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Instituto GB – Estructura y Política Económica Argentina.

TEMA 2. Sector Primario (Agropecuario).

El sector agropecuario.

Participación en el PBI (incluye Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura):

Período Porcentaje
1935/1939 22,70%
1940/1944 20,80%
1985/1989 8,40%
1990/1992 6,90%
2004 9,49%
2006 7,75%
2008 8,41%
2010 8,24%
2012 6,71%
2014 7,71%
2016 7,10%
2018 6,77%
2019 6,83%
2020 6,69%

Importancia del sector.

 Durante años fue el principal productor de bienes (hasta fines de la década de 1930 y comienzos de la
década de 1940). Aún en la actualidad es el mayor proveedor de bienes exportados.
 Desde el auge del modelo agroexportador, su papel es ser proveedor de divisas para financiar las
importaciones y los pagos del servicio de deuda.
 Genera gran parte de los bienes exportados, ya sea en su forma original (granos, semillas, frutas, ganado en
pie) o elaborados (aceites, harinas, conservas, y demás). Casi dos terceras partes de las exportaciones
argentinas provienen de este sector.
 Este sector es productor de mercancías con precio único en los mercados mundiales, son bienes
homogéneos, y resulta tomador de precios. Estos precios han ido descendiendo continuamente, medidos en
moneda constante.

Evolución histórica. Tres etapas principales en la evolución del sector agropecuario de la pampa húmeda:

1. Auge 1880 y 1930.


2. Estancamiento entre 1930 y 1970.
3. Repunte entre 1970 y actualidad.

Condiciones previas al despegue.

 Condiciones físicas. Tierras fértiles, la pampa húmeda, comparables con las mejores del mundo (que ocupa
buena parte de la provincia de Bs. As., Santa Fe, parte de Córdoba y La Pampa), tierras que jamás habían
sido utilizadas para la explotación agraria, clima templado.
 Organización política. En Mayo de 1810 Argentina se separa del gobierno Español, recién en Julio de 1816
declara su Independencia, 1853 se sanciona la Constitución Nacional y con su reforma de 1860, que permitió
la integración a la República Argentina de la provincia de Bs. As. y que la ciudad de Bs. As. fuera su Capital
Federal, es donde toma su organización definitiva (1880).
 Ingreso de capitales externos. La organización definitiva del país da el respaldo a los capitales externos, las
posibilidades de inversión eran casi ilimitadas, ya que todo estaba por hacer. El movimiento de capitales
internacionales se produce por la existencia de capitales disponibles en los países más avanzados, buscando
tasas de retorno más atractivas en países como Argentina. Estos capitales se destinaron al desarrollo de la
infraestructura, y a la capitalización de las explotaciones agropecuarias.

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 Desarrollo de la infraestructura. Los capitales del exterior fueron destinados a puertos, caminos y
ferrocarriles. También fondos nacionales, gubernamentales y privados para financiar las obras básicas
(caminos, escuelas, edificios públicos, provisión de agua, servicios cloacales, electricidad). La baja en los
fletes marinos permitió la producción rentable en la Argentina, pero las aéreas que podían producir
competitivamente eran ubicadas muy cerca de los puertos. Esta disminución en los costos, se trasladó a los
productores (Argentina es tomador de precios). Fueron los ferrocarriles los que ampliaron la superficie
sembrada, extendiéndola en torno a su recorrido. El diseño de los ferrocarriles, en forma de estrella partiendo
de los puertos, y extendiéndose hacia el interior, respondía a esa necesidad de transportar la producción
agropecuaria al exterior. En 1857 había 10km, en 1870 había 732km, en 1890 había 9.254 km, en 1900 había
16.767 km, y en 1913 había 33.478 km.
 Desarrollo de los mercados mundiales de productos agropecuarios. Comienza a desarrollarse de
manera similar y complementaria a la revolución industrial. Dicha Revolución da inicio a la división
internacional del trabajo, concentrando la producción industrial en los países con mayor desarrollo relativo del
sector y dejando la producción agropecuaria para aquellas regiones con vastas superficies de tierras aptas
para los cultivos, con escasa población, y sin producción manufacturera. Surge un mercado internacional de
productos agropecuarios, con precios únicos, con relativa transparencia, con tipificaciones claras y concisas
para las diferentes calidades de esos bienes, con demanda creciente. Argentina adhiere a la división
internacional del trabajo como proveedor de materias primas agropecuarias, primero productos de la
ganadería ovina y vacuna, y luego de la agricultura, e importando el resto de los bienes necesarios.
 Mejoras en el transporte. Cambio tecnológico en la navegación, disminuyo el tiempo del viaje y mejoro la
seguridad, ambos hechos permitieron una baja en los fletes (permitió la producción rentable en la Argentina);
reducción de los costos de operación de los puertos, generada por las inversiones extranjeras, colaboraron
en el mismo sentido. Posteriormente, los avances en el transporte ferroviario, al asegurar el traslado a
grandes distancias de mercaderías con rapidez y seguridad. Reduce de manera considerable el costo de
transporte desde el campo hasta el puerto. El diseño de los ferrocarriles, en forma de estrella partiendo de
los puertos y hacia el interior, para hacer llegar la producción agropecuaria al exterior.
 Movimientos migratorios. En la segunda mitad del siglo XIX llega el impacto de las mejoras tecnológicas al
sector agropecuario en Europa, esto genera la expulsión de mano de obra en casi todos los países, y los
desocupados deben buscar otro lugar donde trabajar. El grueso de las inmigraciones en la argentina provino
de Italia, un 45,7%, entre 1857 y 1930, casi tres millones; y de España, 31,8%, alrededor de dos millones.
Para los italianos era indistinto emigrar a la Argentina o a los EEUU (el salario real era similar). Los
inmigrantes en la Argentina, no pudieron acceder a la propiedad de la tierra, y en su mayoría ni siquiera
llegaron a desempeñarse en las exportaciones agropecuarias, radicándose en el Gran Buenos Aires, y en las
principales ciudades del litoral. Esto tendió a consolidar el poder político y económico en las manos de los
primitivos terratenientes.

Etapa previa.

La mayor actividad económica se concentraba en el interior, desde Córdoba hacia al norte, mulas, telas, ponchos,
vinos, azúcar, frutas secas para la explotación minera del Potosí. La creación del Virreinato del Rio de La Plata, en
1776, y el Reglamento de Libre Comercio abrieron el puerto de Bs. As., manteniendo España el monopolio del
comercio. El contrabando ofrecido por los comerciantes británicos era una realidad diaria. La apertura del puerto de
Bs. As., permitió el crecimiento de la exportación de cueros a España, potenciando la actividad ganadera, hasta ese
momento limitada al ganado cimarrón. Luego de la Revolución de Mayo de 1810 se produjo la total apertura del
puerto de Buenos Aires al comercio internacional. Se potencio la actividad comercial, en importaciones y
exportaciones, y mejoraron las rentas públicas por los gravámenes al comercio exterior. Sobre fines de la segunda
década del siglo XIX comienza a crecer la industria del saladero, aprovechándose totalmente el ganado vacuno,
exportando el tasajo (carnes saladas), los cueros, el cebo y las astas.

Desde mediados del siglo XIX, comienzan a crecer las exportaciones de lana, materia prima de la industria textil, lo
que modifica el producto principal de la pampa húmeda, reemplazándose el ganado vacuno por el ovino
(especialmente la raza Merino).

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Auge entre 1880 y 1930.

El año 1880 podría ser considerado el punto de partida del nuevo esquema de desarrollo basado en la exportación de
productos agropecuarios. Ese año se logra la definitiva organización nacional, con la declaración de Capital Federal a
la ciudad de Buenos Aires.

Es alrededor de ese año cuando se inician las exportaciones de productos agrícolas. El transporte marítimo se había
abaratado notablemente.

Podemos destacar la decuplicación de la superficie cultivada entre 1888 y 1937 (de 2.128 a 22.682, miles de
hectáreas), los principales cultivos son trigo, lino, maíz y alfalfa. Fuerte aumento de la superficie cultivada con trigo y
alfalfa (entre 1888 y 1908). El maíz crece entre 1908 y 1937.

Las exportaciones de lana mantienen su presencia en las ventas externas, en inferior proporción que los cereales, al
igual que los cueros. Dentro de los productos agrarios es el trigo el que crece en primer término. Ya en el siglo XX los
productos agrarios predominan sobre los pecuarios en ventas al exterior. También en el siglo XX comienza la
exportación de quebracho, en rollos y como extracto, mostrando la participación de una zona fuera de la pampa
húmeda en el comercio exterior.

