Está en la página 1de 36

Actos jurídicos y personas

Guía de estudio
Bloque III
Módulo 4

Licenciatura en Derecho
Índice

Organizador gráfico ......................................................................................................... 2


Introducción ....................................................................................................................... 3
3.1 La voluntad, objeto, solemnidad .......................................................................... 4
3.2 La distinción de la forma ...................................................................................... 13
3.3 La licitud, error, dolo, mala fe, miedo o temor, violencia física o moral . 16
3.4 Temor reverencial................................................................................................... 26
3.5 La naturaleza de la nulidad producida por los vicios de la voluntad....... 28
Recapitulación................................................................................................................. 31
Conclusión ........................................................................................................................ 33
Fuentes de consulta...................................................................................................... 34

1
Organizador gráfico

Elementos
esenciales,
elementos de
validez y vicios de la
voluntad
Voluntad

Distinción de la
forma

Nulidad Licitud, error, dolo,


producida por los mala fe, miedo o
vicios de la temor, violencia
voluntad física o moral

Temor
reverencial

2
Introducción

El acto jurídico se compone de elementos que determinan su esencia o

existencia, así como una serie de requisitos que determinan su validez. El

presente apartado de nuestra guía de estudio tiene como propósito realizar

un breve repaso en torno a ambas categorías.

Una vez establecida nuestra delimitación respecto a la evolución de la teoría

del acto jurídico, toca turno entender las especificidades que el derecho

positivo vigente contempla para que un acto jurídico surta efectos. Dicho

esto, estudiaremos los elementos esenciales del acto jurídico (voluntad,

objeto y solemnidad), sus características, distinciones teóricas y alcances

prácticos.

Asimismo, repasaremos los elementos que interfieren con la libre

manifestación de la voluntad del acto jurídico: vicios del consentimiento.

Sobre este eje de ideas distinguiremos la licitud, el error, dolo, mala fe, miedo

y violencia; estableciendo la naturaleza de sus efectos jurídicos.

3
3.1 La voluntad, objeto, solemnidad

Los elementos del acto jurídico pueden clasificarse en elementos de

existencia o esenciales y elementos o requisitos de validez. Cuando hacemos

referencia a la esencia de algo, nos referimos a aquello que es invariable o

permanente en ese algo, “a lo más importante o característico de una cosa”

(Diccionario de la Lengua Española, 23 Edición, 2014). En este sentido, al

hablar de los elementos esenciales o de existencia del acto jurídico

establecemos aquellos elementos indispensables y que caracterizan al acto

en sí. De acuerdo a la doctrina del derecho civil, son elementos esenciales

“aquellos que se requieren como indispensables para que se produzcan los

efectos jurídicos; la falta de ellos no permite la constitución del acto”

(Baqueiro y Buenrostro, 2010:64).

Ahora bien, dichos elementos esenciales se diferencian de los requisitos o

elementos de validez, pues no solo basta con que el acto jurídico exista, sino

que el derecho lo reconozca como válido. Al respecto apunta Contreras

López:

[…] No basta la creación de un acto, sino se requiere además, que la


voluntad o voluntades que en él intervinieron, sean de personas
conscientes del acto que realizaron, esto es, que se trate de personas

4
capaces, tanto de goce como de ejercicio […] que externen su
voluntad de manera libre, es decir, esté libre de vicios de la voluntad
o las voluntades, […] que el objeto, motivo o fin sea lícito [y] se
exterioricen en la forma o manera en como la Ley lo determina […].
(Contreras, s/a: 60-61)

En el presente apartado nos enfocaremos en distinguir los elementos

esenciales o de existencia del acto jurídico; es decir: (a) la voluntad o

consentimiento; (b) el objeto; y (c) la solemnidad.

(a) Voluntad

El vocablo voluntad hace referencia a querer o desear. La voluntad es un

término que mantiene una relación estrecha con la libertad, en tanto

facultad de decisión, pues al manifestar la voluntad para hacer algo, se

acciona asimismo la intención de querer o desear ese algo de manera libre.

