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MODELO AGROEXPORTADOR

Desde 1850, la Argentina sufrió una serie de profundas transformaciones económicas y sociales que
posibilitaron su inserción en el mercado mundial.
Europa comenzó a demandar recientemente productos que la argentina podía exportar. El aumento de la
población europea trajo consigo un aumento en la demanda del alimento y las materias primas, como
algodón, cueros y lanas. Paralelamente se produjo una revolución técnica, en los transportes terrestres y
marítimos que favoreció la integración económica y mundial.
A su vez, el estado nacional creo las condiciones necesarias para que personas, bienes e inversiones
pudieran radicarse en el país. La argentina recibió el aporte de capitales extranjeros, un importante
crecimiento de las exportaciones y la llegada de inmigrantes europeos. Pero los beneficios de esta
expansión económica favorecieron solo a algunas provincias, como la pampa húmeda y el litoral.
En este periodo se desarrolló intensamente la cría de ganado lanar, que se convirtió en la principal
producción exportable de la argentina. Eta producción se oriento en gran parte a los mercados de
Francia, Bélgica y Alemania.
Las explotaciones mas relevantes fueron las grandes estancias donde inmigrantes vascos e irlandeses
criaban ovejas de tipo rustico.
Los cambios políticos fueron seguidos por transformaciones sociales, económicas y culturales que dieron
como resultado un país diferente.
Desde 1862 los sucesivos presidentes fueron estableciendo las bases para la construcción del estado
central argentino, lo cual significo que las autoridades nacionales expandieran su control sobre el territorio
y subordinaron a las provincias a su autoridad. Para llevar a cabo esto objetivos, los gobiernos tuvieron
tres herramientas fundamentales: el Ejercito nacional, la administración pública y el manejo de los
principales recursos económicos.
Mitre tomo una medida fundamental, nacionalizo la Aduana de bs as que le permitió sostener los gastos
del gobierno nacional.
Su mandato se extendió hasta 1868, el 12 de octubre de ese mismo año, sarmiento asumió a la
presidencia. Su gestión gubernamental continuo con el proceso iniciado por mitre de consolidación y
fortalecimiento estatal, y unificación política.
Debió enfrentar la ya desprestigiada guerra del Paraguay y continuo con la política mitrista de generar
alianzas con las provincias a pesar de lo cual tuvo que sofocar varios movimientos opositores.
La construcción del primer ferrocarril fue una iniciativa privada: se inauguro en 1857 y se extendía desde
el centro de Bueno Aires hasta el actual barrio de Flores. Fue utilizado para transportar verduras y trigo
hacia el Abasto de la ciudad de Buenos Aires.
La expansión de los ferrocarriles tuvo consecuencias económicas y sociales. En primer lugar, las líneas
del ferrocarril reforzaron la exportación de productos primarios y contribuyeron a crear un mercado
nacional de bienes. Se produjo entonces una fuerte integración comercial de las zonas que hasta ese
momento se encontraban aisladas de los centros comerciales. El ferrocarril posibilito importantes rebajas
en el precio de los fletes y ayudo a que las tierras mas alejadas de los puertos de embarque y los centros
de consumos pudieran sumarse a la actividad productiva.
Hacia fines de 1870 la producción de trigo se transformo en el principal rubro de exportación
reemplazando a la lana. La demanda de alimentos del mercado mundial supero a la de insumos textiles
por lo cual las tierras fértiles argentinas fueron aprovechadas para el desarrollo de dos nuevos rubros: la
producción de carnes y cereales.
Así el país comenzó a autoabastecerse de harina en el mercado interno y genero un excedente de
producción que permitió realizar las primeras exportaciones de este cereal.
La exportación provenía de las colonias agrícolas ubicadas en la provincia de Santa Fe. Pronto otras
zonas de la producción pampeana se comenzaron a especializar en la producción de cereales. La
provincia de Buenos Aires, el sur de Santa Fe y Córdoba y el noreste de La Pampa, se convirtieron en el
polo dinámico del desarrollo económico argentino. La producción de ganado ovino, destinado ahora no
solo a la producción de lana sino también a la de carne, se desplazó hacia la Patagonia.
En paralelo al avance de la agricultura se produjo una notable expansión de la ganadería vacuna,
particularmente en Buenos Aires. Se comenzaron a construir buques especiales que mantenían las
carnes en frio durante su traslado, lo que era fundamental para su exportación. El ganado vacuno
disponible para la exportación era de mala calidad, pero al crecer las oportunidades en el mercado
externo comenzó a refinarse a través de la cruza con reproductores de raza. También se establecieron
los campos de invernada, donde el ganado era engordado antes de ser sacrificado, y se promovió el
cultivo de forrajes (alfalfa). El mestizaje y el mejoramiento de las pasturas hicieron de las carnes
argentinas uno de los mejores productos del mundo en cuanto a su sabor y valor nutritivo.
Las inversiones extranjeras aumentaron, sobre todo durante la presidencia de Juárez Celman y se
destinaron principalmente a los prestamos al Estado y a la extensión de los ferrocarriles, factor clave para
estimular el desarrollo agrícola y el conjunto de la economía. Esta expansión de las redes ferroviarias
incentivo la expansión agraria del trigo y el maíz, protegida por los aranceles aduaneros y la política
crediticia del Banco hipotecario nacional.
El frigorífico fue fundado por los británicos, pioneros en este rubro. Pero durante la primera década del
siglo XX, comenzó a llegar al país el capital estadounidense que se oriento a la industria de la carne. Con
el capital norteamericano dejo de embarcarse congelada para hacerlo enfriada, más blanda y perecedera.
Hasta 1929, Argentina se caracterizó por una constante e intensa expansión de su economía, pero luego
de varias décadas de crecimiento sostenido a tasas superiores a la media mundial, e incluso a la mayoría
de los países desarrollados el modelo agroexportador imperante en Argentina comenzaba a mostrar
indicios de agotamiento.

