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Identificación

de un
romance
en
Redención

1
E. W. KENYON

2
Introducción

Estamos tratando con el hecho casi desconocido de nuestra de


nuestra identificación con Cristo.
Enseguida puedes preguntar, “¿Qué significa identificación”?
Significa nuestra completa unión con Él en Su Sacrificio
Sustitutorio.
Por ejemplo, este término se usa: “He sido crucificado
juntamente con Cristo”. Esta es nuestra Identificación con Cristo
en Su Crucifixión.
Yo morí con Cristo.
Yo fui enterrado con Cristo.
Yo sufrí con Cristo.
Yo fui vivificado con Cristo.
Ahora estoy sentado con Él.
Esta pequeña preposición “con” es la llave que ha abierto una
verdad escondida por largo tiempo que es de vital importancia
para nosotros.
Los primeros dos o tres capítulos de este pequeño libro te guiarán
dentro de la antesala de la revelación más grande de Dios
relacionada con la nueva creación.

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Capítulo 1

La ley de identificación

La enseñanza de la Identificación es el lado legal de nuestra


Redención.
Nos revela lo que hizo Dios en Cristo por nosotros, desde el
momento en que Él fue a la cruz hasta que Él se sentó a la
derecha del Padre.
El lado fundamental de la Redención es lo que el Espíritu Santo, a
través de la Palabra, está haciendo en nosotros.
En varias ocasiones Pablo usa la preposición “con” cuando se
refiere a la enseñanza de la obra Sustitutoria de Cristo.
Gálatas 2:20 “CON Cristo estoy juntamente crucificado”.
Entonces nos dice que “él murió CON Cristo”, que “él fue
enterrado CON Cristo”.
Esto nos muestra la llave que abre las grandes enseñanzas de la
Identificación.
Cristo se hizo uno con nosotros en pecado, para que seamos uno
con Él en la Justificación.
Él se hizo lo que éramos nosotros, para que pudiéramos ser como
Él es ahora.
Él se hizo uno con nosotros en la muerte, para que podamos ser
uno con Él en la vida.
Hay una unidad doble: primero Su unidad con nuestros pecados
en la cruz; segundo, nuestra unidad con Él en Su trono de gloria.
Efesios 2:6 “y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos
hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”.

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Él se hizo lo que nosotros éramos, para que nosotros seamos
como Él es.
Él murió para hacernos vivir.
Él se hizo pecado para hacernos Justos.
Él se hizo débil para hacernos fuertes.
Él sufrió la vergüenza para darnos gloria.
Él fue al infierno para llevarnos al Cielo.
Él fue condenado para Justificarnos.
Él llevó la enfermedad para que la sanidad fuera nuestra.
Él fue arrojado de la presencia de Dios para que nosotros
pudiéramos tener acceso a ella.
En el hecho de la Identificación tenemos una de las fases más
ricas de la redención.

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Capítulo 2

Crucificado con Cristo

Cuando Pablo dijo, “Con Cristo estoy juntamente crucificado”,


significa que ha sido juzgado, condenado, arrojado, desnudado y
clavado en la cruz.
Para un judío, el pensamiento de crucifixión, en especial para un
fariseo, traía un sentido de vergüenza y horror.
Cuando Saulo de Tarso se identificó el mismo con Jesús, lo aceptó
como Su Salvador y lo confesó como su Señor, en ese momento
el fue un hombre crucificado para el pueblo judío.
Se convirtió en un marginado.
No es de sorprendernos lo que dijo en Gálatas 6:14 “En cuanto a
mí, que nunca me jacte de otra cosa que no sea la cruz de
nuestro Señor Jesucristo. Debido a esa cruz, mi interés por este
mundo fue crucificado y el interés del mundo por mí también ha
muerto.”
El mundo había sido desnudado para Pablo.
Para él ya no había ningún engaño al respecto.
Él conocía su crueldad.
Él había sentido su látigo en su propia espalda.
Él recordaba las piedras que le habían dejado inconsciente.
Él recordaba que en cada lugar que iba, enfrentaba la ira, el
rencor y la envidia del hombre.
Había sido desnudado al mundo.
No había nada en él que la gente deseara.

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Ese pequeño judío, con su poderoso mensaje y su tremendo
poder en la oración, había sido crucificado al mundo.
Entendemos lo que realmente significa la crucifixión. Pablo vio su
Identificación con Cristo en Su crucifixión.
Entendemos que la crucifixión no significa muerte. Significa la
unión con Cristo en Su vergüenza y sufrimiento.
Romanos 6:6 “Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue
crucificado con Cristo para que el pecado perdiera su poder en
nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado.”
La crucifixión señala el camino de la muerte.
En la afirmación del Espíritu relacionado con nuestra
Identificación con Cristo, Él dice que nuestro viejo hombre, ese
hombre escondido del corazón, el verdadero hombre quien estaba
lleno de muerte espiritual, naturaleza satánica, fue crucificado en
la cruz en Cristo.
Cristo estuvo ahí, no por Él mismo, no como un mártir, sino como
un Substituto.
Fuimos crucificados en la cruz con Cristo. Fuimos crucificados
con Él.
El objetivo de la cruz, en la mente de la muchedumbre, era
acabar con el Hombre que ellos odiaban.
En la mente de la Justicia significaba Su Identificación con la
humanidad en su pecado y sufrimiento, y nuestra Identificación
con Él en Su crucifixión

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Capítulo 3

Él se hizo pecado

En el grandioso drama de nuestra Redención, tan pronto como


Cristo fue crucificado, con Su corona de espinas, y los alaridos de
la muchedumbre que lo rodeaba, la Justica comenzó a hacer su
imponente trabajo detrás de la escena.
Hombres y mujeres alrededor de la cruz con el conocimiento
sensorial solo podían ver el hombre físico, Jesús, colgado ahí.
Dios podía ver Su espíritu.
Los ángeles podían ver Su espíritu.
Los demonios podían ver el verdadero hombre, escondido en
aquel cuerpo.
Entonces llegó esa tremenda hora donde se cumplió totalmente lo
que dicen las Escrituras en 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció
pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él.”
Isaías 53:5 “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos
como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová
cargó en él el pecado de todos nosotros.”
En aquella espantosa cruz, Él no solo se hizo pecado, sino que Él
se hizo maldición, por eso en Gálatas 3:13 nos dice “Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un
madero”. (La palabra “nos” aquí se refiere a los judíos).
Él vino como judío bajo el Primer Pacto para redimir de la
maldición de la Ley a todos los que estaban bajo ese Pacto.
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Cuando Él estaba colgado en la cruz, Él no era solo pecado, sino
que Él era maldición.
¿Es de extrañar que Dios le dio la espalda? ¿Es de extrañar que
Él gritara en su agonía “¿Dios mío, Dios mío porqué me has
desamparado?”
Él tomó el lugar del pecador en el Juicio.
Todas las fuerzas de la oscuridad lo abrumaron a Él.
Él era nuestro Substituto del pecado.
El pecado no le fue contado a Él. El pecado no fue puesto a Su
cuenta. Él se convirtió en pecado.
Nuestros sentidos se tambalean bajo la asombrosa idea de ello.
No lo podemos entender.
Solo nuestros espíritus pueden comprender la profundidad de Su
agonía.
Puedes escuchar a Pablo exclamando (Filipenses 3:10) “a fin de
conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”.
La oración de Pablo asombra a uno.
Quería compartir las agonías de la muerte de Cristo.
Quería tener comunión con sus sufrimientos.
Pero Pablo no podía hacerlo.
Nadie puede hacerlo.
Ningún ángel puede hacerlo.
Es la propia obra de Dios la que lo puede llevar a cabo.
Cuando Él entregó a muerte a su Hijo, reveló un amor que no se
puede describir.

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Capítulo 4

Él se hizo enfermedad

El próximo paso en este tremendo drama se encuentra en Isaías


53:3-5: “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos
de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros
dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y
abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados.”
No fue lo que los soldados romanos ni la multitud rabiosa la que
hizo esto. Fue Dios.
Nos impacta cuando entendemos que fue herido, azotado de Dios
con nuestras enfermedades y pecados. Sobre Él fueron puestas
las enfermedades y dolencias de la raza humana.
Isaías 53:10 “sin embargo, agradó a Jehová herirlo; lo hizo
enfermedad” (AMPC).
Él no solamente se hizo pecado y se separó de Su Padre cuando
Su corazón quebrantado expresó “Dios mío, Dios mío ¿Por qué
me has desamparado?”, sino que también todas las
enfermedades de la raza humana cayeron sobre Él.
Isaías 52:14 “De la manera que muchos se asombraron de él, así
fue desfigurada su apariencia, más que la de cualquier hombre; y
su aspecto, más que el de los seres humanos.”
Eso fue un sufrimiento espiritual. Esto fue cuando el hombre
escondido del corazón, se convirtió no solo en pecado, sino en
enfermedad. Esto fue el lado espiritual de la agonía en la cruz.

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Esto fue cuando nuestros pecados y enfermedades fueron
puestos sobre Su espíritu.
Su espíritu se hizo pecado.
Su espíritu se hizo enfermo.
Si el corazón pudiera entender que Él se hizo pecado, y que
estamos Identificados con Él en la cruz, podríamos comprender
Su obra substitutoria.
Para muchos de nosotros, esta verdad se ha hecho doctrina en
vez de realidad.
Él no solo llevó nuestros pecados sobre Él, sino que también nos
puso a nosotros sobre Él. El hombre completo está envuelto en
este sacrificio – Su espíritu, Su alma y Su cuerpo.
Fuimos clavados en la cruz con Él y en Él.
Nuestras enfermedades fueron parte de Él.
Cuando el corazón reconoce esto, entonces será el final del
dominio de la enfermedad.
Como Él fue hecho enfermo con nuestras enfermedades, Satanás
no tiene derecho legal para poner enfermedades sobre nosotros,
y en el Nombre de Jesús podemos librarnos del poder de Satanás.
Cierto, tenemos cuerpos mortales, pero este cuerpo mortal está
lleno de la vida de Dios.
2 Corintios 5:4 “para que lo mortal sea absorbido por la vida.”
Romanos 6:14 “Así el pecado ya no tendrá poder sobre ustedes”,
o literalmente, “El pecado no será señor sobre nosotros”
Tampoco ni el dolor ni la enfermedad se enseñoreará sobre
nosotros.
Ahora podemos ver que, si Satanás perdió su dominio, él no
puede poner enfermedad sobre nosotros.