En el derecho civil, la voluntad puede clasificarse desde la unilateralidad (ej.

un testamento), bilateralidad (ej. compraventa) y plurilateralidad (ej.

sociedad). (Baqueiro y Buenrostro, 2010:64). En el primer caso sólo hace

falta la voluntad de un sujeto, mientras que en la manifestación de voluntad

plurilateral o bilateral se requiere que la manifestación de voluntades sea

coincidente, o sea, que se manifiesten en el mismo sentido. Existen diversas

formas de comprender la manifestación de la voluntad en el acto jurídico:

5
1. Teoría de la voluntad real. Sostiene que en el acto jurídico la
expresión y la voluntad real deben coincidir; de no ser así, éste no
producirá efectos ni será eficaz; protege al manifestante que por
error y otra causa ha manifestado lo que no deseaba.
2. Teoría de la declaración. Sostiene que el acto jurídico presupone
una declaración y que es el elemento preponderante, pues es la única
manera de conocer que existe voluntad. El que declara falsamente lo
hace a su riesgo; el que recibe una declaración supone la voluntad del
manifestante y, por tanto, al que protege es al receptor.
3. Teoría de la responsabilidad. Constituye un atenuante de la
anterior y presupone la necesidad de la confianza en la realizad de la
manifestación y sólo cuando esta confianza no existe; pues las
condiciones en que se hizo la manifestación no eran las adecuadas
para suponer la existencia de la voluntad, la manifestación no debe
prevalecer. Cuando es obvio que en plan de broma se hace una
declaración, o con fines de enseñanza se propone como ejemplo, en
estos casos los receptores están conscientes de que no existe una
real voluntad de obligarse (Baqueiro y Buenrostro, 2010:66).

Debemos tener presente en nuestro estudio que para que exista un acuerdo

de voluntades concordantes es necesario que se contemple, por un lado, una

persona que proponga la realización del acto, mientras que, por otro lado,

debe existir una aceptación del mismo encaminada a obligarse libremente.

Esto es, la libertad, desde una perspectiva jurídica del derecho civil, puede

mesurarse o limitarse mediante la autonomía de la voluntad, entendida a

grandes rasgos, como una autorregulación de los individuos en su esfera

6
privada. No debemos perder de vista que esa limitación de la libertad se

encuentra sujeta al derecho público, esto es, el derecho privado no puede ir

más allá de lo que el derecho público establece como parámetros

reguladores de la vida en sociedad. En este supuesto, no se puede enajenar,

por ejemplo, un derecho humano de libertad, a pesar de que exista la

autonomía de la voluntad dentro de la doctrina jurídica privada. Al respecto

ahonda Baqueiro:

La manifestación de la voluntad tiene también límites, como los tiene


la libertad, y éstos son las propias normas de Derecho que sólo
permiten la realización de los efectos cuando la voluntad es acorde
con la norma. Una manifestación de voluntad que no se fundara en
una regla de Derecho, no sería susceptible de producir consecuencias
jurídicas deseadas. De aquí que la voluntad como elemento del acto
jurídico debe reunir tres requisitos: 1. Que su manifestación tenga la
intención de producir efectos de Derecho; 2. Que esa intención se
dirija a producir consecuencias respecto a una persona determinada,
es decir, a establecer un vínculo obligatorio con determinado sujeto;
y 3. Que la norma jurídica reconozca los efectos deseados por el autor
o autores del acto. (Baqueiro y Buenrostro, 2010:66).

(b) Objeto

Respecto al segundo elemento de existencia o elemento esencial del acto

jurídico, señalamos que, al referirnos al objeto, en el marco del acto jurídico,

hacemos referencia a: (1) a la cosa material o hecho que obliga dentro del

7
contrato; y (2) a una conducta. Es decir, el objeto puede entenderse desde su

dimensión sustantiva (objeto indirecto) pero también verbal (objeto directo).

De acuerdo al Código Civil Federal (México):

Artículo 1824.- Son objeto de los contratos:

I. La cosa que el obligado debe dar;

II. El hecho que el obligado debe hacer o no hacer. (Código Civil

Federal)

Desde la doctrina, el objeto del contrato se clasifica en:

1. El objeto directo o inmediato del acto jurídico consiste en la


creación, modificación, transmisión o extinción de una obligación
entendida en sus dos aspectos; activo, como derecho subjetivo o
pasivo, como deber, dando nacimiento a una relación, situación o
estados jurídicos.
2. El objeto indirecto o mediato del acto jurídico, llamado también
material del contrato, lo constituye la cosa que el obligado debe
dar, o el hecho que debe hacer o no hacer, lo que ordinariamente
se considera como las cosas o servicios que son materia de las
obligaciones. En otras palabras, el objeto del acto jurídico lo
constituye la obligación de cada parte y lo que cada una de ellas
se obligó a dar, hacer o no hacer constituyen el objeto de la
obligación, de acuerdo con el acto jurídico de que se trate.
(Baqueiro y Buenrostro, 2010:67).