Las exportaciones de carnes, cueros y lanas. Las carnes saladas y el tasajo pierden importancia en el siglo XX. Las
exportaciones de las carnes ovinas reemplazan primero a las carnes saladas, a partir de 1850. En el siglo XX son las
carnes vacunas las que toman relevancia, en primer lugar crecen las ventas externas de carnes congeladas,
enviadas por los frigoríficos en busques preparados especialmente. Luego de 1910 comienza a reemplazarse esta
forma de preparación de las carnes por el enfriado, que permitía la mejor conservación de las fibras, lo que lleva a la
transformación de la industria frigorífica. También comienzan a exportarse carnes envasadas, con en simultaneo con
el ingreso de los frigoríficos estadounidenses a la Argentina (a partir de 1907).

En este periodo el grueso de la producción agropecuaria se destinaba a la exportación, y el cambio de relevancia en


los productos exportables, de los ganaderos a los agrarios también provoco un cambio en la utilización de la tierra,
tomando más importancia en la pampa húmeda la producción agrícola. En Santa Fe la tierra se distribuyó a los
productores, mediante las llamadas colonias, lo que promovió su uso agrícola. En Bs. As., continuo concentrada en
pocas manos.

El mayor auge de las ventas de productos vacunos sobre los ovinos obligo a la adecuación de la actividad, quedando
la explotación del ganado ovino en las regiones con tierras menos feraces, fuera de la pampa húmeda.

Alrededor de 1915, las tierras más aptas para la producción agropecuaria estaban casi totalmente ocupadas y en uso,
por eso el área cosechada prácticamente llega a su máximo en esa época. La única manera de aumentar la
producción total era aumentando el capital invertido, esto no se hizo y se llegó a fines de la década de 1920 con la
misma tecnología del fines del siglo XIX. Aun sin la crisis de 1929 de WALL STREET, el sector agropecuario ya no
podía ser motor del desarrollo.

Con la producción agropecuaria estancada, el incremento de la población disminuían los saldos exportables, ya no
podía importase la misma cantidad de bienes que en años anteriores. El modelo de desarrollo basado en las
exportaciones agropecuarias había llegado a su límite mucho antes de 1929-30.

Estancamiento de la producción de la Pampa Húmeda entre 1930 y 1970.

La crisis de 1929 creó una ola de proteccionismo que redujo el comercio internacional y los precios de nuestros
productos de exportación (agropecuarios de la pampa húmeda).

Ante la caída de los ingresos por exportaciones, no se podían realizar las importaciones necesarias y comenzó el
cierre de la economía nacional, iniciándose el proceso ISI Fácil No Buscada o esquema de desarrollo basado en la
producción industrial para el mercado interno. Un gobierno con profundas connotaciones liberales, crea la Junta
Nacional de Granos y de Carnes (las más importantes), el BCRA, nuevos tributos internos (impuestos a las ventas y a
las ganancias), para reemplazar la caída en la recaudación de los gravámenes sobre el comercio exterior.

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Hubo una clara transferencia de ingresos, desde el sector agropecuario al industrial. La gran crisis de 1929/30 había
hecho caer los precios de los productos agropecuarios de exportación, y generado una fuerte recesión mundial,
porque la cantidad de divisas que disponía la Argentina para adquirir productos se redujo sustancialmente. Al caer las
importaciones se favorecen los productores nacionales de bienes sustitutivos de esas compras externas. Y los
productores agropecuarios ven reducir de forma sus ingresos.

 Políticas aplicadas como respuesta a los acontecimientos externo. Entre 1930 y 1945. Se crea la Junta
Nacional de Granos y de Carnes, (el BCRA, entre otros organismos). La producción agropecuaria se ve
perjudicada por la caída en los precios internacionales generada por la crisis iniciada en WALL STREET. Los
precios promedios percibidos por las exportaciones argentinas, descendieron a casi la mitad. Esta caída en
los precios perjudica al sector agropecuario, de allí la creación de las Juntas Reguladoras, para disminuir sus
perjuicios, al bajar sus ingresos. La superficie sembrada llega al máximo histórico entre 1931 y 1945, con
alrededor de 20 millones de hectáreas, no así la cosechada, como efecto de los bajos precios percibidos por
el productor. Cuando el contexto internacional comienza a recuperarse sobre 1937, se da inicio a la Segunda
Guerra Mundial, en septiembre de 1939. Las exportaciones de granos llegan a su mínimo en el quinquenio
1941-45 con apenas 2,9 millones de toneladas anuales, cuando entre 1931-35 se exportaban 11,9 millones.
Los precios volvieron a bajar, pero de todas maneras el saldo comercial fue favorable, ya que las
importaciones fueron ínfimas, por la imposibilidad de adquirir en el exterior bienes industriales, ya que los
países más avanzados envueltos en la guerra.

 Política activa de fomento al mercado interno. El gobierno de Farrel, se ve obligado a declararle la guerra
al eje (Alemania, Japón e Italia), para poder ingresar a las Naciones Unidas, aplica en la posguerra una
política económica nacionalista, nacionalizando el BCRA y los depósitos bancarios. Perón en la Secretaria de
Trabajo, aplica políticas a favor de los sindicatos y de los obreros. En Julio de 1946 asume Perón, profundiza
la política industrialista, mediante varios mecanismos, que tienden a distribuir el ingreso a favor de los
asalariados, de los industriales, y en contra del sector agropecuario.

Medidas y hechos más importantes:

a) Legislación laboral y social, aumentan las remuneraciones de los asalariados del sector industrial, y de todos
los trabajadores. Se reconoce socialmente el trabajo.
b) Creación del Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio, organismo gubernamental destinado
a centralizar el comercio internacional, que adquiría los productos agropecuarios a sus productores (actuando
como un monopsonio, único comprador) y los vendía internacionalmente. Pagaba a los productores un precio
independiente del internacional, inferior, aunque suficiente como para que los productores obtuvieran una
rentabilidad razonable. Luego de la guerra los precios internacionales crecieron más del doble. De esta
manera el IAPI se apropiaba de la mejora en las cotizaciones de los productos agropecuarios, con la idea de
actuar como un regulador del mercado, cuyo papel se completaría subsidiando la producción cuando los
precios descendieran. Esto no ocurre porque los fondos excedentes son apropiados por el gobierno para
financiar el déficit fiscal, y cuando llega el momento de subsidiar la producción ya no tenían fondos
suficientes, por lo que debe endeudarse para cumplir solo en parte esa función. Las divisas obtenidas eran
brindadas a los productores industriales, a un tipo de cambio bajo, para realizar las importaciones necesarias
permitidas. Los asalariados recibían beneficios por dos partes, por un lado porque los productos
agropecuarios tenían internamente un precio inferior al internacional, y por otra parte porque los precios
industriales, por los mecanismos de subsidios indicados, podían ser ofrecidos a un precio menor. Incremento
el salario real.
c) El congelamiento de los arrendamientos rurales, limito el ejercicio de la propiedad de la tierra, redujo las
posibilidades de inversión; los propietarios no invertían porque no disponían de sus tierras, y los arrendatarios
tampoco lo hacían porque no eran propietarios, el capital instalado del sector se deterioró rápidamente. Se
fomentó el uso intensivo de las tierras.
d) El estatuto del peón rural, para proteger al trabajador rural, encarece la mano de obra y reduce el cultivo de
los productos de más mano de obra intensiva (por ejemplo el maíz).
e) Falta de preocupación del gobierno por la difusión del cambio tecnológico, que fue importante en el periodo.
El INTA recién fue creado en 1956.
f) Atraso del tipo de cambio, por el no ajuste a la inflación producida, con lo que se consigue mejorar la
distribución del ingreso en favor de los asalariados y de la industria, perjudicando al sector agropecuario, al
bajar los precios relativos de los mismos.

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g) Movimientos migratorios del campo a las ciudades, estas migraciones eran la mano de obra de las industrias
en crecimiento, y a la vez fueron parte del mercado para la adquisición de sus productos.
h) Una política fuertemente discriminatoria hacia los capitales extranjeros, iniciada por la segunda guerra
mundial, agravada durante la campaña electoral en la que triunfa Perón (slogan “Braden o Perón”).

Todas estas medidas repercuten en perjuicio de los productores agropecuarios, al quitarles ingresos, e incrementar el
costo laboral en el sector, perjudica la producción de aquellos cultivos de mano de obra intensiva, como el maíz. Se
reduce el área sembrada y cosechada, así como su producción, que pasa de 16,5 millones de tn durante 1941-1945 a
12,6 millones de tn en el quinquenio posterior.

Las exportaciones de granos y oleaginosos recuperan los niveles de alcanzados durante la década de 1930. La
mejora en los ingresos por las ventas externas no se produce por la mayor cantidad exportada, que se reduce a
menos de la mitad (entre 1931-1935 más de 14,5 millones de tn, y entre 1946-1950 tan solo 5,7 millones de tn) sino
por la mejora en los precios percibidos, que son el doble en 1946-1950 que en los 15 años anteriores.

La decisión de restringir la exportación de semilla de lino (entre 1947 y 1949), para fomentar la colocación de aceites,
lo que provoco el fomento de la producción de dicha semilla por parte de otros países, esencialmente EEUU, que
finalmente termino desalojando a nuestro país del comercio mundial de este producto, del que poco después de la
guerra era uno de los principales oferentes.

