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JUDY MAYS

Calor Encubierto
6° de la Serie Heat

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 1
JUDY MAYS
Calor Encubierto
6° de la Serie Heat

JUDY MAYS
Calor Encubierto
Undercover Heat (2010)
6° de la Serie Heat

AARRGGU
UMMEEN
NTTO
O::

Nick Price cree que el hijo de puta de su jefe en la CIA le envió a una persecución inútil. ¿Cazar
a un agente de igual graduación, que es un hombre lobo? ¡Menuda broma!
Melody Gray estaba contenta con su vida, era buena en su trabajo como investigador privado,
gracias a sus súper sentidos de loba, su fuerza y su velocidad. Hasta que un agente de la CIA
aparece buscando a su hermano. ¿Qué debe hacer una chica para mantener a un magnífico
hombre de piel chocolate alejado de su hermano? Desviar su atención hacia ella, naturalmente, y
que mejor camino para realizarlo que con el sexo. Especialmente cuando su alma de lobo aúlla
diciendo que ese pedazo de monumento es suyo, su compañero, aunque sea humano. ¿O no lo
es?
Incapaz de resistirse al fuego que hay entre ellos, Melody y Nick acuden a la tía de él, una
poderosa sacerdotisa vudú para que los ayude a comprender lo que sucedería cuando un humano,
un lobo y el vudú se mezclan con un opresivo deseo para reclamar al otro de todas las maneras
sexuales posibles.

SSO
OBBRREE LLAA AAU
UTTO
ORRAA::

Judy Mays vive en Pennsylvania con su marido y sus tres hijos,


además de un gato y un perro.
Profesora de inglés con dulces modales en un pequeño instituto de
Pennsylvania, después de escribir numerosos libros durante seis años,
publicó Celtic Rendezvous con el seudónimo de Sara Powell.
Sus personajes son de lo más variopinto: salvajes hombres lobos,
adorables alienígenas, viciosos vampiros, cazadores históricos, duros
guerreros, intrigantes hombres contemporáneos...

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CCAAPPÍÍTTU
ULLO
O 0011

Vestido con pantalones de camuflaje y una ceñida camisa negra, entró en la oficina como si
fuera el dueño.
—¿Es usted Melody Gray?
La arrogancia de su tono envió una descarga de adrenalina en las venas de Melody lo
suficientemente grande como para disipar la fatiga. La altanería en un humano era dura de tragar.
Ninguno de ellos era tan fuerte, aunque pensaban que lo eran. Pero, era un potencial cliente y
prefería pagarse los gastos a tener que vivir del dinero de su padre.
Su estómago rugió recordándole que tenía que haber ido a buscar algo para comer.
Enderezando los hombros, Melody se apartó el cabello de la frente. Maldita sea, estaba
agotada. Necesitaba dormir, pero tenía que tratar bien a un cliente. Parpadeó nuevamente y miró
hacia arriba.
Su mirada consiguió llegar hasta la boca.
Él tenía en los labios una sonrisa burlona.
Mordiéndose el interior de la boca para controlar su expresión, Melody ocultó lo mejor que
pudo la antipatía inmediata mostrando una expresión neutra en su rostro. ¡Menudo imbécil!
Definitivamente no le gustaba.
Echando una mirada a la carpeta que llevaba se levantó extendiendo la mano.
—¿Qué puedo hacer por usted, señor…?
Él ignoró la mano extendida.
—Nick Price, CIA. Parece que está usted cansada.
La ira estalló cuando Melody miró el rostro color chocolate. Ese sujeto no solo era un
arrogante idiota, era un hijo de puta.
—Escuche, Nick Price de mierda de la CIA… si es que está diciendo la verdad. ¿Desde cuándo
los agentes de la CIA han empezado a usar ropa de camuflaje, en lugar de trajes baratos y negros?
—Eso a usted no le importa, pero estoy disfrazado.
—Vale, acabo de pasarme las últimas cuarenta y ocho horas sin dormir buscando a una fugitiva
de doce años que pensaba que podía vivir en un bosque de Nevada. Así que jódase, váyase a la
mierda, y no deje que la puerta le golpee el culo cuando salga.
—¿Besa usted a su madre con esa boca? —dijo mostrándole el distintivo lanzándole a
continuación una fotográfica sobre la mesa —Estoy buscando a este hombre.
Melody miró fijamente la imagen intentando enfocar la vista. Cristo, un jodido agente del
gobierno. ¿Era una verdadera y jodida insignia de la CIA lo que acababa de mostrarle, verdad?
¿Qué diablos quería? Ella no estaba en condiciones de hacerle frente, estaba muy cansada.
—Mi madre está muerta.
—Lo siento mucho —aunque su voz no sonó como una disculpa.
Él señaló la fotografía.
—¿Ha visto a este sujeto?
Levantando la fotografía parpadeó un poco más para enfocarla y lo miró.

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—Sí, lo he visto. ¿Por qué lo busca?


Ella no miró hacia arriba, pero el sutil movimiento del pie y el cambio de respiración le dijeron
que esta no era la respuesta que esperaba. Sonriendo para sí misma, soltó la fotografía sobre la
mesa. ¡Ha! Él no esperaba que lo admitiese.
—Dijo que su nombre era Jake Fields. Quiso contratarnos para que encontráramos a su esposa.
Dijo que ella le había robado un montón de dinero.
El agente de la CIA puso las manos en la mesa inclinándose hacia adelante.
—Su verdadero nombre es Jake Hurley, y el dinero fue sustraído del gobierno. ¿Tiene alguna
idea de donde está ahora?
Ella inhaló lentamente. Su olor era completamente masculino. No usaba ninguna colonia. El
lobo interior en ella luchó para apartar la fatiga, Melody luchó para mantener su cerebro en
funcionamiento. Cuando examinó su rostro, su parte lobo se agitó durante un momento.
Algo en los ojos de él…
Melody parpadeó de nuevo. El agotamiento le cayó con más fuerza sobre los hombros
dejándola más fatigada. Su parte de lobo suspiró deslizándose en un profundo sueño.
—Era nuestro dinero. ¿Me va a ayudar o no? —la voz era concisa, y no se molestó en ocultar su
irritación.
Evitando la sonrisa burlona de sus labios, empujó la foto por la mesa. Él tendría respuestas
tontas para cualquier pregunta que hiciese. Y estaba demasiado cansada para preguntar más.
—Mi asistente trabajó con él. Cuando John regrese de almorzar veré que es lo que recuerda.
Regrese mañana, le daremos todo lo que tengamos.
Después de dormir y poder pensar de nuevo.
Price recogió la fotografía, la miró un momento y asintió con la cabeza.
—Regresaré —dijo dándose la vuelta y saliendo de la oficina.
Melody no se movió, hasta que él abandonó la oficina y desapareció por la puerta.
Dejándose caer sobre la silla, miró fijamente la pared opuesta, sin embargo no miró los
retratos colgados en ella. Abriendo un cajón, cogió el teléfono móvil y marcó el número particular
de su padre.
El fantasma que perseguía a Garth había aparecido ante ella.

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CCAAPPÍÍTTU
ULLO
O 0022

Con el aroma de los pinos acuosos y la vegetación mojada rodeándolo, Nick se recostó contra
un árbol intentando encontrar una posición más cómoda en el suelo húmedo. Los pequeños trozos
de pizarra rota de una vieja cantera estaban dispersos alrededor y bajo las casuarinas donde se
escondía. Era incómodo estar sentado, se le estaba quedando el culo frío a medida que el tejido de
los pantalones absorbía la humedad de las pinochas, pero ese lugar tenía la mejor visión del gran
ventanal delantero de la cabaña de Melody Gray. Había estado vigilando en lugares peores. Por lo
menos, no estaba a campo abierto o en un monte lleno de hormigas. Apartó una piedra afilada
enfocando la cabaña con los prismáticos.
Después de abandonar la oficina de Gray, anduvo calle abajo, recostándose contra una farola,
observando la puerta de entrada hasta que el asistente regresó. Esperó diez minutos para volver al
despacho. De ninguna manera esperaría hasta el día siguiente, dándoles tiempo para destruir lo
que pudiera ser una prueba incriminatoria. Cuando entró la puerta del despacho estaba cerrada,
pero John había sido más que amable. Después de que Nick se identificara, el asistente de Gray
sacó un sobre del cajón, copió todo ante Nick y le dio un nuevo montón de papeles en una
carpeta. Después le deseó suerte a Nick para encontrar a Fields. Mientras, Nick deseaba hacerle
más preguntas a Gray, pero no podía hacer otra cosa que darle las gracias y marcharse. John
permaneció con las piernas abiertas y los brazos cruzados sobre el pecho, casi como si estuviera
desafiando a Nick a intentar apartarlo y pasar.
El rugido de un poderoso motor sacó a Nick de sus pensamientos, enfocó los binoculares al
camino que llevaba a la cabaña. Cuando el SUV verde de Melody Gray apareció en la cima de la
colina deteniéndose en la entrada, Nick recordó el informe que leyó en el archivo y le entregó el
compañero de Gray. Parecía que le habían entregado todo. Toda la información sobre el hombre
que ellos conocían como Jake Fields estaba allí… la fecha en que contrató a la agencia, hasta el día
en que terminó el contrato. Cada hora que trabajaron estaba anotada, viajes a otras ciudades en
investigación de pistas, búsqueda de registros, vigilancia, todo. Nada indicaba que Jake Fields o
Jake Hurley fuera para ellos nada más que un cliente con un contrato de dos semanas de duración.
Pero…
Graduó los prismáticos cuando Melody Gray salió del vehículo y se encaminó hacia la puerta
lateral de su cabaña. Nick se centró en ella, que tropezó una vez, se acomodó la mochila que
llevaba en el otro hombro y luego, evidentemente cansada, subió los escalones del porche y
desapareció de su visión, al entrar en la cabaña.
Nick frunció el ceño, miró el ventanal de enfrente y esperó a que reapareciera. Nada sobre ella
en esta ciudad, según la información que recibió, mostraba su conexión con el hombre que
buscaba, pero había algo raro en lo que ella le había contado. No tenía ninguna razón para estar
allí. Él debiera de estar dando caza a su presa.
Excepto…
Que Melody Gray le estaba mintiendo.
Su instinto se lo decía y nunca le había fallado.
Toda la información de aquel archivo era limpia, legible y lógica… demasiado limpia, legible y
lógica. Apostaría su reputación profesional. Todo lo que tenía que hacer era mantenerla vigilada

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hasta que descubriera por qué estaba protegiendo a Hurley. Si tuviera razón sobre su mendacidad
y la tenía, tarde o temprano, lo llevaría al hombre que su jefe juraba que era un hombre lobo.
Una ardilla parada en una rama sobre él mostró su disgusto y se alejó enviándole una lluvia de
gotas de fría lluvia sobre la cabeza y los hombros. Nick murmuró una vehemente maldición sobre
la ascendencia de su superior. ¡Hombre lobo! Emil Sorescu era un auténtico idiota. Le hizo jurar a
Nick que guardaría el secreto cuando lo llamó a su despacho… antes de asignarle ese trabajo. Al
principio, Nick pensó en hablar con sus superiores sobre la misión de Sorescu, aunque decidió no
hacerlo. Oficialmente, Nick estaba investigando a posibles terroristas que entraron en los Estados
Unidos a través de la frontera de Canadá y que esperaban instrucciones para atacar. Si Nick
intentara decir que Sorescu lo había mandado a perseguir a un hombre lobo, su jefe ciertamente
negaría todo. Entonces Nick parecería un redomado idiota. Y aún más, Sorescu tenía la suficiente
influencia para dejarlo atado a un despacho durante los próximos veinte años. Estar prisionero en
una oficina todo el día lo volvería loco.
Nick cambió nuevamente de posición para relajar un músculo acalambrado. Un pájaro se posó
en una rama y más gotas de agua helada le cayeron en el cuello. ¡Cristo que farsa! Era la tarea más
jodidamente estúpida que jamás le habían encomendado. En cuanto se librase de Hurley pediría el
traslado a otro departamento tan lejos del idiota de su jefe como pudiera. Tarde o temprano el
tonto perdería el control y haría algo realmente loco para acabar con el caso y Nick no planeaba
estar en ningún lugar cerca para que pudiera arrastrarlo con él. No, Nick Price se las arreglaría
solo.
Apartando otra afilada piedra que se le estaba clavando en la espinilla, Nick murmuró una
nueva maldición, pero mantuvo los prismáticos fijos en Melody Gray andando por el salón. Ella se
sacó la ajustada camisa por la cabeza, la tiró al suelo y se encaminó a la puerta que daba a otro
cuarto, que también daba al frente de la cabaña.
Nick se recostó más y reajustó los binoculares. Había estudiado la cabaña de Gray antes de que
ella regresara. Tenía instalado un buen sistema de seguridad, pero estaba seguro de que podría
descubrir el código siempre que quisiera y salir antes de que ella regresara. De momento, era
suficiente que el salón y el dormitorio estuvieran en la parte delantera de la casa, habían quitado
las cortinas de ambas habitaciones. Aunque la ventana de la alcoba no era tan grande como la del
salón, aun tenía una buena visión de lo que hacía, mientras se movía de un cuarto a otro.
En la habitación se quitó los pantalones vaqueros quedándose en sujetador y bragas. En un
pequeño resquicio de su mente Nick notó que eran de algodón blanco. Bragas de abuela. Sí,
probablemente era tan fría como su cabello rubio plateado. Una pregunta que surgió en su mente
sobre ella que, sin embargo, fue respondida en cuanto se giró y se estiró. El vello de su pubis era
del mismo color plateado de su cabeza. Era una rubia natural. Su mirada vagó hacia los pechos.
¡Los pezones eran rosados! Joder, nunca había visto una mujer con los pezones rosados.
Luego él agitó la cabeza.
—Mierda Price —murmuró para sí mismo —¿Qué te importa? No estás aquí para comértela,
estás para trabajar. Así que hazlo.
Acomodó su erección en la ingle mientras continuaba observando a su presa.
Cuando se dejó caer desnuda en la cama y no se movió, Nick dejó que los prismáticos cayeran
sobre su pecho. Había hecho una pequeña investigación en la ciudad, antes de terminar allí. Una
chica adolescente se había perdido en las montañas y Melody Gray había formado parte del
equipo de búsqueda que se pasó dos días rastreando y le había dicho la verdad, cuando comentó

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que estaba agotada. Gray no iría a ninguna parte durante las próximas doce o catorce horas, lo
que le daba margen de tiempo esa noche para buscar e investigar su despacho. Si él no encontrara
allí lo que buscaba, investigaría su casa en uno o dos días.
Cuando se levantó, la sensación de ser observado hizo que se le erizaran los pelos de la nuca.
Cogió el revólver bajo su chaqueta y se volvió. Un lobo con motas plateadas lo observaba y saltó
en los arbustos desapareciendo.
Un hilo de sudor le recorrió el lateral de la cabeza.
¿Un hombre lobo? ¿Sería posible?
—Cristo, Price —gruñó al vacio —Contrólate. Ese maldito idiota de Sorescu te está volviendo
loco. Era solo un lobo.
Cuando el lobo no reapareció, Nick guardó el arma, puso los prismáticos en la funda y regresó
al camino de acceso donde había aparcado el jeep. Los hombres lobos eran producto de la
imaginación de su jefe, criaturas imaginarias de los cabezas huecas de Hollywood o de mujeres
maduras que escriben romances, como los de vampiros. Diablos, él ahora estaba en medio de
ninguna parte, y todo el mundo sabe que los lobos están regresando a lugares alejados de las
Montañas Rocosas, y a veces se desviaban. Había leído de todo y mucho de ello sobre lobos desde
que recibió este trabajo, ellos casi siempre se alejaban todo lo posible de los humanos. El lobo que
había visto seguramente tropezó con él de casualidad. El viento soplaba contrario a su olor, o lo
habría evitado por completo. Era solo un lobo. Los hombres lobo no existen.
Tras andar veinte minutos hacia arriba, Nick alcanzó su vehículo. Una vez que colocó el equipo,
giró y volvió a bajar la montaña. Cuando terminara de investigar el despacho de Gray, podría
volver a su motel para dormir durante unas horas.
A cubierto entre el espesor de los pinos, un gran lobo gris, olió el aire mientras veía
desaparecer el jeep montaña abajo. Arrugando los labios, gruñó. No se olvidaría del olor de ese
humano.

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ULLO
O 0033

Melody dormía como un bebé, con los brazos alrededor de la almohada, cuando él se deslizó
en su cuarto. Por un momento la observó. Entonces, sonrió con picardía. Esta era la oportunidad
perfecta para vengarse un poco. Girándose fue al cuarto de baño volviendo un minuto más tarde
con un vaso de agua.
—Despierta, Rayo de sol. ¿Vas a dormir todo el día? —con esas palabras le salpicó la cara con
el agua.
Ella se despertó agitando los brazos y piernas y maldiciendo.
—Qué diablos… —se quitó la maldita agua de los ojos, lo miró y entonces estalló —¡Brendan
eres un idiota! ¿Por qué has hecho eso?
Brendan simplemente sonrió ante la lucha de su hermana, con las sábanas enrolladas
alrededor de las piernas intentando lanzarse contra él.
—La venganza puede ser una perra, te lo debía —respondió él apartándose.
Ella se había liberado y ser agarrado por Melody normalmente resultaba ser una experiencia
muy dolorosa. Al igual que su hermana Belle, Melody nunca mostró ninguna vacilación en un
ataque… era más fuerte y dura que su hermana pequeña, Garth era el único de los tres hermanos
al que ella nunca había derrotado en una pelea y eso era solo porque él pesaba unos 45 kilos más
que ella.
—Verás que no te eché todo el vaso, como debí hacerlo. Tú una vez me tiraste encima un cubo
de agua.
Apartándose el pelo con los dedos, ella gruñó.
—Fue porque era para ti y Garth, él es muy grande, necesité todo el cubo. Además, casi no te
mojaste, me escuchaste llegar.
Brendan puso el vaso en la cómoda. Estaba observando un reflejo dorado en sus ojos y su
forma comenzaba a oscurecerse. Mejor cambiar de asunto.
—¿Por qué duermes como los muertos? Alguien podría haber entrado aquí.
—Ni tú lo crees hermano. Eres la única persona aparte de mí, que conoce el código de
seguridad del sistema de alarma que está lo suficientemente alto como para despertar a los
muertos.
Finalmente liberada de las sábanas se levantó y cogió la bata. Al contrario que los humanos, los
lobos no se sentían incómodos desnudos, pero las mañanas eran frías en las montañas.
—Debería patearte el culo desde aquí, hasta que llegaras a Idaho.
—Olvídalo —dijo Brendan gesticulando en dirección a la bata en la parte inferior de la cama —
Ven a correr conmigo, hace mucho tiempo que no corremos juntos.
Moviendo la cabeza Melody sonrió cuando sintió que la irritación con su hermano desaparecía.
Brendan tenía razón. Hacía mucho que no corría con él o cualquier otro miembro de la familia,
algo que extrañaba más de lo que quería admitir.
—Me encantaría, vamos.
Una niebla gris cubrió a Brendan e inmediatamente se disipó. Un lobo plateado apareció en su
lugar… con una camisa roja cubriendo por completo su cabeza.

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Melody comenzó a reírse.


—¡Idiota! Eso es lo que consigues por intentar exhibirte. Papá es el único que puede cambiar
de forma con sus ropas.
Después de usar las patas para quitarse la camisa de la cabeza el lobo se dirigió a ella.
—Garth también puede. ¿Piensas que papá lo consiguió a la primera? La práctica hace la
perfección sabes. Ahora date prisa y transfórmate, así podremos correr. Estoy deseando entrar en
el bosque.
—Vete —respondió Melody yendo hacia la sala de estar —Quiero poner la alarma
nuevamente.
—¿Problemas?
Ella se encogió de hombros al cerrar la puerta.
—No lo sé. Había un agente de la CIA en mi despacho preguntando por Garth, aunque no sabía
su verdadero nombre. Tenía un archivo falso y se lo di, pero no sé si se lo habrá creído.
—Una de las razones por la que estoy aquí. Papá recibió tu mensaje.
Ella miró fijamente a su hermano.
—Telefoneé a papá ayer. No puedes haber llegado tan rápido desde Nueva York. ¿A partir de
cuándo tienen alas los hombres lobo?
La luz se reflejó en los blancos colmillos cuando Brendan abrió la boca en lo que solo podía ser
una risotada.
—Yo estaba en casa de Belle, así que no tuve que viajar mucho.
Una niebla gris más clara apareció cuando Melody se transformó en un lobo blanco.
—No puedes atraparme —desafió a su hermano y saltó en dirección al bosque.
Con un grito feliz, Brendan salió tras ella. Dioses, como le gustaría que todos sus hermanos
estuvieran allí, así podrían correr juntos. Había pasado mucho tiempo desde que habían corrido
como una manada.

Horas después con la lengua afuera siguió a su hermana hasta un pequeño claro donde un
dulce olor a agua fresca inundaba el aire. Habían corrido un kilómetro tras otro persiguiendo a los
ciervos, conejos y a un oso negro de dos años de edad, por el simple placer de hacerlo. Más de una
vez Melody aulló feliz de correr libre, los escalofríos recorrieron con rapidez la columna vertebral
de Brendan. Nunca, en todos sus viajes, había encontrado un Were o un lobo con una voz tan
hermosa como la de su hermana. Su padre les contó que la voz de su madre había sido hermosa y
la primera vez que escuchó a Melody aullar cuando era niña, supo que su voz era como la de su
madre. Por eso es por lo que la había llamado Melody.
Después de dejar que su hermana bebiera de la pequeña corriente, Brendan sumergió la
cabeza y comenzó a lamer sediento. Fue el puro instinto lo que lo hizo saltar hacia atrás, salió
catapultado a través de la espesura. Sin embargo, Brendan no fue lo suficientemente rápido. Los
dientes del otro lobo no le acertaron, pero su hombro golpeó el costado de Brendan haciéndole
caer. Levantándose, se giró para enfrentarse a su atacante. Mostrando los dientes, gruñó una
advertencia. No quería luchar con un hermano del bosque, pero lo haría si lo obligaban.

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Gruñendo estruendosamente, un gran lobo gris moteado lo encaró, sus ojos amarillos ardían
de rabia.
Brendan no desvió la mirada fija en el otro macho. Cristo, este realmente debía ser territorial.
Obviamente Melody y él no iban a poder salir de esta sin pelear. Oh bueno, con ayuda de su
hermana, podría someter a este lobo sin hacerle demasiado daño… esperaba.
Sin embargo antes de que el otro lobo pudiera atacar, Melody se transformó y se puso ante
ellos.
—Maldición Drake, detente.
Los ojos del lobo nunca abandonaron a Brendan cuando respondió:
—Tú eres mía. Este macho no tiene ningún derecho sobre ti.
Antes de que Brendan pudiera reaccionar ante el comentario, su hermana se puso las manos
en las caderas y señaló al gran lobo gris.
—Este macho es mi hermano, mi familia, mi gemelo. ¡Maldición, los lobos son idiotas!
El lobo salvaje dejó de gruñir y miró el rostro de Melody.
—¿Es tu hermano?
—Es lo que acabo de decir, cretino.
El insulto dio de lleno en el lobo. Lamiéndose la saliva de sus labios, se sentó e inclinó la
cabeza.
—Mis disculpas, hermano de mi compañera. No lo sabía.
Transformándose en humano Brendan cruzó los brazos sobre el pecho y dirigió su total
atención a su hermana.
—¿Compañero? ¿Hay algo que no le has dicho a la familia, Melody?
Maldiciendo larga y ruidosamente, Melody se dio la vuelta marchándose al otro lado del
pequeño claro. Luego se giró.
—¡Maldita sea, Drake, obstinado, idiota, estúpido burro! No soy tu compañera. No quiero ser
tu compañera. No voy a dedicar el resto de mi vida a vivir en el bosque, sin cuartos de baño, fútbol
o chocolate. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? ¡No! ¡No! ¡No! ¡No soy tu compañera!
Su hermano miró al lobo.
—Eso para mí suena a un no.
El lobo miró a Brendan.
—No la entiendo. No tengo la cabeza de un cerdo. No me parezco a un burro. Y no sé qué tipos
de animales son idiotas y estúpidos y ella no me lo dice.
—¡Ohhhh! ¡Eres un como un grano en el culo, imbécil! —golpeando con el pie y arrastrando
una serie de maldiciones tras ella, Melody giró y retrocedió al otro lado del claro nuevamente. Oír
reírse a su hermano, la enfureció más. ¡Maldito fuera este lobo Drake! ¿Por qué no podía aceptar
un no por respuesta? Ella no quería ser su compañera, ni ahora ni nunca. El no era su macho.
Ahora bien, si su mundo se tambaleara cuando lo mirara a los ojos no lo pensaría dos veces para
unirse a él, aunque eso significara renunciar al chocolate. Pero no lo hacía. El lobo en su interior no
aullaba de placer cuando Drake aparecía. Tal vez Brendan podría convencerlo para que la dejara
en paz.
Volviéndose una vez más pidió a su hermano:

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—Por favor ¿Podrías decirle que no quiero ser su compañera? No me escucha.


En vez de la compasión que esperaba, Brendan sonrió.
—Yo no sé, Mel. El es un lobo bien acomodado. Podrías haber escogido a alguien peor.
Cuando ella se quedó con la boca abierta, él continuó:
—Y sabes lo persistentes que son los lobos. Aunque yo le diga que te deje en paz no va a
funcionar. Solo tienes que ser paciente. Al final se cansará de esperar… con el tiempo.
Cerrando la boca de forma brusca, Melody no dijo nada durante unos minutos. Luego:
—¡Machos! ¡Los dos idiotas! Me voy para casa —una niebla plateada la rodeó nuevamente y el
lobo blanco que era Melody corrió hacia el sur.
Cuando el lobo ceniza fue a seguirla, Brendan lo agarró por el cuello deteniéndole, solo lo soltó
cuando mostró los dientes y se giró para morderlo. Levantando las manos, Brendan dijo:
—Mis disculpas, hermano del bosque, pero si sigues molestando a mi hermana, tendré que
defenderla.
El lobo lo encaró con su mirada amarilla.
— Las leyes de la manada permiten que corteje a cualquier hembra sin pareja, que yo desee.
Ella no está… no tiene compañero, sino que también dejó su manada natal hace mucho tiempo.
Aunque seas su hermano, no tienes derecho a negármela. ¿Has vivido entre los humanos durante
tanto tiempo que has olvidado las leyes?
Brendan agitó la cabeza.
—No las olvidé, hermano del bosque, pero el vivir entre humanos hizo que mis hermanos y yo
estuviéramos más unidos de lo normal. Todavía luchamos por los nuestros, no importa los
kilómetros que nos separen.
El lobo ladeó la cabeza durante un momento.
—Te reconoceré eso, si tú reconoces mi derecho a cortejarla.
Suspirando Brendan se pasó la mano por el pelo. De acuerdo con la Cuarta Ley de la Manada,
el lobo tenía el derecho ya que ninguno tenía compañero. Esperaba que las negativas de Melody
funcionaran y ese macho se buscara una compañera en otro lugar.
—Reconozco tu derecho.
Levantándose el lobo movió la cabeza.
—Bien. Dejaré que vayas al encuentro de tu hermana por el momento. Pero volveré por ella.
—Que así sea —dijo Brendan preparándose para transformarse.
Brendan miró fijamente los ojos dorados del lobo.
—Había un hombre observando la cabaña ayer.
Brendan se puso rígido.
—¿Qué hombre?
—Nunca antes lo había olido, pero se sentó entre los pinos de la colina y miró abajo a la cabaña
con un objeto negro que sujetaba ante sus ojos. Espero haberlo asustado, permití que me viera.
Tenía una de esas varas que escupen fuego y muerte así que me escondí de él. Pero sospecho que
no tuve éxito en mi intento de asustarlo.

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—¡Mierda! —Brendan musitó para sí mismo. Luego mirando al lobo inclinó la cabeza —
Gracias, hermano del bosque. Apártate de ese hombre, puede ser peligroso.
—Yo protegeré a mi compañera.
Suspirando, Brendan agitó la cabeza. Estaba empezando a entender porque Melody estaba
especialmente frustrada con este lobo en particular.
—Le daré tu advertencia a ella —la niebla lo cubrió y el lobo gris plateado que era Brendan se
fue en la dirección que había tomado Melody.
Drake lo vio desaparecer. Este lobo tenía suerte de ser pariente de Melody, en caso contrario
ahora mismo sería un lobo muerto. Moviendo la cabeza, Drake lanzó un solitario y largo aullido.
Hacía mucho tiempo que se encontraba solo. Melody llenaría el vacío en su corazón. Estaba
seguro de eso.

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O 0044

El polvo bailaba entre los rayos de sol cuando Melody empujó la puerta lateral abierta y
atravesó la cocina y la sala de estar hasta su cuarto. ¡Maldito cabeza dura de Drake! Era más terco
que cualquier otro animal que hubiera conocido, incluido su padre. ¡Y ahora Brendan lo conocía!
En menos de dos horas, la familia entera lo sabría, y ya no tendría paz. ¡Maldita sea! Iba a
estrangular a Drake. Cerrando los ojos, respiró a fondo varias veces. El atajo que había tomado
hasta su casa no había ayudado a disminuir su ira. Primero el jodido fantasma que perseguía a
Garth tenía que aparecer y luego tuvo que lidiar con Drake. Cuando la puerta se abrió y cerró de
nuevo Melody se giró para encararse con su hermano, mientras caminaba por su habitación
subiéndose los vaqueros hasta la cintura. Golpeándole en el pecho, ella dijo:
—Brendan, si dices algo…
Ella nunca tuvo oportunidad de terminar su amenaza.
—Cállate, coge alguna ropa y ven a la cocina —gruñó dándose la vuelta y dejándola mirando
fijamente la puerta vacía.
Luchando con la túnica que anteriormente había dejado en la barandilla se vistió, dirigiéndose
a la parte trasera de la cabaña.
—¿Qué diablos piensas que estás haciendo dándome órdenes en mi propia casa como si fuese
uno de tus empleados? Bueno yo no soy, y tú no estás…
Tras mirar por la ventana de la cocina, él se acercó a la mesa.
—¿Cristo, Melody vas a cerrar la boca y escucharme?
Cuando tuvo toda su atención, continuó después de meterse la camiseta por la cabeza.
—Estás siendo vigilada. Tu lobo me dijo que vio a un hombre en la colina que hay sobre tu
cabaña, observándote. Fui allí antes de regresar a casa y el lobo está en lo cierto, hay un tipo
camuflado en ella con un par de prismáticos de alta tecnología.
Por un momento Melody simplemente observó a su hermano. Luego tras un largo y bajo
gruñido, se dio la vuelta hacia la puerta.
—Ese jodido cretino de la CIA. Espera a que ponga mis manos encima de él —mirando por
encima de su hombro dijo —Drake no es mi lobo.
Su hermano la sujetó por la parte trasera de la túnica antes de que pudiese abandonar la
cocina.
—Joder Melody. Deja al fulano de la CIA en paz. Mientras está por aquí no está persiguiendo a
Garth. Eileen está embarazada.
Eso detuvo a Melody que se volvió.
—¿Garth va a ser padre? ¿Voy a ser tía nuevamente? —ella sabía que ahora estaba sonriendo
como una idiota, pero no le importó. Otro cachorro para agregar al clan, eran noticias
maravillosas—¿Cuándo nacerá?
—Más o menos dentro de seis meses, lo último que necesitamos es que Garth se tenga que
esconder en Canadá. Belle te contó cómo fue la vida de Eileen en aquellos años, cuando Garth no
conocía su paradero. Ella está al fin relajada y feliz con la manada de Belle y Alex, y a la familia le
gustaría mantener esto así. El contacto de papá en la CIA ya ha terminado su misión y puede

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volver a trabajar. Él debe ser capaz de ocuparse de este sujeto que persigue a Garth en una
semana más o menos. ¿Puedes mantenerlo ocupado durante ese tiempo?
Cruzando las manos sobre el pecho asintió con la cabeza a su hermano.
—Puedo mantenerlo ocupado.
Brendan movió la cabeza y sonrió.
—Siempre puedes pedirle ayuda a tu enamorado.
El puñetazo que le pegó en el estómago le hizo perder todo el aire de los pulmones.
Cuando finalmente dejó de toser, jadeó.
—Mierda, Melody. Solo estaba bromeando. ¿Por qué has tenido que darme tan fuerte?
—Bueno, estoy enferma y cansada de tus bromas. Ese lobo es un grano en el culo casi tan
grande como tú. Cuanto antes me deje en paz, mejor.
Con las manos en las caderas, Melody lo observó, mientras su hermano agitaba la cabeza
diciendo:
—No creo que este lobo en particular renuncie ahora que se ha decidido. Lo mismo tienes que
desaparecer durante un tiempo. Cuando consigamos resolver todo con Garth, ¿Por qué no vas a
visitar a Papá y Moira? Tu lobo no te podrá seguir hasta Nueva York.
—Él no es mi lobo, Brendan, espero que no se convierta en una obsesión mayor de lo que ya
es. Más tarde o más temprano lo hará. Y yo soy más cabezota que él.
Su hermano se rió.
—Es un fastidio que ya no sea humano. Podías haberlo detenido por espionaje.
Apartándolo de su camino, Melody cogió la tetera y la llenó de agua.
—Vete a casa, Brendan, antes de que te arranque una parte de tu espesa cabellera plateada
que tanto amas. No creo que quieras explicar el porqué de las calvas a todas esas mujeres que
corren detrás de ti.
Con una carcajada se dejó caer sobre una silla para ponerse las botas.
—Ellas correrían tras de mi incluso más, queriendo saber cómo fui herido.
Después de poner la tetera en el fuego, Melody se giró hacia su hermano.
—Un día vas a encontrar una mujer que no piense que eres lo mejor del mundo, y espero estar
allí para verlo. ¿Quieres un té antes de irte?
Con una sonrisa larga e intensa en el rostro, Brendan se levantó.
—No gracias. Tengo que ir con Garth y avisarle de lo que está pasando aquí.
—¿Te vas a quedar con Garth y Eileen?
Él negó con la cabeza.
—En la posada Bed & Breakfast de la manada de Belle durante un día o dos. La cabaña de
Garth está en medio de ningún lugar, y él tiene un par de lobos viejos viviendo frente al porche
delantero que insisten en gruñirme.
Cuando Melody paró de reírse, le dijo:
—Bien por ellos. Reconocen a un sinvergüenza en cuanto lo ven.
Brendan le devolvió la sonrisa.

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—¿Igual que cuando tu Drake reconoce a su compañera en cuanto la ve? —dio un paso rápido
abrazándola antes de que pudiera golpearle.
—Cuídate Mel. Ten cuidado con ese sujeto de la CIA. Garth dijo que es muy, muy bueno, y eso
lo hace muy peligroso. Llámame si me necesitas y regresaré. Si tenemos que deshacernos de ese
tipo, lo haremos. Me ocupare de que su cuerpo nunca sea encontrado.
Melody lo abrazó.
—Eso sería el último recurso. Tendríamos a los federales por todos sitios. La manada de aquí es
pequeña, y no quieren llamar la atención.
Brendan dio un paso atrás y la miró.
—¿No habrás tenido problemas con alguno de ellos, verdad, y es por eso que te negaste a
unirte?
Melody sonrió negándolo.
—La manada de Beacon Falls está poco organizada. No creo que ningún Were de aquí se haya
unido “oficialmente”. El sheriff Dan Rivers es el Alfa, y su esposa Shirley es una muñeca. Ellos
asumieron la obligación de adoptar a todos los Weres que hay a la redonda. Cail Marrom es el
doctor de la ciudad, y su esposa Julie ayuda a Shirley en el café. Esos cuatro son el centro de la
manada. Existen más o menos tres o cuatro docenas de Weres que residen en la ciudad, en la zona
rural y los bosques circundantes. Todos ellos vienen y van por donde quieren y siempre que no
llamen la atención sobre sí mismos, Dan los deja en paz.
Su hermano movió la cabeza.
—Alex y Belle tienen el navío mucho más organizado. Él y sus Betas mantienen el orden y lo
tienen bajo control. Claro que ellos tienen cerca de cien miembros en su Manada.
La tetera comenzó a silbar.
—¿Estás seguro que no quieres un té? —preguntó Melody nuevamente, cuando la separó del
fuego, llenó una taza de agua caliente y la dejó en la pila, sacando después un saquito de té de una
lata.
Brendan negó con la cabeza.
—No, ahora que ya me he enterado de todo, tengo que regresar. Seguramente pasaré por
donde Kearnan. Papá y Moira han decidido visitar a todo el mundo, y la casa de Belle está situada
en el centro de todo, por así decirlo —él sonrió —Así que también te estoy dando una orden para
asegurarme de que estarás en casa de Belle dentro de dos semanas, o tendrás que enfrentarte a la
ira de papá.
—¿Y si el imbécil de la CIA todavía no se ha ido?
—Él se habrá ido. El amigo de papá en la CIA prometió que resolvería todo en una semana,
luego asegúrate de ir a casa de Belle. Todavía no conoces a Moira y a nuestras nuevas hermanas, y
papá quiere dar la bienvenida a los compañeros de Belle y Kearnan.
Después de soplar el té caliente, Melody arqueó una ceja.
—¿A Eileen no?
Su hermano le devolvió la sonrisa.
—Él aceptó a Eileen hace mucho tiempo, y desde que Kearnan y Serena tienen una hija, va a
adorar a la compañera de Kearnan en cuanto la vea. Sin embargo Alex pasará un mal rato
seguramente.

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Melody asintió. El compañero de Belle lo iba a pasar mal.


