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Instituto Valenciano de Microbiología

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Pruebas genéticas - Porfirias (Porphyria) - Genes ALAS2, ALAD, HMBS


(PBGD), UROS, UROD, CPOX, PPOX, FECH y HFE.

Porfirias (Porphyria) – Genes ALAS2, ALAD, HMBS (PBGD), UROS, UROD, CPOX, PPOX, FECH y HFE.

Las porfirias son un grupo de enfermedades metabólicas generadas por deficiencias en las
enzimas que participan en la síntesis del grupo hemo que provocan la acumulación tóxica de porfirinas
y de sus precursores, como ALA (ácido-δ-aminolevulínico) y PBG (monopirrol porfobilinógeno). Hay
ocho enzimas implicadas en la ruta metabólica del grupo hemo y siete tipos de porfirias,
correspondiendo cada tipo a la deficiencia de una de las enzimas.

Los distintos tipos de porfiria se clasifican habitualmente según el tipo de


enfermedad que causan. De esta manera, hay cuatro porfirias agudas, que afectan principalmente al
hígado y generan ataques de dolor abdominal durante varios días como consecuencia de la
acumulación de los precursores de las porfirinas: porfiria por deficiencia de ALA dehidratasa, porfiria
aguda intermitente (PAI), coproporfiria hereditaria (CH) y porfiria variegata (PV). Las otras porfirias
afectan principalmente a la piel y no generan síntomas agudos en otros órganos: porfiria eritropoyética
congénita (PEC), porfiria cutánea tarda (PCT), protoporfiria eritripoyética (PPE) y porfiria
hepatoeritrocitaria. Cuando las porfirinas se acumulan en la piel pueden absorber energía solar que,
cuando se libera, genera daños en las capas subyacentes de la piel. Las porfirias variegata (PV) y la
coproporfiria hereditaria (CH), también generan síntomas cutáneos, por lo que en determinadas
clasificaciones algunas clasificaciones las consideran como “mixtas”, mientras que otras
clasificaciones distinguen entre porfirias hepáticas (PAI, PCT, CH y PV) y eritropoyéticas (PEC y PPE), de
acuerdo con el órgano en el que se produce la acumulación de porfirinas y de sus precurosres, el hígado
o la médula ósea, respectivamente.

Las porfirias agudas clásicas incluyen cuatro tipos de trastornos indistinguibles por sus
episodios. Las manifestaciones clínicas comienzan generalmente después de la pubertad y son más
frecuentes en mujeres. La ansiedad, inquietud e insomnio son pequeñas alteraciones del
comportamiento que de forma habitual preceden al desarrollo característico de neuropatías más
intensas, que pueden ser dependientes del sistema nervioso autónomo (hipertensión, taquicardia,
arritmias) o del sistema nervioso periférico (parálisis facial, debilidad muscular, disfagia, disfonía,
disartria, etc.). Otro de los síntomas característicos es el dolor abdominal, en ocasiones seguido de
vómitos y estreñimiento. Los pacientes de porfirias agudas también sufren dolores de espalda y
extremidades. Durante los ataques agudos, los precursores ALA (ácido-δ-aminolevulínico) y PBG
(monopirrol porfobilinógeno), que son neurotóxicos, son excretados desde el hígado de forma masiva a
causa de la inducción de la biosíntesis del grupo hemo. El sistema nervioso autónomo y el sistema
nervioso periférico no tienen protección frente a ellos y por ello son especialmente vulnerables a su
acción.
En los casos de porfirias cutáneas, distinguimos entre los síntomas de las porfirias cutáneas
hepáticas (porfiria cutánea tarda, coproporfiria hereditaria, porfiria variegata y porfiria
hepatoeritrocitaria) y los síntomas de las porfirias cutáneas eritropoyéticas (porfiria eritropoyética
congénita y protoporfiria eritropoyética). De esta manera, en las porfirias cutáneas hepáticas (PCT, CH y
PV), los síntomas en la piel son crónicos y pueden manifestarse varios días posteriores a la exposición
del sol. En todo caso, muestran una variación estacional, siendo más intensos en verano tras repetidas
exposiciones al sol. Suelen caracterizarse por formación de ampollas, cicatrices y excesiva fragilidad
cutánea, especialmente en el dorso de las manos. En la cara, pueden aparecer hipertricosis e
hiperpigmentación. Los síntomas cutáneos son la consecuencia de la interacción de la radiación solar y
grandes cantidades de porfirinas (sintetizadas en el hígado y acumuladas en la piel), ya que éstas
pueden absorber la energía lumínica debido a su configuración electrónica, pasando a un estado de
excitación. Las moléculas de porfirina pueden volver a su estado estable mediante la emisión de
energía. De esta manera, provocan la peroxidación de los lípidos de membrana, provocando la pérdida
de función y la alteración de los orgánulos intracelulares.