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Podemos entender que la enfermedad es espiritual. Se
manifiesta en nuestros cuerpos físicos como enfermedad. El
mundo ve la enfermedad en nuestros cuerpos, Dios la ve en
nuestros espíritus. Dios nos sana a través de Su Palabra.
Es la Palabra la que sana nuestros espíritus.
Es la Palabra la que nos recrea.
Es la Palabra la que produce fe.
Es la Palabra la que nos revela lo que realmente somos en Cristo
– Nueva Creación.
Entonces, es la Palabra la que trae sanidad a nuestros espíritus
enfermos.
La enfermedad es una condición espiritual manifestada en el
cuerpo físico.
Si Él se hizo pecado, y quitó nuestros pecados de en medio, no
tenemos que ser gobernados por el pecado.
Si Él se hizo en enfermedad con nuestras enfermedades, y las
apartó de nosotros, no tenemos que ser gobernados con las
enfermedades y dolencias.
Nosotros, con nuestras enfermedades y dolencias, fuimos
clavados en la cruz en Cristo.
Cuando realmente reconocemos esto, no batallamos más por la
fe, por la Justicia ni por la santidad porque sabemos que fuimos
clavados en la cruz y morimos con Él, fuimos enterrados con Él,
sufrimos con Él, fuimos vivificados con Él, fuimos Justificados con
Él, conquistamos a Satanás con Él, fuimos resucitados con Él y
finalmente fuimos sentados juntamente con Él. El programa
completo del Sacrificio Substitutorio es una realidad en nosotros
por el Espíritu a través de la Palabra. Ahora todas estas cosas
nos pertenecen, son nuestras. Efesios 1:3.

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Capítulo 5

Nosotros morimos con Él

Jesús murió dos veces en la cruz. Supe esto por muchos años,
pero no tenía evidencia escritural al respecto. Un día descubrí en
Isaías 53:9 la respuesta a mi extensa búsqueda.
“Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue
en sus muertes”. La palabra "muerte” es plural en el Hebreo.
Algunos de ustedes lo notarán si tienen Biblias con referencias al
margen.
Jesús tuvo dos muertes en la cruz: Él murió espiritualmente
antes de morir físicamente.
En Juan 10:18 Él dijo que ninguno puede tomar Su vida de Él.
A Él no lo podían matar; Él no podía morir. ¿Por qué? Porque Su
cuerpo no era mortal. Jesús tenía un cuerpo como el de Adán
antes de pecar. Era un cuerpo humano perfecto, no Mortal ni
Inmortal. Era un cuerpo que no podía morir hasta que el pecado
tuviera posesión de Su espíritu. En otras palabras, Jesús tenía
que morir espiritualmente antes de que pudiera morir
físicamente. Si el cuerpo de Jesús hubiera sido como el suyo o el
mío, entonces Él no era Deidad, Él no sería un Substituto, y Él no
hubiera muerto por nuestros pecados; Él hubiera muerto como un
mártir.
Pero, si Él tiene un cuerpo como el del primer hombre Adán, que
no era Mortal, no estaba sujeto a muerte (eso significa sujeto a
Satanás) entonces Él era Deidad. En nuestros últimos capítulos
vimos que el hombre fue clavado a la cruz con Cristo. Aquí
vemos a la raza humana muriendo con El Crucificado. Pablo dijo,
“Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él”

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Romanos 6:8 y 2 Timoteo 2:11. En estas Escrituras podemos
notar que nosotros morimos con Cristo cuando Él murió.
Él fue nuestro Substituto.
Fuimos uno con Él en la cruz.
Fuimos uno con Él en Su muerte.
Él murió bajo nuestro juicio, en nuestro lugar.
Él murió porque Él se hizo pecado.
Si lo aceptamos a Él, no puede haber juicio para nosotros.
Isaías 53:10-12 “Pero al Señor le pareció bien
quebrantarlo y hacerlo padecer.
Cuando se haya presentado a sí mismo
como ofrenda para la expiación de pecado,
verá a su descendencia, tendrá una larga vida,
y por medio de él se verá prosperada
la voluntad del Señor.
11 Verá el fruto de su propia aflicción,
y se dará por satisfecho.
Mi siervo justo justificará a muchos
por medio de su conocimiento,
y él mismo llevará las iniquidades de ellos.
12 Por eso yo le daré parte con los grandes,
y él repartirá despojos con los fuertes.
Porque él derramará su vida hasta la muerte
y será contado entre los pecadores;
llevará sobre sí mismo el pecado de muchos,

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y orará en favor de los pecadores.”
¿No les parece que eso suena a la Revelación Paulina?
La Revelación Paulina revela que fue lo que pasó desde el
momento que Jesús fue hecho pecado en la cruz, hasta que Él se
sentó a la diestra del Dios.
En ningún lado vamos a encontrar ese conocimiento.
Eso es Substitución.
Esto es absoluta Identificación.
Esto es parte de la grandiosa verdad Substitutoria en la profecía.
Él derramó su vida en la muerte.
A través de Su muerte fuimos vivificados.
Fueron nuestros pecados que lo mataron a Él.
Fue Su Justicia la que nos dio vida a nosotros.
Él tomó la copa de la muerte, para que nosotros tomáramos la
copa de la vida.
En ese poderoso ministerio antes de que Él resucitara de los
muertos, destruyó el señorío de la muerte. Cuando la muerte lo
mató, se mató a sí misma.
Él conquistó al pecado cuando Él permitió vencerlo Él.
Él conquistó a Satanás cuando Él dejó que Satanás obtuviera el
dominio sobre Él.
Él conquistó la enfermedad cuando Él dejó que la enfermedad
tomara posesión de Él.
Él se hizo uno con satanás (la muerte) en la muerte espiritual,
para hacernos a nosotros uno con Dios en la vida espiritual. “Al
que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado,
para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios.” (2
Corintios 5:21).

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Él se hizo uno con nosotros en debilidades, en pecado, en
enfermedades y en muerte espiritual, para Él hacerse uno con
nosotros en Justicia, en salud perfecta y en una relación correcta
e íntima con el Padre.
Él se hizo un prisionero de la muerte con el propósito de hacernos
libres.
En la mente de la Justicia, nosotros morimos al pecado y a su
dominio cuando nosotros morimos con Cristo. “Porque el que ha
muerto, ha sido liberado del pecado.” (Romanos 6:7). Él ha sido
libre del señorío de la muerte espiritual.
En la crucifixión, había en la mente de Dios, una perfecta unidad
de Cristo con nosotros, y en la Resurrección y el Nuevo
Nacimiento, una perfecta unidad de nosotros en Cristo.
De la misma manera que Jesús conquistó la muerte sometiéndose
a ella, nosotros en la Nueva Creación conquistamos a Satanás
sometiéndonos al Señorío de Jesús.
Nosotros y nuestras enfermedades fueron puestas sobre Jesús, y
fueron parte de Él cuando Él fue hecho pecado con nuestros
pecados. Hemos sido sanados al hacernos participantes de Su
naturaleza divina. Las enfermedades y dolencias no pertenecen a
la Nueva Creación. No es algo normal en la mente del Padre que
un hijo de Dios esté enfermo.
Nosotros morimos con Él.
Nosotros morimos al dominio del pecado.
Nosotros morimos al dominio de la enfermedad.
Nosotros morimos al dominio de las circunstancias y hábitos.
1 Pedro 2:24 se hace una realidad.
“El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados,
vivamos a la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados.”

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Esto es Identificación, nuestra absoluta unidad con Él en pecado y
Juicio en la cruz.
“…para que nosotros siendo muertos a los pecados”. Su muerte y
nuestra muerte son idénticas.
Esa no fue Su muerte física.
Esto es espiritual.
Él murió aquí dos veces.
Él participó de nuestra muerte espiritual. Fuimos absolutamente
uno con Él en ese Juicio.
“…vivamos a la justicia”. Es decir, que participemos de Su
Justicia de la misma manera que Él participó de nuestros
pecados, para que seamos Justos de la misma manera que Él se
hizo pecado con nuestros pecados.
Luego la maravillosa declaración “por la herida del cual habéis
sido sanados”.
Él no solo tomó nuestra naturaleza pecaminosa, sino que Él cargó
nuestras enfermedades.
Él las llevó sobre Él; las sacó a ellas cuando sacó también el
pecado de nosotros.
“Por Sus heridas hemos sido curados”.
Esto es estremecedor. Al eliminar nuestro pecado y nuestras
enfermedades al convertirse en pecado y enfermedad para
nosotros, participamos de Su justicia y sanidad cuando
aceptamos Su trabajo por nosotros.
Cristo murió una sola vez por todos como nuestro Substituto de
pecado. Él, en el juicio, cumplió con las exigencias de la Justicia
para nosotros. Él las llevó con Él cuando fue al lugar de la
Substitución, al lugar del Juicio, al lugar de sufrimiento.

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Estoy convencido de que el Padre nos ve a nosotros en Cristo
perfectos, de la misma manera que la obra terminada de Cristo
es perfecta.
Él vio que nuestra unión con Satanás era perfecta. Éramos uno
con el diablo.
Él puso nuestra muerte espiritual en Cristo.
Efesios 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo
Jesús para buenas obras.” Esas obras fueron realizadas por el
gran maestro obrero, Cristo, antes de que Él resucitara de entre
los muertos. Esta belleza es toda Suya. Él nos hizo para agradar
Su propio corazón.
Nosotros morimos al pecado de una vez por todas en Cristo.
Nosotros morimos al dominio de Satanás.
Nosotros morimos a los viejos hábitos que nos mantenían en
esclavitud.
Nosotros no necesitamos morir otra vez.
La teoría de nuestra muerte diaria con Cristo viene de la antigua
versión, “Estoy crucificado”, la cual es una interpretación
incorrecta.
El pasaje en 1 de Corintios 15:31 habla sobre la vivencia de Pablo
en la presencia de la muerte física, en la expectativa de ser
arrojado a los leones en el coliseo.
Morimos una sola vez en Cristo.
Ahora vivimos con Él, reinaremos con Él.
Su Redención perfecta es nuestra.
Todo lo que Él es e hizo es nuestro.
Todo lo que somos es de Él.
El Padre nos hizo uno con Él en Cristo.

