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Airbnb: un océano muy azul

A lo largo de la historia de los negocios, el espacio de desarrollo de las compañías siempre


se ha podido clasificar en dos categorías: océano azul y océano rojo, siendo las diferencias
entre ambas bastante notables y principalmente referentes a la forma en la que las propias
empresas se perciben a sí mismas y al resto de la industria, para ejemplificar lo anterior,
resulta relevante mencionar a una de las compañías de hospedaje de mayor crecimiento en
los últimos años, Airbnb.
Airbnb nació en el 2008 como resultado de las complicaciones que tenían Chesky,
Gebbia, and Blecharczyk, sus fundadores, para pagar la renta de su departamento en San
Francisco, dando como resultado la decisión de rentar colchones inflables en su sala junto
con servicios de desayuno para algunos asistentes a una conferencia de diseño que se
realizaría por esas fechas. Hoy, años después, Airbnb cuenta con poco más de 7,000,000
de anfitriones y 60,000,000 de huéspedes en más de 220 países (Airbnb,2019), su secreto:
no rivalizar con los competidores tradicionales de la industria hotelera.
Así pues, dentro de las varias características que pueden atribuirse al oceano azul,
podría decirse que la más notable es la creación de nuevos espacios de mercado, o en todo
caso, la expansión de las fronteras tradicionales, para lograr esto una compañía no puede
pretender acaparar clientes mediante la competencia con entes del mismo giro, sino que,
como varias empresas han hecho, primeramente deberá reevaluar las necesidades del
mercado al que quiera ingresar y después buscar una alineación orgánica entre sus
procesos internos y la oferta que va a lanzar, para que de esta forma evite caer en el
principio característico del océano rojo, la estrategia basada en competencia que obliga a
las organizaciones a decidir entre una diferenciación y optimización de costos.
De acuerdo con este escenario, Airbnb muestra una clara tendencia a, en primer
lugar, alejarse del tradicional modelo de estandarización de los establecimientos de
hospedaje que ofrece, puesto que su meta no es un público interesado en la homogeneidad
del espacio, sino un público que busque una experiencia más personalizada y auténtica
para su estancia, esto le permite desprenderse de la necesidad e inversión que se requiere
para replicar el mismo modelo de estancia en otros lugares, lo que de entrada le resulta en
una mayor capacidad de expansión por los bajos costos que representa la adquisición de un
nuevo espacio en prácticamente cualquier parte del mundo, detalle que también se ve
favorecido por la facilidad del uso de su plataforma, tanto para huéspedes como para
anfitriones.
Otro punto destacable por lo cual es posible clasificar a Airbnb como un océano muy
azul es lo difícil que ha resultado replicar para su competencia, al menos con precisión, el
modelo de negocios con el que opera, puesto que si bien ya existen otras compañías como
Booking.com y Vrbo que también ofrecen servicio de hospedaje, la comunidad
anfitrión-huésped y la oferta de características abstractas tanto para huéspedes como para
anfitriones que identifican a Airbnb le han valido para seguir creciendo y manteniendo su
mercado.
En conclusión, podemos decir que Airbnb sí ofrece servicios de hospedaje, pero no
hoteles y ha sido su capacidad de definición y segmentación de mercado lo que le ha
permitido convertirse en un océano muy azul, al personalizar su modus operandi no
solamente para el público que creó sino también para sí misma como organización, esto
junto con su capacidad de innovación la mantienen vigente para su propio mercado y,
todavía, inalcanzable para su competencia.

Referencias:
Airbnb. (2019, 12 julio). Airbnb suma unos 500 millones de arribos de huéspedes desde su

inicio. Airbnb Newsroom.

https://news.airbnb.com/ea/airbnb-suma-unos-500-millones-de-arribos-de-huespede

s-desde-su-inicio/

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