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Universidad de San Carlos de Guatemala

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales

Derecho de los Pueblos Indígenas

Sección “C”

Discriminación y lucha Indígena en la Historia de Guatemala

INTEGRANTES:

Nombre: Carné:
1. Marjorie Eliska Sandoval Barillas 200310423 EXPOSITORA
2. Marco Vinicio Benitez Urbina 201020569 COORDINADOR
3. Kevin Ruben Gómez Herrera 201601604
4. Flavio Daniel González Castillo 201900518
5. Kimberly Jeanneth Castillo González 202000749
6. Magaly Gómez y Gómez 202002436
7. Jaqueline Jazmín Quel Martínez 202003994
8. Fernando Josué Velásquez Pineda 202010593
9. Brayan Alexander Hernández Camey 202010601
10. Jeferson Noé Jiménez Castellanos 202011383
Introducción

El presente trabajo trata de demostrar la realidad actual en la que viven los


pueblos indígenas de la Republica de Guatemala, tanto su situación económica,
social como demográfica así mismo nos evidencia acerca de la situación de
exclusión y desigualdad que se vive con el día a día de este segmento de la
población guatemalteca.

Se basa en un grupo de estudios realizados por la comisión internacional de


derechos humanos y estudios realizados por la Universidad de San Carlos de
Guatemala, así como en estudios realizados por las diferentes instituciones no
gubernamentales que han fomentado el desarrollo e inclusión de la población
indígena de Guatemala.

Todos estos estudios se han realizado con el propósito de mermar la desnutrición,


desigualdad y exclusión de dicha población para así lograr un incremento en la
economía y mermar el alto índice de migración a otros países, por dicha
población.
Diversidad de los pueblos indígenas

Guatemala es el hogar de 24 grupos étnicos. A pesar de que el gobierno de


Guatemala ha adoptado la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas, los pueblos indígenas del país continúan
rezagados con respecto a la sociedad en su conjunto especialmente en términos
de participación política, salud, empleo, ingreso, alojamiento y educación.

Se calcula que Guatemala tiene 6 millones de habitantes indígenas. El censo


oficial estima que un 45% de la población es indígena, pero otros informes indican
que constituyen el 60% del total de la población.

La diversidad de los pueblos indígenas corresponde a los siguientes:

Achí

En la actualidad, viven en diferentes sectores de Alta y Baja Verapaz,


específicamente en Rabinal, Tactic, San Miguel Chicaj, El Chol y San Cristóbal
Verapaz.

Akateko

Se le conoce como un pueblo refugiado en el norte del país. Ubicándose en los


municipios de San Rafael La Independencia, San Miguel Acatán, Concepción
Huista y Santa Cruz Barillas en Huehuetenango, se registraron 95,965 habitantes.

Awakateko

Inicialmente solían vivir en Aguacatán. Sin embargo, con el pasar de los años,
muchos se han trasladado a la ciudad capital, Quiché, Jalapa, Jutiapa y Escuintla.

Chalchiteko

Antes de la llegada de los españoles, la ciudad se le llamó Cuacul, también


conocido como Chalchitán. Se han registrado 33,641 guatemaltecos ckalchitekos y
en la actualidad viven en el departamento de Guatemala.

Ch’orti’
Ubicados en Olopa, Jocotán, Camotán, Quetzaltepeque y la Unión. Aunque se
haya perdido cierta población hablante debido al intercambio cultural con ladinos,
112,432 guatemaltecos se identifican y hablan el idioma.

Chuj

Se localizan en San Mateo Ixtatán, San Sebastián Coatán y Nentón. Sin embargo,
debido a los conflictos del país, gran parte de la población Chuj se vio obligada a
migrar a México. Quedan al menos 91,391 habitantes guatemaltecos que se
identifican como Chujes.

Ixil

La población de Chajul, San Juan Cotzal y Nebaj destacan por tener una
población del más de 94% indígena. De hecho, se han registrado 133,329
guatemaltecos ixiles con familiares que han emigrado a los Estados Unidos.

Izta’

Viven en los municipios de Flores, San José, San Benito, San Andrés, La Libertad
y Sayaxché, todos ubicados en el departamento de Petén.

Kaqchikel

Mucha de la población se concentra principalmente en el Altiplano, pero distribuido


por el departamento de Guatemala, Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá,
Suchitepéquez, Escuintla y Baja Verapaz.

Cabe mencionar que es una de las comunidades más grandes con 1,068,359 de
guatemaltecos.

K’iche

Este es el pueblo con el mayor número de habitantes, integrado por más de


1,680,551, distribuidos por Sololá, Totonicapán, Quetzaltenango, Suchitepéquez,
Retalhuleu y Huehuetenango.

Mam

De este sector se conservan muchas tradiciones como la indumentaria y el idioma


siendo el cuarto más hablado en todo el país. Se encuentran en algunas partes de
Quetzaltenango, Huehuetenango y San Marcos.

Mopan

Este pueblo es uno de los más reducidos y pequeños de Guatemala. Ubicado


únicamente en Dolores, San Luis, Melchor Mencos y Poptún, teniendo únicamente
3,360 habitantes.

Popti’
La comunidad está distribuida en Jacaltenango, Concepción Huista, Petapán,
Nentón, Ixcán, Quiché. Debido a las migraciones también se encuentran en la
frontera con México —Chiapas—, y algunas partes de Estados Unidos.

Poqomam

Se ubican en Mixco, Chinautla, San Pedro Pinula, San Carlos Alzatate, San Luis
Jilotepeque y Palín. Su censo registra 46,478 guatemaltecos.

Poqomchi’

Como dato curioso, los historiadores que el idioma conserva sus raíces más
antiguas, con un total de 176,622 guatemaltecos. Viven en Santa Cruz Verapaz,
San Cristóbal Verapaz, Tactic, Tamahú y Santa Catalina la Tinta.

Q’anjo’al

Distribuido en San Pedro Soloma, San Juan Ixcoy, Santa Eulalia y Santa Cruz
Barillas, con una población mayor de 208,008 de hablantes.

Q’eqchi’

Se trata del segundo idioma más hablado en Guatemala siendo el primero el


k’iche‘, con más de 1,370,007 guatemaltecos. Destaca en Alta Verapaz, Izabal y
Quiché. Sin embargo, también se han desplazado al norte de América.

Sipakapense

Ubicado específicamente en Sipacapa, en donde lo hablan 12,938 personas


guatemaltecas.

Sakapuleko

Por su nombre, el idioma está concentrado en Sacapulas, aunque por las


movilizaciones también se ubica en el departamento de Guatemala. Cuenta con
12,938 hablantes.

Tektiteko

Localizados en Tectitán, Cuilco y Tacaná en Guatemala, con un aproximado de


3,317 guatemaltecos hablantes. Sin embargo, también se ubican en Chiapas,
Amatenango y Mazapa, fronteras y alrededores.

Tz’utujil

Fue uno de los territorios más importantes durante la época prehispánica. Se


habla en San Juan La Laguna, San Pedro la Laguna, Santiago Atitlán, San Marcos
Tolimán, San Pablo la Laguna, Santa María Visitación y Chicacaho.

Uspanteko

Según las cifras, existen 4,909 guatemaltecos hablantes, distribuidos en los


municipios de Chicamán, Ixcán y Uspantán.
Se hace distinción a dos grupos, ya que lingüísticamente hablando no comparten
ninguna raíz con el protomaya. De esos pueblos se identifican: Xinka y Garífuna.

Comunidad Xinca

En la actualidad, lo hablan 264,167 personas en los departamentos de Santa


Rosa, Jutiapa y Jalapa.

Comunidad Garífuna

Según la historia, el pueblo garífuna proviene de otras islas del Caribe, cuyo
origen se encuentra en los esclavos negros quienes se unieron con otros pueblos
indígenas. Además de Guatemala, países como Belice, Nicaragua y Honduras
también lo hablan.

Discriminación de los pueblos indígenas

Históricamente ser indígena en Guatemala ha significado cargas valorativas


negativas que los han situado en una relación jerárquica de extrema desigualdad.
La discriminación se manifiesta en la falta de respeto y vigencia de los derechos
humanos de los cuales son titulares, los coloca en una situación de pobreza y
pobreza extrema.

La discriminación de los pueblos indígenas en Guatemala es un fenómeno de


orden histórico y estructural indica que ha sido uno de “los hilos conductores de la
historia, y de la vertebración de las relaciones sociales y del sistema de
dominación” desde la Colonia hasta la actualidad. Durante la Colonia, el racismo y
la discriminación sirvieron para justificar el despojo y el sometimiento de los
pueblos de “indios”, legitimar la estructura de dominación y privilegios de
peninsulares y criollos, cohesionar a las élites frente al resto de grupos socio-
raciales y permitirle a la Corona desplegar su proyecto político facilitando el
ejercicio de su autoridad desde la metrópoli.

A partir de la Independencia “el racismo provino directamente del Estado,


expresándose en las Constituciones, ordenanzas laborales, en la reestructuración
político-administrativa, en el imaginario de las élites” Así, durante la Revolución
Liberal de 1871 y hasta 1944, el Reglamento de Jornaleros (1877), el servicio
militar obligatorio para todos los indígenas mayores de 18 años, la Ley de
Trabajadores (1894), el Decreto 657 (1906) que prohibía o declaraba sin valor los
convenios para el canje o venta de mozos indígenas entre fincas, el Decreto 1474
(1933) y la Ley Contra la Vagancia (1934) dan cuenta de la situación de esclavitud
o servidumbre en la que se encontraba la población indígena hasta la primera
mitad del siglo XX .

En el período democrático de 1944-1954 el proyecto político de modernización


social y económica incluyó medidas para acabar con las prácticas segregadoras
que afectaban a los pueblos indígenas, sobre todo en materia laboral, tenencia de
la tierra, ejercicio de la ciudadanía y efectividad del poder municipal. En este
período también comenzó a impulsarse el indigenismo o asimilacionismo
denominado como un racismo más civilizado que propugnaba el mestizaje, la
aculturación, la ladinización y la integración, buscando crear una cultura nacional y
una nacionalidad mediante la transculturación voluntaria del indígena.

Varios investigadores concluyen que en la década de 1970 y hasta mediados de


1980 el racismo de Estado alcanzó su máxima expresión en medio del conflicto
armado interno. No es sino hasta que inicia la transición a la democracia con la
nueva Constitución Política de la República en 1985, cuando se firman los
Acuerdos de Paz en 1996 y los movimientos indígenas se fortalecen, que inicia el
largo proceso para comenzar a desmontar las instituciones formales e informales
del racismo.

Como resultado, la mayor parte de las relaciones interétnicas en la Guatemala de


hoy aún son asimétricas y verticales. El factor étnico continúa sirviendo como base
ideológica para justificar las desigualdades económicas y la exclusión política. La
sociedad está étnicamente ordenada a través del racismo estructural, aunque la
pobreza, la exclusión y la desigualdad también afectan al mundo mestizo/ladino.

El racismo y la discriminación racial constituyen una ofensa a la dignidad humana


y menoscaban el reconocimiento, goce y ejercicios de los derechos fundamentales
de la persona. Se interrelaciona estrechamente con la estructura del Estado, sus
instituciones y prácticas. Sigue siendo una ideología que sustenta y promueve el
sistema de dominación hacia los pueblos indígenas y sigue siendo el motor
reproductor principal de la desigualdad, exclusión y discriminación hacia los
pueblos. La condición de pobreza y exclusión social afectan de manera intensa a
los Pueblos Indígenas.

La desigualdad es el efecto del racismo y la discriminación racial hacia los pueblos


indígenas, los cuales se reflejan en los altos índices de desnutrición crónica,
analfabetismo, pobreza, y la falta de acceso a los servicios de salud. Esta
problemática se acentúa particularmente en los departamentos con mayor
porcentaje de población indígena: Sololá, Huehuetenango, El Quiché, Alta y Baja
Verapaz.

Durante los últimos diez años el número de personas que vive en situación de
pobreza en Guatemala ha aumentado el 22% y el porcentaje de extrema pobreza
en los pueblos indígenas se sitúa alrededor del 40%. A este último factor se le ha
de añadir que más de la mitad de mujeres y niños de esas comunidades sufren
desnutrición.

Desigualdad y exclusión de los pueblos indígenas

Guatemala es un país de diversidades, en donde más de 6 millones de habitantes


descienden de los pueblos originarios y se identifica como tal. La vida de la
población indígena en Guatemala tiene muchos desafíos, deben luchar
cotidianamente contra la exclusión y contra el avance de estructuras que niegan
su existencia como pueblos y comunidades con su propia cosmovisión y formas
de entender la vida social.

