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Capítulo uno
pronto los viernes, deseando comenzar el fin de semana. Pero Jenna no.
más prestigiosos del país, y estaba casada con su trabajo. Por si eso fuera
poco, Jenna sacaba tiempo para trabajar sin cobrar en algunos casos
analizar el resto de los detalles del caso. Este en concreto era muy
corazón.
poco más de colorete. Estaba exhausta y le dolían los dedos de los pies,
trataba de una velada para recaudar fondos, así que sí deseaba ir.
Más o menos.
—Estás estupenda.
que ella.
en Slater and Whyte y dedicarse todo el año a los casos gratuitos, pero
las obras benéficas y era el hombre que había inspirado a Jenna para
hacer más.
rostro.
demasiado y fue casi como una caricia. Para asombro de Jenna, Mathews
que ningún otro sobre el que jamás hubiera posado los ojos.
privilegio. Eso no tenía por qué ser malo. Lamentablemente, ese tipo de
Probablemente había sabido durante toda su vida que podía dar órdenes
a los que tenía a su alrededor y conseguir lo que le apeteciera.
abrasadora saltó entre los dos cuando Daniel se colocó de pie a su lado,
bien vestida.
ostentación, ¿sabes? Pero ¿no crees que es una ironía que estas personas
segunda mano?
poco achispada. Solo había tomado dos copas de champán y un cóctel. Sí,
con toda seguridad estaba un poco achispada.
«Es demasiado joven para ti. Solo porque no te hayas acostado con
—Ajá.
evento.
rostro.
tragaba saliva, se preguntaba cómo sería tener esos labios sobre los
transparentes.
—Mi madre es una Vanderwoodsen. Ahora yo soy el presidente de la
compañía.
a personas que no tenían a nadie más que los defendiera —dijo Daniel
con un gesto.
Estaba familiarizada con ese Daniel Defoe. Era simplemente que, por
Jena rio con una risa nerviosa y avergonzada que le hizo estirar una
alto, algo con lo que no se encontraba a menudo. Dado que ella medía
casi un metro setenta y cinco, muchas veces tenía que conformarse con
garganta se le quedó seca y se bajó del taburete del bar para alejarse de
él.
quería decir.
—Gracias.
vida sexual.
claro que había decidido que ella sería su próxima conquista. Lo había
tenía un don para jugar con las mujeres por docenas. Y a Jenna no le
interesaba eso. No era de las que se contentaba con ser una de tantas.
—De verdad que tengo que irme. Ha sido un día muy largo.
Capítulo dos
Dan
Dan contempló cómo se marchaba aquella mujer alta y curvilínea.
No recordaba la última vez que una mujer había tenido ese efecto
sensible, a juzgar por el trabajo que realizaba por los menos afortunados.
fácilmente cuando era obvio que él había dejado claro que quería follarla.
Esa era otra cosa que no recordaba que le hubiera sucedido jamás.
Daniel raramente abordaba a una mujer, así que las posibilidades de ser
rechazado eran insignificantes. Podía elegir entre las muchas mujeres
era la motivación obvia. Sabía que ninguna mujer se sentía atraída solo
por las que había desaparecido Jenna, hasta que por fin permitió que su
—Te estaba buscando por todas partes, Dan. Tengo una idea
recursos.
tirón. Por primera vez en su vida, se sintió como una comida a la que
metros de donde los demás celebraban las fiestas todos los días. Marisa
él. Algunas veces lo asombraba con sus fetiches. Pero entonces habían
Por desgracia, Marisa era del tipo que se aferraba. Y estaba harto y
Jenna
Jenna miró a su alrededor buscando un taxi. Aún sentía un
su alrededor. Odiaba que Daniel Defoe fuera capaz de tener ese efecto en
un cierto atractivo.
las que habían tenido sexo. Probablemente tenía una larga lista de
conquistas.
la limusina que la había traído, pero tenía tanta prisa por huir de Daniel
que le pareció mejor idea mantener los ojos abiertos por si veía un taxi.
Volvió la mirada sin querer hacia las puertas que conducían al salón,
ávido ante la vista de Daniel y los planes que evidentemente tenía para
ella.
vez en cuando.
los fallos de Dan en cuanto posó los ojos en él. Era su modo particular de
cargo del escenario para enumerar todas las cosas que podían salir mal.
ella tendría el suyo y, Dios, lo que daría por verlo. Apartó ese
Casi podía saborear lo bien que se sentiría deslizando las manos por el
—¿Necesitas ayuda?
Jenna forzó una sonrisa y pretendió ignorarlo. ¿Por qué era tan
—No podía dejarte ir así sin más. —Hizo una pausa y Jenna le lanzó
demoraron allí sin pronunciar una palabra—. ¿Tal vez podríamos quedar
realidad, ella obtendría más. Porque estaba bastante segura de que aquel
ella.
—Sé lo que significa eso —se oyó decir Jenna. Simplemente no era
decir es que tal vez podemos follar algún día, pronto. Me temo que voy a
ofendido.
taxi se desviaba hacia ella. Sus ojos se quedaron pegados a los de Daniel
por conseguir tan solo unos segundos antes. Dan no dijo nada, pero daba
mirar a Daniel.
—Hola.
su boca, para más tarde volver a fijarla en sus ojos. Jenna se chupó los
se deslizó por su rodilla desnuda. Bajó los ojos hasta su mano. Tenía los
dedos largos y la mano fuerte, y sus venas parecían hinchadas formando
vestido. Los ojos de Jenna se encontraron con los suyos. Tenía un aspecto
Era joven, demasiado joven para ella, pero no había nada ingenuo o
—¿Qué piensas?
forma iba a darle la espalda a esto. Nunca en su vida había hecho nada ni
asiento que tenía debajo con la otra. Alentado por su obvia rendición,
subía y bajaba antes de que deslizara los dedos bajo el elástico de sus
bragas.
aún más para permitirle acceder más fácilmente. El dedo corazón de Dan
estaba cerca del orgasmo. —Ya casi estás ahí. Alcánzalo, Jenna.
clítoris ávido de Jenna, usando los generosos jugos de su sexo. Jenna dejó
los ojos en blanco justo cuando él la hacía acabar con dedos expertos.
hacer.
«¡Detenga el taxi!» Pero las palabras nunca salieron de sus labios.
Daniel. Él parecía esperar que ahora ella tomara el control, y sus dedos
fuera a olvidar hacia qué se dirigía, y con uno de los playboys más
oleadas. Daba igual que fuera al menos una década más joven. La
dominaba con su magnetismo, haciendo que se sintiera pequeña y
vulnerable.
fuego descontrolado. Eso fue antes de que Daniel se volviera hacia ella,
¿verdad?
contorno de la suya.
la carne de Jenna.
devoraba la boca. Dibujó con las manos el contorno de cada curva del
cerca y Daniel embistió con su pelvis contra ella justo antes de agarrarle
manos ávidas, que Daniel estaba deleitándose en sus curvas. Los senos
situación.
noche. Este era su hogar, y era muy hermoso y cómodo. La había traído a
su espacio.
—Qué te apuestas.
apretada contra su cuello. Jenna gimió con las líquidas sensaciones que
—Mírate, Jenna. Dios, qué sexy eres. —Su aliento y sus palabras se
caída inminente logró que se separase del beso y se aferrase a los brazos
cuerpo corpulento.
sin que la follaran. Era muy erótico que la salvara así, aunque
su fortaleza.
hacia atrás.
cuerpo de nuevo junto a él. Jenna se golpeó contra una puerta antes de
vestido se le estaba cayendo por un lateral del cuerpo. Sus amplios senos
mucho tiempo.
cama.
cerca de la puerta.
vista tanto como había disfrutado del momento en que los dedos de
Jenna cerró los dedos bajo las sábanas de color azul intenso de la cama.
darle lo que quería. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez
que había estado con alguien, y este hombre había conseguido que la
los dientes apretados. Deslizó con delicadeza el reverso de sus dedos por
sobre la otra.
Daniel enganchó un dedo en el elástico de sus bragas, Jenna posó los ojos
tornaron salvajes.
el encaje por los muslos. Dejó que las bragas colgaran del tobillo de
su cuerpo.
—A mi manera, Jenna.
de sus pezones.
boca. Jenna retorció las muñecas bajo sus manos implacables—. Déjame
Justo cuando alojó su rodilla entre las piernas de Jenna, esta abrió
exploradores de Daniel.
—No pares...
Con los ojos fuertemente cerrados, Jenna supo que no era rival para
Nunca había conocido una pasión como esa. Ya no era porque nadie le
suyos. Era una masa de lujuria líquida bajo ese hombre. Y justo cuando
labios.
Alcanzó el clímax con un sonoro grito mientras se aferraba con las
ellos.
Las oleadas recorrieron todo su cuerpo una y otra vez, y ella abría y
cerraba los ojos. Las luces que había estado mirando fijamente se
sudar y se lamió los labios secos justo cuando Daniel se acurrucó sobre
ella, Jenna empujó una mano entre sus cuerpos y la introdujo por debajo
del elástico de su ropa interior. Sus dedos se enroscaron alrededor de la
sus oídos. Daniel levantó las caderas para permitir que la mano de Jenna
se deslizara más profundamente. También ella tenía poder sobre él. Este
pecho con todo su ser. Daniel se cayó hacia atrás, aferrándose a ella,
sobre sus pectorales, sobre sus pezones planos. Golpeó con la lengua uno
del tirón en su cuero cabelludo hizo que se acercara deseando más. Pero,
cuando, con los ojos cerrados, batió las caderas hacia arriba.
para acercarla.
Jenna se tambaleó con su rudeza, y bajó las manos para acunar sus
lengua.
agarraba.
asombro de Jenna, la besó con fuerza en los labios y sonrió sin aliento.
más.
sobre de ella. Jenna había relajado los muslos, dándole espacio para que
se acomodara dentro.
Daniel deslizó sus dedos rudamente por los laterales del cabello de
Jenna y después arrastró con fuerza los nudillos a lo largo de sus mejillas.
arco ante el dolor momentáneo del miembro demasiado grueso que tenía
en su interior.
enterrado.
sus manos eran delicadas. Sus labios se apretaron contra la curvatura del
espalda y dejó caer la cabeza hacia atrás. El ardor de los ojos de Daniel
temblando.
llegó ella, pareció que Daniel se desplegaba ante sus ojos. Su expresión
cuello, y allí tomó su carne entre los labios y la chupó. Jenna estaba
dentro.
piel.
—Lo he sentido.
—Bien. —Jenna volvió a hacerlo y su regocijo se evaporó. Daniel
jugueteó tímidamente con el escaso vello del centro del pecho de Daniel.
hermoso rostro.
—Veintiséis.
—Vaya...
—Treinta y seis.
un millón de pedazos.
nariz y arrastró su labio inferior sobre el pezón hasta que dejó los dientes
Dan
Dan se giró cuando algo, un sonido al que estaba acostumbrado,
esencia única de Jenna flotaba incluso sobre su piel. Entonces volvió a oír
el ruido.
Una risa. La risa alegre de una niña que siempre hacía palpitar su
corazón.
«¡Bella!»
cualquier momento.
era normal que su madre pasara por allí un sábado por la mañana, ya que
11:17
Jenna se giró sobre la espalda y cerró los ojos hasta dejar solo una
ranura cuando ella también oyó el ruido de risas que provenía de fuera.
Daniel vio la sorpresa en su rostro mientras lo examinaba todo
rápidamente. Lo vio a él, ahí de pie, vestido con una camisa blanca
clara de repente. Abrió la boca y tiró de las sábanas hacia arriba para
una rendija justo cuando Bella se acercaba corriendo hacia allí. Daniel
riqueza sin rival en el país y seguía unas normas muy estrictas. Incluso a
intencionadamente.
tarde.
—Son las once.
su madre.
Hacía mucho tiempo que ignoraba las críticas de su madre sobre el tipo
Bella se bajó de las piernas de su papá para correr hacia el televisor, Dan
se giró hacia su madre. Pero, antes de que pudiera decir nada, su madre
respiró profundamente.
estaba mirando fijamente hacia el otro lado del salón y siguió la dirección
de sus ojos. Los zapatos de tacón de aguja negros de Jenna yacían sobre
veintiséis años.
—Pero está aquí ahora. Y tienes una mujer ahí dentro. Pronto
convicción. Sabía que su madre tenía razón. Pero él tenía sus motivos
es sano que Bella te vea vivir así. He llegado a aceptar que las revistas y
los periódicos arrastren el nombre de mi hijo como un magnate donjuán y
mujeriego, pero piensa en Bella. Debe comprender que se supone que las
a casar.
evitar decir algo que la enfadara aún más. Sabía lo que se avecinaba.
Otra diatriba sobre su vida sin rumbo y sobre las mujeres con las que se
encamaba. Ya lo había vivido en multitud de ocasiones. La mejor táctica
son tan aburridas, como si salieran del mismo molde, por amor de Dios.