—Pobre Alex, apareándose con la niña de papá. Espero que vaya a la reunión. Ya sabes cómo
puede ser papá.
Brendan sonrió más ampliamente.
—¿Por qué no traes a tu lobo contigo? Apuesto a que a papá le gustará.
Atragantándose Melody soltó la taza y fue hacia su hermano.
Él ya estaba corriendo fuera de la cocina por la sala de estar, y por la puerta.
Melody fue en su persecución.
Cuando atravesó la puerta y saltó fuera la abrazó fuertemente.
—Recuerda que nos observan.
Envolviendo los brazos alrededor de sus costillas apretó hasta que gruñó.
—¡No tan fuerte!
—Te lo mereces. Si no nos estuvieran vigilando, te mordería, pero ese idiota de allí arriba,
definitivamente entendería equivocadamente el mensaje.
Soltando a Melody, Brendan dio un paso atrás.
—Como te dije, soy precavido. Ese tipo es un profesional, está buscando hombres lobo. Eso lo
hace aun más peligroso que cualquier otro que hayamos conocido. No pierdas la oportunidad. Voy
a ir a la oficina del sheriff y hablaré con él, mientras nuestro amigo está aquí observándote a ti.
¿Mientras harás algo perverso para mantenerlo aquí, verdad?
Melody frunció el ceño.
—¿Qué diablos puedo hacer que sea perverso? ¿Quieres que me quede aquí y aúlle al sol o
algo así?
Riéndose, Brendan abrazó a su hermana una vez más y salió.
—Recuerda, papá espera vernos a todos en casa de Belle.
Asintiendo Melody vio como su hermano se deslizaba en el SUV. Ella permaneció de pie al sol
hasta que desapareció entre los árboles. Entonces, regresó al porche y se dedicó a ver si las cestas
con plantas que colgaban del techo necesitaban ser regadas. Después de eso, regresó a la cabaña,
agitando la cabeza al mismo tiempo. ¿Algo raro para mantener al fantasma de la colina
interesado? ¿Qué diablos tenía que hacer? ¿Construir una bomba?
Cerrando la puerta firmemente tras ella, bloqueó la vista de él y puso la alarma, aunque
dudaba mucho que Nick Price intentara entrar cuando ella estuviese en casa. No creía que fuera
tan estúpido, aunque probablemente pensase que podía dominarla.
Melody sonrió y entonces pensó. A ella le encantaría verle intentarlo.
Dejó las cortinas de la sala abiertas, cerrarlas hubiera sido muy sospechoso, caminó a la cocina,
limpió el té derramado, y se aseguró de que la puerta trasera estuviera cerrada. Entonces se puso
otra taza de té. Mientras bebía, meneó la cabeza. Maldita sea, Brendan y ella habían tenido
suerte. Si hubieran regresado a la cabaña por la parte delantera en vez de por la trasera y
hubiesen cambiado a la forma humana allí, Nick Price, agente de la CIA, no tendría que estar
persiguiendo a Garth. Él bajaría de la colina tras ellos. Por supuesto que ellos habrían acabado con
el rápidamente, pero, como dijo Brendan antes, eso habría traído más agentes federales a la

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ciudad buscándolo. No solo los Weres de Beacon Falls habrían tenido problemas, había humanos
por allí que no querían ser incordiados.
Terminándose el té, Melody puso la taza en el fregadero y se fue a su cuarto. Necesitaba una
ducha y luego iría a la ciudad. No importa lo que Brendan quisiera, tenía asuntos que resolver.
Lanzó una mirada a las cortinas abiertas de la ventana. Melody pensó cerrarlas. Luego sonrió.
¿Nick Price la estaba observando? Bueno, tal vez debiera darle algo que valiera la pena mirar.
Abriendo los botones de la túnica la deslizó por sus hombros dejándola caer al suelo. Levantando
los brazos, se puso de puntillas curvando la espalda. Tras enderezarse, sonrió, se aseguró de que
estaba frente a la ventana y se agarró los pechos. Si el “señor —Nick—jodido—Price” de mierda de
la CIA quería mirarla, le daría un espectáculo que valdría la pena ver.
Recostándose sobre la cama, abrió las piernas y deslizó la mano de arriba a abajo de su
estómago.

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ULLO
O 0055

—¿Quién demonios es ese? —murmuró Nick para sí mismo, moviéndose a la izquierda y


reenfocando los poderosos prismáticos para ver al poderoso 4x4 desaparecer camino abajo entre
la vegetación y el polvo flotando tras él.
Durante las últimas cuatro horas, Nick había estado en la cima de la colina de la casa de
Melody Gray. Dos vehículos habían estado aparcados cerca de la cabaña cuando llegó, y
pacientemente había estado esperando para ver quién era el invitado de ella. Como el tiempo
pasó y no vio ningún movimiento en la cabaña, consideró acercarse más. Después Melody caminó
desnuda por su habitación seguida por un sujeto de cabello plateado, mientras él se estaba
poniendo los pantalones.
Cuando Melody y su invitado desaparecieron nuevamente de su línea de visión, Nick bajó los
prismáticos y movió la cabeza. Ellos debían de haber jodido como el infierno en la cocina. Luego
ella lo persiguió por la sala hasta fuera de la cabaña, antes del abrazo de despedida.
Un Jay azul1 irritado en una rama sobre Nick gritó y soltó una ramita sobre su cabeza.
—¡Malditos pájaros! —murmuró, mientras se deslizaba a la derecha sobre la suave hierba—
No puedo esperar a sentir nuevamente el cemento sobre mis pies. Jodido Sorescu y esta misión.
Es un cretino idiota que necesita que le examinen su asquerosa cabeza. Hombres lobo, menuda
gilipollez.
Una rama se rompió tras él, y el recuerdo del lobo que vio la noche anterior le vino a la mente.
El flash de una cola blanca le hizo relajarse de inmediato. Un ciervo. Nada por lo que preocuparse.
Durante algunos segundos miró fijamente al bosque por donde el ciervo había desaparecido y
luego meneó la cabeza.
—Deja de distraerte, Price —refunfuñó para sí mismo —Ya has estado metido en el agua hasta
los sobacos en un pantano con serpientes venenosas, y escupiendo lo lanzado por una tempestad
de arena fuera de tu boca, mientras un guardia te disparaba. Considerando todas esas cosas, esto
es un trabajo fácil. Todo lo que tienes que hacer es descubrir lo que Gray sabe realmente,
entonces te podrás marchar. Hurley se fue al norte. Su pista aumentará.
Girándose, enfocó los prismáticos para examinar la ventana de la habitación de Melody… y casi
los dejó caer. Ella estaba en la cama con las piernas abiertas, masturbándose. Sus prismáticos de
alta tecnología eran tan sensibles, que podía ver las gotas de humedad en los labios de su vagina.
Tragando con dificultad, Nick dejó que cayeran contra su tórax. Cristo, ¿Ese tipo había estado
con ella durante las últimas cuatro horas y no la había satisfecho? ¿Es por eso que ella lo había
perseguido por la sala de estar? ¿Todavía estaba excitada? ¿Quién era ella, una ninfómana?
Mirando hacia arriba a la oscuridad, las ramas verdes del pino en el cielo azul sin nubes, Nick
juró para sí mismo y se levantó. Debería bajar hacia su hotel, hacer el equipaje y salir tras Hurley.
Eso es lo que tenía que hacer. Pero algo dentro le decía que Melody Gray sabía más sobre su
objetivo de lo que le había dicho. Sus tripas le decían otra cosa ahora… esa mujer Gray era más

1
Jay Blue (Arrendajo azul) Son tímidas aves del bosque, raramente se alejan de la vegetación. Su grito de llamada
permite saber generalmente donde están, cuando el ave está en movimiento se ve al pájaro volando entre los arboles
por los destellos plateados de su parte delantera. Los Jays son famosos por sus hábitos alimenticios, se pueden ver
enterrando los frutos para recuperarlos más tarde en invierno. Creo que el nombre Jay Blue en ingles viene del sonido
agudo que emiten yaie-yaie que aumenta de frecuencia a medida que el ave se excita.

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difícil de lo que creía e iba a joderle la vida, incluso más que Sorescu. Lo más sensato era alejarse
todo lo que pudiese.
Apoyando las manos en las caderas, Nick continuó mirando al cielo fijamente. ¿Huir de una
mujer? Mierda, ningún hombre había conseguido asustarlo en un trabajo, ni siquiera aquel
torturador de Argelia. A la única mujer que de verdad tenía miedo era a la tía que lo crió. Una
sonrisa breve se formó en su boca. Su tía Jasmine era una mujer a la que nadie molestaría. Ella te
lanzaría maldiciones vudú y se marcharía.
Una pequeña risa estalló en su garganta y Nick agitó la cabeza. Tía Jasmine estaría lanzándole
una maldición si no terminaba lo que había comenzado. Si él pensaba que Melody Gray sabía algo,
entonces sería mejor descubrir lo que era. Su tía Jasmine, incluso sin su supuesto vudú podría
transformar su vida en un infierno mucho más que Melody Gray.
Nick bufó.
—¡Vudú, ja! —El vudú era tan real como los hombres lobo. Pero su tía Jasmine creía en ello, y
era la persona más importante de su vida. Ella lo crió después de que sus padres murieran en ese
accidente de tráfico. Ella se aseguró de que él entendiera ambos lados de su herencia, la Afro-
americana y la británica, sin embargo muchos de sus amigos desaprobaban su “educación blanca”.
Tía Jasmine no se preocupó de lo que ellos pensaban. A la madre de Nick no le importó que el
hombre que amó fuese blanco. Para ella, el interior de una persona era lo importante, y su tía
Jasmine se aseguró de que Nick aprendiera eso.
Nick continuó sonriendo a sus recuerdos. Tía Jasmine se ofreció para cuidar a un muchacho de
once años, sin dudarlo un segundo y devolvió la alegría a su vida. Ella era su tía, madre y hermana,
todo a la vez y lo apoyó en todas sus decisiones. Ella estaba tan orgullosa el día que se graduó, y
luego ni siquiera parpadeó cuando le dijo que quería entrar en la CIA, aunque ella no confiara en
que la agencia cuidara de “su pequeño”. Lo apoyó al cien por cien.
Ahora, solo una decepción en sus ojos o una palabra triste en su suave voz haría que le doliera
el corazón. Ella le enseñó a terminar lo que empezaba y a no decepcionar a la gente. Así que, si
quería creer en el vudú, para Nick estaba bien. Por muy frustrante que seguramente se mostrara
Melody Gray, se quedaría allí hasta que comprendiese exactamente lo que ella era.
Levantando los prismáticos, los enfocó en Melody e inmediatamente soltó una maldición. Una
de sus manos sujetaba un seno mientras con el dedo pulgar rozaba el pezón, y los dedos de su
otra mano bailaban sobre el monte de Venus y alrededor del clítoris. Él miró al cielo una vez más y
una gota de sudor le corrió por un lado de la cara. Tenía que marcharse, pero en vez de ello bajó
su mirada y levantó los binoculares. Ni por su vida podría dejar de mirar.
Mientras observaba a Melody arquear la espalda y bombear las caderas contra su mano, su
pene se estremeció y endureció.
Cerrando los ojos Nick centró su pensamiento en recuperar el control de su cuerpo. Durante
años había visto desapasionadamente más de un acto sexual mientras seguía a sospechosos,
muchos de ellos mucho más eróticos… o pervertidos, que este de una mujer masturbándose. Ni
una vez su cuerpo reaccionó ante cualquier cosa que vio. Ahora su polla estaba estirada contra su
pierna, poniéndose más dura a cada segundo. ¿Qué tenía de particular esta mujer que mandaba
su control al infierno?

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Cuando su cuerpo se negó a ser controlado por su voluntad, Nick abrió los ojos. Apretando los
dientes, ignoró su ahora pulsante polla. Ninguna mujer le haría perder su autocontrol, ni aunque
tuviera que vivir con el pene duro todo el día.

Rodeada por el olor de su estimulación, Melody gimió y suspiró, cuando sus dedos danzaron en
su clítoris. Ella no quería haber estado tan excitada, planeaba simplemente tocarse durante un
tiempo, para que su vigilante se concentrara en ella en vez de seguir a Brendan. Pero el
pensamiento de Nick Price observándola y el recuerdo de cuan… duro… parecía su pecho con
aquella camisa ajustada que usaba cuando entró la primera vez en su despacho, rápidamente
acabó con su plan. Al revés, fantaseó con que él estaba allí ahora, en la oscuridad, con la camisa
quitada y sus bien definidos músculos color café cubiertos de sudor, desnudo y con el pene erecto.
Y mostraba la misma sonrisa de superioridad que tenía en su cara ayer en el despacho.
Mientras se acariciaba el clítoris, Melody se estremeció. Hijo de perra, Price tenía una actitud
prepotente, una que le encantaría quitar a bofetadas de su cara. Sin embargo, cuando comenzó a
presionar su clítoris, ella se deslizó más a fondo en su fantasía.

Nick Price deslizó la áspera mano entre sus muslos y enterró un par de dedos en su coño
humedecido.
—Oh dioses —Melody gimió, arqueándose contra su mano —Por favor…
—¿Te gusta esto? ¿Quieres más? —preguntó él mientras empujaba los dedos dentro y fuera.
—¡Maldita sea, estás tan mojada! —Retirando la mano se puso entre las piernas de ella
separándole aun más los muslos —Abre bien las piernas para mi, cariño.
Cuando puso sus caderas contra las de ella y deslizó el pene abajo contra su clítoris, los
gemidos de Melody se volvieron frustrados.
—¡Deja de jugar, maldita sea! ¡Necesito tu polla dentro de mí, ahora!
El bajó la cabeza y chupó el pezón hormigueante. Luego levantó el rostro y examinó sus ojos.
—Lo que tú quieras, cariño —con una puñalada dura enterró el pene en la vagina.
Melody aulló de placer.
Él se separó y empujó nuevamente, enterrándose mucho más profundo. Otra vez se retiró, y
volvió a enterrarse hasta el fondo.
Melody colocó las piernas alrededor de su cintura y sus músculos internos chuparon su polla
tan profundamente dentro de ella como pudo.
El ritmo de él aumentó y ella lo acompañó… embestida con embestida, giro por giro.
Arqueándose, clavó los dedos en la lisa y oscura piel de su trasero e intentó llevarlo más
profundo.
—Sí, cariño. Eso es. Tócame el culo. Apriétalo.

Perdida en su fantasía, Melody gimió cuando apretó el pezón. Con los muslos y los músculos
abdominales estremeciéndose, se arqueó y restregó el clítoris con más fuerza. Cuando la cama se
movió bajo ella, explotó en un orgasmo.

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En lo alto de la colina, el sudor corría por la frente de Nick, mientras veía a Melody mover la
cabeza a los lados y girar las caderas de modo salvaje. Un momento tenía los talones apoyados
contra el colchón y al siguiente los estaba levantando en el aire. Ella abrió aun más las piernas y
entonces las cerró contra los dedos. En todo momento, sus caderas se movían y giraban, mientras
se restregaba contra su mano.
El corazón de Nick y su polla latían al unísono dentro de sus apretados pantalones. Apretando
los dientes luchó contra el deseo de liberar su erección y bombear hasta llegar al clímax. Cuando
realizaba un trabajo, el sexo no formaba parte de él, y no pensaba cambiar ahora, aunque fuese
consigo mismo.
En la habitación Melody de repente dejó de moverse cuando su cuerpo se endureció. Solo los
dedos en su clítoris se movieron, hasta que finalmente su cuerpo entero se curvó fuera de la
cama.
Incluso en la colina, Nick escuchó su grito de éxtasis.
En ese momento exacto, el fuego estalló en los testículos de Nick, y el caliente y pegajoso
esperma manchó sus apretados vaqueros, mientras se tambaleaba intentando equilibrarse.
Soltando los prismáticos contra el pecho, levantó la mano izquierda y se agarró a un saliente
próximo para evitar caer de rodillas.
¡Cristo! Ni siquiera se había tocado, y sus rodillas eran como gelatina, y casi no podía
mantenerse en pie. No tuvo ni que mirar para saber que tenía una gran mancha de humedad en la
parte izquierda de sus pantalones. Agitando la cabeza, miró fijamente a la cabaña. ¿Qué clase de
mujer era esta Melody Gray? Jamás nadie le había afectado de esa manera.
Todavía respirando fuertemente, Melody balanceó las piernas a un lado de la cama y se sentó.
Una vez que su corazón dejó de latir tan fuertemente, se levantó solo para dejarse caer en la cama
cuando sus rodillas temblaron y las piernas no la sustentaron. Apartándose el cabello de la cara, se
miró en el espejo de la cómoda. Una gota de sudor le cayó de la frente a la mejilla. Su rostro
estaba ruborizado, así como sus pechos. Ambos todavía le hormigueaban, y los pezones eran más
grandes de lo normal. Los espasmos de excitación todavía contraían su vagina. Por todos los
dioses, nunca había tenido un orgasmo así antes, ¡ni siquiera con otra persona!
Agitando la cabeza, respiró a fondo varias veces y se levantó.
Se tambaleó un poco, pero esta vez se mantuvo en pie. Después de unas respiraciones se
tambaleó hasta la ducha.
Trabajo, tenía que ir a trabajar. Tal vez entonces, pudiese mantener su mente en asuntos más
serios, y así poder alejar a Nick Price de la pista de su hermano. Su resoplido hizo eco en el
pequeño baño. Si él fuese la mitad de bueno en la realidad como lo había sido en su fantasía,
podría esposarlo a su cama durante varias semanas. Incluso podría pensar en la manera de
mantenerlo ocupado… y exhausto.
Cuando abrió el agua de la ducha, bufó por segunda vez. ¿En qué estaba pensando?
¿Mantener a Price en su casa? Ni en el infierno. A ella no le importaba cuan bueno fuese en la
cama. Nick Price era un hombre peligroso, y lo mantendría en estrecha vigilancia. ¿A quién le
importaba de todas maneras cuan bueno era en el sexo de mentira?

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ULLO
O 0066

Cuando Melody entró en el despacho de su agencia, no necesitó leer la señal, pues John se
levantó y dijo:
—Invadieron tu despacho —para saber que Nick Price había estado allí, cuando el edificio
estaba vacío. Su olor no solo llenaba la entrada, sino su oficina. Siguiendo el rastro de Price de un
lado a otro, rápidamente encontró los cuatro dispositivos electrónicos que había repartido por
varios sitios de los despachos.
—¿Qué es lo que deberíamos hacer?
Melody parpadeó moviendo la cabeza. La mayoría de los hombres lobo de la Manada
raramente se comunicaban mentalmente en la forma humana. Por alguna razón era más difícil y
tenía que ver con el hecho de que podían hablar como los humanos y sus cerebros querían usar las
cuerdas vocales, según los hombres lobo científicos que habían estudiado el asunto. Aun así, era
una buena idea hablar en privado con alguien.
Mirando fijamente a John, enfocó sus pensamientos y se concentró.
—Nada. Si los destruimos, él sabrá que los hemos encontrado. En este momento, piensa que
somos una panda de idiotas. Y no quiero que piense lo contrario. Necesitamos mantenerle
ocupado, hasta que el contacto de mi padre consiga que regrese a Washington.
John le sonrió.
—Tú eres la jefa.
Melody movió la cabeza. Bueno entonces, conversación normal, con algún chisme local para
mantener a Price entretenido.
—¿Alguna cosa nueva John? —le preguntó, encaminándose a su mesa.
Ella dejó la puerta abierta. Una vez que Nick Price se cansara de escuchar los cotilleos de la
ciudad que ella y John comentarían durante la próxima hora, seguramente estaría tan aburrido
que entraría en el despacho con alguna disculpa de falta de coherencia en los archivos de Jake
Fields solo para ver lo que estaban haciendo. Melody sonrió. Acabar con la paciencia de un
fantasma cabeza dura de los idiotas de la CIA, que pensaba que no sabía lo que él estaba
haciendo, podía ser divertido.
John levantó un montón de archivos.
—Nada nuevo. Como siempre, tenemos una tonelada de papeleos que hacer.
Melody arrugó la nariz. Mierda, eso era un gran montón de archivos. ¿En verdad habían dejado
eso de lado durante tanto tiempo? Considerando lo lejos que estaban de una gran ciudad, se
asombraba de cuantos negocios había.
—Odio la burocracia.
La carcajada de John la rodeó.
—Qué lástima. Pero tiene que hacerse. Sigo diciendo que contrates a un secretario. Hay mucho
más trabajo para los investigadores aquí en el interior de lo que imaginé. Y debería estar semi-
retirado, ya sabes.
Melody bufó.

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—¿Tú? ¿Retirarte? El infierno se congelará primero —tras un rápido guiño a su colega de


trabajo, cambió de asunto. Era hora de empezar a entretener a Price.
—¿Cómo está Penny? ¿Se encuentra mejor hoy?
Penny era la perrita irlandesa preñada del vecino de John, pero Price no sabía eso.
John comprendió inmediatamente.
—Está bien, creo. Se muestra muy valiente conmigo. A la única persona que deja que se le
acerque ahora es a Frank.
—Penny es suya, sabes. No sé porqué no puedes dejarla tranquila, y no sé porqué Martha
tolera que deambules tras Penny. Debería darte con una sartén, por tener que compartirte.
John rió.
— Y todo porque Penny tiene el cabello rojo. ¿Has visto una cosa tan suave y sedosa en toda tu
vida?
—Tú y los cabellos rojos. Un día de estos te vas a meter en un gran problema, y Martha te
expulsará con el rabo entre las piernas.
—Bueno, Melody tu sabes que mi Martha me ama. Ella no puede vivir sin mí.
Mordiéndose el interior del carrillo para evitar reírse, Melody respiró a fondo y dijo:
—Continúa diciéndote eso a ti mismo, John. No digas luego que no te lo advertí.
—¿A propósito cómo van los gemelos de Wallace?
—¿Esos dos? Como siempre metiéndose en problemas. Todo el mundo pensó que la varicela
los haría contenerse un poco, pero huyeron de la habitación, cogieron las bicicletas e intentaron
atravesar ese barranco detrás de su casa. Se acabaron estrellando en la valla de la vieja señora
Deigen y tirando por el suelo toda la ropa limpia tendida.
Melody rió.
—La vieja señora Deigen, ¿eh? Esos muchachos están en grandes problemas.
—Sí —dijo John, cuando cogió la pipa del cajón y la golpeó contra la palma de su mano.
—Ella los agarró a cada uno de una oreja y los llevó hasta la oficina del sheriff. Folk dijo que la
mirada de su madre cuando los llevó de regreso a casa podría intimidar hasta a un escuadrón de
Rangers —terminó John cuando puso tabaco en la pipa, lo encendió se lo puso entre los labios y
sopló.
Melody hizo un gesto.
—¿Pensaba que le dijiste a Martha que habías dejado de fumar esa cosa maloliente? Lo vas a
lamentar cuando descubra que no es verdad.
Soplando, él sonrió cuando dijo.
—Pero ella no lo descubrirá, a menos que tú se lo digas.
La puerta se abrió antes de que Melody pudiera responder, tuvo que controlarse para no
echarse a reír en la cara de Nick Price. Parecía que no había podido aguantar los cotilleos locales
más de unos minutos.
—Buenos días señor Price, ¿Qué podemos hacer por usted? —preguntó Melody, desviando la
mirada al torso de él… maldición, pero es que era musculoso y examinaba su rostro. A diferencia
del día anterior, cuando vio a Nick por primera vez, Melody no estaba cansada. Estaba
completamente despierta, y sus sentidos totalmente alerta. La mirada de ella viajó desde los

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labios y la fuerte mandíbula, firme e inmóvil, que formaba una línea apretada, examinó sus ojos
color chocolate, y casi se cayó al suelo, cuando su alma de lobo rugió con plenitud.
¡Mío! ¡Él es mío, mío! ¡Mi pareja! ¡Mi compañero! ¡Él es mi compañero!
Jadeando para recuperar la respiración, Melody se dobló y agarró el borde del escritorio de
John para impedir caer o saltar a los brazos de Price.
—¡Melody! —John se quejó cuando saltó a su lado —¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien? —él le
colocó una mano en el costado y con la otra la sujetó por el hombro.
—Yo… Yo… —con su ayuda ella se irguió. Tenía los nudillos blancos de agarrarse al borde de la
mesa, luchaba para controlar al lobo furioso en su interior… el lobo que quería lanzarse sobre el
duro cuerpo de Price.
Momentáneamente sorprendido por la inesperada acción de Melody, Nick simplemente la
observó cuando se dobló, preguntándose si la explosiva masturbación de ese día tendría algo que
ver con eso. Cuando su compañero se puso a su lado, sin embargo, frunció el ceño. Tal vez
estuviese enferma.
—¿Puedo hacer algo por usted? ¿Quiere agua? ¿Debería llamar al médico, al 911 o algo así?
Cuando ella lo miró a la cara, lo fulminó con una mirada salvaje, y los ojos con motas doradas.
Nick dio un paso atrás. Dios, eso sí que era una mirada misteriosa. Luego ceñudo pensó, los ojos
de ella eran claros, azules, estaba totalmente seguro de ello. ¿De dónde habían salido esas
manchas doradas? ¿Qué diablos estaba pasando?
Inclinando la cabeza de forma que su largo cabello, casi blanco de lo rubio que era, le cayese
hacia adelante cubriéndole el rostro, respiró profundamente y luego expiró.
—No es nada señor Price… —suspiró ahogadamente —No es necesario. Estoy bien.
Nick se acercó más. Tenía que conseguir mirarla a los ojos —No parece que se encuentre bien.
¿Le duele un costado? Podría ser apendicitis.
Ella negó, respiró profundamente y se enderezó.
— Puedo asegurarle, señor Price que no tengo apendicitis —su mirada fija en sus ojos azules
era un desafío y una advertencia.
Nick dio otro paso atrás. ¿Desafío? ¿Advertencia? ¿Qué diablos pasaba? Las preguntas y
sospechas rondaban su mente, Nick la volvió a mirar fijamente.
Haciendo un gesto, ella desvió la mirada volviendo a respirar. La expresión en su rostro se
volvió completamente en blanco y la mirada en sus ojos indescifrable. Ella lo miró a los ojos
nuevamente.
—¿Qué podemos hacer por usted, señor Price?
Buscando cualquier señal de debilidad que pudiera explotar, Nick la observó.
—Tengo algunas preguntas sobre el archivo que usted me dio.
La mirada de ella abandonó la suya.
—Hable con John. Es su caso —girándose dio unos pasos largos hasta su despacho y cerró la
puerta firmemente tras ella.
—¿Qué es lo que quiere saber? —Preguntó su ayudante —Pensé que todo lo que había estaba
perfectamente claro.

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Nick desvió la mirada a la puerta de la oficina de Melody y dirigió su atención a John Stevens.
Mientras con la mitad de su mente escuchaba lo que el ayudante de Gray le decía, la otra mitad
estaba bloqueada por las acciones de Melody Gray. Esa mirada de perplejidad y sorpresa en sus
ojos había sido real. ¿Qué la había causado? Ella estaba escondiendo algo sobre Hurley, que no le
había dicho. Estaba seguro de ello.

En su despacho, Melody se dejó caer en la silla mirando la pared. Su alma estaba


enfrentándose contra ella, tenía que recuperar el control ya. De todos sus hermanos, era la más
fuerte. Había sido la primera en realizar la transformación de su forma lobo a humana, y la
primera de sus hermanos y hermana en dominar y mantener la forma humana tanto como
quisiera. Su padre no había estado de acuerdo con que montase su propia agencia de detectives
lejos de su protección, pero se mantuvo firme, había gritado y gruñido con él, e hizo lo que quiso.
Hasta este día su vida había sido maravillosa.
Ahora, sin embargo, un hombre la había puesto patas arriba.
Una lágrima le cayó por la mejilla y la apartó.
¿Aparearse con Nick Price? ¿Un humano? ¿Un maldito fantasma de la CIA que perseguía a su
hermano era su compañero, la otra mitad de su alma? ¿Qué demonios estaba pasando? ¡Esto no
debería de pasar! Oh, sabía que algún día, preferiblemente dentro de muchos años, encontraría al
hombre que debería ser su compañero. ¿Pero hoy? ¿Un humano? Ella no estaba preparada. ¿Qué
había hecho para merecer este destino?
Cuando otra lágrima le cayó por la mejilla Melody resopló y luego gruñó. ¡Nick Price era el
hombre que quería encerrar a su hermano de por vida! ¿Cómo podía ser su compañero?

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O 0077

—Sigo diciendo que deberías irte a casa —dijo John mientras sujetaba la puerta del Big Kate,
taberna de caballeros y salón de baile, el bar-restaurante favorito de muchos de los habitantes de
la ciudad.
—Has tenido un buen sobresalto.
—¿Y qué voy a hacer allí? —Preguntó Melody al entrar en el bar —¿Sentarme y mirar
fijamente las paredes? ¿Darme una carrera? Si hiciera eso, Drake aparecería, entonces tendría que
tratar con otro macho que no quiero. No gracias. Me apetece una cerveza… algunas cervezas.
Sentándose en un taburete al final de la barra, llamó la atención del camarero levantando dos
dedos, mirando de reojo a su ayudante.
—¿También quieres una cerveza, verdad?
El fornido camarero se acercó llevando dos mojadas botellas de largo cuello marrón en su
mano.
En cuanto las puso frente a ella, Melody cogió una, la abrió y bebió la cerveza helada.
Dejando la botella vacía a un lado dijo:
—Dame otra.
—Supongo que no quieres un vaso —murmuró el camarero levantando una ceja a John.
El socio de Melody se encogió de hombros.
—¿Un día difícil en el trabajo? —preguntó el hombre grande al tiempo que colocaba otra
cerveza delante de Melody.
—No quiero hablar sobre eso, Bart —respondió ella acercándose la botella helada. Esta vez,
simplemente bebió la cerveza. Rodó la silla mirando a su compañero y al camarero de reojo,
cuando fingía observar fijamente dos hombres que jugaban al billar.
Nuevamente el camarero hizo un gesto con las cejas a John.
Este movió la cabeza y dijo:
—He quedado aquí con Martha para comer.
—¿Quieres una mesa?
—Preferimos quedarnos aquí en la barra, Bart.
—Está bien. ¿Aquí a la derecha?
El socio de Melody se puso en pie, apoyó un brazo en la barra y negó con la cabeza.
—Aquí está bien —le dijo dando un trago a la cerveza —¿Has ido a pescar últimamente?
Limpiando la barra con un paño blanco, Bart negó:
—No, no tuve tiempo. Pensaba ir este domingo. ¿Quieres venir?
Ignorando la conversación que ahora no era sobre ella, Bart y John podían estar hablando
sobre pesca durante horas y horas, Melody se bajó del taburete yéndose a la mesa de billar. Una
vez allí apoyó la cadera contra la barra y continuó dando tragos a la botella, mientras se esforzaba
en concentrarse en el juego. El lobo en su alma no la dejaba en paz.
¡Mi compañero! Ve ahora. Aparéate con él. ¡Ya!

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Ella bebió más cerveza. Maldición, su mitad animal era insistente. Una vez que su mitad lobo se
empeñaba en algo, era como un perro con un hueso.
El gruñido interior por comparar a un lobo con un perro, un animal que renunció a su libertad y
se había unido a los humanos, causó un estremecimiento en los labios de Melody, pero su sonrisa
no duró mucho. Tras otro trago de cerveza se apartó el pelo de la cara. ¡Maldición! Ella no estaba
preparada para aparearse, ¿verdad? ¿Y por qué con un humano, especialmente con uno tan
arrogante como Nick Price? ¿Si ni siquiera le gustaba, verdad?
El recuerdo de Nick cuando entró por primera vez en su oficina regresó a su mente, su
hermoso y oscuro rostro, su cabeza ligeramente rapada, los pantalones de camuflaje, una camisa
ajustada sobre su pecho largo y los bíceps bien desarrollados. Sin embargo, aunque los pantalones
de camuflaje eran holgados, mostraron un bonito trasero cuando se fue de la oficina.
El sonido de una bola golpeando a otra y las risas masculinas la sacaron de sus pensamientos.
Parpadeando, se encontró mirando detenidamente el rostro del dueño del supermercado local.
—¿Una partida, Melody? Ben no es rival, se rompió un dedo retirando las bujías de su viejo
camión.
Concentrándose en el aroma reconfortante de la comida que llegaba desde la cocina, del
picante olor de la cerveza que consumía, y los familiares olores del bar, Melody comenzó a
relajarse. Empujó al lobo gruñón a la parte trasera de su mente, cerrando con fuerza la puerta de
sus pensamientos sobre Nick, se giró hacia el hombre alto que la había desafiado y sonrió.
—De acuerdo, Dan. —Eso me dará otra cosa en la que pensar. —Tú las golpeas. Yo las meto —
agarrando el taco de billar lo movió entre los dedos, giró el cuello y los hombros durante unos
segundos mientras se acercaba a un lado de la mesa, y golpeó la bola contra el colorido triangulo
de bolas al otro lado de la mesa. Estas rodaron en todas direcciones cuando la bola las golpeó.
No se coló ninguna en la tronera.
Dan sonrió.
—Tu juego es malo Melody. Esta noche tal vez te gane.
Melody hizo un gesto con la cabeza.
—No tienes oportunidad Dan, me das pena y he decidido darte ventaja.
Cuando la risa masculina resonó en el bar, Melody se relajó. Toda la gente de allí eran amigos.
Yendo al otro lado de la mesa. Dan consiguió meter la bola dos y después la cinco, pero no lo
hizo con la seis.
Melody sonrió.
—Mi turno otra vez. ¿Estás preparado para aprender, Dan?
Él agitó la cabeza con pesar.
—Hazlo mal, Melody.
Melody sonrió más ampliamente.
—Planeo hacer mi mejor juego —con un golpe rápido de muñeca las diez bolas rodaron a los
agujeros en los lados de la mesa, seguidas rápidamente por la trece y la nueve.
—Parece que tienes problemas, Dan —dijo Ben desde su silla, cuando Melody metió la bola
once —Ella está caliente esta noche.

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Cuando Melody se preparó para golpear la bola ocho en el lateral, un atrayente olor flotó por
el lugar envolviéndola.
Su alma de lobo, la puerta cerrada de su mente.
¡Mío! ¡Mío! ¡Mío!
Golpeó la bola y falló. Él golpeó la bola cuatro y la metió en un lateral.
¡Maldición! Enderezándose luchó para controlarse todo lo que pudo para ignorar al hombre
que estaba sentado en un taburete del bar. ¿Por qué Nick Price tenía que aparecer justo cuando
había conseguido apartarlo en un lugar diminuto de su mente donde él no podía atosigarla?
Dan gritó:
—Gracias Mel —alineándose tiró metiendo otra de sus bolas en la tronera.
Dando la espalda a Nick, Melody miró hacia arriba intentado controlar firmemente a su lobo
interior. Ella no era una perra en celo que movía la cola para que su compañero la persiguiera.
Se puso rígida, incluso más cuando sus ojos se abrieron. ¿Su compañero? Los nudillos se le
pusieron blancos de lo fuerte que agarraba el taco de billar. ¿Su compañero? ¿Ella lo llamaba así?
¿Incluso para sí misma?
—Melody.
Giró su atención a la mesa de billar.
—¡Qué!
—Deja de soñar despierta, pequeña. Dan ha fallado. Es tu turno —gritó Ben.
Tras un breve, y ella esperaba que desapercibido temblor, Melody examinó la mesa y asintió
ante la fácil tirada que tenía. Todo lo que debía hacer era golpear la bola blanca doce metiéndola
en el agujero central. Aun así le llevó un momento alinear el tiro. Perder sería muy vergonzoso.
Concentrándose, ignoró el murmullo y los olores de la gente del bar… hasta que alguien se
detuvo tras ella.
—Aquí querida, déjame ayudarte con esto —inclinándose contra su espalda, colocó la mano en
el taco.
La frustración sexual masculina la golpeó de lleno. ¡Otro no!
—Kenny, apártate antes de que te haga arrepentirte de estar vivo —le gruñó.
El cálido aliento le acarició ambos lados del cuello, cuando él rió y le susurró en el oído.
—Vamos, Melody querida. Sabes que no puedes resistirte a mí. Además, eres mía. Ningún otro
Were por aquí es lo suficientemente bueno para ti. —Él restregó sus partes íntimas contra su
trasero —Vamos a algún lugar donde podamos estar solos.
—Te va a doler —moviéndose a un lado, Melody echó el taco de billar hacia atrás. Cuando
golpeó en las pelotas de Kenny, él gritó, colocándose las manos sobre su virilidad doblándose de
dolor. Cuando su cabeza bajó, Melody levantó el taco dándole de lleno en la barbilla. Quitándose
una mano de la bragueta para sujetarse la barbilla, aulló de nuevo y cayó de rodillas.
Girando el taco en las manos, Melody dijo:
—Te advertí que me dejaras en paz, Kenny.
—¡Tú… perra… puta! ¡Vas a pagar… por esto! —Kenny resopló luchando por levantarse.
Cuando sus tres amigos vestidos de cuero y cadenas se acercaron a Melody, el sonido de una
escopeta eliminó las jadeantes maldiciones de Kenny.

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—¿Qué problema hay aquí? —preguntó una nueva voz.


Apartándose de los cuatro hombres ante ella, Melody encaró al sheriff.
—Kenny me estaba acosando y me defendí.
El hombre alto empujó su sombrero para atrás y miró a Dan y a Ben.
Ambos se encogieron de hombros.
—Él se puso tras ella cuando estaba preparándose para jugar —dijo Ben —luego se restregó
contra ella. Yo habría hecho lo mismo que Melody.
Con un gesto de desaprobación el sheriff miró fijamente a Kenny.
—Te advertí que dejaras a Melody en paz. Ella no tiene ningún interés en ti, Kenny. ¿Cómo
puedes ser tan estúpido?
El joven rubio luchó por levantarse.
—¡Yo la quiero! Ningún otro de por aquí es lo suficientemente fuerte para apa…
Bart disparó de nuevo la escopeta, cuando el sheriff avanzó agarrando a Kenny por las solapas
de su chaqueta de cuero. Él detuvo abruptamente lo que estaba a punto de decir.
—Cállate Kenny y sal de aquí antes de que te detenga por alterar el orden.
Murmurando una maldición el joven hombre se liberó del sheriff.
Enfrentándose a Melody le dijo:
—Vas a lamentarlo, perra.
El sheriff le agarró del brazo y lo empujó hacia la puerta.
—Vete ya, antes de que incluya amenazas y daños corporales a la lista.
Todavía gruñendo y seguido de sus camaradas, Kenny fue dando tumbos por el bar y salió por
la puerta.
Moviendo la cabeza, el sheriff habló con Bart.
—Puedes poner la escopeta en su lugar, y mejor si no la cargas.
Girándose hacia Melody preguntó:
—¿Te encuentras bien?
Ella asintió.
—Sí, lo estoy.
—Kenny no va a dejar pasar esta humillación pública, Melody. Es mejor que tengas cuidado y
me llames si tienes cualquier problema —añadió el sheriff tranquilamente.
Apartándose el cabello hacia atrás ella asintió.
—Puedo encargarme de Kenny. No tienes que preocuparte por mí.
—Es por Kenny por quien me preocupo —respondió el sheriff con una sonrisa —no quiero
tener que enfrentarme a su madre, si la próxima vez lo castras.
La tensión que rodeaba a Melody se aflojó con el comentario del sheriff. Todo el mundo en la
ciudad había observado los constantes intentos de Kenny de cortejar a Melody desde que llegó
hace cuatro años, sin embargo ella le había dejado bien claro en más de una ocasión que no
estaba interesada. Hasta hoy, sus intentos habían sido relativamente amables.