La protoporfiria eritropoyética (PPE) muestra la misma variación estacional que las porfirias
cutáneas hepáticas. Es decir, manifiesta en mayor medida su vulnerabilidad fotosensible durante los
meses de verano. Generalmente los síntomas comienzan en la infancia, pero también pueden iniciarse
durante la vida adulta. La intensidad de la enfermedad depende de la cantidad circulante de
portoporfirinas. En todo caso, los síntomas característicos incluyen engrosamiento de la piel de los
nudillos de las manos, sensación de ardor en la piel, anemia leve, edema y eritema, que surgen tras la
exposición al sol y desaparecen tras varios días sin contacto con la luz solar. Así pues, los cambios
histopatológicos de la piel son similares a otras porfirias cutáneas, pero quizás algo más intensos. El
20-30% de los pacientes con protoporfiria eritropoyética presenta alguna hepatopatía, que varía desde
un leve incremento de transaminasas hasta cirrosis hepática.

Por su lado, las manifestaciones clínicas de la porfiria eritropoyética congénita (PEC) varían
desde leves daños cutáneos en adultos, hasta hidropesía fetal. Cualquier fuente de exposición solar
provoca alteraciones cutáneas, dada la intensidad de la fotosensibilidad en casos de PEC. En
determinados casos, pueden desconfigurarse las partes del cuerpo más expuestas a la luz, como
manos, orejas y nariz. También existen casos de sensibilidad ósea y dental como consecuencia del
depósito de porfirinas.

Los distintos tipos de porfiria pueden ser debidos a mutaciones en los genes ALAS2, ALAD, HMBS
(PBGD), UROS, UROD, CPOX, PPOX, FECH y HFE.Estos genes, codifican enzimas necesarias para producir
hemo. El hemo es vital para todos los órganos del organismo, aunque se encuentra principalmente en la
sangre, la médula ósea y el hígado. El hemo es un componente esencial de varias proteínas que
contienen hierro denominadas hemoproteínas, incluyendo la hemoglobina. La producción de hemo es
un proceso de múltiples pasos que requiere ocho enzimas diferentes.

El gen ALAS2, situado en el brazo corto del cromosoma X (Xp11.21), codifica una enzima
denominada 5-aminolevulinato sintasa 2 o eritroide ALA-sintasa. Esta versión de la enzima se encuentra
sólo en el desarrollo de los eritroblastos. ALA-sintasa desempeña un papel importante en la producción
del núcleo hemo. ALA-sintasa es responsable de la primera etapa de este proceso, la formación de un
compuesto denominado ácido delta-aminolevulínico (ALA). En etapas posteriores, otras siete enzimas
producen y modifican los compuestos que finalmente producen el núcleo hemo. Se han identificado al
menos 2 mutaciones en el gen ALAS2 en las personas con una forma de porfiria denominada porfiria
eritropoyética dominante ligada al cromosoma X. Cada una de estas mutaciones elimina una pequeña
cantidad de material genético cerca del final del gen ALAS2. Estos cambios sobreactivan la enzima
eritroide ALA-sintasa, lo que aumenta la producción de ALA en el interior de los glóbulos rojos. El
exceso de ALA se convierte por otras enzimas en compuestos denominados porfirinas. Si estos
compuestos se acumulan en los eritroblastos, pueden ser transportados a través del torrente sanguíneo
a la piel y otros tejidos. Los altos niveles de porfirinas en la piel conducen a la hipersensibilidad a la luz
solar que es característica de esta enfermedad.