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Capítulo 6

Fuimos sepultados con Él

Hemos visto como Él se hizo pecado con nuestros pecados, como


Él se convirtió en nuestro Substituto, teniendo nuestras
enfermedades.
Lo hemos visto bajo el dominio absoluto y el poder del adversario
en la cruz.
Lo vimos salir de la cruz, alejando nuestras enfermedades y
pecados cuando fue trasladado a nuestro lugar de confinamiento.
Podemos ver la satisfacción de Satanás.
Podemos ver la gran celebración en el infierno cuando Satanás
llevó cautivo a Jesús dentro de la prisión.
Lee Hechos 2:24,27, 31-32
¿Recuerdas como los filisteos se alegraron cuando atraparon a
Sansón y con cuanto regocijo le sacaron sus ojos y lo ataron?
Que día de gala hubo en el infierno cuando El que resucitó a
Lázaro de la muerte, El que destruyó el poder de la muerte y las
enfermedades, El que dominó los vientos y las olas, El que
alimentó al hambriento, El que echó fuera demonios y el que
venció a Satanás en un combate abierto, fue conquistado y hecho
uno con el diablo.
Él se hizo enfermedad.
Ellos podían ver en Él todas las enfermedades de los siglos.
¡Qué hora debe haber sido!

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Cuando los discípulos tomaron Su cuerpo de la cruz, lo
embalsamaron, y lo pusieron en la tumba de José, no se podían
ni imaginar lo que Él estaba pasando y cuáles eran Sus
sufrimientos.
Que poco el mundo aprecia en donde Jesús estaba y que era lo
que Él estaba haciendo.
Ellos pusieron Su cuerpo en la tumba, y el Gobierno Romano lo
selló y puso guardias para velar que el cuerpo de Jesús no fuera
robado.
Ellos lo oyeron clamar en agonía “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me
has desamparado?”
Dios había abandonado a quien ellos tanto amaban. Ellos
perdieron toda esperanza. Ellos pensaban que era Él quien iba a
redimir a Israel.
Por tres días y tres noches el Cordero de Dios fue nuestro
Substituto en el infierno.
Él estaba ahí por nosotros.
Él tenía nuestros dolores y nuestras enfermedades, nuestros
pecados y nuestras iniquidades.
Él estaba ahí esperando hasta que todas las demandas de justicia
se cumplieran plenamente.
Tal hora nunca había sido, nunca puede ser otra vez.
Tenía que hacer frente al castigo de las transgresiones de la raza
humana, y Él las cumplió.
Él se hizo uno con Satanás cuando se hizo pecado, como nosotros
somos hechos uno con Él cuando somos Recreados.

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Capítulo 7
Él sufrió
Él soportó todo lo que la humanidad pudiera sufrir. Era la Deidad
sufriendo por la humanidad. El Salmo 88 dice en el margen de la
Biblia de referencia cruzada:” Lo puso en el hoyo más bajo, el
hoyo profundo, en los lugares oscuros, en la oscuridad densa.”
Verso 7, “Sobre mí reposa tu ira” Tu ira se siente como algo
pesado que me aplasta; una y otra vez se viene en mi contra
como las olas del mar.
“Te he llamado mi Dios día y noche; y no me oyes”.
Verso 3, "Lleno de dificultades, cargado de males. Me trajiste al
Seol, el reino de la muerte. Me convertí en un hombre sin Dios.”
El corazón no puede con esto. La mente queda muda ante la
presencia de una verdad como esta.
Verso 15, “Mientras estoy perturbado, aguanto, me abaten, me
vuelvo hacia atrás. He soportado tus terrores de modo que estoy
perturbado, indefenso. El arrebato de tu ira, tus corrientes de ira
me han cortado. Has alejado de mí a mis amigos
y compañeros; solo las tinieblas son mi compañía.”
Cuatro atributos divinos vistos en el infierno
Ahora vamos para la parte más asombrosa del sufrimiento de
Cristo.
Él exclamó, “¿Manifestarás tus maravillas a los muertos?
¿Se levantarán los muertos para alabarte?” Allá abajo, en ese
lugar horrible, Dios mostró sus maravillas a los muertos.
Su poder fue mostrado
Él les permitió ver el horror del pecado, y la absoluta Justicia de
Dios.

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Su amor fue mostrado
Más que eso, mostró la bondad amorosa de Dios. Él dijo, “¿Se
mostrará tu bondad amorosa en la tumba?”
Su fidelidad eterna fue mostrada
¿O tu fidelidad en la destrucción? ¿Se conocerán tus maravillas en
la oscuridad?
Su Justicia fue mostrada
“¿Y tú justicia en la tierra del olvido?”
Ellos vieron a Jesús, quien se hizo pecado con nuestros pecados,
hacerse tan Justo como lo era Él, antes de que se hiciera pecado.
Al verlo a Él hacerse Justo, Satanás fue testigo del hecho de que
la Justicia se hace posible para el ser humano en la Nueva
Creación.
Cristo fue hecho vivo allí mismo en el reino de la muerte. Le
llamaron “el primogénito de entre los muertos”.
Dios le dijo a Él, “Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.”
Las huestes del infierno lo vieron a Él nacer de la muerte. Fueron
testigos y presenciaron el triunfo de Dios, y la gloria de nuestro
incomparable Cristo.
¿No fue bueno para él darnos esta imagen gráfica no solo de su
muerte y sufrimiento, sino de su triunfo y gloria?
A través de la Eternidad, en los archivos de la Suprema Corte del
Universo, están registrados los hechos de que el Hijo visitó el
infierno, de la derrota de Satanás, y de la Redención legal que
tiene el hombre.
Lo vieron quitar de Sí a los principados y los poderes. Lo vieron
paralizar la capacidad de muerte que tenía Satanás. Lo vieron
conquistar a las huestes del Líder de la Oscuridad. Lo vieron a Él
despojar a Satanás de la autoridad y del dominio el cual le había

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robado a Adán en el Jardín. Lo vieron resucitar de la muerte,
como un victorioso.
Ellos sabían que era la victoria de la Nueva Creación. Nos vieron
vivificados con Él, Justificados con Él, Resucitados con Él, hechos
victoriosos con Él.
Apocalipsis 1:17-18 fue Su canción de victoria.
“yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto;
mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo
las llaves E W Kenyon

23
Capítulo 8
Vivificados con Él
Colosenses 2:13, “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en
la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él,
perdonándoos todos los pecados”.
Efesios 2:5, “aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio
vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).”
Esto es el corazón de la Redención.
Romanos 6:5 “Así que, si fuimos unidos a Cristo en una muerte
como la de él, también nos uniremos con él en su resurrección.”
Aquí presenciamos el milagro de las eternidades. Tuvo lugar en la
cárcel subterránea de la muerte. Jesús fue vivificado.
Hechos 13:33, “la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a
nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el
salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.”
Pablo, por el Espíritu, nos habla Colosenses 1:18 “y él es la
cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el
primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia.”
Él fue muerto con nuestra muerte. Él murió dos veces: espiritual
y físicamente.
1 Pedro 3:18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los
pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a
la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.” Este no
es el Espíritu Santo; esto es Su espíritu. Qué transformación debe
haber tenido lugar. Como tuvieron que haberse sacudido los

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fundamentos de ese lugar tan espantoso cuando ellos lo vieron a
Él vivo, rompiendo las cadenas de la muerte espiritual y
arrojando las fuerzas de la muerte que lo habían sobrecogido a Él
en la cruz.
Ahora podemos entender Efesios 2:10, “Pues somos la obra
maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús.”
Efesios 2:10
10 porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas.
¿Cuándo fuimos creados? En la mente de la Justicia fue cuando
Jesús fue recreado ahí abajo. Ahí fue cuando la Iglesia realmente
fue nacida de Dios.
La fe de Dios en la obra de Su Hijo
Dios es un Dios de fe. Él llama las cosas que no son como si
fuesen. Allá abajo en el infierno Él nos llamó Justos, nos llamó
vivificados. Nos consideró Nueva Creación. Ya nos consideró Sus
hijos e hijas antes de que llegara el día de Pentecostés y se creó
el primer contingente del cuerpo de Cristo.
Él llamó las cosas que no eran como si fueran, y fueron.
En el momento en que lo aceptamos como nuestro Salvador y
Señor, el Nuevo Nacimiento se hace una realidad en nosotros.

