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Ideográficos, teóricos y comparatistas

Se parte de la pregunta por el: ¿Por qué se compara tan poco?

La respuesta no puede dejar de atender las diferenciaciones al interior de las ciencias sociales,
específicamente, la ciencia política.

Las divisiones no están relacionadas con las disputas teóricas y metodológicas, tal como propone
Almond, estas divisiones tienen que ver con lo que se considera como correspondiente a la ciencia
política. Mejor dicho, cuáles son las percepciones acerca del objeto de la ciencia política y su
interés en descifrarlo a través de investigaciones.

Según Panebianco, existen tres tipos de politólogos:

1. Los ideográficos (empiristas). Este grupo no manifiesta interés en la construcción de un corpus


teórico con pretensión generalizante. La investigación politológica es descriptiva-interpretativa
sobre la singularidad de los fenómenos políticos, determinados en un tiempo y un espacio.

El interés por estos procesos o fenómenos radica en sí mismos y no en los potenciales aportes a la
construcción o refutación de teorías. Menos aún en lo que se denominaría: “acumulabilidad del
saber politológico”.

Su trabajo es idéntico al de los historiadores (difieren en los periodos considerados, las fuentes
utilizadas y la jerga especializada).

2. Los teóricos. Su objetivo es hacer progresar la teoría desde un sentido abstracto y con muy poca
relación con lo empírico. Lo último sirve como ilustración o ejemplificación de la teoría.

3. Los comparatistas. Se interesan por los procesos políticos estudiados, pero también buscan
usar, aplicar y contrastar presupuestos teóricos. Su interés es por los estudios de caso como en los
trabajos de teoría pura (de allí también que el conocimiento politológico no sea acumulativo ya
que frecuentemente se recurre a los clásicos).

Los estudios de caso “theory oriented” (mencionado por Collier): estudios dirigidos al control de
teorías generales.

Comparatistas con complejo de cenicienta. Mayor número de estudiosos en los ideográficos y


teóricos.

“El verdadero problema consiste en explicar por qué las dos categorías de los ideográficos y de los
teóricos, la primera en particular, estén tan densamente pobladas que agotan casi la totalidad del
campo (la comunidad politológica internacional), de tal modo que la última, la de los
comparatistas, termina por ser, bajo el perfil numérico, una especie de cenicienta, una categoría
residual (si bien dotada de cierto prestigio académico)”.

Saber nomológico y explicaciones locales


Nomológico: tratado sobre el modo de establecer reglas, preceptos o principios en alguna ciencia.
Los científicos políticos están interesados por los fenómenos o procesos políticos en sí, no tanto
por la contribución que se pueda hacer al saber politológico.

¿Qué relación guarda esta pretensión frente a la identificación de nuestro (pretendido) rol en la
sociedad?

El objeto de las ciencias sociales no es “contribuir a la acumulabilidad del saber científico social”
sino comprender fenómenos que son percibidos por el estudioso como culturalmente relevante”
e “históricamente ubicable”.

¿Cuáles son las razones para escoger este tema de investigación? Desde lo personal, lo disciplinar
y lo sociopolítico.

Teniendo en cuenta el planteamiento anterior, el saber nomológico no es el fin sino el medio por
medio del cual se priorizan y se trabajan temas de investigación. Es el instrumento que nos
permite complejizar y comprender las distintas variantes y variaciones de un fenómeno local o
particular.

A pesar de esta encomiable labor epistemológica, anclada en lo local y que reconoce la


subjetividad del investigador, se hace necesario volver plausible (en términos de contrastar con la
realidad) la explicación o comprensión construida. Y esta explicación solo puede alcanzarse a
través de la comparación.

“Solo la comparación puede ayudar a identificarlas [las condiciones de un fenómeno político]”.

Funciones y disfunciones de la teoría


La función de la teoría es la construcción de conocimiento, no la demarcación de modelos-ideales.
La acumulabilidad del saber politológico y el progreso científico a través de esa acumulación son
rezagos de ciencia positivista.

Divisiones disciplinarias y comparación


Los comparatistas están habilitados para evaluar los aportes de los demás grupos.

Se puede coincidir en lo metodológico y en lo teórico, sin embargo, un parteaguas es la pregunta


por el “por qué comparar”. Esto nos lleva a pensar en la justificación de la investigación: ¿por qué
comparar?

La anterior pregunta nos lleva, además, a cuestionarnos sobre: ¿Qué es una explicación aceptable
en las ciencias sociales? Es imposible llegar a un acuerdo sobre lo que se considera como una
explicación.

Esta se dificulta por la proximidad entre los intereses de investigación y el contexto sociopolítico
donde emergen estos intereses.

Una disputa antigua: ¿Qué entendemos por “explicar”?


¿Qué entendemos cada uno de nosotros como “explicación aceptable”?
¿Cuáles son las circunstancias que preceden la aparición del fenómeno que nos interesa explicar?
Es decir, nos importa identificar los mecanismos de causalidad.

El método comparativo: dos estrategias


“En la interpretación que aquí se propone, se compara para alcanzar explicaciones causales, en el
sentido precisado de identificación de mecanismos causales”.

Estrategias de comparación:

Método estadístico: identificación de relaciones entre variables: a mayor movilización social un


mayor reconocimiento jurídico (variaciones concomitantes). El método comparado es una variante
del método estadístico cuando el número de casos es bajo y las hipótesis pueden ser controladas
por la comparación. Se investigan causas y efectos.

Método histórico: se basa en la particularidad de los casos: ¿Por qué se presenta más abstención
en un lugar que en otro? Recurre a la lógica de semejanzas y diferencias. El número de casos es
bajo y las hipótesis pueden ser controladas diacrónica o sincrónicamente. Se investigan
condiciones, pero también se tiene en cuenta el contexto.

La comparación estadística es una condición para hacer buenas comparaciones históricas. Sin
embargo, no importa tanto el control de las hipótesis sino la explicación de un fenómeno político,
identificando sus mecanismos causales.

Conclusiones

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