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Capítulo 1

Esperaba en la estación del metro, las personas pasaban


con caras largas y actitudes cansadas, no imagino lo duro
que debe ser vivir día a día con preocupaciones, estrés y
trabajo.
Cuando por fin llegó el metro, me subí en él, tomando con
más fuerza la funda de mi guitarra, solía tocar
recurrentemente, soñaba con algún día convertirme en
alguien importante, aunque de cierta forma ya lo era.
Tenía algunas fans en la ciudad. Cuando tenía quince años
me cree un canal de Youtube que me permitió crecer como
artista.
O al menos así lo veía yo.
El ambiente del metro siempre era abrumador, así que opte
por alegrarlo un poco, tomé mi guitarra y empecé a cantar.
-Y como mirarte a esos ojos que me dejan en enero, cuando
se que no son míos y los quiero.
Tenía los ojos cerrados y mi voz inundaba el lugar, hasta
que los abrí. Abrí mis ojos con delicadeza y una chica
pelinegra con gafas me miraba fijamente, sus lentes se
cayeron torpemente y la ayude a recogerlos.
—Debes tener más cuidado —Le sonreí
—Si —tartamudeo —Lo tendré
—Me llamo Connor Wells, ¿Y tú? —Pregunte curioso. Ella
subió sus lentes y sonrió
—Me llamo Dove Hersel —El metro se detuvo, ella bajo
rápidamente y se despidió con la mano.
A decir verdad ella no era mi estilo, era una chica algo
llenita, usaba gafas, y tenía el cabello totalmente
desordenado. En cambio, lo único que podía alabar en ella
eran sus ojos. Tenía unos ojos café preciosos y estaba
seguro que se verían mejor si no usará los lentes, ella vestía
bien.
O al menos eso pude apreciar el día de hoy, tenía un
pantalón alto y una camisa ancha que le hacía ver bastante
decente.
Suspiré pesadamente y sonreí, mi vida era bastante
ajetreada, solía entrenar por las mañanas, en las tarde iba a
ensayos y luego tenía que hablar con mi manager a ver qué
había conseguido. Me baje del metro en la estación
siguiente, Lewis estaba esperándome en una de las
barandillas.
—¿Quieres uno? —pregunto
—Sabes que no fumo —El asintió con la cabeza y nos
marchamos. Lewis había sido mi mejor amigo desde la
primaria, recuerdo bien ese momento, éramos pequeños y
nos gustaba mucho salirnos de clase, hasta que un día la
profesora nos atrapó y el se hecho la culpa por mi.
Debido a eso no llamaron a mis padres. Y eso me ahorro
millones de cosas.
—¿Irás hoy al ensayo? Por la noche hay una fiesta, hace
días conocí a una chica y la he invitado. Además he
prometido que cantarias —Abrí mis ojos como platos y
Lewis estaba reprimiendo una risa.
Era un idiota, el sabía lo mucho que odiaba cuando me
hacía eso.
—No iré —mascullé
—¡Debes ir! No puedes dejarme
—Vale —suspire —Pero que sea la última vez Lewis. No
tengo tiempo para tonterías.
El asintió felizmente y fuimos al instituto, cuando llegamos
la profesora de historia me pidió que hiciera un recorrido,
instantáneamente me sorprendí, jamás me habían pedido
eso, ellos siempre habían creído que mi sueño era un
tonterías y que cantar no era suficiente para llevar una vida
feliz.
—La chica nueva está por llegar, se llama Verónica,
espérala acá. Y no te muevas Connor —Rosa, la profesora
se marchó con inseguridad.
Podía entenderla, siempre había vivido metido en mi
música, siempre había sido un alma libre, no me gustaba
estar atado a reglas y compromisos absurdos. Y sin duda
no quería una novia.
En mi vida había tenido pocas relaciones, algunas habían
salido mejor que otras, pero de cierta manera jamás sentí
que fueran reales, jamás sentí que fueran relaciones
duraderas.
—Me iré al salón. Te espero allá —Lewis se fue sonriendo, el
era un chico con una personalidad sería, solía sonreír
cuando lo requería o a veces hacía chistes y reía sin lugar a
duda.
Pase más de media hora esperando por Verónica, hasta
que me cansé y decidí marcharme.
El día paso normal, no hubo inconvenientes, la profesora no
se enfadó y consecuentemente pude asistir a mis ensayos
musicales.
—¡Connor!
—Preciosa —sonreí —¿Cómo estás? —Mía sonreía con los
brazos cruzados, siempre me había gustado pasar tiempo
con ella.
Mi madre a los años de haber nacido, adoptó a una
pequeña niña, ella siempre era tímida, poco hablaba y con
el tiempo formamos una relación de hermanos, mi madre
decidió llamarla Mía. Y ella en tan solo unos meses se
convirtió en mi lucesita.
Mi casa no era tan grande, era una casa mediana, con una
cocina blanca y beige, mi habitación estaba justo al lado de
mi hermana, y la habitación de mis padres se encontraba
un poco más alejada, siempre me sentí cómodo en este
lugar, sentía que podía inspirarme.
Tomé la guitarra y empecé a escribir una canción, pero
nada venía a mí mente, nada me hacía querer cantar,
escribir o componer algo. ¿Que me pasaba? Hace horas
solo pensaba en escribir y ahora no hay nada.
Mi mente estaba en blanco
Suspiré y me vestí, tomé algo de dinero y fui a la estación
del metro para buscar a Lewis.
El sonido del motor era lo único que se escuchaba, las
personas estaban metida en los periódicos, algunas
parecían estar pérdidas y otras parecían serías, sin vida.
Mis ojos recorrieron el lugar y dieron con ella, era la chica
que había visto en la mañana, llevaba la un pantalón blanco
y una camisa negra ancha, tenía un moño despeinado y sus
gafas la hacían ver más linda.
A pesar de todo, ella no era tan desagradable, estaba
escribiendo algo en su cuadernos y parecía tan feliz que
opte por hablarle.
—Hola —sonreí
—Hola —tartamudeo —No pensé que te volvería a ver
—Tampoco yo —conteste sincero.—Al parecer el destino
nos quiere juntos —un rojizo se extendió por sus mejillas y
automáticamente se tapó su rostro.
Por mi garganta salió una profunda carcajada y ella sonrió,
era tímida, y aunque no sabía porque, me parecía una
buena chica.
—Tengo que irme —Ella iba a bajarse cuando tome su brazo
—Espero volver a encontrate Dove
Ella sonrió y se desvaneció como la espuma, deseaba
volver a verla, sentía que podía confiar en ella, sentía que
ella podría volverse mi mejor amiga.
Siempre quise una mejor amiga.
Y aunque no fuéramos algo más, porque claramente no era
mi tipo de chica, estaría feliz con que fueramos amigos.
Despejé mi mente y empecé a caminar a casa de Lewis,
quería estar con el un rato y después irme a mi casa, de esa
manera no tendría que estar tanto con mamá, ella siempre
se ponía histérica y sacaba historias dónde no las había, a
veces me estresaba más de la cuenta y no soy una persona
muy paciente que digamos.
Muchas veces mamá se había enojado conmigo por eso y
hacia dramas que me estresaba y prefería no escuchar,
aunque sea mi madre muchas veces se equivoca en las
decisiones que toma y eso hace que desde pequeño me
haya tenido que cuidar un poco más solo de lo que debí.
Nunca tuve problemas con hacer amigos, pero siempre
tuve problemas cuando mi sinceridad salía a la luz, Lewis
solía decir que era muy bueno con todos pero que cuando
creía algo siempre lo decía y eso a veces le molestaba a las
personas.
Yo no lo entendía, no entendía como la verdad le podía
molestar a alguien, hasta que con el tiempo logré
comprender lo que quería decir, sin embargo, el nunca se
enojo porque le dijera la verdad y terminó conociendome
mas de la cuenta.
Lewis siempre decía que a las personas les molestaba
saber la verdad porque se sentirá más real, porque sentían
que sus fallos eran más reales y puede que sea cierto,
algunas veces nos da miedo saber la verdad y eso afecta
nuestro rendimiento en el día.
Llegué a la casa de Lewis y empecé a tocar, nadie abría,
empezaba a creer que el idiota no había llegado y que
tendría que devolverme.
—Estaba dormido —Un Lewis adormilado abrió la puerta,
tenía el cabello desordenado, no traía camisa y su piel
estaba más pálida que de costumbre.
—Pensé que no estabas —reí
El se encogió de hombros y sonrió —¿Vamos a hacer la
tarea de mañana?
—¿Había tarea? —pregunte asustado.
—Si, de literatura. Aún no la he hecho, pensé que venías a
eso.
—No he hecho una mierda -me sincere —No sabía que
había tarea, estuve todo este tiempo concentrado en mi
música.
Y era cierto, había estado todo el fin de semana escribiendo
una canción, arreglando acordés y cantandola una y otra
vez a ver qué tan bien sonaba.
La canción estaba quedando de maravilla pero mis tareas
estaban inconclusas y eso me traería problemas.
Problemas que claramente no necesito.
—La haremos aquí, no te preocupes. No es tan complicado
—¿Seguro? —pregunte dudoso.
—Si, ya cállate.
—Bien —Bufé.
Esa tarde fue dedicada a hacer completamente todo lo de
literatura, llegué tarde a casa y mamá ya estaba dormida,
pero suponía que el regaño del día siguiente seria una
mierda.
Dove Hersel:
El día anterior me había levantado de mal humor, estaba
refunfuñando y mis ganas de seguir durmiendo
aumentaban cada vez más.
Quite la almohada de mi cara y la voz de Connor vino a mi
mente, cantaba hermoso, estaba segura que tenía un gran
futuro por delante.
Quisiera tener un talento así
—Debes bajar —Antón se asomó por la puerta de la
habitación, indicándome lo obvio —Mamá está histérica,
parece que matará a alguien en cualquier momento.
—Ya bajó
El pocas veces se relacionaba conmigo, a pesar de ser mi
hermano teníamos opiniones muy diferentes y eso hacía
que en ocasiones nuestra relación sea mala.
—Buenos días —murmuré
—Dove, recoge tus cosas, ¿Por qué siempre eres así de
desordenada?
—Acabo de levantarme mamá, lo haré en un rato
Asintió —Antón ya se fue a la universidad ¿Irás en un rato?
¿O vas a faltar?
—Iré —afirme — No quiero perderme mi primer día de
clases, después de todo no creo que sea tan malo
Hace unos meses mi madre decidió que era mejor
mudarnos, había sido una decisión poco agradable para mi,
tuve que dejar todo lo que alguna vez tuve, a mis amigos, a
mi novio y hasta incluso a mi única esperanza de ser
escritora.
En New York, una chica me había contactado para tener
una entrevista, haríamos algunos papeleos y después a
medida que se desarrolle la situación firmaríamos un
contrato, pero todo se derrumbó cuando mi mamá nos dio
la noticia esa misma tarde.
Ella siempre lo hacía, solíamos mudarnos recurrentemente
cuando algo iba mal, cuando ella sentía que estaba por
salirse de control entonces simplemente huiamos.
Decidí bañarme y acomodar las cosas que me llevaría al
instituto, no conocía a nadie, no tenía idea de cómo serían
esas personas y mucho menos si se burlarian de mis
aspecto físico.
Para describirme me faltarían palabras, era una chica bajita,
de ojos negros y con un cuerpo perfectamente normal y eso
sin mencionar que me sobraban algunos kilos demás,
generalmente se burlaban de mi por como vestía o como
lucía mi cuerpo.
Era frustrante
Cuando escuchaba sus comentarios absurdos siempre me
colocaba los auriculares para acallar sus palabras, era mi
forma de sentirme en paz, de sentir que podía estar bien y
reír.
Cerré mis ojos y Connor vino a mi mente, su voz no salía de
mi cabeza, la manera en la que cantaba estaba impregnada
en mi ser.
El era un chico bastante lindo, tenía una nariz perfilada, los
pómulos marcados, el cabello largo castaño y unos
hermosos ojos café, era realmente lindo parecía ese tipo de
chicos que nunca se acercarían a hablarme y
probablemente así es.
Llegué al instituto, todos estaban sumergido en sus
asuntos, nadie parecía prestar atención a su alrededor y
eso me tranquilizó un poco.
Connor Wells:
—Tenerla bajo mi cama fue lo mejor que pudo pasarme —
Jack hablaba sobre su última conquista, había sido una de
esas chicas que parecían totalmente inalcanzables.
Tenía el móvil en la mano y veía a Jack con cara de fastidio,
quería irme ni siquiera sabía porque había venido al
instituto.
—Nunca me escuchas —Bufo
—Te estoy escuchando Jack. Ya entendí que te ha tirado a
media ciudad
—¿Sucede algo? No pareces tu. Connor Wells nunca habla
en ese tono —Pude divisar la burla en sus palabras y de
cierta manera lo comprendía, nunca había sido odioso con
alguien, nunca pude dejar de preocuparme por la gente que
me rodea y ese siempre fue y será mi peor defecto.
Levanté la vista y recorrí el lugar, el instituto era un lugar
enorme, las paredes eran azules y tenía franjas blancas que
hacían resaltar el lugar. En cuanto al alumnado todos
vestíamos igual, unos feos uniformes con chaquetas de
vestir y un calzado para morirse.
Y no en el buen sentido.
—A veces me sorprende que existan chicas feas —Mire con
curiosidad a Jack enarcando una ceja. ¿Y que le pasaba
ahora? Ninguna mujer es fea, todas son bastante lindas a
su manera y a pesar de que cierto tipo de chicas no me
gusten, no podría llegar a decir que es por su físico, sino
más bien por cuestión del corazón.
—Ninguna mujer es fea —proteste
—Ella sí —Su dedo se dirigió a Dove, mi boca se entreabrió
por la sorpresa, no esperaba verla tan pronto y aún así me
parecía que ella no era fea.
—No es fea
—Claro que lo es. Tienes unos gustos de mierda Wells.
—Y tú eres muy marginal Jack.
—Claro —Bufo —¿Por qué la defiendes? Ni siquiera la
conoces.
—Te equivocas. Si la conozco. La conocí en el metro, me
había puesto a tocar para animar el ambiente y la vi, luego
por distintas circunstancias terminamos hablando.
—Entiendo, Deberías hablarle parece perdida.
Mis ojos recorrieron los suyos, no quería hablarle me daba
pena aparecer de la nada y postrarme frente a ella. Pero mi
mente tenía planes y mis pies otros muy distintos.
—¿Connor?
—Hola —susurre algo incómodo
Dove no decía nada, miraba sus tenis y mordía sus labios
con delicadeza, era un gesto que podía provocar a muchos
chicos.
Provocar es cruel.
—Quería saber cómo estabas —continúe — ¿Sabes dónde
está tu salón?
—No, este lugar es bastante grande. Con solo verlo me
pierdo.
—Ven te mostraré el instituto.
A lo lejos divisé como Jack sonreía en mi dirección,
siempre se burlaba de mi porqué creía que era gay, cuando
realmente solo estoy esperando a la chica indicada, es
poco común ver eso hoy en día.
Los cuerpos valen más en esta sociedad.
—Gracias Connor Wells —dice en voz baja, se pone de
puntillas y me estampa un beso en la mejilla. Y huelo su
champú, que me recuerda al olor de las flores.
La vi entrar al salón y empecé a caminar en dirección al
mío, llegaría un poco tarde pero estaba seguro que eso no
iba a ser un inconveniente. En toda la mañana no había
visto a Lewis, suponía que había faltado por cuestiones de
flojera o algo más serio.
Técnicamente está semana estoy en periodo de prueba,
debido a un temilla con la música. Los profesores de arte
habían recomendado una de mis canciones a un
cazatalentos, esperaba que la oportunidad pudiera darse,
estaría más que feliz por la situación.
Desde pequeño mi papá me enseñó a tocar la guitarra, a
medida que iba creciendo fui desarrollando las habilidades
de poder cantar bien, y así fue como nací, cantaba en la
ducha, en el parque y en ocasiones durante las clases libres
cantábamos en grupo.
Al cabo de unos minutos el profesor de historia me indica
que pase, me senté en el puesto del final y rayaba mi
cuaderno haciendo círculos, odiaba la clase de historia, era
la materia que mas odiaba, ¿Acaso necesitaba saber eso?
¿Me servirá cuando vaya a comprar una casa?
Rodé los ojos para mí mismo y me rescosté del pupitre.
—¿Tiene mucho sueño Señor. Wells?
—Tal vez si su clase fuera menos aburrida no me estaría
durmiendo —El señor Percy carraspeó un poco y me miró
fijamente, jamás le había contestado así a un profesor y su
mirada me indicaba que sería la última vez que lo haría.
—Ve a la dirección Wells.
—Con gustó —farfulle
Tomé mi mochila y emprendí mi camino a la dirección, mis
compañeros no hacían más que ignorar la situación y eso
me hacía ver lo importante que era para esas personas.
¿Patético no?
—Tenia tiempo que no te veía por aquí Wells.
—Señor Cambry, lo he extrañado
—No lo dudo —asintió — ¿Que haces aquí?
—Le dije la verdad al profesor de historia y se ha cabreado.
Creo que no soporta que le digan que su clase es
sumamente aburrida.
El señor Cambry suspiro y paso sus manos por el poco
cabello que tenía, desde el primer curso me conocieron
como ser el alumno más sincero de todos, y la verdad es
que siempre decía lo que pensaban. Generalmente no me
callaba nada.
Y eso estaba bien en ocasiones.
Aunque algunas veces me pasaba factura y los profesores
armaban un escándalo. Era algo molesto, pero entendía
que a ellos les molestará.
Disgustar a las personas no era mi intención, solo era
sincero y sarcástico, una combinación un poco petulante
para algunos.
—Señor Wells, puede irse —Dijo finalmente —Procure no
volver a dejar fluir su sinceridad.
—Un gustó Señor Cambry.
Tomé mi bolso y me puse unos lentes de sol, el alumnado
me miraba como si fuera un bicho raro pero popular,
siempre pasaba eso. Y a veces me enojaba.
—¿Dove?
Sonrió —Me perdí buscando la clase que seguía, así que
decidí quedarme aquí.
—Genial —murmuré
—Si, debo irme —Dijo nerviosa.
Mi mano instintivamente se fue hacia su brazo, la aparté
rápidamente cuando ella se removió incómoda y subió sus
lentes.
—¿Quieres que te lleve a tu siguiente clase?
—Estaría bien, no quiero perderme.
Asentí, en el tiempo que llevaba viendo a Dove pude darme
cuenta de que era demasiado tímida, tal vez mucho para su
bienestar.
Capítulo 2
Lleve a Dove a su clase de literatura, ella me sonrió
abiertamente y se despidió con la mano. En cambio, yo solo
asentí y emprendí mi camino hacia el salón de música.
Quería divertirme un poco, sentir que seguía siendo joven,
aunque técnicamente lo sigo siendo. La mayoría del tiempo
está área del instituto permanece sola, los alumnos son
unos imbéciles no saben apreciar la buena música.
Me senté en la silla de madera frente al escenario y empecé
a tocar una de las canciones de Justin Bieber.
—Tocas de puta madre —me sobresalté y miré hacia atrás.
Dawson un chico de mi clase de inglés, se encontraba justo
detrás de mí, tenía una sonrisa ladina y su cabello negro
estaba más largo que el de cualquier otro. Sin embargo, no
llegaba a parecer una mujer. Ni siquiera lo tenía de ese
largo.
—¿Te gusta espiar a los hombres pequeño Dawson?
—No seas un capullo Wells. Todos sabemos que este es tu
lugar secreto.
—Lo sé —suspiré—¿Que se te ofrece?
—Quiero que me enseñes a tocar. Yo —se señaló—Necesito
conquistar a una chica y tu necesitas un mejor amigo.
—Tengo a Lewis, el siempre será mi mejor amigo.
—¡Vamos Wells! No seas así.
—Dawson, te enseñaré a tocar. Te quiero aquí a las 10am.
Si no estás. Jamás ¿Me escuchas? Jamás voy a dirigirte la
palabra.
—Bien —Bufó—Me quedaré aquí hasta que termines.
—Bien, como sea —empecé a tocar y cerré los ojos
dejándome llevar por la música, Dawson no decía nada,
solo escuchaba y tarareaba en ocasiones.
—Wells.
—¿Si? —pregunte girandome hacía el.
—Dove es fea, no se si sabes quién es.
—Se quién es —mascullé—Admito que no es mi tipo de
chica, pero no es fea. Es normal.
—Es fea —repitio.
—Es normal Dawson.
—¿Quién es fea? —Lewis entró y retiro sus lentes, sonrió
plácidamente y se sentó.
—Wells piensa que la chica nueva no es fea.
—¿Dove? Es buena onda, no creo que sea fea.
—Lo vez —Bufé
—Bueno, ustedes dos no tienen buen gusto. Y yo voy a irme.
Cuídense imbéciles.
Dawson se marchó y Lewis me miró sonriendo, yo lo mire
de arriba abajo y retire mi mirada. No me apetecía oír sus
comentarios.
—¿Te quedarás aquí? Ya han terminado las clases.
—Me iré más tarde. Regresaré en metro.
—Asintió —Se puso sus lentes y se marchó, a veces Lewis
se quedaba callado y no decía nada, otras veces decía más
chistes que cualquier persona.
El era inestable, pero intentaba ser más estable que
cualquiera, siempre se preocupaba por los demás y mi
sinceridad acompañaba esa cualidad.
Dejé la guitarra a un lado y me levanté, tomé mis cosas y
me fui al metro. Dove estaba justo ahí, tenía sus gafas un
poco abajo, y parecía que se había dormido en el asiento
trasero.
Me senté a su lado y retire sus gafas con cuidado, su
cabeza se recostó de mi hombro y sonreí. Se veía adorable,
muchos en el instituto decían que era fea, que le sobraba
kilos demás y que solo era una nerd. Yo no la veía así.
Era simplemente una chica, una chica con la que no saldría
pero estaría bien entablar una amistad.
—Dove —susurre —Dove —volví a llamarla.
—¿Jnmm? —sus ojos se abrieron y me miró sobresaltada. —
Mierda ¿Me quedé dormida?
—Ya creo que sí —Le entregué sus lentes y ella sonrió
incómoda.
—Debí bajarme en la parada pasada, tendré que bajarme en
esta. Gracias —señalo sus lentes.
—Iré contigo —Me levanté del asiento y la acompañe hasta
su casa, el camino fue silencioso, nadie dijo nada, solo
abundaba el silencio y nuestros pasos que sonaban contra
el piso en ocasiones.
—Esta es mi casa. Gracias por traerme Wells.
—Puedes llamarme Connor —Dije sin pensar.
—Nadie te llama así.
—Llamame como desees Dove.
—Bien —asintió —Entrare, mamá debe estar histérica
porque no he llegado.
—Nos vemos luego gafas.
—¿Gafas? —Se giró hacia mi. —Que apodo más original
guitarrista.
Le guiñe el ojo y emprendí mi camino hacia la casa, no
sabía porque mis labios habían pronunciado aquellas
palabras, pero estaba bien, ella sería gafas de ahora en
adelante. La manera en la que sus lentes cubren sus ojos,
hacían que sus pecas resaltarán.
Me gustaban sus lentes. Se veía bien.
Dove Hersel:
—¿Porqué has tardado tanto Dove? Estábamos
preocupados.
—Me he quedado dormida en el autobús —admití
—En tus tiempos dormir era lo que más hacia —rió papá —
Así conquiste a tu madre.
—Querido no le mientas a la niña. Tus ojos cautivaron mi
corazón desde el primer momento.
Mis padres siempre se habían gustado, desde que mamá lo
vio ella supo que era el amor de su vida, nunca hablaban,
pero antes de graduarse prometieron buscarse cuando
acabarán la universidad y esa promesa siempre se
mantuvo.
Hasta hoy.
Agarré un poco de cereales y me fui a la habitación, mi
cuarto tenía decoraciones con pósters de Justin Bieber,
tenía algunos adornos de fotos con mis padres y guardaba
cientos de recuerdos con mis amigos.
No había vuelto a escuchar la voz de Wells, me gustaba
cuando cantaba, me transmitía cierta paz mental, su voz
era realmente fina, llegaba a tonos altos, tocaba con pasión
y pude notar que cerraba los ojos al hacerlo.
Creo que lo hacía sentir mejor, imagino que de esa manera
se conectaba más con la música, y lo entendía. A mí me
sucedía lo mismo cuando escribía.
Siempre solía escribir frases, poemas y pocas veces
algunas ideas para libros, aunque probablemente nunca
escribiré, me daba miedo proclamar mis gustos al mundo,
era bastante tímida para hablar con las personas y a veces
tartamudeo más de lo normal.
Suspiré y giré mi cabeza al cuaderno que se encontraba a
mi lado, vi el poema que había escrito hace poco, pase mis
dedos sobre el y entonces lo recite.
Escribir era su pasión
Nunca me pudo decir adiós
Y en mis sueños apareció.
Su mirada perdida
Me concibió
Y el sueño
De la esperanza desapareció
Podría amarte eternamente
Y no decir adiós
Olvidarte era mi deber
Y esperarte era mi pasión.
Porque en mi corazón siempre te llevaré
Y en mis sueños te perderé
A veces pensaba que escribir no se me daba tan mal, y
otras veces me sentía tan inútil que dejaba de hacerlo y me
ponía a escuchar música, al fin y al cabo no podía salir con
amigos, ni jugar con nada porque las cajas aún no habían
llegado, la mudanza al parecer tardaba más de lo normal.
—Mensa —¿Quieres que veamos algo? Estoy aburrido —
Bufó
—Hablemos mejor —susurré—Es que deje la laptop en las
cajas de la mudanza.
—¿Que? —gritó— ¿En qué pensabas? Ahora moriremos.
—Solo es una semana. No es un año —rodé los ojos.
—Hermana, una semana cambia tu vida por completo.
—Antón no seas bobo.
—Es la verdad
—¿Que haces aquí? —suspiré—Nunca me hablas.
—Mama me dijo que si teníamos una buena relación me
compraría algo —Dijo nervioso.
—Genial. Ahora me usas.
—También quería tener una buena relación contigo Dove.
Vamos.
—Bien —accedí —Primero debes saber que amo leer y que
si me juzgas te cortó las bolas Antón.
—Amo estar con muchas mujeres y si me juzgas no te cortó
las bolas porque no tienes —Dijo divertido.
Empecé a reírme y le di un pequeño golpe en su brazo,
jamás habíamos tenido momentos así y esto empezaba a
gustarme, me hacía sentir que al menos tengo algo de
compañía
—¡Vamos Antón! Siempre son las mujeres. Dime algo más
—Me gusta ¿Cantar?
—¿Que? —sonreí —Pero si cantas como un gallo feo
—Oh, Gracias Hermana, amo tu buen sentido del tacto.
—Es un don, solo contigo
—Claro —Bufé —Nunca he cantado enserio con ustedes,
algún día lo haré. Pero hoy no.
—Genial.
—Dove, iré a caminar un rato. ¿Te quedarás aquí?
Asentí —No quería salir, tenía una flojera extrema y
quedarme en casa era lo mejor que podía hacer por ahora,
mi celular mostró una notificación y pude ver que Wells me
había seguido en Instagram.
Sonreí como una boba y decidí tomarme una foto para
subirla, me paré frente al espejo y vi mi cuerpo.
Estaba más gorda que antes, no llegaba a ser
extremadamente obesa pero si tenía kilos demás, eso a
veces me afectaba, no me veía como las demás, no tenía
ese cuerpo envidiable o esas cinturas de infarto por las que
muchas matarían por tener.
Yo solo era Dove.
Solo era la chica obesa del instituto.
Solía ponerme ropa ancha para evitar malos tratos, miradas
y cosas que me afectaran, pero aún así las seguía teniendo
y eso dolía.
No quería seguir viéndome así, no quería que todos me
vieran como la niña fea que solo sabe comer.
Yo tenía sentimientos, pero las personas pensaban que no
o al menos eso creía. Mis amigas solían decirme que era
hermosa cómo era, que mi cuerpo estaba bien así y que las
mujeres no debían prestarle atención a ese tipo de
comentarios y ahora siento que tiene toda la razón.
Pero es tan complicado que duele.
Porqué la sociedad no está preparada para tanto esplendor.
Connor Wells:
Estaba practicando para un partido de fútbol que
organizaría el instituto, era una actividad extracurricular que
mi cuerpo aceptaba complacido. Aunque algunas veces me
frustraba lo idiota que eran los atléticos.
Sus conversaciones estereotipadas sobre chicas porristas
o chicas blancas era simplemente agobiante, nunca
sostuve una conversación con ellos más de la cuenta. No lo
considere necesario y se quedaría así por mucho tiempo
más.
Al terminar la práctica fui al vestidor para cambiarme y
darme un baño, debía ver a Dawson en diez minutos y mis
músculos parecían cansados y fuera de lugar.
—Wells, pensé que no vendrías
—¿Desde cuando estás aquí Dawson? —pregunte
sentándome.
—Desde las nueve y media —sonrió —Dijiste que si no
llegaba temprano no me enseñarías.
—Jamás pensé que te lo tomarías enserio —Agarre la
guitarra y empecé a enseñarle los acordes básicos,
sorprendentemente aprendía rápido y a medida que pasaba
la mañana pudo tocar decentemente.
Cuando empecé a cantar para mí mismo, sentí como
alguien que no era Dawson me observaba, me puse
nervioso y dejé de hacerlo y entonces estúpidamente dije
en voz alta.
—Si estás ahí solo sal.
—¿A quien le hablas imbécil? —Dawson se rió y lentamente
vi como Dove salía. No esperaba que mis palabras hubieran
funcionado, sin embargo, ahí estaba gafas viéndome con
una incómoda sonrisa.
—Pero si es la chica gorda y fea del instituto—Ella agrando
sus ojos y miro hacía otra parte, fijando sus ojos en
cualquier lugar menos en Dawson, tenía una camisa ancha
blanca con unos jeans anchos, en ella se veían bien.
—Deja de ser tan capullo Dawson. ¿Puedes callarte? —
farfullé— ¿Y tu qué hacías ahí gafas?
Dawson alzó sus cejas en mi dirección y sonrió.
—Buscaba el baño y te escuché cantar —sus mejillas se
tornaron rojas y rápidamente tapó su rostro con sus manos
—¿Estuvo mal? —pregunto finalmente.
—No me importa, pero no te escondas ¿Bien?
—Bien —asintió.
—Empiezo a sentir que estorbo —Dawson abrió su boca
después de estar callado, le sonreí y negué con la cabeza.
Dove se había sentado con nosotros y yo seguía tocando a
gusto, su presencia no me molestaba, me sentía en paz y
podía tocar con facilidad. Al cabo de un rato Dawson se
marchó, Lewis me envió un mensaje diciendo que estaría
ocupado y yo decidí irme para tomar el tren que daba hasta
mi casa.
—¿Ya te vas?
Asentí —Debo irme a la estación del metro.
—Te acompaño —sonrió —También debo ir para allá.
Recogí mis cosas y tomé la mochila con una mano, Dove
subió sus lentes y empezamos a caminar hacia la salida, el
cielo estaba nublado y las nubes más negras que de
costumbre.
Las calles estaban solas, mis ojos pesaban y tenía unas
inmensas ganas de dormir. Dove no había hablado en el
rato que llevábamos caminando, a veces la veía de reojo y
otras simplemente caminaba sin siquiera girarme.
—¿Te gusta leer? —Pregunto de repente.
—No, pero sé que a ti si.
—¿Cómo sabes eso? —Inquirió—Nunca te lo he dicho
—Te he visto escribir e supuesto que te gusta leer,
normalmente es así ¿No?
—Siempre me ha gustado, siento que puedo escaparme de
la realidad, vivir otras vidas, vivir amores verdaderos y así —
mis ojos se encontraron con los suyos, un rojizo se
extendió por sus mejillas y le sonreí cálidamente.
—Algún día te pasara algo así gafas.
—Ojala —farfullo —Pareciera que nunca podré vivir un amor
como ese —Agito las manos en el aire y paso una de ellas
por su cabello —Quisiera correr bajo la lluvia y tener uno de
esos besos que tanto he leído.
—La vida puede sorprenderte. —me encogí de hombros y
ella sonrió, ninguno acotó nada más a la conversación,
cuando llegamos al metro nos sentamos juntos y ella
empezó a dormirse, parecía que era algo que empezaba a
agarrar de maña, se veía adorable.
—Me estaba durmiendo —rasco sus ojos delicadamente y
me regaló una sonrisa —Wells, ¿Te han roto el corazón
alguna vez?
—Completamente —afirmé—Es algo normal gafas, amar
puede que vaya más allá de las apariencias.
—No lo creo —susurro —Las personas siempre suelen
usarme, soy alguien a quien simplemente lastiman y juzgan
por su físico —Su rostro reflejó una sonrisa triste, parecía
que era un tema delicado para ella, no me había puesto a
pensar en las infinidades de personas que deberían juzgarla
por como lucía y yo en mis estúpidos pensamientos puede
que haya hecho algo similar.
—Eres hermosa, hoy mañana y siempre.
—Debo irme guitarrista. Gracias por todo.
—Gracias a ti gafas.
Salió por la puerta del metro sin mirar atrás, había visto
infinidades de chicas, solía hablar con algunas y siempre
me hablaban de cosas superficiales, vacías y sin sentido,
pero a Dove le apasionaba lo que hacía, le gustaba, en sus
ojos se reflejaba inseguridad y en los míos admiración.
Quería hacer que se sintiera segura de sí misma, que
pudiera reír, llorar y considerarse una de las personas más
lindas de todas, sus kilos demás no eran un problema y
aunque ella no lo viera así, la vida podría sorprenderla.
Había llegado a mi destino, entre a casa y pude notar que
ninguno de mis padres estaban, negué con la cabeza un
poco decepcionado y entre a mi habitación, empecé tocar, y
tocar, compuse algunos acordes, arregle pequeñas cosas
que tenía y entonces sonreí cuando vi que Dove me había
mandando una solicitud por Instagram.
Inmediatamente la acepte.
Me metí en su perfil y empecé a ver todas las fotos que
tenía, en algunas salía sonriendo con sus gafas un poco
abajo, en otras parecía estar leyendo o escribiendo y en la
última.
La última foto era ella en la playa, tenía millones de
comentarios iracundos, empezaba a molestarme y apreté
fuertemente mis ojos.
Quería golpear algo
Respiré profundo y empecé a ver mi habitación, me senté
en el mueble, me giré hacía los lados y acabé escribiendo
un comentario en su foto de Instagram.
Wells: Estás preciosa, jamás vi a alguien tan bella como tu
gafas.
Un rojizo se entendió por mis mejillas, me sentía nervioso,
no sabía porque acabe diciendo eso y menos en una foto
tan vieja.
Tapé mi rostro y empecé a reírme con nerviosismo, nadie
estaba conmigo pero mis sentimientos estaban
alborotados. ¿Que había hecho?
Mi móvil empezó a sonar y entre en pánico, me asusté así
que decidí respirar y entrar lentamente a Instagram.
Ella había respondido.
Ella había visto mi comentario.
Dove: Gracias, nunca había visto un guitarrista tan guapo
como tu.
Mis mejillas ardieron, dejé el teléfono a un lado y decidí
buscar un poco de cereal para comer, Dove era una chica
que me gustaría conocer más, me gustaría saber cómo
terminó aquí y porque razón pareciera que todo le
avergüenza.
Estaba sentado comiendo mis cereales mientras me moría
mentalmente.
Hasta que alguien decidió entrar por ella.
—Hola —Lewis se sentó junto a mí y me miraba con
aburrimiento. ¿Pero que hacía el aquí?
—¿Podías tocar sabias?
—Podías no haberme dejado la llave —Dijo obvio, rodé los
ojos en su dirección y decidí dejar el tema así. —Estaba
aburrido en casa así que decidí venir —continuo
—Genial —susurré —Yo no he hecho mucho, ni siquiera se
que hacer.
Se encogió de hombros —Deberías empezar a ver por tu
futuro, si quieres tocar música —señalo la guitarra—
Entonces deberías empezar a moverte.
—Tengo diecisiete años Lewis
—Aja, ¿Y que? Las personas no van a moverse por ti Wells.
Suspiré y le mire a los ojos, Lewis tenía razón si quería un
futuro debía empezar a construirlo con mis propias manos,
debía moverme, buscar opciones y oportunidades, debía
sentir que lo lograría.
—¿Quieres ser mi manager? —Dije al cabo de unos
segundos, el me miró de reojo y su sonrisa me confirmó
que aceptaba mi propuesta.
—Así que quieres que yo me mueva por ti —Dijo con burla.
—No seas pesado Lewis.
—Bien, empezaré mañana a buscar ¿Estas de acuerdo?
—Si, eso está bien para mí.
Ya era hora de buscar cimientos para forjar mi futuro y
probablemente jamás hubiera pensado en ello, si Lewis no
me hubiera dicho nada, pocas veces pensaba en lo que
vendría y siempre solía concentrarme en el presente.
Se me hacía más ameno.
Menos cansado
—¿Te gusta Dove? —pregunto repentinamente.
—No —negué —No es mi estilo, es linda pero no es mi
estilo.
—Ya —murmuro
—¿No me crees? —entrecerre los ojos.
—Sinceramente no. Vi tu comentario Wells.
—Es mi amiga Lewis.
—Eres un tonto. —Le saque el dedo corazón y empecé a
lavar los platos que había ensuciado, Lewis negó con la
cabeza y sonrió abiertamente, el me conocía y aunque a
veces se equivocaba le seguía queriendo de igual manera.
Yo no iba a enamorarme de Dove, ella me parecía una chica
distinta y agradable con quién conversar en mis días malos,
tranquilos y divertidos, simplemente creía que podría pasar
un buen rato con ella y tener una amistad estable.
—Dove acaba de subir una foto.
—¿Que? —Agarre el móvil rápidamente y empecé a revisar
que tan real era lo que Lewis había dicho, sin embargo, me
lleve un gran fiasco cuando vi que era mentira.
Estúpido Lewis.
Capítulo 3
Dove Hersel:
Tenía los ojos pesados y mi mirada estaba fija en el celular,
había estado toda la tarde viendo mis redes sociales, no
tenía mucho que hacer, giré mi cabeza hacía el lado
izquierdo de la cama y en ese micro segundo, mi móvil
vibro.
Una notificación de una de las fotos más viejas apareció.
Wells había estado revisando mi perfil, su comentario me
hizo sentir bien, me hizo sentir querida y que enserio no
estaba mal ser algo gordita.
Le contesté sonriendo y dejé el móvil a un lado, había
estado pensando que Wells era una persona increíble, sabía
tocar la guitarra, cantaba y los deportes se le daban
bastante bien. ¿Habría algo que no supiera hacer?
Ese día fue el último día en que le vi, el instituto había
decidió cerrar unos días, estaban fumigando y haciendo
algunas reparaciones necesarias, así que mientras tanto
estaríamos en casa realizando ciertas actividades.
Llevaba unos vaqueros viejos que alguna vez fueron
ajustados, una camisa ancha y el pelo echó una maraña, a
veces me daba flojera peinarme, nunca nadie me veía y a
las personas poco le importaba mi aspecto, era algo que
solo hacía cuando sentía que era necesario o cuando salía
a sitios que creía importantes.
Mamá siempre decía que debía salir más, que así conocería
personas y podría demostrarle que vivir aquí no era tan
malo.
Desde pequeña sus padres le enseñaron a huir de los
problemas, nunca los ha enfrentado, nunca se ha atrevido a
quedarse y plantarle cara a las cosas.
Yo tampoco era así.
O más bien, yo no podía ser así.
Mis inseguridades me carcomían por dentro, mis kilos
demás y mi gafas hacían que mi cara fuera una más del
montón, era tedioso ver cómo hay chicas delgadas, con
cinturas pequeñas y ojos hermosos quejarse, podía
entender que ellas también tenían inseguridades, pero ser
yo... Ser yo a veces era una mierda.
Despeje mi mente y empecé a vestirme, tome algunas
cosas y corrí hasta la puerta trasera.
—¿A donde vas? —Pregunto mamá desde el umbral de la
puerta.
—Voy a salir. Quiero ir al parque ¿Por qué?
—Porque no me habías dicho nada Dove, no puedes
pretender salir y no decir ni una palabra.
—Tu siempre haces lo mismo —murmuré
—Solo vete Dove —mi mano tomó la perilla de la puerta y
mis ojos se dirigieron por última vez a mi madre.
Me marché sin mirar atrás.
Caminaba escuchando música, el sonido de Everytime
retumbaba por los altavoces, mi mente estaba
desconectada y mis sentidos más apagados que de
costumbre.
—¿Sabes dónde queda la cafetería? —Alcé mí vista y giré mi
cabeza a cada lado, revisando si enserio este hombre me
estaba hablando a mí. —¿Hey? —continuo extrañado.
Si, definitivamente me estaba hablando a mí.
—Soy nueva en la ciudad —sonreí incómoda —Aun no se
muy bien dónde queda cada sitio.
—Ya veo —murmuro.
Le sonreí cálidamente y decidí que ya debía marcharme,
estar cerca de el me hacía sentir nerviosa, era un chico
guapísimo, tenía los ojos miel, el cabello negro con
mechones rosados y su tez chocolate que combinaba a la
perfección con los tatuajes que tenía.
—¿Quieres ir a comer helado? —mencionó algo incómodo.
—También soy nuevo y aún no conozco a nadie por aquí.
—¿Estas seguro de que quieres que te vean conmigo? Eso
sin duda arruinaría la reputación que podrías tener.
—¿Que tiene de malo estar contigo? —Inquirió hostil
—Soy gorda, todos aquí me juzgan por eso. —reí para
intentar ocultar el dolor de mi voz, pero aún así el solo negó
y tomo mi mano.
—Estas mal, que se joda la sociedad. ¿No crees que ya es
suficiente? No eres gorda —rodo los ojos— Solo estás así,
es tu cuerpo a nadie le debería importar, nadie tiene
derecho de opinar sobre eso.
—Acabo de conocerte no deberías decirme esas cosas —
Aparte mi mano de la suya y el sonrió abiertamente
—Probablemente pero me agradaste, se nota que no eres el
estereotipo de chicas vacías y huecas.
—Estoy muy lejos de serlo —afirme.
—Bien. ¿Irás conmigo a comer helado?
Asentí dudosa y empezamos a caminar hacia la heladería
más cercana, según dos señoras estábamos cerca, solo
nos faltaba caminar algunas cuadras para poder llegar.
El chico cuyo nombre aún no conocía venía a mí lado
tarareando, se sentó en el taburete de la mesa y yo me
senté frente a él.
—¿Cómo te llamas? Chica obesa —Dijo con burla, sabía que
no lo estaba haciendo en mal plan, sin embargo, me removí
incómoda en mi asiento y le mire
—Me llamo Dove. ¿Y tu? Porque ahora empiezo a creer que
te llamas Tattoo.
—Me llamo Luke. He venido a la ciudad a estudiar, mi padre
ha decidido meterme en la mejor institución de lugar. Un
verdadero fastidio —Luke rodó los ojos y apoyó su mano de
la mesa.
—¿Que se le ofrece a la pareja? —Ambos la miramos
extrañados y aguantamos la risa —¿Que sabor les gustaría?
