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9 HISTORIA DE LA AGRICULTURA

La historia de la humanidad comienza con la aparición del hombre sobre la tierra y su adaptación
al medio. Las etapas de la prehistoria se encuentran la edad de piedra, donde se dieron los
períodos paleolítico, mesolítico y el neolítico; posteriormente la edad de los metales entre ellas la
del cobre, la del bronce y la de hierro. En el período paleolítico aparecen las primeras
manifestaciones artísticas de la humanidad; en la industria de este período aparecieron
instrumentos muy variados como agujas, raspadores, espátulas y alisadores puntas de flechas de
doble bisel y arpones. La mayor sedentarización del hombre, que no tuvo más remedio que
refugiarse en las cuevas para protegerse de las inclemencias climáticas, dio origen a las pinturas
rupestres. En el período de transición entre el pale político y neolítico se progreso en el abandono
del nomadismo y el inicio de una incipiente actividad agrícola y ganadera, plenamente
desarrollada en el período neolítico, actividad que se utilizó como apoyo a la caza, la pesca y la
recolección, el modo de subsistencia que predominaba era la del hombre primitivo. El
acontecimiento que verdaderamente supuso un salto cualitativo de importancia en la evolución
del ser humano fue el paso de la economía destructora de depredación a la de producción de
alimentos basada en la agricultura y en la ganadería. El origen remoto de ambas actividades, cuyo
inicio se localiza en Asia Menor, se encuentra probablemente en los cambios climáticos que
provocaron la extinción o el desplazamiento hacia las regiones nórdicas de la fauna adaptada al
frío. El hombre se vió obligado a buscar otras formas de subsistencia alternativas a la caza de
animales. Con el tiempo la recolección fue sustituida por el cultivo incipiente de algunas plantas,
en especial cereales, la caza reemplazada por la domesticación de animales locales como el cerdo
o la cabra. Producto del inicio del sedentarismo la organización de la convivencia y la distribución
de las labores dieron como resultado la especialización en oficios y la jerarquización de la nueva
sociedad. Por otro lado, las técnicas de cultivo y la necesidad de almacenar y transportar los
alimentos estimularon la inventiva del hombre neolítico, que comenzó a fabricar nuevos útiles,
como hoces, cuchillos, azadas, morteros y molinos de mano, en pizarra, basalto, alabastro y otros
materiales y que aportó a sus sucesores otro importante legado: la cerámica.
Guatemala

Guatemala es el hogar de 24 grupos étnicos. A pesar de que el gobierno de


Guatemala ha adoptado la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas, los pueblos indígenas del país
continúan rezagados con respecto a la sociedad en su conjunto especialmente en
términos de participación política, salud, empleo, ingreso, alojamiento y educación.

Pueblos Indígenas en Guatemala

Se calcula que Guatemala tiene 6 millones de habitantes indígenas. El censo


oficial del 2002 estima que un 45% de la población es indígena, pero otros
informes indican que constituyen el 60% del total de la población.

Los grupos étnicos principales son los achií, akateco, awakateco, chalchiteco,
ch’orti’, chuj, itzá, ixil, jacalteco, kaqchikel, k’iche’, mam, mopan, poqomam,
poqomchi’, q’anjob’al, q’eqchi, sakapulteco, sipakapense, tektiteko, tz’utujil,
uspanteko, xinka y los garífuna.

El país todavía carece de una base documental sólida que indique con precisión la
cantidad de población indígena, especialmente de mujeres, pero es notoria la
desigualdad entre la población indígena y no indígena en términos de empleo,
ingresos, salud y educación.

Las estadísticas demuestran prácticas persistentes de racismo y discriminación


contra los pueblos indígenas. A pesar de que son más de la mitad de la población
y que contribuyen activamente en la economía del país, su participación en la vida
política no se ve reflejada de manera equitativa.

