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NAVARRO ESPINACH, Germán y VILLANUEVA MORTE, Concepción.

“Aproximación a la historia de la
sexualidad medieval desde fuentes turolenses y medievales”. En UBIETO, Agustín (ed.). V Jornadas de
Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI, Ejea 20-22 de diciembre de 2002, 1.ª ed., Zaragoza:
Instituto de Ciencias de la Educación, Universidad de Zaragoza, 2005; pp. 103-121.

Aproximación a la historia de la
sexualidad medieval desde fuentes
turolenses y valencianas*

Germán Navarro Espinach


Concepción Villanueva Morte

Universidad de Zaragoza

1. DEBATE CONCEPTUAL

Nuestra pretensión en este trabajo no es otra que la de poner por escrito las
reflexiones a las que llegó el profesor Germán Navarro en su conferencia sobre
“La historia de la sexualidad medieval desde fuentes valencianas y turolenses”,
presentada para el V Curso de Historia medieval organizado por la Fundación Santa
María de Albarracín, que este año trató la temática del “Sexo y la sexualidad en la
Edad Media”. Hemos querido reproducir algunas de las ideas que se mencionaron
durante el transcurso del citado curso, celebrado el pasado mes de septiembre
de 2002, tratando de ampliar el estudio de carácter heurístico, puesto que se han
revisado nuevas fuentes enriqueciendo notablemente el corpus documental al que
inexorablemente iremos aludiendo en el desarrollo de nuestra exposición.

* El presente estudio se integra en el proyecto de investigación Prosopografía de las sociedades


urbanas en Aragón, siglos XIV-XV. Estrategias sociales y comportamientos individuales en los
grupos dirigentes urbanos, financiado por la Dirección General de Ciencia y Tecnología del Gobierno
Español para el período 2001-2003 (referencia BHA2000-1342), y del que forman parte José Ángel
Sesma Muñoz (investigador principal), Juan J. F. Utrilla Utrilla, Carlos Laliena Corbera y Germán
Navarro Espinach.

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Germán Navarro Espinach y Concepción Villanueva Morte

Durante la Edad Media, a pesar de las intensas creencias religiosas y del gran
poder del clero, existe cierta promiscuidad, y el sexo impregna muchas actividades de
la vida cotidiana. Se trataba de una válvula de escape, un desahogo ante una vida corta
y sin comodidades, sometida a continuas guerras, hambre y epidemias. Contando con
esta reflexión previa exponemos el principal objetivo de este escrito, que se centra en
realizar un breve ensayo práctico acerca de la historia de la sexualidad medieval en
dos territorios hermanados por el contacto –relaciones comerciales y humanas– en
función de la proximidad y la complementariedad existente entre ambos.

Comenzaremos exponiendo someramente cuáles son los problemas de


método y conceptuación a la hora de investigar la historia de la sexualidad en un
espacio y un tiempo concretos, intentando responder a los interrogantes de por qué
hacerlo, con qué fin y de qué manera se puede abordar su estudio.

Muchos y muy variados son los autores que se han dedicado a escribir sobre el
sexo y la sexualidad, y ello desde distintas disciplinas. Han sido historiadores como
Flandrin1, periodistas y psiquiatras como Foucault2, antropólogos como Godelier3,
y, más recientemente, psicólogos y sexólogos como la profesora Tiefer4, quienes
nos han facilitado las pautas para poder interpretar con criterios fundados cuál ha
sido el origen y la evolución de la sexualidad en el mundo en que vivimos.

El sexo y la sexualidad son dos conceptos que empiezan a aparecer en


documentos a partir del siglo XVII, según apunta Michel Foucault en su primer
volumen de carácter introductorio. Pero será a partir del siglo XIX con la aparición
de la nueva burguesía cuando comience la valoración y la preocupación por el
culto al cuerpo, que podríamos considerar similar a lo que anteriormente fue el
tema de la limpieza de sangre para la nobleza feudal. Lo que inicialmente fue
un concepto de clase se ha convertido hoy en asunto de primera portada si
consideramos las múltiples facetas en las que está presente el tema del sexo
y la sexualidad (gimnasios, dietética, pornografía, obsesiones, entre un largo y
extenso etcétera).

1. J. L. FLANDRIN, La moral sexual en Occidente, Barcelona, Juan Granica Ediciones, 1984.

2. M. FOUCAULT, Historia de la sexualidad, 3 vols., Madrid, Siglo Veintiuno, 1978-1987, especialmente


importante el primer volumen introductorio subtitulado La voluntad de saber.

3. M. GODELIER, «Le sexe comme fondement ultime de l’ordre social et cosmique chez les Baruya de
Nouvelle-Guinee. Mythe et réalité», en Le probléme des formes et des fondements de la domination
masculine, París, Les Cahiers du Centre d’Études et de Recherches Marxistes, 1976, pp. 1-44.

4. L. TIEFER, El sexo no es un acto natural y otros ensayos, Madrid, Talasa, 1996.

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Aproximación a la historia de la sexualidad medieval desde fuentes turolenses y valencianas

Lo que más irrita a algunos sexólogos, según Leonore Tiefer, es la idea


persistente de oír decir que el sexo es un acto natural, es decir, que se trata de
una función biológica sencilla y universal que, sin ninguna preparación, deben
experimentar, gozar y realizar todos los seres humanos aproximadamente de la
misma manera. No hay razón en ello, puesto que la autora piensa que se trata
de un concepto notoriamente cultural, ya que es comparable a cómo analizar la
música, la espiritualidad o la cocina, siendo a través de la introducción de ideas de
otras culturas y de diversos períodos históricos como se puede empezar a situar
a la sexualidad como cualquier otro potencial humano. De este modo, podemos
focalizar nuestro punto de arranque argumentando que el sexo no es un fenómeno
biológico, sino sociohistórico. Siguiendo con una de las hipótesis de trabajo que
barajaremos en nuestro ensayo, el cotejar cómo las orientaciones sexuales y la
percepción de la conducta sexual influyeron en la clase social.

La realidad es que aún dominan nuestras vidas ciertos elementos importantes


de la doctrina medieval sobre el sexo. Si en la Antigüedad los legisladores y
tratadistas parecían más preocupados por el efecto de las relaciones sexuales
sobre el orden social que deseosos de limitar o de controlar los actos sexuales,
imponían la ley que castigaba a aquellos cuyas acciones transgredían las
normas aceptadas por la elite; en la Edad Media primaba por encima de todo el
orden social, en un estatus superior al que ocupa en la actualidad el tema de la
sexualidad, que copa la mayor parte de facetas de nuestro mundo. De ahí que
podamos afirmar que los hombres y mujeres medievales eran en cierto sentido
más “liberales” que lo somos hoy en día, ya que generalmente algunas veces sólo
nos preocupamos por encasillar en categorías preconcebidas y escandalizar las
desviaciones sexuales.