El gen ALAD, situado en el brazo largo del cromosoma 9 (9q34), codifica una enzima conocida
como delta-aminolevulinato deshidratasa, implicada en la producción de una molécula del grupo hemo.
Delta-aminolevulinato deshidratasa es responsable de la segunda etapa de este proceso, que combina
dos moléculas de ácido delta-aminolevulínico (el producto de la primera etapa) para formar un
compuesto denominado porfobilinógeno. En los pasos subsiguientes, cuatro moléculas de
porfobilinógeno se combinan y luego se modifican para dar lugar al grupo hemo. Se han identificado al
menos 10 mutaciones en el gen ALAD que dan lugar a una forma rara de porfiria denominada porfiria
por deficiencia de ALA-dehidratasa, de herencia autosómica recesiva. La mayoría de estas mutaciones
cambian aminoácidos en la enzima deshidratasa delta-aminolevulinato. Estos cambios reducen la
actividad de la enzima, permitiendo que el ácido delta-aminolevulínico se acumule hasta alcanzar
concentraciones tóxicas en el organismo. Este compuesto se forma durante el proceso normal de
producción del grupo hemo, pero la actividad reducida de delta-aminolevulinato deshidratasa permite
que se acumule hasta alcanzar concentraciones tóxicas. Las concentraciones muy elevadas de este
compuesto pueden causar episodios de dolor abdominal, vómitos y otros signos y síntomas de la
porfiria por deficiencia de ALA-dehidratasa.

El gen HMBS (PBGD), situado en el brazo largo del cromosoma 11 (11q23.3), codifica una enzima
conocida como hidroximetilbilano-sintasa, implicada en la producción de grupo hemo. La
hidroximetilbilano-sintasa es responsable de la tercera etapa de este proceso, que combina cuatro
moléculas de porfobilinógeno (el producto de la segunda etapa) para formar un compuesto
denominado hidroximetilbilano. En los pasos siguientes, otras cinco enzimas producen y modifican
compuestos que finalmente conducen al grupo hemo. Se han identificado más de 300 mutaciones en el
gen HMBS en las personas con una forma de porfiria conocida como porfiria aguda intermitente (PAI).
La porfiria aguda intermitente, de herencia autosómica dominante aunque con baja penetrancia
(alrededor del 20%), se caracteriza, como las demás porfirias agudas, por episodios de dolor abdominal
y disfunción neurológica. Algunas de estas mutaciones cambian aminoácidos en la hidroximetilbilano-
sintasa. Otras mutaciones añaden o eliminan material genético dentro del gen HMBS, lo que altera la
estructura y función de la enzima. Las mutaciones en el gen HMBS reducen la actividad de la
hidroximetilbilano sintasa, permitiendo que las porfirinas se acumulen en el hígado y otros órganos.
Estos compuestos se forman durante el proceso normal de producción del grupo hemo, pero la
reducción de la actividad de la hidroximetilbilano-sintasa les permite acumularse hasta concentraciones
tóxicas. Esta acumulación, en combinación con los factores no genéticos, como ciertos fármacos, el
alcohol, el tabaquismo y la dieta, conduce a episodios de dolor abdominal intensos y otros síntomas en
personas con porfiria aguda intermitente.