A pesar de que el país ha ratificado los principales instrumentos internacionales


que protegen a los pueblos indígenas y de que uno de los acuerdos sustantivos de
la paz comprometió al país a respetar y defender su bienestar e identidad, la gran
mayoría de la población indígena vive aún sin la oportunidad de alcanzar esos
objetivos.

Desde la época de la colonia, las distintas comunidades mayas fueron


desplazadas de sus territorios y sus habitantes obligados a trabajar casi en
esclavitud. Los diferentes periodos históricos fueron modificando estas formas de
explotación, adaptadas a la época, y dejaron una profunda brecha en el país,
dividido profundamente entre mestizos o ladinos e indígenas. Las desigualdades
estructurales y su correspondiente subjetividad definen una sociedad racista en la
que el desarrollo humano ha llegado a muy poca gente.

Según el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2016, Más allá del conflicto,
luchas por el bienestar, el modelo de desarrollo impulsado desde la década de
1990 solo ha reforzado las desigualdades y ha conducido al deterioro ambiental y
a la agudización de los conflictos heredados de la historia colonial y excluyente.

A mediados de la segunda década del siglo XXI, ocho de cada diez habitantes
mayas sobreviven en la pobreza, que es el resultado de múltiples privaciones y de
la discriminación económica persistente. Además, esta población se asienta
principalmente en territorios en donde existe una baja densidad del Estado y
escasa prestación de servicios públicos.

Si bien el 20% de la población ocupada indígena se dedica al comercio y casi un


12% a industrias manufactureras, un 49% se dedica a la agricultura y sus familias
dependen de la disponibilidad de tierras agrícolas para su subsistencia.

El 63% de la población indígena habita en áreas rurales y su relación con la


naturaleza es fundamental para su existencia. El modelo económico del país ha
propiciado un uso desordenado del suelo y con poco criterio territorial. Además, no
se han respetado los ecosistemas en donde vive la población indígena,
desplazándolos para la instalación de monocultivos e industrias extractivas.

Las comunidades se han organizado en defensa de sus territorios, pero sin


respuesta adecuada del Estado ni respeto por sus derechos, que están
garantizados por el derecho internacional y por el marco normativo nacional. En
muchos casos se criminaliza su actividad de resistencia y hasta se ha atentado
contra la integridad de líderes comunitarios.

La discriminación incrementa la desigualdad social y ahonda las condiciones de


pobreza en que se encuentra la población indígena. Esta exclusión se observa en
todas las esferas, incluyendo la propiedad de la tierra, el acceso a los servicios
básicos, las condiciones laborales, el acceso a la economía formal, acceso a la
justicia, la participación en instancias de toma de decisiones y representación en
medios de comunicación y en el debate público.

 Exclusión al sistema de educación

En Guatemala, los pueblos indígenas siguen siendo víctimas de discriminación,


racismo, exclusión y desigualdad. En términos de acceso a la educación, grandes
segmentos de población, especialmente de áreas rurales, no tienen oportunidad
de recibir educación sostenida y de calidad. Esta limitación es más notoria en el
caso de las niñas indígenas, a quienes muchas veces, por razones propias de la
cultura étnica o por la escasa oportunidad debido a la indiferencia del Estado, se
les impide o dificulta asistir a la escuela. Estas causas explican la existencia en el
país, de un elevado porcentaje de población analfabeta, sobre todo entre los
grupos de mayor edad, y en el bajo promedio de años de estudio alcanzado,
especialmente en los niveles de educación media y superior. más alto cuando se
trata de pueblos indígenas.

Acceso limitado

En algunas comunidades, es muy limitado el acceso a las escuelas y que existen


numerosas comunidades donde no hay maestros.

Pocos años de escolarización

Los niños y niñas indígenas en áreas rurales asisten a la escuela un promedio de


poco más de tres años, mientras que las niñas superan escasamente un año de
escolarización.

Pobreza

La deserción escolar entre niños y niñas indígenas tienen a la pobreza como factor
determinante al verse obligados a dedicarse a actividades domésticas en sus
hogares o a realizar labores en las fincas.

Sólo ciclo primario

Las escuelas en las comunidades únicamente ofrecen la oportunidad de estudiar


el ciclo primario, y hay una mínima cobertura en el nivel secundario. Para poder
continuar estudiando, los niños, niñas y jóvenes indígenas deben matricularse en
centros educativos urbanos, y son pocas las familias que pueden cubrir tales
costos.

Sin educación bilingüe

Un número reducido de establecimientos educativos funcionan bajo la modalidad


de educación bilingüe intercultural, incluso en los departamentos con más de 90%
de población indígena. De acuerdo a la información disponible, la educación
bilingüe intercultural no cubriría todos los grados educativos y no abarcaría a las
distintas comunidades sociolingüísticas.

 Exclusión laboral

El racismo es un elemento que ha incidido y continúa incidiendo directamente en


las relaciones sociales de producción, en la medida en que influye en el
establecimiento de formas y tipos de trabajo. El trabajo forzado y explotación servil
del indígena, ha sido un elemento fundamental en el sometimiento de los pueblos
indígenas a lo largo de la historia de Guatemala.

Continúan existiendo en Guatemala formas contemporáneas de esclavitud con


fines de explotación económica, que tienen orígenes coloniales. De acuerdo a la
Encuesta Nacional Agropecuaria 2008, existen unas 5.043 unidades productivas
agrícolas en las que permanece el sistema de “colonias de peones” o “mozos
colonos”. Se trata de grupos de familias o comunidades que han vivido dentro de
las fincas generación tras generación, y que sobreviven sirviendo a los “patrones”
a cambio de míseros salarios o alimentos. Estas personas son “heredadas” o
“transferidas” a los nuevos propietarios de las fincas junto con la tierra.

 Exclusión al sistema de salud

Uno de los principales retos en materia de salud indígena es la adecuación cultural


del servicio de atención, pues el sistema de salud estatal es percibido como ajeno
a la concepción propia de los pueblos indígenas, y su diseño y aplicación se ha
determinado sistemáticamente sin su participación.

Sistema obsoleto

En los departamentos con mayor población indígena el sistema de salud se


encuentra obsoleto; sin recursos humanos, financieros y médicos necesarios.

Obstáculos geográficos

Se observa también que existen serios obstáculos geográficos para la prestación


efectiva de servicios de salud, ya que en varias regiones del país las personas
indígenas deben desplazarse grandes distancias para llegar a los centros de
atención, lo que es más grave en casos de urgencia.

Mortalidad materna

La mortalidad materna se estima en 137 por cada 100 mil partos y de acuerdo al
Observatorio de salud sexual y reproductiva, Guatemala ocupa el tercer lugar en
Latinoamérica en mortalidad materna, suma que es tres veces mayor en mujeres
indígenas. El alto índice de mortalidad materna se debe a diversos factores, como
la falta de centros de salud, y la inaccesibilidad de los mismos; además de su falta
de adecuación cultural por lo que las mujeres suelen recurrir a servicios de
curanderas y dan a luz en condiciones muy precarias.

Discriminación Estructural

Guatemala es una sociedad multiétnica, pluricultural y multilingüe donde conviven


los pueblos indígenas, maya, xinka, garífuna y los ladinos. Estos pueblos
indígenas sufren una situación de desigualdad y exclusión consecuencia del
racismo y discriminación estructural.
La discriminación estructural son las acciones u omisiones de un Estado que a
partir del no reconocimiento o del incumplimiento sistemático de derechos y
libertades fundamentales de los pueblos indígenas produce, reproduce o agrava
desigualdades históricas y presentes sufridas por éstos, sus poblaciones y
personas.

Los problemas estructurales creados desde la colonización han dificultado el


camino para lograr el reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos
colectivos de derecho, y la plena vigencia de sus derechos. Los Acuerdos de Paz
“siguen siendo válidos y vigentes, y deben orientar el cambio de reconocimiento
como Nación multiétnica, plurilingüe y multicultural”.

En este contexto, la discriminación estructural se refiere a políticas públicas de las


instituciones mayoritarias y al comportamiento de los individuos que aplican estas
políticas y controlan estas instituciones, que son racialmente neutrales en su
propósito pero que generan un efecto diferencial y/o dañino en los grupos
minoritarios. El elemento clave en la discriminación estructural no es la intención
sino el efecto de mantener a los grupos minoritarios en una posición subordinada.

Así como cualquier proceso social la discriminación es una situación que se puede
reformar con la acción de los seres humanos. Así las cosas, no es un proceso
natural sino social e histórico. Y este proceso social e histórico, cuando se habla
de la usurpación o apropiación indebida de la tierra ancestral indígena a lo largo
de la historia, ofrece información que se relaciona con la discriminación estructural
contra los pueblos indígenas, sobre todo si se parte de los privilegios a raíz de la
acumulación originaria de las tierras, considerando el presente en cuanto a
latifundio, especulación inmobiliaria y agro-negocio, así como violación de
derechos humanos.

El racismo y la discriminación racial constituyen una ofensa a la dignidad humana


y menoscaban el reconocimiento, goce y ejercicios de los derechos
fundamentales de la persona. Se interrelaciona estrechamente con la estructura
del Estado, sus instituciones y prácticas. Sigue siendo una ideología que sustenta
y promueve el sistema de dominación hacia los pueblos indígenas y sigue siendo
el motor reproductor principal de la desigualdad, exclusión y discriminación hacia
los pueblos. Por ello, el Comité para la Eliminación del Racismo y la
Discriminación Racial, recomendó en referencia a la discriminación estructural,
que la condición de pobreza y exclusión social afectan de manera intensa a los
Pueblos Indígenas y recomienda la adopción de medidas especiales o de
acciones afirmativas para romper el vínculo entre pobreza y racismo.

En Guatemala, como en el resto del mundo, discriminar es parte de nuestra


naturaleza. Sin embargo, el uso de la razón nos permite entender que hay que
promover la educación y la ruptura del sistema estructural de racismo en que
vivimos, para lo cual debemos cambiar las relaciones de intercambio existentes.
Ante esto, el Gobierno tiene la responsabilidad de implementar acciones para
contrarrestar y reducir la discriminación racial por la cual Guatemala continúa con
altos índices de pobreza, analfabetismo, enfermedades, desnutrición y empleo
informal, entre otros, que son mayores en algunos grupos étnicos de la población.
Estas condiciones de marginalización racial son estructurales, y su normalización
continúa dejando a las poblaciones históricamente discriminadas vulnerables a las
acciones predatorias de algunos empresarios inescrupulosos que las han utilizado
como mano de obra o carnada para sus productos y servicios.

Para darnos cuenta de que el racismo es estructural en Guatemala, debemos


entender no solo las particularidades de las desigualdades existentes entre
distintos grupos de la población, sino también cómo estas desigualdades se
entrelazan, fortalecen y refuerzan unas a otras al punto de que se normalizan
actitudes racistas en la conducta diaria. Es necesario que nuestro gobierno
estructure políticas públicas de inversión y de compensación de largo alcance que
permitan ofrecer igualdad de oportunidades y de trato para todos los
guatemaltecos.

Desigualdad, exclusión social y condiciones de pobreza.

Guatemala es un país de alta diversidad étnica y cultural, en cuyo territorio


conviven el pueblo maya, el pueblo xinka y el pueblo garífuna. Según el último
censo poblacional del 2002, la población que se identifica como indígena es el
41%, correspondiendo el 99.5, de ese porcentaje a quienes se autoidentifican
como parte de alguna comunidad sociolingüística del pueblo maya. La CIDH
valora que la boleta censal utilizada en el 2002 haya tomado como criterio la auto
identificación y pertenecía a un grupo étnico o pueblo especifico. Sin embargo,
como se observó se presenta una diferencia entre esta fuente y otras que indican
que la población indígena en Guatemala seria cerca del 60%. La mayoría de la
población indígena se encuentra en el área rural; mientras que, en el área urbana,
el 13.87% son mujeres indígenas y 13.28% son hombres indígenas. En 12 de los
22 departamentos al menos un 25% de la población es indígena. Los
departamentos de Totonicapán, Sololá, Alta Verapaz, Quiche y Chimaltenango
tienen un porcentaje entre 75% y 100% de población indígena.

Estos pueblos indígenas sufren una situación de desigualdad y exclusión


consecuencia del racismo y la discriminación estructural.
Si bien se han dado iniciativas estatales para atender a la situación de
discriminación y exclusión de los pueblos indígenas, estas se han presentado de
modo desintegrado y sin ser concertadas con los pueblos indígenas.

La impunidad, la corrupción, el crimen organizado, la intolerancia y la violencia


política, así como la exclusión social, representan un serio peligro de retroceso en
la vigencia efectiva del Estado de Derecho y restringen el pleno goce de los
derechos humanos.

La Construcción de un Marco Jurídico y Político favorable para la superación


de la exclusión de los pueblos indígenas.