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Capítulo 9

Él fue hecho justo

Vimos en el capítulo anterior que Él fue vivificado, y que, en la


mente de la Justicia, nosotros fuimos vivificados con Él. Esa vida
es la naturaleza del Padre, y cuando Él recibió esa naturaleza Él
se hizo Justo una vez más.
Él se había hecho pecado. En el momento en que Él fue
vivificado, Dios lo justificó. Él fue declarado Justo porque Él
satisfizo las exigencias de la Justicia. Él cumplió con cada
demanda de la Corte Suprema del Universo que estaba en contra
de la raza humana. Él fue hecho Justo con la vida de Dios, al
igual que hemos sido hecho Justos en la Nueva Creación.
Él fue hecho tan Justo que no hay ningún rastro del pecado y las
enfermedades que habían sido parte de Él en Su espantoso
Juicio. Él fue hecho tan Justo, que pudo entrar dentro de la
presencia del Padre sin sentido de pecado o de culpa o de
inferioridad.
Cuando Él fue hecho pecado Él clamó “Dios mío, Dios mío, ¿Por
qué me has desamparado?” Cuando Él fue vivificado Dios le dijo
a Él: “Él me dijo: «Tú eres mi hijo. Yo te engendré hoy”
Él se levantó ante las huestes angelicales tan Justo y puro como
si nunca se hubiera hecho pecado. En el momento en que fue

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hecho Justo, se hizo el Soberano absoluto del Universo. Se hizo
el amo del mundo subterráneo. Se hizo el amo de Satanás.
Mientras Él estuvo espiritualmente muerto, lleno de pecado,
Satanás gobernaba sobre Él. Pero cuando Él fue hecho Justo, Él
se convirtió en el amo dominante y gobernador del infierno.
Si Él fue hecho Justo, entonces todos nosotros quienes lo hemos
aceptado como nuestro Señor, que lo hemos confesado como
Señor y hemos recibido vida eterna, automáticamente somos
hechos Justos en ese momento, y podemos dominar las fuerzas
del infierno en Su Nombre.
Es todo por gracia, no por obras. Somos Su obra maestra,
creados en Cristo Jesús.
Efesios 4:24 “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en
la justicia y santidad de la verdad.”
La misma vida eterna o naturaleza de Dios que hizo Justo a Jesús
ha sido impartida a nosotros en el Nuevo Nacimiento. ¿Era de
extrañar que el espíritu dijera a través de Juan “Como Él es así
somos nosotros en este mundo?”
Ahora podemos entender 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció
pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él.”
Romanos 3:26, “con la mira de manifestar en este tiempo su
justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de
la fe de Jesús.”
Dios se hizo la Justicia de Jesús, y en el momento en que
aceptamos a Cristo como Salvador, lo confesamos como nuestro
Señor, y creemos que Dios lo levantó a Él de entre los muertos,
Él se convierte en nuestra Justicia. Así como Dios se convirtió en
la justicia de Jesús, así Él se convierte en la Justicia de la Nueva
Creación. Así como Dios se convirtió en la vida de Jesús, Él se
convierte en la vida de la Nueva Creación. Esta verdad
revolucionará a la iglesia una vez que la capte.

27
Efesios 2:6 “y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos
hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”. Esto
nunca será parte de la Revelación a menos que seas tan Justo
como Él fue. ¿No puedes ver la total audacia y valentía que esto
te da en presencia de cualquier tipo de enfermedad o del mismo
Satanás? ¿No puedes ver la valentía que te da cuando entras a
Su presencia? El sentido de unidad con Él es tan real como
nuestra unidad en Él cuando se hizo pecado y enfermedad.
Levantémonos y tomemos nuestro lugar como vencedores, como
conquistadores. Levantémonos y vayamos a hacer las obras que
Jesús comenzó cuando estaba aquí.

28
Capítulo 10

ÉL venció a Satanás

Este fue el evento más grandioso de las eternidades. El Hijo


eterno fue Justificado, Vivificado en espíritu y quitó de sí mismo a
los principados y poderes, haciendo un espectáculo de ellos
abiertamente, triunfando sobre ellos.
Él triunfó sobre Satanás.
Él venció a las huestes del infierno.
Él despojó a Satanás de la autoridad y dominio que había
obtenido de Adán en la caída.
Estabas con Él cuando tuvo lugar la batalla.
Te identificaste con Él.
De la manera en que te identificaste con Él cuando fue
crucificado, cuando Él murió, cuando Él fue enterrado, cuando Él
fue Vivificado, cuando Él fue Justificado, tú también estabas con
Él en esa victoria sobre el adversario.
Es tu victoria, no la Suya.
Él no necesitaba pelear esa batalla; Él lo hizo por ti.
Cuando Él venció al adversario y lo despojó de su autoridad, en la
mente del Padre estaba como si lo hubieras hecho tú.

29
Hoy en día, tú eres el amo de Satanás, tienes dominio sobre él, al
igual que Jesús cuando resucitó de los muertos.
De la misma manera que Jesús venció al adversario durante Su
caminar terrenal, tú lo puedes vencer en la actualidad. Esto
significa tu dominio sobre todas las obras de Satanás. Significa
que se espera que tu hagas las obras que Jesús comenzó.
Esto es el final de la derrota y del fracaso.
Es el comienzo de una nueva era.
Es el momento en que tenemos que valorar lo que hizo Dios por
nosotros a través de Cristo. Es el momento de apreciar lo que
significa ser un miembro del cuerpo de Cristo, que valoremos la
posición en que Él nos ha puesto y la autoridad que Él nos ha
dado en el Nombre de Jesús.
Cuando Él derrotó a Satanás, fue nuestra victoria.
Ahora somos los Justos vencedores.
Tenemos señorío y dominio sobre Satanás.
Ahora reinamos como reyes en el reino de la vida a través de
Cristo Jesús, nuestro Señor resucitado.
Satanás no tiene señorío sobre nosotros.
La enfermedad está bajo nuestros pies.
Somos hijos de la Nueva Creación.
No hay problemas con la fe.
Somos Sus hijos; todas las cosas nos pertenecen.
1 Corintios 3:21 “…porque todo es vuestro”.
No necesitamos tener fe para las cosas que son nuestras.
Le damos las gracias a Él y disfrutamos a plenitud de su
maravillosa Redención.

30
Capítulo 11

Resucitados con Él

La Resurrección de nuestro Señor Jesús es la prueba de la


derrota de Satanás, de la Redención del hombre y del derecho
legal de Dios para hacer del creyente una Nueva Creación.
Efesios 1:7 resalta con una peculiar insinuación y alivio lo
siguiente “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón
de pecados según las riquezas de su gracia.”
Tenemos nuestra Redención. No es algo por lo que tenemos que
orar o pedir. En el momento en que nacimos de nuevo, la
Redención es nuestra. El dominio de Satanás sobre nosotros
terminó. Nuestra vida de esclavitud y temores llegaron a su final.
Esa Redención es según las riquezas de Su gracia. Somos libres.
En los capítulos anteriores tuvimos la oportunidad de ver la
abundancia y las riquezas de la Gracia del Padre en Su obra
substitutoria en Cristo. Efesios 2:6 “y juntamente con él nos
resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con
Cristo Jesús”. Fuimos crucificados con Él, morimos con Él, fuimos
sepultados con Él, sufrimos con Él, fuimos justificados con Él,
vencimos a Satanás con Él y fuimos resucitados juntamente con
Él. Esa resurrección con Jesús es prueba de nuestra victoria
sobre el adversario. Es una prueba que no puede ser negada.
Cada persona que ha recibido a Jesús como su Salvador, en la
mente de Dios, es un vencedor sobre el adversario. Muy pocos

31
hijos de Dios han notado esta poderosa verdad; que nuestra
victoria está en la victoria de Cristo.
Cuando Jesús rompió los barrotes de la muerte, habiendo vencido
a la muerte, a Satanás y al pecado, ahí fue nuestra victoria.
Colosenses 3:1 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las
cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.”
En la mente del Padre, ahí fue el momento en que fuimos
trasladados del reino de las tinieblas al reino del Amado Hijo. Fue
nuestra Redención. En Cristo, hemos roto el dominio de Satanás
sobre nuestro cuerpo, alma y espíritu. Pero quizás, el más
grande mensaje, de nuestra perfecta victoria sobre el adversario
la encontramos en Efesios 1:19-23 “y cuál la supereminente
grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según
la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo,
resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los
lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y
señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este
siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo
sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la
cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.”
El mismo poder que obró poderosamente en el cuerpo muerto de
Jesús para resucitarle y llenarlo de Inmortalidad opera hoy en día
en el creyente.
Hoy en día somo más que vencedores por la vida de Dios que fue
impartida a nosotros en la Nueva Creación. Es el poder de Dios
revelado en la Resurrección que sacudió los cimientos del
infierno, para que hoy en día, cuando los creyentes entiendan
que han sido resucitados con Cristo, ellos comprendan que son
victoriosos en cada área de su vida y sobre toda circunstancia, y
que van de triunfo en triunfo.
Dios ha levantado al creyente sobre todo principado y autoridad,
sobre todo poder y dominio, no solo en este siglo, sino en el
venidero. Él ha sometido todas las cosas bajo los pies del

32
creyente. Él dio a Cristo, quien es la cabeza del cuerpo, para ser
el amo y señor sobre todas las fuerzas del universo.
Jesús le dio al creyente el derecho legal de usar Su Nombre.
Actualmente, le ha dado el poder legal para que en el Nombre de
Jesús cada demonio y cada potestad obedezca ese Nombre, en
los labios del creyente. No hay nada difícil para Dios.
El poder de Dios es el poder que Él nos ha dado a nosotros,
entonces Su Resurrección es la prueba de nuestro derecho para
reinar sobre Satanás y sus demonios.
Él fue resucitado porque Él venció a Satanás en nuestro lugar,
para que nosotros no tengamos que vivir en temor de las fuerzas
invisibles de la oscuridad.

33
Capítulo 12

El Sumo Sacerdote

En Mateo 28:6 el ángel dijo a la mujer quien había ido para


terminar el embalsamiento de Jesús esa mañana del Día del
Señor: “No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved
el lugar donde fue puesto el Señor.” Él murió como Cordero. Él
resucitó como el Sumo Sacerdote de la Nueva Creación.
Recuerda que en Juan 20 dice que María lo vio a Él. Cuando ella
descubrió quien era Él, ella se arrodilló a Sus pies. “Jesús le dijo:
No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; más ve a
mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi
Dios y a vuestro Dios.” ¿Qué quiso decir Él? Él se refería a lo
que dice en Hebreos 9:11-12 “Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta
creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino
por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar
Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.”
Como el Sumo Sacerdote, Él tomó Su propia sangre y la llevó al
Lugar Santísimo y la presentó ante Dios. Fue aceptada, y ese
sello rojo está sobre el documento de nuestra Redención. La
sangre de Cristo Jesús, el Hijo de Dios, es el testigo eterno de Su
obra terminada por nosotros, de nuestro derecho legal para la
Vida Eterna y de nuestra relación de hijos con todos los
privilegios.
34
Sobre la base de esa sangre, nosotros somos más que
vencedores. Satanás no tiene dominio sobre nosotros, su
dominio fue completamente destruido. Las evidencias de esa
victoria están continuamente presentes delante del Padre.
Hebreos 7:22 “Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor
pacto.”
Si estás en grave peligro, o Satanás te está presionando
fuertemente, puedes llamar la atención del Padre a tus derechos
los cuales están garantizados en base a esa sangre.
Apocalipsis 12:11 “Y ellos le han vencido por medio de la sangre
del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y
menospreciaron sus vidas hasta la muerte.”
Tienes un derecho legal de usar el Nombre de Jesús que echa
fuera demonios y rompe el poder de Satanás.
Juan 16:23 “En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de
cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre,
os lo dará.”
Todas las cosas son posibles para ti, porque estás en la familia.
Posees la protección perfecta que esa sangre garantiza.