Las deficientes condiciones de capitalización del sector, en especial desde el comienzo de la segunda guerra
mundial, por la imposibilidad de adquirir bienes de capital necesarios, ya que los países más desarrollados utilizaban
toda su producción en el esfuerzo bélico. Al menos hasta finales de la década de 1940 fue imposible conseguir los
bienes de capital necesarios. A ello deben agregarse las erróneas políticas aplicadas, que llevaron a una disminución
de la rentabilidad de los productores agropecuarios, y por ende a disminuir la posibilidad de adquirir maquinarias y
nueva tecnología.

Tampoco adopto ninguna mejora ni en la tecnología de producción ni en semillas durante este periodo.

La crisis de 1950-52. En 1950 y 1952, se observa una importantísima caída en la producción. En 1949 se producen
11,3 millones de tn, en 1950 solo 8,6 millones de tn, se recupera parcialmente en 1951 llegando a 12,3 millones de tn,
y cae nuevamente en 1952 a apenas 6,2 millones de tn, por una enorme sequía. Las exportaciones agropecuarias en
1952 llegan a U$S 317 millones, menos de la tercera parte de los tres años anteriores, exportándose apenas 1,88
millones de tn, cuando en la peor época de la segunda guerra mundial, no se había descendido de los 3 millones de
tn.

Esta tremenda crisis, unida al agotamiento de las reservas con que se había iniciado el gobierno genera una crisis del
balance de pagos, y requiere una modificación total de la política económica, tanto para el sector agropecuario como
en la industria.

Se toman medidas tendientes a recuperar al sector agropecuario, recuperando su producción. El IAPI debía, al
revertirse el ciclo de los precios internacionales, subsidiar al sector, pero solo pudo hacerlo limitadamente ya que
buena parte de sus recursos habían sido utilizados para financiar el déficit fiscal, por lo que crece su endeudamiento
de manera importante. La producción y las exportaciones agropecuarias se recuperan a partir de 1953, pero a niveles
inferiores a los alcanzados durante 1947/48.

El cambio de política iniciado a partir de 1949, mayores créditos, mejores precios y estímulo a la importación y
producción local de maquinarias permitieron mejorar la producción desde 1953.

Los 20 millones de hectáreas sembradas que fueron logrados entre 1937 y 1941 no vuelven a recuperarse hasta
1969. Los más de 15 millones de hectáreas cosechadas alcanzadas entre 1939 y 1941 solo vuelven a lograrse en
1977. Los más de 22 millones de toneladas conseguidas en 1941 solo se consiguen en 1970. Los más de 15 millones
de toneladas de granos y oleaginosas colocadas en 1937 solo vuelven a venderse en 1977.

Como el nivel de ingresos creció en ambos gobiernos de Perón, y la producción agropecuaria se mantuvo estancada
o se redujo, al incrementarse el consumo interno por el mayor ingreso y por el crecimiento poblacional, se reducen los

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saldos exportables, y hasta que no se produce el fuerte crecimiento en el sector, durante la segunda mitad de la
década de 1970 no se pueden recuperar las ventas al exterior.

Intento de recuperación de la producción agropecuaria. Desde finales de la década de 1940 se comenzaron a


aplicar políticas que intentaron favorecer a los productores agropecuarios, y que lentamente producen una
recuperación a partir de 1953. Durante la última parte de la década de 1950 y la primera mitad de la de 1960, a pesar
de los intentos de los distintos gobiernos, la producción agropecuaria se mantiene estancada superando en algunos
años (1953, 1959 y 1962) los 16 millones de tn. A partir de 1964 se superan los 18 millones de tn, este año es clave,
ya que posteriormente se mantiene por encima, hasta que en 1970 se superan los 22 millones de tn, solo en 1972 la
producción cae por debajo de ese nivel (apenas 16,5 millones de tn).

También en 1964 las exportaciones agropecuarias vuelven a superar los 10 millones de tn. Este año 1964 se
convierte en el punto de inflexión, donde comienza realmente el auge del sector, que se consolidara a comienzos de
la década siguiente.

Características desde 1970 en adelante.

A fines de la década de 1960 comienza la producción de la soja en la argentina, que tiene como característica
principal la posibilidad de ser utilizada como cultivo complementario del trigo, en la misma superficie, que de esta
manera es utilizada en dos cultivos en el mismo año. Hectáreas sembradas, en 1958 menos de 1.000, en 1961
superan las 10.000, en 1968 superan las 30.000, en 1991 se superan los 5.000.000, en 2014 más de 20.000.000.

De 1973 a 1975 se produce una fuerte recuperación de los precios agropecuarios, apoyados por el alza de los
precios del petróleo (el cartel de la OPEP hizo cuadruplicar el precio del petróleo entre fines de 1973 y comienzos de
1974), la política aplicada por Martínez de Hoz, eliminando las retenciones a las exportaciones, mejora los precios de
los productores agropecuarios, apoyan el fuerte crecimiento de la producción.

En el año 1977 se superan los 30 millones de tn producidas, también se recuperan los 15 millones de tn exportadas.

A partir del año 1976 comienza el auge de exportación de aceites, en 1976 se superan las 15.000 tn vendidas al
exterior y en 1983 se superan el millón de toneladas exportadas.

Los precios de los productos agropecuarios descienden a largo plazo, debido al aumento de los rendimientos,
reducción de costos de producción, parte de los cuales se trasladan a precios.

El sector agropecuario a partir de la convertibilidad. La convertibilidad y la apertura de la economía, han producido un


cambio profundo en el funcionamiento del sector agropecuario, tanto pampa húmeda como economías regionales,
como en todos los sectores en general.

La tasa de rentabilidad se ha reducido de manera considerable, acercándose a la del resto del mundo, el tamaño de
la empresa mínima rentable se ha incrementado considerablemente. Esto significa que la misma superficie que
previamente le permitía al productor vivir con comodidad, hoy se ubica por debajo de la superficie mínima requerida
de subsistencia. Los intentos del productor por sostener su producción sin inyectarle más capital solo logran aumentar
su endeudamiento.

Otro problema serio para el sector es que la apertura económica, y el incremento de las importaciones puso en
contacto al consumidor con nuevos productos, o con productos ya conocidos en el resto del mundo, pero sin mercado
dentro del país. Esto genero la necesidad de cambiar los cultivos por las nuevas variedades, al resultar preferidos los
nuevos productos por los consumidores más sofisticados. Ha sido un problema para los cultivos plurianuales, ya que
la inversión necesaria para cambiar las plantaciones por lo general excedía la capacidad de inversión de los
productores, a lo que debía añadirse las dificultades para conseguir créditos abundantes en condiciones financieras
favorables.

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Posconvertibilidad.

La relevancia del complejo agroalimentario en la economía Argentina.

La participación del sector agropecuario en el producto represento un 8,9% del PBI a precios corrientes en el periodo
comprendido entre los años 2002 y 2008, en tanto que los sectores industriales asociados a la producción
agropecuaria representaron un 6,4% adicional del producto en dicho periodo.

El complejo agroalimentario en su conjunto represento en promedio durante el Posconvertibilidad el 15,3% del valor
agregado (PBI) generado en la economía argentina. La importancia de este sector se incrementó significativamente
en la Posconvertibilidad como una consecuencia directa de la acentuada devaluación de la moneda y el
encarecimiento de los bienes transables (comerciables en el mercado externo), entre ellos los productos
agropecuarios, con respecto a los no transables.

Si bien la importancia del complejo agroalimentario en la economía local se acrecentó como resultado de la nueva
estructura de precios relativos configurada tras la devaluación de la moneda, su contribución al crecimiento del
conjunto de la economía fue limitado en la Posconvertibilidad debido a su menor crecimiento relativo. Mientras que el
complejo agroalimentario se expandió a una tasa anual acumulativa del 5, 1% en la Posconvertibilidad, el conjunto de
la economía lo hizo al 8,5% anual, crecimiento que fue liderado por la expansión de la industria manufacturera que
creció a un 9,4% anual, compensando el menor dinamismo que presento el complejo agro-alimentario. En las ramas
de la industria manufacturera que no pertenecen al complejo agroalimentario se registró una tasa de crecimiento
anual acumulativa del 10,8% en el periodo mencionado.

La expansión sojera comenzó a mediados de la década de 1990.

