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Jory Harcourt por fin está viviendo el sueño.

Estar casado con el


Marshal de Estados Unidos, Sam Kage, lo ha cambiado, ha
solucionado el tumulto de su pasado y ha transformado a Jory de un
hombre que abandona a la primera señal de problemas, a un hombre
que se queda y capea el temporal. Él y Sam tienen dos hijos, una casa 2
en los suburbios y un monovolumen genial. Los días de Jory de ser un
epicentro para el desastre han terminado. La vida doméstica es
buena.
Lo cual significa que es exactamente el momento adecuado para
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una sacudida por la retaguardia. El ex de Sam aparece en un lugar
inesperado. Un asesino a sueldo sube a su balcón en una reunión
familiar. Y, tal vez, ambas cosas tengan algo que ver con un testigo
que desapareció hace un año. La dicha matrimonial acaba de recibir
una patada en las pelotas, pero Jory no permitirá que nadie le quite a
su familia. Antes de saber cómo se sentía tener un hogar, se habría
fugado. Ya no. Sabe que él y Sam tienen que manejar las cosas juntos,
porque esa es la única forma en que van a salir adelante.
3

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06
Si No Fuera Por Ti
MARY CALMES
Orden de Lectura
01 - 01 Cuestión de Tiempo VOL 01: LIBRO 1
02 - 01 Cuestión de Tiempo VOL 01: LIBRO 2 4
03 - 02 Cuestión de Tiempo VOL 02: LIBRO 1
04 - 02 Cuestión de Tiempo VOL 02: LIBRO 2
05 A Prueba de Balas
05.5 Simplemente Jory
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06 Si No Fuera Por Ti
06.5 Ears, Eggs and Bunnies
07 Parting Shot
08 Piece of Cake
08.5 Hannah's Big Night
08.6 Another Day With Jory
Dedicatoria
Lee, Ellis y Lisa, sin cada uno haciendo su parte, no habría habido un
libro. No puedo daros las gracias lo suficiente. 5

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Capítulo 1
El hombre era un cerdo, y no era solo yo quien lo pensaba. Rosa
Martínez, que vivía al otro lado de los Peterson, estaba de acuerdo 6
conmigo. De hecho, todas las mujeres que vivían en nuestra calle sin
salida tenían la misma opinión. Oliver Peterson, cuya esposa acababa
de verlo engañarla, otra vez, era escoria. No era el hecho de que ya
tenían dos hijos; era el hecho de que ella estaba embarazada de un
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tercero.
Sam, el amor de mi vida, mi pareja, mi esposo y el chico que estaba
criando a dos personitas conmigo, simplemente sacudió la cabeza la
noche anterior y me besó hasta dejarme sin aliento después de
decirme por centésima vez que no me involucrara. Dejar a los vecinos
en paz; esto no era Housewives of Wherever1, no estábamos en un
reality show. Le expliqué que según McDonald -el hombre que había
sido traído a casa en lugar de tenerme a mí cocinando, lo cual,
después de la última vez, habíamos acordado que nunca volvería a
suceder- yo ya estaba involucrado porque era amigo de ella.
—No, —me dijo mientras acostábamos a los niños. —Usas esa
palabra tan libremente. Es una conocida, Jory, no es una amiga.

1
Es una franquicia estadounidense consistente en varios reality shows emitidos por
Bravo. Documenta las vidas de varias amas de casa residentes en varias regiones a lo largo
de los Estados Unidos. Fuente: Wikipedia.
—Es mi vecina, Sam, y su hombre es un perro, y si necesita mi
ayuda con lo que sea, se la voy a dar.
—No digo que no seas amable con ella, pero no te metas en sus
asuntos.
Lo ignoré.
—¡Jory Harcourt!
Le di la mirada más indignada que pude lograr.
—Entonces, soy qué, ¿un entrometido ahora? ¿Soy el vecino
metomentodo? 7
Él levantó las manos en señal de derrota.
Le di un gruñido arrogante porque pensé que estaba saliendo de la
habitación para revisar la casa, asegurarse de que todas las puertas
estuvieran cerradas, asegurarse de que los quemadores de la cocina
estuvieran apagados, pero luego me di cuenta de que no se había 01/2018
movido.
—¿Qué?
—Eres muy mono.
Lo miré con los ojos entrecerrados.
—Los hombres de treinta y cinco años no son monos.
—Siempre serás el chico de club, de veintidós años, que vi por
primera vez tirado en la calle con un beagle encima de él.
—Creía que George era un Jack Russell.
—Nop. —Vino hacia mí. —Beagle.
—Aléjate. —Le sonreí, tratando de sacarlo de la habitación. —
Asegúrate de que la horda zombie no pueda atraparnos.
Pero en lugar de irse, me agarró y me golpeó contra la pared de
nuestra habitación. Con su ardiente boca mordisqueando un costado
de mi cuello, sus manos frenéticamente me desnudaron, y su dura
ingle presionó contra mi culo, mi mente se puso completamente en
blanco. No había forma de concentrarse cuando tenía cien kilos de
hombre musculoso concentrado en meterme en la cama.
Pero al día siguiente, mientras me tambaleaba alrededor de la
cocina, nunca había sido y nunca sería una persona madrugadora, y vi
a mis vecinos en el porche delantero, Christie Peterson sonriendo
tentativamente, su marido frunciendo el ceño, solo quise ir y
noquearle. Tenía una idea de a qué me debía haber parecido: bata,
camiseta y la parte de abajo del pijama, zapatillas de conejito con los
ojos brillantes y felices, me parecía al vecino entrometido en todos 8
los sentidos.
Una garganta se aclaró detrás de mí.
—¿No tienes que ir a trabajar? —Le pregunté intencionadamente.
Era miércoles, no sábado.
La risa cálida y estruendosa fue lo siguiente. 01/2018
—¿No crees que quizás ahora, ya que tienes una criatura en
preescolar y otra en primer grado, deberías empezar a pensar en
volver a trabajar desde tu oficina?
Obviamente mi cordura estaba en duda, porque todavía estaba
trabajando desde casa. Esperaba que la mirada que le di cuando me
volví y entrecerré los ojos indicara mi descontento.
Él soltó una carcajada.
Le fruncí el ceño al supervisor Marshal de los Estados Unidos que
estaba a mi lado en el fregadero de la cocina. Los dos habíamos
estado mirando a los Peterson.
—¿Por qué dirías eso?
—¿Decir qué?
Gruñí.
Apretó sus hermosos labios juntos en una línea dura para no
sonreír.
—¿Sam?
—Por nada.
—Suéltalo.
Se aclaró la garganta.
—Solo creo que, tal vez, estar en casa durante el día te está dando
la fiebre de la cabaña, y quizás necesites salir al mundo real y hablar
con los adultos.
Solté un aliento exasperado.
—Sam, solo porque no voy a la oficina no significa que esté 9
hambriento de contacto adulto. Hablo con Dylan todos los días, hablo
con Fallon todos los días. Son mis socios comerciales, me necesitan y
me mantienen involucrado en lo que sucede en la oficina.
—Vale.
—¡Envío más correos electrónicos que ambos a la vez! 01/2018
—Estoy seguro de que lo haces, —dijo, deslizando su mano por mi
nuca, luego apretando suavemente, masajeando y acercándome más.
—Simplemente pienso que tal vez salir de esta casa durante el día te
vendría bien.
Aparté su mano, girando hacia él.
—Voy a la tienda, al parque, llevo a los niños a la escuela, los
recojo... ¿cuándo no veo a la gente?
Gruñó, puso los ojos en blanco y dejó la taza de café en el
fregadero antes de que sus oscuros ojos azul ahumado giraran
rápidamente hacia los míos.
—No, —casi chillé, girándome para correr.
No lo suficientemente rápido.
Uno pensaría que un hombre grande no podría moverse así, con
tanta velocidad, pero la capacidad atlética y la fuerza de Sam Kage
nunca debían subestimarse. A los cuarenta y seis años, era tan
poderoso como lo había sido cuando lo conocí, y finalmente entendí
lo de que todo mejoraba con la edad. El hombre se veía mejor que
nunca, y vivía bien en su piel, muy contento, muy feliz tanto personal
como profesionalmente.
Estaba muy orgulloso de él y se lo decía muy a menudo. Era un
padre increíble, un esposo maravilloso, un gran hijo y el tipo de amigo
que a cualquiera le gustaría reclamar. Yo era parcial porque lo amaba,
pero aun así, veía que la gente lo miraba y sabía la verdad. Cuatro
años después de comenzar su nuevo trabajo como Marshal, ahora era 10
el supervisor de la oficina local de Chicago, y supervisaba a otros
cinco adjuntos y tres empleados. Creí que una vez que se cambiara,
se convertiría en un sheriff, pero aparentemente todo lo que hicieron
fue agregar el "supervisor" allí. Un sheriff era algo totalmente
diferente. Eso no tenía sentido desde el punto de los western. En 01/2018
cada película que había visto alguna vez, el ayudante ascendía a
sheriff. Como de costumbre, Sam meneó la cabeza en mi dirección.
Mientras me escondía alrededor de la isla en el medio de la cocina,
creí durante medio segundo que me escaparía de él, pero cuando me
agarró, tiró y me inmovilizó contra el frigorífico, me di cuenta de lo
equivocado que había estado.
—Todo lo que quería dar a entender, —comenzó, inclinando mi
cabeza hacia arriba con una mano en mi barbilla, —era que ya que
ahora tienes un niño de seis años y una niña de cuatro años, puedes
pasar medio día en la oficina en lugar de trabajar a tiempo completo
desde casa. Sería bueno que los dejaras para tomar una taza de café
elegante e ir a tu oficina y ver a Dylan y Fallon y hablar con ellos cara
a cara.
Estaba demasiado interesado en su boca para escucharlo. Tenía el
tipo de labios hechos para ser besados, regordetes y oscuros, y
cuando sonreía, había una curva en la comisura que podía romperte
el corazón. No es que el resto de sus características robustas
carecieran de atractivo. Sus oscuros ojos gris azulado ahumados con
las líneas profundas de risa en los rabillos, su larga y recta nariz, la
dura mandíbula cuadrada y las gruesas cejas cobre y doradas también
eran una delicia. Y su voz, por teléfono o en persona, profunda y
ronca, ribeteada con un gruñido, podía enviar un calor ondulante por
todo mi cuerpo. Pero la boca del hombre, la forma de la misma, su
sensación... realmente, yo era un fan. 11
—¿Me estás escuchando?
Me levanté desde mi estatura de un metro setenta y cinco hacia la
suya de un metro con noventa y tres, y él se inclinó al mismo tiempo.
Nuestros labios se encontraron y se abrieron, y su lengua se deslizó
profundamente para saborearme. 01/2018
Los sonidos desde el gallinero, asfixia y arcadas, y el tirón en mi
bata al instante agotaron el calor del encuentro. Sam soltó una
carcajada mientras rompía el beso, ambos mirando a la gente bajita
que estaba de pie cerca de nosotros.
—Eso es asqueroso, —Kola me aseguró con la mirada que un niño
de seis años no debería haber tenido, llena de juicio y repulsión.
—¿Por qué? —Le pregunté sarcásticamente.
—Tu boca tiene gérmenes, —me informó altivamente. —Por eso le
dijiste a Hannah que no lamiera a Chilly.
—No, le dije que no lamiera a Chilly porque al gato no le gusta que
lo lama.
—Él lame su cuerpo.
—Lo hace, —Hannah, nuestra niña de cuatro años, asintió con la
cabeza. —Kola tiene razón.
—Pero él no quiere que lo hagas, —le aseguré a mi hija,
dirigiéndole mi comentario.
—¿Cómo lo sabes? —Cuestionó Kola.
—Sí, —repitió Hannah Banana otra vez, siempre el respaldo de su
hermano mayor. —¿Cómo lo sabes?
Tuve que pensar
Kola esperó, entrecerrando los ojos.
Hannah también estaba esperando, arqueando una de sus cejas
oscuras perfectamente formadas. Eso era nuevo. Ella tenía la misma 12
forma de mirarme que su padre, como si yo fuera un idiota.
—¡No lamer al gato! ¡Nadie lame al gato! —Ordenó Sam cuando el
silencio se prolongó demasiado.
Empecé a reírme; solo mi esposo tendría que poner semejantes
reglas. 01/2018
Miró a su hijo, Mykola Thomas Kage, de seis años casi en marcha
hacia los cuarenta, quien estaba lleno de preguntas y opiniones.
Lo habíamos adoptado cuando tenía tres años, de una agencia en
los Países Bajos. Cuando hicimos el último viaje para traerlo a casa,
nos había visto desde la ventana de la oficina del director del orfanato
y corrió a la puerta para encontrarse con nosotros. Estuvimos allí dos
semanas y él ya llamó a Sam “Papi”, lo cual a Sam le encantó con
locura escuchar. Pero aunque a Kola le habían enseñado la palabra
americana que significa “padre”, no era la suya, no la que había
crecido escuchando y que había estado esperando usar con alguien al
que le perteneciera. Entonces él había probado la que él sabía para
mí.
Pa.
Una palabra tan simple pero que significaba mucho.
Yo la había escuchado en las calles cuando lo visitaba, junto con el
más formal, vader, y visto a niños correr donde sus padres usándola.
No era el papá que yo conocía, ni el que el padre de Sam era llamado
por sus nietos, sino solo pa. Cuando Kola me llamó así, le respondí, y
su rostro, la forma en que se iluminó, la absoluta alegría cegadora,
habían sido un regalo.
Sam era Papi, y Papi representaba la nueva vida de Kola y su nueva
familia en los Estados Unidos, y yo era la comodidad de lo viejo. Yo
era Pa, y él me había puesto el nombre. 13
Por supuesto, no me importó el nombre que eligió. Él podría
haberme llamado Jory por todo lo que me importaba; él era mi hijo, y
eso era todo lo que me importaba. Era legal y completamente mío y
de Sam, y eso era lo que importaba. Y estuvimos bien, nosotros tres,
hasta que la primera agencia con la que nos pusimos en contacto 01/2018
cuando comenzamos todo el proceso de adopción llamó para
decirnos que había una niña de Montevideo lista para ser adoptada.
Me había olvidado de ellos porque nunca se habían hecho notar, pero
resultó que ese no era el caso. Oías de ellos cuando llegaba el
momento, y finalmente lo fue.
Yo estuve sorprendido, Sam inseguro, hasta que el profesional pero
no muy agradable y, definitivamente, no cálido caballero deslizó la
imagen por el escritorio para nosotros. Necesitaba saber si queríamos
a la niña de la fotografía.
Sí, queríamos mucho al ángel.
Nuestra familia pasó de tres a cuatro con la llegada de la hermanita
con la que Kola no quiso tener nada que ver hasta que todos
estuvimos en casa bajo el mismo techo. Se molestó con todos
nosotros por ir al aeropuerto a recogerla, odió su llanto en el coche, y
estuvo realmente molesto de que Sam la llevara a ella en lugar de a
él. Estaba empezando a preocuparse, estaba en todo su rostro, hasta
que Sam se arrodilló y lo recogió también. Los niños son muy
curiosos. Tan pronto como Kola descubrió que Hannah estaba
planeando compartirnos con él, que ella no estaba allí para tomar su
lugar, que nada estaba cambiando en el departamento de amor, solo
algunos ajustes en el área de tiempo, decidió que le gustaba. Y ahora,
con él de seis y ella de cuatro, su vínculo era notable.
Peleaban como gatos y perros... pero solo algunas veces. Ella
lloraba, él se deprimía, se perseguían uno al otro y se peleaban, pero 14
nueve de cada diez veces la encontraba en la habitación de él por la
mañana. Cuando salíamos, él la agarraba de la mano, arreglaba las
cosas cuando ella no podía, y era sumamente paciente cuando ella
estaba tratando de darnos un bocado de información. Yo estaba
como, escúpelo, chica, pero Kola solo asentía y esperaba hasta que 01/2018
algún incidente sobre un insecto en una flor fuera comunicado con
detalles insoportables.
Él la sacudía si ella se caía, le hacía acordarse de sus manoplas y su
gorro, y podría contar con que tradujera sus deseos a otros si Sam y
yo estábamos ausentes. Dylan Greer, mi mejor amiga, estaba
realmente sorprendida porque estaba segura de que, a veces,
Hannah Banana, o B, como todos la llamábamos, hablaba en otras
lenguas. Pero Kola simplemente diría que ella quería leche, un crayón
o una linterna. Y nunca se equivocaba. Era un excelente hermano
mayor, y ella lo adoraba.
Hannah Regina Kage, su segundo nombre por la madre de Sam,
tenía la nariz de botón más adorable del planeta. Me inclinaba para
besarla a veces y mordisquearle la nariz. Le hacía chillar de placer.
Poner sus dedos de los pies en mi boca también era motivo de una
risa estridente. Incluso cuando tenía un año, se reía. No era tímida o
suave. Ella era pequeña, pero la forma en que se expresaba era
grande. La gente escuchaba el sonido profundo y gutural y se
quedaba encantada. Yo había estado bajo su hechizo a primera vista.
En nuestro vecindario en River Park, a veces las personas aún nos
miraban cuando estábamos caminando. Y la mayoría cuestionaba a
Kola cuando se acercaban, ya que con sus profundos ojos azul
cobalto, rasgos europeos fuertes y cabello castaño oscuro, no se
parecía a mí ni a Sam. Pero Hannah, que era mitad uruguaya,
obviamente era adoptada. Lo gracioso, sin embargo, era que la gente 15
a veces preguntaba si Gentry, nacido con los ojos carbón de mi
hermano Dane en lugar de los miel amarronados de mi cuñada Aja,
en realidad pertenecía a su propia madre. Siempre me pregunté por
qué a la gente le importaba. Si tu hijo era azul y tú eras naranja, ¿a
quién le importaba una mierda mientras amaras y apreciaras al niño 01/2018
azul? La gente todavía me sorprendía.
—Pa.
Hannah estaba mirándome como si fuera el idiota del pueblo.
—¿Qué?
—Si Kola no puede lamer a Chilly, tú no puedes lamer a Papi.
Tuve una imagen terrible de hacerle una mamada a Sam en ese
momento, y probablemente él lo supo, por eso me agarró y me
cubrió la boca con la mano.
—¿Vais a ir a terminar el desayuno, por favor?
Se marcharon entonces, pero no sin mirar hacia atrás.
Sam movió su mano, pero se inclinó y me besó. Lo recibí
felizmente, y por supuesto, hubo más arcadas.
—¡Kola Kage! —Le amonesté incluso mientras me reía. —¿Vas a
terminar con eso?
—Ewww, —Chilló Hannah.
Cuando los miré, Kola estaba mezclando su avena con mantequilla
y azúcar moreno, haciéndola eructar con su cuchara.
—Solo cómetela, —le dije.
—Lo estoy haciendo comestible.
Comestible. Maldito niño y su maldito vocabulario.
—Deja a los Peterson en paz, —Sam suspiró, sufriendo tanto como
él hacía.
—Lo hago. —Me mordí el labio inferior.
—Jory... —me advirtió. 16
Intenté parecer inocente.
—Papi, —dijo Kola, de nuevo a nuestro lado, mirando a Sam.
—No lamer al gato, —reiteró Sam, inclinándose sobre una rodilla
mientras su hijo se ponía en sus brazos y le ponía las manos en la
cara. —¿Todo bien? 01/2018
—Bien. —Kola asintió.
—Vale, —Sam suspiró, acercando a Kola, abrazándolo fuerte por un
minuto.
—¿Qué es homónico?
—No lo sé. —Sam bostezó, echándose hacia atrás para que padre e
hijo pudieran mirarse el uno al otro. —¿Dónde lo escuchaste?
—Pa le dijo a la Tía Dyl que los padres de Jake no le dejarán ir a
jugar a mi casa porque son homónicos.
Sam asintió.
—Eso es homofóbico, y significa que los padres de Jake no quieren
que venga porque tienes dos padres.
Kola entrecerró los ojos hacia Sam.
—¿Por qué?
—A algunas personas simplemente no les gusta.
—¿Por qué?
—Bueno, creo que algunas personas tienen miedo de lo que
significa.
Sacudió la cabeza.
—¿Qué significa eso?
—Que si puedes tener dos padres, tal vez las cosas están
cambiando.
Su ceño frunció sus pequeñas cejas. Era adorable.
—No entiendo.
—Creo que lo harás cuando seas mayor, colega. 17
—Es tonto.
—Sí, lo es, —acordó Sam, abrazándolo de nuevo. —Pero lo siento.
—Está bien. —Abrazó a Sam con fuerza, ambos brazos alrededor de
su cuello. —Stuart y su madre vendrán conmigo y Pa, y Hannah, el tío
Evan, Bryce, Seth, la tía Dyl, Mica, Mabel, Tess y su padre al cine el 01/2018
próximo sábado, así que Jake es el que se lo va a perder.
—Otra vez, ¿quién va a ir? —Sam se burló de él.
—Stuart y su madre vendrán con…
—Para, —corté a Kola. —Tu padre te ha escuchado la primera vez.
Sam gruñó y me miró.
—¿Cómo es que no fui invitado al cine?
—Primero… —le sonreí — …las Ardillas te producen urticaria, y en
segundo lugar, ¿no vas a ir a pescar con Pat y Chaz ese sábado?
—¿De qué sábado estamos hablando?
—Nos vamos mañana a Phoenix, a la reunión, y volveremos a casa
el domingo.
—Sí, lo sé.
—Está bien, entonces estoy hablando no de este próximo sábado,
ya que estaremos fuera de la ciudad, sino del de después de eso.
—Oh, entonces está bien, después. —Sonrió alegremente. —Estaré
pescando. Lo siento, no iré a la película, cariño.
—Mentiroso, —dije llanamente.
Él se rio.
Pero iba a ser divertido. Yo iba a ir con mis dos hijos, mi amigo Evan
traía a sus hijos Bryce y Seth, y Dylan iba a traer a sus dos hijos: su
hijo, Mica, que era el mayor, y Mabel, su hija, que tenía la misma
edad que Kola. Fue desafortunado que hubieran hecho otra película
de Alvin and the Chipmunks2, pero todos los niños se morían de ganas 18
de verla, así que íbamos a pasar el día con eso. Todavía estaba
esperando saber de Aja para ver si ella también venía. Sabía que
Robert y Gentry estaban tan interesados en los roedores alimentados
con helio como el resto de nuestros niños, pero Aja no, y podría
venirle bien un día libre. 01/2018
Aja, que había estado en el campo de las escuelas públicas al
principio, cuando se casó con mi hermano, primero como directora y
luego superintendente adjunta de escuelas, se había encontrado
incapaz de realizar cambios a ese nivel. Aja no podía enmendar la
política ni asignar fondos, pero en vez de amargarse por lo que veía
suceder a su alrededor -la apatía y la ignorancia deliberada- decidió
hacer algo al respecto. En su posición actual como decana asociada
de educación en la Universidad de De Paul, entrenando e inspirando a
la próxima generación de maestros, ella estaba preparando mentes
brillantes para el mundo real y endureciendo las pieles. Ella los
armaba y motivaba y se aseguraba de que supieran que ella siempre
sería un recurso para ellos, incluso después de graduarse. Todo eso,

2
La primera “Alvin y las ardillas” (título original en inglés: Alvin and the Chipmunks) es una
película de 2007, que trata sobre la vida del grupo musical Alvin and the Chipmunk. Fuente:
Wikipedia.
más la crianza de dos hijos, ser esposa, asistir a una infinidad de
funciones sociales con su marido, y el resultado era una Aja Harcourt
agotada. Yo quería ayudar a disminuir su carga.
Mientras conducía de regreso a casa después de dejar a Kola y
Hannah, ambos iban a la misma escuela Montessori3 cerca de Oak
Park, llamé a Aja desde el automóvil y me ofrecí a quitarle de las
manos a sus dos personitas en lugar de que ella se uniera a nosotros.
Inmediatamente fui llamado santo.
—Jory, necesito un poco de tiempo para mí y para Dane. 19
—¿Qué tal si recojo a Robbie y Gen el próximo viernes después de
la escuela y me los quedo hasta el domingo por la mañana? Todos
iremos al brunch y puedes tenerlos de regreso. Eso te da el viernes
por la noche y todo el sábado. ¿Qué dices?
Pensé que iba a llorar, estaba muy agradecida. 01/2018
—¿Entonces es un sí?
—¡Oh Dios mío, sí, eso es un sí!
—Estás empezando a sonar como yo.
—Gracias, cariño.
—¿Para qué está la familia?
—Pero eres el único en quien confío.
—Eso no es verdad. —Sonreí al teléfono mientras giraba desde la
calle lateral en la que me encontraba al tráfico en la avenida Harlem,
en dirección a casa. Hice, quizás, unos tres metros antes de que yo y
todos los demás en la calle estuviéramos parados.

3
El método Montessori es un método educativo ideado por la educadora y médico italiana
María Montessori a finales del siglo XIX y principios del XX. Se caracteriza por desarrollar en
el niño la independencia, la libertad con límites, respetar la psicología natural y el desarrollo
físico y social del niño. Fuente: Wikipedia.
—Sí, pero desde que Carmen consiguió su trabajo de ensueño de
trotamundos por todo el mundo y mis padres huyeron a Florida y Alex
a Delaware, tú y Sam sois la única familia que tengo aquí.
—Tienes muchas otras novias, —le dije mientras trataba de ver cuál
era el problema alrededor del todoterreno delante de mí.
—Lo sé, pero lo comprobaría con los demás, no necesito
comprobarte a ti y a Sam. Él matará a cualquiera que se acerque a mis
hijos, y tú te preocupas más que yo.
—No me preocupo. 20
Ella soltó una carcajada por teléfono.
—Eso ha sido muy indigno, —le dije mientras me recostaba en el
asiento del conductor del elegante monovolumen negro que adoraba.
Todos los demás que conocía tenían todoterrenos que estaban,
estaba seguro, ayudando a destruir el medioambiente. Mi 01/2018
monovolumen no formaba parte del plan maestro de Satanás, y me
encantaba mi automóvil que me proclamaba casado y con niños,
además de ser consciente de la seguridad. Tenía muchas ganas de
que Kola comenzara el fútbol en la primavera para que se completara
la imagen de felicidad doméstica. Tenía un suéter elegido y todo.
—Lo sacas de mí, —Aja se rio.
—Lo que sea, te llamaré cuando regrese de la reunión el domingo.
Ella comenzó a soltar risitas.
—¿Qué?
—Reunión familiar. —Se estaba riendo ahora. —¡Oh, el horror!
—Estará bien, —le dije cuando noté a un hombre caminando al
lado de mi ventanilla. Era extraño que estuviera caminando por el
medio de la calle y no por la acera, pero como estábamos atascados,
no corría peligro de ser atropellado. —Ey, a tus hijos les gusta el
Mountain Dew y las Oreos, ¿verdad?
—Se van a quedar contigo dos días. Aliméntalos como quieras.
Me estaba riendo cuando colgué, pero cuando el todoterreno
frente a mí puso marcha atrás de repente, chocando contra mi
parachoques delantero, grité y toqué la bocina. Pero el automóvil no
se detuvo, siguió moliendo metal, y me di cuenta de que él, o ella,
estaba tratando de tener suficiente ángulo para subir a la acera a la
derecha.
Tomé una foto de la matrícula con mi teléfono, le agradecí a Dios
que mis hijos no estuvieran conmigo, y estaba a punto de llamar a la 21
policía para informar del accidente cuando vi que se abría la puerta
del pasajero del SUV. Lo que fue confuso fue que la mujer pequeña
que salió a gatas tenía llaves en la mano. Era como si hubiera estado
conduciendo pero no hubiera querido salir por la puerta del lado del
conductor. Cuando abrió la puerta de atrás, un pequeño asiento de 01/2018
niño fue visible: tenía un niño pequeño.
Salí rápido y rodeé la parte trasera de mi monovolumen, incluso
cuando el tipo del coche que estaba detrás de mí tocó la bocina, se
inclinó y me dijo que volviera detrás del jodido volante, y me lancé
hacia ella.
Ella giró hacia mí con una lata de spray de pimienta en la mano.
—¡Espere! Estoy aquí para ayudar.
Sus ojos estaban enormes mientras me miraba, me metió la lata en
el pecho y me dijo que vigilara al tipo para poder sacar a su hijo del
coche. Ella había estado demasiado asustada como para ni siquiera
abrir la puerta de su lado.
—¿Qué tipo?
—No sé, un psicópata. Creo que ha matado al hombre en el coche
frente a mí, —lloró. —Creo que tiene un arma o… ¡oh Dios!
Al volverme, vi a un hombre avanzando hacia nosotros.
—¡Moved vuestros putos coches!
—¡Entra! —Le ordené. —¡Ciérrate!
Se subió al asiento de atrás alrededor de su hijo, y escuché las
cerraduras detrás cuando el hombre avanzó hacia mí rápidamente.
Tenía una llave de tuercas, no una pistola, y como podía correr si
era necesario, pasé de aterrorizado a molesto rápidamente.
—¿Qué diablos estás haciendo? —Le ladré. —¡Estás asustando a
esta dama!
—¡Moved vuestros coches! ¡Toda esta calle está llena de putos 22
coches!
Él ni siquiera me estaba mirando; dudo que pudiera haberme dicho
dónde estaba o qué estaba haciendo. Quizás la furia de la carretera lo
había hecho estallar; tal vez algo más. No lo sabía y no me importaba:
llevaba una herramienta de automóvil como arma. Esa era realmente 01/2018
mi única preocupación. La mujer del SUV estaba asustada porque su
hijo estaba en el auto y este tipo estaba actuando como un loco. Si
mis hijos estuvieran conmigo, habría tenido la misma reacción.
—Para, —le ordené. —No te acerques.
Siguió viniendo, y levantó la llave inglesa como si tal vez estuviera
pensando en abrirme el cráneo con eso. Apunté con la boquilla del
spray de pimienta y me aseguré de darle en la cara.
Su grito fue fuerte y herido, pero no soltó la herramienta.
—¿Qué coño estás haciendo?
Era el tipo que me había gritado antes, cuyo automóvil estaba
atascado detrás del mío.
—¿Acabas de atacar a este tipo? —Rugió justo antes de que me
golpeara.
Caí fuerte, golpeando la camioneta mientras rebotaba, pero desde
mi ángulo, pude ver al tipo que había rociado acercándose a él.
Pateando fuerte, golpeé al tipo que me acababa de pegar
desprevenido, y él cayó al suelo a mi lado.
—¿Qué coño estás…?
—¡Mira! —Grité cuando el tipo con la llave inglesa vino detrás de
nosotros.
—Oh mierda, —gritó, alejándose de mí, moviéndose para correr.
—¡Suelta el arma!
—¡Ponte en el suelo!
Normalmente, los policías, aunque estoy casado con uno que lo 23
fue, no son mis personas favoritas. Como regla general, me atrapan
haciendo alguna mierda que no debería hacer, pero de alguna
manera se perdían a todos los demás hablando por sus teléfonos
móviles, pasando con los semáforos en rojo y con exceso de
velocidad. 01/2018
Pero justo en ese momento, cuando vi los uniformes, noté las
armas desenfundadas y escuché las órdenes siendo rugidas, me sentí
reconfortado.
El tipo soltó la llave inglesa y se arrodilló.
—¡Hasta el fondo, cara en el pavimento!
—Me has salvado la vida, —dijo el tipo que me golpeó.
—Yo…
Pero algo golpeó la parte posterior de mi cabeza, y todo se quedó a
oscuras.

Mi marido, mi hermano, mi familia y mis amigos dirían que sí, Jory


Harcourt es un imán para los problemas, pero creo que es más una
coincidencia que otra cosa cuando el destino decide joderme.
Especialmente esta vez: me estaba yendo a casa después de dejar a
mis hijos, un viaje que hacía de lunes a viernes, normalmente sin
incidentes. ¿Cómo iba a saber que terminaría en la mira de un loco
fortuito?
—¿Un qué? —Preguntó el policía que estaba tomando mi
declaración en el hospital.
—Imán de problemas, —le dije mientras suspiraba profundamente.
—¿Cómo te golpearon? —Me preguntó. 24
—Supongo que la mujer a quien le dije que se quedara en su SUV,
abrió la puerta muy rápido y yo estaba sentado al lado de su coche
y... ya sabes.
El asintió.
—Ya veo. 01/2018
—Es por eso que los monovolúmenes son mejores, las puertas se
deslizan, —Lo eduqué.
Su sonrisa fue condescendiente.
—Yo…
—¡Jory! —Su grito rebotó en las paredes, e hice una mueca.
El oficial pareció sorprendido.
—Quién era…
—Retrocede, —ordené, y tomé aliento para obtener la cantidad de
aire requerida en mis pulmones. —¡Aquí!
La cortina se abrió unos momentos más tarde y allí estaba Sam, con
la mandíbula apretada, los músculos en el cuello tensos, ojos oscuros
y llenos de demasiadas cosas para calmarlas de inmediato.
—¿Detective Kage?
Sam se volvió hacia el oficial.
—Ah, no, Marshal. —Trató de sonreír a mi hombre ceñudo.
La atención de Sam volvió a mí, y sonreí mientras levantaba los
brazos para él.
Moviéndose rápidamente, Sam cerró la corta distancia entre
nosotros y me arrastró hacia delante y me aplastó contra él.
No fue gentil; todo el movimiento fue brusco y duro.
Me encantó.
—Me has asustado, —dijo mientras me apretaba con fuerza.
Sabía que lo había hecho, la cual era la razón del agarre. Me incliné
hacia él, froté la cara por el pliegue de su cuello, y deslicé los brazos 25
debajo de la chaqueta del traje y sobre la impecable camisa de vestir.
Olía bien, un tenue rastro de colonia, suavizante de ropa y cálido
macho. Gimoteé suavemente en la parte posterior de mi garganta.
—Estas llamadas me quitan años de vida, ¿sabes?
—¿Qué llamadas? 01/2018
—Las “Jory está en el hospital” llamadas.
Asentí, y hubo un estruendo de gruñido antes de que él se inclinara
hacia atrás y me mirara a la cara. Sus ojos me registraron,
comprobando, asegurándose de que estaba completo y a salvo.
—Estoy bien, —dije mientras levantaba la mano y la enredaba en
mi pelo, inclinándome la cabeza hacia atrás mientras examinaba mi
ojo derecho y mejilla.
—Sí, no te ves bien, —dijo, y su voz era baja y amenazante. —
¿Quién ha hecho esto?
—Había un hombre detrás de mí, y no entendía por qué rocié al
hombre de la llave inglesa, y él…
—Para, —me interrumpió, soltando su mano de mi cabello
mientras giraba su cabeza hacia el policía. —Habla.
Me di cuenta por su cambio de tono que no me estaba esperando a
mí, pero aparentemente el oficial no.
—¿Hola? —Sam espetó con frialdad.
—Oh-oh, —el hombre tartamudeó y luego le contó a Sam los
eventos de la mañana.
—Entonces, ¿la mujer del SUV lo noqueó cuando abrió la puerta?
—Estaba tratando de asegurarse de que entendía todo.
—Sí.
Sam gruñó.
—Ella lo siente mucho. Me dijo que tu pareja allí le salvó la vida.
Eso no lo hizo mejor, al menos para Sam. 26
—Mi monovolumen está…
—Nos encargaremos del monovolumen y te alquilaremos uno hasta
que esté arreglado. Solo no te preocupes.
—No, lo sé, —le dije bruscamente. Algunas veces, muchas veces,
Sam me trataba como a un inválido. Estaba sucediendo cada vez más 01/2018
últimamente, como si tuviera que ser atendido, al igual que los niños,
porque no podía pensar por mí mismo o razonar las cosas. —Solo
quería saber dónde fue remolcado mi vehículo... Oficial.
Me volví hacia el hombre de uniforme, lo inmovilicé con mi mirada,
mi pregunta estaba dirigida a él, y él todavía estaba mirando a Sam
para ver si debía responderme.
—¿Oficial?
—Puedo averiguar dónde…
—No, —Callé a Sam, con los ojos muy abiertos mientras esperaba.
—¿Dónde está mi coche?
—Nosotros, um. —Tosió cuando me pasó una tarjeta de visita de su
portapapeles. —Lo remolcaron a un garaje del centro y…
—Deja de hablar, —Sam me ladró, arrebatándole la tarjeta. —
Siéntate aquí mientras voy a buscar a tu médico y averiguo si tienes
una conmoción cerebral o…
—Sam…
—Después de que te lleve a casa, entonces nos preocuparemos por
el maldito monovolumen.
—Puedo…
—Para, —ordenó de nuevo, y como no quería hacer una escena,
me quedé quieto y callado y miré el reloj en la pared.
El oficial murmuró algo y se fue, y Sam me dijo que tenía que ir y
averiguar sobre las otras personas en el accidente y que se ocuparía
de mi alta al mismo tiempo. 27
Me quedé callado.
—¿Te vas a enfurruñar ahora?
Giré la cabeza y estaba a punto de decir algo cuando levantó la
mano.
—No quiero pelear contigo. Solo déjame hacer esto. 01/2018
—No soy un niño, Sam. Puedo encargarme de mi propio coche.
Puedo hacer…
—¿Entonces no debería estar aquí? ¿Ni siquiera debería haber
venido?
—No, yo solo... últimamente parece ser el show de Sam y no el
show de Sam y Jory. Lo haces todo, y no entiendo por qué está
pasando eso.
Sus ojos buscaron los míos.
—¿Sam? ¿Crees que estoy indefenso?
La mirada que estaba recibiendo habría aterrorizado a la mayoría
de la gente. Pero este era el tipo que me amaba y, como siempre,
cuando me detuve y realmente usé mi cerebro, entendí lo que en
realidad estaba pasando.
Él estaba aterrorizado.
Le había asustado muchísimo esa mañana, y a causa de que estaba
esperando que el otro zapato cayera de todos modos... era casi como
si estuviera esperando malas noticias. Y él estuviera... esperando las
peores.
—Crees que yo y Kola y Hannah podríamos desaparecer.
—¿Qué? No, —dijo en voz baja, no había mucha fuerza detrás de
sus palabras. —No.
Era un mentiroso.
—Lo siento, —dije rápidamente, poniendo las manos sobre su 28
musculoso pecho, incapaz de evitar curvar los dedos en la camisa,
agarrándola. Sí, él estaba siendo sobreprotector, pero no por las
razones que pensé. Él no pensaba que yo era estúpido; simplemente
no quería dejarnos ni a mí, ni a sus hijos, fuera de su vista por ningún
motivo. Jamás. Y porque estaba tratando de no ser sofocante, estaba 01/2018
consiguiendo exactamente lo contrario. —No estaba pensando.
Él tomó aliento.
—¿De qué estás hablando?
—Cuanto más trabajas, cuanto más ves, más te das cuenta de que
esto, lo que tenemos, no es la norma. La mayoría de las personas no
consiguen el tipo de felicidad que tenemos, el hogar que tenemos,
por lo que te vuelves protector y sofocante.
Frunció el ceño, y le sonreí mientras enganchaba las piernas
alrededor de la parte posterior de sus muslos. Se inclinó más cerca,
las manos a cada lado de mí en la estrecha cama de hospital.
—¿Crees que me conoces?
Asentí con la cabeza, mis dedos se aflojaron de su camisa.
—Sí. Te conozco bien.
Se inclinó hacia mí, y enrosqué un brazo alrededor de su cuello para
acercarlo. Su aliento se extendió suavemente por mi rostro antes de
que su boca se posara sobre la mía.
Me encantaba besarlo. Siempre, no importa cómo, durante el
tiempo que me dejara o el tiempo que quisiera. Yo era suyo para
tomar.
Introdujo su lengua, uniéndola con la mía, enredó, frotó, empujó y
metió. Nuestros labios nunca se separaron, ni una sola vez, ni siquiera
por aire. Sentí sus brazos rodearme, estrellarme contra su pecho y 29
aferrarme. Tenía una mano anudada en su pelo, y el gemido que no
pude sofocar fue bajo y dolorido. Cuando de repente me empujó
hacia atrás, rompiendo el contacto abrasador y devorador, mi quejido
de protesta fue fuerte.
Él estaba sonrojado y jadeante, los labios hinchados, las pupilas 01/2018
dilatadas mientras me miraba.
Yo estaba respirando fuerte, mis pulmones jadeaban por aire
mientras le sonreía.
—Mierda. —Finalmente logró decir una palabra.
Mi sonrisa era perversa.
—No se supone que me beses en el trabajo.
—Tú me has besado, —le recordé.
—Mierda, —dijo de nuevo y tragó saliva mientras se enderezaba,
alejándose de mí, obviamente luchando por conseguir poner su
cuerpo bajo control.
—Puedes clavarme en tu coche.
Su ceño fruncido llegó rápidamente, y también mi sonrisa.
—¿Qué? —Sonreí de par en par.
—Un Marshal adjunto de los EE. UU. No clava a su cónyuge en el
automóvil.
Arqueé una ceja hacia él.
—¿Estás seguro?
Él me señaló.
—Te llevaré a casa a nuestra cama y te clavaré.
—Oh, sí, por favor. —Meneé las cejas por él.
—Solo siéntate allí, —me gruñó. —Y espera mientras consigo tu
firma para salir de aquí para que podamos ir a buscar a los niños.
—Hoy no, Marshal, —le dije.
Él pareció sorprendido. 30
—¿No planeabas recoger a tus hijos hoy?
—No, tu madre los recogerá y luego iremos a cenar.
Él me miró de reojo.
—Sabes que ella es una planificadora, —dije alegremente.
—Déjame aclarar esto, —suspiró. —Estaremos con ellos en un 01/2018
avión mañana, con ellos en un complejo turístico de jueves a sábado,
y luego con ellos de nuevo en un avión el domingo cuando
regresemos a casa, ¿pero aun así vamos a comer con ellos esta noche
porque no nos van a ver?
—A tu madre le gusta coordinar y lo sabes, así que déjalo pasar.
—¿Por qué? —Estaba molesto.
—¿Por qué le gusta planear cosas, o por qué la estamos
complaciendo?
—Lo segundo, —gruñó. —¿Por qué hacemos eso?
—Porque la amamos, —dije como si fuera obvio.
—No, a la mierda con eso. Voy a llamarla y decirle que…
—¿Por qué balancearías el bote? ¿Por qué trastornarías el delicado
equilibrio de todas las cosas de Regina?
Yo amaba a su madre, Regina Kage, con absoluto abandono, y de
todos, sus propios hijos, sus cónyuges y todos sus nietos juntos, ella y
yo nos llevábamos los que mejor. Las razones de esto eran dos:
primero, porque nunca había tenido una madre y ansiaba una como
una droga; segundo, y sobre todo, porque nunca intenté cambiarla.
Nunca nos peleábamos; le permitía reorganizar cualquier cosa en mi
casa que quisiera, hacer sugerencias sobre la crianza de los hijos,
porque en realidad, sus hijos salieron bien, ¿dónde estaba la
discusión? Y sobre todo, cuando se quejaba, cada vez que se 31
preocupaba, yo estaba a su disposición para echar una mano.
Estábamos bien.
—Jory…
—Déjalo estar, Sam.
Puso los ojos en blanco, pero los dos sabíamos que no diría una 01/2018
palabra. Nadie decía una palabra a Regina Kage. Todos hacíamos
exactamente lo que quería. Ella era la matriarca, después de todo.
—En serio, no obstante, deberíamos cancelar, no estás en…
—Estoy bien, y además, creo que ella tenía itinerarios de viaje
impresos, y quiero asegurarme de conseguir el mío.
Él estaba disgustado, pero obtuve la sonrisa que buscaba con un
gesto de negación, la de “eres demasiado y me rindo” que me
encantaba.
—Entonces, —dije suavemente mientras mi mirada patinaba sobre
él. Dios, me encantaba mirarlo. Los hombros anchos que la chaqueta
del traje acentuaban, el ajuste ceñido de la camisa de vestir a medida
sobre su enorme pecho, y la barba incipiente que cubría su mandíbula
cuadrada, cincelada, a pesar de que se había afeitado esa mañana
antes del trabajo.
—¿Qué? —Preguntó, y su voz era ronca mientras me miraba.
—¿Me llevarás a casa?
—Sí.
— ¿Y te quedarás conmigo?
—Sí. Quiero asegurarme de que estás bien.
Miré aquellos ojos que amaba tanto ahora como la primera vez que
me había besado tantos años atrás.
—Me estás cuidando otra vez.
Él gruñó y fue todo masculino, todo oso gruñón.
—¿Y? 32
—Y es bonito. —Le sonreí, agarrándole suavemente la corbata.
Suspiró y obtuve un rastro de sonrisa.
—Está bien, ya vuelvo.
—Espera, —dije antes de que pudiera irse.
—¿Por qué? ¿Qué? 01/2018
—Ven, dame un beso.
—No. —Él soltó una carcajada y luego se inclinó y me besó la frente
antes de salir de la habitación.
Estaba perdido en mis pensamientos, cada neurona que poseía
absorbida por Sam Kage y lo que iba a hacerle con una tarde a solas,
cuando me llamaron.
—¿Señor Harcourt?
Cuando me volví, había un médico allí, y constaté casi
instantáneamente que realmente no era justo. ¿Tenía que verse así y
ser brillante? Normalmente eras inteligente o bonito, no ambos.
Incluso tenía brillantes ojos verdeazulados. Lo noté porque tenían el
tono exacto de turquesa que yo quería cuando era pequeño. Había
odiado mis ojos marrones con pasión. Ahora las cosas eran
diferentes. Mi hija y yo teníamos casi el mismo tono de marrón
oscuro con toques de oro, y el hombre con el que me despertaba en
la cama todas las mañanas nunca dejaba de mencionar a medida que
los ojos se abrían, que el mío era su color favorito.
—¿Señor Harcourt?
—Sí, lo siento. —Le lancé una rápida sonrisa. —Ese soy yo.
—Hola. —Sonrió cálidamente mientras se acercaba, ofreciéndome
su mano. —Soy el doctor Dwyer, y…
—Jory, tú…
—¿Sam?
Mi doctor llamó a mi hombre por su nombre de pila. 33
Sam estaba de pie allí mirando absolutamente atónito.
Ambos hombres, mi compañero y el doctor, se congelaron mientras
se miraban el uno al otro.
¿Qué demonios…?
El regreso de Sam había interrumpido al doctor Dwyer, y al parecer 01/2018
Sam se sorprendió al ver al doctor cuando regresó a la habitación.
Seguí mirando entre ellos, sintiéndome más raro a cada segundo.
—Kevin, —Dijo Sam finalmente.
El hombre dio un paso adelante, y la sonrisa, la luz que golpeó sus
ojos, el estremecimiento que recorrió su largo y delgado cuerpo de
nadador, no se debía confundir con otra cosa que absoluta,
temblorosa, palpitante, sangrienta alegría. Fuera quien fuera, estaba
delirantemente sorprendido y encantado de ver a Sam Kage.
Esperé y me di cuenta de que yo había dejado de respirar.
¿Quién era esta criatura celestial, este médico que miraba a Sam
como si fuera la cosa más hermosa que hubiera visto en toda su vida?
—Tú... —Sam contuvo el aliento. —¿Qué estás haciendo aquí?
—Jesús, —el doctor jadeó y corrió hacia adelante, con los brazos
levantados, listo para alcanzar y agarrar, reclamar.
Sam se movió más rápido, encontrándose con él y cortándole, así
que, básicamente, con su impulso hacia adelante detenido, el buen
doctor fue parado en corto, casi a una brusca parada de perder el
equilibrio. Sam se inclinó, le dio un fuerte apretón de tío, luego lo
empujó hacia atrás, así que el doctor Dwyer básicamente quedó
abandonado y desconcertado, con los brazos vacíos, pareciendo
perdido.
—Es agradable verte, —dijo Sam rápidamente, acercándose a la
cama y tomando mi mano al mismo tiempo. —Jory, este es el doctor 34
Kevin Dwyer. Nos conocimos en Colombia cuando estuve trabajando
en esa redada de drogas después de que Dom entrara en protección
de testigos. Él estaba con Médicos Sin Fronteras en ese momento.
¿Qué estás haciendo aquí en Chicago?
Hace años, Sam me había dejado recuperándome en el hospital 01/2018
para rastrear un cártel de drogas en Colombia por un chivatazo de su
socio corrupto. Habíamos estado separados durante tres años, y en
algún momento él había conocido al buen doctor.
El doctor Dwyer se veía en serio como si alguien le hubiera dado un
puñetazo en el estómago o le hubiera atropellado con un camión. Era
difícil decir qué lo describía mejor en ese momento.
—Yo, —comenzó pero se detuvo, y luego sus ojos se movieron
hacia los míos. —¿Jory?
Le sonreí.
—Sí.
El asintió.
—Sam me contó todo sobre ti.
Y, sin embargo, Sam jamás, nunca, me había mencionado a Kevin
Dwyer.
—¿Salisteis? —Le pregunté al médico, porque yo no me andaba con
rodeos.
—Jor…
—No, —interrumpió a Sam. —Vivimos juntos durante tres meses.
Y mi mundo implosionó.

35

01/2018
Capítulo 2
—Habla.
—No soy un perro, Sam. 36
Él murmuró algo en voz baja.
—¿Perdona? —Pregunté y me di cuenta de que mi voz era
demasiado aguda.
—He dicho... —suspiró, y solo cuando lo miré me di cuenta de que
01/2018
sus nudillos estaban blancos en el volante. Se estaba agarrando
fuerte. —Sé que estás enfadado, pero me gustaría que me hablases
ya.
—¿Por qué debería estar enfadado? Fue hace mucho tiempo,
¿verdad?
—Sí, fue hace mucho tiempo, —gruñó, pasándose los dedos por su
espeso cabello color cobre. A medida que crecía, se volvía más
oscuro, lo cual me parecía interesante. —Pero estás pensando en eso
y lo estás pensando muy intensamente, y si solo participaras con lo
que sea que esté pasando en tu cabeza, eso sería bueno.
No estaba listo para poner mis pensamientos en palabras todavía.
—Jory, —dijo Sam suavemente.
Pero sonaría como una acusación, y yo necesitaba que no lo fuera.
—Mentí, ¿sí?
Él lo hizo.
—¿Por qué habría hecho eso?
Podía recordar la discusión muy claramente. Le pregunté en ese
restaurante con cuántos chicos se había acostado mientras estuvimos
separados. El interrogatorio había comenzado cuando pregunté por
mujeres y luego, cuando contestó que no había habido ninguna, pasó
a los hombres. Eso había sido hace siete años.
—¿Jory?
Miré por la ventanilla en lugar de mirarlo.
—¿Qué habrías hecho si te hubiera dicho esa noche que me había 37
acostado con cuatro hombres, pero que el quinto... ese me gustó?
Cerré los ojos. Escucharlo ahora era doloroso. Escucharlo,
entonces... Habría huido.
—Solo duró tres meses.
Una parte de mí realmente quería escuchar la historia y parte de mí 01/2018
no.
—Estaba herido, y él me sacó una bala, me cosió y me puso una
inyección. Cuando lo vi una semana después en un bar, le invité a un
trago para darle las gracias.
Pude ver cómo habría progresado eso.
—Estaba realmente borracho, las cosas no iban bien... ya había
pasado un año y no estábamos más cerca... —Se detuvo.
La lluvia caía por el cristal en riachuelos.
—Se me hizo tarde y me ofreció dejarme dormir en su casa porque
estaba cerca.
Mi cuerpo se sonrojó y luego se enfrió.
—Cuando llegamos allí, cuando la puerta se cerró, él quería algo
más, y yo... tú lo entiendes. No necesito decirte.
Lo hacía.
—Fue agradable tener normalidad en medio de toda la locura,
tener un pequeño lugar donde podía ir solo a respirar.
—Fue un santuario, —dije, conteniendo la respiración.
—No, —dijo, su voz baja y grave. —No fue solo sangre en el
pavimento y chicos de diez años matándose unos a otros en la calle y
chicas, que deberían estar planeando fiestas de pijamas,
prostituyéndose y drogándose... eso no fue horrible.
—Pensé que estuviste en la jungla.
—Estuve en todas partes, J. 38
—Ya veo.
Se detuvo, aparcó el SUV, golpeó las protecciones y se volvió hacia
mí. No es que lo hubiera visto, pero pude oír el crujir del asiento de
cuero.
—Deberíamos llegar a casa, Sam. 01/2018
—Mírame.
Giré la cabeza hacia un lado.
Extendió la mano y me agarró la barbilla; sus dedos se deslizaron
sobre mi piel, su pulgar trazando mi labio inferior.
—Nuestro hogar, el tuyo y el mío, ese es mi santuario. Lo que tuve
con Kevin... quiero decir, estaba en medio de un gran lío en un país
extranjero, y estaba cansado y solo, pero aun así, no es excusa para lo
que hice.
—¿Qué hiciste?
—Durante solo un minuto, solo como un segundo, dejé de pensar.
No entendí
—¿Sam?
Levantó la mano izquierda para unirse a la derecha, enmarcando mi
rostro, deslizando los pulgares sobre mis pómulos.
—Me sentí tan mal por usar a Kevin... Fui una mierda para él. Lo
jodí, comí su comida, dormí en su cama, y lo traté como a una puta.
Me incliné fuera de sus manos y él las dejó caer.
—Eso fue como sucedió, y luego cuando me di cuenta de lo que
estaba haciendo, traté de disculparme con él y terminarlo, y…
—Él no quiso, —lo corté.
—No. —Su voz retumbó fuera de su pecho. —No lo hizo.
—Porque lo que creías que era malo era su sueño húmedo.
—No iría… 39
—Le gustabas en pedazos que él conseguía poner juntos de nuevo,
le gustaba ser el tipo que se sometía a ti, le gustaba ser el único al
que dominabas y dabas órdenes. Él quería que te quedaras en su
cama.
—Sí. —Se aclaró la garganta. 01/2018
—¿Y?
—¿Y qué?
—Quiero escuchar el final, Sam.
—Y yo te quiero a ti en mi regazo.
Me llevó un segundo porque había cambiado de tema muy rápido.
—¿Qué?
—Si estoy desnudando mi alma, te quiero en mi regazo.
Negué con la cabeza.
—No, no puedo…
—Bien, terminó, —dijo, y se volvió para agarrar el cinturón de
seguridad.
Abrí mi puerta.
—¿Qué estás haciendo? —Ladró, abalanzándose rápido pero no lo
suficientemente rápido mientras la puerta se abría de par en par.
Me volví para mirarlo.
—No me voy a sentar en tu regazo. Esto no es una rabieta que
estoy teniendo, y no puedes tratarme como una reina del drama o un
niño petulante. Esto eres tú atrapado en una mentira de tu propia
creación. Termina la historia o saldré y caminaré a casa y podrás
volver a trabajar y recogerme más tarde cuando sea el momento de ir
a casa de tu madre.
Sus ojos se encontraron con los míos.
—Tu elección.
—Estás más enfadado de lo que pensaba. 40
—No estoy enfadado, —le aseguré.
—Herido, entonces.
Él no iba a recibir una respuesta. Solo esperé.
—Cierra la puerta, —exhaló.
Inclinándome, agarré la manilla y la cerré antes de volverme hacia 01/2018
él. Me sorprendió la expresión de su rostro.
—No puedes dejarme, —susurró, y sus ojos estaban fríos y oscuros
como el agua bajo el hielo. La transformación fue aterradora.
—¿Sam?
Sus ojos eran rendijas estrechas.
—Lo prohíbo.
¿Prohibir?
—Sam, ¿qué estás…?
—No estábamos juntos, estabas jodiendo a cualquier chico que lo
pidiera, y…
—Sam, no te pongas a la defensiva y mierdoso, ¿de acuerdo? No
estoy herido porque te acostaras con alguien, estoy herido porque
mentiste acerca de estar en una relación con…
—¡No fue nada! ¡Fue una mierda! —Me gritó, y escuché el dolor, la
frustración y, sobre todo, su miedo. —Tú… Significó... Solo siempre
quise…
—Para. —Levanté las manos antes de moverme rápidamente,
desabrochándome el cinturón, trepando por la consola entre
nosotros, y subiéndome en su regazo, mis rodillas a cada lado de sus
caderas.
—Cristo, —gruñó, con las manos en mis muslos, agarrándome con
fuerza, los dedos clavados en mis músculos mientras me tiraba hacia 41
adelante para que mi culo se asentara sobre su ingle, el bulto en sus
pantalones de vestir deslizándose sobre mi raja. —No me dejes.
Empujé hacia adelante, contra él, frotando, moliendo.
—¿Por qué? ¿Porque quieres seguir jodiéndome?
—Bueno, sí, eso también. —Frunció el ceño, tomando mi rostro 01/2018
entre sus manos y apartándome el cabello de los ojos. —Conocía la
diferencia entonces, conozco la diferencia ahora. Eres tú, eres el
hogar para mí. Si no eres tú, no será nadie. No me puedo conformar,
es todo o nada.
Suspiré, mirándolo.
—Lo sé.
Se iluminó, y yo lo vi, y fue realmente muy preciado.
—Te amo tanto que me duele.
Y yo también lo sabía. Había demasiados años entre nosotros para
que tuviera dudas sobre eso. Pero él había mentido, y así no era él.
—¿Por qué estabas tan asustado aquella noche como para mentir?
—Tú.
—¿Yo?
—Sí. Era algo nuevo, confiabas en mí otra vez, y si lo jodía y me
alejabas... ¿qué demonios se suponía que debía hacer, J?
Le miré a los ojos.
—No había manera de que te estuviera perdiendo entonces, y no
hay manera de que deje que esto se interponga entre nosotros ahora.
Lamento haber mentido sobre Kevin Dwyer. Fue estúpido, debería
haberlo dicho. Pero eras un conejo asustado en ese entonces.
—¿Ya no?
—No, —suspiró. —No has sido ese individuo en mucho tiempo.
Me incliné hacia adelante y le rodeé con los brazos el cuello,
abrazándome fuerte, empujando mi nariz contra el costado de su 42
cuello, inhalando.
—Oh por favor, —murmuró, una mano acunando la parte posterior
de mi cabeza, enredándola suavemente en mi pelo, la otra en mi
espalda, sosteniéndome cerca. —Lamento que nunca te haya hablado
sobre Kevin Dwyer, pero fue hace mucho tiempo y no significa una 01/2018
mierda, lo juro por Dios.
Apreté los brazos, me acerqué más y lo escuché exhalar en mi
hombro. Él necesitaba saber que todo estaba bien; era imperativo
que su hogar estuviera en orden. Lo necesitaba para poder hacer su
trabajo en el mundo.
—Es un hombre muy guapo.
Gruñó, sin prestar atención, inclinando mi cabeza hacia atrás para
besar la base de mi garganta.
—Aquí hay una peca que me vuelve loco.
—He dicho, —repetí, —que es un hombre muy guapo.
—Los dos sabemos que eres el único al que veo.
Y era verdad. Me había sorprendido y eso era todo.
—Vámonos a casa, Marshal; tal vez tenga tiempo de hacerlo antes
de que mi esposo se presente para llevarme a cenar con mi suegra.
—Oh, sí, por favor, —susurró antes de que me besara más fuerte y
me abrazara más estrechamente.

