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Para los que lloran, para los que esperan, y aún para los desesperados,
nuevamente mi Pueblo, nuevamente, oh corto número de los míos; es mi
Palabra espiritual, para manifestarte una vez más, esa lección de mi
Doctrina en diferente forma, pero la misma esencia, en diferente palabra,
porque cada vez explico diferente tema, para el fondo brillante, luminoso,
atractivo para el Alma.
La Vibración omnipresente, se convierte en palabra para tí, oh mi
Pueblo bendito de: "Refugio y Consuelo", de aquel lugar pequeño en
espacio, pero grande en Luz y en contenido; lugar pequeño al que Yo
pusiera este nombre; al que Yo he derramado Amor y Luz, palabra de
revelación para todos los Tiempos y para todas las inteligencias; una noche
más en que estarás a través de la Palabra, con el Maestro Amor, para que
así tu cruz sea más liviana, y la parte pesada se transmute, y liviana sea;
desde hoy seas bienvenido, mi Auditorio amado; en el nombre de mi Padre,
seas bienvenido, en mi nombre de Cristo, seas bienvenido; en el nombre
del Bien Infinito que rige los Mundos, bienvenido seas.
Vengo a fortificar tu entendimiento, a iluminar tu mente, a iluminar tu
conciencia, a espiritualizar tu voluntad nuevamente, pero esta cátedra
pausada por el contenido, que requiere meditación en tí; la llevarás, no sólo
hasta tu corazón, la llevarás hasta lo más profundo de tu mente, para que
ahí la repases, la analices y vuelvas a analizarla, tantas veces como tengas
necesidad de hacerlo.
En este grupo y en la mayor parte de los grupos míos, ya llegó el
Maestro, habiendo sido recibido en diferente forma en cada Creatura; pero
no me refiero al Maestro Amor, no me refiero a Mí, que soy el Cristo, el
Cristo Amor; llegó el otro Maestro del ascenso, cuando tú no quieres
ascender por mi Camino y con la Luz mía; entonces asciendes con la luz de
ese Maestro que ya llegó como Yo llegue; el que ha sido recibido por cada
uno en diferente forma; pero Él tiene su luz propia, y esa luz que él tiene,
ilumina otro camino: El Maestro Dolor, y el camino del dolor, entrega una
cruz de dolor que cada uno la recibe en diferente forma; cuando el Cristo
Amor tocó tu corazón, cuando Yo empecé a tocar la Lira de tu Alma; la
mayor parte no me entendieron; otros pocos, me sintieron; y otros más;
pero aquellos que me sintieron mucho, son pocos; entonces, siendo difícil
para vosotros, andar por mi Camino, por el Camino de la Servicialidad, de
Mi amor espiritual para tí, oh, Pueblo bendito de Jesús, una cátedra
más de enseñanza espiritual para tu entendimiento y una oleada, una
potencia de amor más para vibrar en vuestros corazones y para elevar tu
sentimiento, Yo te recibo, oh corto número cristiano, que vienes a Mí, en
este primero de año para que la Luz del Santo Espíritu sea tu fuerza sea tu
Luz, sea el cumplimiento de lo que tu espíritu desea realizar en esta
cátedra, estaré contigo de espíritu a espíritu, estaré contigo de pensamiento
a pensamiento, derramando raudales de amor, derramando raudales de
ternura, derramando raudales de claridad en el verbo, en la palabra, para
que así puedas acercarte al sendero de los Bienaventurados, para que así
puedas acercarte más al camino de la Luz, al camino de la verdad, y al
camino de la victoria. Oh mi Pueblo, seas bienvenido Yo te digo bienvenido
en el nombre de mi Padre, Yo te digo: Bienvenido en mi nombre, Yo te digo
bienvenido, en el nombre de la Ley, seas bienvenido oh pueblo cristiano, en
el nombre de mi Amor y de la Ley.
- El Auditorio contesta al Maestro.
De la Ley de Amor, de la Ley de la Vida, de la Ley del Progreso, tú que
vienes a Mí a fortificar tu alma, Yo vengo a tí precisamente para levantarte,
para iluminarte, para elevarte y para enseñarte el camino amando a tus
semejantes.
Una vez más el pensamiento se convierte en palabra, una vez más el
Cielo con la Tierra para enviar el Mensaje espiritual, el mensaje de año
nuevo, y en este mensaje de año nuevo, vengo a repetirte como te dije un
día: “Mi Reino, por la Paz”. El Reino de los Cielos, es para aquellos que son
pacíficos; el Reino de los Cielos es para aquellos que son bondadosos, el
Reino de los Cielos es para aquellos que son espiritualizados ya, es el
Reino de los Cielos para aquellos que son verdaderos y no manchan sus
labios con la mentira y con la falsedad, aquellos que practicando la caridad
se encuentran en el camino, en el camino inmortal, en el camino del Bien.
Dejad que los muertos entierren a sus muertos, dejad que aquéllos que
anden en la sombra, sigan la sombra; y aquéllos que vienen a buscar la
Luz, busquen la Luz. La irradiación del Cristo está vibrando para tí, oh,
pequeño Grupo de Cristianos, para tu corazón, para tu Alma.
Yo te recibo en estos momentos, oh Auditorio pequeño, pero que viene
a recibir de Mí; que en este momento se engrandece; sed bienvenidos, oh
Grupo de Cristianos que venís por el alimento de mi Palabra espiritual; que
venís a preparar, con el conocimiento, la Vida eterna y la Gloria del espíritu,
que se libera de la esclavitud de la pasión y de la materia.
Vosotros, que estáis preparando vuestro futuro en vuestro presente;
seáis bienvenidos; vosotros que buscáis algo superior en la materia, puesto
que me buscáis a Mí; seáis bienvenidos; vosotros que tenéis deseos de
saber, porque el saber es la Luz espiritual para todos los caminos; debéis
saber de lo que Yo enseño, y debéis llevar de lo que Yo doy; seáis
bienvenidos, amados en el Nombre de mi Padre, en mi nombre, seáis
bienvenidos; iluminados con la Gracia y la Luz del Santo Espíritu.
Para tí se abre nuevamente en el Libro de Luz, una página más, una
cátedra más en la historia de mi Enseñanza; en la historia de mi Verdad y
de mi Trabajo; nuevamente para tí una página más grande como página de
sol, como un Libro Solar radiante de luz de mediodía, para que puedas
entender que a cada momento te doy para que alumbres tu conciencia en lo
que otros sentirán tiniebla.
Después de la materia, tendrás Luz, Luz por mi Enseñanza, Luz por lo
que llevas, Luz por mi Verdad, por mi Amor y por mi Conocimiento. Y
empieza mi Cátedra, Auditorio amado; escucha desde aquí el principio, que
para ti, perlas son, pero son para el joyel de tu mente; empiezo ya:
¿Tú crees, Pueblo mío, que el pobre no quiera llegar ser rico, para dejar
de trabajar, para descansar? ¿Tú crees, Pueblo mío, que el enfermo no
quiera ir a ser curado, y sentirse pleno de salud? ¿Tú crees, Pueblo mío,
que el esclavo no quiera ser libre? ¿Qué el prisionero no quiera la libertad
fuera del presidio? ¿Que el encadenado no quiera romper sus cadenas
para vivir fuera de éllas? Sí, quiere romper sus cadenas, quiere vivir, no
como esclavo, sino como Hijo de Dios en la Tierra. ¿Crees acaso, mi
Pueblo que el que tiene hambre, no quiera alimento? ¿Qué el que tiene
sed, no quiera agua? ¿Qué él ignorante, no desee tener conocimiento?