¿No puedes aunque solo sea intentar ser un poco original? Tu gusto en
lo que Jenna había oído y por lo que estaría pensando. ¿Por qué le
importaba?
No recordaba la última vez que había deseado a una mujer de forma tan
contemplándola asombrado.
agallas, querida —le dijo a Jenna, y después tomó su bolso del sofá antes
gritó con una voz que resonó por todo el apartamento—. ¡Espero volver a
de que no estaba mirando. Aun así, mantuvo las manos quietas por
privada, pero tenía razón en cuanto a ser una influencia negativa para la
ascensor.
Daniel se adelantó justo cuando Jenna estaba mirando a Bella.
—¿Es tuya?
—Ajá.
bajo una luz nueva—. Por cierto, es adorable —susurró Jenna, y entró en
puertas se cerrasen.
—Tengo una idea mejor. ¿Qué tal si no finges que esto ha sido algo
Daniel tragó saliva. Cuántas veces había deseado que las mujeres
con las que se acostaba entendieran que todo era sexo. Y que se acababa
se había acabado. Pero ese sábado por la mañana las palabras de Jenna
no sonaban ciertas.
una risita.
Daniel dio un paso hacia atrás riendo entre dientes. Jenna alzó la
animados.
Daniel dejó claro que quería follarla. Había tenido que esforzarse para
seducirla, y eso era algo que no había necesitado hacer durante años.
Jenna tenía razón. Era todo lo opuesto a las mujeres con las que
había tonteado. No podía esperar que asintiera efusivamente a cada
interesante.
Apretó a Bella con más fuerza. Era una locura. En apariencia, Jenna era
Jenna
Los lunes muy pocas veces tenía tiempo para trabajar en los casos
transcurrido dos noches desde que disfrutara desnuda con Daniel Defoe,
conminándose a concentrarse.
para su cliente.
para ella.
había pasado toda la noche haciendo el amor con ella, o follando, como él
sesgada hacia lo negativo. Había tratado con mucha gente como Dan y
aclararla.
hacer.
Aquel hombre era diez años más joven que Jenna. Le avergonzaba
pensar que se había acostado con él. Nunca antes se había sentido
como abogada.
nada menos. Estaba segura de que había vivido una vida de privilegio. El
hecho de haber visto a su madre dirigir la casa de modas antes de tomar
una gran empresa. Nunca se sentiría intimidado por nada que Jenna
había creído que fuera capaz de sentirse así. Era interesante mencionar
interés voluble de Dan. Tenía cosas más importantes que hacer con su
follaba tantas veces como deseara, hasta que decidiera volver a su tipo
Jenna tenía demasiado orgullo para conformarse con ser una más de
una larga lista de conquistas sexuales. Ella era mejor que todo eso. Se
Porque, tal y como probaba sin lugar a dudas el dossier que tenía en
la mano, los ricos eran todos iguales. Tal vez desde el exterior parecía
de treinta y seis años con la que se había acostado dos noches antes.
Capítulo seis
Dan
Daniel miró a través de los amplios ventanales de su edificio de
Jenna de la cabeza.
había acabado. Seguía deseando a Jenna. Por su ingenio. Por su risa. Era
Pero aquello era muy poco probable. Era mayor que las otras
mujeres con las que había estado, pero había resultado increíblemente
juzgar cosas de las mujeres con las que se acostaba. Y Jenna no era una
había pensado que era mejor cortar con él sin proporcionarle ninguna
conferencias.
tener como secretaria a una rubia de largas piernas. Valerie era lista. Y
que no delegue su trabajo en mí. Y dígale que se meta sus quejas y sus
eso, ¿verdad?
Daniel casi soltó una carcajada. Cada vez le molestaba más la forma
en que Jenna había huido sin dejar una pista, como una Cenicienta
—Sí. —La vio cerrar lentamente la puerta con los ojos abiertos como
levantó el teléfono.
—¿Señorita Moore? Hola. Soy... Sí, estoy muy bien. —Esperó a que
honor. —Vaciló, sintiéndose estúpido por espiar a una mujer como esa.
Gracias.
Ese mismo. Asegúrese de que las rosas sean de un rojo brillante y fogoso.
mantener su vida sexual alejada del ojo público, aunque muy raramente
la prensa le permitía darse ese lujo. Pero esta vez, con Jenna, se sentía
noche con Jenna no era suficiente para conocerla y disfrutarla. Era una
se endureció en respuesta.
de nuevo en su cama.
Capítulo siete
Jenna
Jenna cerró lentamente la puerta de la sala de conferencias,
sus actos absurdos antes de que llegaran. Pero había resultado que aquel
mente de Jenna.
empezar de nuevo.
crees que una herencia de medio millón te permitirá comprar una casa?
su pensamiento compartido.
dinero. Mis gastos se han subido por las nubes. Necesito invertirlo». Esa
Carrie le pasó una mano por el hombro, y Jenna cerró los ojos.
demasiada intensidad.
—Sí, así es. Sentir tanta empatía por los menos afortunados es una
¿verdad?
sabido que hablaba como una completa bruja, exactamente igual que
Amanda Ryder.
Frunció el ceño mientras entraba en la oficina. Había visto un brillo
Tuvo que recordarse que odiaba las flores. Sin embargo, estas eran
exquisitas. Jenna nunca había visto nada tan hermoso. Las flores siempre
entusiasmada Malory.
nivel.
ello.
¿Qué tenía el romance y todas esas cosas cursis para excitar tanto a
las mujeres? Aparte de los casos en los que trabajaba gratuitamente,
Jenna apenas tenía sentimientos profundos por nada más. Hacía mucho
Dio la vuelta a su mesa y tomó la tarjeta del lateral del ramo. Era un
se pensaba Daniel que era? ¿Quién se pensaba que era? ¿Se creía que
podía chasquear los dedos y ella iría corriendo para hacer lo que le
ordenara? ¿Que por unas flores caras y una nota dorada se sentiría
las que los ricos creían tener derecho era algo ridículo.
tú.
sintió hipnotizada por el color. Fogosa. Ese era el adjetivo que había
Daniel Defoe.
Prefería salir con un hombre que trabajase duro todos los días para
ganarse la vida, no con alguien que se había criado sabiendo que podía
tener cualquier cosa que se le antojase con solo hacer un gesto con la
—¿Y?
Jenna levantó la mirada para ver a Carrie, que estaba allí de pie.
el rostro de su amiga.
—¿Quién es?
—No tengo tiempo para salir con nadie. —Jenna sacudió la cabeza.
—Por supuesto.
—No es solo por las flores, Jenna. Necesitas tomarte un tiempo para
obstante, no era capaz de desentrañar los motivos de Dan para hacer esa
estupidez.
adiós. Aquello era lo que se suponía que debía ser el sexo de una noche.
que aquel hombre ya dominaba las reglas de los ligues de una noche.
Joder, a esas alturas, seguro que tenía teorías innovadoras sobre el tema.
había sentido eufórica por lo bien que había salido todo. Y ahora Daniel
imprudente.
Daba igual que hubiera sido el mejor sexo del que había disfrutado
jamás. Jenna era de esas personas que siempre había pensado que el
ardiente, excitándola. ¿Tal vez una sola noche más? Se mordió el labio.
tener sexo con Dan. Lo había tenido y ahora seguía adelante con su vida.
acercarse al orgasmo.
Un escalofrío le recorrió la columna y apretó los muslos con fuerza
pensar en él. No iba a tener sexo con él. Bajo ningún concepto. Además,
¿quién tenía tiempo para eso? Era demasiado mayor para andar jugando
Dan
Mientras caminaba hacia su oficina, Daniel notó al instante que su
último minuto, Sonya tuvo que someterse a una cesárea porque el parto
no progresaba. Mientras Daniel sostenía admirado a su hija al lado de la
amada cabeza rubia de Sonya, ella había dejado escapar una risa. Incluso
de repente su rostro.
Apoyó los codos sobre las rodillas, dejando que la cabeza le colgara,
fallecido.
tener una familia con alguien que no fuera Sonya. Aquello le provocó
Pero ahora había ocurrido, y de ninguna forma iba a permitir que Jenna
sexo había sido eléctrico. Era imposible que ella no hubiese sentido la
Jenna
Jenna terminó de encargar por teléfono la comida para llevar. Dejó
ninguna persona con la que salir o ningún amigo con el que ponerse al
cena.
Rellenó la copa, sintiendo la calidez del alcohol recorriéndole el
recordaba a las rosas que había recibido cuatro días antes. Y su pecho se
golpe.
Y se quedó paralizada.
comprobar que era realmente Daniel quien estaba allí de pie y no el chico
umbral. La última vez que lo había visto, Jenna llevaba tacones y ahora
—¿Qué estas...?
—¿Puedo entrar?
Jenna se quedó con la boca abierta mientras él entraba decidido.
entrar en su apartamento?
—¿No me esperabas?
un trago.
mi apartamento.
manos para alisarse el cabello hacia atrás, aunque sabía que, llegados a
ese punto, ya era inútil. Lo mejor que podía hacer para mejorar su
Brooks Brothers. Pero eso era algo impensable. De ninguna forma dejaría
negó Jenna.
—¿Nos creemos con derecho a todo? —gritó Jenna, furiosa. Por eso
Jenna suspiró.
pensamiento sensato.
asiento.
pero es mi copa.
soltó un bufido.
frecuencia.
—Usas tus contactos para conseguir lo que quieres. Deberías saber
repente y las preguntas que empezó a lanzarme. Creo que es una cosa
pista de Stevie—. Tienes buen gusto para la música. ¿Tu gusto para los
hombres es igual?
—Si así fuera, eso significaría que tus posibilidades se han esfumado
sola los viernes por la noche. Se lo estaba pasando más que bien a solas
comida india.
golpeando con la pelvis entre las piernas de Jenna. La había llenado tan
con la expectativa. Notó que tenía las mejillas en llamas. Daniel parecía
ella estaba intentando desviar su atención del deseo que sentía por él.
Daniel había pasado el brazo por el respaldo del sofá, y sus ojos de
color avellana taladraban los de Jenna. Casi podía presentir lo que estaba
Estaba dejando claro que sabía exactamente lo que se traía entre manos.
Jenna se levantó de un salto al oír el timbre de la puerta, agradecida
por la distracción.
reparto, que divisó a Daniel en el sofá de Jenna y sonrió aún más. Jenna
se sintió patética. Incluso el chico del reparto sabía que se quedaba sola
en casa los fines de semana y que bebía merlot. Vaya vida que llevaba.
Patética a los ojos de los demás. Carrie también había dejado claro que
detuvo. ¿Y ahora qué? ¿Se suponía que iba a sentarse, comer con él, y
Jenna cerró los ojos y una risa escapó de sus labios. Dejó caer la
la boca con un pedazo de pan tierno—. Joder, qué bueno está. ¿Qué lugar
es ese?
—Haces que suene como algo muy bueno... perverso. —La risa de su
pedazo de pan, eligiendo no responder. Cuando Daniel bajó los ojos hasta
—Por supuesto.
Jenna se relajó. ¿Qué más daba? Aquel hombre estaba muy bueno.
ambos, daba igual el ángulo desde el que lo mirase. Sacó de las bolsas el
resto de los envases de la comida para llevar y las esparció por la mesa
—Dios, qué bueno está. Pero ¿estás segura de que no esperabas que
viniera?
—Completamente segura.
Informal. Sexy.
—¿Qué?
reaccionaste a mi nota.
que había hecho mal. Había sido increíblemente grosero por su parte.
Seguro que ese comentario sobre su semana ya era más que suficiente.
—Sí.
acostumbrada a hablar tan poco como fuera posible cuando estaba fuera
era una generalización. Había una persona rica y humilde sentada frente
hombre tiene que luchar por la herencia legítima de esos pobres niños. —
mucho, Daniel.
sofá gris. Miró compungida a Daniel. El pobre no había hecho nada malo.
sentido muy cabreada y agitada por la injusticia que habían cometido los
ricos y poderosos.
recordar solo una cosa que Daniel había evocado en ella: lujuria. Aparte
del placer carnal, Jenna se había negado a dejar que nada más entrara en
la ecuación.
Estaba claro que había habido mucho más que eso, como se lo
recordaba cada segundo que pasaba Daniel sentado frente a ella siendo
entrecerrados.
libre?
Defoe se apuesta nada menos que cinco pavos! —rio Jenna a carcajadas.
simulando ser alguien que no era. Era de verdad ese hombre divertido y
facilidad.
—¡Chúpate esa!
Jenna se dejó caer contra el sofá y puso una mueca cuando Daniel
—¿Me estás tomando el pelo? ¿Me vas a hacer pagar cinco dólares
por perder una apuesta cuando ganas mil millones de dólares al mes?
alrededor del rostro. Daniel tomó un mechón entre sus dedos, mirándolo
sus labios chocaron contra los de Jenna, el beso explotó. Jenna se sintió
familiar, embriagador...