8
Como señalamos anteriormente, el objeto puede tener una dimensión

indirecta, es decir, el objeto como el hecho o la cosa que obligan dentro del

contrato. Sin embargo, el objeto también debe comprenderse desde un

enfoque directo, es decir, el objeto como una conducta voluntaria de crear,

modificar, transmitir o extinguir un derecho o una obligación. Lo anterior lo

lograremos comprender mejor mediante un ejemplo:

Julián compra en un almacén de productos tecnológicos una computadora

portátil para escribir su tesis de licenciatura. Paga por ella una cantidad

determinada de dinero y a cambio el almacén le otorga una máquina con los

requerimientos que Julián necesita para realizar su trabajo. En este caso, el

objeto indirecto del contrato es la computadora que el almacén debe dar;

mientras que el objeto directo es el pago que realiza Julián al almacén a

cambio de la computadora.

Respecto a la cosa objeto del contrato, los artículos 1825 y 1826 del Código

Civil Federal (México), establecen que:

Artículo 1825.- La cosa objeto del contrato debe: 1o. Existir en la


naturaleza. 2o. Ser determinada o determinable en cuanto a su
especie. 3o. Estar en el comercio.
Artículo 1826.- Las cosas futuras pueden ser objeto de un contrato.

9
Sin embargo, no puede serlo la herencia de una persona viva, aun
cuando ésta preste su consentimiento. (Código Civil Federal)

Conforme a lo señalado en los artículos citados, entendemos respecto a que

existan en la naturaleza, la implicación de su existencia física o su

posibilidad de existencia física, esto es, se puede vender una computadora,

libro, mesa, etc., en virtud de que son objetos físicos posibles, pero también

se pueden vender aquellos que, aunque no existan aun físicamente, sean

susceptibles de producirse (ej. las naranjas de un árbol, la obra por encargo

de un libro de cuentos, las crías de los animales, etc.).

Respecto a que la cosa sea determinada se hace referencia a su precisión.

La falta de precisión u objetividad en el objeto produciría complicaciones al

momento del cumplimiento del contrato. Por ejemplo, podríamos pensar

que Ximena firma un contrato de compraventa para obtener un teléfono

celular, pero no se precisa la marca, modelo, color, características técnicas,

etc., al momento de la entrega del celular podrían entregarle un celular con

características lejanas a lo que ella pensaba obtener por el pago del mismo.

Por último, la característica de que se encuentre dentro del comercio nos

remite a otras disposiciones del Código Civil Federal (México):

10
Artículo 747.- Pueden ser objeto de apropiación todas las cosas que
no estén excluidas del comercio.
Artículo 748.- Las cosas pueden estar fuera del comercio por su
naturaleza o por disposición de la ley.
Artículo 749.- Están fuera del comercio por su naturaleza las que no
pueden ser poseídas por algún individuo exclusivamente, y por
disposición de la ley, las que ella declara irreductibles a propiedad
particular. (Código Civil Federal)

En este sentido, no podemos hablar de la enajenación de la luz solar (fuera

del comercio), ciertas armas de fuego o sustancias psicotrópicas (por

disposición de la ley).

(c) Solemnidad

La solemnidad es un elemento de existencia del acto jurídico siempre y

cuando el legislador lo prevea de esa manera y hace referencia a los

formalismos que se requieren para la celebración del acto. Al respecto

apunta Baqueiro:

Otro elemento de existencia de los actos jurídicos es en algunos casos


la solemnidad, entendida como la forma a la que la técnica jurídica y la
legislación han llevado a tal categoría; ésta no es mencionada por el
Código pues en nuestro Derecho no hay contratos solemnes, pero sí
actos jurídicos solemnes, como el matrimonio o el testamento, en los
que la voluntad debe expresarse precisamente en la forma establecida

11
por la ley para que el acto exista. La solemnidad es a los actos jurídicos
lo que la acuñación a la moneda: éstos no existen, aunque se declare
la voluntad, si no se hace en la forma exigida. (Baqueiro y Buenrostro,
2010:65).

12
3.2 La distinción de la forma

Hasta aquí hemos señalado los elementos esenciales o de existencia del

acto jurídico (objeto, voluntad y solemnidad). Ahora bien, ¿a qué nos

referimos cuándo hablamos de la forma de los actos jurídicos? La forma

refiere al “conjunto de requisitos o manifestaciones externas determinados

por la ley, con los que debe acompañarse o revestirse la expresión de la

voluntad de los actos jurídicos” (Baqueiro y Buenrostro, 2010:81). Esto es, la

forma atiende a la estructura o configuración legal (verbal, escrita o tácita)

como se expresa la concordancia consensual de las partes.

