Está en la página 1de 4

MAÍLLO SALGADO, F; “La construcción de la Historia desde el Islam” en Anales de Historia

Antigua, Medieval y Moderna, FFyL- UBA, Vol 41, 2009.

I. Breves disquisiciones sobre la naturaleza del discurso histórico y su metodología.

Con la ciencia lo único que se puede hacer es conjeturar; el lenguaje como es consciente de su
incapacidad para reproducir la realidad, se inclina por la ficción por la estilización, por la
representación ritual de un mundo interpretado y simbolizado por el lenguaje humano, siempre
subjetivo.

Hayden White: plantea que la historia no puede ser una ciencia por las figuras y giros
discursivos, más imaginarios que conceptuales. Hay muchas semejanzas entre el escrito
histórico y el literario. Además, existe la propia retoricidad del lenguaje, en virtud de la que nos
dejamos arrastrar por a emoción, el aparente carácter del orador o la dicción, es decir, un
discurso apasionado y elegante nos predispone a creer.

Como el lenguaje es retórico y, por serlo, es simbólico en un universo de simbolización cerrada


que, sin emabrgo, se enfrenta a un mundo real abierto y en consecuencia solo puede funcionar
por analogía. La imposición de una forma narrativa a materiales diferentes como los extraídos
de la memoria, noticias orales o escritas, documentos; es, de hecho, un saber creativo y las
técnicas que los historiadores emplean para contar una historia están relacionadas con los
escritos de la ficción. No pueden narrativizar sin recurrir al habla figurativa y a un discurso más
poético que literal.

Hay una estrecha relación entre la aprehensión del historiador de que “algo ocurrió” y su
representación de ello.

Es obvio que la historia es una disciplina que se diferencia de la ficción en aspiraciones y


convenciones. El deber del historiador es la objetividad hasta donde pueda.

Respecto de los métodos, Popper siempre se opuso al método inductivo al que considera
inválido y ajeno a la práctica científica. Para él, el genuino método científico es el hipotético
deductivo a través del que se formulan hipótesis para después tratar de refutarlas
experimentalmente. Lo cierto es que ningún método garantiza el acierto; las buenas ideas
pueden surgir por cualquier camino: por tradición, por observación, por intuición intelectual,
por cualquier método o falta de método.

La ciencia no es un sistema de enunciados seguros; nuestra ciencia no es conocimiento, no


puede pretender que ha alcanzado la verdad porque ese no es su objetivo sino la de descubrir
problemas nuevos, más profundos y generales.

Popper tenia que ver con la ciencia y no con la historia pero no es tan importante lo que se
estudia sino como se estudia. La historia no es una ciencia exacta.

En las ciencias físicas se pueden formular leyes, en las ciencias humanas se pueden indicar
tendencias. La novedad de un trabajo de historia no depende de la modernidad de su método
sino de la vigencia o interés de lo que explica.

II. Aproximación a la valoración y concepción de la historia por los musulmanes.


En el Islam las verdaderas ciencias eran las derivadas del Corán: sus lecturas, recitación y
exégesis, completadas por otras ciencias como la tradición del Profeta, la jurisprudencia, la
teología y la lengua árabe con su gramática. La historia del Islam es, ante todo, una
historiografía.

Un examen de las fuentes históricas condujeron a la conclusión de que los historiadores árabes
habían compuesto más trabajos que los elaborados en otras lenguas en el mismo periodo. (s VI-
XI). La historia proveía de modelos al presente.

Concepción islámica del devenir histórico: tras la muerte del Profeta, la comunidad musulmana
está condenada a sufrir un proceso religioso de corrupción y degradación, similar al sufrido
antes por las comunidades monoteístas. Cuando un pueblo se va alejando de la época de su
Profeta, se vuelve mejor en lo que dice pero peor en lo que hace. “fasad- az- azman”: la
corrupción de los tiempos que conduce al relajamiento de las costumbres y las instalación de un
gobierno de gentes inicuas. Al término de la degradación, los verdaderos creyentes se sentirán
como extraños dentro de la comunidad musulmana, de ahí el hadit: “el Islam comenzó siendo
un extraño y seguirá así. Bienaventurados sean los extraños!”

Entre la concepción cerrada de la historia en el Islam y las estructuras lingüísticas del idioma
árabe hay una correlación. En el idioma existe el pasado y el presente pero no el futuro; en su
lugar existe el presente durativo que desempeña. La Historia es siempre la reproducción del
pasado. Por eso, los mejores fueron los contemporáneos del Profeta.

III. De la antigua historia de los árabes.

La historia de los árabes no comienza con el Islam. Para las tribus árabes, la historia era
dominio de los poetas donde se exalta el etnocentrismo. El futuro se consideraba irrelevante;
sólo el presente tenía verdadera importancia.

La cultura árabe preislámica, predominantemente nómada, fue una cultura de composición y


transmisión oral: “Jornadas de los árabes”: son historias tribales de luchas entre clanes donde el
dato cronológico no interesa más que el hecho en sí mismo. Lo que prevalece es el esquema
temático.

El hombre preislámico mira al pasado y entiende que nadie se resiste al paso del tiempo;
anticipa la muerte y la finitud gravita sobre la vida.