Principales retos para los pueblos indígenas de Guatemala

Uno de los principales desafíos de los pueblos indígenas de Guatemala es su


participación política. El sistema electoral está diseñado para excluir políticamente
a los pueblos indígenas, ya que participan como electores, pero rara vez
concurren como candidatos con verdaderas posibilidades de ser elegidos.

Con respecto a la salud, empleo, ingresos, alojamiento y educación, hay una gran
desigualdad entre las personas indígenas y el resto de la población. Según datos
oficiales, la pobreza extrema afecta al 21,8 % de la población indígena, en
comparación con el 7,4% de la población no indígena. A pesar de la magnitud del
problema, el Estado no ha desarrollado estrategias específicas para cambiar esta
situación.

Otro reto de los pueblos indígenas de Guatemala está relacionado con la ausencia
de una Ley de Aguas. El uso, manejo y conservación del agua no están regulados
públicamente y las diferentes compañías privadas se aprovechan de esta situación
al no tener que pagar por el uso del agua, no contribuir a su conservación ni tener
asumir ninguna responsabilidad por la contaminación causada en las zonas de
recarga hídrica. La mayoría de estas fuentes hídricas se localizan en territorios
indígenas y los afectados no reciben ningún apoyo del Estado o de los usuarios
del agua para proteger sus acuíferos. Varias comunidades han demandado al
Estado para que inicie un debate a escala nacional y comience a redactar el
borrador para la Ley de Aguas, pero dicho proceso aún no se ha iniciado.

Después de amparar provisionalmente a las comunidades del pueblo Q’eqchi por


oponerse a la construcción de dos hidroeléctricas con capital transnacional en su
territorio, la Corte de Constitucionalidad finalmente emitió una sentencia
resolutoria que avala la continuación de las obras y obliga al Gobierno a aprobar
un reglamento que regule la realización de las consultas comunitarias. Los
pueblos indígenas y las organizaciones sociales expresaron su oposición. Esta
decisión viola los derechos de los pueblos indígenas del Convenio 169 de la OIT y
las leyes del mismo país porque las consultas comunitarias no requieren
regulación alguna y deben realizarse en función de los mecanismos propios de los
pueblos indígenas.

Tendencias positivas para los pueblos indígenas de Guatemala

En el 2016, un grupo de oficiales de las fuerzas armadas, 34 años después de


haber cometido los crímenes, fueron sentenciados de 120 a 240 años de prisión
por violar a 15 mujeres del pueblo Maya Q’eqchi y forzarlas a la esclavitud sexual.
El caso sentó precedente en el mundo ya que es la primera vez que el crimen de
abuso sexual durante un conflicto armado se ha llevado a juicio en el mismo país
en donde fue cometido. Sin embargo, otros casos de crímenes cometidos por
militares contra la población indígena durante el conflicto armado interno aún
permanecen impunes.

El Mundo Indígena 2021: Guatemala

ESCRITO EN 18 MARZO 2021. PUBLICADO EN GUATEMALA

Guatemala tiene una población de


14.9 millones de habitantes, de los
cuales 6.5 millones (43.75%)
pertenecen a los 22 pueblos Mayas
(Achi’, Akateco, Awakateco,
Chalchiteco, Ch’orti’, Chuj, Itza’,
Ixil, Jacalteco, Kaqchikel, K’iche’, Mam, Mopan, Poqomam, Poqomchi’, Q’anjob’al,
Q’eqchi’, Sakapulteco, Sipakapense, Tektiteko, Tz’utujil y Uspanteko), un
Garífuna, un Xinca y un Creole o afrodescendiente.