Sam giró hacia nuestra calle y luego tomó la izquierda hacia el


camino de entrada a lo largo del lado derecho de la casa. Corría a lo
largo de la valla que separa nuestra propiedad de la de los Peterson, 43
donde el circo había llegado a la ciudad.
Había al menos diez coches de patrulla en la calle y otros dos y una
ambulancia en el camino de entrada. No pude hacer una
investigación; fui empujado por la puerta trasera de mi casa hacia la
cocina y me dijo que cerrara la puerta detrás de mí. Me escapé hacia 01/2018
la ventana y vi a Sam caminar por el camino de entrada hacia la calle.
Podía ver a través de la cerca de alambre el jardín delantero de los
Peterson; vi a todos los vecinos de pie al otro lado de la calle y un
montón de policías caminando por el patio. Quería salir, pero sería
una mala idea, así que caminé hacia la puerta de entrada para ver si
el correo estaba esparcido en la puerta de entrada.
Toda mi vida tuve un buzón; solo desde que nos mudamos a esta
casa tenía una ranura de correo por la que todo era arrojado. Como
esperaba, mi estúpido gato, Chilly, todo blanco a excepción de la nariz
y las puntas de las orejas, que eran negras, yacía boca arriba en el
correo, con las patas en el aire. Por qué lo hacía todos los días, yo no
tenía ni idea. Sam pensó que tal vez era algo nuevo que entraba a la
casa a diario y que no olía a él. Era simplemente extraño.
—¿Qué estás haciendo? —Le pregunté a mi amigo felino.
Recibí la conversación que siempre hacía conmigo, un suave
ronroneo, antes de que se pusiera de pie para acercarse y saludarme.
Era una mascota de segunda oportunidad, lo que significaba que
cuando lo adoptamos de la protectora de animales, él estaba solo en
un lado del recinto de gatos. Estaba en una de las jaulas de metal
apiladas en lugar de la zona de plexiglás donde estaban todos los
demás. Me acerqué y él empujó su patita a través de los barrotes y la
puso sobre mi cabeza. Justo en ese momento, estuve perdido.
“Segunda oportunidad” significaba que había sido adoptado y 44
devuelto. Dos veces. Aparentemente era maníaco. ¡Fue un
emparejamiento hecho en el cielo!
Tenía instrucciones específicas. Sam había dicho que fuera a la
sociedad protectora y que consiguiera un gato viejo, sin uñas y de
pelo largo, que fuera meloso con los niños. Le gustaban los gatos de 01/2018
pelo largo porque con eso es lo que con lo que le habían criado. Su
madre siempre tuvo persas o himalayos, así que sabía cómo
cuidarlos, el cepillado que se necesitaba, y pensó que sería bueno
para los niños, para enseñarles responsabilidad. Un Maine coon, me
había dicho, también era perfectamente aceptable.
En realidad era una petición fácil si él hubiera enviado al hombre
correcto. Yo no era él.
Cuando llevé a casa a Chilly, se hizo pis en el trasportín porque
estaba asustado. Lo sentí mucho por él, pero aunque quería que él
causara una buena impresión, no me atreví a aumentar su terror al
bañarlo. Así que, desafortunadamente, el gato que Sam vio por
primera vez apestaba a orina, todavía tenía garras, y tenía una
especie de mirada enloquecida en los ojos. No fue la mejor primera
impresión que se hizo alguna vez.
Dylan me salvó viniendo con un jabón de baño para gatos para el
que no necesitabas agua, pero después Chilly olía más a orines que a
cualquier otra cosa. Sam no estaba impresionado.
Teníamos una de esas Mascotas Chia4 que comprabas en Walmart,
porque Kola había querido una. Básicamente era una cabeza, Mr.
Grass Head, y Chilly echó un vistazo a esa cosa y decidió que debía ser
sacada del escritorio de Kola y Hannah y tirada al suelo.
Chilly se quedó atascado entre el alféizar de la ventana y la silla,
encajado de modo que cruzó las patas y se parecía a Tom Hanks en 45
The Money Pit5, cuando está atrapado en el suelo sobre una
alfombra.
Se puso de pie sobre sus patas traseras y atacó al conejito de
peluche de Hannah, Bunny (muy original), y la hizo chillar.
Deshinchó el balón de Spider-Man de Kola con sus garras y derribó 01/2018
el ventilador en la cocina. Todo esto hecho dentro de la primera hora
de su vida con nosotros.
Hannah decidió que quería un cachorro. Kola pensó que
deberíamos liberarlo. Sam me dijo que si lo devolvía quizás podría
obtener un reembolso.
Les dije a todos que si lo llevaba de regreso, él iba a morir.
Hannah, todavía consolando y confortando a su conejito, llamó a
Chilly. Él corrió a toda velocidad, dio un salto mortal hacia ella, agarró
4
Chia Pet era una marca de piezas de arcilla con forma de mascotas a las que se les
aplicaban, sobre su cuerpo acanalado, semillas humedecidas de chia, una planta aromática
de ciclo anual. Fuente: Wikipedia. La mascota en este caso se llama “señor cabeza de
hierba”.

5
al conejito, lo mordió, lo pateó como un conejo, y luego se levantó de
un salto y se fue en otra dirección.
—Espero que no sufra cuando lo gaseen, —Sam se rio.
—Cariño, —gimoteé.
—Parece un demonio de nieve, —me dijo Kola.
—La nieve está fría, —Hannah me informó.
—Sí, está fría6, —Kola estuvo de acuerdo con su hermana.
—¡Chilly! —Chilló Hannah, aplaudiendo.
—Chillly el gato. —Kola asintió, sonriéndome. —¡Chilly! ¡Chilly! 46
Y el maldito gato vino y trajo una de las bolas verdes del Nerf
Blaster7 de Kola con él.
—¡Mira, él puede buscar! —Mi hijo estaba muy feliz.
—Mierdecilla, —murmuró Sam en voz baja, porque sabía tan bien
como yo que fue un asunto terminado en ese momento. 01/2018
Yo tenía preocupaciones, como la forma en que el gato acaba de
correr, sin razón aparente, de un extremo de la casa al otro, pero
sobre eso, Sam solo levantó una ceja.
—Es un espástico, como tú.
Le fruncí el ceño al Marshal.
La cita había sido hecha para que al gato le fueran quitadas las
uñas, pero la noche anterior a la cirugía, Sam había regresado a casa
con una variedad de postes para arañar y una casa enorme para que
Chilly subiera y se sentara.

6
N. de T.: Kola usa la palabra “chilly” en lugar de “cold”.

7
Yo simplemente había esperado mientras Sam lo ponía todo en la
sala de estar.
Se aclaró la garganta.
—Intentaremos esto primero.
Al parecer, todo lo que el Marshal había leído en Internet sobre la
desungulación, no le gustó. Así que a Chilly, a quien le gustó
realmente su plétora de alternativas a destrozar el sofá, consiguió
mantener las armas con las que nació.
Kola lo adoraba, y Hannah seguía llamándole para que hiciera 47
cualquier truco que estuviera haciendo una y otra vez, y él se ponía
tan nervioso que pensé que rebotaría en las paredes. Ella cantaba su
nombre, rebotaba sobre los dedos de los pies, y chillaba. Mi niña
estaba enamorada.
Mi chico también estaba enamorado. Le enseñó a Chilly a buscar a 01/2018
propósito y no por accidente.
Hannah le enseñó a Chilly que tirar cosas de la encimera, cucharas,
tenedores, brócoli, pretzels, incluso el yogur cuidadosamente puesto
en una cuchara, le daría muchas caricias como recompensa. Cuando
estaba pegajosa, inevitablemente también lo estaba el gato, y
terminaba teniendo que limpiarlos a los dos. Chilly nunca se apartaba
o se alejaba de su alcance; en cambio, permitía que manos sucias lo
acariciaran en cualquier condición en la que estuvieran.
A los niños les encantaba llevarlo aúpas, ponerlo en mochilas con la
cabeza hacia afuera y llevarlo con la correa, lo que Sam pensó que era
el colmo del absurdo “quién paseaba con un gato, por todos los
santos” y dormir con él. El hecho de que él dormía tendido junto a
ellos en sus camas era hilarante. Y la parte donde mis hijos se
contorsionaban en posiciones absurdas porque no querían
despertarlo era aún más divertida. El cielo no permita que
molestemos al gato. Él era un miembro de nuestra familia, e incluso
Sam se sintió complacido cuando nos recibía a todos nosotros en la
puerta cuando volvíamos a casa por la noche. Chilly lo regañaba si no
obtenía su propia caricia, entonces Sam y él tenían su propia rutina.
Sam caminaba hasta el sofá, donde el gato corría a su encuentro y
saltaba sobre el brazo para que mi esposo pudiera inclinarse y que
Chilly pudiera levantarse y tocarse con las narices. Había hecho una
foto una vez solo para enseñársela a la madre de Sam, y se suponía
que debía haberla borrado después. Todavía la tenía. 48
—¿Por qué tienes que oler el correo? —Le pregunté al gato, que
ronroneaba ruidosamente bajo mis cuidados.
Mientras recogía la correspondencia dispersa, sonó el timbre.
Cuando respondí, el hombre allí me mostró su placa. Era una insignia
de Marshal, como la de Sam. 01/2018
—Buenas tardes, —me saludó. —Puedo hablar con el Supervisor…
—¿Adjunto White? —Dijo Sam, caminando a mi lado,
permaneciendo cerca.
El hombre tendió un sobre manila a Sam.
—Esto llegó para ti, y recuerdo que dijiste que si algo venía de
Phoenix lo atenderías de inmediato.
—Gracias, —dijo, abriéndolo.
El Marshal se metió las manos en los bolsillos, pero no dijo nada.
Me sentía incómodo mirándolo y me incliné levemente para llamar
la atención de Sam.
Se giró hacia mí, y abrí los ojos mucho, y como era Sam y él me
conocía, sus ojos se dirigieron al Marshal en mi porche.
—¿Algo que quieras decir?
El joven se aclaró la garganta.
—Yo... nosotros... si nos necesitas mientras estás de vacaciones...
no es que lo necesites, pero si lo haces... estaremos en un avión en
una hora, de día o de noche. Solo para que lo sepas.
Miró con los ojos entrecerrados a White.
—Nadie más que tú, Sánchez, Kowalski, Ryan y Dorsey sabéis a
dónde voy, ¿verdad?
—Eso es correcto, señor.
Sam asintió.
—Bien. Entonces si algo… 49
—Somos tu equipo, ¿sí? —Miró a Sam a los ojos. —Lo que sea que
necesites, solo llama.
—Entendido.
White tomó aliento.
—¿De verdad? 01/2018
—Sí.
—Porque sabes que si uno de esos marshals de Nevada no estaba
en lo cierto, entonces tal vez...
—Voy a una reunión familiar en Phoenix, en Scottsdale, en realidad,
así que ¿por qué estás…?
—Solo hemos perdido un testigo en tu guardia, —dijo. —Y todos
sabemos que nunca lo superaste. Entonces, cuando te vemos a ti… a
ti, Sam Kage, sin usar los canales regulares para que te envíen cosas,
sabemos que algo está sucediendo.
Sam estaba en silencio.
—Y tú nos conoces; ninguno de nosotros le diría una mierda a nadie
sobre lo que estás haciendo o hacia dónde te diriges, pero queremos
que sepas que estamos listos para movernos si nos necesitas.
—No se supone que os use a vosotros para seguir las pistas, las
corazonadas y las locas persecuciones. Eso es una apropiación
indebida de…
—Deja esa mierda. Nosotros…
—Usa otro tono conmigo, Marshal.
White suspiró profundamente.
—Vamos, jefe. Solo quiero decir que si resulta que esos marshals de
Las Vegas estaban sucios, incluso uno de ellos ... y el testigo está en
Phoenix ahora y algo va mal... estaremos allí, los cinco. Solo llama. 50
Promete llamar. Ese último ha sido…
—Lo entiendo, —Sam lo cortó.
Chandler White -recordé su nombre después de un minuto-
entrecerró los ojos y me miró antes de darse cuenta y sonreír
ampliamente. 01/2018
—Ah, vale. No le hablaste a tu media naranja sobre Rico, ¿eh?
Sam le gruñó, señaló a la calle y le dijo que estaba excusado.
—Sí, pero… —su sonrisa se puso bobalicona —tal vez debería
quedarme e informar al señor Harcourt sobre los detalles de ese
tiroteo si no vas a prometer…
—Voy a llamar, —le ladró a su Marshal antes de que me agarrara
del brazo, me tirara hacia atrás y le diera un portazo en la cara a
White.
Iba a decir algo, pero pude escuchar a White riendo desde fuera, y
de todos modos yo tenía un pez más grande al que freír. Me volví
hacia Sam.
—No, —gimió, alejándose de mí, cruzando el piso, y dejando caer el
sobre en la mesa de café antes de caer boca abajo sobre los suaves
cojines de nuestro sofá de pana marrón.
—¡Sam! —Grité, cargando detrás de él. —¿De qué diablos estaba
hablando?
Él murmuró algo en los cojines del sofá.
—¡Samuel Thomas Kage!
Su gemido fue pura agonía antes de girar la cabeza hacia un lado.
—Estoy bien; puedes ver que estoy bien ¿Qué importa?
Lo golpeé en la frente y se rio entre dientes en lugar de gritar.
—Mierda.
—¡Sam! 51
Otro gemido antes de sonreír. Solo vi la curva de su labio en el lado
izquierdo, pero de todos modos me hizo retorcer el estómago.
—Todo tiene sentido ahora.
—Oh Dios, ¿qué lo tiene? —Gimió.
—Hace dos semanas, cuando te arrastraste a casa a la una de la 01/2018
madrugada, dijiste que tuviste un día de mierda, te duchaste y te
desmayaste en la cama.
—¿Sí? ¿Qué pasa con eso?
—Casi fuiste asesinado ese día, ¿no?
Él gruñó antes de levantarse.
—¿Qué estás haciendo?
—Vuelvo enseguida. —Sonrió antes de inclinarse y besarme.
Lo vi subir las escaleras y levanté las manos.
Cuando el timbre sonó de nuevo, fui a atenderlo. Esta vez, la placa
que me recibió era de detective.
—¿Señor Harcourt?
—Detective.
Estaba tratando de mirar a mi alrededor.
—¿Está el Marshal Kage aquí?
—Sí, espera. ¿Te gustaría entrar?
—Gracias. —Me sonrió antes de señalarme el ojo. —¿Estás bien?
—Me peleé con un conductor loco antes. Ya sabes cómo puede ser
esa furia al volante.
Él asintió con la cabeza como si yo no estuviera bien de la cabeza.
Caminé hacia las escaleras, le grité a Sam que tenía una visita, y fui
a lavar los platos del desayuno que estaban amontonados en el
fregadero.
Sam bajó un minuto más tarde, descalzo, con unos vaqueros
deshilachados en los bajos y una camiseta de bolsillo. Lo miré lo 52
suficiente como para admirar la forma en que los jeans abrazaban su
culo firme y redondo y se aferraban a sus largas y musculosas piernas.
El estiramiento del algodón alrededor de sus bíceps, el contraste de la
camiseta blanca con su piel dorada y sus brazos con pelusa, tampoco
se podían pasar por alto. 01/2018
En cuestión de minutos, condujo al detective hasta la puerta y giró
el cerrojo detrás de él.
—¿Qué quería? —Le llamé.
—Hablar de los Peterson, —dijo mientras caminaba detrás de mí.
—Sí, eso no me importa, —le aseguré. —Quiero saber qué diablos
pasó contigo y Rico, y…
—Tus deseos son órdenes, —me cortó, sus labios a un lado de mi
cuello enviando una sacudida de puro calor rebotando desde mi
estómago a mi corazón, a mi polla.
—Sam. —Me sacudí bajo las manos que ahora sostenían mis
caderas. —Quiero hablar contigo.
Me inclinó la cabeza hacia un lado, descubriendo la piel donde se
unen el cuello y el hombro.
—Sam, —gimoteé, empujando hacia atrás, hacia él, frotando mi
trasero sobre su ingle.
Su cálido aliento tocó mi piel antes que sus dientes. Suave,
lentamente, mordió, y me estremecí de la cabeza a los pies.
—Yo… tú, —murmuré mientras su lengua se deslizaba por el
costado de mi cuello hasta detrás de la oreja.
Un rugido sordo salió de su pecho, y perdí. No había forma de no
sucumbir a los sonidos que emitía, el calor que se desprendía de él y
su gran cuerpo duro.
Cerré el agua, me volví con dificultad porque estaba
presionándome y salté sobre él. 53
Él me atrapó fácilmente, dando un paso atrás para que mis piernas
pudieran rodearle las caderas, mis brazos rodeando su cuello. Fusionó
sus labios con los míos, borrando cada pensamiento que tenía, solo
quería permanencia, solo necesidad.
Mientras me llevaba de la cocina a la sala de estar, me retorcí en su 01/2018
agarre, apretando mi ingle contra la de él, amando la forma en que
sus manos se clavaban en mi trasero, apretando con fuerza. Su
aliento contenido por la sensación.
—Te gusta tocarme, —le dije.
—Siempre lo hace, —se desnudó mientras se inclinaba y me besaba
de nuevo.
Su lengua invadió, tomando, devastando. Chupó y mordisqueó, y
perdí la noción de todo excepto empujar contra él, frotando mi polla
dura y dolorida en sus abdominales de tabla de lavar y lloriqueando
mi deseo en la parte posterior de mi garganta.
Bajo él, en el sofá, fui, y nuestros labios nunca se separaron, ni
siquiera cuando mis manos se movieron frenéticamente hacia mi
cinturón, tiró de mí y me abrió el botón.
Me arqueé fuera del sofá cuando tiró de mis Dockers, sentí el aire
frío en mi eje con fugas cuando lo liberó de mis calzoncillos y rebotó
en libertad. Sus labios se levantaron entonces, y yo habría protestado,
pero se tragaron la cabeza de mi pene en el mismo momento.
—¡Oh joder, Sam! —Dije con voz ronca, arqueándome,
enterrándome en la parte posterior de su garganta, que se abrió para
recibirme. El movimiento fue fluido después de tanto tiempo, su
técnica perfecta, el retroceso, el giro de su lengua y la succión feroz y
dura.
Las manos en mi trasero eran insistentes, y supe para qué había
subido cuando oí el chasquido de la tapa en el lubricante justo antes 54
de que un dedo se deslizara entre mis nalgas.
—Oh Dios, ¡solo fóllame ya! —Le grité, retorciéndome,
moviéndome, tratando de meter el dedo más profundo mientras me
deslizaba dentro y fuera de su boca caliente.
Dos dedos penetraron mi entrada, presionando hacia adelante 01/2018
cuando mis músculos comenzaron a relajarse y abrirse para él.
—Estás tan apretado, —susurró mientras mi polla se deslizaba de
entre sus labios. —Y estás todo lubricado para mí.
Podía sentir mi culo agarrando sus dedos, tres ahora, empujando
hacia adentro y afuera, más y más profundo, y finalmente curvándose
hacia adelante sobre mi próstata.
—¡Sam!
—¿Sí, cariño? —Preguntó, su voz en carne viva y tensa por el
deseo.
—¿A qué estás esperando?
—No quiero hacerte daño nunca, ya lo sabes.
Casi grité.
—¡Sam!
Se movió muy rápido, sacó los dedos de mi trasero, rodó hacia
adelante y arrojó mis piernas sobre sus hombros. Sentí la enorme
cabeza acampanada empujar contra mi abertura.
Mis talones estaban sobre su espalda, y me apalanqué,
levantándome, alineándome para su hundimiento.
Trató de calmarse, de hacer que la presión bajara, pero yo me
estaba muriendo, mi cuerpo temblaba, listo para explotar, así salí a su
encuentro mientras él empujaba hacia adelante, y le robé su
bienintencionado control. 55
—¡Joder! —Grité cuando se enterró hasta las bolas en mi culo.
—Jory.
Nunca, jamás dejó de sentirse bien, dejó de ser lo que yo quería,
necesitaba y anhelaba. Estaba estirado y lleno, y cuando él se alejó
para volver a entrar, una y otra vez, el martilleo se convirtió en todo 01/2018
lo que había.
Estaba centrado exclusivamente en mi anatomía, en donde
estábamos conectados, unidos, y el placer palpitante ahogó todo lo
demás: la quemadura, el pinchazo y mis músculos doloridos. Solo su
larga, dura y gruesa polla rozando mi próstata importaba, solo sus
manos apretadas en mis caderas, solo su boca mientras se inclinaba y
chupaba y mordía mis pezones.
—Me voy a correr, —gimoteé. —No quiero correrme.
—Te sientes tan jodidamente bien. —Su voz era tan baja, más un
gruñido que cualquier otra cosa, y sentí su ángulo cambiar a medida
que su ritmo vacilaba. —Oh mierda, Jory, quiero que te corras. Me
encanta cómo se siente tu cuerpo cuando lo haces, cómo te aprietas
alrededor mío...
Cuando empuñó mi polla, acariciando, tirando, arrastrando su
pulgar a través del goteo de líquido preseminal, le supliqué más duro,
más rápido y más profundo.
—Ahora, —me gruñó, y mientras su eje, hinchado y duro como una
piedra en mi culo, se clavaba en mi glándula, grité su nombre.
—Oh. —Se sacudió dentro de mí cuando mi orgasmo rugió a través
mío, mis músculos se contrajeron alrededor de su eje, apretando,
estaba seguro, hasta el punto del dolor. —Joder, eso es increíble, te
tensas tanto, tan rápido... el calor y la presión... ¡Joder! 56
Yo me estaba corriendo y eso es todo lo que había: la liberación, la
euforia mientras salía a borbotones sobre los músculos ondulantes de
su abdomen.
—¡Jory! —Jadeó antes de vaciarse dentro de mí, inundando mi
canal que oprimía, sus manos manteniendo un agarre apretado en 01/2018
mis muslos mientras me sostenía contra él mientras se enderezaba.
Se puso de rodillas, y me sacó del sofá para que estuviera pegado a su
piel.
Nos quedamos allí, tratando de recuperar el aliento, los dos
temblando por las réplicas, hasta que, lentamente, con cuidado, Sam
me deslizó de nuevo debajo de él y luego se apartó. Sentí el líquido
caliente gotear de mi culo, rodando por la parte interior de mis
muslos, antes de que su camiseta estuviera allí, frotando y limpiando.
—Esta habitación huele a sudor y semen, —gruñó, inclinándose
para besarme y reclamar. Chupó mi lengua un momento antes de
echarse hacia atrás, la expresión de su cara igual que siempre
después del sexo: petulante y satisfecha. —Y tú pareces desgastado.
—Aún tienes que decirme qué pasó con Rico, —le informé,
reventando su burbuja de felicidad postcoital.
Gimió y se puso de pie, y solo entonces noté que sus pantalones
vaqueros estaban bajados solo hasta las rodillas.
—¿En serio, ni siquiera te has desnudado?
—Tenía prisa, —se me quejó, pero no pudo aferrarse a eso.
—¿Qué?
Sonrió de repente, sus ojos calentándose rápidamente.
—Nunca me canso de verte marcado y enrojecido después del
sexo. Es tan jodidamente caliente.
Me puse de pie frente a él, con la cabeza echada hacia atrás 57
porque, tan cerca como estaba de pie junto a él, no tenía otra opción.
Era increíble lo grande que él era y lo pequeño y frágil que me sentía
yo cada vez que estábamos de pie juntos. El hombre era una montaña
de músculos duros, y yo no.
—¿Amor? 01/2018
—Necesito que me hables.
—Lo prometo, justo después de que salgas de la ducha.
Abrí la boca para discutir, pero sus manos me rodearon las caderas
y él me tiró de mí. Inclinó su frente hacia la mía y cerró los ojos.
—¿Sam?
—Tengo tanta suerte de que me ames, que los niños me amen, que
el estúpido gato me ame. Mi vida es perfecta, y no haré nada para
poner eso en peligro.
—Lo sé.
—No amaba a Kevin Dwyer. Es por eso que terminó. Solo te he
amado a ti.
Estábamos juntos, respirando en silencio, y sentí que la calma me
inundaba.
—Déjame mirar lo que hay en el sobre que ha dejado White, y
luego lo puedo explicar todo, ¿vale?
Asentí con la cabeza, y él me besó en la nariz antes de que me
soltara y corrí desnudo a través de la sala de estar hacia las escaleras.
—¡Oye!
Giré en el rellano.
—¿Qué?
—Te ves bien corriendo por ahí con el culo desnudo.
—Eso es encantador, gracias, —bromeé antes de subir corriendo al
segundo piso.
Pude oírlo riéndose. 58

01/2018
Capítulo 3
Bajé media hora más tarde en jeans y un suéter de cuello alto negro
liviano. Sam se había cambiado y tenía el pelo mojado, por lo que 59
obviamente había usado el baño de los niños o el de los invitados
mientras yo usaba el nuestro. Estaba de vuelta con los mismos
pantalones vaqueros, pero la camiseta ya no estaba,
afortunadamente, reemplazada por una de manga larga. Como
01/2018
siempre, admiré las líneas del hombre, y él no estaba tan sumido en
sus pensamientos como para que no levantara la vista y me sonriera
cuando me acerqué a él.
—Te alegrará saber que tengo ropa interior limpia.
Me reí.
—Gracias por hacérmelo saber.
—Aquí, ven, siéntate.
Me planté en la mesa de café frente a él, y me pasó una carpeta de
archivos que no abrí.
—Primero Rico.
Sacudió la cabeza.
—Eso no es nada. Esta es la historia.
—Sam. —Yo fui insistente.
Puso los ojos en blanco y se reclinó en el sofá, con las rodillas
abiertas, los dedos entrelazados detrás de la cabeza, y me miró.
—Lo has prometido.
—Bien. ¿Qué quieres saber?
—Sólo comienza por el principio.
Tomó aliento.
—Vale, bien, nos enteramos de un fugitivo fugado, y fuimos a
aprehenderlo.
—Haces que suene tan simple.
—Fue simple.
—Obviamente no. 60
Se inclinó hacia adelante, sus ojos en los míos.
—Todo lo que teníamos que hacer era entrar y sacar al tipo.
—¿Pero?
—Pero... —hizo una pausa, tomando mi mano en la suya. —Nuestra
información resultó ser una mierda, y había más tipos en la casa de lo 01/2018
que esperábamos.
—¿Y? —Era como sacar muelas.
—Y agarraron a Rico y me tuvieron en desventaja.
Yo apenas podía respirar.
—¿Qué pasó?
Su sonrisa era amplia; las arrugas de la risa en los rabillos de sus
ojos se hicieron muy profundas.
—Qué te gustaría saber, J, porque obviamente estoy bien.
—¿Cómo estás bien?
—Simplemente lo estoy.
—No, quiero decir, ¿qué tuviste que hacer para mantenerte bien?
—Maté a los hombres que iban a matarnos a Rico y a mí. Es
simplemente así cómo pasó.
Me abalancé sobre él y escuché la profunda exhalación antes de
besarlo, abierto para él, y gimotear en la parte posterior de mi
garganta.
Su lengua se deslizó sobre la mía, persuadiéndola, acariciándola, el
enredo lento y sensual. Le rodeé con los brazos el cuello, y él me llevó
a su regazo, a sus brazos, estuve presionado contra su pecho
musculoso y me agarré fuerte. Sam era tan dominante que cada vez
que me sometía, tenía que mostrarme que él estaba allí, poderoso y
fuerte, listo para cuidarme de cualquier manera que necesitara. Él 61
estaba cableado de esa manera.
Cuando nos separamos, se relajó lo suficiente como para poder
mirarme profundamente a los ojos.
—Siempre volveré a casa, ¿entiendes?
Asentí. 01/2018
—Eres mío, mis hijos son míos, y nada ni nadie me mantendrá
alejado de vosotros, chicos. Nunca.
—Asegúrate.
—Lo haré.
Me estremecí.
—No puedo perderte.
—No, —susurró.
Me desenredé, volví a la mesa de café y recogí la carpeta de nuevo
para no sentarme en ella.
—Entonces, tú y Rico salisteis de esa situación, está bien.
—Sí. —Me sonrió, poniendo la mano sobre mi rodilla.
—Deberías contarme estas cosas.
—Lo intentaré, pero es difícil. Cuando termino con un día así, todo
lo que quiero hacer es regresar a casa, darme una ducha y meterme
en la cama contigo.
—Desnudo. —Le sonreí.
—Oh diablos, sí, el desnudo es la parte más importante.
—Vale. —Tomé aliento. —He enloquecido porque no me lo dijiste.
—Has enloquecido porque estabas asustado. No puedes tener
miedo si sabes cómo termina la historia. No puedes.
Pensé que él me conocía.
—Podrías haber muerto.
—Pero no lo hice.
—Pero podrías haberlo hecho, —insistí. —Sam. Podrías haberlo 62
hecho.
Sacudió la cabeza.
—Esta es la razón por la que no te cuento cuando casi me disparan.
—Si tengo que descubrir más secretos hoy... oh no, espera, hay uno
más, ¿no? 01/2018
Gimió.
Señalé la carpeta.
—Adelante.
—Prefiero hablarte sobre los Peterson, —soltó una risita y
enganchó una mano alrededor de mi cuello para poder acercarme y
besarme de nuevo.
Pero realmente necesitaba hablar con él, así que me retiré,
empujándolo hacia atrás.
—¿Qué estás haciendo?
—Esto es serio.
Sus ojos se encontraron con los míos y sostuve su mirada.
Después de un minuto, suspiró profundamente y se recostó contra
el sofá.
—¿Sam?
—Lo sé. Sé que esto es serio.
—¿Y?
—Así que prometo que solo te hablaré y no te manosearé como un
adolescente con hormonas. —Él me sonrió. —No voy a agarrarte y
besarte como tonto.
—Sam…
—No, lo sé. Normalmente me gusta mezclar hablarte sobre el
trabajo con mamadas y mi mano por la parte delantera de tus jeans,
o besarte hasta que me duelan las bolas. Prometo que nos saltaremos
eso hoy. 63
—¿Sí?
—No suenes tan feliz con eso.
—No, no es eso, yo solo, esto es importante ¿verdad?
—Lo es, —estuvo de acuerdo.
—Bien. Ahora, sobre la carpeta. 01/2018
—Está bien, —dijo, inclinándose hacia delante. —¿Recuerdas el año
pasado que un par de mis muchachos fueron a Las Vegas a buscar un
testigo?
—Sí. Hubo problemas con eso, sin embargo, ¿no los hubo?
—Ajá. Se vieron comprometidos en la primera casa de seguridad
antes de que pudieran subir a un avión.
—Está bien. —Puse la mano sobre su rodilla mientras pensaba
durante un segundo, como siempre gustándome la cercanía. —
¿Cómo se llamaba ese tipo... uhm, algo Turner?
—Muy bien. —Me sonrió. —Sí, Andrew Turner.
—¿Qué pasa con él?
—Este es él, —dijo, y abrió la carpeta para poder ver todas las
brillantes fotos en blanco y negro de ocho por diez de un apuesto
hombre de mediana edad con pelo y ojos oscuros. —Este es Turner.
Memoricé la cara.
—Entonces tuvieron a los Marshals allí buscando, además del
Departamento de Policía de las Vegas, pero él estaba desaparecido.
—Lo recuerdo. Estabas enfadado porque culparon a tus
muchachos.
—Pero eso nunca tuvo sentido, porque Kowalski y Ryan lo
perdieron, sí, pero ya estaban en la casa de seguridad, y no hay forma
de que eso suceda.
—Me has perdido.
—Bueno, la gente simplemente no encuentra las casas seguras, no 64
es posible. Alguien tuvo que avisarles a los tipos que tomaron al
testigo, y las únicas personas que conocían el lugar eran los marshals
de Las Vegas y mis muchachos.
—Entonces fue seguramente un trabajo interno.
—Absolutamente. 01/2018
—¿Y quién pensaba esto, que era un trabajo interno? ¿Solo tú y tu
equipo?
—Oh no, todos lo pensaron en ese momento. Mi jefe, el jefe de mi
jefe... nunca pudieron probarlo, pero no hay otra explicación. O todos
los marshals de Las Vegas estaban sucios o solo uno, pero alguien nos
vendió.
—Pero nadie sabe quién.
—Cierto. Sin el testimonio del testigo sobre cómo fue capturado,
no tenemos ningún caso contra nadie.
—Pero algo nuevo ha sucedido.
—Sí. —Asintió. —Cuando Turner desapareció en primer lugar, envié
su foto a todos los informantes que tengo en todo el país. Personas
que puse en el sistema, viejos contactos de cuando estaba con la
policía de Chicago, y simplemente amigos, ¿sabes?
—Por supuesto.
—Bueno, hace dos días, conseguí algo.
—¿Alguien vio al señor Turner?
—Sí, un chico que conozco en Phoenix reconoció a Turner por la
foto que envié y me mandó un mensaje al teléfono que no está
registrado a nombre del Marshal Kage o de Sam Kage.
—¿Por qué es eso tan importante?
—Porque nadie en el departamento monitorea ese teléfono.
—¿Tienes tres teléfonos?
—Sí, J.—Me sonrió. 65
—Hombre, qué fácil sería para ti tener una aventura, ¿eh?
Él me miró de reojo.
—¿De verdad? ¿Ahí es donde va tu cerebro?
—Lo siento. —Sonreí tímidamente. —Pero entonces, cuando te
envío mensajes de texto... con imágenes... ¿podrían ver eso? 01/2018
—En teoría, sí. Pero si alguien se sorprende con nuestros textos
privados... que se jodan.
—Oh Dios, —gemí.
—¿Te estás sonrojando?
—¡Sam!
—Lo haces, —se rio entre dientes. —Eso es adorable.
—No… ¡aléjate de mí! —Grité, alejando sus manos. —¡Contesta la
pregunta!
Se aclaró la garganta.
—Está bien, así que recibí un mensaje de texto y una foto de Turner
que tomó mi contacto.
—Oh, mierda.
—Oh mierda está bien.
—Y entonces, ¿qué significa eso?
—Eso significa, —dijo, inclinándose hacia delante, con las manos
sobre las rodillas, —que tengo que ir a Phoenix y encontrar a mi
testigo desaparecido.
—Vale.
—Porque si el testigo que fue tomado de mi equipo está realmente
vivo y bien y viviendo allí, —continuó, —necesito encontrarlo y
traerlo para que podamos tener una charla y aclarar las cosas.
—Como averiguar quién se lo llevó y por qué.
—Sí, el por qué es importante, —Sam me aseguró. —Quiero decir, 66
he revisado el caso Turner un millón de veces para tratar de descubrir
por qué alguien se tomaría tantas molestias para interferir con la
Oficina de Marshals por un arresto de tan poco tiempo.
—Entonces, ¿qué estás pensando?
—Estoy pensando que Andrew Turner sabe algo sobre alguien que 01/2018
tiene algo que ver con el caso en el que estuvo involucrado. Creo que
hay otra historia.
—Entonces, ¿está chantajeando a alguien aterrador? —Pregunté.
—Creo que sí. Quiero decir, seguro que alguien más grande que su
antiguo jefe en Las Vegas, sí. Es lo único que tiene sentido.
—El jefe en Las Vegas, ¿alguien alguna vez le preguntó? —Estaba
tratando de juntar las piezas en mi cabeza.
—Apareció muerto dos semanas después de la desaparición de
Turner.
—Entonces, técnicamente, ¿no hay nadie del que Turner podría
estar huyendo?
—Excepto que todavía se lo considera un testigo fugitivo hasta que
se entregue y lo aclare todo, —explicó Sam, su voz baja y grave. —Su
nueva identidad nunca se activó, por lo que sigue corriendo por ahí
como Andrew Turner. Si alguien descubre su identidad, lo pasa por el
sistema, su paradero exacto se aclarará y los marshals aparecerán
donde sea que esté.
—Guau.
—Lo sé.
—Entonces, ¿crees que está viviendo feliz para siempre en Phoenix
con el dinero de quien sea, chantajeándolos?
—Esa es mi suposición, sí.
—Dios, para eso se necesitan bolas.
—Sí, lo hace, —estuvo de acuerdo. 67
—Vale, entonces, ¿cuál es tu plan? Cuando estemos en Phoenix,
¿vas a hablar con tu amigo, el señor Turner, y traerlo de vuelta?
—Si mi información es correcta, entonces básicamente... sí.
—¿Es peligroso? —Lo estaba comprobando porque estaba
preocupado. 01/2018
—No lo sabré hasta que llegue allí. —Suspiró, tomando mi mano.
Fue gracioso, porque todos los que conocían a Sam, sus padres,
hermanos, amigos, personas con quienes trabajaba, todos veían a un
hombre diferente al que se sentaba frente a mí ahora. Solo conmigo y
los niños abrazaba, besaba y se consolaba con el simple acto de tocar.
—¿Jory?
—Entonces, si resulta que uno o todos los marshals de Las Vegas
están sucios, ¿qué ocurre después?
—Es prisión federal para ellos.
—¿No crees que podrían lastimarte para evitar que eso suceda?
—En teoría.
—No, no en teoría, en la vida real.
—Excepto que no creo que todos esos marshals estuvieran sucios.
Quizás uno, pero no todos.
—Pero si el sucio descubre que estás tras su pista, tratará de
detenerte.
—Posiblemente. —Se encogió de hombros.
—¿Posiblemente? ¿Sam?
—Si mi paradero está siendo monitoreado, entonces sí, —estuvo de
acuerdo. —Pero es por eso que tengo el tercer teléfono móvil que
nadie conoce, que no está conectado a mí de ninguna manera.
—Hay una gran cantidad de preguntas que necesitan respuesta.
—Sí, lo sé. 68
—¿Y entonces? —Lo presioné.
—Entonces tengo una videoconferencia en una hora con mi jefe, y
le diré lo que voy a hacer, y él me va a aconsejar, y continuaremos
desde ahí.
—¿Confías en tu jefe, Sam? 01/2018
El asintió.
—Lo hago.
—Vale, entonces, cuando estemos en Phoenix en la reunión,
¿estarás trabajando?
—No lo sé todavía. Si quieren que me acerque a Turner, entonces
sí. Si no, entonces no.
—¿Cuándo lo sabrás?
—No tengo ni idea, pero en cuanto tenga noticias, te lo diré.
—De acuerdo.
—No te pongas tan triste, —dijo en voz baja, poniendo una mano
en mi mejilla. —Estaré cerca.
—Y no estarás en peligro.
—No puedo prometer eso. Tú lo sabes mejor.
Asentí.
—Vale.
Me dio una suave palmada y luego se levantó, se sacó la billetera
del bolsillo trasero y sacó la tarjeta que el oficial le había dado en el
hospital.
—Entonces resulta que vas a tener que lidiar con tu monovolumen
justo como querías. Puedo dejarte de camino o puedes conseguir un
taxi. ¿Qué quieres hacer?
—Iré en taxi, —dije después de mirar la tarjeta y ver la dirección. —
Tu oficina está en dirección completamente opuesta.
—Vale. 69
—Me reuniré contigo en el lugar de tus padres a las seis.
—Suena como un plan. —Me sonrió antes de inclinarse para
besarme.
Solo en la casa, diez minutos después, lo llamé rápidamente porque
había olvidado preguntarle sobre los Peterson. 01/2018
—Sí, —se rio maliciosamente en el otro extremo. —El chico malo
en ese escenario es la señora Peterson. Ella era la que tenía la
aventura, y ese bebé que está esperando ahora no es del señor
Peterson, ya que se hizo una vasectomía después del nacimiento de
su segundo hijo.
—Mierda santa.
—Sí.
—¿Está en problemas?
—Nop. Él se queda con sus hijos y ella vivirá con su novio en
Parkridge.
—Entonces ¿ella simplemente va a dejar a sus hijos?
—Sí.
—¿Y el señor Peterson?
—Su madre se va a mudar.
—Aww, hombre.
—Mejor que tú y la señora Martínez y todas las otras arpías en la
manzana seáis agradables. Haz al hombre una cazuela, J. Invítalo a
cenar. Se lo debes.
—Creía…
Él gruñó, interrumpiéndome.
—Sois unos jueces de carácter de mierda, ¿sabes?
Yo lo sabía.
—No soy una arpía.
—No, no lo eres, me disculpo. Eres demasiado mono. 70
Gruñí, y su risa retumbante sonó bien.
—Una vez que todos los policías se hayan ido...
—¿Por qué estaban los policías para empezar?
—El novio de la señora Peterson vino a buscarla, y quería llevarse a
los otros niños también. 01/2018
—El señor Peterson no dejó que sus hijos se fueran con ellos,
supongo.
—Diablos, no. Yo tampoco lo habría hecho. Un hombre no permite
que nadie le quite a sus hijos, especialmente no un pedazo de mierda
tramposo.
—Lo recordaré si alguna vez tengo una aventura amorosa.
Su gruñido me hizo sonreír.
—Nunca sucederá, J. eres adicto a mí.
Sí, lo era.
—Soy el único hombre para ti.
—Eres muy presumido.
—Soy muy amado. —Suspiró.
—Sí, lo eres.
Colgué con un muy masculino gruñido.
Cuando mi teléfono sonó minutos después, me sorprendió ver el
número de Aaron Sutter. Hubo un tiempo, antes de que volviéramos
a conectarnos, cuando éramos solo ex, que nunca pensé que alguna
vez estaría en la columna de amigos. Pero resultó que él me quería en
su vida y yo lo quería en la mía, así que ambos habíamos trabajado en
eso. Me alegraba, valió la pena.
—Ey, —lo saludé. —¿Qué pasa?
—¿Dónde estás?
—Estoy en casa, ¿por qué? 71
—Acabo de despedir a las personas que estaban a cargo de mi
subasta de arte en Darwin Manor el mes que viene, y quería saber si
tú, Dylan y Fal la queríais, antes de salir y buscar ofertas.
—Te dije que nos la dieras hasta cuando hablaste de ella por
primera vez. 01/2018
—Sí, pero parecía demasiado grande para tu pequeña compañía.
Le colgué.
Llamó de nuevo veinte segundos después.
—¿Por qué diablos ha sido eso?
—¿Pequeña compañía? —Estaba indignado.
—Jory…
—Odio cuando eres condescendiente conmigo. —Dije, tratando de
no gruñir.
—¡Odio cuando me cuelgas!
—¿Y?
Él gruñó en su extremo.
—¿Y?
—Bien, —me espetó. —La cuenta es tuya, pero si la jodes…
—Perdona. ¿Cuándo, con precisión, alguna vez no te he
respondido?
—Mierda.
—Necesitaré el depósito transferido mañana y todas las
especificaciones para el evento. —Estaba usando mi voz de esposa de
Stepford solo para cabrearle, la alegre.
—Bien. —Gruñó.
—Bueno.
Hubo un silencio, el habitual en el que ambos decidíamos bajarnos
del burro.
—Entonces, ¿tienes hambre? —Dijo finalmente. —¿Quieres 72
almorzar?
—No puedo, ojalá pudiera. Debo ir a mirar mi monovolumen y
conseguir uno de alquiler.
—¿Por qué estás alquilando algo?
Así que le expliqué sobre el hombre que se estaba volviendo loco 01/2018
por la furia del volante y cómo me dejaron inconsciente en la
maniobra más estúpida de la historia, y luego le expliqué la parte más
importante sobre Kevin Dwyer.
—¿Quieres que vaya a buscarte?
—No, está bien, yo…
—No me importa, —me dijo. —Y de esta forma puedo investigar a
Dwyer de camino.
—¿Qué quieres decir? —Él tenía mi interés.
—Bueno, podemos hacer una investigación de fondo.
—Como ¿Googlearle?
—Más que eso. Tengo gente que eso es todo lo que hacen.
—Sí, está bien, ven a buscarme.
—Ahora mismo voy.
Tardó media hora en llegar hasta mí, pero metí algo de última hora
en las cuatro maletas en la cama de la habitación de invitados: la mía,
la de Sam y una para cada uno de los niños. Sam había dicho que mi
ropa y la suya podían ir juntas, pero yo tenía zapatos para meter, y
chaquetas, y... Se dio por vencido y preparó una bolsa de lona, ya que
yo iba a llevar un portatrajes para su traje y el mío.
En el inmaculadamente conservado Lincoln de lujo de Aaron,
saludé a su chofer, Miguel, que había trabajado para él durante años.
—Me alegra verlo, señor Harcourt, —sonrió mientras cerraba la
puerta detrás de mí.
—¿Todavía sigues conduciendo esta cosa, Miguel? —Pregunté 73
mientras entraba.
—Seguimos actualizando, no dejes que el exterior te engañe.
—Oh no, entiendo que estoy en el coche de Batman.
Se rio entre dientes cuando Aaron me dio unas palmaditas en la
pierna y me pasó su iPad. Ahí estaba Kevin Dwyer, doctor en 01/2018
medicina, y todas sus estadísticas.
—Esto es simplemente…
—Pasa a la página dos, —dijo jocosamente. —¿A dónde vamos?
Le pasé la tarjeta, que le leyó a Miguel antes de que los dos
comenzaran a discutir sobre los lugares de alquiler. A Miguel no le
gustó dónde estaba mi coche y le sugirió a Aaron que lo moviéramos
a un lugar que él conocía. Eso fue todo lo que escuché ya que estaba
leyendo.
Aparentemente Sam había estado bajo vigilancia cuando estuvo en
Colombia, y esas fotos, aunque eran clasificadas, no estaban
prohibidas para las personas que trabajaban para Aaron Sutter.
Sam parecía más joven, pero más o menos igual, y Kevin Dwyer se
veía aún mejor, lo que era increíble. Fue duro ver la forma en que le
sonreía a Sam en las imágenes, lo tocaba y lo cerca que caminaban
juntos. Sin embargo, lo que me impidió perder la cabeza fue la mirada
en los ojos de Sam. La sonrisa no los alcanzaba. En el instante en que
reconocí esto, en que me di cuenta de que estaba viendo la falta de
atención, me llené de un orgullo muy poco apropiado. Claramente,
todo lo que Kevin Dwyer había pensado que había entre ellos no era
el caso. Sam Kage nunca se había enamorado de él y yo sabía de lo
que estaba hablando. Podría decir con certeza cómo se veía el amor
en el hombre.
—Te ves feliz.
Le gruñí a Aaron y luego revisé la historia de la relación de Kevin 74
desde Sam. Sorprendentemente, no había ninguna. Era como si
hubiera desaparecido antes de regresar a Chicago hace seis meses.
—Eso es raro, ¿eh?
—¿La forma en que simplemente desapareció después de que Sam
se fue de Colombia? 01/2018
—Sí.
—También creía que era extraño, pero tengo buenas personas y les
he pedido que cavaran.
—¿Sí?
—Sí, y si encontramos algo, te lo haré saber.
—Está bien. —Exhalé.
—¿Todo está mejor ahora?
Asentí con la cabeza y le devolví el iPad.
—Gracias. Es hacer trampa, lo que acabo de hacer, pero gracias de
todos modos.
—Habría beneficios de ser amigo de los ricos, ¿no?
Asentí y me incliné hacia él, golpeándole el hombro.
—Eres el mejor.
—Te sigo diciendo eso.
Me reí de él cuando nos detuvimos.
—Sí claro. Ya no me quieres, Sutter. Ahora tengo equipaje, gente
pequeña y un gato.
—Me gustan tus dos hijos, y sospecho que si le compara un coche
de carreras a Kola y un pony a Hannah, ellos también me amarían. Tu
gato solo necesita ser derribado con tranquilizantes para suavizarlo.
—Tú quieres medicar a mi gato. —Sonreí cuando salí, Miguel
sosteniéndome la puerta. Aaron me siguió.
—Sí, —dijo con aire de suficiencia, abrochándose la chaqueta del
traje antes de ponerse el abrigo y la bufanda. —¿De acuerdo? 75
Me di cuenta de que no tenía idea de dónde estábamos. Parecía un
concesionario de automóviles, no un lugar de alquiler.
—¿Qué está pasando?
—Te vamos a conseguir un nuevo monovolumen.
—Pero me gusta el mío. Solo necesito uno de alquiler. 01/2018
—Te gusta tu cosa de Nissan.
—Sí, me encanta.
Él gruñó y las puertas de cristal de lo que pude ver era un
concesionario Mercedes-Benz se deslizaron para abrirse.
—Oh, por todos los santos, Aaron, solo necesito un alquiler.
Pero había un equipo de personas frente a nosotros, un hombre y
tres mujeres, y cuando uno de los tres pidió mi carnet de conducir,
saqué mi billetera y se lo pasé. Realmente, pelear con Aaron,
especialmente frente a otras personas, era inútil a menos que
estuviera preparado para salir corriendo, cosa que ya no hacía.
—Tengo hambre, —le dije veinte minutos después.
—Vamos a buscar sándwiches de carne en lo de Al después de esto,
¿de acuerdo? —Lo ofreció como si yo tuviera cinco años en lugar de
treinta y cinco.
Miré a Miguel.
—¿Quieres eso?
—Mi favorito, —me aseguró. —Ahora presta atención. La mujer te
ha preguntado de qué color.
—Negro, —le dije.
—¿Qué tal un pizarra metálico en cambio? —Inclinó la cabeza y me
sonrió.
Gruñí.
Conduciendo el nuevo monovolumen Mercedes-Benz clase R fuera
del concesionario, estaba confundido sobre si era un alquiler o no. 76
Parecía que todo estaba pagado y registrado a mi nombre, pero me
dijeron con mucha firmeza que podría devolverlo en cualquier
momento durante un mes. Tenía una copia impresa de una tarjeta del
seguro en la guantera, y Miguel se había marchado para ir a donde mi
Nissan estaba para coger todo y encontrarse con nosotros en lo de Al. 01/2018
No había estado preocupado, Sam tenía un juego de asientos para el
automóvil en su enorme todoterreno que llevaríamos con nosotros
en lugar del juego de mi monovolumen, pero ahora tendría los dos.
La comida acababa de llegar a la mesa cuando Miguel se unió a
nosotros en Al. Me pidió que le diera mis llaves a dos tipos que se
acercaron a la mesa, y creo que, mientras comíamos, movieron todo.
—Debe ser agradable tener personal, —le dije a Aaron.
—Bastante, sí. —Me sonrió.
Lo dejé pasar, le pregunté cuánto costaba el monovolumen, y él me
respondió con la boca llena de sándwich de carne picante.
—Me encantan los pimientos, —me dijo cuando tragó.
—Aaron.
Golpeó su rodilla contra la mía debajo de la mesa.
—Sabes, Jory, la parte trasera de tu monovolumen estaba
completamente aplastada.
Miré a Miguel.
—¿Lo estaba?
Él hizo un ruido mientras masticaba.
—Sí. Alguien chocó contra ti por detrás, ¿eh?
No me acordaba de eso.
—¿Sabes que un Mercedes está construido como un tanque, no?
Los niños estarían a salvo.
Cuando volví a mirar a Aaron, movió las cejas hacia mí.
—Puedo comprar mi propio monovolumen nuevo si es necesario 77
con el dinero del seguro. Tan pronto como lo tenga, lo devuelvo.
—Lo que quieras, —estuvo de acuerdo.
Una vez que volví al monovolumen, me di cuenta de que todo
estaba allí: la mariposa de ágata tallada de color marfil que colgaba
del espejo, los asientos para niño del auto, el gi8 de Kola, dos juegos 01/2018
de patines, un trasportín de gato, un botiquín de primeros auxilios y
todos mis cupones de la guantera.
—Y no tenías AAA9, pero ahora sí. Te he descargado el número y tu
identificación en tu teléfono, —dijo Aaron desde donde se inclinaba
hacia mi ventana abierta.
—No necesito que me cuides.
—Lo sé.
Lo miré de reojo.
—¿Me acabas de comprar un monovolumen, o es un alquiler?
—Te he comprado un monovolumen.
Mi suspiro fue largo.