El gen UROS, situado en el brazo largo del cromosoma 10 (10q25.2-q26.3), codifica una enzima
conocida como uroporfirinógeno III sintasa, implicada en la producción del grupo hemo. La
uroporfirinógeno III sintasa es responsable de la cuarta etapa de este proceso, en el que
hidroximetilbilano (el producto de la tercera etapa) se reordena para formar uroporfirinógeno III. En
etapas posteriores, otras cuatro enzimas producen y modifican compuestos que finalmente conducen a
la síntesis del grupo hemo. Se han identificado más de 35 mutaciones en el gen UROS responsables de
una forma de porfiria conocida como porfiria eritropoyética congénita (PEC), de herencia autosómica
recesiva. La mayoría de estas mutaciones cambian aminoácidos en la uroporfirinógeno III sintasa. La
mutación más frecuente, que se encuentra en alrededor de un tercio de todos los casos de porfiria
eritropoyética congénita, reemplaza el aminoácido cisteína con el aminoácido arginina en la posición 73
(Cys73Arg o C73R). Varias otras mutaciones se producen en una región cercana de ADN que regula la
actividad del gen UROS. Las mutaciones en o cerca del gen UROS alteran la estructura y la función de la
uroporfirinógeno III sintasa, que reduce la actividad de la enzima. La deficiencia de uroporfirinógeno III
sintasa funcional permite que las porfirinas se acumulen en los glóbulos rojos en desarrollo. Estos
compuestos se forman durante el proceso normal de producción del grupo hemo, pero la actividad
reducida de uroporfirinógeno III sintasa les permite acumularse hasta alcanzar concentraciones tóxicas.
Una acumulación de estas sustancias en la piel provoca la hipersensibilidad a la luz solar y otros rasgos
característicos de la porfiria eritropoyética congénita.

El gen UROD, situado en el brazo corto del cromosoma 1 (1p34), codifica una enzima conocida
como uroporfirinógeno descarboxilasa, implicada en la producción del grupo hemo. La uroporfirinógeno
descarboxilasa es responsable de la quinta etapa de este proceso, en el que los átomos de carbono y de
oxígeno se retiran de uroporfirinógeno III (el producto de la cuarta etapa) para formar
coproporfirinógeno III. En los pasos siguientes, otras tres enzimas producen y modifican compuestos
que finalmente conducen al grupo hemo. Las mutaciones en el gen UROD son responsables de dos
formas de porfiria, denominadas porfiria cutánea tarda y porfiria hepatoeritrocitaria. La porfiria cutánea
tarda es el tipo más común de porfiria. Sus signos y síntomas tienden a ser más leves y aparecen más
tarde en la vida que los de la porfiria hepatoeritrocitaria. Cuando se produce una mutación en una copia
del gen UROD en cada célula, aumenta el riesgo de desarrollar porfiria cutánea tarda. Las mutaciones en
ambas copias del gen UROD en cada célula dan lugar a porfiria hepatoeritrocitaria. Se han identificado
más de 50 mutaciones en el gen UROD asociadas con porfiria cutánea tardía. Estas mutaciones reducen
la actividad de la uroporfirinógeno descarboxilasa en aproximadamente un 50% en todo el organismo.
Como consecuencia, las porfirinas se acumulan hasta alcanzar concentraciones tóxicas en órganos y
tejidos, comenzando en el hígado. Esta acumulación, en combinación con los factores no genéticos,
tales como el consumo de alcohol, el tabaquismo, ciertas hormonas, el exceso de hierro, y la hepatitis C
o las infecciones por el VIH, conduce a este tipo de porfiria. Por su parte, se han identificado al menos
10 mutaciones en el gen UROD en las personas con porfiria hepatoeritrocitaria. Algunas de estas
mutaciones también se han asociado con porfiria cutánea tarda. Las mutaciones que causan porfiria
hepatoeritrocitaria reducen la actividad de la uroporfirinógeno descarboxilasa a menos del 10% de lo
normal. La falta de esta enzima permite que las porfirinas se acumulen en el organismo. Estos
compuestos se forman durante el proceso normal de producción del grupo hemo, pero la reducción de
la actividad de la uroporfirinógeno descarboxilasa les permite acumularse hasta alcanzar
concentraciones tóxicas. Esta acumulación anormal de porfirinas provoca los rasgos característicos de
este tipo de porfiria.

