
testificó de la Iglesia y ellos estaban maravillados escuchando; y la hermana, dice: el
Señor es mi médico celestial, porque él fue el que me dio el diagnóstico antes que
cualquier otro me lo hubiera dado. O sea, Dios le da a uno el diagnóstico antes que la
misma ciencia, ¡gloria el nombre del Señor!, que es nuestro Médico divino, como dice
nuestra Hermana María Luisa, ¡bendito el Señor!

Y a la hermana le hicieron la cirugía y le fue muy bien. Le detectaron el cáncer sin que le
hubiera contaminado más órganos vitales. Le fue muy bien la cirugía y empezó la
quimioterapia, porque también Dios permite que nosotros acudamos a la ciencia y
seamos diligentes; y a la hermana de un momento a otro le comenzó a fallar la audición.
Y ella entonces tuvo un sueño y en el sueño veía que estaba perdiendo sus oídos por los
componentes de la quimioterapia; y se volvió a ir, que debía hablar con los médicos, y se
fue hablar con los médicos, pero eso fue comenzando y les dijo: revíseme los oídos,
revisen la quimioterapia, revisen los componentes químicos de la quimioterapia, porque
seguramente hay algo que no está funcionando bien, porque en un sueño vi que perdía
mis oídos; y los médicos revisaron y había un elemento tóxico que a ella le afectaba,
específicamente en sus oídos; se lo quitaron, y hoy en día está completamente sana y
oyendo bien, ¡gloria al nombre del Señor! Eso es ser diligentes y eso es valorar el amor
que Dios nos tiene.

También, lo que el Espíritu Santo nos diga, el Espíritu Santo nos ha enseñado a nosotros
a diezmar. Hay una persona que llegó aquí a la Iglesia del Señor, y él estaba maravillado
y él decía Dios es grande, Dios está en la Iglesia, pero yo jamás voy a diezmar. Y él
invitó personas a la Iglesia y todos recibían el Espíritu Santo y el único que no recibía el
bautismo con el Espíritu Santo era él. Hasta que un día él entendió y le pidió perdón al
Señor. Ese día él recibió su salario, ese día él diezmó para el Señor; y ese mismo día
hubo una alabanza y recibió el bautismo con el Espíritu Santo, ¡bendito el Señor!

Entonces, hermanos, obedecerle a Dios sus enseñanzas, obedecer de inmediato, porque


ese es el camino de la confianza en Dios que nos va llevando a alcanzar sus promesas.
Y ya cuando uno, hermanos, confía el poder de Dios, y cuando uno obedece, ya lo único
que queda, hermanos, es esperar que Dios nos da la bendición, eso se llama paciencia,
esperar que ya llegue el tiempo del Señor.

Y eso nos lo enseña la Biblia en el libro de Hebreos (vamos a leer en Hebreos). De modo
que es algo tan hermoso lo que Dios nos enseña: la verdadera paciencia, ligada a
alcanzar las promesas del Espíritu Santo, todo lo que nos ha prometido: la sanidad del
cáncer, recibir el bautismo con el Espíritu Santo, profetizar, el empleo en la
multinacional, todo lo que hemos leído, ser sanos, lo que hemos dicho ser sanos del
tumor en el pecho, que saliera una orejita nueva, que ingresar al ejército del país que él
quería. Todo eso se logra es así, en el poder de Dios, no dudando, obedeciéndole a Dios
de inmediato y teniendo paciencia. Por eso dice aquí en Hebreos, en el capítulo 10,
vamos a leer en el versículo 35, dice la Biblia:

HEBREOS 10:35 No perdáis la confianza (¿en el qué? En el poder de Dios. Después de


la confianza en el poder de Dios ¿qué sigue? La obediencia, la obediencia de inmediato .
No la obediencia de aquí a un año, sino la obediencia de inmediato, a prisa, como dice la
Biblia) que tiene grande galardón. Cuando dice «grande galardón» es DICHOSO EL
HOMBRE QUE CONFÍA EN DIOS, ¿de acuerdo? O como dice en Jeremías: bendito el
hombre que confía en Dios, será como árbol plantado junto a corrientes de aguas. ¡gloria
al Señor! O como dice en Proverbios que será bendito el que entiende la palabra del
Señor y confía en Dios.

Y dice aquí en el verso 36, de obedecer, en el segundo renglón dice de la obediencia:


para que habiendo hecho que la voluntad de Dios, es decir, obedeciendo a Dios
obtengáis la promesa. Estamos hablando de lo mismo, ¿de acuerdo?

Pero es necesario que cumplan un tercer requisito que está en el primer renglón. (36)
Porque os es necesaria la ¿qué? la paciencia. Entonces, hermanos, aquí no puede haber
nadie desesperado, ni impaciente, ni que me voy de la Iglesia porque Dios no me ha
cumplido. Si ya hemos hecho lo más importante que es confiar en el poder de Dios, que
Dios es poderoso, si no hemos dudado, y si le estamos obedeciendo al Señor de
inmediato, haciendo lo que hay que hacer, en cualquier momento llegará nuestra
bendición, ¡gloria al Señor!

