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Fundamentos de la Contratación I
DE251-2400-DX31
EXAMEN PARCIAL
INTEGRANTES:
2024-0
I. INTRODUCCIÓN
El artículo 140 del Código Civil los enlista y nos presente sus componentes:
3.Fin lícito
Sin embargo, y como se verá en la sección de desarrollo del presente trabajo, hemos visto
oportuno considerar a la manifestación de voluntad como un requisito de validez más. Lo
anterior, se sostiene en la norma misma cuando dice: el acto jurídico es la manifestación de
voluntad destinada a crear, etc. En consecuencia, se hace evidente la importancia capital
que tiene la manifestación de voluntad en todo acto jurídico, al punto de ser más
imprescindible que los otros componentes enlistados en la norma.
Manifestación
Existe una relación entre la primera que es la parte interna, y la segunda que es la
manifestación exteriorizada, de tal forma que se genera conformidad entre voluntad y
manifestación, es decir una relación de causa efecto. Es por ello que, estudiaremos ese
proceso de formación interno,pues es la base de la manifestación: el discernimiento, la
intención y la libertad (Vidal, 2011).
Discernimiento
Es la capacidad para percibir las diferencias entre lo que es conveniente para nosotros y
coherente con nuestros valores morales. El discernimiento nos posibilita distinguir de lo que
nos interesa de lo que no, de lo bueno o lo malo, es lo que nos hace actuar con inteligencia.
Aguiar menciona “el discernimiento, como condición de sentido moral o ético. para el
desarrollo intelectual de la persona, lo habilita de reconocer y de formar su propio juicio,
distinguir, apreciar, juzgar sus actos y los ajenos” Arauz Castex y Llambías: “lo definen
como la aptitud del espíritu humano, que le permite distinguir lo verdadero de lo falso, lo
justo de lo injusto, y no solo eso pues, a partir de ello saber las consecuencias favorables o
no de sus acciones.”
La intención
La libertad
Es la naturalidad que tiene el sujeto para tomar la decisión de celebrar el acto jurídico. Para
Brebbia “existe libertad cuando el sujeto puede elegir espontáneamente entre varias
determinaciones y realizar el acto jurídico sin presión externa.
La voluntad y su manifestación
Una vez formada la voluntad interna, esta debe ser exteriorizada, esta formación como
mencionamos, con discernimiento, intención y libertad, tiene que ser manifestada. Pero
existen diversos casos en los cuales puede haber problemáticas (vicios de la voluntad).
Inducido por: un error de hecho o derecho, dolo, violencia o intimidación, estos no han
permitido que el sujeto pueda declarar su voluntad real. La manifestación exteriorizada,
como voluntad permite que la conducta del sujeto pueda producir efectos amparados por la
ley, por cualquier medio legalmente permitido. Artículo 141.- Se divide en expresa: Oral,
escrita, a través de cualquier medio, directo, manual, mecánico, digital, electrónico,
mediante lengua de señas, medio alternativo de comunicación, ajustes razonables y
apoyos. Tácita: cuando la voluntad se infiere indudablemente de una actitud, conductas
reiteradas en la historia de la vida que revelan su existencia (art.141, CC).
Controversia
El Artículo 3 del Código Civil establece que todas las personas tienen la capacidad jurídica
para el goce y ejercer sus derechos, y que solo la capacidad para ejercer esos derechos
puede ser restringida por ley. También afirma que las personas con discapacidad deben
tener la misma capacidad para ejercer sus derechos en todos los aspectos de la vida. La
capacidad de ejercicio se refiere a la habilidad para ejercer derechos y cumplir deberes
jurídicos y depende de la capacidad de goce, que es la habilidad del sujeto para poseer
derechos y deberes . La ley no puede limitar la capacidad de goce, ya que esto sería negar
la existencia misma de la persona, pero sí puede restringir la capacidad de ejercicio. Los
seres humanos sólo establecen relaciones jurídicas con otros seres humanos que tienen
derechos y deberes, no con seres sin personalidad o con seres que solo tienen derechos
sin deberes.