El gen CPOX, situado en el brazo largo del cromosoma 3 (3q12), codifica una enzima conocida
como coproporfirinógeno oxidasa, implicada en la producción del grupo hemo. La enzima
coproporfirinógeno oxidasa es responsable de la sexta etapa de este proceso, la eliminación de átomos
de carbono y oxígeno de coproporfirinógeno III (el producto de la quinta etapa) para formar
protoporfirinógeno IX. En los pasos subsiguientes, otras dos enzimas modifican protoporfirinógeno IX e
incorporan un átomo de hierro para dar lugar al grupo hemo. Se han identificado al menos 45
mutaciones en el genCPOX que dan lugar a porfiria. Las mutaciones en este gen pueden causar dos
tipos de porfiria: coproporfiria hereditaria (CH) y una variante conocida como harderoporfiria. La
coproporfiria hereditaria es una porfiria hepática autosómica dominante caracterizada por ataques
agudos, disfunción neurológica y fotosensibilidad cutánea debido a la actividad deficitaria de la enzima
coproporfirinógeno oxidasa (CPO). La fotosensibilidad cutánea ocurre en aproximadamente un 30% de
los casos de CH. En el 21-24% se presenta junto con episodios agudos, mientras que en el 7% de los
casos de CH se manifiestan únicamente síntomas cutáneos. La mayoría de las mutaciones en el
gen CPOX cambian aminoácidos en coproporfirinógeno oxidasa. Una sola mutación parece ser
responsable de harderoporfiria. Este cambio genético sustituye el aminoácido glicina con el aminoácido
ácido glutámico en la posición 404 (Lys404Glu o K404E). Las mutaciones en el gen CPOX reducen la
actividad de coproporfirinógeno oxidasa, permitiendo que las porfirinas se acumulen en el organismo.
Estos compuestos se forman durante el proceso normal de producción del grupo hemo, pero la
reducción de la actividad de coproporfirinógeno oxidasa les permite acumularse hasta alcanzar
concentraciones tóxicas. Esta acumulación, en combinación con los factores no genéticos, como
ciertos medicamentos, el alcohol y la dieta, lleva a los signos y síntomas de la coproporfiria hereditaria y
la harderoporfiria.
El gen PPOX, situado en el brazo largo del cromosoma 1 (1q22-23), codifica una enzima conocida
como protoporfirinógeno oxidasa, implicada en la producción del grupo hemo. La protoporfirinógeno
oxidasa es responsable del séptimo paso en este proceso, en el que dos átomos de hidrógeno se
eliminan de protoporfirinógeno IX (el producto de la sexta etapa) para formar protoporfirina IX. En el
paso final, otra enzima modifica protoporfirina IX mediante la inserción de un átomo de hierro para
producir hemo. Se han identificado más de 130 mutaciones en el gen PPOX en las personas con una
forma de porfiria denominada porfiria variegata (PV). Esta forma de la enfermedad causa lesiones en la
piel y episodios agudos, tanto conjuntamente como de forma separada. En el 60% de los casos de PV
las lesiones son únicamente cutáneas, mientras que en el 22% de los casos son cutáneas junto con
episodios agudos y en el resto de casos (18%) presentan episodios agudos sin lesiones en la piel. La PV
se transmite de forma autosómica dominante, aunque presenta penetrancia incompleta. En los casos
heterocigotos, los síntomas clínicos rara vez aparecen antes de la pubertad, pero en los homocigotos
las manifestaciones cutáneas y neurológicas comienzan durante la infancia. Una mutación particular
del gen PPOX, se encuentra en aproximadamente el 95% de las familias sudafricanas con esta forma de
la enfermedad. La mutación cambia un único aminoácidos en la enzima protoporfirinógeno oxidasa, en
sustitución del aminoácido arginina con el aminoácido triptófano en la posición 59 (Arg59Trp o R59W).
Las mutaciones en el gen PPOX reducen la actividad de la protoporfirinógeno oxidasa, permitiendo los
precursores de porfirina se acumulen en el organismo. Estos compuestos se forman durante el proceso
normal de producción del grupo hemo, pero la reducción de la actividad de la protoporfirinógeno
oxidasa les permite acumularse hasta alcanzar concentraciones tóxicas. Factores no genéticos, como
ciertos medicamentos, el alcohol, la dieta, así como otros factores genéticos que no han sido
identificados, también contribuyen a los rasgos característicos de la porfiria variegata.