2. BASES BIBLIOGRÁFICAS Y MODELOS DE ESTUDIO


PARA UNA HISTORIA COMPARADA

Durante mucho tiempo el estudio de la sexualidad como temática de investigación


histórica no ha sido objeto de interés para los historiadores. Los trabajos realizados
sobre la sexualidad en la Edad Media han sido, por tanto, escasos, más aún en
lo que se refiere a los reinos de Aragón y Valencia, limitándose únicamente a
resaltar los aspectos moralizantes, jurídicos e institucionales. En los últimos años,

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las nuevas corrientes historiográficas y el interés despertado por la Historia de


las Mujeres y la Historia de la Cultura y de las Mentalidades, así como por todos
los aspectos que caracterizan el mundo de los marginados, han dado una nueva
dimensión al fenómeno de la sexualidad. La curiosidad y los aspectos literarios han
dejado paso a estudios más profundos en los que la sexualidad es considerada
como un fenómeno social y cultural que forma parte de la vida urbana y rural y que,
por tanto, debe analizarse en relación a las estructuras sociales, demográficas,
sanitarias e ideológicas en que se apoya la sociedad medieval.

Es cierto que diversos autores han insistido en el tema de la sexualidad


en la Edad Media desde la óptica de una variopinta documentación y desde
ámbitos muy diversos. Conviene, por tanto, hacer una primera distinción entre
las investigaciones de carácter internacional frente a las investigaciones sobre el
ámbito español. Entre las primeras nos gustaría poner de relieve la obra de James
A. Brundage, que consideramos como una de las mejores síntesis de carácter
general sobre la sexualidad en la Edad Media, centrada indefectiblemente en el
tema del sexo. Mostramos a continuación una selección de bases bibliográficas
que resultan interesantes para afinar nuestro conocimiento sobre el tema:

BALDWIN, J. W., The Language of Sex. Five Voices from Northern France around 1200,
Lexington, 1994.

BOSWELL, J., Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad, Barcelona, Muchnik


editores, 1992.

BRUNDAGE, J. A., La ley, el sexo y la sociedad cristiana en la Europa medieval, México


D. F., Fondo de Cultura Económica, 2000.

CLEUGH, J., La vita sessuale nel medioevo, Milano, 1963.

Constructing Medieval Sexuality, edited by D. Lochrie, P. McCracken and J. A. Schultz,


Minneapolis, University of Minnesota Press, 1997.

DUBY, G., El amor en la Edad Media y otros ensayos, Madrid, 1990.

FLANDRIN, J. L., Un temps pour embrasser: Aux origines de la morale sexuelle


occidentale (Vie-Xie siècles), París, Éditions du Seuil, 1983.

FLANDRIN, J. L., La moral sexual en Occidente. Evolución de las actitudes y


comportamientos, Barcelona, 1984.

FIRPO, A. R. (ed.), Amor, familia y sexualidad, Barcelona, Argot, 1984.

FOUCAULT, M., Historia de la sexualidad. La voluntad de saber, Madrid, 1987.

GOODY, J., La evolución de la familia y el matrimonio en Europa, Barcelona, 1986.

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Aproximación a la historia de la sexualidad medieval desde fuentes turolenses y valencianas

JACQUART, D., THOMASSET, C., Sexualidad y saber médico en la Edad Media,


Barcelona, Labor, 1989.

Mariage et sexualité au Moyen Âge. Accord ou crise?, Colloque International de Conques


sous la direction de M. Rouche, París, Presses de l’Université de Paris-
Sorbonne, 2000.

MOORE, R. I., La formación de una sociedad represora. Poder y disidencia en la Europa


occidental, Barcelona, Crítica, 1989.

OTIS-COUR, L., Historia de la pareja en la Edad Media. Placer y amor, Prólogo de J. P.


Fusi, Traducción de A. Dieterich, Madrid, 2000.

RICHARDS, J., Sex, dissidence and damnation. Minority Groups in the Middle Ages,
London-New York, 1990.

ROUSSIAUD, J., La prostitución en el Medievo, Barcelona, 1986.

ROY, Br. (dir.), L’Érotisme au Moyen Âge, París-Montreal, 1977.

Sex, love and marriage in medieval literature and reality: themastische Beitrage im
Rahmen des 31th International Congress on Medieval Studies and der
Western Michigan University (Kalamazoo USA, 8-12 mai 1996), Reineke-
Verlag, 1996.

WIESNER-HANKS, M., Cristianismo y sexualidad en la Edad Moderna: la regulación del


deseo, la reforma de la práctica, Madrid, Siglo Veintiuno, 2001.

Entre las investigaciones de tipo nacional destacamos la pluralidad de enfoques


sobre los que se ha trabajado, poniendo varios casos paradigmáticos: desde el
punto de vista de la sexualidad practicada por las minorías étnico-religiosas, el
tema de la violencia y la criminalidad, el estudio del cuerpo y la sexualidad desde
las miniaturas, la épica o la literatura medieval, la perspectiva sexual de género
(historia de las mujeres), o el tema del patriciado urbano y el poder fundamentado
en fuertes dosis de control social:

ARJONA CASTRO, A., La sexualidad en la España musulmana, Universidad de Córdoba,


1985.

ASSIS, Y. T., “Sexual Behaviour in Medieval Hispano-Jewish Society”, en Jewish History.


Essays in honour of Chimen Abramsy, Londres, 1988, pp. 36-40.

CÓRDOBA DE LA LLAVE, R., El instinto diabólico. Agresiones sexuales en la Castilla


Medieval, Universidad de Córdoba, 1994.

CÓRDOBA DE LA LLAVE, R., “Criminalidad sexual en la Edad Media. Fuentes, estudios


y perspectivas”, en Historia a Debate. Medieval, Universidad de Santiago de
Compostela, 1995, pp. 49-61.

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Germán Navarro Espinach y Concepción Villanueva Morte

CORTI, F., “Cuerpo y sexualidad en las miniaturas de las Cántigas de Alfonso X el Sabio”,
en Temas Medievales, 3 (Buenos Aires 1993), pp. 121-138.

DEYERMOND, A., “La sexualidad en la épica medieval española”, en Nueva Revista de


Filología Hispánica, 36 (1988), pp. 767-786.