8
Gi es la vestimenta usada para la práctica del Judo. Se compone, fundamentalmente, de
una chaqueta (llamada kimono) y un pantalón blanco. Fuente: Wikipedia.
9
Asistencia en carretera.
—Voy a devolverlo tan pronto como consiga el dinero de mi seguro
y compre un monovolumen nuevo.
—Como he dicho, si decides que es lo mejor, me parece bien.
—No te parece bien.
—No, no lo hace, pero nunca tuve ninguna suerte dándote regalos.
—No puedo enamorarme de eso. No puedo pagarlo.
—Puedes darme lo que consigas por tu monovolumen de la
compañía de seguros y podemos estar en paz.
—Pero no lo estaríamos. 78
—Pero podría ser, —dijo, sus ojos se fijaron en los míos. —Por una
vez.
—Aaron…
—Si se invirtieran los roles, ¿me comprarías un monovolumen
nuevo? Quiero decir, si tuviera hijos y tuviera un presupuesto 01/2018
mensual estricto, ¿lo harías por mí?
—Bueno, sí, pero…
—Haz lo que quieras, —dijo, a punto de marcharse.
Agarré su antebrazo.
—No seas idiota.
—Entonces déjame hacer algo por ti, —se quejó. —Tengo un
montón de dinero, y lo hago por mi familia y amigos. No espero que
te abras de piernas solo porque yo…
—Vale, —me reí de él.
—Vale, como, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, lo conduciré durante un mes y veré lo que pasa.
—Tiene una increíble calificación de seguridad.
—El automóvil cuesta más de lo que gané el año pasado.
—No, probablemente lo mismo.
—Aaron…
—Tú nunca, jamás, me dejaste hacer algo por ti durante más de
nueve años, casi diez años de amistad. Quizás solo esta vez, ya que no
es solo para ti, y el seguro pagará un tercio fácilmente...
—Ya veré lo que dice Sam.
—Bien. —Me sonrió. —Ahora, para que lo sepas, todo está hecho.
El registro te llegará por correo, pero tienes copias en la guantera en
esa bolsa con cierre, ¿de acuerdo?
—¿Y el seguro?
—Está ahí. 79
—¿Has transferido el seguro de mi viejo monovolumen a este
nuevo?
—No exactamente.
Lo miré de reojo.
—¿Qué significa eso? 01/2018
—Solo... llámame cuando regreses de tu reunión la próxima
semana, y mientras tanto, enviaré toda la información para la subasta
de arte a Dylan y Fal.
—Está bien, retrocede.
Se movió, y yo salí y arremetí contra él.
—Gracias.
Gruñó como si estuviera molesto.
—Esta muestra de aprecio es tan…
—Necesaria, —le dije mientras lo abrazaba fuertemente.
Capítulo 4
Aparqué frente a la casa de los padres de Sam, y como él no tenía
idea de lo que estaba conduciendo, estaba seguro de que Sam no 80
sabría que yo estaba allí. Aaron había dicho que lo llamaría, así que,
por una vez, no iba a intentar administrar su amistad, o como se
llame cuando un ex y el amor de tu vida trataban de ser amigos
porque la persona por la que ambos se preocupan estaba en el
01/2018
medio.
Después de caminar alrededor la casa hasta el patio trasero, entré
por la puerta que daba a la cocina. El guiso de la olla olía fantástico, y
había panecillos enfriándose sobre los fogones. Moviéndome a través
de la habitación, caminé hacia la puerta oscilante y salí al comedor.
Pude escuchar la música de la sala de estar y fui a ver.
Encontré a Hannah entreteniendo a todos mientras bailaba con las
hijas de Rachel, la hermana de Sam, ahora adolescentes. El caso es
que Whitney Houston estaba gritando: "It’s Not Right, But It’s Okay",
y Hannah estaba demasiado familiarizada con esa canción para no
cantarla junto con ella. Estaba en mi iPod, que usualmente usaba
cuando dejaba a mis hijos por la mañana o los recogía. La mejor
parte, sin embargo, no era que ella supiera todas las palabras, lo cual
en realidad no hacía, sino que ella era la única que mantenía el ritmo
mientras bailaba. Estaba saltando y moviendo las manos, un
entrenamiento cardiovascular abrumador. Su cabeza se balanceaba
hacia adelante y hacia atrás, meneó el dedo, y se detuvo cuando la
música lo hizo. No podría haber sido más mona, y cuando cantó el
estribillo, todos aullaron. Volviendo a empezar otra vez, comenzó a
rebotar de nuevo, y sus primas se dieron por vencidas, incapaces de
igualar su estilo o energía. Cuando la canción terminó y todos
aplaudieron, ella chilló de felicidad antes de salir disparada hacia su
abuela y arrojarse a los brazos de Regina.
—Eso ha sido muy bueno, calabaza, —arrulló sobre mi hija. 81
—Soy la mejor bailarina de mi clase.
—Estoy seguro de que lo eres, —se rio, todavía sin verme.
—Estoy segura de que lo es, —un tipo que no conocía se rio por lo
bajo. —Teniendo dos papás, ¿cómo podría no serlo?
Estaba en la puerta y afuera, fuera de la vista, no realmente en la 01/2018
habitación, pero incluso desde donde estaba, sentí el frío en el aire.
—¿Qué? —La voz de Regina chasqueó como un látigo cuando se
volvió hacia el hombre. —¿Qué has dicho?
—Michael. —La voz de Thomas Kage, el padre de Sam, resonó en el
espacio. —Tu amigo… ¿cuál era el nombre?
—Noah.
—Sí, Noah… no puede quedarse a cenar. Sácalo de mi casa.
Como un perro. Sacarlo.
—Tío Michael.
Él se distrajo con mi hija, pero le fue difícil apartar la mirada de su
padre.
—Tío Michael.
—Sí, B, —respondió, finalmente dándole su atención.
—¿Dónde está la tía Bev? La echo de menos, —dijo ella, indagando
sobre el paradero de la glamurosa esposa de Michael.
Cómo o por qué, yo no tenía ni idea, pero Hannah y su tía se
llevaban muy bien. Era extraño porque casi todos los niños eran
demasiado sucios, pegajosos o demasiado ruidosos para Beverly
Kage. Le gustaba todo, desde el maquillaje hasta las uñas y el bolso
que llevaba. Pero todo eso quedaba olvidado cuando se trataba de
Hannah. Ella adoraba a su sobrina, se dejaba abrazar, incluso si algo
que estuviera en Hannah se le pegaba. Todo esto había hecho que
Regina reconsiderara su anterior impresión sobre el matrimonio de su
hijo y nuera, que la maternidad y Beverly no eran adecuadas. Regina 82
tenía esperanza cuando veía a Beverly con mi hija.
—Tiene una reunión esta noche, B, pero estará en el avión contigo
mañana.
—Está bien. —Ella le sonrió.
—Ey, —oí a Sam llamar cuando entró por la puerta principal. — 01/2018
¿Alguien en casa?
—¡Papi! —Hannah chilló y corrió a través de la habitación hacia él,
saltando como un mono araña hacia él, con los brazos y las piernas
extendidos.
Él la agarró sin esfuerzo y la levantó en alto para que ella pudiera
hacer la postura del avión mientras reía tontamente.
—Sam, —Regina lo llamó mientras se levantaba y caminaba a
través de la habitación.
—Espera, —Noah se retractó, volviéndose hacia Michael. —Soy
tan… no quería decir nad…
—Vámonos, —el hermano de Sam suspiró, girando mientras yo
entraba en la habitación. —Jory.
Todos los ojos puestos en mí.
Silencio.
Solo le tomó un minuto a Sam.
—¿Qué está pasando? —Preguntó.
Hannah estaba ahora contra su pecho, un bracito alrededor de su
cuello y la otra mano jugueteando con el cuello de su chaqueta de
cuero.
—Ese hombre piensa que bailo bien porque tengo dos papás.
Antes de tener hijos, no tenía idea de que los niños tuvieran una
audición supersónica selectiva. Siempre asumí que oían basándose en
las leyes normales de la física. Pero no era verdad. Si decías algo
estúpido, como acababa de hacer el invitado de Michael, si 83
mencionabas el postre pero no querías hacerlo, o si jurabas cuando te
golpeabas el dedo del pie, todas estas cosas serían llevadas
instantáneamente a sus orejitas. Sin embargo, las solicitudes para
recoger sus habitaciones, las instrucciones para cepillarse los dientes,
y las preguntas sobre quién había tirado la pelota que derribó el 01/2018
jarrón en la sala de estar, normalmente estas preguntas tenían que
ser gritadas antes de ser escuchadas. Por lo tanto, no me sorprendió
en absoluto que mi hija hubiera escuchado cada palabra pronunciada
por lo bajo por el amigo de Michael, incluso sobre el pop clásico.
Noah, sin embargo, estaba aturdido. Estaba adivinando que él no
era padre, o podría haberlo sabido mejor.
Los ojos de Sam se volvieron fríos y duros en el instante en que
Hannah pronunció las palabras.
—Pero no es verdad. —Ella le sonrió. —Porque Kola no sabe bailar,
y te tiene a ti y a Pa también. Entonces eso no está bien, ¿verdad,
Papi?
—No, B, eso no está bien.
Se podía escuchar el tic-tac del antiguo reloj de la chimenea.
—¡Pa! —Chilló cuando se dio cuenta de que estaba allí.
—Hola, B. —La saludé con la mano.
Dio un violento giro de delfín, y Sam la bajó. En un instante estaba
cruzando la habitación hacia mí. Me incliné y la agarré, y cuando la
levanté, su cabeza cayó sobre mi hombro, sus bracitos alrededor de
mi cuello mientras se acurrucaba. Le froté la espalda y la escuché
suspirar.
—Lo siento mucho, —me dijo el amigo, acercándose. —No quería
decir nada.
—Sí. —Le sonreí antes de volverme hacia Thomas. —Podríamos
dejarlo pasar, ¿no es así? 84
El padre de Sam estudió mi rostro. Los dos sabíamos que estaba
pidiendo permiso para que Noah se quedara. Si Thomas Kage daba
una orden, todos tenían que escuchar.
—Estoy bien. ¿Tú estás bien?
Él gruñó, me dio un rápido asentimiento y miré a Regina. 01/2018
—Me muero de hambre y ese guiso huele increíble. ¿Has hecho las
patatas rojas?
—Las he hecho. —Ella vaciló por un momento antes de moverse
rápido, con las manos en mi cara cuando me alcanzó. Luego me besó
la mejilla. —Y he hecho el pan de mono10 que te gusta, junto con los
panecillos.
—Cielo.
Frunció el ceño mientras me estudiaba.
—¿Estuviste en una pelea?
Me encogí de hombros.
—No es nada, ni siquiera duele.

10
Por la expresión de su rostro, noté que no estaba convencida.
—Sam, —le llamé, necesitando el respaldo.
—Está bien, mamá, —respondió por mí. —Lo prometo.
Ella se iluminó con alivio; era fácil ver que me amaba.
—Tengo tu itinerario.
—Que es por lo que Sam y yo hemos venido, a cenar y a
conseguirlo.
Jen, la hermana de Sam, hizo un ruido de besos mientras Regina les
decía a todos que fueran a la mesa. 85
—Estás celosa, —le susurré.
—¿De qué? ¿De ti teniendo que besar el trasero de mi madre? —
Susurró, poniendo los ojos enormes para mí. —¿Tú crees?
Me reí de ella, y sonrió mientras Rachel se acercaba y acariciaba la
cabeza de Hannah. 01/2018
—Tu hija es un ángel.
—Sí, lo sé. —Le sonreí a Rachel. —¿Dónde está mi chico?
—En la sala de juegos con Peter y Riley. —Dijo entre bostezos. —
Mis niños adoran ver a sus primos.
—Y aunque no lo hagan, harías que lo hicieran de todos modos.
—Sí. ¿Y?
—Eres tan mala. ¿Quieren ir a la reunión en este momento? —Le
pregunté.
Ella sacudió la cabeza.
—No, pero les hice sentirse culpables de eso. Les dije que si no
iban, obviamente amaban más a su madrastra que a su madre.
—Rachel, —la regañé.
—¿Qué? Dean decide divorciarse de mí y casarse con una mujer de
veintitantos años ¿y se supone que sea la adulta? ¿Te he dicho que
está embarazada?
—Oh mierda, —dije antes de pensarlo.
—¡Papi! ¡Pa ha dicho una palabra mala!
—Eres una soplona, —le dije a mi hija, pellizcándole el trasero a
través de sus leggins y ropa interior. Era agradable que, incluso por la
noche, ahora llevaba bragas, su entrenamiento para ir al baño
hubiera terminado por completo. Todavía teníamos algún accidente
ocasional, pero eso era de esperar, especialmente si estaba
demasiado cansada.
—¡Papi! 86
Escuché a Kola antes de verlo, y él estaba cargando a través de la
sala de estar para alcanzar a Sam. Se lanzó hacia él, y Sam lo atrapó
de la misma manera que hizo con Hannah. Sin embargo, no lo
levantó, porque Kola era demasiado mayor para eso ahora. Él había
anunciado que, ya que tendría siete pronto, en cuatro meses, tenía 01/2018
que acostumbrarse a hacer cosas de adultos. Me encantaba cuando
fruncía el ceño y se ponía serio.
Una vez que todos estuvimos sentados, después de dar las gracias,
Sam le pidió a su hijo que le contara al tío Michael sobre el informe
que había presentado el viernes pasado.
—Oh. —La cara de Kola se iluminó. —Hice mi informe sobre las
armas que lleva un Marshal de EE. UU.
Noah palideció.
Le di una patada a Sam debajo de la mesa. Su sonrisa a cambio fue
malvada.
—Los Marshals llevan una Glock 22 como arma principal, y una de
respaldo que pueden elegir.
—¿Por qué estamos hablando de armas en la mesa? —Preguntó
Regina.
—Shhh, —Thomas calló a su esposa. —Kola está hablando de su
informe.
—Oh, Kola está hablando sobre más que su informe, —Jen aseguró
a todos.
Los ojos de Michael se movieron hacia Sam.
—¿Es eso correcto?
—Sí, —Kola le dijo. —¿Quieres saber qué tiene Papi?
—No puedo esperar para escucharlo.
—Papi tiene una Smith & Wesson de diez milímetros que es así de 87
grande, —dijo, el espacio entre sus manos era demasiado ancho. —Y
si te dispararan con él, te haría estallar toda la cabeza.
—Ewww. —Riley, la hija de Rachel, hizo una mueca. —Eso es
asqueroso.
—Eso es tan increíble, —intervino Peter, el hijo de Rachel, era la 01/2018
primera vez que lo había escuchado participar en una conversación
en bastante tiempo. Ambos chicos, ahora adolescentes, estaban
tomando el divorcio de sus padres y las nupcias recientes de su padre
muy mal.
—Pero las armas solo deben usarse después de que hayas sido
entrenado para disparar una, —Kola nos advirtió a todos. —Una
pistola no es un juguete.
—Eso es correcto, —Sam estuvo de acuerdo.
—Me encantaría aprender a usar una correctamente, —dijo Peter
esperanzado.
—Tal vez pueda llevarte al campo de tiro en algún momento si
quieres, Pete, —se ofreció Sam.
—No, Sam, —dijo Rachel firmemente. —No quiero que Peter sepa
que las armas son…
—Aprender a respetar un arma de fuego es el primer paso para la
prevención de accidentes, —le aseguró Sam. —Ahora que vives sola,
¿cuál es tu protección en caso de robo?
—Tengo un bate, Sam, —dijo, y pude ver lo cerca que estaba de
explotar. Habían estado librando este debate desde que Dean se
mudó. Él quería que ella tuviera un arma, y ella no quería saber nada
de eso.
Yo estaba en realidad con ella. Odiaba las armas. Que Sam fuera
policía era la única razón por la que había tres bajo mi techo. 88
Sam dormía con una Sig Sauer en el cajón de la mesita de noche de
su lado, y todas las mañanas lo movía a la caja fuerte de combinación
incorporada en la pared de nuestro armario. Era todo un ritual
cuando volvía a casa por la noche. Besar a los niños, besarme a mí,
acariciar al gato y guardar sus dos armas de fuego en la caja fuerte. Y 01/2018
luego, antes de irse a la cama, volvía a la caja fuerte y sacaba la Sig y
la colocaba en la parte delantera del cajón antes de meterse en la
cama.
No había habido un arma en la mesita de noche cuando solo
habíamos sido él y yo; nunca había dormido con una pistola cerca,
excepto hace mucho tiempo, cuando un asesino en serie me estaba
buscando. Pero una vez que tuvo su vida como la quería, tenía su
propia familia, una casa y se convirtió en padre, las cosas cambiaron.
Ahora no solo estaba yo a su lado, el único para proteger; ahora
estaban su hijo, su hija y el gato durmiendo en una de las camas de
sus hijos. Necesitaba la certeza de que podía protegernos a todos, y el
arma le daba eso.
Odiaba tener un arma que no estaba bajo llave por la noche. No
estaba loco por un arma, punto, pero el hombre era un Marshal de
EE.UU. No había forma de evitarlo. Pero el arma de fuego en la mesita
de noche había sido un problema. Le dije que una de esas rudas
porras extensibles sería mejor. Él no estuvo de acuerdo. Un arma de
fuego, manejada por alguien entrenado para usarla, era la mejor
defensa.
—Sam, no quiero…
—Mamá, ¿puedo ir al campo de tiro con el Tío Sammy? ¿Por favor?
Los ojos con los que ella miró a Sam fueron duros. Él parecía
aburrido, no nervioso, ni siquiera un poco.
—Seguro, —dijo en voz baja. 89
—Gracias. —Peter le sonrió, y por un segundo vi lo feliz que ella
estaba de obtener algo más que un gruñido de enojo o fría apatía de
su hijo.
Iba en oleadas. A veces era culpa de Dean y los niños lo odiaban a él
y la amaban a ella, y a veces era culpa de ella y ocurría lo contrario. 01/2018
Me sentía muy mal por ella y deseé por enésima vez que Dean no
hubiera estado buscando una nueva mujer y hubiera invertido tiempo
buscando nuevas formas de amar a la que tenía.
—Me encantaría ir al campo de tiro también, —Doug, el marido de
Jen, intervino. Era el segundo marido de Jen, el primero la había
dejado por su contable. No habían tenido hijos juntos, pero Doug
tenía tres, Ben, Todd y Melissa, de un matrimonio anterior, y junto
con las hijas de Jen, Ally y Carla, tenían cinco hijos que compartían
con los ex. La elección de no tener más hijos se hizo porque Doug
quería viajar y llevarse a los niños que ya tenían para ver el mundo.
Jen había aceptado y habían llevado a su tribu a muchas aventuras.
Tenía ganas de salir del país con mi propia prole algún día,
simplemente no había sucedido todavía.
—¿Tienes un arma? —Le preguntó Rachel a su hermana.
—Sí, —le dijo ella. —Doug pensó que era una buena idea.
—¿Qué conseguiste? —Le preguntó Sam a Doug.
—La Sig SP, como sugeriste. Tenías razón. Probé la Glock y el tipo
de mecánica rígida de la misma, no me gustó en absoluto. La suavidad
de la Sig fue mucho mejor.
Sam asintió.
—Sí.
—¿Por qué todavía lleváis las Glocks, entonces?
—¿De veras? —Dijo Regina. —¿Esta es la conversación de la cena?
—Madre, —Jen la calló. —Doug está haciendo una pregunta. 90
¡Y el cielo no quiera que lo interrumpamos! Era dulce cómo Jen le
atendía, pero después de siete años, uno pensaría que ella ya habría
pasado la etapa de luna de miel.
Rachel puso los ojos en blanco, y su hija, Riley, captó la mirada y
soltó una risita. Fue agradable de ver, y cuando los ojos de Rachel se 01/2018
clavaron en los míos, vi la felicidad allí.
—Lo bueno de una Glock, —comenzó Sam, —es que a pesar de que
a veces se atasca, nunca tiene que ser desarmada, no tienes que
limpiarla o engrasarla, y puedes caer al agua llevándola y todavía
disparará.
—Vale, eso es genial, —intervino Peter.
—Sí, ves. —Sam se encogió de hombros. —Así que lo bueno supera
a lo malo, pero simplemente no me gusta. Es por eso que tengo el Sig
para la protección del hogar. Si apunto a algo, quiero alcanzarlo.
Y la última parte la dijo mientras miraba a Noah, y pensé que el
pobre tipo iba a vomitar allí mismo.
Puse la mano en el muslo de Sam debajo de la mesa y acaricié
suavemente.
—Mi Papi fue un marine, —le dijo Kola al extraño. —Era un
francotirador. ¿Sabes qué es eso?
—Sí, —le preguntó Regina al invitado, —¿sabes lo que es?
Pobre bastardo, pero en realidad, ¿qué había estado pensando con
ese comentario? ¿Gay equivalía a bien vestido, buen bailarín y buen
decorador? ¿De verdad? Estaba seguro de que Michael lo había
mencionado de paso a su amigo, como "Tengo dos hermanas y un
hermano, una de mis hermanas está divorciada, la otra está casada y
mi hermano es gay”. No habría sido nada, un simple comentario que
su amigo había soltado sin una buena razón. Pero fue ofensivo, y Sam
se molestó y luego se aseguró de que el tipo lo supiera. Sam y la 91
sutileza nunca se habían conocido.
—Sí, —Sam le dijo a Doug. —Os llevaré a Pete y a ti. Será un placer.
—Genial. —Doug le sonrió. —No puedo esperar.
—Pasa las patatas, —Ally, la hija de Jen, le pidió a su madre. —Y yo
también quiero aprender a disparar, ¿de acuerdo, mamá? Estoy 01/2018
pensando en unirme al ROTC11 el próximo año en la escuela
secundaria.
—Oh, eso es genial, —Sam le dijo.
Ella le devolvió la sonrisa, y Kola le dijo que como Sam era un
tirador experto, había explicado en su informe que Sam debía realizar
un examen cada seis meses para mantener ese estatus, no había
nadie mejor para ella del que aprender a disparar.
—Así que ya ves, —comentó Regina, arqueando una ceja hacia
Michael, —bailar no es lo único que los padres de Hannah saben
hacer bien.
Michael levantó las manos en señal de derrota. Dudé de que su
amigo, a quien ni siquiera conocía bien, regresara.
11
Las siglas ROTC representan “Reserve Officers' Training Corps,” o sea el “Cuerpo de
Capacitación de Oficiales de la Reserva.” Éste es un programa universitario que se ofrece en
más de 1,100 universidades en los EE. UU., y el cual prepara a los ingresados para obtener
una comisión como oficial de la Fuerza Aérea. Fuente: https://www.afrotc.com/espanol
Todos salieron fuera después de la cena, antes del postre, para
mirar el nuevo monovolumen. Sam explicó que el viejo estaba
acabado y que lo venderían como chatarra, y Hannah estuvo triste
porque no pudo despedirse de él. Él les dijo que éste era un robo y
me miró. 92
—¿Estás loco?
—Es realmente seguro, —me dijo. —Y le enviaremos el dinero del
seguro a Aaron cuando lo obtengamos.
—Me llamó porque necesitaba un favor, y le expliqué sobre el
monovolumen, y… 01/2018
—Ya he escuchado todo esto. —Sonrió, me puso la mano en la
nuca, acercándome y presionando sus labios en mi frente.
—¿Cómo?
—Me ha llamado, —dijo Sam, pasando un mechón detrás de mi
oreja. Lo había llevado corto durante mucho tiempo, pero había
vuelto a llevarlo largo, mi cabello rubio oscuro ahora caía sobre mis
hombros.
—¿Él lo ha hecho?
—Sí, se está volviendo más inteligente en su vejez a la hora de
hablar conmigo, incluyéndome. Quiero decir, sé cómo trabaja. Sé que
él solo hace las cosas. Lo entiendo.
—Solo lo ve como una ayuda.
—Lo sé. Si terminamos quedándonoslo, le daremos el dinero del
seguro y compensaremos la diferencia. No aceptamos caridad.
—Le dije que eso es lo que harías. Lo que yo haría también.
—Es mejor no discutir con él, solo sigue la corriente. Cuando reciba
un cheque de caja, no tendrá más remedio que cobrarlo.
—Solo me pagará en exceso por el trabajo que estamos haciendo
para él, —suspiré.
—Lo que sea, eso es entre su compañía y la tuya. Eso no tiene nada
que ver conmigo ni con mis hijos. Así que estoy bien.
—Va a estar enfadado, —me reí entre dientes.
—Tiene suerte de que yo no lo esté, —dijo, pasando una mano por
mi espalda, presionándome cerca. —Porque él no provee para ti o 93
mis hijos, solo yo lo hago.
—Lo sé.
—No puede volver a cruzar la línea, J. ¿Entiendes?
Lo hacía.
—Ya se lo he dicho. —Sam tosió. 01/2018
—¿Sí?
—Sí.
—¿Y qué ha dicho él? —Estaba interesado.
—Ha dicho que bien. Veremos si puede hacerlo.
Me mordí el labio inferior.
—¿Qué?
—Yo, uhm, he hecho trampas.
Sam dejó escapar un suspiro.
—Te ha mostrado todo lo que tenía sobre mí y Kevin Dwyer.
Estaba aturdido.
—¿Cómo lo has sabido?
—Sé que tú y yo sabemos lo que él quiere, y cualquier cosa que él
pueda hacer para ayudarte, lo ayuda.
—Sam, él…
—Oh, no estoy diciendo que Aaron Sutter haya sido cualquier cosa
menos civilizado para mí y no un caballero completo contigo durante
los últimos cuatro años, pero uno de estos días, va a resbalar.
—Ya no está enamorado de mí, Sam. En realidad no.
—Si muero mañana, J, él sería el primero en ofrecer sus
condolencias.
—Bueno, entonces, es mejor que sigas con vida para que los niños y
yo no caigamos en sus garras.
—Ese es mi plan, —dijo, bajando la cabeza para poder mordisquear 94
suavemente el lóbulo de mi oreja. —Siempre ha sido mi plan.
Estuvo muy satisfecho con la piel de gallina que cubrió mi piel.

01/2018
Capítulo 5
Hannah no quería entrar sola en el escáner de seguridad. Era el
nuevo, en el que te quedabas de pie y levantabas los brazos, y ella no 95
quería tener nada que ver con eso. Incluso vio a Sam hacerlo primero
y luego a Kola, pero aun así, le pareció extraño.
—Solo suena un pitido si tienes pelo de perro, —dije, usando el
último truco de mi arsenal. Eso rápidamente, captó toda su atención.
01/2018
—Tengo un gato.
—Lo sé, entonces estarás bien.
—Quiero llamar a Chilly a la casa de la tía Dylan cuando
recuperemos nuestros zapatos.
—Vale.
Y con eso, ella caminó.
La seguí y me eligieron para la búsqueda de rutina y me aparté y
me pasaron un detector. La mujer que me escaneó por metal me dijo
lo bonitos que eran mis hijos. Le di las gracias, luego ella me dio las
gracias y volví a mi familia, poniéndome las botas de arnés12. Tuve
que conseguir agua para poner en las botellas de los niños, además

12
de más bocadillos para el avión. Sam pensó que el festín que había
traído conmigo era suficiente, pero le expliqué que podría no serlo.
—Papi, solo tenemos galletas de pez, pretzels, uvas, manzanas,
galletas Graham, yogur, queso, galletas y budín.
Sam me echó un vistazo.
—No tenemos ningún chicle, y Pa dijo que tenemos que masticarlo
o nuestros oídos explotarán.
—¿Sale sangre cuando tus oídos explotan?
Kola asintió. 96
—Eww. —Hannah arrugó la cara mientras se cubría las orejas.
—¿Fue una buena idea contarles eso? —Sam me preguntó.
—Bueno, van a masticar el chicle ahora, ¿verdad?
—Quiero el Trident de menta.
—Me gusta el de fruta, —le dijo Hannah a su hermano. —La menta 01/2018
pica.
—No el de canela, estúpida.
—No llames estúpida a tu hermana, —le dije. —Esa es una palabra
mala.
—Pero Riley la dice refiriéndose a Pete.
—Bueno, son estúpidos por decir eso, —dije.
—¿Te sale cera de los oídos antes de la sangre?
—No lo sé. —Kola pensó en eso. —Probablemente.
Ella asintió.
—¿Podemos irnos? —Sam me preguntó irritado. Él ya estaba de
mal humor.
En la tienda para comprar el agua, Hannah quiso un animal de
peluche, Kola quiso un llavero y Sam me compró tres tipos diferentes
de chicles, agua y revistas. Les había dado a los dos niños
Dramamine13 antes de que nos fuéramos de casa, y lo teníamos en la
bolsa de mi ordenador portátil para el viaje de regreso. Agarré
algunos antiácidos para el padre de Sam, en caso de que lo olvidara, y
una baraja de cartas, porque a veces solo querías hacer algo sin
sentido y hablar con alguien más.
Una vez que llegamos a la puerta, llamé a Dylan para que Hannah
pudiera hablar con Chilly. Después le di las gracias de nuevo por
cuidar al demonio de la nieve, ya que no quería ponerlo en una
perrera y a los dos dálmatas de Dane y Aja no les gustaban mucho los 97
gatos. Cuando el personal de la aerolínea pidió que las personas con
niños pequeños continuaran después de los pasajeros de primera
clase, el resto de la familia aún no estaba allí. No estaba preocupado,
pero estaba sorprendido ya que Regina normalmente llegaba a
tiempo. 01/2018
No teníamos nada que llevar en ninguno de los compartimentos
superiores, y era agradable porque también teníamos espacio delante
de los asientos de los dos niños. Para cuando todos comenzaron a
aparecer a nuestro alrededor, Michael y Beverly, Rachel y sus hijos,
Jen y Doug y sus hijos, se acercaba la hora de salida. Cuando Regina y
Thomas finalmente aparecieron, vi lo nerviosa que estaba.
—¿Qué ha pasado? —Jen dijo en voz alta a su madre.
—No lo sé, hubo problemas con nuestros billetes. Tenían un
itinerario pero no número de vuelo.
—¿Cómo es eso posible?
—No tengo ni idea, —suspiró y luego trató de tomar su asiento.
Se suponía que el hombre que estaba sentado en el pasillo debía
sentarse junto a la ventana, así de simple. Había leído mal el pequeño

13
Es un medicamento para evitar el mareo en coches, barcos, etc.
icono del asiento: todos sabían que la curva representaba la ventana,
pero él lo leyó como el pasillo. Thomas tenía que sentarse en el
pasillo porque si su claustrofobia comenzaba a hacerse notar, tenía
que poder levantarse. La gente pensó que era una cosa de la próstata,
pero todo se trataba de sentirse confinado. Desafortunadamente,
resultó que el otro pasajero estaba borracho. Entendí cómo la
tripulación de vuelo se lo había perdido, porque estuvo callado todo
el tiempo, pero una vez que se puso beligerante, se volvió ruidoso, y
por las palabras arrastradas comprendías que estaba borracho. 98
Estaba tan fuera de sí que comenzó a maldecir y luego se puso de pie
y empujó a Thomas.
Fue una gran cosa para hacer, porque Thomas Kage era un hombre
grande. Tanto Sam como Michael habían heredado la altura, los
hombros anchos y los músculos pesados del hombre, por eso que el 01/2018
tipo fuera directo a lo físico antes que nada fue valiente. Había una
azafata allí, y Beverly, que había sido una de ellas, se levantó de
inmediato y explicó lo que había sucedido.
Mi asiento estaba al lado del pasillo; el tipo había comenzado a mi
lado, se puso de pie, se puso en la cara de Thomas y luego lo empujó
al asiento. Me levanté para ayudar a Thomas porque Regina gritaba y
Doug y Michael estaban atrapados en el otro lado. La asistente se
acercó por detrás del borracho, le explicó que debía ser escoltado
fuera del avión y se volvió loco. Él la empujó, lo que significaba que lo
iban a sacar del avión esposado, y me estiré hacia ella. Agarró mi
brazo para no caerse.
—Gracias, —dijo rápidamente antes de girar y correr por el pasillo,
pidiendo seguridad.
Cuando me moví para alcanzar a Thomas, que se había golpeado la
cabeza con fuerza en el compartimento superior, el borracho me
cerró el paso.
—Por favor muévete, —pedí.
En cambio, él vino hacia mí.
—¡Pa! —Chilló Hannah.
Nunca me gustó que tuviera miedo.
—Voy a buscar a Papi, —gritó Kola, y lo vi alejarse de su asiento.
Sam había ido al baño; allí era donde había ido Kola, estaba seguro. 99
Pero no estaba preocupado por él. No podía ir muy lejos. Estaba más
preocupado por el hombre amenazándome delante de mí.
—Solo siéntate. —Intenté sonar tranquilo. —Estás borracho.
—¡Que te jodan!
Thomas lo habría apartado de mí tan pronto como se levantara, no 01/2018
tenía dudas, al igual que los demás pasajeros que se movían en el
pasillo, pero Kola había ido a buscar a su padre, y Sam había corrido.
Vino sobre los asientos, pisando los apoyabrazos. Tuvo que
agacharse, y realmente, para el tamaño de un hombre como Sam, fue
impresionante. Y muy rápido. El tipo estaba de pie un minuto; al
siguiente en el suelo, con la cara pegada a la moqueta, el cuello bajo
la bota de Sam. Antes de que la azafata pudiera regresar, antes de
que alguien más acudiera en mi ayuda, mi hombre estaba allí. Cuando
el Marshal aéreo llegó, Sam sostuvo su placa para él antes de que
pudiera hablar.
El aplauso fue instantáneo.
—¿Qué demonios? —Sam me ladró.
—Yo…
—Papi, ese hombre empujó a Papa y quería lastimar a Pa, —le dijo
Hannah a su padre.
El tipo gimió desde el suelo mientras Sam lo miraba.
—Oh Dios, que alguien se dé prisa y lo saque del avión, —casi
gimoteé. El tipo estaba muerto si no se movían.
La policía vino y se llevó al tipo. Intercambiaron tarjetas con Sam.
Con todo, el retraso solo nos costó unos veinte minutos. Lo que fue
bueno es que Sam fue de oro después de eso, y como los niños y yo
estábamos en el reflejo de su resplandor, también recibimos el
tratamiento estrella.
Thomas estaba muy impresionado con su hijo e hizo que Regina 100
intercambiara lugares con Sam durante un tiempo para que pudieran
hablar. Le di a Thomas los antiácidos que compré para él, y él me dio
una palmada en la mejilla por ser tan buen chico. Como nunca tuve
mi propio padre, siempre me emocionaba cuando lo hacía feliz. Kola
le mostró a su abuela cómo jugar a Fruit Ninja en mi iPad y le leyó 01/2018
todos los datos curiosos. Hannah se apoyó contra mí, usando la DS de
Kola, ya que habían cambiado sus diversiones dos horas después del
vuelo de cuatro horas.
Les pasé las cartas a Jen y Rachel, que terminaron sentadas juntas,
con Doug desmayado junto a su esposa. Éramos un grupo discreto, y
cuando aterrizamos en Phoenix a las once de la mañana, Kola pensó
que fue la mejor cosa en la vida.
—Hemos viajado en el tiempo, —me dijo.
Estuve de acuerdo en que lo hicimos.
A pesar de que nos habíamos sentado en la clase economy plus en
el 747 porque las piernas de Sam eran demasiado largas para que nos
sentáramos en turista, él todavía se quejaba cuando entramos a la
terminal de equipajes.
—Deberías haber pedido al piloto una mejora para el viaje a casa,
—me burlé de él.
—Eres gracioso, —se quejó de mí.
Pero yo lo sabía. Era un don.

Kola estaba cansado de estar sentado cuando el transporte nos


llevó del aeropuerto al hotel en Scottsdale. El conductor hablaba
mientras conducía, dando explicaciones sobre los doscientos acres en 101
los que se encontraba el hotel boutique, los servicios, el bar de
postres que los niños disfrutarían, los toboganes, las piscinas, los
paseos a caballo, y demás. Incluso el viaje en coche al hotel fue
increíble. Los jardines eran preciosos, hermosamente diseñados, y un
miembro del personal nos saludó y nos llevó a la recepción. 01/2018
A Hannah le encantó la fuente en el vestíbulo; mirarla le recordó a
Kola que tenía que orinar. Y luego Hannah tenía que ir también. Me
disculpé y fui a llevar a mis hijos a buscar un baño. Otra persona
amable nos acompañó hasta allí, y una vez que entrabas, había
habitaciones individuales con lavamanos dentro del baño, además de
un lugar para sentarte y relajarte cuando salías. Nunca había visto
cinco tipos diferentes de jabón de manos y lociones, toallas y jarras
de agua helada con limón en un baño antes en mi vida. Tenía la
sensación de que estábamos nadando en la parte profunda del
dinero. Me pregunté brevemente cuánto íbamos a desembolsar
durante el fin de semana. Sam y yo normalmente hacíamos nuestras
cuentas juntos, pero el padre de Sam se estaba ocupando de esto y
luego le íbamos a pagar cuando volviéramos. Comencé a
preocuparme porque también teníamos que hacer pagos para la
escuela, y entre esto y nuestras facturas normales, vi un echar mano
de los ahorros en nuestro futuro.
Estaba bien sacar dinero, pero necesitábamos un calentador de
agua nuevo, y le estábamos pagando a Aaron por un monovolumen
que era más de lo que hubiéramos gastado, y no teníamos que
devolverle el dinero, pero sería extraño si no lo hacíamos.
—¿Pa?
Hannah había terminado, sonriendo, mirándome como si estuviera
preocupada. 102
—Esto es más bonito que mi primer apartamento, —le dije.
—¿Viviste en un baño?
—Sí.
Ella encontró eso hilarante. Después de lavarnos las manos y que
Hannah usara el jabón rosa y la loción perfumada de aloe y trébol, 01/2018
volvimos a la recepción.
Aparentemente teníamos suites y no habitaciones, y mi ansiedad
aumentó a medida que subíamos en los ascensores. Aunque aprecié
la suite, porque dormir en la misma habitación con mis hijos habría
significado ser célibe de jueves a sábado, el costo parecía asombroso.
—Estará bien, —Sam susurró cerca de mi oído.
—Necesitamos un calentador de agua nuevo, —le recordé.
—Lo sé, —dijo, presionando un beso a un lado de mi cuello.
Cuando el ascensor se abrió y salimos con Jen, Doug y sus dos hijos,
Regina nos recordó que todos nos reuniríamos en el vestíbulo en
veinte minutos para poder llegar a tiempo a la reunión que
comenzaría en el jardín oeste.
—Por supuesto. —Jen le dio a su madre el visto bueno antes de que
las puertas se cerraran. —Oh Dios mío, necesito un trago.
—Ni siquiera es mediodía, —Doug se rio entre dientes.
Señaló el ascensor.
—Podemos bajar de nuevo al bar.
—Tendremos mai tais justo después de deshacer las maletas, —le
prometí.
—Oh Dios, gracias. —Ella me sonrió.
Nuestra suite era fantástica. Tenía una sala de estar y dos
dormitorios, uno para los niños con dos camas y el otro con una cama
King-size para mí y para Sam. Había dos cuartos de baño, un aseo de
invitados, y ambos dormitorios tenían sus propios balcones. Medía 103
fácilmente ciento sesenta y siete metros cuadrados, ciento veinte
metros cuadrados más grande que mi primer apartamento. Había
mármol italiano y una hermosa vista, flores recién cortadas, aves del
paraíso y lirios de dragón, sobre la mesa, y una cesta de frutas.
Llevé a Kola y Hannah a su habitación y les enseñé cómo deshacer 01/2018
el equipaje mientras Sam se encargaba de nuestras cosas en la otra
habitación. Una vez que tuve a los niños establecidos, los llevé a
nuestra habitación.
Todos nos tumbamos en la cama y observamos a Sam trabajar.
—¿Papi?
—¿Sí, B?
—¿Tenemos que ir a la iglesia el domingo cuando lleguemos a
casa?
—No, nos perderemos la iglesia.
—Pero iba a preguntarle a la señorita Ginny acerca de Caín de
nuevo.
Él dejó de colgar su traje junto al mío para mirarla.
—¿Qué pasa con él?
—Bueno, la semana pasada le pregunté a la señorita Ginny con
quién tuvo bebés Caín cuando tuvo que irse, y ella dijo que me lo diría
esta semana.
—¿Por qué tenías que esperar toda una semana?
—Porque iba a buscarlo —intervino Kola. —Le dije que era la gente
de la evolución, pero a ella no le gustó esa respuesta.
Sam entrecerró los ojos y miró a su hijo.
—¿La gente de la evolución?
El asintió. 104
—En la escuela aprendimos sobre el hombre de Neandertal y el
hombre de Cromañón, así que le dije a la señorita Ginny que aunque
Adán, Eva, Caín y Abel vivieran en el Jardín del Edén, allí fuera, la
evolución continuaba.
—Ya veo. 01/2018
—Y le dije que de allí es de donde Caín sacó a su esposa.
—Pero ella dijo que estabas equivocado.
—Sí, entonces le dije que tenía que demostrármelo.
Sam suspiró.
—Sabes, algunas cosas las tienes que asumir con fe, colega.
—Como Dios.
—Sí, como Dios.
—Sí, pero tal vez Dios también hizo evolucionar a la gente, para ver
cuál funcionaría mejor. Tal vez la gente de la evolución no mataba a
sus hermanos.
—Nunca mataría a Kola, —le dijo Hannah a Sam. —Tal vez yo sea...
—Miró a su hermano. —…¿gente de resolución?
—Evolución.
—Evolución, —repitió como un loro.
Sam me miró.
—¿Qué?
—¿Puedes ayudarme con esto para que podamos bajar? Estoy
hambriento.
—¡Yo también!, —Dijo Hannah. —Quiero helado.
—Quiero Honey Comb14, —me informó Kola.
—Puedes tener algo mucho mejor que eso.
—Como ¿qué?
—Como frutas y una tortilla o…
El ruido de arcadas que hizo me cortó. 105
De vuelta en el vestíbulo, todos los demás estaban allí para poder
caminar hacia el jardín oeste. Resultó ser mucho más cerca de lo que
pensábamos, y había carpas blancas instaladas en todas partes con un
cartel que decía Reunión familiar Miller/Kage.
El hermano mayor de Thomas, Frank, que lo había planeado todo y 01/2018
era mucho más rico que sus otros tres hermanos y dos hermanas,
vino corriendo hacia nosotros para saludarnos. Un representante del
hotel fue al podio en el estrado y dio la bienvenida a las familias a un
gran momento en el valle del sol. Había asientos asignados, porque se
suponía que la gente debía mezclarse y relacionarse, y no solo
quedarse con sus propios grupos familiares. Caminé buscando
nuestros nombres hasta que los encontré en una mesa con una
pareja mayor y dos hermosas mujeres que tenían que ser sus hijas.
Una vez que nos sentamos, me presenté a mí mismo, a Kola y a
Hannah a Jim y su esposa, Anita, y sus dos hijas, Renee y Joyce.
Cuando vi a Sam atravesando la carpa, había sido interceptado un par
de veces por su primo Levi y otros, saludé con la mano para que viera
dónde estábamos.
14
Honeycomb es un cereal de desayuno creado en 1965, por Post Foods. Consiste en
trozos de cereal de maíz con sabor a miel en forma de panal. Fuente: Wikipedia.
Cuando se unió a nosotros, por supuesto, las mujeres se
enderezaron y se inclinaron hacia adelante, ambas muy felices de
conocerlo. Lo entendía. Si un macho alfa viril y fuerte era tu sueño
húmedo, no necesitabas buscar más allá de Sam Kage. Los hoyuelos
estaban en exhibición, al igual que la barba incipiente sobre su
mandíbula cuadrada y debajo de su labio; tenía líneas de risa en los
rabillos de los ojos y músculos prominentes. El poder emanaba del
hombre, combinado con dominio y fuerza. También yo habría vertido
crema en mis jeans si él no fuera mío. 106
—Entonces, ¿cómo nos relacionamos? —Sam le sonrió a Anita, la
madre.
—No lo hacemos en realidad. —Ella le sonrió. —Frank se casó con
mi madre, Donna, después de que su primera esposa falleció, y ella ya
nos tenía a mí y a mi hermano Paul. 01/2018
—Lo entiendo. ¿Tu madre está aquí?
—Sí, está en la mesa con Frank y muchas otras personas que no
conozco.
—Esto es enorme. —Sam sonrió cuando Hannah se acercó y le tocó
la barbilla. —¿Sí, B?
—Papi, tengo hambre.
—Lo sé, amor. Solo tenemos que esperar hasta que llamen a
nuestra sección para subir.
—¿Dónde está tu mamá, conejito? —Preguntó la hija de Anita,
Renee, a Hannah.
Ahora bien, tal vez ella preguntó porque había dos sillas más, libres,
en nuestra mesa, se suponía que nos sentaríamos diez. Tal vez pensó
que Sam y yo éramos primos y estábamos esperando a nuestras
esposas ya que ambos estábamos usando anillos de matrimonio.
¿Quién sabe? Todavía sucedía a veces cuando salíamos, y
normalmente no me hubiera importado, pero esta era una reunión
familiar, y quería que la gente supiera que el tipo grande estaba
conmigo. Abrí la boca para aclararle las cosas.
—No tengo una mamá, tengo a Pa y a Papi. ¿Tienes mamá y papá?
— Hannah intervino alegremente, aprovechando el momento que
transcurrió entre el final de su pregunta y que yo decidía qué decir
para tomar el control de la conversación.
Renee se sonrojó y sus ojos se agrandaron.
—Sí, yo… 107
—Tienes una casa grande, porque yo sí, y tengo un gato llamado
Chilly. ¿Tienes un gato?
—No, yo…
—Chilly es todo blanco, excepto lo que tiene negro en las orejas, la
nariz y las patas. Puedo hacerte un dibujo de él si quieres. ¿Tienes 01/2018
perro ya que no tienes un gato?
—No, yo…
—Kola nació en Neverland, pero no como en donde vive Peter Pan.
Es un lugar diferente, —dijo ella autoritariamente. —¿Sabes dónde
está? Yo sé dónde está eso. Sé dónde está Uglay también. Ahí es
donde nací. ¿Sabes por qué tengo un Papi y un Pa? Porque donde
nació Kola, Pa significa papá. Entonces es por eso que Pa es Pa.
—Yo…
—¿Dónde está tu mami?
—J…j... justo ahí..., —tartamudeó, señalando a su madre.
—¿Eres su mamá? —Hannah le preguntó alegremente a Anita.
—Sí, querida.
—¿Cómo es que ella no tiene un gato? —Mi hija estaba muy
preocupada por este desarrollo.
—Ella es alérgica a ellos.
La información atrapó a mi hija. Hannah arrugó la nariz como si
fuera lo peor que había escuchado en toda su vida antes de susurrarle
algo a Sam.
—Papi.
—¿Sí, B? —Se rio entre dientes.
—Ella es alérgica así que no puede venir a nuestra casa.
—Vale.
—Díselo, ¿vale?
—Lo haré. 108
Hannah miró a la mujer sospechosamente.
Renee se inclinó hacia delante, mirándome.
—Perdóname, no quería ofenderte.
—Sí, abres la boca, metes la pata, Renee. —Su hermana puso los
ojos en blanco antes de que ella se girara y me sonriera. —Entonces, 01/2018
Jory, ¿en qué trabajas?
Le expliqué acerca de mi negocio de diseño gráfico y luego le
pregunté qué hacía ella. Interesante saber que ella era defensora
pública en Miami, donde vivía. Por supuesto, Sam diciéndole que era
un Marshal de los EE.UU. fue el punto culminante. ¿Un hombre
grande y hermoso y trabajaba en un trabajo que sonaba sexy además
de todo? Juego terminado.
Una vez que nos llamaron, caminé con Hannah, y Sam con Kola.
Estábamos en lados opuestos de la mesa del buffet, así que por
supuesto Kola y Hannah hablaron sobre eso.
—¿Cómo crees que te vuelves alérgico a un gato? —Le preguntó
Hannah a su hermano cuando estaba segura de que Renee no podía
escucharla. Me había preguntado por qué se había quedado atrás lo
suficiente como para dejar a algunas personas frente a nosotros.
—Creo que es un cuento chino. —Fue inflexible. —¿Cómo te
vuelves alérgico a un gato? Se supone que no debes ponértelos en la
boca, Papi lo dijo.
La boca de Hannah hizo una pequeña “O” perfecta.
—Eso es cierto, ¿eh?
—Sí, —insistió. —No es una cosa real.
—Sí, lo es, —le aseguré. —Las personas son alérgicas a la caspa de
gato.
—¿Qué es caspa? 109
—Como escamas.
—¿Qué es eso? —Hannah quiso saber.
—Son como pequeños trozos de piel, y algunas veces pica.
—Ewww. —Ella hizo una mueca. —Chilly no tiene eso.
Suspiré. 01/2018
—Algunas personas también son alérgicas a su pelo.
—¿Cómo? —Kola quiso saber.
—Los hace estornudar.
—¿Esto está en un libro? —Quiso saber. Últimamente todo lo que
yo decía era cuestionado de esta manera.
—Sí, y también puedes buscarlo en Internet.
Parecía escéptico.
—Entonces, ¿es alérgica a todos los gatos? —Hannah quiso saber.
—Supongo que sí.
—¿Como los leones? ¿Ella sería alérgica a Simba?
—Simba no es un león de verdad, —le recordó Kola. —Es un dibujo
animado.
—Pero si fuera un león de verdad, la haría estornudar, ¿eh?
Ambas caras se volvieron hacia mí, esperando.
—Creo que son solo los gatos domésticos, pero tendremos que
buscarlo cuando volvamos a la habitación.
Mi respuesta pareció aplacarlos.
—Kola, mira. —Hanna señaló una especie de cazuela. —Eso
parecen cerebros de mono.
—O como un caballo que explotó. —Él hizo arcadas, lo que hizo que
la mujer detrás de nosotros jadeara.
—Chicos, —les advertí.
—¿Recuerdas esa vez que Chilly vomitó esa bola de pelo con 110
gominolas?
—¡Eww, las rojas!
Ella se disolvió en su ronca risa.
Él hizo arcadas de nuevo, lo que envió a su hermana a la histeria.
Sam tuvo que disculparse con las personas que estaban detrás de 01/2018
nosotros y noté que nadie levantaba la cuchara para poner nada de la
baba pegajosa roja en sus platos.
—Papi, —comenzó a decir Kola mientras nos movíamos por el lado
de la mesa del buffet. —Cuando sea grande, seré Marshal también.
—¿Es eso cierto?
—Sí. No voy a dispararle a la gente, sin embargo.
—¿No? ¿Qué vas a hacer?
—Solo voy a hacer que se sienten en una habitación y hablen con
Hannah, —anunció con diabólica intención, su voz subiendo al final.
—¡Kola!
Él comenzó a reír, y ella cogió un rollito.
—Hannah Kage, no te atrevas a tirar ese rollito, —La amenacé.
—¡Kola está hecho de mocos!
—¡Bueno, Hannah está hecha de caca!
—Chicos, —Sam estaba riendo por lo que su advertencia careció de
ningún poder real. Severo no fue.
Una vez que estuvimos sentados, Hannah me preguntó por qué una
mujer había golpeado a una chica cuando estábamos en la fila.
—Esa era su hija, —le expliqué.
—Entonces, ¿por qué le ha pegado?
—Ella probablemente ha hecho algo que a su madre no le ha
gustado.
—Entonces ¿ella era mala? 111
—Los niños no son malos. A veces hacen cosas que molestan a sus
padres, pero no está mal. Es solo que el comportamiento está
equivocado.
Ella me miró como si fuera de otro planeta.
Hice un ruido. 01/2018
—Muy bien, sí, ella era mala.
—¿Cómo es que no me pegas cuando soy mala?
—No creo que golpear logre nada.
—Yo tampoco. —Ella asintió, dándome palmaditas en el brazo.
Comencé a reír, y cuando Kola movió las cejas hacia mí, enloquecí.
Sam solo negó con la cabeza.

El día fue un torbellino. Había tantas actividades e inscripciones, y


el padre de Sam quería que sus dos hijos estuvieran con él. Me fui
para llevar a los niños al patio de recreo, dejarlos correr como locos
durante dos horas y luego darles una vuelta por la laguna. Hannah
comenzó a quejarse y gruñir, y cuando la levanté y la llevé, se quedó
dormida en segundos. Volvimos a la habitación, y Kola hizo los
deberes que su maestra nos había dado, y coloqué a Hannah en el
sofá para que estuviera fuera con nosotros en lugar de estar sola en la
habitación.
Recibí una llamada alrededor de las dos que nos recordó que
teníamos paseos a caballo programados para tres. Aparentemente, ya
estábamos inscritos para hacer muchas cosas.
No volvimos a ver a Sam hasta después de las cinco. Ya nos
habíamos duchado y cambiado cuando entró por la puerta principal. 112
—¡Hola!
—¡Aquí!
Nos encontró a los tres bajo las sábanas, viendo una película en mi
cama, con los restos del servicio de habitaciones a nuestro alrededor.
—Tenemos que ir a cenar, chicos. ¿Estáis listos? 01/2018
Kola gimió y se acurrucó en mi costado, su brazo sobre mi
estómago mientras escondía su rostro.
—¿Qué ha pasado? —Sam me miró.
—Kola se ha puesto malo con el caballo, —dije con la cara más seria
que pude conseguir.
Hannah fingió vomitar para Sam, por si acaso estaba confundido.
—Vomitó por toda la silla, Papi.
Kola dijo algo que nadie pudo entender en mi camiseta.
—Dime. —Sam sonrió.
—Bueno, todo estuvo bien hasta…
—Lo tiene en vídeo, —le informó Hannah a su padre.
—Lo cual creo que podría haber sido el problema, —suspiré. —
Sabes que cuando estás mirando por ese visor demasiado tiempo...
Creo que se mareó.
—Pobre hombre, —Sam se identificó, moviéndose al lado de Kola.
Su hijo se dio la vuelta y, cuando Sam se inclinó, rodeó con los
brazos el cuello de su padre.
—Tal vez debería pedir al servicio de habitaciones también, eh, y
quedarme aquí con vosotros.
Kola asintió.
—No, tienes que estar con tu familia, Sam. Tú…
—Estoy con mi familia, —me aseguró, estirándose para tomar mi
mano. —Y mi niño me necesita.
—¿Quieres ver el vídeo, Papi? —Hannah estaba tratando de ser 113
útil.
—No mires el vómito, —advirtió Kola.
—Quizás más tarde.
Me cubrí la cara con una almohada, así que no hubo risitas.
Cuando el teléfono en la habitación sonó veinte minutos después, 01/2018
Sam respondió y negó con la cabeza, obviamente listo para decirle a
quien estuviera al otro lado de la línea que no. Hice un gesto con la
mano, llamando su atención, y le dije que siguiera adelante.
Cubrió el receptor con la mano.
—Jory, tengo que quedarme aquí.
—Es una reunión, —le recordé.
Su pesado suspiro me hizo sonreír antes de que accediera a ir.
Cuando se fue, Kola se acurrucó a mi derecha, Hannah a mi
izquierda, y todos nos pusimos calentitos, viendo Homeward Bound15,
en la habitación con aire acondicionado. No estaba seguro de a qué
hora llegó Sam porque me quedé dormido.