Otro género historiográfico es el nasab, la genealogía que remite a la organización tribal: el


parentesco. El sistema de parentesco es una forma arcaica de organizar las relaciones sociales y
la genealogía daba validación histórica. Con el advenimiento del Islam y de los imperativos
sociales, combinados con el crecimiento de las poblaciones convertidas, el conocimiento de las
genealogías siguió siendo un factor importante. Todo eso dio lugar a la elaboración de una
literatura genealógica.

Las genealogías propiciaron la ciencia de los hombres donde se estudiaba a la cadena de


transmisores de una tradición profética para garantizar la veracidad.

IV. Acerca de la historia desde Islam.


Con el Islam hay un corte epistemológico porque aparece la fijación de un nuevo comienzo
y con un fin en el curso del tiempo. La primera muestra es el hadit, la tradición profética. El
relato será avalado por una cadena de transmisores que debe remontar al Profeta (isnad) y
luego viene el texto (matn). Características: 1) Atemporalidad: ningún hadit está fechado; 2)
ejemplaridad: se encuentran modelos; 3) Naturaleza anecdótica; 4) Transmisión oral hasta
que en el IX se pasa por escrito.

La importancia de la cadena de transmisores (isnad) radica en que es el modo de verificar su


autenticidad y no hay rastros de que esto se hiciera antes del Islam. El método para
reconocer la veracidad a través de los transmisores determinará si un hadit es sano, bueno o
débil. Y a partir de ahí, será auténtico, conocido, escaso, único o raro.

Respecto de la cadena de transmisores un hadit puede ser fundado, interrumpido transmitido


o impreciso.

Hubo dos actitudes respecto de los hadit: la de los tradicionalistas y la de los juristas. La
lógica imitativa del hadit se opone a la necesidad evolutiva de la vida. Los que pensaban
seguir la visión ética del hadit no tenían la misma concepción de continuidad del tiempo, de
los acontecimientos, de la fiscalidad que los que utilizaban las reglas del razonamiento de la
jurisprudencia. Los primeros se ocuparon de hacer una historia más sagrada porque querían
historiar el Islam; los segundos segregarán una historia más profana, más cultural.

El término hadit se especializó para la tradición profética (menos entre los si’íes); jabar
aplica a todos los hechos historiables y se caracteriza por los siguientes rasgos: 1) no admite
nexos causales entre dos hechos; 2) la acción se presenta casi siempre en forma de dialogo
entre los actores; 3) mientras la historia musulmana no representa más allá de siglo y medio
y el interés no está puesto en los hechos en sí mismos sino en el significado político-
religioso de los acontecimientos, la demanda de los historiadores queda insatisfecha. Nace
la forma analística.

V. Cuestiones de cronología y períodos historiográficos.

Alrededor del 610 parece que terminó la revelación. Aquellos que conocieron al Profeta
contaron sus historias. Veteranos de batallas y conquistas y surgen géneros historiográficos
posteriores: sira, vida del Profeta y magazi, relación de las campañas militares en las que
participó. Al principio no se diferenciaban y eran inseparables.

La carta documental surge de las funciones del Estado en los siglo VII y VIII. Están
fechados por lo que se infiere que empieza a haber burocracia y una conciencia cronológica
en la elite árabe.

Un segundo periodo va del 730 al 830 donde se puede hablar de historiografía islámica.
Donde se recoge por escrito la biografía del Profeta y cronísticas.

El problema de la sira es la autenticidad. Ningún texto es del primer siglo y las diferentes
versiones responden a divergencias en cuanto a contenido y cronología. Así, cuanto más
tardía son las fuentes, más pretenden saber sobre el Profeta pero las fuentes no islámicas a
menudo están en desacuerdo con las islámicas.
La sira, sin embargo, se convirtió en una especie de escritura santa a la que no se critica.

Con el tiempo aparecen las biografías de califas, emires, etc. Y la historia se convierte en
sinónimo de biografía

Los magazi caracterizaban a los primeros relatos sobre la biografía del Profeta hasta que
aparece la sira y se diferencian. La aplicación prñactica de los magazi concierne a las reglas
de la guerra contra los infieles, los apóstatas y los rebeldes así como a la manera de
tratarlos. La utilidad radica en la reconstrucción del islam primitivo.

La prosopografía (tabaqat) es la compilación del material biográfico organizado


cronológicamente y sus características son: 1) modelo biográfico que hace importante a
alguien en la medida en que pertenece a un grupo determinado; 2) elaborado con
información y anécdotas que permite al lector sacar conclusiones; 3) estructura flexible que
se diferencia según el autor.

La tabaqa es una división islámica y es la división cronológica más antigua.

VI. La historia cronológica árabo- Islámica (ta’rij)

La historia analística se organiza según los años de la era de la hégira.

La otra forma de historia cronológica se organiza teniendo en cuenta los reinados de los
sucesivos califas y las historias dinásticas.

La organización burocrática llevó a considerar a secretarios y cortesanos como las


principales autoridades para la historia política relegando a los que se ocupaban de la
religión.

Las historias universales, por otro lado, comienzan con los hechos del Dios Creador,
subraya una visión teológica y teocéntrica. La parte preislámica es la preparación para poner
de relieve la venida del Profeta.

También podría gustarte