Pero no lo había imaginado. Era real. Era intenso, ahogaba sus sentidos.
deslizaba sobre sus ávidos labios. Sentía su mismo ardor, pero estaba
aturdida por su ferocidad. Los dientes de Daniel se arrastraron por su
la lengua entre los labios de Jenna y los acariciaba con toda su humedad.
con más fuerza. Los sentidos de Jenna se volvieron locos con la presión
hundió los dedos en su carne y bajó con las uñas la copa de encaje del
Daniel aplastándola, olvidó que había irrumpido allí. Olvidó que no había
motivos por los que volver a acostarse con él era una idea terrible.
Esto no tenía nada que ver con la privación de sexo. Esto era a
labios hasta acabar en la boca de Jenna. Era un gruñido roto. Jenna clavó
Daniel.
torno a mi polla.
Jenna cerró los ojos con las mejillas ardiendo. No podía hablar y se
entonces, tiró con alborozo de la otra copa. Jenna sabía que estaba
jugando con sus tetas. Ella también estaba ansiosa por jugar.
hombro y atrapar su boca con los labios cuando Daniel se bajó del sofá,
atrapado bajo los bóxers blancos y ceñidos. Daniel se inclinó y sus manos
sujetador se soltó.
Con prisa por saborearlo, Jenna se separó del beso y bajó la cabeza.
los labios el elástico de sus bóxers, frotándose contra el vello que bajaba
Jenna enganchó el elástico de los bóxers con los dedos y tiró de ellos
hacia abajo.
Jenna, y ella acarició con su mejilla la calidez del pene. Deslizó la lengua
la polla.
las caderas. Jenna levantó la vista y cerró los ojos con un parpadeo
polla.
adelante y hacia atrás, Jenna volvió a deslizar las manos para agarrarse a
base de su polla, deleitándose con sus gruñidos cada vez que el glande la
boca. Pero Jenna no podía detenerse. Sacó el glande hasta los labios y
temblorosos de Jenna.
mordió en el cuello.
—Podría hacer esto toda la noche. Demonios, podría hacer esto toda
—Me estás apretando fuerte, pequeña. Estás muy húmeda para mí.
pelvis de Daniel contra sus caderas, sus sonoros gruñidos. Giró la cabeza
llegar rápidamente.
empujó con las caderas contra la pelvis de Daniel para tener más de él
la había hecho sentir. Los ojos de Daniel eran ahora más dulces y cálidos,
atrás. Jenna pasó sus muslos a horcajadas y Daniel ladeó la cabeza para
lo apretó con fuerza. Por un momento se puso rígido, recorriendo con las
—Creo que...
—Creo que voy a llegar otra vez solo con frotarme contra ti —aulló
como si sintiera dolor. Se negó a elevarse más y, en lugar de eso, se frotó
Pero hoy estaba tomando lo que quería. Jenna sabía que parecía más
Jenna mientras ella usaba su polla para procurarse placer, tomando ella
—Voy a llegar, Dan. —Apenas movió los labios, y ningún sonido salió
de su boca.
sobre él.
luego otro, y se miraron a los ojos mientras ella subía y bajaba sobre él.
—¡Voy a llegar! —Finalmente subió más las caderas, hasta que solo
de su orgasmo.
Cuando por fin se detuvo, Jenna estaba agotada. Su cuerpo estaba
empujar a Daniel hacia abajo para morder sus labios, pero en lugar de
—Jenna...
sin prisa. El ardor era intenso, y ella elevaba las caderas al ritmo de sus
el momento. Jenna dejó que los espasmos de su sexo fueran los causantes
ella.
La sala de estar resonaba con los ásperos jadeos de Daniel,
lado de Jenna.
—¿Estás dormido?
caderas de Jenna. Ella soltó una risita. Tenía la polla rígida de nuevo.
medicina, quizás?
—Eso no ayudará.
—Te vas a agotar de todas las mujeres que te tienes que follar. —
que había dicho algo increíblemente grosero. Algo ofensivo, no solo hacia
sonrojando.
algo bueno?
—¿Quieres intentarlo?
salvajes Jenna había imaginado ni una sola vez que Daniel Defoe fuera
capaz de decir algo así. Algo que conseguía que fuera ella la que se
situación. Estar con Daniel era como alquilar un vehículo y saber que
—Sí.
Daniel sonrió y deslizó los dedos por un lado del rostro de Jenna.
solo follarte.
Todo el plan mental de Jenna, ese que había diseñado con todas las
más».
—Ah, sí. Probablemente mía. —Jenna soltó una risita tímida cuando
lo recordó.
La apretó con más fuerza y frotó los labios contra los suyos.
—Definitivamente tuya. Pero esta noche voy a hacerte el amor. —
Jenna
El pesado brazo que caía sobre ella ya no era una sorpresa. Se había
ese hombre que era una equivocación para ella desde todos los puntos de
desgreñado, con los brazos abultados por los músculos mientras dormía.
cuando él estaba allí también estaba Bella. Jenna era inflexible en eso.
Jenna.
salpicaba sobre sus cuerpos. Incluso con las prisas de llegar al trabajo,
—Te deseo.
vuelta.
sabían que era solo una artimaña. Ya no importaba por qué tenía prisa.
corriendo era como un ruido sordo de fondo cuando enroscó las piernas
hacia dentro. Iba a hacerlo muy rápido. A ese hombre le encantaba tener
sexo por la mañana. Aunque claro, adoraba follar a cualquier hora del
inferior.
—Déjame que lo haga yo. —Jenna estuvo tentada de golpearle las
el trabajo, nena.
cabeza.
—¿Qué cosa?
no dejas de decir lo terrible que es. No dejas de exhibir sus fallos ante
cualquiera que quiera oírte, hasta que lo tienes tan arraigado en la mente
cuanto la noticia de que Daniel tenía una nueva chica se hiciera pública...
Jenna vio que desde los ojos de Carrie partía un camino que llevaba
directamente hasta sus sentimientos. Era capaz de ver todo lo que Jenna
temía admitirse a sí misma. Cuanto más tiempo pasaba con Daniel, más
que era Daniel cuando estaba con Bella. Era un padre cariñoso, sincero y
había dejado claro tres meses antes? Jenna había contado con el hecho
de que Daniel era un célebre playboy. ¿Cómo podía siquiera empezar a
sentir algo por un hombre que jugaba con las mujeres a todas las
sensacionalista.
hacía ser así. También era real con Jenna. No era como los demás
Pero Daniel no era un niño. Tenía veintiséis años. Había tenido una
hija a los veintidós. Tenía que dejar de ver la edad como un ser familiar
más. Tendría que prepararse para ser más receptiva a los sentimientos.
permitirse tener una relación que la hiciera aún más vulnerable de lo que
ya era.
durante apenas tres meses, pero no podía negar la oleada de placer que
—Creo que tienes que dejar de torturarte con el trabajo. Haz que
sea una parte de tu vida, no tu vida entera. Las personas son más
importantes, Jenna.
gratuitos.
—Puedes hacer eso mismo y tener una vida a la vez. Una relación.
Familia. ¿Niños?
escritorio.
ayudaba a fingir que había olvidado lo tentadoras que habían sonado las
palabras de Carrie.
muerte de sus padres cuando tenía quince años, había vivido con una
habían creado para ella. A los dieciocho apenas quedaba dinero para
podía contar con que algo permaneciera. Incluso lo que tenía en ese
sobrevivir sin ellas. Esperaba cada día en secreto que Daniel hiciera algo.
Un desliz, un error, y entonces tendría la excusa para dejarle. Quería
culpado por sospechar de todos los que se quedaban con ella porque sus
había sucedido con la madre de Bella la noche que había muerto. Cuando
grabado en sus facciones, como las muescas de una roca que eran
No dijo que tenía miedo de perderlo. Pero esa noche lo había tenido.
aquel hombre fue constante durante tres meses, y eso era tres meses
dado tres semanas como máximo, y él se había quedado varios meses. Tal
normal que pensara así? Era la primera vez que reflexionaba sobre ese
hábito.
Pero ¿una familia? ¿Para ella? Aquello era de locos. No había tenido
familia en dos décadas. No podía tener una ahora. ¿Qué pasaba con su
carrera? ¿Y con sus perspectivas? Tenía cosas que hacer con su vida, y
inimaginable.
Pero la imagen de Daniel y Jenna se fundió con otra. Una niñita con
los ojos azules de Jenna en los brazos de Daniel. ¿Se preocuparía por su
¡No podía tener un bebé! Era absurdo. Jenna casi soltó una
—Ja, ja, ja —se burló Jenna, pero su pecho palpitaba con el latido
saber que otra persona podía ver a través de ella con tanta facilidad y
mantienes a distancia.
coraza había saltado por los aires. Estaba desnuda y se podía leer en ella
como en un libro abierto. Era una niñita aterrorizada, destrozada por la
rompía el corazón.
preguntó Jenna.
—¿Por qué?
—Y es demasiado joven.
misma?
venas. ¿Por qué era tan aterrador? Pero la catástrofe parecía acecharla a
ocupada ante los compañeros que se dirigían hacia la sala. Nunca antes
había tenido algo que ocultar, pero ese día sí. No estaba segura de estar
hacerla vulnerable?
allí, pero, siendo como era tan adicta al trabajo, había insistido en estar
golpeó.
Era tan áspero y sobrecogedor que se echó hacia atrás. ¿Perfume?
Era tan fuerte que se tornaba inmundo. Había una mujer de sesenta años
Casi podía ver una nube tangible de la esencia que rodeaba a la mujer.
contempló su propio reflejo. Muy pocas veces caía enferma. Casi nunca.
Debía ser a causa de las sobras de lasaña que había tomado para
desayunar. Había estado bien hasta que la había golpeado el hedor del
manos, se las pasó por la frente y se alisó el cabello hacia atrás. Jenna se
Jenna simuló no oír nada. Iba a vomitar de nuevo, y esta vez no era por la
correr.
Siempre que veía a una mujer tomar una prueba de embarazo del
prueba.
Agarró una prueba de embarazo del estante con tanta premura que
tiró un par al suelo, diseminándolos a sus pies. Aquello atrajo la atención
hombre apartó la vista en cuanto vio a una mujer con las facciones
farmacia. Casi había dado un paso hacia adelante cuando se percató del
hombre de mediana edad que tenía justo detrás. Sintió desprecio por la
enfrente.
Con la suerte que estaba teniendo, había dos mujeres haciendo cola
fuera de los baños del café. Le dolía la mandíbula de apretar los dientes
con tanta fuerza y durante tantísimo tiempo, así que volvió a salir como
universo se había vuelto contra ella ese día. Cuando consiguió un taxi
había truco.
Y lo sabría.
Literalmente loca.
las manos en el baño, con los ojos pegados a la prueba de embarazo que
descansaba sobre la encimera de mármol. Apartó la vista, deseando
correcta.
acercó.
5 semanas o más.
encaje beige se apretaba en sus pechos, y notó que estos habían crecido
y las copas apenas podían sostenerlos dentro. El aro se le clavaba por los
laterales.
—Bien, ahora te das cuenta de todo —se dijo Jenna. Lo extraño era
Jenna. Y ahora Daniel era una opción. Después de todo, él tenía parte de
correcto.
más grande que lo que estaba dispuesta a dar a cambio? De todas las
misma.
Mientras todavía llevaba puesta la falda de cintura alta, se sentó en
Sacudió la cabeza y gimió, presionándose las sienes con los dedos. Algo
inmediato.
Dan y ella solo llevaban viéndose tres meses. Y aunque hubiera sido
Ni una sola vez pensó que Daniel estaría a su lado. Tampoco quería
tener control sobre ello. Necesitaba ser la única que tomaba las
visto la presión que tenían algunas mujeres para ser las mejores madres
supervivencia de la especie.
por las preocupaciones. Tal vez si hubiera soñado alguna vez con tener
sonriente. Había tenido una intuición inmejorable para detectar todos los
problemas de Jenna.
«Cualquiera».
al cabo, era el cuerpo de Jenna. Ella tenía que tomar la decisión sobre
¿Alguna vez había querido niños? ¿Alguna vez? ¿Quería llegar a los
cincuenta años sin familia y sin pareja? Incluso sus propios padres habían
tenido a Jenna para que los llorase cuando fallecieron. ¿A quién tendría
todas formas, ella tampoco quería eso. Era pedir un favor demasiado
apretaba las piernas contra el pecho y las abrazaba con fuerza. Se estaba
tenía por qué formar parte de la vida del bebé. Todo lo que necesitaba
Dan
Daniel echó un vistazo por Central Park y divisó a una joven pareja
siempre.
El hecho de que Jenna nunca saliera temprano del trabajo fue lo que
hizo saltar todas las alarmas. Daniel había salido de una sala de
con ella, por saber que no había decidido romper con él. Pero tenía pocas
esperanzas.