El gen FECH, situado en el brazo largo del cromosoma 18 (18q21.3), codifica una enzima
conocida como ferroquelatasa, implicada en la producción del grupo hemo. La enzima ferroquelatasa
es responsable de la octava y última etapa en este proceso, en el que se inserta un átomo de hierro en el
centro de la protoporfirina IX (el producto de la séptima etapa) para formar el grupo hemo. Se han
identificado más de 110 mutaciones en el genFECH en individuos con una forma de porfiria
denominada protoporfiria eritropoyética (PPE), de herencia autosómica dominante. Una mutación en
una copia del gen FECH reduce la codificación de cada célula de ferroquelatasa a la mitad. Sin embargo,
esto no es suficiente para dar lugar a los signos y síntomas de la porfiria. Por esta razón, las personas
con esta enfermedad también tienden a heredar una segunda copia alterada del gen FECH. En algunos
individuos afectados, la segunda copia del gen FECH también es no funcional, y las células no codifican
casi ferroquelatasa. En otras personas afectadas, la segunda copia del gen FECH conserva parte de su
función. Esta versión del gen se describe como un alelo de baja expresión. Se reduce, pero no elimina, la
cantidad de ferroquelatasa codificada en el interior de las células. Una combinación de dos copias
mutadas del gen FECH en cada célula, o una copia mutada del gen y un alelo de baja expresión, es
suficiente para que se desarrolle la protoporfiria eritropoyética. La deficiencia de ferroquelatasa
funcional permite que las porfirinas se acumulen en el desarrollo de los glóbulos rojos. Estos
compuestos se forman durante el proceso normal de producción del grupo hemo, pero la reducción de
la actividad de ferroquelatasa les permite acumularse hasta alcanzar concentraciones tóxicas. Las altas
concentraciones de estos compuestos en la piel causan la hipersensibilidad a la luz solar que es
característica de esta enfermedad. Además, las grandes cantidades de porfirinas en la vesícula biliar
también puede conducir a la formación de cálculos biliares. Con menos frecuencia, la acumulación de
estos compuestos en el hígado puede causar daño hepático.