La capacidad de ejercicio se relaciona con la idoneidad del sujeto para tomar decisiones
autónomas. La falta de la capacidad de ejercicio no incide en la capacidad jurídica. La
limitación de la capacidad de ejercicio implica la necesidad de un representante para tomar
decisiones en nombre del sujeto. Así mismo, según el artículo 3 del Código Civil, las
personas con discapacidad tienen la misma capacidad de goce y de ejercicio que los
demás. La sociedad y el Estado deben eliminar obstáculos para su plena participación e
inclusión a través de ajustes razonables, apoyos y salvaguardias. El último párrafo del
artículo 3 establece que “(…) las personas con discapacidad tienen capacidad de ejercicio
en igualdad de condiciones en todos los aspectos de la vida”, texto según Decreto
Legislativo 1384, publicado el 4 de septiembre de 2018. Cuando una persona tiene
incapacidad de ejercicio, quién tiene el derecho del titular puede ejercer sus derechos,
excepto las personas que se encuentran en estado de coma.
Según los artículos 3, 42 y 46, del Código Civil las personas con discapacidad tienen plena
capacidad para disfrutar de todos los aspectos de la vida en igualdad de condiciones con
las personas sin discapacidad. Al cumplir los 18 años, adquieren plena capacidad de
ejercicio, independientemente de si necesitan ajustes razonables o apoyos para manifestar
su voluntad. Sin embargo, de manera excepcional, aquellos que tengan entre 14 y 18 años
y contraigan matrimonio o ejerzan la paternidad sin estar casados también tienen plena
capacidad de ejercicio.
El artículo 140 del Código Civil peruano establece que las relaciones jurídicas o situaciones
jurídicas que surgen de actos jurídicos deben ajustarse a las leyes de la naturaleza y al
ordenamiento jurídico.
Por otra parte, cabe señalar que el artículo 219 inciso 3 del Código Civil parece establecer
otro requisito que debe cumplir el objeto de un acto jurídico, estableciendo que debe ser
determinable; sin embargo, esta regla parece definir el acto jurídico como El concepto de
objeto (relación o situación jurídica) se asimila al concepto de objeto jurídico (bien), porque
al exigir “determinación” demuestra que la exigencia de que ese objeto tenga características
deterministas no puede atribuirse al objeto (relación o situación jurídica). ) en el acto jurídico
), porque sólo se puede determinar el bien (objeto jurídico) sujeto de la relación jurídica.
Dicho esto, podemos observar que esta norma jurídica (ubicada en el Artículo 2, Capítulo 9
del Código Civil) tiene deficiencias legislativas, y cómo formará parte de nuestra propuesta
de modificación, cabe distinguir -a efectos educativos- el objeto de la ley, Derecho y objetos
jurídicos, para establecer que no son conceptos similares, por el contrario, son diferentes,
aunque existe una conexión entre ambos. Al mismo tiempo, el objeto del comportamiento
jurídico es tanto una situación jurídica (la posición de un sujeto jurídico en el sistema jurídico
o las relaciones jurídicas) como una relación jurídica (una conexión entre dos o más
situaciones jurídicas), el objeto del derecho es el derecho de un sujeto jurídico Beneficios
materiales o inmateriales en que se basa el poder. Después de explicar las definiciones de
estos dos conceptos, podemos ver que son conceptos diferentes, entonces ¿por qué
cometemos el error de asimilar estos dos conceptos? La respuesta puede encontrarse en el
hecho de que ambos conceptos; aunque diferentes, están relacionados entre sí. De hecho,
si entendemos que el objeto del acto jurídico es la situación y la relación jurídica, entonces,
como aclara Vidal Ramírez el objeto del acto jurídico incluye también los derechos y
deberes "obligaciones que integran la relación jurídica; afirmación que estaría relacionada
con el artículo 1402 del Código Civil, según el cual el objeto del contrato es "la obligación,
entendida como la relación jurídica patrimonial". Éste forma cuando hablamos de
obligaciones, deberes o derechos, también hablamos de relaciones jurídicas. Por tanto,
cuando hablamos de objetos de derecho, nos referimos a objetos de relaciones jurídicas. En
ese caso, al explicar la relación entre el sujeto de derecho y el objeto del pleito, podemos
indicar que la hiena es el “objeto” del pleito. Desde este punto de vista, aunque los
conceptos de objeto de derecho y objeto de derecho están relacionados, son conceptos
diferentes. Por tanto, las normas analíticas son erróneas. Para solucionar este problema,
debería modificarse ligeramente el artículo 219. ° El artículo 3 del “Código Civil” distingue
requisitos para el objeto de los actos jurídicos y requisitos para el objeto de derecho,
debiendo determinarse el siguiente contenido:
"Un acto jurídico es nulo: si su objeto es física o jurídicamente imposible de alcanzar o si el
bien o el interés no pueden determinarse."