Antes de la firma de los Acuerdos de Paz, y paradójicamente, durante los


regímenes autoritarios en que se implementó la política de tierra arrasada contra
comunidades indígenas, se inició, se presume que, por razones de conveniencia
para la obtención de ayuda militar y financiera para el gobierno, la construcción de
un marco jurídico a favor de los derechos de los pueblos indígenas. Así, el 30 de
noviembre de 1982, bajo el régimen de facto del General José Efraín Ríos Montt,8
se aprobó la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación Racial mediante el Decreto Ley 105-82. El 22 de diciembre del
mismo año, se aprobó la Convención relativa a la Lucha contra las
Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza, y la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer. Una vez
iniciado el proceso de transición democrática, se promulgó la Constitución Política
de la República de Guatemala, que entró en vigencia el 14 de enero de 1986, y
que contempló dentro de su amplio catálogo de derechos sociales, una sección
destinada específicamente a la protección de las comunidades indígenas
señalando que Guatemala está formada por diversos grupos étnicos entre los que
figuran los grupos indígenas de ascendencia maya. El Estado reconoce, respeta y
promueve sus formas de vida, costumbres, tradiciones, formas de organización
social, el uso del traje indígena en hombres y mujeres, idiomas y dialectos. Este
reconocimiento constitucional significó un avance, pero no se situó a la misma
altura de los formulados por países como Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador o
Venezuela, que en las últimas décadas del siglo XX expresaban lo que Raquel
Irigoyen llama “el horizonte pluralista” como modelo de gestión de la
multiculturalidad. En el caso guatemalteco, como lo ha señalado Diego Iturralde, la
introducción de reformas favorables al reconocimiento de los derechos de los
pueblos indígenas solamente cumplió con la función de legitimar la democracia
mediante una ampliación aparente; a fi n de contener la presión de los
movimientos indígenas e incorporar el reconocimiento de un actor destinado a
reemplazar socialmente las formas anteriores de organización y representación de
clase
Según el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2016, Más allá del conflicto,
luchas por el bienestar, el modelo de desarrollo impulsado desde la década de
1990 solo ha reforzado las desigualdades y ha conducido al deterioro ambiental y
a la agudización de los conflictos heredados de la historia colonial y excluyente.

A mediados de la segunda década del siglo XXI, ocho de cada diez habitantes
mayas sobreviven en la pobreza, que es el resultado de múltiples privaciones y de
la discriminación económica persistente. Además, esta población se asienta
principalmente en territorios en donde existe una baja densidad del Estado y
escasa prestación de servicios públicos. Si bien el 20% de la población ocupada
indígena se dedica al comercio y casi un 12% a industrias manufactureras, un
49% se dedica a la agricultura y sus familias dependen de la disponibilidad de
tierras agrícolas para su subsistencia.

El 63% de la población indígena habita en áreas rurales y su relación con la


naturaleza es fundamental para su existencia. El modelo económico del país ha
propiciado un uso desordenado del suelo y con poco criterio territorial. Además, no
se han respetado los ecosistemas en donde vive la población indígena,
desplazándolos para la instalación de monocultivos e industrias extractivas.

Las comunidades se han organizado en defensa de sus territorios, pero sin


respuesta adecuada del Estado ni respeto por sus derechos, que están
garantizados por el derecho internacional y por el marco normativo nacional. En
muchos casos se criminaliza su actividad de resistencia y hasta se ha atentado
contra la integridad de líderes comunitarios.

Para cerrar las profundas brechas históricas que dividen a Guatemala será
necesario un nuevo modelo de país, que incluya su pluralidad y las distintas
visiones de desarrollo y bienestar. Para ello se debe garantizar el respeto y la
aplicación plena de los derechos de los pueblos indígenas, incorporando sus
demandas en la agenda de país, permitiendo la gestión autónoma de su futuro
como pueblos.

Derecho a la Alimentación y la situación de desnutrición en los pueblos


indígenas.

La región de América Latina y el Caribe cuenta con más de 811 pueblos indígenas
que representan entre 40 y 50 millones de personas (entre el 8 y 10% de la su
población). Muchas veces estas poblaciones se enfrentan a la exclusión en
distintas áreas de la vida (tales como económica, social y política) en comparación
con las poblaciones no indígenas. Algunas manifestaciones de este fenómeno son
los relativos altos índices de pobreza, el bajo acceso a servicios de salud, la
desnutrición crónica, las altas tasas de mortalidad infantil, el alto porcentaje de
analfabetismo y las mínimas oportunidades de participación y representación
política a las que en muchas ocasiones se enfrentan los pueblos originarios. En
toda la región, los ingresos de los pueblos indígenas son menores a los no
indígenas. De hecho, según la CEPAL (2006), en la mayoría de los países
examinados la incidencia de la pobreza extrema en los indígenas es más del doble
que en el resto de la población. Asimismo, los mayores problemas de desnutrición
y hambre se encuentran entre los menores de 5 años y mujeres pertenecientes a
minorías étnicas y hogares pobres que habitan en zonas rurales (CEPAL, 2005).
Si bien estas diferencias responden a varias causas y no exclusivamente al rasgo
étnico, es un hecho la existencia de una brecha entre la población indígena y no
indígena. A pesar de los avances normativos y jurídicos en el reconocimiento de
los derechos de los pueblos originarios de América Latina y el Caribe, los estudios
existentes muestran que los indicadores de mortalidad, esperanza de vida,
educación formal y en general las condiciones socioeconómicas de los pueblos
indígenas, presentan diferencias desfavorables respecto del resto de la población.
Guatemala es un país multicultural y plurilingüe compuesto de 4 grandes culturas:
Maya, Xinca, Garífuna y ladina. Tiene un territorio de 108 889 km² en el cual
existen 25 comunidades lingüísticas. La lengua franca es el castellano, sin
embargo, también se habla Xinka, garífuna y 21 que pertenecen a la familia
lingüística Maya: Achi, Akateko, Awakateko, Chachiteko, Ch’orti’, Chuj, Itza’, Ixil,
Kaqchikel, Mam, Mopan, Popti’, Poqomam, Poqomchi’, Q’anjob’al, Q’eqchi’,
Sakapulteko, Sipakapense, Tektiteko, Tz’utujil, y Uspanteko.

Las Organizaciones Indígenas afirman que el porcentaje de población indígena es


mayor al oficial (48% según Iniciativa Regional de Salud de Población Joven
Indígena en Países Seleccionados de América Latina - Subproyecto “Salud de la
población joven indígena” con énfasis en VIH Informe final GUATEMALA). Según
el documento “Pobreza y Desarrollo 2011” del INE la mayor parte de la población
indígena se concentra en los departamentos del occidente del país –Totonicapán
(97%), Sololá (96%), Quiché (89%), Huehuetenango (57%), Quetzaltenango (52%)
y Chimaltenango (78%); y en el norte del país–Alta Verapaz (90%) y Baja Verapaz
(90%).

Mayoritariamente el país es rural. La población rural representa aproximadamente


el 57% de los hogares del país y cerca del 61% de la población nacional;
constituyen el 73% de los hogares en situación de pobreza y el 93.2% de los
hogares en extrema pobreza. Estos datos colocan a los pueblos indígenas en una
situación de particular vulnerabilidad, marginación y exclusión social, siendo los
más afectados los niños y niñas indígenas. En Guatemala aproximadamente el
67% los niños y niñas indígenas padecen de desnutrición crónica.

En Guatemala, los esfuerzos de institucionalización de las acciones para enfrentar


los problemas de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) se iniciaron a partir de
1974. Sin embargo, no fue hasta el año 2000 cuando se formuló la Política
Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, consensuada entre el gobierno,
organizaciones sociales, organizaciones de pueblos indígenas y asociaciones
empresariales. Su aprobación se basa en la Constitución de la República, la cual
en el artículo 2, establece como deber del Estado garantizar la vida, seguridad y
desarrollo integral de todas y todos los habitantes de la república, para que las
guatemaltecas y guatemaltecos tengan derecho a una alimentación digna, variada
en cantidad y calidad suficiente para estar bien nutridos y poder desarrollarse
física, económica y socialmente.

El Pacto Hambre Cero, suscrito en 2012 entre varios sectores del país, se
sustenta en la Política Nacional de SAN, e identifica que “la pobreza y exclusión
tienen fundamentalmente rostro rural, indígena y de mujer”.

El Plan del Pacto Hambre Cero –PPH0-, prioriza 166 municipios, aunque pretendió
tener cobertura nacional y busca relacionar a diversos actores y sectores para
reducir y acabar con el hambre en Guatemala y está fundamentado en el marco
legal de la Política Nacional de SAN y en la Ley del SINASAN. Tiene dos grandes
propósitos: 1) Enfrentar el hambre crónica, reduciendo en 10% la desnutrición
crónica infantil; y 2) Prevenir y mitigar el hambre estacional, evitando las muertes
por la desnutrición aguda.

Respecto a la situación de SAN de los pueblos indígenas, la SESAN promovió la


realización del Estudio cualitativo con enfoque antropológico en familias rurales de
Guatemala (SESAN 2014), en el cual se identifica que “las percepciones
alimentarias están condicionadas por factores culturales y económicos que
permiten establecer hábitos, prácticas y costumbres de consumo alimentario
determinados por: creencias culturales, apreciación gustativa, valor económico y
valor nutricional”.

Tal como está descrito en el estudio, parecería que se responsabiliza a los


pueblos indígenas de su situación de hambre, es decir, que la situación de
carencia y las brechas que distancian a la población indígena de la no indígena en
esta materia, tienen que ver con sus “creencias, gustos (…). Si no se hace
referencia a las condiciones histórico-estructurales que explican la situación, nos
puede llevar a conclusiones falsas. No creo que hagan falta muchos estudios para
darse cuenta de que en Guatemala la madre del hambre es el racismo y la
privación de la población indígena del acceso y uso de los recursos de sus
territorios históricos.
Es importante resaltar la representatividad y validez de la información sobre las
alternativas en SAN que existen en los pueblos indígenas a través de los talleres
realizados, que constituyeron un espacio de diálogo armonioso entre más de 400
participantes de los 4 encuentros. En ellos se obtuvo importante información
respecto a la realidad de la alimentación y nutrición en los pueblos indígenas en
Guatemala logrando también realizar una aproximación preliminar al impacto y/o
pertinencia de las políticas de SAN, así como a los patrones de cultura alimentaria
de cada región.

A continuación, se presentan los principales hallazgos de los encuentros y las


reflexiones sobre Pueblos Indígenas y Seguridad Alimentaria y Nutricional en
Guatemala:

- Existe una demanda real de participación protagónica de los pueblos y de la


juventud en el conocimiento y gestión de las políticas públicas relacionadas con la
Soberanía Alimentaria.

- Es necesario tener una perspectiva que reconozca las dinámicas específicas por
región. Por ejemplo, en los encuentros de Cobán y Quetzaltenango, los y las
participantes resaltaron la necesidad de recibir orientación por parte del gobierno
en el manejo de riego, conocimiento y prevención de plagas, que esperan se
pueda seguir dando con continuidad.

- Debido a la globalización, los tratados de libre comercio y a la intensa actividad


industrial propia de los procesos de modernización de la economía nacional, ha
aumentado la explotación minera, la construcción de hidroeléctricas y la
producción agroindustrial en detrimento de la producción tradicional y la agricultura
familiar, amenazando los territorios indígenas y el uso sustentable de sus recursos
asociado a las estrategias tradicionales de vida.

- En la implementación de la Política de Seguridad Alimentaria y Nutricional es


importante considerar las creencias y prácticas culturales particulares de cada
comunidad: sus contextos eco sistémicos, su diversidad climática y geográfica, así
como sus prácticas cosmogónicas. Comprenderla desde el idioma de la
comunidad, su organización social, sus valores y sus propias concepciones y
técnicas de producción.

- El fortalecimiento de las prácticas ancestrales en SAN exige la protección y


promoción de la agro biodiversidad, las experiencias en el manejo y fertilización
natural de los suelos, el aprovechamiento integral y racional de los recursos del
entorno y las prácticas que explican la resiliencia de dichos sistemas a los
cambios y fenómenos naturales.

DERECHO A LA EDUCACION DE LOS PUEBLOS INDIGENAS


Comisión interamericana de derechos humanos

Organización de los estados americanos.

Articulo IX.

Los pueblos indígenas tendrán derecho a definir y aplicar sus propios programas,
instituciones e instalaciones educativas, preparar y aplicar sus propios planes,
programas, currículos y materiales de enseñanza. A formar, capacitar y acreditar a
sus docentes y administradores. Los Estados deben tomar las medidas para
asegura que esos sistemas garanticen igualdad de oportunidades educativas y
docentes para la población en general y complementariedad con los sistemas
educativos nacionales.

Cuando los pueblos indígenas así lo deseen, los programas educativos se


efectuarán en lenguas indígenas e incorporaran contenido indígena, y les
proveerán el entretenimiento y medios necesarios para el completo dominio de la
lengua o lenguas oficiales.