FIRPO, A. R., “Los reyes sexuales (Ensayo sobre el discurso sexual durante el reinado
de Enrique IV de Trastámara, 1454-1474)”, en Mélanges de la Casa de
Velásquez, 20 (1984) y 21 (1985), pp. 217-227 y 145-158, respectivamente.

GARCÍA HERRERO, Mª. C., “El mundo de la prostitución en las ciudades bajomedievales”,
en Cuadernos del C.E.M.Y.R. (Centro de Estudios Medievales y Renacentistas),
4 (1996), pp. 67-100.

GARCÍA IGLESIAS, L., “La edad difícil y la sexualidad adolescente en la España


visigoda”, en Hispania Antiqua, 6 (1976), pp. 79-96.

JIMÉNEZ MONTESERÍN, M., Sexo y bien común: notas para la historia de la prostitución
en la España moderna, Cuenca, 1994.

LACARRA, M. E., “Parámetros de la representación de la sexualidad femenina en la


literatura medieval castellana”, en La mujer en la literatura hispánica de la
Edad Media y el Siglo de Oro, Ámsterdam, Rodopi, 1993, pp. 23-43.

LÓPEZ BELTRÁN, M. T., La prostitución en el reino de Granada en época de los Reyes


Católicos: el caso de Málaga (1487-1516), Málaga, 1985.

NARBONA VIZCAÍNO, R., Pueblo, poder y sexo. Valencia medieval (1306-1420),


Diputación de Valencia, 1992.

SABATÉ I CURULL, F., “Evolució i expressió de la sexualitat medieval”, en Anuario de


Estudios Medievales, 23 (1993), Barcelona, CSIC, pp. 163-195. Y, del mismo
autor, Història de la sexualitat medieval (en prensa).

TEMPRANO, E., Vidas poco ejemplares. Viaje al mundo de las rameras, los rufianes y
las celestinas (siglos XVI-XVIII), Madrid, 1995.

VÁZQUEZ, F., MORENO, A., Poder y prostitución en Sevilla (siglos XIV al XX). I. La Edad
Moderna, Sevilla, 1995.

VÁZQUEZ, F., MORENO, A., Sexo y razón: una genealogía de la moral sexual en España
(siglos XVI-XX), Madrid, Akal, 1997.

De todos estos puntos de partida temáticos en los que ha habido interés por
esta cuestión, nosotros abogamos por el estudio de una historia social basada en la
división sexual del trabajo, en la que hay que distinguir y tener muy presente el asunto
de la jerarquía laboral del sexo, en la creencia de que el estudio sobre la sexualidad
humana interesa para comprender las estructuras formativas del ser humano.

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Aproximación a la historia de la sexualidad medieval desde fuentes turolenses y valencianas

3. TIPOS DE INFORMACIÓN EN FUENTES


ARAGONESAS Y VALENCIANAS MEDIEVALES

La historia de la sexualidad medieval puede abordarse desde el análisis de


una heterogénea gama de fuentes (documentales, iconográficas, arqueológicas,
cerámicas...) que nos despliegan una amplia diversidad de posibilidades para su estudio.
Sin embargo, advertimos que hemos centrado nuestra investigación fundamentalmente
en fuentes de tipo archivístico en su mayoría inéditas, con naturalezas institucionales
diversas y variados grados de intencionalidad, lo que nos conduce a comenzar haciendo
una clasificación en función del origen y finalidad de las mismas.

3.1. Legislación aplicada

En primer lugar damos pie a comentar las fuentes de carácter legislativo que
concentran su corazón principalmente desde el siglo XIII al XV. Para el reino de Aragón
contamos con la publicación de los Fueros, observancias y actos de corte del reino
de Aragón5, que reúne legislación de los siglos XIII-XVII y la primera compilación foral
realizada por el obispo Vidal de Canellas en Huesca en 12476. De esta última resulta
sugestivo reflejar dos disposiciones que versan sobre el adulterio y el estupro7.

Si descendemos en escala nos encontramos con la legislación de tipo particular


con la que cuentan las distintas ciudades, villas y lugares del reino. El fuero de
Teruel del año 1177 –aunque hay que tener en cuenta que la versión conocida
es de 1260-1265– recoge una importante nómina de disposiciones8. También la

5. P. SAVALL y S. PENEN, Fueros, Observancias y Actos de Corte del Reino de Aragón, Zaragoza,
1591 (edición facsimilar Tomos I y II, acompañada de un tomo III con estudio preliminar, traducciones,
textos complementarios e índices. Edición dirigida por J. Delgado Echeverría; editan Ibercaja y el
Justicia de Aragón, Zaragoza, 1991).

6. M.ª D. CABANES, A. BLASCO y P. PUEYO, Vidal Mayor. Edición, introducción y notas al manuscrito,
Zaragoza, Libros Certeza, 1996.

7. Delito penal que consiste en el acceso carnal de un hombre con una menor (12-18 años). Es la
traslación de lo que hoy podríamos considerar pederastia (homosexualidad con niños menores) o
pedofilia (abusos con niños).

8. Véase J. CASTAÑÉ LLINÁS, El Fuero de Teruel, Zaragoza, 1989, epígrafes: 6: “Que el padre herede
los bienes de su hijo y el hijo los de su padre”; 308: “Que los vestidos sean de la esposa después de la
desfloración o coito”; 362 y 363: “Del que viole y engendre un hijo de una mora ajena”; 364: “Del que
viole a una mujer o la rapte”; 365: “Qué mujer sea creída por violación”; 366 y 367: “Del que viole a una
casada o a una monja”; 368: “Del que coja a su mujer en adulterio”; 369 y 370: “Del que injurie a un
hombre o a una mujer”; 374: “Del que cometa adulterio”; 375: “Del bígamo que tenga dos esposas al
mismo tiempo”; 382: “De las alcahuetas”, y 386: “De la mujer que sea sorprendida con un infiel”.

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carta puebla9 y el Fuero de Albarracín de 122210 cuentan con ejemplos vistosos


sobre el tema de la regulación de las prácticas sexuales. Es, por ejemplo, en la
primera donde se regula desde el aborto voluntario o por violación, pasando por el
adulterio, las alcahuetas, la barraganía, la bigamia, el concubinato, la castidad de
los viudos, la desfloración, la desheredación de hijos adulterinos o de hijos de mora
ajena, la violación o forzamiento de una mujer, la mancebía, las mujeres (forzadas,
adúlteras, públicas, alcahuetas o medianeras, tenidas contra la voluntad del
marido, infieles), las monjas o moras ajenas forzadas, hasta llegar a la prostitución
o la sodomía; en el fuero de Albarracín se repiten muchas de estas disposiciones
y otras nuevas, como el hincapié que se hace en el tipo de exclusión ideológica.