Respecto a la forma, el Código Civil Federal (México), establece lo siguiente:

Artículo 1803.- El consentimiento puede ser expreso o tácito, para


ello se estará a lo siguiente:
I.- Será expreso cuando la voluntad se manifiesta verbalmente, por
escrito, por medios electrónicos, ópticos o por cualquier otra
tecnología, o por signos inequívocos, y
II.- El tácito resultará de hechos o de actos que lo presupongan o que
autoricen a presumirlo, excepto en los casos en que por ley o por
convenio la voluntad deba manifestarse expresamente. (Código Civil
Federal)

13
De lo anterior destacamos que, de acuerdo a la legislación mexicana, hay dos

formas de manifestar el consentimiento:

(a) Expresa. Se refiere a que el consentimiento se da de manera:

 Verbal. De manera oral, ante testigos o fedatario público para

que adquiera efectos jurídicos.

 Escrita. En documento privado ante testigos o ante fedatario

público.

 Medios electrónicos, medios ópticos, signos inequívocos,

cualquier otra tecnología. El legislador pretende abarcar todas

las formas en las que puede expresarse el acuerdo de

voluntades.

(b) Tácita. Se presume el acuerdo de voluntades para producir efectos

jurídicos en virtud de los actos que han realizado las partes.

En virtud de la forma, los actos jurídicos se clasifican en:

- Consensuales. No requieren de formalidades especiales en la


expresión de la voluntad.
- Formales. Requieren que la manifestación de la voluntad se
exprese en la forma prevista por la ley, generalmente por escrito.

14
- Solemnes. La manifestación de la voluntad debe hacerse de manera
especial según la naturaleza del acto: matrimonio, reconocimiento de
hijos, testamento. (Baqueiro y Buenrostro, 2010:82).

15
3.3 La licitud, error, dolo, mala fe,
miedo o temor, violencia física o
moral

Ya hemos desarrollado cuales son los elementos esenciales del acto jurídico.

Asimismo, nos detuvimos a realizar la distinción que existe con la forma y

cómo es que son contemplados en la legislación mexicana. En el presente

apartado, estudiaremos los denominados vicios del consentimiento en el

acto jurídico, sus características y repercusiones.

Cuando hablamos de la voluntad y su autonomía, señalamos que se

encuentra directamente vinculada con el concepto libertad. Así, pues,

cuando hablamos de un acto jurídico, nos encontramos ante una

autolimitación de la libertad de las partes en donde cada una de ellas acuerda

una conducta y una cosa; un dar, hacer o no hacer, sin que exista presión

externa sobre esa consensualidad que contempla el derecho privado. Si

existe algún tipo de interferencia, ruido o presión que limite o corrompa la

libertad de las partes para llegar a un acuerdo, y por tanto la vuelva incierta,

nos encontraremos ante un vicio del consentimiento. Sobre el particular,

Salazar Hernández comenta: “[…] los vicios de la voluntad son los defectos

originados, por falsedad, error o engaño que causan daño o corrompen el


16
libre albedrío y la conducta de alguien y generan como consecuencia anular

o quitarle la validez al acto respectivo.” (Salazar, s/a).

Una vez expuesta la definición de vicios de consentimiento, toca turno

exponerlos de manera detallada para comprender su diversidad y alcances

dentro de la teoría del acto jurídico.

(a) Licitud

Un acto jurídico deberá ser lícito para producir efectos jurídicos, esto es, el

objeto (que ya hemos repasado en apartados anteriores), deberá ser

determinado, estar en comercio, existir en la naturaleza y no ser contrario al

ordenamiento jurídico vigente, las buenas costumbres o el orden público.

En el derecho privado, aplica el principio general del derecho de lo que no

está prohibido está permitido, así, pues: “las partes pueden crear o modificar

sus obligaciones a través de los contratos u otros actos jurídicos que

celebren, pero sin una norma en forma expresa, prohíbe la celebración de un

acto en concreto, éste será ilícito per se, independientemente de que su

objeto, motivo o fin sean lícitos” (Baqueiro y Buenrostro, 2010:80). El hecho

de que un acto jurídico sea lícito tiene que ver directamente con el derecho

17
positivo; es decir, si el derecho indica que podemos comerciar con cierto tipo

de animales (ej. reses, cabras, borregos, etc.) para el consumo humano, el

acto jurídico en cuestión carecerá de vicios del consentimiento en virtud de

ser lícito: se encuentra dentro del marco normativo. Sin embargo, si en

determinado momento el comercio de alguno de esos animales fuera

prohibido por el legislador el acto jurídico carecerá de validez pues será ilícito.