Los indígenas siguen rezagados en materia de salud, educación, empleos e


ingresos, respecto al conjunto de la sociedad guatemalteca, situación que es peor
para las mujeres indígenas. Esto se debe al racismo estructural se encuentra en
la base de la desigualdad y la exclusión social, así como de las violaciones a los
derechos fundamentales de los pueblos indígenas. Aunque la Constitución
Política de la República de Guatemala reconoce la existencia de los pueblos
indígenas y se asume como sociedad multicultural, y no obstante que el país ha
ratificado los acuerdos internacionales sobre derechos de los pueblos indígenas;
en la práctica, prevalece la brecha social, económica y política entre indígenas y
no indígenas. Por ejemplo: el Estado invierte 0.4 USD diarios en cada indígena y
0.9 USD diarios en cada no indígena[1], la pobreza afecta al 75% de indígenas y al
36% de no indígenas[2], la desnutrición crónica al 58% de indígenas en
comparación con el 38% de no indígenas[3], y en participación política, los
indígenas no representan más del 15% de diputados y funcionarios públicos de
alto rango.

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Mundo Indígena 2019: Guatemala

ESCRITO EN 24 ABRIL 2019.


PUBLICADO EN GUATEMALA

La situación de los pueblos indígenas de


Guatemala continúa siendo imprecisa debido a
la ausencia de datos confiables. El censo de
población y vivienda, realizado en 2018, no
ofrece grandes expectativas para conocer la dimensión étnica, debido a que se
aplicó en medio de una crisis política e institucional sin precedentes, de modo que
los datos que generen quizá sean iguales o menores al estimado de 45% de
población indígena que indica el último censo efectuado en 2002.

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Guatemala: Mujeres indígenas articulan propuestas para Encuentro Continental

ESCRITO EN 31 OCTUBRE 2015. PUBLICADO EN GUATEMALA

El Encuentro fue promovido por la


Coordinadora Nacional de Viudas de
Guatemala CONAVIGUA, la Asociación
Mujer Tejedora de Desarrollo AMUTED y
la Coordinación Maya MAJAWIL Q´IJ -Un
nuevo Amanecer- y servirá también para
discutir y debatir propuestas previo al 7°
Encuentro Continental de Mujeres de las
Americas -ECMIA- que se realizará del 16
al 19 de noviembre en Guatemala.
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La democracia en Guatemala
14 feb 2017

Fotografía PNUD/ Rodolfo Mendía

Es difícil que te den la razón, y que


reconozcan que en Guatemala ha
habido cambios; somos opacos para
ver lo nuevo, por elemental que sea.
Nos referimos a un fenómeno que se
oculta en el telón de prejuicios que nos
cubre, cuya percepción es de naturaleza
subjetiva, depende de cierta sensibilidad
personal. Nos referimos a que desde el
año 2016 se ha venido produciendo un
clima de tolerancia relativa, mayor confianza en el ambiente, ánimo asociativo y el
despertar de alguna ilusión, como una utopía, reflejos unidos de una democracia que
puede llegar… ¿Volveremos a la época de las dictaduras? Tenemos la certeza
subjetiva de que el momento de la democracia llegó.

En el clima cívico y político que vivimos en la Guatemala de estos tiempos, resulta


decisivo que podamos precisar razonablemente qué tipo de Estado queremos tener,
mejor dicho, cual es la modalidad que Guatemala y su población necesita. Primero,
todos queremos un Estado democrático, sustantivo y adjetivo juntos. Con la mayor
certidumbre tenemos que identificar bien el Estado democrático en el que estamos
pensando. No solo la idea es el Estado que estamos dispuestos a construir aquí y
ahora, y aún más, es el proyecto de Estado por el que nos encontramos con ánimos
de luchar. Llamémosle Estado fuerte, moderno. Son momentos los que se proponen
en el proceso, lo que va del pensamiento a la acción: no es suficiente hablar de
democracia como si esta pudiera construirse con su sola mención. Es necesario
construir una estructura de organizaciones, instituciones, jerarquías, normas que
organicen las relaciones sociales destinadas a mantener el orden, el desarrollo y el
bien común.

