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La historia de la humanidad comienza con la aparición del hombre sobre la tierra y su adaptación
al medio. Las etapas de la prehistoria se encuentran la edad de piedra, donde se dieron los
períodos paleolítico, mesolítico y el neolítico; posteriormente la edad de los metales entre ellas la
del cobre, la del bronce y la de hierro. En el período paleolítico aparecen las primeras
manifestaciones artísticas de la humanidad; en la industria de este período aparecieron
instrumentos muy variados como agujas, raspadores, espátulas y alisadores puntas de flechas de
doble bisel y arpones. La mayor sedentarización del hombre, que no tuvo más remedio que
refugiarse en las cuevas para protegerse de las inclemencias climáticas, dio origen a las pinturas
rupestres. En el período de transición entre el pale político y neolítico se progreso en el abandono
del nomadismo y el inicio de una incipiente actividad agrícola y ganadera, plenamente
desarrollada en el período neolítico, actividad que se utilizó como apoyo a la caza, la pesca y la
recolección, el modo de subsistencia que predominaba era la del hombre primitivo. El
acontecimiento que verdaderamente supuso un salto cualitativo de importancia en la evolución
del ser humano fue el paso de la economía destructora de depredación a la de producción de
alimentos basada en la agricultura y en la ganadería. El origen remoto de ambas actividades, cuyo
inicio se localiza en Asia Menor, se encuentra probablemente en los cambios climáticos que
provocaron la extinción o el desplazamiento hacia las regiones nórdicas de la fauna adaptada al
frío. El hombre se vió obligado a buscar otras formas de subsistencia alternativas a la caza de
animales. Con el tiempo la recolección fue sustituida por el cultivo incipiente de algunas plantas,
en especial cereales, la caza reemplazada por la domesticación de animales locales como el cerdo
o la cabra. Producto del inicio del sedentarismo la organización de la convivencia y la distribución
de las labores dieron como resultado la especialización en oficios y la jerarquización de la nueva
sociedad. Por otro lado, las técnicas de cultivo y la necesidad de almacenar y transportar los
alimentos estimularon la inventiva del hombre neolítico, que comenzó a fabricar nuevos útiles,
como hoces, cuchillos, azadas, morteros y molinos de mano, en pizarra, basalto, alabastro y otros
materiales y que aportó a sus sucesores otro importante legado: la cerámica.
Guatemala
Los grupos étnicos principales son los achií, akateco, awakateco, chalchiteco,
ch’orti’, chuj, itzá, ixil, jacalteco, kaqchikel, k’iche’, mam, mopan, poqomam,
poqomchi’, q’anjob’al, q’eqchi, sakapulteco, sipakapense, tektiteko, tz’utujil,
uspanteko, xinka y los garífuna.
El país todavía carece de una base documental sólida que indique con precisión la
cantidad de población indígena, especialmente de mujeres, pero es notoria la
desigualdad entre la población indígena y no indígena en términos de empleo,
ingresos, salud y educación.
Con respecto a la salud, empleo, ingresos, alojamiento y educación, hay una gran
desigualdad entre las personas indígenas y el resto de la población. Según datos
oficiales, la pobreza extrema afecta al 21,8 % de la población indígena, en
comparación con el 7,4% de la población no indígena. A pesar de la magnitud del
problema, el Estado no ha desarrollado estrategias específicas para cambiar esta
situación.
Otro reto de los pueblos indígenas de Guatemala está relacionado con la ausencia
de una Ley de Aguas. El uso, manejo y conservación del agua no están regulados
públicamente y las diferentes compañías privadas se aprovechan de esta situación
al no tener que pagar por el uso del agua, no contribuir a su conservación ni tener
asumir ninguna responsabilidad por la contaminación causada en las zonas de
recarga hídrica. La mayoría de estas fuentes hídricas se localizan en territorios
indígenas y los afectados no reciben ningún apoyo del Estado o de los usuarios
del agua para proteger sus acuíferos. Varias comunidades han demandado al
Estado para que inicie un debate a escala nacional y comience a redactar el
borrador para la Ley de Aguas, pero dicho proceso aún no se ha iniciado.