El gen HFE, situado en el brazo corto del cromosoma 6 (6p21.3), codifica una proteína que se
encuentra en la superficie de células, principalmente en las células intestinales y del hígado. La
proteína HFE también se encuentra en algunas células del sistema inmune. Esta proteína interactúa con
otras proteínas de la superficie celular para detectar la cantidad de hierro en el organismo. La
proteína HFE regula la codificación de otra proteína denominada hepcidina, que se considera la
hormona "maestra" reguladora de hierro, La hepcidina es producida por el hígado, y determina la
cantidad de hierro que es absorbido de la dieta y liberado de los sitios de almacenamiento en el
organismo. Cuando las proteínas implicadas en la detección y la absorción de hierro funcionan
correctamente, la absorción de hierro está estrechamente regulada. En promedio, el organismo absorbe
aproximadamente el 10% del hierro obtenido a partir de la dieta. La proteína HFE también interactúa con
dos receptores de transferrina sin embargo, el papel de estas interacciones en la regulación del hierro
no está claro. Las mutaciones en el gen HFE aumentan el riesgo de desarrollar la forma más común de
porfiria, denominada porfiria cutánea tarda (PCT). Es probable que las mutaciones del gen HFE puedan
desencadenar este tipo de porfiria, aumentando la absorción de hierro. Una acumulación de exceso de
hierro, en combinación con otros factores genéticos y no genéticos, interfiere con la producción del
grupo hemo. Un bloqueo en la producción del grupo hemo permite a las porfirinas acumularse hasta
alcanzar concentraciones tóxicas en el hígado y en otros órganos. Estos compuestos se forman durante
el proceso normal de producción del grupo hemo, pero el exceso de hierro y otros factores permiten que
se acumulen hasta alcanzar concentraciones tóxicas. La acumulación anormal de porfirinas provoca los
rasgos característicos de la porfiria cutánea tarda.

Las porfirias puede tener diferentes patrones de herencia. Algunos tipos de porfiria se heredan
con un patrón autosómico dominante, lo que significa que está mutada una copia del gen en cada
célula. Esta única mutación es suficiente para reducir la actividad de una enzima necesaria para la
producción del grupo hemo, lo que aumenta el riesgo de desarrollar signos y síntomas de la porfiria.
Las porfirias autosómicas dominantes incluyen la porfiria aguda intermitente, la mayoría de los casos
de protoporfiria eritropoyética, la coproporfiria hereditaria, y la porfiria variegata. Aunque las mutaciones
genéticas asociadas con algunos casos de porfiria cutánea tardía también tienen un patrón de herencia
autosómico dominante, la mayoría de las personas con esta forma de porfiria no tienen una mutación
genética heredada. Otros tipos de porfiria se heredan con un patrón autosómico recesivo, lo que
significa que ambas copias del gen en cada célula deben tener las mutaciones para que se exprese la
alteración. Los padres de un individuo con una enfermedad autosómica recesiva tienen una copia del
gen mutado, pero por lo general no muestran signos y síntomas de la enfermedad. Las porfirias de
herencia autosómica recesiva incluyen la porfiria ALAD deficiencia, la porfiria eritropoyética congénita, y
algunos casos de protoporfiria eritropoyética. Cuando la protoporfiria eritropoyética es debida a
mutaciones en el gen ALAS2, tiene una herencia dominante ligada al cromosoma X. En las mujeres, una
mutación en una de las dos copias del gen en cada célula puede ser suficiente para expresar la
enfermedad. En los varones, una mutación en la única copia del gen en cada célula da lugar a la
enfermedad. Los varones pueden presentar síntomas más graves de la enfermedad que las mujeres.
Una característica de la herencia ligada al cromosoma X es que los padres no pueden pasar rasgos
ligados al cromosoma X a sus hijos. Las mutaciones en el gen UROD están relacionadas tanto con la
porfiria cutánea tarda, como con la porfiria hepatoeritrocitaria. Las personas que heredan una copia
alterada del gen UROD están en mayor riesgo de porfiria cutánea tarda. Las personas que heredan dos
copias alteradas del gen UROD en cada célula desarrollan porfiria hepatoeritrocitaria.

Pruebas realizadas en IVAMI: en IVAMI realizamos la detección de mutaciones asociadas con


porfiria, mediante la amplificación completa por PCR de los exones de los genes ALAS2, ALAD, HMBS
(PBGD), UROS, UROD, CPOX, PPOX, FECH y HFE, respectivamente, y su posterior secuenciación.

Muestras recomendadas: sangre extraída con EDTA para separación de leucocitos sanguíneos,
o tarjeta impregnada con muestra de sangredesecada (IVAMI puede enviar por correo la tarjeta para
depositar la muestra de sangre).

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