Tenemos de todo tipo.
—Quiero uno de chocolate —murmure.
—Lo mismo que ella —La chica se marchó con una sonrisa
y nosotros empezamos a reírnos. ¿Pareja? Desde cuando
alguien como el podía salir con alguien como yo.
Patético.
—Entonces ¿Eres mi novia?
—Al parecer tu eres mi novio. Y fíjate que nunca me enteré.
—Tampoco yo —rió —¿Que te gusta hacer Dove?
—Muchas cosas, pero lo que más me apasiona es escribir.
¿Sabes? Lo bien que se siente crear historias que sabes
que no te pasarán, esas historias de amor que solo se viven
en los libros.
—Hoy en día es difícil vivir un amor así —murmuro —Es casi
inexistente.
—Lo es. Pero no es un tema relevante. ¿Que te gusta a ti?
—Quiero tocar la batería, desde pequeño me ha gustado la
música y creo que hacer eso estaría bien para mí.
Mi mente inmediatamente viajo a Wells, la manera en la
que tocaba la guitarra y cantaba con tanta pasión, sin duda
el era un excelente músico o al menos podría serlo en un
futuro.
Miré a Luke con una sonrisa, haría que ellos se conocieran.
Wells vería que también puede tocar y así probablemente
se les haría más fácil a ambos.
—Aquí está lo que pidieron.
—Gracias —asentimos.
—Eso es genial Luke, tienes más futuro que yo. No se ni
cómo empezar mi carrera de escritora.
—Escribe, envíalo a una editorial tradicional y así vas
agarrando experiencia. No te compliques tanto.
—No lo hago.
El móvil de Luke empezó a sonar, la pantalla se alumbraba
una y otra vez y el hacía caso omiso a la situación, hasta
que acabo cansandose y decidió contestar.
Se apartó de las personas y empecé a jugar con la
cucharilla de mi helado, lo removía, me metía uno que otro
bocado y volvía a hacer lo mismo.
Era un ciclo.
—Debo irme
—Oh, ha veo. No pasa nada, fue un gusto conocerte Luke.
—¿Te quedarás aquí? Puedo acompañarte si quieres.
—Iré contigo —sonreí—Igual ya debía irme.
Todo estaba silencioso, las personas no hacían ni el
mínimo ruido, los niños parecían robots caminando por la
ciudad y los señores mayores solo leían el periódico desde
el asiento trasero.
Tropecé con un roca y me fui hacía adelante cayendo en
una gran fuente, mi ropa quedó empapada, la camisa que
antes era ancha se volvió ajustada a mi cuerpo y
transparentosa.
—Ven, ¿Cómo te has caído? Si que eres torpe.
—He tropezado.
—Te daré mi camisa, yo me quedaré con el suéter que
tengo. Puedes ir a cambiarte.
Asentí, el fue al baño, se quitó la camisa y apareció con la
sudadera que tenía anteriormente. Empecé a caminar hasta
el baño de chicas y miré su camisa, era una camisa naranja
con mangas largas y apariencia impecable.
No sabía que le diría a mamá, pero estaba segura que la
respuesta no iba a gustarle del todo. Me quité mi camisa y
me coloqué la suya, me sentía insegura, mi cuerpo se veía
más extraño de lo normal.
Era una estúpida.
—Dove. ¿Que tanto haces?
—Me siento extraña —Dije detrás de la puerta.
—La sociedad debería joderse, no debes tener miedo de ser
quién eres.
El tenía razón, no se qué hacía escondida en un baño
publico, no se qué hacía aquí cuando debería salir y
sentirme bien, sentir que mi cuerpo no estaba mal. Abrí la
puerta con cuidado y le sonreí.
—Gracias —murmure
—Pero si estás guapísima. No entiendo cuales son tus
miedos chica.
—Ya debo irme. Iré a la estación del metro para poder llegar
a casa. Fue un gusto conocerte Luke. Y gracias por la
camisa
—Te acompañó. Y así me das tu número.
—Vale —murmure.
Tardamos aproximadamente media hora caminando hacía
la estación, Luke se despidió y agrego mi número antes de
irse, me había caído demasiado bien, subí al metro y giré mi
cabeza para verlo por última vez.
Aquella voz que escuché hace un tiempo resonaba por todo
el lugar, busque a Wells con la mirada y lo encontré, estaba
sentado tocando con los ojos cerrados.
—So, Before you go. Was there something I could've said —
El cantaba increíble, su voz llegaba a tonos altos y tenía una
manera de afinar la voz asombrosa.
Me senté junto a él y cerré los ojos.
—To make your Heart beat better. If only I'd have known you
had a storm to weather —Wells dejó de tocar por un
momento, abrió los ojos y yo hice lo mismo. Mis ojos fijos
en los de el, su sonrisa creció y siguió tocando hasta que
fue hora de irme.
—Nos vemos gafas.
—Nos vemos guitarrista.
Connor Wells.
Al amanecer había decidido invitar a Dawson y a Wells a la
piscina, mi madre había mandado a hacer una para que Mía
y yo podamos jugar con tranquilidad.
—Llegue pequeño guitarrista.
—No me llames así Dawson
—Dejalo. Harás que se ponga de mal humor —Dijo Lewis
con burla.
Le saque el dedo corazón a ambos y empecé a correr hasta
la piscina.
—Tendrás un concierto —Gritó
[...]
Mía apareció con su traje de baño completo y esas coletas
que le gustaba hacerse, a pesar de estar pequeña era una
chica preciosa y estaba seguro que cuando creciera tendría
que golpear muchos rostros.
Los chicos ya estaban en la piscina, aunque no le dije nada
a Lewis me sentía feliz por haber conseguido un concierto,
según el, el señor estaba muy interesado en mi e invertiría
dinero en el evento.
Todo iba bien hasta que mi pequeña hermana decidió abrir
la boca y dijo las palabras que jamás pensé escuchar.
—Dove te ha enviado un mensaje —Los chicos se giraron
hacía ella y el silencio abundó el lugar. ¿Por qué tuvo que
decir eso?
Carraspeó y los miró fijamente.
—La chica fea te acosa ¡Vaya suerte tienes!
—No es fea Dawson. Ya habíamos tenido esta
conversación.
—¿Es fea porque es gorda? —pregunto Mía viéndolo con
una cara extrañada.
—No es por eso, es todo en ella. Simplemente no es lo que
llamaríamos una chica "guapa"
Mi hermana se quedó pensando, nos miró a todos y negó
con la cabeza.
—Son tontos.
—En eso tienes razón. Dawson es un tonto —La respuesta
de Lewis tenía un toque de burla y un toque de verdad,
siempre había sido así, el siempre parecía un arma de doble
filo.
Mi mejor amigo había aprendido que esconder sus
emociones te ayudaba a mantenerte estable, sano y en
buenas condiciones, es bastante tedioso cuando eres una
persona como yo y la mayoría de la gente te odia solo por
ser sincero o decirle la verdad en su cara.
Hoy en día prefieren que la gente mienta a que digan la
verdad.
—Hermano, mamá dijo que venía en un rato. Deben irse —
susurro.
Asentí —Yo les digo. Tú ve a cambiarte.
—¿Que sucede?
—Deben irse —suspire —Mama viene en camino.
—Ya nos vamos. Dawson agarrá mi teléfono.
Los chicos se fueron aproximadamente cinco minutos
después, recogieron algunas cosas, comieron, y partieron a
su casa en el auto de Lewis.
No quería que Mía volviera a revisar mi teléfono, no tenía
derecho a hacerlo y mucho menos decir frente a mis
amigos que alguien me había escrito, me parecía una
estupidez su actitud, podía entender que era una niña, pero
me exasperaba.
Subí a la habitación y toque la puerta dos veces, ella salió
con su cara angelical y sus ojos verdes agrandados.
—Jamás vuelvas a tocar mi teléfono. ¿Entendiste?
—Vale —murmuro —Lo siento
Dejé a mi hermana en la habitación y decidí contestarle a
Dove, a pesar de todo era una chica que me caía bastante
bien, su voz era hermosa aún no había podido sacar de mi
mente como cantó la última vez que nos vimos.
Fue simplemente maravilloso.
Dove: ¿Que haces guitarrista?
Wells: Aburrido. ¿Te apetece salir?
Dove: Estaría bien, nos vemos en el metro.
Wells: Nos vemos gafas.
Le sonreí a la pantalla, mi mente a veces se quedaba en
blanco, miraba a los lados y generalmente sentía que debía
hacer algo. Agarré una sudadera gris y salí en dirección al
metro, ver a Dove me emocionaba, pocas veces me había
sentido atraído por salir con alguien, pero esta vez era
distinto.
Su amistad era importante para mí.
Me quedé sentado mirando el techo, ella aún no había
llegado me preguntaba si era muy tarde o siquiera había
venido muy temprano. Miré la hora y mis ojos se dirigieron
hacía arriba.
—Perdón por la tardanza
—Pensé que no vendrías —sonreí—Me gusta cómo te queda
el cabello. Te da un estilo Ponk. —Dove empezó a reír y me
dio una palmada en el hombro.
—Ya es hora de irnos pequeño guitarrista.
Asentí en su dirección y me levanté, caminamos un rato
vimos algunos perfumes, ropa y acabamos parados frente
a una biblioteca, los ojos de Dove se agrandaron, veía los
libros como si fuera su mayor deseo en la vida.
—¿Quieres entrar? —Le pregunté indeciso.
—No tengo dinero para compararlos, verlos sería
torturarme.
—Entremos, podemos agarrar uno y leerlo un rato. ¿Te
parece?
—Estaría bien —sonrió
Dove era alguien que resaltaba en cualquier lugar, su
forma de vestirse, sus ojos y esas ligas que solía usar a
veces. Mirarla parecía un espectáculo.
Pasamos a la biblioteca y todos levantaron la mirada,
volvieron a bajarla y de ahí nadie más prestó atención. Sus
ojos recorrieron las grandes estanterías, su mirada
asombrada y el brillo que emanaba me decía que
tardaríamos un buen rato aquí.
—Quiero este —susurro.
After. Un libro que había leído hace un tiempo, fue el único
libro que he leído, me sabía algunas frases y podía
recitarlas sin problema.
—Somos la luz y la oscuridad; es un caos perfecto, es todo
lo que temo, lo que quiero y lo que necesito.
—Que no te quiera como tu quieres que te quiera. No
significa que no te quiera con toda su alma.
—Lo he leído.
—Me he dado cuenta —afirmo —No sabía que también
podías leer.
—Existen cosas que aún no sabes de mí gafas.
Su sonrisa se expandió, dejamos el libro en la estantería y
empezamos a tirarnos pequeños palillos que estaban en la
mesa.
Los presentes hacían caso omiso a la situación, a algunos
parecía divertirles y a otros no tanto, como por ejemplo a
nuestra querida bibliotecaria que nos miraba con cara de
asesina en serie.
—No son niños de cinco años. Recojan este desorden.
—Lamento decirle que no me apetece. Su biblioteca es
aburrida, aunque tiene buenos libros. Eso sí no puedo
negarlo.
—¿Que has dicho niño malcriado? —Tenía unos ojos café
bastante lindos, a pesar de ser una señora mayor se notaba
que de joven fue guapísima y muy cascarrabias. Eso sin
duda es algo que no se quita ni con el tiempo.
La pequeña gafas seguía viéndome con cara de asesina,
ella quería irse y yo cumpliría su sueño, tomé su mano y
empecé a correr en dirección a la salida, la señora venía
detrás de nosotros podía oír sus gritos y comentarios. A
medida que avanzamos su voz se quedó en el aire.
—Ha sido una locura. Jamás había corrido tanto en mi vida
—Le sonreí, tenía sus manos apoyadas en las rodillas y
parecía más agitada que nunca.
Las cosas eran sencillas, yo no quería recoger nada y fui
totalmente sincero, la señora no lo entendió. Así que salí
corriendo.
—Es tarde, debo irme.
—¿Te acompañó?
Negó —Iré sola. Debo resolver algunas cosas en el camino.
Yo asentí dudoso y la vi perderse entre las personas, la
ciudad era sumamente grande, tenía edificios caros,
algunos de clase media y otros bastante normales, era la
ciudad de la vida o al menos así lo veía yo, esperaba que el
concierto saliera bastante bien, recordé los momentos que
pasé junto a Dove y sentí la necesidad de invitarla, de que
estuviera ahí.
Y yo ... Simplemente salí corriendo hacía ella.
—Quieres ir a un concierto —Dije con la voz entrecortada.
—¿Sobre que? Porque no me gusta la música ruidosa
—Uno mío. Tendré un concierto y quiero que vayas.
—Estaré ahí —afirmo —Me pasas la dirección por mensaje.
—Eso haré gafas.
[...]
Lunes por la noche, estaba sentado viendo una película de
los Avengers sin mucho que hacer, mi hermana y mi madre
habían salido a comer helado y tener un pequeño rato de
chicas, pocas veces hacía eso y cuando lo hacía Mía caía
rendida a sus pies.
Ya saben niños pequeños.
La puerta principal empezó a sonar desesperadamente,
odiaba cuando hacían eso. ¿Acaso no saben que es de
noche? O siquiera que podrían estar interrumpiendo un
bueno momento de amor propio.
—¿Que quieres? —Bufé irritado.
—¿Así tratas a tu ex? —Subi los ojos viendo a la primera
chica que salió conmigo, Dani estaba parada frente a mí
con unas botas altas, un vestido y una coleta alta.
Siempre fue preciosa, pero ahora parecía estarlo mucho
más.
—No sabía que eras tú —murmuré
—¿Puedo pasar?
Abrí la puerta un poco más y ella entró sentándose en el
mueble.
—¿Que sucede? Mamá viene en un rato.
—Seré directa Wells. Quiero que regresemos. Éramos lo
mejor de todo y quiero que vuelvas a estar conmigo.
—¿Para que Dani? Vamos a desperdiciar nuestro tiempo,
estamos bien así.
—Quiero tenerte otra vez conmigo —Delicadamente se
levantó del sillón y se acercó a mí, pasando su lengua por el
lóbulo de mi oreja y causando estragos en mi interior. —Se
que me aún me deseas —susurro.
—Podemos intentarlo —La besé sin dudarlo, mis manos
empezaron a recorrer su cuerpo delicado.
Había extrañado esto. Sin duda lo había hecho.
A la mañana siguiente Dani y yo estábamos en la cafetería
más cercana que encontramos, platicábamos de lo que
habíamos hecho los últimos meses, recuerdo que cuando
ella se marchó me había dolido demasiado, pase meses
llorando, recostado de paredes y escribiendo canciones que
nada que ver. Pero la vida era así, a medida que pasaba el
tiempo te adaptas a los cambios y empiezas a sentirte
mejor.
Yo estaba bien con ella aquí, la había extrañado, la quería y
me sentía bien por el hecho de que hayamos regresado.
—¿En qué piensas?
—Me gusta que hayamos vuelto —confesé
—A mi también Connor, supongo que aún te molesta que te
llamen Connor ¿No es así?
—Sabes que lo odio —sonreí
—Lo sé bebé.
—¿Cómo está Lewis? Tengo tiempo que no habló con el.
—Esta bien, en unos días estaré bastante ocupado, he
conseguido otro amigo y tengo una amiga.
—¿Una amiga? —musito.
—No es nada importante, no hagas un drama.
—No lo haré. Sabes que yo soy la mejor, nadie podría
superarme.
—Puede que tengas razón —Le sonreí.
Nuestra relación siempre fue así, Dani con sus aires de
superioridad y yo con mis respuestas cínicas y sinceras,
pocas veces teníamos problemas y cuando los teníamos
empezábamos a decirnos hasta de que moriríamos.
Era un ciclo. Y no me negaba a vivirlo.
Capítulo 4
Han pasado más de dos semanas, el instituto se ha vuelto
largo y tedioso, las horas de receso se han convertido en
horas de trabajo y mi novia no ha dejado de hablarme
desde hace aproximadamente veinte minutos, amaba
escucharla pero estaba estresado y deseaba justo ahora
que se callará un momento.
Estas semanas me he privado de hablar con Dove, ella solía
buscarme en ocasiones, me hablaba, me mandaba
mensajes y hasta incluso acabó siendo bloqueada por mi
querida novia, no había puesto objeciones, no tenía ganas
de pelear y no quería ni pensar en la reacción de Dani.
Interiormente me sentía como un gran capullo, una persona
que ha simple vista parecía estar cansado y que por
consecuencia se había alejado de su única amiga y de
Dawson en ocasiones.
Mi vida se había vuelto un caos, estar de un lado a otro, no
dormir mucho por las noches y siempre sonreír como si
todo fuera perfecto. A veces quería soltarlo todo.
—Puedes callarte —Dije finalmente.
—¿Que? ¿Que te pasa Connor?
—Llamame Wells —susurre —Estoy cansado Dani, no quiero
escuchar nada por ahora. Te quiero pero necesito
descansar al menos un rato.
—Esta bien, lo siento. No tenía ni idea de la situación.
—Tranquila —sonreí —Estaré bien en un rato. Y perdóname
por sonar como un capullo integral.
—Ni que lo digas —rió —Iré con mis amigos, tu descansa.
Asentí recostando mi cabeza en la mesa, tenía los ojos
abiertos y veía a mis compañeros pasar, todos parecían en
metidos en sus móviles, la juventud actual era así y no creo
que eso pueda cambiarse fácilmente.
Estaba tranquilo disfrutando de mi pequeña hora de
descanso, hasta que vi esa melena que podría reconocer en
cualquier lado.
Dove estaba aquí, con su camisa ancha amarilla, un
pantalón ancho negro y unos zapatos deportivos, siempre
lo diría.
Ella sabía vestirse.
Quité mis ojos de ella, sentía que sus ojos estaban puestos
en muy, había sido un estúpido, me había pasado de la raya
y las cosas debían seguir así. Ahora tenía novia, ella es
celosa y compulsiva, yo era demasiado sincero y no quería
arruinar nada.
Me levanté de la mesa por el sonido del timbre, al fin podía
irme, tenía pensado ir a una cafetería, beber un poco de
café con leche y luego irme a estudiar.
Entré viendo el local, tenía luces de colores, las paredes
eran de una madera moderna y las mesas tenían
decoraciones con blanco.
—¡Es una tontería! —A lo lejos escuché la voz de Dove, iba a
irme, juro que iba a hacerlo pero entonces oí la voz de un
hombre, mi curiosidad pudo más y me asomé.
Era un chico con tatuajes, cabello largo moderno y unos
ojos bastante guays, ella se estaba riendo, comía con
delicadeza, movía sus manos emocionada y parecía que se
llevaban de maravilla. ¿Acaso el era su novio?
Decidí irme, no quería estar en el mismo lugar que ella y
menos después de ver esa escena algo incómoda.
Dove Hersel:
Más de dos semanas habían transcurrido, estaba sentada
decidida a ir al metro, quería ver a Luke, según el
necesitaba presentarme a su nuevo amigo, nos habíamos
hecho bastante cercanos, nos contábamos cosas, salíamos
y jugábamos.
Jamás había sucedido algo así, es la primera vez que
siento que el amor que doy es recíproco.
Agarré mis tenis y salí corriendo, llamé al Sr. Estaban para
que no se fuera sin mí y al llegar vi a Wells.
Tenía tiempo sin verle, últimamente se la ha pasado con
una chica que desconozco, una chica que lo ha absorbido
tanto, y lo ha hecho distanciarse de sus amigos. Hace unos
días me di cuenta de que Wells me había bloqueado, al
principio me dolió pero ya con el tiempo ha dejado de
importarme.
Sus ojos miraron a otro lugar, decidí acercarme para pedirle
disculpas si había hecho algo mal, mis ojos le vieron con
lástima y sensibilidad.
—Wells.
—Debes alejarte, no quiero a personas gordas en mi vida.
Necesito que no me hables más.
¿Que?
¿Pero que estaba diciendo? Jamás pensé que sus palabras
podrían dolerme, el siempre decía que no era gorda, que
estaba bien como estaba y entonces ¿Fue solo una
mentira?
Respiré profundo y contraje las ganas de llorar, no lloraría
frente a él, no le daría el gusto de verme mal.
—Perfecto, no necesito a estúpidos como tú. Gracias por
nada Wells. —Rodé los ojos e infantilmente me fui al otro
extremo del lugar. No tenía ganas de verle, mis ganas de
salir se habían esfumado y yo solo quería volver a casa y
encerrarme en la habitación.
El tiempo en el metro se me hizo más largo de lo normal, le
mandé un mensaje a Luke para vernos en el centro
comercial, el accedió y me dijo que estaría allí con su
amigo.
—Dove —asintió —El es Ronald un amigo
—Un gustó —Vaya, el chico era guapísimo, las facciones de
su cara eran varoniles, tenía pecas por todo su rostro y el
cabello negro resaltaba con sus ojos. Luke debería
pasarme el dato de dónde consigue tantos amigos bellos.
—El placer es mío. Luke me había dicho que su amiga era
guapa. ¡Pero no sabía que tanto! —exclamo.
—No soy para nada guapa —reí
—Estoy seguro de que si lo eres —Mi amigo se metió en la
conversación y le sonreí, aún me sentía mal por lo de Wells,
pero no quería arruinar está oportunidad, no quería que
Luke tuviera que dejar a Ronald sólo por mí.
—¿Cuantos años tienes? —me preguntó Ronald.
—Diecisiete en agosto cumplo los dieciocho.
—Soy mayor que tu —rió Luke.
—Yo soy mayor que ambos. Tengo ventiuno.
—¿Y tu? —inquirí hacía Luke.
—Tengo veinte. Ya estoy viejo —rió.
Ronald parecía un chico increíble, me hubiera gustado
convivir más con el pero tuvo un contratiempo y tuvo que
salir corriendo hacía la estación de bomberos.
En eso el trabajaba o al menos eso tenía entendido, Luke
me estaba viendo perdido, como si estuviera en otro lugar o
espacio.
—¿En qué piensas Luke?
—Soy gay —soltó. Mis ojos se agrandaron y lo miré
sonriendo.
—¿Y eso que tiene de malo?
—¿No te molesta? Soy gay, he sufrido de bullying desde los
catorce años.
—Estoy gorda Luke. Somos el dúo de raritos.
—Somos el dúo perfecto Dove.
Chocamos los puños y reímos, me gustaba tener un amigo,
podía hablar de lo que sea con el, podíamos reír, jugar,
comer y divertirnos sin dudarlo. Estaba feliz por esto y
jamás cambiaria a Luke.
Connor Wells.
Yo había sido un imbécil, le había dicho algo a Dove que
sabía que la iba a lastimar, sabía que probablemente podía
reír en la mañana y en la noche llorar por la situación.
Dove era fuerte, pero a la vez podía ser la persona más
débil y sensible de todas, yo quizás había sido un motivo de
su dolor y eso empezaba a inquietarme. ¿Por qué había
sido así?
Llamé a Dani para que viniera a casa, quería verla y
sentarme junto con ella para poder hablar y reír un poco.
—Lamento llegar tarde.
—Pasa, mi mamá está dormida y mi hermana está en el
cuarto.
Ella asintió y entro en mi habitación, una habitación de con
paredes grises, algunos cuadros de mis bandas favoritas y
una computadora que amaba con mi vida.
—¿Quieres que veamos una película? —Le pregunté
sentándome junto a ella.
—No me gusta mucho ver películas —admitió
—¿Y entonces que quieres que hagamos?
—¿Podemos divertirnos un rato?
—No te llamé para eso Dani, solo quería hablar o hacer
cualquier otra cosa.
—Ya veo —murmuro. Iré al baño
Suspiré y cerré los ojos, el móvil de Dani empezó a sonar e
iba a contestar, hasta que vi una foto de un chico semi
desnudo, empecé a ver la conversación y supe que ellos
estaban saliendo, que yo sólo había sido un juego y que
ella claramente quería algo a mí.
—Dani
—Dime. He dejado algunas cosas en tu baño.
—Terminamos —Le tiré el teléfono en su pecho. Estaba
furioso, que mierdas había hecho.
—¿Pero que te pasa? Yo te amo Connor, he hecho miles de
cosas por ti. He estado aquí.
—Gracias por engañarme también —le espeté. —Ahora vete
a la mierda Dani.
Ella salió furiosa del lugar, algunas lágrimas cayeron por mi
mejilla y empecé a acostarme con cuidado.
[...]
—Dove ¿Podemos hablar?
—No quiero hablar contigo Wells. No es necesario ni algo
importante.
—Dove, de verdad quiero hablar contigo.
—Que me dejes. —Ella se levantó y se fue a la cafetería,
seguía molesta y era de esperarse, había sido un idiota.
Lewis apareció atrás mío y negó con la cabeza.
—Eres un imbécil Wells. Deberías Joderte.
—Ya callate.
Caminé hacía la cafetería decidido, Dove estaba con un
chico que no sabía ni quién era, me senté a su lado y le
sonreí.
—¿Irás al concierto? Es hoy. Espero verte allí
—Me debo ir Luke. Hablamos más tarde.
—Luke también puede ir —Dije sin pensarlo.
—Iremos —afirmo el tal Luke. Yo asentí en su dirección y
realmente esperaba verlos allí.
El transcurso del día paso rápido, entre arreglos y
organizaciones. Había estado nervioso, estaba en el
camerino, y Lewis me veía ansioso.
Esperaba verla allí.
Me llamaron y aparecí con una sonrisa, todos sonrieron,
supuse que habían algunas personas que me conocían de
Youtube y eso estaba bien.
[...]
Estaba en el escenario, veía a la gente con miedo, como si
fueran a quemarme o matarme en cualquier momento,
respiré profundo buscando a Dove con la mirada.
A pesar de mis malas actitudes, acciones y tonterías quería
su perdón, si bien sabía que no lo merecía también sabía
que quería tenerlo y no iba a descansar hasta lograrlo.
Ella está ahí.
Cruzada de brazos mirando a Luke, cerré mis ojos y me
senté en el taburete.
¿Cómo podía recompensar mis malas acciones? Cómo
hacía que Dove pudiera perdonarme, que podía hacer yo.
En medio de la situación, me levanté del asiento. Los miré a
todos y todos me miraron extrañados, yo podía hacerlo.
Yo lo iba a hacer.
Señale a Dove, los reflectores se pusieron sobre ella y
agarré todo el valor que me quedaba.
—Esto es sólo por ti gafas.
Los gritos se escucharon por todo el lugar, un rojizo se
extendió por las mejillas de la pequeña chica que tenía a
metros de distancia. Había decidido cantar la canción que
cantamos juntos aquel día en el metro.
Era mi forma de pedir perdón y esperaba que ella pudiera
entenderlo. A veces nos centramos tanto en personas que
no valen la pena que perdemos lo que realmente importa,
había sido un tonto, no había visto lo que tenía frente a mí.
Mis amigos, mi familia y hasta incluso gafas. Eso era lo que
debía importarme, no una chica que vino y esfumó tan
rápido como el aire.
Me senté nuevamente, agarré la guitarra y cerré los ojos
como normalmente hacía.
-Went little by little by little until there was nothing at all. Our
every moment, I start to replay.
Lentamente abrí mis ojos, había pensado si realmente era
buena idea hacer esto, tenía una última sorpresa, había
estado reservando esto para el final y esperaba que saliera
como lo había planeado. Me levanté y seguí tocando los
últimos acordes, mi voz se fue apagando y justo al culminar
saqué mi camisa.
Gafas. Decía en mi abdomen, todos empezaron a gritar,
estaban sonriendo y pude notar como Dove lloraba a los
lejos, su amigo la miraba feliz y hasta incluso había
aplaudido, ahora entendía que el no tenía otras intenciones
con ella. Y aunque fuera así a mí no debería importarme.
Con mi seguridad al máximo, salte del escenario y empecé
a caminar hacia ella, luces azules y blancas nos
alumbraban
Justo como en las películas.
Como si nosotros fuéramos los protagonistas.
—Lo siento mucho gafas.
Ella me abrazó, sus brazos se sentían cálidos, había
tardado en contestar aquel abrazo, pero aún así cedí ante
ella.
Reitere sus lentes con delicadeza y deje un beso en su
mejilla, todos estaban viéndonos, todos estaban gritando y
aún así ella era lo más importante en ese momento.
—Estuvo de puta madre —Un Lewis agitado y con en móvil
en la mano apreció, su sonrisa era enorme así que suponía
que todo había salido perfectamente bien.
Di mi primer concierto.
Y conseguí que la chica me perdonará.
Dove Hersel:
Jamás me había sucedido algo así, la manera en la que
cantaba y sus pestañas largas en su máximo esplendor, era
un chico atractivo, a veces idiota y otras veces muy sincero,
pero eso lo hacía único y admitía que me gustaba pasar
tiempo con el.
La sorpresa me cayó de la nada, nunca pensé que haría eso
o que alguien haría algo así por mi, lo había visto en las
películas, libros y hasta incluso en revistas.
Pero nunca en la vida real. Nunca sentí algo tan vivido.
Luke había estado emocionado desde aquel día, no paraba
de hablar de eso, el decía que debía conseguir un hombre
así y eso siempre me sacaba una sonrisa.
—Wells es guapísimo -suspiro -Si fuera gay estuviera con el.
—A Wells le falta mucho para ser gay.
—No lo creó, casi no sale con chicas —Dijo divertido.
—Pero lo hace Luke. Así que no tienes oportunidad.
—O no quieres que la tenga -sonrió
—Estas mal —reí
—Mierda, debo irme. Le prometí a mamá que nos veríamos
a las doce.
—Nos vemos tonto.
—Nos vemos gafas.
—No me llames así —Le grité.
Pensé aproximadamente en irme a dormir, jugar o comer
algo, había planeado un día perfectamente tranquilo, sin
temas del liceo, de la casa o de cualquier trabajo que me
surgiera.
Luke empezó a venir recurrentemente a mi casa, mamá
creía que era mi novio hasta que le confesé que es gay. Ella
empezó a reírse sin creerlo, decía que era demasiado
guapo para ser real y a la final lo vio besarse con un chico.
Así que si, lo acepto.
—Dove —Antón entró corriendo a mi habitación, se apoyó
de las rodillas y sonrió —Eres tendencia.
—¿Que soy que? —murmure
—El video donde el chico sale cantando para ti es tendencia
en redes.
—No —susurre —No puede ser.
—Ya vamos. Pero si ni siquiera sabía que tenías un
enamorado.
—¡No somos nada Antón!
—El vídeo no dice lo mismo.
—Ya vete. Estoy ocupada.
—Claro que sí —rió
Cerré la puerta y me acosté, no podía creer que ahora todos
verían ese vídeo, que mis ganas de seguir estudiando se
irían en un segundo, no podía volver al instituto y ver cómo
todos me observan, no podía volver y ver la cara de Wells
después de esto.
Me giré hacía el lado derecho y tomé el móvil, respiré
profundo y decidí ver el vídeo.
Ambos nos veíamos como una pareja de protagonistas, la
gente aplaudía y podía ver como las lágrimas caían de mi
mejilla, estaba feliz, ese día mi felicidad no cabía en mi
pecho.
Es normal pensar que después de tantas decepciones
jamás encontrarás a alguien, jamás podrás reír y divertirte o
siquiera tener un amigo de verdad.
Los amigos de verdad son difíciles de encontrar, pero se
encuentran y siempre le llegan a la persona correcta.
Tiré el móvil a un lado cuando el vídeo acabó, me acosté
boca arriba y sonreí.
Gracias por tanto, Wells.
Mi físico fue un problema durante toda mi vida,
acomplejarme por ser demasiado obesa, o por usar gafas o
también por siempre estar comiendo, por todo me
acomplejaba. Era algo que no podía evitar y que con el paso
de los años me afectó, no sufro de depresión pero mi
autoestima es baja, a veces quisiera ser delgada, tener esa
cintura de infarto y poder vestirme como me place.
Pero las cosas no se dieron así y debería empezar a
aceptarme.
Me levanté de la cama y empecé a ver por la ventana, todo
se veía hermoso, desde el jardín verde con flores de colores
hasta los edificios altos de los magnates mas reconocidos.
Siempre hablaban de uno en específico, siempre había oído
hablar de Mr. Aron Blake. Un magnate que vive estresado
por su situación, no siempre vivió en esta ciudad o al
menos así lo tengo entendido.
Connor Wells:
Me gustaba hacerle honor a mi apellido.
Wells. Repetí para mí mismo, estaba sentado en una sala
de conferencia, esperaba a Lewis y los señores frente a mí
me veían con cara de querer hablarme, baje el móvil, me
acomodé bien el chaleco y les sonreí cordialmente.
Los modales ante todo.
Eso siempre había dicho papá, o al menos recurrentemente
lo decía, mis ojos cambiaban de color en ocasiones, se
ponían verdosos, café y originalmente volvían a su estado
natural.
Miré el reloj en mi muñeca y empecé a mover la pierna de
forma ansiosa. Lewis llevaba adentro más de media hora,
veía a los señores con una sonrisa forzada y mis ojos
querían cerrarse, no había podido dormir en toda la noche,
la emoción pudo más que yo. Mi representante (Lewis)
empezaba a moverse, a buscar contactos, a mostrar videos
míos y a trabajar realmente.
Había sido un sueño cumplido, la esperanza empezaba a
resurgir y a medida que transcurría el tiempo ganábamos
más dinero del esperado, mamá estaba orgullosa, me había
felicitado por primera vez en toda mi vida y eso hizo que
quisiera seguir por este camino.
Tal vez algunas personas no lograban entenderlo, pero mi
mente solo podía pensar en verme parado frente a un
escenario y ver a miles de personas cantar mi canción.
Sería increíble.
Creo que la mayoría de los niños quieren tener un tipo de
fama, algunos quieren ser actores, otros modelos y otros
quieren ser músicos. En alguna etapa de mi vida quise
tener una banda, pasar tiempo tocando con amigos y
compartir los mismos gustos. Pero nunca se dio, nunca
encontré dos personas más que supieran lo que es hacer
buena música.
Me levanté cuando Lewis salió, con su porte fino, cara sería
y lentes de sol, las demás personas estrecharon su mano y
empezamos a caminar hacía la salida.
—¿Salió todo bien? —pregunté dudoso.
—Más que bien —afirmo—Iremos a tu apartamento,
hablaremos las cosas y después debo irme.
—¿Que harás?
—Tareas del instituto ¿Que pensabas? —rió
—Mierda ¿Tenemos tarea?
—Si, Wells. Tenemos tarea.
—También la haré hoy o mañana. Todo depende el destino.
—¿El destino?
Asentí —El destino.
Capítulo 5
Desde el concierto las redes sociales habían explotado,
tenía miles de mensajes de personas que no conocía, mis
seguidores habían aumentado considerablemente y mis
notificaciones no paraban de sonar.
Me sentía famoso. Repremí una sonrisa y negué con la
cabeza, Lewis estaba en el baño mientras que yo estaba
sentado viendo el móvil, quería responder algunos
mensajes pero a la vez me daba pena y temor decir algo
que no debería.
Empecé a bajar y ver los comentarios en la publicación del
vídeo, algunas personas me preguntaban quien era Dove,
otros se burlaban del físico de gafas y eso empezaba a
molestarme. Respiré profundo y pasé una mano por mi
cabello, giré hacía atrás cuando escuché la puerta del baño
abrirse y miré a Lewis con una ceja enarcada.
—¿Puedes hacerme un favor?
—¿Que favor Wells?
—Necesito que borres algunos comentarios donde critican
el físico de Dove.
—Los borraré cuando llegue a casa —Asintió
Giré mi cabeza y volví a internarme en el móvil, escuché
cuando la puerta se cerró, últimamente no me gustaba
estar solo en casa, se sentía vacío y solo.
Mamá se la pasaba saliendo, mi hermana estaba en clases
extraescolares y eso hacía que la casa fuera solo para mí.
Me estiré en el mueble y la puerta principal empezó a sonar,
supuse que era Lewis, tal vez se le había olvidado algo o
había sido tan idiota como para no querer irse.
—¿Dawson? —Pregunté estupefacto.—¿Que haces aquí?
—Vine a visitarte. Ya sabes, antes de que te vuelva famoso
y me olvides —rió
—No te olvidaré. Ni siquiera somos amigos cercanos —Me
senté en el sillón pequeño que quedaba justo frente a él,
Dawson tenía una sonrisa burlona, llevaba un suéter
amarillo, un pantalón negro ajustado y unos tenis Nike.
Siempre vistiendo bien.
—Lo somos —afirmó—Desde ahora tu y yo seremos
mejores amigos.
—Dawson. No eres mi mejor amigo. Mi mejor amigo es
Lewis —Bufé
—Lo llamaré. Tenemos que resolver esto. —Rodé los ojos
en su dirección y dirigí mí vista al móvil, había querido
escribirle a Dove, pero no tenía la valentía necesaria para
eso.
Dawson apoyo su cabeza de su mano, veía el móvil
esperando que Lewis respondiera hasta que por fin logro
hacerlo.
—Genial, dijo que ya venía —sonrió
—Eres jodidamente exasperante
Aproximadamente transcurrieron treinta minutos para que
el apareciera, estábamos todos sentados en la planta de
arriba.
Lewis tenía un pantalón azul ajustado, unos tenis y una
camisa blanca, yo tenia unas bermudas beige, una camisa
negra y unos nike. Parecíamos el grupo de los más
deseados o al menos así lo creí Dawson.
—Decidí que seremos un grupo de tres —afirmó él.
—¿Y sólo tu lo decidiste? —preguntó Lewis.
—No quiero pasar media hora discutiendo con ustedes. Así
que sí, seremos un grupo de tres y os callaís —Los dos
empezaron a reírse y asintieron efusivos.
—El Sr. Estuvo más que feliz con tu presentación —Confesó
Lewis. —Esta dispuesto a tenerte de nuevo allí. Pensé que
podíamos hacer un vídeo para Youtube.
Asentí —¿Quieres salir conmigo Dawson?
—Lo vez. Eres el mejor amigo que podría tener —Lloriquió
—No hagas que me arrepienta.
—Después podemos solucionar los detalles, por ahora
necesito que escribas una canción.
—Bien, eso haré.
Dove Hersel:
Había estado todo el día con mi madre, haciendo compras,
leyendo libros, en el spa y consecuentemente en la cocina
preparando postres.
A mamá siempre le había gustado tomar un día para
pasarlo conmigo, después tomaba otro y lo pasaba con
Antón, de esa manera sentía que convivía con los dos sin
tener preferencia alguna.
Sus ojos estaban fijos en el pastel de chocolate que
preparaba, yo estaba en el móvil viendo Instagram con una
sonrisa en el rostro.
—¿Estas viendo a algún chico guapo? —Preguntó mamá
con sorna.
—No —reí—Solo estaba leyendo algunas frases. Sabes que
amo leer.
—Se que amas escribir —acoto—¿Por qué no escribes un
libro?
—No creo que sea buena idea, no siento que esté preparada
—admití
—Si no lo intentas te quedarás con la duda, pero si lo haces
podrás sonreír diciendo que al menos lo intentaste.
—Tal vez lo haga —murmuré.
—He visto el vídeo donde salía el chico cantando —admitió
mamá bajando la cabeza.
—Oh —susurre—Solo somos amigos. El había hecho una
idiotez y fue su manera de disculparse.
—No creo que solo sea un amigo Dove. ¿Por qué le mientes
a mamá así?
—No te estoy mintiendo madre. Wells y yo jamás seremos
pareja.
—Prometo recordarlo.
—Espero que lo hagas.
Sonreí incómoda y me encogí en el asiento, mamá seguía
preparando su pastel, era una mujer de cuarenta años, con
cabello corto, negro y unos ojos negros divinos, siempre me
había gustado como era mi madre físicamente a veces me
gustaría parecerme más a ella.
Sus ojos se dirigieron a mí y asintió.
—Quiero conocerlo.
—Algún día lo hará mamá. —Miré el móvil y decidí irme a
dormir, mañana tendría que ir al instituto, vestirme, hacer
algunas cosas laborales y luego salí un rato.
Me gustaba pasear en ocasiones, me hacía sentir
conectada con el medio ambiente y las situaciones que se
presentaban. Cuando dormía no sentía absolutamente
nada, era como estar perdido, el tiempo transcurria rápido
pero tu cuerpo parecía inerte, quieto y sin aliento.
[...]
—Todos están mirándote —Luke miraba a sus lados
incomodo, ninguno estaba acostumbrado a la atención,
bajé mi cabeza y negué, no quería que las personas
estuvieran viéndome, ¿Tan raro era lo que hizo Wells?
—No me gusta esto —susurre.
—Deberás acostumbrarte. Ya verás como en poco tiempo
te harás famosa —La carcajada de Luke se escuchó por
todo el pasillo, le di un golpe en el brazo y rodé los ojos.
Nadie sabía que el era gay, no era algo que demostrará con
frecuencia y mucho menos hacía gestos que lo delatarán
suponía que la mayoría de las personas en el instituto
pensaban que nosotros dos estábamos juntos o que al
menos nos traíamos algo entre manos.
Pero no era así.
Nunca sería así.
Respiré profundo y vi a una chica de la clase "A" acercarse,
traía un batido en su mano, tenía un vestido floreado
bastante bonito y un moño que la hacía ver estrabagante.
—Quiero decirte que hubiera deseado ser tú. Y que desde
siempre he estado enamorada de Wells. Así que espero que
te vayas a la mierda —Su batido cayó en mi cabeza, lo
pegajoso se deslizaba por mi ropa y tenía ganas de llorar.
Luke quitó a la chica y respiró conteniendo las ganas de
golpearla.
—Vete tu a la mierda. Vamos Dove
—No puedo creer que haya hecho eso —murmure.
Caminamos hasta el baño, agarré toallas e intenté quitarme
esto, me eche agua, algo de alcohol pero nada funcionaba,
mis rodillas flaquearon y caí al piso, tapé mis ojos con mi
mano y las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.
Cuando eres gorda la sociedad no te acepta, pero jamás
bajes la guardia tu destino está más allá de la niebla.
—Dove —susurro Luke. —¿Quieres que entre?
—No, estoy bien —murmuré—Estoy bien.
Salí del baño peor de lo que entré, le regalé una media
sonrisa a Luke y le avisé que me iría, no quería seguir ahí y
la mejor decisión era irme a casa, quitarme esto y
acostarme un rato. A veces las personas no se dan cuenta
del daño que hacen, de las malas decisiones que toman y
mucho menos de los errores que comenten.
Salí del instituto a pasos lentos, sólo había transcurrido
media mañana y ya mi día estaba arruinado, las personas al
mi alrededor siempre se giraban a mirarme, a pesar de no
ser gorda y solo tener algunos kilos de más me juzgaban
por ello.
Lloraba. Siempre lo hacía.
Pero a veces me gustaba inhalar un poco de realidad, a
veces me gustaba darme cuenta que la sociedad era así y
que por todo van a criticarte.
Llegué a mi casa y tomé el pómulo de la puerta, un mechón
rebelde se deslizó por mi mejilla y lo aparte suavemente, mi
cabello sin duda era algo que me gustaba de mí. Cuando
me adentré a la casa, percibí un olor a café que inundó mis
fosas nasales.
Debía ser papá. A el siempre le gustaba hacer café a esta
hora.