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Melody suspiró, tal vez había exagerado, pero sus emociones estaban en una montaña rusa,
desde que examinó los ojos de Nick Price de cerca el otro día. En ese estado, ningún hombre o
mujer lobo podía controlar completamente sus reacciones.
Desgraciadamente, la mayor parte de la ciudad sabía que ella y Kenny eran lobos.
—¿Estás segura de que te encuentras bien, Melody? Pareces muy cansada.
Melody sonrió débilmente.
—Estoy bien sheriff, se lo aseguro.
Él miró a John de reojo, y este a su vez hizo un ligero movimiento de cabeza.
Melody apretó los dientes. Si no hubiese humanos allí, les daría a sus hermanos lobos: John,
Bart y el sheriff… una terrible reprimenda, y tal vez unos mordiscos bien dados. No necesitaba que
ellos actuaran como si fueran sus padres. Sinceramente, si no los conociese bien, juraría que su
padre les había ordenado cuidar de ella.
Esa sospecha comenzó a dar vueltas en su mente, los miró de reojo y dijo:
—Escuchar todos, mi padre no os habrá…
Fue interrumpida por otra voz que causó que su lobo vibrara de placer.
—¿Quiere jugar otra partida, señorita Gray? —En pie al otro lado de la mesa, Nick Price
sujetaba una tiza —Yo juego primero.

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O 0088

Antes de que pudiera responder, Nick se dio la vuelta, juntó las bolas, colocó la otra y dio un
golpe seco. Cuando el sonido reverberó en el lugar, pequeñas partículas sólidas de polvo saltaron
en torno a la mesa.
No entró ninguna bola.
Durante un momento ella miró fijamente la mesa. Luego suspirando mentalmente, cedió a su
lobo interior. ¿Qué mal podía hacer una partida de billar?
—¿Está seguro de que sabe jugar a esto? —le preguntó inclinándose sobre la mesa, golpeando
y metiendo una bola rayada en una tronera.
—Dedíquese a meter las bolas en sus lugares —respondió Nick —Puedo encargarme de esto.
Ella le mostró una sonrisa de superioridad cuando metió otra bola.
—Eso lo veremos.
Dándole la espalda, Nick se paseó por el bar, soltó un billete de diez dólares y levantó dos
dedos.
—Ella va a acabar contigo, sabes —dijo el camarero cuando entregó las cervezas a Nick.
Gruñendo en reconocimiento, Nick se volvió y procesó el comentario del camarero en su
mente. Aparentemente, podía estar comentando sobre el dominio del billar por parte de Melody.
Aunque, también podía estar refiriéndose a cualquier otra cosa. Nick llegó al bar, antes del
problema con el joven punk llamado Kenny. Ella había girado el taco en sus manos
inconscientemente. A juzgar por su habilidad, o había jugado mucho en la universidad, o había
recibido entrenamiento en artes marciales. De ninguna manera, Nick podía imaginarse a Melody
Gray utilizando bates. Su intuición había sido correcta, cuando incapacitó a Kenny con dos
movimientos del taco. Había sido certera, sin movimientos inútiles.
Nick estaba impresionado.
Colocando la cerveza de Melody en una mesa, bebió de la suya y se dirigió a la mesa, viendo
como metía una bola tras otra. Deteniéndose frente a él, se inclinó sobre la mesa para hacer la
jugada un poco más difícil.
Mientras bebía, Nick dejó que su mirada recorriera sus largas piernas. Al principio pensó que
ella era demasiado alta y delgada para su gusto, pero la forma en cómo los vaqueros ceñían su
trasero era buena, muy buena.
—Continúa mirando fijamente el trasero de Melody y vas a tener un agujero en tus pantalones,
hombre de la CIA —dijo el camarero en voz alta, justo en el momento en que Melody se preparaba
para tirar.
Mientras Nick maldecía en voz baja por compartir esa información, el taco de Melody no
consiguió dar a la bola que salió recta.
Nick le dio una botella.
—Te he pedido una cerveza.
Tras echarle una mirada al camarero que debería de haberlo congelado en el lugar, cogió la
botella de la mano de Nick.
—Tu turno —girándose se fue al otro lado de la mesa.

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Sonriendo por dentro, cuando ella abría la botella y daba un largo trago, Nick miró las bolas de
color. No había nada como el alcohol para soltar la lengua de las personas.
Apuntando, Nick tiró a la bola cuatro. No consiguió acertar, pero golpeó la bola siete, que saltó
al otro lado de la mesa entrando por un lateral.
Su oponente bufó.
— Si me dices que querías hacer eso, entonces yo soy una novata de Houston.
Atrapando la mirada de ella con la suya, Nick sonrió.
—Eso es parte de mi plan para tranquilizarte y complacerte.
Ella se puso rígida y dilató las fosas nasales.
Nick parpadeó.
En la sombra, los ojos de ella parecían tener destellos dorados.
Entonces, ella rompió el contacto y bebió más cerveza.
Nick falló el siguiente tiro.
Cuando Melody dejó la cerveza y se preparó para tirar, Nick se volvió para observar al resto del
bar. Unas mujeres se habían unido al sheriff y al socio de Melody, sus esposas seguramente.
Los cuatro lo miraban a él.
Dándoles la espalda, Nick empezó a hacer conjeturas. Obviamente, las personas de esta
ciudad, por lo menos algunas de ellas, eran muy protectoras con Melody Gray, algo que él no
había previsto. Miró con disimulo alrededor. El camarero tenía la misma mirada de evaluación en
sus ojos, cuando se recostó en la barra y lo miró detenidamente. Antes, cuando cogió la vieja
escopeta la sangre de Nick se heló. No tenía duda que estaba cargada y el camarero la habría
usado.
Cuando Nick se concentró en el cabello sobre el cuello de Melody. La tensión en el bar que
originariamente había atribuido al incidente de Melody con Kenny, no se había disipado. Al
contrario se estaba volviendo más espesa. ¿Por qué?
Sin entender nada, Nick dio otro trago obligando a su cuerpo tenso a que se relajara, o por lo
menos… a parecer relajado. El sheriff sabía porque se encontraba en la ciudad. Nick había estado
en su oficina para explicar su presencia después de visitar la oficina de Melody Gray. Los
representantes de la ley local no se mostraban muy felices con la presencia de los federales, y Nick
siempre les comunicaba que estaba en la ciudad y porque. Él conseguía mucha más cooperación
de esa manera. El sheriff en particular se había mostrado amable. Hasta le había mostrado donde
estaba el despacho de Melody. Naturalmente, Nick se lo agradeció, aunque no le dijo que ya la
había conocido. Pero, en ese momento, no pensaba que estaría en esta ciudad más tiempo del
que había estado en otras en las que había seguido a Jake Hurley.
—¿Sigues jugando o qué?
Nick desvió su atención a Melody. Estaba recostada contra la mesa, llevando una cerveza en
una mano y girando el taco con la otra.
Ella debía de haber fallado otra tirada.
Miró a la mesa. Habían desaparecido todas las bolas listadas y la mayor parte de las lisas. La
bola negra ocho todavía estaba en la mesa, así como la roja tres y la amarilla uno.
—Has estado tocando mis bolas, ¿eh? —comento él con una voz que solo ella pudo oír.

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Por un momento se quedó con la boca abierta. Entonces el rubor subió por su cuello hasta las
mejillas.
Sonriendo se giró y estudió la mesa, o por lo menos fingió estudiarla. Entornando los ojos
estudió al resto de la gente y a los protectores de ella. Las dos parejas no le miraban tan
atentamente como la vez anterior, estaban ocupados pidiendo algo al camarero y el dueño del bar
estaba sirviendo a dos nuevos protectores que estaban sentados al otro lado del bar.
Aunque la tensión todavía permanecía.
—No te preocupes por Bart —dijo Melody con voz suave —Perro ladrador poco mordedor.
—No intentes hacerme creer que esa escopeta no está cargada, o que no la hubiera utilizado—
respondió Nick suavemente mientras fingía pensar la próxima jugada.
Su risa le recorrió la columna.
—Está cargada con perdigones de sal, y apenas tiene suficiente para un disparo. Haría poco
daño.
Nick resopló, por primera vez en mucho tiempo, no confiaba en su voz. ¿Por qué era tan
fascinante esa mujer a la que no encontró atractiva la primera vez que la vio? ¿Por qué se estaba
volviendo tan deseable ahora?
—Sabes, si enfilas la bola tres por este lado y la dejas rodar hasta el fondo, la metes en un
lateral.
Nick le frunció el ceño.
—Es fácil para ti decirlo.
—Ven aquí, te lo demostraré —agarrándolo de la muñeca lo arrastró al otro lado de la mesa —
Mira, colócate aquí.
Antes de que Nick tuviera oportunidad de decir nada, ello le hizo inclinarse sobre la mesa
mientras se colocaba a su espalda pasando los brazos a su alrededor y sus manos sujetando el taco
de billar.
Los pechos de ella estaban recostados contra su espalda, sus caderas y muslos tocaban su
trasero. El perfume sutilmente dulce de ella le rodeó, dando a sus sentidos la promesa ¿de qué?
Su polla se contrajo, tenía dificultad para concentrarse en las bolas sobre la mesa, cuando las
dos bolas entre sus piernas comenzaron a hormiguearle.
La suave respiración de ella le acarició la oreja.
—Solo empújala y da una estocada hacia delante —le susurró ella roncamente.
¡Estocada! Aquella palabra en particular trajo imágenes a su mente que no quiso reconocer.
Con el sudor recorriéndole la frente, Nick asintió. La bola tres fue al lugar que ella dijo.
El sonido de murmullos en el bar lo alcanzó. Sonaba como si el camarero del bar no estuviera
muy contento con las instrucciones de Melody.
—Es muy bueno tenerte así sobre mi espalda —murmuró Nick —Pero pensar en los perdigones
de sal de la escopeta del camarero acertando en mi trasero, no me hace mucha ilusión.
—¡Oh! —Enderezándose dio un paso atrás —¡Lo siento mucho! —agarrando su cerveza, la
vació de un trago. Entonces lo miró durante un momento, sus ojos alargándose.
—Si me disculpas, vengo en un momento —girando los talones, desapareció en dirección al
servicio de mujeres.

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Soltando una respiración profunda, Nick bebió el resto de la cerveza y levantó el envase vacio.
Una más, solo una más y estaba seguro de que podría descubrir lo que ella no le había contado
sobre Hurley.
Cuando Melody llegó al servicio de mujeres, se dejó caer contra la puerta. Sin moverse.
—Solo un minuto —una voz femenina habló.
—¡Mierda! —sin pensarlo dos veces, Melody entró en el servicio masculino y cerró la puerta
tras ella. Como era bastante pronto, Bart no tenía muchos clientes todavía, el servicio de hombres
estaba vacío y limpio. Poniendo las manos en el lavabo se miró en el espejo.
¡Compañero! ¡Compañero! ¡Compañero! —gritó su alma.
—¡Oh cállate la boca!
Se sujetó el pelo con una mano mirándose en el espejo. ¿Qué iba a hacer? ¿Ceder? ¿Aparearse
con Nick Price? Su reflejo le sonrió feliz. ¿Y si él no me quiere? Dijo en voz alta. ¡Dios, es humano!
Suspirando, bajó la mirada al suelo. Maldición, necesitaba hablar con alguien que no viviera en
esta ciudad, alguien en quien confiara completamente. Levantando la cabeza, miró al espejo. Solo
existía una persona en quien confiaba más que en sí misma. Tomando el teléfono móvil del bolso,
marcó un número.
Al otro lado, el teléfono sonó una vez, dos, cinco veces, ocho…
Melody parpadeó.
—Vamos, cógelo, te necesito.
—¿Si? Melody, ¿Eres tú?
Melody sintió como si tuviera un peso enorme en los hombros. Lanzando lágrimas de alivio,
tragó una vez.
—Belle, tenía miedo de que no estuvieses.
—¿Mel, qué pasa? ¿Por qué se oye tan mal? Estos teléfonos deberían ser de última
generación.
—Estoy en el servicio de hombres en el bar.
—¿Servicio de hombres? ¿Por qué extraña razón estás allí?
—Oh, Belle no sé lo que hacer.
La voz de su hermana sonó preocupada.
—Mel ¿Qué ha pasado? ¿Debo llamar a papá?
—¡No! ¡A papá no! Él no puede ayudarme.
—¿Entonces, qué es lo que va mal?
—Belle, creo que he encontrado a mi compañero.
La voz que le respondió era exultante.
—¡Mel! Eso es maravilloso, ¿Quién es?
Melody no intentó esconder la tristeza e incertidumbre en su voz.
—No, no es maravilloso. Él es humano. Y lo que es peor, es el agente de la CIA que va tras
Garth. Oh Belle ¿Qué hago?

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O 0099

Al otro lado del teléfono, Belle miró fijamente la pared.


—El destino está ciertamente jugando con nuestra familia —murmuró para sí misma.
Primero habían perdido a su madre, lo que hizo que su padre se convirtiera en un solitario
durante años, hasta que había encontrado a Moira. Antes de que ella aceptase, su hermano
Kearnan había tenido que esposar a su compañera Serena a la cama, y el propio Alex tuvo que
superar sus prejuicios sobre el hecho de que su madre fuera una loba y no un Were. Garth y su
compañera Eileen habían sido separados durante años porque sus padres tenían los mismos
prejuicios y habían forzado a Eileen a casarse con un macho que le pegaba antes de que ella y
Garth pudiesen estar juntos. El lobo interno de Melody había ahora escogido a un humano que
quería encerrar a Garth en una celda y tirar la llave. Maldición, su familia había tenido su parte de
problemas y tribulaciones, antes de encontrar a sus compañeros. Era mejor hacer como Brendan,
cavar un agujero y esconderse por el resto de su vida, se dijo para sí misma, de esta manera, la
montaña rusa del destino volvería su pelo ceniza en blanco.
Sobre el alfeizar soleado, Callie levantó la cabeza. Vive tu vida día a día.
Belle miró de reojo a la gata.
—Eso es fácil de decir para ti —murmuró —tú eres una gata.
Callie lamió una pata blanca con su lengua rosa. La vida no es fácil. La vida no es dura. La vida
es de la manera que es. Levantándose, la gata se estiró y saltó a suelo. No sé lo que es la filosofía,
pero sé lo que es vivir. Come, duerme, emparéjate. Eso es todo. Eso es suficiente.
La voz triste de Melody se deslizó en la oreja de Belle.
—¿Qué dices? Belle, ¿Estás aún ahí? ¿Con quién hablas? ¿Qué es lo que voy a hacer?
Suspirando, Belle volvió su atención a su hermana.
—Callie dice come, duerme, emparéjate. Tal vez debas seguir su consejo.
—¿Consejo de una gata? ¿Mi vida se está rompiendo y tú estás hablando con tu gata?
Mientras Belle miraba a su gata pasear por el suelo hasta la cocina, se concentró en su
hermana. Melody era una de las mujeres más poderosas que conocía. Ella nunca había sido así de
insegura sobre nada. Incluso cuando su madre había muerto, Melody reunió su fuerza de
voluntad, guió a su hermana y hermanos y apartaron a su padre de seguir a su madre por los
caminos de la luna. Después de entrar en el mundo humano, Melody siempre había estado allí
para Belle, no importaba cual fuese el problema. Esta debía ser la primera vez en sus vidas que
Melody no sabía lo que hacer.
Belle se mordió el labio. Melody era una mujer fuerte, y siempre había confiado en sus
instintos antes. No era que no supiese lo que hacer. Ella no quería hacer esto.
—Mel, tú tienes confianza en ti misma. Nosotros somos más lobos que humanos. Confía en la
loba de tu alma. Ella sabe lo que estás haciendo. No habría escogido a ese hombre si él no lo
mereciese.
—Eso es fácil de decir para ti. Tú te enamoraste de un hombre lobo. ¡Este tipo es humano!
¿Cómo piensas que reaccionará cuando me quede toda peluda, especialmente cuando está
cazando a Garth para encerrarlo y que el gobierno pueda diseccionarlo?

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Belle se concentró en una única palabra. ¿Amor? ¿Tú lo amas? —hizo una mueca al escuchar
—¡Oh joder! —y soltó el teléfono de su oreja.
Al otro lado de la línea, Melody empujó el teléfono lejos de su oreja y miró su mentón caído.
Entonces gritó.
—¿Amarlo? ¿Estás loca? ¡Casi no lo conozco! ¡Sólo he hablado con él tres veces!
Y te masturbaste mientras él miraba, además de derretirte prácticamente sobre él hace quince
minutos. Tus pezones aún están duros —dijo su conciencia en tono astuto —aparéate ahora —
continuó su alma de mujer lobo.
—Esto no es amor, es lujuria —murmuró mientras colocaba de nuevo el teléfono en su oreja.
—¿Qué dices sobre lujuria? —preguntó su hermana.
—Nada. Has entendido mal.
—Lo dudo. La lujuria fue la primera cosa que vino a mi mente la primera vez que vi a Alex.
—¡Pero Nick es humano! —repitió Melody.
—Y Moira también —respondió Belle —y mira lo feliz que son ella y papá. Además, el
intercambio de sangre realzará sus habilidades e instintos naturales lo suficiente para aguantar
cualquier cosa que hagas.
—Es negro.
—¿A quién le importa eso? Solo intentas buscar excusas. Alex y Serena son nativos americanos
—argumentó Belle.
—¿Y qué pasa con que intenta cazar a Garth?
—Una vez que tu compañero tenga tu sangre —la risa de Belle sonó por el teléfono —él será
un were casi igual que Garth. No pienso que quiera ser un estudio científico.
Tu compañero. Tragando en seco, Melody pestañeó para apartar una lágrima. Incluso a ella sus
excusas le sonaban patéticas.
—¿Y si él no me quiere?
Al principio hubo un silencio. Después la voz de Belle rugió por el teléfono.
—¿No quererte? ¿Estás de broma? Diablos Melody, ¿Qué es lo que está mal contigo? Eres la
que tiene mayor confianza en sí misma de la familia. Escúchate. Te estás lamentando como un
niño abandonado en la lluvia.
—No lo estoy.
—¿Entonces cómo llamarías a esto?
Melody se miró fijamente en el espejo ¿Qué había de malo en ella? ¿Por qué estaba dudando
de sí misma, de su loba interna? Maldición, estaba actuando como una de aquellas insípidas y
estúpidas heroínas de un libro de romance. La porción de su alma que era loba pura, nunca se
había equivocado. De alguna manera, de algún modo, Nick Pierce era su compañero, le gustase a
ella o no, le gustase a él o no.
Miró fijamente su rostro pálido en el espejo. Que así fuese.
—¿Te vas a quedar ahí toda la noche? —Un golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.
Reorganizando sus pensamientos, Melody se concentró en el teléfono una vez más.
—Belle, tengo que irme. Gracias por escucharme. Has sido de gran ayuda.

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Antes de que su hermana pudiese responder, Melody colgó el teléfono.


Su mirada se posó en la máquina de preservativos de la pared.
Se mordió los labios.
Compañero, compañero, compañero —gruñó su alma.
—Parece que voy a tener que volver a tomar té de acónito de nuevo o me quedaré
embarazada la próxima vez que esté en celo —murmuró mientras buscaba en el bolso algunos
centavos.
El hombre del corredor tropezó hacia atrás por la sorpresa cuando Melody salió del baño de
hombres.
—Disculpe, pero yo realmente necesitaba usar el baño —sonrió con los hombros erguidos.
Pasando frente al hombre, volvió al bar.
Nick estaba inclinado contra la barra de roble. Cuando lo abordó, le mostró una jarra de
cerveza.
Cogió la cerveza y la dejó en el bar. Entonces le quitó la suya a Nick y la puso también en la
barra.
—Ponlas en mi cuenta Bart —cogiéndolo por la muñeca, intentó empujarlo a la parte de atrás
—Vamos.
—Cuando compro bebida para una mujer estoy acostumbrado a que ella se la beba —él no se
movió.
—Ya he tenido suficiente y tengo algo más que decirte —continuó Melody desesperada.
Esto le interesó como había supuesto.
—¿Qué?
—Fuera de aquí si no te importa —continuó —¿Por favor?
Por un momento la miró fijamente. Entonces movió la cabeza.
—Bien. Imagino que es sobre el caso en el que estoy trabajando.
Melody movió la cabeza. Esta vez cuando lo empujó, la siguió.
—¿Por qué por la puerta de atrás?
—A veces Steve piensa que es mi padre.
—¿Steve?
—El Sheriff —Ella apuntó en dirección a la mesa en la que dos matrimonios de mediana edad
estaban disfrutando de la comida.
Empujando de nuevo a Nick por el corredor que llevaba a los baños, Melody pasó por ellos y
empujó la puerta del final del corredor saliendo a la calle. En cuanto Nick estuvo fuera, cerró la
puerta.
La luz era débil, sin embargo los hombres lobo veían mejor que los humanos en la oscuridad.
No tuvo ninguna dificultad en ver la anticipación en el rostro de Nick. Tuvo el presentimiento que
estaba anticipando algo completamente diferente de lo que iba a conseguir.
—Entonces lo que quieres…

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Melody no le dio la oportunidad de terminar. Empujándolo contra la pared moldeó su cuerpo


contra él, envolvió los brazos alrededor de su cuello y lo besó… larga, lenta y completamente.
Deslizó la lengua alrededor de sus labios y cuando abrió la boca, se rió por lo bajo.
A pesar de estar tenso no luchó contra ella.
¡Mío! el lobo en su alma aulló de felicidad.
Cuando deslizó la lengua en su boca sintió el pene endurecerse contra el muslo. Sin embargo
no cayó directamente en sus brazos.
Envolviendo los brazos alrededor de Melody, separó su lengua y la empujó.
—¿Qué diablos estás haciendo?
Melody miró fijamente su rostro. Solo era una pulgada más alto que ella, por lo que mirarlo a
los ojos no era un problema. Maldición, debía de tener un gran control para separarse de aquel
beso. Por dentro, ella estaba agitada y derritiéndose como gelatina.
—Te estoy besando —dijo finalmente, ligeramente perturbada y con voz jadeante —¿Sabes lo
que es besar, verdad? ¿O te has pasado toda tu vida adulta persiguiendo personas?
—¿Por qué? —dijo ignorando su comentario.
Estirando el labio inferior, Melody forzó un suspiro y sopló algunos mechones de cabello fuera
de la cara. Mierda, era terco.
—Porque eres el hombre más sensual que he conocido. ¿Por qué luchar con la atracción?
Cuando sonrió y lamió el labio superior con la punta de la lengua, Nick sintió que su pene ya
duro se endurecía más. Tener aquella lengua en él…
Sus bolas se apretaron.
Luchó contra el deseo de envolverla en sus brazos.
—¿Por qué? —preguntó nuevamente.
—Te acabo de decir el porqué.
—No, ¿Por qué la atracción? Ciertamente no estaba ahí el primer día que entré en tu oficina.
El lento encogimiento de hombros levantó sus pechos antes de dejarlos caer. En la oscuridad él
podía ver sus pezones contra la camisa.
—Creo que me has conquistado —ya que la mitad inferior de su cuerpo estaba aún contra él,
rozó su muslo contra el duro pene —Creo que te he conquistado también.
—Escucha —Nick movió la cabeza.
—¿Puedes parar de analizar esta atracción y divertirte? —inclinó el rostro hacia él, deslizó la
lengua por sus labios y rozó las caderas contra el muslo y el dolorido pene.
—¡Joder! —se puso rígido y respiró profundamente.
Olvidando la regla, un día irrompible de nunca enrollarse con alguien que estuviese
investigando, Nick cedió a los impulsos que sentía cada vez que veía a Melody Gray. Rodeándola,
la empujó contra la puerta y atacó su boca.
Ella contraatacó apuñalando la lengua en su boca y chupándosela.
Sus dientes batieron. Sus lenguas lucharon por el control.
Él cogió los pechos de ella y los apretó.
Ella se estremeció y envolvió una pierna alrededor del muslo de él.

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Gimiendo, Nick abrió más la boca haciendo que su lengua danzase con la suya. Su polla estaba
más dura de lo que había estado nunca y sus bolas quemaban. Nunca había querido nada tanto
como enterrarse en aquella mujer lo antes posible.
De alguna manera Melody deslizó la mano entre ellos, algo que no pensó que fuese posible,
considerando lo cerca que estaban sus cuerpos, abrió sus vaqueros y deslizó la mano por el frontal
de sus pantalones, agarró el pene y lo dejó libre, con solo su caliente mano rodeándolo y
acariciándole la cabeza.
—Me vas a hacer gozar demasiado pronto —gimió Nick en su boca.
—Sácatelos. Sácate los malditos vaqueros —exigió ella contra su boca mientras bajaba la
pierna y empujaba los pantalones. La parte superior de su pene se movió libre —¡Está muy duro!
—murmuró contra su boca —Necesito tu polla.
Con mucha más fuerza de la que él pensó que podía tener una mujer, ella lo giró de forma que
su espalda estuviese contra la pared, se puso de rodillas, empujó sus pantalones y calzoncillos
hasta sus tobillos y lo chupó.
—Oh Cristo —gimió él. Abrió las piernas y se movió contra la pared golpeando con los puños.
La lengua de ella era mágica, el calor de su boca lo derretía mientras chupaba y mordisqueaba.
Empujó las caderas hacia adelante y ella lo chupó de nuevo.
Deslizó el pene en lo más profundo de su boca a medida que ella chupaba. Suavemente pasó
los dientes por el pene mientras lo deslizaba hacia dentro y hacia fuera. La presión afilada hizo que
los músculos de su estómago se moviesen. Ella chupó la polla y sustituyó los dientes por la lengua.
Nick gimió y enterró los dedos en su cabello.
Cuando ella deslizó la lengua a su alrededor, acarició sus bolas y las cogió con la mano.
Era demasiado. Tuvo la necesidad de enterrarse dentro de ella.
Agarrando sus hombros, Nick apartó la boca de su pene, deslizó las manos bajo los brazos de
ella, y se giró, de manera que su espalda estuviese contra la pared.
—Ropas. Fuera. Ahora.
Él no esperó a que ella se desnudase. Empujando la camisa encima de sus pechos, abrió el
sujetador por delante, se curvó y pellizcó un tenso pezón, entonces lo chupó.
Cuando pellizcó el pezón, Melody golpeó el puño contra la pared. ¡Oh dioses, nunca había
deseado tanto un hombre!
Ella abrió los botones de sus vaqueros, rompiendo algunos en el proceso. Empujando los
vaqueros hacia abajo por sus caderas, le agarró nuevamente el pene.
Cuando deslizó la mano entre los muslos de Melody, se arqueó contra él al ver que sus dedos
se deslizaban dentro de ella. Se sentía reducida a polvo.
—Cristo, estás mojada.
Acurrucándose en su cuello, Melody le pellizcó el lóbulo de la oreja.
—Te quiero dentro de mí. Ahora.
—¡No tanto como yo quiero estar dentro de ti! —el frotó el pene contra la parte interna del
muslo.
—Preservativo —jadeó ella —¡En mi bolso!

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Solo le llevó un momento inclinarse, coger el envoltorio de plástico de su bolso, abrirlo y


ponerle el preservativo.
—Ahora nena. Ahora estoy preparado para ti —él respiró en su oreja mientras enterraba el
rostro en su cuello.
Melody abrió más las piernas y entonces maldijo de frustración al ver que los vaqueros se le
habían enredado alrededor de sus tobillos, impidiéndole levantar las piernas para envolverlas
alrededor de las caderas de él.
Era el inconveniente de usar botas.
Sus vaqueros no eran un impedimento. Agarrándola por el trasero, Nick la levantó contra la
pared y, usando sus rodillas para abrirla tanto como pudo, la bajó sobre su dura polla.
Rodeándole el cuello con los brazos, Melody sollozó cuando sus músculos internos se estiraron
para acomodar su grueso pene. Se estremeció cuando la levantó y la empaló nuevamente.
Apretando sus músculos internos, movió las caderas mientras le pellizcaba el hombro.
—Sí, oh sí. Más duro. Más duro.
La levantó y la penetró.
El trasero de ella se frotó contra la madera de la pared.
No le importó.
Con el cuerpo apretado contra ella, Nick continuó moviendo las caderas introduciendo su pene
en ella tan profundamente como podía.
—Diablos nena, tu coño está caliente y mojado. Eso, apriétame. Mueve las caderas. Eso
mismo, más rápido.
El olor a sexo los cercó y la mujer lobo en el alma de Melody aulló de placer. Mordió el otro
hombro y lo apretó más fuerte.
—Más hondo. Más duro —gimió.
Sus dedos se deslizaron hacia abajo, hasta el trasero de él.
Cuando la presión se hizo más fuerte, sus pezones se endurecieron en el aire fresco. Los
músculos de su abdomen se estremecieron.
—Ahora. ¡Oh ahora! —sollozó Melody.
La luz relampagueó tras sus ojos.
Nick movió las caderas y la penetró repetidas veces. No estaba siendo suave, pero como ella
continuaba mordiendo su cuello y hombros, comprendió rápidamente que le gustaba el sexo duro.
A él no le importó. Sus bolas en llamas estaban apretadas contra su cuerpo y su polla estaba
preparada para explotar. Ella se estaba retorciendo contra él, con su caliente y apretado coño
apretando la polla más firmemente de lo que cualquier mujer hubiese hecho.
Quería prolongar su placer y el de ella, pero su cuerpo se negaba a cooperar. No podía
contenerse. Cuando Melody gritó: ¡ahora!, la penetró una última vez. Su gemido hizo eco con el
grito de ella cuando un volcán de calor estalló por su pene. Un rugido llenó sus orejas y sus rodillas
temblaron. Enterrando el cuello en ella, se vio forzado a inclinarse sobre Melody para no caerse.
Cristo, ninguna mujer lo había afectado así.

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CCAAPPÍÍTTU
ULLO
O 1100

Melody respiró profundamente varias veces. Una vez que su corazón dejó de intentar salir de
su pecho, jadeó.
—Déjame bajar.
Después de una respiración profunda Nick se apartó de ella y sacó las manos de su trasero
cuando estuvo seguro de que las piernas de ella la sostendrían.
Ella posó las manos contra su pecho y pasó las puntas de sus dedos por él.
—Creo que deberíamos volver a mi cabaña.
—Mi habitación del hotel está más cerca —murmuró Nick, entornando los ojos cuando sonrió.
Le cogió la nalga y se la apretó.
—Humm. Oh sí. —ella mordió su cuello.
—Nunca me imaginé que mordieras —su mano apretó la nalga de ella.
—¿No te gusta? —ella arrastró la lengua por el lugar que acababa de morder. Mumm, él tenía
un buen sabor.
—Me gusta —gruñó. Le produjo escalofríos moviéndose de arriba abajo por su columna.
—Vamos —Melody deslizó la mano bajo el brazo de él.
Alejándose de ella, se metió el pene en los vaqueros.
Cuando ella se arregló sus propios vaqueros, Melody se rio.
—¿Está apretada?
—Lo suficientemente apretada. ¿Estás preparada? —le devolvió la sonrisa y le extendió la
mano.
Colocando el sujetador sobre sus tiernos pechos, Melody lo sujetó, puso la camisa en su lugar y
deslizó la mano en la de él.
—Más de lo que piensas —la loba en su alma prácticamente estaba gruñendo de satisfacción y
la sonrisa que le dio en la oscuridad hizo que los músculos de su estómago se apretasen de nuevo.
Se estremeció.
—¿Frío?
—Anticipación —movió la cabeza.
La carcajada ronca de él dejó su alma de lobo aullando por tener sexo allí mismo, en la calle,
nuevamente.
Melody controló el deseo. Una vez por la noche, contra la pared áspera de madera era
suficiente, especialmente cuando una confortable cama estaba cerca.
En el callejón, una sombra oscura asomó contra el brillo de las luces del tejado del porche del
bar.
—¡Tú, puta perra! ¡Puedo olerlo en cada parte de ti! ¡Tú eres mía!
El gruñido de Melody resonó fuera del callejón. El olor de su atacante era inconfundible.
—¿Cuándo te va a entrar en esa cabeza dura que no pertenezco a nadie Kenny?
—¡Si yo no puedo tenerte no serás de nadie! —el brillo de un cuchillo se reflejó en un rayo de
luz perdido.

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Cuando Melody se movió hacia adelante, Nick intentó al mismo tiempo empujarla tras él y
avanzar para defenderla. Su movimiento le hizo perder el equilibrio y ambos cayeron.
Colocando el cuchillo hacia abajo, Kenny saltó en dirección a ellos. Su aullido sobrenatural
rompió la paz relativa de la calle cuando cortó un músculo.
Nick gruñó cuando la sangre salió del corte profundo en el interior de su muslo.
—Hijo de puta —gritó cuando se desenredó de Melody y avanzó. Su puño dio en el mentón de
Kenny y el otro hombre voló hacia atrás.
—Maldición Nick, para de moverte. Estás sangrando —gruñó Melody mientras se ponía
delante de él.
—¡Vuelve antes de que te apuñale a ti también!— le ordenó Nick mientras contenía la herida e
intentaba levantarse. Sabía que estaba sangrando demasiado a juzgar por el líquido caliente y
pegajoso que se escurría entre sus dedos. El hijo de puta debía de haberle cortado una arteria.
Intentó agarrar a Melody con su mano libre, pero ella lo evadió.
Mientras el caliente líquido corría por su pierna, tropezó. Reuniendo fuerza, se movió tras
Melody. Nuevamente tropezó y cayó de rodillas.
—Diablos, esto es peor de lo que pensé —murmuró. Movió su mano libre hacia el tobillo en lo
que le pareció una eternidad y cogió el revólver escondido bajo sus vaqueros. Con la vista borrosa
consiguió agarrarlo en su tercer intento y sacarlo de la funda. Levantándolo pestañeó para fijar la
vista, movió la cabeza y pestañeó nuevamente. Su mano tembló y maldijo. No podía disparar
contra Kenny con Melody tan cerca. No podía garantizar su puntería. Solo había una cosa que
pudiese hacer. Apuntando con el arma al lado opuesto de la pared disparó. La explosión hizo eco
en el callejón.
Cuando la pistola cayó de su mano, se desmoronó contra un cubo de basura. El disparo había
hecho el suficiente ruido para despertar a los muertos y ellos estaban en el callejón próximo al
restaurante donde estaba cenando el sheriff. Él no iba a ignorar lo que había oído. Si Melody se
pudiese apartar de aquel cuchillo y aguantar un momento…
Una vez más Nick pestañeó para aclarar la vista y maldijo silenciosamente. Estaba perdiendo
sangre muy rápidamente. Melody y su atacante no eran más que una niebla blanca y marrón
frente a él.
Pestañeó e intentó concentrarse en la pelea que no acertaba a ver.
En algún lugar cercano un perro gruñó.
Cuando se inclinó contra el bidón de basura, Nick gruñó. El ladrido de un perro. Bien. Era una
ciudad pequeña, las personas se acercaban cuando ladraba un perro.
Entonces otro disparo agitó el silencio de la noche y la oscuridad lo envolvió.
Cuando el sonido del primer disparo explotó alrededor de ellos, Melody le sacó a Kenny el
cuchillo de la mano mientras él se congelaba momentáneamente. El cuchillo voló por el aire y se
deslizó lejos, en la oscuridad.
—Bien cretino, ahora lucha justamente.
Sin molestarse en sacarse la ropa, Melody cambió. La niebla blanca plateada se movió a su
alrededor cuando la ropa cayó al suelo. Segundos más tarde, un lobo blanco gruñó y saltó en
dirección a Kenny.

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Después de tropezar por el ataque de Melody, su oponente también se había transformado.


Sin embargo él había cambiado enredándose con su ropa humana. Cuando los dientes de Melody
le hicieron un corte profundo, gruñó de dolor.
Mostrando los dientes, Melody saltó lejos de Kenny y se giró para volver a atacar. ¡Había
atacado a su compañero! ¡Iba a morir!
No obstante, antes de poder aproximarse a él, otro disparo quebró el silencio de la noche y
cerca de ella una bala dio en el suelo y rebotó en la pared exterior del restaurante.
¡Transfórmate de nuevo Melody! —le ordenó el sheriff en voz baja —¡Ahora! Antes de que
ningún humano te vea. ¡Es una orden! Tu también Kenny.
Gruñendo de disgusto, Melody tuvo que aceptar. El sheriff era el alfa de la manada y ella debía
obedecerlo.
—¿Qué diablos está pasando? —gruñó el sheriff una vez que ellos volvieron a su forma
humana.
Ambos quisieron hablar al mismo tiempo.
—Ella folló con otro…
—Él lo apuñaló…
—¿Puñal? ¿Quién ha sido apuñalado?
Mientras se ponía la ropa Melody se congeló. Nick estaba extrañamente quieto.
—¡Nick! —Medio vestida saltó de vuelta a la oscuridad.
Cuando Melody lo encontró, el corazón pareció salirle de la garganta.
Estaba sentado en un charco de su propia sangre, un charco que estaba aumentando
lentamente.
Mientras buscaba su herida, las otras dos voces de los hombres la seguían en la oscuridad.
—Ella folló con un humano, sheriff. ¡Ella es mi compañera y folló con un humano! —Gruñó
Kenny —¡Él merece morir!
Su agudo oído notó el sonido de pasos rápidos y de un cuerpo siendo lanzado contra una pared
sólida.
—¿Morir? —El sheriff gruñó —¿Lo has matado? ¿Has matado a un agente de la CIA? ¡Cretino
hijo de puta! Has puesto a toda la manada en peligro. Debería meterte una bala en la cabeza
ahora mismo.
El sonido de la escopeta de Bart siendo preparada sonó en la oscuridad del callejón. Él debía de
haber llegado por la puerta de atrás. Su voz era baja y mortal.
—Solo salga de mi camino, sheriff. Me ocuparé de eso por usted.
Cuando ella deslizó la mano por el muslo de Nick, movió su mano de lado. La sangre manó
contra su palma.
—Sheriff, envíe a buscar al doctor. Nick está perdiendo sangre por la femoral.
—Ya está de camino. Envié a Dan a llamarlo antes de venir. Mantén la mano en la herida
Melody, es lo mejor que podemos hacer hasta que llegue el médico. Y tu Kenny, si él muere, tú
también mueres. Has comprometido la seguridad de la manada. Esta ciudad podría acabar llena de
agentes federales. Todos los Weres tendrían que marcharse.