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Nos movemos con la idea del Estado democrático. No hay manera de dejarlo de lado
en relación con el Desarrollo Humano; por lo tanto existen variadas circunstancias en
que el Estado es el sujeto activo, el eje central, la referencia inevitable de todo cuanto
se viene diciendo sobre el desarrollo humano. Cualquiera que sea la definición
utilizada, la noción de Estado recuerda dos ideas centrales: la de orden y la de
fuerza. Estado es el organismo -o el conjunto de instituciones- encargado por su
misma naturaleza de ordenar la sociedad. Para ordenar, integrar a un conjunto
humano, es necesario aplicar el uso de la fuerza, que según Weber, se trata de una
violencia legítima pues ordena porque cohesiona.
Es frecuente escuchar las frases sueltas sobre el Estado ‘débil’ o Estado ‘fuerte’,
cuando se habla sobre la modernización del Estado, o su versión oligárquica. La
distinción importante es que llamamos Fuerte al poder político que se hace obedecer
en cualquier parte y frente a quien sea. El Estado fuerte no necesita de la violencia
para gobernar. Se apoya en la legitimidad de su poder y se vale del método de la
hegemonía. Un Estado es débil cuando no tiene autoridad o esta es insuficiente. El
Estado democrático es fuerte en el sentido de su calidad de mando. A saber, un
Estado con autoridad política, que cumple satisfactoriamente sus funciones
democráticas, tales como mantener el orden de la sociedad, la seguridad, la justicia y
el bienestar de todos los ciudadanos que forman la nación, la promoción del desarrollo
y la defensa de la soberanía.
2. Principio de autofundación La democracia es un orden que se caracteriza porque las leyes y las
normas son construidas o transformadas por las mismas personas que las van a vivir, cumplir y
proteger. La democracia es una decisión de la sociedad. La principal característica de la
democracia es que, en ella, las leyes y las normas son construidas o transformadas precisamente
por las mismas personas que las van a vivir, cumplir y proteger. 2 Esto significa que la democracia
es el espacio por excelencia de la libertad, puesto que este solo es posible cuando resulta del
mutuo acuerdo de cumplir y respetar aquello que fue producto de una decisión libre, es decir, de
un acuerdo fundado colectivamente. Una sociedad empieza a ser libre y autónoma cuando ella
misma es responsable de haberse dado el orden social y político que quiere vivir, cumplir y
proteger para la dignidad de todos. La democracia es un orden autofundado: son las mismas
personas que conforman la sociedad quienes deciden el orden que aceptan para vivir y lo
transforman cuando lo consideran conveniente. Por eso la democracia requiere de la participación
de todos los miembros de la sociedad. Este principio es la base de la gobernabilidad, la ética, la
creatividad, la autonomía, la libertad, la participación y la representatividad. La convivencia
democrática empieza cuando la sociedad aprende a autofundar su orden social.
4. Principio ético Aunque no existe un modelo ideal de democracia, todo orden democrático está
orientado a hacer posible los derechos humanos y a cuidar y proteger la vida. 3 La democracia es
el proyecto de la dignidad humana. El proyecto de humanidad contenido en la promulgación de la
“Declaración Universal de los Derechos Humanos” del 10 de diciembre de 1948 constituye el norte
ético del proyecto democrático. Un orden social se autofunda democrático si contribuye a hacer
posibles, para todos, los derechos humanos y la vida, es decir, si se compromete con la dignidad
humana. Esto significa que el respeto por los derechos humanos no debe entenderse como norma
sino como una manera de vivir y una forma de ser; como criterios que conducen a elegir siempre
lo que le conviene a la vida digna de todos. El principio ético propone una pregunta básica ¿Cómo
pueden los derechos humanos convertirse en principio ordenador de las relaciones sociales, de la
política, de la economía, de la cultura, en pocas palabras, en principio ordenador de la vida social?
El reto es radical: solo es posible construir la democracia en una sociedad que se construya a sí
misma sobre la lógica de los derechos humanos.