Este sector no solo mantuvo su preponderancia como el principal proveedor de divisas de la economía argentina, sino
que incremento su participación en las exportaciones, en un contexto de fuerte expansión de las ventas externas.
Durante la Posconvertibilidad las exportaciones crecieron a una tasa anual acumulativa del 18,2%, en tanto que las
exportaciones del complejo agro-alimentario lo hicieron a una tasa del 20,1%, determinando un incremento en la
participación de las exportaciones del complejo agroalimentario desde el 52,2% en 2002 al 57,3% en 2008. Lo que
pone en evidencia, tras más de un quinquenio de fuerte crecimiento, de modificar la estructura exportadora
sustentada en productos de bajo valor agregado. Es más, al analizar la evolución de las exportaciones de bienes del
complejo agro-alimentario se observa que la expansión de las ventas externas de los productos primarios (20,8%
anual acumulativo) fueron equiparables a las que exhibieron las manufacturas de origen agropecuario (19,6 anual
acumulativo), evolucionando ambas por encima de la tasa que exhibieron las exportaciones totales.

Evolución del sector agropecuario pampeano.

El impacto de la valorización financiera.

La adopción del nuevo patrón de acumulación a mediados de los años setenta basado en la valorización financiera
del capital tuvo consecuencias sumamente trascendentes sobre el comportamiento del sector agropecuario. El nuevo
patrón de crecimiento condujo a una contracción de la superficie utilizada en las actividades agropecuarias, fenómeno
que no se restringió solo a la producción ganadera sino que también abarco a la producción agrícola.

A pesar de la caída de la superficie sembrada, la producción agrícola continúo expandiéndose durante este periodo
por la incidencia de varios factores que es apropiado mencionar. El primero de ellos consistió en el incremento de los
rendimientos por hectárea, como consecuencia de las innovaciones tecnológicas que se estaban produciendo en el
agro pampeano desde la segunda etapa del modelo sustitutivo de importaciones (1958-1975). Por otra parte, si bien,
durante el periodo analizado no hubo una expansión del área cultivada propiamente dicha, es apropiado señalar que,
en consonancia con el cambio tecnológico, se alteraron las prácticas culturales tradicionales mediante la producción
de dos cultivos en un mismo ciclo anual (combinación trigo-soja), proceso que tuvo un efecto expansivo similar al que
hubiera tenido una ampliación de la frontera agropecuaria. Finalmente durante la década del ochenta se consolidó la
presencia del contratismo (empresas que realizan parte de las labores de siembra y cosecha a cambio de una
participación en la producción o un pago fijo por hectárea de acuerdo a las dimensiones de la superficie trabajada).
Este conjunto de factores posibilitaron la expansión de la producción de cereales y oleaginosas a una tasa anual

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acumulativa del 1,3%, producción que paso desde las 32,3 millones de toneladas en la campaña 1976/77 a 40,0
millones de toneladas en la campaña 1993/94.

Se debe resaltar que el proceso de contracción de la superficie sembrada destinada a la producción agrícola se
produjo en un contexto de elevación de la rentabilidad relativa de esta producción con respecto a la ganadera. El
incremento de la misma se puede estimar indirectamente a través de la evolución del precio de las tierras agrícolas y
ganadera de la región pampeana, ante la falta de información confiable sobre la evolución de los márgenes
agropecuarios para ese periodo.

Desde mediados de los años setenta se asistió a una acentuada reducción en el precio relativo de las tierras de cría
con respecto a las agrícolas o de doble propósito, proceso que se tradujo en un contracción del 7,3% en el valor
relativo de las tierras de cría con respecto a las agrícolas en 1976 y del 37,2% adicional en 1977.

El análisis realizado hasta el momento indica que el agro pampeano siguió funcionando sobre la base del
denominado ciclo ganadero que rigió a lo largo de la industrialización sustitutiva, el cual se sustentaba en la
alternancia de la producción agrícola o ganadera de acuerdo a cuál de ellas tuviera mayor rentabilidad. En el
funcionamiento del ciclo ganadero eran tan vitales como la evolución de los precios relativos, las variaciones del área
sembrada que acompañaban a las mismas. El incremento de la rentabilidad de la producción agrícola no se tradujo
en un aumento en la superficie sembrada sino que por el contrario ante la mayor contracción del stock ganado
vacuno en la historia de nuestro país (la interrupción de la sustitución de importaciones provoco la fase de liquidación
de ganado vacuno más prolongada y profunda de la historia argentina, al menos desde que hay estadísticas sobre
faena y stock ganadero. Reducción stock ganadero entre 1977 y 1988, que paso de 61,1 millones de cabezas a solo
47,1 millones en los últimos años mencionados), la superficie agrícola no solo no se expandió sino que se redujo con
respecto a los valores registrados en la campaña 1976/77.

Este nuevo comportamiento indica que durante los 17 años que median entre 1977 y 1994, el agro pampeano
expulso recursos hacia otros destinos sectoriales, lo cual fue una consecuencia directa de la presencia de elevadas
tasas de interés en la plaza financiera local, proceso que determino una abrupta transformación en la lógica de
funcionamiento del sector agropecuario.

Históricamente, el uso de la tierra en el sector agropecuario pampeano estaba, una vez garantizados los niveles
mínimos de rentabilidad, determinado por la estructura de precios relativos entre la producción agrícola o ganadera.
La reforma financiera de 1977 transformo abruptamente esta lógica de comportamiento, al incluir un nuevo precio en
la determinación del uso de la tierra, la rentabilidad de las colocaciones financieras. Este proceso quebró al
alternancia productiva en base a dos precios relativos (agrícola y ganadero) por otro determinado por tres precios
(agrícola, ganadero y rendimientos financieros), predominando la tasa de interés sobre las rentabilidades agrícolas y
ganaderas, aunque esta última producción se encontró en una situación aún más desfavorable.

La ventaja relativa de los rendimientos financieros sobre los precios agrícolas y ganaderos impulso sistemáticamente
una subutilización del uso del suelo a largo plazo, nada menos que durante 17 años, cuyo correlato fue la salida
sistemática de recursos del sector agropecuario hacia la actividad financiera.

De esta forma, tanto durante la segunda mitad de los años setenta como a lo largo de los ochenta, se asistió a una
contracción simultánea del stock de ganado vacuno y de la superficie destinada a la agricultura.

El surgimiento del paradigma sojero durante el régimen de convertibilidad.

Desde mediados de los años noventa se asistió en nuestro país a una de las fases de crecimiento de la producción
agrícola más notables de la historia argentina, proceso que estuvo impulsado por la difusión de la semilla de soja
transgénica y de la siembra directa, así como por la consolidación de los cambios tecnológicos gestados en las
décadas previas.

El impulso inicial a este proceso estuvo dado por el significativo incremento que registraron, a mediados de los años
noventa, los precios internacionales de los principales productos agrícolas de exportación, que posibilitaron la
prevalencia de niveles de rentabilidad en la producción agrícola superiores a los registrados en la actividad financiera,
proceso que se tradujo en un persistente incremento de la superficie sembrada.

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Si bien a partir de 1997 se asistió a una nueva reducción en el precio internacional de los precios agrícolas, esto no
se tradujo en una nueva fase de contracción de la superficie sembrada. El proceso de expansión de la superficie
agrícola continuo, producto de la persistencia de elevadas tasas de rentabilidad, a pesar de la sobrevaluación de la
moneda, como consecuencia de las agudas modificaciones tecnológicas acontecidas en el sector agropecuario
pampeano en aquellos años.

La superficie sembrada con cereales y oleaginosas paso de 19,6 millones de hectáreas en la campaña 1993/94 a
26,3 millones de hectáreas en 2000/01, en tanto que la producción se elevó desde 40 a 67,4 millones de toneladas en
el periodo mencionado.

Si bien la expansión de la producción sojera a lo largo de este periodo fue determinante en la evolución de la
producción agrícola total y de la superficie sembrada, no se produjo un abrupto desplazamiento de las otras
producciones que compiten por el uso del suelo en la región pampeana. La existencia de áreas no sembradas como
consecuencia de la preeminencia de las colocaciones financieras sobre las productivas en el periodo previo,
determino la posibilidad de expandir notoriamente la producción sin reducir abruptamente las superficies destinadas a
otros cultivos, aunque si redundo en un desplazamiento de la ganadería de la zona núcleo de la región pampeana y
de algunos cultivos regionales. La expansión sojera implico también la extensión de la frontera agrícola hacia tierras
antes no cultivadas. Los otros dos cultivos tradicionales (trigo y maíz) no registraron una notoria contracción en la
superficie empleada durante este periodo. La misma se expandió levemente.

El proceso de desplazamiento de la producción ganadera se agudizo a lo largo de este periodo, aunque esto no se
tradujo en una nueva contracción del stock de ganado vacuno. Si bien en 1994 se inició una nueva fase de liquidación
de stocks, que interrumpo el proceso de recomposición iniciado a finales de los ochenta, esta fue de una magnitud
significativamente menor a la desplegada en el periodo comprendido 1977 y 1988.

El nuevo paquete tecnológico y la utilización de la siembra directa supusieron una modificación en la maquinaria
tradicionalmente utilizada.