—¿Que hacés aquí tan temprano pequeña? —Sus ojos
viajaron al batido que se encontraba encima de mí, negó
con la cabeza y enfureció. —¿Quién te ha hecho eso Dove?
—Fue un accidente —musité—Iré a bañarme. ¿Mamá está
acá?
—Salió con Antón. Si necesitas algo me llamas, iré a
trabajar.
—Bien —asentí.
Subí hasta mi habitación y empecé a despojarme de la
ropa, el agua caía por mi cuerpo, se sentía bien, sentía que
mis músculos empezaban a relajarse después de tanto
tiempo.
Cuando salí me puse un simple short de ejercicio y un top
morado, había decidido que haría ejercicio frecuentemente,
me haría ver más delgada, tal vez no tanto porque soy de
contextura llena pero mi cuerpo tendría mucha más forma.
Trabajaría por sentirme bien conmigo misma, no por los
demás.
[...]
Una semana haciendo ejercicio, una semana en la que
salgo del instituto e inmediatamente estoy en el gym. Mi
vida se ha basado en intentar comer menos, salir un poco a
despejarme y empezar a correr por las mañanas.
Las personas pueden decirte millones de cosas, pero si no
te sientes bien contigo mismo, entonces jamás podrás
aceptarte. Estaba sentada en la mesa de la izquierda junto
con Luke, en un nuevo lugar que habían inaugurado hace
poco.
Sus palabras insistentes y acciones divertidas hicieron que
acabará viniendo, era un lugar donde se jugaba bolos y
comías mientras hablabas con amigos.
—Me gusta cómo se ve todo —confesé
—¿Jugaremos a los bolos?
—No estoy segura de querer jugar y hacer el ridículo —
arrugue el entrecejo y Luke soltó una risa.
Su camisa verde y pantalón negros me habían encantado
desde el primer momento en el que le vi, el se había
sorprendido con mi cuerpo, había bajado
considerablemente y la ropa me quedaba mucho mejor, a
medida que pasaba el tiempo podía sentir como mi mente
se acopla a lo que realmente quiero ser.
Moví mis pies hacía delante y reconocí inmediatamente el
cuerpo fornido de Dawson, sonreí nerviosa ante la situación
y respiré profundo, si me acercaba entonces tal vez no todo
saldría tan mal pero si pasaba y no lo saludaba
probablemente se enfadarian conmigo. Opté por la primera
opción y empecé a caminar hacia ellos, Luke iba a mi lado
con sus manos incrustadas en el bolsillo siempre hacía
eso.
—¿Dove?
—Hola —sonreí. Tres pares de ojos estaban sobre mí.
Dawson me miraba asombrado, Lewis me miraba con una
sonrisa burlona y Wells parecía estar perdido en mi ojos.
—¿Van a jugar? —preguntó Luke.
—Apostemos —Lewis sacó veinte mil dólares y los puso
sobre la mesa. —Quien gané tres veces se lo lleva.
—Este juego empieza a gustarme. —Dijo Dawson subiendo
las mangas de su suéter. Todos parecían estar
concentrados jugando.
Me senté en la mesa junto con Wells, no había parado de
verme.
—¿Sucede algo? —pregunté finalmente.
—Estas diferente.
—He adelgazado un poco. Me han dicho que esto es lo
máximo que puedo bajar. Sigo algo gorda pero ya no tanto.
—Estas hermosa Dove. Solo un idiota no podría verlo.
Mis mejillas se tornaron de un color carmesí, giré mi
cabeza hacia la derecha y sonreí, he estado
preocupándome tanto por agradarle a los demás que se me
ha olvidado lo que tengo, estás personas que llenan mi vida
de diversión y alegría instantánea.
—Gracias. Lamentó haberte ignorado durante días —reí.
—Todo está bien. He estado con mi música. Tampoco he
tenido tanto tiempo —confesó
—¿Y si vamos a ver qué tal van?
—No es necesario —negó—Ya ellos vienen.
Dawson venía quejándose, Lewis venía enojado y con ceño
fruncido y eso solo podía significar que Luke había ganado.
—He ganado puchapu —su sonrisa enorme y su abrazo
hicieron que me riera.
—Ha sido trampa
—He perdido todo mi dinero —refunfuño.
—Eres tonto Lewis, debiste considerar la opción de perder
—Wells rodó los ojos y apoyó sus brazos sobre la mesa.
—Esta claro que confiaba en mis dotes
—Pues parece que no han servido —Dawson empezó a
reírse soltando algunas lágrimas.
Era más que obvio que se habían hecho amigos, el local
nos había informado que debíamos irnos, todos estaban
caminando hacía la salida con pasos lentos y flojos,
siempre hacían eso cuando querían quedarse, sus ojos
estaban fijos en los carros que habían venido.
Luke se iría en su carro con Dawson, Lewis se iría en el
suyo y Wells me había invitado a irme con el, todos nos
despedimos cordialmente y empezamos a irnos.
—¿Quieres que ponga la radio?
—Estaría bien —asentí
Wells prendió la radio y la canción que cantamos en el
metro retumbó por los altavoces.
—Creo que es el destino
—No creó en el destino —ataqué
—Cierto, se me olvidaba que eras creyente de las
casualidades.
—Tampoco creo que en eso. Solo sé que todo sucede por
algo y ya está.
—Would we be better of by now. If I'd have let my walls
come down —Comenzó, mis ojos se cerraron y le seguí. Se
sentía real, sentía que este momento sería eterno.
—Maybe, I Guess we'll never know
Me hubiera gustado sentir esto desde siempre. Hubiera
amado sentir lo que es estar enamorado.
¿Mamá porque nunca fue suficiente?
Repremí una lágrima y noté como Wells se acercaba a mi
rostro, nuestros labios estaban a centímetros de distancia y
me aleje.
Me alejé incómoda y nerviosa a la vez.
No me sentía lista para esto.
Connor Wells.
Mis sentidos estaban activados, me sentía nervioso y mis
mejillas estaban más rojas que de costumbre.
¿Porque carajos había intentado hacer eso?
Dove era una chica hermosa, sabía que quería besarla pero
al mismo tiempo sentía que la situación no era la
adecuada. Ella era una persona divertida, enojona en
ocasiones y bastante sincera, podía decir que empezaba a
sentir cosas raras por Dove pero jamás llegaría a admitirlo.
No arruinaría nuestra amistad.
Tiré las llaves en el mesón de la cocina y viví a mamá
sentada, pensaba que estaba esperándome o al menos
necesitaba algo.
—¿No dormirás?
—Estaba esperándote para poder darte algo.
—¿Que sucede? —Pregunté desconfiado.
—Te he comprado un apartamento, tiene todo lo que
necesita es moderno y perfecto para ti.
¿Que?
Ella había gastado su dinero en mí, en un apartamento que
yo fácilmente pude comprarme con el dinero que he
ganado, me sentí algo culpable pero feliz a la vez y era algo
que me di la oportunidad de expresar.
—Gracias mamá. Gracias en serio —murmuré.
—Estoy orgullosa de ti. Jamás he sido tan considerada.
Pero te quiero Connor —sus manos acariciaban mi cabello
y mis ojos la veían con ternura. Estaba feliz por esto,
mañana sería independiente y daría un gran paso en mi
vida.
Me aparté con delicadeza de mi madre y subí las escaleras
para internarme en la habitación. Mañana sería otro día y yo
estaba dispuesto a vivirlo al máximo.
[...]
—Pon la caja aquí idiota—Gritó Dawson al otro lado de la
habitación. Todos estaban ayudándome a pasar mis
pertenencias, era un apartamento de tres habitaciones con
baño, aíre y objetivos necesarios.
Mamá se había encargado de comprar comida para una
semana, me había dejado dinero que le insistí para que se
lo quedará y finalmente se despidió con un abrazo.
Mía lloro un par de minutos cuando supo que me iba, pero
después acabó accediendo.
—Pueden dejar de gritar —espeté irritado.
—Nunca hacen nada bien —Dijo Lewis rodando los ojos.
—¡Tu no estás haciendo nada!—exclamo Dove.
—Al menos estoy revisando las redes sociales de Wells.
—¿Y eso acaso nos ayuda en algo? —Luke se sentó junto a
él y decidió quedarse a ver lo que Lewis hacía, los chicos
habían terminado con las cajas restantes y nos sentamos
en el sillón a descansar.
Todos estaban cansados, habíamos pasado toda la
mañana acomodando las cosas a mi gusto, las dos
habitaciones restantes Lewis y Dawson las acomodaron
para ellos, según sus mentes así podrían venir cuando
quisieran y sentirse como en casa.
Tontos.
—¿Y si cocinamos algo? —preguntó Lewis.
—Yo cocinó—Me levanté con pesar y me fui directamente a
la cocina, prepare algunas tostadas, con refrescó y café
con leche.
No tenía idea de los gustos que tenían mis amigos a
exepcion de Lewis, así que ellos tomarían lo que fuera más
de su agrado. Mi mano cortaba algunos aliños, de forma
rápida y versátil, mamá a había encargado de enseñarme lo
primordial para no morir de hambre y siempre estaría
agradecido por eso.
Había llenado mi nevera con frutas, dulces, pollos, carnes y
cosas que jamás había comido. Ella empezó a sentirse
responsable de mi, o tal vez se sentía tan feliz como para
darme todas estás cosas.
De repente me pegó un fuerte dolor de cabeza, era
jodidamente estresante sentir como tu mundo daba
vueltas. Necesitaba descansar.
Me senté un momento, me rescoste del mesón y oí como
Lewis y Dawson discutían, Luke parecía sumergido en su
conversación con Dove y yo estaba aquí muriendo. La
comida tardó menos de lo que pensé en estar lista, no era
algo extraordinario pero parecía comestible y apetitoso.
—Ya está listo—Me senté con ellos y les entregué un plato a
cada uno
—Saben muy bien—Dawson tenía la boca llena y comía
como un chivo, me estaba estrenando. ¿Acaso no podía
masticar como una persona normal?
—Puedes comer bien—Le espeté irritado.
—Pareces un chivo—continuó Dove.
—¡Al menos no estoy comiendo con los dedos!—Señalo a
Luke.
Siempre era así, acabábamos en una discusión absurda sin
ninguna respuesta lógica o coherente.
Cuando acabamos de comer, Luke lavo todos los platos y
nos sentamos en un círculo, eran las once de la noche,
ninguno estaba en casa y cerré mis ojos. Tenía sueño,
estaba cansado, no había parado de estudiar y tampoco de
recibir llamadas, mensajes y notificaciones.
Todos querían otra canción.
Y yo solo quería dormir.
Capítulo 6
Todos se quedarían en mi casa hoy. Habíamos acordado
compartir habitaciones.
Lewis dormiría solo, Dawson dormiría con Luke y yo
dormirá con Dove, porque según ellos no querían dormir
con una chica.
Ambos estábamos en mi habitación, buscaba alguna ropa
que le quedará bien en mi armario y unos shorts que no
fueran tan grandes.
—¿Estos están bien?—Le pregunté incómodo.
—Están perfectos—Admitió—Mis ojos se quedaron fijos en
ella, nuestras manos estaban rozándose y podía sentir sus
finos dedos sobre los míos.
Escuché como la puerta se abrió de pronto y un Dawson
riéndose apareció en mi campo de visión.
—No quería interrumpir su momento —carcajeó
Mis mejillas se tornaron rojas y negué con la cabeza,
empezaba a sentir cosas por esta chica y eso podría
causarme problemas.
Mi amigo desapareció justo por donde vino y gafas estaba
frente a mí con las mejillas sonrojadas y la ropa que
anteriormente le había dado.
—Iré a cambiarme —murmuró.
—Esta bien ve.
Me senté en la cama y empecé a ver el móvil, aún tenía
preguntas sobre que sentía por Dove, los fans no paraban
de decirme que sacará una canción con ella y eso me
asustaba.
No por ellos.
Sino por mí.
Escuché un estruendo y alcé mi mirada. Ella estaba ahí, con
mi camisa blanca que le hacía resaltar sus pechos y esos
shorts negros que eran más que grandes.
Se veía hermosa.
—Te quedan mejor que a mí—sonreí
—No lo creó—rió—Tu eres un 10 y yo soy un 2.
—No sé de qué hablas
—Tu deberías salir con personas como tu ex. No ser amigo
de alguien como yo. Las personas cuando nos miran deben
pensar «Esta loco si sale con esa»
—¿Esa que? —pregunté enfadado—¿Esa que Dove?
Gafas bajo la mirada y apreté mis puños en mi lugar, odiaba
cuando la gente hacía comentarios sobre su cuerpo y
mucho más odiaba que ella misma lo esté haciendo en este
momento.
—¡Yo puedo estar con quién yo quiera! Eso me pertenece.
Es mío Dove.
—¿Entonces porque sigues aquí? —susurró—¿Por qué
sigues conmigo?
—¡Porque te quiero! Y nadie podría cambiar eso.
Sus ojos se agradaron, bajo la mirada apenada y me senté
a su lado, estaba nervioso, era algo que no podía negar
pero aún así tomé su mano y le susurré.
—Siempre voy a cuidarte. Siempre seré tu guitarrista—
sonreí.
Sus manos se separaron de las mías, respiró hondo y
ambos nos fuimos a dormir. Había sido un día ajetreado y
estaba feliz de poder tener mi propio apartamento.
[...]
—Y ese día todos follamos como conejos —Dawson
contaba el día en el que salió de fiesta junto con los del
equipo, según el todos acabaron en un tipo de orgía algo
extraño y animal.
Mi mirada estaba puesta en Dove, seguía con mi camisa
aunque se había quitado el short porque estábamos en la
piscina. Mis ojos se centraron en sus pechos redondos y
firmes, alcé la mirada y noté que Luke me estaba mirando.
—Alguien parece perdido —menciono Luke—Pero perdido
en cosas que no debería
Todos empezaron a reírse aunque solo yo entendí su
comentario. Estúpido Luke.
—Es la primera vez que estamos juntos tanto tiempo.
—Dove tiene razón. Jamás había estado con mi nuevo
mejor amigo tanto tiempo.
—Creo que me mudaré aquí —afirmo Luke—Me gusta el
ambiente.
—¡Yo también quiero!
—Nadie va a mudarse —espeté—Así que cállense.
—Parece que alguien está de mal humor—canturreó Luke.
Quité mi vista de ellos y vi como todos se levantaban,
empecé a sentir la culpa por dentro, estos días he estado
estresado, ocupado y sin inspiración algún para escribir.
¿Que podía hacer para solucionar esto?
Nada.
Lo único que me quedaba era sentarme, pensar y sentir.
—¿Ya se van? —pregunté dudoso.
—Nos vamos —afirmaron—Mañana tenemos tarea. Y
ninguno de los tres la ha hecho.
—Mierda. ¿Tenemos tarea?
Dove asintió —La tenemos.
Pasé mi mano por el cabello y fui a abrirles, mojé el piso en
el camino pero aún así no me importó.
—Nos vemos guitarrista.
—Nos vemos gafas. —Mi cuerpo se recostó de la puerta y
los vi marcharse, quién diría que todo empezaría en el
metro, en un metro que no tiene nombre ni significado, en
un metro que era tan insignificante hasta ahora.
[...]
No entendía absolutamente nada, física no era mi materia
favorita, no sabía que hacer, no sabía ni que estaba
haciendo y Luke no respondía mis mensajes, no habíamos
tenido tiempo de estar a solas y conversar con mi mejor
amigo pero la presencia de todos me agradaba.
Recosté mi cabeza sobre el cuaderno, y empecé a trazar
líneas circulares. ¿Será que podré resolver esta cosa?.
—¿Necesitas ayuda?—preguntó Antón.
Asentí—No entiendo nada. No se ni que debo hacer.
—Te ayudaré—afirmo—Pero deberás enseñarme a ligar con
una chica como tú.
—¿Una chica como yo?—Repetí—¿A que te refieres con eso?
—Que le guste leer, que haga teorías y esas cosas de nerd.
¡Vamos! Suena justo.
—Esta bien. Pero primero debes enseñarme.
El asintió y me explicó paso por paso las operaciones, pude
entenderlo rápido y lo resolví sin complicaciones, estaba
sorprendida porque Antón podía explicar bien cuando
quería. Siempre había sido bueno en el instituto y lo peor es
que nunca estudiaba.
Era algo natural, que le salía sin esfuerzo alguno.
—Debes comprarle libros que le gusten, le das dulces, lees
los libros que ella mencioné, puedes aprenderte frases y
siempre debes oírla cuando hable de eso.
—Son muchas cosas —murmuro—¿Eso es todo cierto?
—Por ahora sí —asentí—Con eso puedes ir empezando.
—Genial.
Sus pantalones rasgados me gustaban, había pensando en
quitárselos y quedarmelos yo, hasta que me di cuenta
cuanto le gustaban y decidí dejarlo así.
Connor Wells.
Todo mi día había sido ocupado, tuve que hacer la tarea, ir
a comprar comida, ir a trabajar en la canción y ahora voy a
casa de Dawson para las clases de música.
En estos días no había tenido tiempo así que siempre las
posponía para buscar un espacio en el que mi horario no
estuviera fatal.
Toqué la puerta dos veces y un Dawson adormilado
apareció frente a mí.
—Ya es hora.
—Lo he notado. Pasa, tengo sueño. ¿Por qué no me
llamaste?
—Te llamé—aseguré—Pero jamás contestate. Y hoy es mi
último día, así que lo siento pero no pensaba dejar esta
clase para otro día.
—Bien—Bufó
Saqué la guitarra del estuche y me senté al frente de
Dawson, llevaba días practicando una nueva canción así
que quería que el la escuchará y consecuentemente que
intentará tocarla para practicar.
Los días habían pasado como rayos, entre intentos y
decepciones, a veces me gustaba sentarme en la
habitación y pensar en todo lo que había sucedido durante
el año.
Y en uno de esos días, mientras la lluvia caía y el sol se
escondía, los ojos de gafas aparecieron en mi campo de
visión, había estado pensando en ella más de le cuenta, en
como fruncía el ceño cuando se enojaba y esas muecas
que hacía cuando algo no le parecía bien.
Creo que empezaba a enamorarme de ella.
Creo que estoy confundido.
Respiré profundo y Dawson carraspeó delicadamente.
—Wells.
—¿Si?
—Dove es linda, es divertida y empiezo a creer que me
gusta—Alcé mi vista inmediatamente, juro que si hubiera
estado bebiendo algo se lo hubiera escupido encima.
No sabía que decir, ¿Por qué justo cuando me interesa
alguien viene un amigo y me dice lo mismo?
Respiré hondo, y decidí no mencionar nada sobre mis
sentimientos, no sabía si decirlo y arruinar nuestra amistad
o no decirlo y esperar que se le pasé.
—¿La quieres enserio?
—No lo sé—suspiró—Creo que la invitaré a salir. Ya sabes, a
ver qué sucede.
—¿Ustedes solos?—inquirí
—Obvio que sí Wells. ¿Que esperabas? —rió
—Nada—murmure.—Dawson, debo irme. Práctica los
acordes que te mostré.
—Bien, Gracias. Puede que mañana vaya a tu casa.
—Mañana estaré ocupado—sonreí incómodo. Salí por la
puerta sin mirar atrás y empecé a caminar hacía el
apartamento, tenía una opresión en el pecho, no sabía muy
bien lo que era pero suponía que eran celos.
Cuando era pequeño Mamá siempre me decía que amar era
lo mejor que podía existir en el mundo, pero que al mismo
tiempo dolía y te causaba estrías en el corazón, a medida
que fui creciendo tuve amores pasajeros, amores que no se
quedaban mucho tiempo pero eran divertidos y agradables.
Sin embargo, ahora la sensación es extraña, tengo la duda
en el corazón de sí podría ser o no ser y quisiera intentar
acercarme a ella más de lo normal y experimentar un
romance secreto.
¿Podría Dove enamorarse de mi?
Esperaba que sí, no era la mejor persona de todas, ni el mas
guapo ni el mas carismático. Pero era yo y con eso creo
que es más que suficiente.
Llegué al apartamento y saludé al Sr. Jorge que siempre
estaba afuera regando sus plantas, me senté en la azotea y
me puse a mirar el cielo con la cabeza recostada de mis
brazos
A veces nos cuesta fijarnos de lo que tenemos justo frente
a nosotros.
[...]
Dove Hersel:
Todo ha pasado muy rápido, el instituto se ha puesto de mi
lado y ha hecho que aprobará física, química y
matemáticas. No podía sentirme más feliz por ello.
Recuerdo ese día como si fuera ayer, salí corriendo a donde
estaba mamá solo para decirle que había sacado un diez
en todos los exámenes, su cara fue de sorpresa y
confusión, hasta que finalmente le mostré los resultados y
me dio un abrazo que pocas veces me daba.
Los días han pasado más rápidos que de costumbre, mi
cuerpo ha cambiado aunque no demasiado, tenía ojeras y
el cabello hecho una maraña, nunca me había gustado
arreglarme, sin embargo, hoy era la personificación de la
flojera.
Mi mirada estaba fija en el libro que estaba entre mis
dedos, el día de hoy me había levantado temprano para ir a
caminar un rato, así que decidí tomar el metro y leer
mientras llegaba a mi destino.
—Se te ha caído—Sus manos rozaron las mías y sentí un
leve escalofrío recorrer mi cuerpo.
Era Wells.
—Gracias—sonreí.
—Dove—susurro—¿Quieres ir a algún lugar?—preguntó junto
a mí, un rojizo se extendió por mis mejillas y acabé
asintiendo sin decir palabra alguna.
El camino fue placentero, nos páramos frente a un acuario
que inauguraron hace una semana y no, nos quedó más
que entrar.
—Es hermoso—susurre.
—Veamos los tiburones—su mano tomó la mía y salió
corriendo hacía la vitrina.
En ese momento sus dedos se entrelazaron con los míos y
sentí mi corazón salirse de mi pecho, miré al frente con las
mejillas sonrojadas y sin mencionar palabra alguna. Pero
entonces Wells dice:
—Creo que me ha gustado.
—¿Que cosa?—pregunté dudosa.
—Sentir tus dedos contra los míos.
Alguien que me recuerde como se respira. Intente
calmarme y evité mirarlo, no sabía que decir pero sentía
que todo la sangre se había ido a mi rostro.
—Yo—susurre—También me ha gustado
—Veamos los peces. ¿Te parece?—Sus ojos se cerraron y
me regaló una sonrisa sincera. Yo asentí lentamente y me
llevo hasta ellos. Me gusta esto, no sabía en qué momento
exacto sucedieron estos sentimientos.
Pero ahí estaban.
Y creo que siempre estuvieron ahí.
Wells se detiene de repente y me caigo sobre el, empiezo a
sentir a su amigo levantarse así que intento levantarme yo
para evitar inconvenientes, pero el me sostiene, suave pero
firmé a la vez.
—Lo siento.
—¿Que sientes?—sus labios ya estaban sobre los míos, era
un beso delicado y sencillo.
Wells se había robado mi primer beso.
Sin embargo, había sido perfecto. Jamás creí que fuera así,
tan único, tan sincero.
Ambos nos quedamos viendo, un rojizo se extendió por sus
mejillas y me levanté, mirando a todos lados menos a sus
ojos.
—No me arrepiento—Dijo firmé.
—Yo...Yo no lo sé.
Y sin más, salí corriendo hasta la salida.
[...]
No había visto a Wells desde la mañana, no había
contestado a sus mensajes y menos sus llamadas. Me
sentía nerviosa, insegura y sin ganas de responder.
¿Que podría decir después de salir corriendo?
Me rasque los ojos y tiré mi cuerpo a la cama, pensaría que
decir mientras estaba aquí encerrada, la puerta empezó a
sonar y oí voces femeninas que se me hacían más que
familiares.
Salí con mi pijama de rayas y vi a las amigas que tuve antes
de llegar aquí. Mis ojos se agradaron y las abracé fuerte e
insegura.
—Te extrañamos—Dijeron al unísono.
—También yo—susurre.
—Max insistió en venir. Así que aquí estamos.
Max, Alice y Bety eran unas chicas preciosas, de cabello
largo, tez blanca y ojos grandes. Nos sentamos en un
círculo y empezamos a hablar de todo lo que ha sucedido.
—Conocí a un chico—confesé
—Empieza a hablar —Dijo Betty emocionada por la
situación.
Me acomodé en mi lugar y froté mis manos con
nerviosismo.
—Se llama Connor, aunque todos le dicen Wells. Ayer nos
besamos. Y hui.
—¿Huiste? —gritaron juntas—¿Cómo que huiste?—continuó
Max.
—Me puse nerviosa y salí corriendo.
—¿Tienes amigos aquí?—preguntó Alice.
—Los tengo—afirme—También son amigos de Wells.
—Perfecto. Escríbeles y preguntales si van a salir. Y así
podemos ir todas.
—No me siento preparada—susurre.
—No, Dove. Hoy vamos a ir. Sin peros.
Iba a asentir pero la puerta empezó a sonar, un Antón
perfumado y arreglado apareció por la puerta. Me dijo que
los chicos me habían invitado a una fiesta en la playa y que
el iría con nosotras.
Asentí levemente y vi como Max lo observaba más de la
cuenta. Desde que nos conocemos he notado las miradas
que mi amiga le regala a mi hermano, el nunca se ha fijado
en una de mis amigas.
Pero esta vez fue distinto.
Sus ojos fueron a ella y luego a mí.
—Nos vemos allí—finalizó.
—¡Debemos arreglarnos! —exclamo Max emocionada.
Pasamos dos horas arreglando todo, las chicas se pusieron
el mismo vestido de diferente color, en cambio yo, llevaba
unos tenis, un pantalón rasgado y una camisa ancha.
Odiaba los vestidos.
Odiaba como se veía mi cuerpo en ellos.
Hice de todo para rebajar, pero jamás funcionó, quise
parecerme a mi madre, a mis amigas pero nunca quise
parecerme a mí.
Nunca quise verme en el espejo, nunca quise sentir la
gordura que emanaba, me cuestioné por años, los novios
que tuve solo duraban conmigo poco tiempo y luego me
echaban en cara que era muy gorda como para estar con
ellos.
Las inseguridades empezaron a apoderarse de mí, podía
sentirme mal y luego olvidar la situación, pero el
sentimiento siempre estaba ahí.
Antón era un chico guapísimo, era carismático y las chicas
morían por el. Siempre fui su medio de comunicación, las
personas se acercaban, me hablaban y llegaban a el.
Así sin más.
Respiré profundo en mi asiento y me removí incómoda,
desde chica me ha gustado sentarme en la parte de
adelante, sentía que entraba mejor y no molestaba a nadie.
Wells había llegado a mi vida inesperadamente, se volvió
alguien de confianza, alguien con quien frecuentaba mucho
y me hacía sentir más que bien.
Cuando me besó entre en pánico, no sabía cómo
reaccionar, no sabía si solo quería utilizaron y aunque sé
que el no es así. El miedo siempre está ahí.
Llegamos a la playa y nos bajamos juntas, las luces
adornaban el lugar, había alcohol, un mini bar y muchas
personas ebrias bailando al ritmo de la música.
Cómo mis manos estaban sudando las pasé por el
pantalón y entre bastante confiada sin mirar atrás.
Cuatro pares de ojos estaban sobre mí, Dawson, Lewis,
Antón y Wells estaban recostado de la barra viéndonos
fijamente.
—Me he enamorado—Dijo Betty.
—¿De quien?
—De el—señaló a Wells y mi corazón dejo de latir, las miré
nerviosa y sonreí incómoda.
—El es Wells.
—Oh—susurro—Es precioso.
Sus ojos no dejaban de mirarlo, ella sin más se acercó a él,
lentamente y segura de sí misma. Wells empezó a tratarla y
a conversar de cosas que no oía, quería ser ella, quería
tener su valentía y sus ganas de poder hacer las cosas.
Me senté en una de las sillas y observé cómo Max y Alice
se iban a bailar.
—No veo a ningún chico gay por aquí—Dijo Luke a mi lado.
—No veo mis ganas de vivir—reí.
—Wells nos ha contado lo que sucedió —confesó.
Oh virgen de las venas. ¿Por qué me haces esto?
—¿Ya no quiere verme?—susurre.
—No es eso—negó—Esta nervioso. Antes de venir se vio en
el espejo más de diez veces. Hasta que Dawson lo arrastró
con nosotros.
Sonreí antes las ocurrencias de Wells y lo miré, seguía
hablando con Betty, parecía tranquilo y atento a lo que ella
decía.
—Deberías disculparte. Ya sabes por salir corriendo.
—Lo haré. Cuando ella—señalé a Betty—se marché.
—No te rías—Luke hizo una mueca y arrugó los ojos.
Instintivamente giré mi cabeza hacía ellos.
Betty lo besó. Ella sabía lo insegura que soy y lo mucho que
me dolió lo que yo misma había hecho.
Pero ahí estaba ella besándolo.
—Lo siento tía
—Esta bien, iré a caminar por ahí —sonreí incómoda.
Nunca seré suficiente para alguien, nunca podré amar y ser
amada, porque las cosas nunca salen como quiero, porque
el amor no es para persona como yo. He perdido a una
amiga, he perdido a un chico que me gustaba y que siquiera
pude decírselo.
Fue una tonta. Yo era nada y el lo era todo.
Me senté en una de las rocas que estaban ahí, y las chicas
aparecieron junto con Luke y los demás.
—¿Que haces aquí Dove?
—Me has fallado —susurre hacía Betty.
—Solo busqué mi felicidad. ¿Acaso está mal?
—¿De que hablan? —preguntó Dawson confundido.
—A la gorda de Dove—empezó Max—Le atrae Wells.
—Pero todos sabemos que Wells es mucho para ella—
continuó Betty.
¿Esas eran mis amigas? Vaya, que quedarían si no lo
fueran. Repremí las lágrimas y me levanté, sin decir nada,
sin mirar atrás.
—Ella es mucho para mí—Dijo Wells a mis espaldas—Ella
siempre será mucho para mí.
—Pueden largarse —Antón tomó mi brazo y los demás me
acompañaron a la salida.
Todos estábamos ahí. Las chicas se fueron molestas y
decepcionadas, nunca había sucedido algo así.
Siempre eran ellas
Nunca había sido yo.
Y por el frío de la noche, sus cuerpos desaparecieron en
medio de la nada.
Capítulo 7
Connor Wells.
No había tenido la fortuna de conversar con Dove a solas,
siempre había alguien, siempre estaba Luke o Lewis o
cualquier otra persona en el medio.
Me había sentado en la última fila del salón, quería dormir
un poco y tal vez prestar atención a clase. No me sentía
bien, desde hace unos días las ojeras no han salido de mis
ojos.
El profesor Percy nos había pedido que recitáramos un
poema, no tenía idea de cómo se seguían los versos, de
cómo se escribía y mucho menos me sabía alguno de
memoria.
Respiré profundo en mi asiento y pasé mi mano por mi
cara, divisé como Dove se levantaba con las mejillas
sonrojadas y un cuaderno lleno de pegatinas. Ella leería
uno, y mis ojos no podían apartarse.
—Lo escribí cuando estaba aburrida—mencionó nerviosa—
No soy buena en ello. Solo lo escribí. —Sus ojos se cerraron
por unos segundos agarrando valentía, hasta que los abrió
y pudo decirlo sin problema.
Su mirada perdida
Me enamoró
Y en mis sueños
Desapareció
Corrí sin pensar
Y te lastimé sin perdón.
—No está terminado—rió bajito
Miré al profesor desde mi asiento, sus ojos parecían
sorprendidos y sus lentes estaban un poco más abajo de lo
normal, los subió con delicadeza y le pidió a Dove que se
sentará.
Había sentido que sus palabras eran para mí, que sus
versos iban dirigidos a mi corazón, desordene mi cabello y
la miré con intriga, como si solo viendo sus ojos podía
adivinar lo que su mente decía. Desde que escuché como
sus carnosos labios recitaban ese poema deseaba venir
más seguido a clase y hacer estas dinámicas.
Aunque yo no participará.
—Señor Wells. ¿Quiere volver a ir a la dirección? —preguntó
con desdén. Me enderece en mi asiento y le di una sonrisa
cínica.
—Creí que ya habíamos tenido esta conversación Sr. Percy.
Dio largos pasos hasta mi asiento y colocó una advertencia,
si seguía con mi comportamiento de mierda entonces sería
expulsado de su clase.
Maravilloso. Refunfuñe.
Tomé mi mochila enojado y salí del salón, solo quedaban
diez minutos de clase y yo no seguiría ahí, pasé mis ojos
buscando el autobús que me tocaba. Según el instituto
tendríamos que ir todos los días en autobús a casa y así
mismo iríamos al instituto.
Había sido una regla implementada para no perder a los
alumnos de vista, ellos nos llevaban al colegio y ellos
mismos nos llevaban a casa.
Como si fueran los más responsables de todos.
Rodé los ojos y me senté en el asiento trasero, los alumnos
no tardaron en llegar. Dove fue la última en entrar y por no
haber asientos se colocó junto a mí.
—¿Vas a huir?—pregunté con voz ronca.
—Hoy no—murmuro
Me acomodé en el asiento y saqué los cómics de Archie
que había comprado hace días. Los tomaría para leerlos en
el autobús, de esa manera no me aburriría tanto.
—¿Puedes salir conmigo? —Deje el cómic a un lado. Y sus
ojos se posaron en mi—No te estoy pidiendo que seas mi
novia. Solo quiero que salgas conmigo—murmure.
—Lo haré. Quiero hacerlo—sonrió—Y lo siento por salir
corriendo. Me asusté.
Le di una media sonrisa y centre mi vista en el cómic. Había
estado leyendo durante todo el camino y Dove había hecho
lo mismo, mantuvo su vista firme en las letras plasmadas y
eso me hizo sentir bien.
Era algo que podíamos compartir juntos.
Dove Hersel.
Había llegado a casa hace aproximadamente veinte
minutos, mamá estaba trabajando y Antón había salido con
una chica. Siempre era lo mismo, siempre tenía miles de
chicas babeando por el. Y eso hacía que jamás pudiera
encontrar a la indicada.
O al menos el lo veía de esa forma.
Me senté en el mueble de la sala y un mensaje entró en mi
móvil. Wells me estaba invitando a su casa, quería que
viéramos unas películas y habláramos un poco de las
cosas que nos habíamos perdido.
Arregle los libros, ropa y materiales que tenía mal puestos y
empecé a acomodar mi armario, siempre parecía un
chiquero, jamás lo arreglaba completo y eso hacía que
mama me gritará por la situación. Tenía entendido que
Wells daría otro concierto, sería dentro de una semana y el
proceso era largo y tedioso.
Por las tardes dejaba de contestar, se aislaba en su
habitación y no salía hasta el día siguiente, siempre era la
misma rutina o al menos así lo había mencionado él.
Me vestí con un pantalón holgado y una camisa beige.
Con eso era suficiente, me miré en el espejo y salí corriendo
hasta su casa. El camino fue tranquilo, tenía los audífonos
puestos y lo único que escuchaba era "Wonderwall" de
Oasis.
—Pensé que hoy estarías ocupado —Su sonrisa se extendió
y negó con la cabeza. Wells llevaba unas bermudas negras
con una camisa blanca que le hacía resaltar sus músculos.
El era mucho para mí, aún no entendía como podía estar
con alguien como yo, como podía salir y reírse en público
junto a mí.
Yo no entendía lo que pasaba por su mente. Pero me
gustaba, sí que me gustaba.
—Lo siento por el desorden. No he tenido mucho tiempo
estos días.
—Esta bien—sonreí—Puedo ayudarte a arreglarlo, después
podemos ver la película.
—¿Estas bien con eso? No quiero abusar de esto. Puedes
dejarlo así Dove.
—Quiero hacerlo. Debes estar ocupado y que me recibas
hoy significa más de lo que crees.
—Te ayudaré—afirmo.
Empezamos acomodando su cuarto, después fuimos por la
cocina, acomodamos los baños y la sala y por último la
azotea. Todo quedó exactamente como nuevo, nos
sentamos en el mueble y su brazo rozo el mío, sentí un
escalofrío instantáneo así que retiré mi brazo con
delicadeza.
—Ha sido cansado
—Lo ha sido —reí
—Bien. Cocinare algo. ¿Quieres pizza? —preguntó dudoso.
Asentí y le seguí para ayudarlo. Casi nunca cocinaba en
casa, así que lo más probable es que haga un completo y
absoluto desastre.
Mientras Wells cortaba el tomate para preparar la salsa, yo
cernía la harina, un poco de ella cayó y se la lancé en forma
de broma. Al principio frunció el ceño y luego sonrió
lanzándome salsa de tomate.
La mini guerra de comida término cunado Wells rozó su
mano en mis pechos, un rojizo se extendió por mis mejillas
y aparte la mirada.
—Lo siento—susurro dejando un casto beso en mi mejilla.
—No te preocupes—musite. Sentí como su frente se
recostaba de la mía.
—No vuelvas a huir Dove.
—Intentare no hacerlo —murmure separandome de él.
Sus ojos se posaron en los míos y sonrió, terminamos de
cocinar. Nos sentamos en el mueble y entonces
empezamos a comer.
En silencio.
Dentro de ese lapso de tiempo, noté como Wells miraba mi
comida, lo hacía en ocasiones, y aun así sonreí y le mire.
—¿Quieres?—pregunté.
El asintió—Ha quedado bien.
—Creo que deberíamos ser chef —reí.
Su mirada se tornó triste de un momento a otro, no sabía
que sucedía pero no me gustaba verle así, tomé su mano y
la apreté suavemente.
—¿Que sucede Wells?
—Puedes llamarme Connor—murmuro.
—Me gusta cómo suena Wells —le respondí neutra—Suena
como si fueras un famoso.
—Dove
—¿Si?
—Tengo problemas en el corazón.
Mis ojos se agradaron y retiré mi mano con delicadeza.
—¿Morirás? —pregunté sin saber mucho del tema.
—No creo hacerlo—se sincero—Solo debo cuidarme. Ya
sabes, estar bien y tranquilo.
—Puedo venir a verte más seguido.
—Yo creo que es mejor que te lleve a casa. Ya es tarde.
Deberíamos irnos.
No volví a preguntarle y asentí, no sabía mucho sobre el
tema de problemas en el corazón, pero esa misma noche
empecé a investigar hasta tarde, mis ojos se cerraban con
frecuencia y acabé dormida sobre el portátil.
[...]
Me quedo mirando oyendo como los chicos hablan del
próximo concierto que se dará, sus voces se oyen lejanas
en mis oídos, parezco perdida.
Ausente.
—¿Que has traído? —pregunta Wells sacándome de mi
mente.
Revisé mi bolso y noté que el día de hoy había traído
empanada, se veían realmente deliciosas así que decidí
darle una, su rostro pasó de intriga a felicidad en un
segundo y yo solo pude sonreírle.
Veo el mail de Luke a mi lado, sus ojos estaban fijos en la
pantalla, no estaba hablando mucho y eso se me hacía
extraño, el era un chico que conversaba bastante y hacía
gestos y comentarios para que los demás pudieran reírse.
Pero hoy no era así, le toque su brazo y el salió del trance
en el que se encontraba.
—¿Sucede algo?—susurre cerca de el.
—Después hablamos.
Pensé que Luke se iría, pero lo que hizo fue todo lo
contrario, sus labios se posaron en los de Dawson, noté
como el abría los ojos y lo apartaba con brusquedad.
Todos estaban viéndolo
Todo habían precenciado el momento y Dawson parecía
que estallaría del enfado.
—¿Que coño hiciste?—espetó.
—Lo que he deseado hacer desde el primer momento. —Y
sin más Luke se marchó por el pasillo.
[...]
Todos se quedaron sorprendidos por la situación. Espero
ver la reacción de Dawson, pero en vez de decir algo
respetuoso. Solo se levanta molesto y los chicos lo toman
de los brazos.
—Calmate —Le dice Lewis firme.
—No lo busques Dawson. No va a salir nada bueno—
murmuro Wells.
El se soltó y salió molesto sin decir nada. Lewis le siguió,
sin embargo, Connor seguía a mi lado
—Deberíamos darle espacio.
—Por eso no fui tras Luke—Dije guardando el cuaderno que
sostenían mis dedos segundos atrás—Se bien lo mucho
que le molesta cuando le persiguen.
Connor asintió y agarró un cigarrillo. Jamás lo había visto
fumar, nunca pensé que tuviera ese tipo de mañas y me
sorprendió.
—¿Fumas?—pregunté atónita.
—No regularmente. Solo estoy estresado. Y quiero irme—
hizo un mohín.
Había aprendido muchas cosas durante este tiempo.
A Connor Wells no le gustaban las mentiras.
A él le gustaba cocinar pero no demasiado.
Su relación con su madre era escasa.
Y su mayor sueño era la música.
Retiró mis ojos de los suyos y le hago una seña para que
nos marchemos. Lewis me había enviado un mensaje. Nos
veríamos afuera del instituto y resolveríamos esto antes de
que la situación a hiciera mas grande y extensa.
—¿Te ha llegado el mismo mensaje que a mí? —Pregunto
viendo el móvil.
Asentí—Debemos ir rápido.
Por la mañana agarramos y partimos rápido hacía el garaje,
nadie estaba ahí, ni profesores ni tan solo un guardia de
seguridad.
Lewis estaba en el medio de Dawson y Luke. El único que
había traído el carro fue Lewis, así que partimos en el.
Luke se montó en el frente con Lewis y los demás fuimos
atrás, la tensión se podía notar en el ambiente, ambos
estaban enojados, furiosos y desconcertados.
Divisé a Luke mirando a Dawson por el retrovisor, negué
con la cabeza y Wells me miró de reojo.
Sería un largo viaje.
—Ya casi llegamos—Dijo Lewis al rededor de media hora
después, nadie hablaba y mis ojos ya estaban cerrándose.
¿Era un pecado querer regresar a casa?
Respiré profundo y nos detuvimos en medio de la nada,
había solo pasto, algunos árboles y un inmenso lago
central.
—¿Que hacemos aquí?—pregunté atónita.
—Ellos—señalo a Luke y Dawson—Van a resolver sus
problemas como hombres.
—Iré a sentarme—Dijo Wells tirándose en el pasto—
¿Vienes?
Asentí sentándome junto a él. Nadie decía nada, rodé los
ojos en mi lugar y empecé a cantar.
—¡Todo hubiera estado bien si no me hubieras besado! —
grito Dawson finalmente
Luke seguía en su puesto viéndolo serio, no se movía, no
decía palabra alguna y sabía lo mucho que odiaba que
alguien le gritasé
—Lo siento
—Ya empezaron —Lewis se sentó junto a nosotros,
estábamos a unos metros de ellos y podíamos apreciar
todo lo que sucedía.
No estaba segura si era un buen método de reconciliación,
pero a medida que transcurría el tiempo y veía como
Dawson empujaba a Luke. Me asustaba.
—Te odio Luke. Te odio y quiero que te alejes se mí.
—¿Entonces que haces aquí imbécil? —gritó empujándolo—
Dime ¿Que mierda haces aquí?
—Ya no se ni que siento—Y en medio del gritó, cuando
pensé que nada podía salir peor. Dawson beso a Luke una
vez más.