15
Homeward Bound: The Incredible Journey es una película americana del género
Family-Frendly producida por Walt Disney Pictures, un remake de la película de 1963 "Un
Viaje Increíble" (También producida por Walt Disney Pictures) y sobre todo una 2ª
adaptación de la novela del mismo nombre, escrita por Sheila Burnford. Fuente: Wikipedia.
Capítulo 6
Básicamente, los eventos para adultos y los eventos para niños
eran por separado. Lo entendía perfectamente; no podrías, en 114
realidad, mezclarlos. Así que mientras los adultos comían y bebían, se
iban en globo y jugaban al golf, practicaban yoga y caminaban y se
sentaban en carpas en los jardines, los niños y los tutores de los niños
hacían actividades separadas por completo.
01/2018
A Kola y Hannah les encantaron los botes de pedales. Fuimos en
bicicleta juntos; los llevé a la piscina, y el tobogán fue un gran éxito.
Tuve suerte. Hacíamos el programa de la YMCA16 todos los veranos, y
dado que Dane y Aja tenían una piscina en el ático en el que vivían,
habían abandonado la casa de Oak Park después de que nació Robert,
siempre teníamos un lugar donde nadar. Así que mis hijos no
necesitaban los manguitos o los flotadores de natación de todas las
formas y tamaños variados. El único otro chico que seguía a los míos
era un niño pequeño, rubio muy claro, que se lo estaba pasándolo en
grande con Kola nadando a tres metros bajo el agua. Hannah no
podía bajar tanto, pero podía nadar bajo el agua en el extremo poco
profundo. Ambos tenían sus gafas puestas, y cuando Kola nadó hacia
mí, su amigo lo siguió.
16
La Young Men's Christian Association (YMCA), conocida en algunos países
latinoamericanos como Asociación Cristiana de Jóvenes, es un movimiento social juvenil
ecuménico. Fuente: Wikipedia.
—Pa, este es Theo.
—Hola. —Le sonreí.
Él me devolvió la sonrisa.
—¿Están tus padres aquí, Theo?
—Mi padre está. Mi madre está en casa con mi padrastro y el
nuevo bebé.
—Ya veo.
—Theo.
Todos levantamos la vista y el hombre que se unió a nosotros se 115
parecía mucho a su hijo, excepto que era más alto, más ancho y
bronceado. Era muy guapo, y estaba seguro de que no era el único en
la piscina que notó el pecho peludo, las piernas largas y la
musculatura tonificada. Debía haber trabajado muy duro en el
gimnasio para ese tipo de definición. 01/2018
—Lo siento. —Él me hizo una mueca.
—No hay por qué disculparse, —dije, moviendo toallas, mi teléfono
móvil y la cámara de vídeo de la silla a mi lado. —Aquí, siéntate,
tengo la sombra aquí.
—¿Estás seguro? —La sonrisa era tímida y dulce.
—Por favor.
Él tomó asiento, y todos nos reunimos: Kola; Hannah, que estaba
en mi regazo, bebiendo una caja de zumo y comiendo Goldfish17 con

17
sabor a parmesano; y él y su hijo. Fue agradable sentarse y hablar,
observar a los niños y beber té helado.
Su nombre era Milton Kage, y era un profesor de biología que vivía
en Houston. Él y su esposa se habían divorciado dos años atrás
después de un matrimonio de ocho años. Theo tenía siete años y
había sido la razón por la que aguantaron todo el tiempo que lo
hicieron.
—Es hermoso, —le dije a Milt.
—Gracias, eso creo. El tuyo también. 116
Le sonreí.
—¿Tu esposa está ocupada haciendo algo divertido de vinculación
familiar? —Se burló de mí.
—Mi esposo, —lo corregí. —Espero que eso no te moleste.
Él tomó aliento. 01/2018
—No, en realidad. Esa fue la razón del divorcio.
Asentí.
—¿La engañaste?
—No lo hice. —Él me devolvió la sonrisa. —Ella lo hizo con el
hombre con quien se casó.
Me encogí de hombros.
—Parece que todo fue para mejor.
—Lo hizo. No puedo encontrar al hombre de mis sueños casado con
una mujer.
—No, —me reí entre dientes. —No mucho.
Él se rio, y el sonido fue bueno. Cuando Kola y Theo estuvieron
arrugados como pasas, Milton me preguntó si nos gustaría ir a
almorzar con ellos. Los vítores respondieron a su pregunta.
El almuerzo fue bueno. Siempre era bueno ir con otros padres que
entendían que sentarse afuera era mejor que sentarse dentro, que
conseguir comida para comer con los dedos siempre era lo mejor, y
que si algo se derramaba, no era el fin del mundo.
Todos volvimos a nuestras habitaciones para ducharnos y
cambiarnos y luego nos encontramos abajo para el paseo en jeep
guiado. Resultó que todos pudimos ir juntos, y los niños pasaron un
gran rato chillando y rebotando por todo el camino. Subiendo y
yendo sobre rocas, saltamos fácilmente treinta centímetros fuera de
nuestros asientos. Nuestro guía del tour, Robbie, era divertido y bien
informado sobre toda la flora y la fauna. Era muy mono y muy gay, y 117
reconociendo a otro de la parte de abajo cuando veía uno: no quiso
saber nada de mí, e hizo de todo menos poner la mano en el regazo
de Milton. Mientras estábamos mirando el valle, me incliné y le dije a
Milt que cuidaría por él a su hijo si quería invitarlo a tomar algo.
—Mis padres están con nosotros… —me sonrió— …y preferiría 01/2018
tener una conversación antes que una follada de quince minutos en la
habitación del apartamento que está compartiendo con tres
compañeros de piso.
—Ey, ese fui yo, —me reí.
—Sí, yo también, pero compartía una habitación, así que tuve que
tener relaciones sexuales en la parte posterior de mi Explorer.
Solo imaginar la torpeza me hizo reírme a carcajadas.
Cuando volvimos, Milton con el número de Robbie metido en el
bolsillo trasero de sus pantalones vaqueros, nos detuvimos para
tomar agua y luego llevamos a los niños al patio de juegos.
Milton quería saber todo sobre mí, sobre Sam y sobre cuánto
tiempo habíamos estado juntos.
—¿Un Marshal? ¿Estás jodiendo conmigo?
—No, ¿por qué?
—¿Qué es eso, un chiste de fantasía de polis?
Mis ojos se achicaron.
—Oh, Milt, cariño... ¿eres un conejito de las placas?
Escupió el agua.
—¿Un qué?
Arqueé una ceja para su beneficio.
—¿Los policías hacen que te duelan las bolas?
Él asintió vigorosamente.
Eché la cabeza hacia atrás y me reí como no lo había hecho en días.
—Vamos, Jory, —soltó una risita, el brazo en la parte posterior del 118
banco en el que estábamos sentados. —Toda la V perfecta que tienen
esos tipos cuando están en sus uniformes... Tengo uno que va a mi
gimnasio, y cuando se cambia y sale… Dios.
—Deberías invitarlo a salir. —Moví las cejas hacia él.
—¿Y si me dispara? —Hizo un gesto hacia su hijo. —Entonces tienes 01/2018
un niño sin padre allí.
—¿Nunca le has sonreído?
—No, solo observo desde lejos.
—Cobarde.
—Precavido. —Él me sonrió. —Jesús, ¿cuántos años tienes?
—¿Yo?
—Sí.
—Treinta y cinco, ¿por qué?
Sacudió la cabeza.
—Pareces, tal vez, de veinticinco.
—Buenos genes, —bromeé con él, tirando del vaquero que llevaba
puesto.
—Eres muy gracioso.
—En serio, sin embargo, —suspiré. —El policía, está bueno, ¿eh?
—Podrías babear.
Lo dudaba, solo babeaba por un hombre.
—Oh Dios, Jory, él es tan hermoso.
—¿Y realmente nunca lo has visto y dejado que te vea?
—Sí, lo he hecho.
—¿Y?
—Y no sé. Quiero decir, estamos hablando de un dios alto y rubio
con ojos azul verdoso y un cuerpo que simplemente...
—Dime.
El me miró. 119
—El tema es que soy versátil, ¿vale? Entonces, o bien...
—¿Qué? Escúpelo.
—O son grandes montañas de hombres o chicos como tú.
—Oh, ya veo.
—Tienes que saber que eres simplemente hermoso. Ese chico hoy 01/2018
no tenía nada que hacer contigo.
—Gracias, —dije en voz baja. —Pero Milton, tú mismo no deberías
tener ningún problema.
La sonrisa curvó su labio.
—Eso me han dicho.
Lo golpeé con mi hombro.
—¿Estás seguro de que no quieres ser el chico que recoja esta
noche?
—Muy tarde, —lo fastidié. —Ya somos amigos.
—Los amigos también son buenos. —Sonrió.
—Sí, lo son.
En la cena, la regla era que no te podías sentar con tu cónyuge,
pero con cualquier otra persona era juego limpio. Se suponía que las
personas casadas, cualquier tipo de pareja, se dispersarían. Entonces,
como Sam no había regresado a la habitación para cuando nos
tuvimos que ir a cenar, me llevé a Hannah y Kola para unirme a
Milton. Su madre, Denise, era un amor, muy encantadora, y pensó
que mis hijos eran increíbles. Como yo estaba totalmente de acuerdo,
nos llevamos muy bien.
Milton estaba entreteniendo a la mesa con historias del examen 120
que había puesto a sus clases justo antes de su viaje. Escucharlo
hablar sobre algunas de las respuestas que recibió fue muy divertido.
—¿Sabías que las aves tienen pelo?
—No escribieron eso. —Defendí a los estudiantes de tercer año,
obviamente despistados, a los que él enseñaba. 01/2018
—Pongo a Dios de testigo. —Sonrió. —Tuve esta respuesta a una
pregunta sobre convergencia…
—Explica a Jory qué es eso, —Denise interrumpió a su hijo.
—Mamá, estoy seguro de que Jory es muy consciente de lo que es
la convergencia, —dijo mientras me miraba.
—No lo hago, sin embargo, —le dije. —Por favor, explica.
Él me sonrió.
—Convergencia es cuando especies emparentadas distantes tienen
formas similares porque viven en el mismo ambiente.
—Oh, está bien, entonces estabas buscando ejemplos de esto.
—Sí.
—Y fuiste qué, ¿poco claro?
—No, fui claro como el cristal. Les dije que no tenían que usar los
ejemplos que di en la clase, que podían traer los suyos.
—¿Traer o inventar?
—Ves, sí, justo así. —Extendió las manos para ilustrar el hecho de
que simplemente no lo entendía. —Eso fue lo que paso. Dije que
trajeran y oyeron que inventaran.
—¿Recibiste unicornios como respuesta? —Me burlé.
—No, pero conseguí peces y sirenas.
Empecé a reírme.
—Esto es la universidad, entiendes. —Sonaba dolido. —Quiero
decir, vamos.
—Eso no tiene sentido. —Kola frunció el ceño. 121
—No, no lo hace. —Milton sonrió a Kola. —¿Que hubieras dicho tú?
Él lo pensó un minuto.
—Delfines y tiburones.
En su rostro apareció una amplia sonrisa.
—Ves, esa es una gran respuesta, Kola. ¿Qué te hizo pensar en eso? 01/2018
—Bueno, ambos tienen el mismo tipo de cuerpos.
—Muy bien. —Sus ojos se iluminaron cuando se inclinó sobre la
mesa. —¿Cuál es un ejemplo de un anfibio?
—Una rana.
Milton me miró.
—En la prueba que acabo de poner, obtuve “murciélago” en esa
pregunta.
—Oh, no lo hiciste. —Me reí de él.
—¿Y sabías que Procter & Gamble18 descubrió la molécula de ADN?
—Pensé que fue Abercrombie & Fitch19, —Lo hostigué.
18
Procter & Gamble también conocida como (P&G) es una empresa estadounidense
multinacional de bienes de consumo con sede en Cincinnati, Ohio. Fue fundada por William
Procter y James Gamble en 1837 ambos originarios del Reino Unido. Sus productos incluyen
comida para perros, artículos de limpieza y productos de cuidado personal. Fuente:
Wikipedia.
19
Marca norteamericana de moda y complementos inspirados en el estilo juvenil de los
campus universitarios. Fuente: Wikipedia.
—Oh, eres muy gracioso, —dijo, sonriendo, antes de que su rostro
lentamente comenzara a cambiar.
—¿Qué pasa?
—Yo no… hay un tipo que viene aquí, y parece molesto, y es
realmente... grande.
Me volví y vi a Sam moviéndose a través del mar de mesas. Parecía
peligroso, y la forma en que su ropa se aferraba a él lo hacía parecer
una montaña de músculos duros. Su mirada, actualmente centrada en
mí, podía asustar y asustaba a las personas que no lo conocían, ya 122
que parecía fría y muerta. Pero yo lo conocía mejor, sabía que la
intensidad de la mirada era solo que él se concentraba en una cosa en
particular.
El saludo de Hannah, agudo y emocionado, siempre atenuaba la
impresión que le causaba a los extraños. ¿Cómo de aterrador podría 01/2018
ser si se arrodillara para recibir a la niña que saltaba de su silla para
correr hacia él? E hicieron su ritual de Dirty Dancing: la levantó y ella
hizo la pose del avión.
Hubo aplausos, y ella se encogió de hombros y saludó. Era tan
mona; a veces me costaba, todo lo que no tenía, no comérmela.
Sam se movió como siempre lo hacía, con fluidez, su poder innato
tan fácil de ver. Cuando devolvió a Hannah a su silla, puso una mano
en la parte posterior de la mía antes de inclinarse hacia abajo. Me
sorprendió cuando me besó en la mejilla, ya que la acción era más de
lo que normalmente se sentía cómodo en público.
—Hola, —lo saludé, mi mano fue a su hombro. —¿Que tal tu día?
Pasó su mejilla cubierta de barba por el costado de mi cuello hasta
detrás de mi oreja.
—Te he echado de menos.
Fue solo una declaración simple, pero debido a su cercanía, el
gruñido suave y ronco y el aliento cálido en mi piel, me pareció muy
íntima. Me quedé sin aliento.
—¿Me has echado de menos o me has reemplazado? —Él estaba
bromeando, principalmente.
—Hombre estúpido, —respiré mientras inclinaba la cabeza hacia
atrás para mirar hacia los oscuros ojos azul ahumado. —Déjame
presentarte.
Vi su mandíbula apretada y supe por qué. Mi voz suave, mi mirada 123
con los ojos entrecerrados y la sonrisa perezosa que le di le
recordaron al sexo, y así de rápido, él fue mío. Cayó en mi red tan
fácilmente.
—Sam, este es Milton Kage; su madre, Denise; y su hijo, Theo.
Todos, este es Sam. 01/2018
Milton se puso de pie para ofrecerle la mano.
—He escuchado mucho sobre ti hoy, Marshal. Tu familia no habla
de mucho más.
Y así de rápido estuvo en el extremo receptor de un Sam Kage feliz
y sonriente.
—Un placer.
Después de que Sam estrechó la mano de todos, abrazó a Kola y
luego regresó hacia mí, su mano, lo supiera él o no, se posó en la base
de mi garganta.
—Voy a enviar a Riley y Peter de niñeros para que puedas reunirte
conmigo en el bar con vista a las montañas. Tienen un margarita azul
que aparentemente, dice Jen, te gustaría.
—Está bien. —Le sonreí. —¿A qué hora estarás allí?
—Tengo que ir con mi padre y Michael para conocer a algunas
personas, entonces, ¿las ocho?
—Las ocho es perfecto. —Suspiré, incapaz de contenerme.
—Es una cita.
—Son bebidas, —aclaré, —y voy a llevar a mi compañero.
Sus ojos se movieron hacia Milton y luego hacia mí.
—Hazlo.

124
El Blue Moon Lounge, con su suelo índigo iluminado, cristalería
cobalto y fórmica azul, fue nombrado acertadamente. Mientras
estaba sentado con Milton en el bar, bebiendo un hawaiano azul,
porque pensé que sería divertido, debería haber sido la imagen de la
calma. Estaba tenso. 01/2018
Sam llegaba tarde.
Sam nunca llegaba tarde.
Si, Dios no lo quiera, el hombre no podía evitar llegar tarde,
siempre podía contar con una llamada que me dejara saber cuál era
el problema. Era inquietante que no estuviera allí.
Probé en su móvil, y fue inmediatamente al buzón de voz. Mi
corazón estuvo de repente en mi garganta.
—Jory, estoy seguro de que no es nada, —me dijo Milton. —Toma
otro trago.
Pero fueron las nueve, y luego fueron las diez y ahora las once, y
Sam no respondió a ninguno de mis mensajes de texto.
—Jory, estoy seguro de que…
—No, —le dije, excusándome, abandonando a Milton para regresar
a la habitación y comprobar si Sam estaba allí.
Riley y Peter estaban viendo una película que probablemente no
deberían haber visto, pero mis hijos estaban dormidos, y Riley estaba
mirando a través de los dedos mientras su hermano la llamaba niña.
Revisé el teléfono para ver si había algún mensaje y luego dejé a los
niños solos y fui a la recepción. Tampoco tenían mensajes para mí.
Esperar nunca fue lo mío.
Cuando Milton se unió a mí y vino a buscarme, llamé a la oficina
local de WITSEC20 en Chicago. Ellos sabrían qué hacer.
Después de un torbellino de llamadas telefónicas, estaba solo, y no 125
pensé que lo estaría.
Resultó que Sam tenía que faltar veinticuatro horas completas
antes de que la policía en Phoenix hiciera cualquier cosa. Los marshals
en Chicago no sabían que Sam estaba en algo más aterrador que unas
vacaciones. Incluso cuando hablé con el Marshal White, dijo que 01/2018
cualquier comunicación con ellos tendría que provenir de Sam. Si él
los llamaba pidiendo ayuda, si les contaba algo, se moverían.
Desafortunadamente, mi preocupación porque él se hubiera ido, y
especialmente durante tan poco tiempo, no fue suficiente para que
continuaran. No correrían a mi rescate.
—Pero dijiste que todo lo que tenía que hacer era llamarte, —le
recordé, algo frenéticamente, por teléfono.
—Sí, él, —White me dijo por lo que debía haber sido la quinta vez a
esas alturas. —Lo siento, señor Harcourt, pero dices que ha
desaparecido, no es motivo suficiente para que reunamos a nuestro
equipo. Si él realmente estuviera en problemas, nos lo haría saber.

20
El Programa Federal de Protección de Testigos de los Estados Unidos, también
conocido como el Programa de Seguridad de Testigos o WITSEC, es un programa de
protección de testigos administrado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y
operado por los Marshals de los Estados Unidos. Fuente: Wikipedia.
—¿Cómo? —Estaba gritando en ese momento, y no había nada que
pudiera hacer al respecto.
—Tenemos nuestros canales. Te aseguro que está bien.
Le colgué para no gritar. Yo conocía a Sam Kage; él no. Sabía cómo
se veía el problema.
—Jory, —dijo Milton, vacilante, mientras caminaba por el lobby a la
medianoche, —¿no crees que tal vez estés exagerando?
Me recordé a mí mismo que no nos conocía a mí ni a Sam, por lo
que arrancarle la cabeza no era justo. 126
—No, —fue todo lo que dije mientras llamaba a uno de los amigos
más antiguos de Sam.
Charles -Chaz- Diaz y Patrick Cantwell eran los amigos más cercanos
de Sam cuando era detective. También habían sido amigos de su
primer compañero, Dominic Kairov. Pero incluso antes de que se 01/2018
hiciera evidente que era mucho más que simplemente sucio, que la
protección de testigos era la única opción de Dominic, ambos habían
tomado partido por Sam en las repercusiones que había tenido con
Dominic por ser Sam gay. Cuando Sam se unió a los Marshals de los
EE. UU., nada cambió; todos todavía se veían constantemente. Así
que tenía sentido, cuando me estaba volviendo loco, recurrir a Pat o a
Chaz. Como Chaz estaba antes que Pat en el teléfono, fue él a quien
desperté.
Respondió en el quinto timbrazo.
—Quienquiera que coño sea, son las putas dos de la madrugada
aquí, solo para que lo sepas, joder.
—Sam está desaparecido, —dije en lugar de hola.
—¿Jory? —Dijo y sonó un poco más claro, menos áspero, incluso así
de rápido.
—No puedo encontrarlo y me estoy volviendo loco. Se suponía que
debía venir a verme, pero también vino aquí siguiendo a un testigo, y
tal vez ese testigo...
—¿Dónde estás?
—Estoy en Arizona.
—No, eso lo sé. Quiero decir, ¿estás en el hotel o en otro lugar?
—Estoy en el hotel, pero ¿cómo sabías que Sam y yo estábamos en
Arizona?
—Porque los amigos jodidamente charlan, Jory, ¿cómo coño 127
piensas?
Los tres juraban demasiado, eso es lo que pensaba.
—Entonces estás en el hotel y Sam está desaparecido.
—Sí.
—¿Cuánto tiempo ha estado fuera? 01/2018
—Tres horas.
—¿Y ninguna palabra de él?
—Sin palabras.
—Mierda, —gimió, y su preocupación envió una oleada de gratitud
a través de mí. Chaz y Pat conocían a Sam Kage como yo. Sabían que
si se había ido sin decirle a nadie a dónde iba, si no estaba
expresamente encubierto, era motivo de preocupación. No había
dudas; Chaz simplemente estaba allí conmigo, tomando la situación
en serio. Hubiera querido hablar efusivamente con él, pero sabía que,
para él, era innecesario. Simplemente lo era.
—Está bien, J, mantente en la línea, —me ordenó antes de irse.
Me tomé el tiempo para enviarle un mensaje a Dane diciéndole que
lo necesitaba para ir a Phoenix a buscar a los niños. Tan pronto como
se despertara y leyera el mensaje, estaba seguro de que recibiría una
llamada.
—Jory, —comenzó Milton, deslizando su brazo alrededor de mi
hombro, tratando de ofrecerme consuelo. No era lo que necesitaba.
—¿J?
—Chaz, —dije, quitándome el brazo de Milton mientras caminaba a
unos pocos pasos de él.
—Está bien, la señal de su teléfono nos dice que su última
ubicación fue en un lugar llamado The Ram, al oeste de Scottsdale,
donde te encuentras, cerca de Peoria. He investigado el club, y parece
que tiene drogas y un montón de otras mierdas pasando en él. No 128
vayas solo.
—Vale.
—Repito. No vayas solo. Espéranos a mí y a Pat, estaremos allí…
—Los dos sabemos que iré allí ahora mismo.
Hubo un largo suspiro. 01/2018
—Sí, me lo imaginaba, —gruñó. —Entonces hay un tipo que
conozco de nuestro departamento que está de vacaciones, Pat lo ha
llamado, y él te recogerá en tu hotel y te llevará allí.
—¿Quién?
—Duncan Stiel. ¿Recuerdas haberlo conocido alguna vez?
Vagamente.
—No sé.
—Escucha, solo... —Tomó aliento. —No vayas a ningún lado sin él,
¿de acuerdo?
—¿Qué está haciendo aquí? —Pregunté mientras comenzaba a ir a
la parte delantera del hotel. Necesitaba estar donde Duncan Stiel
pudiera encontrarme fácilmente.
—Ha estado de vacaciones. Primero estuvo en California por un
tiempo, y ahora está conduciendo de regreso a Chicago, tomando la
ruta escénica a casa. Sam ya había llamado a Duncan para que lo
respaldara si necesitaba ayuda mientras estuviera allí.
—¿Lo hizo?
—Por supuesto. Conoces a Sam. ¿Cuándo lo has visto alguna vez no
preparado?
Y era cierto, pero Dios, ¡el hombre necesitaba aprender a
comunicarse!
—Vale.
—Entonces estará allí pronto, pero necesito que lo esperes, 129
¿entiendes?
—¿Y todavía vais a venir? ¿Tú y Pat?
—Sí, estaremos allí. Pat está viendo qué vuelo podemos coger, pero
solo escucha a Duncan, ¿de acuerdo? Es un buen tipo, y él cuidará de
ti. 01/2018
—Vale.
Se aclaró la garganta.
—No creo que pueda convencerte de que te quedes en tu hotel y
de que Duncan se encargue de esto.
—Sí, no.
—Mierda. Sabía que no debería haberte dicho el nombre del club,
pero Pat ha dicho que si te lo ocultamos y alguna vez lo averiguabas...
—Usaría a vuestras esposas contra vosotros, —le dije en serio.
—Sí, lo sé, y eso es lo que él ha dicho.
Había grandes ventajas en tener amigos tan cercanos.
—Está bien, Duncan estará allí en breve. Escúchalo, ¿sí?
—Sí, —acepté rápidamente. —Pero ¿cómo lo conoceré?
—Es tan grande como Sam, cabello rubio, no, espera, tal vez es
castaño, nunca me he fijado en realidad. Tiene ojos grises, creo, pero
ya sabes… lo más importante es que es grande, ¿verdad?
—Lo tengo.
—No…
—Vayas sin él, sí, te he escuchado la primera vez.
—Bien.
—Sabes que Sam no…
—Si cualquier cosa te sucede bajo mi supervisión, Sam Kage me
pondrá el pie en el culo, así que no debatiremos qué hará él y qué no
hará. Solo espera al puto Stiel, ¿de acuerdo?
—Lo prometo. 130
Tomó aliento, y le dije que lo vería pronto y colgué.
Estaba afuera esperando cuando Milton me encontró.
—Jory, donde…
—Voy a buscar a Sam, —le dije.
—Sí, pero ¿quién está con tus hijos? 01/2018
—Regina, —le dije. —Le pedí que fuera a la habitación y relevara a
los niños de Rachel de su deber de niñeros.
—¿Entonces a dónde vas?
Le expliqué dónde estaba el teléfono de Sam y que era la mejor
pista que tenía.
—Jesús, ¿quién eres tú, James Bond?
—Apenas. —Le sonreí.
—Pero estás tan tranquilo acerca de esto. Quiero decir, él podría
estar en un problema serio, ¿verdad?
—Sí.
Me hizo un gesto.
—Y ¿qué vas a hacer?
—Sacarlo fuera de lo que sea que esté.
—Sí, pero…
La bocina del coche nos sobresaltó a ambos… nos aturdió, más
como eso.
Allí, en un Jeep Wrangler que acababa de llegar, estaba Sam.
—¿Qué coño estás haciendo? —Me rugió mientras salía del
automóvil y venía cargando a través del camino de entrada.
—¿Yo? —Grité a mi vez. —¿Dónde demonios has estado?
—Dios mío, Jory, ¿qué diablos estás haciendo aquí? —Estaba
furioso, era ruidoso y su lenguaje corporal era asesino. Le dio un susto
de muerte al pobre Milton, que se escabulló hacia atrás. 131
Yo simplemente me puse las manos en las caderas, planté los pies y
me mantuve firme. Cuando me alcanzó, tuve que inclinar la cabeza
hacia atrás para devolverle la mirada.
—Es mejor que llames a todos, joder, porque he reunido a los
malditos marines, —anuncié con ira, mi propio volumen nada de lo 01/2018
que burlarse.
—¿A quién coño has llamado?
—¡He llamado a todos, Sam! He estado así de cerca de buscar a tu
amigo del FBI, el agente Calhoun, a pesar de que lo odio. Pero se
supone que Duncan Stiel se reunirá conmigo aquí en…
—¿Duncan? ¿Cómo diablos sabes sobre…?
—Porque he llamado a Chaz y él ha llamado a Pat y ¡Pat lo ha
llamado a él!
—Jory, las palabras “reunión secreta” significan…
—¡Se suponía que ibas a buscarme para beber algo!
—¡Lo sé! Es por eso que te envié un mensaje de texto cuando yo…
—¡No tengo mensaje, Sam! ¡Tengo una mierda!
Sacó el teléfono del bolsillo trasero cuando el mío comenzó a sonar.
—Joder, —Juré cuando respondí, alejándome de Sam. —Lo siento.
No importa.
—¿Lo sientes? —Mi hermano Dane me dijo con voz rasposa. —¿No
importa?
—No, yo…
—Estarás en el hotel cuando llegue.
—No, Dane, no tienes que…
—Escucharé acerca de lo que sea en lo que te hayas metido en ese
momento.
Colgó, y cuando lo intenté, no respondió.
—¡Joder! —Grité. 132
—¡Jory!
Giré hacia Sam, y su ceño fruncido podría haber desprendido la
pintura de las paredes.
—Así que envié el mensaje a la casa, —dijo con naturalidad y sin
parecer arrepentido, ni siquiera un poco. 01/2018
—Y luego pones el teléfono en silencio. —Le sonreí.
—Sí, —dijo entre dientes.
Le gruñí.
—Está bien, entonces soy un idiota y me equivoqué, pero…
—Díselo a Duncan. Está en camino.
—Mierda, —gimió, dando un paso hacia mí.
Yo retrocedí uno.
—Mejor date una puta ducha porque hueles a perfume realmente
asqueroso y humo de cigarrillo, y tienes lápiz de labios en la
mandíbula.
Dejó que su cabeza cayera sobre sus hombros en la postura de
“Señor, dame fuerza” que yo realmente odiaba.
—¡Eso es una mierda, Sam! —Le grité. —Me has asustado mucho, y
lo sabes, y obviamente no estabas muy intranquilo de que estuviera
preocupado, ¡o hubieras hecho un mejor trabajo al comunicarte
conmigo!
—Deberías confiar en mí para cuidar de mí mismo, —tronó. —¡Me
he estado cuidando muchísimo más de lo que me has estado
cuidando tú!
Pude sentir que mi cara se calentaba, sentí un temblor recorrerme.
—¿Es eso así?
—Sí, —dijo rotundamente. —De los dos, J, no soy el que necesita
salvación. ¡Te metes en más problemas que diez personas juntas! 133
Yo estaba asintiendo rápido, muy enfadado pero solo dejé que lo
sacara todo, que se desahogara.
—Ahora si me disculpas, tengo que conseguir que todos se aparten
del maldito enredo que tú has creado.
Giré y volví al vestíbulo. 01/2018
—¡Jory! —Milton gritó mi nombre mientras corría para alcanzarme
y se unía a mí en el ascensor.
Yo estaba en silencio mientras subíamos juntos.
—¿Estás bien?
—Lo estaré, —le aseguré.
—Supongo que estar casado con un Marshal puede ser difícil a
veces, ¿eh?
Sí, podría.

Relevé a Regina, la devolví a su habitación, y la miré desde mi


puerta hasta que ella entró y oí cerrarse la puerta detrás de ella. Me
molesté solo en quitarme los zapatos antes de meterme en la cama
entre Kola y Hannah, que estaban, como siempre, durmiendo juntos.
Necesitaba calmarme antes de hacer cualquier otra cosa, pero por el
momento pensé que estaría acostado allí toda la noche, furioso.
La ira no duró; estaba demasiado aliviado. El hombre había
reaparecido, ileso, y estaba muy agradecido. No es que no estuviera
en problemas. Después de todo, había enviado un mensaje de texto
al teléfono equivocado y ni siquiera se molestó en comprobarlo,
pero... había intentado hacer lo correcto. Su intención había sido
buena. Por supuesto, aún iba a hacerle pedazos otra vez,
especialmente porque la muestra de abajo no había sido justa, pero 134
posiblemente podría dejarlo vivir hasta la mañana.
Tal vez.
Solté una respiración profunda, liberando lo último de la tensión,
hasta que vi algo moverse en el balcón.
Las sombras no se movían sin causa. No había viento, y era una 01/2018
noche sin nubes, así que solo había una conclusión que sacar. Con mis
hijos a cada lado de mí, de repente me congelé, todo mi cuerpo se
sonrojó por el frío. Nunca había estado tan aterrorizado en toda mi
vida. El miedo por mis hijos no se parecía a nada que hubiera
imaginado.
Lentamente, con cuidado, silencié el teléfono para que los botones
no emitieran ningún sonido, manteniéndolo inclinado para que la luz
no fuera una clara señal, y luego envié a Sam el 911 para pedir ayuda,
o para nosotros, lo que se traducía a eso. Le envié un mensaje de
texto con su nombre y luego dejé el teléfono e intenté respirar.
Tratando de pensar en lo que haría, entorné los ojos incluso cuando
escuché que se abría la puerta de cristal y vi a un hombre entrar en la
habitación.
—Sé que no está dormido, señor Harcourt.
No me moví.
—Por favor, no me haga lastimar a sus…
—¡Detente! —Gritó Sam mientras pateaba la puerta y entraba a la
habitación.
Fue tan rápido. Kola y Hannah gritaron cuando se despertaron y
vieron al hombre apuntando su arma hacia nosotros a la luz que se
había derramado desde la habitación exterior con Sam.
Todo sucedió a la vez. Agarré a los dos niños y empujé sus rostros
contra mi pecho para que ninguno de ellos viera a su padre disparar
el arma. El sonido del disparo fue fuerte en la pequeña habitación, 135
pero fue instantáneo y fue seguido de silencio. El llanto de mis hijos
duró más, pero yo estaba agradecido de que necesitaran consuelo, de
que me necesitaran, porque si no lo hubieran hecho, si se me hubiera
permitido siquiera un momento para pensar… me habría hecho
pedazos. 01/2018

Sam le devolvió el arma a Duncan cuando éste se unió a Sam sobre


el hombre muerto. Llevé a los niños a nuestra habitación, los puse
debajo de las sábanas después de que ambos fueran al baño, y
agradecí que se durmieran después de que Sam entrara y les diera un
beso de buenas noches. Compartimos una mirada, y luego se fue para
unirse a Duncan. Había dejado a los niños y estaba de vuelta en la sala
de la suite cuando escuché otro disparo.
—Lo siento, —dijo Duncan al entrar desde la habitación de los
niños donde estaba el hombre muerto.
Volví a mirar a los niños en nuestra habitación, para asegurarme de
que no habían despertado de su sueño por segunda vez esa noche y
me sentí agradecido cuando abrí la puerta para encontrar que los dos
todavía estaban desmayados.
Volviendo a la sala de estar, encontré a Sam allí con Duncan.
—¿Qué está pasando? —Les pregunté a los dos hombres.
—Necesitaba tener residuos de armas en las manos, —me dijo,
volviendo a colocar el arma que Sam había usado en la funda debajo
de su chaqueta de cuero. —Ah, mierda.
—¿Qué? —Preguntó Sam.
—Tengo que volver a mi coche y conseguir otra bala para esta 136
arma, y debes llamar mientras estoy fuera.
Sam asintió.
—Te la quitarán. ¿Tienes un repuesto?
—Oh seguro, tengo dos. ¿Quieres uno?
—Sí, será lo mejor, —Sam le dijo. —¿Dónde has descargado el 01/2018
arma?
—En el árbol, —le dijo Duncan. —No mirarán, ya que voy a asumir
la responsabilidad, pero tengo que ir por la bala.
—Suerte que las paredes son bonitas y gruesas aquí.
—Sí, es un buen hotel al que has traído tu mierda, Kage.
Sam le enseñó el dedo corazón mientras Duncan se iba
rápidamente.
Cuando estuvimos solos, Sam se volvió hacia mí.
—Lo has hecho muy bien.
Yo estaba en silencio.
—Has protegido a los niños y no te lastimaste en el proceso.
Mis ojos bajaron a mis pies en calcetines.
—Estaba enfadado, estaba cabreado, me asustaste un montón
porque te habrían comido vivo si hubieras pisado ese maldito bar. No
puedes ser quien corra a mi rescate, J. Ahora tienes a otras personas
que dependen de ti. Tienes niños.
—Igual que tú, —suspiré.
Él se acercó a mí, y sus manos se dirigieron a mi rostro, suave,
tiernamente, y cuando levantó mi cabeza para que lo mirara, vi lo
asustado que estaba.
—¿Sam?
Él tomó una respiración temblorosa mientras mis manos se
cerraban sobre sus muñecas. 137
—No pensé que llegaría a tiempo. Pensé... y tú y Kola y Hannah... —
Entornó la mirada, pero vi lo rojos que estaban sus ojos de repente.
—No puedo perderos a ninguno de vosotros, me mataría. Solo...
estaría acabado.
—Siento lo mismo por ti. 01/2018
Fui agarrado tan fuerte, aplastado contra la montaña de músculos
que era Sam Kage. Ni siquiera me soltó cuando llamó a la policía.
Sam sostuvo mi mano cuando Duncan regresó, y me lo volví a
encontrar.
Era alto, el mismo metro noventa y tres que Sam, y construido con
un físico similarmente poderoso, pero mientras que Sam se movía
con fluidez, Duncan Stiel se movía como un toro. Me acordé de él una
vez que estuve mirando el corto cabello rubio oscuro y los ojos gris
oscuro. No eran del gris de Dane, no eran carbón y salpicados de
plata, sino más gris acero y bordeados de negro. Nos habíamos visto
una vez, antes de que Sam dejara la policía de Chicago.
Duncan, resultó ser gay también. Podrías haberme derribado con
una pluma cuando Sam me susurró esa noticia mientras veía a
Duncan entregar su arma al Departamento de Policía de Scottsdale.
Estaban por toda la habitación del hotel y en el pasillo pero, ya que
era cerca de la una de la madrugada, de todos modos no había mucha
gente.
Mientras estaba junto a Sam, él todavía me estaba cogiendo de la
mano, me relató la historia de Duncan en voz baja. Fue triste, cómo
no podía salir, no en el trabajo, ni con su familia, cómo su última
relación con un profesor de inglés había terminado porque Duncan
estaba en el armario, y cómo estaba en la actualidad yendo a los
bares y recogiendo rollos de una noche. Me sentí mal por él, pero por
la misma razón, Sam Kage había salido con todos sus conocidos, tanto 138
a nivel personal como profesional. Había sido difícil para él, y amigos
se habían perdido en el camino, pero para él, era todo lo que pudo
hacer. Sam no era el tipo de hombre que vivía encerrado para nadie,
y el hecho de que Duncan lo hiciera me hizo respetarlo menos. Pero
como Sam me advirtió en silencio, no tenía derecho a juzgar a Duncan 01/2018
Stiel. Yo nunca había estado en la situación de Sam o en la de él.
Asentí mientras la mano de Sam se cerraba alrededor de mi nuca.
—Vete a comprobar a los niños. Tendremos detectives aquí cuando
regreses.
Después de abrir silenciosamente la puerta y cerrarla, encontré a
mis dos personitas acurrucadas, debajo de las mantas, juntas en
nuestra cama. Era bonito cómo los brazos de Hannah estaban
envueltos en uno de los de su hermano. A él no pareció importarle, ya
que su barbilla descansaba sobre la cabeza de ella.
Ya había revisado la habitación una vez, pero lo hice de nuevo solo
porque había visto demasiadas películas de terror en mi vida. El
armario estaba vacío, salvo por la ropa, había cerrado con llave la
puerta del balcón y, por si fuera poco, había empotrado una silla. La
única forma de entrar o salir era la puerta por la que yo acababa de
llegar. Estaban a salvo, e incluso había comprobado el techo y el baño
por los ninjas. Nunca se sabía.
Cuando volví, mi sala de estar estaba, de hecho, ahora llena de
detectives con trajes así como también de los oficiales uniformados
que habían estado allí cuando me fui. Inmediatamente me
preguntaron si podía responder preguntas.
Así que me quedé allí y mentí, explicando cómo el detective Stiel
había pateado la puerta, gritó para que el hombre se congelara, y
cuando no lo hizo, disparó y mató al intruso. 139
Todo tenía perfecto sentido.
A los detectives de la policía, había demasiados como para
considerar ni siquiera recordar nombres, les gustó que mi historia
coincidiera con la versión de Sam y la de Sam con la de Duncan. Se
determinó como un intento de robo que salió mal, ya que no podría 01/2018
haber otra razón para el allanamiento. Sam no tenía ningún caso
abierto, y él y el Detective Stiel se estaban poniendo al día, tomando
bebidas juntos lejos del hotel, cuando habían regresado y luego
habían venido corriendo después de que yo hubiera enviado un
mensaje de texto a Sam. No había agujeros, y hasta que averiguaran
la identidad del hombre, no había nada que hacer.
Duncan se fue, acordó regresar a desayunar por la mañana para
que Sam pudiera hablar con él. Le di las gracias profusamente, le
estreché la mano, y lo vi, la mirada nostálgica en sus ojos mientras me
recorrían y luego las cosas en la habitación: zapatos, animales de
peluche y figuras de acción. Fue muy fácil ver que el hombre
necesitaba un compañero y una familia. La vida de Sam se veía
realmente bien para él.
Cuando la puerta se cerró y Sam y yo estuvimos solos, abrí la boca
para compartir mis pensamientos. Me besó antes de poder hablar.
Fue dura la acometida que me dio, abriendo mi boca, su lengua
probando y enredándose. Me apretó contra él, devorándome hasta
que tuve que liberarme antes de que mi cabeza explotara por la falta
de oxígeno.
—Sam, —jadeé.
Él enredó la mano en mi pelo y empujó mi cabeza hacia atrás para
que pudiera inclinarse hacia mi garganta, chupar la piel en su boca
caliente, y mordisquear mi clavícula. Los chupetones serían oscuros
contra mi piel dorada por la mañana. Solo la idea de que él me 140
marcara produjo un gemido gutural desde lo más profundo de mi
pecho.
Mientras estaba de pie ahí, temblando y jadeando, me levantó con
fuertes brazos de músculos acordonados, brazos en los que me
encantaba estar, y caminó hacia atrás, llevándome, succionándome el 01/2018
cuello mientras inclinaba mi cabeza hacia un costado para poder
alcanzar tanto de mí como él quisiera.
—Lo siento, lo siento, —canturreó mientras lamía detrás de mi
oreja, sus grandes manos clavándose en mi culo mientras me
empujaba bruscamente contra la pared, inmovilizándome allí,
recuperando mis labios, y besándome otra vez, duro y profundo.
Olía a peligroso, la mezcla del bar todavía se aferraba a él, el humo
y el perfume acre, pero también había sudor, y el sabor de whisky en
la lengua. Traté de moverme más cerca, ondulando en su agarre,
frotando mi polla, ahora goteando, contra los abdominales duros
como una piedra.
Mis piernas se apretaron alrededor de sus estrechas caderas
mientras me levantaba de la pared, se daba la vuelta y me tiraba al
sofá.
—No te muevas.
Hice lo que me dijo y volvió en unos minutos de nuestro dormitorio
con las sábanas extra del armario. También tenía la botella de
lubricante de donde yo la había guardado en el armario.
Extendió una sábana sobre el sofá y luego colocó otra sobre él,
cubriéndose, ya que ahora estaba gloriosamente desnudo, de pies a
cabeza.
—Qué estás…
—Los niños podrían despertarse y salir.
El hombre siempre estaba pensando. 141
—¿Y qué estás planeando?
Me agarró, lo cual respondió a mi pregunta, y me arrastró hasta el
suelo, me puso sobre el estómago y me dijo que me arrodillara.
Me apresuré, peleándome para salir del cinturón y de los
pantalones de vestir y calzoncillos lo más rápido que pude. 01/2018
El deslizamiento de lubricante sobre mi hendidura me hizo
contener el aliento, y la sensación de sus muslos peludos presionando
contra los míos trajo el gimoteo.
—Oh, Sam.
—Perdóname, fui un idiota. Por supuesto que te preocuparías, solo
estaba enfadado.
Podríamos hablar de eso más tarde.
—Sí.
El primer dedo resbaladizo me penetró, y eché la cabeza hacia atrás
y gemí. Él estaba empujando hacia adentro y afuera, curvándose
hacia adelante antes de salir solo para agregar el segundo dedo
mientras lamía mi espina dorsal. Estaba jadeando, con la boca
abierta, empujándome hacia atrás tan fuerte como él estaba
empujando hacia adentro. Frotó e hizo las tijeras, trabajando mis
músculos, abriéndolos, relajándome como quería.
—Quiero chuparte la polla, —me dijo, su voz áspera y grave.
—No, —apenas conseguí decir. —Fóllame. Duro.
Su gemido fue estrangulado y necesitado, y el sonido, todo oscuro y
gruñón, envió un arrebato de excitación fresca sobre mi piel.
—Sam... por favor.
Su boca caliente y húmeda me hizo estremecer mientras besaba un
costado de mi garganta. La mordida en mi hombro me hizo sacudirme
debajo de él, y cuando sentí la cabeza acampanada de su pene contra
mi entrada, comenzó el ruego. 142
Lentamente, empujando insistentemente hacia delante, centímetro
a centímetro, presionó dentro de mí. Mis músculos seguían
resistiendo a pesar de que estaba resbaladizo por el lubricante, y
pude sentir cada pizca de estiramiento mientras llenaba mi canal
apretado. 01/2018
—Oh joder. —Su voz se quebró mientras se deslizaba a casa,
enterrado hasta las bolas, sus manos agarrando mis caderas
demasiado estrechamente como para no dejar marcas de uñas y
hematomas.
Me estremecí debajo de él; la sensación de él completamente
asentado dentro de mí era casi más de lo que podía soportar.
—Estás tan caliente, —susurró. —Y apretado, y quiero…
—Sí.
—Entonces agárrate a ti mismo, porque ni siquiera puedo pensar.
Cerré mi mano alrededor de mi propio eje mientras él se retiraba y
luego empujaba dentro de mí.
El grito que dejé salir fue demasiado fuerte.
Rápidamente, Sam me tapó la boca con una mano y se dejó caer
sobre mí con todo su peso, hundiéndome debajo de él en el suelo
alfombrado, ahora cubierto por una fina sábana.
Mi erección goteante fue olvidada, atrapada mientras él se
acostaba encima de mí y clavaba su polla masiva en mí, empujando
profundamente con cada giro de sus caderas, el movimiento sensual y
adictivo, no los golpes fuertes que solía dar.
Estaba jadeando contra su mano, y finalmente entrelazó sus dedos
en la parte superior de mi cabeza, usando esa palanca para
sumergirse más profundo y durante más tiempo. Su peso, su olor, el
sonido de la piel golpeando contra la piel, el calor que emanaba, la
dominación absoluta, total, fue demasiado para mí, y me mordí el 143
antebrazo para no gritar cuando todo el cuerpo se me agarrotó de
una vez y me corrí tan fuerte que casi me desmayé.
Mis músculos se apretaron alrededor de su polla, apretando tan
rápido que dejó escapar su propio grito confuso mientras me
levantaba con él y luego se sentaba en el sofá. 01/2018
Grité mientras estaba empalado en su largo y grueso eje. De
espaldas a su pecho, dejé que mi cabeza golpeara su hombro y me
apoyé contra él mientras él agarraba mi trasero y golpeaba contra mí.
Todavía estaba el semen goteando de mi pene cuando sentí que mi
culo se inundaba de calor líquido, y Sam de repente se congeló
debajo de mí, su cuerpo entero se tensó mientras latía dentro de mí.
Como de costumbre, el orgasmo del hombre lo había vuelto incapaz
de cualquier pensamiento o movimiento. Yo estaba exactamente
igual.
Todo lo que podía hacer era dejar que las réplicas vibraran a través
de mí. Sam puso una de sus grandes manos en mi garganta,
asegurándose de que no intentara levantarme. La otra se deslizó a
través del semen grueso en mi estómago, extendiéndolo y frotándolo
en mi piel.
Nos sentamos allí en silencio, la sábana cubriéndome de cintura
para abajo y Sam todavía asentado dentro de mí.
—Retiro cada palabra que he dicho. Nadie me cuida como tú, y lo
sabes.
—Sí, —suspiré. —Lo sé.
—Me asustaste porque si no hubiera regresado en ese momento
exacto, habrías ido a ese tugurio con Duncan, y no hay forma de que
él hubiera podido protegerte.
—Es un tipo grande, Sam. 144
—No está tan interesado en ti como yo.
No, él no lo estaba.
—¿Entonces, qué diablos está pasando?
—Bueno, alguien no quiere que investigue esta situación del
testigo, eso es seguro. 01/2018
—¿Cuándo sabrás quién era ese tipo?
—Por la mañana. Después de que te acueste, despertaré a mis
muchachos en casa.
—Quiero que vengas a la cama con…
—No, —dijo, levantándome con facilidad, deslizándome fuera del
extremo de su polla ablandada con un cálido chorro de líquido.
—Sam…
—Caerá en la sábana, J.
Por un minuto estuve perdido.
—¿Qué?
—Estás preocupado que ponga pringoso todo el…
—No me importa una mierda, —dije rápidamente. —Solo te quiero
en la cama conmigo.
—Ajá, ve a darte una ducha rápida y métete en la cama. Estaré ahí
para arroparte.
—Sam…
—Jory, hay una cinta policial en la habitación en que estaban
nuestros niños. Tú, Kola y Hannah os iréis a casa mañana.
—Sam…
—Quiero decir, llamaste a Dane, ¿verdad?
Gruñí.
Él se rio.
—Tienes suerte si se ahorra los gritos.
Mierda. 145
—¿Por qué hice eso?
—Porque después de mí, es Dane, y no pudiste conseguirme.
—Pero no puedo deshacerlo, ¿sabes?
Se reía.
—Sí, lo sé. 01/2018
Capítulo 7
A la mañana siguiente estaba sentado en el vestíbulo con Kola y
Hannah, ambos entretenidos por el momento y callados. Ella estaba 146
coloreando y él estaba jugando a algo en su DS.
—¿Jory?
Levanté la vista y encontré a Milton de pie sobre mí.
—Ey, —lo saludé. —Perdón por la noche pasada. Simplemente se
01/2018
puso raro.
—Tú y Sam, eso es algo volátil, ¿eh?
No cómo él pensaba. Solo éramos explosivos en la cama. Me encogí
de hombros.
Hizo un gesto hacia Kola y Hannah.
—¿Por qué estáis con las maletas hechas? ¿Os vais?
—Sí, —le dije. —Volveremos a casa un día antes. Sam lo necesita de
esa manera.
—Entonces, ¿dice que saltes y dices cómo de alto?
—No del todo, —me reí entre dientes, porque ¿qué pagaría Sam
para que ese fuera el caso?
—Entonces, ¿por qué os vais?
—Porque no estamos seguros y Sam quiere que lo estemos para
que pueda concentrarse en lo que necesita.
—Oh Dios mío, Jory, ¿qué…?
—¿Jory?
Regina y Thomas estaban cruzando el vestíbulo hacia mí, y cuando
llegaron allí, con los demás a cuestas, todo el clan Kage que era mío,
traté de forzar una sonrisa para Regina.
—Cariño, ¿a dónde vas?
—A casa, —expliqué, calmándola al mismo tiempo. —Pero solo un
día antes. Estaremos allí cuando volváis.
—¿Pero por qué?
—Dejaré que Sam te lo cuente. 147
—¿Contarme qué? —Preguntó ella.
Miré a su hijo, lo vi de pie donde había estado durante los últimos
veinte minutos, con Duncan, dos detectives de Scottsdale, tres de los
chicos de su oficina local en Chicago y dos marshals que habían
llegado en avión desde Langley. Uno de ellos era el jefe de Sam, Clint 01/2018
Farmer, y él estaba hombro con hombro con Sam. Al otro tipo no lo
conocía, pero él estaba escuchando atentamente, incluso mientras
estaba en su móvil al mismo tiempo. Eso no me pareció bien… parecía
como un tiempo prolongado fuera de casa.
—¿Jory?
—Lo siento. —Forcé una sonrisa.
—Solo necesitamos ir a casa, Regina. Aparentemente estaremos
bajo protección policial, con un oficial en la casa en todo momento y
una patrulla afuera hasta que encuentren al hombre que está
buscando Sam.
—Oh Dios mío. —Estaba asustada. —Corazón, todos deberíamos
irnos entonces. Deberías mudarte con nosotros hasta que todo esto
desaparezca.
—No, yo…
—Y podemos ayudarte con los niños.
—No necesito ayuda, —expliqué. —Y el hogar es mejor para ellos,
así no tienen su rutina trastornada.
—Jory, —comenzó Michael, —no crees que sería mejor si tú…
—Oh... cielos, —suspiró Milton, clara y completamente
sorprendido por lo que sea que estuviera viendo.
—¡Tío Dane!
Miré hacia arriba, todos lo hicimos, y allí, cruzando el vestíbulo del
hotel, estaba Dane Harcourt. La gente se detuvo y miró. Era una
reacción conocida. 148
Lo primero que notabas de mi hermano era su altura. Medía un
metro noventa y seis, por lo que no podías perdértelo. Luego era la
mirada, normalmente entrecerrada ligeramente, lo suficiente como
para juntar sus cejas y transmitir su irritación con el mundo en
general. La longitud de su paso y la forma en que se movía 01/2018
demandaban interés. Había una energía que podías sentir, y mirarlo
era un placer. No era solo mi evaluación de que Dane todavía podía,
incluso a finales de los cuarenta, comenzar una lucrativa carrera
como modelo. Sí, era un arquitecto adinerado, pero podía embellecer
las revistas de moda en todo el mundo. El cabello negro brillante y los
ojos grises como el carbón con motas plateadas, rasgos cincelados y
la constitución de nadador hacían que el hombre sobresaliera en
cualquier habitación en la que estuviera. Mientras cruzaba el
vestíbulo del hotel, todos los ojos estaban puestos en él.
Había pensado, mientras Dane envejecía, que su atractivo
disminuiría. Pero incluso ahora, con el blanco en las sienes y las líneas
de la risa en los rabillos de los ojos mucho más profundas, era
deslumbrante. Las mujeres coqueteaban con más fuerza, los hombres
eran atraídos más rápido, y Dane, siendo Dane, solo fruncía el ceño. Él
era reservado; tenía un pequeño círculo de amigos y su familia, que
nos incluía a mí, a Sam y a nuestros hijos, que eran preciosos para él,
y eso era todo. Dane no invitaba a nuevas amistades. Cuando era más
joven, había sido más paciente, más capaz de perdonar cosas, pero
ahora, con su enfoque en su esposa e hijos, no tenía ni el tiempo ni la
energía para dedicarse a la novedad. Podrías ser un conocido suyo,
pero en realidad, ya había terminado de hacer amigos para toda la
vida.
—Jory, ¿quién es ese? —Milton estaba sin aliento.
—Mi hermano, —dije mientras Hannah se bajaba de la silla y corría, 149
agitando los brazos, como si estuviera huyendo de un incendio, para
saludar a su tío.
Cayó sobre una rodilla, y todos lo vieron entonces: la sonrisa, tan
rara, tan descuidada, que te dejaba sin aliento.
Hannah lo golpeó fuerte. No es una flor suave, mi niña, más como 01/2018
un misil arrojadizo, y le rodeó con sus bracitos el cuello. La abrazó con
fuerza, le acarició la espalda, y luego, cuando ella quiso, y solo
entonces, la dejó ir para que pudieran hablar. Kola estaba justo detrás
de ella, pero se apoyó en el brazo de Dane, y se abrazaron más
suavemente. Cuando Dane se levantó, tenía un niño en cada brazo y,
al verme, comenzó a caminar.
—¿Es gay también?
—No, —le dije al hombre muy esperanzado que deseaba a mi
hermano. —Tiene una esposa y dos hijos.
—Eso no significa…
—Lo hace para Dane, —le aseguré. —El hombre está locamente
enamorado de todos ellos.
—Lo pillo, —dijo Milton mientras Dane entraba en mi espacio
personal.
—Cuéntame ahora, —exigió mi hermano en lugar de saludarme.
Siempre hablábamos como si nuestras conversaciones estuvieran
en un ciclo continuo.
—Creí que Sam había desaparecido, pero no, —le dije, señalando
hacia donde él estaba de pie. —Pero quiere que nos vayamos a casa
donde estemos a salvo. Había un hombre en nuestra habitación
anoche.
Su gruñido fue muy suave.
—Entonces nos iremos a casa contigo.
—Por supuesto que lo harás. 150
Como si hubiera habido una elección.
—Sabes que tengo treinta y cinco, ¿verdad?
—Mmm-hmm.
Puse los ojos en blanco.
—¿Dónde están tus cosas? 01/2018
Incliné la cabeza hacia la pila de bolsas de color rosa, verde lima y
negro. Había mantas y juguetes y un pequeño poncho de hilo rosa.
—Llama a Sam. Nos vamos.
—Kola, ve a buscar a Papi, —dirigí a mi hijo.
Corrió, se detuvo al lado de Sam, puso su mano en la suya, y esperó
hasta que Sam lo reconoció. Cuando Sam levantó la vista y vio a Dane,
se excusó y caminó hacia nosotros, cogido de la mano con su hijo.
Regina estaba molesta y también Thomas. Sabía que las hermanas
de Sam y Michael estaban un poco enfadadas conmigo. Hablaban
entre ellas para asegurarme que los niños y yo podríamos quedarnos.
Pero lo cierto era que, tan pronto como pensé que Sam estaba en
problemas, llamé a Dane para que fuera a buscar a mis hijos, así
sabría que estarían a salvo mientras lo buscaba. Estaba arraigado en
mí acudir a mi hermano. Después de Sam, era Dane. Y todos querían
saber por qué no tenía fe en ellos. ¿Por qué necesitaba a Dane
cuando toda la familia de Sam estaba allí? ¿No confiaba en ellos?
Fue difícil de explicar. No era que no confiara en ellos, y no era que
no pensara que se preocupaban tanto por mis hijos como por
cualquiera de los otros, pero estos eran mis hijos, y mi hermano y su
esposa eran a quienes iban a ir si algo nos sucedía a mí y a Sam. Y
ahora, ya que Sam no podía estar allí, quería que Dane nos llevara a
casa y ayudara a vigilarnos. Así era como éramos: ambos creíamos en
mi hermano. 151
En las muchas voces alzadas apareció Sam, que solo se puso a gritar
porque nunca había tenido una discusión cuando alguien cuestionaba
una decisión que ya había tomado. Él quería que nosotros y los niños
fuéramos a casa con Dane. Sus padres, sus hermanas y su hermano
estaban cuestionando si eso era lo mejor. El temperamento de Sam 01/2018
podría haberlo superado fácilmente, ya que para empezar estaba
nervioso. Él no quería lidiar con preguntas; tenía que encontrar un
testigo, y ese testigo estaba tratando de matar al propio Sam, o el
hombre que había escondido al testigo estaba tratando de matar a
Sam para que no hablara con el testigo. De cualquier manera, ahora
estaba abierto, y había varias agencias listas para trabajar juntas para
descubrir qué demonios estaba pasando. Sam quería estar haciendo
eso, quería concentrarse en eso. Él necesitaba que yo y los niños nos
fuéramos para poder concentrar toda su energía allí y estar en modo
cazador y no protector. Su familia solo lo estaba molestando.
Vi que su mandíbula se apretaba y que habría dicho algo, pero en
ese momento Dane levantó las manos silenciosamente para llamar la
atención de todos. Usualmente yo tenía que saltar de un lado a otro o
hacer la vertical para obtener el silencio que fue suyo en solo unos
instantes.
Era una de las muchas fortalezas de Dane: la capacidad de difundir
la calma, de ser una roca en cualquier tipo de crisis. Explicó
suavemente, con calma, empleando la voz que usaba en las disputas
contractuales con los constructores, cómo Sam estaba preocupado
por la seguridad de todos. Les dijo que Sam estaba preocupado por
poner en peligro a más miembros de su familia y que, de esta
manera, todos los demás podrían quedarse y terminar la reunión y tal
vez tener cierta apariencia de normalidad. Todos miraron a Sam, que
estaba frunciendo el ceño en ese momento. 152
—Llévatelos de aquí, Dane.
Y Dane le pasó a Hannah a su padre para que las despedidas
pudieran comenzar.
Hannah lloró porque no estaba en casa. En su propia casa, Hannah
se despedía de su papá todas las mañanas. La idea de subir a un avión 01/2018
sin él no era atractiva, y ella se aferró y aulló, lo cual pude decir,
simplemente al mirarlo, que destrozó a Sam.
La cogí, y ella sollozó en mi hombro, estar demasiado cansada no
ayudaba ni un poco.
Sam se arrodilló y Kola se acercó y jugueteó con el cuello de Sam y
los botones de su camisa de vestir.
—¿Tienes tu arma, Papi?
“Papi” fue acortado recientemente de “Papá”21.
—Sí, la tengo.
—Entonces estarás a salvo, ¿eh?
—Sí, lo haré. Debes encargarte de Hannah, Pa y Chilly por mí, ¿de
acuerdo?

