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UNIDAD III
DERECHOS Y GARANTIAS CONSTITUCIONALES QUE
RIGEN EL SISTEMA TRIBUTARIO EN VENEZUELA
Realizado por:
Br. Maria García
C.I 30.903.197
Sección: 321721
Profesor: Elva Reyes
En este orden de ideas podemos citar el aforismo latino “nullum tributum sine
lege” que significa que no habrá tributo sin Ley. Afirmar que no debe existir
tributo sin Ley, implica que solo la Ley puede establecer la obligación tributaria,
definir cuáles son los supuestos de hecho o hechos imponibles, cuales son los
sujetos pasivos de la obligación.
Solo a las leyes corresponde regular con sujeción a las normas generales de
este Código las siguientes materias;
1. Crear, modificar o suprimir tributos; definir el hecho imponible, fijar la
alícuota del tributo, la base de cálculo e indicar los sujetos pasivos del mismo.
2. Otorgar exenciones y rebajas de impuesto.
3. Autorizar al Poder Ejecutivo para conceder exoneraciones y otros
beneficios o incentivos fiscales.
Para Dino Jarach (Curso de Derecho Tributario, 1980, pag. 75), el primer
principio fundamental del Derecho Tributario Constitucional, lo que denomina
“la partida de nacimiento” del Derecho Tributario, es el Principio de Legalidad.
En este orden de ideas, la base histórico-constitucional del principio es que los
tributos representan invasiones del poder público en las riquezas de los
particulares, por lo que en un Estado de derecho estas invasiones deben
hacerse únicamente a través de la Ley.
Por otra parte, entendemos que, si bien es cierto que bajo este principio todas
las personas que se encuentren en los supuestos establecidos en la Ley para
el nacimiento de la obligación tributaria, y en consecuencia obligado al pago del
tributo, el mismo debe ser de acuerdo a su capacidad contributiva.
Este principio implica que solo aquellos hechos de la vida social que son
índices de capacidad económica puede adoptados por las leyes como
presupuestos generador de la obligación tributaria. Más la estructura del tributo
y la medida en que cada uno contribuirá a los gastos públicos no están
solamente determinadas por la capacidad económica del sujeto pasivo, sino
también por razones de convivencia, justicia social y de bien común, ajenas a
la capacidad económica.