Sus pies se aceleraron en cuanto la vio sentada en un banco con el
vestía el traje con el que había salido hacia el trabajo por la mañana.
Llevaba una blusa sin mangas de color azul intenso y una falda
suelo ferozmente.
relación. Preparó los argumentos que expondría ante Jenna para que
ni por un instante.
quería saberlo, pero estaba demasiado preocupado por el terror que veía
Daniel no preguntó por qué. Sabía que el «por qué» era el motivo
tarde.
—¿Has comido?
Lo prometo.
—No me hagas promesas que no puedas mantener. Al menos hoy no
pudiera comprender.
Había oído esas palabras antes, pero la mujer que las había
pronunciado había sido Sonya. Y había sollozado tan fuerte que Daniel
apenas había sido capaz de comprender las palabras hasta que las hubo
iba a echarse a llorar. Y solo llevaba tres meses saliendo con él. El
—Lo sé. Es una locura. —Ahora ya hablaba con facilidad, como si,
del asunto era que nunca había imaginado tener más hijos después de
tenía los ojos hinchados. Estaba claro que había estado llorando. Estuvo
No había salido de forma tan constante con una mujer desde Sonya.
Llevaba tres meses en una relación exclusiva con Jenna. Lo más que
había salido con una mujer en los últimos cuatro años había sido con una
cantante de country con la que había durado diez días. Había asumido
algún momento del futuro. Pero otro niño... ¿Otra vez con veintitantos?
estuviera embarazada.
Ese era el motivo por el que su primera reacción ante la noticia había
hayas concebido un bebé. Yo soy la mitad del motivo —se burló Daniel
cualquier lugar que no fuera él. Daniel miró de reojo su perfil, sus
significaba. Esta vez no veía una existencia separada en algún lugar del
interior de Jenna, sino que se imaginó un bebé. Se imaginó a Bella. Había
otra personita ahí dentro que era justo como su hija, y ese bebé era tan
hijo suyo como Bella. No pudo evitar sentir una oleada de emoción y
sonrió.
noticia como pensaste que lo estaría? —Se rio entre dientes—. ¿Qué se
Abrió los ojos enloquecidos y Daniel fue incapaz de comprender por qué
Se le agotó la paciencia.
sobre el guion que has preparado, de forma que esta reunión, este
es todo lo que tienes que decir? ¿Ese es tu gran plan para encargarte de
un niño?
existe.
visto con Bella, Dan. Eres maravilloso. Te sale natural. Yo no soy ese tipo
entonces, ¿por qué había aún un atisbo de duda que persistía en sus
brillantes ojos azules? Se abalanzó sobre esa duda, con el pecho
ayudara a combatir.
dicho eso.
—Tengo que trabajar, Dan. No sirvo para hacer de madre y ama de
como así?
esto.
—Mentirosa.
de lo que decía.
—No tiene por qué ser así, Jenna. Estoy aquí. Estoy dispuesto a ser
que discrepar de ella, Jen. Estaré aquí. No tienes que hacer de madre si
no quieres. He criado a una hija yo solo. Criaré a otro. Pero eso no es lo
que quiero.
—¿Qué quieres?
que estaba enamorado de ella, Jenna le haría frente. Sabía que no era el
mi vida y quiero a ese bebé. Estoy deseando quedarme contigo. Dime qué
si ahora Daniel hubiese ido y le hubiese complicado mucho más las cosas
era cuando tenías a alguien que se preocupaba por ti. —Cuando aquello
dio en diana, Daniel siguió—. Tampoco estaba tan mal cuando tenías una
familia, ¿verdad?
jodidamente increíble.
toda prisa.
Daniel casi echó a correr tras ella, pero Jenna necesitaba tiempo
cabía esperar que esa duda germinara mientras Jenna estaba alejada de
él. Porque eso significaría que podría regresar a sus brazos y a su vida
como algo distinto... Como algo más que simplemente la chica con la que
salía.
torneo de polo este fin de semana. Pásate por allí. ¿Lo harás?
—De acuerdo.
no se levantó.
grados en los últimos tres meses. Primero se había tropezado con Jenna,
sorpresa.
sorprendería que fuera y se ocupara del asunto ella sola. Si decidía tomar
sus movimientos, no había mucho que pudiera hacer. Era adulta. Era
asunto. Ella tenía razón. Era ella la que tendría que pasar por todo. Eran
vigilancia a Jenna, pero sabía que no podía hacer eso. Jenna tenía que
uno de ellos. Solo porque quisiera que sucedieran las cosas de una forma
determinada no significaba que tuvieran que ser así. Jenna podía hacer lo
renunciar a muchas cosas. Dos hijos. Tendría que reducir las horas
necesitaba Jenna para ver su compromiso hacia ella. También era lo que
él quería.
ella. Y eso no iba a cambiar. En su vida solo se había sentido así con otra
coche.
Haría lo que fuera necesario para que Jenna viera que quería
Jenna
La entrada había llegado por correo. Era una forma más efectiva de
recordarla que Daniel estaba pensando en ella y que quería que estuviese
en su torneo de polo.
baño y pasó todo el tiempo que pudo aplicándose todas las rutinas de
estaban allí con sus esposas. Y, por supuesto, tenían la misma edad que
Daniel. Captaba esos detalles rápidamente. Las mujeres que llevaban del
brazo eran jóvenes y parecían recién graduadas de la universidad. Jenna
sintió una punzada de culpa. Daniel podía tener todo aquello y, aun así,
con el único propósito de ver a Daniel en paz y pensar por qué estaba
de verdad por las arrugas, pero ese día se sentía vieja. Daniel la hacía
sentirse vieja, y las mujeres de sus ejecutivos hacían que se sintiera como
marchita.
que consigo por tener un novio que es diez años más joven», pensó.
Pero sabía que ese no era el único motivo. Sus emociones caóticas
emociones eran extremas. Se volvía paranoica con las cosas más tontas.
Incluso mientras se preocupaba por las arrugas sabía lo ridículo que era.
la melena corta con flequillo recto que brillaba como un halo dorado
alrededor de su cabeza.
a Jenna por el trabajo que estaba haciendo. Fue mucho más tarde,
baño.
especial.
Pero... —Se giró hacia el espejo y sacó un lápiz de labios del bolso para
la cabaña. Tenía que salir de allí. Tenía que salir de ese lugar dejado de
alejarse de Daniel.
de que nunca había tenido una relación tan estable desde la muerte de
Sonya.
Estaba avergonzada de admitir que, incluso ante sus propios ojos, estar
embarazada del bebé de Daniel la elevaba por encima de otras a las que
haber limitado a seguir acostándose con Jenna, pero no, tenía que ir y
Pero ahora lo sabía. Daniel Defoe era una serpiente, como todos los
Dan
Daniel no había visto a Jenna desde que desapareció del torneo de
había dicho que tenía cita para hacerse una ecografía ocho días después.
cuando Daniel la visitó. Habría jurado por su propia vida que era incapaz
Jenna, pero no podía hacerle eso. No podía montar una escena allí. No
habría sido capaz de vivir consigo mismo. No era esa clase de hombre.
Quería que supiera que estaría a su lado si le necesitaba. No imponer su
autoimpuesta.
Dos días antes, Jenna había tomado todas las medidas posibles para
para hablar.
estaba a evitarle.
Le aterrorizaba la posibilidad de que Jenna supiera que intentaría
quería que se deshiciera del bebé. Era algo instintivo, natural. Pero
también sabía que no tenía derecho a ordenar lo que ella hacía con su
cuerpo y con su vida. Era su futuro lo que estaba en juego. Pero pensar
que estaría completamente sola mientras pasaba por algo así logró pasar
menos se reuniera con él. Le haría ver lo importante que era para él. Le
que Jenna había llegado a significar para él tanto como Sonya. Jenna se
había convertido en su amiga. Verla había pasado a ser lo mejor del día.
pero sabía que nunca lo perdonaría por esa metedura de pata. Jenna se
No podía ir allí.
lo había dicho una semana antes. De estar en algún lugar, sería allí... Si
sentó a su lado.
aquellos ojos.
encuentro en un trío?
confundido.
—Da igual.
—Tuve sexo con ella durante un fin de semana hace seis meses. Y
repetidamente.
queda—. Eso es todo. —Al ver que Jenna no parecía convencida, la agarró
clínica.
contigo.
Agarró su mano con fuerza, la alzó y se llevó sus dedos hasta los labios.
—Todo va a ir bien.
—¿De verdad?
—Sí. Lo prometo.
que no había sabido que se estaba enamorando y que no tenía nada que
Pero sabía que Jenna estaba a punto de saltar con las cosas tal y
como estaban. No necesitaba más presión. Así que apretó los dientes
para mantener la boca cerrada. Cubrió los puños de Jenna con sus
ojos. El corazón de Daniel latía con fuerza contra sus costillas cuando
ecografía.
—Sí, yo... eh... —La doctora miró con más atención la pantalla,
Jenna levantó la cabeza, pero Daniel vio lo que ella veía: sombras
se suponía que eran, y había asistido a todas las ecografías cuando Sonya
Daniel lo supo incluso antes de que la doctora lo dijera. Era más que
mellizos. Trillizos.
sobreponerse a la incredulidad.
desafiante, más alta de lo que jamás había sido desde que Daniel había
aparecido a su lado.
perspectiva.
—En realidad, no. Hablo en serio. —Señaló hacia la pantalla—. Uno,
dos, tres, cuatro. —Los contó todos, tocando en la pantalla unas sombras
negras aleatorias—. Y hay latidos vibrantes en todos ellos, así que son
bebés saludables.
más que la ecografía. Por suerte para la doctora, ya los había dejado
blancos.
terriblemente mal por ella. Se había mantenido firme cuando dijo que no
podía tener uno, ¡y ahora iba a tener cuatro! Daniel acarició suavemente
fuera más intensa y evidente—. Hay cuatro bebés aquí dentro. ¡Cuatro!
que iba a tener cuatro niños, sus bebés, lo llevó al borde de la locura.
calmarlo, hizo lo único que su mente aturdida fue capaz de idear. Cubrió
sus movimientos.
de placer.
Cuando se separó del beso, tenía los ojos abiertos y los dientes
apretados. Era el momento. Jenna abrió los ojos con un parpadeo y tomó
Ella también sentía algo. Podía verlo arder en sus ojos. Como si
hacer con los... bebés... —Se humedeció los labios para soltar las
uno. Era doloroso mostrar su apoyo cuando sangraba por dentro con la
en un futuro cercano.
Jenna
Jenna se inclinó sobre el pecho sólido de Daniel, inspirando
cuando aún era una niña. La perspectiva de tener una familia propia ya
Y aquello era más difícil que escuchar las palabras. Con las palabras
—Lo siento. Estoy agotada. —Se dejó caer de lado contra su pecho
seguro que Daniel habría disfrutado de esa parte, Jenna estaba teniendo
Daniel era demasiado joven para ella. Se merecía a alguien más joven,
preguntó.
la ciudad. Daniel había sido más testarudo que ella en ese asunto. Ni por
los siete infiernos la habría permitido viajar en otra cosa que no fuera el
automóvil más seguro del mercado mientras llevara esa preciosa carga, y
cerró los ojos brevemente, preguntándose cómo era posible que su vida
Sabía lo que sentía por él, pero también sabía que tenía que luchar
contra ello. Era mejor mantener a Daniel ahora a una cierta distancia que
«Ahora que, si dejases de enredar con él tres veces al día, tal vez la
La tentación de oírle decir una vez más que la amaba era demasiado
suspiró.
—Te quedan dos semanas antes de que lleguen los bebés. Es mejor
ahí dentro para siempre, lo sabes, ¿verdad? —Carrie soltó una risita.
—No. —Se echó a reír y se frotó los ojos—. Quiero decir con Daniel.
—¿Qué quieres?
es de extrañar que no sepas cómo seguir adelante con tu relación con él.
Jenna frunció el ceño y se removió.
—Es que tú... No me hables, por favor. Me cabreas cada vez que
meses.
—¡Pero no le amo!
ves.
amiga.
Jenna.
dos semanas.
asustar a su amiga.
hospital.
abría paso hasta el dormitorio. Con los ojos cerrados, Jenna gimió
tenía otros planes. Qué estúpida había sido al olvidar que últimamente
fatales.
—Jenna, puedes hacerlo. Tienes a una lunática loca ahí fuera que
«¡Ay, Daniel!»
que él había intentado que hiciera durante todo el embarazo. Habría sido
tan desagradecida que había renegado de todo lo que hacía por ella.
el dormitorio y se asomó.
Daniel. Otra contracción, más fuerte y más dolorosa que ninguna de las
—Gracias, Carrie.
hizo cargo de su bolsa, Daniel se hizo cargo de ella y Daniel se hizo cargo
arregló todo.
desmayaría.
Daniel no le reprendió. Tenía mucha prisa, más prisa que nunca en toda
su vida.