Wells silbó desde nuestro lugar, Lewis sonrió feliz y
aplaudió como un niño pequeño y yo solo pude reír. Reír
como una loca.
—No esperaba eso—Dije entre risas.
—Yo menos. Pero me encanta —Dijo Wells feliz.
Nadie más hablo, estábamos mirándolos, esperando que
alguno de los dos hiciera algo más, pero solo se separaron
y volvieron a unir sus labios, recosté mi cabeza del hombro
de Wells. Cerré mis ojos y el viento chico contra mi rostro.
Dawson estaba confundido sobre sus sentimientos, su
molestia no fue porque Luke lo besará, fue porque lo hizo
delante del instituto y su reputación caería en picada.
A veces creo que el amor es complicado, vivimos en un
mundo donde ser homosexual o bixesual te hace extraño, y
hace menos y muchas otras cosas más patéticas. No creo
que la sociedad este preparada para el verdadero amor,
pero tampoco creo estar preparada para conocer el
verdadero amor.
Ambos caminan con pasos lentos hacia nosotros, Dawson
rasca su nuca y miré el cielo expulsando solo dos palabras:
—Soy bixesual.
—Nadie va a juzgarte por eso Dawson.
—Dove tiene razón—susurro Lewis—Vas a estar bien.
El asintió sin creerlo, nos montamos en el carro y en medio
del camino nos quedamos sin gasolina. Luke maldijo por lo
bajo, no estábamos lejos de la estación del metro así que
todos caminamos hacia allá.
Lewis se quedó por su carro, Dawson se fue caminando y
Luke se fue por otra calle sin decir nada. Todos parecían
tensos, pensé que se habían liberado y todo iba a estar
bien.
Pero no. Nada fue así.
—Creo que iremos parados—Dijo Connor viendo a todas las
personas sentadas. Asentí en su dirección y nos agarramos
del barandal de arriba.
El viaje se hizo largo, recosté mi cabeza sobre su hombro y
respiré hondo, centrándome únicamente en su olor
agridulce.
—Desearía que Dawson no hiciera una estupidez. Estoy
seguro de que mañana nada será igual—susurro
—Lo más probable es que no. Pero ambos son grandes. Y
se que podrán lidiar con eso.
—Espero. ¿Dove?
—¿Si guitarrista?
—Eres la chica más linda que he visto en mi vida.
—Se que es mentira. Sigo gorda y fea—reí.
—Eres la chica más linda que he visto en mi vida—repitió
Negué con la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja.
Wells era un caso perdido, podría parecer que sus sueños
eran dirigidos a mi, y tal vez así sea, pero no quería estar
con él y lastimarlo. Tenia tendencia a salí huyendo de las
situaciones, al fin y al cabo mamá hacía eso siempre que
podía.
El metro se detuvo de golpe, abrí mis ojos y le di una mirada
a Wells, el se quedó quieto en su sitio y tomo mi mano para
bajar.
—Mi casa queda a una cuadra—mencioné
—Te acompañaré—afirmo Wells.
Caminamos hasta casi e introduje las llaves en la cerradura,
mamá estaba sentada en el mueble de la sala y Antón tenía
las piernas encima del mueble.
Les sonreí incómoda e invite a Wells para pasar, mis padres
jamás habían conocido a mis amigos varones y mucho
menos el chico que me gustaba.
El chico junto a mí pasó nervioso moviendo la cabeza, se
recostó de la pared y carraspeó.
—Buenas noches.
—Mamá. El es Wells. —Noté como sus ojos se movían de
arriba, abajo, sonrió feliz y aplaudió.
—Bienvenido Wells. ¿Quieres comer algo? ¿Cómo les fue
hija?
—Ha estado todo bien—mentí—Luke se ha ido temprano al
igual que Dawson.
—Ya veo—murmuro.
—Sra. Hersel. ¿Quiere que la ayude a cocinar?
—Oh no querido, todo está bien así. —Ambos asentimos y
nos sentamos en el taburete.
—Wells. ¿Crees que mi hijo está más gorda que antes?
¿Que? ¿Por qué mi mamá le preguntaba esas cosas? Un
sonrojo se extendió por mis mejillas y tapé mi cara
avergonzada.
—Creo que esta perfecta cómo está—Dijo Wells—Aunque
ella no lo vea.
Mi mamá quedó encantada con su respuesta, comimos lo
que preparó y el se marchó agradeciéndole por todo.
Connor Wells era perfecto.
Connor Wells:
Ayer la había pasado bien en casa de Dove, su madre era
agradable, a pesar de que Atón no hablo mucho sabía que
le caí bien. Nos habíamos encontrado en algunas fiestas
que organizaba el instituto y así mismo salíamos en
ocasiones.
Respiré lentamente y agarre la guitarra, había pasado horas
practicando y tan solo faltaban unos minutos para salir.
Lewis me había conseguido una presentación en un bar, se
suponía que cantarias dos canciones y podría irme o al
menos así me habían dicho. Deja la guitarra a un lado y
pasé mis manos por el cabello. Luke y Dawson vendrían o
al menos eso esperaba.
—Dove acaba de llegar—anunció
—Dile que iré con ella cuando terminé de cantar. —Lewis
asintió y se quedo sentado un momento, sabía que estaba
pensando en Dawson y eso hizo que me preocupará.
Los cuatro nos habíamos hecho mejores amigos, si al
principio tuvimos problemas cada uno de ellos fueron
quedando en el pasado, me costó mucho decirle a Dawson
que sentía cosas por Dove y aun así el lo acepto sin
problema.
—Ellos van a estar bien.
—Eso espero. ¿Sabías que una chica me dijo que estaba re
guapo hoy?
—Ella solo quería follar con tu pequeño amigo—reí
—Solo sabes tocar los huevos Wells. Eres un pesado—Bufó.
—Al menos mi amigo no es pequeño—carquejeó.
—Eso dices tú.
Los presentadores anunciaron mi entrada y salí, nervioso
por la situación pero preparado para cantar. La canción la
hice pensando en Dove, escribí algunas partes hablando
sobre el metro y diciendo lo mucho que me gustaba una
chica fuera de lo común.
Esperaba que le gustará.
Capítulo 8
Cuando termine de cantar me bajé del escenario oyendo los
gritos femeninos, estaba parado buscando con la mirada a
Luke hasta que lo encontré.
Estaba a metros de distancia, tenía las manos metidas en
los bolsillos y parecía querer golpear a alguien. Miré al otro
extremo del lugar y entendí la situación. Dawson estaba ahí
del mismo modo. Su relación no ha sido muy llevadera, no
han salido juntos y casi nunca hablan. Parecían dos
desconocidos.
Me acerqué a Luke y lo golpeé, justo en la quijada.
—Deja tus estupideces. Y vamos con Dawson. Somos
amigos no tres estúpidos desconocidos.
—No estoy de humor Wells.
—¿Te estoy preguntando eso? Dime si te pregunté eso.
Estoy hasta los huevos Luke.
El chico a mi lado bufó y empezó a caminar sin decir nada.
Los tres estábamos juntos. Lewis estaba resolviendo
algunos asuntos así que volvería en un rato.
—Cantaste bien. Todas las chicas parecían mojarse las
bragas —rió.
—Al menos se mojar bragas—contesté con burla.
—¿Y Dove? —Cuando Luke mencionó a la chica por la que
había estado teniendo sentimientos algo en mi hizo «clip»
Cerré los ojos y maldije.
Ella había quedado esperándome. Salí corriendo a buscarla,
no la veía en ninguna parte. Hasta que la encontré en forma
de bolita llorando.
—¿Que sucede? Dove ¿Que te hicieron?
Ella negó y sorbió su nariz.
—Estoy pasada de peso Luke. Y por más que me esfuerce
todos siguen burlándose de eso.
—Nadie tiene derecho a decirte cómo debes estar. Dove,
está efes tu. Eres perfecta así.
—No creo serlo—murmuro.
—Mañana pasaremos un día juntos. Podríamos leer algo y
hablar un poco. ¿Que dices?
Ella asintió dudosa y me senté a su lado, justo al otro
extremo de donde se sientan los nerd del lugar. Miré sus
ojos y noté que su pequeña nariz estaba roja como un
tómate.
Tiré de ella y la besé, con miedo a que pudiera desaparecer.
Sentía que de cierta forma esto era prohibido y aún así lo
prohibido de la situación hace que la corriente eléctrica me
recorra con más fuerza si cabe, y deseaba que el instituto
terminé ya de una vez por todas para poder seguir
cumpliendo mi sueño con más dedicación.
—Jamás me cansaré de besarte.
Un rubor se extendió por sus mejillas.
—Jamás podría sentirme normal cuando tus labios están
sobre los míos. Siento que todo mi cuerpo enloquece.
—Siento lo mismo—Fije mi vista al frente con una sonrisa.
No sabía que había dicho el dueño del lugar sobre la
presentación, no había visto a Lewis y nadie había dicho
nada o al menos yo no me había preocupado por preguntar.
Cuando desperté había imaginado escenarios
descabellados de cómo saldría la presentación. Tenía
miedo y estaba bastante nervioso. Es como esa etapa en la
juventud cuando te enamoras por primera vez y deseas ver
a la otra persona con fuerza, mi sentimiento era similar.
—¿Te ha gustado la canción?—Le pregunté al cabo de un
rato.
—Me ha encantado. Hasta que las dos chicas vinieron a
burlarse dé mi. A veces me avergüenza decirte esto,
siempre que siempre digo lo mismo. Pero es inevitable.
—Entiendo tus miedos—susurre—Sabes que puedes
hablarme de lo que quieras. No me molesta —aseguré.
Cuando Lewis apareció y se posicionó junto a Luke y
Dawson, me levanté. Quería ir con ellos y bebér un rato, al
fin y al cabo esperaba que la presentación haya sido un
éxito.
—Vamos con los chicos.
—El dueño ha quedado encantado. Sigue así—Sonrió
dándome pequeñas palmadas en el hombro.
—¡Dove! —exclamo Luke—Hoy hay que beber, fumar y follar.
Porque la vida es corta —Pude fijarme que el ya estaba
ebrio, sonreí negando con la cabeza y Dove asintió pasando
su brazo por el hombro de este.
—Necesitas descansar —masculló.
[...]
—El Karma es una mierda Dios griego —recitó ella.
—A veces la persona que necesitamos nos necesita aún
más.
—No se de que están hechas las almas pero la suya y la
mía son lo mismo.
—Todos terminan igual en un Boulevard de los sueños
rotos.
—¿Cómo es posible que te hayas leído los mismo libros que
yo? —Dijo asombrada.
Llevábamos más de media hora recitando frases de libros.
Ella estaba acostada en el piso junto a mí y nuestros pies
reposaban sobre la ventana.
—Te he dicho que leer no es mi fuerte. Pero te he visto, te
he escuchado y he buscado cosas y frases de los libros que
te gustan.
—Es lo más tierno que han hecho por mí Wells.
Fijé mi vista en la ventana y no mencioné nada más, había
pasado horas buscando las cosas que le gustaban a Dove,
me había aprendido el nombre de sus escritoras favoritas y
hasta incluso algunos nombres de personajes que
desconocía por completo.
Pero todo daba igual. Dove parecía feliz. Cuando el silencio
abundó la habitación ella suspiró cerrando el libro. Lo
colocó a un lado y me miró.
—Has estado cumpliendo tu sueño. Y yo siento que me he
quedado muy atrás con el mío.
—Todo a su ritmo Dove, no puedes pretender hacer algo al
mismo ritmo que otra persona. Sé que quiere ser escritora,
se que te cuesta y me ofrezco para ayudarte.
—¿Enserio?
Asentí—Tu me acompañaras en mi sueño y yo te
acompañaré en el tuyo.
—Espero qué así sea—admitió.
En estos días había desayunando con mi madre y le había
dicho que vería a Dove, ella me miró extrañada me dijo que
jamás le había hablado de esta chica y decidí obviarlo. A
pesar de no hablarle de Dove, ella siempre estaba en mi
mente. Parecía un imán.
—Iré a cocinar.
—Te ayudó.
—Puedo hacerlo. Debería ir a prender la televisión o tal vez
podemos ir a la piscina.
—No he traído un traje de baño. No había pensado en que
haríamos eso.
—Esta bien, veremos películas entonces.
Dove se posicionó junto a mí y empezó a cocinar conmigo,
a pesar de todo ella siempre se preocupaba por colaborar,
no era como esas chicas que sentían comida en sus manos
y ya salían corriendo.
El último día que fui al instituto, me había llevado un
cuaderno de sobra para tomar notas de todo lo que se
hablará, a Lewis siempre le había gustado la historia y a mí
un poco.
A veces nos sentábamos a pensar en todo lo que había
sucedido a lo largo del tiempo, en las creencias que habían
desarrollado los seré humanos y en las valoraciones que le
damos a las cosas.
—Ha quedado delicioso—Mencionó probando la carné.
—Lo hemos hecho juntos algo decente debía salir—reí
tomando la salsa.
Cuando terminamos de comer y ver una de las películas
que había escogido, nos dimos cuenta de que era
demasiado tarde. Dove no se iría, se quedaría a dormir en
uno de los cuartos de invitados y a la mañana siguiente
iríamos al instituto como si nada.
Solo éramos buenos amigos pasando un buen rato. ¿No es
cierto?
Dove Hersel:
Lunes por la mañana. Londres, instituto.
Íbamos en el autobús como es de costumbre estos días. El
chófer iba cantando la canción de la cucaracha y mis oídos
estaban a punto de sangrar por la situación. Cómo Wells
había decidido introducirse en el mundo de los cómics de
Archie, yo había hecho lo mismo. Los personajes no
estaban mal y el primer misterio que resolvieron fue el que
más me había gustado.
Respiré hondo cuando llegamos. Connor guardo las cosas,
se puso a mi lado y nos dirigimos a donde estaban los
chicos.
—¿Podemos hablar?—murmuro Luke en mi odio. Le asentí y
nos alejamos un poco de la multitud.
—¿Que pasa Luke? —sujeté con fuerza mi bolso y mire a los
lados.
—Dawson me ha confesado que le gustó. Pero de cierta
forma seguimos discutiendo. ¡No se lo que sucede! ¿Que
clase de mierda es esta Dove?
—Creo que el está confundido. No es fácil pasar de ser un
mujeriego a darse cuenta de que es bixesual y de que
consecuentemente también le gustan los hombres.
—Creo que tienes razón. Ha sido tonto de mi parte apurarlo.
Nos hemos portado como la mierda y se que también
ustedes se han distanciado por nuestra culpa.
—Un poco sí—confesé—Pero Wells y yo seguimos normal.
Nos hemos visto con más frecuencia y desde el beso...
—¿Que beso? —grito Luke, llamando la atención de varios
alumnos.
—Callate —lo golpeé.
El soltó una carcajada y me guiñó el ojo de forma picara.
—Nunca me cuentas nada. Esta amistad no puede
funcionar así—El tono de broma que utilizo me hizo reír y
tapé mi rostro apenada.
Esta mañana le había escrito a mamá informándole la
situación. Me sentía preocupada y lo que más me hacía
sentir así era que ella no había contestado los cuatro
últimos mensajes de texto que le mandé. Me preguntó si
será esta su forma de castigarme. Tenía pensado ir a casa
sin desviarme del camino, Antón tampoco contestaba y si
esto era un castigo no era algo que me gustase.
[...]
Rodé los ojos en dirección a Luke, se notaba que estaba un
poco mejor, ya podía hacer bromas y reírse de sus mismos
chistes. Cuando negué con la cabeza vi como Wells
golpeaba a Dawson. Mi boca se abrió levemente un quejido
salió de ella.
—Vamos—Dijo Luke, tomándome del brazo y caminando en
dirección a ellos.
—Gracias
«¿Gracias?» Necesitaba que alguien me explicara porque
Dawson le están agradeciendo a Wells por golpearlo.
¿Acaso era masoquista? Porque si es así, no podíamos ser
amigos.
—¿Que ha sucedido? —Preguntó Luke desconcertado.
—Le he pedido a Wells que me golpeé para ver si
reaccionaba.
—¿Ha funcionado?
—Lo ha hecho. Gracias hermano.
—De nada, siempre quise golpearte—admitió riéndose
Ninguno de los dos parecían entender la gravedad de la
situación, pero todo empeoró cuando el Sr. Cambry,
director del colegio nos señaló y asintió.
—A dirección no—Dijo Wells rodando los ojos.
—Oh, vamos. Así perdemos la primera hora de clase.
Eso pareció hacer que Connor Wells se tomará la situación
de mejor forma y así mismo como cuando estaba hablando
con Dawson se marchó a la dirección con una sonrisa de
oreja a oreja.
Mis clases del día no eran muchas, solo tenía que ir a
literatura, a Historia y salir felizmente por la puerta del
instituto. Mamá había quedado encantada cuando vio este
lugar, antes de mudarnos estaba muy cerrada con venir
aquí, sentía que todo se iría abajo y me iría mucho peor que
en mi anterior colegio.
Pero fue todo lo contrario, las amigas que tenía allá me
dejaron cuando un chico más guapo y atractivo apareció.
Recordé que mi madre me había dicho que tendría que
empezar a formar un hogar, uno en el que me sintiera
cómoda y en paz. Pero jamás pude hacerlo.
En la calle se oyen los sonidos de la ciudad que no tiene
nada que ver con lo que se oye en la clase de literatura,
sirenas, conversaciones, gritos, música, camiones de la
basura traqueteando de arriba a abajo.
—Señorita Dove. ¿Quiere un pañuelo? —El señor Percy,
estaba al frente de mí con uno de los pañuelos que siempre
tenía encima—Es para que se limpié la baba que cae de
usted. —Continuó con desdén.
Mis mejillas se encendieron e instintivamente pasé mi ante
brazo por mis labios, pero no había nada ahí, el profesor me
había timado y los alumnos se estaban riendo de mí
estupidez.
—No hace falta—murmure irritada.
Alcé mi vista y no volví a perderme, ya las vacaciones
estaban cerca. Habíamos estado bebiendo jugo de naranja
cada año, cuando pasaba una estación mamá preparaba
infinidades de jugos para probar.
Se había convertido en una tradición. Cuando la clase de
Literatura e historia término, decidí salir y buscar a Luke. El
estaba internado en su móvil y me colgué de su brazo.
—Hola tonta
—Hola querido Luke—reí.
—Los chicos acaban de salir—Dijo alzando un poco su
móvil—Fueron a buscar algo y ya venían.
—Al menos. ¡Se han perdido todas las clases del día! Y me
tocó estar sola con el señor Percy hoy. Fue una tortura—
Bufé.
—El siempre se encarga de hacer tú estancia menos
amena. Es su trabajo. Parece que no ha tenido un buen
sexo en años.
—¡Luke!—chille
—Hablo enserio—Dijo entre risas—Acaso no has visto su
cara toda arrugada. Su amigo debe estar igual.
—Oh, cállate.
—Esto fue increíble. —Cuando Dawson apareció con Wells,
nos encaminamos hacía la salida. Lewis ya estaba
montado en el autobús así que nosotros hicimos lo mismo.
—¿Que has traído?—me preguntó Wells.
—He traído—revise mi estuche y lo único que tenía eran dos
sandwich—Un solo sándwich con un poco de salmón.
—Pero hay veo dos—dijo como niño pequeño.
—Uno es mío Wells. No vas a comerte mi pequeño bebé
sándwich.
—Esta bien—dijo riendo—Podemos ir leyendo que pasó con
Betty y Archie mientras comemos. ¿Que dices?
—Esta perfecto.
Cuando me tocó bajar del autobús le di un beso en la
mejilla a todos mis amigos, ellos sonrieron y se despidieron
un gesto. Me gustaba estar en este ciudad, a pesar de que
nunca tuve amigos hombres me he sabido desenvolver
mejor con ellos que con cualquier otra persona.
Tomé la perilla de la puerta y Antón estaba ahí con un
helado de vainilla. Me senté junto a él y decidí que
jugaríamos un rato con la consola.
Cuando el camión de la mudanza nos trajo todo, ambos
saltamos de la felicidad, había sentido que pase una
eternidad sin mis cosas y se que Antón había sentido lo
mismo.
—Espero que no me hayas dejado ganar
—Nunca podría hacerlo.
Me rodeó con el hombro por los brazos y no me aparté.
—No quiero ir a casa de mis tíos.
—¿Que? Pero si mis tíos viven en otro país.
Asintió—¿Mamá no te lo había dicho? Iremos el fin de
semana. O no se si solo sea ella. Tampoco sé si ya quiere
mudarse.
—No me jodas Antón. Yo no pienso irme a ningún lugar. Se
que para mis tíos es importante que vayamos aunque no lo
demuestren mucho. Pero nuestra madre debe entender que
no nos puede quitar nuestra vida siempre que quiera.
—Y no lo hará. Yo me aseguraré de eso—dijo revolviendo mi
cabello.
Lo que le había dicho a Antón era cierto, mamá me lo había
dicho en más de una ocasión. No sé si me lo creo pero
siempre existe una posibilidad de que Antón si lo haga, por
muy duro que sea, desea creer en algo.
El siempre ha sido mas familiar que yo, cuando nos fuimos
por primera vez lloro demasiado porque sabía que no
veríamos a los abuelos tan seguido, pero la vida era así y yo
ya me había acostumbrado.
Por la tarde fui al parque con Dawson. Nos sentamos en el
banco más alejado de la multitud, mientras las personas
estaban internadas en sus móviles.
—Jamás habíamos salido solos—Dijo con las manos en los
bolsillos.
Negué—Nunca lo habíamos hecho, pero creo que está bien.
A veces es bueno salir entre nosotros.
—Ya lo creó—murmuro—Me abrumaba que a cualquier sitio
que fuera todos estábamos juntos, y ese no es el punto es
que Luke estaba ahí. Y yo solo deseaba hablar con Wells.
—Lo entiendo. Pero Luke también sufre Dawson. No es
culpa de ninguno de los dos.
—No lo es pero—suspiro—Si el no me hubiera besado nada
de esto habría pasado.
—El solo mostró sus sentimientos—lo defendí.
—Lo sé. Pero ya no importa ¿Sabes? Me di cuenta de que
Luke me gusta. Y pensar que antes pensaba que me
gustaba tu.
—¿Yo? —me exalte
Dawson soltó una carcajada y me miró.
—Si, incluso se lo había dicho a Wells. Pero solo fue una
confusión. No te preocupes.
—Ya—reí.
El móvil del chico junto a mí empezó a sonar. Me miró y un
rojizo se extendió por sus mejillas.
—Luke me ha pedido que busque algo para Lewis y Wells.
¿Me acompañas?
—Vamos.
Llegamos diez minutos después, la mamá de Dawson
estaba a punto de salir con un bebé en brazos. Nos miró
sorprendida y supuse que pensó que era algo de Dawson.
Pero eso estaba muy alejado de la realidad.
—Hijo, cuida a tu hermano. Iré a comprar comida y regreso.
Un placer verte linda—Dijo en dirección a mí.
—¿Cuidaremos un bebé? —Dije atónita.
—Eso parece.
Media hora. Media hora en la que la mamá de Dawson no
llegaba, el bebe no había parado de llorar y ambos
empezábamos a desesperarnos. Recosté mi cabeza del
mueble y reí.
—Espero que no se te ocurra matar a un bebé—Dije
incorporándome.
—Puede que no. ¿Quién me crees?
—Tienes cara de querer matar a alguien.
—Tengo ganas de matar a mamá por dejarme cuidando un
bebé que jamás he cuidado.
Suspiré y empecé a seguirlo mientras buscaba una guitarra
que estaba en su habitación.
—¿Nunca habías cuidado a tu hermano?
—Nunca fue necesario—aseguró.
Cuando salimos de la habitación, la mamá de Dawson llegó
disculpándose, nos mencionó que la leche del bebe se
había acabado y tuvo que salir corriendo a comprarla.
Ambos nos despedimos y fuimos directamente a la casa de
Connor Wells. Pocas veces le decía Connor, pero empezaba
a gustarme.
Nos acercamos al mueble donde estaban todos reunidos. Y
la mirada de Wells y Lewis parecía seria y perdida.
—Connor necesita a dos personas que canten con el. O al
menos que aparezcan en el vídeo.
—Uno de ellos será el protagonista junto conmigo y el otro
será un papel relevante pero no demasiado. —continuó
Wells.
—Yo me ofrezco—saltó Dawson.
—¿Dove?—Dijo Lewis—¿Podrías ser nuestra co-
protagonista.
—No creo verme bien frente a cámaras.
—Te verás increíble. —susurro Connor a mi lado. Asentí
dudosa y no muy segura.
Jamás me había gustado salir mucho frente a cámaras,
pero creo que podría hacer un intento. A mis ojos no le
aparecía ver cómo Connor besaba a otra chica frente a un
montón de personas.
Capítulo 9
Connor Wells.
Me encaminé hacía la sesión de fotografía que me tocaba
hoy, los chicos se habían ido minutos atrás y no podía estar
más ocupado. Cómo Lewis es mi representante siempre
estaba conmigo en todas partes y en ocasiones creía que el
tenía mucho más trabajo que yo.
Respiré profundo, una chica estaba aplicando iluminación
en mi nariz, me coloco polvo y así mismo me hicieron
posar.
En una de la fotos salí serio mirando hacía la cámara, tenía
mis manos introducidas en el pantalón negro ajustado, y mi
camisa negra con cadenas hacía juego.
Puedo afirmar con total seguridad que ser músico no es
fácil y menos empezar, sientes que le debes algo a las
personas, sientes que debes estar ahí escribiendo
canciones para los demás sin pensar primero en ti. En
ocasiones me preguntaba que hubiera pasado si habría
empezado después con mi carrera, no creo que me hubiera
ido mal. Pero tampoco demasiado bien como ahora.
Me senté a tomar agua y un mensaje de Dove me llegó.
«Suerte en tu sesión de fotos guitarrista». Le sonreí a la
pantalla y negué con la cabeza.
Ella era una chica increíble, me daba miedo lastimarla y no
poder hacer nada para remediarlo.
—Hemos terminado—anunció Lewis—Muchas Gracias por
todo. Lo contactaremos para que nos envíe las fotos.
El fotógrafo asintió y se marchó.
—Yo iré a mi casa. Debo estudiar. ¿Tú vienes o vas a la
tuya?
—Debo ir a casa. Tengo que lavar mi ropa. No tengo ropa
para mañana. Y hay instituto.
—Cierto—chasqueó la lengua—Nos vemos Connor.
—Nos vemos—asentí levantándome para ir a casa.
Por la noche estaba lavando mi ropa y sin darme cuenta
había metido una prenda rosa con las demás. Todo había
quedado de color rosa, bufé irritado y lo extendí para que se
secará.
Cuando estaba escuchando música con los ojos cerrados,
me quedé dormido.
[...]
—¿Por qué llevas eso? —Dove me miraba aguantado la risa.
No podía creer que había salido con un suéter de color
rosa.
Me veía patético.
—¿Eres gay? —pregunto uno de los chicos que estaban el
autobús—Porque el color rosa definitivamente es el tuyo.
Los presentes se empezaron a reír y me removí incómodo
en mi lugar.
—No debí venir—Bufé.
—Aun no entiendo porque tienes eso puesto. Digo, no te
queda mal pero no es muy tú estilo.
—Anoche lavé, estaba tan cansado que no me di cuenta de
que había metido una prenda rosa. Así que todo quedó así.
—Ya veo—rió levemente. —¿Leeremos los cómics de Archie
hoy?
—Lo haremos—afirme—Ayer me quedé tanto con la duda
que casi los leo sin ti.
—¡No puedes hacer eso!—exclamo—Tenemos un acuerdo
no acordado de que lo ibas a leer conmigo.
—Cierto, lo había olvidado —mencionó con sarcasmo.
Llagamos al instituto y el señor Cambry se acercó a mí con
su mano en la nuca. Dove siguió su camino sin decir nada,
solo asintió, se despidió de mí y se fue.
—¿Que sucede Sr. Cambry? ¿Ha estado extrañandome
como siempre?
—Claro que sí Wells. Y como te he extrañado tanto—Dijo
colocando su mano en mi hombro—Quiero que guíes a mi
hija por la escuela. Y si se puede que pases el día con ella.
«¿Que?» ¿Acaso tengo cara de niñero?
—Miré Sr. Cambry yo estoy muy ocupado con mi carrera y
no pued..
—Haré que pases la materia de Percy con la máxima nota.
Y también podríamos negociar una que otra cosa. —Debía
admitir que su interrupción fue bien recibida por mis oídos.
Asentí dudoso y acabe accediendo.
Me quedé sentado en uno de los bancos del instituto hasta
que apareció la chica.
—Soy Verónica—Me dio la mano—Sera un gusto pasar el día
contigo Connor.
—No me llames Connor—mascullé—Para ti soy Wells.
—Perfecto. ¿Que me enseñarás primero?
—Ven—Mis ojos la recorrieron por un segundo, era morena
clara, tenía los ojos miel y una sonrisa encantadora.
Llevaba puesta una falda de tubo negra con una camisa
introducida en la falda de color negra sin mangas. Era una
chica elegante. Era digna de ser hija del Sr. Cambry.
Una hija de papi.
Le mostré todo el instituto, falte a mis clases y Lewis
cuando me vio se rió de mi cara. El sabía que odiaba hablar
con gente que no conocía.
—Mi papi me ha dicho que eres su estudiante favorito. Eres
atractivo y hoy tienes un humor de la mierda. ¿Se debe a mi
presencia?
—Se debe a que no te conozco y prefiero pasar tiempo con
mis amigos que contigo.
—Vaya. Eres muy sincero—rió—No te preocupes, puedo
estar sola y tu irte.
—Gracias por entenderlo—Gire mi cuerpo en la dirección
contraria a ella y vi la cara del director, estaba serio y con
los brazos cruzados. Y justo ahí me di cuenta de que
desperdiciaría mi día con su tonta hija.
Ya era el final del día, o al menos el final del día escolar.
Estaba caminando con Verónica y ninguno decía nada.
—Dime cosas de ti—Dijo sosteniendo su bolsa con las dos
manos.
—Soy cantante o al menos estoy en proceso de serlo, mis
amigos son extremadamente raros. Y creo que la mayoría
del tiempo me la pasó de un lado a otro.
—Cantante ¿Eh? Debe ser genial. Ya sabes, tener fans y
sentirte importante.
—No es tan bueno como crees. No tienes tiempo de
muchas cosas y vives lo suficientemente ocupado como
para estudiar poco.
—Pero es lo que te gusta y puedes disfrutarlo.
—Touche.
Nos sentamos en una cafetería que tenía mesas afuera del
local. Respiré profundo y negué con la cabeza.
—Se supone que debería estar con Dove. —murmure por lo
bajo.
—¿Quién es ella?
—Mi mejor amiga. —afirme. No sabía muy bien que
términos usar en cuanto Dove, pero creo que decir mejor
amiga era lo más acertado.
—Ya veo. —coloco sus manos sobre la mesa y me miró—
Seré sincera, papi me enseñó varios chicos para que me
guiarán el día de hoy. Y fuiste el que más me gustó. Eres
guapo, tienes una personalidad algo interesante por lo que
he visto. Y quiero que salgas conmigo.
—¿Que? Estas loca —reí.
—Hablo enserio Wells. Quiero que estemos juntos sin
compromisos. Puedes darme todo el resto del día. Prometo
hacer que sientas algo por mí.
—No va a suceder.
—Claro que sí—insistió.
—Veamos que sale. —Ella asintió feliz y aplaudió, sabía que
nada podía cambiar mis sentimientos por Dove, a pesar de
que ella era hermosa, con un cuerpo alucinante y unos ojos
preciosos no se compraba en nada a la pequeña chica con
gafas que quería.
Cuando estaba caminando con Verónica, ella me hablaba
sobre algunas cosas de su viaje, mi vista se fijó en Dove.
Estaba parada en una librería con un chico que desconocía.
Intento que no me moleste, puesto que los celos son una
sensación malvada y desagradable que no hace más que
corroerte por dentro y yo no tengo ninguna necesidad de
estar así.
Giré mi vista y miré a la chica a mi lado. No era la persona
que quería, al menos no por ahora.
—Verónica debo irme.
—Pero aún quedan dos horas—se quejó.
—Tengo cosas que resolver. Nos vemos luego ¿Si?
—Vale —murmuro triste. Me sentí mal por dejarla así, pero
debía hacerlo. Ya era hora de irme a mi apartamento.
En vez de caminar directamente al metro, camino, sin
mapa, sin objetivos. Caminé por minutos, pasando por
locales y más locales cerrados. Me pongo rumbo al norte,
luego al oeste y me siento en uno de los bancos de la calle.
Cuando anochece me dirigió de regreso a la estación del
metro, espere algunos minutos y me monté cuando fue
hora de irme.
Mis ojos estaban pesados tenía sueño, estaba cansado y
solo quería irme. Quería llegar, acostarme, pensar y hablar
con Dove.
Dove. Repetí.
«¿Cómo estás guitarrista?» Observé su mensaje pero no
respondí, de mi mente no salia aquel chico con anteojos y
cabello largo que estaba con ella. El chico no era feo, era
más atractivo de lo que podría llegar a ser alguien con
lentes.
Cerré los ojos sintiendo el frío que entraba por la ventana,
fijé mi vista en la calle y cuando llegué a mi parada me baje
con las manos en los bolsillos.
Durante mi estadía en el apartamento, me coloqué en la
ventana del dormitorio y vi la ciudad.
Extrañaba poder salir como antes, era lógico que seguía
saliendo, pero tenía más responsabilidades, casi no veía a
mi hermana, mamá nunca estaba desocupada y mis horas
solo eran con mis amigos, el trabajo y el instituto.
Lewis se la pasaba de un lado a otro, estaba en reuniones, a
veces me tocaba ir con el y en ocasiones solo iba a él y me
informaba de lo sucedido. Todo estaba siendo mucho
trabajo.
Fijé mi vista en el reloj de la pared y decidí que ya era
momento de ir a dormir.
[...]
Verónica me había parecido una chica bastante amable,
sonaba agradable al oído, aunque en ocasiones solo
sonaba como una niña más del montón.
Cuando me levanté en la mañana no tenía ganas de hacer
nada, no me sentía bien y como mi madre me invitó a una
granja, me fui así.
Me imagino la pinta que llevo, todo sucio, sudoroso, sin
abrigo y jadeante.
Lewis estaba a mi lado sin mencionar nada, mamá no había
hecho ningún comentario sobre mi aspecto y mi hermana
estaba de vacaciones con mis tíos. Cuando llegamos a la
granja. Salí corriendo, corro con tanta fuerza y a tal
velocidad que creo que mis pulmones acabarán
estallando. Estaba desafiando a mis pulmones y piernas a
derrotarme, pero no pudieron. Aún tenía la suficiente fuerza
como para seguir corriendo.
Mamá puso sus manos sobre sus caderas y sonrió.
—Extrañaba esto.
—También yo—Admití jadeante.
Habían algunos viveros e invernaderos, mamá siempre nos
traía aquí cuando éramos pequeños, cuando escuché que
vendríamos fue liberador. Fue como volver al pasado,
siento que huí de todo. Que pude respirar y calmarme.
Correr fue una técnica para relajar mi corazón y mente.
—Wells. Hueles asqueroso. ¿No te bañaste?
—No—puse una mueca—No me he sentido bien, así que
acabé así. Además, deberíamos entrar.
Lewis rodó los ojos y asintió, entramos silenciosamente.
Una señora de mediana edad, con la cara redonda como
una pelota está ahí, riendo por la conversación que
mantenía con mamá.
Me miré a través del espejo, reí por mi aspecto y agarré un
lápiz de ojos que tenía mamá en la estantería. Me hice un
delineado finito. Señale mi cara y Lewis asintió convencido.
—Pareces estrella de rock.
—Deberías hacértelo tú también. Hay que combinar—solté
una risa.
—A ver—El tomó el delineador de mis manos y empezó a
trazar líneas delgadas por la parte baja de sus ojos. Ambos
quedamos geniales y aunque se que cuando mamá se
girará iba a matarme, yo amaba el resultado final.
—¿Que haz hecho Connor?—sus dedos ya estaban sobre
mis ojos intentado quitar el color. —¿Por que hiciste eso?
¿Acaso eres gay? —preguntó preocupada.
—No soy gay mamá —Dije sosteniendo sus brazos—Solo he
hecho esto. Lewis también lo ha hecho —señale—Estamos
en el siglo veintiuno.
—Deja a los niños Mary. No hace falta que seas tan
anticuada.
—¿Anticuada?—se exaltó mi madre—Mi hijo acaba de
pintarse los ojos como una mujer.
—Disculpe que me meta. Pero creo que ya estamos
grandes como para hacer lo que queramos.
—Lewis no esperaba esto de ti—negó con la cabeza.
—Mary ya deja el escándalo —pidió la señora—No haces
más que hablar. Ellos viven solos, no te metas más en su
vida muchacha.
La señora se llevó a mamá al otro lado, le sonreí
discretamente y una mujer de cabello blanco apareció
cuando Lewis y yo íbamos saliendo. La mujer nos guió a un
invernadero. Habían flores extremadamente hermosas y
una de ellas me recordó a Dove.
Eran tulipanes.
—Siento molestarla —Dije en dirección a la señora—Se que
está cerrado y solo nos tiene como visitantes pero me
pregunto si me permitiría coger unas flores para mí novia.
Podría decirse que es un tema de urgencia y bastante
delicado.
Ella arrugó su cara sin creer que fuera una urgencia como
yo lo describía.
—¿Una urgencia? No creo que se trate de eso.
—A lo mejor es una palabra muy fuerte. Pero estamos en
verano y me gustaría aprovechar. No se dónde estaré en
invierno.
—Mi amigo solo quiere las flores—señalo Lewis—Y
podremos dejar de molestar.
Ella asintió no muy convencida.
—Coge lo que necesites.
Inspiró el dulce aroma de las flores. Deseo permanecer
aquí donde todo parece cálido y tranquilo.
Me gustaría vivir un tiempo aquí alejado de la realidad, y
que Dove viva junto a mí porque hay suficiente espacio para
los dos. Tomé algunos tulipanes y rosas rojas. Sonreí
cuando tuve todo lo que necesitaba y le agradecí a la
señora.
Salimos con una sonrisa, la gente que están al rededor nos
miraba raro por el delineado que traíamos, no eran gente de
ciudad creo que no podrían entender que la tiempos han
cambiado.
O eran las personas de ciudad que nunca podrían
entenderlo. No lo sé sinceramente.
—Vamos con tu madre. Tengo llamadas de ella y un
mensaje donde dice que debemos irnos.
—Perfecto. Vamos.
Dove Hersel:
No he tenido noticias de Wells desde ayer en la mañana, se
había ido con el director y de ahí no lo volví a ver. Ayer
había tenido la valentía de escribirle.
Pero su respuesta nunca me llegó.
Connor Wells parecía un misterio entre mis dedos, se
escurría como el agua y jamás podía sostenerlo. Me
gustaba creer que el era un ángel caído del cielo. ¿Se
imaginan? Alguien que solo está destinado a mí, mi otra
mitad.
Me recosté en la cama imaginando el escenario, un cielo
lleno de tulipanes con dow jóvenes totalmente ebrios de
amor. Con el paso de los días decirle Connor a Wells me
gusta, siento que ahora es más íntimo.
Bajé a comer cereales con helado y el timbre empezó a
sonar de forma exagerada.
—¡Ya voy! —grité irritada. —¿Alice?
—Lamento todo lo que sucedió —empezó—Max y Betty no
paraban de decir cosas que no eran ciertas.
—Alice debes irte. No deseo que estés aquí. Y menos
después de lo que sucedió la última vez.
—Dove—intento tomar mi brazo—Enserio quiero arreglar las
cosas contigo.
—¿Para que? Para luego llamarme gorda como lo hicieron
tus amiga. Ya se eso—grité—¡Estoy gorda! ¿Y que?
—Eres perfecta como este y yo me mudaré a esta ciudad.
No quiero estar sola—Dijo incómoda.
—Pues lo lamento por ti Alice.
Le cerré la puerta en la cara y me deslicé en el piso, jamás
había tratado a alguien así. Me senté culpable, tanto que
acabe abriendo la puerta una vez más.
—Lo lamento —murmure— ¿Quieres pasar?
—Si—asintió.
—¿Por que te vas a mudar?
—Han transferido a papá y pensé que podíamos arreglar las
cosas. No quiero dejar las cosas así Dove.
—Puedo intentarlo. Pero si haces algo mal Alice, entonces
te olvidarás de todo esto. ¿Entiendes?
—Lo entiendo —sonrió.
Cuando abrí la puerta para que ella saliera, mi hermano
entró con una sonrisa de oreja a oreja. Eso me indicaba que
quería algo o al menos quería un favor proviniente de mí.
—¿Quieren venir a una piscina con mis amigos?
«¿Que?» Ni de coña. No me veía en un lugar con gente
como Antón.
—Estas loco—reí
—Dale hermana. Ellos quieren conocerte —rodó los ojos. —
Ella puede ir. Estaremos dos horas. Lo prometo.
Me negué, al único amigo de Antón que conocía era Rafael,
un chico con lentes y lunares por el rostro. Era atractivo y
buena persona. El complemento perfecto.
Habíamos decidido salir ayer por la tarde, se suponía que
iría con Antón pero el mando a Rafael conmigo. Su
compañía no fue desagradable, Nos llevábamos bien y
congeniamos lo más que se pudo.
Cómo siempre que me niego con Antón acabé con el y sus
amigos en una piscina. Alice estaba a mi lado, acostada en
una de las sillas de playa que hay.
El lugar era extremadamente grande, tenían comida, un
mayordomo y un DJ. La típica fiesta de niños pijos.
—Tenía tiempo que no me relajaba —Dijo Alice junto a mí.
—No está tan mal—retiré la toalla que me cubría y mi
hermano junto con Rafael me vieron.
Antón sonrió de la lado y sin escrúpulos soltó:
—Te crecieron las tetas hermana—Todos los presentes se
rieron un ardor se extendió por mis mejillas e
inmediatamente cubrí mis pechos.
—¡Eres un imbécil Antón!
Tonto. Tonto Antón, me levanté corriendo y me tiré a la
piscina cayendo justo al lado de Rafael, sus manos
sostuvieron mi cintura y me despegue de el.
—Estas buena Dove—Mencionó mientras tomaba un
cigarrillo.
—Eres un tonto Rafael.
Ambos reímos y cambiamos la conversación en su
totalidad. Los amigos de Antón me habían agradado, se
veían buena personas, eran capaces de decir idioteces pero
no cada segundo y eso lo hacía más ameno. No me
arrepentía de haber venido y sabía que Alice tampoco, lo
notaba por como empezó a ver a mi hermano cuando se
quitó la playera, parecía que sus ojos se saldrían en
cualquier momento. Y como no, si Antón tenía un cuerpo
perfectamente estructurado.
Reí para mis adentros y rodé hacia donde estaba Rafael,
sus ojos se pusieron en los míos y sonrió pasando un brazo
por mis hombros.
—¡Mañana se bebé babys!
—Mañana tenemos instituto—gritó uno a lo lejos.
