Está en la página 1de 1

La culpa de los pecadores fue imputada a Cristo.

Él no estaba en
ningún sentido manchado en realidad con la culpa. Simplemente fue
tenido por culpable ante la corte del cielo, y la penalidad de toda esa
culpa fue ejecutada en su contra. El pecado le fue imputado, mas no
impartido a Él.
Esta es una declaración notable: “Al que no conoció pecado, por
nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en él”. No puede significar que Cristo se convirtió en
un pecador. No puede significar que Él hubiera cometido algún
pecado, que su carácter se hubiera mancillado, o que Él llevó nuestro
pecado en cualquier otro sentido aparte de una imputación legal.
Cristo no tenía capacidad para pecar. Él fue impecable. Este mismo
versículo dice inclusive: “No conoció pecado”. No tenía mancha
alguna. Tenía que ser así para servir como el perfecto sustituto. Él era
santo, inofensivo, incontaminado: separado de los pecadores (He.
7:26). Él era sin pecado (He. 4:15). Si el pecado hubiera denigrado su
carácter en cualquier sentido — si se hubiera convertido en un pecador
como tal — entonces Él mismo habría sido merecedor del castigo por
el pecado, y por tanto no estaría calificado para presentar el pago por
los pecados de los demás. El perfecto Cordero de Dios no podía ser
otra cosa que un cordero sin mancha. Así que la frase “[Dios] lo hizo
pecado” no puede significar que Cristo se hubiera manchado con el
pecado como tal.
Lo que significa simplemente es que culpabilidad por nuestros
pecados le fue imputada a Él, le fue tenida en cuenta como si fuera
propia de Él. Muchos versículos de las Escrituras enseñan este
concepto: “Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados” (Is. 53:5). “llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero” (1 P. 2:24). Él llevó “los pecados de muchos” (He.
9:28).
Así que en 2 Corintios 5:21, lo que Pablo quiere decir sencillamente
es que Dios trató a Cristo como si Él fuera un pecador. Él imputó
nuestra culpa en Él y aplicó sobre Él el castigo pleno por el pecado,
aunque Cristo mismo no conocía el pecado.
La culpa que Él llevó no era su culpa, pero Él la sobrellevó como si
fuera suya. Dios puso nuestra culpa en la cuenta de Él y le hizo pagar

También podría gustarte