Ya en el hospital, a Jenna todo se le volvió borroso hasta que le
—Daniel... —Jenna abrió los ojos, contenta por fin de que el dolor
hubiera cesado.
—Daniel, por favor. —Jenna cerró los ojos mientras los últimos
Sonya.
—No puedo volver a pasar por esto —murmuró con voz horrorizada
y llena de dolor. Presionó sus manos a ambos lados del rostro de Jenna,
lágrimas.
normal.
—Te amo, Daniel. Siento haberte hecho pasar por esto. Siento haber
Daniel
El corazón de Daniel latía con velocidad mientras se acercaban al
Su familia estaba completa. Cierto que era una familia mucho más
más loco.
Jenna se aferró a él con fiereza, repitiendo sí una y otra vez, diciendo que
él.
diez días.
Hacía un mes que Jenna, Daniel y sus cinco niños se habían mudado
con los niños. Con un equipo de tres niñeras, Jenna y él se las arreglaban
podían.
tiempo para ganar el caso contra los hermanos Ryder. Ahora aceptaba
hacia él.
hijos. Los otros dos estaban tumbados sobre sus espalditas ocupados con
sus chupetes. Daniel dejó que sus ojos se deslizaran amorosamente sobre
amortiguaron en su cabello.
bandas de acero. Se rieron juntos cuando Bella los rodeó con sus bracitos
encontraban con los ojos llorosos de Jenna. Supo que ambos habían
FIN
publicaciones!
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Capítulo uno
Rachael.
Leila, con aquellos ojos de un azul tan profundo que llamaban la atención
en contraste con su piel clara y aun así, había una sombra de dolor que
su padre.
siempre resultaba difícil. Pero ser la nueva que se había mudado desde
que chocó contra una cálida pared de ladrillo y cayó de culo al suelo.
—Lo siento. Debería haber prestado más atención, — dijo una voz
profunda que no reconoció. Fue como música para sus oídos. Le encantó
el marcado acento irlandés con el que pronunció las palabras, tan suaves
cara. Cuando lo hizo, fue como mirar a un dios griego del sexo. Era
hermoso. Debía tener uno o dos años más que ella, y su rostro parecía
donde iba.
Sin saber qué hacer ni qué decir, Rachael le dirigió una leve sonrisa
idioma nativo.
texto contra su pecho. Notó que alguien se acercaba con sigilo a su lado,
Dios, qué cara. No había visto nunca a nadie como él, con nariz
podía ser que le estuviera hablando a ella, así que pensó que se trataba
de un error.
lo que avergonzarse. Con casi 18 años, podía decir que tenía cuerpo de
intentara siquiera.
Rachael estaba acostumbrada a que los hombres con los que se
pelo cobrizo y sus ojos azul claro parecía el chico perfecto. ¡El problema
cascos para que New Edition ahogara los sonidos de la bulliciosa ciudad
a su alrededor.
familiar. Uno nunca se sentía solo o fuera de lugar en un museo. Era fácil
sumergirse en la atmósfera y las fascinantes exposiciones y aprender
pasados.
desde el primer día, aunque nunca los había visto más de unos segundos
cada vez.
saltaban chispas.
incluso...protector.
—¿Siempre vienes aquí? — preguntó él mientras daban vueltas por
las secciones.
encogió de hombros.
pero creo que me gusta tu forma de ver las cosas. ¿Siempre eres tan
interesado.
Fue maravilloso. Aun así, también ha sido una locura. Pero mi padre dice
que tiene que hacerlo para pagar mis matrículas, — dijo Rachael seca. —
sentido alguna vez algo así con un chico, pero se dio cuenta de que no.
Le estaban entrando unas ganas locas de acostarse con él. Tuvo que
desperdiciar la oportunidad.
clavada en ella. Dios, qué guapo estaba. Su pelo cobrizo ondeaba sobre
físico. Deseaba pasar la mano por el torso de Sean, sentir los magníficos
músculos que podía intuir bajo su camisa. Solo con respirar podía sentir
—No abre hasta las 5, pero mis tíos son los dueños, así que vengo
—No, solo soy una amiga, — dijo Rachael enseguida, con las mejillas
—¿Sí? Anda, es la primera vez. Nunca trae a nadie…— dijo otra voz
mucho, así que supuso que debían ser hermanos. Parecían tener unos
dejarán beber alcohol, pero tendrán preparado algo fresco, dulce y rico
cuando bajes.
Sean podría estar mirándole el culo. Lo había pillado unas cuantas veces
esa forma.
música.
mesa unos platos con una pinta deliciosa. Atacaron el festín, que incluía
Parecía tan fácil ser ella misma con Sean y no darse ni cuenta de lo
diferente que era de los tíos a los que estaba acostumbrada. Empezó a
ser consciente de que estaba empezando a sentir algo por él, y eso la
—Sí.
—No tienes que fingir que estás cómoda, — dijo sin rodeos. Rachael
concreto.
inspira.
Rachael sonrió ligeramente. —Seré sincera, nunca he conocido a un
sentía nerviosa de que un tío como él quisiera estar con ella. Era guapo,
—¿Cómo?
Sabía que algunas de sus nuevas amigas se habían acercado a ella solo
—Mírame.
contacto visual.
hadas teniendo para ella a su propio Príncipe azul. Y Rachael nunca iba a
mirar atrás o darle vueltas a lo que podría haber hecho, como Sean le
había dicho.
Rachael solo se había atrevido a soñar. Pero más adelante les esperaba
Solo quedaban semanas para cumplir los 18. Gracias a eso Rachael
estaba incluso más contenta de que llegara el verano, pues el tiempo era
más cálido y los días más largos. Esperaba ansiosa toda clase de
verano si quisieras.
diciendo que iba a ir con amigos, lo cual era cierto, puesto que Connor, el
disfrutar del festival, con Sean nada menos, como para prestar atención a
eso.
era nueva para Rachael, pero se sentía viva compartiendo esos momentos
con Sean y sus amigos. Lo importante del festival no era solo disfrutar la
música sino unir los corazones, mentes y pasarlo bien. Era toda una
cumbres.
instante.
sobresaltara.
—¿Podrías por una vez bajar ese muro impenetrable de hielo que te
has construido a tu alrededor? Necesito que lo hagas por mí. Va a ser el
deberíamos fastidiarlo.
de Sean.
Su cuerpo, corazón y alma se contradecían, y la estaban volviendo
loca.
Aun así, era algo nuevo. Sentir que el pulso se le aceleraba por algo
cabaña.
tumbados uno al lado del otro se miraban. De algún modo, era como un
corazonada…
Capítulo tres
—No estaba…
Entonces sonó su teléfono. Rachael lo dejó sonar hasta que paró, sin
querer alejarse del delicioso calor que emanaba del cuerpo de Sean. Lo
Sean mientras oía hablar a su padre. Cada palabra que decía hincaba
Oh no, otra vez no. No, por favor. La voz de su padre no admitía
contestación. Tenía ese tono que denotaba que no podía contradecirle. El
intensidad.
que volver tal como estaba planeado para hacer los preparativos. Había
cambió de opinión.
había hecho darse cuenta de los precioso que era el tiempo que le
Oh, Dios. Era una locura, Rachael lo sabía. Pero no podía echarse
respirar.
deseo a medida que Sean recorría su piel con sus labios, como si de un
provocaba. Cada gota de su sexo tenía su nombre. Era toda suya y estaba
—Eres mi amor, — dijo con voz ronca, mientras rozaba con su barba
de su piel.
virgen.
introducir Sean sin avisar sus largos y suaves dedos en su sexo ardiente
con languidez.
dentro.
humedeciera cada vez más. Le dijo cosas sensuales y sucias que quería
éxtasis.
quería perder jamás esa sensación de subir cada vez más alto.
caderas contra las de ella de forma íntima, dejado que notara su gran
más.
brazos, tonificados y bien definidos. Su vista descendió aún más abajo del
arrastró hasta donde yacía él. ¿Había bajado el ritmo para evitar
miembro.
Sintió que se encendía aún más al ver el vello que rodeaba la base
cabeza. Se lamió los labios y aquel gesto hizo que Sean gruñera una vez
más. Lo observó.
—Cariño, — susurró.
—Si sigues llamándome así, liberarás a la bestia que habita en mi
interior, — le advirtió.
un poco y…
firme beso. ¿Por qué la había hecho parar? Como si hubiera oído sus
Estoy demasiado cerca del éxtasis como para dejar que me des placer de
cuerpo sobre el suyo hasta quedar boca arriba sobre las almohadas.
Tomó su rostro entre sus manos y ella miró fijamente sus hipnóticos
ojos azules.
mágico.
instantáneo.
Algo inmenso, duro y grueso, que hizo gritar a Rachael mientras echaba
la cabeza hacia atrás. Sean rozó sus húmedas paredes con una estacada
cabeza. ¿Por qué el placer era tan intenso y a la vez tan doloroso y dulce?
cada vez más rápido, al unísono con su respiración, y notar que estaba
cerca del orgasmo hizo que su propio éxtasis se precipitara. Llegaron a la
***
Rachael apoyaba la cabeza en el cálido pecho de Sean. Abrió los ojos
y miró hacia la ventana. Una luz gris llenaba la habitación. No habría sol
hoy, pensó.
a su alrededor era toda la luz que necesitaba. Sabía que no debía pensar
un punto sin retorno y deseaba poder seguir con él para siempre, aunque
fuera imposible.
descubierto?
increíble.
Sean.
Le tendió una fina y sólida caja de madera. Sin pronunciar palabra,
todo el país. Había encontrado varios durante sus excursiones con Sean
susurro.
eso en ella, la hacía sentir más mujer que nunca. Volvió la cabeza hacia
Pero se habían dejado llevar por el momento y tal vez habían sido
demasiado descuidados.
sabía que pronto tendría que marcharse sin Sean, sentía que podía
afrontarlo. Romper lazos sería lo mejor para él. No podía imaginar atarlo
olvidara porque sabía, sin duda, que ella jamás lo olvidaría a él, el amor
apartar sus dolorosos recuerdos. Qué tonta había sido al dejar Dublín
preocuparse?
Rachael había conocido a mucha gente que trabajaba en museos y
insistente. Rachael no tenía otra opción que ir, pues Allen hacía parecer
que era ella quien le hacía un favor, sustituyendo al amigo que había
mayor.
Siempre vestía bien y solía elegir tonos verdosos a juego con sus ojos.
Era una pena que no se sintiera atraída por hombres mayores. Allen era
edad no hacían esas cosas. Sonrió y, tomándolo del brazo, entraron y los
condujeron a su mesa.
última.
—Sí, está bastante bien y es una elección perfecta para cenar con
hambre.
Rachael.
—Buena idea.
para Allen, se había percatado de que sentía la misma pasión por el arte
Pero eso era todo lo que tenían en común, y para Rachael, no era
suficiente para iniciar una relación sentimental. Por ello, aquella noche
vez más cómoda con Allen. Hablaron sobre todo de asuntos de trabajo, en
que los platos de la carta eran muy caros, pero ahora, considerando el
que mereciera la pena darle una oportunidad? Dios, han pasado siete
En ese momento, su vida dio un giro que jamás hubiera podido esperar ni
soñar.
descontrolado. Oh...Dios…mío.
planeta. No podía soportar a Sean O’Hare por muy sexy que pareciera.
Ni por mucho que quisiera recorrer sus cabellos cobrizos con sus dedos o
mirar sus profundos ojos azules ni oírle decir su nombre una y otra v-
espera.
¿Sean O’Hare? ¿Qué hacía allí? ¿Qué? ¿Cómo?
gocen del resto de la velada y gracias por elegir Whiskey Road para
cenar, — dijo Sean en voz queda, y la forma en que lo dijo hizo que se le
Esa voz. Era más profunda, pero tal como la recordaba, muy rica y
nerviosas.
ver una fina cadena dorada era demasiado para Rachael. Tragó saliva de
forma audible y una ligera sonrisa curvó los inolvidables labios sensuales
entornó los ojos y Rachael supo que la había reconocido. ¿Cómo no iba a
hacerlo?
Se clavó las uñas en las palmas sobre sus rodillas bajo la mesa.
Logró esbozar una débil sonrisa en dirección a Allen, que tenía una
es genial? Sabía que era el dueño del restaurante, pero nunca imaginé
de serlo habrías oído hablar de él. Este sitio tiene muy buenas reseñas y
Connor Hanley.
Allen siguió contando cómo Sean O’Hare había hecho más conocida
Allen soltó una carcajada sin sonrojarse. —Puedo ser peor que una
platos.
mientras caminaba con Allen hasta la salida. Pudo sentir su mirada fija
***
Rachael Arnolds.
la botella de bourbon.
una decisión.
camareros.
Como chef principal, Sean siempre había sentido pasión por todo lo
cocina al igual que Sean. De hecho, Sean le pagaba bien para que le
era Rachael.