Los estados garantizaran que esos sistemas educacionales sean iguales en


calidad, eficiencia, accesibilidad y en todo otro aspecto a los previstos para la
población en general.

Los estados tomaran medidas para garantizar a los miembros de pueblos


indígenas la posibilidad de obtener educación de todos los niveles, al menos de
igual calidad que para la población en general.

Lo estados incluirán en sus sistemas educativos nacionales, contenidos que


reflejan la naturaleza pluricultural de sus sociedades.

Proyecto de Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las


Poblaciones Indígenas (ONU 1994)

Artículo 15. Los niños indígenas tienen derecho a todos los niveles y formas de
educación del Estado. Todos los pueblos indígenas también tienen este derecho y
el derecho a establecer y controlar sus sistemas e instituciones docentes
impartiendo educación en sus propios idiomas y en consonancia con sus métodos
culturales de enseñanza y aprendizaje.

Los niños indígenas que viven fuera de sus comunidades tienen derecho de
acceso a la educación en sus propios idiomas y culturas”.

Artículo 16. Los pueblos indígenas tienen derecho a que la dignidad y diversidad
de sus culturas, tradiciones, historias y aspiraciones queden debidamente
reflejadas en todas las formas de educación e información pública.

Los Estados adoptarán medidas eficaces, en consulta con los pueblos indígenas
interesados, para eliminar los prejuicios y la discriminación y promover la
tolerancia, la comprensión y las buenas relaciones entre los pueblos indígenas y
todos los sectores de la sociedad.

Convenio 169, sobre Pueblos Indígenas y Tribales. Organización


Internacional del Trabajo (OIT). 1989

Artículo 21: "Los miembros de los pueblos interesados deberán poder disponer
de medios de formación profesional por lo menos iguales a los de los demás
ciudadanos”.

Artículo 22. Deberán tomarse medidas para promover la participación voluntaria


de miembros de los pueblos interesados en programas de formación profesional
de aplicación general.

Cuando los programas de formación profesional de aplicación general existentes


no respondan a las necesidades especiales de los pueblos interesados, los
gobiernos deberán asegurar, con la participación de dichos pueblos, que se
pongan a su disposición programas y medios especiales de formación.

Estos programas especiales de formación deberán basarse en el entorno


económico, las condiciones sociales y culturales y las necesidades concretas de
los pueblos interesados. Todo estudio a este respecto deberá realizarse en
cooperación con esos pueblos, los cuales deberán ser consultados sobre la
organización y el funcionamiento de tales programas. Cuando sea posible, esos
pueblos deberán asumir progresivamente la responsabilidad de la organización y
el funcionamiento de tales programas especiales de formación, si así lo deciden.

Artículo 27. Los programas y los servicios de educación destinados a los pueblos
interesados deberán desarrollarse y aplicarse en cooperación con éstos a fin de
responder a sus necesidades particulares, y deberán abarcar su historia, sus
conocimientos y técnicas, sus sistemas de valores y todas sus demás
aspiraciones sociales, económicas y culturales.

La autoridad competente deberá asegurar la formación de miembros de estos


pueblos y su participación en la formulación y ejecución de programas de
educación, con miras a transferir progresivamente a dichos pueblos la
responsabilidad de la realización de esos programas, cuando haya lugar.

Además, los gobiernos deberán reconocer el derecho de esos pueblos a crear


sus propias instituciones y medios de educación, siempre que tales instituciones
satisfagan las normas mínimas establecidas por la autoridad competente en
consulta con esos pueblos. Deberán facilitárseles recursos apropiados con tal fin.

Artículo 28. Siempre que sea viable, deberá enseñarse a los niños de los pueblos
interesados a leer y a escribir en su propia lengua indígena o en la lengua que
más comúnmente se hable en el grupo a que pertenezcan. Cuando ello no sea
viable, las autoridades competentes deberán celebrar consultas con esos pueblos
con miras a la adopción de medidas que permitan alcanzar este objetivo.

Deberán tomarse medidas adecuadas para asegurar que esos pueblos tengan la
oportunidad de llegar a dominar la lengua nacional o una de las lenguas oficiales
del país.

Deberán adoptarse disposiciones para preservar las lenguas indígenas de los


pueblos interesados y promover el desarrollo y la práctica de las mismas.

Artículo 29: Un objetivo de la educación de los niños de los pueblos interesados


deberá ser impartirles conocimientos generales y aptitudes que les ayuden a
participar plenamente y en pie de igualdad en la vida de su propia comunidad y en
la de la comunidad nacional.

Artículo 30. Los gobiernos deberán adoptar medidas acordes a las tradiciones y
culturas de los pueblos interesados, a fin de darles a conocer sus derechos y
obligaciones, especialmente en lo que atañe al trabajo, a las posibilidades
económicas, a las cuestiones de educación y salud, a los servicios sociales y a los
derechos dimanantes del presente Convenio.

A tal fin, deberá recurrirse, si fuere necesario, a traducciones escritas y a la


utilización de los medios de comunicación de masas en las lenguas de dichos
pueblos.

Artículo 31: "Deberán adoptarse medidas de carácter educativo en todos los


sectores de la comunidad nacional, y especialmente en los que estén en contacto
más directo con los pueblos interesados, con objeto de eliminar los prejuicios que
pudieran tener con respecto a esos pueblos. A tal fin, deberán hacerse esfuerzos
por asegurar que los libros de historia y demás material didáctico ofrezcan una
descripción equitativa, exacta e instructiva de las sociedades y culturas de los
pueblos interesados.

Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos


en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (OEA 1988)

Artículo 13: Derecho a la Educación. Los Estados partes en el presente


Protocolo convienen en que la educación deberá orientarse hacia el pleno
desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad y deberá
fortalecer el respeto por los derechos humanos, el pluralismo ideológico, las
libertades fundamentales, la justicia y la paz. Convienen, asimismo, en que la
educación debe capacitar a todas las personas para participar efectivamente en
una sociedad democrática y pluralista, lograr una subsistencia digna, favorecer la
comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos
raciales.
DERECHOS LABORALES DE LOS PUEBLOS INDIGENAS.

Los pueblos indígenas tienen derecho al pleno goce de los derechos y garantías
reconocidos por la legislación laboral internacional y nacional, y a medidas
especiales, para corregir, reparar y prevenir la discriminación de que hayan sido
objeto históricamente.

En la medida en que no estén protegidos eficazmente por la legislación aplicable a


los trabajadores en general, los Estados tomaran las medidas especiales que
puedan ser necesarias a fin de:

 Proteger eficazmente a trabajadores y empleados miembros de las


comunidades indígenas para su contratación y condiciones de empleo
justas e igualitarias.
 Mejorar eficazmente el servicio de inspección del trabajo y aplicación de
normas en las regiones, empresas o actividades laborales asalariadas en
las que tomen parte trabajadores y empleados indígenas.
 Garantizar que los trabajadores indígenas, gocen de igualdad de
oportunidades y de trato en todas las condiciones del empleo, en la
promoción y en el ascenso; y otras condiciones estipuladas en el derecho
internacional.
 Gocen del derecho de asociación, derecho a concluir convenios colectivos
con empleadores u organizaciones de trabajadores.
 Que no estén sometidos a hostigamiento racial, sexual o de cualquier otro
tipo
 Que no estén sujetos a sistemas de contratación coercitivos, incluidas la
servidumbre por deudas o toda otra forma de servidumbre, tengan estas su
origen en la ley, en la costumbre o en un arreglo individual o colectivo, que
adolecerán de nulidad absoluta en todo caso.
 Que no estén sometidos a condiciones de trabajo peligrosas para su salud
y seguridad personal.
 Que reciban protección especial cuando presenten sus servicios como
trabajadores estacionales, eventuales o migrantes, así como cuando estén
contratados por contratista de mano de obra de manera que reciban
beneficios de la legislación y la practica nacionales, lo que deben ser
acordes con normas internacionales de derechos humanos establecidas
para esta categoría de trabajadores.
 A si como que sus empleadores Esten plenamente en conocimiento acerca
de los derechos de los trabajadores indígenas según legislación nacional y
normas internacionales, y de los recursos y acciones de que dispongan
para proteger esos derechos.

ANTECEDENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL


Proyecto de declaración de las naciones unidas sobre los derechos de las
poblaciones indígenas (ONU 1994)

Artículo 18. Los pueblos indígenas tienen derecho a disfrutar plenamente de todos
los derechos establecidos en el derecho laboral internacional y en la legislación
laboral nacional.

Las personas indígenas tienen derecho anos ser sometidas a condiciones


discriminatorias de trabajo, empleo o salario.

Convenio 169, sobre pueblos indígenas y tribales. Organización internacional del


trabajo (OIT). 1989

Artículo 20. Los gobiernos deberán adoptar, en el marco su legislación nacional y


en cooperación con los pueblos interesados, medidas especiales para garantizar a
los trabajadores pertenecientes a esos pueblos una protección eficaz en materia
de contratación y condiciones de empleo, en la medida en que no estén protegidos
eficazmente por la legislación aplicable a los trabajadores en general.

Los gobiernos deberán hacer cuanto esté en su poder por evitar cualquier
discriminación entre los trabajadores pertenecientes a los pueblos interesados y
los demás trabajadores, especialmente en lo relativo a:

 Acceso al empleo, incluidos los empleos calificados y las medidas de


promoción y de ascenso.
Remuneración igual por trabajo de igual valor
 Asistencia médica y social, seguridad e higiene en el trabajo, todas las
prestaciones de seguridad social y demás prestaciones derivadas del
empleo, así como la vivienda.
 Derecho de asociación, derecho a dedicarse libremente a todas las
actividades sindicales para fines lícitos, y derecho a concluir convenios
colectivos con empleadores o con organizaciones de empleadores.
 Las medidas adoptadas deberán en particular garantizar que:
 los trabajadores pertenecientes a los pueblos interesados, incluidos los
trabajadores estacionales, eventuales y migrantes empleados en la
agricultura o en otras actividades, así como los empleados por contratistas
de mano de obra, gocen de la protección que confieren la legislación y la
práctica nacionales a otros trabajadores de estas categorías en los mismos
sectores, y sean plenamente informados de sus derechos con arreglo a la
legislación laboral y de los recursos de que disponen.
 Los trabajadores pertenecientes a estos pueblos no estén sometidos a
condiciones de trabajo peligrosas para su salud, en particular como
consecuencia de su exposición a plaguicidas o a otras sustancias tóxicas.
 Los trabajadores pertenecientes a estos pueblos no estén sujetos a
sistemas de contratación coercitivos, incluidas todas las formas de
servidumbre por deudas;
 Los trabajadores pertenecientes a estos pueblos gocen de igualdad de
oportunidades y de trato para hombres y mujeres en el empleo y de
protección contra el hostigamiento sexual.
 Deberá prestarse especial atención a la creación de servicios adecuados de
inspección del trabajo en las regiones donde ejerzan actividades
asalariadas trabajadores pertenecientes a los pueblos interesados, a fin de
garantizar el cumplimiento de las disposiciones de esta parte del presente
Convenio.

Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos


Indígenas (2007)

Durante más de dos décadas los pueblos indígenas del mundo buscaron
concretar esta declaración debido a su gran repercusión moral en la comunidad
mundial. Respecto del trabajo, dispone:

Artículo 17. Los individuos y los pueblos indígenas tienen derecho a disfrutar
plenamente de todos los derechos establecidos en el derecho laboral internacional
y nacional aplicable.

Los Estados, en consulta y cooperación con los pueblos indígenas, deberán tomar
medidas específicas para proteger a los niños indígenas contra la explotación
económica y contra todo trabajo que pueda resultar peligroso o interferir en la
educación de los niños, o que pueda ser perjudicial para la salud o el desarrollo
físico, mental, espiritual, moral o social de los niños, teniendo en cuenta su
especial vulnerabilidad y la importancia de la educación para empoderarlo.

Las personas indígenas tienen derecho a no ser sometidas a condiciones


discriminatorias de trabajo y, entre otras cosas, de empleo o salario.

Artículo 20. Estipula que los pueblos indígenas tienen derecho “a disfrutar de
forma segura de sus propios medios de subsistencia y desarrollo, y a dedicarse
libremente a todas sus actividades económicas tradicionales y de otro tipo”.
Además, en el caso de los “pueblos indígenas desposeídos de sus medios de
subsistencia y desarrollo, tienen derecho a una reparación justa y equitativa”.

Artículo 21. Los pueblos indígenas tienen derecho, sin discriminación, al


mejoramiento de sus condiciones económicas y sociales, entre otras esferas, en el
empleo, la capacitación y el readiestramiento profesionales, la salud y la seguridad
social. Además, afirma que “Los Estados adoptarán medidas eficaces y, cuando
proceda, medidas especiales para asegurar el mejoramiento continuo de sus
condiciones económicas y sociales.