ISI
En 1930 se produjo la caída de la Bolsa de Nueva York que provocó una terrible crisis económica en los
Estados Unidos: cayeron el comercio y la circulación de capitales en todo el mundo: la crisis se hizo
mundial.
La desorganización de la economía mundial afecto especialmente a los productores de alimentos y
materias primas, la Argentina fue uno de ellos. A la imposibilidad de colocar productos agropecuarios se
sumó la caída de los precios agrícolas. Así como nadie le compraba, la Argentina también dejó de
comprar, en buena medida porque ya no había tantos productos industrializados a disposición en el
mercado internacional. El Estado buscó recortar gastos de la administración pública, reduciendo el
número de empleados públicos o frenando algunas obras. Otras soluciones fueron la emisión de bonos
del Estado.
En 1933 se firmó un tratado con Inglaterra, conocido como Pacto Roca-Runcimann, en el que se aseguró
la venta de carne en el mercado inglés, pero a cambio la Argentina realizó enormes concesiones.
Federico Pinedo, del Partido Socialista Independiente, asumió el ministerio de Hacienda e impulsó una
nueva perspectiva para el gobierno, en contra de las teorías clásicas del liberalismo. Propuso que el
Estado interviniera activamente en la regulación de la economía. Estas políticas se instrumentaron a
través de las llamadas “juntas”, cuya función era comprar a un precio fijo los productos agrícolas para
regular los precios y los volúmenes en el mercado.
La disminución del ingreso de los productos industriales e insumos estimuló la producción industrial local,
sobre la base de las estructuras fabriles instaladas.
Los bienes sustituidos fueron bienes de consumos, como los artículos de caucho, algunos productos
químicos, farmacéuticos, textiles y confecciones. Con la fabricación de electrodomésticos, y la reparación
de maquinaria textil y agrícola, se sentaron las bases para el desarrollo de la industria metalmecánica. El
sector industrial comenzó a crecer con mayor vigor después de 1935, esto redujo los porcentajes de
desocupación.
Con la crisis se cerró definitivamente la etapa de migraciones europeas. Pero, al mismo tiempo, se inició
un nuevo fenómeno migratorio, conocido como “migraciones internas”. Las zonas rurales fueron
duramente afectadas, por lo cual, a medida que la industria se desarrollaba en las principales ciudades,
muchos decidían trasladarse para encontrar trabajo. Muchos migrantes venían del área pampeana,
especialmente pequeños arrendatarios que no sobrevivieron a la crisis o eran desplazados por el avance
de la producción ganadera. Aunque la mayoría eligió las grandes ciudades, muchos se instalaron primero
en pueblos pequeños o medianos, cercanos a su zona de origen y, sólo desde allí, siguieron sus viajes
hacia Buenos Aires, Rosario o Córdoba.
La ciudad de Buenos Aires no estaba ediliciamente preparada para responder a las demandas de los
recién llegados, por lo cual se produjo una gran carencia de viviendas. Esta necesidad trajo
consecuencias: la formación de las llamadas villas miseria: barriadas de casas construidas con materiales
precarios, como madera, chapa o cartón. Se levantaban alrededor de los lugares donde había trabajo.

NEOLIBERAL

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