—Que me la chupen los profesores. Mañana se bebé dije—
Los demás se rieron y siguieron bebiendo. No sabía que los
chicos podían ser tan así, tan espontáneos, tan sinceros,
tan ellos.
En mi lapso de tiempo en esta ciudad noté que los hombres
pueden ser mejores amigos que las mujeres. Y sin duda lo
había comprobado.
Capítulo 10
El último día de verano. El invierno estaba por llegar y ya el
frío recorría mi cuerpo. Sentía como poco a poco me iba
acostumbrando a la sensación del viento. Pase media
mañana con mi madre, de restó estuve ocupado
atendiendo a Mía y sus necesidades de hermana menor.
En el instituto, miró por la ventana y pienso: «¿Cuanto rato
llevare así?»
Eché un vistazo a mi al rededor para observar si alguien se
había dado cuenta, pero por suerte nadie lo había notado.
Ningún alumno parecía estar pendiente de lo que las otras
personas hacían.
En clase de matemáticas abro el libro, porque la profesora
está leyendo. No entiendo nada de lo que dice, nunca fui
muy bueno en matemáticas y creo que nunca lo seré. El
delineador que había tomado el otro día se me cae del
bolsillo cuando voy a recoger el lápiz que se encuentra en el
suelo. Un rubor se extiende por mis mejillas y todos
empiezan a reírse.
«Relajate»
«Cuenta»
«Todo tiene que salir bien»
—No sabía que eras una marica Wells—Uno de los alumnos
de atrás estaba riéndose con su grupo de amigos, cerré los
ojos con fuerza y bufé.
—Al menos seré cantante y no un marginado como tú—Le
espeté sin más.
Todos se quedaron en silencio. La profesora no dijo nada y
dejo pasar la situación.
Al salir de clase me encaminó hacía las gradas con la
guitarra que quite prestada del salón de música. No me
importa que los demás me vean extraño o murmuren cosas
sobre mí. Prefería hacer caso omiso. En cuanto me siento
respiró el aire que sentía que me faltaba, abro el cuaderno
de matemáticas y lo leo por segunda vez en el día, sigo sin
entender nada lo que dice.
Decido mejor ponerme a practicar. Y empiezo a tocar los
acordes de la canción "I'm a Mess"
A medida que empecé a cantar sentía como la música
inundaba el lugar, como el sonido era lo único que se
escuchaba a mi alrededor. Siento que alguien se sienta a
mi lado y se que es Dove por el olor característico que
emana. Mi sonrisa se extiende y abro los ojos para verla.
Tiene el cabello desordenado, unas tranzas que se
encaminan por el comienzo de su cabello pero no terminan
de estar amarradas en su totalidad. Canté cerca de ella
dando entender que mis versos solo podían ser para sus
oídos. Algunas chicas me observaban y sonreían. Negué
con la cabeza sabiendo que solo serian personas
pasajeras.
Cuando terminé de cantar y deje la guitarra al lado. Ella
sonrió y empezó a aplaudir de forma inmediata.
—Cantas increíble. Tu voz es ronca pero llegas a los tonos
perfectos. Y siento que cantas con tanto amor que podría
derretirme.
—Creo que exageras—reí—Considero que cantó bien. Pero
no demasiado. ¿Tienes algún cantante favorito?
—5 seconds. Sin duda los amo —afirmo. Abrí mis ojos
sorprendidos y moví la cabeza.
—Es mi banda favorita —admití—Siempre he amado cómo
cantan.
—También yo. Sobre todo Luke, tengo un pequeño cruhs
con el—sonrió.
—Dove, no debería decirme esas cosas. Harás que me
ponga celoso —Dije con burla. Sus mejillas se inflaron y
soltó una gran carcajada.
—Nunca podría cambiarte Connor.
—Connor—repetí—Nunca me llamas así.
—Empieza a gustarme.
—Tu empiezas a gustarme
Y era cierto. Dove Hersel empezaba a gustarme más de la
cuenta.
A la hora de comer me siento con Lewis. Dawson estaba
con Luke en cualquier baño haciendo cosas que no
necesitaba saber y Dove andaba con Alice caminando por
cualquier lugar.
Parecía que estábamos casi como cuando empezamos.
Cada uno en sitios diferentes. Oía como Lewis me decía
algunas cosas a lo lejos, pero no llegaba a concentrame lo
suficiente como para responder y mantener una
conversación. El día de hoy no me sentía bien, quería irme a
casa, llevaba trabajando tantos días seguidos que había
olvidado lo que era descansar en su totalidad.
—¿Que te pasa Wells? No jodas.
—¿Jmm?
Lewis rodó los ojos.
—Llevo rato hablando contigo. O al menos intentándolo. No
hemos convivido casi. Hasta parece que nos vamos a
separar en cualquier momento.
—No exageres Lewis—negué con la cabeza —He estado
lleno de trabajo, escribir una canción no es fácil y menos
aprendertela.
—Por si no lo has notado. También estoy lleno de trabajo. Y
estoy hasta la mierda Wells.
—Ya—murmure—Iré a clase de geografía.
En Geografía de Estados Unidos, el señor Slouder se para y
nos explica en la pizarra algunas cosas que jamás había
oído. Mientras habla, yo escribo, pero vuelve a pasarme lo
mismo que cuando intentaba concentrarme.
Las palabras están ahí pero mi mente está en otra parte, al
minuto mis ojos se dirigen a la cara de preocupación de
Dove, noté que en su entrepierna habían manchas de
sangre y supe lo que sucedía.
«Debía sentirse avergonzada». Pensé.
No quería que la pobre tuviera que camina y enfrentar a una
multitud de estudiantes por causas naturales, así que solo
me levanté pedí permiso para ir al baño y cuando nadie me
veía toque la alarma de incendios.
Todos los alumnos salieron corriendo menos ella, los
profesores se juntaron en la dirección pidiendo que
salgamos con calma y no como caballos locos. Entré al
salón de geografía y la miré, sentada con lágrimas en los
ojos.
—Ya todos salieron. Puedes ir al baño. A cambiarte —
murmure—He aprovechado de ir a las cosas pérdidas y cogí
un pantalón que pensé que podría quedarte.
Su mirada subió hasta mis ojos y tapó su rostro.
—¿Lo has notado?
Asentí.
—Es normal Dove. He tocado la alarma de incendios para
que pudieras salir. Hazlo antes de que se den cuenta lo
falso que es.
—Vale. Gracias Connor—sus gafas se bajaron un poco y las
subió con delicadeza. La vi marcharse y salí con la frente
en alto. Los profesores no dijeron nada, no me vieron y
nadie había preguntando por Dove todavía. Así que al
parecer todo saldría perfectamente bien.
—Manténganse sentados en el piso. El director ha ido a
revisar que todo vaya bien.
Me senté en el césped esperando que Dove viniera
disimuladamente y empecé a escribir. Escribía como un
itinerario de lo que debía hacer esta semana. Mi mente
viajo a años mas adelante, no creía que de viejo fuera calvo,
mucho menos bajito y esperaba no tener tantas arrugas. Mi
abuelo era un hombre que a pesar de su edad parecía tener
la misma que la de mi padre.
Así que esperaba correr con su suerte.
Una Dove, con pantalones distintos se acercó por los
arbustos de atrás, nadie a fijó mucho en eso. Ella solo se
sentó junto a mí y sonrió.
—Gracias por existir.
—Gracias por estar conmigo.
Ambos sonreímos.
[...]
—Connor Wells—Dijo Lewis colocando sus dos manos en
mis hombros—Una discográfica quiere que grabes un
álbum para ellos.
Gélido. Así estaba en estos momentos, la felicidad no cabía
en mi pecho y podía morir en cualquier segundo.
—¿Hablas enserio?
—Si—Dijo sonriendo—Lo gen conseguido. Pero primero
deben grabar el vídeo con Dawson y Dove.
—Lo podemos hacer dos días después. Hoy no creo poder.
—Vale—asintió.
Dove Hersel:
¿Saben lo que es conocer a alguien que toque guitarra y
canté para ti? Podría decir que es una de las mejores
sensaciones que he experimentado, escuchar su voz
mientras cierra los ojos me hace sentir increíble. Siento
como si solo estuviéramos nosotros dos metidos en un
burbuja infinita.
—Wells está corriendo—anuncia Alice a mi lado. Alzó mi
cabeza para verlo y cuando menos lo espero Wells estaba
cargándome
—Una discográfica quiere que cante para ellos—Dijo feliz.
Sonreí y besé su mejilla mientras me bajaba con
delicadeza. No me había detenido a penar que Wells me
había cargado, me sentí mal en ese instante, me sentí mal
porque tuvo que tocar mi estúpido y asqueroso cuerpo.
—¡Felicidades!—chillo—Te lo mereces.
—Gracias gafas. ¿Podrías venir a una fiesta con los chicos
más tarde?
Yo asentí. Lo vi irse y yo me marché también
despidiéndome de Alice.
La fiesta iba a organizarse en una fraternidad, los chicos ya
estaban ahí sonriendo y bebiendo. Ninguno se había puesto
a pensar que debían conducir, pero hoy parecía ser el día de
todos así que me ofrecí para manejar.
—Brindemos porque me haré famoso cuando salga en el
vídeo que realizaré con Wells —Dawson alzó su bebida y la
tomó de un golpe—¡Una más!
—Me follaré a alguien hoy. Siento que mi polla está triste y
desolada. —Abrí mis ojos como platos cuando Lewis dijo
eso, el alcohol debió pegarle fuerte. El era un chico que
poco comentaba esas cosas, nunca había escuchado que
dijera algo así.
Al transcurrir tres horas, los pequeños chupitos que bebí
empezaron a hacer efecto. Me encontraba montada encima
de la mesa bailando. Wells se montó conmigo y empezó a
moverse a mi ritmo.
Éramos solo nosotros dos haciendo el ridículo. Y así,
Connor Wells se convirtió en mi recuerdo favorito.
Connor Wells:
He estado escuchando "Youngblood". Me he viciado con
esa canción desde que escuché como Dove la tarareaba en
voz baja.
Estaba en casa de mi madre viendo como hablaba con un
hombre que nunca había visto en mi vida. Cuando ella se
marchó al baño, dejé el control del televisor a un lado y me
senté junto a él.
—No quieres intentar ser el padre de Mia. —Digo y Jason
me escucha con tanta atención y sus gruesos brazos
cruzados. —Mi hermana es muy intensa y mamá no es lo
que parece —continué—Debería irse.
—Tenía entendido de que tu madre estaba en busca de un
novio. No deberías meterte —Dijo calmado.
—No me estoy metiendo. Le estoy advirtiendo—sonreí.
Sabía que los hombres como el solo podían buscar una
cosa «sexo». Nunca querían tener una relación duradera y
mucho menos tener que cuidar y lidiar con mocosos como
yo. Respiré hondo y rodé los ojos fastidiado.
El señor delante de mí asiente perdido y se va a buscar a
mamá sin decir nada, podría aceptarlo si dura más de una
semana viniendo todos los días. Así podría entender cómo
funcionan las cosas y tal vez no se vaya del todo.
Le escribo un mensaje a Dove para invitarla a salir por la
noche. Quería tener momentos con ella que pudiera
atesorar por siempre.
«Gafas. ¿Quieres manejar por la ciudad más tarde?»
No tarda ni dos segundos en responder y sonrió.
«¿Me pasas buscando?»
«Nos vemos a las ocho». Respondí.
Apague el teléfono y empecé a caminar hacía la salida.
—¿Ya te vas?—preguntó mamá.
—Debo resolver unas cosas. Tengo trabajo por hacer. —
Bese su mejilla y le sonreí de forma cínica a Jason —Nos
vemos después.
Por la tarde cuando estaba en el apartamento escribiendo
una canción me dediqué a buscar poemas, quería encontrar
algo que me inspirará lo suficiente como para escribir la
canción sin parar. No sabía cuánto me tomaría escribir un
álbum entero, pero al menos debía intentarlo.
Sentado delante de la guitarra, mientras le ordenó a mis
ojos que no se cierren, mi cerebro recita lo que he escrito
hasta ahora.
Un mensaje de Dove aparece en la pantalla haciendo que
mis ojos se mantengan abiertos.
«Estoy lista para recorrer el mundo contigo, guitarrista»
Sonrió mientras mi mente reproduce "Afterglow". Tomó una
camisa blanca, una chaqueta de mezclilla y salgo corriendo
a encender el auto.
Cuando pasé a buscar a Dove su mamá no estaba, solo la
tomé de la mano, abrí la puerta del copiloto y empecé a
manejar en silencio. Nos quedamos varados en un
acantilado lleno de luces, se podían observar las estrellas
desde ahí. Dove estaba sentada encima del carro viendo
absolutamente todo.
Una de las guitarras que poseo estaban en el capo del auto,
la tomé y me senté junto a Dove.
—¿Que quieres que toqué?
—¿Te sabes alguna canción de Harry Styles?
—¿Eres fan de Harry? —inquirí
—Ese hombre canta hermoso—Se defendió.
—Claro que sí—Dije con ironía.
Tomé la guitarra y empecé a tocar la primera que vino a mi
mente, Dove movía la cabeza de arriba abajo. Muchas
veces me habían dicho que mi voz era exactamente igual a
la de "The fray". Nunca lo creí así, pero millones de
personas ya lo han dicho.
Ella aplaudió cuando deje la guitarra a un lado.
—Seras el nuevo Harry Styles.
—Ni de coña—reí—Seré Connor Wells. El mejor músico de
todos los tiempos.
—Ya quisieras—rió.
Levanté las manos en forma de rendición y luego le tiendo
una botella de jugo que compramos en el camino. Tarda un
par de minutos y a la final me la devuelve para que la bote.
—He decido escribir un libro—comenzó—Sera sobre un
chico que sufre un accidente. El se enamora de una
bailarina.
—Suena bien. ¿Un cliché?
—Un cliché—afirmo. —Nada como un buen cliché para
jóvenes que solo desean que les suceda lo mismo.
—Claro—reí—Algún día me convertiré en el cliché que pueda
contar.
—Espero que nunca se acabé esto—confesó—No creo
poder vivir solo con tu recuerdo. Eres más que eso Connor.
—Tu siempre serás más que eso Dove. Te quiero —confesé
soltando un suspiro.
Una lágrima se resbaló por su mejilla y sonrió.
—Te quiero.
A la mañana siguiente después de educación física. Estaba
vistiéndome para dar una entrevista a una televisora. Sería
la primera vez que saldría frente a tantas personas, en
Youtube no era igual, sentía que eran menos personas la
que me veían aunque técnicamente fuera mentira.
—Imitación de guitarrista. —Hay muchos chicos allí, para
ser exactos me da igual. Seguí caminando sin prestar
atención y respiré. Muchas personas empezaron a odiarme
cuando empecé con mi carrera. Pero no importaba. Yo
sería el que saliera en televisión por la tarde. Y ellos solo
estarían en su caso estudiando o observándome ser mejor.
Despeje mi mente y me coloqué un traje negro, una corbata
blanca y me fui junto con Lewis a la entrevista. Ninguno dijo
nada.
Cuando pasé todos me saludaron cordialmente. Me senté
frente a la chica. Y cuando dieron la señal empezó a hablar.
—Connor Wells. Te has hecho muy famoso en este último
tiempo. ¿A que crees que se debe tu éxito?
—A la constancia, y más que todo al excelente
representante que tengo. Siempre busca lo mejor para mí.
—Ya veo—sonrió—¿Llevas mucho tiempo escribiendo
canciones?
—Desde los nueve años cuando mamá me compro una
guitarra para que cerrará mí boca. La verdad no me
arrepiento de lo que ella hizo.
—Los padres muchas veces hacemos cosas por irritación y
terminan siendo una de las mejores decisiones—señalo—
¿Crees que podrás impulsar tu carrera de la mejor manera?
—Confió en que puedo hacerlo. A penas tengo diecisiete
años. No esperaba tanto por lo pronto, he recibido más de
lo que pensé.
—Felicitaciones Connor. Y cuéntanos. ¿Alguna enamorada
por ahí? —La señora soltó una carcajada y yo reí negando
con la cabeza.
—La hay. Pero eso no es relevante ahora. ¿O sí?—replique.
—No lo es —afirmo.
Duramos un rato más entre pregunta y respuestas. Ella se
despidió muy amablemente y me dijo que me llamaría si
sucedía algo relevante. Asentí en su dirección, Lewis le
agradeció por su tiempo y no fuimos riendo por la
situación.
—Quien iba a pensar que acabaríamos así.
—Es cierto. Estamos mejor de lo que pensé hace unos
meses.
Le pedí a Lewis que me llevará a casa, manejaríamos un
rato escuchando música y luego nos iríamos a resolver las
ocupaciones que teníamos cada uno.
—¿Has follado con Dove?—preguntó de golpe.
—Ni siquiera la he visto en ropa interior—Dije incómodo—No
somos novios. Así que no me desagrada. Todo a su tiempo
Lewis.
—Todo a su tiempo —sonrió manejando.
Las cosas que había dejado afuera ya no están, ya es de
noche cuando llegó a casa. En el apartamento pintado de
colores neutros.
Me miró en el espejo del baño hasta que mi imagen
desaparece ante mis propios ojos. Estoy tan cansado que
solo deseó dormir.
En vez de caer preso del pánico solo sonrió, parezco una
rata de laboratorio. Emocionado porque estoy que
desvanezco, nunca me había sentido así, nunca pude estar
cansado de trabajar y esto en parte me hace sentir
orgulloso.
Acerqué mi mano en la parte izquierda de mi cabeza, sentí
una leve punzada y suspiré. Debía dormir más, no podía
estar tan pendiente de lo demás y no preocuparme por mi
mismo.
Entré al vestidor y cerré la puerta. Hice todo lo posible por
acomodarme y no hacer ningún ruido, me quedé quieto en
la oscuridad esperando que se me pasará el dolor de
cabeza. Y cuando lo hizo solo me levanté y me tiré en la
cama para ver el techo.
Cuando los chicos se fueron aquel día de mudanza. Llené
mi techo con miles de pegatinas que alumbraban. Era mi
forma de decir.
«Estoy en mi propio paraíso».
A la mañana siguiente verificó los mensajes en mi móvil,
nadie se había dignado a hablarme así que solo apagué el
teléfono y me puse a escuchar música. Pasaba la mayoría
de mis días entre las letras de una canción.
Me pasan por la cabeza una sucesión de pensamiento
fascinantes, esperaba algún día viajar en un ferry y reír
junto a la persona que ame. Cuando termine de comer me
obligó a incorporarme y empiezo a vestirme. Debía llegar a
tiempo para tomar el autobús, sino el Sr. Cambry se
enfadaría conmigo.
No había tenido la dicha de encontrarme con Verónica, sus
ojos no se habían topado con los míos y estaba tranquilo
con eso. Jamás le dije a Dove que me vi con ella y no
necesitaba problemas como esos en estos momentos. Salí
de mi trance y me monté en el autobús cuando llegó.
Esta vez me tocó sentarme con Dawson. Teníamos tiempo
que no hablábamos. Quizás no tanto pero para mí parecía
una completa eternidad.
Capítulo 11
—¿Cómo has estado? —Dawson murmuro la pregunta casi
que en un sonido inaudible. Sus ojos estaban fijos en la
ventana y parecía no prestarle atención a nada.
—Ocupado—respondí sincero—Y enojado por qué nos
hemos distanciado.
—Pensé que no querías que fuéramos mejores amigos —
masculló
—Era antes Dawson. ¿Que mierda pasa?
—No lo sé—suspiro—Ahora siempre estoy de mal humor. Ya
parezco una mujer con la regla—Dijo en broma.
Solté una carcajada y le di un leve golpe.
—Deberías tomarte una pastilla. A ver si se te pasa la
estupidez—reí.
Dawson se giró a verme y sonrió, era la primera vez que
dejaba de mirar la ventana. Durante todo este tiempo, debió
estar acomplejado por la situación. Entendía que no era
fácil empezar a darse cuanta de que eras diferente, de que
no tenías los mismo gustos y de que probablemente tus
amigos quisieran alejarse.
Creo que eso hizo Dawson. Pensó que no íbamos a
aceptarlo y huyó con Luke para evitar inconvenientes.
Respiré mordiendo mi labio inferior.
—¿Volverán a separarse?
—No creo. Lamento ser un idiota.
—Lamento que seas un idiota —confesé.
Podía decir que mi aspecto, era el de un chico normal. Pero
me gustaba la manera en la que mis ojos se veían enormes,
y sobretodo cuando empezaba a sentir que era un tonto.
Mis ojos podían demostrar con facilidad lo que sentía,
mamá siempre pensaba en voz alta «Cuando quieras
mentirle a tu novia, no podrá hacerlo»
Reía junto con ella. Y salía corriendo en dirección contraria.
Nunca necesite de otros niños para jugar, era alguien
solitario que salía con conocidos y por consecuencia podía
estar acompañado o bien sea podía estar totalmente solo.
Bajamos del autobús y apreté mis manos con fuerza.
Siempre sentía que me quitarían el bolso si me descuidaba.
—Connor.
—Te he dicho que no me llames así—repliqué hacía
Veronica. La chica parecía no entender lo que sucedía. Yo
no quería estar con ella, y tampoco quería que me
persiguiera como perro en celo.
Ella seguía parada esperando a que dijera algo más, a que
me disculpara. Y entonces como siempre. Acabé
sintiéndome mal y termine pidiendo perdón.
Ese era uno de mis principales problemas, nunca podría
tratar mal a alguien por tanto tiempo.
—Lo lamento. Pero no me gusta que me llamen de esa
forma. Por eso todos me dicen Wells.
—Disculpa, fue mi error. Solo venía a invitarte a mi fiesta de
cumpleaños. Papi, a organizado algo más que espectacular
este año.
«¿De donde el Sr. Cambry sacará tanto dinero?». Me
pregunté negando con la cabeza.
—No creo conocer a las mismas personas que tú. Me
sentiría incómodo. ¿Podemos hablar después? Debo entrar
a literatura. —contesté señalando el salón.
—Puedes invitar a tus amigos —Dijo finalmente. —Te
enviaré la dirección por mensaje.
Asentí y seguí caminando. No me había dado cuenta de que
ella ya tenía mi número sin yo dárselo. Suponía que su papá
tenía mucho que ver en la situación, así que lo deje pasar y
me concentre en cosas más importantes como buscar a
Dove.
«La clase de Literatura no sería nada sin ella»
Cuando entré al salón ella ya estaba ahí, sentada con un
mechón de cabello al frente. Era monísima. No sé en qué
momento me quedé cautivado. Pero así fue.
—El Sr. Percy es un fastidio. ¿No crees que sería mejor que
no viniera?
Mis brazos estaban apoyados de mi mandíbula, Dove me
veía con diversión y negó con la cabeza. Ella parecía
siempre estar preocupa por los demás y yo parecía siempre
estar preocupado por mi música.
«No creo que seamos compatibles. Pero no dudó en que
seamos el uno para el otro»
Dove Hersel:
El chico a mi lado seguía mirándome, no decía nada y
tampoco expresaba sentimiento alguno. Solo estaba
apoyado de sus brazos con una mueca de fastidio.
Connor se había vuelto así, las clases le parecían tediosas y
las horas de receso un amor. Respiré hondo cuando el
profesor entró. No era mi profesor favorito, pero aún así la
materia que él nos enseñaba era la mejor que podía existir.
—Trabajaran en equipos de dos—Empezó Percy. Oí como
Connor bufó a mi lado y sonreí. —El trabajo se llevará la
mayoría de la nota. Solo deben preparar una presentación
en lo que ambos son buenos.
—¿Y ya está?
—No, Sr. Wells. También deben decir sus similitudes.
Todos asentimos. Giré la silla para poder verlo y apoyó el
codo sobre el respaldo.
—Connor Wells. Quiero que seas mi pareja para este
trabajo.
—Sera un placer gafas. Ya veremos qué haremos.
—Espero que no hagan ninguna estupidez—Dijo el Sr. Percy.
—No pienso perder mi tiempo con... Eso
Cuando salgo de clase, busco con la mirada a Alice. Se
suponía que hoy saldríamos juntas e iríamos a jugar con la
nieve. A medida que los días transcurrían la ciudad se iba
llenando y todo parecía mejor. Más artístico.
—He venido corriendo—Dijo con la voz entrecortada—Luke
necesita ayuda. No ha parado de vomitar.
Luke. Repetí en mis adentros, teníamos días sin hablar, el
ya no era el mismo, ya no hablaba conmigo, no me buscaba
y a pesar de pasar por mi lado jamás decía nada.
Recurrentemente lo extrañaba, extrañaba que fuéramos «El
club de raritos»
—¿Donde está?
—En el baño. Deberías ir a ver...
Asentí dudosa y me encaminé hacía el baño de chicos,
jamás había entrado ahí. Pero me arme de valor y abrí la
puerta con cuidado.
—¿Hola?—Dije antes de entrar.
Mis ojos recorrieron el baño blanco y sin vida que había en
el instituto. Luke estaba en uno de los cubículos con el
rostro pálido, labios resecos y mirada cansada
—¿Que te ha pasado Luke? —Mi voz se entrecortó e intente
respirar.
—¿No vez? Estoy enfermo—mencionó con voz infantil. —He
comido algo que me ha caído mal. Y aparté bebí mas de la
cuenta. Mi estómago debe estar hecho una mierda.
—Deberías cuidarte Luke. No debiste beber si ya te dolía el
estómago.
—Lo hice porque lo necesitaba.
—¿De verdad lo hacías? O ¿solo era porque estabas mal
emocionalmente?
Sus ojos parecieron divertidos. Sonrió y se incorporó.
—Estoy bien Dove. Solo necesito descansar. La cabeza me
duele.
—Puedes ir a la enfermería. Te acompañó y después voy a
clase.
—Yo iré a casa con Dawson. Los dos queremos hablar
sobre lo que va a suceder.
—¿Suceder? ¿Dawson?—Dije atónita. Se suponía que
ambos no hablaban, pensé que por consecuencia ninguno
de los dos quería tener una relación. Despeje las ideas
extrañas que venían a mi mente e intente hacer que Luke se
levantará. Cuando lo logré, paso su mano por mi hombro y
le ayudé a encaminarse hacía el carro.
—¿Crees que estés bien? —Le pregunté.
—Estaré bien... Te había extrañado—confesó.
—Yo también Luke—Dije mirando al frente.
Ninguno de los dos volvió a decir algo, lo acompañe hasta
el estacionamiento y lo vi montarse. Sus ojos aún parecían
cansados, su piel ya no estaba tan pálida y sus labios
empezaban a tomar un color rojizo.
El iba a estar bien.
Regresé a clase cuando vi como se iba. No sabía que
pasaba entre Luke y Dawson, solo sabía que ambos habían
tomado actitudes distantes y sencillas. Todo detonó
cuando Luke beso a Dawson.
Y tal vez fue bueno, tal vez le hizo ver a Dawson cosas que
jamás hubiera visto si no fuera por el. Cerré los ojos
dejando de acomplejarme y llegué hasta las gradas.
—Te perdiste la clase que tenían todos juntos—Dijo Lewis
con el ceño fruncido.
—Estaba ayudando a Luke—Les comenté—El no se sentía
bien. Por suerte no había hecho una tontería grande. Solo
era algo mínimo que creció demasiado.
—Yo hablé con Dawson en la mañana —empezó diciendo
Connor mientras veía el móvil—Me ha dicho que quizás
volvamos a hacer los mimos de antes.
—A ver. Que los mismos de antes no vamos a ser. Primero
deben darnos una razón menos de la mierda —Entendía que
Lewis estuviera molesto, aunque a él no le gustará estar
separados. No quería que vinieran y solo pusieran una
excusa.
El acento de Connor y Lewis me gustaba. Ambos eran
españoles y la manera en la que pronunciaban las palabras
era de lo más sexy.
—Ya veremos que hacemos. —Finalizo Connor.
Ambos asentimos y me senté junto con el, el frío empezó a
inundar mi cuerpo. Tenía tiempo que no me sentía de esta
manera, cerré los ojos con delicadeza y Connor estornudo
haciendo que me sobresaltara.
—Lo siento gafas.
—No te preocupes—sonreí.
Connor Wells.
Ya ha dejado de llover y estoy en el aparcamiento
esperando que llegue el metro, algunas veces no me
gustaba sacar a Ross, mi auto. Había decidido darle ese
nombre por mera diversión.
Durante el invierno, pensaba salir con Dove y hacer
muñecos de nieve, podríamos sentarnos a escribir debajo
de la estación del metro e inspirarnos justo en el lugar que
nos conocimos. El proyecto que haríamos debía ser
fabuloso. O al menos esperaba que lo fuera.
[...]
El 4 de mayo de 2021, las personas se habían amontonado
en España, pasaban de un lado a otro sin mirar a los lados.
Estaba caminando por la fría nieve, con un abrigo de lana y
unos auriculares delicados.
Pasó al frente de la casa de Dove, vive en una casa blanca,
grande con lajas al rededor. Su casa era medianamente
grande, se veía acogedora y realmente sencilla. Me
acerqué a tocar la puerta con temor, no quería despertar a
nadie y menos sabiendo el hecho de que eran las seis de la
mañana.
—¿Connor? ¿Que haces aquí?
Habla en un susurro, como si fuéramos a despertar a todo
aquel que habita en la ciudad. Me quitó los auriculares, y le
respondo de igual manera.
—Quería que hiciéramos muñecos de nieve—señalo
afuera—Esta nevando mucho y me apetece salir.
—No era necesario que vinieras hasta aquí solo para eso—
susurro—Podrías haberme mandado un mensaje y hubiera
salido corriendo para verte.
—No tenía idea de que acabaría aquí —me sincere—Pero
aquí estamos. ¿Te apetece que echemos a andar un rato?
—Vale—asintió.
Ella corrió adentro y salió con un abrigo de color blanco, era
de lana y se veía realmente hermoso en ella. A medida que
ha transcurrido el tiempo he aprendido a controlarme, a
entender que las personas con algo de sobre peso no son
feas. Y sí, no eran mi estilo. Hasta que la chica enfrente me
hizo cambiar de opinión.
Avanzamos con pasos lentos por la ciudad, la nieve caía en
forma de copos y se podía divisar como niños jugaban en
la calle con sus vecinos, familiares y amigos.
Me de tengo bajo una farola y veo a Dove con los ojos
entrecerrados.
—Deseo que mi sueño se cumpla junto con el tuyo. Y que
nuestros corazones se entrelacén en un destino infinito.
—Deseo que nuestros sueños jamás lleguen a separarnos.
Mi sonrisa se extendió y tome su mano. Cuando llegamos a
un lugar con mucha nieve y pocas personas. Me senté, la
jale conmigo y entonces me coloqué cerca de ella.
—¿Te gusta el sushi? —pregunté de repente.
—Lo detesto—confesó—Prefiero comer carnes o algo
similar.
—¡El sushi es lo mejor! —exclamo—No podemos estar
juntos si no te gusta el sushi.
—Da asco Wells. No me gusta.
—No da asco. No exageres.
—Bien, si exagere. Pero de verdad no me gusta.
Asentí—Ya se que tu cantante favorito es Harry Styles. Así
no preguntare quien es.
—¿Cual es el tuyo? Jamás me lo has dicho. Eso creo.
—Oasis. Sin duda son los mejores.
—No he oído canciones de ellos. Pero podría buscar
algunas.
—Me aprenderé canciones de Harry Styles para ti, espero
que puedas considerarme su remplazo —sonreí.
—Eres más que eso Connor. Mucho más.
Miré al suelo, sin contestar. Estos días había estado
bloqueado, no se me habían ocurrido letras, no había tenido
inspiración y mucho menos pude pensar en el ritmo.
Parecía estar perdido, debía escribir algo para la próxima
semana y yo solo estaba pendiente de Dove. De cumplir
sus sueños también.
—Escribamos un libro para el trabajo de Percy. —
Comencé—Tratará sobre dos personas con cáncer. Ambos
están destinados al fracasó, pero se encuentran una noche
de noviembre debajo de un puente. Ambos iban a
suicidarse.
—Pero viven el uno por el otro—continuó ella. Yo asentí
dándole a entender que eso era justo lo que diría.
—Esta perfecto. Empezaré a escribir algunas cosas cuando
regrese a casa. ¿Tú harás parte de una canción?
—Eso creó.
Me levanté, limpiando mi trasero de la nieve. Ayude a Dove
para que se juntará conmigo y empezamos a hacer nuestro
pequeño y hermoso amigo Flauder.
Las bolas de nieve se escurrían entre mis manos, ella se
reía y de vez en cuando me lanzaba algunas. Pasamos
horas haciéndolo hasta que finalmente lo terminamos.
Un muñeco de nieve todo desfigurado y con una sonrisa
encantadora estaba delante de nosotros. Nos lanzamos
una foto con el y decidí subir a Instagram. De descripción
coloqué "Nuestro hijo ha quedado hermoso"
Inmediatamente recibí comentarios de algunas fans, me
colocaban lo lindo que nos veíamos juntos y otras
simplemente denigraban a Dove por su físico.
Odiaba cuando hacían eso, me daba ganas de agarrar y
tirarles una botella de plástico para que se callarán. El
físico de las personas importan poco y eso lo había
entendido mucho después.
Me acosté en la nieve y miré a Dove con una sonrisa triste.
Tenía días que no podía escribir nada. ¿Cómo haría?
—Dove
—¿Si?
—No he podido escribir nada. No tengo inspiración—
confesé
—Te ayudaré. Podemos ir a la estación del metro y
sentarnos. Podas escribir algo. Estoy segura.
—No lo creo—susurro—No tengo mi guitarra, no tengo
absolutamente nada. Debo escribir más de una canción y
mi mente ha estado en blanco.
—Wells. Vamos, es ahora o nunca. No dejes para mañana lo
que puedes hacer hoy.
Respiré profundo y asentí. Eso era lo que me gustaba de
Dove, ella no me frenaba, ella me invitaba a ser mejor e
intentar que llegará más lejos.
Corrimos en dirección al metro y apoye mis manos sobre
las rodillas.
—¿Comenzamos?
—Comencemos
Dove Hersel:
Wells había podido escribir estos días, me había contado
que llevaba más de dos canciones hechas y que todo era
gracias a mí. Sonreí feliz por saber que había servido de
algo, muchas veces sentía que el merecía una chica mejor
que yo, con menos problemas existenciales y con más
autoestima.
Mi mente me sacó del trance en el que estaba y respiré
profundo saliendo hasta la cocina. Mamá estaba ahí con un
montón de cosas para cocinar.
—Antón bajará en un momento. Cocinaremos juntos y
después iremos al parque ¿Te parece?
Negué
—No tenemos nueve años mamá. Me conformo con
cocinar juntos —sonreí incómoda.
Se me hacía raro que Antón quisiera pasar tiempo en
familia con nosotros, nunca hacía eso. Siempre estaba
ocupado bebiendo, fumando o saliendo con amigos. Esa
era su vida. Y esta era la mía.
Parecíamos de dos mundos completamente distintos. Y
aún así éramos hermanos.
Antón no había bajado, saqué las cosas que necesitaba,
coloqué el azúcar con mantequilla y empecé a batirlo con
paciencia.
Llevaba más de dos minutos a batiendo, Antón bajo lleno
de perfume y me quitó la olla para hacerlo el.
—¡Yo lo estaba haciendo! —chille.
—Ahora lo estoy haciendo yo —soltó una carcajada.
—Antón yo sé batir eso. Tu lo único que sabes hacer es
tocar los huevos.
—¡Dove! —rió mamá.
Solté una carcajada y me senté en el mueble para ver mi
móvil. Revisé los comentarios de la foto que había subido
Wells. Muchas chica decían que nos veíamos lindos juntos
y otros simplemente me criticaban por mi aspecto físico.
Odiaba cuando hacían eso, más allá de las redes sociales
habían personas y algunos parecían no entenderlo. Pasé
las manos por mi rostro frustrada y jalé un poco mi cabello.
¿Por qué sucedía esto? Quería lograr ser alguien importante
en la vida, quería llegar a ser una escritora reconocida, tener
mis propios fans, llenar a las personas que me amaban y
poder decir que conseguí mi sueño.
Pero las cosas no eran tan simples. Así que debía trabajar
para lograr cada una de las cosas que quería. Me levanté
de la silla, la coloqué en su lugar y subí las escaleras
rápidamente.
Había escrito más de la mitad del libro, por la noche podría
terminarlo y mostrarlo en clase el dia que tocaba.
La nieve se había convertido en mi favorita, el momento
con Connor Wells se había impregnado en mí y no podía
olvidarlo. Sus ojos se habían convertido en mis favoritos y
sus sonrisas se habían convertido en mis sueños.
Existe tanta gente avergonzada de su cuerpo y pocos
avergonzados de su mente.
Me preguntaba si podría llegar a ser quién quiero ser, me
preguntaba si podría llegar a ser alguien como escritora, si
vería videos en honor a mis personajes y si pasaría horas
viendo como a la gente le ha gustado el libro que he escrito.
Creo que ese es el miedo de muchas personas. Escribir
algo y que no sea bien aceptado por la sociedad.
Pero así es la vida.
Y quien no arriesga. No gana.
Uno de los placeres de la vida es poder hacer comentarios
sobre lo que te gusta, hablar sobre tus personajes literarios,
sobre tus gustos musicales o lo fabuloso que se veía Harry
Styles en todos los conciertos que realiza.
—¿Saldrás más tarde? —preguntó Antón entrando a mi
habitación
—No, estaré ocupada con otras cosas. ¿Necesitas algo?
—No, era mamá que quería saber si saldrías—rió—Nos
vemos mañana hermana.
—Hasta mañana —murmure.
Cerro la puerta dejándome sola y con un montón de cosas
por escribir. Nunca me había molestado hacerlo, sentía que
podía expresar cosas que realmente no salían de mi, y de la
misma forma podía vivir vidas que no eran la mía
Era justo como leer. Salir de la realidad y vivir historias que
te hacen creer en el amor nuevamente.
Capítulo 12
Al día siguiente cuando sonó el despertador fui incapaz de
recordar el momento exacto en el que me dormí. Y mucho
menos sabía cuándo había dejado la computadora
prendida con miles de archivos abiertos.
Me levanté presa con un terrible presentimiento. Tropecé
con algunos objetos que habían en el piso y caí sobre el
trapeador.
Revisé el ordenador y me fijé que los archivos de mi libro
habían sido borrados, de mis ojos salieron algunas
lágrimas.
«Todo se había borrado»
Caí en el asiento del ordenador y las lágrimas empezaron a
salir de a montón.
Salí corriendo y me plante delante de mamá.
—¿Abriste mi ordenador?
Asintió. —Leí las cosas que escribiste. No me gustó la
nueva historia. ¿Por qué hiciste como si los padres tuvieran
la culpa de todo? ¿Que te pasa Dove?
La miré atónita. Ella había borrado todo mi trabajo ¿Por
eso?
—¿Lo borraste?—pregunté con miedo. Vi en sus ojos dudas
y acabo asintiendo.
—Hiciste ver qué los padres son los culpables de que sus
hijos se sientan mal muchas veces. ¿Te parece eso justo?
—No tenías porque borrarlo—susurre. —No debías. Era para
el instituto y yo... Yo no tenía un copia —lloré.
Mamá se encogió de hombros y me miró con lástima. Pude
ver un poco de arrepentimiento en sus ojos, pero aún así no
se disculpó en absoluto. Solo siguió acomodando la ropa
de Antón.
—Dove. Deberás hacer otra cosa.
—No entiendes nunca nada mamá. ¡No hay tiempo! —grité.
Papa entró a ver qué sucedía, vio mi rostro y miro a mama.
—¿Que paso?
—Mamá ha borrado un libro que era para el instituto. Y sólo
lo borro porque puse algo de los padres que a ella no le
pareció.
—¿Es enserio? —preguntó en dirección a mamá.
—No lo entiendes amor. Ella nos hizo quedar como los
malos.
—¡El libro ni siquiera habla de ustedes!
—Te has pasado esta vez —negó con la cabeza—Dove,
escribe lo que desees. Puedes ponerle clave al ordenador.
Y sin más se fue. Miré a mi mamá con enojo y salí
corriendo a mi habitación tirando la puerta.
Cogí el ordenador y salté por la ventana.
«Nada mejor que escaparse para poder escribir»
Caminé por la ciudad un rato, llegue a la casa de Connor y
toque la puerta con nerviosismo.
—Hola—susurro—¿Que haces aquí tan temprano?
—He venido porque... Necesitaba despejarme. No sabía a
donde más podía ir.
La mirada de Connor se dirigió a mi pijama de rayas y
asintió.
—Luke está adentro.
—¿Dove? ¿Que haces aquí tan temprano?
—Cosas de la vida Luke —sonreí
Me senté junto a él y saqué el ordenador. Empecé a escribir
y algunas lágrimas cayeron al recordar lo que había
sucedido, estaba segura de que hoy no dormiría lo
suficiente. Tal vez ni siquiera logré dormir.
Me recosté del mueble haciendo caso omiso a los ojos
curiosos de Luke.
—¿Debes entregarlo mañana?
Asentí.
—¿Y cuanto te falta? —continuó
—Todo—me encogí de hombros. Connor se giró para
mirarme y negó.
—Me dijiste que solo te faltaba un capítulo para terminar.
¿Por qué me mentiste?
—No te mentí—respondí—Realmente solo me faltaba uno
hasta que mi mamá borró toda la historia.
—¿Que? ¿Por qué mierda hizo eso? —soltó Luke frunciendo
el ceño
—Tonterías de mi madre. ¿Pueden hacer silencio? Necesito
concentrame.
—Luke vamos arriba.
Me concentre en el libro y pasé horas escribiendo, mamá
me había mandando varios mensajes pero no respondí
ninguno. No tenía ganas de hablar con la persona que había
causado esto.
Más tarde, una vez que me bañé, peine mi melena y la dejé
perfectamente rizada cayendo sobre mi espalda, me coloco
dos horquillas, uno a cada lado.
Caminé hasta la sala y volví a sentarme para seguir
escribiendo. Solo me faltaban dos capítulos, no tenía
mucho en que pensar y las ideas fluían con rapidez.
Sentí como el mueble se hundía a mi lado y volteé mi vista.
—¿Cómo vas?
—Ya estoy cansada Connor. Quiero dormir —susurre.
—Ya verás que mañana todo habrá válido la pena.
—Enserio ¿Lo crees?
—Lo creo—afirmo—Te prepararé algo de comer.
Connor Wells.
No todo en la vida es fácil, había crecido pensando que
cocinar para alguien no era vida, que hacer cosas del hogar
no era ser hombre. Mamá me educó bastante raro, me
enseñó cosas que no debió de hacer y a medida que crecí
pude aprender las cosas que realmente necesitaba saber.
Preparé unos tacos y se los puse en la mesa con el
refresco. Dove me miró y sonrió.
A la mañana siguiente noté como sus ojos estaban
cerrados, su cuerpo estaba tirado en el mueble con una
manta sobre ella. Luke debió ponérsela.
—Esta cansada—murmuro Luke entrando a la sala—Anoche
parecía molesta contigo.
—Pero no he hecho nada —digo como si fuera obvio.