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—¡No me importa! ¡Es mi compañera! ¡Mía! ¡Ningún otro puede tenerla! ¡Ni were ni humano!
Los mataré a todos primero —la respiración jadeante de Kenny quebró el silencio.
—Está loco sheriff. Mejor librarlo de su miseria —dijo Bart.
Melody notó el suspiro del sheriff mientras apretaba con ambas manos la herida de Nick.
—Aunque quisiese, Bart, no puedo. Tiene derecho a defenderse delante de la manada y ellos
tienen derecho a decidir. Lo encerraré hasta que podamos reunirnos.
—¿Me necesitan? —una nueva voz se unió a la del sheriff.
—Por aquí Cail. Nick está sangrando hasta casi morir —Melody no le dio al sheriff la
oportunidad de responder.
—Kenny apuñaló al agente de la CIA —continuó el sheriff —Melody dice que la herida parece
grave. Después de encerrar a Kenny, me acercaré a la clínica para ver cómo va, doctor.
Un rayo dividió el cielo y retumbó un trueno.
—Paren de hablar, ¡Maldición Cail, ven aquí!
Segundos más tarde el doctor estaba arrodillado a su lado.
Bart llevó la escopeta de vuelta al edificio y volvió con una linterna grande, colocándola en la
herida de Nick.
—Cristo, esto es malo —murmuró el doctor —Melody, mantén la presión en la herida mientras
le hago un torniquete alrededor del muslo. No puedo hacer nada más aquí —cuando los primeros
auxilios fueron aplicados, miró a Melody de reojo —Es mejor que te termines de vestir, antes de
que Ben y Dan lleguen aquí con la camilla. Los necesito concentrados en llevar a este tipo a la
clínica y no en mirar tus pechos.
Otro rayo iluminó el callejón. Un nuevo trueno sonó en el cielo.
Melody sacó los ojos del rostro pálido de Nick.
—¿Qué? —Sus desnudos y pálidos pechos, manchados de sangre, brillaban con la luz de la
linterna —Oh sí. Es verdad. —levantándose encontró su camisa y se la pasó por encima de la
cabeza y la bajó hasta cubrirse los pechos. Estaba metiendo el sujetador en un bolsillo del
pantalón cuando los dos humanos llegaron con una camilla. Cuando la pusieron al lado de Nick,
Dan jadeó y se puso pálido con la vista de la sangre. Un nuevo flash brillante de un rayo iluminó el
cielo. Un nuevo trueno resonó. Una gota de lluvia gruesa cayó sobre el brazo de Melody.
—Justo lo que necesito —gruñó el doctor —la previsión del tiempo es de tempestad toda la
noche. No hay manera de pedir un helicóptero para que se lleve a este tipo, y dudo que esté lo
suficientemente estable para llevarlo en un vehículo —miró a los hombres con la camilla —
Maldición, Dan. Es mejor que no te desmayes. Has ayudado al carnicero lo suficiente para que la
visión de la sangre no te afecte.
—Pero no era sangre humana Doc —el sonido de Dan tragando en seco fue audible para todo
el mundo.
—Cristo, Bart, dale a Dan la linterna y ayuda a Ben a colocar a este tipo en la camilla.
Cayeron más gotas de lluvia.
—¿Qué tengo que hacer? —preguntó Melody.
—Solo quítate de en medio.
—Espera un momento, Cail. Nick es…

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 44
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—Maldición Melody. Eso puede esperar. ¡Si lo quieres vivo, ponte fuera de mi camino!
Tenemos que llevarlo a la clínica antes de que llueva más fuerte. Esta herida es lo suficientemente
grave. La última cosa que necesita es mojarse y coger una pulmonía.
Gruñendo, Melody dio un paso atrás. A su manera, el doctor era tan Alfa como el sheriff.
Dioses, la mayoría de las veces odiaba a los Alfas.
Cuando se llevaron a Nick la lluvia cayó más fuerte.

Media hora después, el doctor miró fijamente a su paciente y movió la cabeza.


—Esto es lo mejor que puedo hacer. He cosido la arteria lo mejor que he podido. Debe ser
suficiente hasta que pueda llevarlo a un hospital, pero necesita más sangre. —Movió la cabeza
hacia las bolsas casi vacías próximas a la cama de Nick —Es la última bolsa que tengo.
Melody paseaba de un lado a otro. ¡Nick podía morir!
Mío, aulló su alma. ¡Él es mío! ¡Ayúdalo!
Melody no vaciló. Si Nick se moría, ¿Cómo vivir sin él?
—Dale la mía.
El crujido de una tabla en la otra habitación fue más audible cuando el sheriff y el doctor
miraron fijamente a Melody.
—Me has oído —puso las manos en las caderas y los miró fijamente.
—Melody…
—No me vengas con Melody, Cail. Él es mi compañero. —sus fosas nasales se abrieron y se
inclinó hacia delante —Él tendría mi sangre de cualquier manera.
—Pero Melody…
—Tampoco le voy a escuchar a usted, sheriff.
El doctor se apartó de la cama y se paró frente a Melody.
Él encontró su mirada sin vacilar.
—Mel, él tiene que aceptarte a ti y a tu sangre con libertad. No puedes forzarlo.
Ella movió la cabeza. Su alma de mujer lobo estaba aullando con dolor y furia. ¡Sálvalo!
¡Sálvalo! ¡Sálvalo!
—No lo estoy forzando. Le estoy salvando la vida.
El doctor pasó los dedos por el cabello.
—No. —dijo Melody antes que él o el sheriff pudiesen decir nada. —Sé que ambos quieren los
mejor para mi, pero es Nick. Todos los dioses saben que he luchado contra este aparejamiento.
Por el amor de Dios, es humano y quiere entregar a mi hermano al gobierno. ¿De verdad pensáis
que quería que esto pasase?
Nadie respondió.
—Está hecho. Él es mi compañero. Vosotros sabéis lo que es eso. Si vuestras compañeras
estuviesen en la misma situación, vuestras almas se partirían si no pudieseis ayudarlas, y lo sabéis.
Ambos hombres suspiraron.

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Un largo temblor recorrió el cuerpo de Melody. Las lágrimas cayeron e intentó contenerlas.
Algunas escaparon y cayeron en sus mejillas.
—Cail, por favor, es mi compañero.
El doctor suspiró nuevamente y movió la cabeza.
—Ella tiene razón. —El sheriff levantó su sombrero negro de una silla —Ella no podrá vivir
consigo misma si no lo ayuda. —Se puso el sombrero en la cabeza, contrajo los labios y sonrió —
Además, cuando tenga un poco de su sangre, prácticamente será un were. No entregará a su
hermano al gobierno, no si él no quiere volverse un experimento.
Después de algunos segundos de mirar fijamente al rostro muy pálido de Nick, el doctor movió
la cabeza.
—Bien. Acuéstate en la cama cerca de él, Melody. Un poco de tu sangre será como si fuese
más del doble que la de un humano y su herida se curará lo suficiente para que no tenga que ir a
un hospital en cuanto la sangre were esté en su sistema. Añádele el hecho de que tu madre era
una loba pura, bien, vamos a observarlo cuidadosamente.
La tensión abandonó el cuerpo de Melody cuando sus músculos y su mente se relajaron. Con
su sangre Nick viviría.

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El sonido de la respiración de alguien sacó a Nick de la inconsciencia. Antes de que abriese los
ojos sabía que Melody estaba cerca, a su izquierda. Podía sentir su olor, o por lo menos la
fragancia de su perfume.
—¿Te has bañado en perfume? —murmuró mientras abría lentamente los ojos.
—¿Nick? —la alegría floreció en su voz.
Él parpadeó algunas veces y enfocó el rostro en Melody cuando se inclinó sobre él. Su
fisonomía parecía de alguna manera más afilada, limpia, los ojos azules manchados de oro, piel de
marfil, suave, labios deseables. Su olor era casi irresistible, aunque, por alguna razón, más
atrayente que cualquier cosa que hubiese experimentado antes. Prefirió ignorarlo cuando recordó
la pelea en el callejón. Sangre, mucha sangre.
Había sido apuñadado… gravemente.
—¿Qué pasó con el sujeto que nos atacó?
—Está en prisión.
Gruñendo afirmativamente, Nick intentó tocar su herida y descubrió que sus muñecas estaban
amarradas con correas gruesas de cuero forradas en lana, sujetas en la cabecera de la cama.
—¿Qué diablos…?
—No dejabas tu herida en paz. Intentabas sacarte los puntos o empujar el IV(soporte para
medicar por vía intravenosa), entonces el doctor tuvo que amarrar tus muñecas con la correa.
Su respuesta tenía sentido, pero la miró enfadado. No le gustaba estar atado.
—Suéltame ahora. ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?
—Más o menos treinta y seis horas —la sonrisa de ella parecía iluminar la habitación.
Nick miró hacia abajo e intentó mover la pierna.
El dolor recompensó sus esfuerzos. No lo molestaba tanto como había esperado.
Miró a Melody nuevamente. Aún sonriente, estaba mirando fijamente su pecho. Entonces se
lamió los labios.
Sus pezones estaban erectos contra la camiseta roja.
La sonrisa de ella se amplió más mientras su mirada vagaba por el cuerpo de él de arriba abajo
y volvía a su pecho.
—Estás definitivamente roto.
En aquel momento Nick se dio cuenta de que estaba desnudo con excepción de la sábana que
lo cubría.
Oyó como respiraba más rápido cuando su pene se contrajo.
—Sabes —dijo mientras se inclinaba sobre él y pasaba un dedo por su pecho desnudo hasta su
hombro y después por el brazo hacia abajo hasta las muñecas atadas —mi hermano esposó a su
compañera en una cama. Apuesto a que el sexo fue fantástico.
Su pene hizo más que estremecerse. Empezó a formar una tienda de campaña entre sus
muslos. Él hizo lo posible para ignorarlo.
—Bien por ellos. Ahora suéltame.

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Ella pasó la mirada desde su pecho a su cara. Lamió los labios nuevamente.
—No.
Nick sintió arder sus fosas nasales. El olor picante, atrayente del deseo de ella lo envolvió.
La tienda de campaña entre sus muslos se movió.
—No creo que él quiera que te suelte —dijo en voz baja mientras pasaba un dedo por el pene
cubierto por la sábana.
Sentir el roce del suave algodón contra su piel lo atormentó tanto como su olor. Luchó por
mantener el control de su cuerpo y de la situación. Él usó el tono bajo y peligroso de voz que
normalmente reservaba para situaciones desesperadas.
—Melody. Déjame ir. Ahora.
Ella lo ignoró y su risa sirvió de aliciente al fuego que quemaba en su ingle. El fuego pasó a su
estómago cuando ella paró de frotar el pene por encima de la sábana y posó los dedos sobre su
abdomen apretado hacia su cintura, donde estaba la sábana. La cogió con un dedo y la arrastró
lentamente sobre su abdomen, su ingle, sus caderas y sus muslos.
El aire fresco alcanzó sus muslos, cuando su pene danzó libre, dolorido por su toque.
Ella lo ignoró.
Apretando los ojos le observó el rostro.
Ella se lamió los labios mientras recorría con la mirada cada parte de su cuerpo.
—Nunca he visto un color tan delicioso en un humano antes… como un rico caramelo oscuro.
¿Eres tan sabroso como parece?
Nick la miró. ¿Por qué no tenía control de esa situación? Estar atado no debía implicar una
diferencia. Ya había pasado antes.
—La otra noche debería de haber respondido a esa pregunta.
—Estaba muy ocupada sintiendo —su sonrisa era perezosa e indolente —para pensar en
saborear. —Arrastró los dedos por su estómago y pecho y los giró en torno al vello púbico, negro y
rizado —Tu cabello es tan suave —le miró el rostro —no te dolería dejar que crecieran algunos en
tu cabeza, lo sabes.
Como una mariposa pasando de flor en flor, los dedos delicados aterrizaron aquí y allá en el
pecho de él.
—Me gusta mi cabeza como es.
Los dedos de ella se deslizaron hasta su abdomen nuevamente.
Los músculos de su estómago se estremecieron mientras su pene empujaba nuevamente.
Riendo cogió la sábana y la puso en sus tobillos.
—Me gusta el pelo en tus piernas también. Especialmente aquí, en el interior de los muslos.
Cuando pasó los dedos en la parte interna de su muslo ileso, le rozó las bolas.
Estas hormiguearon y se apretaron.
—¡Maldición Melody!
—¿Si? —ella le sonrió nuevamente.
Las manos estaban tan apretadas que sus nudillos estaban blancos. Nick forzó las esposas que
lo ataban a la cama.

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No cedieron ni una pulgada.


—Suéltame —apretó los dientes.
Inclinándose sobre él, pasó las manos por su pecho, miró fijamente su rostro y dijo:
—No. —entonces, después de erguirse, se pasó la camisa por la cabeza.
Los pechos de marfil saltaron y sus pezones duros y rosados lo miraron fijamente.
Ella desabrochó sus vaqueros, se los sacó por las piernas juntamente con sus bragas y los tiró.
—Siempre me he preguntado cómo sería hacer el amor con alguien que estuviese atado —dijo
con un pequeño jadeo —¿Tú no?
La mirada de Nick estaba fija en la ingle de ella, en el vello sedoso, plateado y aterciopelado y
en los labios rojos bajo ellos. La fragancia del deseo sexual de ella era más fuerte ahora, más
atormentadora, hasta el punto que casi podía sentir su gusto. Olía a calor y pasión de primavera,
de un tiempo cuando el sexo era un desafío, una victoria y una derrota… todo al mismo tiempo.
En aquel momento, Nick dejó de intentar controlar los impulsos de su cuerpo. Solo Dios sabía
el porqué, pero la quería más de lo que había querido nunca a una mujer. El recuerdo del sexo en
el callejón solo aumentó su apetito por ella, no lo había dejado satisfecho. Necesitaba más, mucho
más.
El cabello plateado de ella cayó hacia delante y acarició sus muslos cuando se inclinó y chupó
su polla.
—¡Cristo! —un rayo de electricidad creció rápidamente en sus muslos y los músculos de su
estómago se apretaron.
La boca de ella era caliente y mojada, su lengua experimentada provocaba mientras bailaba
hacia abajo y alrededor de su erección.
Entonces levantó la cabeza y le dirigió una sonrisa traviesa.
—Tienes buen gusto… caliente, picante y masculino. Pero quiero hacer algo más que
saborearte. Quiero sentir tu gruesa polla dura profundamente dentro de mí, llenándome y
estirándome hasta que no sepa donde termino yo y empiezas tú.
Antes de que Nick pudiese decir nada, ella se arrastró por la cama y se sentó a horcajadas
sobre él.
Con las fosas nasales en llamas y los músculos de su estómago incluso más apretados, Nick la
miró cuando se bajó lentamente sobre su caliente, pulsante erección, vio como su pene oscuro
desaparecía en el cuerpo de marfil blanco. Sus sentidos giraron más alerta de lo que lo habían
hecho antes. Visión, olor, sonido, tacto, sabor… todos los sentidos eran más sensibles que antes.
Y a él le gustó.
Olvidándolo todo excepto lo mojada, lisa y caliente que estaba alrededor de su pene, Nick
cedió al placer físico.
—Eso mismo querida —gruñó cuando se levantó y se bajó varias veces, más rápido cada vez —
fóllate tu misma. Cabálgame… más duro.
Con la cabeza hacia atrás ella aceptó. Cogiendo sus pechos, apretó los pezones.
—Tócate los pezones, querida. Apriétalos más duramente.
Abriendo y cerrando los puños, Nick luchó por librarse cuando los músculos internos de
Melody se apretaron alrededor de su pene cuando bajaba y se soltaban cuando se levantaba. Pero

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las esposas estaban firmes y, aunque desease mucho tocarla no podía hacer nada más que
acariciar la piel lisa de sus mulos abiertos con las puntas de los dedos. Simplemente mirándola
mientras se acariciaba los pechos y se tocaba los pezones se sentía casi tan bien como si él mismo
lo hiciese.
—Vamos querida. Pellizca tus pezones. Sí, así.
Ella aceptó. Sus pezones se hincharon y endurecieron.
Los pezones de Nick empezaron a doler y los músculos de su estómago se pusieron rígidos
mientras la veía enterrarse en su pene.
—Vamos querida. Cabálgame más duro, más rápido.
Levantando los brazos encima de su cabeza, Melody se levantó, curvó su espalda, movió las
caderas y se hundió con fuerza sobre su polla.
Ignorando la puñalada rápida de dolor en su muslo, Nick gimió y levantó las caderas. Sus bolas
estaban quemando y su pene dolió más que antes.
—Más duro querida, más duro. ¡Cabálgame más duro!
Ella aceptó y bajó el brazo. Sus dedos encontraron el clítoris y lo frotó con el duro pene de él.
—Sí nena. Toca tu clítoris.
El modo en que los dedos de ella acariciaban y bailaban encima de los dos hizo que Nick
apretase los dientes. Verla tocarse lo hizo luchar más con las esposas. Quiso poner sus manos
entre los muslos de ella, con los dedos provocando su clítoris. Él gruñó profundamente en su
garganta, un sonido que nunca había hecho antes, pero no pensó sobre ello, no le importó que su
cuerpo no pareciera el mismo de antes. Todo en lo que podía concentrarse era en la mujer que
follaba su polla. Hasta el dolor en su pierna fue olvidado y todo su mundo fue el sentimiento que
se esparcía por su ingle. El sudor mojó su frente y su cuerpo se quedó suave mientras levantaba
las caderas. Un rayo de luz relampagueó detrás de sus ojos.
—Más rápido nena —repitió —cabálgame más rápido.
Con los brazos ahora cruzados encima de la cabeza, Melody hizo lo que le pedía. Apretando las
caderas de él con las suyas, se movía sobre su pene mientras movía nuevamente las caderas. El
pene de Nick, duro como una piedra, la estiraba y la llenaba profundamente cada vez que se
deslizaba sobre él.
—¡Oh dioses!
—Eso mismo nena. Estás lista y mojada. Goza para mí, querida. Goza para mí. —él empujaba
las caderas hacia arriba a medida que ella bajaba.
Otro gemido se escapó de Melody y se cogió los pechos nuevamente. Las fosas nasales
llamearon e inhaló el olor de deseo de él. Su respiración se quedó en la garganta, cuando los
músculos de sus brazos y hombros se hincharon al intentar librarse de las esposas de cuero que lo
ataban a la cama. Él apretó los dientes y empujó con más fuerza, pero las esposas estaban hechas
para asegurar incluso al más poderoso hombre lobo.
Nick Pierce estaba a su merced y esto era el afrodisiaco más potente que había experimentado.
Jadeante, con sus brazos aún intentando sacarse las esposas, él arqueó las caderas aún más.
—Vamos querida. Me has dejado caliente, muy caliente. Estoy preparado para gozar —empujó
el pene todo lo que pudo en el cuerpo de ella.

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Estremeciéndose mientras empujaba la polla en ella, Melody miró fijamente su rostro. El sudor
ponía gotas en su frente. Su oscura mirada de chocolate estaba fija en su ingle. Sus fosas nasales
ardieron. Rápidas respiraciones escapaban de la boca abierta. Él se lamió los labios.
Melody gimió. Oh, quería aquella lengua en su clítoris. Se levantó y rodó fuera de la cama.
—¿Qué diablos…? —el shock y la rabia sonaban en su voz.
Girándose, Melody movió la pierna sobre su torso.
—Quiero tu lengua —gimió. Entonces ella deslizó la lengua por el pene de él.
Mientras ella lo chupaba, posicionó su cuerpo para que pudiese alcanzar el clítoris con la
lengua. Lamió una vez, dos veces, y ella se estremeció. Entonces levantó la cabeza y chupó.
—Más —gimió alrededor de su pene —más.
La respiración caliente de él provocó su clítoris y su vagina. La lamió y la chupó.
—Tienes el gusto de la pasión caliente, salvaje —deslizó la lengua en su vagina y chupó más
fuerte.
Perdida en la pasión, Melody chupó el pene tan profundo como pudo, movió la lengua de
arriba abajo, mordisqueó la cabeza oscura y gozó con el gusto salado del pre-semen.
El lobo en su alma aulló de triunfo.
—Cabálgame querida —bajó la cabeza —cabálgame nuevamente.
Jadeando, dio a su pene una última, larga lamida, y se giró. Su coño estaba mojado y se deslizó
fácilmente sobre él.
Él movió las caderas.
Mientras disfrutaba de los sentimientos que recorrían su cuerpo, Melody notó el rápido flash
de dolor en los ojos de él.
¡Su muslo! Se había concentrado solamente en su placer, y olvidado completamente su herida.
Cerrando los ojos, aumentó el ritmo y se movió de arriba abajo más y más rápido. Aunque
quería prolongar su placer, no quería agravar su herida cuando se estaba curando tan bien.
—Oh dioses, ¡sí!
Pasando los dedos de su mano derecha sobre el vello púbico, frotó su clítoris con el dedo
medio, una vez, dos veces, tres veces… y explotó en éxtasis cuando sus músculos internos se
cerraron en torno a la polla dura como una piedra, enterrada profundamente.
Bajo ella, Nick se estremeció y aulló cuando alcanzó su propio orgasmo.
Temblorosa, Melody se derritió sobre el cuerpo de Nick. Suspirando anidó en su cuello. Por un
momento sus corazones latieron juntos y sus respiraciones volvieron a la normalidad.
Sintiéndose completa por primera vez en su vida, Melody se levantó un poco, puso los brazos
en el pecho de Nick y le miró el rostro.
La expresión de él era defensiva y cerrada cuando le devolvió la mirada.
Sonriente, ella lo besó en la boca.
Levantando la cabeza, miró el rostro de él nuevamente.
Antes que ella pudiese decir nada, un golpe fuerte se oyó en la habitación, seguido de una voz
igualmente alta.
—Melody, ¡abre la maldita puerta!
Levantándose de la cama, miró fijamente la puerta. Maldición, ¿por qué tenía que aparecer el
doctor ahora?

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Nick estaba acostado impotente en la cama cuando más golpes sonaron en torno a la
habitación y Melody empezó a vestirse. Cuando giró en dirección a la puerta él estalló.
—Cristo, Melody. Cúbreme.
Parándose en el camino, se dio la vuelta y lo miró inmutablemente.
Estaba desnudo en la cama, con su pene, ahora flácido, encima de sus bolas.
—Pareces lo suficientemente bueno para comer —ella sonrió —no te he probado lo suficiente.
—¡Melody!
—Diablos Nick —ella no escondió la exasperación en su voz —es un médico y ya te ha visto —a
pesar de esto, fue al lado de la cama y empujó la sábana hasta sus caderas —¿mejor? —también
apretó el botón y levantó la cama.
Nick bufó. Por lo menos no estaría acostado de espaldas mientras hablaba con el doctor.
Golpes más fuertes sonaron en la puerta.
—Voy, voy —dijo ella mientras se metía la camisa por la cabeza.
Cuando Nick vio sus nalgas moverse de un lado a otro mientras caminaba hacia la puerta,
movió la cabeza para sacar esa idea del pensamiento. ¿Qué diablos estaba haciendo con esa
mujer? Cristo, ella se estaba volviendo cada vez más atrayente. ¡Ridículo! No estaba interesado en
ninguna mujer, especialmente en una tan… flaca… ¿verdad?
Cuando alcanzó la puerta, la abrió y salió del camino cuando ésta se abrió con fuerza.
—Cristo, Melody —fue todo lo que dijo el doctor —Señor Price, siento mucho no haber estado
aquí cuando se despertó, pero he tenido una emergencia. ¿Cómo está? —se paró por un
momento con las fosas nasales ardiendo. Nadie podía dejar de sentir el olor a sexo que fluctuaba
en torno a la habitación.
Frustrado por la falta de control de la situación, Nick no escondió la rabia en su voz.
—Suéltame las esposas. ¡Ahora!
Las cejas del joven médico se levantaron y miró hacia Melody.
Ella sonrió y se encogió de hombros.
Nick no tuvo ninguna dificultad en oír la rápida maldición que el doctor murmuró mientras se
inclinaba sobre una muñeca y después sobre la otra.
—Lo siento mucho, Sr. Price. Usted seguía intentando sacarse los puntos al empujar el IV de su
mano.
—¿Qué IV? —Nick se frotó las muñecas.
—Se lo saqué antes de salir esta mañana. Ya no lo necesitaba —sentándose al lado de la cama,
el doctor levantó la sábana del muslo lesionado de Nick, cambió el vendaje y miró la herida. —
Bien, casi está curada.
—¿Casi curado? —Nick se inclinó al frente. Eso era imposible —Pensé que era grave.
—Lo era —levantándose el doctor movió la cabeza.
—Si fue tan serio, ¿qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué no me mandaron a otro hospital?

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—Tuvimos una tempestad después de que fuera apuñalado. No había modo de conseguir un
helicóptero y no quise moverlo en ambulancia por las carreteras de montaña con un corte tan
malo como el suyo. La arteria fue seccionada y estaba perdiendo mucha sangre.
—¿Cuánto?
—Se necesitaron transfundir tres cuartos para tener la certeza de que estaba fuera de peligro.
Cruzando los brazos sobre el pecho, Nick miró seriamente al doctor.
—No sabía que tenía aquí un banco de sangre.
—No lo tenemos. No tuve tiempo para ver cuál era su grupo sanguíneo por lo que tomé un
cuarto de cada uno de los hombre que le han traído aquí, ambos eran 0 positivo, y… Melody donó
un cuarto de su sangre.
Nick gruñó y miró a la mujer que lo confundía más que cualquier otra que hubiese encontrado.
De repente sus ojos se borraron y una niebla negra los cubrió. Cuando pestañeó se había ido.
—¿Qué está mal? —la voz del doctor sonaba preocupada.
—No, nada. —Nick puso su palma en la frente y pestañeó algunas veces.
Cogiendo un lápiz luminoso del bolsillo de su chaqueta blanca, el doctor examinó los ojos del
paciente y gruñó.
—Considerando que ha permanecido en coma día y medio y que perdió toda la sangre que
perdió, un poco de vértigo no estaría fuera de lugar.
—Quiero mis ropas.
—Las que vestía cuando lo trajeron aquí estaban cubiertas de sangre y tuvimos que cortarlas.
Le pedí al sheriff que fuese a su habitación del hotel para traerle alguna prenda. Mabel no dejaría
a nadie más entrar en la habitación sin permiso.
Nick no se molestó en esconder su disgusto, sin embargo tuvo que estar de acuerdo con el
razonamiento del doctor. No había dejado nada importante abandonado, pero tenía un fax
alquilado. No sabía qué tipo de informaciones habían llegado mientras estaba inconsciente. Y el
sheriff local era el tipo de oficial que verificaría cualquier fax. Esta era su jurisdicción y quería
descubrir lo que Nick estaba haciendo allí. Nick sabía, desde su primer encuentro, que el sheriff
era un hombre con experiencia que percibía que había más en la historia que él le había contado.
Si hubiese algún fax en la habitación del hotel, el sheriff lo leería. Nick habría hecho lo mismo si
estuviera en la posición del sheriff.
Cuando sintió el olor de otra persona en la clínica, nuevamente la niebla negra lo cegó. El sudor
apareció inesperadamente en su frente y su estómago se movió.
Tragó una y otra vez y controló la náusea súbita. La negrura tras sus ojos desapareció.
—Nick, ¿estás bien? —la voz de Melody atravesó su consciencia.
—¿Alguien necesita ropa? —oyó una nueva voz.
Abriendo los ojos, Nick vio al extraño que entró en la habitación medio desnudo y
comportándose de modo muy familiar alrededor de Melody. Nuevamente su estómago se agitó…
esta vez de rabia. Por lo menos la había visto desnuda. Si la tocaba nuevamente…
—¿Quién diablos eres? —gruñó Nick.
El desconocido de cabello ceniza se paró cerca mientras desaparecía su sonrisa.
—¡Nick! —exclamó Melody —éste es Brendan, mi hermano.

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En cuanto supo quién era el extraño, Nick vio la semejanza entre ellos y los cabellos rubios
plateados, a pesar de que los de Melody eran más claros. Sus músculos tensos se relajaron y se
maldijo por ello. ¿Por qué debía importarle quién era ese sujeto?
—¿Tú esposas mujeres a tu cama?
Las tres personas de la habitación le miraron sorprendidos por unos segundos, entonces el
hermano de Melody se empezó a reír repentinamente.
—No, ese es Kearnan. A diferencia de él, yo no tengo que esposar mujeres a mi cama. Ellas
están celestialmente felices de estar allí. —Le tiró la ropa en el regazo de Nick —El sheriff me pidió
que te trajese la ropa puesto que venía hacia aquí de todas formas. Él tuvo que acudir a un
accidente de tráfico —miró al médico de reojo —puede que tenga algunos clientes más en la
clínica, doctor.
El médico asintió con la cabeza pero no se fue. Por el contrario, los tres continuaron mirando
fijamente a Nick.
Nick devolvió la mirada y consideró lo que había sabido en los últimos minutos. Melody tenía
dos hermanos. En cuanto sospechó de Melody envió un fax a la sede solicitando información sobre
ella. Había encontrado muy poca, solo su oficina y trabajo actual… y el hecho de que su padre
poseía una de las compañías de perfumes más lucrativas del país. Ahora sabía que tenía dos
hermanos. Sin embargo, cuando llegó a la ciudad, buscó sobre Melody todo lo que pudo. Sabía
que no tenía parientes cerca. ¿Entonces, qué estaba haciendo aquí su hermano Brendan y por qué
había estado en su casa días atrás? ¿Una simple visita? ¿O pasaba algo más? ¿Siempre andaban
uno alrededor del otro desnudos? ¿Eran nudistas?
Nick se movió en la cama. Considerando que estaba desnudo a excepción de la sábana y con
tres personas que lo miraban fijamente, atacar sería su mejor apuesta. Intercambió una mirada
con el hermano de Melody.
—¿Qué diablos estás haciendo aquí?
—¿No se lo has explicado aún? —el otro hombre miró a su hermana.
—No he tenido oportunidad —Melody movió la cabeza.
El estómago de Nick se movió nuevamente.
—¿Decirme el qué? —nuevamente, a pesar de la desconfianza que crecía en su mente,
preguntó.
—Su transfusión… —empezó el doctor.
—Yo se lo diré —dijo Melody —es mi responsabilidad.
Con una sonrisa en el rostro, el hermano de Melody movió la cabeza en dirección a la ropa en
el regazo de Nick.
—Podrías querer vestirte.
Rehusando ser intimidado por la mirada superior del otro hombre, Nick apartó la sábana, se
levantó y se vistió. Si aquel bastardo de pelo color plata pensaba que Nick estaba intranquilo por
estar desnudo frente a ellos, iba a cambiar de opinión. En más de una oportunidad, había sido
forzado a dejar un lugar en diferentes etapas de desnudez. La modestia no significaba mucho
cuando la vida estaba en juego.
—Entonces —dijo mientras se pasaba la camisa por la cabeza —empieza a explicarte.

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—Es mejor que leas esto —el hermano de Melody le dio una hoja —el sheriff dijo que
probablemente querrías verlo inmediatamente.
Cogió el papel de la mano del otro hombre y leyó rápidamente el mensaje. Su tarea estaba
terminada. Solo eso. Podía tomar algunos días de vacaciones y mandar su informe a la sede a
finales del próximo mes.
Las manchas negras aparecieron tras sus ojos.
Él las envió lejos.
—¿Nick?
Arrugó el papel en su puño y miró a Melody.
—Tienes que explicarte, —miró al doctor —además de decirme cómo un corte que me dejó sin
al menos tres litros de sangre se curó en día y medio, de tal forma que parece solo un arañazo.
—¿Quieres sentarte? —Melody se mordió el labio.
—Estoy bien. Empieza a hablar —cruzó los brazos encima del pecho.
Ella miró primero a su hermano y después al doctor.
—¿Recuerdas por qué viniste aquí en primer lugar? ¿Estás buscando a Jake Hurley?
—Sé por qué estoy aquí.
—Bien —ella se mordió el labio —sé que lo estás cazando porque él es un hombre lobo.
Por unos minutos Nick solo la miró. ¿Cómo lo sabía? Su misión era un secreto de estado.
—Eso parece un cuento de hadas.
—A decir verdad no —una sonrisa nerviosa torció el borde de su boca. —Sabes, realmente lo
es.
Cuando Nick la miró fijamente el estómago se le revolvió de nuevo. Sombras negras danzaban
alrededor de sus ojos
—¿Es qué?
—Un hombre lobo. Y su nombre no es Jake Hurley. Es Garth. Garth Gray. Es mi hermano.
—¿El tipo que esposa mujeres a la cama? —Nick tuvo que decir algo.
—No. Eileen nunca lo permitiría.
—¿Eileen?
—Su compañera… er, esposa.
—Entonces —Nick se movió —si Jake Hurley es realmente un hombre lobo y también tu
hermano, eso hace de ti también una mujer lobo. ¿A quién estás intentando engañar? ¿Crees que
estoy loco?
—Desde que has recibido un cuarto de mi sangre…— ella movió la cabeza nuevamente.
—¿Soy también un hombre lobo? —Nick bufó.
—No exactamente. No puedes cambiar a forma de lobo, pero tus sentidos son mucho mejores
que antes. Puedes ver, oír, y especialmente oler mucho mejor. Estás más fuerte y puedes correr
más rápido y por más tiempo. Y te curas pronto. Por eso tu herida está mejor en tan poco tiempo.
Sonriendo maliciosamente, Nick miró a los otros dos hombres de la habitación.
—Si tú eres su hermano, esto te hace también un hombre lobo. ¿Y usted doctor? ¿También lo
es?

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 55
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Aun con una sonrisa de superioridad en los labios, el hermano de Melody dijo:
—Te dije que no lo creería. ¿Quieres mostrárselo o lo hago yo?
—Lo haré yo —dijo Melody después de un largo suspiro.
Mientras Nick miraba, una niebla plateada apareció alrededor de Melody y sus ropas cayeron
al suelo. Fina en un primer momento, la niebla se hizo más espesa, rodando más rápido. Entonces,
tan deprisa como se formó, desapareció. En lugar de Melody, encima de su ropa, estaba sentada
una loba blanca plateada.
Con el estómago revuelto Nick dio un paso atrás. Las manchas negras cada vez mayores
empezaron a bailar ante sus ojos. Rugidos agudos en sus orejas bloquearon cualquier otro sonido.
La niebla plateada apareció nuevamente. En un momento Melody apareció ante él…
completamente vestida.
Nick cogió el respaldo de una silla para apoyarse.
—Ese ha sido un buen truco.
—Yo puedo hacerlo también si quieres. Así como el doctor, con excepción de las ropas —dijo el
hermano de Melody con voz persuasiva. Se volvió hacia su hermana y continuó —estoy
impresionado Mel. Pensé que papá era el único de la familia que podía transformarse dentro y
fuera de la ropa.
—He practicado —fue la respuesta de ella. Entonces giró hacia él —Nick, ¿Estás bien?
Sus voces parecían proceder de una gran distancia.
Con el corazón acelerándose en el pecho, Nick intentó centrarse y pensar si lo que acababa de
ver era real. Los hombres lobo no existían. No podían. Si lo hiciesen y Melody era una, él había
practicado sexo con un…
El ruido en sus oídos aumentó. Su estómago se movió y se estremeció. Las manchas ante sus
ojos se borraron en una niebla negra.
En un lugar profundo dentro de él, una oscura y peligrosa voz dijo: ¡Soy libre!
Cuando la niebla negra rodó cercando a Nick, Melody saltó a su frente, solo para ser empujada
de vuelta con su hermano y Cail agarrando su brazo.
—¿Qué le está pasando?
—No tengo ni idea —dijo el doctor —generalmente los humanos están enfermos con la
transfusión inicial. Eso es todo.
No había acabado de hablar cuando la niebla se disipó. Enmarañado en las ropas de Nick un
delgado lobo negro, con los ojos muy abiertos y la lengua afuera, se arqueaba vigorosamente,
miró persistentemente hacia ellos con ojos dorados manchados de negro. En un momento la
niebla volvió y desapareció. Nick reapareció ante ellos con la ropa aún enmarañada a su alrededor.
Intentando levantarse, sus ojos dorados estaban salvajes, con miedo e ira.
—¿Qué diablos habéis hecho conmigo? —gritó.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 56
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ULLO
O 1133

De un salto, Nick pasó frente a Melody, rompió la puerta y desapareció por ella.
Melody empezó a correr tras él, solo para ser parada cuando su hermano agarró su brazo.
—Mel, déjalo ir.
Con las fosas nasales en llamas, Melody miró a su hermano. Sus palabras fueron afiladas.
—Suéltame.
No la dejó irse. Por el contrario, la agarró más firmemente.
—Melody, no es lo que pensábamos. No debía haber podido transformarse.
—Razón de más para seguirlo.
—Puedes resultar herida.
—Él es mi compañero. No me herirá.
—Mierda, Melody, él no entiende lo que eso quiere decir. ¿Viste sus ojos? ¡Eran amarillos!
Debían haber vuelto a su color normal. La sangre were hace algo con él. Hay más sobre Nick Price
de lo que sabemos. ¡No es humano!
—¡Ni yo! Ahora déjame ir antes de que te arranque la mano.
—Déjala ir Brendan —dijo Cail —la transfusión lo afectó de manera extraña pero él está
completamente desorientado por el cambio. Melody es una were poderosa en su derecho. Ella
podrá evitar cualquier peligro real para él.
Librándose del abrazo de su hermano, Melody atravesó la puerta tras Nick.
Cuando se cerró la puerta después de salir su hermana, Brendan se volvió al doctor, que
sacaba un libro fino del cajón de la parte inferior de un mueble viejo contra la pared.
—¿Qué diablos está pasando doctor? Dijo que Price era humano.
El médico movió la cabeza mientras pasaba las páginas del libro.
—Dije que no era un were y asumí que era completamente humano. Busqué en su sangre
cualquier rastro de sangre were antes de hacer la transfusión, pero no busqué nada más porque
había que hacer la transfusión rápidamente. Noté algo extraño en sus monocitos, pero había
perdido tanto flujo que no tuve tiempo para estudiarlos como debía. Además, ¿Cuáles eran las
posibilidades de ser otra cosa que humano?
—¿Qué está buscando? —Brendan se inclinó más cerca.
El doctor no respondió pero continuó pasando hojas. Entonces se detuvo y movió un dedo
sobre la página hasta que lo inmovilizó bajo una negra figura en forma de herradura.
—¡Maldición!
—¿Qué? —preguntó Brendan.
—Vudú —el doctor miró fijamente el párrafo bajo la figura.
—¿Qué?
El doctor miró hacia arriba.
—El compañero de tu hermana es un descendiente directo de un sacerdote vudú o una
sacerdotisa verdadera, lo suficientemente próximo a la magia vudú para que, combinada con la

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sangre were, pueda tener la habilidad de cambiar. Su reacción me dice que no lo sabía o no lo
creía. Dudo que exista ningún peligro para Melody.
—Es fácil para usted decirlo —gruñó Brendan —ella no es su hermana.

Parada en la calle, Melody miró a ambos lados y partió.