35
Capítulo 13

Cristo se sentó

El punto culminante de la Redención fue cuando nuestro Señor


Jesús se sentó. Después de que Él se hizo pecado, después de
que Él pagó la penalidad de nuestra relación con Satanás,
después de que Él sufrió todo lo que la Justicia demandaba de
nosotros, entonces, Cristo con nosotros, resucitó de la muerte.
Nosotros fuimos resucitados con Él. Él expresó que fuimos
sentados juntamente con Cristo. Efesios 2:6 “y juntamente con
él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús”. Este es el honor más alto que Dios
alguna vez le haya conferido al hombre.
El hijo se convirtió en hombre, se identificó a Sí mismo con la
raza humana, liberó a la humanidad de la autoridad de Satanás, y
llevó Su sangre al Lugar Santísimo para llevar a cabo la Eterna
Redención. Entonces, Él se sentó a la derecha del Padre en
Majestad. Tenemos a un hombre sentado a la derecha de Dios.
Él es nuestro representante. Él está ahí para representarnos.
Este es el evento de coronación en la Redención, un hombre
sentado a la derecha de Dios, y ese hombre es la cabeza del
nuevo cuerpo, la Iglesia.
No es de extrañar cuando él exclamó, “Bendito sea el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” Efesios
1:3

36
No solo estamos sentados en la posición más alta en el universo,
sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual, la cual
es necesaria para mantener nuestro lugar como miembros de Su
glorioso cuerpo. En la mente de Dios, cada uno de nosotros está
ahora en Cristo. Él nos ve a nosotros en Él.
Cuando vamos al trono de la Gracia en oración, es como si Jesús
fuera ahí, porque vamos en Su Nombre.
Colosenses 3:3 “Porque habéis muerto, y vuestra vida está
escondida con Cristo en Dios.” Nosotros estamos escondidos
para adversario, pero visibles para el Padre.
Hebreos 9:24 “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de
mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para
presentarse ahora por nosotros ante Dios”.
Él está a la mano derecha del Padre como nuestro representante,
como nuestro Señor, como nuestro Amado quien se dio a Si
mismo por nosotros. Podemos ver que nuestra Redención es una
obra completamente terminada.
Si Cristo se sentó a la mano derecha de Dios, es porque el Padre
lo aceptó a Él y aceptó lo que Él hizo por nosotros.
El hecho de que Él se sentó ahí, es el sello de nuestra aceptación
en el Amado.

37
Capítulo 14

Liberando el poder de Dios en nosotros

La cosa más emocionante que he aprendido acerca de la


Redención es el poder extraordinario de Dios que está en el
Creyente. Tenemos la vida de Dios en nosotros.
2 Corintios 5:17 “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas.” Note cuidadosamente que el creyente es la Nueva
Creación. Es creado en Cristo Jesús. Es la obra maestra de Dios.
Esta Nueva Creación se ha hecho una realidad para él, porque ha
recibido la vida y la naturaleza de Dios. 1 Juan 5:13 “Estas cosas
os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios,
para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el
nombre del Hijo de Dios.” Si eres hijo de Dios, puedes ver ahora
que, dentro de ti, tal y como has leído, posees la vida y la
naturaleza de Dios. 2 Pedro 1:4 nos dice que somos
participantes de la naturaleza divina. “por medio de las cuales
nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por
ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina,
habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de
la concupiscencia”. Jesús enfatizó esto con Su ilustración
“Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas” (Juan 15:5).
El objetivo de Su venida es que tuviéramos vida y la tuviéramos
abundantemente. Juan 10:10 “yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia.” Tú has recibido Vida
Eterna. La Vida Eterna es la naturaleza del Padre revelada en

38
Cristo. Al igual que la rama de una vid, la misma vida que se
manifiesta en la vid fluye a través de ti y lleva fruto. Es la vida
de la vid en ti la que produce el fruto del amor, de la fe y del
gozo.
Tienes la Palabra de Dios morando en ti

Colosenses 3:16 “La palabra de Cristo more en abundancia en


vosotros”. ¿Qué se está haciendo aquí? Se está exhortando,
educando, entrenando, corrigiendo, construyendo fe y amor en tu
espíritu.
Hechos 20:32 “Y ahora, hermanos, les encomiendo a Dios y a la
palabra de su gracia, a aquel que tiene poder para edificar y para
dar herencia entre todos los santificados.”
Es la Palabra la que te edifica.
Es la Palabra la que te hace saber de tu herencia.
Es la Palabra la que te revela tu relación con Dios -Padre.
Es la Palabra la que te hace saber tus derechos y privilegios en
Cristo.
Debes recordar que fueron las palabras de Cristo las que sanaron
a muchas de las personas que vinieron a Él.
Él dijo que eran las palabras de Su Padre.
La Revelación Paulina es la palabra del Padre acerca de Jesús.
Cuando tú dices que eres una Nueva Creación creado en Cristo,
las palabras del Padre están expresando un hecho a través de tus
labios.
Cuando tú dices, “En el Nombre de Jesús, enfermedad, deja de
ser” estás usando las palabras del Padre que Él hablaba a través
de los labios de Jesús.

39
Cuando tú te paras firme en tus derechos de Justicia y comienzas
a dar fruto, es el mismo tipo de fruto que Jesús llevó en Su
caminar terrenal.
Justicia significa la habilidad de estar ante la presencia del Padre
sin ningún sentido de culpa o inferioridad. Esta Justicia se hace
tuya a través de la obra finalizada de Cristo.
Romanos 4:25 “el cual fue entregado por nuestras
transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.” Una
traducción literal de este verso dice “Quién fue entregado por
causa de nuestras transgresiones, y fue resucitado cuando fuimos
declarados Justos.
Cuando la vida de Dios se libera, el poder de Dios revelado en Su
palabra se desata. Nos han contado que en un átomo hay
suficiente poder para impulsar un gran barco a través del océano.
Si el gran poder que está investido en la vida de Dios, que está
en ti, y el poder investido en la palabra de Dios (esa palabra que
dio origen a un universo para que existiera) se desatara en ti, las
cosas sucederían, ¿no lo crees?
El objetivo de este pequeño mensaje es dejarte saber que Dios
quiere ser libre en ti.

Tienes en Nombre de Jesús

Debes comprometerte en memorizarte estas Escrituras. Tú sabes


Juan 14:13-14 “Y todo lo que pidan en mi nombre, eso haré para
que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden alguna cosa
en mi nombre, yo la haré.”
Esto no es orar al Padre, ni hacer ninguna petición a Jesús. Es
usar el Nombre como lo hizo Pedro en la Puerta de la Hermosa
cuando un hombre fue liberado de parálisis infantil. Estaba

40
ordenando a las fuerzas de las tinieblas que fueran obedientes a
la autoridad que tiene el Nombre de Jesús.
Ese Nombre es tuyo. No has tomado ventaja de lo que posees.
Jesús te dio el poder legal para usar Su Nombre. Él dijo, (Mateo
28:18-19) “Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: “Toda
autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto,
vayan y hagan discípulos de todas las naciones.”
La palabra “discípulo” significa estudiante, uno que aprende.
Fuimos llamados para hacer estudiantes de la Palabra en todas
las naciones. Tienes el poder y la capacidad para ir y hacerlo.
Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán
fuera demonios…sobre los enfermos pondrán sus manos, y
sanarán”. (Marcos 16:17-18). Eso te pertenece ahora. La era de
los milagros es tu era. Es ahora, el presente. Tú puedes vivir y
caminar en la plenitud del poder de Dios. Puedes permitir que
ese poder se desate en ti, si es tu voluntad. Este es el desafío de
amor para dejar que la vida de Dios se desate en ti, para dejar
que la Palabra de Dios se desate en ti, para darle al Nombre su
verdadero lugar en tu vida.

Tienes al Espíritu Santo en ti

Jesús les prometió a los discípulos que el Espíritu Santo, quien


estaba con ellos, estaría en ellos. En el Dia de Pentecostés,
después de que Él los recreó, Él entró en sus cuerpos. Que
milagro es tener a Dios en nosotros. Es maravilloso tener Su
Palabra morando en nosotros cuando nos percatamos que el
universo fue creado por Su Palabra, y que tenemos ese poder
creativo en nosotros. Ahora tenemos a Dios mismo en nosotros,
junto con Su Palabra.

41
No hemos de maravillarnos cuando Él dijo en 1 Juan 4:4 “Hijitos,
ustedes son de Dios, y los han vencido, porque el que está en
ustedes es mayor que el que está en el mundo.” El Dios en
nosotros es el mismo Dios quien habló al universo para que
existiera. El mismo Dios que está en nosotros es quien caminó
sobre las aguas del Mar de Galilea. El mismo Dios que está en
nosotros es quien resucitó de entre los muertos.
Filipenses 2:13 “porque Dios es el que produce en ustedes tanto
el querer como el hacer para cumplir su buena voluntad.” No
hemos tomado ventaja de las riquezas de la gracia que nos
pertenecen. ¡Como pocos de nosotros le hemos permitido a Dios
liberarse en nosotros! Puede sentirlo a Él batallando para tener
Su lugar y Sus derechos en los miembros individuales del cuerpo
de Cristo. ¡Como Él anhela sanar al enfermo, romper el poder de
Satanás sobre las vidas de los hombres a través de nosotros!
Dejemos que Él fluya en nosotros.