DERECHO A LA SALUD DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

El derecho a la salud es uno de los derechos fundamentales más relevantes,


protegido tanto en instrumentos jurídicos nacionales como internacionales; no
obstante, también es un derecho que aún no logra la plena vigencia en nuestro
país, ya que el Estado no proporciona la atención ni los servicios médicos
necesarios en todas localidades de Guatemala. A pesar de los esfuerzos que se
han hecho, aún quedan varios pendientes en materia de atención médica, de
recursos humanos para las clínicas comunitarias y de infraestructura y
equipamiento para clínicas y hospitales. En estos rubros, las comunidades
indígenas del país, tal y como sucede en otros aspectos del desarrollo social, son
las más desprotegidas y a las que la atención les llega después y con deficiencias.

El derecho a la salud en general, y para los pueblos indígenas en particular, se


encuentra resguardado por diferentes ordenamientos internacionales. La
Organización Mundial de la Salud establece que: “La salud es un estado de
completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de
afecciones o enfermedades”; además, explica que el goce del grado máximo de
salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser
humano y que la salud de todos los pueblos es una condición fundamental para
lograr la paz y la seguridad, y que ésta depende de

la cooperación de las personas y de los gobiernos.

A continuación, revisaremos algunas de las fuentes del derecho a la salud de los


pueblos indígenas, principalmente de los Estados miembros de la Organización de
Estados Americanos.

1. Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas


1.1 Los pueblos indígenas tendrán derecho al reconocimiento legal y a la
práctica de su medicina tradicional, tratamiento, farmacología,
prácticas y promoción de salud, incluyendo las de prevención y
rehabilitación. 0
1.2 Los pueblos indígenas tienen el derecho a la protección de las
plantas de uso medicinal, animales y minerales, esenciales para la
vida en sus territorios tradicionales.
1.3 Los pueblos indígenas tendrán derecho a usar, mantener, desarrollar
y administrar sus propios servicios de salud, así como deberán tener
acceso, sin discriminación alguna, a todas las instituciones y
servicios de salud y atención médica accesibles a la población en
general.
1.4 Los Estados proveerán los medios necesarios para que los pueblos
indígenas logren eliminar las condiciones de salud que existan en
sus comunidades y que sean deficitarias respecto a estándares
aceptados para la población en general.

I. ANTECEDENTES EN EL DERECHO INTERNACIONAL

1. Proyecto de Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las


Poblaciones Indígenas (ONU 1994)
 Artículo 24: "Los pueblos indígenas tienen derecho a sus propias
medicinas y prácticas de salud tradicionales, incluido el derecho a la
protección de plantas, animales y minerales de interés vital desde el
punto de vista médico. También tienen derecho de acceso, sin
discriminación alguna, a todas las instituciones de sanidad y los
servicios de salud y atención médica".
 Artículo 24: "Los regímenes de seguridad social deberán extenderse
progresivamente a los pueblos interesados y aplicárseles sin
discriminación alguna”.
 Artículo 25:
 Los gobiernos deberán velar por que se pongan a disposición
de los pueblos interesados servicios de salud adecuados o
proporcionar a dichos pueblos los medios que les permitan
organizar y prestar tales servicios bajo su propia
responsabilidad y control, a fin de que puedan gozar del
máximo nivel posible de salud física y mental.
 Los servicios de salud deberán organizarse, en la medida de
lo posible, a nivel comunitario. Estos servicios deberán
planearse y administrarse en cooperación con los pueblos
interesados y tener en cuenta sus condiciones económicas,
geográficas, sociales y culturales, así como sus métodos de
prevención, prácticas curativas y medicamentos tradicionales.
 El sistema de asistencia sanitaria deberá dar la preferencia a
la formación y al empleo de personal sanitario de la
comunidad local y centrarse en los cuidados primarios de
salud, manteniendo al mismo tiempo estrechos vínculos con
los demás niveles de asistencia sanitaria.
 La prestación de tales servicios de salud deberá coordinarse
con las demás medidas sociales, económicas y culturales que
se tomen en el país.

2. Convenio 169, sobre Pueblos Indígenas y Tribales. Organización


Internacional del Trabajo (OIT). 1989
 Artículo 24: " Los regímenes de seguridad social deberán extenderse
progresivamente a los pueblos interesados y aplicárseles sin
discriminación alguna”.
 Artículo 25:
 "Los gobiernos deberán velar por que se pongan a
disposición de los pueblos interesados servicios de salud
adecuados o proporcionar a dichos pueblos los medios que
les permitan organizar y prestar tales servicios bajo su propia
responsabilidad y control, a fin de que puedan gozar del
máximo nivel posible de salud física y mental.
 Los servicios de salud deberán organizarse, en la medida de
lo posible, a nivel comunitario. Estos servicios deberán
planearse y administrarse en cooperación con los pueblos
interesados y tener en cuenta sus condiciones económicas,
geográficas, sociales y culturales, así como sus métodos de
prevención, prácticas curativas y medicamentos tradicionales.
 El sistema de asistencia sanitaria deberá dar la preferencia a
la formación y al empleo de personal sanitario de la
comunidad local y centrarse en los cuidados primarios de
salud, manteniendo al mismo tiempo estrechos vínculos con
los demás niveles de asistencia sanitaria.
 La prestación de tales servicios de salud deberá coordinarse
con las demás medidas sociales, económicas y culturales que
se tomen en el país".
 Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (OEA 1988)
 Artículo 10: "Derecho a la salud
 Toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el
disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental y social.
 Con el fin de hacer efectivo el derecho a la salud, los Estados
Partes se comprometen a reconocer la salud como bien
público y particularmente a adoptar las siguientes medidas
para garantizar ese derecho: ... f. la satisfacción de todas las
necesidades de salud de los grupos de más alto riesgo y que
por sus condiciones de pobreza sean más vulnerables”.

3. Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (OEA 1948)


Artículo XI: “Toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por
medidas sanitarias y sociales, relativas a la alimentación, el vestido, la
vivienda y la asistencia médica, correspondientes al nivel que permitan los
recursos públicos y los de la comunidad”.
4. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ONU
1966)
 Artículo 11(1): “Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen
el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su
familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una
mejora continua de las condiciones de existencia...”.
 Artículo 12(1): “Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen
el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de
salud física y mental. (2) Entre las medidas que deberán adoptar los
Estados Partes en el Pacto a fin de asegurar la plena efectividad de
este derecho, figurarán las necesarias para:
a) La reducción de la mortinatalidad y de la mortalidad infantil, y
el sano desarrollo de los niños;
b) El mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del
trabajo y del medio ambiente;
c) La prevención y el tratamiento de las enfermedades
epidémicas, endémicas, profesionales y de otra índole, y la
lucha contra ellas;
d) La creación de condiciones que aseguren a todos asistencia
médica y servicios médicos en caso de enfermedad”.

5. Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de


Discriminación Racial (ONU 1965)
 Artículo 5(e)(iv): “...los Estados partes se comprometen a prohibir y
eliminar la discriminación racial en todas sus formas y a garantizar el
derecho de toda persona... El derecho a la salud pública, la
asistencia médica, la seguridad social y los servicios sociales”.

6. Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU 1948)


 Artículo 25(1): “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida
adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez,
viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de
subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.”.

7. Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos (Carta de Banjul


1981)
 Artículo 16: “(1) Todo individuo tendrá derecho a disfrutar del mejor
estado posible de salud física y mental. (2) Los Estados partes de la
presente Carta tomarán las medidas necesarias para proteger la
salud de su pueblo y asegurar que reciban atención médica cuando
estén enfermos.

8. Alianza para el Desarrollo Sostenible en Centroamérica, documentos


firmados por los presidentes de Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Honduras, Nicaragua y Panamá y un representante del Primer Ministro de
Belice, en la Cumbre Ecológica Centroamericana para el Desarrollo
Sostenible, celebrada en Managua, Nicaragua (12 de octubre de 1994)
 "Anexo II: Compromisos de la Alianza: ...
 Educación y Salud. Nos comprometemos a impulsar
prioritariamente la educación y la salud de los pueblos
centroamericanos, como activos fundamentales del desarrollo
sostenible de la región...
 Seguridad Alimentaria y Nutricional. Nos proponemos
garantizar al pueblo centroamericano, el efectivo
funcionamiento de un sistema de seguridad alimentaria y
nutricional de acuerdo con las características y modalidades
de cada país...".

9. Programa de Acciones Inmediatas derivadas de la Declaración de San


Salvador II para la Inversión en Capital Humano, firmada por los
presidentes de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua,
y Panamá con la presencia del Primer Ministro de Belice, en Costa Verde,
República de El Salvador (30 de marzo de 1995)
 "Desarrollar un Programa de Promoción y Educación para la Salud
que fomente la salud integral, fortalezca estilos de vida saludables y
desarrolle la responsabilidad por la salud individual y colectiva,
propiciando la participación de la comunidad y la cooperación
horizontal...".
10. Primera Cumbre de las Américas: Plan de Acción, suscrito por 34 Jefes de
Estado asistentes a la Primera Cumbre de las Américas (Miami, Florida,
1994).
 III. "La erradicación de la pobreza y la discriminación en nuestro
hemisferio...

11. El acceso equitativo a los servicios básicos de salud. A pesar de los


impresionantes logros en el Hemisferio, las limitaciones del acceso a los
servicios de salud y de su calidad han resultado en la persistencia de una
elevada mortalidad materno infantil, particularmente entre los pobres de las
zonas rurales y los grupos indígenas... Desarrollarán o actualizarán los
planes o programas de acción del país para efectuar reformas destinadas a
alcanzar las metas de salud infantil, materna y reproductiva, y garantizarán
el acceso universal y no discriminatorio a los servicios básicos de salud,
incluyendo los programas de educación y de atención preventiva para la
salud. Los planes y programas se desarrollarán de acuerdo con el
mecanismo que decida cada país. Las reformas comprenderán servicios
esenciales basados en la comunidad para los pobres, los discapacitados y
las poblaciones indígenas; una infraestructura de salud pública más firme;
medios alternativos de financiamiento, gestión y prestación de servicios;
garantía de calidad; y una mayor utilización de actores y organizaciones no
gubernamentales”.

Marco jurídico e Institucional para Combatir la discriminación contra los


pueblos Indígenas y sus principales desafíos

Actualmente la población indígena representa la mayoría de los habitantes de


Guatemala, Se supone que alrededor de 6 millones de personas, En el acuerdo
sobre identidad y derecho de los pueblos indígenas, el cual fue firmado en 1995,
hace alusión a que se reconoce que Guatemala tiene una diversidad multiétnica,
pluricultural y multilingüe, y que los pueblos indígenas incluyen a todos los pueblos
mayas, garífuna, y Xinca abarcando más del 75% de los pobladores

1. ACUERDO NO. 53-2012, DE LA FISCAL GENERAL DE LA REPÚBLICA


Y JEFA DEL MINISTERIO
PÚBLICO
Tomando en cuenta el carácter multicultural, multiétnico y plurilingüe del país, el
Ministerio Público fortalecerá el acceso a la justicia a pueblos indígenas a través
del Departamento de los Pueblos Indígenas
cuyas funciones son las siguientes:
a) Proporcionar asesoría, estudios, análisis especializados y constituirse en el
ente multiplicador de las políticas en materia de derechos de los pueblos
indígenas.
b) Velar porque se apliquen adecuadamente los instrumentos nacionales e
internacionales vinculados a los derechos de los pueblos indígenas.
c) Establecer lineamientos y coordinar la elaboración de instrumentos de
capacitación y sensibilización, tanto interna como externa, en materia de
derechos de los pueblos indígenas.
d) Coordinar con las diversas dependencias del Ministerio Público lo
pertinente a los derechos
e) de los pueblos indígenas.
f) Formular mecanismos de comunicación y coordinación con las instituciones
del sector justicia, en materia de derechos de los pueblos indígenas.
g) Formular mecanismos de comunicación y coordinación con las autoridades
propias de los
h) pueblos indígenas.
i) Cualquiera de las funciones que le sean asignadas con ocasión de la
promoción, divulgación
j) y protección de los derechos de los pueblos indígenas en el ejercicio de la
persecución penal
k) por parte del Ministerio Público.