—Te doy un consejo—puso su mano en mi hombro y se
inclinó levemente. —Cuando crees que no hiciste nada,
significa que hiciste algo. Grave—recalcó.
—No me disculparé
—¿Tienes algo que esconder?—preguntó poniendo un
Nacho en su boca.
—No. Pero no pienso disculparme.
—¿Dices eso por tu ego? Amigo.
—Puede ser. ¿A ti que te importa?
—Wells. Algo tiene que salir bien aquí —suspiro—Nos están
mandando más trabajos de lo que pensamos. Por si no te
diste cuenta, Dawson y los demás nos hemos distanciado a
Dove le borraron el trabajo. Y si ustedes se dejan de hablar
por una estupidez me voy a apuñalar el rostro.
Solté una carcajada y tapé mi boca con la mano, cuando
noté como la chica se removía en el mueble.
—Eres un exagerado.
—Hablo enserio. Tu solo vas dices "Lo lamento" y listo. O
sino le hablas normal a ver qué tal te va.
Asentí dándole a entender que sabía lo que haría. Luke se
estaría quedando estos días conmigo, habíamos cambiado
de papeles y ahora el saldría en el vídeo. Así que le estaba
enseñando las cosas principales y las actitudes que debe
tener.
Cuando gafas se levantó, frotó sus ojos y me miró
fijamente.
Ella no dijo nada. Solo saludó a Luke y se fue al cuarto de
baño.
—Luke—Dije dándole un golpe en el brazo—¿Donde dejé el
móvil anoche?
—Justo al lado de Dove—respondió—¿Por qué?
«Mierda». Pensé.
Verónica debió haber dicho algo sobre la fiesta, imagino
que ha de mandar la dirección y Dove pensó algo que no
era. Pase las manos por mi cabello frustrado y me quedé
en silencio. Esperando a que ella saliera para darle una
explicación.
—Buenos días—susurro.
—Dove—empecé—¿Viste algo anoche?
—No se de que hablas Wells. Gracias por dejar que me
quedará, me iré a mi casa. —sus ojos permanecieron sin
expresión alguna, ella solo tomo sus cosas y abrió la puerta
para irse.
Miré a Luke que estaba comiendo una naranja y salí
corriendo detrás de ella.
—Veronica es la hija del director—comencé—No tenemos
nada. Pero me ha invitado a una fiesta y quiere que vaya
con mis amigos.
—Wells. De verdad no es necesario que me expliques.
Nosotros estamos bien—sonrió incómoda.
Sabía cuándo ella mentía, siempre sus mejillas se ponían
rojas y hacía un gesto con la cara que la delataba.
—Quiero explicarte. Tal vez no lo entiendas, pero siempre
serás más importante que cualquier otra persona.
Dove Hersel:
Sus ojos me miraban con compasión parecía que pedía
piedad de algo que no debía. Sabía cómo era Connor Wells.
Aparte de eso, me había tomado la dicha de revisar sus
mensajes cuando vi lo que la chica le ponía. Siempre había
guardado distancia y siempre fue respetuoso pero no
demasiado.
Dándole un toque sutil y claro de «No me importas»
—Dove yo...
—Hablo enserio—Le corté—Confió en ti, lo suficiente como
para no ponerme celosa. Y admito que revise vuestras
conversaciones. Y lo he entendido Connor. Entendí que
eres más de lo que mucha podrían merecer.
—No soy más de lo que tú mereces.
—Eres más de lo que todas merecen.
Me alejé de el y empecé a caminar a mi casa, no importaba
lo mucho que quisiera a Connor, no importaba las
inseguridades que tuviera de mi cuerpo. El siempre me
había demostrado que era alguien en su vida.
Tal vez parecía una tontería, la forma en la que me
comportaba y las cosas que creía no siempre eran las
correctas pero al menos intentaba que lo fueran.
Cuando llegue a casa me senté en la cama de la habitación.
Una hora más tarde sigo allí sentada, escribiendo capítulo
tras capítulo
La puerta empieza a sonar y mi hermano entra con los ojos
llorosos, su mirada demostraba dolor y sentí una leve
opresión en el pecho.
Antón nunca había llorado.
Permanezco quieta esperando que diga algo, que me de
una señal de cómo actuar o que hacer. Nunca había sido
buena consolando a alguien, pero quería intentarlo por él.
Me gusto saber el hecho de que en sus momentos débiles
era capaz de pararse frente a mí y llorar.
—Ya no puedo más—sus ojos estaban puestos en el piso de
cerámica.
Mi vista estaba fija en Antón, no sabía en qué momento su
voz se había quebrado más de lo usual, pero dolía. Jamás
lo había visto así, sus ojos nunca se habían visto tan rotos
como ahora.
—¿De que hablas? —pregunté con miedo.
—He terminado con la chica que te había mencionado
antes. Era la primera vez que me enamoraba enserio—
susurro—Ella solo vino y se fue.
—Antón—dije acariciando su cabello—Es normal, las
relaciones funcionan así. O muchas veces no funcionan.
Pero debes saber que siempre encontrarás a alguien más.
Siempre podrás hacerlo y más si eres tú.
—Dove. Eres como un grano en el culo, pero te amo—sus
brazos rodearon mi cuerpo, y le abracé. Tenía tiempo que
no recibía un abrazo de Antón, sus brazos se sentían
cálidos y sus ojos habían dejado de llorar. Lamentaba lo
que le había pasado, el primer corazón roto es el más
doloroso, jamás te acostumbras pero al menos aprendes a
sobrellevarlo.
Me enderece y tomé su mano.
—No te estanques con ella. Solo déjalo fluir. ¿Vale?
Asintió —Iré a estudiar.
—¿A estudiar? —solté una carcajada
—Si, Dove. A estudiar—rodó los ojos.
Asentí riendo y lo deje ir. Quería llenar el tiempo, quería
tener una cita condenadamente buena, tan buena que me
provocará escalofríos, así como cuando Wells está cerca
de mi. Salgo a ver el sol y recuerdo la luna, no sé porque ni
cuando. Pero solo escribo.
«Cuando piensas en cosas como las estrellas casi parece
que nuestros problemas carecen de importancia». Le di a
enviar y Connor no tardó ni dos segundos en responder.
«Virginia Woolf. Es la mejor»
«Lo es. ¿Que haces guitarrista?»
«Termino la presentación. ¿Ya estás lista? Solo faltan dos
horas para hacerla».
«Estoy lista. Nos vemos en el autobús»
«Nos vemos gafas :)»
Sonreí y agarré las cosas que necesitaría, decidí irme a
esperar el autobús. Principalmente porque tenía ganas de
ver a Wells y leer los cómics de Archie que tanto me
gustaban.
Cuando llegó subí feliz, el estaba ahí con los cerrados y los
auriculares puestos. Me senté con el sin emitir sonido
alguno. Tomé uno de sus audífonos y me los coloqué.
Beret retumbaba a todo volumen.
—Gafas—asintió
—Guitarrista.
Colocó el cómic en sus piernas y empezó a sonar
"Youngblood".
Ambos estábamos metidos en la música y las letras, el
tiempo parecía estar absorto, nadie decía nada, el chófer
manejaba con lentitud y el alumnado parecía más dormido
que despierto.
Pasé una de mis manos por el rostro de Connor y le miré.
—Tengo miedo a decir lo que diré en voz alta. Pero estoy
segura de que podrá salir algo bueno.
El asintió dudoso sin decir nada. El autobús se detuvo y
bajamos tomados de la mano, las personas quedaron
sorprendidas, en cambio, nuestros amigos estaban ahí
esperándonos al final del pasillo. La nieve seguía cayendo y
ellos nos saludaban desde lejos.
Todo parecía haberse acomodado. Una chica apareció con
un vestido negro ceñido y su hermosa tez morena.
—Wells—asintió. Me miró de reojo y continuó—¿Irás a la
otra fiesta? No fuiste a la que te invité—indicó.
El alzó nuestras manos e hizo un gesto para que se fijará
en mi presencia.
—¿Es ella?—la mueca que se formó en su rostro me hizo
sentir mal. Sabía lo que estaba pensando. Era demasiado
gorda y fea como para estar con Connor Wells. Un chico
que canta, toca la guitarra y es famoso en redes sociales.
Me removí incómoda y aparte mi mano de la de Connor
—Debo irme—murmure regalándole una sonrisa de boca
cerrada.
Le pasé a los chicos por el lado sin decir nada. Me encerré
en el baño y me desvanecí en el piso con lágrimas en los
ojos. Me preguntó si viviré toda mi vida escuchando como
se burlan de mi físico.
La puerta se abre y me aferró más a las mangas de mi
chaqueta. Wells estaba parado frente a mí con una sonrisa
rota y decepcionada.
—Eres una idiota.
—Callate Wells —susurre—Solo cállate.
—Nos vamos —afirmo
Su mano izquierda tomó la mía y me ayudó a levantarme.
La situación no era la mejor, pero mordía mi labio inferior
con nerviosismo.
—Debes dejar de hacer esto. Las personas no deben saber
cuánto te afecta.
—Soy idiota.
—No lo eres—sonrió—Eres una de las chicas más perfectas
que conozco.
—¿Una? ¿Y quienes son las demás?
—Mi mamá y mi hermana—un casto beso fue depositado en
mí y sonreí.
Connor me llevó a rastas al salón, nos sentamos separados
ya que la chica de antes se encontraba en mi puesto. Mis
ojos estaban fijos en lo que ella hacía, era evidente que no
me caía bien.
—Lamento que te hayan quitado tu puesto—susurro con
sorna.
—Lamento estar sentada aquí.
El chico cuyo nombre desconocía me miró y sonrió
abiertamente. Era atractivo pero no demasiado, su cabello
caía sobre su frente en forma de ondas, tenía un color
rojizo y sus ojos medio achinados le daban un toque de
sensibilidad.
El profesor Percy, pasó a varios alumnos, ya estaba
cansada, había sido más de una hora escuchando
proyectos que no me importaban. Cuando por fin, fue
nuestro turno, me levanté con cuidado y me uni a Wells.
—Ella es escritora y yo soy cantante—se señaló—Mi canción
trata sobre dos jóvenes que se conocieron una fría noche
de abril, ambos se enamoraron y el solo pide poder verla de
nuevo.
Pude entender la referencia, nuestra historia es similar, nos
conocimos en el metro, fue en abril y el pedía verme pero
sin estar enamorado de mí. Lo sabía por la manera en la
que se comportaba los primeros días conmigo.
—Mi historia trata sobre dos jóvenes que quieren suicidarse
y se encuentran. Ambos miran el abismo y gracias al otro
no saltan. Ellos sufren de cáncer y solo tienen cuatro
meses de vida. Por eso la llamé "cuatro meses para
amarte"
—Las similitudes consisten en el género, en como se realiza
y posiblemente en que ambos necesitan mucho tiempo
para ser culminados —finalizó.
—¿Podrías cantar la canción?—preguntó la chica.
—No, solo la puede escuchar la chica que está a mi lado.
Nos vemos Verónica—Y sin más, se fue.
«Verónica». Con qué ese era su nombre.
—Puedes ir con el. Tienen la máxima nota—indicó.
Sonreí de oreja a oreja y salí corriendo hacía donde estaba
Connor, siempre me había gustado creer que mi alma
gemela estaba afuera esperándome, esperando a ser
encontrada por mí.
—¡Hemos aprobado!
—Lo sé. Estuvimos genial. —Beso mi mejilla—¿Quieres ir a
manejar bicicleta? —preguntó de repente. Lo miré
desconcertada y señale la nieve que caía de montón. Wells
bufó y cruzo los brazos.
—¿Quieres que nos lancemos de un trineo?
—¿Quieres que muera? —inquirí. —¡No quiero morir Connor
Wells!
—No morirás Dove, sera divertido —El alzó sus cejas
mostrando sus dientes.
Asentí nerviosa y pasé mi mano por su espalda, necesitaba
sentir calor, necesitaba saber que podría estar segura junto
a él.
Pasamos por las calles de Londres mientras comíamos
gomitas de colores, Wells me miró con una sonrisa y agarró
mi mano para salir corriendo.
—Le he pedido a los niños que nos presten su trineo —
Connor mostró sus dedos largos y le mostró a los niños
una de sus canciones. Ellos quedaron encantados con la
voz de Wells y era lógico. Su voz parecía eclipsar el tiempo.
—Esto es muy pequeño. No se ve seguro Connor. Ahí solo
podría entrar media parte mi cuerpo. ¡O tal vez ni eso! —
exclamé.
El trineo era pequeño y de madera fina, los niños nos
miraban espectantes esperando cualquier movimiento.
Connor Wells fue astuto, me dijo que me sentara y que no
haríamos nada más que mirar. Hasta que de pronto sentí
como sus manos me empujaron por completo.
La adrenalina recorría mi cuerpo, sentía como el viento
pegaba en mi rostro y la manera en la que las risas
inundaban mis oídos. Esto se sentía genial. Me agarraba
con fuerza del trineo y a la final terminé alzando mis brazos
para sentir la situación de mejor manera.
Cuando se detuvo, miré a mis lados y grité contenta, me
recosté de la nieve e hice un ángel con mi brazos. Connor
salió corriendo en mi dirección, sus ojos mostraban burla y
seguridad.
El sabía que lo había disfrutado.
—¿Que tal estuvo pequeña gafas?—preguntó poniendo sus
manos en su cintura.
—Pésimo —reí.
—No mientas. Sabes que te gustó—Dijo haciéndome
cosquillas.—Lo has disfrutado y lo sabes.
Empujé su pecho con mis dos manos, y me levanté.
Algunos granizos cayó de la ropa que traía y le indique a
Connor que se sentará.
—Te toca a ti.
—Encantado.
Sonreí cínicamente. Cuando el se sentó, tomé mis manos,
las froté y lo empujé con toda la fuerza que tenía. Connor
gritó con pavor y terminó riendo a carcajadas.
Los niños alzaron sus brazos y nos pidieron que jugaramos
con ellos, ambos accedimos y empezamos a empujar a los
niños por la montaña de nieve que se había formado.
Capítulo 13
En Londres los edificios parecían ser perfectos, las calles
me parecían más hermosas e iluminadas de lo usual. A
veces me gustaba pararme en medio de la calle y observar
el lugar, mirar hacía arriba y olvidarme del mundo por
completo.
Algunas personas creían que vivir siendo gorda era fácil.
Pero ¿Acaso han escuchado los apodos que nos ponen?
¿Acaso han visto los millones de memes que hacen? O
esas veces en las que te haces amiga de una chica linda y
todos la prefieren a ella. Vivir en un cuerpo como éste no
era fácil, a veces quisiera tener un cuerpo normal, tal vez no
demasiado perfecto pero sí, algo con lo que pudiera
sentirme bien.
Respiré viendo a mi alrededor, mamá estaba a mi lado
comprando dulces para la cena, pensaba hacer un maratón
de películas y programas que le gustarán a toda la familia.
Aún seguía molesta con ella, habíamos discutido por más
de media hora y aún así no importó.
Rodé los ojos fastidiada. Quería irme.
—¿Mamá cuando vamos a irnos?
—Falta poco Dove. Solo necesito dos botellas de vino. ¡Pero
no sé dónde están!
—Justo a tu lado—señale—Ahora vámonos.
—¿Por qué tanto apuro? —preguntó enfadada.
Miré a mamá con desdén y le solté:
—Borraste todo el trabajo que realicé. No sabes cuánto
tiempo me llevo y aún así lo hiciste. Gracias por nada
—Dove yo...Lo lamento—susurró—Tu padre y yo tuvimos
una conversación. Me he dado cuenta de que tenías razón.
Y lo siento.
Noté como su mirada se dirigía a otro lado, estaba diciendo
la verdad. Siempre hacía eso con los ojos cuando se
arrepentía.
Me agaché para recoger la bolsa que se había caigo y se la
entregué. Llevaba puesta una camisa negra más grande
que yo. Y por si fuera poco tenía lentes de sol que
combinaban a la perfección con el atuendo.
—Solo no lo vuelvas a hacer —finalicé.
Caminé delante de mi madre haciéndole ver que aún seguía
molesta. Mis pasos eran lentos pero precisos. El señor que
atendía, era joven. Parecía tener un poco más de mi edad,
me recorrió con la mirada y asintió.
—¿Tienes novio?
—Si yo...
—No tiene—aseguró mi madre sonriendo—Pero tu puedes
serlo, eres guapo. Perfecto. ¿Quieres que te regalé a mi
hija?
Mis mejillas no podían estar más coloradas en estos
momentos. Solo a mi madre se le ocurría hacer algo así,
tapé mi rostro con las dos manos y negué con la cabeza. El
chico me miró con una sonrisa y soltó la carcajada más
atractiva que había oído.
«La segunda más atractiva. La primera es la de Connor
Wells» Pensé para mí misma.
Cuando salimos de la tienda, recogimos las cosas y nos
fuimos andando hasta casa, el camino fue corto, ninguna
de las dos dijo nada y disfrutamos cada momento a
nuestra manera.
—Se han tardado —Dijo Antón saltando hasta el sillón.
Mamá le sonrió y empezó a reírse.
—Tu hermana a tenido sus complejos de quejarse por todo
—mencionó en broma.
—No me enojo por todo. Tu pareces no entender muchas
cosas —refute.
Ambos se rieron y me senté en el sillón junto a Antón. Papá
aún no había llegado, suponía que tardaría unos quince
minutos en venir y otros quince minutos para que todos
pudiéramos sentarnos y ver los progamas.
Un mensaje de Wells llegó a mi móvil, lo tome con
delicadeza y revise lo que había dicho.
«He quedado embobado con esta foto». Miré la foto
nerviosa, era yo viendo la nieve distraída, la foto parecía
tomada por un profesional y pude notar como Connor Wells
me tenía de fondo de pantalla.
«Ha salido preciosa. ¿Que está haciendo mi guitarrista
favorito?»
«Gajes del oficio. Mañana debemos grabar el vídeo. Ya le
avisé a Luke».
Me removí en el sillón y me acosté en forma de bolita, había
olvidado por completo la grabación del vídeo, no había
comprado ropa, ni maquillaje, ni nada. Iba a matarme.
No quería salir como una cualquiera, no quería sentirme
ordinaria grabando con alguien que era todo menos eso.
Cuando mi padre llegó, nos sentamos a ver los programas y
películas. Todos estábamos concentrados, todos
parecíamos absortos a la pantalla. Sentí como mis ojos se
cerraban con el paso del tiempo, me acomodé en el
hombro de Antón y acabé dormida en cuestión de
segundos. A la mañana siguiente, mamá nos despertó a
todos con un gritó, recordé como le comenté a Antón lo de
la chica, y me levanté de repente recordando que debía
grabar un vídeo.
Salí corriendo a mi habitación, hice mis necesidades y volví
a correr hasta la tienda más cercana de maquillaje.
—¿Dove?
—¿Luke?
—¿Que haces aquí? —preguntó pagando un corrector.
—Estaba comprando maquillaje para hoy. —le mostré. Sus
ojos se pusieron en los míos y asintió.
—No era necesario, Wells contrato personas para que se
encargarán de ello. También del vestuario.
—Oh—susurré incómoda—No tenía idea. ¿Quieres que
vayamos juntos?
Asintió. Pasé mi mano por su brazo y le sonreí. Extrañaba a
mi mejor amigo.
—Bueno querido Luke. Me has dejado abandonada. No he
sabido nada de ti, de Lewis o de Dawson. ¿Que nos
sucedió?
—Dawson y yo hemos tenido problemas. Creo que primero
debemos resolver la situación entre los dos. Fue mi culpa
besarlo aquel día después de todo.
—Te diré algo. Dawson te quiere, pero tiene miedo y es
tonto. Así que debemos tener paciencia. Estoy segura de
que todo va a solucionarse.
—Lewis ha estado muy ocupado. Por eso no lo hemos visto
—indicó.
Llegamos al parque donde grabáriamos el vídeo y ambos
vimos a todas las personas encargadas. Parecía que
haríamos una película y los nervios empezaron a inundar mi
mente.
Luke saludo a todos, se sentó y empezaron a acomodarlo.
Yo hice lo mismo, las manos de la chica pasaron por mi
cabello, cara y cuello. Tenía miedo por la situación, pero
cuando vi mi reflejó en el espejo del auto me sorprendí.
Ni siquiera parecía yo.
—Bien. Escuchen Luke será el ex de Dove. El saldrá y Wells
se colocará a su lado. Dove queda en el miedo, los mira a
ambos y después ya ven que hacen. ¿Entienden?
Asentimos.
La grabación comenzó con Connor cantando, estaba
sentado en un parque y hablaba de lo mucho que le
gustaba la chica del metro, grabamos una parte en el metro
donde nos conocimos y salí viendo la ventana, era una
escena nostálgica y bien elaborada. Pasamos horas
grabando, ni siquiera acabamos de grabarlo.
—Necesito descansar—dijo Luke tirándose en el piso del
parque. —Voy a morir Wells. Espero que me haga famoso,
espero tener miles de hombres detrás de mí. Y por
supuesto espero verte pagándome.
—Creo que ya estás delirando Luke. —solté una carcajada.
Y el pequeño Luke bufó en su lugar.
—Luke parece más muerto que vivo en estos momentos.
—Luke quiere matarlos—refutó mirándonos. Alzó sus cejas
y saco su dedo corazón mientras reía.
Todos duramos un rato sentados. Lewis seguía hablando
con los encargados y parecían discutir en momentos.
Cuando se acercó a nosotros, puso mala cara y se tiro el
piso.
—Voy a dejarte Wells. Juro que voy a hacerlo.
—Eres mi manager. ¡No puedes dejar a bebe Wells!
—Puedo hacerlo—Dijo serio—Pero no voy a hacerlo porque
siento que debes hacer esto. Así que se levantan y
seguimos grabando.
Todos miraron con fastidio a Lewis, nadie quería grabar,
sentíamos que podríamos morir en cualquier instante.
Sobre todo Luke y su apegó con el banco del parque.
Una de las escenas que hicimos hoy fue cuando Wells me
tomo por la cintura y se acercó a mis labios, los rozó pero
jamás llegó a tocarlos. Sentí un escalofrío recorrer mi
cuerpo, sentía como mi corazón iba a salirse, intenté no
demostrarlo y mostrarme indiferente. Pero la realidad es
que no funcionó demasiado.
Terminamos todo aproximadamente a las seis de la noche,
los encargados se fueron. Luke, Lewis y Wells se fueron al
apartamento y a mí me llevaron hasta mi casa.
Mi madre saludo a todos y me pidió que pasara, no
hablamos mucho solo lo esencial. Tenía entendido que
mañana grabáriamos algunas escenas que posiblemente
se incluirían o tal vez quedarían por fuera pero servirían
para promocionar.
No entendía muy bien este mundo. Pero algo podía hacer.
Desde que terminé el libro que mostré en clase, lo subí a
plataformas digitales donde he recibido algunos
comentarios, me da miedo pensar que no sería aceptado
por la sociedad, siempre que veo un nuevo comentario, mi
cuerpo tiembla y me pongo nerviosa, pero en sí acabó
viéndolos y con una sonrisa en el rostro.
El móvil suena por enésima vez en el día, miró Instagram y
una foto de Wells sentado mirando a Luke mientras se
quejaba acostado en el banco, salió en las redes, a mí me
habían etiquetado, no había entendido porque hasta que vi
que salía junto a Wells y Luke.
Los comentarios eran positivos, todos pensaban que
estábamos grabando una especie de película cuando
realmente no era así.
Connor Wells.
Los silencios se habían vuelto incómodos en presencia de
Dawson, ninguno podía decir nada. Todo era el silencio
mismo y la ganas de permanecer quietos.
Miré a mi lado y rodé los ojos. Quería decir algo, pero nadie
decía nada y no quería quedar en ridículo.
—Las cosas han estado mal—comenzó Dawson. Respiré
profundo agradeciendo que el fuera quien empezará la
conversación
Lewis se giró para verlos. Y Luke solo jugó con sus dedos
incómodo.
—Ser gay nunca fue una opción—continuó—Y ahora parece
serlo. O tal vez ni siquiera es una opción—rió sin ganas.
—Dawson son tus gustos. Nadie va a burlarse por eso. O al
menos nosotros no lo haremos
—Soy el capitán de Fútbol Wells. Soy el puto amo de la
cancha y se supone que debería follar con una persona
distinta cada semana. —indicó de manera obvia.
—Eres Dawson. Simplemente Dawson. Eso es lo menos que
debería importarte. Las apariencias no lo son todo—Lewis
le dio una calada al cigarrillo que tenía entre sus dedos, se
levantó y simplemente dijo—O lo aceptas. O te jodes.
Y sin más. Se marchó
Todos nos quedamos en silencio, Dawson veía el piso
como si fuera lo más interesante de todo. Y yo... Yo solo
podía pensar en que haría con la situación.
—Debo irme—comenzó—Nos vemos luego.—Tomé su brazo
y me levanté.
—Si te vas no vuelvas.
Dove miraba a Dawson con miedo, Luke parecía no querer
mirar y yo solo estaba desafiándolo. Solo quería ver si era
capaz de irse y no volver.
—Wells. No hagas esto—anunció.
—Decide Dawson. Ya estoy hasta la mierda de que hagas
esto. Vas, vienes y haces lo mismo. Es jodido ¿Sabes?
—Ya hablaremos—Dijo marchándose.
Maldije por lo bajo y lancé una botella de refresco que
estaba en el piso, giré para ver a Luke y unas lágrimas
cayeron por su mejilla. Todos entendimos que significaba
eso, todos supimos que Dawson no estaba dispuesto a ser
gay. O al menos vivir siendo gay.
—Deberíamos entrar a clase —susurró Dove.
—Vamos idiotas —Luke se limpio las lágrimas y alzó su
rostro mientras jugaba su cabello.
«Eso era lo que me gustaba de el» Pensé. Nunca deje de
creerse lo mejor.
Bajamos las gradas y caminamos como si estuviéramos en
cámara lenta. Los chicos estaban a mi lado.
Dove en el medio, Luke al lado de Dove y yo al otro lado del
lugar. Todos nos veían de manera extraña e insensata y
aún así hicimos caso omiso a la situación. No importaba
cuanto quisieras cambiar, no importaba cuanto quisieras
cumplir tus sueños. Nada de eso importaba si no hacías
algo para cumplirlos.
Los tres primeros días, cuando Dove anunció que subió su
libro a plataformas digitales. Lo busqué, me cree dos
cuentas diferentes y le di me gusta mientras comentaba en
las partes que más habían llamado mi atención, jamás le
dije que fui yo. Pero escuchar su emoción a través del
teléfono y oír lo mucho que amaba escribir me había
cautivado por completo.
Dejé el libro de física sobre la mesa, me senté junto a Luke
y vi como Dove se iba a su clase de matemáticas. Odiaba
cuando teníamos clases separados.
Bufé en mi asiento y me removí irritado.
El profesor paso media hora hablando sobre la gravedad y
cosas que no me importaban, trasaba líneas circulares en
la hoja y luego las rayaba de forma inmediata. Podría
decirse que física era la materia que más odiaba. Tantas
palabras, números y mierdas que no necesito ni para
comprar un auto, ni una casa ni las cosas que realmente
voy a necesitar en un futuro.
Es tonto. Y odio esto.
Por lo tarde debía encargarme de leer algunos contratos,
Lewis los había leído pero aún así el quería que diera mi
opinión. Cuando el profesor dejo de hablar, me levanté sin
decir nada y saqué mis auriculares para colocarmelos.
A lo lejos escuché como alguien se metía con Luke. Me giré
para ayudarlo pero sonreí cuando vi la situación.
Luke le estaba pisando la cara al chico, tenía una sonrisa
cínica y dijo:
—Si necesitas algo. Puedes llamarme guapo —Y sin más
salió. Su cabello caía sobre sus ojos en ocasiones,
agarraba la mochila hacía atrás y nunca pensaría que es
gay si él no lo hubiera mencionado.
—Tienes agallas —reí.
—Tengo inteligencia. Nadie va a humillarme Wells.
Cualquier persona puede meterse sus creencias por el culo.
Pero yo no voy a dejar que me pisen.
Sus pasos empezaron a aumentar, me dejó atrás en
cuestión de segundos y yo solo pude reír por sus
ocurrencias. El definitivamente me caía mejor de lo que
creí, la primer vez que lo vi con Dove mis sentidos se
habían alterado, pensé que tal vez le gustaba ella o que
tenía otras intenciones no sanas.
Salí al estacionamiento y el autobús ya estaba esperando al
alumnado. Me senté junto a gafas que tenía los ojos
cerrados y toque su nariz suavemente.
—No deberías dormirte—murmuré
—¿De que hablas Connor?—sus pequeña manos rascaban
sus ojos de forma infantil, amaba cuando movía sus cejas
sin notarlo.
—Los hombres no son buenos gafas. Puede pasarte algo
malo—Dije mirando al frente—No te duermas. Al menos que
yo esté junto a ti.
Ella asintió adormilada y se recostó de mi hombro, tal
parece que hoy no leeríamos los cómics de Archie. Me
acomodé junto a ella y cuando llegamos a la estación la
llamé con cuidado.
Sus ojos se abrieron lentamente, como si temiera que sus
sueños desaparecieran en cualquier momento.
—Debemos bajar—susurré.
La tomé de la mano y juntos bajamos hasta la estación. Su
casa no estaba tan lejos así que podía llevarla y luego irme
a mi apartamento sin problema.
—¿Ten han enviado cartas de amor? —preguntó mirando el
piso. La miré con curiosidad y me quedé pensando un rato
en todas las relaciones que he tenido.
Con ninguna chica había tenido ese gesto y ninguna chica
había tenido ese gesto conmigo. Así que podía decirse que
no.
—Jamás. Aunque sería lindo. Ya sabes enviarle cartas a
alguien y que esa persona te contesté de igual forma.
—Yo amaría algo así. Sería como vivir un sueño. Incluso tu
pareces un sueño Wells.
—¿Yo? —pregunté confuso.
Asintió—Eres guitarrista, me cantaste un canción e incluso
estás flechado por la chica gorda y fea del instituto. Un
cliché. —aseguró.
—Entonces disfrutemos de nuestro cliché. Y joder. ¿Podrías
dejar de decir que eres fea? Creo que no lo has entendido.
Pero eres jodidamente hermosa, Artemisa se quedaría
asombrada por tu belleza.
Gafas me miró con sus enormes ojos y soltó una carcajada.
Durante el camino no habíamos hecho más que hablar de
eso y sin darnos cuenta ya estábamos en casa.
—Nos vemos guitarrista.
—Nos vemos Artemisa —su sonrisa se extendió y negó con
la cabeza.
Ella siempre sería mi Artemisa. Caminé por la ciudad con
las manos en los bolsillos y desaparecí en medio de las
luces.
Dove Hersel:
Exámenes.
Idiotas exámenes que no sirven para nada, desearía
respirar hondo y luego quemar los trabajos que envían.
Estaba sentada en el sofá de mi habitación escribiendo los
apuntes de clase, me habían mandando aproximadamente
quince trabajos para la otra semana. No había hecho nada,
el día anterior le había dicho a Wells que debíamos hacer
trabajos, sufrió tres fases.
La primera fue la negación cuando aseguraba que no
teníamos ningún trabajo, la segunda fue la aceptación y la
tercera fue la parte en la que se volvió loco y empezó a
gritar que no había hecho nada.
Los chicos y yo habíamos decidido pasar dos días sin
vernos, no hablaríamos, no diríamos nada y solo nos
dedicaríamos a hacer los trabajos por entregar
Uno de ellos me pedía hacer un poema personificado, debía
colocar ciertas cosas que requerían y también me pedían
que pusiera algo con lo que identificará.
Recordé las veces que mamá me compraba libros
pequeños de llavero, así que pensé que podría usar eso
como referencia e inspirarme.
Me levanté un momento de la cama y baje corriendo las
escaleras. Quería tomar un poco de agua, comer algo de
dulces y subir a seguir con mis actividades
Mamá estaba sentada junto con papá, Antón parecía tan
sumergido en el móvil que ni siquiera prestó atención
cuando llegue, carraspeó desde mi lugar y sus miradas se
posan en mí
—¿Tarde familiar?
Asintieron —Pensamos que no ibas a poder así que por eso
no te hemos dicho nada—comento mamá
—Ya veo—susurré—Madre, quiero comprar unas cosas.
Necesito dinero.
—Mañana Dove. Ve a estudiar.
Rodé los ojos y asentí, agarré todo lo que iba a necesitar
para sobrevivir en la tarde, y cuando menos lo espere un
mensaje entró a mi móvil.
Lewis había anunciado que el álbum salía mañana. Pero
eso no era todo, tal parecía que Wells estaba enfermo.
Parecía que algo grave de la había sucedido y mis sentidos
empezaron a activarse.
Capítulo 14
Salí corriendo a casa de Wells, nadie quiso decirme que
había pasado, tenía miedo de que fuera algo muy grave,
tenía miedo de que a Wells le sucediera algo de lo que no
pueda recuperarse.
Cuando llegué apoye mi manos sobre mis rodillas y respiré
con dificultad. Pocas veces corría y creo que eso era más
que obvio.
—¿Dove?
—¿Lewis? —Dije con la voz entrecortada. El me miró
extrañado y le abracé fuerte—Dime que Wells está bien—
continué
Una carcajada salió de su garganta y me apartó con
delicadeza.
—Wells está bien. Solo es marketing.
—¿Que?
Mi boca se entreabrió, no podía creer que había corrido
hasta aquí solo para enterarme que su estúpida publicación
era marketing.
«Idiotas» Pensé.
Me enderece y le sonreí a Lewis, quería golpearlo pero no lo
diría porque sabía que el solo estaba haciendo su trabajo.
—¡Dove! —exclamo Wells al verme—Pensé que no podíamos
vernos en dos días. Casi muero—hizo un puchero.
—Wells bonito. ¿Por qué mierda no me dijiste que la
publicación era marketing? ¡He corrido hasta aquí
pensando que te había pasado algo! —grité
El alzó sus manos inocente y me miró con arrepentimiento.
—Se suponía que tampoco podíamos hablarnos.
—Sabes que me preocupo —murmure—No es justo.
Agarré el móvil que traía en las manos y me levanté para
irme, no servía de nada estar aquí cuando en casa tenía
millones de trabajos por terminar. Cuando tome el
picaporte de la puerta un Luke todo desaliñado y cansado
apareció.
—¿Que ha sucedido?
—Era marketing—sus ojos se hicieron grandes por un
segundo, puso sus manos en ambas caderas y gritó
—¡Joder! Al menos avisen que van a hacer esas mierdas.
Luke salió molesto tirando la puerta y corrí tras el. La tarea
podía esperar un poco.
La nieve había dejado de caer en enormes cantidades, pero
aún así se notaba lo mucho que había nevado últimamente.
De cierta forma extrañaba a Dawson, extrañaba cuando
salíamos todos juntos y discutían como niños infantiles,
pero también sabía que todos estábamos madurando y que
cada quien necesitaba hacer su vida de mejor forma.
—No te vayas así
—Estoy molesto, pero estoy seguro de que mañana estaré
bien.
Asentí caminando a su lado y paso su brazo por mi hombro,
nadie había dicho nada más pero el silencio era suficiente
en esta ocasión.
Los dos nos habíamos distanciado un poco, el tenía
problemas con Dawson y yo tenía mucho tiempo que pasar
con Wells. Y así los caminos han ido separandosé.
Las calles estaban solitarias, su brazo seguía sobre mi
hombro y por un instante cerré mis ojos.
—Quiero ir a un lugar donde a nadie le importe que sea
gay—confesó.
—Quiero ser una escritora reconocida. Pero siento que
nunca podré lograrlo—mi voz tembló de último minuto.
Luke lo notó y me acercó a él para abrazarme, sus brazos
se sentía cálidos. Deseaba poder sentir que tenía el apoyo
de mis padres para esto. Pero la realidad no creo que sea
esa.
—Ya verás que sí—aseguró—Por ahora solo debes escribir y
dejar que las cosas fluyan. Es lo mejor Dove. No hay que
apurarse
Asentí dudosa y tomé su mano. No quería que las cosas
empeorarán, todo había ido tan bien que me daba miedo
que de un momento a otro, todo se quedará en el olvidó, en
el vacío más allá de eso
Respiré hondo centrándome únicamente en el.
—Dawson volverá. ¿Crees que lo haga?
—Dawson ha follado con dos personas distintas por día. No
creo que lo haga—susurro—El no está dispuesto a perder su
puesto.
—Ya veo. Eligió a las chicas y el fútbol. Dawson es idiota,
siempre lo fue ¿No crees?
Rió—Siempre lo fue. Pero a ver ¿Que te traes con Wells? He
visto las miradillas que os echáis.
—No pasa nada —Dije cubriendo mi rostro.
—¡Vamos Dove! Te has delatado ¡Se gustan! —chillo.
—Ya cállate Luke. No, nos gustamos. Solo creó que
estamos no se ¿Viviendo la vida?
—Mejor vivan la vida follando.
—¡Luke!
Ambos soltamos una carcajada y golpeé su
hombro. Extrañaba estos momentos a su lado. Luke me
hacía sentir bien, me hacía olvidar que el sobrepeso no era
algo de que preocuparse.
—Ya —rió—Vayamos al supermercado.
—¿A que? No quiero comprar nada.
—Pero yo sí pesada. Así que vamos
Bufé en mi lugar y me quedé quieta, no quería ir hasta que
Luke me soborno con comprarme diez libros.
A mi parecer fue un trato justo y necesario. Las personas
del local nos atendieron muy bien, fueron amables, nos
dieron opciones y hasta incluso nos regalaron un helado
por la compra.
Ambos salimos discutiendo por quién iba a comérselo. Y
como es obvio, yo acabé comiéndomelo.
Con Luke habíamos quedado de ir a un bar, pensábamos
estar un rato ahí, beber un poco y olvidarnos de lo que ha
pasado. He de admitir que no soy mucho de beber, pero en
ocaciones está bien para mí.
Me despedí de Luke y me fui a casa para hacer la
actividades que me faltaban, no había hecho muchas, pero
aún así me esforzaría para terminarlas todas a tiempo.
Llegué caminando a casa con lentitud, subí a la habitación
y empecé a terminar algunos trabajos. Hice los más fáciles
primero, de esa manera sentiría que me faltaban menos
trabajos.
—Llevas más de una hora ahí adentro—mencionó Antón—
¿Estas bien?
Asentí—Intento terminar todo esto.
—Ya veo. ¿Quieres que te ayude? No tengo nada que hacer
Miré extrañada a Antón y le pasé una de las tareas que
estaban totalmente nuevas, aprovecharía su bondad y
luego le invitaría al bar como compensación. Ambos
pasamos aproximadamente dos horas más terminando la
mayoría de las cosas.
Nos acostamos en la cama, y parecíamos unas estrellas
por la posición en la que nos encontrábamos.
—Iré a un bar con Luke. ¿Vienes?
—¿Tu? —soltó una carcajada—¿A un bar? No es tu rollo
Dove ¿Qué harás allí?
—Divertirme —rodé los ojos—Si no quieres ir solo dilo. No
estoy de humor Antón.
—Vamos. Necesito beber también.
Connor Wells.
Dos botellas de whisky era lo que había bebido. Verónica
estaba a mi lado y no sabía muy bien de qué hablar, sus
ojos estaban fijos en mí.
La chica traía un escote negro, con su cabello suelto y
collares caros. Me pregunto si ella piensa que de esa
manera podría impresionarme. Algunas de mis fans me
enviaban fotos con traje de baños, con mierdas raras o sino
algo similar a un baile. No soy fan de esas cosas, podría
considerarme un nerd con facilidad y sin embargo,
tampoco llegó a serlo.
Creo que estoy en el limbo, juego futbol, tocó música y
tengo amigos aunque no demasiados. Me considero en el
limbo y eso está bien. No siempre debemos tener un tonta
etiqueta.
Respiré profundo. La música inundaba mis oídos, las
personas bailaban y bebían sin parar. Todo estaba bien,
Verónica hablaba de la última colección de funcos que
había comprado.
Cuando habló de algunas bandas que también me
gustaban entre más en la conversación, ella se dio cuenta y
se metió por ahí para que le prestará atención.
—Necesito que me ayudes —susurro en mi oído.
—Depende de que quieras—Dije recostando mi cabeza de
mi mano
—Vez a ese chico—señalo a un joven mayor que nosotros
con cabello negro—Es mi ex. Y no ha parado de enviarme
mensajes, quiero hacerle creer que tú y yo estamos juntos.
—continuó.
Negué con la cabeza y quité su mano de la mía.
—Me gusta alguien más.
—Solo es un rato Wells. Nada más—aseguro—Ella ni
siquiera está aquí.
Asentí dudoso y ella sonrió mientras aplaudía felizmente.
La chica tomó mi mano y me arrastró hacía su ex
—Ethan necesito que dejes de buscarme—Hay una pausa—
Estoy harta de tus mensajes y llamadas ineccesarias
¡Madura!
—Has estado todo el rato viéndome—Dijo el chico
calmado—No te he mandado más que dos mensajes
Verónica. Y te aseguró que en ninguno quería regresar
contigo.
Ella abrió su boca y volvió a cerrarla cuando el dijo.
—Si quieres conquistar a este chico—me señaló—No lo
estás logrando.
—Wells yo—comenzó
—Dejalo Verónica. Me iré a casa.
Una mueca apareció en su cara, Ethan se fue con sus
amigos mirando a Verónica como si estuviera loca. Y como
no, hasta yo lo hubiera hecho.
Sentí como ella agarró mi brazo y me giró. Sus ojos
estaban puestos en mí, pensé que diría algo. Pero no lo
hizo, en cambio sentí como sus labios estaban sobre los
míos.
«Ella estaba besándome»
Cuando se separó Dove estaba ahí, mirándome con una
seguridad increíble, ella no estaba llorando. Solo se acercó
a nosotros y sonrió.
—No sabía que estabas con Verónica —Dijo Antón riendo.
—Ambos nos queremos —La chica me tomo del brazo y me
sentí incómodo. No quería a vergonzarla pero tampoco
quería que Dove creyera cosas que no eran.
—Luke y yo iremos a la mesa—señalo Dove—Ambos
necesitamos beber un poco.
«Genial»
Llevábamos rato aquí, Dove estaba bebiendo, Luke bailaba
con un chico que desconocía y Verónica hablaba con Antón
de las cosas que se habían perdido.
Tal parece que ambos eran novios en secundaria, pero
terminaron porque se engañaron mutuamente. Típico de
Antón, jamás sabe mantener su polla en un mismo lugar.
No se cómo acabamos así, yo fingiendo estar con
Verónica. Y Dove bebiendo y bailando con Luke y el otro
chico.
Patético.
Quería irme de aquí, quería hablar con Verónica y decirle
que esto era una estupidez.
—¿Puedes venir un momento?—le pregunté en susurró—Ella
asintió y vino conmigo.
—¿Que sucede Wells?
—Necesito que terminemos esto. Ya fue suficiente, muchas
mentiras por hoy Verónica.
—No—negó—No vamos a a terminar nada Wells. Lamento
informarte que si terminas está situación le diré a mi padre
que te saque del instituto.
—¿Que?—pregunté perplejo—No estoy para esto. Puedes
arruinar mi imagen Verónica. Ya todos saben que tengo
algo con Dove.