Así como tampoco son nada desdeñables los asientos de los que dispone
la Suma de Fueros de Juan del Pastor11, primera edición impresa de los Fueros
de Santa María de Albarracín y de Teruel; se trata, por tanto, de una compilación
formada para servir a los fines prácticos de la vida jurídica, que también interesa
al historiador en cuanto indica la época a que pertenece cada disposición. Como
vemos, cuenta con un interesante repertorio acerca de la regulación de adulterios
y otras fornicaciones. Y el Fuero de Alfambra12, que data de los años 1174-1176,
con la última modificación realizada en 1266, alberga un aparato legal referido a la
sexualidad muy peculiar, instaurando la definición de “cornudos” y mostrando tres
categorías de mujer forzada (puta, manceba y casada).

Aunque hemos aludido básicamente a las fuentes legislativas disponibles


para el ámbito turolense, no debemos desdeñar su aplicación en otros marcos
geográficos y temporales, como es el caso del Fuero de Montalbán13, el de Alcalá
de la Selva14, el de Daroca15, el de Calatayud16 o el de Jaca17.

9. C. RIBA Y GARCÍA, Carta de población de la ciudad de Santa María de Albarracín, Zaragoza, 1915.

10. A. GONZÁLEZ e I. GONZÁLEZ, “Fragmentos del fuero latino de Albarracín”, en Anuario de Historia
del Derecho Español, VIII (1931), pp. 415-495; y G. TILANDER, “El fuero latino de Albarracín”, en
Revista de Filología Española, XX (1933), pp. 278-287.

11. J. del PASTOR, Suma de fueros de las ciudades de Santa María de Albarracín y de Teruel y de
las Comunidades de las aldeas de dichas ciudades y de la villa de Mosqueruela, y de otras villas
convecinas, Valencia, Imprenta de Jorge Costilla, 1531.

12. M. ALBAREDA Y HERRERA, Fuero de Alfambra, Madrid, 1925.


13. A. I. LAPEÑA PAÚL, El Fuero de Montalbán, Zaragoza, 2000.
14. A. GARGALLO MOYA, “Una nueva versión del Fuero de Daroca: su adaptación a la villa turolense
de Alcalá de la Selva”, en Homenaje a Purificación Atrián, Teruel, 1996, pp. 411-423.
15. M.ª del M. AGUDO ROMEO, El Fuero de Daroca. Introducción, edición crítica, traducción, estudio
léxico y concordancia, Zaragoza, 1992.

110 V Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI


Aproximación a la historia de la sexualidad medieval desde fuentes turolenses y valencianas

En el reino de Valencia la legislación presenta la compilación de los fueros18


y la colección de privilegios reales19, ambas obras centradas en los siglos XIII-
XVI. Conviene hacer hincapié en los distintos mandatos reales y normativa foral
dedicada a reglamentar el adulterio, el estupro, las alcahuetas y las malas mujeres.
Asimismo, en 1337, Pedro II mandó dirigir un burdel, organizado como una
pequeña comunidad, a un regente nombrado por el Justicia Criminal de Valencia
para sustituir la mítica figura del rey Arlot, a causa de los abusos que cometía20. La
formación de léxico y categorías que se hacen frecuentes se muestra en el caso de
la exclusión ideológica de judíos y moros. Ya en 1311 una provisión real de Jaime II
viene a sumarse a la legislación foral prohibiendo las relaciones entre musulmanes
y prostitutas cristianas21.

Comprobamos cómo castigando delitos sexuales se producen normas de


conducta sexual. El adulterio es un delito reflejado en gran parte de la normativa
foral; tanto es así que lo encontramos en el Vidal Mayor, en el Fuero de Valencia,
en el de Teruel y en el de Alfambra. La bigamia aparece reglamentada en el Fuero
de Teruel y en el de Alfambra; mientras que el concubinato se contempla en estos
dos y en el Fuero de Albarracín. Como último ejemplo proponemos la violación, que
se da cita en la mayor parte de la normativa foral revisada, desde el Vidal Mayor,
el Fuero de Teruel, el de Albarracín, hasta el de Alfambra.

Podríamos concluir este primer apartado insistiendo en que hay al menos dos
argumentos comunes al elemento legislativo: el primero es la similar composición y
tono con el que cuentan la redacción de todos estos fueros y las cartas de población,
sirviendo a la finalidad con que se ejecutan; y el segundo es que conviene señalar
las limitaciones que presenta este tipo de fuentes, ya que constituyen el reflejo de
las disposiciones teóricas que plasman las autoridades y el poder local con ánimo

16. J. M. RAMOS LOSCERTALES, Fuero de Calatayud, Barcelona, 1927; J. I. ALGORA HERNANDO y


F. ARRANZ SACRISTÁN, Fuero de Calatayud, Zaragoza, 1982.
17. J. M. RAMOS LOSCERTALES, Fuero de Jaca, Barcelona, Facultad de Derecho, 1927.
18. G. COLÓN y A. GARCÍA, Furs de Valencia, 6 vols., Barcelona, desde 1970; P. J. TARAÇONA,
Institucions dels furs i privilegis del regne de Valencia, Valencia, 1580 (edición facsimilar de Del
Senia al Segura en 1976).
19. L. ALANYA, Aureum Opus Regalium Privilegiuorum Civitatis et Regni Valentie, Valencia, 1515
(edición facsimilar de Anubar en 1972). Sobre la nueva edición de los privilegios de Jaime I
consúltese el Liber privilegiorum civitatis et regni Valencie. I. Jaume I (1236-1276), edición a cargo
de J. Cortés, Universitat de València, 2001.
20. Aureum Opus…, citado, privilegio 8, f. 103, «De revocatione Officii regis Arloti».
21. Ibídem, p. 162, f. LI.

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de controlar y castigar los excesos sexuales; pero otra cosa bien distinta es cómo la
sociedad aplicaría esta normativa en su vida cotidiana, en la práctica real. Aunque
hay que reconocer que el derecho era la base esencial de la convivencia humana
en la Edad Media, eso no significa que la norma por sí misma fuera el espejo de la
aplicación real de los fueros en la vida cotidiana de estas gentes.

3.2. La doctrina cristiana medieval:


tratados morales y predicaciones religiosas

Un segundo tipo de fuentes de las que podemos beber para encontrar


argumentos que nos ayuden en la compleja tarea de esgrimir en líneas motrices
la historia de la sexualidad son los tratados morales y las predicaciones de tipo
religioso. La Iglesia y el Estado aunaban sus esfuerzos para intentar mantener las
reglas del juego y no perturbar el orden social, por lo que el miedo a la transgresión
del orden moral era uno de los pilares centrales de preocupación. Pongamos un
ejemplo ilustrativo, los fenómenos de exclusión ideológica y étnica eran muy
significativos si tenemos en cuenta que la pena o castigo era doble si se trataba de
un quebrantamiento de la ley protagonizado por moros o judíos.