2. CONSTITUCIÓN POLÍTICA
DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA
TITULO II
DERECHOS HUMANOS
Derechos humanos

 CAPITULO I - Derechos Individuales

 Artículo 3o - Derecho a  Artículo 8o - Derechos


la vida del detenido
 Artículo 4o - Libertad e  Artículo 9o -
igualdad Interrogatorio a
 Artículo 5o - Libertad de detenidos o presos
acción  Artículo 10 - Centro de
 Artículo 6o - Detención detención legal
legal  Artículo 11 - Detención
 Artículo 7o - Notificación por faltas o infracciones
de la causa de  Artículo 12 - Derecho de
detención defensa
 Artículo 13 - Motivos dependencias del
para auto de prisión Estado
 Artículo 14 - Presunción  Artículo 30 - Publicidad
de inocencia y de los actos
publicidad del proceso administrativos
 Artículo 15 -  Artículo 31 - Acceso a
Irretroactividad de la ley archivos y registros
 Artículo 16 - estatales
Declaración contra sí y  Artículo 32 - Objeto de
parientes citaciones
 Artículo 17 - No hay  Artículo 33 - Derecho de
delito ni pena sin ley reunión y manifestación
anterior  Artículo 34 - Derecho de
 Artículo 18 - Pena de asociación
muerte  Artículo 35 - Libertad de
 Artículo 19 - Sistema emisión del
penitenciario pensamiento
 Artículo 20 - Menores  Artículo 36 - Libertad de
de edad religión
 Artículo 21 - Sanciones  Artículo 37 -
a funcionarios o Personalidad jurídica de
empleados públicos las iglesias
 Artículo 22 -  Artículo 38 - Tenencia y
Antecedentes penales y portación de armas
policiales  Artículo 39 - Propiedad
 Artículo 23 - Privada
Inviolabilidad de la  Artículo 40 -
vivienda Expropiación
 Artículo 24 -  Artículo 41 - Protección
Inviolabilidad de al derecho de propiedad
correspondencia,  Artículo 42 - Derecho de
documentos y libros autor o inventor
 Artículo 25 - Registro de  Artículo 43 - Libertad de
personas y vehículos industria, comercio y
 Artículo 26 - Libertad de trabajo
locomoción  Artículo 44 - Derechos
 Artículo 27 - Derecho de inherentes a la persona
asilo humana
 Artículo 28 - Derecho de
petición
 Artículo 29 - Libre
acceso a tribunales y
3. DECRETO NO. 57-2002 EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE
GUATEMALA
DELITO DE DISCRIMINACIÓN

CONSIDERANDO:

Que la República de Guatemala es parte signataria de la Convención


Internacional Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial,
planteada en la Asamblea General de las Naciones Unidas y declarada en su
Resolución dos mil cientos seis A (2106 A) de fecha 21 de diciembre de 1965.
Convención que fue ratificada por Guatemala, a través del Decreto Ley 105-82, en
el mes de enero de 1984, la cual en consecuencia es ley de la República.

CONSIDERANDO:

Que la República de Guatemala también ratificó el Convenio 169 Sobre Pueblos


Indígenas y Tribales en Países Independientes de la Organización Internacional
del Trabajo, donde se establece que los Estados signatarios deben eliminar todas
las formas de discriminación contra los pueblos indígenas, y que finalmente el
Gobierno en el Acuerdo Sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas se
comprometió a reconocer y respetar tal identidad y derechos, lo que incluye la
lucha en contra de todo 10 LEGISLACIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL
SOBRE DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS tipo de discriminación, así
como promover la tipificación de la discriminación étnica como delito, en
cumplimiento de las convenciones citadas.

CONSIDERANDO:

Que de conformidad con el artículo 4º de la Constitución Política de la República,


en Guatemala todos los seres humanos son libres en dignidad y derechos, no
permitiéndose en consecuencia ningún tipo de discriminación, por ser ésta no solo
contrario a las leyes internas del país, sino también a los convenios legalmente
ratificados.

POR TANTO: EN EJERCICIO DE LAS ATRIBUCIONES QUE CONFIERE EL


ARTÍCULO 171 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA DE
GUATEMALA.

DECRETA LA SIGUIENTE: REFORMA AL CÓDIGO PENAL DECRETO


NÚMERO 17-73 DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA ARTICULO 1.

Se adiciona el artículo 202 bis el Código Penal, Decreto Número 17-73 del
Congreso de la República, el cual queda así:
a) “ARTÍCULO 202 BIS. DISCRIMINACIÓN. Se entenderá como discriminación
toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de
género, raza, etnia, idioma, edad, religión, situación económica, enfermedad,
discapacidad, estado civil o en cualquiera otro motivo, razón o circunstancia,
que impidiere o dificultare a una persona, grupo de personas o asociaciones,
el ejercicio de un derecho legalmente establecido incluyendo el derecho
consuetudinario o costumbre, de conformidad con la Constitución Política de la
República y los Tratados Internacionales en materia de derechos humanos.
Quien por acción u omisión incurriere en la conducta descrita en el párrafo
anterior, será sancionado con prisión de uno a tres años y multa de quinientos
a tres mil quetzales.

La pena se agravará en una tercera parte:

a) Cuando la discriminación sea por razón idiomática, cultural o étnica.

b) Para quien de cualquier forma y por cualquier medio difunda, apoye o incite
ideas discriminatorias

. c) Cuando el hecho sea cometido por funcionario o empleado público en el


ejercicio de su cargo.

d) Cuando el hecho sea cometido por un particular en la prestación de un servicio


público.” 2. El presente Decreto fue declarado de urgencia nacional con el voto
favorable de más de las dos terceras partes del total de diputados que integran el
Congreso de la República, aprobado en un solo debate y entrará en vigencia ocho
días después de su publicación en el diario oficial

REMITASE AL ORGANISMO EJECUTIVO PARA SU SANCION,


PROMULCACION Y PUBLICACIÓN. EMITIDO EN EL PALACIO DEL
ORGANISMO LEGISLATIVO, EN LA CIUDAD DE GUATEMALA, A LOS ONCE
DIAS DEL MES DE SEPTIEMBRE DEL AÑO DOS MIL DOS

4. Convenio Núm. 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales


Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas

Desde su creación en 1919, la OIT ha prestado especial atención a la situación de


los pueblos indígenas y tribales. En 1957, se adoptó un primer instrumento
internacional vinculante, el Convenio núm. 107 sobre Poblaciones indígenas y
tribales en países independientes. En junio de 1989, la Conferencia Internacional
del Trabajo de la OIT adoptó en forma tripartita con participación de los gobiernos,
organizaciones de empleadores y de trabajadores, el Convenio núm. 169 sobre
Pueblos indígenas y tribales en países independientes. Proceso de revisión del
Convenio (1987-1989).

Dicho convenio tiene por obligados a los gobiernos que lo ratificaron a que se
respete los valores tradicionales que forma parte de los pueblos indígenas y
tribales, y a consultar con ellos todas aquellas decisiones que afecten
directamente a su desarrollo económico y social. También les exige a los diversos
gobiernos que se vele porque se respeten los derechos de los pueblos indígenas y
tribales sobres los territorios y propiedades que actualmente habitan.

La ratificación del convenio constituye un esencial elemento el cual es clave en el


proceso de negociación que han emprendido, teniendo como auspicio de
Naciones Unidad, las ocho partes implicadas, mediante el cual persigue poner
final a la guerra civil en Guatemala, uno de los conflictos de mayor duración en
américa latina, la cual ha costado cientos de vidas, se cree que fueron acerca de
doscientas cincuenta mil vidas a lo largo de los treinta años que duro tal
acontecimiento.

Dicho convenio sobre Pueblos Indígenas y tribales, es un tratado de carácter


internacional, que fue adoptado por La Organización internacional del Trabajo
(OIT), en el año 1989. Por el momento se han suscrito 22 países, en los cuales, 15
son de Latinoamérica y el caribe, en Guatemala dicho convenio fue adoptado el 5
de junio de 1996. El objeto de este convenio es ayudar a superar todo tipo de
discriminación que éste afectando a los pueblos indígenas y tribales, haciendo
posible que participen en la toma de decisiones que afectan su vida

En ese sentido, el Convenio 169 no proporciona un derecho de veto a los pueblos


indígenas, ya que alcanzar un acuerdo o lograr el consentimiento es el propósito al
iniciar el proceso de consulta, y no un requisito independiente. Por otra parte, los
órganos de control de la OIT han manifestado claramente que una simple reunión
informativa en la que se escucha a los pueblos indígenas sin posibilidades de que
influyan en la adopción de decisiones no puede considerarse que cumple con las
disposiciones del Convenio.

Derecho Consuetudinario

Este derecho consuetudinario es sustancialmente distinto al derecho oficial. Ya


que cuenta con un conjunto de procedimientos culturalmente adecuados, es eficaz
para resolver los conflictos y restaurar el equilibrio social con el menor costo para
las partes (víctimas y acusados) y tiene sus propios operadores claramente
identificados en el sistema de autoridades tradicionales indígenas. Aunque este
derecho consuetudinario es mencionado en la Constitución, el Convenio N.º 169
de la OIT y el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas.
5. Acuerdos de Paz, para dar fin al Conflicto Armado Interno En
Guatemala, (1960-1996)

1. Acuerdo Marco sobre Democratización para la Búsqueda de la Paz por Medios


Políticos (Querétaro, México, 25 de julio de 1991)
2. Acuerdo Global sobre Derechos Humanos (México, D.F., 29 de marzo de 1994)
3. Acuerdo para el Reasentamiento de las Poblaciones Desarraigadas por el
Enfrentamiento Armado (Oslo, Noruega, 17 de junio de 1994)
4. Acuerdo sobre el Establecimiento de la Comisión para el Esclarecimiento
Histórico de las violaciones a los derechos humanos y los hechos de violencia que
han causado sufrimientos a la población guatemalteca (Oslo, Noruega, 23 de junio
de 1994)
5. Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas (México, D.F. 31
de marzo de1995)
6. Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria (México, D.F. 6
de mayo de 1996)
7. Acuerdo sobre Fortalecimiento del Poder Civil y Función del Ejército en una
Sociedad Democrática (México, D.F. 19 de septiembre de 1996)
8. Acuerdo sobre el Definitivo Cese al Fuego (Oslo, Noruega 4 de diciembre de
1996)
9. Acuerdo sobre Reformas Constitucionales y Régimen Electoral (Estocolmo,
Suecia 7 de diciembre de1996)
10. Acuerdo sobre bases para la Incorporación de la Unidad Revolucionaria
Nacional Guatemalteca a la Legalidad (Madrid, España 12 de diciembre de 1996)
11. Acuerdo sobre el Cronograma para la Implementación, Cumplimiento
Verificación de los Acuerdos de Paz (Guatemala 29 de diciembre de1996)
12. Acuerdo de Paz Firme y Duradera (Guatemala 29 de diciembre 1996)

Ausencia de Políticas públicas integrales en los pueblos indígenas de


Guatemala
Hoy en día, y a diferencia de las décadas pasadas, los pueblos indígenas de
América Latina desean participar con mucha mayor intensidad en los
acontecimientos políticos, sociales y económicos de sus países. Mientras tanto,
estas reivindicaciones indígenas –independientemente de si se trata de población
mayoritaria o minoritaria– son presentadas con un grado de autoconfianza
notablemente mayor. Esto no sólo plantea desafíos a los indígenas, sino también
en igual medida a las estructuras políticas de los países democráticos, que no
suelen estar preparadas para ello. Mientras tanto, hace mucho que las demandas
por derechos específicos y acciones especiales de los pueblos indígenas han
dejado de menospreciarse como irrelevante política de intereses de algunos
pueblos indígenas grandes o pequeños, que en otros tiempos eran mayormente
ignoradas como “minorías étnicas” excluidas. Tanto la explotación de los recursos
naturales de los bosques tropicales, como la amenaza a la diversidad cultural a
nivel mundial debido a la creciente industrialización y homogenización, son
reconocidas como problemas globales urgentes, que superan ampliamente los
intereses específicos de pueblos individuales. El hecho de que muchos pueblos
luchan desesperadamente por su mera supervivencia y por el reconocimiento de
sus derechos ambientales, culturales, políticos, económicos y sus derechos
humanos y ciudadanos universales, ha puesto aún más de manifiesto la urgencia
de una nueva actitud frente a la diversidad cultural, la pobreza, la exclusión y la
destrucción del medio ambiente. Las luchas de los pueblos indígenas –los cuales
en América Latina son además los más pobres entre los pobres– han ido
adquiriendo una creciente importancia simbólica y estratégica.