Nick no estaba en ningún lugar.
—¿Estás buscando a aquel agente de la CIA? —dijo un hombre viejo al otro lado de la calle.
Melody miró al par de amigos sentados frente a la tienda de hardware cortando pedazos de
madera.
—¿Hacia qué lado se ha ido Hank?
—Corrió rápidamente calle abajo hacia la carretera, más rápido que un conejo perseguido por
un coyote. Nunca había visto a nadie correr tan rápido.
—Me dijo que era corredor en la academia —respondió Melody mientras iba en dirección a la
taberna con paso tranquilo. Hank y su camarada eran humanos. Ver a una persona corriendo
rápidamente podía explicarse con la disculpa que le había dado. Si ella corriera tras Nick, ver a dos
personas circulando más rápido de lo normal, le daría a Hank motivo para muchas preguntas.
Había estacionado su choche en el bar. Esperó que Nick se dirigiera a un motel en vez de seguir el
viaje. Necesitaba hablar con él, explicarle lo que pasaba.
Diez minutos más tarde, frenó en el estacionamiento del motel cerca de la camioneta de Nick.
Con una respiración profunda descansó un momento la cabeza en el volante. La transformación de
Nick había sido un shock. De alguna manera tenía que hacerlo entender…
Melody levantó la cabeza y miró fijamente su imagen en el espejo retrovisor. ¿Entender qué?
¿Si ella estuviera en su lugar reaccionaría de manera diferente? Pero ¿qué elección tenía? Él
necesitaba sangre.
Pero no necesariamente la tuya le susurró su conciencia. Cail podía haber conseguido sangre
de algún otro humano para Nick. Él no necesitaba tu sangre para sobrevivir.
¡Él es mi compañero! gruñó el hombre lobo en su alma ¡Es mío!
—Oh mierda —murmuró Melody a su reflejo —estoy conversando conmigo misma.
Empujó la puerta, se deslizó fuera de su vehículo y olió el aire. El olor de Nick la guió a la puerta
del motel, frente a la camioneta estacionada.
Después de otra respiración profunda, anduvo a pasos largos hacia la puerta, agarró la manilla
y la giró. Para su sorpresa se abrió. No había cerrado con llave. Considerando su estado de ánimo,
esto no debía extrañarle.
Empujó la puerta abierta y entró.
Las luces estaban apagadas y las cortinas cerradas. Con excepción de la luminosidad que
entraba por la puerta abierta, la habitación estaba en total oscuridad.
El clic de un cargador empujándose en una pistola, sonó en la pequeña habitación.
—Pon las manos en alto antes de que dispare.
Con las fosas nasales ardiendo movió la cabeza para sentir el olor de Nick y encontrarlo en la
oscura habitación. A pesar de esto levantó las manos.

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—Soy yo, Melody.


—He podido olerte cuando abriste la puerta —su voz era amarga.
—Por favor, Nick, déjame explicarte —ella tragó.
—¿Explicar cómo me has convertido en una aberración?
La rabia en su voz tocó su corazón. ¿Y si él no lo entendía?
—No eres más aberración que yo.
Exactamente.
—Nick…
—Cállate y escucha —la mano en la pistola no vaciló —quisiste salvar a tu hermano. Puedo
entenderlo. Pero volverme una aberración ha sido demasiado Melody Gray. Dame una buena
razón para que no te dispare ahora.
—No te di mi sangre para salvar a mi hermano —Melody sintió crecer su rabia —Te di mi
sangre para salvar tu vida, porque eres mi compañero.
—¿Qué diablos quieres decir con eso?
—Es básicamente lo mismo que estar casados —ella le dio una débil sonrisa que no sabía si él
la veía.
Melody se estremeció con el bufido de disgusto.
—Me conoces hace menos de una semana, has follado conmigo dos veces y has decidido
casarte conmigo… ¿sin preguntar si estaba interesado?
—¡No funciona así! —Melody luchó para controlar su rabia —los lobos saben cuando
encuentran a sus verdaderos compañeros. Así que vi tus ojos, la mitad lobo en mi alma se volvió
loca. Eres mi compañero de alma y, si miras profundamente dentro de ti, sabrás que digo la
verdad.
Él apoyó la pistola sobre la cómoda y se movió en dirección a ella.
—Puedes darme un tiempo de mierda. Es cierto que eres buena en la cama, pero no me voy a
casar con una mujer que solo conozco de unos días, especialmente una tan misteriosa como tú.
Ahora sal de aquí.
—No —ella movió la cabeza —no hasta que entiendas lo que te está pasando.
—Oh, comprendo lo que me pasa —con las manos en las caderas se inclinó hacia adelante.
Melody movió la cabeza nuevamente mientras luchaba con su lobo interior que quería lanzarse
a los brazos de Nick.
—No, no lo sabes. Tienes que protegerte, guardar tu identidad incluso a los más cercanos. No
puedes dejar que los humanos tengan tu sangre. No solo estás tú en peligro, estarías arriesgando
las vidas de otros millares. Por favor Nick…
—¿Por qué no pensaste sobre eso antes de hacer esto conmigo? —la rabia continuaba en su
voz —El fax que me dio tu hermano era para decirme que el caso está cerrado. Tu hermano está
seguro sin que acabes con mi vida.
Ella golpeó con el pie. ¿Por qué tenía que ser tan tozudo?
—¡Maldición! Esto no es sobre mi hermano. Él pudo haberte matado por lo menos diez veces
en los últimos años.
—Pudo intentarlo —cruzó los brazos sobre el pecho.

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—No idiota —ella puso las manos en las caderas —él pudo matarte y dejar pudrir tu cuerpo en
medio de la nada.
—¿Entonces por qué no lo hizo? Me habría salvado de mucho sufrimiento.
—Porque, idiota, —Melody se acercó un paso —él también trabaja para la CIA. Sabe
exactamente cuál hubiera sido la reacción… enviar más agentes para descubrir lo que había
pasado contigo. Por el contrario, escogió esconderse, no estar mucho tiempo en un lugar, sin
acomodarse a una vida normal hasta que…
—¿Hasta...? ¿Qué ha cambiado?
—Encontró a su compañera.
—Cristo —levantó las manos —No, esa historia del compañero nuevamente.
—No es una tontería —gruñó ella entre dientes. ¿Por qué? Oh, ¿Por qué ese tozudo cabeza
dura humano tenía que ser su compañero? Ella quería, más que nada, apagar la burla de su rostro
y después saltar sobre él y follarlo hasta que ninguno de los dos pudiera caminar.
—Corta esa mentira de mierda sobre el compañero, Melody. Tienes una gran imaginación, lo
creo, pero te entiendo después de aquella noche en que jugamos al billar. Eres una princesa
mimada que ha nacido en cuna de oro, aunque estés fingiendo que trabajas duro ahora. He
pedido informaciones sobre ti. Tu padre es un importante creador de perfumes, que posee una
compañía de renombre que cada día aumenta su valor. Tú estás con esa tontería ahora y cuando
me viste decidiste enterarte si eran verdad los rumores sobre los hombres negros.
—¿La verdad sobre los hombres negros? —ella se quedó con la boca abierta y después la
cerró.
—Sí, si nuestras pollas son grandes o no.
Melody no se contuvo. Estaba furiosa. Saltando a través de la habitación, le cogió la garganta
con la mano y lo golpeó contra la pared.
—¡Jodido cretino! No sabes nada. ¿Princesa mimada? ¿Yo?
Momentáneamente aturdido, con manchas de luces brillantes danzando alrededor de su
cabeza, Nick no tardó en recobrar los sentidos. Melody se movía más deprisa de lo que había
creído. ¡Maldita sangre de hombre lobo! Juntando sus fuerzas, la cogió por los brazos, los giró y
unió su cuerpo al de ella apresándola contra la pared.
Ella no luchó. La luz que pasaba por la puerta abierta iluminó las lágrimas que rodaban
libremente sobre sus mejillas.
—Déjame decirte lo princesa que soy, Nick Price de la mierda de la CIA. Nací en las montañas
Rocosas, en una cueva, teniendo por toda vista un valle despoblado. No tenía ni un año cuando le
dispararon a mi madre… que murió. Mi padre se quedó profundamente deprimido. Las únicas
cosas que lo mantenían vivo eran mi hermana, mis hermanos y yo, y era obvio para nosotros que
una vez que pudiéramos cuidar de nosotros mismos, él se mataría.
El choque recorrió el cuerpo de Nick. ¿Era eso verdad?
—¿Por qué no fue a la policía? Tu madre fue asesinada.
—¡Policía! No habríamos tenido ayuda de ellos. ¡Mi madre era una loba! Mis hermanos y yo
hicimos que mi padre nos enseñara a transformarnos. Como niños humanos, necesitábamos de él
mucho más tiempo que con forma de lobo. Nuestro plan funcionó. Papá nos llevó a vivir a una
manada de hombres lobo. ¿Sabes lo que era eso? Las minorías humanas no son las únicas que

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luchan contra el racismo y los prejuicios. La mayor parte de los otros nos trataba con desprecio,
porque mi madre era una loba de verdad. Fuimos ridiculizados, despreciados. Si nuestro padre no
hubiera sido tan poderoso, nuestras vidas habrían sido incluso peores. No fue hasta que él creó el
perfume y nos mudamos a Nueva York que las cosas mejoraron.
—¿Tu madre era una loba? —Fue el momento en que Nick perdió la compostura —¿Una loba
de verdad? He tenido sexo con una…
—Una mujer, idiota —gruñó Melody —una mujer a la que le gustó tanto como a ti —
inclinándose al frente apretó la boca contra la de él.
Desprevenido, Nick se puso rígido. Cuando ella deslizó la lengua por sus labios,
automáticamente abrió la boca. El suspiro de ella lo llenó seguida deprisa por su lengua, cuando
movió la cabeza hacia el lado y movió los labios lentamente sobre los de él.
En la profundidad de su alma, algo rugió para la vida. Lanzando los brazos, él arrastró las
manos bajo la cintura de ella mientras deslizaba un muslo entre los suyos. Mientras las lenguas
bailaban juntas, su pene se alargó y endureció. Ella levantó los brazos y los envolvió alrededor de
su cuello. Él deslizó las manos por la cintura hasta su trasero, lo agarró y empujó las caderas de
ella contra las suyas. Ella se frotó contra su muslo. Podía sentir los pezones duros contra su pecho.
Mientras el beso proseguía, el olor de ella lo cercó, el olor a rosas, mujer y deseo. Chupó la lengua
en su boca. El deseo de arrancarle las ropas y enterrarse profundamente estaba casi
dominándolo… casi.
Dándose cuenta de lo que estaba haciendo, Nick apartó la boca. Melody Gray era la mujer más
caliente que había conocido. Tenía que admitir eso. Pero no significaba que no pudiera resistirse si
quisiera. Y quería. Ella no sería importante para él. Se iba a apartar sin un solo pensamiento.
—¿Nick?
Sus ojos estaban nublados de pasión y promesas.
Nick se apartó de los brazos que lo envolvían.
—¡Márchate ahora! Yo… Quédate lejos de mí. Necesito ir a casa.
—Nick —la confusión apareció en su rostro y se estremeció.
Se apartó de ella, golpeó con el puño la cómoda a su lado. Una grieta apareció en la superficie
del mueble.
—Maldición Melody. ¡Déjame solo!
Ella respiró profundamente y fue hasta la puerta. Cuando la alcanzó, se volvió hacia él.
—Te dejaré por el momento, Nick. Pero me necesitas. Tanto como yo te necesito a ti. Puedes
luchar contra mí y creer o no en esto, pero soy la única mujer en el mundo que puede hacerte
feliz. El beso que acabamos de compartir lo prueba. Eres mío, Nick, y yo soy tuya. No puedes
luchar contra el destino.
Girando salió por la puerta y desapareció. El sonido de su coche al ser encendido y arrancando,
sonó a través de la puerta.
Nick levantó la cabeza y miró su reflejo. Había luz suficiente para ver las manchas negras
fluctuando en sus ojos ahora dorados. Melody estaba equivocada. Tenía que estarlo. Ella no era la
única mujer que podía hacerlo feliz. Cuando estuviese en casa, probaría eso, para sí mismo y para
ella. Su tía Jasmine lo ayudaría a comprender como luchar contra ese cambio. Tenía que haber
algo que pudiera hacer para lograr volver a su vida normal.

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¡Vuelve compañero! ¡Mi compañero!


Apretando los dientes Melody salió de la autovía y cogió la carretera que la llevaba a su
cabaña. Su mitad lobo había estado furiosa con ella desde que había salido de la habitación del
motel de Nick. Pero Melody era hija de su padre. Ella podía y controlaba la sangre were. Mientras
se dirigía a la última colina, Melody dejó escapar una maldición y estacionó cerca del SUV de su
hermano. Él tenía que estar en su cabaña.
La estaba esperando en el porche.
La brisa de la montaña rodó en torno a las macetas de flores alrededor de su porche y llevó el
leve olor de las flores que había plantado en ellas. Ella lo ignoró.
—¿Qué quieres?
—Lo siento mucho Mel.
De todas las cosas posibles que podía haberle dicho su hermano, la pena era la última que
Melody esperaba. Ella pestañeó para apartar las lágrimas de los ojos.
—Nick dijo que volvía a casa. No tengo ni idea de dónde es eso. ¿Qué voy a hacer Brendan?
—Creo que yo lo sé —Brendan levantó unos papeles.
Sacando los papeles de su mano mientras pasaba por su lado, Melody apagó la alarma y abrió
la puerta. Una vez dentro cogió las hojas y las leyó.
—¿Vudú?
—Vudú —respondió su hermano tras ella.
—¿Vudú? ¿Qué tiene que ver esa religión con que Nick pueda transformarse?
Brendan pasó a su lado y se sentó en el sofá. Inclinándose, descansó los tobillos en las rodillas y
se cogió las manos.
—No es solo una religión. Algunos sacerdotes y sacerdotisas tienen sangre mágica, de una
magia muy poderosa. El doctor dice que Nick debe tener algún pariente próximo de estos.
Mezclando tu sangre were con la mágica de él, puede tener el poder de transformarse. El doctor
también piensa que él no lo sabe, ya que se quedó tan sorprendido.
—¿Y cómo me ayuda eso a descubrir dónde está?
—Piensa Mel. Sé que no quieres pedirle ayuda a papá. Eres una buena detective. ¿Qué ciudad
en este país tiene más practicantes de vudú?
—Nueva Orleans —ella lo miró fijamente a los ojos.
—Exactamente. Nick puede no estar en la ciudad propiamente dicha, pero está
indudablemente en Luisiana, y Nueva Orleans tiene una manada.
—Saldré por la mañana —Melody movió la cabeza.
—¿Ya te vas? ¿Por qué no te tomas un tiempo para pensarlo?
—Es mi compañero Brendan —Melody movió la cabeza —mi mitad lobo está furiosa conmigo
por apartarme de él. Si no voy me volveré loca. Algún día lo entenderás.
—Sueñas, eso es una miseria que quiero evitar —bufó Brendan.
Melody no pudo evitar una pequeña sonrisa en el rostro.

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—No tendrás elección cuando la chica acertada llegue. Una mirada a sus ojos y estarás
perdido. Puedes creerme. ¿Crees que habría escogido al fantasma de la CIA que perseguía a
Garth?
Con su familiar sonrisa, Brendan se levantó y puso la mano en el mentón de ella.
—Buena suerte para encontrarlo. Telefonéame si necesitas ayuda.
Dando un paso atrás Melody dio un golpe en su mano.
—¿Cuántas veces te tengo que decir que no hagas eso? Belle puede tolerar tus hábitos
irritantes, pero yo no. La próxima vez perderás la mano.
Su hermano simplemente sonrió y la abrazó fuerte.
—Tengo que volver a Nueva York. Papá me manda a Inglaterra por unos meses y tengo cosas
que organizar. No olvides la reunión de la familia en casa de Belle. Si no apareces la familia entera
te buscará. No queremos que papá vaya a Nueva Orleans. El alfa de la manada de allí
probablemente no estaría muy contento con esa situación.
—Papá puede acabar probablemente con él con una mano amarrada a la espalda —gruñó
Melody.
—Sí, probablemente, pero eso complicaría las cosas a nivel político cuando está consiguiendo
ser un miembro de la Jerarquía. Sabes lo conservadores que son los gobernantes de los hombres
lobo. Además, ¿Qué haría con el Alfa de la manada de Nueva Orleans? No tiene tiempo para eso.
—Tú podrías hacer eso —en los labios de Melody apareció otra sonrisa —la responsabilidad te
vendría bien.
—¡Ni a palos! —el bufido de Brendan hizo que su sonrisa se ampliase —¿Sabes lo caliente y
húmedo que es allí el verano? Los pantanos no son buenos para el hábitat del lobo.
Melody movió la cabeza cuando la sonrisa dejó su rostro.
—Intentaré estar en la reunión en casa de Belle, pero si no encuentro a Nick…
—Lo encontrarás. Eres una buena investigadora. Usa tus habilidades —después de otro abrazo,
se dirigió a la puerta. Cuando la alcanzó, se paró y se giró —recuérdalo, si lo necesitas,
telefonéame.
—Lo haré. Se cuidadoso.
Él le lanzó su despreocupada sonrisa habitual.
—Siempre soy cuidadoso —y cerró la puerta tras él.
Fuera de la casa, Brendan se deslizó en su vehículo, puso la primera y se dirigió a la carretera.
Una vez que estuvo encima de la colina y lejos de la vista de la cabaña de Melody, paró y cogió el
móvil. Melody era buena y capaz, pero estaba marchando al territorio de una manada muy
grande, una manada que, en el pasado, había sido conocida por atacar weres que no habían sido
invitados. Supuestamente, el nuevo Alfa estaba limpiando la casa y llevando a la manada al siglo
XXI, pero Brendan no iba a descuidarse. No tenía contactos en Nueva Orleáns, pero los tenía su
padre. Melody no tenía idea de cuánto poder había acumulado su padre desde su compromiso
con la Jerarquía.

A más de treinta millas, en lo profundo del bosque, el sheriff empujó a un Kenny desnudo fuera
de su 4x4, le sacó las esposas y empujó al hombre más joven.

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—Vete y no vuelvas.
—¡No puedes hacer esto conmigo!
—Puedes estar feliz de que la manada, incluida tu madre, votó expulsarte en vez de ejecutarte.
Nos has puesto a todos en peligro con tus avances mal recibidos a Melody. Presentaste una
propuesta. Ella dijo no. Tenías que aceptarlo.
—Ella va a ser mi compañera. ¡La quiero!
—¡Cristo! Eres más terco y cabeza dura que una mula. Transfórmate y vete. Tal vez vivir en el
bosque un tiempo sea bueno para ti. —le enseñó la pistola y apuntó en su dirección —¡Ahora
fuera!
—Lamentará esto, sheriff. Todos lo lamentareis. Solo esperad.
—No vuelvas Kenny. No saldrás de otra tan fácilmente.
Lanzando maldiciones al sheriff y al resto de la manada, Kenny cambió y partió lejos.
Moviendo la cabeza, el sheriff entró en su vehículo y volvió a la ciudad. Aquel chico tendría un
mal final. Acababa de saberlo.

Media hora más tarde, Kenny giró en una curva del camino que estaba siguiendo sin pararse.
Frente a él estaba sentado un lobo enorme.
Kenny sintió un inmenso alivio.
Hermano del bosque, necesito ayuda.
¿Para qué?
Mi manada me ha expulsado y se llevó a mi compañera.
Las leyes de la manada no lo permiten, a menos que ella te haya desafiado.
No, no lo fui. Fui tratado de forma equivocada.
Yo te desafío.
Kenny retrocedió
¿Qué?
La mujer were que quieres, a la que atacaste, va a ser mi compañera. No tienes ningún derecho
sobre ella. Ningún derecho a herirla.
¿Qué? ¿Cómo lo sabes?
Una zorra oyó a un búho sobre un were que amenazó a una hembra plateada. Ella es mía.
La pelea fue brutal, pero breve.
Lamiendo la sangre de sus mandíbulas, Drake trotó lejos del otro lobo que ahora lloriqueaba
bajo un pino muerto. Debía haber matado al lobo joven, pero luchaba tan patéticamente que
Drake tuvo que contenerse y no rasgarle la garganta. El chico juró dejar el área y no volver nunca.
En opinión de Drake, las heridas que le hizo al joven were y su promesa de no volver nunca eran
suficiente. Además, Drake dejó una cosa perfectamente clara. Si el joven volvía, lo mataría.

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Agarrando su bolsa, Nick se apresuró a través de la terminal del aeropuerto para alquilar un
coche. En otra hora estaría en casa. Una de las pastillas de menta… o tres, cuatro o cinco de tía
Jasmine, o cuantas fuesen necesarias lo ayudarían a relajarse. El vuelo había sido uno de los
peores que había tenido. Su recién descubierta nueva percepción del olor lo había bombardeado
con olores que no había notado antes. Nunca había percibido que tantas mujeres… y hombres,
usaran perfumes y colonias en demasía que a veces no se combinaban con sus olores naturales.
Afortunadamente ninguno se había sentado cerca de él. El aire en un avión era mucho más espeso
de lo que había percibido, y los asientos necesitaban una buena limpieza. Lo más chocante era el
hecho de reconocer que dos mujeres en su vuelo eran lobos. Y a juzgar por sus reacciones ellas
también lo supieron. La mayor movió la cabeza duramente, mientras la más joven movió el labio
en un gruñido mudo. Nuevamente, gracias a Dios, ellas se sentaron lejos de él.
Pero tenía mucho sobre lo que pensar en este vuelo, sobre como su vida estaba
completamente acabada gracias a Melody Gray y su estúpida idea de que era su compañera.
Cristo, ¿Qué debía hacer ahora? La única cosa que lo mantenía cuerdo era saber que de alguna
manera, tía Jasmine podría ayudarlo.
Con la llave del coche de alquiler en la mano, Nick se apresuró por la terminal, con más olores
bombardeando su sensible nariz. Un extraño olor misterioso surgió bruscamente, y su mirada se
cruzó con un hombre alto, pálido, de pie en un rincón oscuro. El hombre le sonrió enseñando los
dientes, movió la cabeza y se apartó.
Nick simplemente lo miró fijamente. ¿Quién diablos era? No era humano ni tampoco un
hombre lobo. Un pensamiento explotó en su mente. ¿Vampiro? ¡Vampiro! ¿Eran reales? Mierda,
¿qué más era real? ¿Todas las pesadillas y cuentos de hadas?
El sudor apareció inesperadamente en la frente de Nick cuando apresuró el paso. Tenía que
salir de allí y llegar a casa.
Con las emociones a flor de piel y completamente distraído por lo que le había pasado, Nick no
notó a los dos hombres tras él. Cogiendo el coche dejó el aeropuerto. Un sedán oscuro lo siguió.
En el rincón oscuro, el hombre que Nick había identificado correctamente como un vampiro
habló por el móvil en voz baja.
—Un hombre que se ajusta a la descripción de Nick Price acaba de llegar y ha alquilado un
coche. ¿Necesitas algo más? —escuchó un momento y sonrió —Eres más que bienvenido Artemis.
Llámame si necesitas cualquier cosa.

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O 1155

La intensidad del trueno pareció agitar el coche y el fuerte viento lanzó hojas y ramas a su
vehículo mientras Nick conducía por la carretera llena de barro. Tanto el viento como el trueno
combinaban con su humor perfectamente. Maldiciendo cuando el agua con barro y pedazos de
piedra y piedrecillas saltó encima del parabrisas por causa de un agujero particularmente
profundo, torció el volante para la izquierda solo para encontrarse con otro agujero lleno de barro.
Una rama fina y verde saltó al capó cuando giró finalmente y paró el coche cerca de la casa de su
tía, limpia y blanca. Apagando el motor, inclinó la cabeza contra los puños mientras apretaba el
volante. ¿Cómo se había vuelto su vida tan jodida? ¿Qué esperaba que hiciese su tía Jasmine sobre
eso? ¿Por qué había vuelto a casa? Infierno. Se transformaba en un mierda de lobo. ¿Y si pasaba
nuevamente y la atacaba? Si un día hería a su tía nunca se lo perdonaría. Era mejor marcharse
antes de que Jasmine supiese que estaba allí.
Levantando la cabeza agarró la llave.
Cuando lo hizo la puerta de la casa se abrió con estruendo y su tía, ignorando el viento y la
lluvia salió al porche. La mirada de puro contento en su rostro oscuro fue demasiado para él, y
Nick suspiró. No podía irse ahora al igual que no podía dejar de respirar. Cerrando los ojos respiró
profundamente y agarró la manilla.
—¿Qué tal? —preguntó ella con el saludo habitual de Nueva Orleans cuando él subió al porche
y continuó con el saludo para un niño querido, aunque tuviese casi treinta años. —¡Boo! —sin
esperar una respuesta e ignorando las gotas de lluvia que les caían encima caminó hacia ellos y le
pasó los brazos por el cuello. Lo alto de la cabeza de ella apenas alcanzaba su mentón cuando la
apretó contra su pecho.
Gruñó cuando ella lo apretó.
—¡Es tan bueno tenerte aquí! —terminando el abrazo, se giró, cogió su muñeca y lo arrastró
por la puerta.
—Entra, entra. Sal de la lluvia. Voy a poner agua para el café, no esa aguachirri que llaman café
en el norte. He asado pralinés2 esta mañana y tengo Jambalaya3 gritando. Si quieres algo rápido
puedo hacerte un Po’boy4.
Mientras su tía hablaba sobre comida, Nick la siguió a la cocina y permitió que los olores
familiares lo envolviesen. El aroma picante del Jambalaya le llegó a la nariz mientras que el rastro
del olor del asado de la mañana provocó su memoria con añoranzas de la dulzura de los pralinés
de su tía. Mientras la melodía suave del acento de Nueva Orleáns de su tía lo calmaba por primera
vez en veinticuatro horas, una sensación que ella podría arreglarlo todo al igual que lo había hecho
cuando era un niño, floreció en su corazón.

2
Pralinés. La invención de esta golosina procede de la cocina francesa. En sus orígenes eran almendras cubiertas
de azúcar caramelizado en oposición a la nuez recubierta de chocolate. Es frecuentemente confundido con un
preparado de pastelería y confitería.
3
Jambalaya es una especie de paella típica de Nueva Orleans, tal vez un ejemplo de la contribución de la cocina
española a la cultura negra de Luisianna en la que los principales ingredientes son, además del típico arroz, pollo,
jamón crudo, langostinos y mucha pimienta, pimenta del reino molida, curry y Cayena también molida.
4
Po’Boy. Es un tradicional sándwich submarino de Louisiana. Casi siempre tiene carne o frutos de mar,
generalmente fritos, servido en la baguete, el pan francés de Louisiana.

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Al pasar por la sala vio al gato grande, naranja, de su tía acostado en una de las sillas de la
cocina. En cuanto Nick entró, abrió los ojos, levantó la cabeza y olió. Con las fosas nasales en
llamas, olió nuevamente. Inmediatamente sus ojos se alargaron. Saltando de la silla el gato puso
los pelos de punta y maulló. La palabras lobo y huir explotaron en el cerebro de Nick cuando el
gato saltó al suelo y saltó a la sala de estar de su tía dónde desapareció bajo el paño bordado que
cubría una mesa pequeña.
—¿Habla? —el mentón de Nick se movió en la dirección que había tomado el gato —¿Tu gato
puede hablar?
—¿Lo has oído? —Se asombró su tía.
Nick cambió una mirada con su tía. Antes de poder empezar, ella corrió hacia él y le cogió el
rostro con las manos.
—¿Qué te ha pasado?
—¿De qué estás hablando?
—Tus ojos.
Apretando suavemente las muñecas de ella, le apartó las manos, se alejó a largos pasos y se
paró ante el espejo de la pared para mirar fijamente su reflejo. Los ojos con iris amarillos
moteados de manchas negras le devolvieron la mirada. La esperanza que había surgido por el
sonido de la voz de su tía se apagó y murió.
Su tía le cogió el brazo y lo empujó.
—Nicholas, ¿Qué han hecho contigo?
Suspirando, se hundió en una silla y hundió el rostro entre las manos. Después de algunos
segundos levantó la cabeza y miró fijamente a su tía.
—Perdí un poco de sangre y necesité una transfusión. La conseguí de un hombre lobo —
levantándose de la silla cayó de rodillas ante ella, la rodeó con los brazos y enterró el rostro en su
cintura. Su voz se oyó más alta —Tía Jasmine, me he transformado en un lobo, ¿Qué voy a hacer?
Agarrándole el rostro con ambas manos, le levantó la cabeza y miró profundamente en sus
ojos.
—Cuéntamelo todo.

Quince minutos después Nick se inclinó en la silla y miró fijamente a su tía. Le había contado
todo… bien, casi todo. Ella no necesitaba realmente saber sobre el sexo salvaje con Melody.
Con los labios fruncidos ella lo miró de nuevo.
—Nunca he oído hablar de algo así antes… no con el Vudú, pero cuando el pueblo de las hadas
se mezcla con nosotros, su poder aumenta. Puede ser igual con los weres. —le cogió el rostro de
nuevo —¿Pero, de qué poder estamos hablando? Nunca antes había oído hablar de ningún Vudú
transformándose en lobo.
Apartando las reconfortantes manos de ella, Nick cerró los ojos. Realmente las hadas existían.
Probablemente también existían Trolls, ogros e unicornios. Abriendo los ojos nuevamente
preguntó con un suspiro.

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—Todo eso es verdad, ¿no es cierto? Todo lo que he oído sobre el Vudú… ¿insertar alfileres en
muñecas y adorar al diablo?
Bufando ella movió la cabeza.
—¡Bien! la mayor parte de esas historias son para el cine de Hollywood y los turistas. La verdad
sobre el Vudú es lo que has oído de mí. Puede ser magia buena, magia curadora de la tierra.
—Loa5 —dijo Nick —recuerdo que me contabas historias a la hora de dormir sobre Loa cuando
era pequeño.
Sonriendo con aprobación, su tía movió la cabeza.
—El buen espíritu. Dios los envió para vigilar la tierra. Todo tiene que ser Loa.
—Sí, Loa, espíritus, lo que sea —él miró profundamente en sus ojos —¿Qué tal yo? ¿Qué
debería hacer? Tía Jasmine, ¡Me he transformado en un lobo!
—Ha entrado hace una media hora, André —le dijo el primer guardia al hombre que acababa
de reunirse con él y su compañero en el coche. Un roble grande los protegía de la casa. Por suerte,
la lluvia había parado.
André frunció el ceño y se secó el sudor de la cara. El temporal había pasado, la espesa
humedad había vuelto.
—¿Por qué un extraño were habrá venido a casa de mamá Jasmine? ¿Cómo sabía dónde
encontrarla?
—No lo sabemos —sus compañeros se encogieron de hombros —lo seguimos al igual que
hacemos con todos los weres extraños —dijo el segundo.
—Sólo hay una manera de descubrirlo —André avanzó por el césped y alcanzó el porche en un
momento.
—¡Maldición tía Jasmine, no quiero ser un lobo! —la voz penetró por las ventanas cubiertas
con cortinas —Puedes entenderlo, ¿no es cierto? ¿No puedes hacer alguna magia o preguntar a un
Loa para acabar con esto?
André se paró. Jasmine Vasant solo tenía un sobrino por lo que él sabía, un tipo que trabajaba
para el gobierno y él era humano. ¿Cómo se había vuelto un were? Moviéndose por el poche
alrededor de la casa, golpeó la puerta.
Dentro, la conversación terminó. En segundos, Jasmine apareció en la puerta.
El relámpago de sorpresa en sus ojos fue enmascarado rápidamente.
—Bienvenue, André, entrez. Necesitamos tu consejo —dijo ella con voz contenida.
—Merci —respondió André mientras bajaba la cabeza, pero se abstuvo de hacer una mueca.
Mamá Jasmine no apreciaría el hecho de que hubieran seguido a su sobrino hasta aquí y André no
tenía el hábito de encolerizar a una Vudú tan poderosa.
Aunque ella no usase la magia negra, era más que capaz de conjurar un gris-gris6 en él.
Siguiéndola dentro de la casa, André se sentó en la silla que ella le indicó y miró fijamente al

5
Las diversas deidades de la religión Vudú se llaman loas (loa significa espíritu en la lengua del Congo) el
propósito último del vudú es permitir que los loas, que poseen el poder de las fuerzas naturales, se manifiesten en un
cuerpo humano vivo, de manera que la persona poseída pueda ser fortalecida por su energía y sabiduría divina.
6
Son talismanes de la buena suerte o para apartar el mal. Originalmente fueron muñecas o imágenes de los
dioses, pero la mayor parte de los gris—gris actuales son pequeños sacos de paño con hierbas, aceites, piedras,

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hombre más joven que estaba de pie en la habitación. Su nariz llameó una vez y el borde de su
boca se levantó en un gruñido mudo. El olor fuerte de were saliendo de él era inconfundible.
¿Cómo había pasado eso?
—André, este es mi sobrino Nicholas —dijo Jasmine —Nicholas, este es André Bayon, Alfa de la
manada de Nueva Orleans.
—Puedo olerlo —gruñó Nick. Lo que necesitaba, otro hombre lobo para joderlo.
Su tía atravesó la habitación en un instante. Poniéndose delante de él, miró fijamente a su
rostro y estalló.
—André es un invitado a mi casa —le lanzó una mirada ácida e hizo que se sintiese un poco
avergonzado —incluso viniendo sin invitación. Lo tratarás con el respeto y la dignidad que su
posición merece o te irás.
Antes de que Nick pudiese responder, el were se levantó y se inclinó ligeramente.
—Mis disculpas más sinceras, Mamá Jasmine. Mis hombres tienen órdenes de seguir a
cualquier were extraño que no pertenezca a la manada. No sabía que ellos habían seguido a tu
sobrino —arqueó una ceja —no sabía que era un were.
—¿Cuánto has oído? —preguntó Jasmine.
—Sólo que él no quiere ser un Were. ¿Cómo ha pasado esto? ¿Una transfusión de sangre?
—¿Existe algún otro modo? —Jasmine movió la cabeza.
A través de la habitación, Nick miró al Alfa cuidadosamente. Entonces hizo una mueca. No
estaba viendo al alfa, estaba oliendo sus reacciones. El olor del were se hizo más fuere después de
la pregunta de su tía. Nick se inclinó un poco hacia adelante. Obviamente el alfa no quiso
responder a la pregunta de su tía.
El Alfa examinó los ojos de Nick y arqueó una ceja.
Nick cruzó los brazos sobre el pecho e hizo una mueca. No tenía duda que el Alfa no le diría
nada que no quisiese divulgar.
—Existe —respondió finalmente el otro hombre —pero no es importante si fue una transfusión
lo que te transformó.
—¿Puede revertirse?
En cuanto la pregunta dejó su boca, un retrato de Melody apartándose de él surgió en su
cerebro. Su estómago se apretó y empezó a sudar frío. ¿Melody lo dejaría?
Apretando los dientes, llevó lejos esa imagen. En ese momento. Ella solo era otra mujer… y una
muy fina. Cuanto más lejos de ella mejor. Volvió su atención al otro hombre.
—Es definitivo.
—¿Cómo puedes estar seguro? —su tía movió la cabeza —Sólo has sido Alfa dos años.
—Yo no te pregunto tus secretos —André hizo una mueca —Mamá Jasmine. No me preguntes
sobre los míos. Soy el alfa. Sé lo que sé.
Con los puños cerrados, Nick avanzó. Alfa o no, ese tipo necesitaba una lección. Sin embargo,
antes de que Nick pudiese dar más de dos pasos, un olor picante cortó el aire e invadió la
habitación. Una sensación de oscuridad lo invadió. Nick y algo que estaba preso en su interior,
como una serpiente lista a dar el salto, se movió nuevamente.

pequeños huesos, cabellos y uñas… y otros objetos personales bajo la protección de un Dios para beneficio del
propietario.

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CCAAPPÍÍTTU
ULLO
O 1166

A través de la habitación, la nariz del Alfa también entró en llamas mientras él cambiaba a una
actitud de tensa agilidad.
—¿Qué es eso? —la tía de Nick miró de un hombre a otro.
El sonido de pasos ente los guijarros le hicieron correr a la puerta que daba al porche.
—¿Quién está ahí? —dijo.
Cuando el sonido de los pasos se aproximó más, el olor sucio que fluctuaba en la habitación se
tornó más pronunciado: excitación y fanatismo fuertemente mezclados con malevolencia. Quien
quiera que fuese esa persona, era peligrosa. Cuando André se movió al lado de su tía el
sentimiento de alivio surgió en el cuerpo de Nick, seguido por la irritación. No necesitaba a nadie
para ayudarlo a proteger a su tía, mucho menos a un hombre lobo sarnoso. Tuvo, sin embargo,
poco tiempo para esos pensamientos. Por el contrario, volvió su atención al hombre alto,
musculoso, negro, que estaba en el porche de su tía.
Los dientes blancos, centelleantes del hombre sonrieron maliciosamente a su tía.
—Mamá Jasmine, ¿dónde tás?
En vez del “to aquí” habitual usado por los habitantes de Nueva Orleans para saludar, ella
respondió:
—Es mejor que vuelvas a la ciudad, que es tu lugar.
Nick mantuvo la expresión inmutable. Su tía había cambiado al dialecto que reservaba para las
personas que no quería impresionar o para los que quería que viesen lo educada que era.
El hombre negro no dejó de sonreír, mientras su olor se volvió más picante.
—Mamá Jasmine, tu sabes, taba viniendo buscar a tu sobrino.
Cuando su fanática mirada cambió, un escalofrío recorrió la columna de Nick. Al mismo
tiempo, aquella cosa negra dentro de él se movió.
—Pero, mi Nick no quiere hablar con tu, Manno Cousan.
—Pero yo quiero hablar con él —Cousan miró al hombre lobo —¿Qué estás haciendo aquí
Bayon? Tu tas lejos de la manada. No sabía que tenías el coraje de andar solo.
El hombre lobo cruzó los brazos sobre el pecho y miró al hombre mayor.
—¿Quién dice que estoy solo y que no ha sido a mí a quien Jasmine le ha mandado partir? —
respondió cuando tres hombres salieron de detrás de unos arbustos del jardín. El mayor rompió
algunos a medida que caminaba.
Al otro lado de Jasmine, Nick movió los pies cuando una brisa estancada le trajo los olores de
otros dos hombres lobo. Cuando el Alfa miró hacia su lado y movió la cabeza casi
imperceptiblemente, Nick movió las fosas nasales en respuesta. Obviamente el Alfa contaba a Nick
como uno de ellos.
La tensión se volvió tan espesa como húmedo estaba el aire.
La tía de Nick no iba a permitir una pelea en su porche. Poniendo la mano en el brazo de André
dijo:
—Vete a casa, André. Hablaremos más tarde.