—Entonces no anunciaremos nada en las redes y ya está.
Pero vamos Wells. Yo jamás dejaría pasar esta
oportunidad.
—No puedo perder mi año, no puedo perder todo por tus
estupideces Verónica.
—Esta decidió. Fingiremos ser novios.
Me senté en la silla, mis ojos parecen perdidos, no sabía
que hacer, que mirar ni que decir. ¿Como podría decirle
esto a Dove? Como haría que ella entendiera que no lo hago
por gusto.
—No le digas nada a Dove, ni a tus amigos. O sino ya sabes
que pasará —su sonrisa se extendió y volvió a juntarse con
Antón.
Esto era una mierda, no tenía salida y parecía atrapado en
una situación desagradable. Quería largarme
—No me habías dicho que tenías novia —Dove se sentó a
mi lado y cruzo sus brazos—Me has mentido Wells.
—Jamás te mentí. Siempre te amé gafas.
—Si amar significa besar a alguien más y destrozar el
corazón de la persona que quieres. Entonces pasó, prefiero
no amar a nadie.
Sus ojos estaban puestos en la puerta, se levantó negando
con la cabeza y se fue sin decir nada más.
Lo había arruinado todo.
—¿Que ha pasado? —Preguntó Luke sentándose junto a
mí—Pensé que estabas saliendo con Dove.
—Lo hacía. Pero Verónica ha cautivado algo en mí—mentí.
—Vale. Es tu decisión
[...]
Martes por la tarde, Lewis estaba conmigo viendo una serie
de Nexflix, no había visto a Dove, Luke no había aparecido y
todo estaba de cabezas otra vez.
La presencia de Verónica molestaba a Lewis, siempre que
podía me lo recalcaba. Sabía lo irritante que podía ser ella y
también sabía lo mucho que fastidiaba el hecho de que
viniera diariamente
—Verónica parece un grano en el culo—se quejó—Deberías
terminar con ella ¿Que le vez Wells? Hasta Dove era mejor.
—Verónica me cae bien, es preciosa. Es más que todo por
eso.
—¿Solo estás con ella por su físico?
Asentí dudoso.
—Que mierda Wells. Pensé que eras diferente, te la pasabas
diciendo lo linda que era Dove y acabaste prendado de una
chica con curvas
—Ya cállate Lewis.
Tenía el control en las manos y pasaba los canales con
fastidio, no quería que me echará en cara las cosas que ya
sabía. Para mí, Dove seguía siendo preciosa y eso jamás
podría cambiar.
Mi mejor amigo seguía a mi lado viendo el móvil, miré sus
ojos y volví a fijar mi vista al frente.
—Puedes decir algo
—¿Que quieres que diga?
—No lo sé, solo di algo. Me estresa el silencio
—Mañana deberías dar una entrevista con Dove. Así lo han
pedido, no te había dicho nada por... Ya sabes.
—¿Y ahora que? Ella ni siquiera va a hablarme. No pienso
perder la mínima dignidad que me queda Lewis.
—El trabajo y tus relaciones interpersonales son cosas
totalmente distintas. Y esto —señalo en el aire—Es trabajó.
Bufé.
—Ella no va a acceder.
—Ella tiene que acceder.
—¡No lo hará!
—¡Tiene que hacerlo!
—Cállate ya.
Me crucé de brazos y le subí todo el volumen al televisor,
no quería seguir discutiendo con ese idiota, mi mente
estaba puesta en Dove y como mierda decirle que saliera
conmigo en una entrevista.
Me acosté en el mueble y puse mis pies encima de Lewis,
las facciones de su cara no cambiaron en ningún momento.
Esperaba que gafas no hiciera un escándalo y esperaba
con más ansias que Verónica no arruinara esta entrevista.
La puerta empezó a sonar con desesperación. Me levanté
con fastidio sabiendo que posiblemente era ella, siempre
venía a esta hora. No había un día en el que ella no viniera a
fastidiar mi vida.
—¡Wells! Te traje panecillos—puso la caja en mis manos y
sonrió.
—Gracias. Verónica yo—estaba nervioso, me hice a un lado
para que ella pasará y empecé a perseguirla—Debo dar una
entrevista con Dove hablando de nuestra relación.
—¿Que relación?—gruño irritada—Tu estás conmigo.
—Me voy —anunció Lewis—Wells me llamas más tarde,
debemos ver los detalles.
—Vale.
—¿Como que "vale"?—refutó—Wells no vas a hacer esa
entrevista. Los del instituto van a confundirse.
—No importa, no puedo perder esta oportunidad. Es
trabajado Verónica, no es por placer.
—¿Me vas a decir que no lo extrañas?
Silencio, eso es lo que había. No era capaz de negar la
realidad, no era capaz de mentirme a mi mismo.
—No lo niegas. Porque aún la extrañas y a mí nunca vas a
amarme.
—Y así menos—mencioné—Solo estás haciendo que piense
que está loca.
Algunas lágrimas se resbalaron por sus mejillas, miré al
frente y deje de escucharla por un segundo.
—Me iré.
Asentí concordando con ella, era la mejor decisión que
podíamos tomar en este momento. Me acosté en la cama,
me quité las medias y los audífonos los puse al lado de mi
cama.
En mi mente paso todo este tiempo, desde que le cante a
Dove, desde que fuimos al acuario y esa vez que nos
tiramos en la nieve como niños de cinco años. Viví cosas
con ella que no cambiaría, pero por ahora debo adaptarme,
estoy haciéndole daño a una chica que quizás no lo
merezca.
Ella me ató de la peor manera, me sobornó y me utilizó para
algo que ni siquiera necesitaba. Verónica había utilizado
métodos viles y para nada sanos, pero aún así era una
chica con sentimientos.
«Y yo había olvidado eso». A partir de mañana, dejaría de
tratarla como un estudio y empezaría a tratarla como una
amiga, me daria la oportunidad de conocerla y ver que
puede suceder.
No quería hacerlo, me negaba a hacerlo. Pero ahora lo
entiendo, si ella no se aburre estaré atado hasta que todo
puede solucionarse, o siquiera hasta que terminemos este
año.
Salí del trance en el que estaba y me acomodé para dormir.
Mañana sería otro día, mañana debería enfrentar a Dove.
[...]
—¿Puedes creer que Rafael intento besarme?
Mi sangre hirvió, estaba detrás de un muro escuchando la
conversación de Luke y Dove, no había sido capaz de salir
se mi escondite. Pero en ese momento no pude soportarlo.
—Necesitamos hablar—musité.
Ella le hizo una seña a Luke para que se fuera. Mis manos
estaban sudando, el solo me saludo y se fue sin quejarse.
—¿Que sucede? —suspiro
—Debemos dar una entrevista hoy. Te pagaré—dije
adelantándome.
—Wells tu estás con Verónica, ¿Por qué no lo anuncias? A
tus fans le gustará ella.
«Pero a mi no me gusta ella. Me gustas tú»
—Dove no es tan simple. Necesito que hagamos esto. No
puedo perder la entrevista.
—Y yo no quiero salir en televisión con alguien como tú.
—¿Alguien como yo?
Asintió—Alguien que solo piensa en sí mismo.
Apreté mis puños en mis costados, no quería discutir con
ella, sus ojos estaban fijos en los míos, no los apartaba.
Hasta que decidió quitarse los lentes y cerró los ojos por un
segundo.
Cuando los abrió, me perdí en ellos, eran preciosos,
extrañaba estar con ella, extrañaba preguntarle qué había
traído y aún más extrañaba que leyéramos juntos los
cómics de Archie.
—No quiero discutir. Te estoy pidiendo esto de forma
profesional.
—Bien, lo haré. Pero no quiero hablar contigo más de lo
necesario Wells. Necesito olvidar tu recuerdo.
—Y yo necesito olvidar tus besos
—Nos vemos luego —sus ojos se cerraron y se fue más
seria de lo que había venido.
«Maravilloso. Lo arruine más»
Gruñó con desesperación y camino en dirección a Lewis,
noto como Dawson se gira para verme, estaba con su
grupo de amigos, parecía tener a una bonita rubia entre sus
piernas y por un segundo sentí que su decisión le pesaba
más de lo que creía.
Seguí mi camino sin decir más. Ya había sido suficiente.
Me senté junto al nerd en la clase de literatura, era un chico
bajo, con lentes parecidos a los de Harry Potter, un cabello
más corto de lo normal y una sonrisa más extraña que
Betty la fea.
«Pobre chico» Pensé.
—Puedes dejar de verme—gruñó.
Me sentí incómodo y un rojizo se entendió por mis mejillas.
—Lo lamento... —Ni siquiera sabía su nombre. Maravilloso,
llevábamos estudiando toda la vida juntos y no sabía ni
como se llamaba.
—Jasper. Me llamo Jasper.
—Lo lamento Jasper.
Capítulo 15
El chico a mi lado tenía la vista fija en la pizarra, no hablaba,
no despegaba su vista del profesor y parecía que no
respiraba.
«Que concentración»
Yo ni siquiera podía controlar mis ganas de ver a otro lado.
Recosté mi cabeza del pupitre y mis manos empezaron a
sudar.
—Deja de hacer ese sonido—masculló
—¿Que sonido?
—Es irritante que muevas el lápiz de arriba abajo.
—Me saca de estrés—respondí.
—¿Podrías dejar de hacerlo igual? —murmuro.
Asentí quitando mi vista de el, y empecé a mover la pierna,
sentía la necesidad de mantener una parte de mi cuerpo en
movimiento.
Jasper era un chico tierno, se notaba que no podía romper
ni un plato, parecía inocente y si en otra ocasión lo hubiera
conocido, quizás me hubiera burlado de el. Pero estaba
sentado, pensando en idioteces, mientras la chica que me
gustaba se la pasaba hablando con Luke de bobadas.
Cuando la clase término busque a Lewis con la mirada, su
presencia no estuvo al alcance de mi vista y me permití
sentarme junto con Jasper.
—¿Por qué te sientas aquí?
—No tengo otro lugar—saqué un batido de fresa junto con
un sándwich y empecé a comerlo.
—Puedes ir con tus amigos o con tu nueva novia —sonrió.
Su sonrisa me dio a entender que sabía algo, levanté mi
cara y lo miré con cinismo.
—¿Que insinúas Jasper?
—Verónica no es tu estilo. Dove tampoco lo es. Pero a una
la amabas y a la otra no. Tik tak —indicó—¿A quien amabas
de verdad?
—Dejemos de hablar de esto. ¿No tienes un mejor tema?
—¿Tienes miedo de responder?
—¿Puedes dejar de hacerme preguntas ineccesarias?
—¿Puedes empezar a responder?
—Amaba a Dove —solté lo más rápido que pude.
—¡Lo sabía! Siempre los veía juntos.
Bufé.
—Eres un pesado.
—Eres muy predecible.
Asentí incómodo. Y rodé los ojos.
—¿Te gusta ser músico?
—Es divertido, no tanto cuando lo tomas como un trabajo.
Pero sigue siendo genial.
—Desearía tener tu voz.
—¿Por las chicas?—pregunté introduciendo un bocado de
comida.
—Por los chicos. Soy gay —aseguró.
«Mierda» Admito que no esperaba eso, podía creer
cualquier cosa menos que el era gay, su comportamiento a
mi parecer era normal. O tal vez pasaba mucho tiempo con
Luke, como para pensar que era normal ser gay.
—Ya —reí—No se te nota.
—Y no quiero que se me noté. ¿Acaso quieres que me
hagan bullying de por vida?
Negué—Tienes razón. Estas bien así.
—Luke ¿Es gay?—indagó.
—Lo es, pero le gusta alguien más.
Jasper asintió sonriendo y siguió comiendo, las facciones
de su cara parecieron no cambiar, solo siguió con lo suyo
como si no le afectará en lo más mínimo.
Y eso estaba bien. El chico era moreno, con un cabello
rizado y corto, no usaba zarcillos, ni cadenas ni nada que
fuera decorativo.
Me levanté de la mesa de madera y bote los restos de
comida en la papelera. La cafetería no era muy grande,
habían mesas medianas, un piso de cerámica blanca,
paredes azules oscuras, algunas ventanas y la parte donde
la señora cocinaba. Todo se veía bien.
Regrese con Jasper sin dudarlo, el chico no me caía mal y
mi estado actual no me permitía estar con alguien más.
Verónica no había aparecido.
—¿Que haces aquí de nuevo?—preguntó extrañado —¿Por
qué no estás con Lewis? —Su dedo apuntó a la mesa del
final, todos estaban ahí, desde Dove hasta Lewis.
Suspiré pesadamente y puse mi cabeza en la mesa, con los
brazos abajo.
—No puedo ir allí
—Si puedes. Pero eres muy cobarde.
—Jasper si voy allí. Moriré en segundos, todo será
incómodo y extraño —refute
—Sigues siendo un cobarde. Te diré algo—cruzo los
brazos—No estoy acostumbrado a estar con personas. Y
menos con personas como tú.
—No quiero saber a qué te refieres con «personas como yo»
—Bien—asintió—Puedes quedarte pero no demasiado.
Le sonreí a Jasper y mi mirada se puso en los chicos.
Estaban riéndo, jugando y hablando. Justo como antes.
Justo como cuando Dawson estaba con nosotros.
Me sentía incómodo viendo esto. No se porque mi vista
seguía allí, fija en los ojos de Dove.
—Deberías dejar de mirar. Se van a dar cuenta —murmuro.
—Jasper eres mi nuevo mejor amigo —gruñí.
—¿Que?—El pequeño Jasper se levantó y puso ambas
manos sobre la mesa—No digas tontería, Wells.
—Ya siéntate —acoté
—Bien—refunfuño—Pero no soy tu mejor amigo. No quiero
serlo.
—Entendí. Ya entendí.
El chico se calmó y volvió a sentarse, sus manos estaban
sosteniendo un libro de química. No entendía como podía
gustarle esas cosas, eran tediosas y aburridas.
Cuando la campana sonó, me levanté de mi asiento y salí
corriendo a la última clase. No tenía pensando ir, pero en
casa solo podía estudiar, ensayar o entrenar. Y no tenía
ganas de hacer ninguna de las opciones anteriores
Me senté junto a Verónica, su presencia había sido mínima
el día de hoy y estaba agradecido por eso.
—Hola—susurre
—Hola Wells, quería decirte que podemos terminar. —Los
ojos de la chica se inundaron, ella estaba llorando por mi
culpa. Había hecho sentir mal a dos chicas en poco tiempo
y no quería ser así.
No quería lastimar a las personas y luego hacer como si
nada pasará, yo quería sentir que era alguien con corazón.
—Verónica yo... Nosotros quiero decir. Podemos seguir
estando juntos. —Ella me miró estupefacta. Su boca se
entreabrió y retiró las lágrimas que antes caían.
—¿Que dices?
—Podemos estar juntos, solo una semana más. Ya sabes,
una semana de despedida.
Ella asintió dudosa, no parecía muy segura de tomar la
decisión, pero aún así accedió feliz.
—Gracias Wells y lo siento. Me he dado cuenta que no sirve
de nada atar a alguien que no te ama
—Lamento haber sido tan tosco contigo —admití—Podemos
empezar de nuevo, como amigos—recalqué
—Como amigos.
Ambos sonreímos y fijamos nuestra vista en el profesor. La
clase de química se me hacía menos tediosa que la de
matemática y física. Pero aún así no terminaba de pasarla.
Ese mismo día invite a Jasper, quería que viniera al
apartamento y me ayudará a hacer lo deberes. En este
punto de mi vida, sentía que mis amigos ya no eran mis
amigos y era preferible volver a hacer las cosas que hacía
antes que hundirme en la miseria.
Repasé en mi cabeza las actividades del día.
Ensayar.
Entrenar
Estudiar.
Las tres palabras con e que harían de mi vida llevadera.
[...]
—No puedo creer que no sepas sacar la raíz cuadrada de
esto Wells.
—Soy músico, no físico Jasper.
—Llevas estudiando más de diez años Connor ¡Es increíble
que no sepas hacer esto!
—No me juzgues—Dije sentándome.
Jasper había venido a mi casa a las tres de la tarde, para
ese tiempo ya había ensayado. Solo me faltaba entrenar y
acabar las tareas que tenía pendiente.
El chico junto a mí me ayudaba con física, después haría lo
mismo con química y así yo saldría ganando.
—¿Puedes buscarme agua?
Asentí.
El apartamento que mamá había comprado decidí
cambiarlo un poco, los recuerdos me atormentaban y lo
único que pasaba por mi mente eran esos ojos café que
tanto me gustaban.
Y así mismo, opte por cambiar la mayoría de las cosas.
Coloqué cortinas nuevas, de color blanco, mi cuarto lo pinté
de azul. Como la mayoría del apartamento y la cocina
termino siendo negra con blanco y detalles beige.
Saqué el agua de la nevera, y le lleve un vaso a Jasper, su
mirada no se despegó del cuaderno y yo decidí sentarme
con el móvil.
«Esto no parecía ser un trabajo justo para el. Pero para mí
si»
Subí mis pies en la mesa frente al sillón. Jasper rodó los
ojos y golpeó mi pierna con su brazo.
—Baja los pies.
—Es mi casa.
—Tus pies apestan Wells. Casi que los pones en mi nariz.
—Perdón—murmure avergonzado.
Baje los pies de la mesa y me coloqué medias negras, a los
doce descubrí que mi color favorito era el negro y que
aparte de eso, me quedaba genial con cualquier cosa que
me colocará.
Subí el brillo de mi teléfono y le tome una foto a Jasper, sus
lentes se cayeron al piso y el chico maldijo por lo bajo,
jamás pensé ver a un nerd maldiciendo
«Y ahí están mis prejuicios de nuevo»
Debería matarlos.
—He terminando. Si necesitas algo puedes llamarme
Jasper se levantó y tomó la perilla de la puerta. Lo miré
extrañado y dejé el móvil a un lado.
—¿Por qué te vas?
—¿No me querías para eso? ¿Para hacer tú tarea?
—No—negué—Solo quería pasar tiempo contigo, hablar.
—¿Hablar? ¿Conmigo?—Se extraño.
—Jasper cállate ya. Y siéntate.
—Bien. ¿De que quieres hablar Sr. Wells?
—¿Sr. Wells? —solté una carcajada—No vuelvas a llamarme
así, suena raro.
—Suena muy formal. Algún día veremos en los periódicos
tu cara.
—Prefiero ver mi cara en revistas. Junto a Dove —susurre.
—Eres tan tonto—sonrió.
Dove Hersel:
Bajé por el desayuno y escuché a mi madre hablar con
papá.
—Ha estado diferente. Dove no es la misma —aseguró
mamá.
—Ella tiene sus problemas amor. Deberíamos dejarla
tranquila.
—¡Esa no es mi hija! Y si sigue así tendremos que mandarla
con sus tíos.
—No seas tan drástica—regañó papá—Ella no merece eso.
—Luego hablaremos de esto.
Bajé las escaleras con una sonrisa y le di un beso en la
mejilla a papá. Duele. Dolía oír esas palabras de mi madre,
me había asegurado de escribir varios libros últimamente.
Tenía en mente enviarlos a una editorial tradicional y poner
en marcha mi micro negocio. Nada podía salir mal. O al
menos eso esperaba.
En las plataformas digitales en las que estaba, me había
ido bien, mis seguidores habían aumentado
considerablemente, tenía lectores fieles y me gustaba leer
los comentarios de mis fans.
Era lindo saber que a alguien le gustaba lo que escribías, te
había sentir bien. Te hacía sentir que podías llegar más
lejos de que lo que se espera.
—¿Donde esta Antón? —preguntó papá bajando el
periódico.
—Creo que salió —comenté
—Ese niño siempre sale. Nunca hace caso a las cosas que
le digo.
—Madre, Antón ya es suficientemente grande.
—¿Entonces que hace viviendo aquí?
Mis ojos se agrandaron y negué. Eso había sido un golpe
bajo, pensé que Antón no estaba en casa. Y eso al menos
me hizo sentir bien. Pero cuando lo miré, parado en el
barandal de la puerta, sus ojos fríos y decepcionados supe
que lo había escuchado.
Mamá grito su nombre, pero él no respondió. Solo subió las
escaleras rápidamente y le perseguí.
—¿Que haces hermano?
—Me voy—Dijo serio—Y tu deberías venir conmigo.
Miré mis pantuflas y dude. No quería que el se fuera, ¿A
donde iría? No tenía apartamento, ni casa, no comida. El no
estaba listo para vivir solo.
—Antón no deberías... No debería irte. No creo que sea
necesario que hagas esto.
—Mamá seguirá hablando a mis espaldas. Y yo no voy a
soportarlo, vendré a verla, a visitarla y la amare. Pero Dove,
seamos sinceros, ella quiere que nos vayamos.
Mi hermano tenía razón, desde hace un tiempo mamá había
hecho comentarios como ese. Siempre ha insinuado que
quiere que nos marchemos, que ya estamos grandes, que
deberíamos empezar a formar nuestra vida y que debemos
tener cuidado con las situaciones y personas que se nos
presenten.
Ella no quería que la pasáramos mal, supongo que se dio
cuenta lo mucho que nos cuesta adaptarnos y quiere que
empecemos a formar cabeza.
—Iré contigo—aseguré
—Esta bien, ve a recoger tus cosas.
Asentí. Mi madre subió las escaleras junto con papá, nos
vio a ambos recogiendo nuestras pertenencias y se asustó,
sus ojos se llenaron de lágrimas, ella en el fondo no quería
que nos fuéramos. Pero sabía que era necesario. Todos
sabíamos que era necesario
Y aún así dolía. Dolía dejar lo que siempre has sido, donde
siempre vas vivido.
—Esto no es necesario —comenzó papá—No tienen porque
irse.
—Esta bien—le corté—Esta bien papá, vamos a estar bien.
—Lo lamento —sollozó mamá—No era enserio. Antón, Dove.
Deben quedarse.
—Debemos irnos—aseguro serio. Tomó mis maletas y las
bajo. Rafael estaba afuera esperándonos, no lo había visto
desde que había intentado besarme. Sus ojos siempre
estuvieron en la hermana gorda de Antón. Y eso es raro.
Alice y yo no hablábamos desde hace un tiempo, ella tiene
amigas. Y era solo cuestión de tiempo para que sucediera
esto. Yo ya sabía que pasaría, pero aún así la acepte porque
se lo duro que es llegar a un lugar sin conocer a alguien.
—Antón—gritó mamá—Lo siento hijo.
—Nos vemos—susurramos.
Y así como entramos. Nos fuimos.
El auto de Rafael era azul, no era demasiado grande pero
era justo lo que necesitábamos, tenía entendido que nos
quedaríamos con el algunos días. Y después
empezaríamos a buscar algo individual. Antón no quería
vivir conmigo, no quería que nos adaptemos a vivir juntos y
luego tengamos que separarnos.
Así que si, iba a vivir sola y ni siquiera estaba preparada
psicológicamente para eso.
—Te vez preciosa Dove —Rafael bajo sus lentes y me guiñó
un ojo. Pude notar como Antón puso una mueca y negó con
la cabeza.
—Y tu pareces algo así como ¿Un mono? Si, justo eso
—Justo en el corazón —dramatizo
—Pareces un imbécil rogándole a una chica—señaló Antón.
—Pareces un imbécil huyendo de tus padres.
El gruñó en su asiento y fijó su vista en la ventana. Sabía lo
mucho que le molestaba la situación. Antón no estaba
acostumbrado a estar en casa pero tampoco estaba
acostumbrado a no estar en ella.
Era contradictorio, pero real.
—¿Ya vamos llegando?
—Ya no falta tanto.
—Genial—bostezo
Me recosté del vidrio. Quería llegar lo antes posible,
acostarme y dejar de pensar por un rato. Mi tiempo sin
Wells, había sido desastroso, pasé días sintiéndome mal,
sintiendo que era insuficiente. Yo pensé que el era
diferente, que podríamos estar juntos o tal vez que me
quería.
Pero no era así. Y debía acoplarme a eso.
Cuando el auto se detuvo, miré la casa, era enorme, el jardín
tenía más flores de las que había visto en mi vida, era de
tres pisos y su exterior era blanco con ventanas de cristal.
Nadie me había dicho que Rafael era millonario.
—¿Es tu casa? —pregunté
—Lo es
«Necesito la suerte de este chico»
Mis ojos no podían dejar de ver el lugar, desde los muebles
negros que tenía en la sala, hasta las escaleras de vidrio. Y
ni hablar de su nevera, cocina y televisor. Deseaba vivir en
estas condiciones, quería vivir así.
Rafael tomó mis maletas. Y la subió a la que sería mi
habitación, un cuarto grande con muebles finos, ventana, y
un clóset mas grande que el de mi habitación anterior.
No tenía tanta ropa para llenarlo, pero algo podía hacer. Le
sonreí cálidamente y empecé a desempacar, coloqué
alguna ropa en el clóset y otras simplemente las dejé en la
maleta, no pensaba quedarme tanto tiempo.
Un mensaje entró en el móvil. Lo agarre con ambas manos
y vi el remitente
Connor Wells. «Lo lamentó»
Lo deje en visto y el móvil empezó a sonar. Me dolía leer
sus mensajes, una sonrisa triste se expandió por mis labios
y suspiré dejándolo todo atrás.
«Lo siento tanto gafas. Estar lejos de ti me duele»
Decidí bloquearlo de todas partes, sus mensajes no
ayudaban a mi estabilidad emocional. Sentía que estaba
despidiéndome de mi guitarrista, de ese chico que cantó
solo para mí.
Me acosté en la enorme cama de sábanas negras, recosté
mi cabeza en la almohada y algunas lágrimas deslizaron
por mi mejilla. Verónica era una chica hermosa, jamás
podría competir con ella, realmente no tenía nada que
competir. Ella ganaba y el la eligió a ella.
Mientras transcurría el tiempo mis ojos se cerraban con
delicadeza, tenía sueño. Tenía demasiado sueño como para
ponerme a pensar en algo más.
[...]
Día de acción de gracias, uno de los días que más detesto,
no era una persona que le gustará salir mucho. Creo que
eso podría considerarse un defecto, junto con el hecho de
temerle a la aceptación social, es algo que simplemente no
puedo controlar.
Salí de la habitación junto con Hachi, el lobo siberiano de
Rafael. Era preciso, su pelaje era tan sueva que mientras
escribía me gustaba tocarlo.
—Buenas —murmuré
—Pensé que no ibas a salir—se burló.
—Antón cierra la boca. ¿Has dormido bien preciosa?
—Perfectamente. Y puedes dejar de decirme así
—Seras la madre de mis hijos. Ya verás que sí.
—Mi hermana no será nada tuyo idiota.
—Tu hermana me ama—aseguró
—¡Claro que sí! Como no pude notarlo antes—el sarcasmo
de Antón hizo que soltara una carcajada y le mirará con
burla.
Amaba a estos chicos.
—Por cierto, Wells llamo dijo que hoy era la entrevista. A las
tres.
Oír su nombre hizo que mi piel se erizará, asentí sin hacer
ningún gesto y comprendí que sin su amor no valía nada.
Pero aún así, debía seguir viviendo mi vida, no pensaba
tomar una ruta equivocada.
Antón lavo los platos que Rafael había ensuciado,
estábamos en la cocina. Las gavetas eran blancas con
puertas de vidrio, la cocina era grande y había una cafetera
que parecía no tener uso.
Salí de ahí para buscar la ropa que utilizaría, cogí un
pantalón ajustado y una camisa ancha amarilla que hacía
relucir mi piel, con esto estaría bien.
—Rafael ¿Puedes llevarme?
—Claro que sí—respondió.
El viaje fue tranquilo, no hizo ninguna broma y tampoco
preguntó quién era Wells, todo iba bien. Todo iba bien hasta
que vi a Verónica en la sala de espera. Mis ganas de llorar
llegaron de golpe, pero alcé mi vista y caminé sin decir
nada.
—Me bloqueaste—Wells me miraba con miedo. Sus ojos
estaban fijos en los míos. Mis gafas las había dejado en
casa, me dediqué a ponerme lentes de contacto y aún no
había podido acostumbrarme.
Capítulo 16

Connor Wells. Con cabello largo, ojos perfectos y


mandíbula marcada. Su abdomen bien definido, su tez
blanca que hacía que sus venas resaltarán era lo mejor que
podía ver.
Las palabras que había expulsado me habían llegado al
corazón. ¿Como le decía que sus mensajes me hacían
daño?
—Era necesario—fue lo único que dije.
—Dove. Debes hacer como si amarás a Wells—demandó—
No quiero excusas, ni tonterías. Es trabajo no lo olviden.
Ambos asentimos y nos posicionamos en nuestros lugares.
El entrevistador dio la orden, y todo empezó a correr, mis
manos sudaban. Tenía miedo de arruinarlo y dejar salir
todo lo que escondía.
Las primeras preguntas fueron dirigidas a Connor, el
contestaba con educación, veía a la cámara, me veía a mi.
Y así sucesivamente.
—¿Tienen una relación? La mayoría de los fans afirman que
están saliendo.
—Estamos saliendo—contestó—Es la chica con la que me
gustaría estar toda la vida.
—¿Algo que decir señorita Dove?
—Wells es increíble—dije entre dientes, intentaba mantener
la compostura. No podía creer que mentía con tanta
facilidad frente a las cámaras—Y siempre lo voy a querer.
—¿Como se conocieron?
—En el metro. Fue una casualidad.
—Fue el destino —corrigió
—Algunos fans quieren saber, quién es la chica de tez
morena con la que se te ha visto últimamente.
—Una amiga, Nos hemos estado conociendo mejor.
«Incluyan los besos» Pensé irritada.
El chico asintió, parecía tener aproximadamente unos años
más que nosotros. Era joven, pero no demasiado. Tenía el
cabello corto, era de tez morena y sus ojos parecían
achinados, sin contar el hecho, del feo traje verde, que
llevaba.
Las dos horas pasaron con rapidez, me preguntaron a que
me dedicaba y aproveché para decir que escribirá, el
pareció interesado, me hizo algunas preguntas más y
acabamos aceptando que estábamos en un momento algo
tedioso.
—Ha sido increíble —alabó Lewis—Muchas Gracias Dove,
mañana saldremos con Luke. Le avisas.
—Yo le digo—sonreí—Va a emocionarse.
—Estuviste increíble Connor—Verónica le dio un beso en la
mejilla y el sonrió. Pero eso no me dolió tanto como
escuchar que ella podía llamarlo Connor.
Pensaba que odiaba que le llamarán así, creí que era algo
íntimo. Algo que pocas personas tenían el derecho de decir,
pero tal vez... Me equivoqué.
Respiré en mi lugar y acomodé mi camisa, ya era hora de
irme. No tenía nada que hacer en este lugar.
—Dove—tomó mi brazo—Hablemos un momento.
El camerino quedó solo cuando el soltó esas palabras. Era
un espacio pequeño, con una silla, un baño y las paredes
pintadas de amarillo.
—Necesito que me desbloquees—continuó—Nada de lo que
dije en la entrevista era mentira.
—Connor. Las mujeres merecen más respeto del que le dan
los hombres. Y tú—toqué su pecho—No has sido capaz de
entender absolutamente nada. ¿No te diste cuenta de lo
que me dolía?
—No podía decirlo. No puedo hacerlo aún. Necesito que
confíes en mí—su mano se apartó de mi brazo y una
lágrima se deslizó.
—Yo jamás podría volver a confiar en Connor Wells.
Connor Wells:
Sus palabras. Sus palabras habían destrozado mi corazón,
solté su brazo con cuidado y la vi irse sin mirar atrás. En
todo este tiempo no me había dado cuenta de lo madura
que podía ser Dove, de lo inteligente que es.
En todo este tiempo no pude darme cuenta de que ella era
más de lo que yo debía tener, de que mis decisiones tenían
consecuencia. Yo cometí un error, ella supo afrontarme, ella
supo decirme que no y eso me dolió.
Pero me hizo ver que luchar por ella valía la pena. Me senté
en la silla del camerino y Verónica entró.
—Todos hemos escuchado la conversación—su mano
derecha estaba puesta en su codo izquierdo—Ha sido mi
culpa Connor.
—De los dos, ha sido culpa de los dos. Pero a ver, eres mi
novia por tres días más. Pasemosla bien, sin nadie más que
tú y yo.
—¿Estas seguro? —dudo.
—Si, ¿No has oído? Ella nunca volverá a confiar en mí.
¿Que estaba haciendo? Ni yo mismo lo sabía, estaba tan
sumergido en mis mierdas que no podía pensar en nada
más. Lewis no había entrado, no había hablado conmigo y
ni se asomó a preguntarme cómo estaba.
Mi mundo estaba totalmente de cabeza, Dawson no
hablaba con nosotros, Lewis se alejó, Dove y yo discutimos
y Alice se fue con otras personas. El único que seguía
normal era Luke, seguía siendo el mismo y hablaba con
todos menos Dawson.
Verónica y yo salimos a la cafetería más cercana, me
despedí de los encargados del lugar y salí sin decirle a
Lewis.
El local era pequeño, tenía mesas redondas y música
clásica.
—Me gusta el ambiente.
—Es cálido. También me gusta —admití.
Pedí un café y ella solo pidió algunas galletas.
—Dime cosas de ti. Cosas del verdadero Wells.
—Cumplo el 15 de Mayo, vivo solo. Soy músico
—No —negó—Dije que me contarás cosas de ti, no de lo que
haces Wells. Lo que te gusta, tus sueños. Esas cosas.
—Ya veo—reí—Me gustan los gatos, no me gusta las
almejas, las odio. Me gusta salir con mis amigos—
murmuré—Y creo que hasta ahí llego.
—¡Las almejas son lo mejor! —Debatió—Debes probarlas
bien, estoy segura de que te podrán gustar.
—No creo Verónica. Eso me da asco.
—Connor Wells no vuelvas a decir eso en tu vida. —Mi
sonrisa se expandió y la miré con burla.
En todo este tiempo solo llegue a fijarme en sus defectos,
en lo manipuladora que podía ser, en su ropa y en las
acciones que tomaba. Pero cuando la conocías. Podías ver
más allá de eso.
Empujé la silla hacia atrás y le pedí a la camarera otro
capuchino, la chica junto a mí hizo lo mismo pero con
desdén. Y entonces lo entendí.
Ella solo trataba bien a los que quería y los demás eran
nada. Porque si querías ser alguien en la vida de Verónica,
primero tenías que tener fama o poder.
Pero. ¿Que tenía yo? Solo era un músico principiante,
alguien conocido pero no demasiado. Era alguien a quien le
gustaba pasar, horas tocando canciones, hablando con
amigos y disfrutando el tiempo libre que podía tener.
Le pagué a la chica más de la cuenta, invite a Verónica a
caminar y entonces ella me besó.
Su beso fue breve pero apasionado, sentía sus labios
contra los míos y la manera en la que los movía. Por mi
mente paso Dove, por mi mente pasaron las cámaras. Por
mi mente paso que esto mañana saldría en las redes.
Y aún así. No importó.
Dove había dejado en claro lo que quería y a pesar de todo.
Yo aún seguía sintiendo cosas por ella, quería regresar y
besas sus labios. Estos labios no eran acaramelados, estos
labios no sabían a lo que yo deseaba.
—No vuelvas a hacer eso—me separé
—Lo siento Wells. Pero es mi forma de despedirme. Nos
vemos
—¿No vamos a caminar?
Negó—Iré a casa.
El taxi la estaba esperando a las afueras del local, ella se
fue con una sonrisa, no entendía a que se refería. Aún nos
quedaban algunos días.
Caminé con las manos en los bolsillos y vi a Dove. Sentada
en los columpios de un parque, tenía un suéter gris, un
pantalón ancho y una coleta baja. Se veía hermosa, dude en
acercarme, dude para estar con ella, pero acabé
haciéndolo.
Me metí por detrás y me senté en el columpio a su lado.
Ella estaba de frente y yo estaba al lado contrario.
—Estamos grandes para esto—sonreí.
—¿Que haces aquí? —su mirada a puso en la mía. Sus ojos
café ya no estaban, habían sido remplazados por unos
lentes de contactos verdes.
—Odio ese color. ¿Por qué tienes eso?
—Me gustan así.
—Te vez mejor con los ojos café. Son tus ojos después de
todo.
—Wells eso no importa. No se qué haces aquí. Deberías
irte.
—Tu deberías besarme.
—No lo creo. Yo pienso que debería golpearte.
—Estas muy amable hoy, Dove
—Wells estoy cansada de esto. Siempre vienes y te vuelves
a ir. ¿Cansa sabes?. Ya pareces Dawson—refutó
—No volveré a irme. Prometo que no volveré a irme.
—No prometas cosas en vano.
Sus ojos se pusieron en un chico que se encontraba a unos
metros de distancia. Salió corriendo hacía el y ambos se
abrazaron. ¿Era por esto que me había rechazado?
Al parecer ella ya tenía a alguien, ella estaba con un chico
con porte fino y un auto espectacular. Golpeé una lata del
piso y cayó justo frente a ellos.
—Lo siento —Dije pasándolos con rapidez. No pensaba
quedarme más tiempo, viendo como ella estaba con su
nueva pareja. Era frustrante.
Caminé hasta el apartamento. Conseguí a Lewis afuera
tocando la puerta y rodé los ojos. Ahora el estaba aquí.
«Maravilloso»
Hoy nada quería salir bien.
—Wells te estaba buscando—solicitó
—¿Que quieres? Porque tengo entendido que ahora solo me
hablas cuando necesitas algo. —El desdén en mi voz fue
evidente. Su ojos se agrandaron y los cerró por un
momento.
—Connor, he estado ocupado. Por eso no había venido.
—Tan ocupado como para estar días con Dove y no
conmigo. Vaya Lewis, tus ocupaciones me sorprenden.
—Ella no estaba bien.
—¿Y como crees que estaba yo?—grité.
La puerta estaba abierta y un Jasper con los anteojos
abajo, apareció. Sus manos estaban temblando y me
acerque a él con rapidez.
—¡Jasper! Te había extrañado mejor amigo.
—Mejor... Amigo—tartamudeó
—Si, Jasper. Mejor amigo
El chico que estaba detrás de mí, me veía extrañado, sus
cejas se alzaron y entonces lo supo. Había estado tan mal
que había acabado de esta forma.
No podía permitirme estar solo, desde que papá se fue,
siempre me ha dado miedo quedarme solo. Se siente como
un abismo.
Un abismo en el que no quiero estar.
—Jasper—comenzó Lewis—¿Podrías dejarnos solos? Solo
será un momento.
—Puedo irme y regresar mañana.
—No es necesario Jasper. Puedes oír todo—lo sujeté.
Lewis alzó sus cejas y asintió. Iba a soltar una bomba. Lo
sabía.
—¿Ya decidiste con quién vas a estar?
—¿A que te refieres?—me enderece
—¿Con Verónica o con Dove? Déjame decirte que estar con
alguien por su físico. Es una mierda Wells.
—Yo debería irme —Dijo Jasper.
Asentí incómodo. Y lo solté, no quería que siguiera oyendo
las cosas de Lewis, su boca parecía soltar cosas que jamás
debió decir. ¿A esto habíamos llegado?
—Lamento decirte que no tienes idea de la situación. —
mencioné sentándome.
—Connor. Estamos de la mierda, todo el grupo se separó.
—¡No fue culpa mía! —grité—¿Crees que me siento bien
Lewis? Crees que es bueno solo ensayar, entrenar y
estudiar. ¿Crees que es divertido imbécil?
—¡Creo que solo estás pensando en ti mismo!
—¡Claro que no! Eres un idiota Lewis. Vete a la mierda.
—Ya, Es suficiente.
Respiré profundo. Y me levanté.
—Puedes irte entonces.
—Connor no vamos a seguir discutiendo. Debemos arreglar
esto, no podemos seguir así. ¿Crees que es sano?
Negué.
—Te he extraño —admití con dificultad.
—También yo. Nos desviamos de lo que realmente era
importante.
—¿Me perdonas?
—Te perdonó. ¿Que hay de Jasper? —Preguntó divertido.
—Es un amigo. Nos hicimos amigos en una de las clases.
—Jamás pensé verte siento amigo de Jasper—soltó una
carcajada.
—Tampoco yo. Pero la vida te sorprende.
—Luke viene para acá —anunció.
—¿Y eso?
—Le dije que vamos a solucionar todo. Juntos.
—¿Con Dove?
Negó—Ella no quiere verte.
Sonreí.
El tiempo transcurrió rápido. Luke y yo hablamos normal,
discutimos por el control del televisor y nos contamos todo
lo que había sucedido en el último tiempo. A pesar, de que
Verónica me pidió que no dijera nada, le conté a los chicos
la situación.
Luke se enfadó conmigo por aceptar tal cosa, me gritó por
unos minutos y luego maldijo a Verónica hasta cansarse.
En cambio, Lewis solo se disculpó por haberme soltado
esas palabras, me dijo que había hablado sin saber.
Y era cierto, todos me juzgaban sin saber la situación que
había detrás. ¿Ustedes perderían un año solo por una
persona? Yo podía amar a Dove, adorarla. Pero mi año
escolar era mucho más importante. No podía retrasarme
con eso.
Ver cómo los demás se gradúan y yo me quedaba atrás. No
parecía ser una opción.
Cuando los chicos se fueron, ordené el apartamento. Me
vestí y me fui directo al metro, pensaba tocar algunas
canciones, revivir momentos que parecían haber quedado
en el olvido.
La guitarra sonaba distinta, sonaba melancólica, perdida.
Sentía que las melodías tenían nombre y apellido. Que eran
sonidos que expresaban lo que mi corazón no podía. Era
increíble cómo pueden cambiar las cosas.
Hace unos días Dove y yo estábamos juntos. Y ahora solo
la veo con aquel chico. En sus brazos, en sus labios. En mis
sueños.
Cuando la puerta del metro se abrió, la chica llena de pecas
y con gafas apareció. Justo como la primera vez.
Se sentó a mi lado. Y suspiro.
—Verónica me ha llamado. Ella me explicó la situación—
susurró
—¿Te ha dicho que..?
—Que te ha manipulado. Lo lamento Wells, lamento no
haberte creído —lloró. Sus ojos se inundaron en lágrimas,
ella agarró su pecho e intento respirar con calma.
¿Acaso estaba soñando? Mis labios no emitían palabra
alguna, sentía que estaba en una especie de sueño del que
no podía despertar.
Tampoco quería hacerlo.
—Gafas, todo estaba bien—acaricié su cabello con
delicadeza. Sus labios estaban rojos, me gustaba verla así,
siendo quien realmente era. Las últimas veces que nos
vimos, solo pude ver su lado déspota y frío, esos ojos que
me mostraban que estaba bien sin mí.
No me gustaba sentir que ella me odiaba. Me gustaba
sentir que ella me amaba, que me quería.
—¿Me perdonas?
—¿Me perdonas tu a mí?
—Te perdonó Connor Wells.
Sonreí sintiéndome bien, sintiendo que después de tanto
tiempo todo había salido bien, sentía que mi vida empezaba
a arreglarse.
Tomé la guitarra y le canté una de mis canciones favoritas,
sus ojos se veían tranquilos. Las lentillas verdes no
estaban, solo estaban sus gafas negras y un cintillo que
adornaba su cabello.