Los efectos de esas nuevas transformaciones tecnológicas y productivas se vieron potenciadas por los efectos que
produjeron las privatizaciones de los servicios públicos en el agro pampeano, que devinieron en un nuevo factor para
reducir los costos (elevar la rentabilidad) de los grandes productores pampeanos. Cuando YPF pasó a manos de los
sectores oligopólicos privados se constatan modificaciones substanciales en las modalidades de comercialización de
uno de los principales insumo del agro pampeano, el combustible y específicamente el gasoil. La nueva empresa
privada adopta operatorias comerciales mediante las cuales vende el combustible demandado por sus mayores
clientes a lo largo del año mediante el pago en cuotas y con una bonificación significativa (alrededor del 20%), con la
posibilidad de que el comprador lo retire, de acuerdo a sus necesidades, de las estaciones de servicio de su zona.
En este caso también funciona un sesgo que beneficia a los terratenientes que operan con las mayores escalas de
producción e integran los grandes clientes de la empresa.

En el mismo sentido opera la privatización del transporte ferroviario de carga. Los operadores privados de este
servicio les otorgan cupos a los demandantes que aseguran elevados volúmenes de carga a transportar. Estos son
los exportadores y los terratenientes dentro de los productores agropecuarios. Los pequeños y medianos propietarios
quedan prácticamente excluidos y tienen que recurrir al transporte por camión cuya tarifa es significativamente
superior a la del ferrocarril. Cuando los grandes demandantes con cuotas de transporte asegurado registran falta de
carga, venden esa disponibilidad a precios que están por debajo de los del camión pero por encima del que le abonan
a la concesionaria ferroviaria, con lo cual realizan una ganancia extra.

En conjunto estos factores permitieron una reducción en los costos de producción por hectárea que compenso la
caída en los precios internacionales, pero también posibilito un incremento en los rendimientos, de modo tal que se
mantuvieron los niveles de rentabilidad.

El costo de producción disminuye a medida que aumenta la superficie trabajada, lo cual potencia la rentabilidad de los
grandes productores y específicamente de esa oligarquía agropecuaria que fue la fundadora del estado moderno
argentino y la protagonista del modelo agroexportador.

Los fondos de inversión agrícola y los pools de siembra. Los mismos tienden a explotar extensas superficies de tierra
para poder obtener las ganancias derivadas de las economías de escala. Imitan a los grandes propietarios para

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apropiarse de la tasa y masa de ganancia asociadas a la explotación de grandes extensiones de tierra. Se produjo
una aguda contracción en el número de explotaciones agropecuarias que entre 1988 y 2002 disminuyeron en cerca
de 81.000, proceso que pudo haber significado la desaparición de pequeños propietarios.

La profundización de la expansión agrícola durante la Posconvertibilidad.

La persistencia de reducidas tasas de interés en el mercado local, y negativas por lo general en términos reales,
reafirmaron (en un contexto de una acentuada elevación de la rentabilidad agrícola por la devaluación de la moneda)
las tendencias hacia una mayor rentabilidad relativa de la agricultura con respecto a la ganadería y a la derivada de
las colocaciones financieras que se desvanecieron en el marco de la crisis.

El colapso del régimen de convertibilidad a fines de 2001 y el mantenimiento, por parte de las autoridades
económicas, de un tipo de cambio competitivo supuso un significativo incremento de la rentabilidad en la producción
agrícola, a pesar de la aplicación de retenciones a las exportaciones desde comienzos del 2002. La producción
ganadera registro márgenes promedio en dólares constantes inferiores a los registrados durante el régimen de
convertibilidad.

Este extraordinario incremento en la rentabilidad agrícola se reflejó a su vez en un significativo incremento del valor
de las tierras agrícolas de la región pampeana que paso de un promedio de U$S 2.119 la hectárea durante la
vigencia del régimen de convertibilidad, a casi U$S 9.100 la hectárea en el año 2008. Las tierras ganaderas también
registraron un significativo incremento pasando de un promedio de U$S 821 la hectárea a más de U$S 4.000 la
hectárea en el periodo mencionado.

La devaluación de la moneda no solo implico una mayor rentabilidad de la producción, sino que además fue
acompañada por una elevada ganancia patrimonial.

El proceso de pesificación de los préstamos en la economía local tras el colapso del régimen de convertibilidad
supuso una transferencia de ingresos adicional al sector agropecuario. Los productores agropecuarios vieron licuados
sus pasivos con el sistema financiero como consecuencia de la pesificación asimétrica, proceso que posibilito una
reducción en la morosidad de los préstamos al sector primario desde un 53,7% en 2002 a un 8,8% en el 2005.

La recuperación de la rentabilidad de la producción agrícola a partir del 2002 fue una consecuencia directa de la
devaluación de la moneda, ya que los precios internacionales hasta el 2006 se mantuvieron muy por debajo de los
registrados en el promedio del régimen de convertibilidad. Recién en el 2007 el precio de los principales cultivos de
exportación supero el promedio de la década del noventa.

Cabe insistir que la reducción de los costos fue aún más significativa entre los grandes propietarios, como
consecuencia de la potenciación de las economías de escala durante este periodo.

En este contexto especifico, se profundizo la fase de expansión agrícola vigente desde mediados de la década del
noventa, a través de un significativo incremento en la superficie sembrada y en la producción. La superficie destinada
a la producción de cereales y oleaginosas se elevó desde los 26,3 millones de hectáreas en la campaña 2000/01 a
32,6 millones de hectáreas en 2007/08.

Este proceso se reflejó en un incremento en los volúmenes de producción, que pasaron de 69,2 millones de
toneladas a cerca de 96,3 millones de toneladas en dicho periodo, fruto del aumento tanto de la superficie sembrada
como de los rendimientos por hectárea.

El crecimiento de la superficie sembrada obedeció centralmente a la expansión de la superficie sojera que dio cuenta
del 94,3% del incremento de la superficie total. La superficie sembrada con cereales y oleaginosas (sin considerar el
cultivo de soja) se mantuvo prácticamente inalterada, registrando incremento de 88.800 hectáreas entre las
mencionadas campañas.

Se debe remarcar que esto no implica que a lo largo de este periodo no se haya producido un desplazamiento de
algunos cultivos regionales en el marco de la expansión sojera hacia las regiones del norte argentino. Un claro
ejemplo de este proceso lo constituye la producción algodonera en la provincia de chaco en donde la superficie
destinada a este cultivo se redujo de las 272.000 hectáreas en la campaña 2000/01 a solo 190.000 hectáreas en la

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campaña 2007/08, a la vez que la superficie sojera se expandió desde las 410.000 hectáreas a las 755 hectáreas en
dicho periodo.

La situación del sector agropecuario, luego de la derogación de la resolución 125.

La irrupción de la crisis mundial en el segundo semestre del 2008 condujo a una abrupta reducción en los precios de
los comoditas, proceso que se reflejó en el mercado local atravesó de una contracción en el precio de los principales
cultivos de exportación. Los precios de los cuatro principales cultivos pampeanos se redujeron en promedio un
45,3%, pasando desde los U$S 437 por tonelada en junio de 2008 a U$S 239 en diciembre de 2008. Desde
comienzos de 2009 se asistió a una recuperación del precio de los principales cultivos de exportación que, si bien no
retornaron a los valores prevalecientes antes de la crisis mundial, se ubican en niveles similares a los existentes a
comienzo de 2007.

Mientras que la soja y el girasol presentan precios superiores a los existentes a comienzos de 2007, en el caso del
trigo prevalecen valores similares, en tanto que en el caso del maíz aún no se retornó a los valores prevalecientes
antes del inicio de la mencionada crisis.

La evolución de los costos agropecuarios no ha sido tampoco similar entre las distintas producciones agrícolas. Si
bien en 2009 los costos por hectárea fueron superiores en los principales cultivos pampeanos con respecto a los
valores prevalecientes en el año 2007, la evolución de los mismos ha sido marcadamente diferente entre las distintas
producciones. Mientras que en el caso de la soja se asistió a un incremento de los costos en dólares del 23,3% en
2009 con respecto a 2007, en el caso de la producción triguera dicha variación fue del 69,2%.

En base a la información presentada se podría afirmar que, si bien la rentabilidad de la producción agrícola durante el
primer semestre de 2009 no se redujo con respecto a los valores prevalecientes en los últimos años, si se produjo
una aguda contracción de la misma en el caso de la producción maicera y triguera. Si se ponderan los márgenes de
cada una de las producciones por la superficie destinada a cada una de ellas, se observa que el margen agrícola
promedio se incrementó en 24,1% en 2009 con respecto a 2007.