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—Saca a tu personal de aquí perro. —Manno se aproximó más —Esto no es de tu incumbencia


—Sus tres compañeros se detuvieron en la entrada del porche.
Nick miró como André se inclinó hacia adelante, pero la mano de su tía Jasmine en su brazo lo
paró. Sin otra palabra, André giró, volvió a la cocina y desapareció por la puerta.
Los olores de otros dos hombres lobo desaparecieron en el pesado aire.
—¡Vete Manno! ¡Fuera! —Su tía atacó a la otra visita —No eres bienvenido aquí.
El hombre se sentó en una de las sillas de mimbre del porche, estiró sus largas piernas y le
concedió una maliciosa sonrisa, con el rostro oscuro enfatizando su blanca sonrisa.
—Soy tu príncipe. Debes tratarme con respeto.
—Bien, tú no eres mi príncipe. No eres el príncipe de nadie. Vete antes de que ponga gris—gris
en ti.
—Has ganado —Cousan le sonrió —Mujer loca, tienes miedo de usar tu poder para otra cosa
que la magia blanca o de protección.
Al pronunciar la palabra blanca la hizo sonar como una maldición.
—Mi tía le ha dicho que se vaya. —Dijo Nick cuando cruzó los brazos en el cuello —Hágalo.
—Nunca pensé que dejarías que una mujer hablase por ti. —El otro hombre volvió la atención
hacia Nick. Levantándose mostro su altura para poder mirar a Nick desde arriba —Tas en la hora
de te juntar conmigo, Nicholas Price. Líbrate de las cadenas del hombre blanco. Acepta tu sangre
real Vudú. Con la transfusión de sangre were, tú eres más poderoso que cualquier Vudú en diez
generaciones, incluso más que tu tía. Únete a mí, y con tus conexiones en el gobierno, nos
haremos con el destino de esta ciudad.
—¿Por qué diablos querría mandar en la ciudad?
—Poder, hombre, poder. —Manno estiró los largos brazos.
—Es un jodido loco.
Bajando los brazos Manno dio un paso en dirección a Nick.
—Estúpido. La sangre were despertó tu mitad Vudú. ¿No lo sientes? Aprende a usar ese poder
y serás invencible.
—No sé de lo que está hablando —ridiculizó Nick.
—También tengo ese poder —el otro hombre sonrió —¿Cómo piensas que sé sobre ti?
—¿Poder? ¡Mentira! —se burló Nick —Probablemente ha venido a espiar a casa de mi tía.
Solo el leve alargamiento de los ojos del otro hombre le dijo a Nick que estaba en lo cierto.
—Salga ahora —gruñó Nick empezando a avanzar.
Los tres hombres se pararon en la entrada y Manno sonrió.
—Ven conmigo ahora Nick Price. Tienes mucho que aprender.
Dejando que la sonrisa se deslizase por sus labios, Nick cogió la pistola semiautomática que
estaba en el bolsillo trasero de sus pantalones y apuntó a los hombres.
—No lo creo.
Hasta Cousan dio un paso atrás.
—Sal y no vuelvas.
Los cuatro hombres miraron fijamente el arma de fuego.

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—La usaré —la mano de Nick no osciló —¿Quién mierda va a cuestionar las acciones de un
agente del gobierno en un caso como este, especialmente cuando seguramente todos tendréis
una extensa ficha?
Por un momento la furia brilló en los ojos de Manno. Entonces dijo:
—No seas bobo. El poder corre por tus venas. Poder oscuro. Tú necesitas aprender a
controlarlo y Jasmine no te puede enseñar. El poder negro te va a comer de dentro hacia fuera. Yo
puedo enseñarte a controlarlo.
—La conversación está terminada.
—¡Estúpido! ¡No me desafíes! —temblando de rabia, Manno se inclinó hacia adelante.
El clic del seguro de la pistola se oyó en todo el porche.
Los otros tres tipos de la banda agarraron a Manno y lo sacaron fuera.
Nick no se relajó o bajó su arma hasta que desaparecieron. Levantando la cabeza, olió. El olor
picante de Cousan y los olores de sus hombres estaba desapareciendo. Cuando volvió a poner el
seguro y bajó la pistola, la negrura que luchaba dentro de su alma le explotó en la cabeza y cayó al
suelo.
El olor ácido de las sales hizo volver a Nick en sí. Estornudando violentamente, la sangre were
ampliaba el olor cien veces. Nick se levantó y levantó a su tía que estaba arrodillada a su lado para
empezar a interrogarla.
—¿Quién era ese cretino y de qué iba esa conversación de sangre real? Ya es lo
suficientemente malo que me haya convertido en un lobo. Ahora tengo a un cretino Vudú
persiguiéndome para ayudarme a conquistar el mundo. ¿Qué me está pasando tía Jasmine?
Por primera vez en su vida, Nick pensó que su tía parecía vieja. Suspirando profundamente ella
dejó las sales en una mesa pequeña y se giró en dirección a la cocina.
—Ven. Tenemos café.
Una vez que estuvieron acomodados con tazas de café fuerte delante de ellos, tía Jasmine
cogió una de las tazas y suspiró.
Tragando el café caliente, Nick luchó con sus emociones tumultuosas y las bloqueó en un
rincón de su mente. Tenía que pensar, usar el cerebro para abordar racionalmente todo lo que
estaba pasando. Cristo, el gobierno había gastado miles y miles de dólares entrenándolo para no
entrar en pánico y pensar claramente en cualquier situación, y era uno de los mejores agentes que
tenía la CIA.
Con el pensamiento ahora claro, Nick se recostó en su silla.
—Manno no tiene ningún poder Vudú —su tía examinó su rostro.
Antes de que ella pudiese decir nada, Nick levantó el dedo y lo puso entre los labios de ella
mientras se levantaba. Después de un viaje rápido a su coche, cogió una bolsa oscura, retiró un
instrumento pequeño, negro, como una caja. Abriendo un interruptor, investigó la habitación. En
quince minutos, descubrió y destruyó cuatro dispositivos de escucha que habían estado
cuidadosamente escondidos.
—Tal vez ahora me dejarás instalar un sistema de seguridad —le dijo a su tía.
Con el fuego brillando en sus ojos, ella golpeó la mesa con la mano y miró a la ventana.
—¡Bracque! ¡Loco! Manno Cousan ha ido demasiado lejos. Es hora que el Consejo haga algo
sobre él.

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Empujándola hacia la mesa, Nick la sentó suavemente en su silla y le dio café.


—¿Quién es?
—No es nadie… un hombre sin familia. —El brazo de ella se movió cortando el aire con la mano
—Hace más de diez años vino a Nueva Orleans diciendo ser descendiente directo de una casa de
Vudú real. Los que somos Vudús, supimos inmediatamente que era mentira, pero era encantador
y cortés y nos trató con respeto —ella silbó al beber más café —Es un demonio de dos caras. A lo
largo de los años trabajó paciente e insidiosamente para hacer débiles las verdaderas enseñanzas
de Vudú. Por el contrario, dice que emplea el Vudú negro como el que retratan los bobos que
hacen películas sobre grandes poderes, poderes que él prometió a sus seguidores. Peor, consiguió
que algunos Vudús verdaderos se le uniesen. Ellos se corrompieron adorando en lugares viejos y
oscuros de los pantanos.
El viejo Cyprus —dijo Nick cuando un recuerdo oscuro de su infancia le surgió en la mente.
—Te acuerdas —su tía lo miró de refilón —Casi te moriste aquel día. Uno de los males más
antiguos del Vudú es el Hombre Viejo Cyprus. Manno y sus seguidores buscan ese poder.
—Lo recuerdo. Aquel gran gator…7 —Nick aún estaba perdido en su memoria.
—Te salvó. —Tía Jasmine movió la cabeza —Es un Loa, un espíritu de protección.
—¿Qué quiere Cousan? —dejando atrás sus recuerdos, Nick se centró en sus pensamientos.
—Te lo ha dicho, poder. Quiere mandar como un rey.
—¿Entonces por qué me quiere?
—Te ve como un medio para ese poder. —Se inclinó en su dirección —Aquellos de nosotros
que tenemos sangre antigua, podemos aprender a usar el poder verdadero y el poder es como
cualquier otra herramienta. Puede ser usado para el bien o para el mal. —Su tía pareció alterada
—Los Vudús no adiestrados sucumben frecuentemente al mal, el poder los controla. Nosotros
hacemos todo lo que podemos para evitar que esto suceda. Todos los descendientes de una línea
de sangre real son examinados muy jóvenes para ver si pueden usar ese poder. Muchos no
pueden y, aunque seas un descendiente directo, no podíamos despertar los poderes dentro de ti.
—Jasmine bebió más café —Tu madre también era incapaz de usar el poder. Nunca habló con tu
padre sobre su herencia. Para él el Vudú era solo lo que querían ver los turistas.
—Es por eso que nunca me dijiste la verdad. —dijo Nick.
—¿Me habrías creído si te hubiese dicho que podía haber transformado a aquel Pierre
Trousant que te perseguía en una rana? —respondió su tía.
—Tal vez no, pero lo habría apreciado en ese momento. —Nick sonrió.
La sonrisa de su tía fue lánguida y rápida.
—Los poderes han despertado en ti ahora por causa de la transfusión de sangre de hombre
lobo, pero no entiendo exactamente lo que te ha pasado. —Frunció el ceño —Tu padre
acostumbraba a decir que era descendiente de los druidas. Tal vez eso haga la diferencia —se
encogió de hombros —¿Quién sabe? Pero la sangre de hombre lobo despertó tu poder de manera
que no somos capaces de prever. Cousan intentará usarte.
—Tiene la misma oportunidad que una bola de nieve en el desierto.
—Es un hombre peligroso, Nicholas. No lo menosprecies.

7
No hay nada relacionado con la leyenda del hombre Viejo Cyprus. Gator se puede referir a un cocodrilo.

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CCAAPPÍÍTTU
ULLO
O 1177

Andando a grandes pasos por el abarrotado aeropuerto, Melody colocó bien la correa de su
bolso y cogió firmemente las llaves del coche que acababa de alquilar. Su vuelo a Nueva Orleáns
había sido tranquilo, dándole mucho tiempo para pensar larga y duramente sobre Nick Price y
sobre como él había cambiado toda su vida. Quería odiarlo pero no podía. Su necesidad por él se
lo impedía. Ahora todo lo que tenía que hacer era encontrarlo.
El gruñido bajo que estalló en lo más profundo de la garganta de Melody hizo que las miradas
de la gente se volviesen hacia ella, pero las ignoró. Mientras se apresuraba entre la multitud, se
forzó en reconocer que había cambiado totalmente también la vida de él, de una manera incluso
más profunda. Peor, le dio su sangre sin permiso. Era verdad que las circunstancias habían sido
malas… el necesitaba la sangre y el temporal impedía conseguir un helicóptero para llevarlo a un
hospital o a obtenerla, pero eso iba contra una tradición antigua. No había roto las leyes de la
manada, pero aún así…
¿Qué pensaría su padre?
Pestañeando, Melody se mordió el labio. Cuanto más lo pensaba, más reconocía que sus
acciones habían sido injustas. ¿Cómo podía haber perdido el control? ¿Por qué había dejado que
el lobo en su alma dictase sus acciones? Ella sabía que darle a Nick su sangre sin permiso estaba
mal, y aún así había insistido. El hombre lobo en su alma había tomado su voluntad. Aunque ella
nunca lo hubiese considerado posible.
Melody paró de morderse el labio y apretó los dientes. Estaba hecho y no había nada que
pudiese hacer ahora sobre eso. Todo lo que podía hacer era intentar hacerle entender a Nick lo
importante que era para ella y cuanto lo necesitaba. Suspirando, Melody contuvo una lágrima.
Nunca, ni en sus sueños más salvajes, había pensado que necesitaría a alguien como necesitaba a
Nick.
Pero encontrar a Nick en Nueva Orleans sería un proceso largo, y penoso si ella trabajaba sola.
Melody necesitaba ayuda y sabía dónde encontrarla. Miró la señal indicando la salida. Pocos
humanos habrían notado los símbolos pequeños en la parte inferior, pero para Melody eran tan
claros como las otras palabras. Como hacían todas las manadas de hombres lobo, la de Nueva
Orleans tenía un código. Las direcciones señaladas por ese código eran visibles si uno sabía dónde
buscarlas.
Cuando salió del aeropuerto, la humedad la cubrió. Mientras se secaba el sudor de la frente,
un hombre delgado miró en su dirección y movió la cabeza.
Encogiendo los hombros, Melody respondió al movimiento con la cabeza. Era el tercer hombre
lobo que veía. Obviamente, el Alfa seguía el rastro de cualquier extraño que entrase en la ciudad.
Ella ni siquiera estaba usando el perfume que había creado su padre especialmente para ella, el
perfume que tenía acónito8 y enmascaraba el olor de hombre lobo. Ningún otro were podía saber
quién era si usaba el perfume. Sin embargo no quería conservar el anonimato en este viaje. Si
alguien podía ayudarla a encontrar a Nick sería la manada del Alfa de Nueva Orleans.

8
Acónito o wofsbane. En el mundo anglosajón es llamado thung, que parece ser usado para cualquier planta muy
venenosa. Fue entonces llamado acónito (por su nombre en latín y griego) y después Wolf´s Bane, traducción directa
del Lycotonun griego, derivado de la idea de que las setas, jugo o cebos untados con él atraían a los lobos. La especie
mencionadas por Dioscórides parece ser el Lycotonum Aconitum.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 74
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6° de la Serie Heat

Considerando la cantidad de weres que había en el aeropuerto, Nick habría sido notado en cuanto
saliese del avión. El Alfa de aquí sabría exactamente dónde estaba Nick o tenía una idea muy
buena de dónde podría buscarlo.
En cuanto cogió el coche alquilado, Melody se alejó del aeropuerto y siguió las señales
escondidas que la llevarían a la manada, localizada en la afueras de los límites de la ciudad. Una
hora más tarde se paró en una carretera que llevaba a un portón cerrado. Mirando la cámara que
se movía en dirección a su coche, apretó el botón del intercomunicador.
—Melody Gray para ver al Alfa femenino.
Cuando el portón se abrió, Melody encendió el coche y se dirigió al final de la carretera.
Solicitar ver al Alfa macho causaría una conmoción en la manada. Una extraña were visitando al
Alfa femenino era mucho más común y menos extraño, y Melody quería llamar la atención lo
menos posible. Todo lo que quería era encontrar a Nick y disculparse por lo que había hecho,
convencerlo que serían miserables el uno sin el otro y volver a casa… preferentemente con Nick.
Cuantas menos personas supiesen por qué estaba allí, mejor.

Parándose frente a la imponente entrada de la mansión, Melody cogió su chaqueta, salió del
coche y le dio las llaves al hombre que le abrió la puerta. Sin mirar atrás, siguió a un were mayor a
la casa con aire acondicionado, que la llevó a una salita pequeña.
—La señora estará con usted en un momento —con aquellas palabras, curvó la cabeza
ligeramente y dejó la habitación, cerrando firmemente la puerta tras él.
Poniendo la chaqueta encima de una silla, Melody se alisó la falda, contenta porque vestía uno
de los trajes hechos a medida que poseía, y pasó la mirada por la sala para ver el mobiliario. Ya
había notado las cámaras ocultas en algunas esculturas de una pared de la sala, lo que significaba
que probablemente habría dispositivos de escucha también. Lo que sabía de la manada de Nueva
Orleáns se lo había dicho Brendan a través de un email a su móvil durante el vuelo con los
informes que de ella tenía su padre. El Alfa había conseguido su posición hacía dos años y tenía a
su cuidado la manada más antisocial de los E.E.U.U. en el siglo XXI. La manada no estaba
cooperando para nada. El Alfa actual había tenido cuatro desafíos para su posición en los primeros
tres meses de su toma de posesión y había sobrevivido por lo menos a dos intentos de asesinato.
Sin embargo, con el apoyo leal de sus cinco Betas, dos hermanos y tres primos, estaba
consiguiendo cambios… lentamente.
Con el sonido de la puerta que se abría, Melody se giró. Un were de pelo corto entró en la sala
y la examinó cuidadosamente para salir nuevamente. Volvió brevemente y le abrió la puerta a una
delicada mujer rubia embarazada. Juzgando por el aire de confianza y mando que irradiaba de ella,
posiblemente fuese el Alfa que había venido a ver.
—Por favor, mande traer té, Jean Pierre —le dijo al hombre alto que la acompañaba.
Él sacó la cabeza por la puerta, llamó suavemente y se paró en la entrada mirando
cautelosamente a Melody. Sentándose sobre un canapé tan graciosamente como podía, la mujer
volvió su atención a Melody.
—Soy Noelle Bayon, el Alfa hembra. Bienvenue. ¿Qué puedo hacer por ti?
Olvidando su intención de ser cortés y civilizada, Melody caminó a largos pasos por la
habitación, se paró unos momentos frente a su anfitrión y respondió.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 75
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6° de la Serie Heat

—Soy Melody Gray y busco a mi compañero.


Cuando el hombre próximo a la puerta se tensó y avanzó, la mujer arqueó una ceja.
—Si no puedes mantener a tu propio compañero, ¿Por qué debería ayudarte Melody Gray? No
eres de esta manada, aunque la noticia de tu llegada despertó el interés de varios de nuestros
machos no emparejados —se inclinó en la silla y miró fijamente el rostro de Melody por un
momento —sin embargo no creo que pueda permitir que te unas a nosotros. Eres Alfa hasta los
huesos, y esto haría mi vida muy difícil.
Con las manos en las caderas, Melody se inclinó hacia delante, lo que produjo un gruñido de
advertencia del macho que estaba a su lado y respondió.
—No estoy interesada en ninguno de los machos de su manada. No quiero tener nada que ver
con su manada. Solo quiero encontrar a mi compañero. Él está aquí, en algún lugar de Nueva
Orleans y con el número de hombres que tienen en el aeropuerto, saben que ha llegado y dónde
está en este momento. Sólo dígame dónde y no me verá más.
En completa calma, la mujer pequeña le sonrió.
—Nuevamente, ¿Por qué debería hacerlo? Tengo más cosas de las que preocuparme que de
una hembra extraña y su compañero… Una hembra extraña con modos que me hacen cuestionar
su educación. Incluso los lobos del bosque enseñan mejor a sus cachorros.
Calladamente, maldiciendo su temperamento, Melody vio que la mujer aún sonreía
ligeramente. Sabía que Melody no la atacaría. No era que a Melody le importase el macho alto que
hacía de guardaespaldas. Estaba absolutamente segura que podría vencerlo sin grandes
dificultades. Sin embargo, el embarazo del Alfa hembra impedía cualquier enfrentamiento. La
segunda ley de la manada era muy clara. Los niños y las mujeres embarazadas tenían que ser
cuidados por encima de todo.
Melody se maldijo silenciosamente. ¿Por qué había abordado a la hembra con tanto
antagonismo? ¡Ella siempre podía controlarse! Si hubiese entrado en esta reunión de forma más
racional, como planeaba, no tendría que recurrir a su ultimátum final. ¡Maldito Nick Price por
desordenar sus emociones! Pero tenía que encontrarlo. No saber dónde estaba, rasgaba su alma
en dos.
—Lo siento. No quise ser tan… exigente —respirando profundamente, Melody se disculpó.
—Entonces sería mejor que aprendieses a controlar tu temperamento —la sonrisa nunca dejó
los labios del Alfa —Si no estuviese tan… indispuesta, te enseñaría yo misma un poco de
educación.
La oculta amenaza fue demasiado para Melody, antes de poder contenerse, permitió una leve
burla en los bordes de su boca.
—Como dije, soy Melody Gray. Mi padre es Artemis Gray. A menos que lo quiera frente a su
puerta, sugiero que sea más cooperativa.
Sólo el leve movimiento de los ojos de la mujer traicionó su consternación por las palabras de
Melody. Antes de que pudiese responder, sin embargo, la puerta se abrió y otro hombre fuerte
como el que estaba en la habitación, entró con una bandeja grande dónde estaba un servicio
adornado en plata.
—Nos puedes dejar, mon fère —dijo —nos apañaremos solos.
—Es hija de Artemis Gray —gruñó su hermano.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 76
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6° de la Serie Heat

—Lo he oído. No importa, tengo las informaciones que busca. Vete con Alain. El te informará
de los asuntos de la mañana.
El otro hombre movió la cabeza y dejó la habitación. El aire de confianza y mando que irradiaba
el segundo hombre no dejaba dudas de quien era, dejó la bandeja que llevaba en la mesa del café,
se giró de espaldas a Melody, se inclinó y besó a su esposa.
—¿Has tenido una mañana interesante, ma coeur?
Ella aceptó el beso y la caricia y le sonrió.
—Bastante. Tenemos una invitada importante.
El alma de lobo de Melody no estaba de humor para cortesías. Este hombre sabía dónde
estaba Nick.
—¿Dónde está? —preguntó Melody.
Girándose, el Alfa le sonrió.
—Me gustaría presentarte a mi marido, André Bayon, Alfa de nuestra manada. —dijo Noelle.
—Díganme dónde está Nick.
Nuevamente Noelle arqueó una ceja y estalló.
—Realmente, creería que la hija de Artemis Gray tendría mejor educación. Primero nos
amenaza con la posible llegada de su padre y después hace exigencias injustas y sin cortesía. ¿Por
qué deberíamos ayudarte? Si eres su hija, y tu madre era una loba de verdad, ¿cómo puede el
alma poderosa de loba en ti permitir un comportamiento tan miserable?
Tragándose un gruñido, Melody apretó los puños y cerró los ojos inhalando profundamente. La
vergüenza atravesó su rostro. La mujer tenía razón. Se estaba comportando de manera atroz. Por
la forma en que se estaba comportando, probablemente su padre apoyaría a Noelle contra ella. Y
su madre…
Melody suspiró. Su madre estaba probablemente retorciéndose en su tumba por la terrible
educación de su hija.
¡Mi compañero! ¡Lo he encontrado! ¡Voy hacia él! Gritó su alma en su mente. No eran maneras
para su mitad lobo. Melody luchó para mantener el control. Su relación con Nick era muy nueva y
frágil. Había estado separada de él mucho tiempo.
Abriendo los ojos, ella tragó un gruñido y dijo:
—Está en lo cierto. Mi madre… Perdone. Lo siento. Nick y yo nos hemos emparejado hace sólo
unos días. La tensión de no estar con él… el lobo en mí…
La rabia del Alfa se disipó deprisa y frunció el ceño.
—¿No has completado tu relación con un verdadero emparejamiento?
Melody movió la cabeza.
—Eso lo explica —movió la cabeza.— Estar separada tan pronto no es fácil. ¿Cómo pudiste
dejarlo marchar y como pudo él partir sin el emparejamiento de lobos? Necesitas tranquilizarte.
Siéntate y toma un té. Mi André no permitirá que Nick se marche.
—No conoce a Nick —Melody le dio una media sonrisa.
El Alfa sirvió el té y le dio una taza a su esposa.
—Nick Price está en casa de su tía. No se marchará por lo menos en unos días.
El alma de Melody ardió de placer. ¡Mi compañero! ¡Ve ahora!

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—¿Está seguro? —No podía esconder el ansia en su voz cuando cogió la chaqueta.
El Alfa movió la cabeza mientras miraba fijamente a Melody.
—¿Estás segura de querer ir ahora? Nick Price es un joven muy enfadado. Necesita
comprender su cambio. Y su tía es la única persona en la que confía.
—Tengo que explicarle… —Melody se paró. Obviamente el alfa sabía lo que le había pasado a
Nick. Sin embargo ella no necesitaba explicar la culpa que sentía por lo que le había hecho a
ambos —¿Me dirá el camino a casa de su tía? —Después de un momento Melody continuó —¿Por
favor?
—Ella no podrá tranquilizarse hasta que lo vea, André. ¿Te acuerdas de lo que me pasó a mí?
—dijo Noelle con una sonrisa.
El se rió mientras cogía un bloc pequeño y un lápiz de la chaqueta. Después de escribir
rápidamente le dio el papel a Melody.
—He puesto la dirección. Deberías estar allí en cuarenta y cinco minutos.
—Gracias —cogiendo la chaqueta se dirigió a la puerta.
—¿Estás segura de que no quieres té?
—No, gracias —la puerta se abrió con el empujón de Melody.

Una hora y media después sintió que la dirección que le había dado el Alfa no había sido tan
precisa como había pensado. Melody frenó cerca de la casa de la tía de Nick. Empujando la puerta
salió. La humedad la envolvió y enjugó gotas de sudor en la frente. Maldiciendo por el hecho de
que vestía medias para el vuelo, cogió su blusa y la empujó lejos de su cuerpo frío y húmedo.
¿Cómo podía acostumbrarse a esta humedad si Nick quería vivir en Nueva Orleans?
Aquel pensamiento hizo que Melody se parase en el camino. ¿Si Nick quería vivir aquí? ¿Por
qué debería vivir dónde Nick quisiese? ¿Por qué no vivir dónde ella escogiese? ¡Ella no quería vivir
aquí!
Movió la cabeza. ¿Por qué pensaba en eso? ¿Eso hacía el estar emparejada con una persona?
¡Ridículo!
Apretando los puños y respirando profundamente, Melody subió los dos escalones del porche
y golpeó la puerta.
El placer apareció en su alma cuando vio a Nick. ¡Mi compañero!
Dentro de la puerta, él dio un paso atrás.
—¿Tú? ¿Cómo me has encontrado? ¿Qué diablos quieres? ¿No has destruido lo
suficientemente mi vida?
—Nick, yo… —Melody no podía controlar el deseo en su voz.
Él le dio con la puerta en las narices.
Con el corazón en el estómago, Melody miró fijamente la puerta. Esperaba su rabia, pero no un
rechazo tan directo. ¿Cómo era posible? ¿El vínculo no lo afectaba de la misma manera que a ella?
¿Y si realmente no le importase? ¿Qué haría? No podría vivir sin él. De eso estaba completamente
segura.

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Levantó de nuevo la puerta cuando esta se abrió. Sin embargo, en vez de Nick, la saludó una
elegante mujer negra. Mucho mejor que Melody, la mujer elevó el mentón delicado y la miró
fijamente con sus ojos oscuros, marrones. Sus labios llenos, rojos, estaban diseñados en una línea
dura, y su voz era tranquila.
—Según Nicholas, le has arruinado la vida. ¿Por qué debería darte la bienvenida a mi casa?
Melody se fijó en el poder que irradiaba de la tía de Nick. Un poder para rivalizar con el de su
padre. Por una vez su mitad hombre lobo estaba quieta. Eso le permitió relajarse y pensar, antes
de hablar. Existía algo en los ojos de la mujer que desmentían el hecho tan poco amistoso de su
voz, algo que inspiraba esperanza. ¿Podría volverse una aliada?
—Porque sin él me moriré —miró profundamente en los ojos de la otra mujer.
Antes de que le saliesen las palabras, Melody sabía que eran verdaderas. El vínculo que tenía
su alma con Nick era irrevocable e irrompible. La única desventaja del vínculo compartido por los
hombres lobo emparejados era la falta de interés en vivir después de la pérdida de su compañero.
A diferencia de su padre, ella no tenía hijos para sacarse la melancolía que formaría parte de ella si
se viese separada de Nick por mucho tiempo o si él no la quisiese. Noticias de weres a los que
habían recusado sus compañeros de alma eran casi desconocidas… casi. Los susurros sobre
esperar la muerte o cometer suicidio aparecían de vez en cuando.
Melody sintió una única lágrima rodar sobre su mejilla. Pestañeó y se recompuso.
Al mismo tiempo su estómago gruñó. Ella no había comido nada en las últimas treinta y seis
horas.
El rostro de la otra mujer se suavizó y el poder que la rodeaba como una armadura se disipó.
—Soy Jasmine Vassant —dio un paso atrás —Bienvenue, Melody, entrez.
Tambaleándose en la entrada, Melody entró en una habitación con atormentadores olores,
algo picante burbujeaba en una olla al fuego, algo dulce en un tarro en el mostrador, algo caliente,
masculino y sensual sentado al otro lado de la habitación… Nick.

—Una mujer, una extraña, acaba de dirigirse a la casa y entrar.


—Pero ella es un were —al otro lado de la conexión, Manno sonrió.
—Paul dice que lo es.
Manno sonrió ampliamente. Llevarse algunos weres de la población de Nueva Orleáns a su
lado había sido un gran golpe de suerte. Ningún were entraba o dejaba la ciudad sin que él lo
supiese.
—Ella es la were que le dio sangre. No hay otra razón para que un were esté tras él.
La sonrisa de Manno se volvió perversa.
—Llévatela cuando salga. Sabes a dónde. Si es verdad lo que dice Paul sobre los hombres lobos
emparejados, podemos usarla para controlarlo.

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Cuando Melody tropezó en la entrada y fue a la cocina de su tía, Nick golpeó con una mano
sobre la mesa.
—¡Tía Jasmine!
—¡Compórtate Chile! Esta es mi casa y esta mujer es bienvenida. Quieres descubrir lo que te
pasó. ¿Quién mejor para explicarlo?
Nick pasó la mirada de un rostro de mujer a otro. Tía Jasmine, en la cual confiaba más que en
nadie y a la que amaba más que nadie en la tierra. Melody…
Confiaba en Melody, ¿cierto? Pero, ¿cómo se sentía sobre ella?
Cerrando los puños continuó mirando fijamente el rostro de la mujer que había arruinado su
vida. Ahora estaba más enfadado de lo que había estado nunca con alguien, incluyendo a su jefe
que lo había mandado a esta misión estúpida de perseguir a un hombre lobo. Y ahora tenía que
mirarse. Él era una aberración y si la CIA lo descubriese lo encerrarían y harían experimentos con
él. Melody estaba segura de esto. Si hubiese llevado a su hermano de vuelta a Washington, habría
sido encerrado y vigilado con una seguridad mayor que en Fuerte Knox.
¡Melody! Maldita perra. ¿Que tenía que hacer con ella? Más que nada, Nick quería que se
fuese. De otra manera se iría él. Si Jasmine no le pedía que se marchase, entonces se iría él. No
quería estar cerca de ella. Pero incluso así…
Cuando reunió fuerzas y ordenó a su cuerpo que se levantase de la silla, su estómago se
revolvió. El sudor lucía en su frente. Manchas negras aparecieron delante de sus ojos. Aunque
quería atravesar la cocina y salir, no podía. Algo no lo dejaba. ¿Pero qué? Le había llevado años
controlar su cuerpo y sus emociones. En los últimos cinco años había sido totalmente imparcial en
todos los trabajos que había hecho. Pero todo había cambiado desde que Melody Gray le había
dado su sangre.
No, dijo la voz insidiosa de su conciencia. No has sido completamente imparcial en este caso
desde la primera vez que la viste sentada en su oficina. Te has mentido a ti mismo desde aquel día.
¿Por qué no te fuiste cuando conseguiste la información que ella te dio? Tú sabías que eran falsas,
pero podías haber descubierto la pista sin ellas. Sin embargo te quedaste… por su causa. Te
quedaste y miraste cuando ella se masturbaba en la habitación. La seguiste a aquel bar. ¿Por qué
la desafiaste al billar si sabías que no podía ganar? Cuando ella cogió tu muñeca, ¿por qué te
dejaste arrastrar por ella a la parte de atrás del bar? Y cuando ella te amarró con correas en
aquella cama de hospital no luchaste salvo con la palabra. Todo esto pasó antes de saber lo de la
transfusión. Admítelo. Sé honesto contigo mismo. Quisiste tener sexo con ella.
—¡Diablos! —dijo Nick cuando agarró con los dedos la parte de atrás de una silla.
—¡Nicholas! —protestó su tía por el ruido de la madera rompiéndose.
Él miró el pedazo de silla en su mano.
—Eres más fuerte que antes —dijo Melody en voz baja.— considerando tu entrenamiento
tendrás que ser cuidadoso.
—No quiero ser más fuerte —gruñó Nick tirando la comida al suelo.
—Ahora suenas como un niño malcriado —dijo Jasmine con voz dura —lo hecho, hecho está.
Para de poner morros.

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—No estoy…
—Sí, lo estás haciendo —su tía se giró a Melody —¿El cambio es permanente?
—Lo siento mucho —Melody bajó los ojos y confirmó con la cabeza.
—¡Lo sientes! —Nick se dirigió hacia ella —¡Lo sientes mucho! ¿Tú lo sientes? ¿Cómo
demonios piensas que me siento? Por lo que me dices ahora nunca tendré una vida normal.
Estaba perfectamente feliz con las cosas como estaban, pero tu sola decidiste cambiarlo todo, ¿no
es cierto? Has arruinado mi vida.
Cuando terminó de gritar, Nick estaba de pie frente a Melody. Ella permaneció con la cabeza
inclinada y él podría haber jurado que vio una lágrima caer al suelo.
—Perra —gruñó. Su obvio arrepentimiento no tuvo efecto alguno.
Fue la gota que colmó el vaso. Con las fosas nasales ardiendo Melody apretó los puños en sus
costados para evitar la burla en su rostro y levantó la cabeza. Aquello era demasiado. Ella había
seguido a este hombre centenares de millas porque su alma lo llamaba. Pero no sería humillada
por él, aunque fuese lo más importante de la tierra para él. Ella era un were, y ninguna hembra
permitía que su compañero la tratase de otra manera que con respeto. Dejaría cicatrices en él
antes de que eso pasase.
—Es verdad —gruñó ella en respuesta —soy una perra. Mi madre era una loba y, al igual que
otras hembras relacionadas conmigo, me enorgullezco de ello. Tú lanzas esa palabra de forma
insultante, pero para mí o cualquier otra were, esto es una realidad. —abriendo el puño derecho
lo puso en su pecho —En cuanto a arruinar tu vida, ¿Qué piensas que he hecho con la mía? Era
perfectamente feliz con mi vida hasta que tú entraste en mi oficina como si fueses el dueño.
¿Piensas que me gusta estar emparejada contigo… un humano? ¿Crees que te habría escogido? —
golpeó su pecho de nuevo y él dio un paso atrás —Piénsalo nuevamente idiota. Quería
emparejarme con otro were, alguien que me entendería y me amaría por lo que soy. ¿Pero a
quién escogió mi alma de lobo? Tú… un humano. —Otro golpecito en el pecho y Melody continuó
—¿Tienes alguna idea de lo que es ver tu interior retorciéndose porque tu compañero no está
cerca? ¿Sabes cual se la sensación de que tu compañero te deje sin una palabra de despedida?
¿Puedes por lo menos empezar a entender lo que sentí al ver que mi compañero estaba caído en
una charca de sangre en peligro de muerte? ¡Maldición! No tuve elección. O que esperabas, ¿Qué
te dejase sangrar hasta morir? —le golpeó con el dedo nuevamente.
Nick dejó de apartarse y se inclinó en su dirección.
—No tenías que darme tu sangre, especialmente cuando sabías lo que haría conmigo. ¿Has
oído hablar del libre albedrío?
—¿No me has escuchado? —Melody puso las manos en las caderas y le pisó un pie —Tú eres
mi compañero, la otra mitad de mi alma. Te estabas muriendo y yo estaba aterrorizada.
—¿Aterrorizada? Parecías tener un buen control de ti misma antes de eso.
Ella se inclinó hacia él hasta que sus narices estaban casi en contacto.
—No te ibas a morir, ¡maldición! La sangre de hombre lobo te curaría más rápido que cualquier
otra cosa. Hace tres días y casi no notas una herida que debía mantenerte en una cama de
hospital, ¿No es cierto? No, te di la oportunidad de elegir. Estaba equivocada y lo siento mucho,
pero nunca he tenido elección tampoco. El vínculo entre nosotros era muy nuevo. No conseguía
controlarlo. Aún no puedo. —Melody se enderezó, levantó el mentón y lo miró directamente a los
ojos. —No tienes ni idea de lo que odio eso.

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Nick le devolvió la mirada. Ella levantó el dedo para tocarlo nuevamente en el pecho pero él le
agarró la mano antes de que ella pudiese hacerlo. Había tenido suficientes golpes y quería
terminar con ellos en ese momento.
En el momento en que Nick le envolvió la mano con la de él lo que parecían descargas
eléctricas danzaron alrededor de sus manos y sobre su brazo. El estómago se le revolvió y aquella
cosa oscura en su alma surgió. Esta vez, sin embargo, algo diferente estaba pasando con su
cuerpo. Su estómago se revolvió nuevamente y su corazón empezó a latir más rápido. El sudor
apareció inesperadamente en su frente. Cuando la oscuridad apareció en sus ojos, otra cosa se
apretó alrededor de ella, luchó, peleó con ella. Su estómago se revolvió nuevamente y se apretó
en un nudo.
Arqueando las cejas, Nick cerró los ojos. Todo su cuerpo empezó a temblar.
—¿Nick? —Librándose de su mano, ella le cogió el rostro con las manos —¿Estás bien?
Abriendo los ojos, Nick miró fijamente su rostro, con los ojos mirando fijamente los ojos azules
de ella que ardían con manchas doradas. Tenía que besarla. Su vida dependía de eso. Antes de
poder tener la oportunidad de rechazarlo, Nick empujó a Melody en sus brazos y capturó la boca
de ella con la suya. Cuando su olor lo rodeó, el placer estalló en su cuerpo y la fea oscuridad, el
mal que luchaba para controlar su cuerpo desapareció.
Inclinado la cabeza, Nick apretó la boca firmemente contra la de ella y deslizó la lengua entre
sus labios. Los dientes chocaron y sonaron. Su beso no era suave, pero no podía hacer nada.
Necesitaba mantenerla lo más cerca posible. Si pudiese la habría tragado entera. Gruñendo chupó
su labio inferior y puso de nuevo la lengua en su boca.
Mientras sus lenguas se batían en duelo, ella gimió y se apretó más firmemente contra su
pecho. Con aquella pequeña victoria, él tomó el control, sus besos exigían una respuesta
hambrienta, ardiente. El invadió su boca, empujando su lengua contra la de ella en una danza que
se volvió cada vez más sensual. Necesitaba conquistarla, dominarla.
Manteniendo la mano alrededor de su cintura, pasó los dedos de la otra mano por su pelo y le
acercó aún más la cabeza.
Nuevamente los dientes se golpearon y las lenguas se batieron en duelo.
Los dientes de ella se deslizaron por sus labios.
El gusto metálico de la sangre avanzó por la lengua de Nick. Su necesidad absoluta de Melody
se identificó como una llama ardiente en sus venas. Preso en un beso que parecía arrancar el alma
de su cuerpo. Nick se sumergió en un remolino de deseo.
Ella deslizó las manos por su espalda hasta tocarle el trasero firme bajo los vaqueros. Intentó
decir algo, pero con las lenguas en la boca del otro no podía entender nada.
No importaba. Sus acciones hablaban mucho más alto. El nudo en su estómago explotó en
fuertes llamas. Con los nervios en ebullición, su pene se endureció. Gimiendo profundamente en
su garganta, deslizó de nuevo la mano hacia abajo, agarró el trasero de ella y le empujó las caderas
contra su dura erección.
¡Ella era suya!
Lloriqueando, ella se frotó contra su muslo y acunó la erección entre las piernas.
Jadeando, ella apartó su boca y echó la cabeza hacia atrás.
—Sí. —susurró ella.

