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TU PUEDES

Pocos nacen en la fecha en la que nací yo, 29 de febrero, era “rara” para el
resto de mis compañeros y, en efecto, era rara, tenía unos gustos
peculiares, para la mayoría de la gente, mis padres me decían que era
única, “especial”, pura mentira, tenía nariz, boca, y ojos. Ahora sí, era muy
inteligente, me encantaba estudiar. Pero, un día, mi madre enfermó, deje de
estudiar y de hacer mis tareas por cuidarla, mi padre empezó a tomar
alcohol desde que mi madre enfermó, así que, ya solo estábamos mi madre
y yo. Un día viendo la tele, vi una bailarina de ballet, era preciosa y
danzaba genial, el estado económico en nuestra familia era pobre, no nos
daba para mucho más que nuestras necesidades, y yo, lo entendía. Al día
siguiente me levante después de mis 5 horas de descanso para dormir y fui
al colegio. Y vi un folleto en uno de los corchos del pasillo, era un
concurso de baile, y daban bastante dinero al ganador, yo pensé en
participar, pero ¿Qué bailaba? Esa tarde pensé en muchos tipos de danzas
pero, ninguna me convencía, mi madre se estaba curando de su
enfermedad, así que podía ocupar más tiempo en mis ratos libres, después
de darle muchas vueltas a todas las danzas que conocía, elegí una. Así que
puse un pequeño puesto de limonada en la puerta de mi humilde piso para
conseguir el suficiente dinero para poder apuntarme a esa disciplina, y
pasaron segundos, minutos, horas, y nada, ni un alma me había comprado
nada. Mi madre se dio cuenta de lo que me pasaba así que sacó una
pequeña hucha de cerdito de uno de los cajones de su escritorio y un
mallot blanco, con un tutu rosa palo de una tela muy suave.
- Así es. - me dijo-
Mi madre fue bailarina de ballet, y lo dejo al romperse uno de sus tobillos,
cuando se recuperó era demasiado tarde, la escuela había cerrado. Mi
madre se ofreció a darme clases y a enseñarme, yo le respondí que no
hacía falta, ella insistió y acabé cediendo. Mi madre me puso el tutu y el
mallot y comencé a hacer los pasos que ella me indicaba así hasta que
dieron las 9 de la noche y tuve que irme a cenar y a continuación a dormir.
Esa era mi rutina diaria. Me levantaba, me duchaba, me iba al colegio,
volvía a mi piso, comía, hacía mis deberes, y empezaba a bailar. Poco a
poco se aproximaba la fecha del concurso, yo estaba muy agobiada, y mi
madre no ayudaba, simplemente se quedaba mirando como me empezaba a
preocupar mientras leía el periódico. Pasaba el tiempo y mi madre cada
vez se mostraba menos interesada, hasta el punto en el que ya, solo me
decía el paso que hacer y seguía con el periódico, yo cuando me cansaba
paraba y a ella eso le molestaba, me decía que no podía parar, que siguiese,
y con el tiempo logré hacer todos los pasos perfectos, según mi madre era
profesional, creo que exageraba, pero se mostraba bastante interesada por
verme, mi “maestra” de ballet me dijo que ya íbamos a empezar a practicar
el baile, primero, escogimos la música, después de mucho pensar mi
“maestra” escogió “El lago de los cisnes” simplemente puso la música sin
avisar y me dijo:
- Baila.
No sabía que hacer así que improvisé.
