0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
9 vistas1 página
El documento discute cómo los sacrificios antiguos no podían quitar los pecados de forma permanente, mientras que el sacrificio de Jesucristo sí lo hizo de forma definitiva. Explica que Jesús cumplió la voluntad de Dios al ofrecer su cuerpo como sacrificio perfecto una vez para siempre, reemplazando así a los antiguos sacrificios.
El documento discute cómo los sacrificios antiguos no podían quitar los pecados de forma permanente, mientras que el sacrificio de Jesucristo sí lo hizo de forma definitiva. Explica que Jesús cumplió la voluntad de Dios al ofrecer su cuerpo como sacrificio perfecto una vez para siempre, reemplazando así a los antiguos sacrificios.
El documento discute cómo los sacrificios antiguos no podían quitar los pecados de forma permanente, mientras que el sacrificio de Jesucristo sí lo hizo de forma definitiva. Explica que Jesús cumplió la voluntad de Dios al ofrecer su cuerpo como sacrificio perfecto una vez para siempre, reemplazando así a los antiguos sacrificios.
imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios
que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se
acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre (cp. 9:24-26; 10:11, 14). Todos esos sacrificios mostraban los efectos mortales del pecado y describían la idea de un sustituto final que tomaba el lugar del pecador, cumplido en el sacrificio de Jesucristo “una vez para siempre”. Que Jesús fuera absoluta y perfectamente sin mancha y sin contaminación es el claro testimonio de la Biblia, relacionado en especial con la doctrina de la imputación, contenida en 2 Corintios 5:21: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”: Imputación hace referencia a un recuento legal. Imputar una culpa a alguien es asignar culpabilidad en la cuenta de esa persona. Del mismo modo, imputar justicia es contar la persona como justa. La culpa o la justicia que se imputa de este modo es una realidad plenamente objetiva; existe totalmente aparte de la persona a quien es imputada. En otras palabras, una persona a quien se imputa una culpa no se hace culpable por esa razón en un sentido real, sino que es tenida por culpable en un sentido legal. Es contar algo como si fuera de la persona sin que esto implique un cambio como tal en su carácter intrínseco.