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CIENCIA Y DISCIPLINA: LA CIENCIA POLÍTICA COMO RAMA DE LAS

CIENCIAS SOCIALES
4.1 La Ciencia Política y su relación con otras ciencias y ramas de conocimiento.
La ciencia política puede definirse como un conocimiento determinístico basado en
leyes generales aplicables a los fenómenos políticos, y sustentado en el estudio
riguroso de casos empíricos. Esa sería una visión más cercana al lado de los
“relojes” de la metáfora popperiana. Por el otro más próxima al polo de las
“nubes”, la ciencia política se asemeja a un arte del hacer, basado en enfoques
generales e intuiciones tomadas del pensamiento político entendido en un sentido
amplio. En todo caso, como afirman Almond y Genco (1977), a lo que debe
apuntar la Ciencia Política es a tener una sustancia plasmática situada entre los
extremos del determinismo mecánico (“relojes”) y lo completamente difuso e
intratable (“nubes”).
Para comprender esta situación problemática, en este capitulo se resume la
historia de la Ciencia Política desde una perspectiva que combina dos criterios: el
topo de contribución para el avance del conocimiento y el desarrollo institucional
de la disciplina (Almond, 1998). También nos ocuparemos de los debates
recientes respecto del estatus de la Ciencia Política. Finalmente, presentaremos
un recorrido histórico del desarrollo de la Ciencia Política en nuestro país y
reflexionaremos acerca del papel del politólogo en la sociedad actual, a través de
los aportes de una figura emblemática de la Ciencia Política en la Argentina:
Guillermo O’Donnell.
Pensar en la evolución histórica de Ja Ciencia Política como disciplina cognitiva,
exige, por un lado, preguntarse si se produjo un avance en la cantidad y calidad de
conocimientos de los estudios políticos y por el otro, establecer una relación entre
la t forma en que se concibe la actividad política y las herramientas que se
proponen para su conocimiento. Gabriel Almond (1998: 51) sostiene que el rasgo
principal de la disciplina es un progresismo ecléctico. es decir. la posibilidad de
acumular y mejorar I nuestros saberes acerca de cómo se producen los
fenómenos políticos en un contexto teórico plural. Sin embargo, esta ausencia de
un único enfoque teórico y de un solo método de análisis ¿no significa inmadurez
científica de la disciplina? (Colomer, 2004: 354) Aunque importantes politólogos
plantean esta cuestión como un problema que afecta el estatus científico de la
disciplina y, por ende, la posibilidad de definir claramente su objeto, la historia de
la Filosofía de la Ciencia demuestra que no existe hoy ni siquiera en las ciencias
conocidas como duras, una conceptualización del conocimiento universalmente
aceptada. Hoy la ciencia forma parte de las construcciones sociales y sus criterios
de verdad dependen tanto de los consensos de la comunidad científica como de
los criterios de verdad derivados intrínsecamente de sus teorías. Por ello, y para
entender el marco en el que se desarrollan la Filosofía y los Métodos de las
Ciencias Sociales en general. y de la Ciencia Política en particular. es relevante
recordar los enfoques predominantes en la Filosofía de la Ciencia (o Teoría del
Conocimiento Científico) desde el siglo XX en adelante. La reflexión sobre la
ciencia nace con el ansia misma del hombre por el conocimiento. Así pues. desde
Platón y Aristóteles en adelante (tomando como referencia exclusiva el
pensamiento occidental) nacen las preguntas acerca de cómo se origina y cómo
se comprueba el conocimiento. Sin embargo, es con la ciencia moderna (a partir
del siglo XVI, y sobre todo con la irrupción de la física newtoniana en el siglo XVII)
que aparece una reflexión sistemática sobre la forma en que se produce el
conocimiento científico. El pensamiento de Immanuel Kant (1724-1804), un intento
de combinar el inductivismo del empirismo inglés y el deductivismo de la filosofía
cartesiana francesa, ofrece la base de Ja epistemología de las ciencias físico-
matemáticas hasta entrado el siglo XIX. Aunque en el siglo XIX se produjeron
muchos debates sobre el estatuto de la ciencia, sobre todo con la irrupción de la
teoría de la evolución de las especies en biología. es en el siglo XX cuando se
desarrollan las principales corrientes de la Filosofía de Ja Ciencia que impactaron
en el progreso de la Ciencia Política como disciplina autónoma. Según Schuster
(2002: 33-4) es posible distinguir tres enfoques predominantes: EL
NEOPOSITIVISMO O POSITIVISMO LÓGICO (1920-1950), EL RACIONALISMO
CRÍTICO O FALSACIONISMO POPPERIANO (1950- 1970) Y EL
POSEMPIRISMO, cuyos autores más emblemáticos fueron Kuhn, Feyerabend,
Laudan y Lakatos. 2 brevemente, mientras que el positivismo lógico buscaba los
criterios de verdad de la ciencia en la contrastación empírica y propugnaba por el
inductivismo como forma de adquisición del conocimiento, el racionalismo crítico
recuperó el valor de las teorías y de las deducciones para ofrecer no la
comprobación sino el intento de refutación de las hipótesis científicas como criterio
de verdad. En el escenario posempirista, vigente actualmente, lo que predomina
es una mirada que ve a la ciencia como el resultado de las interacciones y
acuerdos de quienes la practican. No niega la importancia de la investigación
empírica, pero acepta que no existe una sola teoría o corriente que permita definir
de qué se trata la ciencia. sino que, por el contrario, nos encontramos en un
contexto donde conviven diversas perspectivas (Schuster, 2002: 47). Este
escenario se replica en el caso de la Ciencia Política. Entre las posiciones
extremas de quienes rechazan la posibilidad misma de hacer una ciencia del
estudio de la política y quienes pretenden replicar un modelo científico
determinístico (hoy en crisis también en el ámbito de las Ciencias Naturales), es
posible encontrar una posición intermedia (Aba! Medina, 2000). De esta manera,
se puede sostener que la visión ecléctico-progresiva (Almond, 1998) o abierto-
ecléctica (Pasquino, 1988) es la que responde mejor a las aspiraciones que
podemos tener respecto del estatus científico de nuestra disciplina.