Antecedentes de las políticas públicas para los pueblos indígenas en


Guatemala

Durante la revolución de 1944 a 1954, se creó en 1945 el Instituto Indigenista en


Guatemala –el cual aplicaba el enfoque de la “integración del indio” a la Nación,
pero tuvo corta vida. Se organizó un “Seminario de integración social” con el fin de
elaborar el fundamento legal y teórico de la política indigenista del Estado. La
Constitución de 1945 establecía en el artículo 4 al idioma español como el único
idioma oficial nacional. Además, se introdujo el derecho al voto sólo para los
alfabetos. El artículo 83 de la Constitución de 1945 permitía por primera vez la
aprobación oficial de leyes y reglamentos para grupos indígenas, acorde con sus
prácticas, costumbres y usos. Se formuló el primer programa público de educación
para regiones rurales (Programa Socioeducativo Rural) y programas para la
“hispanización”. Poco tiempo después, el Instituto Lingüístico de Verano (ILV)
comenzó también en Guatemala con la investigación de las lenguas indígenas. En
el año 1952, bajo el gobierno del presidente Árbenz, se aprobó una reforma
agraria con la expropiación de grandes terratenientes y la distribución de tierras a
los campesinos pobres y a las comunidades indígenas. Este hecho motivó una
masiva contraofensiva: Un golpe militar en el año 1954, que contó con el apoyo de
las empresas multinacionales norteamericanas, hizo retroceder decenios al país y
comenzó una fase de conflictos armados internos que duró 36 años. La dictadura
dejó un terreno fértil para el movimiento guerrillero de los años 60. El trabajo
indígena forzado en los latifundios era fomentado por el Estado y por los militares
hasta la década de los 70. Sin embargo, las Constituciones de 1956 y 1965
mantuvieron artículos por los cuales el presidente tenía derecho a ordenar
medidas públicas para la protección de la población indígena (PNUD 2005: 39). La
Constitución de 1956 reconoció por primera vez el derecho a la elegibilidad (no así
el derecho al voto) de analfabetos para puestos a nivel comunal. El artículo 110 de
la Constitución de 1956 indicaba que “se declara de interés público el fomento de
una política integral para promover el desarrollo de la cultura y el mejoramiento
económico y social de los grupos indígenas” (PNUD 2005: 40). La teoría de
desarrollo de la CEPAL de los años 60 postulaba la integración de las
comunidades indígenas y de los campesinos en los círculos económicos
nacionales y la activación económica mediante una dinamización del mercado
interno. Dicha teoría también influyó en la doctrina para la seguridad nacional de
las dictaduras militares en Guatemala. Este enfoque “desarrollista” fue
considerado como alternativa para la lucha de clases de la guerrilla
latinoamericana y se mantuvo para evitar el viraje de los pequeños campesinos y
de los indígenas hacia la izquierda. Los militares, responsables de la “defensa
nacional”, implementaron para este fin campañas de alfabetización en idioma
español, así como las llamadas “campañas de higiene”. En los años 60 también se
creó una de las primeras instancias públicas para el fomento de la integración
económica de las comunidades campesinas, el Servicio de Fomento Económico
Indígena (SFEI). No contamos con más información sobre esta instancia (PNUD
2005). Paralelamente a estos acontecimientos, se produjeron reiteradas masacres
de comunidades indígenas en el marco de la lucha antiguerrillera. La Constitución
de 1965 introdujo finalmente el derecho a voto también para analfabetos y, a partir
de fines de la década del 70, los indígenas ocuparon cada vez más puestos entre
las autoridades locales. Al terremoto de 1976 le siguió una segunda ola de luchas
guerrilleras, las cuales fueron derrotadas a principios de los años 80 de forma
sangrienta mediante la “política de la tierra quemada”: 600 comunidades fueron
arrasadas y 200.000 indígenas asesinados, hechos calificados como genocidio por
la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH) y motivados indudablemente por
racismo. aun así, los militares se vieron obligados a reactivar los esfuerzos
políticos para la inclusión de la población indígena en el proyecto nacional. En
1982 se tomó distancia de la corriente de “ladinización” del indígena y se
reconoció la diversidad étnica del país. Uno de los 14 puntos del gobierno de Ríos
Montt mencionaba la necesidad de crear bases para la participación de diferentes
grupos étnicos. Diez representantes de diversos grupos lingüísticos fueron
admitidos en un Consejo de Estado, un hecho hasta entonces completamente
impensable. Sin embargo, este paso fue acompañado por la creación de unidades
paramilitares en las zonas rurales, las cuales –entre otras medidas represivas–
introdujeron una vez más el trabajo forzado a nivel local. En 1984 se fundó el
Programa Nacional de Educación Bilingüe (PRONEBI). El proceso de
democratización retornó a Guatemala recién después de más de 30 años con el
primer gobierno elegido democráticamente de Vinicio Cerezo Arévalo (1986-1990).
La Constitución de 1985 reconoció por primera vez de forma expresa que los
mayas forman parte de Guatemala, y por primera vez también se habló
claramente de la responsabilidad del Estado de proteger a las comunidades
indígenas, sus tierras y sus cooperativas (PNUD 2005). En 1986 se fundó
asimismo una institución oficial para idiomas mayas (Academia de Lenguas Mayas
de Guatemala - ALMG). En 1991 se creó el Consejo de las Organizaciones Mayas
de Guatemala (COMG), una red de organizaciones indígenas muy diversas. Este
Consejo se sigue manteniendo activo en la búsqueda de la inclusión de las
exigencias específicas de los pueblos indígenas en las políticas públicas, y de una
nueva estructuración del país como un Estado multiétnico. En el año 1994 se
refundó el Fondo de Desarrollo Indígena Guatemalteco, FODIGUA, como
interlocutor para el Fondo Indígena internacional, del cual ya se hablaba en los
años 40. En 1995, PRONEBI se convirtió en la primera Dirección General para la
Educación Bilingüe en el Ministerio de Educación. El diálogo político interno sobre
la inserción diferenciada de los pueblos indígenas en la nación guatemalteca se
vio fuertemente marcado por el debate internacional y su influencia en el contexto
de esta apertura democrática. La aprobación del Convenio 169 de la OIT, el
premio Nobel para Rigoberta Menchú, la campaña de los “500 años del
descubrimiento de América”, el Primer Decenio Internacional de las Naciones
Unidas para los Pueblos Indígenas (1995-2004), así como la participación de las
Naciones Unidas y los países vecinos de la región en las negociaciones de paz en
México, colocaron este tema también en la agenda de Guatemala y posibilitaron la
consideración explícita de la temática indígena en los Acuerdos de Paz de
diciembre de 1996. Sin embargo, quedó demostrado que el rol considerable de las
organizaciones internacionales durante la elaboración de los Acuerdos de Paz –si
bien abrió un espacio político para el tema indígena– dejó detrás una agenda
política muy poco institucionalizada en la propia Guatemala. De hecho, la posición
crítica de la población y de la sociedad civil organizada frente al Estado llevó a que
los Acuerdos de Paz no fueran realmente un motivo de regocijo popular, y a que
su potencial no fuera en verdad aprovechado por largo tiempo. Sin embargo, se
puede decir que existía un consenso general en cuanto a que los Acuerdos de Paz
de 1996 debían entenderse como política nacional. Para formalizar este consenso,
en 2005 fue promulgada una Ley Marco por el Congreso, la cual declara a los
Acuerdos de Paz como parte oficial de la política nacional del Estado. Por
consiguiente, el acuerdo parcial sobre la identidad indígena y los derechos
indígenas (Acuerdo sobre Identidad y Derechos Indígenas - AIDPI) de 1995, en
conjunto con otras partes de los Acuerdos de Paz (especialmente las referentes al
desarrollo socioeconómico y los derechos sobre las tierras), adquirieron validez
como las primeras políticas oficiales para los pueblos indígenas del país. En ellas
se reconocen tres pueblos indígenas explícitamente como tales: los mayas, los
xincas y los garífunas, los cuales reciben el derecho a un tratamiento político
especial, aunque esta vez no como minorías sino como pueblos del mismo valor.
Se propone la definición de la Nación guatemalteca como pluricultural, multiétnica
y multilingüe mediante una nueva Constitución. La diferencia cultural ya no se
considera más un motivo para la restricción de los derechos ciudadanos. El
derecho a la autodefinición como miembro de un pueblo indígena se reconoce
explícitamente. El artículo 58 del AIDPI reconoce expresamente el derecho a
diferentes identidades culturales. Más allá de ello, se acentúa en la introducción
que todas las medidas que atañen directamente a los pueblos indígenas deberán
ser negociadas directamente por ellos y con ellos. El acuerdo intercede a favor de
la educación, la ampliación y el fortalecimiento de las estructuras, posibilidades,
condiciones y garantías para la participación de los pueblos indígenas, y señala
que las Naciones Unidas han tomado nota del deseo de los pueblos indígenas de
controlar sus propias instituciones y estilos de vida. Se exhorta a las
organizaciones de defensa de los derechos humanos a interceder especialmente
por los derechos indígenas. El Relator Especial de la ONU para los Derechos
Humanos de los Pueblos Indígenas destaca con razón el hecho de que los
Acuerdos de Paz no solamente contienen políticas para los pueblos indígenas,
sino también un completo plan de acción (Stavenhagen 2007), aun cuando no se
establezca ningún marco financiero o temporal. El AIDPI compromete al Estado a
fundar diferentes organismos responsables de políticas especiales a favor de los
pueblos indígenas, entre los cuales algunas se nombran específicamente: la DEMI
(Defensoría de la Mujer Indígena), una universidad maya y otros centros de
formación profesional para la educación superior, así como un Consejo Nacional
de Educación Maya. Sin embargo, no se menciona ninguna institución central
responsable para el acuerdo indígena y –por consiguiente– para las políticas
públicas para los pueblos indígenas en Guatemala. Se crea un organismo
coordinador para la implementación de todos los Acuerdos de Paz, la Secretaría
de la Paz (SEPAZ).

El AIDPI incluye una serie de recomendaciones para llevar a cabo una reforma
constitucional y legislativa sistemática, que eliminara todas las normas
discriminatorias y definiera la discriminación como delito. El gobierno se
comprometió a iniciar el proceso hacia una reforma constitucional, que definiera a
Guatemala como una Nación pluricultural, multiétnica y multilingüe. Para este fin
se creó una comisión paritaria, la cual elaboró el correspondiente proyecto
constitucional. Este proyecto no sólo debía ser aprobado por el Congreso sino
también ratificado por referéndum. El Congreso acordó la Reforma Constitucional
en el año 1999, tres años después de la firma de los Acuerdos de Paz. Pero la
participación electoral en el referéndum para la nueva Constitución fue
extremadamente baja, e inclusive la mayoría de los electores indígenas votaron en
contra de la reforma constitucional, un hecho inesperado que fue explicado de
diversas maneras (Plant 1999/Casaus 2000/Warren 2002).

El referéndum perdido de la reforma constitucional actuó como un fuerte freno


para la implementación de todos los Acuerdos de Paz. Los mayores avances se
lograron de manera más inmediata en el área de los derechos lingüísticos y
culturales en el sector educativo, los cuales ya habían sido introducidos con la
Constitución de 1985. Se creó una Dirección General para la Educación Bilingüe
Intercultural en el Ministerio de Educación, con la cual la Educación Bilingüe
Intercultural ha alcanzado aproximadamente a una cuarta parte de los escolares
mayas. Según los informes, las aulas de los maestros bilingües –a diferencia de
las clases normales de escuela primaria– están completamente repletas (ASIES
2003). En 1996, el mismo año de la suscripción de los Acuerdos de Paz,
Guatemala ratificó el Convenio 169 de la OIT. A partir de 1997 se crearon una
serie de los organismos recomendados en los Acuerdos de Paz, entre ellos
diversas comisiones paritarias con un período de funcionamiento fijo y con tareas
muy concretas. A éstas pertenecían cuatro comisiones especiales, las cuales se
instalaron ya en 1997: una para la reforma educativa, otra para el reconocimiento
oficial de las lenguas indígenas de Guatemala, una tercera para la preparación de
la reforma constitucional y jurídica, y una cuarta para los derechos territoriales de
los pueblos indígenas. Cada una de las comisiones contaba con un período fijo de
funcionamiento, su composición fue en parte controvertida y sus éxitos fueron
sumamente dispares dependiendo de sus tareas y finalidad. Pocos avances se
lograron en relación con la distribución de tierras y la titulación legal de la
propiedad de las tierras en beneficio de las comunidades indígenas en Guatemala.
Este aspecto estaba incluido en parte en el AIDPI, pero fundamentalmente en otra
parte de los Acuerdos de Paz relacionada con aspectos socioeconómicos y la
situación agraria, documento que recién pudo firmarse en mayo de 1996. Allí se
concedía prioridad al saneamiento legal de la posesión de tierras, la explotación
de los recursos naturales, el mejoramiento de la protección legal de las
comunidades indígenas, la titulación de sus tierras y la compensación en casos de
litigios y reclamos sobre la propiedad de tierras. Se instaló un Fondo de Tierras
que funciona con muchas dificultades. En los siguientes años 1998 y 1999 se
crearon por decreto presidencial dos organismos importantes sin períodos fijos de
funcionamiento, los cuales han sobrevivido hasta hoy en día: una Procuraduría de
Derechos Indígenas dentro de la Procuraduría de Derechos Humanos en 1998, y
la Defensoría de las Mujeres Indígenas contra la violencia y la discriminación,
DEMI, como institución estatal autónoma en 1999. En 1997 se fundó la Secretaría
de la Paz (SEPAZ), la única institución nueva creada por una ley del Congreso
para coordinar la implementación de los Acuerdos de Paz, aunque sólo se le
asignó un período de funcionamiento de cuatro años hasta 2001. En
consecuencia, el presidente Berger tuvo que asegurar la prolongación de las
bases jurídicas de SEPAZ una vez más solamente por decreto presidencial en el
año 2001, debido a su reducido apoyo político en el Congreso.