Capítulo cinco
cena.
preciosa.
—Allen…
dispuesta.
—Lo siento.
—De verdad, no lo estés, — dijo con una sonrisa. —Pensé que debía
qué?
Allen suspiró. —El museo me propuso un encargo para obtener
ciertos artefactos, lo que supone que puede que me vaya del país durante
—Si decides irte, te echaré de menos. Eres como un tutor para mí,
— dijo Rachael.
—Supongo que tendré que lidiar con ello. ¿Quién sabe? Quizás en
la cuenta con Allen, aunque solo fuera un paseo en coche. No podía darle
pie a que intentara presionarla para tener una cita con ella. ¿Y si decidía
Pero fue una sensación pasajera. La única persona con la que temía
sentir su presencia.
debilidad, sobre todo después de todos esos años. Decidida, le dirigió una
vio que el mensaje era de Allen. Se le dibujó una sonrisa a medida que lo
leía:
qué hablar contigo sobre mi vida privada. Pero si te sirve de algo, sí, era
e incómodo. Así que dio media vuelta e intentó marcharse. Al tercer paso,
lo siento.
—Será una buena excusa para estar más tiempo juntos si te llevo a
extraños?
—¿Quizás porque es en lo que nos hemos convertido? le replicó,
que juegues conmigo. Puede que seas un chef famoso, pero, ¿por qué
me vaya. Se miraron a los ojos por casualidad. —¿de qué sirve alargar
todo esto?
así.
dolor. Sin darse cuenta, tenía una mano apoyada en su pecho, intentando
él consiguió besarla.
hacia los lados. Por suerte, no llamaron mucho la atención. ¿Por qué no
acalorada, sintiendo que le daba vueltas la cabeza. Notó los labios secos
y húmedos al mismo tiempo. ¿Qué le estaba ocurriendo? ¿Un beso fugaz
de Sean ya era suficiente para que sintiera más pasión que la que había
sentido en años?
creaciones culinarias que había creado con sus dedos y recordó los
Siendo sincera, una parte de ella sentía curiosidad por saber hasta
¿podría echarse atrás sin llegar a descubrir hasta dónde les conduciría?
***
—Aquí es donde vivo, — dijo Sean. —Al menos mientras esté en San
Francisco.
los pocos pasos necesarios para entrar. Al fin, se decidió y entró, y luego
Su casa parecía otra más de aquellas casas de lujo que solo se ven
Tenía preciosos cuadros en las paredes, vistas sin fin hacia la bahía
Había decidido que era mejor no pensar. Aún no podía creer que
hubiera seguido a Sean hasta tan lejos. ¿No estaba hace solo unas horas
que has trabajado muy duro para llegar hasta aquí, así que no lo
aborrezco.
vuelto más tensa, ya que Rachael no sabía que podía pasar después. ¿Por
Sin mediar palabra, Sean dio un paso hacia delante y rozó la suave
piel de su brazo con sus dedos. La tocó como si nunca hubiera dejado de
poco de espacio.
Sean. No es por ti. Tengo por norma evitar lo enredos, aunque sean
solamente físicos.
tomar aire varias veces, reunió la audacia necesaria para añadir, —Pero
quizás esta noche pueda permitirme romper un poco las reglas. Después
de todo nos conocemos desde hace tiempo. Y como has dicho antes, no
somos desconocidos.
brillo intenso, —Si quieres ponerte al día, ¿por qué no empezamos por lo
más importante?
vagina.
esfumó cuando decidió no tener nada más que ver con ella.
Había sido una necia por haberle creído y haberle dado su corazón.
Llegaron hasta el dormitorio principal, que era más bien una suite
de lujo, con una pared entera de cristal que daba hacia la playa. Rachael
había visto los otros dormitorios, y aunque eran grandes, ninguno lo era
tanto como en el que estaba ahora mismo. Era perfecto para su noche
robada de abandono.
observando las mismas llamas de pasión en sus ojos que ella sentía.
—Qué cojones, — dijo él con voz ronca y Rachael dejó escapar una
recorría con el pulgar el borde del sujetador de satén que sostenía sus
pechos.
si son reales… pero claro que lo son, — comentó con voz ronca,
Era una buena sensación. Sean jugaba con sus pezones, haciéndole
Sus hormonas, dormidas desde hacía mucho, se volvían locas con sus
húmeda.
—Sean…
Gemir su nombre hizo que Sean succionara su pezón más fuerte que
tenía.
Su única respuesta fue agarrar sus nalgas con una de sus grandes
sin dejar de mirarlo a los ojos. Ambos sintieron cómo sus músculos se
que la única forma de asumirla era dejarse llevar por el momento y deja
gruñó, sin poder evitar el placer en su voz con acento irlandés. —No me
digas que…
Dímelo.
—No importa. — ¿Qué más le daba? Lo necesitaba. Ya.
en su interior.
sudorosa.
más y más, como una espiral de placer que surgía de lo más profundo de
músculos temblorosos.
llenó por completo, sin perder ni un resquicio. Era una sensación tan
satisfacción plena, era lo más egoísta que había hecho por sí misma en
***
ido.
acurrucado junto a él, y pensó que seguiría allí cuando despertara. Debió
haberlo engañado.
de Irlanda.
su dormitorio.
llevas intentando encontrar todos estos años? ¿Cómo has dado con ella?
—¡Bueno, es genial!
—Sí, por supuesto que sí. Hasta que dejé que me tomara el pelo de
—Claro que sí. Estoy aquí para lo que necesites, Sean. No importa el
qué.
suya.
salvo que ahora parecía más bella y femenina. Media 1’55 m. y tenía la
hacía que sus piernas parecieran más largas y mucho más sensuales,
largas pestañas oscuras, eran tan cautivadores como siempre. Era tan
dulce.
esperar otra oportunidad para encontrarse con ella. Esta vez estaba
planeado. ¿Por qué había sido imposible localizarla hasta ahora si no?
No podía fingir que lo que acababa de pasar no significaba nada. La
noche.
***
Sean odiaba llevar traje, pero tenía que admitirlo, tenía un aspecto
vistiéndolo.
obtener beneficios y cada vez más dinero, las cosas dejan de ser tan
divertidas. Y eso era algo que preocupaba a Sean. —Solo quiero que lo
—Lo sé, voy con cautela y soy bastante reacio a explotar la vertiente
cristal, las sillas giratorias de piel, y las paredes de cristal, perfectas para
contemplar el exquisito paisaje de la ciudad de Londres, eran
papeleo, y se dio cuenta de que había pasado una semana desde que vio
a Rachael.
que fuera incapaz de concentrarse en otra cosa. ¿Por qué era tan
investigador privado, ya que no había sido capaz de dar con ella. Pero no
quería invadir su intimidad de esa forma, aunque si no quedaba otro
remedio…
era de esperar, el pago por adelantado del contrato ascendía a una suma
más que generosa. Con una fortuna de miles de millones de dólares, era
Una hora más tarde y con los papeles firmados, Sean y Moira
responder. Pero luego pensó que podría ser Rachael… Joder. Tenía que
ser ella.
—Sí, — dijo con toda la calma de la que fue capaz. —¿Alguna razón
Sean no sabía a ciencia cierta cuál de ambas emociones era, pero le tocó
la fibra sensible. ¿Por qué Rachael tenía que poner tantos obstáculos
alguna parte.
Estados Unidos. Sabía que encontraría una forma de llegar allí lo más
país.
mujer, sino tener una auténtica conversación con ella. Durante aquella
limusina.
como la seda.
—No me vas a decir mucho más, ¿no? — dijo Moira con resignación.
—Recibes una llamada y te vas a casa sin mí. Siento que las cosas están
yendo tan rápido que ni siquiera puedo procesar lo que está pasando
exactamente.
Por alguna razón, Sean no quería entrar en detalles con Moira sobre
ella? Tal vez tendría todas las respuestas cuando volvieran a verse.
***
vestidor.
—Voy a salir con un viejo amigo—, dijo Rachael con una sonrisa.
—¿Es un chico? — preguntó Leila, y Rachael asintió arqueando las
divertido, cielo?
—Perdona, mamá—, dijo Leila, bajando sus ojos azules al suelo. —Mi
amiga dice que su madre estaba viendo la televisión el otro día y vio un
mejillas.
que encontró.
Allí, en las páginas del diario rosa de Barbie de Leila, estaban las
palabras que hicieron tambalearse su mundo.
dolor casi tangible que fluía de las páginas. ¿Cómo demonios podía Leila
sentirse así?
Leila era su bebé, su querida niña, habladora, sonriente y cantarina.
sentimiento de culpa? ¿Cómo podía pensar que no tener padre era culpa
suya?
amigas, que, al menos, tenían algún tipo de relación con sus padres. Si
era así, el diario era aún más devastador porque Leila nunca le había
de leer el diario. Encontrase de nuevo con él había sido una señal. Ahora,
sabiendo lo que Leila pensaba, Rachael tenía aún más razones para
enfrentarse al pasado.
sacudió la cabeza. —La abuela cuidará de mí. Quiero que tu amigo vea lo
Leila la sorprendía con lo que sabía para ser una niña. Al fin, asintió y le
—Ahí estás—, dijo Sean con una sonrisa y ese ronco acento irlandés
impresionante.
—No mucho. Hay muchos clientes hoy, así que estaba observando a
más alejada del mostrador y tenía vistas al exterior por una ventana, lo
cual permitía que el sol iluminara su piel clara. El blanco de las mesas de
nuevo.
en el estómago.
Pidió café con naranja y crema cubierto de expreso. Sean pidió un
Rachael solo sabía del glamour y el lujo con el que vivían algunas
poseía no uno, sino tres restaurantes, y que viajaba siempre por todo el
Saber la verdad sobre lo que realmente había sucedido, y por qué Sean
Su corazón latía a mil por minuto mientras Sean observaba cada uno
hacer a continuación. Fue hace tanto tiempo y eran tan jóvenes entonces.
decírselas a la cara.
Ya habían roto el hielo con una pequeña charla, por lo que no debía
leer fácilmente todas tus emociones, pero con todo lo que sucedió en el
algo que me ha estado rondando durante mucho tiempo. ¿Por qué nunca
siete años.
discutir el tema.
tenías nada que decirme. Como, tal vez, por qué tuviste que irte de
Dublín hace siete años sin ni siquiera decírmelo—, dijo Sean en un tono
tan mal al perderte los primeros meses que casi no era capaz de hacer
tengo ni idea de por qué desapareciste así, ¿y ahora me vienes con algo
sobre un correo?
enfadada. —Mira, sé que no debí haberme ido así como así. Me sentí mal
por ello y habría hecho cualquier cosa por cambiarlo. ¿Pero fue esa la
—Al dejar Irlanda de la manera en que lo hice fue por ti—, dijo en
voz baja, recuperando poco a poco la compostura. —No quería tener que
conmigo porque me fui, podría entenderte hasta cierto punto. Pero, ¿qué
hay de ser padre? ¿No hubiera sido lo mínimo tener una conversación
conmigo?
fuera un gran error y lo hubiera culpado todos estos años por nada?
mano enseguida y agarró la suya con fuerza. —Dime la verdad. ¿es cierto
levantó. —Creo que necesito algo de tiempo para procesar todo esto… Te
llamaré.
Capítulo ocho
Rachael observó a Sean con ojos abiertos como plato mientras salía
del ruido y, con seguridad, vio que era Sean. Había escogido el callejón
—¿Cómo pude no recibir ese correo? — refunfuñó para sí, con los
ojos casi cerrados, culpándose por lo sucedido. —¿Cómo dejé pasar algo
así? Aún tengo esa puta dirección de correo, ¡por el amor de Dios!
¿Qué estaba pasando? Sin decir una palabra, Sean se limitó a inclinarse
inerte.
un suspiro entrecortado.
—Lo siento—, dijo con voz ronca. —Es difícil imaginar por lo que
debes haber pasado. ¿Qué derecho tengo a buscar una pizca de consuelo
cuando...?
Atónito.
que tenía una hija de siete años? ¿Y si no quería ser parte de la vida de
Leila?
Y si quería... ¿qué iba a hacer Rachael? ¿Funcionaría?
de repente, con una sonrisa tranquila esta vez, casi infantil y cálida. Era
necesitado en la vida.
sus ojos se iluminaban. Por alguna razón, Sean era incapaz de apartar la
vista de su rostro.
último que necesitaban era complicar las cosas con más sexo, pero...
Ella se alegró de que al menos el día no terminara con una nota amarga
tras las revelaciones y los dolorosos recuerdos. Por ahora, todo lo que
***
Rachael no podía decir que los últimos años de su vida habían sido
renombre, con hermosas mujeres que consentían todos y cada uno de sus
contrario, era solo una mujer que trataba de sacar adelante a su hija y
sobrevivir trabajando en el museo. Tenía grandes expectativas, por
conservadora algún día. En sus planes de futuro, nunca había soñado con
Rachael. —No tengo ninguna duda, puedo verme reflejado en ella, — dijo
con temor y placer en su voz. —Sus brillantes ojos azules, esa frente
O'Hare ...
cuando nació Leila. Luego miró a su alrededor con calma. —Me gusta tu
bromeó ella.