Lo último que recuerdo de la improvisación es a mi madre con el periódico
encima de las rodillas mirando al móvil para reproducir de nuevo la
música. Al día siguiente volví al colegio, cansada. Mi amiga Agatha un
poco tímida, con gafas y empollona, me acompañaba todo el pasillo hacía
clase con sus libros en la mano, ella me empezó a hablar desde que
enfermo mi madre, y desde entonces es mi mejor amiga, ella bailaba baile
contemporáneo, y iba a participar también en el concurso, bueno, digamos
que yo contribuí en su decisión. Esa tarde, como siempre volví a ensayar,
pero mi madre esa tarde no traía periódico, ni tampoco su viejo altavoz de
música, sino traía una antigua cámara de fotos y empezó a reproducir un
vídeo suyo, por su calidad, vestimentas y obviamente, su edad. Yo me
quedé fascinada viéndola, en el vídeo se podía ver como al principio mi
madre empezaba a presentar su nuevo baile que había montado ella misma,
y empezó a bailar, la música era el lago de los cisnes, me quedé
boquiabierta al ver como bailaba mi madre realmente estuve todo el rato
atenta a como bailaba mientras ella, callada, seguía mirándose orgullosa en
una pantalla, cuando terminó el vídeo fui a abrazarla, el momento de
madre e hija se acabó cuando mi madre corriendo sacó su móvil del
bolsillo y reprodujo la música, rápidamente empezé a bailar, esto pasó un
día tras otro, pero un día cualquiera, cuando terminé de improvisar mi
madre me aplaudió y me dijo:
-Ahora repítelo.
Me volvió a poner la música y empezé a bailar de nuevo, intentando
recordar los pasos que había hecho. Mi madre grabó todo el baile cuando
lo repetí y me dijo:
-Mmmm… no sirve, no lo has hecho igual.
¿Qué espera, que me acuerde de todo? Pues eso parecía porque me obligó
a repetirlo unas cuantas veces más hasta que por fin me dijo:
-Esta me vale.
No sabéis la alegría que me dio en ese momento, estaba muy cansada y al
momento de decirme esa frase me caí al suelo. Me desperté en mi cama a
las 8 de la mañana, bajé abajo y mi madre estaba haciendo el desayuno,
faltaban 7 días para los bailes y yo aún no había practicado lo suficiente,
llegué a clase y todos mis compañeros (como siempre) se empezaron a reir
de mi creo que era por la ropa que llevaba, la verdad, es que siempre
llevaba la misma. Esa misma tarde volví a hacer la rutina que siempre
hacía y volví a ensayar, mi madre ya me estaba esperando en mi patio
sentada en una silla mirando el vídeo. El día antes del espectáculo mi
madre llegó al piso con un gran maillot y un tutú hermoso, me los probé y
me quedaba perfecto. Al día siguiente cuando fui al aula de audiciones vi a
un grupo de niños rodearme, solo tenía ese momento para ensayar en el
escenario y me lo van a arruinar, pensé, los niños empezaron a tirar del
tutú y el mallot hasta el punto de romperlo entero, después solo recuerdo
caer al suelo inconsciente y despertar en una camilla con médicos a mis
alrededores.
-¡Tengo que bailar! - dije-
Mi madre estaba sosteniendo mi mano fuerte y los médicos me dijeron que
eso no iba a ser posible, pero yo me levanté corriendo y cojí de la mesita
que había al lado de mi camita unas llaves, las de mi piso, y rápidamente
fui a mi vivienda cuando llegue me acordé de que mi ropa estaba rota, así
que abrí el cajón donde mi madre tenía su tutú y mallot e intenté recordar
mi baile, no me acordé de nada. En tan solo minutos ya me encontraba en
mi colegio fui corriendo a la sala de audiciones y escuché mi nombre por
última vez.
-¡Aquí estoy! - grité-
Todos me miraron con cara de rarita y yo poco a poco fui subiendo al
escenario, la sala quedó en profundo silencio y en voz alta dije
-El lago de los cisnes, por favor.
Empezó a sonar la música y me quedé paralizada, miles de ojos
mirándome y entre todos distinguí los de mi mejor amiga, en sus ojos vi
reflejada la frase “Tu puedes” de repente entró mi madre en la sala, y en su
cara se le reflejó una sonrisa y a ella también se le vió en los ojos orgullo,
así que me acordé de el baile de mi madre de pequeña y empecé a bailarlo,
no sé ni como, pero lo hice, ahora mismo estoy haciendo el paso final, “La
abertura de piernas en el aire” se escucharon palmas, aplausos y volví a ver
los ojos de mi madre “Tu has podido”.

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