Contamos con al menos dos ejemplos de la acción de la intelectualidad


eclesiástica en la Valencia medieval. El primero de ellos es el gerundense Francesc
Eiximenis (1330-1409), maestro franciscano de teología de prestigiosa formación
europea, que residió en Valencia de 1384 a 1408, teniendo gran influencia entre
el patriciado burgués con sus numerosas obras, entre las que cabe destacar El
Llibre de les dones, Lo Crestià, considerada como una gran enciclopedia de cuatro
volúmenes sobre el buen cristiano, y, finalmente, el Regiment de la cosa pública22,
escrito en 1383, cuya edición reprodujo el 28 de enero de 1499 Cristóbal Cofman de
Basilea y de la cual no se ha conservado el manuscrito original de finales del siglo
XIV23. En esta última obra de referencia el autor deja traslucir la exaltación de la
virginidad y el menosprecio de la riqueza, tratando de esquivar a los que recriminan

22. F. EIXIMENIS, Regiment de la cosa pública, Barcelona, Barcino, 1927; y más reciente es la edición
facsimilar de Librerías París-Valencia, Valencia, 1991.

23. Conviene recordar, no obstante, que C. Wittlin ha puesto en duda la autoría de Eiximenis de la
conocida carta-proemio, que más bien parece obra de un interpolador de finales del siglo XV;
al respecto, C. WITTLIN, “L’edició de 1499 del ‘Regiment de la cosa publica’. Les revisions i
ampliacions al text, l’endreça i al comita escrits per Francesc Eiximenis el 1383”, en Boletín de la
Sociedad Castellonense de Cultura, LXIX (1993), pp. 441-459.

112 V Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI


Aproximación a la historia de la sexualidad medieval desde fuentes turolenses y valencianas

el matrimonio24, los que practican la fornicación propia de herejes, el adulterio, etc.;


también justifica ideológicamente lo que sanciona la legislación desde la religión
cristiana, interpretando el orden social como sinónimo de lo sagrado.

Y el segundo lo escenifican los bien recibidos sermones de San Vicente Ferrer


(1350-1419), que compuso durante los siete años que transcurren entre 1412 y
1419. Este santo fue en vida un importante teólogo dominico y predicador miembro
de una familia noble de origen valenciano que predicó por todos los rincones de
nuestra Península y en varias regiones de Francia, Italia y Suiza. Hasta nosotros
han llegado aproximadamente unos trescientos sermones agrupados en cuatro
volúmenes que se conservan en la Catedral de Valencia. Todos, junto a los
que componen su serie de Cuaresma, fueron editados respetando la redacción
original que se les dio apenas unos años después de que aconteciera la muerte
de San Vicente. Sus sermones redundan en el mismo sistema de valores: trata,
por ejemplo, de considerar las relaciones sexuales entre la interconfesionalidad.
Predicó contra la lujuria, no contra el burdel; en uno de ellos manifiesta “puterías
particulares que hoy no tienen ley, todas las quieren probar (cristianos con moros y
judíos), bestias, hombres con hombres, no hay límite... incluso los niños”; este es
el ambiente que reflejan ciertas actas del Justicia Criminal de Valencia coetáneas a
San Vicente Ferrer, tal y como lo contempla en los estudios de criminalidad sexual
elaborados por el profesor Narbona. Lo que hoy llamamos sexo o sexualidad
para él era pecado de lujuria, y lo compara con la más repugnante enfermedad;
en cambio, tolera la sexualidad de los célibes a través del burdel controlado y
segregado: que no se extienda por todas partes en la ciudad. El control de la
prostitución se traducía en un importante filón de beneficios; en este sentido, es
bien conocido que hacia 1400 una treintena de hostales diseminados por la ciudad
albergaba la prostitución clandestina, al margen de la legalidad que implicaba el
burdel principal de la capital.

Restaría por consultar el contenido de los diversos concilios y sínodos


provinciales medievales reseñados en el ya clásico artículo de Zunzunegui25,
como los publicados en la obra de Aznar26, llenos de simbolismo y riqueza
interpretativa.

24. Argumento lógico si pensamos que Eiximenis consideraba que el matrimonio era el regimiento
básico de la cosa pública.

25. J. ZUNZUNEGUI, “Concilios y sínodos medievales españoles”, en Hispania Sacra, I (1948), pp. 127-132.

26. F. R. AZNAR GIL, Concilios Provinciales y Sínodos de Zaragoza de 1215 a 1563, Zaragoza, 1982.

V Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI 113


Germán Navarro Espinach y Concepción Villanueva Morte

3.3. Control municipal de la prostitución

La prostitución estuvo regulada hasta el siglo XIII por el derecho canónico y


más tarde por el poder civil en un intento por normalizar el papel de las casas
de prostitutas en las ciudades, por eso nos encontramos con pocas penas
contra las prostitutas (en realidad sólo la excomunión menor); no se condena la
promiscuidad sexual, sino el engaño y los beneficios económicos que obtiene el
proxeneta (cuyas penas iban desde el destierro hasta la muerte). La razón básica
de esta regularización era el evitar grandes vicios y daños a las personas honradas
aceptando la prostitución como mal menor.

Esto trajo consigo el que se fuera a la caza de la prostituta fuera del recinto de
la mancebía. Así, estaba prohibido que una mujer soltera estuviera a solas en su
casa con un hombre bajo la acusación de, o bien ser una prostituta o una pecadora.
Las mujeres que residían en el burdel tenían prohibido salir de allí sin permiso, y en
el caso de ser encontradas en la ciudad o en cualquier otro lugar de su término se
les obligaba a volver y a pagar cierta cantidad de dinero que podía variar en cada
caso. De ahí que se insista en la necesidad de que éstas deberían ser recluidas
en lugar público, teniéndolas bajo supervisión y control27, imponiendo la pena de
exilio a quien de ellas osara salir de la casa de las fembras públicas y adentrarse
en la ciudad dispersándose por la plaza donde habitan las buenas28. De la misma
forma, se establece como norma para evitar el adulterio el enviar a cualquier mujer
que se encuentre a solas con un hombre casado al burdel de la ciudad. Además,
se establece como castigo a los padres que vendan a una hija para que abusen de
ella la pena de ser azotados hasta la muerte, y lo mismo para los hombres casados
que prostituyan a su esposa.