—Yo no diría eso. La tuya parece más un hogar, mientras que la mía
nada que ver con la verdadera felicidad. No siento especial ilusión por lo
que implica ser rico. Y no tiene nada que ver con las cosas materiales.
confundida?
Sean alargó la mano para tomar sus dedos en los suyos, pero se
puso rígida.
Sus ojos se fijaron en los suyos. —Mostrarte que estoy más que
retrocedió. ¿Cómo podía saber que eso era lo único que aún la frenaba?
ojos?
Sean se levantó y dio un paso más hacia ella y otro más... hasta que
músculo que Sean había ganado a lo largo de los años y lo atlético que se
había vuelto, además de ser un excelente chef. Debería ser ilegal que se
una sola persona tuviera tantas cualidades. Por qué no podía haber
proyectos, contable o…
esa sonrisa suya, ese brillo perverso en sus ojos que solo podía describir
adolescente. ¿En serio iba a ser tan estúpida y darle otra oportunidad?
—Todos esos años que perdimos—, dijo él con tanta fuerza, tan en
siquiera un poco?
Esto hizo que la rabia de Rachael saliera rápidamente a la superficie
del país para siempre. ¿Puedes imaginarte lo que sentí al averiguar por
tus amigos que te habías ido y habías regresado a Estados Unidos con tu
familia?
haré daño.
—A ti,— admitió Rachael y casi gimió en voz alta cuando los ojos de
Las lágrimas inundaron sus ojos sin darse cuenta. —No me des
—Apuesto a que llevas soñado con esto mucho tiempo, al igual que
Rachael soltó un breve suspiro. De acuerdo, tal vez era cierto. Tal
vez.
Sean besó su cuello, y ella gimió al sentir sus suaves labios plantar
lo quitó, revelando sus pechos. Bajó más y deslizó sus sensuales bragas
desde los muslos hasta los tobillos. La miraba como si fuera una
con sus brazos con firmeza. Era por eso por lo que no eran capaces de
pasar página. La magia sexual entre ellos era increíble y cuando estaban
una calidez en su vientre que se extendió hasta sus muslos y notó gotas
tener que llamar a mi madre, pero primero tengo que darme un baño.
—De nada, — dijo Sean con una sonrisa pícara. Rachael miró por
encima del hombro al bronceado dios sexual que yacía entre sus sábanas
sobrevivir si hacía de nuevo el amor con él. Tendría que esperar al menos
la puerta.
brazos de Sean.
—No lo sé, — dijo Sean, y Rachael nunca lo había oído tan afectado.
hospital.
sentía mejor solo con saber que Sean estaba allí, pues se había hecho
sucedía aquello...
Rachael no se atrevía a ponerse en lo peor. Mientras llevaban a toda
prisa a su hija al hospital, rezaba para que todo saliera bien. Tenía que
salir bien.
***
volviera más tarde, pero Sean sabía que apenas podría dormir hasta que
alma. Tenía aún grabada la última imagen de ella conectada a los tubos
a ella o a Rachael…
usaba cuando estaban solos y lo hacía enfadar. —Te he dicho una y mil
—¿Por qué? ¿Porque aún crees que soy la chica de Connor? ¿Porque
caballero, pero ¿sabes qué? ¡nunca salí con Connor! — replicó Moira,
Guam con una guapa supermodelo que apenas tiene 18 años. ¿Por qué no
apartándola.
Rachael hace tantos años diciendo que estaba embarazada. ¿Sabes algo
de eso?
electrónicos.
rechazándome otra vez, como para que encima quieras acusarme de algo
Sean exhaló con fuerza. —No te estoy acusando. Mira, olvídalo. Solo
me preguntaba si llegó algo y tú lo viste. Rachael y yo nos
suficiente. Renuncio.
quieres que haga. Elegí quedarme a tu lado y hago todo lo que me pides.
quería que Moira dejara de trabajar para él. No solo se le daba bien su
trabajo, sino que era una buena amiga y no debía haber rencores entre
ellos.
destinados a ser.
***
alzó los ojos llenos de lágrimas para mirar a Leila. Leila miró a su
tan fuerte como pudo mientras las lágrimas se deslizaban por sus
—Sí, ángel mío. Lo hará. Solo hay que ponerse bien, ¿vale?
Leila asintió con entusiasmo y cuanto más feliz era su sonrisa, más
lugar de ir a ver a Sean. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo
tenemos que averiguar que tomó en ese periodo de tiempo que la hizo
presente. Leila sonrió y le pidió que le contara más cosas sobre su papá.
del cansancio.
resultando al fin las cosas. Pero, ¿sería la vida tan amable después de
más profundo de su corazón, Rachael deseaba con fuerza que así fuera,
llena del mismo entusiasmo que veía brillar en el rostro de Leila, incluso
mientras dormía.
Capítulo diez
y Rachael no podía ser más feliz. Tampoco Sean, que había impresionado
diagnosticado anafilaxis.
el alta, — les dijo el médico con una sonrisa de ánimo. —Como hemos
El día anterior, Rachael había ido a por café para ella y para Sean a
dormidos lado a lado, dándose la mano. Al ver sus rostros tan cerca era
fácil ver el parecido entre ellos y Rachael no pudo contener las lágrimas.
había una afinidad entre ella y Sean que había surgido desde el primer
ser solo porque Sean fuera el primer hombre que traía su madre a casa…
tenía que ver con la forma en que Sean la había abrazado con fuerza,
ningún control, como la conexión entre Sean y Leila, que se hacía más
fuerte cada día que pasaba. Su principal preocupación era que, pese a los
plenamente en él.
—Ya que Leila está fuera de peligro y se recupera bien, ¿por qué no
cuando añadió: —Podría cocinar algo delicioso para los dos, llevamos
cerca de su hija habían hecho a Sean aún más querido a sus ojos.
Así que sonrió y respondió que le encantaría ir con él a su casa. No
quería albergar falsas esperanzas, solo compartir algo de tiempo con él.
***
chino.
ninguna molestia.
para Rachael. Por suerte, había logrado convencer a Moira para que no
dijo Sean cuando Rachael insistió en echarle una mano. Preparó las
verla, pues le parecía adorable. Lo miró con los ojos muy abiertos, y él se
Sean recordó sus años de instituto, cuando salía al pub de sus tíos o
montaban en su moto.
Podía sentir cómo le rugía el estómago con solo mirar la mesa puesta y
—¿Por qué?
sorprendió cómo dio por sentado quién eras de forma tan natural.
—Es genial— dijo Rachael con una amplia sonrisa. —Me refiero a
—Tienes razón, ha ido muy bien. Con suerte, todo lo demás que
modo famoso, — dijo Sean. —Por mucho aspecto que tenga de playboy
independiente con un estilo de vida multimillonario, siempre me he
preguntado cómo sería sentar la cabeza y ser padre de familia. Y, tal vez,
con el correo electrónico, pues a pesar de ello, estuvo mal por mi parte
Sean agarró su mano con firmeza por encima de la mesa, sintió una
vez, sabía que había encontrado a su alma gemela. El amor perdido que
había huido de su lado hacía siete años se encontraba ahora junto a ella.
La horma de su zapato.
belleza, veía a la mujer que era y siempre sería. Miró fijamente sus
cálidos ojos marrones y vio un atisbo de la adolescente que aún vivía en
el anhelo y la pasión ardiendo con tanta fuerza que quedó sin aliento.
criar a una niña sin padre la habían convertido en una mujer preciosa a
sus ojos. Más que cualquier otra con la que había estado. Deseaba en
cuerpo y alma aliviar para siempre el dolor que había atisbado durante
están entrelazados.
se perdería.
en los últimos siete años, lo había buscado a él, a su tacto. Ahora que
estaban tan cerca de encontrar las llaves para abrir las puertas del
todo.
No le sorprendió que, al poco tiempo, acabaran juntos en el
vacilar ni un segundo.
hecho sentirse tan deseada, hermosa y amada. ¿Por qué aquella noche
era diferente? ¿Podría ser por todo lo que habían pasado en los últimos
días?
emociones por él era enorme y se dio cuenta de que nadie más había sido
cuello y sus pechos. Rodeó los pezones erectos con su legua por turnos,
incapaz de decidirse por uno. Aquello dejó sin aliento a Rachael que
mente y corazón. Nunca pudo imaginar que hacer el amor con una mujer
su deseo.
—Oh mierda, — gruñó Sean con voz ronca contra sus labios con un
animándole a continuar.
malvado.
Tras darle varios minutos de placer con la lengua, Sean se detuvo de
forma abrupta y, una vez más, introdujo su miembro grande e hinchado
en su interior.
Rachael notó que intentaba aguantar un poco más, pero no podía reducir
febriles.
unos comienzos difíciles, pues Rachael tenía dieciocho años cuando tuvo
preocupada.
respondió Rachael.
—No hay por qué preocuparse. Sean me ha pedido que te llame para
el hospital?
Rachael sintió una sonrisa formarse en sus labios. Moira estaba
resultaba muy fácil llevarse bien con ella. Además, Rachael se alegraba
él. Rachael sabía que Sean y Moira eran solo amigos y, de hecho, cuando
aproximadamente un mes. —
acostarse, pero si aun así no ha llegado, tendrás que ver a papá en otra
duermas bien para poder recuperarte más rápido, — dijo Rachael con
salir a jugar con tus amigos y pasar tiempo fuera con papá y mamá?
Leila asintió con ganas. —Me encanta cuando los tres pasamos
tiempo juntos.
ojos. Cada vez le gustaba más. Había pasado más de un mes desde que
juntos.
¿Qué podía ser tan fuerte como para interponerse entre ellos? Sean se
¿Verdad?
***
preguntó, por primera vez desde que tenía uso de razón, si no debería
Francisco. Era muy ambicioso con sus platos, sobre todo con la receta de
la atención pública que conllevaba. En el pasado, tenía más que ver con
aceptando poco a poco el hecho de que la vida era mucho más que todo
aquello. Seguiría persiguiendo su pasión, pero iba hacer las cosas con
perspectiva.
Y sabía de un par de razones por las que las cosas habían cambiado.
—Exacto, — dijo Moira con suficiencia. —Y a eso hay que añadir que
el restaurante acaba de ganar dos estrellas del Times, así que no nos va
nada mal.
que había vuelto a ver a Rachael y había descubierto que tenía una hija,
su vida desde el principio. Para ser feliz, tenía que hacer feliz a las
mano por encima de su hombro durante unos instantes. Parecía que iba a
apoyarla en él a modo de consuelo, pero al final, la cerró en un puño,
—Por supuesto que iré. Sabes que estoy muy comprometido con mis
encargues de ello para que Rachael pueda asistir, — le dijo Sean a Moira.
puerta.
torcida.
elogio hacia ti por lo bien que la tratas, sobre todo cuando viene a verme
nuevo pinche lleva toda la mañana tirándote los tejos. ¿Cuántos tiene?
cenar?
mío, — Sean agitó las manos en el aire con una risa pícara. Se sentía
aliviado de que Moira hubiera pasado página. Estaba convencido de que,
amistad y en el trabajo.
***
era algo de lo que Sean se enorgullecía cada vez que podía. Y esa noche
no era diferente.
cocina.
que pasaba.
tomar parte activa en otros aspectos del evento. Había una rifa con
benéficas.
sentía rara viendo a tantas mujeres hacerse fotos con Sean. No era la
rodeaba tras ganar el premio, como cabía esperar, Rachael solo quería
participado en la competición.
Dicho esto, Sean hizo lo último que Rachael esperaba ante todos los
terminado y estaban en la limusina que los alejaba del recinto entre más
flashes de cámaras.
diosa griega que había en su interior, ¿no? Tenía que estar a la altura de
separación.
—No hace falta, — murmuró Sean, echándose hacia atrás con una
poco el vestido. Se volvió hacia Sean para responder y vio que se estaba
mordiendo el labio.
—¿Te encuentras bien? — preguntó.
Rachael sintió un cosquilleo entre las piernas. Era cierto que habían
pasado semanas desde su última noche juntos. Sean estaba muy ocupado
—La mitad del tiempo que se suponía que debía estar centrado en la
competición, estaba mirándote a ti, — dijo con voz ronca, deslizando sus
recuerda tanto a la primera vez que volví a verte, con ese jefe tuyo.
celoso para que se sintiera mejor? No podía imaginar que ningún hombre
levantando el bajo del vestido para rodear sus nalgas con las manos.
aroma tan sexy la hacía humedecerse y gimió. —Pues por la hora que es,
acostarse.