El fin lícito o la finalidad lícita es un requisito de validez para el Acto Jurídico y consiste en la
orientación que se le da a la manifestación de voluntad dirigida de manera clara y reflexiva
hacia la generación de consecuencias legales, es decir, hacia el establecimiento de una
relación jurídica y su regulación, incluyendo la normativa para su modificación o
terminación. En ese contexto, la intención del acto jurídico se expresa a través de la
manifestación de voluntad.
Contrario sensu, el acto jurídico será nulo cuando su fin sea ilícito. Esta disposición guarda
consonancia con el inciso 3° del artículo 140 del Código Civil que señala que para la validez
del acto jurídico se requiere un fin lícito.
El maestro José LEÓN BARANDIARÁN con relación al artículo 1123.2 del Código Civil de
1936, manejó una visión amplia (e integral) del objeto, no dando pie a babélicas
discusiones, preceptuaba que había causal de nulidad cuando el “objeto fuese ilícito o
imposible”. El artículo 1123 no hablaba de finalidad ilícita o de contravención de las leyes
que interesan al orden público o a las buenas costumbres, solo hacía referencia al objeto.
La Corte Suprema[1], se pronunció entorno al artículo 219 inciso 4 del Código Civil
estableciendo que el acto jurídico es nulo cuanto su fin sea ilícito; es así que el fin debe
entenderse como la causa que llevó a las partes a celebrar el acto jurídico, En ese sentido,
debemos entender a la finalidad como el motivo determinante por el que la parte o partes
han decidido celebrar el acto jurídico, de lo que se puede extraer que no existe fin ilícito
cuando solo una de las partes se conduce por un motivo ilícito, y cuando este permanece
en su fuero interno sin ser exteriorizado.
Asimismo señala, que se entiende por acto jurídico nulo por la causal de fin ilícito, al
respecto, el artículo 219 inciso 4 del Código Civil establece en forma escueta que el acto
jurídico es nulo cuanto su fin sea ilícito. Ahora bien, el fin debe entenderse como la causa
que llevó a las partes a celebrar el acto jurídico, En ese sentido, debemos entender a la
finalidad como el motivo determinante por el que partes han decidido celebrar el acto
jurídico, de lo que se puede extraer que no existe fin ilícito cuando solo una de las partes se
conduce por un motivo ilícito, y cuando este permanece en su fuero interno sin ser
exteriorizado; así se ha pronunciado la jurisprudencia nacional: “Que, en relación a la Causa
o Causa Final el artículo 219 Inciso 4 del Código Civil prevé que es nulo el acto jurídico
cuando su fin sea ilícito con lo que queda claro que el ordenamiento jurídico nacional acoge
el sistema causalista diseñado por el Código Civil francés vinculando la ilegalidad a la
ilicitud causal de tal modo que un acto con causa ilícita en el sentido de ser contrario a la
Ley o las buenas costumbres estará afectado por nulidad absoluta no exponiendo sin
embargo la norma sustantiva qué debe entenderse por fin o causa ilícita por lo que de la
interpretación sistemática y en su conjunto del artículo 219 inciso 4 del Código Civil con las
demás normas que regulan el Acto Jurídico y los Contratos en nuestro medio es posible
colegir que la Causa se vincula a la idea de "Causa Concreta" es decir a los propósitos o
motivos comunes que dan lugar a la celebración del acto jurídico de tal modo que si estos
fines o motivos son ilícitos el negocio será nulo por falta de un elemento estructural en tal
sentido la causa se comporta como un mecanismo de control de la autonomía de la
voluntad evitando que puedan llegar a tener eficacia los actos jurídicos contrarios al
ordenamiento jurídico.