Tienes la Justicia de Dios

Somos la Justicia de Dios en Cristo. 2 Corintios 5:21 “Al que no


conoció pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que
nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.” Ahora Él quiere
que llevemos el fruto de Justicia. 2 Corintios 9:10 “El que da
semilla al que siembra y pan para comer, proveerá y multiplicará
la semilla de ustedes y aumentará los frutos de la justicia de
ustedes.” Justicia es la habilidad de permanecer en la presencia
del Padre sin ninguna condenación. Nos da el derecho legal de
usar el Nombre de Jesús. Nos da la capacidad de permanecer en
la presencia de cualquier tipo de enfermedades sin miedo alguna,
ante la presencia de Satanás como amos absolutos.
1 Juan 2:29 “Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el
que hace justicia es nacido de él.” Cuán pocos de nosotros hemos

42
hecho justicia. Hemos pensado que solo se refiere a la conducta,
ser cuidadosos en nuestro caminar. Eso está implícito, pero eso
no es “hacer justicia”. Hacer Justicia es hacer las obras que hizo
Jesús, tomamos el lugar de Jesús.
La Justicia nos da la capacidad para permanecer en la presencia
de Dios en cualquier momento y permanecer en la presencia de
Satanás como vencedores absolutos. Que poco hemos entendido
esto. Que poco lo hemos destacado.
Ahora Dios está esperando por nosotros para traer esta realidad a
nuestra atención. Él quiere que comencemos a vivir en Justicia,
que practiquemos la Justicia, que rompamos el dominio de
Satanás, que hablemos con autoridad tal y como lo hizo Jesús.

Tienes la sabiduría de Dios

Se podría decir que esto es la síntesis de todo. Si tú tienes el


poder de Dios, la sabiduría de Dios y dejas que se desate, tu
ministerio serio ilimitado. No es un problema de educación, sino
de dejar que Dios se desate en ti, liberando el poder de Dios que
está dentro de ti. Jesús se ha hecho sabiduría en ti.
“Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido
hecho por Dios sabiduría…”
Santiago les habló a los bebés en Cristo que si tenían falta de
sabiduría que se la pidieran a Dios. Santiago 1:5-8 “Y si alguno
de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a
todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida
con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la
onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una
parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa
alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en
todos sus caminos.”

43
Ahora has madurado. Has pasado la etapa de bebé y ahora tú
sabes que Jesús es tu sabiduría. La sabiduría es la habilidad de
usar el conocimiento.
Tienes el conocimiento de la vida de Dios que está en ti.
Tienes el conocimiento del poder y la autoridad de la Palabra.
Tienes el conocimiento de tus derechos legales para usar el
Nombre de Jesús en tu combate en contra de las fuerzas
espirituales malignas.
Tienes el conocimiento del hecho de que Dios está actualmente
en tu cuerpo.
Ahora vas a usar estos hechos extraordinarios para bendecir a la
humanidad.
Dejando que Dios se desate en nosotros
Por fin, el Dios que ha estado encarcelado es puesto en libertad
con la Declaración de Derechos para usarnos a nosotros como a
Él le plazca.
No estamos más escondidos.
La gente sabe quiénes somos.
Hay un camino que nos lleva, sin importar dónde vivamos,
porque hemos dejado que Dios fluya en nosotros y le hemos dado
Su libertad para curar a los enfermos, para bendecir al mundo.

44
Capítulo 15

Persecución satánica al justo

Jesús dijo, “Bienaventurados los perseguidos por causa de la


justicia”. Luego Él dijo, “Bienaventurados son cuando los
hombres los reprochen y los persigan”.
Los hombres no nos persiguen a nosotros por causa de la
Justicia. Satanás nos persigue a nosotros por causa de la
Justicia. Satanás le tiene miedo a la Justicia más que a cualquier
otra cosa.
En base a lo que Dios hizo en Cristo por nosotros, cuando fuimos
Nacidos de Nuevo, nos convertimos en la Justicia de Dios. Eso
significa que tenemos el poder de echar fuera demonios, de
romper el poder de Satanás, de sanar al enfermo y de resucitar
muertos. La Justicia trae liberación del temor de Satanás y de
sus obras. Nos da un sentido de relación como hijos. Esa
consciencia de hijos engendra una fe heroica. Aleja ese sentido
de inferioridad espiritual y destruye en su totalidad la consciencia
de pecado en nosotros. Sabemos que todo pecado que hayamos
cometido ha sido remitido. Sabemos que los pecados que
hayamos cometido desde que Nacimos de Nuevo, por ignorancia
o por lo que sea, han sido perdonados y permanecemos en la
presencia de Dios como Jesús lo hizo cuando caminó en la tierra.

45
¿Nos atrevemos a tomar nuestra postura y hacer esta confesión
valientemente?
Satanás busca mantenernos con una consciencia de pecado y
robarnos la conciencia de hijos. Mientras nos pueda mantener en
esa consciencia de pecado, estaremos abatidos y derrotados.
Casi todas las enseñanzas de hoy en día tienden a mantener a la
gente bajo condenación. Los ministerios nunca han comprendido
que nuestra labor es liberar al hombre de la consciencia de
pecado y hacerlo consciente de Dios, conscientes de que son Sus
hijos, conscientes de su victoria, conscientes de la fe y del amor.
Cuando entendamos que hemos nacido del amor y que tenemos
la naturaleza del amor de Dios en nosotros, comenzaremos a
dejar una fragancia del cielo por donde vayamos.
Romanos 8:37 “Antes, en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó.”
Cuando tengamos una consciencia de victoria, nos levantaremos
como hombres fuertes, no adormecidos y tomaremos nuestro
lugar entre los victoriosos. El Hijo nos ha hecho libre.
Mantengámonos firmes en la libertad en la cual Su Redención nos
ha hecho libres.

46
Capítulo 16

El conocimiento de Su voluntad

Esto es un problema que agobia a la mayoría de la gente de Dios:


como saber la voluntad del Padre.
La voluntad del Padre está plasmada en Su Palabra. Jesús dijo:
“Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino
la voluntad del que me envió.” Jesús sabía cuál era la voluntad
del Padre. Él dijo, “Porque el que me envió, conmigo está; no me
ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le
agrada.” Pablo dijo en 2 Corintios 5 que él hizo su trabajo para
agradar al Padre.
Si Jesús pudo agradar al Padre y hacer Su voluntad, si Pablo pudo
agradar al Padre, conociendo Su voluntad y haciéndola, entonces
es posible para nosotros hacerlo también.
¿Cuáles son los fundamentos que nos lo garantizan? En primer
lugar, tenemos Su mente y Su voluntad está en la Palabra. Si
nosotros estudiamos las Escrituras diligentemente, dejando que
el Espíritu nos guie, llegaremos a un crecimiento y desarrollo
espiritual a través de la constante meditación en la Palabra, de tal
manera que, Su voluntad será una consciencia inconsciente en
nosotros.

47
Él dijo, “La palabra de Cristo habite abundantemente en ustedes,
enseñándose y amonestándose los unos a los otros ...” Pablo le
dijo a la iglesia de los Efesios cuando se despidió de ellos, “Y
ahora, hermanos, les encomiendo a Dios y a la palabra de su
gracia, a aquel que tiene poder para edificar y para dar herencia
entre todos los santificados.”
Colosenses 1:9-10 “Por esta razón también nosotros, desde el día
en que lo oímos, no cesamos de orar por ustedes y de rogar que
sean llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y
plena comprensión espiritual, para que anden como es digno del
Señor a fin de agradarle en todo; de manera que produzcan fruto
en toda buena obra y que crezcan en el conocimiento de Dios.”
La palabra “conocimiento” viene de la palabra Griega “epignosis”
la cual significa conocimiento correcto, pleno, conocimiento
completo. Tenemos que ser llenos con el conocimiento correcto y
luego Él nos da la sabiduría para usar ese conocimiento perfecto.
Alguno podrá decir, “No suena muy creíble que nosotros podamos
tener un conocimiento perfecto” ¿Por qué no? Tenemos una
Revelación perfecta de Su voluntad.
La Biblia es un libro perfecto. El Espíritu Santo es un maestro
perfecto. Nosotros somos perfectas Nuevas Criaturas, creados en
Cristo Jesús. Tenemos una Justicia perfecta. Tenemos una
relación perfecta. Él dijo que somos participantes de la plenitud
de Cristo. “Porque de su plenitud todos nosotros recibimos, y
gracia sobre gracia.”
Nuestra Redención es perfecta, Redención completa que suple
cada necesidad de la humanidad y responde a cada desafío con la
plenitud divina.
Si esto es cierto, entonces yo no sé por qué no podemos tener un
conocimiento completo. Quiero que veas que en Juan 3:3-36 dice
que hemos nacido de “Arriba”. El Nuevo Nacimiento no es un

48
trabajo ni psicológico o de filosofías humanas ni por capacidad
humana.
Somos nacidos, “no de simiente corruptible sino de incorruptible,
por medio de la palabra de Dios que vive y permanece.”
Santiago nos dice que, de Su propia voluntad, nos engendró.
Juan 1:13 “los cuales nacieron no de sangre ni de la voluntad de
la carne ni de la voluntad de varón sino de Dios.” La Nueva
Creación es la obra del Espíritu Santo a través de la Palabra. Es
una obra perfecta. Nos hace completos en Él. “Ahora no hay
condenación para aquellos que están en Cristo Jesús”. Si tú que
lees esto puedes aceptar la Palabra, tu comenzarás a florecer y a
llevar fruto de gozo y de paz del cual nunca conociste.
Hemos estado predicando por muchos años que somos pobres,
criaturas miserables, indignos y no aptos y que las Escrituras que
fueron escritas a los judíos cuando estaban en la apostasía se
aplican a la iglesia – incluso las escrituras a los no regenerados
debido a que, hasta la iglesia, tiene un complejo de inferioridad
con respecto al pecado.
Hemos estado viviendo durante tanto tiempo enfocados en la
consciencia de pecado y del sentido de indignidad, que la Palabra
tiene muy poco efecto en nosotros.
Hoy queremos traer esto a tu atención. La Palabra es el mensaje
perfecto. Puedes tener un perfecto conocimiento de la voluntad
del Padre. Sería interesante que vieras la siguiente Escritura,
Efesios 1:17 “Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en el
pleno conocimiento de él”. Esto no es el conocimiento de los
Sentidos, sino el Conocimiento de Él y el Espíritu guiará tu
corazón en esto.
Efesios 4:13 “hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena
madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”

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Hay un conocimiento completo y pleno en el cual debemos crecer
constantemente. Esta expresión se presenta 12 o 14 veces en el
Nuevo Testamento, especialmente en las Epístolas. Me ha
llevado a creer que el Padre espera que nosotros conozcamos Su
voluntad.
Colosenses 1:12 (versión Rotherham) “Dando gracias al Padre
que nos ha dado la facultad de disfrutar de nuestra parte de la
herencia de los santos en luz”.
La palabra griega “dunamas” traducida como “poder” significa
facultad. Dios nos ha dado Su facultad para conocer Su voluntad,
para conocer cuál es nuestra participación en la herencia de los
santos en luz. Tenemos la facultad, la capacidad. Es la habilidad
de Dios dada a nosotros. Tenemos al Espíritu Santo quien dijo
Jesús que sería quien nos guiaría a toda verdad. Él es nuestro
maestro, nuestro guía, nuestro instructor personal morando en
nosotros.
No puedo entender dónde está el fundamento en nosotros para
vivir en debilidades, fracasos e ignorancias en cuanto a la
voluntad del Padre, de nuestro lugar y posición en Cristo y de
nuestros derechos y privilegios.
Somos los hijos e hijas de Dios. Somos herederos de Dios y
coherederos con Cristo Jesús. Tenemos derechos y privilegios
como miembros de Su familia. El primer privilegio es agradar y
alegrar el corazón del Padre.