Este significativo incremento de la rentabilidad agrícola promedio se explica centralmente por la evolución del
principal cultivo pampeano, la soja, que incremento su rentabilidad, en dólares corrientes, en un 67,5% entre los años
2007 y 2009. En cambio, en el caso de la producción maicera arroja una contracción del 42,8% en el primer semestre
de 2009 con respecto a 2007. Si bien los mismos continúan siendo positivos implican una significativa pérdida de
competitividad relativa con respecto a la producción sojera. En la producción triguera la contracción de la rentabilidad,
explicada centralmente por el incremento de los costos, conduce a una reducción del margen bruto por hectárea
desde los U$S 147 en 2007 a un margen negativo de U$S 55 en 2009. No se trata solo de una rentabilidad con
respecto a la producción sojera sino que no se estarían obteniendo márgenes mínimos de rentabilidad en esta
producción.

Lo anterior implica que los márgenes por hectárea obtenidos en los principales cultivos pampeanos fueron con
seguridad sensiblemente más reducidos que los estimados previamente, ya que los rendimientos se ubicarían en la
campaña 2008/09 en promedio un 34% por debajo de los registrados en la campaña 2007/08, como consecuencia de
la sequía.

La contracción de la rentabilidad en las producciones trigueras y maiceras se evidencio en una contracción de la


superficie sembrada durante la última campaña. La superficie sembrada de trigo, maíz y girasol registro una
contracción de alrededor del 20%, en tanto que la superficie sojera continuo su ritmo expansivo superando las 17
millones de hectáreas en última campaña.

Al evaluar la evolución de la producción se observan contracciones aún más significativas que en la superficie, como
consecuencia de los menores rendimientos ante la aguda sequía que afectó al sector agropecuario el pasado año.
(2009). Las producciones de trigo y girasol se redujeron prácticamente a la mitad, el maíz casi en un 40% y la
producción sojera la reducción de la producción fue del 34%, a pesar del incremento de la superficie sembrada.

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Macri. Principales medidas:

Diciembre 2015:

 Reducción de los derechos de exportación de soja (del 35% al 30%) y sus derivados (del 32% al 27%).
Eliminación total de retenciones a cereales y productos agroindustriales.
 Devaluación 40/50% y eliminación de control de cambios (fin del cepo).
 Eliminación de los controles a las exportaciones de productos agropecuarios.

La importante crisis económica que se desato en 2018 hace que se deba dar marcha atrás con las medidas iniciales y
se restablecen derechos de exportación (también para el sector industrial y de servicios).

Se fija hasta el 31 de diciembre de 2020 un derecho de exportación del 12%. El derecho de exportación no podrá
exceder de $4 por dólar del valor imponible. En el caso de mercaderías cuya exportación ya está gravada (soja), el
derecho de exportación del 12% será adicionado a los derechos de exportación vigentes.

El 60% de los granos de Argentina es producido por productores no propietarios de la tierra.

70.000 productores producen soja en el país (58% del área total sembrada). De estos, solo 1.700 productores
producen el 50% de la soja argentina.

Ausencia de rotación de cultivos, representando el cultivo de la soja el 56% del área de siembre total/anual.

Más del 60% del trigo y el maíz que se produce en el país se exportan como tal (sin valor agregado).

Fuerte proceso de extranjerización del manejo de insumos; del complejo agroindustrial y exportadores de
commodities; de las tierras argentinas.

En 1996 se autoriza la soja RR (transgénica). Casi el 100% de la soja y el algodón y el 90% del maíz que se
producen en Argentina son transgénicos. Argentina se encuentra dentro de los 7 países en el mundo que
desarrollan cultivos transgénicos 100% locales.

Subsector agrario.

Se incluye a la producción agraria tanto de la pampa húmeda como de las economías regionales. Cuando una crece
la otra se estanca.

Producción agraria.

La superficie cosechada, etapas:

1. 1926 a 1940 oscilo en 15 millones de hectáreas.


2. 1941 a 1980 no se alcanzaron ni siquiera 14,5 millones de hectáreas.
3. A partir de 1981 se vuelven a superar los 15 millones de hectáreas.

La producción agropecuaria, etapas:

1. Hasta 1935 por debajo de los 19 millones de tn, claramente creciente.


2. 1936 a 1965 por debajo de los 17 millones de tn, de estancamiento.
3. A partir de 1966 una tendencia fuertemente creciente, a partir de 1970 aproximándose a los 38 millones de tn,
con años que superan los 40 millones de tn, tendencia fuertemente creciente.

Región pampeana y economías regionales.

La región pampeana toma el norte de Bs. As., sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba. Se especializa en el cultivo de
cereales y oleaginosos (por la rentabilidad obtenida, se produce una especialización en estos cultivos), también en las
cercanías a las ciudades se cultivan productos hortícolas. Se ha producido una especialización en cereales y
oleaginosos por su rentabilidad.

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En cambio en las economías regionales, cada región se dedica a alguna producción específica y
característica. La zona de cuyo cultivo de la vid, alto valle de Rio Negro las frutas de pepita, Tucumán la caña
de azúcar, Entre Ríos cítricos y arroz, Chaco algodón, Misiones té y yerba mate.

Los cultivos de la pampa húmeda son anuales, los productos de las economías regionales son plurianuales. En
la pampa húmeda un cambio en condiciones de mercado, una mala cosecha, o malos precios, pueden ser corregidos
con el cultivo posterior. En las economías regionales, esos problemas suelen acarrear consecuencias mucho
mayores, con pérdidas totales en los cultivos.

La producción de la pampa húmeda tiene una mayor relación con el exterior (buena parte de ella se exporta), la
producción de las economías regionales están totalmente aisladas del mundo (como la mayor parte de las
industrias hasta la convertibilidad).

Otra característica diferencial es la calidad en las tierras, inferiores en las economías regionales, en algunas
regiones, como cuyo, la producción se logra bajo regadíos.

El proceso de sustitución de importaciones, con la protección inicial otorgada por la crisis de 1929-30, y luego por la
2º Guerra Mundial, y posteriormente por la política proteccionista del gobierno de Perón, modifica los precios
relativos, empeorando los de la pampa húmeda y mejorando los de la industria, y también los de las economías
regionales.

Todo el esquema de protección origino que el tipo de cambio de equilibrio de la pampa húmeda fuera inferior al de
equilibrio para la industria y para las economías regionales. Esto significa que si el tipo de cambio se fija en el nivel de
equilibrio para la pampa húmeda (bajo en términos reales), resulta demasiado bajo para la industria y para las
economías regionales. Si en cambio se fija un nivel rentable para la industria y las economías regionales, resulta muy
alta para la pampa húmeda, cuyos productores obtendrían utilidades muy altas.

Por ello habitualmente los gobiernos han complementado la existencia de un tipo de cambio alto con retenciones a
las exportaciones de productos agropecuarios de la pampa húmeda, de manera de evitar que los precios domésticos
de los productos originarios de la pampa húmeda se eleven en demasía, disminuyendo al salario real. Las
retenciones se transforman así no solo en un elemento de la política fiscal, sino también en un mecanismo de
redistribución del ingreso entre diferentes estamentos de la sociedad y entre distintas regiones del país.

El auge de la producción agropecuaria de las economías regionales. La mayor protección desde principios de la
década de 1930 permite que las economías regionales comiencen a abastecer a todo el país. Los gobiernos,
nacionales y provinciales, colaboran en apoyar a sus producciones regionales con medidas de estímulo y protección.
Se consolido así una estructura de producción congelada en el tiempo, que se mantuvo aislada de los cambios, tanto
tecnológicos como en los gustos, generados en el exterior. Excepto en el caso del té y del tabaco, y en algunos vinos.
En algunas regiones la producción solo pudo mantenerse con fuerte protección, y con marcados subsidios, como en
el caso de la caña de azúcar en Tucumán. La caña de azúcar ocupa mucha mano de obra y permite la producción en
parcelas de reducido tamaño. Durante años se pagó un precio interno muy superior al internacional.

La situación de las economías regionales después de la convertibilidad. La apertura económica producida a


partir de la convertibilidad, en Abril de 1991, tuvo graves consecuencias en las economías regionales, al igual que la
industria.

El caso de la vid es muy especial. Se subsidio durante décadas la plantación de vides para la producción de vino
común, el cambio de los gustos de los argentinos a partir de 1980 hizo que el consumo de vino común de mesa fuera
reduciéndose paulatinamente, reemplazado por las gaseosas y por la cerveza, el consumo de vino se concentraba en
productos de mayor calidad (vinos reserva y vinos finos). Toda esa enorme inversión en vides debía ser reemplazada
por otras de mayor calidad, para poder participar en los mercados internacionales. Los productores de las economías
regionales se encuentran con la necesidad de invertir grandes sumas en la plantación de nuevas variedades, con
mayor posibilidad de colocación en el mundo, y también que puedan competir con el ingreso de variedades
importadas en el propio mercado interno.

Tucumán modifico su cultivo tradicional y exporta limones a EEUU.

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El problema de fondo es la necesidad de invertir grandes sumas, frente a la imposibilidad de créditos a tasas
internacionales, lo que produce necesariamente una concentración en la propiedad de las tierras y la desaparición de
los productores de menor tamaño.

Precios relativos agro-industria.