La observación de la forma prescrita en los actos jurídicos no sólo se erige como una
medida crucial para garantizar la seguridad jurídica, sino que también se vincula
directamente con los principios establecidos en el Artículo 140 del Código Civil. Este artículo
establece que las relaciones jurídicas o situaciones jurídicas derivadas de actos jurídicos
deben ajustarse a las leyes de la naturaleza y al ordenamiento jurídico.
La imposición de requisitos formales específicos para la celebración de distintos actos
jurídicos, como contratos o testamentos, no solo se considera un formalismo legal, sino una
salvaguarda esencial para que las partes comprendan plenamente las implicaciones legales
de sus acciones. Esta observancia, alineada con el espíritu del Artículo 140, busca evitar la
vulneración de derechos y prevenir posibles conflictos legales al proporcionar claridad en la
expresión de la voluntad. En consonancia con la propuesta de modificación al artículo 219
inciso 3 del Código Civil, que aboga por distinguir entre el objeto jurídico y el objeto de
derecho, es fundamental reconocer la interconexión entre la forma prescrita y la
determinabilidad del objeto. La claridad en la normativa sobre la forma prescrita no solo
contribuiría a disipar ambigüedades, sino que también fortalecería la seguridad en la
ejecución de los actos jurídicos, asegurando que estos se ajusten tanto a las leyes de la
naturaleza como al ordenamiento jurídico, como establece el Artículo 140.
En la revisión de la propuesta de modificación, es imperativo no solo abordar la distinción
entre el objeto jurídico y el objeto de derecho, sino también considerar cómo los requisitos
formales pueden mejorar la seguridad y la coherencia en la realización de los actos
jurídicos, alineándose con los principios establecidos en el Artículo 140. La propuesta no
solo tiene el potencial de clarificar conceptos, sino también de proporcionar directrices más
precisas para la ejecución de actos jurídicos, evitando interpretaciones erróneas que
puedan invalidar la legislación sin justificación y garantizando la armonía con el marco legal
peruano.
En este primer caso vemos la ausencia de un elemento esencial del acto jurídico: la
observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad. El Código Civil en su
artículo 1625 estipula que, “la donación de bienes inmueble, debe hacerse por
escritura pública…, bajo sanción de nulidad” En consecuencia la donación devendría
en nula toda vez que si existe una forma específica para la donación de un
inmueble, y la misma sanciona con nulidad la inobservancia.
En resumen, el texto valora críticamente la redacción del artículo 219 inciso 3 del Código
Civil, que parece crear confusión a la hora de determinar la exigencia de seguridad respecto
del objeto del acto jurídico. Se ha sugerido que la palabra "objeto" en este artículo se asocia
erróneamente a objetos jurídicos (bienes), cuando en realidad se refiere a situaciones y
condiciones jurídicas. Se hace énfasis en la necesidad de distinguir entre el objeto jurídico y
el objeto de derecho, porque aunque están relacionados, son conceptos diferentes.
Para aclarar estos conceptos, se propone modificar el artículo 219 inciso 3 y separar los
requisitos para el objeto de los actos jurídicos de los requisitos para los objetos jurídicos. La
crítica se basa en que la confusión de estos conceptos puede dar lugar a interpretaciones
erróneas que invaliden la legislación sin motivo alguno.
V. BIBLIOGRAFÍA.
Moreyra. F (2005) El Acto Jurídico según el Código Civil peruano. Fondo editorial PUCP.
https://repositorio.pucp.edu.pe/index/handle/123456789/181571
Pontificia Universidad Católica del Perú- Fernando Vidal Ramírez- Themis, pág. 58
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5109852.pdf