Ahora bien, respecto a las buenas costumbres y el orden público es la

vinculación que guarda el derecho con la moral. La moral, desde una

perspectiva contextual, permite a la sociedad resignificar la cotidianeidad.

Las buenas costumbres, desde una perspectiva jurídica, implican hablar de

“el cumplimiento de los derechos y obligaciones impuestos al individuo, no

sólo por la ley, sino también por el orden moral que rige el lugar y momento

determinados, para lograr una armónica convivencia social” (Tapia,

2002:334). El orden público, posibilita que la sociedad fluya de cierta manera

atendiendo a la especificidad del tiempo y en este sentido podemos decir

que el derecho es vida y la vida cambia.

Tenemos pues, que, uno de los principales factores para que un acto jurídico

se encuentre libre de algún vicio o interferencia a la libertad, naturalmente

18
es la ley. Sin embargo, debemos detenernos a reflexionar en este punto que

la voluntad del legislador debe atender a las necesidades de la sociedad, por

ello es importante tener presente la vinculación que guarda el derecho

privado con el derecho público.

(b) Error

Un segundo vicio del consentimiento lo encontramos en el error. Al hablar

gramaticalmente de error, nos referimos a un juicio o acción equivocada o

falsa (Diccionario de la Lengua Española, 23 Edición, 2014). La doctrina, por

su parte, lo define como:

“[…] el estado objetivo que está en desacuerdo con la realidad,


provocando que la manifestación de la voluntad en el acto jurídico no
sea consciente […] en un sentido amplio es toda falsa representación
de la realidad; también suele equipararse a la ignorancia, pero para el
Derecho sólo es error aquel falso conocimiento o ausencia de él que
recae sobre el motivo determinante de la voluntad […]” (Baqueiro y
Buenrostro, 2010:74-75).

El Código Civil Federal (México), distingue en su artículo 1813 dos tipos de

errores: (a) el error de hecho; y (b) el error de derecho. Ambos invalidan el

acto jurídico si recaen sobre el motivo o fin determinante de la voluntad de

cualquiera de las partes. El error de hecho, refiere a las condiciones exigidas

19
en el hecho mismo, es decir, las condiciones que del acto jurídico; mientras

que el error de derecho recae sobre los alcances de la norma jurídica

aplicable, esto es, es un error de tipo hermenéutico del ordenamiento

jurídico vigente. Pongamos un ejemplo para comprender mejor esta

diferencia:

Roberto es coleccionista de todo tipo de artículos relacionados con el

conjunto musical The Beatles. José Luis, también aficionado al cuarteto de

Liverpool, se entera de que Roberto pone a la venta un disco, así que decide

contactarlo para comprarlo. Al momento de celebrarse la compraventa, José

Luis se percata de que el formato del disco no es el que él esperaba (edición,

año, país de origen, etc.). Nos encontramos aquí frente a un error de hecho,

en virtud de existir una confusión de las partes para realizar la compraventa.

Respecto al error de derecho debemos recordar que se trata de un error de

interpretación de la norma jurídica y no a la ignorancia de la ley, pues como

sabemos la ignorancia de la ley no exime su cumplimiento. Por ejemplo: “El

testador que por error cree que la cosa legada es suya, siendo que es ajena”

(Baqueiro y Buenrostro, 2010:74-75), es decir, nos enfrentamos ante una

20
falsa percepción de la realidad, una interpretación equívoca, pero siempre

atendiendo a lo dictado por la ley.

Señalamos, por último, que, en función del grado de gravedad, el error se

clasifica en:

Error obstáculo. Es el que impide la formación del acto jurídico; es


tan grave que impide que el acto nazca; se produce inexistencia del
acto por falta de un elemento de existencia.
Error nulidad. Es el que hace el acto jurídico simplemente anulable;
este error es menos grave, pues resulta susceptible de enmienda.
Puede recaer en la persona con la que se contrata, sobre la sustancia
de la cosa o sobre los efectos del acto que se realiza, siempre que ello
sea el motivo determinante por el que se celebró el contrato. Puede
invocarse la nulidad del acto, de ahí el nombre de error de nulidad.
Error leve o indiferente: carece de influencia en la validez del acto.
Cuando la gravedad del error es tan insignificante que no afecta la
determinación de la voluntad, sólo da lugar a la rectificación, más no
a la nulidad. (Baqueiro y Buenrostro, 2010:86-87).