El Estado es la manifestación de proyectos concretos y relaciones sociales que se


producen como luchas políticas, procesos de alianzas con partidos o fuerzas políticas,
económicas y sociales. A través de estos procesos, el Estado se relaciona con temas
claves como legitimidad, hegemonía, consenso, todo lo cual explica las conexiones
entre sociedad civil y el Estado. Ya se dijo que el Estado democrático será más
fuerte cuando obtiene pactos y su trabajo refleja los intereses de las y los ciudadanos.

Finalicemos estas consideraciones con dos comentarios que aclaran lo anterior. En


torno a 1986 y aún antes, en el ambiente del postconflicto, solo teníamos del Estado
ideas muy generales. Era la quimera del Estado idea. También lo relativo al Estado
como la manifestación de intereses sociales -contrato social, incompleto porque
faltaban los Acuerdos de Paz; y, el Estado-Instituciones, que empezaban a
construirse. Los gobiernos civiles fueron incapaces para la construcción institucional,
apoyados en bases electorales patrimoniales, estructuras administrativas corruptas,
improvisación por falta de dirección histórica de largo plazo. La etapa en la que aún
estamos tiene una dinámica desafortunada, un Estado incapaz para proveer bienes
políticos fundamentales como seguridad física, instituciones políticas legítimas,
administración de la economía, bienestar social y otros.

El segundo comentario se refiere a los tres tipos de Estado que en Guatemala, en


estos últimos 30 años, irrumpieron desde el fondo del atraso, de la tradición que
destruye como lo afirma Weber: y se convirtieron en obstáculos. Fueron ellos el
Estado patrimonial, el Estado paralelo y el Estado autoritario. Lo patrimonial es propio
de las estructuras tradicionales, de poderes de baja legitimidad que tiende a
desarrollar los conocidos rasgos del personalismo, el clientelismo, el patronazgo.

Nos movemos con la idea del Estado democrático. No hay manera de dejarlo de lado
en relación con el Desarrollo Humano; por lo tanto existen variadas circunstancias en
que el Estado es el sujeto activo, el eje central, la referencia inevitable de todo cuanto
se viene diciendo sobre el desarrollo humano. Cualquiera que sea la definición
utilizada, la noción de Estado recuerda dos ideas centrales: la de orden y la de
fuerza. Estado es el organismo -o el conjunto de instituciones- encargado por su
misma naturaleza de ordenar la sociedad. Para ordenar, integrar a un conjunto
humano, es necesario aplicar el uso de la fuerza, que según Weber, se trata de una
violencia legítima pues ordena porque cohesiona.

Es prudente distinguir entre Estado y gobierno, conceptos que tienden a confundirse


frecuentemente. El concepto de gobierno pertenece a un nivel empírico, donde los
que mandan tienen nombre y apellido. Estado es un conjunto de relaciones sociales
que tiene como meta ordenar a un grupo humano -denominado sociedad- que vive en
un espacio físico acotado geográficamente.

Es frecuente escuchar las frases sueltas sobre el Estado ‘débil’ o Estado ‘fuerte’,
cuando se habla sobre la modernización del Estado, o su versión oligárquica. La
distinción importante es que llamamos Fuerte al poder político que se hace obedecer
en cualquier parte y frente a quien sea. El Estado fuerte no necesita de la violencia
para gobernar. Se apoya en la legitimidad de su poder y se vale del método de la
hegemonía. Un Estado es débil cuando no tiene autoridad o esta es insuficiente. El
Estado democrático es fuerte en el sentido de su calidad de mando. A saber, un
Estado con autoridad política, que cumple satisfactoriamente sus funciones
democráticas, tales como mantener el orden de la sociedad, la seguridad, la justicia y
el bienestar de todos los ciudadanos que forman la nación, la promoción del desarrollo
y la defensa de la soberanía.