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Capítulo 17

Teniendo tu propia fe

¡Piensa que es tener fe en tu propia fe! ¡Piensa en lo emocionante


de tener tus propias oraciones contestadas!
Una madre corrió hacia mí al final de un servicio y me dijo “Sr.
Kenyon, Dios escuchó mi oración anoche y sanó a mi bebé”. Ella
ha sido cristiana por años, y nunca había tenido contestación a
sus oraciones.
Una abuelita me escribió “Usted nunca sabrá la alegría que he
experimentado. Mi pequeño nieto estaba muy enfermo, y en una
condición muy peligrosa. Entonces recordé el Nombre de Jesús y
mis derechos en Cristo. Fui al cuarto donde yacía enfermo, me
arrodillé junto al bebé, puse mis brazos sobre él y le ordené a la
enfermedad que, en el Nombre de Jesús, saliera de su cuerpo y
que el niño fuese curado. La madre estaba parada al lado de la
cama, llorando amargamente. El bebé abrió sus ojos, miró a su
madre y le sonrió. Dios escuchó mi oración. Me viré y puse mis
manos sobre mi hija quien había estado enferma desde que su
niño nació. También fue sanada. ¿Puede imaginarse lo que esto

51
significa para mí? Es la primera vez en mi vida que he visto mis
oraciones contestadas de esa manera.”
Esto debería ser la experiencia normal de cada uno de nosotros.
Cuando te das cuenta que la mayoría de los cristianos nunca han
tenido contestación a sus oraciones, puedes entender a lo que me
refiero por tener fe en tu propia fe.
Muchos cristianos dependen de la fe de otros. Ellos pueden orar,
pero ellos quieren que otra persona haga el trabajo de creer. En
realidad, no están orando. Ellos solo están repitiendo palabras,
porque la oración bajo el Nuevo Testamento, nace de la fe y
siempre hay respuesta.
El plan del Padre era que todos tuvieran fe. ¿Te has fijado en el
pasaje escritural en Marcos 16:17-18? “Y estas señales
acompañarán a los que crean: En mi nombre expulsarán
demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán en sus manos
serpientes, y si beben algo venenoso, no les hará daño. Además,
pondrán sus manos sobre los enfermos, y éstos sanarán.”
¿De quienes está hablando? Del hombre o la mujer que aceptó a
Cristo como su Salvador y lo confesó como su Señor. Ha recibido
vida eterna. En seguida, ha comenzado su combate contra las
fuerzas invisibles de la oscuridad. Alguien está enfermo u
oprimido. El ejerce sus derechos. En el Nombre de Jesús ordena
que el poder de Satanás sea roto.
Hechos 20:32 muestra el lugar que tiene la Palabra en la vida del
creyente: “Ahora los encomiendo a Dios y a su palabra de
bondad, la cual puede edificarlos y darles la herencia prometida
con todos los que han sido santificados.”
“La cual puede edificarlos” significa edificarte en la fe, en el amor,
y la disposición y poder de ayudar a la humanidad.
Tu fe se irá desarrollando hasta que se convierta en una fuerza
poderosa. Este es el sueño del Padre para ti.

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La Palabra edificará tu sentido de Justicia. No conozco de nada
que sea más necesario que esto.
Cuando nos hacemos conscientes de que somos Justos, no vamos
a pensar en nuestras debilidades y fracasos.
Isaías 32:17 “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la
justicia, reposo y seguridad para siempre.” Este versículo no es
para Israel. Es una profecía para la Iglesia. La labor de Justicia
que Dios adquirió para ti, trae paz a tu corazón.
Romanos 8:1 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los
que están en Cristo Jesús...”. Tu vives en total tranquilidad y
reposo. El efecto de la Justicia en tu corazón es una nueva
quietud y un nuevo tipo de fe. Tu disfrutas el efecto de tu
confianza en la obra finalizada de Cristo. Tú sabes que eres amo
de las circunstancias. Sabes que dominas y señoreas sobre los
demonios. Tú sabes que, si pones las manos sobre una persona
enferma, sanará. La comprensión de esta verdad te da un
sentido de quietud, un pleno gozo el cual nunca antes habías
experimentado.
La frase “seguridad para siempre”, es impresionante. Te han
movido de la turbulenta atmósfera del miedo y la duda, a las
aguas tranquilas de la victoria. Te has convertido en señor donde
serviste como esclavo. Eres conquistador donde sufriste derrota.
Andas en la luz, donde anduviste en tinieblas. Disfrutas tus
privilegios en Cristo. Finalmente, tienes tu propia fe.
Finalmente, has llegado.
Tu entiendes lo que significa Juan 15:5 “Yo soy la vid, vosotros
los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva
mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Tu
disfrutas conscientemente de la vida de la vid que habita en ti.
Tú eres la parte de Cristo que da fruto. Has sido injertado en Él
por el Nuevo Nacimiento. Ese injerto te ha dado una nueva
naturaleza. Tu carga el tipo de fruto de Jesús, el cual es fruto de
amor, fruto de fe.
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El mundo se beneficia de esto. Los cristianos son levantados
donde quiera que vayas a una nueva consciencia de sus derechos
y privilegios en Cristo. Entiendes lo que significa Juan 15:7 “Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Tú sabes que
permaneces en Él. Llevas el fruto de Su Palabra morando en ti.
Sus Palabras en tus labios producen resultados reales. La Palabra
del Padre en los labios de Jesús sanaban a los enfermos. Su
Palabra en tus labios hará lo mismo.
Tú sabes lo que significa tener derechos legales, y cualquier cosa
que demandes, Él te lo dará. La palabra “demandar” se usa en
su sentido más verdadero.
En el Evangelio de Juan 16:23-24, Jesús dijo “En aquel día no me
preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto
pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada
habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro
gozo sea cumplido.” La palabra “pedir” significa “demandar”. No
se usa en el sentido de ordenarle a Él darnos algo, sino en el
sentido de que tú vas al banco y demandas el pago en un cheque
tuyo. En el mismo sentido, tu fe toma sus derechos, su porción.
Finalmente sabes que significa Santiago 1:22-24.
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores,
engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la
palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre
que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se
considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.”
Te has convertido en un “hacedor de la Palabra”. No eres solo un
oidor. No te engañas con falsas esperanzas. Tú estás en Cristo.
Eres un heredero de Dios y un coheredero con Cristo Jesús.
Sabes que Su Palabra habita en ti y produce resultados. Eres
alguien que produce. Ya no estás marcando el tiempo.
Ahora sabes qué tipo de hombre eres. Sabes que eres una Nueva
Creación, empoderado por Dios.
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El otro día miré uno de los autos nuevos. El vendedor me dijo
“Debajo de esa capota, se encuentra un motor con 160 caballos
de fuerza”.
Le dije “Eso puede subir colinas.”
El hombre dijo, “se ríe de las montañas.”
Me paré al lado de un creyente. Yo dije, “Ese hombre está
empoderado con el poder de Dios. Se ríe en todos los niveles.
Canta su canción de triunfo mientras va subiendo. No es un
mero hombre, un esclavo. Él ha pasado de esa clase a la clase de
un maestro, de uno que domina. El recuerda en la mañana que
clase de hombre es. Él se enfrenta a la vida con una canción de
victoria. La Palabra de Cristo mora en él abundantemente en
toda sabiduría y prudencia (Colosenses 3:16). La Palabra se ha
hecho parte de Dios para él, una parte del Cristo viviente para él.
Día a día el gran y maravilloso Espíritu que levantó a Jesús de la
muerte, edifica esa Palabra dentro de la consciencia de su
espíritu. Cristo se está formando en él. Uno de esos días, Cristo,
en toda Su plenitud lo dominará, hasta que él suavemente
suspire Gálatas 2:20 “Y ya no vivo yo, más Cristo vive en mí”.
Colosenses 2:6-7 “Ya que ustedes han aceptado a Jesucristo
como Señor, vivan como él quiere. Construyan su vida sobre una
base sólida, bien arraigada en Cristo; fortalezcan su fe, vivan en
la verdad que se les enseñó y siempre sean agradecidos.”
La Escritura es real para él. ¿Alguna vez has notado lo que dice
Efesios 4:7? “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia
conforme a la medida del don de Cristo.” Ahora hemos sido
movidos a cosas grandes.
El guía dice: “En unos minutos entraremos a la sección de los
árboles Secoya, y verán a los gigantes del mundo vegetal.”
Mientras camino a la reunión de oración, yo digo suavemente,
“Ahora estamos llegando a los árboles espirituales Secoya.
Vamos a ver gigantes espirituales, superhombres. Ellos tienen a

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Dios morando en ellos. La Palabra de Dios es abundante en sus
labios. El amor inquebrantable que llevó a Jesús a la cruz, se ha
apoderado de ellos.
“Ellos ya no caminan como meros hombres naturales. Ellos
pertenecen a la clase de amor, a la clase de milagros. Están en
la clase de Jesús. Ellos se han graduado desde clases más bajas.
Son los hombres y mujeres que han llegado a la unidad de fe y
del conocimiento del Hijo de Dios, y han madurado hasta llegar a
la estatura de la plenitud de Cristo. Ellos tienen su propia fe.
Están establecidos en la verdad. La Palabra es real para ellos.”