(c) Dolo y Mala fe

El dolo refiere a un engaño intencional que tiene como propósito dañar la

autonomía de la libertad induciendo al error, “[…] es un estado de conciencia,

pues se trata de actos externos que pueden apreciarse por los sentidos

(Baqueiro y Buenrostro, 2010:88). De acuerdo a la legislación mexicana


21
(artículo 1815 Código Civil Federal) no debe confundirse el dolo civil de la

mala fe. El dolo refiere a un artificio o sugestión para inducir al error o

mantener en él a alguno de los contratantes; mientras que la mala fe se

entiende como la disimulación del error de uno de los contratantes, una vez

conocido.

En este sentido, entendemos que las características del dolo civil son:

- Se presenta en el momento de la presentación del contrato (dolo


in contrahendo);
- Las maniobras o sugestiones empleadas tienden a sorprender la
voluntad de uno de los contratantes creando en él un error; y,
- El error así inducido debe recaer sobre el motivo que determina el
autor del acto a declarar su voluntad para celebrarlo; es decir, el
error provocado por medio del dolo ha de ser de tal naturaleza que
la parte que ha sido víctima de las maniobras dolosas otorga su
voluntad por causa del falso conocimiento de la realidad al que ha
sido inducido insidiosamente para celebrar el acto (dolo causam
dans). (Diccionario Jurídico Mexicano, 1983:347).

Por otro lado, hacemos hincapié en que la mala fe no es un vicio de

consentimiento per se, pues es el error el vicio del consentimiento al que la

mala fe induce:

[…] aunque existe la creencia muy difundida de que la mala fe es un


vicio del consentimiento, en realidad el vicio es el error en que se
encuentra una de las partes; es una conducta contraria a la buena fe

22
que debe existir en todo acto jurídico; esta conducta simple implica
siempre premeditación y propósito de no desengañar a fin de
obtener mayores beneficios en el acto jurídico, de ahí que sea
sancionada por el legislador. (Diccionario Jurídico Mexicano,
1983:136)

(d) Violencia

La violencia en el acto jurídico refiere a todo uso de la fuerza física o

intimidación para limitar la autonomía de la libertad de las partes. Al

respecto, establece la legislación mexicana:

Artículo 1819.- Hay violencia cuando se emplea fuerza física o


amenazas que importen peligro de perder la vida, la honra, la libertad,
la salud, o una parte considerable de los bienes del contratante, de
su cónyuge, de sus ascendientes, de sus descendientes o de sus
parientes colaterales dentro del segundo grado. (Código Civil Federal)

De lo antes señalado, se desprende que el uso de la fuerza al que refiere el

legislador se encuentra directamente vinculada con la integridad física de

una de las partes, de su cónyuge, hijos, padres, parientes cercanos o

patrimonio. No obstante, no debería de establecerse una gradación para el

uso de la violencia, en virtud de que cualquier acto jurídico que represente

una amenaza física al principio de libertad de las partes, propiciaría a que no

23
surta efectos. En este sentido, de acuerdo a la doctrina, se distinguen dos

tipos de violencia:

- Compulsiva o Intimidación. Es aquella que no destruye por


completo la voluntad del sujeto, porque éste puede elegir entre
sufrir el mal o celebrar el acto, pero su presencia produce la
nulidad del acto
- Absoluta. Es aquella en que de manera física se ejerce fuerza
sobre el cuerpo del sujeto para llevarlo materialmente a ejecutar
el acto, en contra de su voluntad. Ésta causa la inexistencia del
acto o negocio. (Tapia, 2002: 327)

La violencia compulsiva nos remite al miedo o temor, pues a través de la

amenaza o intimidación se genera el escenario fundado de sufrir un mal.

Aunque ambos términos se utilicen como sinónimos, vale la pena aclarar que

parte de la doctrina los distingue:

[…] el temor implica simplemente un estado de ánimo contra lo


considerado arriesgado o peligroso, es decir, se trata de la mera
sospecha de un daño futuro lejano; no puede considerarse como
alterador de la voluntad, a grado tal que la limite en su libertad de
decisión; por ello no es un vicio. El miedo, por el contrario, alcanza
una intensidad que trae consigo e implica una perturbación
angustiosa del ánimo, por el riesgo de un mal que si bien como el
temor también es futuro, es inminente […] (Salazar, s/a).