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Él quiso arrancarle la ropa y arrojarla al suelo para terminar el acto sexual allí.
El sonido de su tía Jasmine tosiendo… ruidosamente, más de una vez, penetró en el cerebro
nublado por la pasión de Nick. Empujando a Melody, dio un paso atrás. Intentó normalizar la
respiración y miró primero hacia ella y después a su tía.
Con los ojos vidriosos por la pasión, Melody cogió una silla para no caerse.
—Que…
Sin una palabra, Nick se giró y huyó a otra parte de la casa. Él nunca había experimentado los
sentimientos que recorrían su cuerpo. Tuvo que apartarse de Melody, tenía que llegar a algún
lugar dónde pudiese pensar sin que le distrajese su presencia.
¡Mío! ¡Mío! ¡Mío! ¡Aparéate ahora! Aulló el alma de Melody mientras se movía para recuperar
el equilibrio.
—¡Nick!
—Déjalo ir, Chile. —dijo la tía de Nick cuando Melody dio un paso tras él. Uso la mano en el
brazo de Melody para apartarla cuando esta se giró y gruñó. —Apartándose levantó ambas manos
—Paz Chile. Necesita pensar. No está huyendo.
Respirando profundamente varias veces, Melody miró a la tía de Nick y luchó para recuperar el
control de su cuerpo. El beso que acababa de compartir con Nick había sido distinto a cualquier
otro que hubiese dado antes, incluso aquellos que le había dado a él. Este le había sacado el alma
del cuerpo, había mezclado el alma con la suya y vuelto con parte de ambas. Él era su compañero
verdadero y ahora era suyo.
Ella juntó el cabello atrás de su rostro. Ahora todo lo que él tenía que hacer era reconocerlo y
no luchar contra lo que no podía ser cambiado.
—Ha pasado algo importante, ¿no es cierto? —preguntó la tía de él.
—Estamos unidos —Melody asintió con la cabeza. —soy parte de él ahora le guste o no. No sé
exactamente lo que hizo con él la transfusión o que parte de su sangre Vudú se despertó, pero él
es mi compañero. No tengo duda, y si deja de luchar consigo mismo también lo sabrá.
—Mi Nicholas está acostumbrado a controlar su vida —Jasmine movió la cabeza. Levantando
un recipiente herméticamente cerrado, se lo ofreció a Melody.
—¿Qué es esto?
—Mi Jambalaya. Tu Janta. Vete a la habitación de un hotel próximo y pasa allí esta noche.
—No voy a abandonar a mi compañero.
—Vamos niña —la tía de Nick continuó —Nick no se va a ir a ninguna parte, pero no te quiere
ver ahora. Tiene que pensar en esto solo. —ella sostuvo el recipiente —Aquí. Vete a cenar, ten una
buena noche de sueño y vuelve mañana.
Melody apartó el cabello del rostro nuevamente. Tenía su inquieta alma bajo control ahora y
podía pensar. Tal vez la tía de Nick tuviese razón.
Su estómago gruñó cuando el atormentador aroma del Jambalaya en el fuego rodeó la cocina.
Ella hizo una mueca cuando Jasmine sonrió.
Melody suspiró. El recuerdo de la mirada final de shock e incredulidad surgió en su mente.
Jasmine tenía razón. Nick necesitaba tiempo para pensar, reconocer y aceptar lo que había
pasado.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 83
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Cogiendo el recipiente de Jambalaya, Melody se giró en dirección a la puerta de la cocina.


—Volveré mañana.
Jasmine movió la cabeza.
—Tengo la seguridad de que Nick estará aquí esperando por ti.

Una vez fuera de la casa, Melody se deslizó en su coche alquilado y colocó el recipiente en el
suelo entre los dos asientos. Cogiendo las llaves de su bolso encendió el coche y se apartó de la
casa. Conduciendo lentamente por la carretera de la casa de Jasmine, buscó el móvil en el bolso
que había dejado en el asiento y marcó el número de su hermana.
Belle respondió casi inmediatamente.
—Belle, lo he encontrado. Hemos hablado. Creo que su tía me va a ayudar. —Pisó el freno —
Oh mierda —continuó al teléfono —hay un árbol. Creo que tendré que salir y sacarlo del camino,
pero no te preocupes, es un árbol pequeño. No cuelgues, vuelvo en un instante.
Melody puso el móvil en el asiento del pasajero y abrió la puerta del coche.
Apenas había salido cuando la agarraron.
Su gruñido era audible por la conexión del teléfono de su hermana.
—¿Quienes sois vosotros? Soltadme. Lo que tu…
Melody no tuvo la oportunidad de terminar. Un trapo empapado en algún líquido ilegal fue
empujado sobre su boca y nariz. En menos de un minuto, ella estaba inconsciente.
Al otro lado de la línea, Belle dejó caer el teléfono de su mano. Deprisa terminó la llamada y
marcó otro número.
Melody ha sido secuestrada.

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ULLO
O 1199

—Abre los ojos. Sé que tás despierta.


Con el mentón descansando en su pecho y el cabello cayendo sobre su rostro, Melody ignoró
la orden.
El bofetón duro, hizo que su cabeza girase de lado, era opuesto a la voz suave.
—No juegues conmigo, perra.
Movió la cabeza hacia atrás, se sacó el pelo del rostro y levantó los ojos para fijarlos en el
semblante del hombre.
—No juegues conmigo cretino. No tienes ni idea de en lo que te estás metiendo.
—¿Qué? —sonrió —¿Es porque eres un were? ¿O porque tienes dientes puntiagudos? —
estalló los dedos —Esto es lo que pienso sobre la manada.
—Eres un idiota —gruñó ella.
Con las manos en las caderas, el movió la cabeza hacia atrás y se rió.
Melody oyó que se abría la puerta, pero mantuvo su atención enfocada en el hombre frente a
ella. Su nariz le dijo que era humano. ¿Cómo sabía sobre los were y que quería de ella? ¿Cómo
podía ser lo suficientemente loco para secuestrarla, sabía algo sobre la manada de Nueva Orleans?
Aunque ella no fuese miembro alfa de aquí, ellos harían todo lo que estuviese en su mano para
proteger a cualquier were de los humanos. Las manadas y las personas diferentes podían discutir
entre sí, pero siempre se unían contra cualquiera que no fuera uno de ellos.
El hombre que abrió la puerta se unió a ellos.
Manteniendo la atención alerta en su secuestrador, Melody ignoró al nuevo habitante de la
habitación. Era un were. ¿Qué estaba pasando aquí? ¿La manada local estaba tras el secuestro?
Gruñó.
—¿Quién eres y qué quieres conmigo? No soy de Nueva Orleans. No vas a conseguir nada
sobre la manada de aquí.
El primer hombre rio nuevamente y golpeó el pecho con su puño.
—Soy Manno Cousan, Rey del Vudú de Nueva Orleans. ¿Manada? No quiero nada de ellos.
Ellos non ten nada que yo quiero. Me toy preparando para ellos —levantó la mochila de Melody
del suelo y se inclinó al otro hombre. —Aquí, mira lo que descubres, Jacques.
El were le sonrió cuando cogió la mochila, fue hasta una mesa dónde tiró todo. Dejando de
lado alguna ropa, cogió su cartera.
—Su nombre es Melody Gray —frunció el ceño por un segundo y se encogió de hombros.
Soltando la cartera, levantó el móvil. —Este aparato es caro y no lo tiene cualquiera, Manno —lo
abrió y apretó algunos botones cuando Manno se puso a su lado.
—¿Ves algo?
—Solo algunos nombres de contactos —soltó el teléfono y continuó observando sus
pertenencias.
—¿Quién es tu? —Manno volvió a su lado - ¿Por qué tienes un teléfono tan caro? ¿Tu familia
es muy rica? ¿Pagarían para que te devolviese a ellos?
Un aullido muy alto de otro hombre llamó la atención de ambos.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 85
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—¿Qué pasa?
—¡Abominación! —Jacques aulló mientras sacudía un pedazo de papel en su mano —¡Ella es
una abominación!
—¿Qué es lo que quieres decir? —Manno fue a su lado nuevamente.
—¡Artemis Gray! Ella es la hija de Artemis Gray.
—¿Qué quieres decir con eso de que es una abominación? ¿Su madre y su padre eran
hermanos o algo así?
—¡Peor! Artemis Gray es un hombre lobo que se volvió salvaje y se emparejó con una loba.
—Los were lo hacen —Manno se encogió de hombros —la manada no lo prohíbe.
—Él debió quedarse como lobo. No lo hizo. Le enseñó a sus hijos a transformarse, ¡Les enseñó
a ser humanos¡ Ella es mitad lobo. ¡Es más lobo que humana! ¡Debió quedarse en el bosque con
los otros animales! —escupió en el suelo a los pies de ella —¡Abominación!
Sonriendo ligeramente, Melody miró atentamente a sus captores. Había pasado mucho tiempo
desde que otro were le había lanzado su ascendencia a la cara. Su padre se había vuelto muy
poderoso. Aún así, algunos were tenían dificultad en aceptar a su familia. No muchos cachorros
medio were escogían volverse humanos y, si lo hacían, vivían una vida de bajo nivel. Su padre, por
otro lado parecía haber dejado de causar polémicas. Claro, su propósito era la igualdad para todos
los were.
—¿Tu eres mitad lobo? —preguntó Manno —¿Nick Price lo sabe?
Ella volvió su atención al humano. ¿Nick? ¿Qué quería ese Manno Cousan de Nick?
—Eso no le importa.
—Ella no se lo ha dicho —gruñó Jacques —Tu príncipe Vudú está follando con un animal.
Melody mantuvo los ojos en sus captores, pero su cabeza daba vueltas. ¿Nick era un príncipe
Vudú?
— ¡Vodú, bobo, Vodú! —estalló Manno —Lo del Vudú es para turistas. El Vodú es real. ¡Tú lo
sabes!
—La culpa es de ella. —Jacques movió la cabeza ligeramente —No quiero estar en la misma
habitación que ella.
—Vete entonces —dijo Melody —Tampoco me gusta tu compañía.
Una bofetada de Manno hizo que su cabeza girase de lado nuevamente.
—Calla perra.
Lamiendo la sangre de su boca, Melody luchó para controlar su temperamento cuando el lobo
en su alma aulló de rabia. ¡Rasga su garganta! el deseo de transformarse se volvió casi opresivo…
casi.
—Hazlo —Manno se rio —Transfórmate en lobo, perra. Tus piernas están amarradas a la silla y
los brazos en la espalda. Te lastimarías las caderas y los hombros. Y seguirías presa. A Jacques le
gusta ver sufrir a los demás. Tal vez te suelte y te folle.
—No la follaría aunque fuese la última were en la tierra. No follo con animales.
—Tal vez lo intente yo más tarde —Manno rio y se frotó la barriga —Tal vez lo haga al estilo
perrito.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 86
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Con el sudor corriéndole por la cara, Melody apretó los dientes y se concentró en controlar su
furioso lobo interno. Probó las cuerdas con suavidad. Estaban apretadas. Pero ella no pensó que
verse libre de ellas sería imposible. Usaría todas sus habilidades, pero existía la posibilidad de
fallar. Transformarse atada la incapacitaría y le produciría un gran dolor. Mejor no intentarlo, por
lo menos mientras no fuese su única opción. Lentamente el lobo dentro de ella aceptó su decisión
y se calmó.
Totalmente bajo control nuevamente, Melody examinó los ojos de su captor y dijo.
—Aún no me ha dicho lo que quiere de mí.
Manno se encogió de hombros extrañado.
—No quiero nada de ti. Tú eres el señuelo para Nick Price. Has despertado los poderes en él
cuando le diste tu sangre. El es un Vodú poderoso ahora. Yo y él vamos a decidir el destino de esta
ciudad, tal vez del estado, incluso tal vez del país.
Melody parpadeó. ¿Nick? ¿Decidir el destino del país?
—Eres un verdadero idiota si piensas que Nick quiere decidir algo… ¡especialmente contigo!
Esta vez el bofetón fue lo suficientemente fuerte para tumbar la silla de lado. Algunas luces
minúsculas surgieron ante sus ojos cuando la cabeza golpeó contra el suelo de cemento.
—Déjala acostada ahí, Jacques. Necesita aprender una lección. ¿Has mandado el mensaje a
casa de Mamá Jasmine?
—Si Nick Price quiere verla nuevamente tiene que venir aquí —el hombre movió la cabeza.
—Voy a apartar a Nick —Manno sonrió a Melody —de esa tía cooyon9 y hablar de hombre a
hombre para que esté a mi lado. Todo hombre quiere mandar, sí. —se giró a Jacques —Cuida de
ella. Asegúrate que ella no hace nada estúpido.
—Siempre que no tenga que tocarla.
Cuando Manno dejó la habitación, Jacques se sentó en una vieja silla rota y encendió una
pequeña televisión. Después de una última mirada en su dirección, ignoró completamente a
Melody.
Acostada de lado, aún amarrada a la silla, Melody examinó la habitación tanto como pudo, el
suelo de cemento, las paredes pintadas de gris, cajas vacías y palés movidos. Algún tipo de
almacén, probablemente.
Cerrando los ojos, ella respiró profundamente. La pulsación de su cabeza se volvió un dolor
soportable. Respirando profundamente otra vez, Melody empezó a recitar sus mantras favoritos
de yoga silenciosamente. Hasta que el dolor desapareciera debía concentrarse lo suficiente para
escapar de esta situación. Al parecer debería esperar a que Nick fuera a salvarla.
Apretó los dientes al pensarlo. Maldición, odiaba la idea de depender de alguien. Ella siempre
cuidaba de sí misma.

¡Desafío! La palabra apareció por toda la mansión de la Manada de Nueva Orleans,


esparciéndose por toda la propiedad.

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Nombre canjún para una persona estúpida o loca.

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Las preguntas volaron de un miembro de la manada a otro. ¿Nuevamente? ¿Otro? ¿Quién?


¿No estaba todo el mundo satisfecho? Con seguridad André había derrotado a todos los machos
de Nueva Orleans que deseaban su posición. No había habido un desafío en casi un año. Los
hermanos Desmaries habían sido completamente derrotados, Jean Dupaul murió debió a las
heridas y Henri Girard huyó de la ciudad después de perder el desafío.
En el salón de baile de la mansión donde se había dirigido cuando fue informado que un Alfa
extraño había forzado la puerta y los guardias con poca dificultad, André estaba de pie en la pared
opuesta a las puertas dobles. Tras él, con las manos dobladas en su gran barriga, Noelle cambiaba
su peso nerviosamente de un pie a otro. En su condición, ella sería incapaz de ayudarlo.
Moviendo la cabeza hacia varios miembros de la manada, cuando se acercaron a la sala, André
esperó por su adversario.
En mucho menos tiempo del que esperaba, su desafiador debía de haber corrido mucho, las
puertas que André estaba mirando fijamente se volvieron accesibles. Un macho alto, más delgado,
plateado, anduvo a grandes pasos por la habitación. El poder, unido al olor del agotamiento, se
desprendía del macho extraño.
Tras André, Noelle jadeó.
André no tuvo tiempo de girar y confortarla. Algunos pasos más y el macho extraño estaría en
mitad de la habitación, el lugar tradicional para pararse y lanzar su desafío. Entonces los dos se
desnudarían y se transformarían. La lucha duraría hasta que uno de ellos aceptara la derrota, algo
que André nunca haría. Por su apariencia, este macho tampoco desistiría fácilmente. André tragó
en secó y miró a su oponente. Estaba absolutamente seguro que los dos morirían en la lucha.
Pero ¿por qué desafiar a André cuando estaba obviamente cansado y no en su mejor forma?
Los suspiros hicieron eco alrededor de la habitación cuando el macho extraño no paró a la
distancia tradicional de André. Esto era un quiebre sin precedentes al protocolo.
Noelle gruñó y caminó al lado de André.
Cogiendo su muñeca, André empujó a su compañera tras él.
Otros miembros de la manada cambiaron de actitud. Algunos dieron pasos al frente. Tres
primos de André se pusieron a su espalda. Al quebrar el protocolo, este extraño hombre lobo
había provocado su caída.
El forastero, de ojos rojos desfigurados, ignoró todo excepto a André. Parándose unos pasos
frente al Alfa de la manada, se inclinó al frente y preguntó:
—¿Dónde diablos está mi hermana?

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 88
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CCAAPPÍÍTTU
ULLO
O 2200

—¿Qué quieres? —Gruñó Nick a través de la puerta metálica al despreciable hombre que
estaba en la terraza de su tía, cuando sacó el revólver de la parte trasera del pantalón y apuntó al
extraño. Éste se detuvo abruptamente.
—Manno dijo que te entregara esto, vale —dijo al tiempo que lanzaba una mochila a la terraza
—Dice que Mamá Jasmine sabe dónde encontrarlo —con esas palabras se giró marchándose.
Nick mantuvo el arma en la mano hasta que el olor del otro hombre desapareció.
—¿Qué es esto? —preguntó su tía.
Nick no tuvo que acercarse más para reconocerlo. El olor de Melody impregnaba la mochila.
Abriendo la puerta salió y la cogió.
—Es de Melody.
Su tía respiró hondo frunciendo el ceño.
—¿Manno se la llevó? —Ella colocó la mano en su brazo —Nick, él la matará si no consigue lo
que quiere.
Con la mirada perdida, Nick desvió la vista de la puerta a ella. El canto de los pájaros resonaba
en los arboles. En algún lugar del pantano, un caimán gritó. Las abejas zumbaban entre las flores y
hierbas que rodeaban la casa. El gato de su tía maulló de frustración cuando el ratón que
intentaba cazar se escapó. La brisa matinal le trajo miles de olores… flores, insectos, animales. El
sol que prometía otro día caluroso, húmedo, brillaba en el cielo. Diez minutos antes, esos sonidos
y olores hubieran sido un bálsamo que calmara la tensión de sus músculos, la fatiga de su espíritu,
la confusión en su cerebro.
Se había pasado la noche de un lado para otro, repasando en su mente la semana anterior.
Primero, se reprendió a sí mismo por haber encontrado a Melody Gray. No necesitaba detenerse
en la ciudad de ella. Debía de haber seguido adelante. Ese tipo de pensamiento, sin embargo, no
llevaba a ningún lugar. Nunca había ignorado una pista, no importaba lo pequeña que fuera. Más
de una vez, algo aparentemente insignificante lo condujo a un apresamiento, no dejaba nada sin
acabar. No debió tener dificultad para acercarse a Melody Gray pidiendo información, más de las
que pudo tener si hubiera dejado de respirar. Todo lo que pasó después fue tanto culpa suya
como de ella. El hecho de que fuera una mujer lobo, en realidad, no influía para nada con la
atracción que sentía. La quería desnuda y gimiendo sobre él, desde el primer momento en que la
vio sentada y agotada detrás del escritorio. Podía no estar dispuesto a admitirlo, pero finalmente
había encontrado algo más importante que cualquier caso en el que estuviera trabajando.
Nick agitó la cabeza. Melody lo fascinó desde el primer momento y el que fuera una loba no
disminuía esa fascinación. En las últimas horas antes del amanecer Nick finalmente admitió que su
calidad de loba, la volvía aun más atractiva. Y no sabía por qué. Debió sentirse intimidado o
disgustado, pero no lo estaba.
El ulular de un búho afuera mostró su acuerdo con él.
Cuando amaneció, Nick por fin aceptó que Melody significaba mucho más para él que su
propia vida y el pensamiento de que nunca volvería a verla provocó una depresión y agonía en su
alma, como jamás antes había experimentado. No podía vivir sin ella, aunque quisiera.
La voz de su tía cortó sus pensamientos.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 89
JUDY MAYS
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6° de la Serie Heat

—¿Nick?
Nick sacudió la cabeza para despejarla y enfocar sus pensamientos. La voz de su tía
desapareció, así como los sonidos y olores que rodeaban la casa.
Melody estaba en peligro. Manno Cousan la había secuestrado.
Nick agarró la correa de la mochila más fuertemente.
Su olor y el perfume que usaba lo rodearon.
Algo en su interior se agitó. El brillo del sol desapareció y algo oscuro y peligroso anidó en su
interior.
Manno Cousan iba a morir.
—Lo mataré por esto —masculló cuando soltó la mochila en el suelo —Dime dónde puedo
encontrarlo.

Una hora después, Nick y su tía aparcaron en una calle desierta. Al otro lado se erguía lo que
parecía un almacén abandonado.
—¿Estás segura de que ella está aquí?
Jasmine asintió con la cabeza.
—Aquí es donde Manno viene a hacer sus “conspiraciones” —respondió.
—Quédate aquí —ordenó Nick mientras salía silenciosamente de auto.
Jasmine observó a Nick cruzar la calle y desaparecer por un lado del edificio. Poniéndose su
brillante chal alrededor de los hombros, salió del vehículo andando con pasos largos hacia el otro
lado de la calle. Cuando Nick había cogido las armas del arsenal que escondía en la casa de ella,
había hecho unas llamadas. Se correría la voz. Manno Cousan había ido demasiado lejos. El
Consejo se encargaría hoy de él. Deteniéndose bajo una ventana giró la cabeza a un lado, al
tiempo que agitaba los dedos. Luego metió las manos bajo el chal esperando.
Al otro lado del edificio en un callejón desierto, André y Brendan salieron de una furgoneta
seguidos por cinco miembros de la manada de André.
—¿Estás seguro de que Melody se encuentra aquí? —murmuró Brendan. Cuanto antes pusiera
sus dientes en ese Cousan antes correría la roja sangre de ese bastardo.
El Alfa hizo un movimiento de cabeza a su compañero.
—Aquí es donde Cousan realiza su llamada “magia”. Alguien de mi manada se infiltró en su
organización.
—Vamos —la niebla gris comenzó a formarse alrededor de Brendan.
El Alfa le agarró del brazo.
—¡Espera! Viene alguien.
Brendan resistió el deseo de arrancarle a su anfitrión la mano de un mordisco. Aunque prefería
estar allí solo, el protocolo exigía que aceptase la ayuda ofrecida por el Alfa. El padre de Brendan
había sido inflexible en eso. La Jerarquía no podía aceptar una pelea de sangre entre uno de sus
miembros y el Alfa de la Manada de Nueva Orleans. Por su padre, Brendan toleraba la presencia
de André Bayon y sus hombres.
Una figura solitaria se deslizó por las sombras alrededor del edificio.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 90
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Brendan levantó la cabeza y olió. Su ira aumentó. Ese hombre era la razón por la que su
hermana había sido secuestrada. La burla se convirtió en un gruñido.
—Por tu culpa ella está aquí. Si resulta herida, te abriré la garganta.
Apretándose contra el edificio, Nick se maldijo mentalmente, cuando reconoció al hermano de
Melody.
Luego dijo entre dientes.
—No te muevas. Hay una cámara a menos de diez metros. Solo unos pasos más y estarás en su
campo de visión.
El Alfa movió la cabeza.
—No me importa, mon ami. Cousan sabe que venimos.
—Manno sabe que estoy aquí —respondió Nick rudamente —¿Te mandó un mensaje
pidiéndote que vinieras?
—Si piensas que me voy a quedar aquí esperando a mi hermana, estás loco —replicó Brendan
en voz baja.
Nick sintió la necesidad de golpear al hermano de Melody. La estrategia básica de Brendan de
un ataque frontal llevaría mucho tiempo. Nick le miró fijamente.
—No te estoy pidiendo que te quedes aquí, gilipollas. Te estoy diciendo que esperes hasta que
consiga distraerlos. Ellos esperan que venga solo. Ocúltate tras esas cajas antes de que la cámara
gire a este lado.
Gruñó audiblemente cuando el Alfa lo agarró del brazo, el hermano de Melody dejó que lo
apartaran.
—Si le pasa algo a Melody —amenazó —Yo mismo te mataré.
—Me gustaría que lo intentaras —respondió Nick volviendo su atención a André.
—Hay una ventana rota en aquella esquina. No vi cámaras por allí. Tendrás que levantar a
quién vaya, pero es el mejor punto para entrar sin ser visto. Las cámaras alrededor del edificio
están en buen estado, pero el que las instaló dejó puntos muertos. Debes ser capaz de entrar sin
problemas —miró a Brendan —Y mantén a este imbécil callado.
El hermano de Melody frunció los labios pero no dijo nada.
Creo que no es totalmente estúpido, pensó Nick para sí mismo. Luego salió de las sombras y se
dirigió directamente a la cámara. Como esperaba esta lo enfocó. Después de mirarla fijamente
durante unos momentos, fue directo a la puerta. Se oyó un timbre y el zumbido de la cerradura.
Empujando la puerta abierta entró en las sombras.
—Me gustaría desgarrarle la garganta —murmuró Brendan para nadie en particular, cuando se
deslizaron sigilosamente por el edificio buscando la ventana que Nick había mencionado.
—Entonces, Brendan Gray deberás dar explicaciones a tu hermana —habló André —Y ella no
me parece del tipo que perdona.
Cuando los dos hombres se izaron por la ventana rota, Brendan gruñó pero no le respondió.
Hermano o no, Melody le arrancaría la piel a tiras si dañara un pelo de la cabeza de su compañero.
Lo que no significaba que a Brendan tuviera que gustarle él. Por culpa de ese idiota de la CIA, la
vida de Melody estaba en peligro. Y si ella estuviera herida de cualquier manera, Brendan no se
preocuparía por vengarse de nadie. Su padre se encargaría de ello.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 91
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6° de la Serie Heat

Dentro del almacén, Nick permaneció quieto hasta que sus ojos se adaptaron a la oscuridad. Su
sentido del olfato aumentó rápidamente identificando el olor a moho, polvo, comida en mal
estado, cañerías obstruidas y cuerpos sin lavar. El ligero olor a perfume que emanaba Melody vino
desde una puerta situada a más o menos cuarenta metros frente a él. Aunque se había pasado la
vida usando sus ojos en vez de la nariz. En una situación como esta, prefería contar con el sentido
que conocía mejor.
—¿Por qué te has mezclado con ella? —dijo una voz entre las sombras a su izquierda —¡Su
madre era una loba pura, no una mujer lobo! Ella es más animal que humana. ¿Qué hay de malo
en ti? ¿No lo sabías?
Nick no se inmutó cuando un hombre lobo se situó en su línea de visión, aunque quería
estrangularlo por lo que había dicho de Melody. Sabía que otro hombre estaría allí, lo hubiera
sabido aun sin los sentidos ampliados. Ese era el tipo de trabajo para el que había sido entrenado.
Nick hizo una mueca cínica con sus labios. Manno Cousan no tenía oportunidad contra él. Si este
autoproclamado rey del Vudú hubiese dañado de cualquier forma a Melody, no viviría para ver
ponerse el sol.
El hombre hizo un gesto con la mano.
—Dame tu pistola.
Nick se la dio.
—Pero, ¿Cómo has podido follar con esa perra? —El hombre continuó mientras colocaba el
arma en su cinturón y se giraba —¿No te has dado cuenta de que es una abominación? Es mitad
lobo. ¡Es mitad animal! ¿Acaso no lo sabías? Líbrate de ella. Mejor mátala. Nadie lo sabrá.
—Menudo idiota. No ha buscado más armas.
—Cierra la boca, antes de que te la cierre —respondió.
En un primer momento el hombre acarició la pistola. Parecía dispuesto a aceptar el desafío de
Nick. Luego tras mirarlo fijamente a los ojos se apartó. Girando, caminó hacia adelante,
murmurando sobre su respiración.
Nick le escuchó repetir “abominación” más de una vez.
Durante unos breves instantes la vergüenza hizo sonrojar a Nick. Había llamado a Melody
princesa nacida en la cuna equivocada, alguien que solo quería joder con él porque era negro. Ella
le dijo que se equivocaba, que su vida no había sido fácil, pero una parte de él realmente no la
creía. Ahora sabía que no había mentido sobre la forma en que ella y sus hermanos habían sido
tratados. Los hombres lobo la odiaban simplemente por su ascendencia. ¡Él había querido su
muerte!
Nick gruñó suavemente, el hombre miró por encima de su hombro. Nick observó, ese hombre
moriría si la había tocado.
Permaneció en silencio cuando el hombre lobo lo hizo entrar por la puerta que había
descubierto antes. Entraron en una habitación iluminada.
—Bueno, ha venido —dijo Manno, la satisfacción goteando como veneno en su voz.
Ignorándolo, Nick se concentró en Melody que estaba sentada y esposada a silla en mitad del
cuarto. Polvo y suciedad cubrían su lado izquierdo, pero el fuego de la rabia brillaba en sus ojos
azules moteados de oro. Nick se sintió fruncir el ceño. No tenía duda de que por lo menos una

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 92
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6° de la Serie Heat

pequeña parte de esa rabia iba dirigida a él. Cuando se acercó más, vio la contusión en su blanca
piel.
—Ya te has acercado lo suficiente, Nick Price —ordenó Manno —Has visto que está bien.
Apretando los puños, Nick apretó los dientes tragándose la ira que creía en su interior. Cousan
definitivamente era hombre muerto.
—Estoy aquí —dijo entre dientes —déjala ir.
Cousan se rió.
—Todavía no. Primero tenemos que asegurarnos que el poder Vudú en ti ha despertado.
¡Bernard!
Un hombre menudo negro con el pelo blanco salió detrás de la cortina.
Cousan comenzó a mover las manos rítmicamente.
—Bernard es un Vudú auténtico, uno al que los tontos del Consejo temían por su poder y lo
desterraron. Yo lo recogí. Creo en él y en su fuerza. Juntos trabajamos en las sombras y mostramos
a los otros Vudús, que podemos vivir mejor y que podemos dominar esta ciudad.
Nick cruzó los brazos sobre el pecho.
—¿Eso que tiene que ver conmigo?
El movimiento de brazos de Cousan se volvió más frenético.
—Te lo dije. La sangre de hombre lobo despertó tu poder haciéndote más fuerte. Con tu ayuda
voy a acabar con esta ciudad.
—Ya te dije que no me interesaba.
Dejando caer los brazos a un lado, Cousan se paró en mitad de un paso. Por un momento miró
fijamente a Nick. Luego dijo:
—Dispararé a la chica.
Antes de que nadie se moviera, Nick respondió con voz tranquila.
—Entonces definitivamente no conseguirás ninguna cooperación mía. Y lo que es mejor, te
cazaré y te mataré personalmente.
—Tú también morirás.
Nick se encogió de hombros.
—Entonces la CIA te cazará. Mi tía sabe donde vine, y envié un fax a mis superiores. ¿Estás
seguro de querer meter a la CIA en esto, Cousan?
El hombre se enderezó entrecerrando los ojos.
—Ellos no son nada. Bernard se ocupará de ellos también —chasqueó los dedos.
Nick frunció los labios.
—¿Estás seguro de querer arriesgarte?
—Deja de perder el tiempo con él, Manno —interrumpió Bernard —Voy a tomar el control de
sus poderes y luego haz con él lo que quieras.
—¡Hazlo ya! —exigió Cousan.
Antes de que Nick pudiera moverse, Bernard levantó las manos, chasqueó los dedos diseñando
un círculo con los índices de ambas manos. Luego las dirigió a Nick.
—¡Despierta! —ordenó comenzando a cantar en voz baja y gutural.

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Dentro de Nick la entidad oscura con la que había luchado desde la transfusión, la entidad que
estaba siempre allí, cerca de su consciencia desde que conoció el secuestro de Melody, la que
pensaba haber derrotado y desterrado con el beso de Melody, rugió a la vida abrazando su cuerpo
e infiltrándose en su mente.
Jadeando y sujetándose la cabeza con ambas manos, cayó al suelo.
—¡Nick! —gritó Melody.
Arrodillado Nick luchó contra el diablo en su cuerpo, o por lo menos lo intentó. El control del
que tan orgulloso estaba había desaparecido. La negrura penetró enredándose en cada parte de
su cuerpo y su alma.
La canción de Bernard se hizo más fuerte.
Nick se retorció y gimió, mientras luchaba por el control.
—¡Ahora me perteneces! —gritó Cousan con alegría por el triunfo.
Cuando la sucia oscuridad invadió a Nick notó que sus sentidos desaparecían, un largo aullido
lleno de ira atravesó el aire para ser respondido primero por uno y después por otro y otro hasta
que un coro de cólera atravesó las paredes, suelo y techo. En lo profundo de la oscuridad que
corroía su alma, otra entidad aulló en respuesta, una entidad poderosa, niebla encerrada en plata,
oro y ébano, no la oscuridad aceitosa que corroía su cuerpo, sino una oscuridad limpia como el
cielo de una noche llena de estrellas. Expandiéndose rápidamente, devorando el mal que arañaba
su alma, llenando a Nick con la frescura envolvente, gélida, de una noche de invierno sin luna.
Cuando el dolor desapareció y su ropa cayó, Nick se levantó sobre cuatro patas frunciendo el
morro con un gruñido. Con las afiladas garras arañando el suelo de cemento, se lanzó sobre su
atormentador. Al otro lado del cuarto, la niebla se disipó y un lobo blanco plateado saltó a la silla
donde Melody estaba preparada para unirse a él en el ataque. De la puerta por donde Nick entró
salieron más lobos.
Girándose, Manno Cousan gritó una vez y huyó por una puerta escondida cerca de donde
estaba. Un gran lobo plateado empujó a Melody y Nick fuera de su caminó y se lanzó contra la
puerta. Cuando esta no se movió aulló con ira e intentó cavar un pasadizo.
Un disparo resonó en la estancia, pero los compañeros de Cousan salieron gritando ante el
ataque de los lobos.
Todavía moviendo las manos, Bernard cayó gritando al suelo, derribado por un gran lobo
ceniza rodeado por el poder del Alfa.
Entonces una luz blanca resplandeció en el cuarto, su brillo aturdió momentáneamente a todo
el mundo.
—Él es nuestro, André Bayon —ordenó una voz autoritaria.
Agitando la cabeza, Nick parpadeó para aclararse la vista. A su lado Melody hizo lo mismo.
La niebla oscura se arremolinó, el Alfa de Nueva Orleans surgió ante un grupo de nueve
humanos brillantemente vestidos, guiados por un hombre de aspecto digno con el pelo blanco y
color más oscuro que la medianoche.
—El ayudó a asesinar a Weres —respondió André, al tiempo que se limpiaba la sangre del
mentón —¿Por qué no debería matarlo?
El hombre de cabellos blancos cruzó las manos sobre el tórax.

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—Porque, Alfa, la muerte es definitiva. Con nosotros sufrirá tormentos indescriptibles.


También asesinó a Vudús.
El Alfa miró al hombre temblando, le dio un golpe y se marchó. Señalando a los miembros de la
manada que lo acompañaban dijo:
—Nos vamos.
Después miró a Nick y Melody, que todavía estaban en forma de lobo.
—Sois bienvenidos si queréis uniros a nosotros.
Una arruga apareció en su rostro.
—En cuanto a ti Brendan Gray, por el honor a tu padre y hermana… y mi compañera. Para mí,
no abandonarás lo suficientemente rápido Nueva Orleans —el Alfa se giró llevándose a los
miembros de su manada del cuarto.
El lobo plateado mostró una sonrisa dentuda, pero no cambió a humano.
Cuando el grupo de Vudús tomo la custodia de Bernard, la tía de Nick se puso ante él.
Moviendo la cabeza de un lado a otro lo miró a los ojos.
—Las manchas negras se fueron. Tus ojos son dorados como los de un verdadero lobo —ella
agitó la cabeza— No pensé que eso fuera posible —poniéndose de rodillas lo abrazó —Pero
continuas siendo el mismo Nicholas y yo te amo —levantándose siguió a sus amigos del consejo.
Cuando desapareció, Nick echó una mirada a Melody y a su hermano y luego de nuevo a ella.
Abriendo la boca intentó hablar, pero solo unos ladridos salieron de su boca.
—Usa tu mente.
Nick miró fijamente a la loba plateada cerca de él. Ningún sonido atravesó el aire, pero ese
comentario tenía un toque definitivamente femenino.
Él formó las palabras en su mente, mientras continuaba mirando a Melody.
—¿Cómo diablos me transformo en humano?

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 95
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CCAAPPÍÍTTU
ULLO
O 2211

Apoyado en una cómoda silla de cuero, Nick movía los dedos mirando a Melody. La furia que
había bloqueado en un rincón de su mente, casi se liberó cuando vio la contusión en su cara. Si
pudiera coger a Cousan lo despedazaría miembro a miembro. Al otro lado del cuarto ella le sonrió
volviendo su atención a Noelle Bayon. Él frunció el ceño. Melody parecía tranquila, pero estaba al
límite, inquieta. ¿Por qué?
Volvió su atención hacia donde Brendan conversaba con André cerca de la chimenea. El
hermano de Melody de vez en cuando le echaba una mirada y luego regresaba su atención al Alfa.
Nuevamente ¿Por qué?
Escuchó un suave suspiro sobre su hombro.
—No tienes idea de lo que debes hacer ¿verdad?
Noelle Bayon se separó de Melody sentándose en una silla cerca de la suya. Inmediatamente la
tensión que rodeaba suavemente el cuarto comenzó a aumentar. André Bayon lo miraba como si
quisiera matarlo. Brendan tenía una mirada burlona y Melody estaba enfadada.
Por su parte, Nick ahora aceptaba a su lobo interior, que todavía intentaba unirse
cómodamente con su alma, levantó la cabeza para gruñir una advertencia cuando uno de los
hermanos de André se detuvo frente a Melody y comenzó a hablar con ella. Todo el cuerpo de
Nick se puso en tensión. ¿Qué estaba haciendo ese macho tan cerca de su compañera?
Una vez más Noelle suspiró colocando la mano en el brazo de Nick.
Un gruñido bajo salió de André y él dio un paso hacia ellos.
—¡Machos! —ella estalló —¡Deja de comportarte como un idiota, André! ¡Nadie le ha
explicado nada a él!
Nick vio como Melody se ponía rígida. Sus labios se abrieron en un gruñido mudo.
Noelle hizo un gesto con la mano.
—No es culpa tuya Melody. Él huyó. Fuiste secuestrada. No hubo tiempo. Y Henri si no te
apartas de ella vas a tener muchos problemas.
Nick se relajó cuando el macho se unió a los otros hombres. ¿Por qué tenía que molestarle que
otro tipo hablara con Melody?
Cogiéndole de la muñeca Noelle hizo que se levantara.
—Ven a dar un paseo conmigo. Tenemos un bonito jardín.
—¡Noelle! —gritó André.
—Si dices una palabra más, André —le amenazó —tendrás otra cicatriz para comparar con la
que ya tienes. Sabes que para ti no hay nadie, salvo yo. —se golpeó levemente en la enorme tripa
—Y esta criatura que llevo por si lo olvidaste.
Las fosas nasales del Alfa se dilataron, pero no dijo nada.
Melody se levantó.
Noelle suspiró.
—Quédate aquí Melody —Noelle señaló a la otra mujer en el cuarto —Annette habla con
Melody y luego ven al jardín.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 96
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Cuando Noelle prácticamente lo arrastró fuera de la habitación, Nick miró por encima de su
hombro. Todas las miradas lo seguían. ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Por qué esta nueva parte
lobo suya se oponía a abandonar a Melody? Si no hubiera otras mujeres en el cuarto, él no habría
ido. ¿Qué estaba mal en él?
—Sé que para ti es duro este cambio —dijo Noelle cuando lo acompañó por la casa hasta un
grupo de grandes puertas dobles que se abrieron a un magnifico jardín.
—¿Cómo puedes saberlo? —murmuró Nick.
La suave risa de ella fue de alguna manera extrañamente reconfortante.
—Mi madre, ella me lo contó.
Nick se giró encarándola.
—¿Tu madre era una mujer lobo?
Moviendo la cabeza ella respondió.
—No. Tú y yo ahora somos Weres, hombres lobos, pero existen muchos tipos diferentes de
cambiaformas. Algo que aprenderás después. Ahora debes concentrarte en Melody.
—Ella es en todo lo que puedo pensar —murmuró Nick.
Dejaron de caminar y Noelle se dejó caer sin aliento sobre un banco bajo un árbol —
Perdóname, pero no puedo caminar mucho estos días.
Nick centró su atención en la mujer embarazada. Su experiencia con gestantes era
inexistente—¿Debería llamar a alguien?
Ella se rió.
—No te preocupes, estoy bien —dijo golpeando suavemente un banco próximo a ella —
Siéntate y escucha.
Nick así lo hizo, apoyando los codos en las rodillas unió las manos entrelazando los dedos y
miró la puerta por la que habían llegado. Melody llegaría pronto.
Noelle se echó a reír.
—¿Te preocupas por ella, verdad? ¿No puedes dejar de pensar en ella, aunque quieras?
Nick solo refunfuñó.
Ella se rió aun más.
—Ese deseo por ella nunca cesará, aunque aprenderás a controlarlo. El vínculo del
acoplamiento es fuerte, más fuerte que cualquier cosa que muchos humanos han experimentado.
El tuyo es nuevo e incompleto.
Incluso cuando preguntó, ¿Qué quieres decir? Nick recordó el beso que compartió con Melody
en casa de su tía… ¿Había sido solo ayer? Ese beso pareció arrasar su alma, fundirla con la de ella,
y luego regresar en pedazos con partes de la de Melody. ¿Cómo podía ser otra cosa más completa
que eso?
—¿Todavía no te has acoplado con ella?
Girando la cabeza, Nick simplemente arqueó una ceja mirándola.
La risa de ella aumentó.
—Sexo y apareamiento son dos cosas diferentes. En un verdadero acoplamiento el macho
domina a la hembra solo si ella lo acepta. Debes hacerla someterse a ti, montarla, hacerla tuya.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 97
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6° de la Serie Heat

Nick solo la miró.