Durante muchos años ha habido un enfrentamiento entre la producción agropecuaria (de la pampa humedad) y la
producción industrial (y de las economías regionales). Esto se inicia con el proceso de sustitución de importaciones,
en donde los precios relativos internos agro-industria se separan de los internacionales por los mecanismos
adoptados de protección de la actividad industrial. Los precios de los productos agropecuarios eran en la Argentina
entre 1930 y 1991 inferiores a los del resto del mundo, en tanto que los precios industriales eran muy superiores. La
diferencia entre ambos precios está dada por los mecanismos de protección aplicados.

Precios relativos agrario-pecuarios.

Esta relación es intrasector, y su principal relevancia es ofrecer incentivos para el uso del principal factor productivo
del sector agropecuario, la tierra en la producción agraria o en la producción pecuaria.

Hasta mediados de la década de 1970 los productores de la pampa húmeda utilizaban alternativamente sus tierras en
la producción agraria o en la producción pecuaria. Era común alternar la producción, y luego de algunos años de
utilización en la producción agraria destinar las parcelas a la ganadería, con el fin básico de permitirle recuperar la
fertilidad a las tierras, al dejarlas descansar de la producción habitual, y al incorporarles el abono natural generado
por el ganado. El arrendamiento por 3 o 5 años tenía este sentido, y por lo mismo era habitual la obligación de
entregar la tierra con pasturas al término del arrendamiento.

Esto ocurre hasta mediados de la década de 1970, a partir de ese momento, por la generalización del doble cultivo
trigo-soja, la producción en la pampa húmeda tiende a concentrarse en la actividad agraria (por el deterioro de los
precios ganaderos por la pérdida de mercados internacionales y la concentración de la producción ganadera
argentina en el mercado interno), desplazándose la producción ganadera a tierras marginales, con mayor
productividad.

Tenencia de la tierra.

En la Argentina las tierras más fértiles se encuentran más cerca de los puertos, de esa manera se consolido el poder
terrateniente.

En Bs. As. , existen una mayor cantidad de latifundios que en Santa Fe, porque se distribuyeron las tierras a los
colonizadores extranjeros.

En la Argentina no hubo ningún intento serio por redistribuir la propiedad de las tierras.

Desde la mitad de la década de 1940, con el congelamiento de los arrendamientos rurales, hubo una transferencia de
la propiedad de la tierra, dado que los propietarios, que vieron disminuida su posibilidad de disponer de ella, en
muchos casos la vendieron a los arrendatarios. El congelamiento de los arrendamientos se mantuvo hasta finales de
la década de 1960.

Otro elemento que ayudo a disminuir los latifundios fue el régimen sucesorio, que tendió a dividir las tierras entre
todos sus hijos.

Durante las décadas de 1960 y 1970 se propuso la aplicación de un impuesto a las tierras improductivas, de manera
de obligar a la utilización intensiva de las mismas. Dicho impuesto se proponía como reemplazo a las retenciones a
las exportaciones agropecuarias de la pampa húmeda.

No es sencillo definir los latifundios o m minifundios (ninguno de los dos predomina), ya que depende esencialmente
de la productividad de la tierra. En áreas de baja fertilidad (Patagonia) la superficie mínima rentable es muy superior a
la de la pampa húmeda. Los minifundios (alrededor de las grandes ciudades) donde la producción es básicamente
productos hortícolas, la superficie entable puede ser muy reducida.

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Luego de la convertibilidad, se parecía una disminución de la rentabilidad del sector, que ha iniciado una tendencia a
la concentración de la propiedad.

Los contratistas. Se trata de propietarios de maquinarias agrícolas que, acompañando tanto las siembras como las
cosechas, va recorriendo de norte a sur el país, siguiendo a las temperaturas optimas, para realizar dichas tareas, a
cambio de una remuneración previamente pactada. Se optimiza la tenencia de maquinarias agrícolas, se mantiene
actualizada la tecnología, tanto para contratistas como para los productores, disminuir los costos y elevar la eficiencia
de la producción.

El agotamiento de las tierras.

Los suelos de la pampa húmeda, inicialmente su fertilidad era enorme, décadas e explotación fueron agotando las
tierras. El congelamiento de los arrendamientos (desde mediados de la década de 1940) colaboro con la perdida de
la fertilidad, al interrumpir el ciclo alternado de cultivo agrícola y posteriormente ganadería.

Desde mediados de la década de 1970, por la mayor utilización de las tierras para la agricultura, con la doble cosecha
de trigo y soja, y desplazando a áreas marginales a la ganadería, se agravo el problema del agotamiento de la
fertilidad de las tierras. La mayor utilización de las tierras provoca una más amplia erosión, tanto eólica como hídrica.
En los últimos años creció el uso de fertilizantes y nuevos métodos de cultivo, como la siembra directa. Otro elemento
para disminuir la erosión es el fomento de la plantación de árboles, que sirvan tanto para disminuir la erosión eólica
como la hídrica.

Subsector pecuario.

Evolución de la ganadería.

La primera actividad agropecuaria en la Argentina es la explotación del ganado. Desde el siglo XVIII, la caza del
ganado vacuna cimarrón (traído por los españoles), para obtener sus cueros, abandonando el animal que era
devorado por carroñeros. El ganado vacuno al igual que el equino, aumento su número en forma notable por las
posibilidades de alimento y por la inexistencia de depredadores naturales.

También en el siglo XVIII, fuera de la pampa húmeda, en el noroeste se producían mulares para su colocación en el
Potosí, fue la primera producción pecuaria organizada.

En las primeras década del siglo XIX al hacerse rentable utilizar métodos de conservación de las carnes vacunas,
tasajo para exportación, luego el congelado y enfriado, la explotación del ganado vacuno fue creciente.

Dese la segunda mitad del siglo XIX comienza la demanda de lana de Gran Bretaña, para abastecer a la industria
textil en pleno auge. Se concentra en Bs. As. , la cría de ganado lanar desplaza rápidamente en importancia al
ganado vacuno.

A partir de 1880, cambia sustancialmente la estructura productiva de la ganadería argentina. Se adecua la cría de
ganado a los requerimientos de la calidad de los mercados internacionales, purificando las razas y se fomenta su
industrialización, mediante los frigoríficos, ampliando el área de actividad del sector primario al secundario, ocupando
mayor mano de obra.

La ganadería ovina y la bovina.

Ambos compitieron por la misma superficie de producción. En un comienzo fue el ganado vacuno el que predomino
en la pampa húmeda, hasta mediado del siglo XIX, posteriormente y hasta el nuevo auge del vacuno (luego del
congelado), el predomino le corresponde al ganado ovino, que desplaza de las tierras más aptas, las de Bs. As., al
vacuno. A fines del siglo XIX, es el vacuno el que retorna a las áreas más fértiles, desplazando al ganado ovino
básicamente hacia el sur, hacia la Patagonia.

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La existencia ganadera.

Análisis de la serie de 1888-1988. La ganadería ovina fue la más importante en cantidad de cabezas (74.000.000 de
cabezas).

Los porcinos se duplican a lo largo de la serie, acompañando la evolución de la población, el motivo de la baja
cantidad relativa de cabezas es por los gustos de los consumidores, que prefieren carne vacuna para su dieta diaria.

La existencia de ganado equino muestra grandes fluctuaciones, responde a la pérdida de importancia para transporte
como para trabajo, por la introducción y generalización de los automotores.

El ganado más relevante es el vacuno, la existencia ganadera más que se duplica, el incremento se justifica para el
abastecimiento del mercado interno, ya que las exportaciones se han visto reducidas en los últimos años.

El ciclo ganadero.

La evolución del stock de ganado vacuno en nuestro país fue acompañado periódicamente por fases de liquidación y
retención, determinadas principalmente por la relación entre el precio del ganado vacuno y el de los productos
agrícolas. A diferencia de otras actividades, la producción ganadera no posee la típica curva de oferta positiva sino
que, por lo contrario, en el corto plazo ante un incremento en el precio, la cantidad ofrecida no sólo no se incrementa
sino que se reduce. Este comportamiento atípico se debe al doble carácter del ganado vacuno, al ser
simultáneamente un bien de consumo y un bien de capital.

Esta característica determina que en la fase ascendente de los precios, los productores retengan ganado para
incrementar sus stocks y en particular los vientres que les permitirán expandir la producción futura. Por lo contrario, la
reducción del precio determina la conformación de una fase de liquidación, en la que se verifica una contracción del
stock de ganado, ya que los productores ante la perspectiva de una reducción del precio liquidan la mayor cantidad
de ganado posible.

Este fenómeno se produce porque los productores desean optimizar, de acuerdo a los precios del ganado, sus
existencias, y no sus ventas al mercado. Cuando los precios suben desean aumentar sus existencias, y por ello
envían menos ganado al mercado. Por eso aumentan la retención de hembras (son bienes de capital, su
reproducción asegura la posibilidad de aumenta el stock), y de los animales para engorde, dado que ante el alza de
los precios para ellos es preferible enviarlos al mercado con algunos kilos más.