21
N. de T.: En el original se usan los términos “dad” y “daddy”, por lo que sí se acorta
realmente.
Él asintió, y Sam lo acercó y lo abrazó con fuerza. Kola se veía
miserable, pero se volvió y presionó su rostro en mi estómago y se
apoyó.
Sam se puso de pie, tomó mi barbilla en su mano y me miró a los
ojos.
—Estaré en casa en breve.
—Vale, —fue todo lo que dije.
Miró a Dane, quien asintió.
Sam se alejó y no se dio media vuelta. 153
Dane se inclinó y levantó a Kola en sus brazos, y vi a un hombre
agarrando todas nuestras cosas de las sillas donde las habíamos
dejado.
—¿Es ese tu conductor, tío Dane? —Le preguntó Kola.
—Lo es hoy, amor. 01/2018
Milton me detuvo.
—Jory, fue un placer conocerte. Esta es mi tarjeta con mi dirección
de correo electrónico.
—Gracias, —dije en voz baja, drenada de repente.
—Sabes, —le sonrió a Dane— tú y tu hermano no os parecéis en
nada.
—¿Ah no? —Dane lo fulminó con la mirada. —Todo el mundo
piensa, salvo por el color del pelo, que podríamos ser gemelos.
—No seas burro, —dije en voz baja.
—Vamos ahora, —dijo Dane bruscamente.
Kola apoyó la cabeza en el hombro de su tío y yo seguí a mi
hermano fuera del hotel. No miré a Sam.
Kola y Hannah pensaron que la primera clase era la más genial de
todas. Tenían sus propios monitores de video, los asistentes de vuelo
trajeron galletas calientes y leche, y pudieron elegir lo que querían
para el almuerzo. Se sentaron frente a Dane y a mí, y hablamos de
todo en el camino a casa. Le expliqué sobre el testigo y lo que había
sucedido y cómo había habido un hombre en nuestra habitación.
Dane escuchó y asintió, asimilando todo.
Realmente no me sorprendió cuando no nos llevaron a casa. 154
El loft en River North era una de las muchas inversiones de Dane.
También tenía lugares en el área de Gold Coast, que se consideraba
muy moderno y prometedor. Dane compraba bienes inmuebles, los
arreglaba, a veces hacía el diseño interior y algunas veces contrataba
a alguien. Éste había sido hecho por otra persona, ya que ladrillos a la 01/2018
vista, con tuberías expuestas en el techo, y los suelos de madera no
eran la estética de Dane. Si fueras a buscar una sensación urbana, un
suelo de cemento era más de él, o hierro forjado o azulejo. Sin
embargo, era agradable: dos enormes habitaciones, dos baños, un
aseo de invitados con solo un inodoro y un lavabo, una oficina, una
cocina, una gran sala y una especie de rincón de lectura. El patio era
pequeño pero seguro, sin otro acceso que desde el loft. Era más
pequeño que nuestra casa, pero aun así, para mí y los niños, enorme.
Chilly ya estaba dormido en la alfombra frente a la chimenea cuando
llegamos allí.
Gruñí y dejé que mi cabeza girara hacia un lado para mirar a Dane.
—Los niños tienen que compartir una habitación, pero por el poco
tiempo que estaréis aquí, eso debería estar bien. Su habitación está
en el fondo; tú y Sam tenéis la primera, más cercana a la puerta de
entrada. Hice que trajeran la mayor parte de la ropa, pero,
sinceramente, ¿quién necesita tantos zapatos?
—Eso no es…
—Hay un portero en el frente y dos guardias de seguridad que
controlan la entrada y salida de personas. Debes darles una lista de
quién tiene acceso al apartamento. Ya les di el nombre de Sam. Hay
cuatro apartamentos por piso. En este, el décimo octavo, tienes a la
señora García y su hijo Ramón en el 1801, los Patel en el 1803, y Gabe
Fukushima y su compañero, James Garrett, en el 1804. Las paredes 155
son gruesas; no deberías escuchar a nadie, la rampa para la basura
está a la izquierda y tu monovolumen está en el sótano, en el puesto
B44. ¿Alguna otra pregunta?
—Estaríamos bien en casa.
—El próximo viernes planeas tener a mis hijos contigo, ¿verdad? 01/2018
—Sí.
Él me miró de reojo.
—No me siento cómodo contigo solo en tu casa sin Sam. La idea de
que pongas no solo a tus hijos sino también a los míos en peligro...
Jory, utiliza la cabeza. Bloqueas esa puerta principal, pones la alarma,
que es cero, cero, siete más el número uno cuando la desactivas y
cero, cero, siete más el dos cuando la activas… entonces sé que
estaréis sanos y salvos aquí dentro.
—¿Doble O siete? ¿De verdad?
Él solo me miró.
—Dane…
—No. —Negó con la cabeza. —No bajo mi cuidado. Nunca. Si Sam
estuviera allí contigo, si no estuvieras en peligro mortal... bien. Pero
alguien intentó dispararte a ti y a tus hijos en un hotel.
Absolutamente no.
Lo miré de reojo.
—¿Es por eso por lo que tú y Aja os mudasteis a ese edificio del
centro? ¿Estabas preocupado por tu seguridad en Oak Park?
—Oh no, Oak Park es precioso y seguro. Fue solo que esos
pequeños viajes a su trabajo y a mi oficina y a la escuela de los niños
llegaron a ser tediosos. De esta manera yo puedo dejarlos, Aja puede
recogerlos, y ambos podemos llegar a casa para cenar juntos como
familia y no tener que permanecer sentados en el tráfico durante una
hora, hora y media. 156
—¿Ya la vendiste? ¿La casa de Oak Park?
—No. —Me miró con los ojos entrecerrados. —Sam me pidió que
no lo hiciera.
Me sorprendió.
—¿Sam preguntó? 01/2018
Él gruñó.
—Sí, aparentemente a él realmente le encanta, y el patio trasero y
el patio delantero y el vecindario y toda el área. Está pensando en
hacer una oferta.
—¿Pero?
—Pero él no confía en mí.
—¿Qué significa eso?
—Eso significa que piensa que voy a manipular la tasación para
vendérsela más barata de lo que es.
—Y lo harías. —Le sonreí.
—Te la daría si él no fuera tan exasperantemente obstinado.
—Tal vez Aja no quiera que hagas eso. Su hermano y su esposa
esperan un hijo, tal vez le gustaría que se la dieras…
—Alex se mudó a Delaware.
—Lo sé, pero…
—Se casó con una mujer de Delaware.
Le gruñí.
—Vive en Delaware ahora, —dijo deliberadamente, como si yo
fuera estúpido.
—Sabes a lo que me refiero. Si Alex tuviera una casa aquí, o
Carmen, tal vez ellos…
—Carmen es periodista, técnicamente ahora corresponsal en el
extranjero de ABC News. Ella vive en Nueva York y París y…
—Sí, lo sé, pero… 157
—Los padres de Aja no tienen ningún interés en regresar a Chicago
ni siquiera de visita. Es, estoy citando a su padre ahora,
estúpidamente frío. Él ha terminado de abrigarse. Quiere jugar al golf
y usar Crocs.
—Te estás inventando esa última parte. El hombre era un juez, por 01/2018
todos los santos.
—Tengo una foto en el teléfono si quieres verlo. Aja estaba
mortificada y me la envió en su última visita cuando estuve atrapado
aquí para esa convención.
—Oh Dios.
—El hecho es que tú y Sam sois a quienes tenemos Aja y yo. A Aja le
encantaría veros a los dos en nuestra antigua casa y le encantaría que
fuera vuestra. Ella no quiere vender su bebé a extraños, pero
tampoco quiere continuar aferrándose a una propiedad que tenemos
que pagar para mantener.
—¿Y entonces?
—Entonces estoy manipulando el informe de inspección mientras
hablamos.
—Dane, no puedes hacer eso. Él lo descubrirá.
—Le costará al menos seis meses averiguarlo, y para entonces lo
habremos cerrado y estará envuelto en una hipoteca de la que no
podrá salir.
—Entonces estás tratando de atrapar a Sam para que compre la
casa.
—Precisamente.
—Podría simplemente hablar con él.
—¿Y arruinar la sorpresa y quitarle su felicidad? ¿Podrías hacer
eso? 158
—No me gustas en este momento.
—Soy muy consciente.
Suspiré profundamente.
—Entonces, los y yo niños estamos atrapados aquí hasta que Sam
regrese. 01/2018
—Sí.
—¿Trajiste mi ordenador portátil?
—Sí.
—¿El gi de karate de Kola?
—Sí.
Tenía que pensar
—¿La casa de los sueños de Barbie de Hannah?
—Sí. —Él me sonrió.
—Los platos de Chilly y su caja de arena y sus juguetes y su torre de
gato y…
—Sí. ¿Puedo preguntar por qué tenía cuencos de acero inoxidable
en lugar de los que lo alimentan y dispensan agua automáticamente?
—Porque lo automático no les enseña responsabilidad a los niños.
—¿Es eso cierto?
—Sí, es correcto.
—Y poner el comedero, llenándolo, ¿esto no enseña nada?
—Sabes a lo que me refiero.
Gruñó y me dio una palmada en el brazo antes de dirigirse a la
puerta.
—Siempre me cuidas. Gracias.
—Para eso es la familia.
Asentí mientras llegaba a la puerta principal.
—Ven, déjame salir. Recuerda: cuando estés en casa, cuando
salgas, asegúrate de que la alarma esté activada. 159
—Sí.
—La noche antes de ir a la cama…
—Lo entiendo, —dije cuando lo alcancé.
—Cuando estés en casa, presionas el botón de ocupado y la alarma
se apagará para el movimiento y solo te alertará si se abre una puerta 01/2018
o ventana.
—Vale.
—Cuando salgas, cuando te vayas a la cama, lo activas para el
movimiento.
—Sí, General.
—Gracioso.
—Lo intento.
—Mañana es domingo.
—Anunciando lo obvio. —Solté una risita. —No has hecho eso en
años.
—Muy gracioso.
Me encogí de hombros.
—El lunes Aja te espera para cenar y beber algo en nuestro lugar a
las siete.
—¿Por qué?
—Ella va a dar una cena para su amigo, Randall Erickson, que acaba
de regresar a la ciudad.
Estudié su rostro.
—¿Quién es? ¿Viejo novio?
Dane se burló.
—No, en realidad es un amigo de la universidad, y tuve la sensación
de que era gay, aunque no me preocupé.
—Ni siquiera dejarías entrar a los ex de Aja en tu casa, ¿verdad?
—Aja hace lo que le da la gana, es nuestra casa, y ella invita a quien 160
quiere.
—¿Y no te importaría?
—No, no lo haría.
Tenía sentido que no lo hiciera. Dane no sufría los sentimientos
normales de insuficiencia o tenía los episodios de incertidumbre que 01/2018
la mayoría de la gente tenía. Sabía exactamente quién era, sabía que
sus pros superaban a sus contras, y más de una mujer le había dicho,
en más de una ocasión, que si alguna vez volvía a ser soltero, por
favor, por favor llamara. Pero yo conocía a Aja, y ella y Dane estaban
en esto a largo plazo.
Siempre me gustaba verlos en cualquier situación social. Se
comprobaban el uno al otro a través de las habitaciones; Dane
sonreiría y le daría un movimiento de cabeza; ella le soplaría un beso
o le haría un gesto con el dedo. Cuando estaban juntos, normalmente
ella le sostenía la mano, y si no, su brazo estaba alrededor de ella.
Siempre se sentaban juntos a menos que hubiera tarjetas de
ubicación, e incluso entonces, subían y bajaban porque uno de ellos
había pensado en algo para contarle al otro. La gente dejó de
separarlos porque era simplemente demasiado molesto. Terminaban
las frases del otro; ella se reía de sus bromas, que eran horribles; y él
siempre llegaba a tiempo porque, como él decía, el tiempo de ella era
precioso para él, entonces ¿por qué la haría esperar?
—Jory.
—Lo siento. ¿Qué?
—Me tomé la libertad de que Pedro hablara con Dylan sobre cuidar
a tus hijos cuando recogió tu gato, y ella estuvo de acuerdo.
Pedro Blue era el asistente de Dane, lo había sido durante cuatro
años en este momento. Estaba orgulloso de mí mismo porque fui yo
quien lo había elegido y él todavía estaba allí y se había convertido en 161
un valor incalculable para mi hermano. Pedro se había casado
recientemente en Nueva York, y la luna de miel en París, a la que
Dane les había enviado, probablemente había consolidado su relación
y la de Dane de por vida. Pedro me lo había contado por teléfono la
última vez que habíamos hablado. 01/2018
—¿Y cómo estuvo su luna de miel?
—No pregunté. —Él me miró de reojo.
—No tenías que preguntarle cuántas veces al día se acostó, pero
podrías haber preguntado si le gustó el Louvre.
Él gruñó.
—Estaré en la fiesta. Vete para que pueda establecer a mis hijos.
—Está bien. —Me sonrió. —Las bebidas son a las siete, ¿sí?
—Sí.
Me dio un apretón de hombro y eso fue todo. Dane no hacía
demostraciones de afecto más que con su esposa, sus hijos, mis hijos
o la madre de Aja, quien lo abrazaba y besaba mucho. Según todos los
informes, los padres de Dane habían sido personas muy amables y
cálidas, pero no eran del tipo que él veía todas las noches o incluso
todas las semanas. Su padre era un promotor de bienes raíces, su
madre una persona de la alta sociedad, y aunque se preocuparon por
él profundamente, no fueron demostrativos. Cuando sus padres
estaban allí, los tres se reían y se llevaban maravillosamente, pero
Dane podía apagar esa devoción como un grifo. Debido a que sus
padres querían que él aprendiera que las relaciones entre el
empleador y el empleado eran transitorias y no se podía contar con
ellas, su vida temprana se había llenado de personal rotatorio. A
nadie se le permitió convertirse en permanente. Los mayordomos, las
criadas, los jardineros, los chóferes y un sinfín de niñeras habían
llenado sus años de formación. Estaba seguro de que la forma en que 162
él solía cambiar a las mujeres era un reflejo directo de que las
mujeres cariñosas y dispensadoras de cuidados de su vida habían sido
cambiadas con mucha frecuencia. Dane no mantenía relaciones a
largo plazo con nadie, sino con las personas que él mismo eligió: sus
amigos y, finalmente, yo. 01/2018
Yo había sido el asistente de Dane durante cinco años antes de ser
despedido, y luego me dijo que básicamente me estaba adoptando
como el hermano pequeño que nunca había tenido. Cambié mi
apellido, Keyes, por Harcourt, y luego fuimos nosotros dos. Dane
había sido adoptado cuando era un bebé; luego cambió y me adoptó.
Siempre había tenido mucho sentido para mí y, lo sabía, para él. Y
nadie cuestionó que no nos parecíamos, que él era alto y divino y que
yo era bajo y no lo era. Sospechaba que cuando Dane miraba a las
personas que pensaban preguntar y los ojos grises estaban sobre
ellos, la mirada firme e inquebrantable, la idea de interrogar al
hombre sobre cualquier cosa de su vida se quedaba sin efecto. Mejor
no desafiarlo. Mejor simplemente sonreír y asentir.
Mientras sostenía la puerta abierta para él y me recordó, una vez
más, sobre la alarma, le iba a dar un comentario de listillo sobre que
el tamaño de mi cerebro era más grande que el de un caniche para
poder, de hecho, retener información, cuando él se acercó y puso una
mano en mi mejilla.
—¿Qué?
—Nada, —dijo en voz baja antes de darse la vuelta y alejarse.
—¡Podrías decir que me amas y te preocupas por mí! —Grité detrás
de él, riéndome.
Ni siquiera miró por encima del hombro, y eso fue entrañable por
razones que la mayoría de la gente no entendería. Pero yo le entendía
muy bien. Dane demostraba cómo se sentía por ti; él no era grande 163
en declaraciones de devoción. Cualquiera podría decir que te amaba,
Dane lo demostraba y yo siempre había sido un tipo más de acción
que de palabras, excepto en lo que a Sam se refería. De él, necesitaba
ambas.
Llamé a Kola y a Hannah para que salieran de la habitación, y 01/2018
estaban entusiasmados con la Wii en su habitación, la PlayStation y el
gigantesco televisor.
—¿Gigantesco? —repetí.
Kola asintió.
—¿Cuándo va a venir Papi? —Quiso saber Hannah, porque ella era
la chica de Sam, su campeona, su animadora y su mayor fan.
—Probablemente no hasta la próxima semana, B.
Comenzó a parpadear, lo que normalmente hacía antes de que
comenzara a llorar, así que la agarré y la senté en mi regazo para
abrazarla.
—Pa, quiero jugar al escondite.
—Está bien, ¿y después deberíamos pedir pizza y ver una película?
—¡Pizza! —Coreó Kola.
—¡Quiero ver El mago de Oz!
—Otra vez no. —Cambió instantáneamente a lloriquear. —Solo
quieres ver la parte que se derrite de todos modos.
Hannah parecía pensativa.
—Debería llevar la pistola de agua en mi mochila para dispararle a
la señora Brady y comprobar si es una bruja.
El rostro de Kola se iluminó.
—Esa es una muy buena idea, —dijo como si estuviera sorprendido
de que a su hermana se le hubiera ocurrido. —Podrías dispararle a
cualquiera que sea malo contigo. 164
Sus ojos se agrandaron.
—No, —le dije, luego lo miré. —Y no. No vamos por ahí arrojando
agua a las personas con pistolas de agua. Es grosero.
—Pero ¿y si una persona es una bruja? —Kola quiso saber.
—¿Cómo sabes que es una bruja? 01/2018
—No lo harás a menos que les dispares con agua. —Él estaba
apelando a mi lógica.
—Lo cual es grosero, —repetí. Tuve un suspenso en Lógica en la
universidad.
Kola levantó las manos en señal de derrota.
—Y además, hay brujas buenas y brujas malas, como en la película.
¿Qué pasa si fundes una buena?
Él consideró eso.
—No creo que las buenas brujas se derritan por el agua.
—Yo tampoco lo creo. —Hannah estuvo de acuerdo con él.
—Bueno, tendremos que averiguarlo.
Eso pareció apaciguarlos por un momento y tuve un pensamiento.
—¿Tienes siquiera tu pistola de agua aquí?
Hannah asintió.
—Sí, el tío Dane me la trajo.
¿Por qué razón? ¿Por qué demonios mi hermano se habría tomado
el tiempo de empaquetar su Super Soaker? El hombre era tan extraño
a veces.
—¿Qué has dicho sobre los zombis? —Hannah le dijo a su hermano
mientras se acurrucaba conmigo. Obviamente habían participado en
algún tipo de discusión mientras yo estaba hablando con Dane.
—¿Cuándo?
—Te he preguntado si podían presionar botones.
Sacudió la cabeza. 165
—Oh, sí y no, no pueden, solo por casualidad.
Ella asintió.
—¿Qué hay de subir escaleras?
—No, tienen piernas rígidas. Tienes que doblar las rodillas.
Ella asintió, aceptando claramente su testimonio experto sobre 01/2018
este tema.
—¿Pa?
—Sí, hijo mío, —dije con seriedad.
—Si los dinosaurios se convirtieron en pájaros y los simios se
convirtieron en humanos, ¿en qué se convirtieron los peces?
Realmente necesitaba a Sam en casa; podría hacer esto durante
horas, especulaciones e hipótesis. Yo no era bueno en eso.
—¿No sé, a ti qué te parece?
Kola miró a su hermana para asegurarse de que su voz se escuchara
e incluyera. Él nunca respondía una de sus propias preguntas sin que
ella se metiera en la conversación.
—¿Un pez grande? —Ofreció Hannah.
Él negó con la cabeza, pensativo.
—¿Tiburones?
—Dijiste que ya había tiburones, —ella se lo recordó.
—Sí, entonces. —Él me miró. —¿Pa?
—Los peces llegaron a la tierra y se convirtieron en dinosaurios, —
le dije. —Creo. O algo así. Deberías habérselo preguntado a Milton
cuando estuvimos en Arizona.
—Oh sí, eh.
—Podrías enviarle un correo electrónico.
El asintió.
—Pienso que tienes razón, porque en mi libro, el pez vela era un
pez y luego un lagarto y luego un dinosaurio. 166
—Ahí, ¿lo ves? —Me sentí validado porque mi hijo de seis años
estaba de acuerdo conmigo.
—Está bien, entonces los peces no cuentan.
—¿En qué sentido?
—Solo se quedaron peces, —concluyó. 01/2018
—Eso es correcto, —Hannah asintió, zanjando esa parte de la
discusión.
—Entonces, ¿qué hay de los bichos?
—¿Cómo se convirtieron en bichos?
—Sí.
—¿Robots? —Lo ofrecí después de un segundo. —¿Transformers?
Él comenzó a reírse.
—No creo que entiendas la evolución, Pa.
No, probablemente no, pero él me abrazó con mucha fuerza y me
besó en la mejilla, así que en realidad no me importaba.
Capítulo 8
La familia de Sam llegó a casa el domingo, y como sabía que todos
estarían agotados por el viaje, los invité a todos al loft para una cena 167
rápida antes de que se fueran a casa. Regina estuvo muy agradecida,
y dijo que la ensalada de antipasto que hice, junto con lasaña y pan
de ajo fue una bendición.
Cuando Chaz y Pat aparecieron con vino, también les di de comer, y
01/2018
ellos consiguieron agregarse a lo que le estaba diciendo a mi suegra, a
mi suegro y a los hermanos de Sam. A todo el mundo le encantó el
escondite, como lo llamaron, y durante la cena y después, todos
hablamos sobre el caso de Sam, el testigo que faltaba y el hombre
guapo, en palabras de Rachel, que se había ido con Sam.
—No es guapo, —Pat le aseguró. —Es un…
—Niños, —lo corté.
—Capullo, —Pat terminó, juzgando al detective Stiel.
—Es guapo, sin embargo. —Sonreí a sabiendas, pensando en la
impresionante constitución del detective, sus rasgos marcadamente
cortados y sus ojos de color gris metálico. El hombre era hermoso en
realidad, y me hubiera impresionado si un hombre aún más hermoso
no durmiera en mi cama.
Cuando Sam había llamado la noche anterior para darles las buenas
noches a los niños, había sido rápido. Pero él me había llamado justo
antes de ir a la cama para murmurarme al oído que me echaba de
menos y que me amaba y que, por favor, mantuviera caliente su lado
de la cama.
—Dane nos movió.
—Lo sé, me lo dijo. Me gustó más su idea, y la policía de Chicago
realmente apreció no aparcar un coche patrulla frente a nuestra casa
indefinidamente.
—Lo apuesto.
—Ey, mañana Chaz y Pat irán a controlarte, ¿vale? 168
—Sí, querido.
Pesado suspiro.
—Yo realmente lo hago.
—¿El qué? —Pesqué.
—Amarte. 01/2018
—Lo sé, Sam.
—Vale, bien. Es bueno ya sabes.
Mi gemido fue suave, pero aun así lo escuchó.
—Estaré en casa pronto, cariño.
Solo pude asentir.
La segunda noche, ese domingo después de la charla, después de
que todos se fueron a casa, después de que activé la alarma, lavé los
platos y acosté a los niños, esperé otra llamada telefónica. Pero todo
lo que obtuve fue un mensaje de texto para decir que me amaba y
que se iba a quedar fuera de cobertura con el móvil y que no estaba
seguro de cuándo estaría en contacto. Me imaginé que tenía que
prepararme para el silencio.
A la mañana siguiente llegué a trabajar rápido. Fue fácil
simplemente bajar corriendo a mi oficina desde el escondite. Dane
tenía razón; había algo que merecía la pena por un viaje rápido.
Saludé a Dylan con su café con leche extralargo, le di a Fallon su bollo
y estaba a punto de sentarme en mi escritorio cuando recibí una
llamada de la escuela de Hannah y Kola. Fiel a su palabra, Hannah se
había llevado una pistola de agua, la misma Super Soaker que su tío
se había asegurado de traer de nuestra casa, y puso a prueba su 169
teoría sobre las brujas y el derretimiento. Kola también estaba en
problemas. Al parecer, se había ofendido al saber que sus escenarios
pintados para la obra de teatro de Acción de Gracias de la escuela no
eran buenos. Estábamos trabajando en que aceptara críticas
constructivas, pero en este momento no le gustaba perder; sus 01/2018
berrinches daban un nuevo significado a las palabras "mal perdedor"
o que le dijeran que algo que estaba haciendo no era correcto.
Cuestionarlo para intentar llevarlo a la conclusión correcta también
estaba en su lista de cosas malas. El caso era que era un niño dulce,
cariñoso y considerado, pero se estaba convirtiendo en un verdadero
consentido. Pero solo algunas veces. Jugar a algo con él era cada vez
más difícil. Yo, por supuesto, le daba una oportunidad tras otra, y Sam
dejaba de hacer lo que sea que estuvieran haciendo tan pronto como
mostraba una pizca de rabieta. Teníamos que llegar a un acuerdo
hasta que creciera o cambiáramos el comportamiento. Sam había
sugerido que le pegáramos, y yo había negado con la cabeza. Sabía
que estaba bromeando, pero yo realmente quería retorcerle el cuello
a Kola a veces cuando lloraba y pateaba con el pie.
En la escuela, Hannah lamentaba lo de la pistola de agua; la
señorita Chun, su maestra, se mordía el labio inferior cada cinco
segundos para no reírse; la directora, la señora Petrovich, tenía el
puño cerrado apretado sobre la boca para que no reír. La única que
estaba molesta era, por supuesto, la señora Brady, su profesora de
música. Así que no se divirtió con ser empapada con un cañón de
agua.
—Lo siento mucho, señora Brady. No volverá a pasar.
La señorita Chun asintió y entornó los ojos antes de darse la vuelta
rápidamente para esconder su rostro.
La señora Petrovich dejó escapar una risita, pareció muy dolida, y 170
luego hizo un gesto a la señora Brady para que saliera. Hannah fue
enviada a sentarse en el pasillo, y tan pronto como la puerta se cerró
detrás de ella, ambas mujeres tuvieron ataques de carcajadas.
—Vosotras, chicas, no estáis ayudando, —las regañé.
—Ni siquiera es la primera vez que esto ha sucedido, —me dijo la 01/2018
directora mientras las lágrimas corrían por sus ojos. —¡Tuve un niño
hace dos años con un lei22 hecho de ajo porque pensaba que ella era
un vampiro!
La señorita Chun estaba resollando.
—Hace tres años, tres niños estuvieron derramando agua sobre ella
para ver si chisporroteaba.
Las miré con los ojos entrecerrados.
—Tal vez sea hora de ver lo que está haciendo por aquí, en cuanto
a educación.
—Oh no, es una muy buena maestra, es solo que…
—¡Es una bruja! —Anunció la señorita Chun, cayendo al sofá,
simplemente acabada.

22
Lei es la palabra hawaiana que designa a una guirnalda o corona. La noción más
popular de un lei en la cultura hawaiana se refiere a un collar de flores que adorna el cuello y
que se obsequia al llegar o partir como símbolo de afecto. Fuente: Wikipedia.
Levanté las manos en el aire y fui a buscar a Kola.
Su maestro, el señor Michaels, que era tan mono como se podía
ser, estaba sentado con Kola en la primera fila del auditorio, mirando
a los otros niños pintar y martillear y colgar las luces. Había muchos
padres allí, y recibí muchos saludos con la mano mientras bajaba por
el pasillo.
Kola me vio, se levantó y corrió a mi encuentro. Echó los brazos
alrededor de mi cintura y enterró la cara en mi estómago.
—¿Qué ha pasado? —Le pregunté. 171
—No lo he hecho yo esta vez, Pa. Ollie lo ha hecho.
—Dime, —dije, inclinándolo hacia atrás mientras me arrodillaba
para poder ver sus ojos. Su cara estaba surcada de lágrimas y sus ojos
estaban rojos.
—Ollie quería usar el martillo, pero era mi turno, pero fue y le dijo a 01/2018
su padre que era su turno, y el señor Parker ni siquiera le preguntó al
señor Michaels, él solo vino y me quitó el martillo.
—Bueno. ¿Qué ha pasado después?
—Entonces me he enfadado y he dicho que no era justo, y el señor
Michaels me ha traído aquí abajo, aunque le he dicho que el señor
Parker me dobló el dedo cuando me quitó el martillo.
—¿Qué dedo, colega?
El dedo anular de su mano izquierda, su mano para escribir, estaba
enorme. Estaba rojo e hinchado y al menos tres veces su tamaño
normal.
Mis ojos se clavaron en el señor Michaels.
—¿Señor Harcourt?
—¿Se le ha escapado que su dedo podría estar roto?
Se levantó de la silla y se dirigió hacia nosotros en segundos.
—No me lo ha enseñado y... —Giró la cabeza y gritó al escenario. —
Señor Parker, ¿podrías venir aquí, por favor?
Un hombre grande que no conocía, obviamente un padre nuevo
que acababa de inscribir a su hijo, así como tampoco había visto
nunca antes a Oliver, bajó del escenario y se acercó pesadamente a
nosotros.
—¿Chet? —Se dirigió al señor Michaels por su nombre de pila, no
de la forma en que se nos pedía que nos dirigiéramos a los maestros
en la escuela. 172
—¿Has forzado los dedos de Kola del martillo cuando se lo has
quitado?
Él se encogió de hombros.
—Claro, no quería soltarlo y no era su turno.
—Como te he dicho, en realidad era su turno, pero ese no es el 01/2018
problema. ¿Le has hecho daño cuando se lo has quitado?
—Nah. —Negó con la cabeza, extendiendo la mano para sacudir el
cabello de Kola.
Aparté la mano de un golpe.
—No lo toques.
—Está bien, lo siento. —Levantó ambas manos. —Pero no le he
hecho daño.
Hice un gesto hacia su mano.
—Creo que le has roto el dedo.
—No lo he hecho. No apliqué mucha presión.
El hombre era grande, sin embargo. No era tan poderoso como
Sam, no tenía músculos acordonados, pero sin duda era lo
suficientemente fuerte como para herir a un niño pequeño.
Miré hacia de nuevo al señor Michaels.
—Los dos vais a oír a mi abogado porque tú —señalé al señor
Parker— nunca deberías estar tocando a otros niños más que a los
suyos, y tú —mi mirada cayó sobre el señor Michaels— deberías
haber estado allí para protegerlo.
Me volví, saqué el teléfono al mismo tiempo, y llamé a Aja. Había
sido la directora de una escuela secundaria pública; ella sabría qué
hacer.
—Hola, cariño, no me estás llamando para cancelar mi…
—Si un hombre le acaba de romper el dedo de Kola en la escuela, 173
¿qué puedo hacer?
—Disculpa, ¿qué?
Repetí lo que había sucedido, y ella me hizo una andanada de
preguntas rápidas.
—Voy de camino al hospital ahora. 01/2018
—¿Cuál? ¿Saint Joe?
—Sí.
—Está bien, llamaré a Rick. O él, o alguien más, estarán enseguida
allí.
—Gracias.
—Cariño, ¿me necesitas allí? ¿A Dane?
—No, estoy bien. —Tomé aliento, porque a quien necesitaba era a
Sam.
—Muy bien.
Colgué, mantuve abierta la puerta del auditorio, e hice que Kola y
Hannah salieran antes que yo.
—Entonces tenemos que ir al hospital ahora, ¿de acuerdo?
Kola asintió y se inclinó hacia mí, con la cabeza sobre mi cadera.
—No tuve un berrinche esta vez, Pa, lo prometo.
—Te creo, colega, y me alegra que sepas cuándo lo haces y me
alegra que estés trabajando en ello. Solo tenemos que…
—¡Señor Harcourt!
Al volverme, vi al señor Parker corriendo por el pasillo detrás de mí.
Empujé a Kola y Hannah detrás de mí.
—¡No me amenaces! Ha sido un accidente, —gritó mientras me
alcanzaba.
—No lo ha sido, —lo corregí, manteniéndome firme. —Le has
herido a propósito, y no hay excusa para eso. Como he dicho, puedes 174
hablar con mi abogado.
—Escucha, pequeño maricón, —se burló, clavándome los dedos en
la clavícula. —No me vas a dar ningún problema. Ese desgraciado
chico tuyo…
—¡Señor Parker! —Gritó el señor Michaels, aterrorizado, podría 01/2018
decir, mientras venía apresurándose por el pasillo hacia nosotros.
—¡No! ¡Esto es una gilipollez! Yo…
—Aléjate, —le dije, mi voz fría y dura. —Me estoy sintiendo
amenazado, señor Parker, y no me gusta. No te quiero a menos de
treinta metros de ninguno de mis hijos. Así que hazte a un... lado.
Sus ojos se encontraron con los míos.
Me miró con odio, pero en realidad, comparado con otros que yo
había conocido, el hombre no daba miedo en absoluto. Hace unos
días, un hombre me apuntó con un arma; un hombre sin una no iba a
inspirar ningún terror.
Después de un minuto, dio un paso atrás. Giré, agarré la mano
derecha de Kola y la izquierda de Hannah, y caminé hacia la parte
delantera de la escuela. La señora Petrovich intentó detenerme para
hablar, pero yo estaba demasiado enfadado y caminé directamente
hacia mi monovolumen y los metí. Mientras salía del aparcamiento,
miré por el espejo retrovisor y los vi a los tres: el maestro, la directora
y el padre: en los escalones frontales.
En el hospital, fui a la sala de emergencias, y en cuestión de
minutos, estábamos en una habitación. Un adulto podría esperar
durante horas, pero no los niños pequeños. Hannah se sentó en la
cama junto a su hermano jugando LocoRoco2 en su PSP. A ella le
encantaba, cantaba a la par canciones que, en mi opinión, no estaban
en ningún idioma real, y no tenía sentido. Su hermano la miró,
haciendo todo lo posible para no dejarse atrapar por lo que él 175
llamaba un juego de bebé, pero realmente no lo era.
No me agradó que el doctor Varma pensara que su dedo estaba
roto, no solo con un esguince.
—Pero tomaremos una radiografía para estar seguros. —Le sonrió
a Kola, sosteniendo su mano buena en la suya. —Así que estarás aquí 01/2018
un poquito, amigo, ¿de acuerdo?
Kola asintió.
—Está bien. —Él me miró. —¿Cómo ha pasado esto?
Una vez que se lo dije, dijo que la policía tendría que ser notificada.
—Los llamaré, —le dije.
Él asintió y dijo que iba a hacer una declaración. Mientras
esperábamos a que Kola bajase para hacerle una radiografía, llamé a
Pat.
Hannah y yo fuimos con Kola cuando vinieron a llevárselo, porque
mis hijos no iban a lugares sin mí. No apartaba la vista de ellos. Me
habían llamado madre nerviosa muchas veces, pero no importaba.
Era por eso que no pasaban la noche en las casas de personas que no
conocía, o caminaban al parque sin mí, o hablaban con extraños. Y fue
gracioso cuántas veces Kola o Hannah se acercaron a mí después de la
escuela con un niño que nunca había conocido en mi vida, y me
dijeron que la madre de fulanito decía que estaba bien si venía a
nuestra casa. Los padres nunca me habían conocido, y nunca
habíamos hablado, pero estaban seguros, ya que nuestros hijos iban
juntos a la misma escuela, que era seguro enviarlos a casa conmigo.
Era alucinante. Yo tenía que conocer a la gente antes de confiar en
ellos con mis hijos.
Una vez Kola me llamó desde la casa de su amigo Owen porque la
madre de Owen, Georgette, se había ido y el tío de Owen estaba allí
vigilándolos. El tío, el hermano menor de Georgette, tenía diecisiete 176
años. Había llevado a Owen y Kola a la tienda, donde habían ido a
buscar cigarrillos, cerveza y un poco de carne seca. Owen vivía en el
centro de la ciudad, lo que significaba que mi hijito, sin la supervisión
de un adulto cercano, había atravesado el vecindario más grande
hasta donde estaba la tienda. Pensé que iba a desmayarme. 01/2018
Llamé a Sam, completamente alterado, porque su oficina estaba
más cerca y con el tráfico me habría costado más de una hora llegar
hasta nuestro hijo. Él había dejado el trabajo y había ido directamente
a recoger a Kola. En el proceso de recogerlo, Sam, aparentemente, le
había dado un susto de muerte al hermano después de confiscar
tanto la cerveza como los cigarrillos.
Georgette me llamó más tarde esa noche para disculparse, y la
invité a tomar un café después de la escuela al día siguiente. Se
sorprendió cuando la llevé a casa conmigo, la senté en mi rincón del
desayuno mientras los niños jugaban arriba, y le preparé un café con
leche con mi máquina de espresso.
—Me encanta tu casa, —me dijo, y lo aprecié, a pesar de que
estaba desordenada. —Solo somos Owen y yo en mi casa, y... esto es
bonito.
Madres trabajadoras: entendía que necesitaban ayuda. Ofrecí
llevarme a Owen en los festivos, como el 4 de julio o el día posterior
al Día de Acción de Gracias, cuando tuviera que trabajar en su
comercio minorista. Owen estaba becado en la escuela; ella no tenía
el dinero para simplemente enviarlo allí. Estaba sola; su ex marido los
había abandonado a ella y a su hijo y nunca miró hacia atrás.
Actualmente estaba en medio de demandarlo por la manutención
infantil. Cuando Sam llegó a casa y los niños volaron por la casa para
saludarlo, incluso Owen se arrastró hacia adelante para saludar, vi 177
cómo se le llenaban los ojos y le temblaba el labio inferior. La forma
en que Owen miró a Sam Kage, con ojos ávidos, cuando Sam le
revolvió el cabello al niño, fue duro de ver para ella. Y no era yo y no
era Sam, era solo la muestra de la familia frente a ella. Yo todavía
estaba sorprendido de que todas las cosas que había pensado que 01/2018
nunca tendría ahora fueran todas mías.
Entonces, debido a eso, como no daba nada por sentado, dejar que
mi hijo fuera a rayos X solo no era una opción. Él tenía que saber que
yo estaba allí y que siempre estaría.
Cuando volvimos, Chaz y Pat nos estaban esperando en la
habitación.
Los niños estaban felices de verlos, y noté, como siempre hacía, las
diferencias en los dos hombres: Chaz en traje y corbata, Pat con un
suéter debajo de la chaqueta de cuero, con jeans y botas de trabajo.
No podrían haber parecido una pareja más extraña. Chaz era suave y
sofisticado, y Pat era quien te mantendría de pie contra la pared
mientras el policía bueno te hacía preguntas. Habían sido
compañeros desde siempre, y ninguno tenía ningún deseo de
cambiarlo. Sam me había dicho que cualquiera de ellos podría hacer
el examen de capitán y ascender, pero ninguno lo haría. Burocracia y
política te la podrías quedar; harían lo que hacían mejor y resolverían
crímenes.
—Ey, J, —Chaz me saludó. —Cuánto tiempo sin verte.
Como había sido la noche anterior, pillé el chiste.
—Ey, Steph te quiere a ti, a Sammy y a los niños en nuestra casa tan
pronto como regrese, ¿de acuerdo? —Inclinó la cabeza hacia Pat. —
Ella dijo que ya se lo había dicho a E.
—Estoy seguro de que lo hizo. —Pat sonrió a Chaz porque sus
esposas, Stephanie Diaz y Ersi Cantwell, eran como uña y carne. 178
Cuando tus maridos eran tan cercanos como lo eran Chaz y Pat,
rezabas porque te llevaras bien. Ersi siempre decía que, con
Stephanie, había sido bendecida con una mejor amiga y una hermana.
Lo que fue bueno para mí era que ambas me habían acogido también.
Estaba muy agradecido. 01/2018
—Tan pronto como Sam llegue a casa, nos encantaría.
Chaz asintió.
—Está bien, entonces, —dijo Pat, acercándose a Kola, —¿qué ha
pasado, Kage?
A Kola le encantaba cuando Pat lo llamaba “Kage”. Le hacía sentir
grande y fuerte porque le recordaba que él era el hijo de Sam, y eso
siempre era bueno. Estaba seguro de que durante la adolescencia
sería un problema pero, a los seis años, todavía era una fuente de
orgullo.
—El señor Parker me dobló los dedos hacia atrás cuando me quitó
el martillo, y uno me duele mucho.
Los ojos de Pat se movieron hacia los míos, y eran atemorizantes.
—Oh. —Chaz negó con la cabeza. —Te das cuenta de que eres
como el tipo más afortunado del planeta de que Sam no esté aquí en
este momento.
—Estoy enterado, —le dije.
—¿Puedes enseñarme cómo lo hizo? —Le preguntó Pat a Kola. —
Yo seré tú y tú el señor Parker.
—Está bien. —Kola asintió.
Para reducir un poco la tensión, pregunté acerca de los tres hijos de
Chaz y las cuatro niñas de Pat. La mayor de Pat se iba a graduar de la
escuela secundaria en junio, y la idea de que las cartas de aceptación
de su universidad llegarían pronto estaba volviendo loco a Pat. No es
que tuviera que preocuparse, yo sabía que Iris estaba pensando en la 179
Universidad de Chicago, si no como su primera opción, entonces
ciertamente como la segunda.
Aparentemente, por las respuestas gruñidas, las proles de ambos
hombres estaban bien. Lo que no lo estaba, era cómo Kola había sido
tratado por el señor Parker. 01/2018
Pat se movió a mi lado después de que Kola le mostrara lo que le
había hecho.
—Mataría a cualquiera que tocara así a una de mis chicas. Hablaré
con el doctor y, si dice que sí, que la lesión es coherente con la
historia de Kola, haré que detengan a este tipo. ¿Me escuchas?
Asentí.
—¿Te amenazó? Kola dice que le dijiste que retrocediera.
—Él estaba demasiado cerca de los niños. Si hubiera estado solo yo,
no me habría preocupado.
Él asintió y me puso una mano en la espalda ligeramente.
—Los niños se quedan en casa mañana, J, ¿de acuerdo?
—Vale.
Chaz y Pat salieron para ir a buscar al doctor, y Rick Jenner, el
esposo de mi amiga Aubrey Jenner, entró, seguido por dos mujeres.
—Oh. —Le sonreí mientras caminaba hacia mí, con la mano
extendida para que la tomara. —Supuse que enviarías a alguien, no
pensaba que el socio gerente de Riley, Jenner, Knox y Pomeroy sería
el que estaría en la habitación del hospital de mi hijo.
Él sonrió cálidamente.
—En realidad, lo es Jenner Knox ahora, señor Harcourt, y yo soy el
socio fundador; Tobias Knox es el socio gerente porque me gusta el
golf.
—No lo había escuchado. Felicidades, Rick. 180
—Es porque tú y el Marshal no venís a las fiestas a las que estáis
invitados.
—No vivimos entre los de tu grupo impositivo tampoco.
Él se rio entre dientes.
—Te veré esta noche, ¿verdad? 01/2018
—No sé. Veremos cómo se siente Kola.
—No, Pa, —gimió Kola. —Tengo que ir a casa de la tía Dyl. Va a
hacer malvaviscos en el horno, según dijo Mica.
Mica, el hijo de Dylan, ya que era el mayor de nuestros cuatro hijos,
a menudo hacía grandes planes de los que su madre no tenía
conocimiento previo.
—Veremos cómo te sientes, bebé.
—Estaré bien.
—Déjame hablar con tu abogado, ¿de acuerdo?
Me miró con los ojos entrecerrados.
—¿No es el amigo del tío Dane?
—Sí, lo es, —le dije a mi hijo antes de volverme hacia Rick. —
Perdona, dime qué hacer.
—Bueno, espero que esté roto, porque una rotura sanará más
rápido que un esguince, y lo que vamos a hacer es demandar a esa
escuela hasta los cimientos.
Negué con la cabeza.
—Oh no, solo quiero que el señor Parker no pueda estar cerca de
mi hijo, ninguno de mis hijos, en absoluto.
—¿Quieres que lo excluyan de la propiedad de la escuela?
—Sí.
El asintió. 181
—Está bien, puedo hacer eso. Si estás seguro de que eso es todo.
—Y debería pagar esta visita al médico, ¿no crees?
—De nuevo, —suspiró, —estás siendo muy amable. Si fuera yo, lo
demandaría por todo lo que tiene.
Hice una mueca. 01/2018
—No, no lo harías.
—Sí, lo haría, pero así es como soy yo.
—¿Qué necesitas que haga?
—Tendré documentos entregados por una de estas agradables
personas. Ellas son Theresa Lin y Nadira Kothari.
Sonreí a ambas mujeres.
—Quien aparezca se ocupará de todo contigo, y vamos a obtener
los documentos firmados y archivados. En ese momento, Theresa se
dirigirá al juzgado para presentar una orden de restricción.
—Está bien.
—Está bien, —me hizo eco, dándome palmaditas en el hombro.
Por fin estaba comenzando a sentirme un poco mejor.
Llamé a Dylan de camino al loft y le expliqué que el dedo de Kola
estaba roto y que no estaba seguro de si debería dejarlo con ella. A
pesar del gemido quejumbroso en el fondo, ella me rogó que los
dejara.
—Parecía divertido, y nunca sales, y es solo a la casa de tu hermano
y de vuelta.
—Sí, pero ¿y si los asesinos vienen a tu casa detrás de…?
—¿De verdad? ¿Asesinos? ¿Estás seguro de que no son ninjas? 182
—Esto es serio.
—Lo entiendo, pero tu vida siempre se ve así de una u otra forma, y
no creo que nadie vaya detrás de ti o de los niños. Creo que Sam no
te hubiera permitido no entrar en custodia protegida si ese fuera
realmente el caso. Piénsalo en serio durante un minuto y piensa en lo 01/2018
que sabes de tu hombre.
Ella tenía razón.
—Y de verdad, ¿en mi calle? —Se burló. —¿Quién tiene más
vecinos cotillas que yo?
—Oh sí, tú ganas, —murmuré en voz baja.
—¡Hola! ¿La señora Applebaum y su mejor amiga, la señora Flores?
¿Y la señora Wong? Querido Dios.
—Entonces, ¿estás diciendo que mis hijos estarían a salvo contigo?
—¡Tía Dyl, ven a buscarme! —Hannah chilló.
—Eso es lo que estoy diciendo.
—Siento que Kola necesita…
—¡Quiero malvaviscos! —Mi hijo gimoteó.
—Dyl…
—He escuchado el ruido del gallinero detrás de ti, por cierto. —Ella
soltó una carcajada. —Vamos, cariño, dame a tus hijos. Prometo no
venderlos a los gitanos.
Me empecé a reír.
—A menos que obtenga un muy buen precio.
—Espero que Chilly no te haya vuelto loca.
—Volvió al perro loco. Yo estuve bien. Tengo una gran foto de él
colgando de la punta de su nariz.
Gruñí. Sheila, la San Bernardo de Dylan, no era nada salvo sufrida. 183
—¿Entonces?
—Bonitos guisantes, Pa.
—Por favor, guisantes no.
—Se hace pis23. —Ella comenzó a reírse. —¡Kola se hace pis!
—¡Pa! ¡Hannah ha dicho que me hago pis! 01/2018
—Bien, —le dije a Dylan. —Asegúrate de que los gitanos te den el
mejor precio.
Su bufido de risa me hizo sentir normal por primera vez todo el día.

23
Los niños se divierten por lo parecido que suena “peas”, guisantes a “pees” orinar.
Capítulo 9
Me estaba escondiendo en el balcón con los demás.
—¿Qué? ¿Qué he dicho?
Aubrey Jenner tenía la mano sobre su rostro porque el vino se le 184
había salido por la nariz cuando se rio.
Dane tenía la cabeza hacia atrás, y estaba contando para no
sonreír, incluso mientras se agarraba a la barandilla de cemento.
Rick Jenner estaba de pie junto a su esposa, con los brazos
01/2018
cruzados, la cabeza gacha, temblando lo suficiente para que supiera
que se iba a perder en cualquier momento.
—Joder. —Jude Coughlin, el amigo más antiguo de Dane desde la
escuela secundaria, maldijo mientras caminaba a nuestro círculo. —
Tendremos que quedarnos aquí para respirar, ¡ya que no queda aire
en todo el maldito apartamento!
Rick comenzó a reírse; su esposa puso la cara sobre mi hombro.
—¡Porque lo chupó todo! —Continuó Jude. —¡Jesús!
—¿De qué estás hablando? —Yo estaba indignado. —¡Tiene las
puntas hechas de gaviota, por todos los santos! Eso es lo importante.
—Es de foca, —me corrigió Aubrey, obviamente intentando con
todas sus fuerzas no sucumbir. —¿Cierto?
Jude levantó las manos.
—¿Quién distingue las botas de foca? —Le pregunté a ella
dramáticamente. —Dios mío, mujer, ¿no sabes nada?
—Para, —advirtió Dane lentamente, porque él también estaba a
punto de colapsar.
—Quiero decir, —continué, —así que me gusta hablar de mí
mismo, ¿es culpa mía que sea increíblemente rico, educado,
divertido, urbano y hermoso? ¿Por qué no querrías hablar de mí? ¿De
qué más desearías discutir, campesino?
Él comenzó a sonreír.
—¿Campesino?
—Tengo un anillo que puedes besar. 185
Jude se ahogó en una risa.
—Tengo una casa en los Hamptons, un ático cerca de la Torre del
Agua y una residencia en Park Avenue. Estás celoso. Tal vez si pasaras
más tiempo administrando tu cartera de acciones y menos tiempo
masturbándote, también serías rico. 01/2018
Eso fue todo. Rick se perdió. Echó la cabeza hacia atrás y aulló.
Aubrey se reía tanto que apenas podía respirar; Dane se estaba
riendo y frotándose los ojos porque estaban llorando, y Jude estaba
agarrando a Dane por el hombro mientras se unía a Rick con una risa
estridente.
—Os golpearé a todos, —anunció Aja mientras venía hacia el
balcón.
—A mí no, —dijo Dane. —Me necesitas.
Ella le gruñó antes de volverse hacia mí.
Abrí mucho los ojos para ella.
—Tú. —Me miró furiosa.
—¿Qué?
—¡Oh, ese acto inocente es una mierda!
—Papi siempre decía: "Una onza de pretensión vale una libra de
estiércol”.
—Me vas a hacer mearme, —Aubrey apenas consiguió decir. —
¡Para!
—¿Steel Magnolias24? —Aja luchaba por no sonreír. —¿Estás
citando frases de películas ahora?
—Es un imbécil, —le dije a mi cuñada, enunciando la palabra para
ella. —¿Cómo fuiste amiga de ese tipo?
Ella tuvo que pensar.
—Probablemente cambió, —ofreció Dane, frotándose la frente. —
¿Correcto, amor? 186
Ella se giró y lo miró, porque el hombre no era muy bueno usando
palabras cariñosas e hizo que se mordiera el labio inferior.
—¿Sí?
—Él tenía los pies en la tierra más. —Ella tomó aliento. —Creo que
lo está intentando demasiado. 01/2018
—Oh, ¿tú crees? —Jude se rio entre dientes. —Aja, cariño, ¿puedo
comprarte un diamante?
Su comentario, su inflexión, me hicieron reír.
Ella golpeó su pecho.
Dane interceptó su mano mientras tiraba de ella hacia atrás, y la
acercó a su lado, y ella se puso, como siempre lo había hecho, bajo el
brazo del hombre. Ella me pasó su copa de vino para poder poner
ambas manos sobre Dane mientras se inclinaba hacia él.
—Ni siquiera hemos cenado aún, —dijo Rick finalmente, aún con
rastros de risa en su voz. —Todos seremos tomados como rehenes
durante la comida.