1. . El concepto del sistema político fue desarrollado en la década de 1950
como delimitación respecto a los conceptos rectores de la doctrina
gubernamental comparativa clásica, que se percibían como demasiado
formalista o legalistas, y marcó en el decenio posterior, a través del
surgimiento de los análisis de estructuras y funciones del sistema político, el
comienzo del análisis comparativo de sistemas políticos que están muy
distanciados espacial y cronológicamente.
La concepción general del sistema político queda bosquejada a través de las
delimitaciones frente a otros fenómenos y abstracciones, por ejemplo respecto al
Estado, la Constitución y el sistema de gobierno.
2. El sistema político es distinto al Estado porque éste es una categoría
mucho más abstracta, conoce otras condiciones constitutivas (territorio,
población, monopolio de la aplicación de la violencia física, etcétera), está
pensado para una (mayor) duración y con él se relacionan cuestiones más
amplias, respecto a los objetivos (del Estado) y las funciones
(igualmente del Estado), respecto a las relaciones de producción y de
propiedad, o del sistema social (capitalismo vs. socialismo).
3. Respecto a esto, el concepto del sistema político está determinado más
estrechamente, entre otras cosas, respecto a las formas de dominación, los
tipos de régimen (democracia, dictadura), tipos de sistema político
(presidencialismo, parlamentarismo), las relaciones de poder (partidos,
gobierno) y las formas de representación social y política (pluralismo,
corporativismo), en un Estado, todos ellos fenómenos que están sometidos
al cambio.
4. De la Constitución, el sistema político es distinto porque las instancias
institucionales y las regulaciones de procedimientos que lleva a cabo una
Constitución, que en la mayor parte de los casos está puesta por escrito,
son importantes para el proceso político, pero no lo estructuran por
completo ni lo captan en términos reales. El concepto de Constitución
apunta a lo jurídico-normativo y el concepto de sistema político a lo
empírico de hecho (“realidad constitucional”).
5. Del sistema de gobierno, el sistema político es distinto porque no solamente
las instituciones políticas, sino también las condiciones y los desarrollos de
entorno social se incluyen en la consideración, y también se investiga al
mismo tiempo la relación de efectos recíprocos entre la estructura
institucional, la interacción de las instituciones y la sociedad. La idea de que
en el sistema político se establece una relación de dependencia recíproca
del sistema de las instituciones y los procesos político-sociales, conduce
hacia una recisión del concepto de sistema político, como fue introducido
por la teoría de sistemas
4.2 Ámbitos y objeto de estudio de la Ciencia Política.
En este sentido, es posible afirmar que en las ciencias sociales no existe una
teoría general sino sólo una acumulación de enfoques, es decir. muchas formas
de explicar los comportamientos humanos sin que ninguna de ellas prime sobre. la
otra. Es a partir de estos criterios, progresividad del conocimiento y pluralismo
teórico, además de la institucionalidad de los ámbitos de investigación y
enseñanza, que hemos reconstruido la historia de la Ciencia Política. Sin duda,
esta historia varía según el ámbito geográfico y la tradición de investigación donde
se enmarca Sin embargo, aunque no siempre fuera denominado como ciencia, el
estudio sistemático de la política tiene antecedentes ilustres en la historia del
pensamiento. Antes de ocuparnos de los debates epistemológicos del siglo XX.
nos detendremos en algunos autores previos, sobre todo los que pueden
considerarse como fundadores de la reflexión sistemática, empíricamente
sustentada y comparativa de las instituciones y regímenes políticos. Esta parte de
la historia que se ha denominado ''proto ciencia" de la política (Femández, 2002)
no nos interesa por mero gusto arqueológico. Por el contrario, partimos del
supuesto compartido por Almond ( 1998) y en cierto sentido por Sartori (2004) y
Laitin (2004) de que, más allá de la posible oscuridad de algunos de estos textos
(Colomer, 2004), estos clásicos dan cuenta de un repertorio de temas y
preocupaciones que recorre el estudio de la política, ofrecen esquemas de
pensamiento para ordenar lógicamente nuestros análisis, y son una prueba de
cómo se produce este progresismo ecléctico que es el rasgo distintivo de nuestra
disciplina.

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