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La legislación española de consumidores y usuarios se basa en el artículo 51 de la Constitución,

según el cual los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios,
protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos intereses
económicos de los mismos. Asimismo establece que promoverán su información y educación,
fomentarán sus organizaciones y las oirán en las cuestiones que puedan afectarles.

En dicho artículo se basa la Ley estatal de Defensa de Consumidores y Usuarios fue aprobada
mediante el Real Decreto Legislativo 1/2007.1

La Ley de Defensa de Consumidores y Usuarios fue aprobada por la necesidad de transponer la


Directiva Europea de los derechos de los consumidores y ha sido reformada en numerosas
ocasiones, en 2009, 8 veces en la década de 2010 y 5 veces en la de 2020.

Contiene el reglamento de condiciones generales que se incluyan en contratos con


consumidores (son personas físicas o jurídicas que adquieren, utilizan o disfrutan bienes y
servicios como destinatarios finales). Tiene régimen igual que las Condiciones Generales de la
Contratación. Tiene como novedad que regula las cláusulas abusivas, establece unas normas
generales de lo que debe entenderse por cláusula abusiva, y enuncia una lista de cláusulas
concretas que son abusivas.

Las 38 cláusulas indicadas en la lista se pueden agrupar en 6 grupos:

Aquellas que vinculan el contrato a la sola voluntad del empresario o profesional (cláusulas
que dejan la interpretación a la voluntad del empresario, cuando en el contrato ponga fecha
de entrega meramente orientativas, cuando la cláusula permita al empresario incumplir los
compromisos asumidos por sus representantes).

Aquellas que privan a los consumidores de los derechos básicos de los consumidores (cláusula
que limite la responsabilidad del empresario hacia el consumidor).

Aquellas que impliquen la falta de reciprocidad en las prestaciones (yo pago el producto pero
el empresario no presta el servicio).

Aquella que imponen al consumidor garantías excesivas en proporción del riesgo del
empresario.

Aquellas cláusulas que afectan a la perfección y ejecución del contrato.

Aquellas que afecta a la competencia de los tribunales y a la Ley aplicable.

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