Volvió a apretarle con fuerza las nalgas y recorrió con sus manos la
Rachael.
eran parte de la diversión, acrecentada por el deseo que aún seguía más
vivo que nunca tras su revolcón. Salieron juntos de la limusina sin apenas
romper el beso que los unía hasta que Rachael apoyó una mano en su
pecho.
Pero la chica de dieciocho años se había ido de viaje con unos amigos, así
que Susan había sido la mejor opción para quedarse con Leila mientras
una noche tan agitada con el concurso. Es mejor que descanses bien en
casa. Dios sabe que ninguno de los dos dormirá mucho si subes conmigo
esta noche.
corazón le latía con fuerza al pensar lo explosivo que sería cuando al fin
momento, sintió que un nuevo comienzo se abría ante ellos y que sus
haciendo lo que mejor sabía, se convirtió en una noche especial para los
pensaba…
***
Rachael siempre había pensado que los domingos eran los días más
era así, debido al gran número de clientes de empresas que comían allí
Moira, que había sido muy amable al enseñarle lo básico, podía echar
una mano sin ser una molestia cuando iba allí y resultaba de utilidad en
a largo plazo.
mucho revuelo en los medios y entre sus fans. Sean no negaba el hecho
de que Rachael y él estuvieran saliendo o tuvieran una hija juntos.
Cuando compartió por primera vez una foto suya con Leila en
Twitter, había sido una locura. Rachael había hecho una foto de padre e
hija durmiendo uno al lado del otro, y Leila tenía la cabeza apoyada en el
diciendo que Sean había publicado sobre ellas en las redes sociales.
—No pasa nada, — dijo con toda la calma de la que fue capaz.
a Leila.
hija que el famoso chef multimillonario tuvo con una antigua amante .
Pero hasta ahora, habían sido comentarios positivos y era muy probable
que así fuera por la forma en que Sean había promocionado su imagen en
prensa sensacionalista?
dirigió una amable sonrisa. —Sean ha tenido durante muchos años una
evitar darme cuenta de que tenías muy buena relación con Ivan, el joven
—No muy bien. Fue genial durante algunas semanas, pero tal como
demacrado. ¿Tenía que ver con la reciente ruptura con Ivan, o era a
causa del estrés del trabajo? Rachael tomó nota mental de pedirle a Sean
tanto.
dio cuenta de que le costaba caminar con los tacones. Se detuvo delante
de la puerta del coche que Sean le había abierto para que entrara. Él
dirigió hacia donde estaba Moira. Agarrándola del codo con cuidado, la
lo normal.
—¿Estás bien? — Sean frunció el ceño, preguntándose por qué no se
estado.
tener claro si ir o no, pero Rachael reforzó su decisión con aquel gesto.
dijo. No era la primera vez que conducía su Aston Martin. No quería que
hubiera acercado a Moira. Puede que esa noche pudieran disfrutar al fin
hacía mucho. Sobre todo, porque por primera vez en muchas semanas,
Sean asintió, sin querer discutir con ella. Al pensarlo, Sean se dio
Las cosas se habían vuelto distantes entre ellos y se sentía mal por
sensación de haber dejado las cosas claras con Moira. Después de todo,
era una mujer, y tenía la ligera sospecha de que aún podría sentir algo
por él.
cómo su relación con Ivan se iba al traste parecía indicar que Moira no
había puesto mucho empeño en la misma.
Sean no tenía muy claro si había logrado pasar página, pero una
importaba mucho Moira y siempre habían sido amigos, pero quería que
fuera feliz. Si podía seguir siendo feliz trabajando para él, estaba
Quería que todo fuera muy especial cuando le pidiera al fin que…
Volvió al presente al fin y detuvo su coche frente a la casa de Moira.
bien. Entonces, se detuvo en los escalones de piedra. —Me voy ya, — dijo
Esta vez, intentó sonreír un poco. —No pasa nada. Tomaré un poco
¿Lo era? Sean quería creerlo. Pensó en todo lo que habían superado
juntos, desde Dublín hasta ahora. Le deseaba lo mejor en la vida y
esperaba que un día, ella lo creyera. Asintió por última vez y se volvió
para marcharse.
Sean se quedó rígido, sintiendo que el aire entre ellos crepitaba con
agachó la cabeza.
amas a otra persona y que es probable que quieras formar una familia.
Aunque tú y yo tengamos que separar nuestros caminos en el futuro,
Moira sonrió. —Así que no te sientas mal por mí. Solo significa que
Sean vio el miedo en sus ojos, y se dio cuenta de que eso era lo que
Sean soltó aire y decidió que tal vez una taza de té podría animarla.
directa entre viejos amigos. No podía ser tan difícil lograrlo, ¿verdad?
***
que su hija Leila hubiera vuelto con Susan, por lo que se sobresaltó al
importante.
—Sé que solo han pasado unos meses desde que nos reencontramos,
pasado contigo, desde la primera vez que nos conocimos, ha sido lo mejor
—Sean.
nariz. —...el hombre más feliz…— Se detuvo esta vez para darle un beso
Cásate conmigo. —
lágrimas que brotaban de sus ojos. —¡Sí, sí, sí, sí y un millón de veces sí!
***
anunciado hacía unos días, diciendo que organizaría las cosas en un par
que quería probar cosas nuevas y quizás hacer un viaje por varios países
convencía mucho la idea, pero Moira y los demás insistieron mucho para
diferente. Sabía los mejores trucos con cerveza y chupitos e incluso logró
Parecía una versión más dulce y con menos alcohol que el vodka, y
venía genial para el truco del —dominó de chupitos— que les mostró
Todos gritaron dando golpes en la mesa del bar, al que solía acudir
a menudo el personal.
Rachael, que dejó escapar unas risitas en voz muy alta mientras veía a
achispada como ahora, — dijo Rachael con un ligero hipo. Pero llevaban
toda la noche bebiendo rondas, así que todos estaban borrachos o iban
camino de estarlo.
ella y dijo con un mohín, —Te voy a echar mucho de menos. ¿De verdad
—Qué suerte tienes, Rachael, — suspiró una de las chicas que las
oyó hablar. —Sean es el mejor jefe del mundo y además está buenísimo.
—Según tú, es perfecto, — dijo Moira. —Pero supongo que así es. Es
Moira iba de un lado a otro en la acera del bar, pasándose las manos
Rachael se le acercó.
—¿Estás bien?— preguntó Rachael con calma. —Siento que estés
quedas?
guste eso.
amigos, ¿no?
comentario antes.
portado muy bien contigo. Jamás ha dicho nada malo sobre ti…
—Lo siento. Una vez más. No digo más que tonterías. Ah, no lo sé. —
—Hay algo que deberías saber. Algo que llevo queriendo decirte
durante semanas, pero… No quería arruinar las cosas entre Sean y tú, —
dijo Moira con gravedad. —Se te ve tan feliz de estar prometida y para mí
habría sido más fácil mirar para otro lado. Pero oírte decir una y otra vez
mismo tiempo, hace que me sienta muy culpable. Tal vez eso es lo que ha
exactamente?
—Es sobre Sean y yo, — dijo Moira agobiada tras un momento de
moverse para ver lo que había a su alrededor, pero solo logró que las
anoche?
tendiéndole una taza. —El agua con miel va muy bien para la resaca.
vomitar.
habitación.
que sentía. Tenía un aspecto furioso cuando bajó las escaleras y encontró
lenta como una película. Moira. Soltando que se había acostado con
Sean. Diciendo que pasó la noche que Sean la acercó a casa cuando
estaba enferma.
y usada.
por qué Sean no había vuelto aún. Antes de que Rachael pudiera
responder, alguien corrió hacia ellos y una voz inconfundible gritó: —¡No
la escuches, Rachael!
con ellos, sobre todo por Moira, porque supuse que podría inventarse
algo así. Y veo que tenía razón. Menos mal que he venido corriendo para
me casara contigo.
hecho y por eso había ido corriendo para intentar ocultar lo sucedido
pidiéndole que se casara con él. Rachael se había puesto tan contenta
que había olvidado por completo el hecho de que pasó la noche fuera.
con vehemencia.
al lado de Moira desnuda, que era quien había hecho el selfie. Sean
yo al saber que Sean y yo siempre hemos sentido algo el uno por el otro,
pero por culpa tuya y de tu hija, tuvo que tomar la decisión que
shock. No podía creerlo. Que lo que había entre Sean y ella fuera todo
—No tienes que pensar que tu vida se ha acabado por esto, — le dijo
siempre. Después de todo, mira lo lejos que has llegado. Incluso cuando
tu padre amenazó con desheredarte si no te deshacías del bebé,
resististe. Has llegado hasta aquí sola, así que no creas que no puedes
odio a Sean.
—¿Que te daba lástima? — Moira hizo una mueca y miró a Sean con
a vuestro sufrimiento.
—Al igual que intentas hacernos sufrir con tus mentiras, afirmando
que nos acostamos, — dijo Sean con calma. —Durante las últimas
que continuaba callada, dirigiéndose a ella. —Cariño, fue todo una gran
desperté a la mañana siguiente sin camisa y bajo las sábanas con ella.
Rachael y agarrarla por los hombros con cuidado. —La única conclusión
—Porque no estaba tan mal como para no saber que no ocurrió nada
—¿Amigas? — dijo Moira con desdén. —Oh sí, creo que empezaste a
gustarme en algún momento, pero eras siempre tan arrogante por tener
—¡Calla de una puta vez, Moira! Ya has hecho bastante daño, deja
de vista.
Moira se rio en su cara con sorna. —¡Pues vale! ¡Como si tú, ella o
la vista. Todo lo que podía pensar es que Moira se había metido con su
hija y Rachael perdió los papeles. Atacó a Moira, agarrándola del pelo
Rachael no podía contener la rabia que sentía por la bruja de ojos verdes.
vida. —
la amenaza de Moira.
Seguía tan enfadada con él que no veía las cosas con claridad.
¿Era verdad?
El cambio de tema dejó muda a Rachael. Tras unos momentos, se
toda clase de trabajos para poder mantenerme. Mi madre, Susan, fue una
Apartó su mano de la suya. —No lo hice por ti, — le dijo con dureza.
que lo perdonaba por eso, y también por tener que ganarme la vida sola
cualquier adversidad.
mejor ocasión.
dio tiempo a ir a mi casa a por el anillo que había comprado hacía unas
semanas. Luego fui directamente a verte y cuando dijiste que sí, sentí
trabajos a la vez, incluso las tareas más humildes por debajo del salario
—Por supuesto. Y para mí, sois más importantes que el aire que
la de Leila.
—Lo sé, pero ella es solo la mitad de nuestra historia, que solo se
completa contigo. Por eso te vuelvo a repetir que te amo y que quiero
casarme contigo. Y no solo porque tengamos una hija juntos.
— Incluso al decir aquello, tenía una leve sonrisa en los labios, y le rodeó
rostros. —Sé que no lo digo tanto como debería, pero maldita sea, lo eres
su musculosa espalda.
preguntó.
capturaron los suyos una vez más, y la sujetó por los muslos, dejando que
La fue besando despacio, cada vez más abajo, con pícaros mordiscos
caderas para tener más cerca sus nalgas. Las apretó con firmeza, antes
caderas mientras él mordía el tanga, deslizándolo por sus piernas con los
dientes. Guau.
para evitar otro gemido. Sus fuertes manos movieron sus piernas para
que las abriera en una amplia V. Luego, se deslizó bajo ella, de forma que
su vagina quedara encima de su rostro, y Rachael supo intuitivamente
sus dedos una y otra vez. Le daba azotes en las nalgas para que se
acercara más, mientras disfrutaba del rico néctar que goteaba entre sus
muslos. Hacía magia con sus labios y su lengua en los pliegues de su sexo
en su interior hacían que se acercara más y más al filo del placer. Sus
lo rodeara con las piernas. Sin dejar de mirarla, entrelazó sus dedos por
su interior, y supo que Sean estaba a punto de estallar, al igual que ella.
tierras.
un año, no había sido fácil para Rachael decidirse debido al estrés y las
alquilado junto a otros dos coches que iban detrás. Eran los padres de
entorno.
junto al agua.
tocando las líneas de las letras en ogham del colgante. —La perdí cuando
encontraste?
habían casado en una ceremonia privada, pero suntuosa, solo con amigos
con ocho años de edad, era una niña encantadora y lista, la envidia de
cualquier padre.
las piernas.
Rachael soltó una carcajada y Sean besó sus labios con pasión. Aún
interrumpió.
se volvían hacia su hija, allí de pie con los brazos cruzados y una mirada
Rachael compartieron una mirada que habló por sí sola, y Rachael supo
emocionante.
tiempo con él. Se sentía agradecida a Sean con todo su corazón, por ser
tan maravilloso y por enamorarla de nuevo a cada día que pasaba. Las
disculparse. No era suficiente tras todo el daño que había hecho, pero al
recto, pero era el indicado para unir a dos corazones que estaban
FIN
publicaciones!