24
Steel Magnolias (titulada Magnolias de acero en México y España) es una película
basada en la obra de teatro homónima de Robert Harling y adaptada al cine por él mismo.
Dirigida por Herbert Ross en 1989. Fuente: Wikipedia.
—Oh, esa pobre gente que hemos dejado dentro con él, —dijo
Aubrey con tristeza.
No pude contener la risa.
—Si Sam estuviera aquí, le dispararía.
—Lo cual es por lo que Sam no tiene permitido traer su arma de
fuego a las cenas, —me recordó Dane.
—Y eso me recuerda, —dije, mirando fijamente a mi hermano. —
¿Por qué demonios metiste la Super Soaker de Hannah para que nos
la lleváramos al apartamento? 187
Él entrecerró los ojos.
—Mis hijos querrían sus pistolas de agua, ¿por qué tu hija no
querría la suya? Eso no tiene sentido.
—No, —le hice una mueca. —Una pistola de agua en noviembre no
tiene sentido. 01/2018
—Como si tú y la lógica hubieseis sido presentados formalmente
alguna vez, —se burló. —Nueve veces de cada diez veces tus
decisiones son defectuosas.
—Al menos no tengo zapatos hechos de bebé pato.
Su bufido de risa le consiguió un pellizco por parte de su esposa, y
entonces me di cuenta de que estaba concentrada en mí. Sonreí
como un loco.
—Tú.
—¿Yo?
—Tú, —Aja asintió.
—¿Qué?
—Eres tan malo.
—¿Yo? Él es el que tiene zapatos de vestir de gaviota.
—¡Jory!
El timbre de la puerta sonó.
—Tal vez sea su cita ausente. —Jude sonó esperanzado. —Por
favor, Dios, líbranos.
—Oh, no está tan mal, —Aja lo reprendió.
Todos la miramos, y Dane le besó la frente.
Tal vez Randall Erickson era un tipo agradable que simplemente
estaba muy nervioso en compañía de un grupo de personas tan
exitoso. Pero pasó al final de mi lista cuando salí de la cocina y vi al ex
de mi pareja de pie allí.
—Todo el mundo, me gustaría que conocierais al doctor Kevin 188
Dwyer. Él…
—Jory, —Kevin me saludó, sonriendo, y no me perdí la forma en
que sus ojos pasaron a mi lado, buscando a mi pareja.
Me cabreé al instante.
—¿Conoces a Jory? —Preguntó Randall, y pareció preocupado. 01/2018
—No a Jory. Tenemos un conocido mutuo.
Inhala, exhala.
—¿Oh? ¿Quién es?
Me aclaré la garganta.
—Él conoce a Sam.
—De verdad, —dijo Dane como si esa fuera la noticia más
fascinante de la historia.
—De verdad, de verdad, —dije.
La simulada alegría no le pasó desapercibida.
—Ya veo. —Él asintió, sus ojos se encontraron con los míos. —
¿Vamos a comer?
—Sí. —Forcé una sonrisa para él.
Recordé, mientras tomaba asiento en la larga mesa junto a Jude,
frente a Rick, que antes de tener hijos, yo era un seguidor. No fue una
revelación; esto había llegado bastante antes, pero en momentos
como el presente, en realidad podía ver cambios en mí mismo. En el
pasado, había mirado a Dane u otros para hacerme sentir cómodo en
situaciones estresantes. Confiaba en la presencia física de mi
hermano para dirigirme a la mesa o hablar conmigo durante la cena.
Pero ya no era ese tipo. Sí, todavía contaba con mi hermano para los
artículos caros, como refugio para que los hombres no pudieran
atraparme a mí y a mis hijos cuando faltaba mi otra mitad, pero no
necesitaba que él dirigiera mi vida más y me hiciera sentirme mejor
en mi propia piel. Ya no necesitaba pedir un respaldo a menos que 189
hubiera algo externo como que mi hijo hubiera sido herido y que
tuviera que haber un policía o un abogado. Ya no era un niño; yo
tenía dos propios.
La comida estuvo bien, nada realmente memorable al respecto. Los
camareros fueron eficientes y corteses. El chef debió haber sido 01/2018
excelente porque todos comentaron lo buena que era la comida, y el
vino, de la colección de Dane, aparentemente fue un triunfo. Todo
me supo bien, pero nada extraordinario. Si el padre de Sam hubiera
estado allí haciendo sus mundialmente famosas hamburguesas con
queso y tocino, entonces habría tenido algo de qué hablar. Tal como
estaban las cosas, estaba listo para irme a casa. Aunque amaba a mi
hermano y a su esposa, me di cuenta de que mezclarnos socialmente
simplemente no funcionaba. Mi idea de una cena formal era el
domingo por la noche con los padres de Sam o las tardes que tenía
con Dane, Aja y sus hijos. Ya no era más un tipo de chico de cóctel y
hors d'oeuvres y comida de cuatro estrellas, si es que alguna vez lo
fui.
Cuando terminó la cena, cuando el personal preguntó si los
invitados querían un café con el postre, me levanté, caminé hasta el
final de la mesa y me puse en cuclillas junto a la silla de Dane.
—¿Qué? —Sus cejas estaban fruncidas.
—No, nada, solo…, —bajé la voz. —Estoy preocupado por Kola, y no
tengo la cabeza aquí, y he sido realmente imbécil con Randall, y no es
culpa suya. Normalmente hago concesiones para todos, pero solo
quiero irme.
—Por supuesto, lo entiendo. El domingo, cuando traigas a los niños,
almorzaremos solo nosotros en algún lado, —dijo, su mano cayendo
suavemente sobre mi hombro. —¿Estás seguro de que aún estás
dispuesto a recogerlos el viernes? 190
—Oh, por supuesto. Preparadles, chicos, ropa para la noche y yo los
recogeré después de la escuela.
—Gracias. —La voz de Aja me giró hacia ella mientras cogía mi
mano.
—Por supuesto, —dije, besándola mientras me ponía de pie antes 01/2018
de rodear la mesa hacia Rick.
—Oye, ¿a dónde vas? —Me preguntó Aubrey.
—A casa, —suspiré, inclinándome para besar su mejilla. —Me
preocupa Kola.
—Oh cariño, Rick me lo ha contado. Eres tan bueno; yo estaría en
una juerga de disparos homicida.
Sonriendo, apreté la mano que me ofreció y luego me volví hacia su
esposo.
—¿Quieres levantarte para poder abrazarte o qué?
Él se rio entre dientes, se levantó, y yo me incliné y él me agarró.
No era algo que él y yo hiciéramos, el abrazarse, pero estaba
justificado.
—No pude asumir lo de hoy y realmente necesitaba ayuda.
Estuviste genial, y Nadira fue increíble cuando vino y me explicó lo
que estaba haciendo y lo que estaba pasando y lo que debería
esperar. Gracias por entrar y arreglar cosas. Esa es normalmente la
parte de Sam.
Él me dio un último apretón, y luego retrocedí.
—No hay problema, —me aseguró. —Somos amigos también,
¿sabes?
—Lo somos, —intervino Aubrey, tomando mi mano y apretándola.
—Está bien. —Acepté antes de dejarlos, dirigiéndome hacia el
armario que estaba al lado de la puerta principal.
Estaba tirando de mi abrigo cuando alguien dijo mi nombre. 191
—Señor Harcourt.
—Oh, ey. —Sonreí a Randall cuando me di vuelta. —Hombre, siento
haber sido un idiota contigo, no es culpa tuya.
—Yo... ¿perdón?
Me señalé la nariz. 01/2018
—Cuando te estaba imitando, hice esa cosa nasal que haces cuando
hablas, como una especie de ruido de ganso. Eso fue de zorra, y…
—¿Perdona?
Oh oh.
—Bueno, cuando se lo estaba contando a mi amiga Dylan por
teléfono, —mentí, —he dicho que había un tipo en la fiesta de mi
hermano que tenía zapatos hechos de ornitorrinco o algo así, y que
estaba seguro de que tenías muchas cualidades redentoras, pero
hasta ahora, dado que eras el único que hablaba, era difícil hacerse
una idea de lo que eran.
—Tú…
—Entonces ella estaba diciendo que ser amable era una virtud y
que tal vez estabas nervioso, lo que explicaba el monólogo de tus
actividades benéficas... —Me aclaré la garganta. —Y me he puesto a
pensar que tal vez podríamos almorzar muy, muy lejos en el futuro.
—Solo quería pedirte una aclaración sobre cómo conociste a Kevin,
pero... ¿estoy entendiendo que te estabas burlando de mí?
—Sólo la… —señalé a mi nariz otra vez— cosa de la bocina.
—¡Señor Harcourt!
—Solo es Jory, —lo corregí. —Dane es el “señor”.
—Tú… yo… cómo te atreves a insultar... ¿por qué tú... yo...?
¿Cómo terminaba yo haciendo que la gente balbuceara de esa
manera?
—Oh, ya sé. —Tuve una idea para una oferta de paz. —Te gustan 192
los ricos. Podría invitar a Aaron Sutter, lo conoces, todos lo conocen, y
mientras hables de cosas que no son, ya sabes, como tú, entonces
podríamos pasar el rato y comer alguna especie de pelícano en
peligro o algo así, ¿eh?
—¿Quién eres tú? 01/2018
—Es mi hermano, —dijo Dane a mi lado de repente. —Por favor,
vete a casa.
—Yo lo hacía, — me defendí. —Él es el que me ha detenido.
Dane señaló y me dirigí hacia la puerta.
—Tú… él…
—Ven a sentarte, Randall, —Dane lo aplacó mientras yo abría la
puerta de entrada y luego la cerraba detrás de mí. A veces no valía la
pena disculparse con la gente.

—¿Sus zapatos estaban hechos de gaviota? —Me preguntó Kola en


el viaje de vuelta a casa desde la casa de Dylan. —Eso es asqueroso,
Pa.
—Sí, lo sé.
En la tienda de comestibles, tuvimos que recoger leche y otros
artículos diversos.
—Hannah, —llamé en el pasillo de los cereales cuando se estaba
alejando demasiado de mí, —¿hasta dónde es demasiado lejos?
Ella se giró y me miró.
—Si no puedes extender la mano y tocarme, estoy demasiado lejos.
—Cierto. —Extendí la mano.
Fue gracioso cómo caminó hacia atrás hasta que mi mano tocó su 193
espalda; le di las gracias por respetar mis deseos.
—Nana dice que darme las gracias es malo, que debería hacer lo
que dices.
—¿Y, tú qué piensas?
—Creo que tiene razón, pero me gusta cuando dices gracias. 01/2018
Tomé la mano de Hannah mientras observaba a Kola hacer un
extraño caminar de contorsionista.
—¿Por qué está haciendo eso? —Le pregunté a ella.
—No quiere romperte la espalda por pisar una raja.
—¿Pero no te importa si tú me rompes la espalda?
—Creo que ya estaría rota si fuera algo real. Creo que es como los
demonios.
Esto era nuevo.
—¿Qué demonios?
—Suzy dijo que los demonios salen del infierno por el suelo y te
atrapan cuando duermes.
—Ajá.
—Pero el suelo es duro, ¿cómo podrían pasar? —Mi hija quiso
saber.
—Es un excelente punto.
—Así que cosas así, no creo que sean reales, —dijo, zanjando el
tema.
—Sospecho que tienes razón.
—El sábado después de la película, ¿podemos ir al acuario? —Su
mente inconstante se movía más rápido que la mía.
—¿Por qué?
—Los delfines, —dijo rotundamente, como diciendo “qué otra cosa
podría ser”.
—Podemos preguntar a todos los demás, pero estaba pensando 194
que iríamos al parque.
—Oh, el parque es mejor, no importa. Eres muy inteligente. —Ella
sonrió radiante hacia mí.
—Gracias.
—Pa, —dijo Kola, obviamente habiendo descartado su 01/2018
preocupación por mi columna vertebral por la forma en que había
vuelto a su ritmo normal, —¿Con quién me casaré cuando sea
grande?
—No lo sé, depende de quién te enamores.
—Pero ¿será un chico o una chica?
—No tengo ni idea, amor. Quien quieras.
Él estaba pensando.
—¿Tengo que ir a la universidad? Mica dijo que su padre dijo que
tenía que ir a la universidad.
—Sí, tienes que ir a la universidad.
—¿Papi fue a la universidad?
—No.
—Entonces, ¿cómo es que yo tengo que hacerlo?
—Si quieres hacer un trabajo como el de tu Papi, entonces no
tienes que hacerlo, pero si quieres ser un veterinario y cuidar gatos
como Chilly, entonces…
—Sí, creo que quiero hacer eso.
—Entonces tienes que ir a la universidad.
—Vale, entonces, iré a la universidad.
—Piensa en una beca.
—¿Qué?
—Te lo diré más adelante. 195
Mientras esperábamos en la cola para salir, Hannah, que se había
cansado de caminar, estaba sentada en la parte superior del carrito,
tarareando y balanceando las piernas. El hombre detrás de nosotros
se rio entre dientes.
Lo miré por encima del hombro. Si tuviera que adivinar, habría 01/2018
dicho que tenía unos sesenta y cinco años, una cara bonita, un
hombre guapo.
Se aclaró la garganta.
—¿Está tarareando “La chica de Ipanema”?
—Sí, —gemí. —Oh Dios, es culpa mía. Yo lo hago, y ahora cada vez
que ella está aburrida... ya captas la idea.
—Es encantador. —Él me sonrió.
Hice una mueca.
—Su maestra no es fan.
Él se rio.
—Espero que no.
Hannah levantó los hombros, inclinó la cabeza y apuntó con toda su
ternura hacia él, y entre sus pequeñas mejillas de manzana, su
diminuta boca de capullo de rosa y sus chispeantes ojos, él se
convirtió en gelatina.
—Es una muñeca.
—Y lo sabe.
—Necesitarás un arma para mantener a los chicos alejados.
—Lo tenemos cubierto, —le aseguré.
Afuera en el aparcamiento, estaba entregando la bolsa térmica a
Kola cuando todos escuchamos el cacareo.
—¿Qué ha sido eso? —Hannah me preguntó.
—Gallos, —le dije mientras caminábamos, yo llevaba tres bolsas
reutilizables, Kola una. En el coche, lo escuchamos de nuevo. 196
—Pa, viene de allí, —dijo Kola, señalando una camioneta Ford
aparcada.
—No es asunto nuestro. Sube al coche, —le ordené, abriendo la
puerta.
—Pero ¿y si están atrapados? —Hannah me miró, sus grandes ojos 01/2018
marrones preocupados.
—Bien, vosotros dos subíos al coche. Veré qué es.
Con mis hijos a salvo en el coche, revisé y me incliné sobre la cama
de la camioneta y levanté una lona. Allí, debajo, había tres grandes
jaulas de alambre con gallos. Nunca había sido un gran amante de las
aves; las alas revoloteando en mi cara eran simplemente causa de
hiperventilación. Los payasos, los pájaros, las cucarachas voladoras,
que se agregaron a la lista cuando estuve en Hawai, y las avispas me
daban escalofríos. No me entusiasmó encontrar gallos, pero el hecho
de que estuvieran allí me pareció extraño. Parecían haber sido
recortados de manera extraña; no se veían como los que caminan por
el zoológico de mascotas.
—¿Qué demonios estás haciendo?
Me volví y dos hombres caminaban hacia mí rápidamente.
—Mis niños escucharon el cacareo, y pensamos que las aves
estaban en problemas.
—Oh, —dijo el primer tipo, y de repente estaba mirando una placa
que sacó de debajo de su camiseta. El otro hombre hizo lo mismo. Oí
que la ventana bajaba a mi lado, y Hannah asomó la cabeza.
—¿Están las gallinas bien, Pa?
—Sí, B, —le aseguré.
Los policías, Detectives Gonzales y Everman, les explicaron a los
niños, mientras uno se apoyaba contra la camioneta y el otro en mi 197
monovolumen, que les habían quitado los gallos a los hombres malos
que iban a hacerlos pelear.
—¿Por qué los hacen pelear? —Kola quiso saber.
—La gente apuesta a qué ave va a ganar.
—¿Cómo saben quién gana? —Kola era tenaz cuando se trataba de 01/2018
algo que no entendía. —¿Es como el boxeo y hay puntos?
Tuve que recordarme a mí mismo hablar con el padre de Sam sobre
ver las peleas con mi hijo.
—No, los dejan seguir hasta que uno de ellos muere.
—¿Muere? —Kola estaba horrorizado.
Hannah, que estaba cansada en ese punto, rompió a llorar.
—¿De veras? —Fruncí el ceño a ambos detectives, a pesar de que
Everman fue quien lo había dicho.
Gonzales le dio un codazo a su compañero en las costillas,
pareciendo avergonzado.
—Lo siento.
Pero tenía que consolar a mi niña y ya no tenía tiempo para ellos.
Salieron primero del aparcamiento y me di cuenta cuando doblé a
la derecha hacia la calle y los seguimos.
El Hummer que pasó cerca de mí ni siquiera se coló en mi radar
hasta que se estrelló contra el lado de la camioneta y la forzó a salir
de la carretera. Estaba fácilmente a noventa metros de distancia,
pero rápidamente apagué las luces y me detuve al costado de la
carretera.
—¿Pa?
Silencié a Kola y llamé al 911 cuando los oficiales salieron.
Había tres hombres en el Hummer y salieron de su vehículo
disparando. 198
—Es el 911, ¿cuál es su emergencia?
—Dos-uno-uno, —dije rápidamente, recordando los códigos que
Sam me había dicho. —Tengo dos oficiales a la vista.
Dos-uno-uno: asalto a un oficial. La operadora pasó de interesada a
preocupada en segundos. Ella obtuvo mi ubicación y me preguntó si 01/2018
estaba en peligro, y como yo clasificaba el peligro como personas que
disparaban directamente contra mí, dije que no. Cuatro automóviles
pasaron al otro lado de la carretera, luego tres más, y los chicos malos
debieron haberse asustado, porque repentinamente corrieron con
mucha prisa a subirse al automóvil. Se acabó, y el Hummer, chirriando
los neumáticos, a toda leche, estuvo volviendo hacia mí. Vi la
matrícula, la memoricé, les dije a los niños que permanecieran abajo
y me agaché. El automóvil pasó volando, con suerte sin notar nuestro
Mercedes, pero con la certeza de que no pudo conseguir la matrícula
a la velocidad con la que se estaban yendo.
Le di su número de matrícula a la operadora y le dije que iba a
conducir para ver cómo estaban los oficiales. Ella dijo que tendría
compañía en minutos, policía y ambulancia.
Acercándome tanto como pude con el monovolumen, salí y encerré
a mis hijos en el coche. Todavía estaba hablando por teléfono con la
operadora y fui a ver de cerca a los oficiales. Everman estaba caído,
sangrando por su costado. Gonzales estaba debajo de la camioneta,
acostado boca arriba, y se quedó sin aliento al escuchar que lo
golpearon en la pierna y el hombro.
—¿Está Lou vivo?
—Sí, —le dije. —¿Estás bien? La ayuda viene en este momento.
—Sí, estoy bien, y gracias.
—Sólo espera, —lo tranquilicé mientras me movía de vuelta a su
compañero. Me quité el abrigo y luego el suéter y la camiseta de 199
debajo. Hacía frío afuera, pero necesitaba presionar la herida y no
había otra opción. Everman gimió cuando presioné el algodón
arrugado en su costado.
—¿Quién eres tú otra vez? —Me preguntó mientras me ponía el
abrigo y colocaba el suéter, hecho una bola, detrás de su cabeza. 01/2018
—¿Conoces a Sam Kage?
Él tosió.
—Es un Marshal, ¿verdad?
—Sí.
—Sí, lo recuerdo. Solía ser un detective de homicidios.
Asentí.
—Estoy casado con él.
—Lo tengo, —dijo mientras los dos escuchamos las sirenas a lo
lejos. —No creo que tengas la matrícula del…
—Ya he llamado, —dije y le puse el teléfono a la oreja.
—Ey, —gimió a la operadora, —¿tienes la matrícula?
Él estaba hablando con ella mientras la ambulancia y una flota de
coches de policía se acercaron. Señalé debajo de la camioneta, luego
contesté rápidamente las preguntas para que los policías pudieran
enfundar sus armas y todos pudieran proteger la escena en lugar de
preocuparse por si alguien iba a dispararles.
Kola y Hannah se sentaron en un coche de la policía con un joven
muy agradable que les dio todo el historial del automóvil. Yo estaba
de pie fuera del coche, con el suéter y el abrigo de nuevo puestos, la
camiseta había sido sacrificada por el bien de todos, y dando mi
declaración a dos nuevos detectives. Gonzales y Everman fueron
llevados al hospital en ambulancias separadas, y Chaz y Pat, que
aparecieron de alguna manera, ahora estaban conmigo mientras me 200
interrogaban. Los dos chicos nuevos (había demasiadas personas
nuevas en una noche para seguirles la pista) prometieron que mi
nombre no aparecería en el periódico.
—Debería recibir un reconocimiento, señor Harcourt.
Pero yo no quería una mención por valentía o lo que sea. Hice lo 01/2018
que cualquiera que tuviera un compañero en la aplicación de la ley
haría.
—Su nombre no puede filtrarse, —recalcó Chaz, y usó su tamaño,
su estado, su puesto, su historial, todo eso, simplemente quién era,
para intimidar a los dos detectives más jóvenes.
—Nunca, —intervino Pat, y tan aterrador como Chaz fue, todavía
fue amable en comparación con Patrick Cantwell.
Fue rápido el consentimiento de los detectives subalternos:
prometieron nada de prensa, ninguno.
Conocí al capitán de Gonzales y Everman, Ibrahim Khouri, que se
veía fresco y refinado incluso aunque, a las diez de la noche, era tarde
para verse tan bien. Me dio las gracias por ayudar a sus hombres y se
aseguró de pasarme su tarjeta. Él no estaba seguro de por qué Chaz y
Pat estaban allí, y luego comenzaron a explicar lo que había ocurrido
conmigo anteriormente en el día, dejando de lado a Sam por
completo. Khouri fue con Chaz a hablar con Kola.
Me di la vuelta y vi a Kola salir del coche y poner su manita en la del
capitán, que estaba arrodillado en el suelo frente a mi hijito para que
estuvieran más o menos al mismo nivel. Habría apostado al hecho de
que el Capitán Khouri tenía hijos él mismo.
Él asintió con la cabeza mientras Kola recreaba lo que había
sucedido. La cara de Hannah se arrugó mientras escuchaba a su
hermano, y después de un minuto, voló sobre la hierba hacia mí. 201
—¿Estás bien, B? —Pregunté mientras la levantaba.
—Quiero irme a casa, a mi casa y a mi habitación, y quiero que Papi
regrese a casa. —Ella lloriqueó al final.
—Lo sé, B, — la tranquilicé, frotándole la espalda mientras su
cabeza golpeaba mi hombro. —Estará en casa pronto. Quizás esta 01/2018
noche todos dormiremos en mi habitación, ¿eh?
Ella asintió con la cabeza contra el costado de mi cuello, y le
pregunté al detective si habíamos terminado.
Él estuvo de acuerdo en que lo hicimos. Me dio su tarjeta y me dijo
que estaría en contacto, y nos permitieron ir a casa. El capitán me dijo
que estaría en contacto con Chaz y Pat, y le di las gracias antes de
llevar a mis dos hijos al coche para regresar, por fin, a casa.
—Afortunadamente no compramos ningún helado, —les dije.
Y de repente las cosas fueron mejores, normales, porque ambos
pensaron que la idea de un desastre espeso en la parte trasera del
monovolumen era hilarante.
Esa noche, mientras yacía entre mis dos personitas recién
duchadas, ambas en pijama y ambas acurrucadas contra mí, intenté
contactar con Sam. Fue al buzón de voz, y como nunca estaba seguro
de cómo de seguro era su teléfono, envié un corazón por mensaje
antes de apagar la luz.

202

01/2018
Capítulo 10
Yo no era una de esas personas de golpear el suelo haciendo
running por la mañana. Probablemente era un vampiro reencarnado, 203
a decir verdad. Así que no fue sorprendente que estuviera de pie
junto a la cafetera, esperando que preparara el precioso elixir que me
mantendría en posición vertical, cuando él cruzó la puerta.
Yo estaba aturdido.
01/2018
No lo había esperado hasta dentro de unas semanas. Encontrar a
Sam Kage, arrugado y con tres días de barba crecida, frunciendo el
ceño, fue una sorpresa.
—¿Qué demonios está pasando? —Me rugió.
Levanté las cejas.
—Hola a ti también.
Gruñó, dejó caer su petate, se quitó el chaquetón y lo tiró al sofá
antes de caminar hacia adelante.
Me moví alrededor de la isla en la cocina, que era encimera en un
lado y barra en el otro. La distribución abierta del loft significaba que
una habitación fluía hacia la siguiente, así que agradecí la pequeña
barrera que había entre nosotros.
—¿Qué estás haciendo?
—¿Por qué estás enfadado?
Sus ojos se agrandaron.
—¿Por qué estoy enfadado? No sé... déjame pensar.
Crucé los brazos, esperando.
—Kola se rompió un dedo, ¡tuviste que proteger a tus hijos solo de
este psicópata y presenciaste un golpe hacia dos policías!
—La cena fue realmente la peor parte. Tu novio estuvo allí. —Me
estremecí.
Él gruñó bajo en la parte posterior de su garganta y vino hacia mí.
Hubiera corrido, pero era muy temprano en la mañana. En cambio,
me volví y él cargó contra mí, me agarró fuerte por los brazos y me 204
sacudió.
—¿Por qué sigues dejándome ir?
—¿Por qué te sigues yendo? —Le pregunté a mi vez, sabiendo por
la mirada cruda y perseguida en sus ojos que estaba viendo a un
hombre absolutamente consumido por la culpa, la preocupación y el 01/2018
dolor. Estaba enfermo por no haber estado allí para mí o para Kola o
Hannah.
—Siempre pienso que si quiero hacer algo bien, debo hacerlo yo
mismo.
—Lo sé. —Sonreí cuando mi voz se suavizó, y él me soltó, sus
manos se movieron hacia mi rostro, acunándolo. —Está bien.
Un jadeo estremecedor lo atravesó antes de apretar la mandíbula.
—Estás enfadado contigo mismo, no conmigo.
No discutió. Él no tenía que hacerlo; yo lo vi.
—Déjalo pasar, —dije, rodeando con mis manos sus muñecas. —
Estoy delirando de que estés aquí.
Asintió, y cuando me levanté hacia él, escuché la respiración
contenida.
Todavía.
Después de tantos años, yo todavía dejaba al hombre sin aliento.
Eso era un regalo.
Selló su boca sobre la mía y me rodeó con sus brazos, usando todo
su poder para presionarme contra él, nuestros cuerpos alineados,
lenguas enredadas, nuestro beso íntimo y lánguido. Le pertenecía, y
él podría abrazarme todo el tiempo que quisiera.
Mis brazos se enredaron alrededor de su cuello mientras me
levantaba de mis pies, las manos en mi culo. Deslicé las piernas por
sus muslos hasta sus caderas y las apreté. El gemido en la parte
posterior de mi garganta hizo que se aferrara a mí, sus grandes y 205
ásperas manos se clavaron en mi piel cuando comenzó a caminar
fuera de la cocina y por el pasillo.
Realmente quería irme a casa. En mi casa, el sexo a primera hora de
la mañana era atendido en el cuarto de lavar. Había perdido la cuenta
de las veces que me había puesto encima de la lavadora. 01/2018
Rompió el beso, jadeando mientras yo tomaba mi propia bocanada
de aire antes de recuperar su boca. Chupé su lengua mientras se
tambaleaba hacia adelante, llevándome, luego se detuvo de repente
y me empujó con fuerza contra la pared.
—¿Dónde están nuestros hijos? —Preguntó, susurrando contra mi
oreja, mordisqueando el lóbulo.
—Todavía... cama... temprano... —me detuve, besando su garganta
hasta su barbilla y mordiendo suavemente antes de arrastrar mi boca
hacia abajo, chupando su piel, a instantes de dejar chupetones.
Un sonido frustrado, primero un gruñido y luego una bocanada de
aire antes de se apartara de la pared y continuara por el pasillo.
—¿Dónde?
—Primera puerta, — lo dirigí. —Cierra cuando…
—Sí.
Sonreí contra su boca. Cuando llegamos allí, cerró la puerta de un
puntapié detrás de él, y de repente sus movimientos fueron rápidos,
bruscos y contundentes.
Después de ponerme de pie, me subió la camiseta por la cabeza y
me la quitó, luego hizo lo mismo con la suya, se estiró hacia atrás
entre los omóplatos para agarrarla. Lo alcancé, agarrando su pecho,
encantándome su tacto.
Mi profundo gemido de aprecio produjo un movimiento violento.
La parte de atrás de mi cuello estuvo en su férreo agarre mientras me 206
hacía girar y me empujaba hacia delante, mi mejilla presionada contra
la fría y sólida madera de la puerta.
—Manos.
Inmediatamente las puse sobre mi cabeza, con las palmas planas. Al
mismo tiempo, abrí las piernas. 01/2018
Él empuñó fuertemente mi pelo, y el mensaje de que no debía
moverme estuvo claro. Me quedé quieto mientras él me dejaba,
escuché el tintineo del cajón en la mesita de noche detrás de mí y la
rotura del sello de plástico. Habíamos estado juntos tanto tiempo
que, sin importar dónde estuviéramos, donde nos quedáramos, las
cosas siempre se encontraban en lugares familiares. Él sabía dónde
buscar el lubricante.
Soltó el cordón de mis pantalones cortos de dormir, los tiró hacia
abajo, y los deslizó sobre mis caderas y fuera. Cuando sentí el cálido
aliento en el culo, mi respiración se detuvo porque sabía lo que venía.
Me mordió con fuerza; dejaría una huella de sus dientes, pero no me
importaba. La lamida que siguió, la succión, valió la pena.
Si no hubiéramos estado separados, si esto fuera una necesidad
normal matutina, mis nalgas se habrían extendido y su lengua se
habría empujado dentro de mi agujero fruncido. Pero estaba siendo
maltratado, estaría clavado en la pared y martilleado. Apenas podía
esperar.
Cada músculo en el gran cuerpo duro del hombre estaba tenso y
listo para ponerse en movimiento y llevarme. Y lo quería. Yo quería
que Sam Kage simplemente me tomara.
El primer dedo manchado de lubricante se deslizó dentro de mí
cuando su boca se cerró sobre la parte posterior de mi hombro,
donde su nombre estaba tatuado y lo había estado durante años.
Hice que un artista trazara su firma allí, solo “Sam”, y que le pusiera 207
tinta. Nunca, nunca se cansaba de ver su nombre en mi cuerpo. Era a
donde sus labios iban cada vez que me tomaba por detrás.
Empujé mi trasero hacia él, y gimió en reconocimiento antes de
acariciarlo y abofetearlo.
—Tan hermoso, tan perfecto y redondo y firme... como un 01/2018
corazón... siempre increíble.
—¿Qué?
—Eres tan pequeño y sin embargo... tomas todo de mí.
Lo hacía y podía, y había un montón de Sam Kage para tomar. Él me
llenaba y estiraba como nunca lo había hecho nadie.
—Mirar… —su voz era un ronco gemido— podría hacer que me
corriera.
Empujé en su dedo hacia atrás, y él agregó un segundo, trabajando
los apretados anillos de músculos, tratando de que mi cuerpo se
aflojara.
—Pelea conmigo, —ordenó. —Adelante e inténtalo, porque no
puedo esperar.
Oí el tintineo de la hebilla de su cinturón, la cremallera, y luego el
sonido de la carne en la carne. Luego el lubricado de su polla, y olí su
líquido preseminal antes del toque de la enorme cabeza en mi
hendidura. Presionó entre mis nalgas, dejando que su polla las
separara, y el primer empujón me hizo dar un salto adelante.
Su ángulo cambió, bajó, y empujó hacia arriba y adentro,
empujando profundo y duro, el lubricante dejándolo pasar. Los
músculos traspasados se ondularon a su alrededor.
—Oh Dios, —gimió en voz alta, con ira, dirigiéndose,
empujándome, moliendo dentro de mí sin vacilar. —Simplemente me
chupas dentro; tu culo acaba de tragarme entero, joder.
Estaba sudando pero congelándome al mismo tiempo que me 208
golpeteaba contra la puerta, golpeando fuerte, sin importar el ruido.
Soltó mis manos, inclinándose hacia atrás para que pudiera ver su
polla desaparecer en mi culo una y otra vez. Sabía lo que estaba
mirando, me lo había dicho lo suficiente a lo largo de los años.
La sujeción de acero en mi nuca de nuevo. Sus dedos dejarían 01/2018
hematomas, pero sabía que no le importaba. Solo el poder ejercido y
la dominación importaban, ver que lo recibía, sentir las sedosas
paredes a su alrededor, saber que solo le pertenecía a él.
Estuve empalado una y otra vez en su longitud caliente y gruesa, y
de repente su mano izquierda se deslizó sobre la mía. Nuestros dedos
entrelazados, extendidos sobre la puerta mientras su otra mano
empuñaba mi eje que goteaba.
—Córrete, —fue la orden gutural mientras él empujaba con fuerza,
haciendo que me corriera mientras gritaba su nombre. —Te sientes
tan bien cuando te entregas a mí.
El movimiento de balanceo, el empuje y el retroceso... Mi cuerpo
fue capturado por la fricción y el calor, el sonido y el olor. Mi orgasmo
fue arrancado de mí en segundos, y todo se apretó a la vez.
—¡Oh joder! —Gritó Sam, mis músculos presionando su polla tan
fuerte que no podía moverse, sostenida dentro de mi canal
espasmódico. —Jory... cariño...
Estaba temblando. Así era él. Y luego se derramó dentro de mí y
pude sentir cada pulso, cada temblor, y escuchar su aliento en mi
oreja.
Me rodeó con sus brazos y me abrazó con fuerza, su pecho
musculoso pegado a mi espalda, su boca abierta sobre mi hombro
mientras se quedaba allí y besaba cada pedazo de piel que podía 209
alcanzar.
Quería simplemente disolverme en él, sentí como que podría si él
simplemente apretaba su agarre. Abrí la boca para hablar.
—Tengo cosas que decir.
—Adelante. 01/2018
Tomó aliento y luego se apartó suavemente de mi cuerpo antes de
recogerme y llevarme a la cama. Una vez allí, me dejó y fue al baño.
Esperé, y regresó con una botella de agua fría y una toallita tibia.
—Esa mini nevera en el baño es increíble, —dijo mientras abría la
botella y me la pasaba. —Necesitamos una así en casa.
—Sí, —solté una risita y luego jadeé mientras bruscamente
limpiaba el esperma de entre mis muslos y nalgas, y luego me
limpiaba el abdomen. No fue un trabajo perfecto; todavía estaba un
poco pegajoso pero no tan hecho un desastre. No es que me hubiera
importado alguna vez. Me encantaba oler como Sam, me encantaba
tener su esperma secándose en mi piel.
—Como si te importara.
—¿El qué?
—No te importa si te limpio o no.
Negué con la cabeza. El hombre se estaba haciendo muy bueno en
leer mi mente.
Gruñó, y pude ver que estaba complacido antes de darse la vuelta y
tirar la toallita al baño.
—¿Le has acertado al lavabo?
—Me he acercado al lavabo.
—Bastante bien, —dije, ofreciéndole la botella.
Agotó el resto, la puso en la mesita de noche, y luego vino sobre mí,
amontonándose encima de mí en la cama. 210
Me dejó sin aliento, y me empecé a reír mientras él envolvía sus
brazos debajo y alrededor de mí, abrazándome fuerte.
Lo sentí entonces, la tensión en él. Normalmente después del sexo,
él estaba flojo y relajado.
—Dilo, sea lo que sea, —lo insté, porque necesitaba que yo lo 01/2018
escuchara.
—Kevin, —susurró mientras comenzaba a mordisquear el costado
de mi cuello, —siempre quería que estuviera tranquilo y no gritara y
no lo agarrara ni lo sostuviera.
—Eh.
—Decía que era ruidoso y que mi temperamento era volátil.
Mi risa fue baja y oscura, y sentí el temblor recorrer su enorme
figura.
—Él quería estar arriba. Pensó que si lo amaba, debería dejarlo.
Dijo que una verdadera asociación significaba que debía abrirme a él
en todos los sentidos.
Incliné la cabeza hacia atrás para poder ver los ojos azules
ahumados, y realmente traté de mantener la cara seria.
—¿Y?
—¡Y que le jodan a eso! ¡Nunca me has dicho una palabra así,
nunca!
—Entonces... —comencé a reírme cuando vi el comienzo de un
ceño fruncido. —Te encontró aterrador… ruidoso y quiso follarte.
Me gruñó.
La risa vino burbujeando.
—¡Jory! —Gruñó, separando mis piernas para poder llevarlas a
donde quería, envueltas alrededor de sus caderas. —Qué… yo…
—Te pertenezco, Sam Kage, —lo interrumpí, tirando de él hacia 211
abajo en un beso.
Él me devoró, y gemí y gimoteé, apretando las piernas,
meneándome debajo de él, enterrando mis manos en su cabello.
—Tú, —dijo, su boca flotando sobre la mía, su lengua deslizándose
sobre mi labio inferior, —eres jodidamente mío, y tú eres la única 01/2018
persona que me atrapa y me deja ser yo.
—Ya lo sé, y por eso nunca deberías dejarme. ¿Cierto?
—Cierto, —estuvo de acuerdo antes de que me besara de nuevo.
Volvió a construirse, ese deseo, el mismo que había sentido la
primera vez que había visto al hombre, el que lo había obligado a
regresar una y otra vez, el empuje y el tirón que se habían encendido
y quemado y ahora ardía constantemente, listo para prender fuego
en cualquier momento dado.
Terminé en su regazo en un ángulo, con la pierna derecha sobre la
suya, mi muslo izquierdo presionado contra los duros músculos de su
estómago, mientras sujetaba la misma pierna con su fuerte agarre de
hierro debajo de la rodilla. Su brazo derecho estaba a mi lado,
pellizcando y tirando de mi pezón mientras chupaba el otro y se metía
dentro de mí.
Mi cabeza cayó sobre su hombro, y estuve perdido. Mi visión se
puso blanca; solo estaba yo corriéndome y el sudor frío y el empuje
de su pecho contra mi costado.
Dije su nombre una y otra vez, y el beso, ya que mi cabeza estaba
torcida de lado, fue caliente y húmedo.
—Sam, —logré dejar salir en un graznido susurrado.
—Mío, —fue la única respuesta.

212

No me había dado cuenta de que estaba tan cansado, pero cuando


eras el único padre, dormías más ligero de lo normal, sabiendo que si
un intruso entraba en juego, tú eras la única línea de defensa. 01/2018
Una hora más tarde, cuando llamaron a la puerta, Sam me deslizó
con ternura desde donde dormitaba sobre su pecho y me dejó caer
sobre la almohada. Lo escuché poniéndose la ropa y luego el chillido
de placer después del clic de la cerradura.
—¡Papi!
—Hola, amigo, —dijo suavemente a Kola, tranquilizándolo antes de
que la puerta se cerrara y todo estuviera amortiguado.
Un rato después, había una mano en mi cabello, acariciando,
toqueteando, rizando mechones largos alrededor de mi oreja,
trazando mis cejas.
Mis ojos se abrieron de golpe, y vi a mi chica mirándome
expectante, con el mentón en una mano mientras tocaba mi mejilla
con la otra.
—Hola, B, —susurré.
—Papi ha vuelto a casa.
—Mmm-hmm. —Le sonreí.
—Kola le ha contado lo de su dedo.
Ni siquiera quería lidiar con eso. Estaba muy somnoliento.
—Le he dicho a Papi que el hombre te empujó.
Me había clavado el dedo, no me había empujado, pero para mi
hija probablemente era lo mismo.
—Papi nos va a llevar a la escuela ahora, pero no para ir, solo para
visitar. Ha dicho que tenemos que ir a hablar con todo el mundo.
Oh Dios. 213
—Sus amigos están aquí, —dijo alegremente.
Lo que significaba que Chaz y Pat estaban afuera, en la sala de
estar, listos para patear un trasero con Sam.
—Eso es estupendo.
—Le he dicho a Papi que llamara al tío Dane, y lo ha hecho. 01/2018
Era buena, mi niña. Exhaustiva.
—Eso está bien, B.
—¿Amor?
Hannah volvió la cabeza con la llamada.
—Ven aquí.
—Pero Papi, Pa…
—Está bien, Pa tiene sueño.
Se inclinó, me besó y luego se bajó de la cama. Segundos después
tuve labios presionados entre mis omóplatos.
—Tengo que levantarme, —murmuré. —Puedo ir contigo.
—No, —gruñó y besó mi sien, su mano se deslizó por mi espalda
antes de que sus labios la siguieran. —Vuélvete a dormir. Traeré el
almuerzo cuando llegue a casa.
Mis ojos estaban tan pesados.
—Prometo no dispararle a nadie.
Sonreí y él giró mi cabeza y me besó.
—Además, hueles a lefa y sudor.
Suspiré profundamente y luego Kola estaba allí, besando mi mejilla.
—Vamos a hablar con el director, Pa.
Apuesto a que sí.
Una hora más tarde me levanté, tomé una ducha, quité las sábanas
de la cama, las cambié y agregué la ropa de Sam de su petate a la
carga de ropa. El café que había hecho horas atrás estaba frío, así que
lo tiré y en su lugar preparé un poco de té. 214
Encendí el fuego porque tenía frío y el exterior gris necesitaba calor
para equilibrarlo. Cuando oí las llaves en la cerradura una hora más
tarde, volví la mirada desde la Magnificent Mile25 hacia la puerta.
Solo eran Sam y los niños, ni Chaz ni Pat con ellos. Sam dejó una
gran bolsa de compras blanca en la encimera de la cocina. La comida 01/2018
olía increíble incluso desde el otro lado de la habitación. Vi la caja de
la pistola de Sam en una mano, junto con más ropa en las perchas
que había traído de casa en la otra.
—¿No vamos a ir a casa? —Le pregunté mientras Hannah se
acercaba.
—No, —me informó, caminando por el pasillo hacia el dormitorio.
—¿Te gustaría detallarlo? —Grité detrás de él.
—¡No!
—¡Veo que has recogido tu arma! —Grité, poniéndome de rodillas
frente a mi chica, así que estaba listo para mi abrazo.
—¡Por supuesto! —Su voz retrocedió.
25
The Magnificent Mile abarca el tramo de 13 manzanas de North Michigan Avenue que
se extiende desde las orillas del río Chicago hacia el sur, hasta Oak Street, al norte. The
Magnificent Mile es un espectacular escaparate de estilo, sabor, entretenimiento y diversión.
Con más de 460 tiendas, 275 restaurantes, 60 hoteles y entretenimientos. Fuente:
www.themagnificentmile.com.
Abrazaba a Hannah cuando Kola se unió a nosotros. Parecía que su
yeso había sido cambiado.
—Ey, amigo, ¿qué ha pasado ahí?
—Papi me ha llevado al médico después de ver a la señora P.
—Oh, ya veo, —le sonreí, soltando a Hannah para poder abrazar a
mi chico. —¿Te gusta el nuevo color?
El asintió.
—El púrpura es tu favorito, así que lo conseguí para ti.
—Gracias. —Suspiré, apretando con fuerza, amando la forma en 215
que se inclinaba y me daba su peso, con la cabeza pesada sobre mi
hombro.
—Papi le gritó a la señora P, —Hannah me dijo.
—¿Lo ha hecho?
Ella frunció los labios como yo hacía, y fue divertido verla hacerlo. 01/2018
—¿Qué más?
—Papi tenía al amigo del tío Dane con él cuando fue a ver a la
señora P. —informó Kola, inclinándose desde nuestro abrazo para
mirarme a la cara. —Los dos parecían algo enfadados.
Mis ojos se agitaron porque en realidad, pobre directora Petrovich.
Sam Kage y Rick Jenner en la misma habitación; era demasiado
horrible para contemplarlo.
—Papi nos ha dicho que podríamos volver a la escuela el próximo
lunes.
—Bien, —dije, mientras me ponía de pie.
—Oliver y su mamá vinieron y nos vieron a mí y a Kola cuando nos
íbamos. Ella ha dicho que realmente lamentaba lo que el señor Parker
hizo.
—Bien, eso es bueno.
—¿Qué es divorciado? —Me preguntó Kola, con expresión
preocupada.
—Divorciado significa que tus padres ya no viven juntos, —le
expliqué.
Él tomó aliento.
—¿Alguna vez os divorciaréis?
—No hay divorcio, —dijo Sam mientras entraba a la habitación. Iba
vestido con una camiseta blanca y pantalón de chándal, y estaba
descalzo. Apenas pude respirar. Incluso su andar por ahí en ropa de 216
casa me ponía caliente. —¿Correcto? —Preguntó, deteniéndose
frente a mí.
—Correcto, —acepté mientras curvaba una mano alrededor de mi
cuello y me inclinaba para un beso.
El silencio me sorprendió, y debió haber sido extraño para Sam 01/2018
también, porque nos separamos al mismo tiempo y miramos hacia
abajo a nuestros hijos.
—¿Hoy no os ponéis enfermos? —Les pregunté.
Kola negó con la cabeza.
—No. —Hannah nos sonrió. —Está bien.
Aparentemente las muestras de afecto a veces estaban bien.

Sam tenía a Hannah sobre sus hombros y yo sostenía la mano de


Kola mientras caminábamos para encontrarnos con Duncan Stiel.
Cuando me enteré de que Duncan iba a salir de la ciudad en un grupo
de trabajo al día siguiente, iba a volar a Nueva York, insistí en que
Sam lo invitara a cenar. Duncan había estado de acuerdo, había
elegido The Char, un lugar de carne que le gustaba, y nos habíamos
dirigido allí. Cuando llegamos, me di cuenta de que era un poco más
elegante de lo que esperaba, pero la decoración del interior -la
iluminación, el jazz, los murales en las paredes- y el olor a buena
comida me dieron una sensación cálida. Se sentía exclusivo, pero no
demasiado refinado para mi familia.
—¿Sam?
Cuando nos volvimos, nos encontramos al detective Duncan Stiel
esperándonos en el bar. 217
—¿Jory?
Y allí en el otro extremo, según lo solicitado, estaba Aaron Sutter.
—Tengo hambre, —dijo Hannah, poniendo la barbilla sobre la
cabeza de Sam.
—¿Qué has hecho? —Sam sospechó al instante. 01/2018
—Perdona, ¿qué? —Abrí los ojos de par en par.
Pero Sam no se lo estaba tragando.
Bueno, sí, estaba haciendo un poco de emparejamiento, pero de
verdad, ¿era eso un crimen?
Los músculos en la mandíbula de Sam comenzaron a marcarse.
—Sólo escúchame. Tuve una epifanía.
—¿Has perdido tu jod…?
—Hay un niño en tu cabeza, —le recordé.
Su gruñido fue profundo.
—Oooh. —Hannah estuvo complacida. —Hazlo de nuevo, Papi.
Todo tu cuerpo ha temblado.
Yo estaba a punto de ser asesinado y ella quería que el hombre
siguiera gruñendo.
—¿Qué está pasando? —Preguntó Duncan cuando Aaron se unió a
nosotros, entrando en el círculo que hicimos.
—Ey. —Le sonreí a Duncan. —Espero que no te importe que
seamos seis para la cena.
Se volvió y miró a Aaron.
—Oh... no, yo solo... bien.
Los ojos de Aaron recorrieron a Duncan Stiel de esa manera
apreciativa que tenía, donde no se perdía nada. Observó los anchos
hombros y el amplio pecho que se estrechaba hasta formar una
estrecha cintura. Vio las largas y musculosas piernas contra el dril de
algodón. Todo lo del detective fue mapeado y clasificado: los ojos 218
grises, el cabello rubio oscuro y las manos grandes y capaces. Vi a
Aaron tomar aliento y soltarlo como nunca hacía. A él le gustaban los
hombres más pequeños, como yo, era cierto, pero siempre había
sospechado que él mismo podría soportar un maltrato. También tenía
la sospecha de que Duncan Stiel tenía un poco de sumisión en él. Fue 01/2018
divertido ver al amigo de Sam tomar aliento rápido y ver que se lamía
los labios cuando sus ojos se encontraron.
—Oh Dios, —Sam gimió por lo bajo.
—Duncan, ¿nos has reservado una mesa? —Pregunté alegremente.
—Lo he hecho, —me aseguró y señaló hacia la parte posterior del
restaurante. Fue bonito cuando su mano fue inmediatamente a la
espalda de Aaron para dirigirlo.
Supe en ese momento que Duncan no tenía idea de quién era
Aaron, y éste en las raras ocasiones en que sucedía eso, estaba
absolutamente emocionado.
En la cena vi a Duncan ordenar, vi que cubría con un brazo el
respaldo de la silla de Aaron, y miraba al hombre al que nunca había
visto yo sonreír nerviosamente y jugar con su servilleta.
Sam estaba sorprendido.
Hannah obsequió a todos con historias del tobogán de agua en el
complejo en Phoenix, y Kola mostró su yeso y contó la historia de lo
que había pasado. Aaron me preguntó si tenía un abogado. Duncan le
preguntó a Sam si quería que fuera con él a “hablar” con el señor
Parker. Lo bueno fue que ambos se ofrecieron muy rápido.
Cuando llegaron los aperitivos, pan de queso para los niños,
champiñones rellenos y bruschetta para los adultos, Duncan se acercó
a Aaron y le dijo que esperara una delicia porque estaba muy bueno.
Sam abrió la boca para explicarle a Duncan quién era Aaron y que 219
probablemente no estaría impresionado, pero Aaron no le dio opción.
—Estoy seguro de que me encantará.
Duncan preguntó si quería otra bebida, y cuando Aaron le dio las
gracias, vi a Aaron moverse en su silla y supe lo que eso significaba.
Dejé caer mi servilleta para confirmar. 01/2018
Debajo de la mesa había muslos tocándose, rodillas presionándose,
y... oh sí, Houston, tenemos despegue.
Yo todavía lo tenía.

Fue divertido volverme y mirarlos, mis despistados de la cita a


ciegas, de pie, juntos, frente al restaurante, bajo el toldo, mientras
nos alejábamos. Aaron se ofreció a llevar a Duncan a casa, y el
detective estuvo de acuerdo. Esperaba que el amigo de Sam le pidiera
al mío que entrara cuando llegaran a su casa, o que Aaron
simplemente hiciera que el conductor los llevara a su casa. No
importaba a dónde fueran; solo los quería juntos. Pero yo ya había
terminado, había puesto la pelota en juego, ahora estaba en la
cancha.
La mano en mi nuca me hizo sonreír.
—Malo Jory. Travieso.
—Awww, pero eran tan monos.
—¿Podemos cenar ahora? —Se quejó Kola. —Esa carne era
asquerosa, las patatas eran repugnantes, y nunca he visto brócoli tan
grande.
—Era gigantesco, —Hannah estuvo de acuerdo, sosteniendo mi 220
mano. Kola estaba en la espalda de Sam ahora. —Eran como árboles,
Pa.
—Bien, —cedí. —Haré sándwiches de mantequilla de cacahuete y
mermelada cuando lleguemos a casa.
—¿Puedo tener uno también? —Sam quiso saber. 01/2018
Aparentemente la comida Fru-Fru era un fracaso con mi gente.
De vuelta en el loft, descubrimos que Chilly había destripado
completamente un cojín. Todavía se estaba abalanzando sobre el
pobre, e hizo su imitación de estatua congelada cuando Sam gritó.
—Todavía te puede ver. —Hannah arrugó su pequeña nariz hacia su
gato. —Chilly y Pa son ambos traviesos.
—¿Por qué soy travieso? —Le pregunté.
—No lo sé, Papi lo ha dicho.
Miré a Sam.
—Tú sabes lo que hiciste.
Fui a hacer sándwiches mientras Sam hablaba con el gato.
Después de que todos comieron menos yo, realmente disfruté mi
comida, todos nos sentamos a ver una película de Pixar. El fallo fue
que era la favorita de Hannah, y era su turno de elegir.
Sam sugirió que fueran a quitar las almohadas de sus camas y que
todos podríamos tumbarnos en el suelo. Mientras salían volando, se
estiró y palmeó el espacio a su lado.
—Oh diablos, no.
—¿Por qué no?
—Mi culo aún palpita por los embates que me diste antes. Me
acostaré en el sofá.
—Como si te fuera a atacar delante de mis niños.
—¿Tus niños? 221
—Nuestros niños, lo que sea. Ya sabes qué coño quería decir.
Levanté la ceja.
—Joder.
—Sam.
—Lo siento, lo siento, —murmuró. —Tres días saliendo con otros 01/2018
policías, simplemente vuelve enseguida.
—Ajá.
—Nuestros niños.
—Bien, —me reí entre dientes. —Y no, no creo que me atacarás
delante de ellos.
—Entonces ven aquí.
Pero aún no confiaba en él.
—Y palpitar es bueno, —me informó. —El palpitar no es dolor,
palpitar solo le recuerda a tu culo a quién pertenece.
—¿Es eso cierto?
El gruñido fue un sí.
Se veía bien, todo lánguido y sexy sobre la gruesa alfombra, con los
ojos entrecerrados mientras me miraba.
—Quiero hablar sobre el pistolero en nuestra habitación de hotel.
—Es una larga historia.
—Me he echado una siesta; puedo quedarme despierto hasta tarde
y escucharla.
Palmeó la alfombra de nuevo.
Pasé por encima de él, de pie, mirando al hombre que había sido
para mí desde el momento en que entró en mi vida.
Sus manos se deslizaron por la parte posterior de mis pantorrillas.
—Siéntate.
Me senté sobre él, a horcajadas sobre su abdomen, e
inmediatamente me empujó hacia atrás para que mi culo se posara 222
sobre su ingle.
La vibración de felicidad junto con sus manos deslizándose debajo
de mis muslos, primero suavemente y luego con más presión, me
hicieron retorcerme.
—No hagas eso, —dijo bruscamente. 01/2018
—¿Qué no haga qué? —Le pregunté, girando las caderas,
mostrando lo relajadas que estaban, lo flexible que era mi cuerpo.
—Para.
Arrastré mi raja sobre su endurecida longitud y chillé cuando me
agarró fuerte.
—Todo en lo que puedo pensar ahora mismo es en esos hoyuelos
en tu culo, —dijo, su voz un susurro ronco. —Así que deja de
provocarme antes de que te coma.
—Oh, por favor, cómeme, —le supliqué.
Sus ojos estaban fundidos cuando los niños volvieron a la
habitación.
Me incliné sobre él, con una mano plana en el suelo a cada lado de
su cabeza, y lo besé. Se abrió debajo de mí, y sentí su erección
presionando contra su cremallera mientras mi lengua revisaba sus
amígdalas.
—Eww, —Kola sonó asqueado.
El calor del hombre estaba abrasando mi ropa, mi piel, y me
estremecí contra él involuntariamente.
—Oh, vas a pagar. —El gruñido sin aliento de Sam me hizo sonreír
cuando rompí el beso.
Cogió mi labio inferior entre sus dientes, mordisqueando suave
pero firmemente, y suspiré porque el dominio del hombre era algo de
lo que nunca me cansaba.
—Quiero hablar contigo, —le dije cuando me permitió sentarme. 223
—Te propongo un trato. —Sonrió perversamente.
Yo estaba en muchos problemas.