La regulación de la prostitución por parte de la moral cristiana aparece también en


el Aureum Opus de Valencia, que habla de las mujeres públicas como aquellas que
libran su cuerpo a muchos públicamente, mientras que en Aragón se regulan mandatos
contra rufianes en las Cortes de Monzón de 1390, y dictámenes para que las putas no
puedan llevar vestidos con ningún tipo de lujos en las Cortes de Monzón de 1553. Este
control e institucionalización de la práctica de la prostitución suponía: por una parte,
un aumento de la natalidad contra los homosexuales, y, por otra, un flagrante negocio
al tiempo que una salvaguarda para el orden matrimonial, válvula de escape para los
excesos sexuales y una vigilancia del orden público y de la tranquilidad familiar.

27. A.H.P.T., Secc. Concejo de Teruel, Caja 3, doc. 10, Manual de Actos, 1472-II-14, f. 47 r.

28. Ibídem, 1472-III-5, ff. 55 r-55 v.

114 V Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI


Aproximación a la historia de la sexualidad medieval desde fuentes turolenses y valencianas

El control municipal de la prostitución como sexualidad tolerada es posible


captarlo a través de los libros de ordenanzas y series de manuales de actas de
los concejos de Valencia, Castellón o Teruel desde el siglo XV, entre otras muchas
conservadas en los distintos archivos municipales turolenses para la Edad Media:
Cella, Mirambel, La Cuba, Puertomingalvo, Tronchón, Cantavieja, La Fresneda,
Albarracín, Alcalá de la Selva, Bezas, Bronchales, Gea de Albarracín, Pozondón,
Rubielos de Mora, Terriente, etc...29.

Las actas municipales castellonenses reflejan prototipos significativos de


prácticas sexuales, como el notario Bernat Sala, que en 1423 dice que el hecho
de que las prostitutas estén fuera de los muros de la villa era una cosa “fort
impropia; escandalosa”, de manera que había que construir un burdel o lupanar,
aislándolas en el hospital mayor de la villa durante Semana Santa para que no
cometiesen pecado. En 1437 se refleja cómo el burdel (edificio) estaba casi
en ruinas, las prostitutas no sabían dónde estar, así que tenían que dormir en
hostales y casas privadas dentro de la villa, y tenían que cometer sus pecados
allí dentro, en unas casetas que había cerca de la Puerta o Portal de la Feria,
donde todas las noches se formaba tal gran “tarbulería” por parte de los jóvenes
y mozos solteros (fadrius), de los que aquella zona de la villa estaba poblada
en exceso. Otra muestra es el pecado de la carnalidad que en las actas de
1457 se comenta que era muy frecuente en la villa, así que ordenaban en plazo
de tres días que se marcharan del término de Castellón todos los “alcavots e
freqüentadors de bordells”, y que ninguna mujer presumiera públicamente de
tener un amigo o amante (hom mullerat) porque sería enviada inmediatamente al
burdel (puix no sia dona honrada), ni tampoco se permitiría que ningún padre o
madre vendiese o dejase por dinero a su hija “per fornicar amb alguns hòmens”,
porque serían azotados hasta la muerte30.

Las series de manuals de consells del Archivo Municipal de Valencia nos


permiten conocer las medidas adoptadas por los dirigentes de la ciudad con
respecto a la prostitución urbana. El Bordell o Pobla de les fembres pecadrius
fue creado a iniciativa de Jaime II en el año 1325, pasando a denominarse ya en
el siglo XVII Portal Nou, que tuvo una organización idéntica, esto es, sin apenas
modificaciones, durante más de cuatrocientos años de su existencia, hasta su

29. Véase F. J. AGUIRRE GONZÁLEZ (dir.), Catálogo de los Archivos Municipales Turolenses I, II, III y
IV, Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, de 1982 a 1985.

30. IRADIEL, P., IGUAL, D., NAVARRO, G., APARICI, J., Oficios artesanales y comercio en Castelló de
la Plana (1371-1527), Castellón, Fundación Dávalos-Fletcher, 1995.

V Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI 115


Germán Navarro Espinach y Concepción Villanueva Morte

desaparición a mitad del siglo XVII; como igualmente atrayente es el léxico con
el que se denomina en las fuentes a las mujeres públicas: puta, bagassa, goça,
fembra pública, fembra peccadrius, fembres escuseres, fembra errada, dona
vil... Más interesante resulta conocer a los protagonistas de esta historia de la
sexualidad, por lo que M.ª Carmen Peris contabilizó en su estudio un total de
676 prostitutas con nombres y apellidos en Valencia entre 1367 y 1399, de entre
las cuales destaca tan sólo un 12% que indica su origen geográfico, llamando
portentosamente la atención que de todas ellas la mitad fueran castellanas. En el
mismo estudio documenta 280 hombres identificados para la misma cronología
entre rufianes (proxenetas) y clientes de las prostitutas31.

En Teruel, los manuales de actos del concejo o la documentación judicial


nos muestran ejemplos de conflictos o disputas ocasionadas por problemas
sexuales habidos entre sus habitantes o incluso en el mismo grupo marginal que
conformaban las prostitutas. Es el caso de Leonor la Zaragozana, “fembra” que el
miércoles 17 de enero de 1431 requirió que fuese apresada Elvira “otrosí fembra”
por razón que le había “rexinado la cara”. Ante el juez, Leonor la Zaragozana,
“fembra comuna”, un día después denuncia la ausencia y huida de Elvira, y pide
protección. Y será esta última la que tiempo después, el 24 de ese mismo mes,
acuse a Jaime Albardero que le había apuñeado, siendo apresado. Otro ejemplo
lo protagoniza Beatriz, “fembra mundana” que perdió una querella de un tal Pedro
Monzón, que fue liberado de la prisión el 14 de marzo del mismo año32. En 1465,
por causa de Juaneta, “fembra pública”, y las bregnas que se habían ocasionado
entre algunos jóvenes de Teruel y forasteros, piden que sea exiliada y si se le
vuelve a encontrar sería azotada por la ciudad33. Asimismo, en 1483, en el Concejo
de dicha ciudad se habla del crimen detestable que un moro de Albarracín cometió
por haber cabalgado una “fembra pública cristiana de Juan de Aguado” anoche
tarde (26 de agosto), el cual fue hecho preso34.