24
El miedo, es un elemento psicológico que puede afectar directamente la

libertad de las partes que intervienen en el acto jurídico. En este sentido, el

escenario de sufrir un mal debe ser serio, actual y posible. Al respecto

ahonda Baqueiro:

Actual. En tanto que implica la amenaza de un daño inmediato


correlativo a la celebración del acto, no acerca de algo pasado o que
pude evitarse para el futuro.
Cierta. En cuanto a la precisión de daño que se pueda causar, no la
simple enunciación de un posible mal indeterminado; según el Código
Civil local, sólo la amenaza de perder la vida, la honra, la libertad o
parte considerable de los bienes da certeza a la violencia.
Seria. Respecto de la magnitud del peligro que implica, ya sea por
medio de la fuerza física o las amenazas; la amenaza de un daño
intrascendente no basta para viciar la voluntad. Todos los objetos
enumerados por el art. 1819 del Código Civil local son de tal
naturaleza importantes que su pérdida o el temor de perderlos afecta
realmente la libertad. (Baqueiro y Buenrostro, 2010:84).

25
3.4 Temor reverencial

Hemos establecido en el apartado anterior al temor como un estado de

ánimo que propicia la sospecha sobre un daño futuro y que no puede

entenderse, desde el punto de vista teórico, como un vicio del

consentimiento. Respecto, al temor reverencial, tampoco se entiende como

vicio del consentimiento y el Código Civil Mexicano lo explica como una clase

de temor de desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y respeto

(1820, Código Civil Federal).

Nos encontramos, pues, ante un tipo de temor que se origina del respeto

que se tenga hacia alguien. En este sentido, es importante precisar que este

tipo de figuras pueden confundir el ejercicio de la práctica del derecho debido

a su vaguedad y ambigüedad. Desde nuestra perspectiva, bastaría con

hablar de temor sin ningún tipo de adjetivación, es decir, el temor,

comprendido como un estado de ánimo ligado a la amenaza coactiva es

suficiente y no hace falta establecer el respeto (reverencia) como un adjetivo

que lo acompañe. De cualquier forma, el denominado temor reverencial,

“suele ser considerado tanto por la doctrina como por las diversas

26
legislaciones como carente de fuerza suficiente para viciar la voluntad y con

ello atacar la validez de un negocio jurídico” (Tapia, 2002:328).

27
3.5 La naturaleza de la nulidad
producida por los vicios de la
voluntad
Hasta aquí, hemos señalado diversos tipos de vicios de la voluntad o del

consentimiento, toca turno establecer la naturaleza de la nulidad producida

por los mismos. En este sentido, aunque el tema de nulidad pertenece al

bloque 5 de nuestra asignatura, conviene establecer una aproximación de lo

que se entiende por nulidad absoluta y nulidad relativa, a efecto de

comprender el presente apartado.

Primeramente, señalamos que un acto jurídico será nulo cuando, “pese a

que éste se encuentre integrado por sus elementos esenciales, presenta un

vicio de origen en alguno de ellos, lo que lo priva de validez, aunque haya

nacido.” (Baqueiro y Buenrostro, 2010:140). Existen dos tipos de nulidades:

Nulidad absoluta. Afecta básicamente el acto jurídico que contraría


o viola las normas protectoras de intereses sociales o del orden
público. Esta nulidad no impide que el acto produzca efectos en
forma provisional y requiere declaración judicial para destruirlos
retroactivamente, al ser declarada.
Nulidad relativa. Afecta básicamente el acto jurídico que ataca
intereses particulares; por tanto, constituye una sanción que la ley
contempla proteger a determinadas personas, al permitirles anular
el acto que las lesiona o convertirlo en un acto válido por la

28
conformación o por el transcurso del tiempo, sin ejercer la acción de
nulidad. (Baqueiro y Buenrostro, 2010:142-143).

Respecto a los vicios del consentimiento que hemos estudiado, podemos

clasificar la naturaleza de la nulidad producida de la siguiente forma:

(a) Error: el error de derecho o de hecho invalida el acto cuando recae

sobre el motivo determinante de la voluntad de cualquiera de las

partes. Si en el acto de la celebración se declara ese motivo o si se

prueba por las circunstancias del mismo acto que se celebró éste en

el falso supuesto que lo motivó y no por otra causa (1813, Código Civil

Federal México).

(b) Dolo y Mala fe:

- El dolo y mala fe de una de las partes (o el que proviene de un

tercero), anulan el contrato si ha sido la causa determinante de

ese acto jurídico (1816 CCF).

- Si ambas partes proceden con dolo, ninguna de ellas puede alegar

la nulidad del acto o reclamarse indemnizaciones (1817 CCF).

29
Violencia: es nulo el contrato celebrado por violencia, ya provenga ésta de

alguno de los contratantes o ya de un tercero, interesado o no en el contrato

(1818 CCF).