El ciclo ganadero consta de dos etapas, una de retención y una de liquidación, su objetivo es adecuar las existencias
ganaderas a las necesidades de la demanda. La etapa de retención, se produce en el momento en que los precios de
la carne aumentan, depende del ciclo biológico del ganado, y dura alrededor de tres años, uno que transcurre desde
el momento de la decisión de elevar las existencias, y dos hasta que el animal llega al peso como para poder ser
enviado al mercado.

La etapa de liquidación puede durar menos, no existe motivo biológico que lo limite, la etapa de liquidación es más
corta que la de retención.

El ciclo ganadero depende de:

 La existencia de ganado.
 El nivel de demanda doméstica.
 La demanda externa.

La existencia de vacunos debe adecuarse la demanda, dado de que si crece por demás, no habrá disponibilidad
suficiente para abastecer al mercado, y deberán elevarse los precios, e iniciarse el ciclo de retención.

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Épocas de retención:

 Disminuye la cantidad de hembras enviadas a faena (son bienes de capital).


 Aumenta el peso promedio de los animales enviados.
 Se eleva también la edad promedio (los más jóvenes se continúan engordando para aprovechar mejores
precios).
 Baja la relación faena/existencia.

Épocas de liquidación:

 Aumenta la cantidad de hembras enviadas a faena.


 Disminuye el precio promedio de los animales enviados.
 Animales jóvenes.
 Aumenta la relación faena/existencia.

En la Argentina se han detectado varios ciclos ganaderos, en especial desde 1936, pudiéndose estimar:

LIQUIDACIÓN RETENCIÓN De allí en adelante parece haberse interrumpido la sucesión de ciclos, por la
disminución de la demanda externa de carnes, lo que requiere una menor existencia
1936 - 1943 1943 – 1946
de ganado para satisfacer la demanda doméstica.
1946 - 1950 1950 – 1955
1955 - 1958 1958 – 1961 Ciclo plurianual, comprende la fase de retención y liquidación. También hay un ciclo
anual, que se da por la disponibilidad de las pasturas, en invierno disminuye la
1961 - 1963 1963 – 1967
cantidad de pasturas, en primavera aumenta la cantidad de pasturas. Lo que origina
1967 - 1970 1970 - 1977 una fase de liquidación antes del invierno, y una fase de retención en primavera.

Importancia. El tema ha sido decisivo en el final del plan de estabilización aplicado por el Ministro Krieger Vasena,
algunos responsabilizan al fracaso del plan por no haber previsto el siguiente ciclo ganadero, que terminó elevando
los precios del ganado, y generando un fuerte pico de inflación.

Evolución del ciclo ganadero desde la última dictadura militar.

Las ventajas relativas de los rendimientos financieros y de los precios agrícolas frente a los vigentes para los
productos ganaderos operaron en el mismo sentido desde mediados de los años setenta hasta mediados de los
noventa, deprimiendo hasta límites desconocidos el stock ganadero.

A partir de la Reforma Financiera de 1977 se registró una inédita contracción del stock ganadero, que se redujo
desde los 61,1 millones de cabezas en 1977 a sólo 47,1 millones de cabezas en 1988, es decir en un 22,9%, en lo
que constituye la fase de liquidación de ganado vacuno más importante y prolongada de la historia de nuestro país.

En las zonas de doble propósito la producción se determinaba por tres precios (rendimientos financieros, agrícolas y
ganaderos). Si bien la agricultura experimentó un significativo incremento en su rentabilidad relativa respecto de la
producción ganadera, los elevados rendimientos de las colocaciones financieras determinaron una reducción del
suelo destinado a fines productivos. De esta forma, tanto durante la segunda mitad de los años setenta como de los
ochenta, se asistió a una contracción simultánea del stock de ganado vacuno y de la superficie destinada a la
agricultura. La elevación de las tasas de interés internas fue el determinante central del proceso de liquidación de
ganado vacuno iniciado en 1977, que condujo a una contracción del stock aun en las zonas estrictamente ganaderas.

La evolución del stock ganadero durante los últimos años de la Convertibilidad. La elevación de los precios
internacionales y la consolidación del uso de las nuevas tecnologías (semillas, agroquímicos, siembra directa, etc.)
permitieron una significativa expansión de la superficie agrícola cultivada en la segunda mitad de la década de los
noventa, a la vez que se reducía nuevamente el stock ganadero, como consecuencia de la caída en la rentabilidad
relativa de esta producción respecto tanto de la agricultura como de las diferentes alternativas financieras.

Bajo estas condiciones, el stock ganadero registra a partir de 1994 un nuevo y significativo descenso. Tanto es así
que entre dicho año y 1998 las existencias vacunas se reducen en 5,1 millones de cabezas, a pesar del incremento
de los precios relativos a favor de la ganadería que se registra en dicho año.

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El ciclo ganadero en la Posconvertibilidad. La disolución de la Convertibilidad a principios de 2002 señala el
agotamiento definitivo del patrón de acumulación de capital que puso en marcha la dictadura militar en 1976 y por
cierto se expresó en la crisis más prolongada y profunda de la historia argentina.

La producción agropecuaria dejó de regirse por tres precios como ocurrió entre 1976 y 2001 (precio agrícola,
ganadero y rendimientos financieros), para retornar a un comportamiento determinado por aquellos dos precios que
regían el comportamiento tradicional del ciclo ganadero (los agrícolas y los ganaderos).

Cabezas de ganado
vacuno
(en millones)
1977 61
1988 47,1
1993 52,7
1998 48,1
2007 60,2
2011 48
2015 51,4
2017 54,1
2018 54,7
2019 55
020 54,4

Nuevos métodos de producción.

Métodos más capital intensivos y con mayor tecnología incorporada. Se trata de la adaptación de los métodos de
producción de ganado en lugares limitados, con alimentación balanceada y controlada, con suministro de agua
constates y sin la necesidad de que el ganado se desplace. El animal puede estar en condiciones de ser enviado al
mercado seis meses antes de lo habitual, y en condiciones de mayor homogeneidad. Se produce así un ahorro
importante de tiempo, que se traduce en menores necesidad de capital de trabajo, menores costos y en mayor
rentabilidad. Se reduce la dependencia del ciclo ganadero.

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Comercio internacional de productos agropecuarios.

Papel del sector frente a la restricción externa.

El sector agropecuario ha sido históricamente el proveedor de divisas. La industria el consumidor neto de divisas
(dado que por esquema de desarrollo elegido de sustitución de importaciones sus precios eran superiores a los
internacionales, esquema de industrialización para el mercado interno). La caída en los precios internacionales de los
productos agropecuarios, al disminuir la disponibilidad de divisas, afectaba la capacidad de importación de insumos
industriales, perjudicando el nivel de actividad económica interna, generando presiones inflacionarias.

Se exportan los saldos no consumidos de la producción agropecuaria, durante el periodo de sustitución de


importaciones buscado por el gobierno, al estancarse la producción agropecuaria (entre 1945 y 1966) y crecer el
consumo, se redujeron las cantidades exportadas, y se cerró aún más la economía.

Además el crecimiento de la economía llevo como consecuencia de una alta propensión a importar un alza en las
importaciones, por lo que se requerían mayores ventas externas del sector agropecuario. Como durante muchos años
no se produjo un crecimiento importante de la producción agropecuaria, se ingresó repetidamente en ciclos llamados
stop and go, el crecimiento de la economía no podía mantenerse en el tiempo, y el ajuste se producía por una caída
en el nivel de actividad económica, que disminuía las necesidades de importación.

La biotecnología. Esto tiene un efecto desfavorable para los productores nacionales de bienes agropecuarios, al
disminuir los precios. Esta baja de los precios se produce como consecuencia de una baja de los costos, el perjuicio
no sería tan grande.

Los subsidios a la Comunidad Económica Europea. Existen dos tipos de subsidios en la Comunidad
Económica Europea:

1. La comunidad fija, de acuerdo al pedido de los productores, un precio umbral, mucho más elevado que el
precio internacional, de donde se obtiene un arancel móvil, como diferencia entre el precio umbral y el precio
internacional. Se aísla así el precio del internacional. El monto del subsidio es variable.
2. Si el precio umbral es suficientemente alto como para que la producción doméstica sea superior a la
demanda internacional, habrá sobrantes que deben ser exportados. Como los precios internacionales son
muy inferiores, se debe subsidiar a las exportaciones (directamente, o adquiriendo la producción a precio
umbral y vendiéndolo al precio mundial).

Como resultado de todo esto, los precios internos de la Comunidad Europea son muy superiores a los
internacionales. Consecuencias: para los consumidores, por tener que pagar un costo excesivamente alto; para los
gobiernos los montos de los subsidios son crecientes, en épocas de dificultad económica por los elevados déficit
fiscales.

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