Es un Estado débil aquel cuya presencia como autoridad pública no es visible ni


funcional. Generalmente porque se encuentra ‘penetrado’ por intereses privados que
lo dominan. Por la fuerza de los grupos privados económicos o políticos, y por la
forma como se ha venido constituyendo, el Estado cooptado convierte al Estado en un
ente débil, al servicio de intereses privados, que no tienen en cuenta las exigencias
mayoritarias La naturaleza cooptada del Estado necesariamente impide las
experiencias democráticas.
1. Principio de la secularidad Todo orden social es construido. El orden social no es natural, por eso
son posibles las transformaciones en la sociedad. La democracia es un invento del ser humano. El
ser humano se inventó la sociedad, por consiguiente ningún orden social es de origen divino o
externo a la voluntad de las personas que lo asumen. Todo orden social es construido; por lo
tanto, todo orden social puede ser transformado por la misma voluntad de quienes lo
constituyeron. La democracia es una opción de sociedad que expresa una forma de ver,
interpretar y ordenar el mundo en función del respeto por los derechos humanos. Una sociedad
democrática: - Acepta que su orden social es construido entre todos. - Percibe a sus ciudadanos
como fuente y como creadores de ese orden. - Tiene conciencia de que los ciudadanos pueden
modificar el orden social. - Convierte los problemas en oportunidades a través del debate y la
deliberación pública entre los ciudadanos.

2. Principio de autofundación La democracia es un orden que se caracteriza porque las leyes y las
normas son construidas o transformadas por las mismas personas que las van a vivir, cumplir y
proteger. La democracia es una decisión de la sociedad. La principal característica de la
democracia es que, en ella, las leyes y las normas son construidas o transformadas precisamente
por las mismas personas que las van a vivir, cumplir y proteger. 2 Esto significa que la democracia
es el espacio por excelencia de la libertad, puesto que este solo es posible cuando resulta del
mutuo acuerdo de cumplir y respetar aquello que fue producto de una decisión libre, es decir, de
un acuerdo fundado colectivamente. Una sociedad empieza a ser libre y autónoma cuando ella
misma es responsable de haberse dado el orden social y político que quiere vivir, cumplir y
proteger para la dignidad de todos. La democracia es un orden autofundado: son las mismas
personas que conforman la sociedad quienes deciden el orden que aceptan para vivir y lo
transforman cuando lo consideran conveniente. Por eso la democracia requiere de la participación
de todos los miembros de la sociedad. Este principio es la base de la gobernabilidad, la ética, la
creatividad, la autonomía, la libertad, la participación y la representatividad. La convivencia
democrática empieza cuando la sociedad aprende a autofundar su orden social.

3. Principio de incertidumbre No existe un modelo ideal de democracia que podamos copiar o


imitar: a cada sociedad le toca crear su propio orden democrático. La democracia es una
construcción cotidiana. Como forma de ver, interpretar y ordenar el mundo, la democracia es una
cosmovisión. Las cosmovisiones tienen la particularidad de que, conservándolo todo, lo ordenan
todo de otra manera. Nadie, externo a ella, puede darle a ninguna sociedad su cosmovisión
democrática, pues esta es una decisión que toma la sociedad. Esta es una decisión que lo afecta
todo, lo pregunta todo: ¿Cómo son las instituciones democráticas? ¿Cómo son las empresas
democráticas? ¿Cómo son las organizaciones democráticas, los partidos democráticos, las familias
democráticas…? La construcción de la democracia necesariamente afecta a toda la sociedad. Es
posible aprender de la experiencia de otras sociedades, pero a cada sociedad le corresponde
construir su propio orden democrático a partir de su historia, de su conocimiento, de su tradición y
de su memoria a partir de lo que es, de lo que tiene y de la manera como es capaz de proyectarse.
Puesto que nadie sabe cómo es el orden social perfecto ni la familia perfecta, ni la
institucionalidad perfecta, es necesario trabajar todos los días en su construcción: en esto consiste
el principio de la incertidumbre.