01/2018

No podía dormir, y no tenía idea de cómo podría hacerlo Sam, así


que le seguí clavando el dedo cuando se quedó dormido.
—Estoy despierto, —dijo a la defensiva, y trabajé duro para no
sonreír.
Cada vez que pillaba al hombre haciendo algo que él consideraba
débil, como conciliar el sueño cuando estaba cansado porque los
seres humanos normales podrían necesitar descanso, pero él nunca,
se ponía gruñón. ¿Cómo me atrevo a acusarlo de necesitar cerrar los
ojos cuando obviamente no lo hacía?
—Así que el pistolero, trabaja para ese tipo que ahora sabemos que
secuestró al testigo.
—No, básicamente el pistolero muerto, Tishman, trabajaba para
Christian Salcedo, que es el chantajeado por nuestro testigo, Andrew
Turner.
—Entonces tenías razón.
Asintió.
—Yo tenía razón; Turner tiene algo grande sobre Salcedo, entonces
Salcedo lo sacó de WITSEC para evitar que testifique.
—¿Pero los malos no suelen disparar a los buenos para evitar que
hablen?
—Normalmente sí, pero en este caso, como te dije la semana
pasada, Turner no es realmente un buen tipo, y tiene a Salcedo
corriendo asustado. 224
—Entonces, ¿qué?
—Bueno, ahora estamos en una especie de punto muerto. No
podemos comunicarnos con Salcedo porque lo que Turner sabe sobre
su operación lo pondrá en la cárcel, pero lo que sea que Turner tiene
como as está manteniendo a Salcedo con la correa apretada. 01/2018
—Así que este Salcedo, está medio jodido de cualquier manera. Él
te ayuda, va a la cárcel, sigue escondiendo a Turner, va a la cárcel.
—Sí.
—Pero está corriendo el riesgo de ir a prisión para siempre porque
se llevó a Turner.
Sam asintió.
—¿Crees que Turner está con Salcedo ahora, donde sea que esté?
—Sí, creo que Salcedo movió a Turner después de que casi lo
alcanzamos en Phoenix.
—Pero ¿cómo supo Salcedo que ibas a ir a Phoenix?
Hizo una mueca, pero solo durante un segundo. Cualquiera excepto
yo se lo habría perdido, pero conocía todas las expresiones que el
hombre ponía.
—¿Sam?
Miró hacia el techo.
—Oh Dios mío, ¿qué?
Sus ojos estaban de vuelta en mí.
—Mi jefe tiene una teoría, y en realidad es bastante buena.
Esperé.
—Solo para ponerte al día, Salcedo era el tipo que se escapó
cuando estuve derribando ese cártel de drogas en Colombia.
—Tú nunca dijiste que nadie escapara.
—¿No?
—¡Sam! 225
—Joder, —gruñó, tirando la sábana que lo cubría y atravesando la
habitación hacia la ventana.
Jadeé, y se giró para mirarme.
—¿Salcedo era miembro del cártel que reventaste?
—Sí. 01/2018
—¿Y?
—Y porque era el último hombre en pie y porque nunca lo
atrapamos, ascendió en la organización.
—¿Y? Vamos, esto es como sacarte las muelas. ¿Tu informante en
Phoenix es el que identificó a Turner?
—Sí, o era.
—¿Era?
—Está muerto.
—Oh. Entonces, alguien supo que te había informado de que
Turner estaba sano y salvo.
—Eres muy bueno en esto, —dijo irritado.
—He tenido años de práctica. —Fui sarcástico cuando rodé fuera de
la cama.
—Jory…
—Y ahora, de repente, de la nada, aparece el doctor Kevin Dwyer.
Sus hombros se desplomaron.
—No es extraño. —Le traspasé con mi mirada.
—Está bien, —comenzó, moviéndose hacia mí. —Mi jefe piensa
que…
—Vas a usar a Kevin para atrapar a Salcedo y Turner, —dije,
levantando la mano.
Él se detuvo.
—Sí.
—Entonces Kevin está conectado con Salcedo. 226
—Lo creemos, sí. La conexión está oculta. No sé de qué se conocen,
pero Kevin era el único que sabía cuándo íbamos a movernos contra
el cártel... Yo bebía mucho en aquel entonces, y pensé que podía
confiar en el tipo con el que estaba jodiendo.
Yo lo estaba procesando. 01/2018
—Entonces, sí, mi informante se puso en contacto conmigo, se
enteraron y, de repente, Kevin volvió a la ciudad.
—Pero esta gente debe haberte seguido y haberme visto a mí y a
los niños, ¿y este tipo, Salcedo, todavía pensaba que enviar a Kevin
aquí era una buena idea? Debió haber creído que podría tentarte a
alejarte de tu familia.
—Salcedo debió haberme visto con Kevin en Colombia hace
muchos años. Es lo último que probablemente haya visto de mí.
—¿Qué hay de su asesino a sueldo en Phoenix?
—Ese tipo fue enviado a mi habitación detrás de mí. Dudo que
Salcedo me haya revisado en absoluto. Él simplemente escuchó que
mi chico se acercó a mí y puso a Kevin en juego. Kevin es la única
persona que Salcedo sabe que me conoce.
—Entonces, ¿qué estás diciendo?
—Que es dudoso que Salcedo tenga alguna idea sobre ti o los
niños.
—Pero Kevin lo sabe ahora.
—Por eso estás aquí y no en casa.
—Entonces no estabas preocupado por nosotros debido a lo de
Phoenix, estás preocupado por Kevin.
—Sí.
—¿Cómo crees que Kevin consiguió el trabajo en el County?
—¿Cómo ha aparecido simplemente quieres decir? 227
—Sí.
—Creo que probablemente esté trabajando allí gratis. Sanchez y
Ryan lo están verificando ahora. Kowalski y Dorsey están siguiendo a
Kevin, y White y algunos muchachos del Chicago PD van a colocar
micrófonos en su apartamento. 01/2018
—Está bien. —Asimilé todo eso.
—¿Y qué?
No estaba seguro de lo que quería decir.
—¿Qué estás pensando?
—Solo que este tipo, Salcedo, debe haber pensado en realidad que
Kevin Dwyer te tenía comiendo de su mano.
—Por favor, por favor, no te pongas a pensar en esto. Lo que sea
que alguien más piense es una mierda. La parte importante es lo que
sé y lo que creo.
—¿Y entonces qué? ¿Cuál es precisamente el juego aquí?
—No te estoy siguiendo.
—¿Tienes que convencer a Kevin de que lo quieres, así que te
llevará a Salcedo? ¿Es eso lo que se supone que debes hacer? ¿Se
supone que debes tener un romance con él para que puedas entrar a
su casa e investigar? ¿Cómo de lejos debes llevarlo?
Él estaba frunciendo el ceño.
—Solo dímelo.
—Estás sacando todo esto de ver la televisión, ¿verdad?
—¡No seas condescendiente!
—¡No lo hago, solo dime lo que piensas que voy a hacer! —Dijo,
levantando la voz mientras daba un paso adelante.
Yo retrocedí uno.
—Comenzarás apareciendo en su trabajo y diciendo que tienes que
verlo. 228
Él siguió viniendo.
—Entonces le dirás que has estado pensando en él y que no puedes
parar, —dije mientras mis ojos recorrían todo su cuerpo. Lo miré de la
manera que sabía que Kevin Dwyer hizo y haría. Hermoso hombre,
hermoso cuerpo. Incluso las cicatrices simplemente aumentaban su 01/2018
atractivo.
—¿Es eso lo que diré?
Tomé un aliento tembloroso, caminé hacia la pared. Sam se detuvo
frente a mí, sin atosigarme, solo de pie, mirándome a los ojos.
—¿Sam? ¿Qué vas a tener que hacer?
—No lo sé, —dijo, pero sus ojos no planteaban una pregunta, eran
pervertidos y calientes. —¿Qué debería hacer para atrapar a Salcedo?
¿Turner? ¿Cómo de lejos podría llevarlo?
Tenía la boca seca, había un nudo en mi garganta y tenía problemas
para respirar.
—¿Jory?
—¿Besarlo?
—¿Debería besarlo?
Oh Dios, ¿qué se supone que debía decir yo?
—¿Qué quiere tu jefe que hagas?
—¿Mi jefe?
—Sí.
—Bueno, —dijo, levantando la mano para agarrar mi barbilla,
deslizando el pulgar sobre mi labio inferior, —mi jefe, ya que es un
poco brillante, no quiere ver mi imitación de Valentino. En cambio,
quiere que el lugar de Kevin esté intervenido, lo que ya hicimos,
quiere que lo sigan a donde quiera que vaya, y quiere que yo y el
resto de mis muchachos básicamente pongamos en él el temor de
Dios y ver cuánto tiempo tarda antes de que se rompa. 229
Me tomó un segundo.
Puso los ojos en blanco.
—¡Sam!
—¿De verdad? ¿Crees que los Marshals de EE.UU. tenemos sexo
con la gente? 01/2018
Parecía realmente tonto cuando lo ponía así.
—¡Disparamos a la gente! Los ponemos en la cárcel o los
protegemos. No ejecutamos operaciones sofisticadas donde tenemos
relaciones sexuales para obtener secretos de estado. ¡Esa es la CIA!
—¡Sam!
El ruido que hizo fue puro disgusto sin adulterar.
—Pensaba que…
—Solo te beso a ti, idiota.
Le fruncí el ceño.
Dejó escapar un suspiro y luego obtuve la sonrisa que amaba, la
malvada, la que hacía brillar sus ojos.
—Y además, ya sabes, mis habilidades de seducción están un poco
oxidadas, porque ahora solo tengo que chasquear los dedos para
echar un polvo.
Vio que mis ojos se volvían asesinos, y comenzó a reírse al mismo
tiempo que me agarraba, envolviéndome en sus brazos abultados por
los músculos.
—¡Sam!
—Solo te domino a ti, solo te follo a ti, y solo duermo contigo en
mis brazos. No soy James Bond, sabes; no voy de incógnito ni echo
polvos con la banda sonora de Hans Zimmer. —Todavía sonreía, pero
sus ojos estaban fijos en los míos y suplicaban. —Cariño, Salcedo
cometió un error al enviar a Kevin, y vamos a explotar eso. 230
Asentí porque no podía hablar.
—Y ahora entiendo que Kevin Dwyer nunca tuvo ningún
sentimiento por mí en absoluto. Todo lo que dijo, todo lo que me dijo
que sentía fue una mentira.
—No, —le dije. —Podría haber estado en una mala posición, Sam, 01/2018
pero vi cómo te miró, y eso fue real.
Pero Sam no se lo estaba tragando; pude verlo en su cara. Él había
tomado una decisión y eso era todo. No importaba lo que Kevin
Dwyer hubiera dicho alguna vez, Sam le había juzgado, y todo estaba
terminado.
Necesitaba poner mis manos sobre él, abrazarlo, sostenerlo, pero él
era mucho más fuerte que yo, mucho más grande, y ese hecho, que
para él era lo primero el poder y control, era el mayor estímulo de la
historia.
—Creo que estás equivocado sobre Kevin. Creo que podría estar de
vuelta aquí bajo las órdenes de Salcedo, pero no tengo dudas de que
sus sentimientos fueron reales hace muchos años, y apostaría, que si
estás dispuesto a hacerlo, le encantaría tenerte de regreso.
—Como si me importara un comino. Ese día que salí a hablar con él
en el pasillo, ¿quieres saber lo que dije?
Me estaba muriendo por saberlo.
—No es asunto mío.
—Creo que es.
Asentí para que siguiera adelante.
—Me dijo que quería verme.
Por supuesto que sí.
—Y le dije que estaba casado y que tenía una familia y que ya no
era parte de mi vida. Le deseé lo mejor y me alejé.
Eso fue tan frío, fue tan definitivo, y si yo hubiera estado en el lugar 231
de Kevin, me habría matado.
—Te dije lo mismo cuando cargaste de nuevo en mi vida después
de tres años alejamiento.
—No, —me aseguró. —Me dijiste que no creías que funcionara,
pero eso era solo porque tenías miedo de que te lastimara de nuevo. 01/2018
Aún no tenías una vida, no tenías un esposo o hijos. Hay una gran
diferencia.
Sí, la había.
—Y siempre supe que yo era el indicado para ti, siempre. Nunca
hubo ninguna duda en mi mente.
—¿No?
—No. —Él negó con la cabeza. —Por eso no podía ser el chico que
alguien más necesitara, porque ya era el que tú necesitabas.
Sentí como si el corazón se me fuera a salir del pecho.
—Di algo.
Entrecerré los ojos para no llorar.
—¿Entonces tus muchachos van a poner micrófonos en la casa de
Kevin?
—Como he dicho, ya está hecho, —dijo, su agarre se aflojó para
que pudiera liberar mis brazos y rodear con ellos su cuello.
—Sam.
—¿Sí?
Tragué saliva.
—¿Sabes cuánto me amas?
—Sí.
—Te amo lo mismo.
Me besó entonces, con la mano en la parte posterior de mi cabeza,
manteniéndome quieto mientras su boca abría la mía, queriendo
entrar. 232
Le devolví la pasión, el anhelo, la profunda y palpitante necesidad,
apretando contra él, gimiendo mientras mi lengua acariciaba la suya
en nuestro baile familiar. Nos separamos al mismo tiempo, porque
había calor, pero más que eso, una especie de anticipación falta de
aliento por la emoción. 01/2018
—Siempre ha sido... nosotros, —dijo rápidamente.
—Sí, —acepté. Le lamí el labio inferior, lo chupé, lo mordí
suavemente hasta que gimió profundamente. —Lo es.
—¿Entonces?
—Entonces.
—Bésame un poco más.
—Soy muy posesivo.
—Lo sé, eso es bueno.
Lo besé para que supiera que eso no iba a cambiar.
Capítulo 11
Sam llegó a casa el viernes por la noche y se quedó atónito cuando
escuchó todo el ruido. 233
—¿Qué?
—Déjame a ver si entiendo esto, —dijo, frunciéndome el ceño. —
Yo podría estar en peligro de muerte aquí, la gente podría estar
tratando de matarme, ¿pero Dane y Aja todavía dejan a sus hijos de
01/2018
visita?
—En primer lugar, —comencé, cruzando los brazos e imitándole, —
si tus hijos están a salvo, y lo están, entonces también lo están los
suyos, y ¡hola! Aja necesita echar un polvo.
—Oh, por el amor de Dios, —gimió, —¿por qué demonios
necesitaba escuchar eso?
—¡Porque es verdad! ¡Ella necesitaba una noche romántica!
Todavía estaba aturdido cuando fue rodeado por niños que
llegaron volando desde la otra habitación: Kola y Hannah, seguidos
rápidamente por Robert, que tenía la misma edad que Hannah, y
Gentry, que acababa de cumplir dos años. Levantó sus manos para
Sam, quien lo levantó en sus brazos y lo abrazó.
Gen era adorable, con los ojos de Dane y los pómulos de Aja;
Robert había sacado los ojos color miel de su madre y sus largas
pestañas, pero tenía las facciones de Dane, su nariz y su mandíbula.
Le decía a Aja a menudo que las chicas estarían esperando en fila para
sus hijos.
—Veremos quién se gana a mamá.
Yo estaba apostando que no muchas. Solo pensar en tener a Aja
Harcourt como suegra sería aterrador. Ella era inteligente y hermosa.
¡Buena suerte tratando de estar a la altura de eso!
Mi plan era hacer la cena, pero Regina llamó y dijo que había hecho
lasaña y si nos gustaría ir. Le hablé de Robert y Gentry, y como no los
había visto desde antes de que comenzara la escuela, estuvo 234
emocionada de tenerlos.
Una vez allí, me disculpé cuando vi el número de Aaron Sutter en
mi pantalla.
—¿Y? —Murmuró en su extremo.
—¿Qué? Pensé que me llamarías y me contarías. —Me defendí. 01/2018
Él suspiró profundamente.
—¿Así de mal? Pensé que vosotros, chicos, tuvisteis…
—Tuvo que ir a trabajar en un cuerpo especial a Nueva York.
—Sí, lo sé. Pensé que sería bueno. Si lo odiabas, simplemente
estaría terminado. Si te gustaba, podrías echarlo de menos.
Silencio.
—¿Aaron? —Él nunca estaba callado o pensativo, y me estaba
volviendo loco.
—Está en el armario, ¿sabes? Como que nadie en el trabajo sabe
que es gay.
—Sí, bueno, solo tus amigos saben que eres gay. Incluso tu familia
no lo sabe.
—Lo saben.
—Sospechan. Todos lo hacen. Pero nunca has salido ante la prensa,
ni con tus padres, ni con tu hermano. Nunca vas a tus grandes
compromisos sociales con un chico en tu brazo. Tú y yo nunca
llegamos juntos, nunca nos fuimos juntos. Cuando aparecí en las
páginas de la sociedad contigo, siempre fue como tu amigo. Tienes
amigos increíbles que nunca hablarían sobre tu vida personal. Incluso
Todd, a quien odio, u odiaba, incluso él, él…
—Todd se casó y se mudó a Connecticut, ¿sabes? Probablemente te
gustaría ahora.
—No te vuelvas loco, —me reí entre dientes, recordando a su
amigo que siempre me había considerado como basura. —Solo estoy 235
diciendo que tienes buenas personas en tu círculo, y nunca te
sacarían.
—Sí, lo sé.
—Entonces, ¿qué?
—No, yo solo... fue bonito, ¿sabes? Él lo entiende. 01/2018
—Bueno. ¿Y?
—¿Y qué?
—¿Y Duncan Stiel? ¿Cuál es el trato?
Se aclaró la garganta.
—Cuando vuelva, me va a llamar.
—¿Eso es todo?
—Sí.
—Entonces, —tensé la palabra. —¿No vas a aparecer en Nueva
York para visitarlo?
—No. —Parecía irritado. —Está trabajando y yo tengo que volar a
Berlín mañana para discutir contratos y... cosas.
—¿Cosas?
—Solo… adiós.
—¿Qué hay de tu subasta de arte?
—Hablé con Fallon. Viste el dinero, ¿verdad?
Lo hice. No revisaba la cuenta comercial todos los días como hacía
con mi cuenta personal, pero había visto la transferencia.
—Sí, ¿pero no quieres mirar lo que…?
—No, sabes que confío en ti. Solo hazlo.
Él no sonaba como él.
—Tú, um, normalmente intentas seducirme, ya sabes.
Nada.
—No es que esto no sea mejor, y Sam seguramente estará
encantado, pero... en realidad pensé que te estaba haciendo un favor 236
y no haciendo de tu vida una mierda. Lamento que tú y Duncan no
hayáis…
—¿Qué?
—Aaron, ¿te gustó Duncan? ¿Le gustaste a él? ¿Quiero decir, qué
demonios? 01/2018
Se aclaró la garganta, pero no hubo un gran torrente de
información.
—Estás realmente empezando a…
—Es diferente de lo que pensaba.
—Y tú eres diferente en este momento de lo que nunca has sido, —
dije, porque, en realidad, nunca había conocido a este hombre antes.
Desde que conocía a Aaron, él había sido engreído y seguro y ruidoso
y descarado. Hubo momentos tranquilos, sí; hubo momentos en que
trató que me mudara y viera la vida que él podría brindar. Hubo
momentos en que trató de cambiarme, hacerme dependiente, hacer
que lo amara, en cuerpo y alma. Pero el hombre del teléfono era
inseguro, y simplemente no era Aaron Sutter.
—Jory.
Esto era culpa mía. Lo rompí.
—¿Qué puedo hacer?
—Yo... yo quiero ir a Nueva York.
—¿Lo haces?
—Lo hago.
—Y, entonces, ¿qué te detiene? —Quise saber.
—No quiero presionar si no debo, —dijo mientras se aclaraba la
garganta.
—¿No vayamos a mostrar interés?
—O tendencias compulsivas, —suspiró profundamente.
—Entonces, ¿no quieres parecer demasiado ansioso? 237
—No quiero que parezca que quiero más de lo que hay, —explicó.
—Eso no es bueno.
—Vale. ¿Puedo preguntar qué se dijo cuando os separasteis esa
noche?
Él gruñó. 01/2018
—Eso ha sido astuto, o intentaba serlo. Pregunta lo que quieras
saber.
—¿Te acostaste con él? —Este era el quid de la cuestión.
—Sí, lo hice.
—¿Y?
—Y no hay forma en el infierno de que te cuente lo que sucedió en
mi dormitorio.
—Lo cuentas siempre. —Yo estaba indignado.
—No esta vez.
No esta vez.
—No solías contarles a tus amigos sobre nosotros.
—Qué diablos…
—No lo hacías, —lo interrumpí.
—¿Y entonces?
—¿Por qué no?
—Eso es antiguo, su…
—¿Por qué?
—Porque eras especial. —Él era objetivo y estaba molesto al mismo
tiempo.
—¿Le contaste a alguien sobre Duncan?
—Eres el único que sabe de mí y el detective.
Ajá.
—Entonces él sabe quién eres, ya que te lo llevaste a casa contigo.
—Sí. 238
—¿Y cómo fue eso? —Esto se estaba poniendo bueno y la
excavación me estaba matando.
—Está en el armario, yo también. Le gustó que yo lo entendiera, yo
valoré mucho que él lo hiciera.
—Entonces esa parte fue perfecta. 01/2018
—Lo fue. —Él estuvo de acuerdo conmigo.
—¡Oh, por todos los santos, Aaron, me estás volviendo loco! —Le
grité. —¿Quieres ver a Duncan de nuevo o no?
—Yo…
—¡Aaron!
—¡Bien! ¡Sí, quiero verlo! ¿Por qué diablos crees que quiero ir a
Nueva York?
—¿Que dijo él? ¿Qué dijiste tú? Jesús, ¿qué es esto, la escuela
secundaria?
—Dijo que cuando regresara, quería verme y quiso saber si eso
estaría bien.
—Y tú dijiste, demonios sí, detective, me encantaría verte.
—Más o menos.
¿Más o menos?
—Aaron Sutter, suenas un poco nervioso.
—Sí.
¿Sí?
—¿Aaron?
—Voy a colgar ahora.
—No te atrevas, —lo amenacé. —Háblame.
—No puedo.
Mierda. Santa.
—Inténtalo.
—Me gustó él. 239
—Sí, lo entiendo ¿y entonces?
—Y entonces... quiero decir que él me contó todo.
—¿Qué es todo?
—Simplemente sobre él, sobre cómo ha estado jodiendo chicos
anónimos y sin rostro, y cómo hubo un tipo, un tipo especial, pero 01/2018
que no funcionó por su culpa.
—¿Por culpa de quién?
—Duncan. Quiero decir, como te he dicho, él no está fuera y el tipo
lo estaba y por eso necesitaba que yo lo entendiera, y por supuesto
que sí, y deberías haber visto lo aliviado que estaba y... él estaba justo
y yo quería... mierda.
—¿Quieres qué? ¿Que se mude? ¿Cerrarlo dentro?
—Es el tipo de hombre que necesita pertenecer a una persona.
Puedes verlo.
—La desesperación no es sexy.
—No, normalmente no, no.
Oh Dios mío.
—Pero él quiere pertenecer, ¿y tú qué?
El gruñido fue profundo.
—¿Aaron?
—La idea de que él esté viviendo como lo ha estado haciendo
cuando quería quedarse tanto... yo... y ni siquiera sé si... no sé.
El peso de eso, de lo que hice, me golpeó. Pensé que conocía a la
gente, pensé que sabía cosas, pero tal vez no, y cuando todo estuvo
dicho y hecho, Aaron Sutter había resultado ser un amigo, alguien con
quien podía contar.
—Lo siento…
—¿Por qué lo lamentarías? No lo lamentes todavía.
Tomé aliento. 240
—Te dejaré saber lo que sucede.
—¿Cuándo?
—Cuando regrese de Nueva York.
—Entonces ¿te vas?
—Supongo que sí. 01/2018
Y como no tenía más consejos que dar, me callé y dejé que me
colgara.
—¿J? —Sam estaba preocupado cuando reaparecí en la sala de
estar.
—Lo siento, tenía que hablar con Aaron.
—¿Oh? ¿Y cómo se llevan él y Duncan?
—No tengo ni idea.
Sam asintió y luego me señaló.
—Si eso termina en tiroteos, todo es por ti.
—¿De verdad? ¿Crees que es algo bueno que decir?
—Estoy diciendo, policía, playboy... ¿cómo tiene eso sentido en tu
cabeza?
Nada tenía sentido en mi cabeza: ese era el problema.
Sam había cancelado la pesca con Chaz y Pat, pero ya que hacerlo ir
al cine era un castigo cruel e inusual, me encontré con los otros:
Dylan y sus dos hijos; Stuart y su madre, Jessica; Tess y su padre,
Gordon; mi amigo Evan y sus dos hijos, Bryce y Seth, en el cine justo
después de las once de la mañana siguiente. Fue un show con tantos
niños, diez en total, que todos estuvieran sentados con palomitas de 241
maíz y una bebida y servilletas. A mitad de la película, Gentry tuvo
que orinar, pero eso estaba más que bien, y ya que, como Aja me
había dicho, estaba en la cúspide del entrenamiento para ir al baño,
cuando dijo que tenía que ir, nos fuimos.
Después, llevamos a los niños a almorzar y luego a un patio de 01/2018
juegos cerca de la casa de Dylan. Fue agradable, todos nosotros
sentados y hablando. No había visto a Evan en un par de meses, y fue
bueno ponerme al día. Gordon y Jessica parecieron congeniar, y dado
que ambos eran padres solteros, estaba algo satisfecho de mí mismo.
—Tú eres el dios del amor—, Dylan se burló de mí.
—Aún lo tengo.
Evan puso los ojos en blanco y aproveché esa oportunidad para
preguntar por Loudon, su compañero, su esposo, el hombre que
siempre había dicho que nunca encontraría y con el que había estado
casado durante los últimos once años. Estaban hechos el uno para el
otro. Evan era una especie de nervioso aprensivo, y Loudon era
tranquilo y con los pies en la tierra. Los había visto en acción muchas
veces, y algunas veces la personalidad obsesiva de Evan era algo
bueno: evitaba que la pelota se cayera. Otras veces, Loudon le
recordaba que detenerse a respirar y volver a enfocarse era lo que
tenía que hacer. Fue agradable ver que sus hijos, Bryce y Seth, tenían
facetas de ambos. Al igual que Sam y yo, Evan y Loudon habían
adoptado, Bryce de España y Seth de Sudáfrica.
Cuando Dylan fue a ver por qué Mabel y Mica colgaban boca abajo
de las barras mientras Seth contaba debajo de ellos, Evan se inclinó
hacia adelante y puso una mano sobre mi rodilla. Rápidamente la
cubrí con la mía.
—¿Qué pasa? —Le pregunté.
—Ey, uhm, Loudon y yo hemos estado hablando, y los dos 242
estuvimos de acuerdo en que si, Dios no lo quiera, algo nos llegara a
pasar, queremos que Sam y tú os llevéis a los chicos.
Hice lentamente una panorámica para ver su rostro.
—¿Vale?
Fue un shock. 01/2018
—¿Estás seguro? Quiero decir, Loudon siempre dijo cuánto le
preocupa el trabajo de Sam, y...
—Sí, pero Loudon sabe, al igual que yo, que nadie los cuidará mejor
que Sam. Él no permitirá que les pase nada, y tú te preocupas tanto
como yo.
—¿Por qué la gente sigue diciendo eso? No me preocupo.
Me dio una mirada.
—¿Qué?
—Vamos, Jory. Eres muy protector, y me encanta. Y Sam será como
un guardia de prisión, y eso me gusta también. Quiero decir, cuando
todos los niños crezcan y empiecen a correr salvajes, porque si la
maldición es verdad y tienes un niño como tú, cariño, ¿cómo de fuera
de control estarán nuestros hijos?
Me estremecí al pensarlo.
—Solo, ¿cuál es tu punto?
—Sam va a ser a quien todos recurramos. Él revisará y arruinará las
fiestas y pondrá el temor de Dios en quienquiera que vean nuestros
hijos y les hará saber a esas personas que si se meten con ellos, les
venden drogas, fuman con ellos, beben con ellos, él estará allí para
meterles una bala.
Asentí porque era muy posible. No el asesinato en sí, sino la
amenaza y el temor que Sam Kage podía, y podría, inspirar.
—Y tiene todos esos amigos policías, y he conocido a sus amigos,
Chaz y Pat, ¿verdad? 243
—Verdad.
—Sí, mira, y he conocido a sus hijos, y ellos son buenos, entonces…
—Tienen madres, ya sabes, esos niños. No es solo la paternidad lo
que está sucediendo.
—No, lo sé, solo quiero decir que son tipos de las fuerzas del orden 01/2018
y sus hijos han salido bien, y dado que todos contamos con que Sam
vigile hasta a nuestros hijos de forma periférica, entonces por
supuesto que si Loudon y yo, ambos, nos hundimos por una bola de
fuego o somos golpeados por un autobús de los que atraviesan la
ciudad, entonces tú y Sam seríais los que quisiéramos que nos
reemplazarais.
—Pero tu madre lo haría…
—Ella es mayor, Jory, y los niños necesitarán padres prácticos, dos
personas que puedan mantenerse al día tanto físicamente como con
cualquier otra cosa.
Estudié su rostro y solo vi una seriedad absoluta.
—Veo a Hannah y a Kola, y son raros… —se encogió de hombros, —
porque eres raro, pero también lo son los míos, y por la misma razón.
Mis muchachos van a ser un poco desastre porque Loudon y yo lo
somos. No hay forma de evitarlo. Eres un buen padre. Siempre pensé
que lo serías.
—¿De verdad?
—Sí, cariño. —Me apretó la rodilla. —Tienes el mejor corazón.
Suspiré profundamente.
—Bueno. Inscríbeme. Sería un honor ser el guardián de tus hijos.
El asintió.
—¿No tienes que preguntarle a Sam?
—Oh no. —Negué con la cabeza, girándome para mirar el patio de 244
juegos, viendo a Hannah gruñir a Gentry mientras lo perseguía y él se
reía y echaba a correr. —Sam acepta ese tipo de responsabilidad
como un honor. Es del mismo modo que se tomó las noticias cuando
le dije que Dane y Aja nos escribieron en su testamento para ser los
guardianes de Robbie y Gen. Él estuvo profundamente conmovido. Es 01/2018
decir, le están confiando la parte más preciosa de sus vidas, sus hijos.
Él se lo toma muy en serio.
—Lo sé. —Evan me palmeó la pierna, sonriéndome. —Y vosotros lo
haréis lo mejor que sabéis. No puedo pedir algo mejor que eso.
Asentí mientras él se levantaba para ver qué estaba pasando, ya
que Dylan estaba hablando con su hija, que ahora estaba boca abajo,
y Mica estaba conteniendo la respiración.
Al mirar a mi alrededor, vi a Gentry en el suelo, retorciéndose cada
vez que Hannah fingía hundirse en su cabeza con lo que parecía, por
la forma en que sostenía sus manos, un cuchillo y un tenedor
imaginarios. Paré a Kola mientras él pasaba corriendo junto a mí con
Stuart y Tess.
—¿Qué está haciendo tu hermana? —Le pregunté, señalándosela.
—Oh, comiendo los sesos de Gentry. Es una zombie.
—¿Con cubiertos?
—Siempre le dices que no use las manos, —dijo con la cara seria.
—Oh, sí, por supuesto.
Él se encogió de hombros y se escapó. Momentos después, Robbie
pasó a mi lado, aullando.
—¿Y tú qué eres? ¿Un hombre lobo?
Se detuvo para mirarme.
—Mi papá dice que no hay semejante cosa. Soy un lobo rabioso.
Rabioso. Él era tan chico de Dane, incluso a pesar de que solo tenía
cuatro años. Asentí. 245
—Continúa.
Su sonrisa era enorme mientras corría. Minutos después, Kola era
un lobo rabioso con él, lo que hizo que Robbie se iluminara. Yo estaba
muy feliz de que mis hijos y los hijos de mi hermano se llevaran tan
bien. 01/2018
—Mica quiere ser un científico malvado cuando crezca, —Dylan me
dijo mientras me sentaba encima de las barras con ella. Era más fácil
ver todo el patio de juegos desde un terreno más alto, y todos los
niños pensaron que era increíble que pudiéramos llegar hasta allí. Por
supuesto, tuve que informarles de que eso era malo.
—¿Eres un ejemplo de lo que no debes hacer? —Preguntó Evan
desde abajo, con los brazos cruzados.
—Mi vida sirve como un cuento de advertencia para muchas cosas,
—le recordé.
—No puedo discutir con eso. —Se encogió de hombros antes de
irse.
—Entonces, desembucha. ¿El objetivo de la carrera de Kola? —Me
pinchó.
—Veterinario. —Sonreí. —Al menos esta semana. ¿Qué hay de
Mab? ¿Cuál es el objetivo de su vida?
—Quiere ser una Marshal de EE.UU.
—¿Estás de broma?
—Nop. Sam dijo que las chicas pueden hacer las mismas cosas que
los chicos. Y lo amo por eso, pero espero, por Dios, que se le pase al
crecer.
—Yo también, —acepté.
—Si muero, sin embargo, todo se ha terminado.
Me volví y la miré.
—¿Perdona? 246
Ella se encogió de hombros.
—Si Chris y yo morimos y tú te quedas a Mica y Mabel, ella vivirá
con su ídolo en ese momento. Será un juego terminado.
—¿Te das cuenta de cuántos niños criaré si todos mis amigos, mi
hermano y su esposa mueren en un trágico desastre en un crucero? 01/2018
Ella comenzó a reírse.
—Sí, es mejor que te asegures de que no nos vamos todos juntos
de vacaciones sin ti.
Gruñí.
—Lo tendré en cuenta.
—Hazlo, —se rio, y la agarré para asegurarme de que no se cayera
de las barras y se abriera la cabeza. No quería tener que explicárselo a
su marido.

Sam había pensado que la idea de Duncan y Aaron juntos era


absurda, y luego, cuando le dije que dos de los padres de los
compañeros de clase de Kola habían intercambiado números en el
parque, Sam había puesto los ojos en blanco.
—¿Qué? Sigo siendo... —Hice una pausa dramática. —El dios del
amor.
Me hizo un gesto con la mano.
—Ven aquí, dios del amor.
Corrí pero él me atrapó fácilmente, y cuando estuve debajo de él en
el suelo en el pasillo, sus ojos brillando con malicia y calor, me derretí.
—Dios, te amo. 247
Él movió las cejas hacia mí.
—¿Te das cuenta de para cuántos niños tendremos que proveer si
todos mueren a la vez?
Su ceño fruncido fue rápido.
—¿Perdona? 01/2018
—Evan y Loudon nos van a hacer los guardianes legales de sus
hijos.
—¡Ni siquiera les gusto! —Estaba indignado.
—Ellos te aman. Todo el mundo te quiere.
—¿Desde cuándo?
—Desde que te han visto cuidar de mí, cuidar a nuestros hijos y
amarnos a todos con tu gran corazón. Es difícil no adorar a un hombre
que sabes que es todo trueno y relámpago por fuera y bondad cálida
y pegajosa por debajo.
Le tomó un segundo procesar todo lo que dije.
—No creo que nada de eso fuera un cumplido.
Me reí tontamente.
Esa noche Sam y yo hicimos tortitas, huevos y tocino para la cena,
ya que íbamos a tomar un brunch a la mañana siguiente y no un
desayuno tradicional. Yo odiaba tener dos comidas exactamente
iguales consecutivas. Fue divertido ver a Sam aceptar pedidos de
formas de tortitas y luego hacer todo lo posible para prepararlas.
—Deja de suspirar, —se quejó de mí incluso mientras se inclinaba y
me besaba la nariz.

248

01/2018
Capítulo 12
El lugar donde Dane y Aja querían que nos encontráramos para el
brunch a las once de la mañana siguiente estaba en el centro, y nos 249
esperaban afuera cuando subimos por la acera. Gentry vio a su madre
cuando nos acercamos y corrió hacia ella. Saludé con la mano para
que ella nos notara, ya que estaba hablando con su esposo, y luego
señalé a su hijo. Se arrodilló y le tendió los brazos, y él se estrelló
01/2018
contra ella como hacían los niños pequeños, con la cara a un lado de
su cuello, y aspiró su olor mientras se abrazaba con todo lo que tenía.
La expresión de absoluta dicha en el rostro de ella lo convirtió en un
momento perfecto.
Robert corrió hacia su padre, y Dane lo abrazó con fuerza antes de
que él y Aja intercambiaran niños. Ambos se veían mejor, Aja
descansada, Dane sonreía como nunca lo hacía. Dane era más un tipo
de ceño habitual que alegre. Habían necesitado el fin de semana a
solas, y volví a hacer la oferta: en cualquier momento. Sam asintió
levemente así que supieron que realmente estaba bien.
Rápidamente, para que nadie más lo viera, Aja echó hacia atrás el
cuello de su blusa, me mostró un chupetón y luego lo cubrió de
nuevo. Dane se giró para mirarnos cuando escuchó mi risita.
—¿Qué? —Le pregunté.
—¿Qué? —Se hizo eco.
Se volvió, frunció el ceño, y nos miró a Aja y a mí antes de llevar a
Hannah y Robert al restaurante con Sam justo detrás de él.
—Entonces. —Sonreí lentamente a mi cuñada.
Parecía el gato que se tragó al canario.
—¿Un agradable par de días? ¿Has dormido bien?
—¿Dormir? —Tosió.
Comencé a reírme, y Sam nos devolvió la mirada.
—Gracias por darnos un par de noches libres. —Ella me sonrió. —
No lo necesitamos todas las semanas o incluso todos los meses, pero 250
es bueno saber que tenemos la opción.
—De nada.
—Y lo mismo vale para ti y el Marshal.
—Nah. —me encogí de hombros. —Podemos echar un rapidito en
el coche. 01/2018
Y por supuesto que salió justo cuando llegamos a la mesa y la
camarera acababa de preguntar si la mesa estaba bien.
Sam gimió y dejó que su cabeza cayera hacia atrás y golpeara la
cabina. Dane se fue de bruces en la palma de su mano.
—¿Qué es un rapidito? —Hannah quiso saber porque tenía unas
orejas de gato de miedo, y se volvió a mirar a su tío en previsión de
una respuesta.
La camarera comenzó a reírse, Aja se atragantó, y le dije a Hannah
que un rapidito era pasar por la ventanilla para llevar del restaurante.
Pareció confusa y su hermano le dijo que ella lo entendería cuando
fuera mayor. Se veía muy satisfecho de sí mismo.
Después del brunch, después de cambiar la ropa y las mochilas,
Dane le dijo a Sam lo bueno que era tenerlo de regreso y que
esperaba verlo al día siguiente en su oficina. Sam asintió y luego se
fueron.
—¿Por qué te vas a reunir con Dane?
—Oh, sabes perfectamente bien por qué.
No tenía ni idea, y luego eso brilló en mi cabeza.
—Oh, la casa.
—Sí, la casa, —gruñó. —Yo debería saber que mejor no pedirle que 251
te guardara un secreto.
—Sí, deberías, —dije deliberadamente. —¿Y entonces?
Rodeó con los brazos las piernas de Kola, ya que mi hijo estaba
sentado sobre sus hombros, y yo estaba llevando a Hannah porque le
dolía el estómago. 01/2018
—¿Entonces, qué piensas?
—Creo que me encanta esa casa, pero no sé si nos lo podemos
permitir.
—Siempre te ha encantado.
Sí, lo hizo.
La gran Reina Ana de dos pisos ubicada en el distrito histórico de
Oak Park era más grande que la casa en la que estábamos ahora.
Tenía cerca de trescientos veinticinco metros cuadrados de espacio
habitable, un gran ático, techos altos, suelos de madera y un sótano
completamente renovado con lavadora y secadora. Cuando la vi por
primera vez, hace años cuando Dane y Aja se mudaron después de
que se casaran, yo había estado enfermo de envidia. Por supuesto,
porque era mi hermano, lo superé, pero cuando se habían mudado...
el deseo había vuelto a empezar. El hecho de que Sam y yo
estábamos tan sincronizados que él también la había deseado, para
mí, para él, para los niños, me puso delirantemente feliz. Y sabía que
Dane básicamente la vendía por una cuarta parte de lo que valía, por
una cuarta parte de lo que había pagado, pero también sabía que
para él, ese no era el asunto.
—Nunca te he visto así por algo, —le dije a Sam.
—Nunca he querido nada para vosotros, chicos, así.
—Has estado pensando en esto durante un tiempo, ¿eh?
—Sí, y creo que podemos pagarlo. La hipoteca será más de lo que
estamos pagando ahora, pero no por mucho, no como otro de los 252
grandes. Y la casa es más grande, y está en un vecindario mejor, y las
escuelas son buenas, y lo más importante, tu hermano nos está
haciendo una rebaja.
Me giré para poder ver sus ojos.
—Yo por fin entiendo que Dane dice en realidad exactamente lo 01/2018
que quiere decir.
—¿Te ha costado tanto tiempo?
Se encogió de hombros.
—Sí, pero ahora sé que si él dice que quiere que tenga la casa para
ti y los niños porque aprecia que os cuide a todos, aunque no es su
lugar recompensarme por hacer algo que amo, por hacer algo eso es
parte de mi naturaleza, lo entiendo.
—Una epifanía. Creo que me estoy poniendo todo emocionado.
—Estoy tratando de tener una conversación seria contigo.
—Sí, querido.
Me pasó un brazo por el hombro y me acercó, y fue agradable, los
cuatro juntos, mi familia.
—Entonces ¿estabas diciendo?
—Quiero que nos mudemos. Quiero la casa.
—Está bien. —Respiré, apoyándome en él. —Yo también. Siempre
me ha gustado esa casa. Me puse enfermo cuando se mudaron fuera
de ella.
—No me importó que se mudaran, solo quería llegar antes de que
él la vendiera. Sabía que tenía ofertas incluso antes de que pusieran
el cartel de venta.
—¿Y qué le pediste que hiciera?
—Solo mantenerla hasta que yo pudiera juntar algo de capital.
Esperé. 253
Él suspiró profundamente.
—Lo cual tu imbécil…
—Llevas a un niño, —le recordé.
—Lo cual tu hermano entendió... —Sam tosió. —Falsificó los
informes para que el Marshal pudiera pagarlo. 01/2018
Incliné la cabeza hacia atrás para poder besar debajo de la
mandíbula del hombre.
El murmullo contento me hizo sonreír.
—Él es realmente muy especial.
—Sí, lo es.
—Quiero decir, estallaba por una casa que necesitaba gente igual
que por la gente que necesita una casa... ¿qué es eso?
—Es un arquitecto. Él cree que las casas necesitan ser amadas para
convertirse en hogares.
Gimió.
—Esto no es por el prestigio para mí; se trata del lugar donde
planeo criar a mis hijos, donde vamos a pasar nuestras fiestas y poner
luces y derribarlas. Es donde voy a estar hasta que muera. No nos
mudaremos a Florida o Arizona ni a ningún otro lugar cuando seamos
viejos. Este será el lugar al que regresarán nuestros hijos cuando se
vayan a la universidad, el lugar al que llevarán a sus familias para las
fiestas. ¿Lo entiendes?
—Lo hago.
—Solo, se siente como el hogar.
—Entonces hagámoslo. Mañana, firma con Dane lo que necesites
para comenzar, y llamaré a la señora Souza, nuestra agente de bienes
raíces, y pondremos nuestro lugar a la venta.
Él estaba realmente feliz, y cuando vi la alegría, mi estómago se
retorció. 254
—Deberías haberme dicho que lo querías tanto.
—Sí, lo sé. Prometo decírtelo la próxima vez.
Eso no importaba, solo la forma en que estaba siendo abrazado, su
cálido aliento acariciando mi oreja, y los labios deslizándose sobre mi
mejilla. Eso era todo lo que mi cerebro estaba procesando. 01/2018

A medida que avanzábamos por la Magnificent Mile hacia el loft,


nos detuvimos en Water Tower Place26 porque necesitaba una nueva
fiambrera para Hannah, un vestido para ella para Acción de Gracias y
una nueva mochila para Kola.
—¿Qué pasó con la anterior? —Sam me preguntó.
—Chilly, —dijeron Kola y Hannah juntos.
—¿De verdad?
—Viste cómo mató ese cojín la otra noche, —le dijo Hannah a su
padre.
26
Water Tower Place es un rascacielos de 74 plantas y 262 metros de Chicago, finalizado
en 1976. Fuente: Wikipedia.
La expresión de dolor me hizo levantar las manos.
—¿Qué? Él es una fuerza destructiva de la naturaleza. ¿Qué quieres
que haga?
Sam se pegó un tiro en la cabeza con el dedo.
Le puse los ojos en blanco.
Ir de compras era divertido para mí, y Kola también era un fan.
Hannah y su padre querían sentarse y comer helado. Finalmente me
di por vencido y les dije que teníamos que parar la diversión de
compras porque teníamos que ir a la tienda de comestibles. No es 255
sorprendente que no estuvieran más emocionados por hacer eso.
Cuando llegamos a casa, cometí el error de acostarme en el sofá y
acurrucarme con Hannah en lugar de simplemente agarrar las llaves
del coche y dirigirme de regreso para ir a la tienda de comestibles,
que no estaba a poca distancia como para ir a pie. 01/2018
—¿Vamos a ir? —Sam me preguntó, pero pude escuchar el humor
en su voz.
—En un segundo solo, —le prometí, a pesar de que hacía frío y
estaba nublado afuera y todo lo que quería hacer era acurrucarme y
no moverme.
—Tu gato está en una bola en medio de nuestra cama.
Él tuvo una buena idea.
Sam prendió un fuego y encendió el televisor, y cuando terminó,
nos empujó a Hannah y a mí desde el sofá y se interpuso en nuestro
lugar.
—¡Papi! —Ella estaba indignada.
Él le gruñó.
Me levanté y me tumbé sobre él, cubriéndole el pecho con la
cabeza bajo su barbilla. Hannah se acurrucó en su brazo izquierdo.
Kola se unió a nosotros, PSP en mano, cabeza en el otro extremo del
sofá, sus piernas entre las mías, encima de las de Sam. Éramos una
pila caliente, todos aplastados juntos, y no pude mantener los ojos
abiertos.
—Me gusta cuando hay otras personas aquí, —dijo Kola después de
unos minutos de solo el sonido del fútbol. —Pero también me gusta
cuando solo estamos nosotros.
—A mí también, —dijo Sam, y sentí el rumor de la risa
profundamente en su pecho.
—¿Qué? 256
—Tu hija, —dijo, y su sonrisa fue amplia cuando abrí los ojos.
Cabeza hacia atrás, ojos cerrados, mi dulce angelito estaba
roncando como un marinero borracho.
—Os lo dije, —gruñó Kola desde el otro extremo. —Ella es
realmente un chico ahí dentro. También se tira pedos, sabéis. 01/2018
Sí, lo sabía.

Despertarse de una siesta en mitad del día nunca es bueno. Te


levantas malhumorado y listo para volver a la cama. Así que estaba de
mal humor mientras nos dirigíamos a la tienda de comestibles.
Una vez allí, Sam y Kola fueron a buscar leche y pan y el resto de los
productos esenciales, y Hannah y yo fuimos a buscar fruta. Tenía
manzanas y uvas y estaba recogiendo algunos plátanos cuando
alguien dijo mi nombre. Antes de que pudiera girarme, sentí una
mano en mi hombro y luego una pistola, y sabía cómo se sentía una
de primera mano, presionada en medio de mi espalda.
—Ven conmigo.
—Está bien, —dije porque solo quería alejar al hombre de mi chica.
—Pa. —Hannah me miró, tirando de mi mano, tratando de
moverme hacia adelante, solo entonces vio al hombre e intentó
moverse alrededor mío para ver mi espalda. —Vamos.
—No, amor, —le dije. —Ve a buscar a Papi.
Su rostro se arrugó y comenzó a parpadear como siempre hacía
antes de las lágrimas.
—B, —La dirigí cuando sentí que el arma empujaba con fuerza
contra mí, —corre. 257
Ella no discutió. Era muy luchadora, mi niña, pero entendió lo que
mi tono significaba, y el sonido de mi voz no dejó lugar a discusiones.
Se escapó de mí para ir a buscar a Sam. La idea de mi enanita sola en
una tienda normalmente habría hecho que mi estómago se cayera al
suelo, pero ella había comenzado a gritar. La escuché, estaba seguro 01/2018
de que los perros de toda la zona de los tres estados27 también lo
habían hecho, cuando comenzó a llorar por su padre.
—Mierda, —el tipo murmuró detrás de mí, y envié una oración
silenciosa porque el secuestro de niños no hubiera estado en su
agenda. No tenía idea de lo que habría hecho para mantener a mi
bebé a salvo.
El hombre agarró mi bíceps con fuerza y me alejó del departamento
de productos agrícolas y luego salió por la puerta delantera, donde un
sedán negro estaba a ralentí, a medio camino a través del
aparcamiento. Estábamos cerca, casi encima, cuando se abrió la
puerta. Vi pantalones de vestir, pero nadie se inclinó hacia adelante
para poder ver una cara.
27
Hay una serie de áreas en el este de los Estados Unidos conocidas informalmente
como áreas triestatales. A menudo, un área triestatal es una región asociada con una ciudad
o metrópoli en particular que, con sus suburbios adyacentes, se extiende a través de tres
estados. Fuente: Wikipedia.
—¡Quieto! —Escuché a Sam gritar detrás de mí.
Todo sucedió muy rápido.
—¡Arroja tu arma y tírate al suelo! —Su rugido furioso sopló a
través de mí.
Mi secuestrador me empujó hacia adelante al mismo tiempo, y solo
entonces un hombre con una pistola se asomó.
Todo lo que tenía era mi propio cuerpo para proteger a Sam y
asegurarme de que ninguna bala alcanzara al hombre que amaba.
—¡Al suelo! 258
Pero la orden me golpeó y, por una vez, no lo cuestioné ni me
preocupé, ni siquiera pensé. Normalmente actuaba, pero estaba tan
acostumbrado a él ahora, a nuestra vida, a una clara división en
nuestro hogar. Yo hacía las cosas cotidianas, Sam hacía las
emergencias. Yo me encargaba de los deberes, él manejaba a la gente 01/2018
con armas de fuego. Ese era nuestro comportamiento. Así que él me
dio una orden y yo la obedecí. Simplemente colapsé sobre el asfalto.
Hubo disparos y gritos. El motor del auto se revolucionó, los
neumáticos chirriaron, hubo una descarga de disparos, y luego,
cuando levanté la cabeza un poco, el coche perdió el control y su
ventanilla trasera estalló antes de chocar contra un automóvil
aparcado.
—¡Quédate abajo! —Sam gritó mientras golpeaba a mi lado.
Lo vi correr hacia el automóvil, detenerse, agacharse en el costado
y gritar desde donde estaba, presionado detrás de la puerta trasera
del lado del conductor. Cualquiera que pudiera salir del auto
necesitaba hacerlo jodidamente ahora, antes de que comenzara a
hacer agujeros en él.
Hubo sirenas, luego un muro entero de sonido, y cuando miré, vi la
puerta del lado del conductor abierta.
Un arma fue arrojada antes de que apareciera un hombre, con los
dedos entrelazados sobre su cabeza. Se arrodilló instantáneamente
antes de que Sam le ordenara que se tumbara en el suelo.
Tan pronto como el hombre obedeció, Sam le gritó a quien había
quedado en el coche que saliera. Él no corrió hacia adelante; no abrió
las puertas de golpe, solo esperó. Después de otro momento, la
puerta de atrás se abrió y un hombre cayó al suelo. Estaba
agarrándose el hombro derecho, y había mucha sangre.
Sam todavía no se movió hasta que hubo coches de policía 259
rodeándolo. Los oficiales rodearon en grupo el coche, Sam apuntó, y
se agacharon y rodearon el otro lado. Las puertas fueron agarradas y
abiertas de golpe, y luego vi cómo se tomaba una respiración
colectiva y se enfundaban pistolas. Una ambulancia aparcó, y solo
entonces, cuando me levanté, me di cuenta de que, tal vez, a metro y 01/2018
medio de mí había un hombre muerto.
Fue un borrón cuando Sam vino corriendo hacia mí y se dejó caer
sobre una rodilla.
—Eres asombroso. —Contuve el aliento, comenzando a temblar.
—Cariño, me has escuchado. —Sonrió ampliamente incluso cuando
su voz se quebró.
—Por una vez, ¿eh?
—Ha sido el momento perfecto para comenzar, —me aseguró
mientras me aplastaba en sus brazos, abrazándome tan fuerte que
pensé que mis costillas se romperían. —Está bien, vamos, tienes que
moverte.
Me arrastró sobre mis pies, me tiró sobre su hombro a lo bombero,
y luego gritó por ayuda. Dos oficiales estuvieron allí rápidamente,
separando a la multitud, y yo estuve de vuelta en la tienda y me
metieron por la puerta de entrada, a la izquierda, donde estaban los
carritos de la compra. También era donde estaban Kola y Hannah.
Cuando los niños me vieron, corrieron. Tan pronto como Sam me
bajó, fui asediado por las personitas. Sam ordenó a los oficiales que
nos protegieran a mí y a los niños y que no dejaran a nadie cerca, a él
no le importaba quién fuera.
—Estoy autorizando la fuerza letal, ¿entendéis?
Lo hicieron.
Sam se había ido entonces, cargando de nuevo a través de las 260
puertas.
—Pa, ¿qué ha pasado? —Me preguntó Kola, sentándose a mi lado
en el suelo, sosteniendo mi mano entre las suyas. —Hannah ha dicho
que había otro hombre, pero no lo hemos visto.
—Está bien, estoy bien, no me ha hecho daño, —le dije a mi hijo 01/2018
antes de volverme hacia mi chica. —Has hecho un buen trabajo al
conseguir a Papi, B. Estoy muy orgulloso de ti.
Ella asintió con la cabeza, y vi lo hinchados que estaban sus ojos y
adiviné lo que había sucedido. Mientras la ponía en mi regazo, volví a
mirar a mi chico.
—Buen trabajo traduciendo lo que ella necesitaba, Kola, —le dije.
—Apuesto a que estaba llorando mucho y Papi no la entendía.
Su sonrisa era enorme.
—No lo hacía, pero yo sí.
Puse una mano en su mejilla.
—Buen trabajo, amor.
Él estaba radiante de orgullo, Hannah comenzó a tener hipo, y los
agarré con fuerza mientras el caos se arremolinaba a nuestro
alrededor.
Mientras escuchaba a Kola hablar con Hannah, decirle que cuando
llegaran a casa, si ella quería, él tocaría Candy Land con ella antes de
acostarse, y sentía su asentimiento y empezaba a decirle quién quería
ser ella, el frío nudo de miedo en la boca de mi estómago lentamente
comenzó a desenredarse. Tendría tiempo de ordenar mis
pensamientos más tarde. Justo en ese momento, para los niños, yo
era su roca. Yo estaba bien, así que ellos estaban bien. Así era como
funcionaba. ¿Quién sabía que algún día yo iba a ser el adulto?
261

01/2018
Capítulo 13
Tuve que irme a casa sin Sam. No hubo forma de evitarlo. Estaba
bien para conducir; esto era normal, y entonces lo hice. Por supuesto, 262
teníamos un coche de policía frente a nosotros y uno detrás, y cuatro
oficiales nos acompañaron hasta el loft, que se revisó
minuciosamente antes de que nos permitieran entrar a pasar la
noche.
01/2018
Una vez que estuvimos en casa, hice cosas normales. Cenamos;
hice sándwiches de queso a la parrilla y sopa de tomate con Goldfish.
Hice que los niños se ducharan y se pusieran los pijamas. Sacamos la
ropa para la mañana siguiente, llenamos la mochila nueva de Kola con
las cosas de la vieja, y luego, como Hannah no quería jugar, nos
sentamos juntos en el sofá y vimos Schoolhouse Rock28 en DVD
porque a Hannah le gustaban las canciones y Kola iba a mejorar las
matemáticas.
Hannah se quedó dormida poco después de las siete, que era su
hora de acostarse, y acosté a Kola a las ocho, que era la suya en las
noches de escuela.