31. M. C. PERIS RODRÍGUEZ, Pobreza, marginalidad y crimen. La ciudad de Valencia (1350-1400), tesis
de licenciatura inédita, Universidad de Valencia, 1984; de la misma autora es el artículo de donde
hemos extraído los datos cuantitativos sobre “La prostitución valenciana en la segunda mitad del siglo
XIV”, en Revista d’Història Medieval, nº 1 (1990), Universidad de Valencia, pp. 179-199. En la misma
revista dedicada al tema de la ‘Violencia i Marginació en la societat medieval’ es también interesante
cotejar el artículo de V. GRAULLERA, “Los hostaleros del Burdel de Valencia”, pp. 201-213.

32. Archivo Histórico Provincial de Teruel (A.H.P.T.), Secc. Concejo de Teruel, Caja 22, doc. 1, Libro
manual de la carta de Pascual Benedito, juez de Teruel, 34 ff., fechado desde el 10 de enero hasta
el 31 de marzo de 1431.

33. A.H.P.T., Secc. Concejo de Teruel, Caja 2, doc. 5, Manual de Actos, 1465-XI-7, f. 61 r.

34. A.H.P.T., Secc. Concejo, Caja 4, doc. 15, Manual de Actos, 1483-VIII-26, f. 67 v.

116 V Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI


Aproximación a la historia de la sexualidad medieval desde fuentes turolenses y valencianas

Las medidas establecidas por el Concejo de la ciudad para controlar la


prostitución guardan estrecha relación con las promulgadas para reprimir el
aumento de la criminalidad que se experimenta en la segunda mitad del siglo XIV.
En este sentido, en 1374, el infante don Juan otorga un privilegio que confirma
las ordinaciones del concejo de Teruel (1372-II-14) contra ladrones y adúlteros
y aprueba las demandas del procurador de la ciudad contra los individuos
encarcelados por varios hurtos y maleficios, y contra Toda, mujer de Johan de
Visiedo, acusada de cometer adulterio con un moro35.

Junto a las mujeres públicas, celestinas, rufianes y proxenetas participan


activamente en el comercio del amor: son los intermediarios y los que obtienen
mayores beneficios. En Teruel, por ejemplo, hacia 1455 se pronuncia una
ordinación contra alcahuetes y rufianes, considerando dañina y peligrosa
su presencia en la ciudad, ya que son causantes de diversos escándalos,
bullicios, males, bregas e incluso muertes y otros males irreparables como se ha
demostrado por experiencia en la vecina ciudad de Valencia y en otras partes, por
lo que además se les advierte que no puedan traer ni tener fembra pública y que
tampoco puedan estar ni habitar en la ciudad ni arrabales y término de aquélla
bajo pena de ser azotados públicamente36. En 1499 se obliga a los rufianes y
amigados salgan de la ciudad y sus arrabales en un plazo de tres días, y a las
“malas mujeres, amigadas y bien deshonestamente fuera de sus maridos y otras
que hazen excessos de medianeras, alcahuetas y terceras” se vayan al público
de las malas mujeres o salgan de la ciudad en el mismo plazo bajo pena de recibir
cien azotes; mandato en el que se reincide unos meses más tarde al proclamar el
estatuto contra rufianes, amigados, vagabundos, malandrines y mujeres públicas,
amigadas y amancebadas37.

35. A.H.P.T., Secc. Concejo de Teruel, Documentación en pergamino, Carpeta Azul, 4, doc. 98, 1374-II-27.

36. A.H.P.T., Secc. Concejo, Caja 1, doc. 2, Manual de Actos, 1455-VII-7, f. 41 v. Un día después se
hizo pregón público de dicha ordinación y vedamiento sobre los alcahuetes, rufianes y otros que
formaban compañía con éstos.

37. Ibídem, Caja 6, doc. 18, Manual de Actos, 1499-VI-16, ff. 45 v-46 r.

V Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI 117


Germán Navarro Espinach y Concepción Villanueva Morte

3.4. Violencia sexual

La violencia sexual viene reflejada muchas veces en procesos y pleitos de


judiciarios y otros libros de actos judiciales del siglo XV en ambos reinos. Especial
interés ofrecen los Libros del Justicia de Castellón38 o las 107 signaturas del Archivo
Municipal de Puertomingalvo que se corresponden con judiciarios de los siglos XIV
y XV39. En contraste con la riqueza heurística, una de las grandes desventajas
con las que nos enfrentamos haciendo gala de este tipo de documentación es que
no debemos fiarnos a pies juntillas de lo que dicen los procesos judiciales, pues
debemos saber que están cargados de intencionalidad, como en realidad lo está
cualquier documento escrito, debiendo analizarlo con extrema cautela.

La acción del Justicia nos permite realizar al menos una tenue aproximación a
las prácticas reales de la sexualidad consideradas delictivas, frente a los hábitos
sexuales tolerados en la legalidad. Pero este tipo de noticias no sólo están
presentes en procesos incoados ante el Justicia Criminal, sino que también hay
testimonios de índole privada, de forma especial entre los protocolos notariales.

Rafael Narbona ha trabajado las actas del Justicia Criminal de Valencia


entre 1354 y 1409, captando casi un millar de casos de delitos sexuales, pero
no se ha dejado llevar por el tipologismo descriptivo, sino que ha indagado en la
reconstrucción de prosopografías, como es el caso de Juan de Daroca –hostalero
y regente del burdel de Valencia– y su esposa Leonor40, o el de Mencia, prostituta
castellana de dicho burdel41. Lanzamos desde aquí una apertura a nuevos caminos
de investigación, puesto que consideramos que la historia de la prostitución no se
va a revalorizar lo suficiente hasta que se reconstruyan las trayectorias sociales y
los comportamientos colectivos de sus protagonistas (biografías-tipo).

A veces aparecen documentos dignos de ser transcritos íntegramente por la


riqueza que encierran. Uno de ellos fue hallado en el protocolo notarial de Gil Abad,
formando parte de los fondos que integran el Archivo Notarial de Mora de Rubielos,

38. E. SÁNCHEZ ALMELA, “La escribanía del consell castellonense: siglos XIV-XV”, en Boletín de la
Sociedad Castellonense de Cultura, 67 (1991), pp. 147-497, concretamente los relacionados con
judiciarios y Llibres de la Cort del Justícia corresponden a pp. 483-486. F. TORRES FAUS (dir.), Cens-
guia d’Arxius de la Provincia de Castelló, Generalitat Valenciana, Consellería de Cultura, 1992, p. 85.