30
Recapitulación

Derivado de nuestro análisis determinamos que para que un acto jurídico

exista, resulta necesaria la configuración de los elementos que le dan

existencia. En este sentido, advertimos que tanto la legislación como la

doctrina advierten los siguientes:

a) Voluntad: ligada directamente con el concepto filosófico libertad, que

desde una perspectiva jurídica del derecho civil, puede limitarse

mediante la autonomía de la voluntad, entendida como una

autorregulación de los individuos en su esfera privada. Al respecto

señalamos que ningún interés particular puede ir más allá de un

interés de Estado.

b) Objeto: que abarca tanto la cosa material o hecho que obliga dentro

del contrato, como a la manifestación de una conducta. Es decir, el

objeto puede entenderse desde su dimensión sustantiva (objeto

indirecto) pero también verbal (objeto directo).

c) Solemnidad: elemento de existencia del acto jurídico siempre y

cuando el legislador lo prevea de esa manera y hace referencia a los

formalismos que se requieren para la celebración del acto

31
Asimismo, repasamos el aspecto formal del acto jurídico, estableciendo

que entendemos por forma: el conjunto de requisitos o manifestaciones

externas determinadas por la ley, con los que debe acompañarse o

revestirse la expresión de la voluntad.

Por último, dimos paso al estudio de los denominados vicios del

consentimiento, es decir, algún tipo de interferencia, ruido o presión que

limite o corrompa la libertad de las partes para llegar a un acuerdo, y por

tanto la vuelva incierta. Distinguimos, a partir de su definición y

características, la licitud, el error, la mala fe, el dolo, el temor reverencial

apuntando cuáles de ellos contempla la ley como vicios del consentimiento

por sí mismo; y cuáles de estos conceptos inducen a que se configure algún

tipo de vicio.

32
Conclusión

Destacamos lo importante que resulta que el estudio del derecho positivo se

encuentre siempre ligado a su respectivo sustento teórico. Entender

aspectos etimológicos, metodológicos y doctrinales propician una mejor

interpretación de lo contenido en el ordenamiento normativo; por ende, a

una aplicación guiada por parámetros de justicia en virtud del espectro

cognitivo alcanzado.

Prueba de lo antes señalado es la comprensión que un acto jurídico se

desprende del concepto libertad delimitado a la perspectiva de una teoría de

derecho privado. La libertad y justicia, en tanto aspectos fundamentales de

Ciencia y Filosofía del Derecho. En este sentido, reiteramos que la

vinculación de aspectos teóricos con el derecho positivo vigente propicia un

mejor entendimiento del derecho y una actitud hermenéutica equilibrada.

En el siguiente apartado de nuestra investigación, repasaremos el tema de

licitud, indagando en sus especificidades. Asimismo, clasificaremos

analíticamente el acto jurídico ofreciendo un esquema teórico-práctico

respecto a las repercusiones de cada una de sus agrupaciones.

33
Fuentes de consulta
Baqueiro, E. y Buenrostro, R. (2010). Derecho civil. Introducción y personas (2da

edición), México.

Bonnecase, J. (1993). Tratado elemental de derecho civil. México: Harla.

Código Civil Federal (09/03/2018). Última Reforma: Diario Oficial de la

Federación.

Contreras, R. (s/a). Estructura del acto jurídico, Cien años de Derecho civil en

México (Homenaje a la UNAM en su centenario). Recuperado de

https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/8/3834/7.pdf

García, E. (2002). Introducción al estudio del derecho. México: Porrúa.

Miramón, A. (s/a). Teoría de las nulidades e ineficacias del acto jurídico, Instituto

de Investigaciones Jurídicas-UNAM, México. Recuperado de

https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/8/3834/8.pdf

Peniche, F. (2004). Introducción al estudio del derecho. México: Porrúa.

Rojina, R. (2003). Compendio de Derecho Civil I. Introducción, personas y Familia.

México: Porrúa.

Rojina, V. (s/a). Existencia e Inexistencia de los Actos Jurídicos, Revista de la

Facultad de Derecho (Número31-32), Acervo Instituto de

Investigaciones Jurídicas (UNAM), p. 205, versión digital. Recuperado de

34
https://revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/rev-

facultad-derecho-mx/article/view/25657/23055

Salazar, J. (s/a). Vicios de la voluntad: reflexiones sobre el error y el miedo, IIJ-

UNAM, Conmemoración de los 80 años de vigencia del Código Civil,

México. Recuperado de

https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/8/3833/20.pdf

Tapia, R. (2002). Introducción al derecho civil. México: McGraw-Hill.

VV. AA, Diccionario jurídico mexicano, Instituto de Investigaciones Jurídicas

(IIJ-UNAM), México.

35

También podría gustarte