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Capítulo 18

Identificación del amor

Hemos visto que la Nueva Creación es completamente una con


Cristo.
Hemos visto que la Nueva Creación es una con el Amor, una con
Él, y el Amor es uno con la Nueva Creación.
La Nueva Creación es el cuerpo de Cristo.
Este organismo viviente, dominado por Dios, lleno de Dios, está
aquí entre nosotros actuando en amor, actuando en su lugar,
haciéndose cargo de Su trabajo. En el primer capítulo de Hechos,
Lucas dice por el Espíritu, “Las cosas que Jesús comenzó a hacer
y enseñar”.
Nosotros comenzamos donde Él lo dejó.
Nosotros retomamos el trabajo que Él trazó.
Él era el Cargador de la Carga, el Amado.
Él está actuado en nosotros, a través de nosotros y con nosotros.

Cargadores de cargas

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Ahora nosotros somos Sus cargadores de cargas.
Llevamos Su carga con Sus fuerzas.
Hacemos Su voluntad con Su poder.
Él está viviendo Su vida en nosotros.
Nosotros sabemos, aunque tal vez no lo hallamos internalizado
que, “ya no vivo yo más vive Cristo en mí”. Hemos perdido las
viejas marcas del Conocimiento Sensorial desde que aprendimos
a caminar en el nuevo camino.
Él dijo, “Yo soy el camino”.
No es una carretera; es una persona.
No es una teoría; es una realidad.
No es una doctrina; es una Vida.
Dogmas y doctrinas han perdido su significado. Son las conchas
gastadas del ayer. Nos han mantenido esclavizados por años.
Ahora hemos sido absorbidos por Él.
Romanos 15:1-2 “Así que, los que somos fuertes debemos
soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros
mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es
bueno, para edificación.”
Este es el método de Jesús. Él era fuerte. Él tomó nuestras
enfermedades.
Ahora Su fuerza nos hace a nosotros fuertes.
Nos hacemos cargo de las debilidades de otros. No somos sus
críticos. No los condenamos porque han fallado. Nosotros nos
bajamos y tomamos sus cargas y dejamos que caminen a nuestro
lado, como hombres libres.

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No condenamos a aquél que está encarcelado por Satanás,
porque recordamos que una vez fuimos esclavos.
Somos los que damos fortaleza, los llevadores de cargas, los
líderes de luz en un mundo de tinieblas.
¡Qué ministerio es tomar el lugar de Jesús! Qué vida es llevar las
cargas de los débiles, llevar las cargas que otros deberían haber
tenido fuerza para llevar, tener fe para aquellos que no la tienen,
valentía para aquellos que son abatidos, sabiduría para aquellos
que llevan tiempo caminando en oscuridad. Somos los hombres
y mujeres de Jesús en esta nueva era.
Juan 15:9-10 “Como el Padre me ha amado, así también yo os he
amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis
mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he
guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su
amor.” Debemos amar como Él amó, derramando nuestras vidas
como Él derramó la Suya. Pablo vio la realidad de esto y nos lo
dijo en 2 Corintios 5:13-14 “Porque si estamos locos, es para
Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros. Porque el amor de
Cristo nos constriñe, pensando esto: que, si uno murió por todos,
luego todos murieron”
Pablo creía tanto en el amor hasta el punto que el creyó que
estaba fuera de sí mismo. La respuesta de Pablo fue: “El amor
de Cristo se ha apoderado de mi corazón. Entiendo que la
muerte de Cristo fue la muerte de todos los hombres”. El mismo
amor que causó que Cristo muriera por el hombre se apoderó del
corazón de Pablo y causó que él viviera para ellos.
La actitud del amor es esta, “Los amo como si hubiera muerto por
ellos.” En Romanos 9:3 (versión Moffatt), Pablo es aún más
fuerte en su descripción de su identificación con el amor “Sufro
infinita angustia de corazón. Pude haberme deseado maldito y
separado de Cristo por el bien de mis hermanos.”

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Al leer esto sentimos que apenas podemos llegar a ello. Pero, no
es difícil porque Él nos hizo del Amor. Él nos hizo como Él. Lo
que Él era en Su caminar terrenal, lo somos nosotros ahora en
nuestro caminar terrenal.
Él nos ha tomado para que podamos asumir Su sueño para el
hombre. Suena extraño, pero es verdaderamente hermoso, que
amemos como Él amó.
Amamos con Su amor.
Miramos a las personas a través de los ojos del amor. Solemos
decir “Ellos cosechan lo que siembran”. Solemos verlos a través
de los ojos del Conocimiento de los Sentidos.
Ahora decimos, “Padre, ayúdame a ayudarlos. Tomo tu sabiduría
y tu poder para llevar la carga que no han podido tomar fuerza
para llevar. Ellos han sido engañados por el Sentido del
Conocimiento. Tomo sus lugares y llevo sus cargas, de la misma
manera que tu tomaste mi lugar y llevaste mi carga”.
Hablamos de ellos con la voz de amor, con el mensaje de amor.

Transmisores del amor

Nuestra Identificación con Él nos pone en el trono. Su


Identificación con nosotros nos pone en el lugar de líderes,
maestros, consoladores, ayudadores y cargadores de cargas.
Nosotros traemos a Dios al hombre, de la misma manera que Él
vino a nosotros. Nos atrevemos a decir “Míranos”. Somos Amor
como Él es Amor. Somos los labios de Amor, las manos y los pies
de Amor.
Sin cablerías los grandiosos generadores de Coulee Dam no
serían de ayuda. Sin transmisores, Dios en todo Su poder no

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sería de ayuda. Su amor no puede encontrar expresión sino es a
través de la Nueva Creación.
Esos maravillosos generadores dependen de la cablería. Ellos, y
solo ellos, pueden llevar la corriente que puede mover los
motores y dar luz a las casas del Noroeste.
¿Puedes ver que, si le fallas a Él, está sin ayuda? Somos
nosotros los que lo limitamos a Él o permitimos que Él sea sin
límites.
Por muchos años el poder y la capacidad del poderoso Columbia
nunca se utilizó. Durante casi dos mil años, la capacidad
ilimitada de Dios no ha sido utilizada. La iglesia ha sido débil y
sin poder. El pecado ha reinado como señor, y la iglesia le ha
servido como esclava. Sin embargo, esa iglesia representa a la
Nueva Creación que es una conquistadora de Satanás. ¿Vamos a
permitir que esto continúe así? Has visto las verdades en este
grandioso mensaje de la Identificación. ¿Qué vas a hacer con
eso?

Tenemos la llave

¿Será Dios lo más grande entre los hombres una vez más?
¿Sanará y salvará las multitudes?
¿Las vastas multitudes de hombres escucharán una vez más el
mensaje de gracia de labios prendidos de fuego llenos de amor?
¿Andarán una vez más los “Pedros” sobre el agua?
¿Nos oiremos decir al paralítico, “Levántate y anda”?
¿Veremos a los hombres libres del dominio de Satanás?
Sí, yo creo que podemos.
Somos los amos.
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Ya hemos llegado.
Tenemos las cosas que el espíritu humano anhela.
Ahora susurramos “Mayor es el que está en nosotros, que
cualquier oposición o escasez que podamos confrontar”.
¿No puedes oír una voz que dice, esto es Dios hablando?
No tememos.
Al final somos señores.
Somos los creados por Dios, los habitantes de Dios, los
empoderados por Dios, los guiados por Dios.
Somos aquellos en quienes el amor nunca fallará.
¡Vamos, levantémonos y tomemos posesión de la tierra!
¡Estamos bien capacitados!

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Conclusión

Cuando estas verdades realmente ganen la supremacía en


nosotros, nos harán super hombres y mujeres espirituales, amos
sobre los demonios y enfermedades. Esto es un descubrimiento
de lo que somos en Cristo, de cómo el Padre nos ve a nosotros en
el Hijo.
Es el final de las debilidades y los fracasos. No hay más batalla
con la fe, porque todas las cosas nos pertenecen. No más
oraciones pidiendo poder o fortaleza, porque Él está en nosotros.
No estamos más atados a la horrible consciencia de pecado,
porque somos la Justicia de Dios en Cristo.
Sabemos lo que somos en Cristo.
Sabemos que Él habita en nosotros.
Sabemos la autoridad que posee Su Nombre.
Internamente poseemos una mentalidad de Dios.
Tenemos Su poder.
Tenemos Su sabiduría.
Tenemos Su amor.

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Somos Su Justicia.
Él habita en nosotros.
Su Señorío es una realidad.
Su Palabra está en tiempo presente en nuestros corazones.
Tenemos una invitación permanente a Su trono.
Somos invitados a entrar confiadamente ante Su presencia.
Estamos sentados con Él en los Cielos.
Él está con nosotros en la Tierra.
Ante todas estas maravillosas realidades nos levantamos y
tomamos nuestro lugar. Salimos y vivimos como super hombres
y mujeres habitados por Dios.
Identificados

1. En la crucifixión en la cruz, con Jesucristo identificado;


En la muerte por la pérdida eterna del hombre, con Jesucristo
identificado.

Coro
Identificado, identificado con Jesucristo identificado; en todo lo
que Él fue, o es, o será. Eternamente identificado.

2. Enterrado en tierra maldita, con Jesucristo identificado;


En calabozos profundos en el infierno donde Él fue encontrado,
con Jesucristo identificado.

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3. En la victoria sobre las huestes del infierno, con Jesucristo
identificado;
Sí, mientras Él pagaba el terrible precio por el costo del pecado,
con Jesucristo identificado.

4. En la majestuosa y poderosa resurrección, con Jesucristo


identificado;
A la diestra de Dios en esta misma hora, con Jesucristo
identificado.

5. En la coronación de ese glorioso día, con Jesucristo


identificado;
Cuando Él por derecho domine con poder sobre los reinos, con
Jesucristo identificado.

-E.W.K.

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