39. F. J. AGUIRRE GONZÁLVEZ (Dir.), Catálogo de los Archivos Municipales Turolenses (I), Teruel,
1982, pp. 118-133.

40. R. NARBONA VIZCAÍNO, Pueblo, poder y sexo. Valencia medieval (1306-1420), Valencia, 1992, p. 185.

41. Ibídem, p. 190.

118 V Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI


Aproximación a la historia de la sexualidad medieval desde fuentes turolenses y valencianas

en donde se refleja una curiosa demanda criminal por adulterio que entra en grandes
y sutiles detalles descriptivos. Se trata de un vecino de Sarrión llamado Domingo
Barrachina, quien denuncia ante el juez de la Comunidad de aldeas de Teruel a su
esposa Juana Monpon, diciendo que entre ellos fue contratado matrimonio “copula
carnale consumatum” y que por ello le debía guardar castidad y lealtad como marido
suyo que era, pero “por el espíritu del diablo” Juana había cometido adulterio con
muchos hombres de Sarrión, y señaladamente con Pascual Domingo, menor, clérigo
y párroco del pueblo, con el cual la dicha Juana fue encontrada por los jurados y
hombres de Sarrión de noche, “solo con sola” dentro de las casas de su marido.
Y “fueron vistos y trobados ensemble” y de allí sacaron los dichos hombres al
párroco y a Juana. Él en un descuido huyó, mientras que ella fue apresada. “Vieron
el lecho dentro de las dichas casas y demostrábase evidentemente que en aquel
habían yacido dos personas mayores”. Esto había sido posible porque el marido
denunciante solía ir por las noches fuera del pueblo a guardar ganado, y en otras
ocasiones ya habían aprovechado ellos para cometer el crimen del adulterio, por
muchas personas visto, puesto que incluso de día muchos otros hombres entraban
en la casa para yacer con Juana, para “faular et tocarse deshonestamente et encara
besarse”, siendo público y notorio en el pueblo que era “mujer de mala fama” que
“no temía a Dios ni a los oficiales reales”, autora de “muchos hurtos, vicios y delitos”,
según muchas y fidedignas personas lo testificaron42.

3.5. Fuentes literarias, tratados médicos y obras


dedicadas al ocio y esparcimiento

Las crónicas, la poesía y los relatos literarios constituyen otra de las vías
directas de información. El tema del amor cortés, característico de los siglos XII y
XIII, desempeña un relevante papel en el escenario medieval, un amor platónico por
el que el hombre rendía culto a la mujer de la que se había enamorado; el caballero
se empeñaba en ser merecedor de la dama, elevada a una imagen mítica que la
hacía inaccesible. Pero este amor sólo podía vivirse fuera del matrimonio, pues no
sobreviviría a la rutina diaria, y pronto encontró la oposición de la Iglesia. También
los cancioneros musicales y los romanceros de los siglos medievales reflejan muy
bien la concepción que se tenía de la sexualidad por parte del pueblo llano.

42. Archivo Notarial de Mora de Rubielos, Protocolo Notarial del siglo XV, notario Gil Abat, Sign. 612/2,
sin foliar.

V Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI 119


Germán Navarro Espinach y Concepción Villanueva Morte

De la misma manera, los tratados médicos, libros de recetas culinarias y


diversas obras dedicadas al ocio y esparcimiento registran ejemplos de seducción
singular sobre el placer, el amor y la sexualidad. El placer sexual es uno de los
más codiciados y buscados por la especie humana, de tal forma que el ser humano
se ha ocupado del sexo y de los afrodisíacos desde que la historia es historia.
En todas las culturas se han empleado filtros y pócimas de amor, ungüentos y
prácticas rituales para atraer al sexo opuesto, potenciar la sexualidad y la fertilidad,
preparados sobre todo por alcahuetas o mediadores, quienes los utilizaban para
llevar más fácilmente a cabo su misión.

3.6. Iconografía dispersa

Hay que tener en cuenta que la iconografía y las decoraciones cerámicas


constituyen seguramente uno de los mejores corpus de imágenes medievales no
salidas de la “cultura erudita” a la que estamos en disposición de acceder. Sin
embargo, este tipo de información sigue siendo nuestro gran handicap, ya que
seguimos privilegiando la escritura como fuente primaria de nuestra investigación.

No obstante, proponemos como fuente de estudio las ilustraciones del fuero


de Teruel; alguna de las tabicas que conforman las secciones de la techumbre de
la Catedral de Teruel; los restos cerámicos, como el aparecido en Valencia, que
contiene motivos eróticos del siglo XIV, o cualquier otro tipo de manifestaciones
artísticas (capiteles y portadas románicas o góticas, pinturas murales y retablos) y
arqueológicas (cantidad de objetos en forma fálica).

4. CONCLUSIONES

Referirse a una historia de la sexualidad y a las formas en que ésta se ha


vivido en tiempos y lugares distintos implica partir de un principio fundamental:
la sexualidad es un hecho cultural, premisa que convertimos en nuestra primera
reflexión. Esto quiere decir que cada cultura le otorga significados distintos, elabora
símbolos propios alrededor de la sexualidad y crea prácticas autóctonas acerca
de su vivencia. Partiendo de este principio, la cultura occidental cristiana creó su

120 V Jornadas de Estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI


Aproximación a la historia de la sexualidad medieval desde fuentes turolenses y valencianas

propia visión de la sexualidad, la cual no es un principio universal o una norma


única de comportamiento: es una forma, entre muchas, de asumirla.

Una segunda reflexión que se desprende de este trabajo es que los


historiadores podemos hablar mucho de manifestaciones sexuales, pero se nos
queda en el tintero, por así decirlo, la comprensión de la concepción del sexo,
de la mentalidad que los hombres y mujeres medievales tenían del mismo. Así
pues, sólo contamos con fuentes que hablan de reglamentación de determinadas
manifestaciones sexuales, que desgraciadamente resultan insuficientes para
asumir la historia interior de la propia sexualidad, tema donde los documentos son
absolutamente parcos y silenciosos.

Con este hilo argumental terminamos recordando que el principal objeto de


esta comunicación ha radicado, en última instancia, en saber un poco más de
nuestra identidad en la actualidad, en conocer cómo la concepción de la sexualidad
que tenemos hoy varía o no con respecto a la que tenían en la Edad Media. Y
nos sentiríamos satisfechos si hubiéramos conseguido desarrollar, aunque fuera
mínimamente, una conciencia crítica respecto a este tema, que es, al fin y al cabo,
la verdadera finalidad y sentido de la Historia.

En definitiva, la historia de la sexualidad medieval en Aragón y en Valencia se


ha puesto en marcha, pero antes de alcanzar un punto de saturación descriptiva,
se impone la prevalencia de la profundidad interpretativa y el trabajo en equipo
interdisciplinar, del cual todavía queda largo trecho por recorrer y múltiples
hipótesis por aprehender.

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