28
Schoolhouse Rock! es una serie estadounidense de cortometrajes educativos
musicales animados (y más tarde, videos) que se transmitió durante la programación infantil
de los sábados por la mañana en la cadena de televisión ABC. Los temas cubiertos incluían
gramática, ciencia, economía, historia, matemáticas y educación cívica. Fuente: Wikipedia.
Cuando llamaron a la puerta, miré por la mirilla y me sorprendió
que al lado de uno de los oficiales estuviera Chaz.
Abrí la puerta, y él parecía dolido.
—¿Qué pasa?
—Tienes que bajar. Sam está allí. Yo y Pat... — Se detuvo, mirando
hacia el pasillo cuando el ascensor sonó y Pat bajó. Estaba corriendo
hacia mí cuando Chaz puso una mano sobre mi hombro, devolviendo
mi atención hacia él. —Está bien, Pat y yo nos quedaremos con los
niños. Tienes que irte. 263
—¿A dónde voy?
—Con Sam, abajo, —reiteró Chaz. —¿Dónde está tu abrigo?
Fui y agarré la primera cosa en el armario, mi gabardina, me la
coloqué sobre los jeans y el suéter que llevaba, junto con mis
zapatillas de deporte. Normalmente caminaba por la casa solo con 01/2018
calcetines si estaba planeando quedarme.
Después de que Chaz cerró la puerta detrás de mí, me dirigí al
ascensor para encontrar a Sam.
Estaba afuera, por lo que pude ver, todo su equipo de marshals,
más hombres de traje y luego a algunos patrulleros uniformados.
Cuando lo alcancé, levantó la vista y me dio una leve sonrisa.
Sabía que le dolía no poder agarrarme, ponerme un brazo
alrededor. Sabía que los muchachos que trabajaban en su oficina eran
geniales con Sam viviendo conmigo, o al menos no le dijeron nada a
su cara, pero esta era una situación profesional, y frente a nuestro
edificio había mucha gente que no nos conocían a mí o a Sam
—Bien, este es el asunto, —me dijo, sus ojos fijos en los míos. —
Resulta que el tipo al que disparé, y los otros dos, ambos trabajan
para Salcedo. Estaban esperando recogerte esta noche porque
recibieron un aviso de que yo estaba fuera de la ciudad. ¿Quién sabría
que estaba fuera de la ciudad, Jory?
Me aclaré la garganta.
—Kevin Dwyer.
—Sí, —estuvo de acuerdo. —Te vio la otra noche en la fiesta de
Dane sin mí. Cuando preguntó, le dijeron que yo estaba fuera de la
ciudad, y cuando le preguntó a Dane cuándo me esperabas, le dijo a
Kevin que no lo sabía.
—¿Y tú cómo lo sabes? 264
—Por los micrófonos plantados en la residencia del doctor Dwyer, y
se confirmó a partir de mensajes de texto que envió desde su móvil a
otros. Clonamos su teléfono al mismo tiempo que pusimos
micrófonos en su apartamento.
—Está bien. —Tomé aliento. —Pero ¿por qué estoy aquí en el frío 01/2018
en lugar de arriba con mis hijos?
—Salcedo no sabe que aún no te ha capturado.
—Quieres decir que él piensa que sus muchachos todavía están de
camino conmigo.
—Sí.
—¿Y qué?
—Y a cambio de que se le permita testificar para el estado, el señor
Morelos, que está en el automóvil, el hombre que conducía, ha
accedido a acompañarte al punto de encuentro con Salcedo.
Necesitamos que vayas con el señor Morelos, llevando un micro, para
sonsacar a Salcedo y que así podamos arrestarlo. Ninguno de
nosotros ha visto al hombre. Ni siquiera yo. Escuché de él. Incluso se
suponía que nos encontraríamos una vez, pero no funcionó. Así que
nadie sabe cómo se ve. Si entras, debería ser fácil de identificar.
—¿Y si no voy?
—Si no vas, ellos sabrán que hemos arrestado a sus muchachos y
que están desaparecidos. Necesitamos que seas el cebo.
Entonces lo vi, el rápido acordonamiento de los músculos en el
cuello de Sam, el ligero entrecerrar de sus ojos, y entendí que esta no
era su decisión, ni su idea, de ninguna manera.
—¿Señor Harcourt?
Al volverme, encontré a Clint Farmer frente a mí.
—Nos encontramos en una situación única. Obviamente, el señor
Salcedo envió al doctor Dwyer aquí para vigilar a Sam porque sentían 265
que se estaba acercando demasiado para encontrar a Andrew Turner.
Han intentado matarlo dos veces en Phoenix y ahora, esta noche,
intentaron atraparle a usted. Entonces, debemos detener esto antes
de que vuelvan contra él de nuevo. El problema es, por supuesto, que
no tenemos idea de cómo se ve el señor Salcedo. 01/2018
Asentí.
—Necesito ponerle un micro y necesito que entre en ese almacén
en el astillero y se reúna con estas personas.
—De acuerdo.
Él tomó aliento.
—Nunca le pediríamos esto si pensáramos que realmente quisieran
hacerle daño. Estaba siendo secuestrado como presión y eso fue
todo. Entendemos que nadie en realidad quiere lastimarle.
—Claro.
—Dicho esto, siempre existe el peligro de que algo salga mal.
—Entiendo.
—Desgraciadamente es el único que puede hacer esto.
—Sí, lo entiendo.
—Bien entonces, ¿estamos listos para irnos, señor Harcourt?
No podía responder por mi vida. Sí, quería que todo esto
desapareciera, pero, por otro lado, ya no estaba solo yo. Mi muerte
afectaba al hombre que amaba y a las dos personas bajitas que vivían
conmigo.
Esperó un momento y luego me agarró del brazo y me sacó del
círculo de los otros hombres antes de volverse y mirarme.
—Hace tres años, mi esposa, Maggie, se metió en medio de un
ataque de la mafia.
Él tenía toda mi atención. 266
—Todavía estoy un poco confuso con los detalles, pero ella trabaja
en relaciones públicas, y su empresa estaba organizando un evento, y
este querido y dulce anciano le dio una carta para que se la entregara
a su hijo. Hablo en serio, cómo a lo Breakfast at Tiffany's puede ser,
¿cierto? 01/2018
Su tono, la referencia, me estaba gustando él.
—Está bien, así que de repente, atrapamos a los hombres que la
siguen, tratando de matarla, y ella no tenía idea de qué diablos está
pasando, y luego, una noche, cuando estoy tratando de decidir si
encerrarla o besarla ella, ella dice, “Oh, sí. —Hizo una pausa. —Creo
que ese viejo me dio una carta que olvidé entregar. Está archivada en
F de “favor” en mi archivo”.
Le sonreí.
Hizo la señal internacional de estrangulamiento, y entendí que su
esposa lo estaba volviendo loco.
—La amo, pero iba a estrangularla.
—¿Que pasó?
—Tenía que enviarla sola, y con un micro para el sonido, a una
habitación con hombres que yo no conocía, o ella iba a estar huyendo
durante el resto de su vida. Así que lo entiendo. Entiendo lo que le
estamos pidiendo a usted, al Marshal, a su familia. Entiendo, así que
la elección es suya.
—¿Estuvo ella bien? ¿Su esposa?
Levantó su teléfono y me mostró una foto de una mujer
sonriéndole en medio de lo que parecía una cocina demolida. No
había una parte de ella sin cubrir de harina para hornear.
—Galletas para la clase de tercer grado de mi hija esta tarde. No se
sabe cómo se ve actualmente.
Tomé aliento. 267
—Si es una mierda, es realmente una buena mierda la que me
acaba de echar.
Levantó la mano para poder ver la gruesa banda de oro.
—No es una mierda.
—Vale. 01/2018
—Vale, —suspiró e hizo un gesto con los dedos. —Estaremos
corriendo en un abrir y cerrar de ojos, señor Harcourt.
—Llámame Jory.

Una hora después, conducíamos en silencio hacia el distrito de


almacenes.
—¿Podrías hablar conmigo?
—Lo siento, —le dije. —Estoy usando un micro, Marshal. No creo
que este sea el momento apropiado para hacerme preguntas.
Me gruñó.
Crucé los brazos.
—¿Por qué estás enfadado conmigo?
—Oh, no sé, —dije sarcásticamente, ¿qué podría ser?
Lo leí en su rostro cuando lo entendió, el pesado suspiro antes de
que él se volviera hacia mí.
—No fue nada.
—Tu jefe parecía pensar que un hombre que intentaba matarte
era, de hecho, algo.
—Sí, pero…
—¡Esto es simplemente como tú y Rico teniendo que disparar para
salir de algo, esto es como tener que ir a trabajar todos los días y 268
arriesgar tu vida y luego regresar a casa como si no hubiera pasado
nada y preguntarme qué vamos a tener para cenar!
—Jor…
—Esta noche mataste a un hombre, Sam, por mí, y…
—Escucha, —dijo, agarrándome la barbilla y tirando hacia un lado 01/2018
para que pudiera ver mi cara. —Disparé a ese hombre porque se
volvió y disparó contra mí. Estaba aterrorizado de alcanzarte, pero no
iba a dejar que te metiera en ese coche. Pero cualquiera en la misma
situación, habría disparado, ¿entiendes? Estar allí no cambió el uso de
la fuerza letal. ¿Lo entiendes?
Tiré para liberarme y me recosté.
—Sí, Marshal, lo entiendo. Cualquiera allí y tú habrías actuado de la
misma manera. Te escucho fuerte y claro.
Condujimos en silencio.
—No estás escuchando para nada, —murmuró en voz baja.
—Te estaría escuchando, pero nunca dices nada. Tienes que
decirme qué es… —Me recordé a mí mismo que llevaba un micro. —
…no importa.
El coche finalmente se detuvo cerca de los muelles, y vi una luz a
medio camino de un pequeño muelle a la izquierda. El conductor, el
señor Morelos, salió primero, y estaba a punto de seguirle cuando
Sam me agarró fuerte de la muñeca y me arrastró de mi asiento a su
regazo.
—¿Qué estás haciendo? —Susurré.
Enredó una mano en mi cabello, me rodeó con la otra la garganta e
inclinó mi cabeza hacia atrás. Rápidamente, así de fácil, estuve a su
merced.
—Mataré a cualquiera que alguna vez intente hacerte daño,
¿entiendes? 269
Mis ojos se encontraron con los suyos y vi el calor allí, la
posesividad, y comprendí. Escuché.
—Estás pensando que me siento culpable por ese hombre que
mataste, pero no lo hago.
Me dejó ir y me volví, sentándome, a horcajadas sobre sus muslos. 01/2018
—Si el hombre hubiera arrojado su arma y levantado las manos, no
lo hubieras matado. Crees que podrías haberlo porque la intención
del tipo era llevarme con él, pero Sam, nunca lastimarías a un hombre
desarmado.
Sus manos se dirigieron a mi cabello, alejándolo de mi cara.
—Sé que si el tipo se hubiera rendido no lo habrías matado. Pero él
abrió fuego contra ti, no había otra opción. Tuviste que salvarme y
tuviste que salvarte a ti mismo. Tienes hijos, Sam. Me tienes a mí, así
que no hay duda de si vuelves a casa, no hay dudas de si eres tú o
alguien más. Eres tú.
—Sé que estás enfadado porque no comparto esta mierda contigo,
pero cuando llego a casa estoy tan feliz de estar allí... Te tengo a ti y a
los niños y al estúpido gato, y sinceramente me siento tan diferente
que mi cabeza ya no está en ese lugar.
Mire profundamente sus hermosos ojos.
—Te juro que te contaré más. Trabajaré en eso, lo haré. Pero solo
cruzar la puerta y ver todas vuestras dulces caras me arregla. ¿Lo
entiendes?
—Ahora sí, gran idiota tonto, —suspiré, sonriéndole.
Él me empujó hacia adelante rápido, violentamente, y el beso que
recibí fue devastador pero rápido, y luego estuve fuera del automóvil,
de pie ahí, aturdido, y tambaleándome un poco.
Afortunadamente, el conductor no había visto nada, así que agarró
mi bíceps mientras me llevaba hacia la puerta marcada con el quince. 270
—¿Cómo te embarcaste en una vida delictiva? —Le pregunté,
tratando de atraerlo a la conversación. —Tengo niños, así que me
gustaría vigilar las señales de advertencia.
Después de un momento, se volvió para mirarme.
—¿Esto es una broma? ¿Estás tratando de insultarme? 01/2018
—Bueno, el otro día le estaba diciendo a mi mejor amigo que creo
que la vida de todos puede ser un ejemplo o una lección, ¿no crees?
—¿Mejor amigo? ¿Quién habla así? —Preguntó mientras abría la
puerta y me empujaba a través de ella.
—¿No tienes un mejor amigo? —Pregunté, tomando nota mental
de eso, volviéndome para mirarlo por encima del hombro.
—Yo…
—No, está bien, —dije distraídamente. —Dios, ojalá tuviera mi
teléfono para poder hacer una lista. Mi memoria no es lo que solía
ser.
—¿Quién coño eres tú? —Preguntó mientras sacaba su arma de la
funda bajo su chaqueta y me apuntaba antes de que camináramos
hacia la luz.
—Estoy tratando de mantener la calma. ¿No estás nervioso?
No respondió.
—Hombre, esta luz hacia la que camino es brillante, —le dije a Sam
y a todos los que me escuchaban. —Y eso no se supone que sea algo
bueno, ¿sabes?
Era un gran almacén, pero no llegamos tan lejos. Cuando nos
detuvimos, había cinco hombres allí, y yo conocía a uno.
—Doctor Dwyer, —dije.
Él inclinó la cabeza hacia un lado y entrecerró los ojos.
Me llevó más tiempo del que me hubiera gustado, me enorgullecía
de ser más rápido. 271
—Oh, —exhalé. —¡Eres Salcedo! Eso es brillante.
Él no dijo nada.
—¿E incluso hablar de ti mismo contigo? Eres un genio.
—¿Dónde están los otros? —Preguntó un hombre al señor
Morelos. 01/2018
—No tengo ni idea. Hice mi parte y salimos afuera, y no había nadie
allí. Ni coche, ni nadie. Ambos abandonaron.
—Se suponía que deberías conducir.
—Javi cambió el orden. Decidió conducir, y Cranston estaba de
respaldo en el automóvil.
Silencio.
—Cranston era un Marshal. Él no habría abandonado.
—El Marshal de Las Vegas, —aclaré. —El sucio.
—Cállate.
—Lo llevamos a la…
—¿Qué diablos es esto? —Preguntó un tipo, avanzando hacia la luz.
—Señor Turner, —dije porque lo reconocí por las fotografías que
Sam me había mostrado ese día en nuestra casa.
Sus ojos se encontraron con los míos.
—¿Quién eres y por qué estás aquí?
—Estoy aquí, supuestamente, como presión para hacer retroceder
al Marshal Sam Kage, pero sospecho que lo que realmente va a pasar
es que estoy a punto de morir y tú estás a punto de morir, porque te
apuesto a que Salcedo está muerto. —Dije, fingiendo que no sabía
quién era Salcedo, así el micro que llevaba lo conseguiría todo, cada
confesión, cada verdad. ¿Cuál era el sentido de que todo lo que
sucedía a mi alrededor se grabase si no era incriminatorio?
—¡No está muerto, idiota! —Señaló a Dwyer. —Está justo ahí, y…
—¡Ajá! —Grité. —¡Tú, Kevin Dwyer, eres Salcedo! ¿Cómo diablos 272
has hecho eso?
—Por supuesto que es Salcedo. Qué diablos es…
—Estás tan muerto, —le dije a Turner. —Salcedo va a morir, y solo
estará el doctor Dwyer, y entonces todo lo que tengas, o creas que
tienes, sobre Salcedo, ¿es un vídeo? ¿Pornografía? De todos modos, 01/2018
sea lo que sea, no importará porque estará muerto y podrá comenzar
una nueva vida aquí, con mi Marshal, después de que mueras y yo
muera aquí mismo.
Turner se giró para mirar a Dwyer/Salcedo.
—¿Es eso cierto? ¿Vas a desaparecer en la vida del médico que
creaste?
—¿Eres de verdad un doctor? —Le pregunté.
—¡Sí! —Me gritó, y vi el arma.
—¿Tuviste sexo con Randall Erickson la otra noche?
Por qué esa era la parte más repugnante de todo, no tenía idea,
pero Dios, así era.
—¡DEA! —Llegó el primer grito mientras había linternas y muchos
pies golpeando el cemento. —¡Todos abajo!
Me tiré al suelo.
—¡Manos detrás de tu cabeza!
Haciendo lo que me dijeron, entrelacé los dedos detrás de la parte
posterior de mi cabeza y esperé. Se me ocurrió que Salcedo había
estado en el loft de Dane y Aja y que había usado a Randall para hacer
ese viaje solo para poder preguntarle a mi hermano si sabía dónde
estaba Sam. Odiaba que hubiera usado a Dane para llegar a mí y a
Sam. Peor aún, había usado a Randall. Eso sería bastante golpe para
el ego.
—¿Qué demonios está pasando? —Escuché a alguien gritar. —¿Por
qué tengo a Marshals de EE.UU. fuera y al Departamento de policía 273
de Chicago?
Fue confuso porque había demasiadas personas con demasiadas
agendas. Terminé en una habitación pequeña, esposado, sentado en
el suelo frente a Dwyer/Salcedo, que estaba sentado entre el
conductor y el señor Turner. 01/2018
—¿Qué tienes de él? —Le pregunté a Turner. —¿Toda la
documentación de que él y Dwyer son la misma persona?
El asintió.
—Sí. Tengo todo lo que demuestra que es el mismo tipo.
Miré a Dwyer.
—Y debido a que no querías ir a la cárcel, lo sacaste del WITSEC.
Él solo me estaba mirando.
—Pero lo que no entiendo es, ¿por qué no simplemente pasar a la
protección de testigos también?
—Porque nunca estuvo sobre la mesa para mí. —Hizo una mueca.
—Qué hace... No lo entiendo.
Los hombres entraron entonces, y vi las insignias de la DEA, y todos
fueron sacados excepto yo y Dwyer/Salcedo.
—Antes, —comencé, —cuando has empezado a decir que no
entendías, querías decir Sam y yo, ¿verdad? No nos entiendes, cómo
estamos juntos o por qué.
Sus ojos se estrecharon con odio.
—Sí.
Lo entendía. Él mismo era un hombre hermoso.
—No cree que haya habido nada entre vosotros dos. Cree que lo
usaste todo ese tiempo.
Él comenzó a asentir. 274
—Tiene razón.
Pero era una mierda, y mi prueba estaba allí, en su rostro, en sus
ojos.
—Está equivocado. Dime. Fue algo nuevo en aquel entonces, esta
identidad. Fuiste a la escuela de medicina. Vamos, cuéntame la 01/2018
historia.
—No se suponía que fuera mi camino. Pero los otros no eran
inteligentes, y llegó el momento de dar un paso al frente o hacerse a
un lado... y luego tuvimos que obtener información de un detective
idiota de la Policía de Chicago que trabajaba encubierto con un
equipo de trabajo federal. Él tenía información porque terminó
destruyendo a un amigo.
Dominic.
—Entonces tú y Sam... hablasteis.
Él se encogió de hombros.
—Estaba roto entonces. Su mejor amigo, todo fue un desastre,
bebía mucho, y luego cuando resultó herido y vino al hospital...
—¿Qué?
—Una vez que tuve mis manos sobre él... hubo más que yo quise.
—Exhaló.
Necesitaba escucharlo todo de Sam, no de este hombre.
—Así que ahora todo lo que temías ha terminado pasando de todos
modos.
—Sí, lo ha hecho.
—Tenías a mucha gente en tu nómina, tu propio Marshal, incluso…
ese tipo, Cranston, de Las Vegas.
—No tienes ni idea.
—¿Y para qué?
Sacudió la cabeza. 275
—¿Has terminado con Sam, o siempre estuviste planeando
reaparecer en su vida?
—Cuando se marchó, fue muy específico sobre lo que quería para
su vida y a quién... y como te dijo, aquello nunca fue nada en
absoluto. 01/2018
Negué con la cabeza cuando la puerta se abrió.
—Ambos sois mentirosos.
—Sospecho algo de verdad en eso, —dijo mientras miraba al jefe
de Sam.
—Sabes que todavía llevas un micro ¿verdad? —Farmer me dio la
misma expresión de dolor que conseguía de Sam bastante.
—Pero vas a borrar todo desde que ocurrió el arresto, ¿verdad? —
Le sonreí.
—Considéralo hecho.
—Gracias.
Por segunda vez esa noche, estaba solo en casa sin mi hombre.
Después de liberar a Chaz y Pat, tomé una ducha caliente y me limpié
de todo el día. Traté de esperar a Sam, pero finalmente me desmayé
después de las dos. Tenía que llevar a los niños a la escuela en cuatro
horas y media.

276

01/2018
Capítulo 14
Sam todavía no estaba en casa por la mañana, y me decepcionó
porque quería que fuera conmigo a llevar a los niños a la escuela. El 277
mensaje de texto que recibí me dijo que todavía estaba siendo
interrogado, y resultó que Dane estaba esperándome cuando rodé
hacia el aparcamiento.
—¿Está tu esposo maníaco mejor hoy? —Preguntó con
01/2018
desconfianza.
—No tengo idea de lo que eso significa.
Aparentemente, Sam había llamado a Dane en algún momento de
la noche o temprano por la mañana, y habían hablado largo y tendido
sobre la casa, y luego Sam le había pedido a Dane que fuera mi
acompañante porque sabía que todavía estaría sentado con los chicos
de la DEA.
—No quiero saber. Todo lo que sé es que parece que no regresarás
a tu casa, sino que te mudarás de mi loft a la casa de Oak Park. Hay
gente de mudanzas y limpiadores yendo a su residencia actual hoy.
Haré que Pedro se encargue de todos los formularios de cambio de
dirección.
—Mis vecinos van a estar muy confundidos.
—Sospecho que a Sam no le importa eso.
—Me pregunto cómo serán los nuevos. —Lo miré con los ojos
entrecerrados.
—Diferentes, —me informó mientras comenzábamos a subir las
escaleras, yo sujetando la mano de Hannah y él sosteniendo la de
Kola. —Tienes una casa en el histórico Oak Park ahora. Me tomé la
libertad de ponerme en contacto con el hombre que ahora se ocupa
de los terrenos, el señor Kincaide, y decirle que te harás cargo de las
facturas. Si tú o Sam queréis hacerlo vosotros mismos, podéis
hacerlo, pero hay reglas muy específicas sobre cómo se debe 278
mantener el jardín y…
—¿Podemos poner luces de Navidad?
—¿Qué?
—Es un factor decisivo, Dane.
—Por supuesto que puedes poner luces de Navidad. Qué clase de… 01/2018
—Sólo quería estar seguro.
—Si vivo para tener mil años, nunca entenderé todos los diferentes
lugares a los que se dirige tu mente.
Estaba seguro de que era verdad.
Primero llevamos a Kola a su clase, donde ahora estaba la señorita
Taylor y no el señor Michaels. Pobre chica, pensé que iba a licuarse
mientras permanecía allí, mirando a Dane. Cuando por fin se giró y le
sonrió, ella se derritió en un charco y yo gemí.
Mientras llevábamos a Hannah a su clase, le explicó a su tío acerca
de meterse en problemas por la pistola de agua.
—Nunca hay que llevar un arma grande, —la advirtió. —
Simplemente consigues una botella pequeña de spray, como la que
usas cuando planchas la ropa, y la usas. De esa manera puedes probar
para ver si tienes una bruja sin alertarles de que estás sobre ellas.
Sus ojos se agrandaron y ella asintió.
—Perdona, ¿mi cerebro funciona de manera extraña? —Dije
irritado.
—No tengo idea de lo que estás hablando.
Dane también hechizó a la señora Brady, la mujer mayor
atontándose bajo sus ojos grises como el carbón. Y sí, era guapo, pero
era más. Siempre tuve la sensación de que Dane era simplemente
más grande que la vida. Estaba muy agradecido de tenerlo en la mía.
—No te lo digo como debería, —dije mientras caminábamos por el
pasillo hacia la puerta de entrada, —pero aprecio todo lo que haces 279
por mí, y te quiero…
—Sí, lo mismo. Bien. —Fue brusco mientras me daba palmaditas en
la mejilla antes de girar, bajar las escaleras por el porche delantero,
saludar sin mirar atrás y cruzar el aparcamiento.
Debería haberlo sabido mejor. 01/2018
—¿Señor Harcourt?
Al volverme, encontré a la señora Petrovich.
—Lo siento por mi esposo, —le dije. —Es un gritón.
Ella asintió.
—Lo siento por el señor Michaels, que ha sido despedido, y por el
señor Parker, a quien se le prohibió ingresar a la escuela.
—Vale.
Ella extendió la mano y se apoderó de mi brazo.
—Tú y tu familia habéis sido parte de la nuestra durante los últimos
tres años, señor Harcourt, ya que Kola comenzó cuando estaba en
preescolar, al igual que Hannah ahora. No lo pensaste dos veces antes
de inscribirla con nosotros porque él lo estaba haciendo muy bien
aquí. No quiero que eso cambie debido a este incidente, pero, sobre
todo, porque no quiero que pienses que no nos importan tus hijos.
Todos los niños lo son todo para mí, yo no estaría aquí si ese no fuera
el caso, pero Kola es simplemente una joya, y Hannah... —Ella
comenzó a sonreír. —No sé lo que pasa por la cabeza de esa chica a
veces, pero no puedo esperar para verla todos los días.
—Vale.
—Así que espero sinceramente que todos podamos superar este
incidente y volver a como estaban las cosas antes. Este es el primer
incidente de este tipo que hemos tenido en esta escuela, y puedo
asegurarte que, sin duda, será el último.
Le sonreí. 280
—Estás agregando auxiliares a todas las clases, ¿no?
Se aclaró la garganta.
—¿Qué quieres decir?
—Has estado presionando con eso durante un tiempo, pero la junta
no se movió. —Asentí, sonriéndole. —Leí el boletín y esa es una muy 01/2018
buena manera de probar tu punto.
Ella tomó mi mano.
—Sabes que nunca habría elegido tener…
—Lo sé, no querías que lastimaran a un niño para ilustrar tus
preocupaciones, pero el punto estaba claro, ¿no?
—Oh sí. —Ella exhaló, soltando mi mano. Una mujer muy atractiva
con su traje de Donna Karan, corte de pelo corto y elegante, gafas
para leer colgando de una cadena, perlas, maquillaje inmaculado y
sus ojos azul oscuro en mi rostro. La había encontrado muy refinada
la primera vez que nos conocimos, y la percepción nunca había
cambiado.
Crucé los brazos.
—¿Rick Jenner asustó a la junta?
—El señor Jenner aterrorizó a la junta. Jenner Knox es una firma de
abogados muy conocida aquí en Chicago.
—Pero ni siquiera tiene un año, —dije, abriendo los ojos mucho
para ella, toda inocencia.
Se aclaró la garganta.
—Richard Jenner puede que haya comenzado su nueva empresa,
señor Harcourt, pero todos sabemos que fue el socio gerente de su
antigua empresa durante muchos años.
Arqueé una ceja hacia ella.
—Es bastante intimidante.
—Sí, señora, lo sé. 281
Ella me miró con los ojos entrecerrados.
—Debo decir que cuando hicisteis la solicitud aquí, tú y el Marshal,
no sospeché que, si alguna vez hubiera un problema, un hombre
como Richard Jenner sería quien encontraría en mi oficina.
—Mi hermano, a quien acabas de ver... ¿lo has visto? 01/2018
—Sería difícil perdérselo.
—Sí, bueno, él cuida de mí, él es el que da miedo, y…
—No te equivoques, señor Harcourt, el que da miedo en este
escenario siempre ha sido, y sospecho que siempre será, el Marshal
Kage.
Me aclaré la garganta.
—De nuevo, lo siento si gritó.
—Tenía todo el derecho.
Extendí la mano y le apreté el brazo.
—Superaremos esto.
—Bien, —susurró. —Te veremos después de la escuela.
—Sí, señora.
Estaba sonriendo cuando llegué al monovolumen.
Después de salir del aparcamiento, giré a la izquierda, y un
automóvil pasó frente a mí y luego me cortó bruscamente y se
detuvo. Tenía que pisar el freno o chocar con él. Apreté los frenos.
La puerta del coche se abrió y en el momento en que vi al señor
Parker salir con un bate de béisbol, agarré el teléfono y marqué el
911. Mientras me gritaba que saliera de mi coche de maricón y sacara
mi culo de maricón fuera de ahí, hablé con la operadora. Cuando
comenzó a golpear el capó, la operadora preguntó qué era ese ruido.
Le expliqué que estaba golpeando mi monovolumen. 282
—Y es nuevo, —gemí, porque en realidad, estaba a salvo mientras
no saliera.
Ella parecía más frenética que yo.
Golpeó la ventana y en ese momento tuve a la operadora en el
altavoz y el teléfono grabando el vídeo, porque no había nada más 01/2018
que hacer: estaba atrapado hasta que la policía llegara allí.
—Señor Harcourt, ¿llamó por un 211 la otra noche?
—Sí.
—Eso fue maravilloso, lo que hizo. Yo solo... no se nos permitió
contactar con usted o... cualquier...
—¿Cuál? —Pregunté mientras el señor Parker acababa con el
espejo del lado del pasajero. ¿Qué iba a decirle a Aaron?
—El Detective Everman es mi cuñado... todos estamos muy
agradecidos.
—¿Están los dos bien?
—Sí. —Ella suspiró profundamente. —Los dos tendrán una
recuperación completa.
—Bien, estoy… mierda.
—¿Qué pasa?
Se había retirado a su automóvil, y ahora tenía un hacha.
—Dile a los oficiales que este tipo tiene un hacha ahora.
—Avisaré. Aléjese de las ventanillas, señor Harcourt. ETA29 es de un
minuto.
—Está bien. —Tomé aliento, gateando hacia el asiento trasero
mientras el señor Parker cargaba hacia el monovolumen y golpeaba el
parabrisas.
Estaba realmente harto de escuchar las sirenas, oír los gritos, pero
el mar azul de los uniformes fue genial, y la forma en que lo
apuntaron con sus armas hasta que dejó caer el hacha fue como una 283
escena de película.
Él estaba en el suelo, y fue excesivo, en mi opinión, pero no tenían
forma de saber qué se había metido el hombre, y era grande y fuerte.
Pero había una rodilla bajada entre los omóplatos, una en la parte
baja de la espalda, y el último tipo se sentó sobre sus piernas. No 01/2018
podría haber sido cómodo.
Lo ataron con esposas de plástico y lo llevaron a la parte trasera de
uno de los coches patrulla. Una vez allí, vinieron por mí. La calle del
pequeño vecindario suburbano estaba llena de familias trabajadoras,
por lo que no había nadie en la acera presenciar la emoción.
Le di mi declaración al Oficial Fields cuando más hombres de azul se
unieron a nosotros, agrupándose. Me preguntaron si estaba bien, y
volví a explicar que no había salido del monovolumen. Fue tiempo de
tomar fotos después de eso. Cuando sonó mi teléfono, vi que era Sam
y me disculpé.
—¿Dónde estás? —Me preguntó.
—¿Dónde estás tú?

29
“ETA” Estimated Time of Arrival, es tiempo estimado de llegada.
—Por fin estoy en casa. Me he duchado y... ¿has ido a trabajar?
Quiero hablar contigo sobre todo y solo... necesito verte, ¿puedes
volver a casa?
Tosí.
—En realidad estoy con la policía.
Hubo un breve silencio.
—¿Qué?
—El señor Parker acaba de atacarme después de dejar a Kola y a B,
pero estaré en casa después de que termine con la policía y luego 284
llame a Aaron para averiguar dónde llevar el…
—¿Te ha atacado?
—Bueno…, —hice un gesto hacia el pobre Mercedes que él no pudo
ver, —sí, me refiero al monovolumen, no a mí. Bueno, sí, a mí, pero
sobre todo al monovolumen. Habría sido yo si hubiera podido 01/2018
alcanzarme, pero…
—¡Jesucristo, Jory! ¿Estás herido?
—No, no estoy herido, ¿estabas escuchando? Estaba en el
monovolumen y simplemente le dieron una paliza.
—¿Dónde… —su voz se quebró, tocó fondo— …estás exactamente?
Leí la señal de la calle, que podía ver desde donde estaba, y le dije
que esperara porque el policía tenía que hablar conmigo.
—Ponlo en el teléfono.
—Pero Sam, yo…
—Ponlo al teléfono, —gruñó.
—Bien, Dios, no hagas ese ruido, —espeté, pasando mi iPhone al
oficial. Él parecía confundido.
—Solo… —asentí, haciendo un gesto para que se lo pusiera en la
oreja. —Habla al Marshal Federal.
Divertido observar cómo los ojos del hombre se volvían grandes y
redondos, y comenzó a responder preguntas que se estaban
disparando rápidamente, a juzgar por la brevedad y la rapidez de las
respuestas. Al parecer, la ex esposa del señor Parker ahora estaba
demandando por la custodia exclusiva de su hijo, basado en el
incidente con Kola en la escuela. Hasta que se resolviera la custodia,
Oliver estaba con su madre y también había presentado una orden de
alejamiento contra su ex marido.
Si Sam no hubiera sido Marshal y ex detective de la policía de 285
Chicago, no habría recibido toda esa información, pero tal como era,
el oficial lo desembuchó todo y dijo muchos, sí señor, no señor, muy
bien señor hasta que el teléfono volvió a mí.
—No te muevas. Sienta tu culo en la acera y espérame.
—Pero ¿y el…? 01/2018
—Estoy enviando una grúa para la camioneta. Solo siéntate.
—¿Cómo en cualquier mundo de posibilidades puede ser esto culpa
mía?
—Eres un imán de problemas.
—¡No lo soy!
—¡Apuesto a que lo has dicho con la cara seria!
—¡Sam!
—Cuelga el teléfono. Tengo que llamar a Aaron Sutter, ¡lo cual me
va a alegrar jodidamente el día!
—A él realmente le gusta Duncan, ¿sabes?
—Oh, esa es una noticia fantástica.
—El sarcasmo no me pasa desapercibido.
—¡Podría importarme una puta mierda! Lo único…
—Vamos, te importa un poco, puedo verlo. Tú y Duncan Stiel sois…
—Como había empezado a decir, lo único que esos dos van a hacer
es hacerse el uno al otro jodidamente miserables, pero ambos son
unos bastardos, ¡así que se merecen el uno al otro!
—De vuelta a los juramentos, ¿verdad?
—¡Jory! —Oh, él estaba loco, y por alguna razón, no pude dejar de
sonreír. Dios, me encantaba Sam Kage todo cabreado. Eso hacía, por
la violenta carrera hacia la cama, que mi corazón se detuviera. Porque
cuando Sam estaba furioso, se quedaba en silencio y frío, pero en
este momento, presionado y pinchado, era como uno de esos toros 286
de rodeo que simplemente cargaban y diezmaban lo que estuviera en
su camino. No podía esperar para llegar a casa y hacer que me tirara
en la cama y me sujetara. Oh, estaba tan ansioso por ello, estaría total
y completamente arrebatado. Me estremecí solo de pensarlo.
—Dane dijo que nos estamos mudando, —lo hostigué un poco más. 01/2018
—¡Ya te dije que nos estábamos mudando! ¿Alguna vez escuchas
algo de lo que digo? ¿Nunca?
Esto fue divertido.
—Y entonces Dwyer y Salcedo eran el mismo tipo, ¿eh, Sam?
Supongo que el amor es ciego y te lo perdiste.
—¿Qué? ¿Qué me has dicho?
Me reí a carcajadas. No había forma de no hacerlo.
—Está bien, lo amabas y él te amaba, pero tenías que volver a casa
para...
—Volví a casa porque la operación ya estaba terminada y tenía que
recuperarte. ¡Te necesitaba! ¡Yo te quería! ¡Yo te amaba! ¡Es por eso
que volví a casa!
—¿Me querías? —Lo presioné.
—Jory, te lo juro por Dios, te voy a pegar si no...
—¿Entonces me amas? ¿Sam? ¿Lo haces? ¿Lo soy? ¿El único? ¿Soy
yo?
—¡Te mataré!
—Oh vamos, di que me amas. Vamos, Sammy, puedes decirlo...
vamos...
—¿Sammy?
Me perdí en las carcajadas, su total indignación matándome por
completo.
Rugió y el teléfono se apagó, y tuve la repentina necesidad de 287
esconderme o correr, pero en cambio llamé a Aaron Sutter.
—No puedo hablar ahora, —me dijo, cuando contestó. —Tu
hombre está en la otra línea.
—Sí, pero yo te gusto más.
—Sí, pero Duncan... mencionó que respeta bastante a Sam, y él 01/2018
estaba pensando que podría querer seguir el mismo camino que Sam
convirtiéndose en Marshal y esperaba poder obtener la ayuda de Sam
con eso.
—No decides simplemente un día convertirte en un Marshal; es
como, un trabajo real, ¿sabes?
—No, lo sé, él lo sabe.
Y me golpeó.
—Jesús, Aaron, hace mucho más que solo gustarte Duncan Stiel.
—Hablaré contigo más tarde, —dijo y me colgó.
Me costó un minuto hacerme a la idea de que Aaron Sutter me
estaba colgando. Por lo general, le colgaba yo, no al revés. Pero yo
había tomado una posición secundaria; por fin estaba claramente en
la columna de amigos, porque el tipo real por fin había aparecido.
Siempre pensé que no ser el hombre que Aaron Sutter quería sería
una decepción. Era un estímulo para el ego ser el ideal, el deseo del
corazón de otra persona. Pensé que lo echaría de menos cuando
llegara el día en que me cayera de mi pedestal. Me imaginé que, en el
fondo de mi corazón, estaría triste, pero ahora, enfrentado a ser solo
su amigo, me emocionó... y aterrorizó.
¿Y si Duncan no estaba listo para la fuerza de la naturaleza que era
Aaron? ¿Qué pasa si él huía? ¿Y si…?
Ayudaría si pudiera, pero eso era todo lo que podía hacer. Toda mi
vida había arreglado todo, o lo había intentado, pero en realidad no
tenía control sobre nada de eso. Solo tenía poder sobre mí, influencia 288
sobre algunos otros y la capacidad de hacer feliz a Sam y a mis hijos.
¿Qué más podría pedir?
Giré la cabeza ante el rugido de un motor, vi el monstruoso
automóvil de Sam y corrí por la acera. Él se detuvo a mi lado, la
puerta se abrió, y él salió y corrió alrededor del automóvil para 01/2018
alcanzarme.
Extendí los brazos.
Él se congeló.
—Ven aquí. —Moví los dedos.
—¿Qué es esto?
—Esto soy yo delirante al verte.
—¿Por qué?
—Porque te amo. —Lo miré fijamente. —Ahora ven aquí.
—Yo también te amo, —gruñó y se abalanzó, y estuve en sus
brazos, aplastado en el abrazo de hierro, su cara presionada a un
costado de mi cuello mientras se estremecía.
—No te dejo, nunca te voy a dejar. Estamos bien, somos sólidos.
Pero si no fuera por ti, ¿dónde estaría?
Él solo me inhaló.
—No me importa a quién amaste o quién te amaba. No estoy
celoso porque mira dónde estás. Tú me elegiste a mí y a nuestra vida,
y no vas a ir a ninguna parte sin mí o los niños.
—No, —prometió mientras levantaba la cabeza y tomaba mi cara
en sus manos. Lo vi en sus ojos, la emoción se apoderó de él, y luego
me estaba besando violenta, completamente, sin pasarse nada por
alto mientras devoraba mi boca. —Nunca… —besó más fuerte, más
profundo, su boca tan caliente y húmeda— …te voy a dejar, eres mío,
haces que todo funcione. 289
No pude pensar en nada mejor.

01/2018
Mi tórrida fantasía sexual fue aplazada por Sam y por tener que ir a
la estación de policía para presentar cargos contra el señor Parker, lo
que tardó mucho más de lo que pensé. Me preguntaron si él había
gritado algo cuando estaba atacando el automóvil, pero mentí y dije
que no. Sabía por qué estaba enfurecido y, sinceramente, tenía poco
que ver con mi sexualidad y todo que ver con lo relacionado con su ex
esposa y su hijo, y con poner su ira en algún lugar. Y ser yo gay no era
el problema; el problema era el desplazamiento. No fui víctima de un
crimen de odio; yo fui el chivo expiatorio porque él tenía problemas
de ira. Y solo porque no quería pensar más en eso, borré el vídeo de
él viniendo a mí primero con el bate y luego con el hacha. No quería
quedar atrapado en una mentira y decir que era demasiado doloroso
como seguir sonando plausible.
No estaba seguro de cómo las cosas iban a funcionar para él. Esta
era su segunda vez en la cárcel en días, Chaz y Pat lo habían arrestado
por romper el dedo de Kola, y no sería procesado hasta la mañana
siguiente.
Cuando estábamos saliendo de la estación, le pregunté a Sam qué
pasaría.
—Has oído lo que ha dicho el oficial Marion. Nos ha dicho que el
señor Parker confesó haber averiguado de su ex qué día llevarías a
Kola a la escuela bajo la apariencia de disculparse, pero en vez de eso,
te tendió una emboscada.
—No irá a la cárcel, ¿o sí? 290
—Eso depende de sus antecedentes. No sabemos cuál es el trato
con él y su ex.
—Pensé que habría mucha terapia ordenada por la corte.
—Tal vez, no lo sé.
—Sí, lo haces, —Lo presioné. —¿Fuiste policía durante cuánto 01/2018
tiempo? Lo sabes.
Volvió sus ojos azul-grisáceos ahumados hacia mí.
—Tiene suerte de haber estado allí cuando aparecieron los policías.
—¿De qué estás hablando?
—Si hubiera huido e intentado esconderse después de lo que te
hizo.... —Tomó aliento. —¿Te parezco un hombre razonable?
—Sí, —le aseguré.
—No, —me corrigió, sacudiendo la cabeza. —Entra en el coche.
Había seguido instrucciones, y la mano en mi nuca, acercándome,
me hizo sonreír. Sam se estaba recordando a sí mismo, mientras me
vapuleaba, que yo estaba bien. No me sorprendió que cuando me
tuvo de regreso en el loft, a puerta cerrada, tuviera que estar cerca,
piel contra piel, para asegurarse de que yo estaba de una sola pieza.
Ni siquiera salimos de la cama para comer.
Me dejó para ducharme y cocinar mientras él recogía a los niños de
la escuela. Ni siquiera me di cuenta de que estaba lloviendo afuera
hasta que llegaron a casa y entraron por la puerta pareciendo una
banda de ratas ahogadas.
Sam solo me fulminó con la mirada mientras ordenaba a todos que
se desnudaran y corrieran a baños opuestos. Una vez que los niños se
ducharon y cambiaron, él hizo lo mismo, ya que se había levantado de
la cama, pegajoso y sudoroso y oliendo a sexo, para ir a buscarlos.
Regresó arrastrando los pies a la sala de estar y se desplomó en el 291
sofá con vaqueros viejos, una camiseta y calcetines de deporte. Tenía
los ojos pesados, el pelo de punta y enrojecido por el calor del agua
caliente. Era completamente irresistible y, de pie ahí, inclinado sobre
el respaldo del sofá, apenas pude mantener las manos lejos de él.
Me encantaba mirarlo, las pestañas doradas descansaban sobre sus 01/2018
mejillas, la subida y caída del enorme pecho que sostenía su gran
corazón, y el poder y la fuerza del hombre incluso en reposo. Cuando
tracé su nariz con el dedo, arrugó la cara, y no pude evitar inclinarme
y besar su frente. El ronroneo retumbante me hizo sonreír.
Él estaba agotado, y como había estado despierto durante
veinticuatro horas completas, no me sorprendió. Pero aun así, cuando
Hannah lo sacudió un par de horas más tarde, se despertó. El sonido
de trompeta que hizo causó un poco de estremecimiento, por el
volumen, pero como sabía que era solo para anunciar su entrada, no
le pedí que bajara el tono. No era partidario de que me dijeran estate
tranquilo o cálmate, así que trataba de no hacerlo con mis hijos. Yo
era ruidoso y estaba criando personas ruidosas. Tenían que contar
con aprender moderación de Sam.
—¿Qué estamos haciendo? —Preguntó Sam, su voz llena de grava,
mientras se sentaba en el sofá, frotándose el ojo derecho con la
palma de la mano.
No había dormido profundamente, porque, honestamente, él tenía
que estar en su cama conmigo envuelto alrededor de él o en
cucharita a mi espalda. Solo conmigo estaba completamente relajado,
así que dormir en el sofá no le había bastado del todo. Pero fue
suficiente para ponerlo arrugado y legañoso mientras luchaba por
recuperarse. El toque de bocina de Hannah, o lo que ella se 292
aproximaba a ese sonido, los había sacudido a él y a Chilly, que estaba
acurrucado en su pecho. Tenían una foto adorable, juntos: el hombre
fuerte y su gato esponjoso. Era una por las que me hubieran
asesinado por hacerla, así que me contuve.
—¿J? —Él gruñó de nuevo, bostezando, con los ojos llorosos por un 01/2018
momento mientras juntaba los antebrazos detrás de su cabeza y
estiraba todo el cuerpo.
—Disfraces de Halloween, —expliqué detrás de él mientras Hannah
saltaba frente a su padre y adoptaba una pose.
Fue bonito cómo Chilly maulló con indignación e hizo su propio
estiramiento antes de saltar del sofá. Claramente estaba irritado
porque lo habían despertado para un desfile de modas.
Sam se aclaró la garganta.
—Uhm, no estoy seguro.
Hannah aún estaba manteniendo la cabeza ladeada, con los brazos
hacia adelante, la espalda hacia atrás, y la postura de “adórame”
hacia él. Era, supongo, su versión de una postura de modelo de
pasarela. El hecho de que ella se parecía más a Frankenstein, lista
para arrancarle la cabeza a alguien, no era culpa suya.
Me incliné cerca de su oreja y susurré:
—Hada ninja.
Él gruñó y asintió.
—Bueno, eso explica las alas fucsias, el atuendo ninja de purpurina,
la varita mágica y las sai.
—¿Las qué?
—Los cuchillos ahí. —Él inclinó la cabeza. —Como los que lleva
Elektra.
—Fan de Elektra, ¿verdad? —Aprendía algo nuevo sobre el hombre
todos los días. 293
—¿Estás de broma? —Dijo como si fuera estúpido.
—¿Debería preocuparme que tengas un fetiche por mujeres
calientes con cuero rojo?
—Pienso, en realidad, que Daredevil era el que vestía cuero rojo. —
Sonrió perezosamente, inclinando la cabeza hacia atrás para que 01/2018
pudiera verme. —Pero si quieres usar cualquier tipo de cuero para mí,
estaría más que feliz.
—Deja de flirtear conmigo. Tu hija va a sufrir calambres.
Él se rio entre dientes mientras volvía su atención a Hannah,
estudiándola.
—Está bien, ¿entonces vas a lanzar cuchillas afiladas a la gente y, si
se lastiman, mueves tu varita mágica y los pones bien?
Ella se descongeló y volvió sus grandes ojos y una sonrisa aún más
grande hacia su padre.
—¡Sí!
Obviamente él era brillante, y la forma en que ella se lanzó sobre él,
cruzando cuchillas y una varita brillante detrás de su cuello mientras
lo apretaba, se lo dijo. No pude sofocar el suspiro cuando la abrazó y
la besó.
La puso en su regazo mientras Kola salía corriendo y se congelaba
en el mismo lugar que Hannah, en la alfombra frente a la chimenea.
—Me gusta tu sable, —le dijo Sam a su hijo.
—Soy un pirata.
—Puedo verlo, —le dijo, volviéndose para mirarme con una ceja
arqueada.
—¿Qué?
—Él es el pirata más mono que he visto en mi vida.
—¿Qué? —Yo estaba a la defensiva antes de que saltara el gemido. 294
—No, él es aterrador.
—Creo que puede caminar directamente en un escenario de
Broadway y estar bien.
—No, es malvado.
—Podría ser un pirata cantante. 01/2018
—¡Sam!
—Es un pirata de Piratas de Penzance30.
—No, él…
—Necesitamos ponerte un parche en el ojo, colega, —le dijo Sam.
—Y podemos dibujar algunas cicatrices y tal vez rasgar la manga de tu
abrigo y…
—¿Rasgar? —Lo interrumpí.
—Oooh, ¡sí! —Kola estaba emocionado. —¿Podemos ponerme
sangre falsa también?
—Ah, ahora estás hablando. —Sam asintió, haciendo un gesto a su
hijo hacia él. —Y tenemos que ponerte unos dientes feos porque los
piratas tenían escorbuto.
30
The Pirates of Penzance (Los piratas de Penzance), o The Slave of Duty (El esclavo del
deber), es una ópera cómica en dos actos con música de Arthur Sullivan y libreto de W. S.
Gilbert. Estrenada en 1879. En 1983 se hizo una adaptación cinematográfica. Fuente:
Wikipedia.
—¿Qué es eso?
—Es una enfermedad que contraes si no obtienes suficiente
vitamina C, por la que algunos dientes se te caen y el resto son todos
marrones y repugnantes.
—Impresionante, —suspiró Kola.
—No es impresionante, —gruñí, caminando de regreso a la cocina
para revisar el pastel de carne que teníamos para cenar. El puré de
patatas estaba hecho y en el fuego; solo tenía que alinear la ensalada
y terminar de cocer el brócoli al vapor. No es que fuera a conseguir 295
que nadie tomara verduras en mi casa, pero estaba trabajando en
eso. Sam era tan malo como los niños en lo que respecta al forraje.
Mientras ponía la ensalada sobre la mesa, hubo de repente brazos
alrededor de mí y fui atraído contra la pared de músculo duro que era
Sam. 01/2018
—Sí, ¿asesino de disfraces?
Me besó detrás de la oreja y por la nuca, y se sintió increíble, así
que incliné la cabeza hacia un lado para que pudiera alcanzar más.
—Estoy mejorando, no matando, y he pasado un día demasiado
agradable una vez que llegué a casa para pelear contigo por algo, así
que si no quieres que lo haga…
—No, —dije, mi sonrisa rápidamente se convirtió en risa mientras
me daba la vuelta en sus brazos y me inclinaba hacia atrás. —Tú y
Kola lo arregláis y… ¿estás bien?
—¿No puedo bailar con el hombre que amo?
Nunca bailábamos, pero cuando los niños volvieron con los pijamas,
nos estábamos balanceando alrededor de la mesa. La tormenta de la
tarde había cubierto todo, y todavía estaba lloviendo a cántaros ahí
fuera a las seis de la tarde.
—¿Qué estáis haciendo? —Preguntó Kola mientras comenzaba a
colocar los platos y las servilletas como lo hacía todas las noches. El
trabajo de Hannah eran los cubiertos.
—Bailando con Pa, —dijo Sam, presionándome más cerca, su mano
en mi espalda. —¿Qué parece que estoy haciendo?
Kola se encogió de hombros. Aparentemente éramos demasiado
extraños para tratar con eso, pero Hannah sonrió y asintió.
—¡Yo la siguiente!
—Sí, señora, —Sam estuvo de acuerdo antes de que me tirara a la 296
sala de estar y luego me levantara. —Rodéame con las piernas.
—Te das cuenta de que tienes hijos, ahí mismo, —le recordé
incluso mientras cumplía, deslizando las piernas por sus muslos y
sobre sus caderas mientras sus manos iban hacia mi trasero,
sosteniéndome contra él. 01/2018
—Me ha gustado pasar el día en la cama contigo, —dijo, y su voz
fue baja y ronca. —Más apretado.
Me acerqué, mi ingle presionó su duro abdomen.
—Hemos hablado también, —le recordé, incapaz de contener el
suspiro profundo y contento cuando el hombre me miró con ojos
suaves y la sexy curva de su labio. —Hablamos de todo.
—Sí, lo hicimos.
Y lo hicimos. Sam me había explicado que Andrew Turner y el
doctor Kevin Dwyer, o Christian Salcedo, cualquiera que sea el
nombre que prefirieras, iban a ir ambos a la prisión federal durante
mucho tiempo. Mi corazón se conmovió por Kevin/Christian, porque
si yo hubiera perdido a Sam, también me habría roto el corazón.
—Nunca fue amor, —me había dicho mientras nos habíamos
acostado sobre sábanas sudorosas, yo tirado sobre él, él
asegurándose de que no me podía mover. —Eres el único, J, lo sabes.
Solo tú.
Solo yo.
—Oye.
Me di cuenta de que mi mente había estado vagando.
—Lo siento, ¿qué?
Él se rio entre dientes mientras se inclinaba y me besaba.
—Ya hablamos de eso, —nos dijo Kola.
—Me gusta, —Hannah soltó una risita. —Se aman. 297
—Sí, pero la tía Dyl y el tío Chris no se besan todo el tiempo.
—Pero el tío Dane y la tía Aja lo hacen.
—Tal vez porque el tío Dane es el hermano de Pa, —Kola ofreció
sabiamente. —Por eso se besan con quienes están casados.
Hannah asintió. 01/2018
—Porque son hermanos los hace iguales.
—Como tú y yo.
—No somos hermanos.
—Sí, pero somos familia.
—Sí, —estuvo de acuerdo. —Somos familia.
No pude contener las lágrimas, y Sam las limpió antes de besarme.
—Tienes un corazón tan blando.
Para él y mis hijos, sí, lo tenía.

FIN
298

01/2018

Cuestión de Tiempo 06.5


Ears, Eggs and Bunnies
MARY CALMES
SOBRE EL AUTOR

MARY CALMES vive actualmente en Honolulu, Hawai, con su esposo


y sus dos hijos, y espera marcharse de la roca a un lugar donde sus 299
hijos puedan experimentar el otoño y hasta el invierno. Se graduó de
la Universidad del Pacífico (irónico) en Stockton, California, con una
licenciatura en literatura inglesa. Debido al hecho de que es literatura
inglesa y no gramática inglesa, no le pidas que te señale una oración,
ya que eso no sucederá. Le encanta escribir, sumergirse en el proceso 01/2018
y caer en el trabajo. Incluso puede decirte cómo huelen sus
personajes. Trabaja en una tienda de copias pero no ha podido
incorporar eso en un libro... por el momento. También compra
demasiados libros en Amazon.
Traducción y Corrección
S O N I S AN

Diseño y Edición
IPHI

EPUB 300
MARA

01/2018

NO
FACEBOOK
ni ninguna
red social

Es de fans para fans y no recibimos ninguna compensación


económica por las traducciones que realizamos.
Espero que les guste.
Y no olviden comprar a los autores, sin ellos no
podríamos disfrutar de estas maravillosas historias

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