—¿Quieres decir, como lobos?
Ella ladeó la cabeza.
—Como humanos, para que nuestro lado humano acepte este lazo. Nuestra humanidad lucha
contra el lobo en el interior. Para ti, aun más, ya que nunca has conocido otra cosa —nuevamente
puso la mano en su brazo —Aprende a confiar en el lobo que tienes dentro. Los lobos no se
mienten a sí mismos… nunca.
Inclinándose ella hizo una pausa.
—Los miembros de mi familia son brujas Cajún. Mi madre se enamoró de un Were. La mezcla
de sangre provocó el mismo cambio en ella, como te pasó a ti. Desde entonces, se ha pasado toda
su vida investigando y estudiando el fenómeno. Los humanos aceptan una transfusión de sangre
cuando se acoplan con un Were. Les da muchas de las características Were, pero no pueden
cambiar. Aunque para algunos, esto no siempre es así. Los vampiros y las hadas no pueden
cambiar. Ni tampoco todas las hadas pueden hacerlo. Hasta donde sabemos, tú eres el primero
con sangre Vudú que sufre una transfusión de sangre Were que puede transformarse.
—¿Esta historia nos lleva a algún lugar?
Noelle suspiró.
—Perdóname. Me sigo olvidando que tu unión no está completa aun. Cuando Melody llegue
aquí, debes aparearte con ella.
Nick bufó.
—¡Solo eso! ¿Con audiencia incluida?
En ese momento Melody apareció en el jardín.
Sus miradas se cruzaron.
Noelle se levantó.
—Sin embargo, realmente no te importará, ya que cuando la persecución empiece, estarás
solo. El jardín tiene tres acres y está vallado para nuestra privacidad. Corre con ella, búscala, y al
final debes hacerla aceptar tu dominación. Entonces la unión será completa.
Nick no notó que se marchaba. Sus sentidos estaban centrados en Melody. Inspiró oliéndola.
Ella estaba excitada.
Su polla reaccionó de inmediato.
—No me atraparás —dijo con voz baja y sensual. Una niebla plateada se formó. La ropa cayó a
la tierra. Una loba blanca se alejó corriendo, antes de estar completamente formada.
El ente interior que Nick estaba empezando a aceptar como su esencia de lobo tomó el control
de su cuerpo. Esta vez no luchó. Rasgando su ropa, cambio a la forma de lobo y saltó tras ella.
La persecución duró más tiempo del que Nick quería. Ella era rápida. Varias veces escapó de él
por caminos cuidadosamente creados por la densa vegetación. Finalmente, en un pequeño claro
alejado de la casa, la acorraló. Con la espalda contra la pared, ella se enfrentó a él con un gruñido
en los labios y mostrando sus afilados dientes. Entonces la niebla plateada estalló y ella cambió a
la forma humana.
Nick se transformó segundos después. Estaba caliente. Cansado. La había perseguido durante
más de una hora. La deseaba. ¡Ahora!

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—¡Sométete! —exigió él.


Sus ojos se abrieron y después se entrecerraron.
—No soy una perra en celo para ir arrastrándome hasta ti.
Un gruñido escapo de su pecho.
—Eres mía.
Ella se desvió hacia la derecha.
Él bloqueó su escapatoria.
Ella volvió a ir a la derecha y rápidamente giró a la izquierda.
Casi consiguió escapar. Casi.
Él la sujetó por la cintura empujando el cuerpo desnudo contra el suyo. El aroma de su
transpiración y su perfume lo envolvió, su pene se levantó… duro y dolorido. Aparéate con ella,
había dicho Noelle. Domínala y hazla aceptarte.
Cuando Melody luchó entre sus brazos, una pequeña parte lógica de Nick, el entrenamiento
mental de la CIA invadió su conciencia. Si dominación significaba violación, es mejor estar muerto.
Ningún hombre de verdad le haría eso a una mujer.
Con los brazos rodeando con firmeza el torso de Melody sobre sus pechos, Nick cerró los ojos.
No importaba lo que esta nueva parte de lobo en él quería hacer, nunca forzaría a Melody.
Prefería estar muerto.
Con un suspiro la soltó.
Girándose, con los labios fruncidos en un gruñido, ella lo miró.
Él hizo un gesto con la mano.
—Vete si quieres. Me importas demasiado para forzarte. Nunca podría hacerte eso.
Nick cerró los ojos, pero no importaba. Todavía podía verla perfectamente. Una vez pensó que
la palidez casi incolora de su piel combinaba con su cabello rubio casi blanco. Que tonto había
sido. Su piel no era blanca como la de un albino. Normalmente, era de color marfil. Cuando estaba
excitada era color rosa pálido. Sus pezones eran rosados. El cabello que se rizaba en el vértice de
sus piernas era una mezcla de rubio, blanco y plata.
Cristo, pensó para sí, parezco un poeta de mierda.
—¿Nick?
La voz de ella era suave.
Él abrió los ojos y vio que se acercaba, sus pezones rosados se balanceaban suavemente, el
largo cabello extendiéndose al viento.
Su polla se puso más dura con cada paso que ella daba.
El lobo dentro de él aulló exigiendo que la tomase.
Nick apretó los dientes quedándose quieto. No sería gobernado con un instinto animal.
Melody se paró ante él.
—Nick —dijo nuevamente, cuando le rodeó con los dedos el pene tirando —Jamás me
dañarías. Tómame. ¡Ahora! —dijo inclinándose al frente de manera que sus pechos se rozaron
contra el torso de él, mordisqueándole un lado del cuello con fuerza. Luego unió la boca con la
suya chupándole la lengua con dureza.

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El mordisqueo lo había llevado al límite. Un profundo rugido surgió de su garganta y la abrazó


dejándose caer al suelo.
Prisionera entre los brazos de Nick con las manos contra su musculoso pecho, Melody saqueó
su boca. La decisión de él de soltarla, la había dejado a la vez encantada e intimidada… a su mitad
humana le encantaba que le importara, a su parte lobo la intimidaba saber que la dejaría ir. Pero
ahora era suyo, a juzgar por su erección dura como una piedra rozándose contra su cadera, estaba
más que preparado para ella… físicamente. ¿Pero lo estaba mentalmente?
Soltándole los brazos, él rodó de espaldas, apartó la boca de ella e inmediatamente atacó un
pezón.
Melody se arqueó, cuando el placer fue inmediatamente a sus ingles. Pero eso no era lo que
quería o necesitaba. Haciendo uso de toda su fuerza, ella lo empujó y se levantó.
Un aullido de ira estalló de la garganta de Nick, que escapara enviaba escalofríos de
anticipación a su columna. Solo pensar en capturarla de nuevo, dominarla, empujar su oscuro
pene en ella, mientras la montaba haciéndola gemir de anticipación. Con los músculos del
estómago tensos y la humedad deslizándose por sus muslos.
—¡No juegues conmigo!
—Te gusta que juegue —ella jadeó —¿verdad? —Cogiéndose los pechos rodeó los pezones con
los pulgares y se estremeció de placer, incapaz de contener el gemido.
—¡Deja de provocarme, maldición! ¿Me quieres o no?
Casi, ella pensó. Casi está preparado para dejar a su lobo interior tomar todo el control. Cogió
un puñado de tierra y se lo tiró. Cayó sobre su pecho. Al principio su cara mostró asombro, luego
furia.
Melody se giró para huir nuevamente.
Pero no fue lo suficientemente rápida.
Él la tumbó con el estómago en el suelo y él a su espalda.
—Ya he tenido suficiente —dijo en su oído, mientras ella luchaba por escapar —primero tienes
sexo conmigo contra una pared, luego me atas a una cama y de nuevo tienes sexo conmigo. Me
das tu sangre que me vuelve mitad animal. Dices que yo tendría que ser tu compañero y me
persigues hasta Nueva Orleans donde acabas siendo secuestrada por un idiota que piensa que
puede utilizarme para dominar al mundo. Finalmente consigo aceptar todo eso ¿Y tú te vas?
¿Quieres atormentarme con la posibilidad de tener sexo? Esta vez no, cariño —él se levantó de su
espalda tomándola por la cintura y haciéndola ponerse de rodillas —No ahora. Ahora, eres mía.
Con esas palabras, empujó el pene tan profundamente en su cuerpo como pudo.
Jadeando Melody se estremeció cuando el grueso y pesado pene de Nick se deslizó en su
interior, estirándola, abriéndola. Soltando el brazo colocó una mano en su espalda, dobló la rodilla
asentándose con el pie en el suelo para poder deslizarse profundamente en ella. Debajo de él,
Melody abrió la boca, gimió y comenzó a jadear. Ella abrió más las piernas para permitirle mejor
acceso.
—Sí, oh si —gimió.
—Eres mía —gruñó, retirando el pene de su interior y dándola una palmada en el trasero, para
luego penetrarla otra vez.
Melody aulló de placer. Su compañero. Nick era su compañero.

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Rugiendo, Nick asentó los pies en la suave hierba, empujó las caderas contra el trasero de ella y
la penetró de nuevo. Ella se echó hacia atrás y luego hacia delante. Dentro. Fuera de nuevo.
Levantando el culo contra sus caderas. La piel marfil ardía con la transpiración. Él podía ver sus
pechos balanceándose, los pezones rozando el suelo. Entonces ella se apoyó en los antebrazos
para darle mejor acceso.
Sus pelotas se mecían, se apretaban y extendían, Nick rodó girando las caderas cuando
empujaba el pene, lo retiraba, y volvía a empujarlo en su caliente y mojado coño repetidas veces.
Nunca había poseído a una mujer de esa manera, aunque a Melody parecía que le gustaba… ¡no!,
que le encantaba su dominación sexual. Y esto era un ataque, uno que él no podía creer que
estaba haciendo, y disfrutando tanto.
Sin embargo ella lo estaba disfrutando más que él.
Algo en ellos se acercaba, fundiéndose, convirtiéndose en uno.
Nick le dio un nuevo azote y observo como su oscura polla se deslizaba entre los labios rojo
oscuro de su vagina. El azote que le había dado no había sido fuerte, pero la marca rojiza de una
mano apareció en su piel. Apretó las caderas contra su trasero, gruñendo cuando los músculos
internos lo atrajeron aun más profundo en su interior.
—Cristo, nena —murmuró —Cristo.
—Más fuerte Nick. Fóllame más fuerte —ella gimió —Quiero gozar.
Otro azote en el otro lado del trasero.
—Lo sé, cariño, lo sé.
Alzando la espalda de ella cuando metía el pene, deslizó un brazo por su cintura hasta llegar a
sus muslos. La humedad cubrió su dedo que empezó a acariciar el clítoris.
Otro aullido salió de la garganta de ella y escalofríos recorrieron la espalda de Nick. Nunca
había imaginado que algo tan melancólico como el aullido de un lobo, pudiese sonar tan
malditamente sensual.
—¿Estás preparada, cariño? ¿Preparada para correrte?
—Sí, oh si, oh sí.
Nick también lo estaba. Puso una mano entre sus muslos y otra en la cintura. Su polla estaba
todavía más rígida. Sus bolas estaban preparadas para explotar. Empujó su trasero contra las
caderas penetrándola de nuevo, más y más rápido.
Ella golpeó las caderas contra él.
—¡Sí, oh sí, oh sí, oh sí! —un aullido femenino final sacudió el aire.
El propio aullido de Nick se mezcló con el de ella, cuando un chorro caliente estalló en sus
testículos recorriendo rápidamente hacia el pene.
Momentos más tarde, tumbados en la hierba, con Melody acurrucada entre sus brazos, lo miró
y sonrió.
Nick le devolvió la sonrisa.
—Mío —murmuró ella besándolo en la boca.

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CCAAPPÍÍTTU
ULLO
O 2222

Con los brazos cruzados, Nick observó como Melody una vez más abrazaba a su hermana Belle.
Físicamente no se parecían. Melody era alta y rubia, Belle era pequeña y con el pelo oscuro, casi
negro. En la personalidad sin embargo eran muy similares. Las dos eran mujeres fuertes.
La puerta se abrió y el compañero de Belle, Nick se había acostumbrado a esa palabra, Alex
Whiterhorse entró y lo señaló con la cabeza.
Moviéndose Nick devolvió el gesto. Melody y él habían llegado ayer, después de pasar dos días
en la cabaña. Su encuentro inicial con Belle y Alex había sido tranquilo. La nueva sensibilidad en los
sentidos de Nick no solo le permitía identificar a otros hombres lobo, sino también clasificar
inmediatamente a cada individuo con respecto a los de su alrededor. Era un estudiante aplicado.
Las diferencias entre Alfas, Betas y otros en las jerarquías de la Manada eran claras para él.
Alex Whiterhorse era un Alfa.
Aun así, Nick estaba seguro de que podría vencerlo en una pelea.
Un golpe en la puerta interrumpió la conversación de las hermanas. Esta se abrió, y una mujer
pequeña entró seguida de un hombre alto, musculoso. Nick inmediatamente se puso tenso.
Era Jake Hurley, el hombre al que había perseguido durante los dos últimos años. Solo que no
era Jack Hurley. Era Garth Gray, el hermano de Melody.
La mirada del gran hombre se cruzó con la suya. Todo el mundo estaba callado, mientras
atravesaba con pasos largos el cuarto, se paraba ante Nick y estiraba la mano.
—Garth Gray. Bien venido a la familia.
Nick miró la mano y luego a Melody. Tenía una leve sonrisa en el borde de la boca. Nick
suspiró. Había dejado este caso en particular hacia casi dos semanas. Además, no podría causar
ningún daño al hermano de Melody. Ella lo haría pedazos.
Tomando la mano tendida, Nick respondió.
—Nick Price. Me alegro de conocerte… por fin.
El otro hombre sonrió.
—Demasiado pronto para mí. Esta es Eileen, ella Belle y Melody se conocen desde pequeñas.
Nick sacudió la cabeza pero no tuvo oportunidad de decir nada. La puerta se abrió empujada
por uno de los Betas de Alex que asomó la cabeza diciendo:
—Viene un coche.
—Papá finalmente ha venido —dijo Belle cogiendo a ambas de la mano.
Garth las siguió fuera.
Alex miró a Nick, por primera vez Nick sintió su incertidumbre.
—¿Deberíamos?
—Esto tenía que suceder tarde o temprano —Nick respondió siguiendo a los demás hasta la
entrada. Alex se puso a su lado.
Un gran SUV se paró a poca distancia. La puerta del conductor se abrió saliendo Brendan el
hermano de Melody.
Al lado de Nick, Alex murmuró:

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—Cretino.
Sonriendo, Nick cambió de posición. A cada momento que pasaba estaba empezando a
gustarle más este Alfa en particular.
La puerta del pasajero se abrió y otro hombre que tenía que ser el padre de Melody salió.
Artemis Gray.
Nick se puso rígido. A su lado, Alex respiró hondo. El poder que rodeaba al padre de Melody
llegaba hasta donde estaba parado en el porche. Nick supo que era un hombre al que no querría
joder.
—¿Crees que puedes hacerle frente? —susurró Alex.
—Ni siquiera con tu ayuda —respondió Nick en voz igualmente baja.
Cruzando los brazos sobre el pecho, Nick vio como primero Belle, luego Melody y finalmente
Eileen recibían estrechos abrazos. Sonriendo ampliamente, el padre de Garth le palmeó el hombro
abrazándolo también.
—Kearnan y Serena vendrán esta noche —dijo Belle en voz lo suficientemente alta para que
todo el mundo la escuchara —Vamos papá, deja que Moira y las pequeñas salgan. No hay nada
aquí que las lastime.
Brendan mostró una sonrisa maliciosa primero a Nick y luego a Alex, antes de abrir la puerta
trasera del SUV.
—Imbécil —murmuró Nick.
Alex lanzó una sonrisa satisfecha en su dirección.
—Nick, Alex, mi padre Artemis Gray— dijo Belle —Papá, el de la derecha es Alex, a la izquierda
está Nick, el compañero de Melody.
Los tres hombres se midieron entre ellos. El padre de Melody miró fijamente primero a uno,
después al otro.
La tensión aumentó.
Alex levantó la barbilla.
Nick movió los pies lanzando una mirada a Melody. Había sido entrenado para manejar
cualquier situación, pero encontrarse con el padre hombre lobo de su nueva compañera, no
estaba en el manual de entrenamiento.
Antes de que alguien pudiera decir nada, la palabra “desafío” resonó por el lugar donde estaba
la cabaña. Media docena de hombres lobo aparecieron por la vegetación circundante en forma
tanto humana como lobo, y fueron directos a la cabaña.
Artemis se giró, cuando Nick siguió a Alex hasta la barandilla.
Un gran lobo gris corría en dirección a la cabaña.
—¡Joder! —gruñó Alex.
Nick miró primero a Alex y luego al padre de su compañera. Ambos estaban centrados en el
lobo que se acercaba. Observó de reojo a Belle. Parecía preocupada. Miró a Melody. Ella parecía
aprensiva. La aprensión en su rostro fue sustituida por una expresión de asombro. Luego
rápidamente el asombro se transformó en rabia.
Ella jadeó. Maldijo.
Después volvió a maldecir ruidosamente. Espetando:

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—Maldito sea ese dolor en el culo —rugió ruidosamente al tiempo que andaba con pasos
largos atravesando el claro para enfrentarse al lobo extraño —¡De todos los cabezotas, idiotas e
imbéciles tenias que ser tú! Maldición Drake. ¿Cómo me has encontrado? Te lo he dicho una y mil
veces, no seré tu compañera. No quiero ser tu compañera. Ya he encontrado a mi compañero, y
no eres tú. ¡Ahora vete y déjame en paz!
En lugar de responder, el gran lobo bajó la cabeza y cerró los ojos. Una niebla gris apareció.
Lentamente, muy lentamente, el lobo desapareció. Todavía más lentamente, un hombre apareció
en su lugar, un hombre que cayó al suelo en cuanto la transformación fue completa.
Al lado de Alex, Nick dijo:
—¡Hijo de puta!
Apartando a Garth de su camino, saltó la barandilla yendo hacia su compañera.
Alex intercambió una mirada con Belle.
Ella se encogió de hombros y meneó la cabeza. Obviamente no tenía ni idea de quién era.
Brendan, echó la cabeza hacia atrás y rió.
—Maldito idiota —pensó Alex —Un día que Belle no esté cerca le voy a arrancar la piel a tiras.
—Melody, ven aquí —gruñó Nick poniéndose tras ella.
El hombre tumbado en el suelo luchó por levantarse dando pasos inestables en dirección a
Nick.
—Apártate de mi compañera, o te mataré.
Mucho más rápidamente de lo que Nick pensó que era posible, Melody le dio un golpe en las
partes sensibles al extraño. Cuando él se dobló cayendo a tierra, ella le gruñó:
—Tócale, Drake y te arranco la garganta. Es mi compañero.
Cogiendo del brazo a Melody, Nick la apartó del extraño tomando su lugar. Nuevos instintos
surgían en su cerebro, instintos que le decían que protegiese a su compañera de este extraño
macho… que lo matara, si era necesario.
—Ella… es…mía. Márchate mientras estás vivo —aún sujetándola de brazo, Nick se giró en
dirección a la cabaña. Su mirada se encontró con la del padre de Melody. Muy levemente, Artemis
movió la cabeza con aprobación.
Cuando Alex pasó ante ellos, Nick se giró para ver lo que pasaba. Ahora que Melody estaba
alejada del extraño, tenía curiosidad por ver que pasaría.
—¿Qué quieres? —gruñó el Alfa.
Caído en el suelo, el extraño se levantó hasta quedar sentado a los pies del Alfa. De vez en
cuando un temblor agitaba su cuerpo. Él miró fijamente a Melody.
—La primera vez que la oí aullar, la música, el placer, el deseo… —se estremeció y parpadeó
recordando— Soy Drake —miró a Melody y luego a Nick. Finalmente volvió la atención a Alex —
Pensé que venía a por mi compañera. Cuando ella no se unió a mí en la Selva, supe que tenía que
renunciar a mi vida de libertad y tomar esta forma de nuevo aunque había renunciado a ella hace
mucho tiempo— miró de nuevo a Melody.
Nick gruñó audiblemente.
Con los hombros hundidos, el extraño miró al Alfa.

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—Ella me dijo muchas veces que no iba a ser mi compañera. Pero mi orgullo rehusó creerla —
él bajó la cabeza —Alfa, pido asilo hasta que recupere mis fuerzas y pueda transformarme de
nuevo. Luego regresaré a la Selva.
Nick vio como el Alfa miró al hombre llamado Drake. Luego, lentamente asintió con la cabeza.
—Refugió concedido hasta que puedas transformarte sin peligro.
La elegante mujer que salió del SUV y ahora estaba al lado de Artemis Gray se irguió y le
susurró algo en el oído. Levantando una ceja, caminó hacia Alex.
—¿Drake? —Preguntó —¿Príncipe Drake Vasilievich Meshchersky, hijo del príncipe Alexander
Vasilievich Meshchersky y de la princesa María Natalia Meshcherskayou, que desapareció en el
territorio de Alaska?
El extraño miró hacia arriba.
—Nieto. ¿Cómo lo ha sabido?
—Mi esposa se ha pasado un tiempo investigando familias Weres con las que la Jerarquía
perdió contacto.
Manteniendo la vista en el hombre que vino en busca de Melody, Nick tomó nota mental de
que el padre de ella se refería a su compañera como su esposa. Aunque, de acuerdo con lo que
Melody le había dicho, su esposa no era una verdadera Were.
Artemis se acercó ofreciendo la mano al hombre llamado Drake.
—Su familia dejó una considerable fortuna al cuidado de la Jerarquía. ¿Está seguro que quiere
regresar a la Selva? Como humano, puede ser muy rico.
El hombre aceptó la mano ofrecida.
—¿Cómo se llama?
—Artemis Gray, soy el padre de Melody —respondió.
Mientras se levantaba lentamente, el otro hombre movió la cabeza.
—Los lobos hablan de usted, el Alfa que dejó la Selva con sus cachorros, después de que su
compañera se unió a los otros en los caminos de luna.
El padre de Melody asintió, apretando su mano —Me emparejé de nuevo —carraspeó —
¿Cuánto tiempo hace desde la última vez que se transformó? Pensé que no podría mantener la
forma humana.
Otro temblor sacudió a Drake.
—Desde que era un cachorro.
—¡Idiota! —una nueva voz femenina resonó.
Nick levantó la cabeza cuando la brisa trajo dos nuevos olores hasta su nariz. El primero era de
una hembra mayor que atravesaba el claro hasta ellos, gritando órdenes a diestro y siniestro.
—¡No te quedes ahí parado! ¡Necesita ayuda! Belle, trae agua. Alex, envía a tus guardias y
Betas. Este Were no está en condiciones de hacer daño a nadie —se detuvo frente al padre de
Melody —Y usted, Artemis Gray, me imaginaba que usted entre todas las personas tendría más
sentido común y no mantendría a un Were que no se ha transformado desde que era un cachorro,
desnudo a sus pies todo el tiempo.
—Se acaba de transformar hace unos minutos —estalló Alex.
—¡Necesita ayuda! ¡Ya! —Ella hizo un gesto al hombre a su lado —George, llévalo a mi casa.

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Drake protestó pero sus objeciones fueron ignoradas. El hombre grande levantó al extraño en
sus brazos y regresó por el camino por donde vino con la mujer dando más órdenes a su lado.
Todo lobo excepto los miembros más cercanos a la familia de Melody salió para obedecer las
órdenes.
Pero Nick la escuchó con solo una parte de su cerebro. La mayor parte de su atención estaba
enfocada en el enorme hombre a su lado, un hombre que no era un hombre, pero tampoco un
hombre lobo. El choque recorrió su cuerpo. El olor a oso le rodeó ¿Un hombre oso? Miró a
Melody.
Ella sonrió.
—Te dije que los lobos no éramos los únicos Were. ¿No me creíste, verdad?
—¿Cada día se aprende algo nuevo, no es así? —dijo el hermano de Melody, Brendan, soltando
a un bebé en los brazos de Nick.
Nick se quedó inmóvil cuando un par de ojos azules como el cielo sobre una cabecita rubia
clara lo observó. Los labios de la criatura estaban separados en una sonrisa que mostraba cuatro
dientes, y ella le agarró de la nariz.
—Esta es Myste —dijo Brendan —la de pelo oscuro es Raven.
Nick le echó una mirada rápida a Melody. Ella tenía en brazos a la otra niña y estaba
arrullándola.
—Son nuestras hermanas —dijo Brendan en tono sincero —Y esta es Moira, la compañera de
papa… eh, esposa —continuó, tras recibir un codazo en las costillas.
—Venga, dámelas a mí. A Brendan le gusta intimidar a otros hombres soltando a las niñas en
sus brazos— le dio a su hermano una sonrisa divertida —Siempre piensa que tiene el control. Un
día más tarde o más temprano, va a encontrar a la mujer adecuada y todo su famoso control será
destruido. Lloriqueará como un cachorro asustado por una tempestad.
Con el bebé fuera de sus brazos, Nick se relajó. Sonriendo se concentró primero en Moira.
—Me alegro de conocerte —y luego dijo volviéndose hacia Brendan —Espero ansiosamente el
día que encuentres a tu compañera. Yo espero que sea una auténtica perra.

Mucho más tarde, Nick estaba tumbado en la cama observando a Melody quitarse la ropa. La
familia de ella no era tan mala. El hermano gemelo de Brendan, Kearnan, había venido con su
compañera Serena y su hija Morgan antes de la cena, era alguien a quien Nick podría llegar a
gustarle. Si al menos Brendan no estuviese cerca. Más de una vez Melody o Belle le habían dado
una bofetada por algún comentario que hizo. Era la oveja negra. Eso es lo que era en la familia. El
gamberro. Nick esperaba que encontrase a una compañera que le hiciese la vida miserable, y que
viviera al otro lado del mundo. En un lugar solitario y lleno de pulgas.
Melody lo sacó de sus pensamientos.
—¿Quieres correr por el bosque? —completamente desnuda se puso de puntillas estirando los
brazos por encima de la cabeza. Los pechos subieron y bajaron, cuando los bajó. El olor de la
excitación fluyó por el aire.
Ya desnudo. Nick saltó, cogiendo a Melody en brazos, la lanzó sobre la cama y se puso sobre
ella cubriéndola con su cuerpo, aprisionándola contra él.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 106
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—No, no quiero correr por el bosque, la hierba, las montañas, la playa o cualquier otro lugar de
ahí fuera. Quiero quedarme aquí mismo… en esta cama. Hemos tenido sexo contra la pared,
conmigo atado con una correa en la cama de un hospital, en un jardín de Nueva Orleans, en el
bosque tras tu cabaña… cuatro veces. Ahora mismo, quiero hacer el amor en una cama como las
personas normales. Ahora puedo ser parte hombre lobo, pero he sido humano durante más
tiempo. Me gustan las camas.
Melody miró su rostro y sonrió.
—A mí también me gustan las camas —levantando la cabeza, le besó.
Suspirando Nick abrió la boca para chupar su lengua. Apartando sus caderas, deslizó el pene ya
dolorido en ella. Gimió, cuando los músculos internos se cerraron sobre él succionándolo más
profundo.
El gimió de nuevo.
En los brazos de Melody es donde pertenecía. Abandonar su empleo aquel día había sido la
mejor cosa que había hecho.

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EEPPÍÍLLO
OGGO
O

Moira inhaló el rico olor a café, mientras se dirigía a la cocina. Hummm. Nada como el café
recién hecho para ponerla de buen humor por la mañana.
Ronroneando ligeramente, tomó una taza y vertió el delicioso y oscuro líquido, bebiéndoselo a
continuación. Nada de leche o azúcar para ella. Le gustaba el café puro. Levantando la mano
acarició la hiedra que crecía en la jardinera del alfeizar de la ventana de la cocina. La planta se
estiró, abrió algunas nuevas hojas y se enredó en su dedo. Ella sonrió. La sangre lobo que obtuvo
de Artemis despertó su poder adormecido de hada. Las plantas la seguían adonde fuese. Las flores
crecían más dulcemente, un bonus añadido, ya que ellos solo usaban plantas para hacer los
perfumes.
Todavía sonreía cuando desenredó el dedo de la hiedra. Moira bebió más café y miró por la
ventana solo para mover la cabeza mientras observaba a una familiar figura andar a pasos largos a
través del patio. ¡Artemis! ¿Cómo había conseguido escabullirse de la casa sin que ella lo supiera?
Habría jurado que estaba en la cama. Observó como cruzaba el jardín hasta las puertas de vidrio
correderas. Luego tocó ligeramente con una sonrisa de lado a lado de la cara.
Moviendo la cabeza caminó hasta la puerta y la abrió. ¿Cuándo aprendería este hombre a salir
por la puerta delantera y a regresar por ella, y no por las puertas que estaban cerradas?
La abrió, entró y las cerró nuevamente contra el frio de la mañana.
—Pensé que todavía estabas en la cama —murmuró Moira, aproximándose a él. El olor de una
de sus colonias la rodeó. Ella inhaló. Artemis normalmente no usaba colonia, hasta estar vestido
para ir a trabajar. Era sábado y no trabajaba. Oh bueno, a ella le gustaba mucho cuando el olor de
la colonia se mezclaba con su olor personal.
Dejando la taza a un lado, Moira enrolló los brazos alrededor de su cuello pegando el cuerpo
contra él. Ella se estremeció. Este hombre, este hombre lobo era más fascinante y excitante que
cualquiera que hubiera conocido. Cuando levantó la boca, él bajó la suya. Sus labios se
encontraron, ella suspiró de satisfacción.
Casi inmediatamente se puso rígida. Tan de cerca podía notar su olor sobre el aroma de la
colonia.
Era…extraño, era igual pero diferente.
Su lengua la tocaba de una manera nueva.
El beso era distinto.
¡Este hombre no era Artemis!
Antes de que se pudiera apartar, fue arrastrada de sus brazos y apartada del hombre
suavemente a un lado. Entonces, Artemis cogió por la camisa al extraño y lo lanzó contra las
puertas de cristal. Este se rompió y cayó sobre las losetas del patio cuando el extraño saltó y rodó
hasta el borde de la hierba.
Aun con la sonrisa ladeada, se levantó y comenzó a retirar los trozos de cristal de su ropa.
—Podrías haber sido un poco más suave al lanzarme, hermano.
—Tócala de nuevo y rasgaré tu garganta —gruñó Artemis. Con las manos en las caderas,
permaneció en la entrada rota, su pecho soltaba gruñidos bajos.

Traducido por Betty, Isabel y Juani —Corregido por Ana y Bárbara Página 108
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—¡Hermano! —Moira exclamó yendo al lado de Artemis y mirando al hombre del patio
estremeciéndose cuando le vio quitarse trozos de cristal del pelo. Una gota de sangre cubrió su
mejilla.
—¡Hermano! —Gritó de nuevo —¿Tienes un hermano? —Ella miró de un rostro idéntico a otro
—¿Un hermano gemelo? —girándose para encarar a Artemis, le dio un puñetazo en las costillas.
Él no se inmutó.
—Ahora no, Moira.
—¡No me vengas con “ahora no, Moira”, Artemis Gray! —gruñó ella —¿Por qué no me has
dicho que tienes un hermano gemelo?
—No era necesario —dijo mientras fusilaba con la mirada al otro hombre. Luego dijo con un
gruñido maligno —Te ha besado.
Moira se quedó con la boca abierta y luego la cerró. Según aumentaba su ira las plantas
comenzaron a balancearse. Tallos, hojas y ramas estallaban cuando brotaban sin orden. Su voz
resonó en la cocina y traspasó el cristal roto. Las flores de colores en tiestos de cerámica
comenzaron a moverse y agitarse.
—¡No era necesario! ¡Me beso! ¡Idiota, cabeza dura! ¿Te has parado a pensar que si me lo
hubieras dicho nunca habría tenido oportunidad de besarme? —apartándose de su marido, Moira
atravesó la puerta rota, extendiendo la mano.
Él saltó tras ella.
—¡Moira, vuelve aquí!
Ella continuó de espaldas a él, ignorando su orden.
—¡Vete a cazar un gato! —Volviendo la atención al hermano de su marido dijo —Soy Moira.
Por favor perdona a Artemis —le echó una mirada por encima del hombro —A veces es un
cabezota.
Apretando la mano que ella le extendió e ignorando el gruñido profundo de Artemis, levantó la
mano hasta sus labios.
—Soy consciente de las deficiencias de mi hermano. Crecí con él. Siempre tuvo mucho genio —
besó nuevamente la palma de la mano de ella.
Otro gruñido más alto, más fuerte vino de Artemis.
El hermano soltó la mano, pero su mirada permaneció en ella.
—Tristán Gray. Disculpa el retraso, pero felicidades por tu boda y bienvenida a la familia.
Moira movió la cabeza. Estaba hablando con una versión más mayor de Brendan.
—Hombres —se dijo con un suspiro —Contigo como tío, ahora comprendo mejor a Brendan.
Echando la cabeza hacia atrás, Tristán se rió largamente en alto.
Todavía agitando la cabeza, Moira tomó del brazo a Tristán.
—Entra y déjame que te cure la herida de la cabeza —dijo mirando a Artemis —¿Tienes algún
problema porque lo cure?
Él no se movió de donde estaba bloqueando la puerta.
Moira se paró, enderezándose dijo con voz muy clara:
—Te juro Artemis Gray, que si no te apartas de ahí, lo lamentarás hasta el día de tu muerte.

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JUDY MAYS
Calor Encubierto
6° de la Serie Heat

Lentamente dio un paso atrás permitiendo que Moira llevara a su hermano a la cocina. Nada
más entrar la luz del monitor para bebés parpadeó y el sonido del alboroto de sus hijas gemelas le
llegó. Suspirando empujó a Tristán en una silla y se giró hacia Artemis.
—Si él no está sentado en esa silla… vivo, cuando baje aquí…
Tras una última mirada, ella salió de la cocina.
—Es digna de ti, hermano.
Con la marcha de Moira, Artemis se esforzó por relajarse.
—Deberías evitar besar a la compañera de otro lobo, especialmente a la mía.
Sonriendo, Tristán se encogió de hombros.
—Ella me besó primero. Pero creía que eras tú. No es la primera vez que pasa.
Agarrando la cafetera. Artemis bufó. Debería de haber hablado a Moira de su hermano. Pero
nunca había encontrado el momento oportuno. Miró a Tristán. Maldición, pero Brendan cada día
que pasaba se estaba pareciendo más a él. Seguramente Brendan encontraría pronto una
compañera que lo mantendría en vereda. A menos que Brendan fuese verdaderamente igual a
Tristán. Su hermano nunca había encontrado a su compañera. Tal vez ese fuese también el destino
de Brendan.
Volviéndose, Artemis le dio una taza de café a su hermano.
—¿Por qué me mandaste llamar? —preguntó Tristán, cuando aceptaba la taza de café.
Todos los pensamientos sobre Brendan abandonaron la mente de Artemis y un gesto sombrío
apareció en su rostro.
—Melody fue secuestrada.
Con la taza a medio camino de la boca, Tristán se quedó quieto. Sus palabras eran bajas y
peligrosas.
—¿Ella está libre?
Artemis movió la cabeza.
—Brendan y el compañero de ella la rescataron.
Tristán arqueó una ceja.
—¿Compañero?
Artemis sonrió.
—Dejaré que Moira te lo cuente todo.
—¿Y el secuestrador?
Artemis tragó un sorbo de café.
—Escapó.
Con un aleteo nasal, Tristán preguntó.
—¿Dónde?
—Nueva Orleans.
—¿El Alfa de la manada? —Tristán continuó, ignorando el café.
—Cooperará —respondió Artemis —Ese hombre, Manno Cousan, mató a miembros de la
manada de allí, pero no pueden cogerlo.
—¿La Jerarquía?

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Calor Encubierto
6° de la Serie Heat

—Están todos de acuerdo. Cousan secuestró y asesinó a hombres lobo. Solo hay una respuesta
para sus transgresiones.
Tristán asintió con la cabeza y esperó.
Artemis lo miró directamente a los ojos.
—Cazador, eres libre.

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