Necesidad de fortalecimiento de la institucionalidad indígena

El Acuerdo de Paz Firme y Duradera suscrito en 1996 marcó un cambio de


dirección en materia de políticas de desarrollo en Guatemala. Por una parte, se
reconoció que era preciso superar las condiciones de pobreza, desigualdad y
marginación social y política que habían sido los principales obstáculos para el
desarrollo integral del país y fuente de la conflictividad político-militar. Por otra, se
planteó que para lograr este objetivo era necesario fortalecer la democracia real,
funcional y participativa y que el proceso de desarrollo económico y social
implicaba la concertación de las políticas públicas entre los actores sociales y el
Gobierno (Gobierno de Guatemala/Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca,
1996). La agenda rural enmarcada en los Acuerdos de Paz comprende elementos
de carácter social, económico y agrario. En el programa social se incluyeron
medidas relacionadas con la provisión de salud, educación y otros servicios
básicos a la población rural. La agenda económica se centró en el fomento de la
competitividad rural, incluidos los aspectos de comercio exterior, acceso a los
activos de producción y aumento de la inversión pública en las áreas rurales. En
cuanto al programa agrario, se planteó la necesidad de abordarlo a partir de
mecanismos de mercado, generando instrumentos de política tales como i)
proporcionar certeza jurídica sobre los derechos de propiedad de la tierra, ii) evitar
la concentración de la tenencia de la tierra mediante un impuesto territorial a los
latifundios y tierras ociosas, iii) establecer un marco legal para la discusión y
solución de conflictos agrarios y iv) crear condiciones favorables para el acceso a
la propiedad de la tierra de los grupos campesinos. Al mismo tiempo que se
promovía la agenda de la Paz, a partir de 1996 se impulsaron activamente
políticas de desregulación del Estado, ajuste estructural y apertura comercial.
Entre otras medidas, se privatizaron activos y se rebajó la carga fiscal del
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, lo que implicó una reducción
de los instrumentos intervencionistas y del número de funcionarios. También se
fomentó el comercio internacional mediante tratados comerciales, lo que se tradujo
en nuevos mercados, pero, a su vez, en una mayor competencia interna.

“Durante los años ochenta las estrategias militares contrainsurgentes


transformaron radicalmente la relación entre los indígenas y el Estado. Para los
primeros, la guerra y el desplazamiento masivo condujo a una transformación
fundamental de sus entendimientos y prácticas de “derechos” y “obligaciones”.

Durante esa década muchos indígenas fueron desplazados de sus comunidades.


Unos eran acusados de ser guerrilleros o simpatizantes de la guerrilla. Fueron
perseguidos por el ejército incluso en las montañas donde se refugiaron. Otra
fracción, aunque menor, igualmente sufrió la agresión de la guerrilla por ser
considerados paramilitares. No era dable la opción de neutralidad para las
comunidades indígenas que se ubicaron, sin quererlo, en medio de un fuego
cruzado. Un número importante, miles según Sieder, fueron “reeducados”
(reasentados) en campamentos administrados por el ejército. “Las estructuras de
autoridad en todas las aldeas (mayoritariamente indígenas) del país fueron
reorganizadas por el ejército, que impuso la participación de las patrullas
paramilitares de autodefensa civil”89. Las opciones, forzosamente para muchos
que lograban escapar de la vigilancia militar eran sumarse como combatientes
guerrilleros, refugiarse en México, o esconderse en la selva guatemalteca como
desplazados internos.
A través de esta situación de desplazamientos tanto interno como externo, según
Sieder, muchos indígenas transcendieron las fronteras locales tradicionales y
adquirieron una visión de sí mismos cada vez más autónoma vis-á-vis el Estado.
Las circunstancias extremas requirieron una reorganización y reforzamiento de las
estructuras de solidaridad comunitaria, y por medio de estos mecanismos y
procesos, grandes grupos de personas indígenas experimentaron una mayor
participación en comunidades más amplias –tanto “imaginarias” como reales-
afuera de los parámetros del Estado

guatemalteco. La relación con agentes de las iglesias y organizaciones de


derechos humanos contribuyó a generar mayor conciencia sobres las normas
nacionales e internacionales de los derechos humanos. Pero: “el aceleramiento
del movimiento maya no fue la única consecuencia de la lucha revolucionaria y la
guerra contrainsurgente sobre los indígenas. También fueron mayas quienes
sufrieron la mayor parte de los ataques a las aldeas, las persecuciones en las
montañas, las violaciones y asesinatos masivos..., el uso del terror masivo en el
occidente de Guatemala, estuvo claramente vinculado a la alta densidad de la
población indígena en dicho territorio y al racismo prevaleciente en Guatemala.
Matar indios (campesinos mayas) no tenía ninguna importancia política, moral o
humana para quienes perpetraron los hechos”.

Se ha estimado que en la fase de violencia política ocurrida entre 1978 y 1985,


murieron entre 50.000 a 70.000 personas y sufrieron desplazamiento forzoso más
de 1 millón de personas en las zonas rurales. Las primeras organizaciones mayas
se fundaron en la década del 60 y 70 con diversas tendencias, desde campesinas
hasta político partidarias, las más importantes según Esquit, fueron el Comité de
Unidad Campesina CUC, la Coordinadora Indígena Nacional, el periódico IXIM,
Cabracam, el Movimiento Indio Tojil y el Frente de integración Indígena FIN.
Cabracam tenía propuestas radicales como el retorno al pasado prehispánico, el
Movimiento Indio Tojil fue el primero en presentar una propuesta propiamente
indígena en el país, cuestionando la nación y las relaciones asimétricas entre
indígenas y ladinos. Lamentablemente, entre 1979 y 1982, “las pocas
organizaciones que lograron desarrollarse, rápidamente fueron reprimidas,
desarticuladas y muchos de sus miembros asesinados por representar una
amenaza al Estado”, puesto que eran consideradas pro-comunistas.
Conclusiones

Pienso que la discriminación y la desigualdad hacia los pueblos indígenas


constituyen una ofensa a la dignidad humana y menoscaban el reconocimiento,
goce y ejercicios de los derechos fundamentales de la persona. Se interrelaciona
estrechamente con la estructura del Estado, sus instituciones y prácticas. Sigue
siendo una ideología que sustenta y promueve el sistema de dominación hacia los
pueblos indígenas y sigue siendo el motor reproductor principal de la desigualdad,
exclusión y discriminación hacia los pueblos. La condición de pobreza y exclusión
social afectan de manera intensa a los Pueblos Indígenas. Así mismo siguen
rezagados en materia de salud, educación, empleos e ingresos, respecto al
conjunto de la sociedad guatemalteca, situación que incrementa para el pueblo
indígena. Esto se debe al racismo estructural se encuentra en la base de la
desigualdad y la exclusión social, así como de las violaciones a los derechos
fundamentales de los pueblos indígenas.

La discriminación Estructural se refiere a los mecanismos históricos (sometimiento


colonial del Pueblo Maya, esclavitud, apropiación de sus tierras y territorios, etc.)
mediante los cuales los pueblos indígenas fueron excluidos de los recursos
económicos, políticos y simbólicos del país, los indígenas no podrán competir en
calidad de ciudadanos libres e iguales.

La desigualdad , exclusión social y condiciones de pobreza son algo que ha


marcado a la población indígena desde hace mucho tiempo se han realizado
iniciativas para poder subsanar esta situación pero la mayoría han sido aplicadas
de manera escueta, de manera desinteresada o simplemente olvidadas, lo que ha
ocasionado que esta situación simplemente se agrave día con día y sea más
evidente la separación entre la población indígena y el resto de población
guatemalteca, por lo que se necesita crear mejores programas y que se cumplan a
cabalidad dichos programas ya que los actuales son obsoletos algunos son
incluso de la época de la firma de los acuerdos de paz que se encuentran
completamente obsoletos e inservibles.

Uno de los elementos que afectan a las comunidades indígenas en su Seguridad


Alimentaria y Nutricional es la intromisión de alimentos industriales y procesados
como la sopa instantánea, los frijoles enlatados, las golosinas y las bebidas
gaseosas entre otros. Este aspecto, sin embargo, no se puede extrapolar a
aquellas comunidades que no tienen los recursos necesarios para adquirir este
tipo de productos.

El alimento se ha convertido más en un elemento condicionado por la economía y


la capacidad de adquisición y no tanto por los valores nutricionales que provee.
Por ejemplo, existen alimentos como la miel y la panela, que están siendo
desvalorizados por circunstancias de estatus, apreciación social y de practicidad.
Por otro lado, las prioridades de vida de las personas, muchas veces no están
centradas en la alimentación sino en la tenencia de tierra, techo, vestimenta y,
sobre todo, en aspectos que permitan un futuro mejor.

Una de las decadencias más grandes de Guatemala es la educación, pero en el


interior del país la educación llega a unos niveles sumamente alarmantes, ya que
en las comunidades indígenas por su apartado del círculo metropolitano son
sumamente denigrantes y no se les presta la atención debida, ya que en su caso
no cuentan ni con la infraestructura adecuada para poder albergar a los pequeños
estudiantes en el área de nivel primaria y mucho menos a nivel secundaria, las
autoridades competentes en el ramo están tratando la manera de poder solventar
este tipo de problemas pero lo hacen a una velocidad que realmente es deplorable
y deja mucho que deseas, ya que si se toca el tema de los fondos para las
escuelas, útiles y demás apartados necesarios para optar a una educación
decente si es que se le pudiera llamar de esta forma, porque al decir digna, faltaría
mucho para esto, y para esto se necesita tener unas autoridades que realmente
les interese la educación de los niños y no el beneficio propio.

En el transcurso de la investigación llegamos a la conclusión que el origen de la


discriminación y racismo a las comunidades indígenas tiene sus raíces en algunos
acontecimientos que marcaron a estas poblaciones; descubrimiento, conquista y
colonia de territorio centroamericano, debido a la ideología dominante de los
extranjeros que llegaron a estos territorios.

Se han creado muchas herramientas legislativas especialmente internacionales y


en materia de derechos humanos para poder proteger y permitir que se cumpla el
derecho a la salud de los pueblos indígenas en todos los países sin embargo en
cuando al área nacional, hablando específicamente de Guatemala, podemos
observar que en las áreas rurales habitadas especialmente por estos pueblos
originarios ha existido y aún existe una deficiencia en cuando a los derechos de la
salud.

Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas. Es deber


del Estado adoptar medidas en la legislación para garantizar a los trabajadores de
los pueblo indígenas y tribales una protección eficaz en materia de contratación y
de condiciones de empleo; debe hacer todo lo posible por evitar cualquier
discriminación relacionada con el acceso al empleo, con la remuneración no
equivalente al trabajo realizado; debe velar por la asistencia médica y social, la
seguridad social y además prestaciones derivadas al empleo, así como la vivienda
y derecho de asociación de dichos pueblos.

Los pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias


instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales manteniendo a
la vez su derecho a participar plenamente, si lo desean en la vida política,
económica, social y cultural del Estado.

Un gran problema adicional lo constituye la limitada eficacia de las mini-


instituciones especiales actuales, muchas de las cuales definen su propia
identidad más como ONG subversivas dentro del aparato administrativo enemigo
(el Estado guatemalteco) en lugar de dedicarse a implementar políticas públicas
reales a favor de los pueblos indígenas. Aparte de la escasez de recursos
financieros, otros problemas son el bajo nivel técnico y la insuficiente experiencia
de los nuevos empleados públicos indígenas respecto del funcionamiento del
aparato estatal. El rechazo por principio del empleo de profesionales no indígenas
especializados lleva en este caso a una discriminación en el sentido opuesto, cuya
utilidad no queda realmente clara. La reivindicación del “derecho a aprender de las
experiencias y las equivocaciones propias” de la elite indígena “entre sí” retarda el
proceso y trae consigo el riesgo de producir ejemplos negativos, los cuales
podrían llevar en el futuro a serios reveses y tendencias contrarias.

Más allá de esto, no está comprobado que la actuación de una elite indígena por
sí sola podría verdaderamente lograr más ventajas para la mayoría de la población
indígena que la cooperación con otros sectores de la población y el diálogo
intercultural con el conjunto de la sociedad.
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