4. Principio ético Aunque no existe un modelo ideal de democracia, todo orden democrático está
orientado a hacer posible los derechos humanos y a cuidar y proteger la vida. 3 La democracia es
el proyecto de la dignidad humana. El proyecto de humanidad contenido en la promulgación de la
“Declaración Universal de los Derechos Humanos” del 10 de diciembre de 1948 constituye el norte
ético del proyecto democrático. Un orden social se autofunda democrático si contribuye a hacer
posibles, para todos, los derechos humanos y la vida, es decir, si se compromete con la dignidad
humana. Esto significa que el respeto por los derechos humanos no debe entenderse como norma
sino como una manera de vivir y una forma de ser; como criterios que conducen a elegir siempre
lo que le conviene a la vida digna de todos. El principio ético propone una pregunta básica ¿Cómo
pueden los derechos humanos convertirse en principio ordenador de las relaciones sociales, de la
política, de la economía, de la cultura, en pocas palabras, en principio ordenador de la vida social?
El reto es radical: solo es posible construir la democracia en una sociedad que se construya a sí
misma sobre la lógica de los derechos humanos.

5. Principio de la complejidad El conflicto, la diversidad y la diferencia son constitutivos de la


convivencia democrática. La democracia es incluyente de todos los intereses. Para la democracia,
la paz no es la ausencia de conflictos; la paz es el resultado de una sociedad que es capaz de
aceptar reglas para dirimir el conflicto sin eliminar al otro (ni física, si sociológica, ni
psicológicamente), porque en la democracia no existen los enemigos, existen los opositores:
personas que piensan distinto, que quieren distinto, tienen intereses distintos que pueden
colisionar con los míos, pero con las cuales puedo concertar futuros comunes. Uno de los
instrumentos más poderosos que tiene la democracia para hacer del conflicto una oportunidad
positiva es la deliberación. La deliberación se convierte en un valor social, cuando, frente a un
conflicto: - Las diferentes personas son capaces de poner en juego sus intereses. - Pueden
expresarlos, sustentarlos y defenderlos con serenidad y transparencia. - Buscan convencer a otros
de la pertinencia de sus intereses, pero están dispuestas a dejarse convencer por la prioridad de
otros intereses. - Aprenden a ceder y a recibir cesiones. - Y entre todos, a partir de las diferencias,
son capaces de construir bienes colectivos. La deliberación social es el instrumento de la
democracia para construir los consensos sociales que son la base de la paz.

6. Principio de lo público En la democracia lo público se construye desde la sociedad civil. La


democracia es para todos. Para la democracia lo público es aquello que conviene a todos, de la
misma manera para su dignidad. Por tanto, lo público es más amplio y rebasa ampliamente lo
estatal, sin que esto signifique desconocer que las instituciones públicas por excelencia deben ser
el Estado y las leyes, precisamente porque la fortaleza de lo público proviene de su capacidad de
sintetizar y representar los intereses, contradictorios o no, de todos los sectores de la sociedad.
Este principio es lo más novedoso del discurso democrático moderno. Solo cuando una sociedad
se decide a construir sus instituciones en función de la dignidad humana, tendrá las instituciones
que necesita para vivir y pervivir. Solo así existirá unión entre las instituciones y la conciencia de la
sociedad. La construcción social de lo público requiere pasar del lenguaje privado al lenguaje
colectivo, de los bienes privados a los bienes colectivos, de las perspectivas privadas o corporativas
a las perspectivas de nación o colectivas. Requiere desarrollar en los ciudadanos formas
democráticas de pensar, sentir y actuar, esto es lo que se conoce como cultura democrática.
Cambio climático
Descripción
Descripción
Un cambio climático se define como la variación en
el estado del sistema climático terrestre, formado
por la atmósfera, la hidrosfera, la criosfera, la
litosfera y la biosfera, que perdura durante
periodos de tiempo suficientemente largos hasta
alcanzar un nuevo equilibrio.

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