Tenemos que ser pacientes, aprender a esperar en Dios. Y no ponernos ni tristes ni


angustiados, que al Señor no le gusta que estemos tristes, porque si estamos tristes
tampoco van a recibir su bendición espiritual. Tenemos que estar felices porque estamos
haciendo todo para recibir la bendición que estamos seguros en cualquier momento va a
llegar, ¡gloria a Dios! Así es como el Señor quiere que nosotros hagamos las cosas.

Así lo hizo una hermana en Argentina. Yo conocí a esta hermana, que ella cuando llegó a
la Iglesia, el esposo la abandonó por causa de la Iglesia y la hermana se dedicó a Dios; y
la hermana hizo lo que tenía que hacer: Confiar y obedecer. Siempre estaba buscando al
Señor. Pasaron 12 años y su esposo volvió, le pidió perdón y le dijo que la ama y hoy en
día está en la Iglesia del Señor, ¡gloria Dios! Tuvo paciencia por 12 años, pero Dios la
premió. Cuando yo hablé con él me dijo: amo a mi esposa, admiro la paciencia de mi
esposa y he aprendido de ella, ¡bendito el Señor! Pasó el tiempo, pero Dios cumplió.
Lo mismo los hermanos que están imponiendo manos también no se desesperen si
todavía no profetizan; es cuestión del tiempo de Dios, pero en cualquier momento llegará
la bendición de Dios; Dios les está probando la paciencia, los está perfeccionando. Es
solo eso, no se trata de nada más.

Vamos a leer aquí en Hebreos 11:1 sobre qué es la paciencia:

HEBREOS 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se (¿qué?) espera. Lo que nosotros
estamos esperando y lo que nosotros aprendemos a esperar, se llama ¿qué? Paciencia.
Entonces usted esté seguro, usted tenga la certeza de lo que está esperando, que Dios le
va a cumplir. Porque si usted no tiene esa certeza y usted no espera y usted se
desespera es porque no confía en Dios. De modo que, usted tiene que estar ahí
convencido que Dios le va a cumplir.

Y eso le pasó a un hermano que él tenía sus familiares desaparecidos en Argentina


también, y él se dedicó a buscar del Señor, no los encontraba, pero él seguía buscando a
Dios, se congregaba, leía la Biblia y nunca dudó de Dios, hizo lo que tenía que hacer y
esperó con paciencia. Hasta que el día establecido por Dios, el tiempo señalado apareció
su familia, eran 30. Ya grandes todos y todos están en la Iglesia del Señor. ¡Bendito el
nombre de nuestro Dios! La bendición es perfecta en aquellos que esperan con paciencia.

Y un último testimonio de un hermano en Brasil. Este testimonio es bonito porque Dios


probó la paciencia. Este hermano es ingeniero, (ese testimonio está ahí en la página web
de la Iglesia) él es ingeniero y lo contrataron para resolver un problema en una represa,
en una obra de ingeniería. Este hermano fue llevado para arreglar un panel de control y
contrataron su firma ingenieros, él llevaba como veinticinco 25 años de ingeniero; y se
fue con sus técnicos y le dieron quince días para resolver este problema en una obra muy
importante en esa ciudad de Brasil e hicieron todas las pruebas, todas las combinaciones
en el panel de control y no encontraron la solución. Y ya faltaba solo un día para que se
venciera el plazo del contrato de los 15 días y él le oró al Señor y le dijo: Señor, eres el
único que puede resolver eres tú, yo confío en ti, lo dejo en tus manos, yo esperaré
hasta el último momento y confiaré en ti. ¿Qué sucedió? Que él les dijo ese día a sus
empleados que se fueran a descansar, él madrugó, se fue como a las cuatro y media de
la mañana para la obra y cuando llegó los señores de seguridad le dijeron: Estamos
contentos, porque aquí llegó el empleado suyo, el técnico que usted envió, y en 5
minutos resolvió el problema y ya todo está resuelto. Entonces el hermano estaba tan
asombrado, porque Dios le había dicho que lo iba a ayudar a resolver un problema muy
grande y grave; estaba tan asombrado que fue y fue a mirar los televisores y
efectivamente vio a una persona que estaba resolviendo el problema, el técnico, pero ese
técnico no hacía parte de su equipo de trabajo. Él no sabe quién fue, fue una persona
que duró 5 minutos allí, resolvió, saludó a la cámara y se fue y él asunto quedó resuelto,
¡gloria al nombre del Señor, bendito nuestro Dios, grande es el Altísimo! Hermanos,
confiemos en nuestro Dios para que seamos dichosos, confiemos en nuestro Señor para
que nos vaya bien en la vida. Y para que seamos los más felices entre todos los
hombres. ¡Gloria Dios!

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