Cuando bajamos del metro, tomé su mano y me acerque a
ella, lentamente pero firmé. Mis labios se juntaron con los
suyos, era un beso afectuoso, delicado. Efímero.
Sentí como dejábamos nuestros sentimientos en el, pegué
mi frente a la suya y le susurré.
—¿Deseas ser mi novia gafas?
—Claro qué sí, guitarrista.
[...]
Dove Hersel:
Viernes. Último día de la semana, los días habían pasado
rápido desde mi reconciliación con Connor, siempre me
enviaba mensajes, en la mañana, en la noche y en las
tardes que no tenía ocupadas.
Sus metas se estaban cumpliendo, el vídeo fue un éxito, el
álbum también. Y ni hablar de las sesiones de fotografía
que ha tenido. Últimamente su mente ha estado en los
ensayos. Lewis lo ha mantenido ocupado, se viene algo
grande. No sabemos que es, nadie ha dicho nada al
respecto. Solo sé que para Wells será un paso más.
Termine mis actividades escolares y le marqué a Luke, los
mensajes no le llegaban desde la mañana.
«¿Luke?»
«Hola, Dove. ¿Que pasa? Ahorita estoy ocupado»
«Te he mandado mensajes, pero no habías respondido. ¿Vas
al instituto?»
«Hoy no, pero los chicos irán. Así que no te preocupes.
Hablamos después ¡Te quiero!»
Cuando le iba a preguntar qué hacía, la llamada se cortó. El
ruido de la calle se escuchaba a lo lejos, así que podía
suponer con facilidad que se encontraba fuera de su casa.
Salí de la habitación y baje las escaleras de dos en dos, aún
no me acostumbraba a la enorme casa, a las ventanas de
vidrio, a las alfombras de terciopelo y mucho menos a la
enorme escalera de cristal, sentía que en cualquier
momento podía romperse. Rafael estaba sentado viendo la
televisión.
Hace días cuando estaba en los columpios, ver a Wells
había sido un shock, y más esos días. Esos días en los que
extrañaba a mamá, donde extrañaba cocinar con ella y
hacer las mínimas cosas que hacíamos juntas. No tenía
fuerza para nada, en el instituto algunos chicos empezaron
a molestarme por mi sobrepeso.
Había escuchado mas comentarios de los que quisiera, me
he estado ahogando y nadie ha sabido verlo. Rafael, fue a
buscarme el día que estaba en los columpios. Me abrazó y
me hizo sentir mejor, es increíble cómo en poco tiempo e
aprendido a quererlo como un hermano. Como alguien que
simplemente se merece toda mi atención.
—Bonita.
—¿Que vez?
—El libro de la selva. Es la mejor película que existe —
sonrió.
—Tienes una definición bastante extraña de "La mejor
película que existe"
—No lo creo, creo que mi definición es bastante buena. ¿Y a
ti Bonita?
—¿A mí que?
—¿Cual es tu película favorita?
—El club de los incomprendidos. Amo esa película, me hizo
llorar incluso—señalé mis ojos con diversión y el soltó una
carcajada. .
Puedo decir con sinceridad que esa película me enseñó
cosas que no veía con facilidad, los amigos no son para
siempre. Los amigos son por ahora y llegan a formar parte
de los recuerdos permanentes, disfrutar la vida junto a ellos
es lo mejor que puedes hacer. Pero un día, ya no van a estar
más.
Y hay que aceptarlo, son momentos de la vida que se viven,
se sueñan y se sienten.
—¿Donde esta Antón?
—Salió con una chica. Dijo que regresaba más tarde
—Siempre es lo mismo—sonreí—¿Rafael?
—¿Si?—El se despegó del televisor y alzó su vista para
verme.
—Saldré con mi novio. Si necesitas algo me llamas. —salí
corriendo en dirección a la puerta y cuando salí. Oí su grito.
—¡No puedo creer que me hayas abandonado así Dove! ¡Tu
traición me duele!
Tonto. Reí en mi interior, caminé por la ciudad, las calles
estaban abarrotadas de gente, no entendí porque. Hoy no
era un día festivo y tampoco parecía ser una fecha para
recordar.
Llegando a casa de Wells, oí los acordes de su guitarra,
debía estar ensayando. Su tiempo era mucho más limitado
desde que empezó el nuevo proyecto.
Capítulo 17

—¿Wells?
—Gafas —sonrió.
Todos estaban ahí. Lewis, Luke y hasta incluso Dawson.
Mis ojos lo recorrieron por completo, tenía mucho tiempo
sin verle, se veía más adulto, menos infantil.
Un chico de anteojos grandes, apareció por la puerta
trasera, su cabello era mas corto de lo que debería. Jamás
le había visto, pero sentía un escalofrío por ver a tantas
personas en un mismo lugar.
—El es Jasper—continuó Connor—Es el nuevo integrante del
grupo.
—Soy Dove—sonreí.
—Oh, créeme que lo sé—susurró.
—Bien, ahora que estamos todos. Aunque tú no estabas
incluido —señaló Dawson—Quería disculparme, fui un
imbécil. Me porté de una manera inmadura, no me fijé en
las cosas que realmente valían la pena. Me he desviado
chicos.
—Creo que habló por todos. Cuando digo que nos dolió que
los escogieras a ellos. —comencé—Dawson, eres lo que
eres. Deja que las personas se rían, que se burlen si
quieren. Pero al final del día seguirás siendo tú.
—Lo sé—murmuró—Quiero que formemos un grupo otra
vez. Como antes.
—Deberás hablar con Luke. A solas—Dijo Lewis—Ustedes
empezaron. Ustedes lo terminan.
Todos asentimos de acuerdo, las cosas empeoraron
cuando Luke beso a Dawson y es justo que ellos conversen
la situación. No quiero volver a pasar por lo mismo. Es
irónico, en todas las escuelas que había estado. Las niñas
deseaban estar con el popular y el popular como todo
Playboy que era, aceptaba encantado.
Pero aquí era diferente. Pocas veces Dawson estaba con
mujeres, siempre salía, bebía y nunca se le veía con una
chica.
Y ahora sabemos porque. Dawson era bixesual, podía
considerarse experto en mujeres pero inexperto en
hombres. Y era normal, nunca supo lo que era. Hasta ahora.
Pasamos treinta minutos sentados en la sala, ninguno
decía nada. Jasper estaba en la alfombra, Lewis y Wells
estaban en el mueble grande y yo estaba viendo el móvil
con desesperación.
Cuando ambos salieron. Los cuatro pares de ojos
estuvieron fijos en ellos. Ninguno dijo nada, estaban serios
e ilesos.
—¿Puedes venir un momento?—preguntó Luke. Rascandosé
la nuca.
Me señale y el asintió. Cuando estábamos entrando a la
habitación de Wells, oí como Dawson llamaba a Wells. Y
entonces supe, que algo había pasado.
—Tengo miedo. No me digas nada—Solté cuando abrió la
boca—Mejor si dime
—Estamos bien.
—¿Que? ¿Y que hago aquí? —mi respiración se había
calmado, sentía que toda las preocupaciones habían
quedado en el olvido.
—A ver Dove. Cálmate—sonrió—Dawson y yo decidimos
darnos una oportunidad.
—¿Una que?
Me sentía en el limbo, sentía que habían pasado años y no
minutos. Estaba perdida, ¿Como es que esto pudo pasar
tan rápido?
Eché mi cabello hacía atrás y alcé un ceja, esperando que
Luke me explicara la situación.
—No vamos a arruinarlo. Solo intentaremos estar juntos. Y
si no se da, lo dejaremos. Sin herir a nadie —agregó.
—Espero que no pase nada malo
—No seas tonta gafas. —La última palabra la remarcó de
manera sonante. Luke se había dado cuenta del pequeño
apodo que me tenía Wells y eso me hizo reír.
Abrí la puerta y empezamos a caminar hacía la sala. Todos
estaban ahí. Desde Dawson hasta Wells. Y sin esperarlo,
soltamos una carcajada. Las cosas se habían arreglado,
todo iba bien.
Mañana saldría con Wells a un campo familiar, o al menos
eso había dicho él. Era un lugar donde había granjas, un
vivero y lugares extrañamente lindos para visitar. No era
una persona de ir a campos, ni mucho menos de salir fuera
de la ciudad. Pero la situación lo ameritaba.
Por primera vez podía decir que tenía un novio que me
amaba de verdad, que me quería y que me hacía reír incluso
en mis días malos. Me senté junto a Wells, su mano paso
por mi hombro. Y todos nos miraron sorprendidos, a pesar
de que no dijeron nada. Sabíamos que se habían hecho una
idea de la situación.
[...]
Las clases están a punto de finalizar. Estamos en la hora de
Literatura. El Sr. Percy ha estado hablando de cómo murió
su esposa, según el fue una perdida bastante grande. Mi
mente no puede asimilarlo, sabía que el era un hombre
mayor. Es decir, se notaba desde lejos, podíamos estar a
quilómetros de distancia y notar que Percy tenía más de
cincuenta años.
Por esta razones, no entendía como después de la muerte
de su esposa pudo volver a casarse. El era uno de esos
profesores, que te contaban su vida tantas veces que te la
aprendías de memoria. Mi mirada estaba fija en las manos
de Wells. En toda la clase no había parado de jugar con
nuestras manos, sonreía y miraba al frente para escuchar lo
que diría el.
—¿Quieres huir? —preguntó bajito.
Lo miré con las cejas alzadas y negué. Había salido bien en
esta materia, no podía permitirme bajar las notas cuando
las vacaciones de invierno, ya se estaban acercando.
—Que aburrida eres —bufó.
—Connor. No vamos a escapar.
—Esta bien—Su voz infantil, hizo que un escalofrío
recorriera mi cuerpo, me gustaba sentarme y escuchar
cómo ponía su voz de bebé. Wells se había convertido en
mi pilar. Y olvidarme de el. Arrancaría cada parte de mi
corazón.
Al finalizar la mañana, todos fuimos al estacionamiento.
Esperamos el autobús aproximadamente media hora.
Cuando llegó, nos montamos en el. Y me senté con Luke.
Wells estaba parado en medio de las personas, algunos
estudiantes de tercer año se habían metido con nosotros y
los asientos estaban ocupados.
—Es una locura. No puedo creer que ese hombre este tan
bueno —alardió.
—Esta increíble. Pero es muy joven —murmuré.
—Le pediré su número—Mire a Luke asustada y lo sostuve
para que no se levantará. —¿Que haces?
—Intento ayudarte idiota. ¡Tienes novio!
—Mierda—masculló—Había olvidado por completo que
estaba saliendo con Dawson.
—Pensé que te gustaba.
—Me gustaba sí, pero no sé. Creo que esto no va a
funcionar. Dawson no sabe tener novio.
—Luke si lo amas. Ambos lograrán complementarse.
—Lo sé
Me acomodé en mi lugar y cruce mis brazos. A todos nos
había costado adaptarnos a la situación, habíamos perdido
la costumbre de estar juntos. No era normal ver cómo Luke
y Dawson se besaban, mi imagen mental era un Dawson
riéndose y hablando con chicas distintas, curvadas y
preciosas.
Jamás pensé verlo besando a un chico. Y menos poniendo
sus manos en el culo de este.
«No me acostumbraba»
Me separé un poco de Luke y empecé a tararear de camino
a casa. Las canciones de Harry Styles, seguían siendo mis
favoritas.
Las canciones en inglés eran simplemente otro nivel.
Cuando bajamos del autobús, Wells tomó mi mano. Me
señaló uno de los carros donde estaba Lewis y fuimos
corriendo hasta allí.
—Gracias por traerlo—sonrió.
—De nada—Le dio una palmada en el hombro y asintió en
mi dirección.
Mis ojos estaban fijos en el auto, sabía que era de Wells. Lo
que no entendía era a donde íbamos. Se suponía que hoy
iba a estudiar.
¿Como podría explicar este sentimiento? ¿Como podría
decir que el había marcado mi vida por completo? Amaba
sentir su piel contra la mía. Amaba sentir sus labios contra
los míos, amaba estar con el.
Me había enamorado de Connor Wells, el chico del metro.
Porque eso fue en un principio.
«El chico del metro que me ayudó» Ahora podía verlo, podía
verlo y sentir que la vida me estaba dando una oportunidad.
Había entendido que mi físico no importaba, que amarme a
mi misma era más importante.
Pero cuando miraba esos ojos, sus brazos, su cabello.
Pensaba lo doloroso que sería el momento en que nos
separemos. Porque nada es para siempre, no estábamos
casado. Y tal vez no lleguemos a casarnos.
Respiré profundo y puse un auricular inalámbrico. En mis
oídos retumbaban las canciones de Beret. Siempre me
había gustado escucharlo, sus canciones me hacían sentir
la realidad, me hacían sentir lo que transmitía.
—Gafas.
—¿Guitarrista?
—Te amo —Mi corazón latía con fuerza, sentía que el aire
me faltaba. ¿Había escuchado bien?
—Te miro y no puedo entender cómo es que estás conmigo.
Te miro y mis ganas de besarte aumentan. Eres tan
preciosa, que me falta el aire—las manos de Wells estaban
puestas en mis mejillas, unas lágrimas deslizaron por mis
mejillas y sonreí.
—También te amo Wells. Te amo más que a mí misma
Lo besé, mis labios no dudaron en acercarse a los suyos.
Necesitaba todo de el, quería estar con el, quería que
fuéramos eternos.
Cuando sentimos que el aire nos faltaba, nos separamos
con lentitud, como si temierámos romper al otro.
—Si algún día te vas. Me montaré en el metro todos los
días, esperando tu regreso. ¿Lo oyes? Es una promesa
Dove.
—Es una promesa. Si tu te vas, haré lo mismo. Me quedaré
escuchando tus canciones con mis auriculares.
Ambos sonreímos y bajamos del auto. Estábamos en aquel
acantilado lleno de luces.
La vista era perfecta. Justo como el momento.
Connor Wells:
—¿Huyendo?
—Ni lo sueñes—sonreí. Lewis estaba parado con el móvil en
la mano. Esta mañana, habíamos decidido salir a caminar.
Solo nosotros dos.
Teníamos tiempo que no lo hacíamos, sentía que me había
olvidado de Lewis y me había concentrado en las demás
cosas, pero tal vez la situación se dio así. El siempre será
mi mejor amigo. Eso nunca podría cambiarlo.
Sus manos pasaron por la camisa azul que traía. Se colocó
bien los lentes de sol y le sonrió a una de las chicas que
pasó por nuestro lado.
—Creo que has pasado mucho tiempo con Dawson—solté
una carcajada.
—Todas las chicas me aman —debatió.
—Te aman. Desde que saliste en la revista conmigo.
—Era justo, soy tu representante. ¡El mejor de todos!
—Oh, claro que sí—respondí con sarcasmo.
Habíamos preparado una sesión de fotos. La revista se
encargó de que todo saliera perfecto, nos dio la ropa, el
maquillaje y otras cosas. Tenía entendido que Lewis estaba
trabajando en algo. Era algo grande.
Sabía que eso impulsaría mi carrera. Sabía que ser músico
ya no estaba tan lejos. Dove, tenía un fandom, me contó
todo lo que había estado haciendo, la razón por la que
empezó a escribir y como se emocionaba cuando leía los
comentarios de sus fans.
Me gustaba oírla, sus facciones cambiaban cuando le hacía
una broma, siempre arrugaba el entrecejo cuando notaba
que no la estaba escuchando. O arrugaba la nariz cuando
leía algo que no le parecía.
Dove tenía mucha mañas.
—¿Escuchaste los rumores?
—¿Que rumores?
—La gente dice que serás el nuevo Harry Styles—rió—¿Te
imaginas?
—No me veo—puse una mueca—El simplemente es...
Superior.
—Muy cierto—Saco un chicle del bolsillo y lo introdujo en su
boca—Pero podrías pasarlo—bromeó
—Lewis ¿Estas ebrio? Se que soy genial. Pero no exageres
—Bien, hagamos algo más realista. Serás un músico
asombroso Wells. Y yo se porque.
Enarqué una ceja. Y cruce mis brazos.
—¿Que no me has dicho?
Se encogió de hombros.
—Es confidencial.
Gracias a sus misterios no me había podido preparar. No
sabía que haría, a donde iríamos. Ni tampoco cuanto
tiempo estaríamos.
Me despedí de Lewis y me encaminé a casa de mi madre.
Tenía tiempo que no la veía, no sabía que había pasado,
que debía hacer o de que hablar con ella. Eran tantas cosas
que me confundía.
El señor con el que salía, siempre iba a verla.
Definitivamente pasó mi prueba. Pensaba que era uno más
que solo quería jugar con ella. Mi madre, a pesar de ser una
mujer mayor, conseguía hombres con los que acostarse.
Por las noches, los gemidos de mi madre no me dejaban
dormir. Daba vueltas en la cama, tapaba mis oídos con las
almohadas y a veces me colocaba audífonos para dejar de
escuchar.
Abrí la puerta con pesar y miré a mi madre sin ropa, salí
rápidamente y cerré la puerta de un golpe.
—¡Lo siento! —grité avergonzado.
—Connor—tartamudeó—Lo siento, ya te abro. No sabía que
venías —Dijo sonriendo.
—Se suponía que era una sorpresa.
El hombre que estaba con ella sonrió incómodo. Y se
marchó.
«Mucho mejor»
—¿Donde esta Mía? —pregunté entrando a la cocina. Mamá
solo hizo un gesto con la mano. Y le restó importancia.
—La he dejado con una amiga.
—¿Ahora no puedes pasar tiempo con ella? Me parece que
es una estupidez que tengas tiempo para follar y no para tu
hija—Bufé
—Connor Matthew Wells. Respeta a tu madre.
—Y tu cuida a tu hija.
Había olvidado que tener una conversación con mi madre.
Nunca funcionaba. Siempre terminábamos en una especie
de discusión. Podíamos estar de buen humor, reír y
abrazarnos. Pero nuestra relación no servía.
Negué con la cabeza y le exigi que buscará a Mía, me
quedaría un rato a esperar su regreso. Extrañaba a la
pequeña niña que solía mirar mi teléfono sin permiso.
Tras recoger el ordenador que había dejado, escuchó como
la puerta se abre. Los chillidos de Mía inundaron mis oídos.
Una sonrisa se expande por mi rostro y salgo corriendo
para abrazarla.
—¡Connor!
—Pequeña demonio. Te extrañe—susurré
—¡Mamá me ha comprado un bebé! —exclamó. Miré la
muñeca en sus manos y puse una mueca de asco. Jamás
había visto un bebé tan feo.
Dejó a la pequeña niña en el piso y me enderezó. Las
cadenas del pantalón que traía, pegan contra mi pierna. En
estos últimos tiempos, me había gustado vestir así. Con
cadenas en el cuello y pantalones. Se sentía mejor que
cuando solo traía una sudadera.
Lewis se esforzaba en remarcar, que debía dar una buena
imagen de mí. Que no podía ser descuidado, y que mi
aspecto vendía más.
Mi madre se cruzó de brazos y se puso a cocinar. Tenía
entendido que prepararía tortitas de chocolate.
—Connor, pásame la harina. —pidió—¿Pueden sentarse en
la mesa?
Me senté en el mesón blanco y le mire fastidiado. En
cambio, Mía solo accedió feliz, sentándose junto a mí.
—Quería disculparme. Por ser mala madre, desde que su
padre se esfumó. No he sabido sobrevivir. Ni criarlos —
sollozó
—Yo...Yo lo siento por gritarte. Me ha costado vivir sin
tenerte cerca.
—Connor, todo va a salir bien. Vamos a cambiar esto, nos
veremos más seguido y se solucionará.
Asentí—¿Por qué has cambiado de opinión tan rápido?
—Porque cuando salí a buscar a Mía, me enteré de que a mí
amiga. Se le murió su hijo. ¿Es duro sabes? Verla llorar,
gritar y desmoronarse. Es como si la vida me hubiera dicho
que valorará lo que tenía —sonrió triste.
A pesar de que mi madre solía ser una mujer dura. Entendía
como se sentía, la muerte de un familiar siempre aterra. Y
cuando sucede... Cuando sucede solo toca esperar, sentir,
llorar.
La envolví en mis brazos y me aferre a ella. Mi hermana
hizo lo mismo, sus pequeños brazos estaban fijos en
nosotros y algunas lágrimas se deslizaron por las mejillas
de mi madre.
Me separé por causas ajenas, mi móvil empezó a sonar y
un Lewis furioso respondió. Resulta que había una junta a
la que debía asistir, hace más de una hora. No la recordaba.
Pensaba que hoy era mi día libre, incluso iría con Dove a la
granja.
Pasé mis manos por mi cabello frustrado.Y rodé los ojos.
No pensaba cancelar mis planes con Dove. No habíamos
salido mucho, desde que éramos novios. Quería guardar
momentos con ella. No echarlos a la basura. Le corté a
Lewis y apague el teléfono.
Mañana la bronca sería grande. Pero la chica con pecas y
gafas valía la pena. Me despedí de mamá y antes de salir
agarró mi mano.
—¿Amas a esa chica Wells? —Asentí.
—Estoy enamorado de ella. Dejaría todo por ella.
Negó con la cabeza
—Jamás dejes algo por una chica.
Puse una mueca y me aparte. Pasaría a recoger a Dove,
iríamos a la granja y le mostraría los tulipanes que me
recordaban a su presencia.
Cuando llegué a su casa, le sonreí a su madre y tomé la
mano de Dove para irnos. Las personas me miraban con
rareza. Siempre era lo mismo. ¿Como ese chico podía estar
con alguien así? ¡Que gorda está!
Siempre apretaba los puños y me relajaba. O al menos
intentaba hacerlo. Las personas no veían más allá del
físico, no entendía que ella era perfecta, que sus ojos
resaltaban con la luz. Y que su sobrepeso no era un
impedimento para amarla. Yo era el afortunado. Era
afortunado por estar con ella.
—¿Como te fue hoy gafas?
—Bien —sonrió—Luke me llevo chocolates y acabó
comiéndoselos. ¡Siempre hace lo mismo!
Soltó una carcajada y yo sonreí. Típico de Luke. Solía
hacerme lo mismo también. Me llevaba galletas y luego se
las comía de a poco. Era un tonto.
Manejé más rápido, la chica junto a mí, se quedaba viendo
los árboles pasar. Sonreí y me coloqué los lentes de sol.
Bajamos del auto y tomé su mano para correr al
invernadero.
—Estos son los tulipanes que me recuerdan a ti—Tomé dos
de ellos. Uno se lo coloque en el cabello. Y el otro se lo di.
—Son preciosos —sonrió—Wells quiero que nos casemos.
Tósi y agarré mi pecho. ¿Que había dicho?
—¿Que dices?
—Quiero que nos casemos—afirmó—Cuando estemos más
grande, digo. Si quieres.
—Nos casaremos—Le afirmé—Seremos los novios más
hermosos de todos. Nos tendrán envidia. —Me recosté de
la estantería de madera y se cayó. Mis ojos se agrandaron,
y puse una cara de terror. Había roto algo. Que ni siquiera
era mío.
—Joder
—Agarralo. Rápido Wells.
—Si, ya voy.
Las cosas se seguían cayendo, Dove intentaba tomar todo
en sus manos. Y entonces entró la señora.
—¿Pero qué has hecho niño?
«Mierda»
—Se cayó. Iba a tomar ese frasco y se ha caído —mi voz
tembló. La señora notó como mi cara se ponía más pálida.
Y de su garganta sólo salió una carcajada.
—No te preocupes.
Capítulo 18
Dove Hersel.
La señora del invernadero sólo había sonreído. Le pidió a
Wells que le pasará algunos instrumentos y así acabo
solucionando el problema.
Mi novio parecía estar asustado, se había disculpado más
veces de lo necesario. Incluso se ofreció a limpiarle el
invernadero. La encargada se negó en innumerables
ocasiones.
Cuando salimos de allí con mis tulipanes y una rosa. Wells
tomó mi mano. Compramos un libro en la librería más
cercana. Y nos fuimos directamente a un espacio solitario.
Sólo había césped, las aves se veían a lo lejos. El silencio
inundaba mis oídos y cerrar los ojos era fácil.
El tiempo estaba a mi favor, el viento chocaba contra mi
rostro haciendo que mi cabello se fuera hacía atrás. Me
sentía en una película. Como si estuviera viviendo mi propia
historia de amor. ¿Por qué eso es lo que hacía no?
Vivía mi historia.
Connor, se sentó junto a mí y colocó el libro en su regazo.
—Leeremos un poco. ¿Que dices?
—Estaría bien, deseó que no se acabé jamás—sonreí
—Jamás va a acabarse, gafas. Somos eternos, somos
inigualables.
—¿Y si aparece alguien más guapa que yo?
—Entonces, te seguiré amando. Porque nadie podría
compararse contigo.
Sonreí, tomé el libro. Y me acosté en el césped junto a él.
Éramos dos jóvenes ebrios de amor. Éramos dos jóvenes
esperando que el destino nos quisiera juntos.
Mamá siempre me decía que buscar el amor, era estúpido.
Debía esperar, debía acostumbrarme a que las cosas
llegaban solas. Que el amor no se busca. El amor llega.
Tras pasar toda la tarde en la granja. Decidimos volver a
casa, el viaje fue más largo de lo que recordaba. Puse un
audífono en mi oreja y el otro en la de Wells. Ambos
escuchábamos "Boulevard of Broken"
Mi parada llegó y tocaba el momento que menos me
gustaba. Despedirnos.
—Odio las despedidas.
—Vendré a buscarte por la tarde—Sus labios rozaron los
míos y sonreí.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo—afirmó.
Entré a casa y Rafael estaba ahí.
—¿Sabe que vives conmigo? —preguntó viéndome.
—No lo sabe. Solo sabe que me quedó en casa de alguien,
por problemas familiares.
—Bonita. No tientes tu suerte.
—¿A que te refieres Rafael?
—Tu sabrás.
Se encogió de hombros y subió las escaleras sin decir nada
más. Su mirada se había endurecido, sus hombros estaban
rígidos y aquella sonrisa burlona que tenía había
desaparecido.
—¿Y Rafael? —Mi hermano dejó el móvil en la mesa y
miraba el lugar con ojos cansados. Aunque él no dijera
nada, sabía que la estresaba vivir ahí. No le gustaba vivir
arrimado y tener que compartir casa con alguien más.
—Esta en su habitación. Esta cabreado. No deberías entrar.
—¿Que haz hecho?—demandó.
—Me ha visto con Wells—murmuré—No se que le ha
sucedido.
—Esta celoso Dove, es obvio. —señaló—Ya deberías
conocer a los hombres. Te la pasas con ellos.
—¡Dos son gay! —me defendí.
Antón rodó los ojos y se alejó. No podía creer que Rafael
estaba celoso, siempre habíamos sido buenos amigos.
Pero no era momento de celos. Mis ojos estaban fijos en
Wells, en cómo caí su cabello, en la manera que movía sus
dedos cuando estaba nervioso.
Mis ojos no tenían lugar para otra persona. Respiré
sonoramente y toque la puerta un par de veces.
Rafael salió con el ceño fruncido.
—¿Que quieres? No estoy de humor
—Debemos hablar.
Entré a la habitación sin preguntar y me senté en la enorme
cama. Su cuarto era muy distinto al mío. Tenía dos
armarios, un balcón. Y millones de póster sobre los
Avengers.
Dato mental. Rafael es fans de Marvel.
—Tengo sueño Dove, hablemos más tarde
—No. Hablemos ahora.
Bufó—¿Que es tan importante?
—¿Te gustó Rafael? ¿Estas celoso? —su mirada estaba
puesta en mis ojos. Noté como las venas resaltaban en sus
brazos y la manera en la que fruncía el ceño.
—¿Quién te ha mentido de tak forma?—rió
—¿Eres tan cobarde como para negarlo?
—¿Crees que lo estoy negando?
—Creo qué si
—¿Que le pasó a la chica dulce? Es irónico. Puedes ser
inocente, incompresible e infantil. Pero hay una parte de ti,
que es dura. Y eso pocos lo ven. Es un placer.
—Rafael. No digas tonterías. Solo necesito asegurarme de
esto. Necesito saber que estamos bien.
—No estamos bien—Dijo acercándose a mí. Nuestros
rostros estaban a centímetros de distancia, mi corazón
estaba acelerado. Yo no pensaba engañar a Wells. Y aún
así, mi cuerpo no reaccionaba—Estoy perdidamente
enamorado, de la hermana gorda de mi mejor amigo. ¿Una
mierda no?
Cuando se separó sentía que podía respirar en paz. Sus
ojos no habían abandonado los míos.
—Yo amo a Wells—susurré—Más de lo que quisiera, más de
lo que merezco.
—No te confundas Bonita. Tu lo mereces a el. No el a ti. En
la relación, tu eres la mejor. Jamás lo olvides.
—Rafael, yo no...Yo no puedo corresponderte.
—¿Y crees que no lo sé? —preguntó sentándose. —He visto
tus ojos, lo miras como si fuera el cielo. Pero Dove, yo
estaré bien.
—Voy a mudarme mañana. No quiero causar más
problemas.
—Vale—asintió—Nos vemos, Bonita.
—Nos vemos —murmuré.
¿Era normal sentirme mal? No me gustaba verlo triste,
extrañaba su sonrisa burlona y la manera en la que se creía
lo mejor del mundo. Porque Rafael, era así. Sus ojos eran
desafiantes, era alto y mostraba una postura que te hacía
temblar.
Recogí todas mis pertenencias y Antón me miró desde
lejos. No dijo nada. Solo negó con la cabeza y se fue.
Así era mi vida. La enorme cama me recibió con los brazos
abiertos, mis ojos estaban pesados. Sentía mi cuerpo
desfallecer y al poco tiempo. Solo veía oscuridad
Connor Wells.
Los gritos de Lewis no me habían dejado descansar. Se
había pasado más de una hora. Diciéndome lo importante
que era aquella junta. No quería saber nada de eso. Mi día
con Dove fue increíble, nadie veía hacía arriba, las personas
siempre parecían ocupadas en el mundo exterior o en las
cosas que sucedían en el móvil.
Pero nadie era tan extraordinario, como para detenerse y
ver hacía arriba.
—¿Estas oyendo? —refutó—Si vuelves a faltar a una junta.
Dejaré de ser tu representante. El trabajo es más
importante.
—Dove también es importante—crucé los brazos.
—Wells. ¿Estas entendiendo? Ella es importante. Pero tú
vivirás del trabajo, no de Dove.
Asentí—Haré lo mejor que pueda. Intentaré no dejar ni a
Dove, ni el trabajo.
—Ella va a entenderlo—aseguró
—Se qué si. —Me levanté del mueble y tomé el jugo que
estaba en el mesón.
Luke se mudaría conmigo. Estaba harto de vivir en un lugar
tan estrecho. Así que hemos decidido compartir
apartamento. Mi mente lo había asimilado con rapidez,
prepararía el cuarto y solo esperaría que viniera a mudarse.
Jugué con mis dedos y el pensamiento menos esperado.
Llegó.
¿Que sería de mí? Ahora tendría que oír como Luke y
Dawson gemían. Como perros en celo. Removí mi cuerpo
incómodo y bufé. Lewis me miró extrañado, como si otro
ojo, hubiera aparecido en mi cara.
—¿Qué piensas imbécil?
—¡Tendré que escuchar a Dawson y a Luke gemir!
—Oh sí, deben follar como conejos. Ya sabes.
—Lo sé—Bufé. ¿En qué te has metido Wells?
Mi buen corazón me ha traicionado de nuevo.
—Imaginate querer dormir y que ambos estén gimiendo—
Lewis soltó una carcajada. Y continuó—¡Vamos Dawson
sigue! ¡Muévete más!—imitó.
—Joder solo cállate. Me das cáncer de oído.
Se encogió de hombros.
—Tendrás que acostumbrarte.
—Tendré que echarlos.
Luke apareció por la puerta principal junto con Dawson.
Ambos venían tomados de la mano, sus ojos solo estaban
fijos en el frente. Y mi sonrisa se extendió.
—Hola ¿Que hacían?
—Hablamos de ti.
—¿De mi? —preguntó Luke extrañado.
Ambos asentimos. Dawson se sentó junto a nosotros y
apartó un mechón de su cara
—Hablamos de cómo gemiras cuando Dawson meta su
chistri en ti
—Lewis, amigo. Déjame decirte que mis ventiuno
centímetros están bien cargados.
Soltó una carcajada—Intenta meterlo todo en Luke. Ya oiré
como Wells se queja de vuestras cochinadas.
—Es suficiente—contesté aterrado.
Todos soltaron una carcajada, menos yo. No podía creer
que estuvieran hablando de eso, me sentía un niño
encerrado en una jaula.
—Si llegan a follar en mi casa. Se van—anuncié
—Tranquilo Wells. Estoy seguro de que Dawson no meterá
a su pequeño amigo dentro de Luke. O al menos no cuando
estés despierto —insinuó
Tapé mis oídos y me hice bolita en la cama. No estaba
acostumbrado a hablar tanto de esto. Y menos a
imaginarme cosas que no quería imaginar. Me van a dejar
un trauma.
Un bufido salió de mi. Y Luke me dio pequeñas palmadas
en el hombro, para que me calmara. Sin embargo, eso no
sirvió de nada. Solo lo miré con rabia fingida y sonreí.
Extrañaba estos momentos. Lewis estaba sentado en el
mueble viendo el móvil. Luke estaba en la alfombra,
Dawson estaba en el mueble pequeño. Y yo estaba junto a
Lewis.
Todos estábamos viéndonos y a veces mirábamos el
teléfono. Por cuestiones de costumbre.
Dove Hersel:
Había conseguido un apartamento perfecto para mí, era
mediano. Tenía cortinas rosadas, una cocina repleta de
gabetines de cristal. Y ni hablar de la enorme habitación
que ocupaba.
Amaba este apartamento, el señor del alquiler era amable,
me había dado opciones de pagos, me dio tiempo para
decidir e incluso me regaló algunos accesorios para
colocarlos. Todo sé veía increíble. Llamé a Atón para
contarle la gran noticia, el se emocionó. Y me dijo que ya
estaba buscando un apartamento para él. No había sido
capaz de llamar a Rafael. No sabía cómo decirle, pero
terminaría haciéndolo cuando fuera a buscar mis cosas.
Me miré en el espejo de cuarto y puse una mueca cuando vi
mi cuerpo. Era gorda, era gorda y aún me costaba
aceptarlo. Pero de todas formas seguía siendo yo. No podía
vivir toda mi vida denigrandome y mucho menos
haciéndome sentir mal.
Salí del apartamento y cerré la puerta con llave. Wells me
esperaba abajo, con sus lentes de sol y camisa de vestir.
Estaba recostado de su auto y su cabello caía en forma de
ondas
«Estaba guapísimo»
Caminé hacía el sonriendo y le besé.
—¿Como te ha ido?
—Ha estado perfecto.
Sonrió
—¿Quieres que te lleve a tu casa?
—Wells—mencioné nerviosa—Vivo con Rafael
—¿Rafael?—sus manos se quitaron de mi cintura y apartó
sus lentes.
—Es el mejor amigo de mi hermano—murmuré—Es el chico
con el que me viste en el parque.
—¿Por qué no me dijiste? Dove, pensé que nos teníamos
confianza.
—No quería que te enojaras. Me daba miedo—confesé
Beso mi frente y sonrió—No estoy molesto, pero no vuelvas
a hacerlo.
—Wells. ¿Crees que amarme es malo?
—¿De que hablas?
Me encogí de hombros—Siempre nos miran raro cuando
estamos por la calle.
—La gente está loca. Y tú estarás más loca, si te pones a
escucharlos.
Asentí. Me introducí en el auto y fuimos a casa de Rafael. El
camino no fue tan largo, la música de la radio inundaba el
pequeño espacio y mis ojos pedían a gritos ser cerrados.
Anoche no había podido dormir bien, estaba ansiosa por
mudarme, no quería confundir las cosas con e mejor amigo
de mi hermano. Y menos hacer que sintiera cosas por mi.
Cosas reales. Es increíble que dos chicos extremadamente
guapos se hayan fijado en mí.
Me bajé del auto y le pedí a Connor que entre conmigo.
Tanto mi hermano cómo Rafael, estaban sentados en el
sofá. Alzaron su vista y Antón cerró los ojos.
—Muchas Gracias por todo—mencioné—Pero he venido a
recoger mis cosas.
—Bonita llévate lo que desees—sonrió
—No la llames así—farfulló Connor celoso.
—Puedo llamarla como deseé. Estas en mi casa después
de todo.
—Bien, entonces me iré. Dove, te esperaré afuera.
Connor Wells.
Mi sangre hervía, era la primera vez que me sentía celoso.
Jamás me había puesto así por alguien.
Respiré hondo y salí de la casa. Mi pie no dejaba de
moverse, mis manos sudaban y estaba nervioso. No solía
ser un hombre celoso, pero pensar en que Dove podría
enamorarse de el. Me daba miedo.
Miedo porque era la chica más perfecta que había
conocido, miedo porque sus ojos eran la luz que iluminaba
mi vida. Me puse los lentes de nuevo y Antón salió.
—Wells, lleva a mi hermana al apartamento.
—Lo haré. Después iré a ensayar
Lewis llevaba días enojado conmigo, no le gustaba que
faltará tanto a los ensayos y menos a las juntas a las que
debía asistir. Hace dos días, había ido a un concurso.
No duró mucho, solo habían pocas personas y los jueces
me rechazaron. Me dijeron que no tenía talento, que mis
ganas no eran suficiente y que mi voz. Solo era una voz
más.
Sentí impotencia, parado frente a esas personas solo
quería llorar. Me había calmado lo suficiente como para no
hacerlo. Preparé mis manos, y las solté.
Me retiré sin decir nada, mi mejor amigo me comentó que
lo había hecho bien. Que los fracasos son parte de la
carrera. Y que era normal no haber ganado. Siempre
sucede.
—Lamento haber tardado.
Negué con la cabeza. Y tomé sus maletas para llevarlas.
El camino fue silencioso, no estábamos mal, pero aún así.
El silencio era suficiente.
Cuando llegamos al nuevo apartamento de gafas. Le di sus
cosas, y besé su mejilla.
—Nos vemos mañana pecosa.
—Nos vemos guitarrista.
Ensayar
Estudiar
Hablar con Luke.
Las tres cosas fundamentales en la lista de Connor Wells.
Regresé a casa. Una hora después de estudiar salí de la
habitación. Busqué un vaso de agua, en las gavetas de
vidrio y serví hielo.
Odiaba el agua caliente
—Pensé que nunca ibas a salir—sonrió
—¿Ya has terminado de follar con Dawson? —reí
—Justo venía a invitarte. ¿No quieres hacer un trio?—se
burló
Puse una mueca horrorizado y negué.
—Solo quiero follar con Dove—reí incómodo.
—¿No han follado aún? Pensé que ya habían follado más de
cien veces
—Luke, yo puedo mantener mi pene entre mis piernas. Tu
no
—¿Y no te aparece follar con ella? Ya sabes, antes de irte
—¿Antes de irme? No me iré a ningún lado.
—Cierto—sonrió nervioso—Me refiero a que. Ya sabes, solo
háganlo.
—Ella no está lista, no voy a forzarla.
—Si que la amas. Mañana iré a verla.
—Yo saldré con ella por la tarde. Reserve el metro.
—¿Lo reservaste?
—Le pague para que me lo dejara toda la tarde.
—¿Cuánto gastaste?
—Es secreto—sonreí
Jamás olvidaría a la chica que me enseñó la realidad.
Dejé el vaso sobre la encimera. Luke comía Doritos y
jugaba con ellos en su boca. Asqueroso.
Llamaría a Lewis para saber que haríamos. Mañana por la
mañana me daría una noticia importante o al menos lo
haría en estos días. El mundo de la música era estresante,
te enseñaba cosas y a la vez. Te hacía sentir solo. ¿Valía la
pena? Sin duda.
Hacer lo que te gusta, siempre será lo mejor. No importa
las veces que falles. Siempre te irá bien, si persistes.
Y que puedo decir, estaba acostado mirando el techo. Dove
venía a mí mente, estaba enamorado de ella, sus pecas.
Sus lentes. Todo de ella era perfecto.
Los días pasaban con rapidez cuando no podía verla. Me
sentía un muerto viviente, vagaba con insomnio en la casa y
me restregaba los ojos una y otra vez.
No podía dormir, debía mantenerme despierto. Terminaría
de escribir ciertas canciones y me iría dormir.
El plan consistía en dormir por la mañana, salir por la tarde
con Dove y vagar por el mundo como dos locos
enamorados. Quería pasar la tarde con ella en el metro.
Quería cantarle y acostarnos hablando de lo que sea.
Deseaba tatuar cada momento junto a ella, en mi piel.
¿Estaba enamorado? Lo estaba, sin duda. Ver sus ojos,
sentirla era simplemente perfecto. Mamá decía que cuando
me enganchaba con alguien, era difícil alejarme. Y era
cierto, jamás pude ni siquiera dejar a Lewis.
Tras pasar toda la noche componiendo canciones, me
quedé dormido en el escritorio. Una fina línea de baba caía
por mi rostro. Y ni siquiera llegué a sentirla.
Dove Hersel:
Luke estaba sentado junto a mí. Comía helado y veía
"Naruto". Un anime que lo había envuelto por completo. El
CD lo había agarrado del cuarto de Atón. Se suponía que
hoy iría a ver a mamá. Pero tal vez lo deje para mañana.
—¡Esta buenísimo! —Habló con la boca llena—No puedo
creer que nunca lo había visto.
—A Antón le gustaba mucho. Siempre lo veíamos juntos de
pequeños—sonreí
—Es muy bueno. Antes pensaba que era para niños. Por eso
no lo había visto—confesó
—Dove
—¿Si?
—Debes estar preparada. Mañana no será el mejor día de
todos.
—¿De que hablas?—Dije tomando un poco de helado.
—Ya lo verás. ¡Pero a ver! Pon el otro capítulo—exclamó
feliz.
Lo miré con desconfianza. Sentía que me estaba ocultado
algo, sentí que era algo que me iba a doler. Y no quería
sufrir. ¿Que sería tan grave? Esperaba no terminar
destruida de esta situación.
Luke jamás me había mentido. Y podía tomar esto como
ocultar información. No era mentir o eso esperaba. Eso
creía. Eso yo quería creer.
Capítulo 19
Luke se había ido al apartamento. Me estaba arreglando
para ver a Wells e ir al metro. No sabía muy bien que
haríamos. Pero estaba dispuesta a permanecer con el toda
la tarde.
Cuando escuché la puerta sonar, baje rápidamente y salté
encima de él. Mis brazos envolvieron su cintura y dejó un
beso en mi cabeza.
—Mira lo que conseguí—Sus manos mostraron un llavero en
forma de libro. Sonreí ante sus ocurrencias, y lo tomé.
Entre mis manos estaba un pequeño llavero. Era hermoso,
tenía detalles chicos y en letras pequeñas decía: Gafas.
Besé a Wells en los labios y salimos corriendo hasta el
metro. Saludé al chófer y nos sentamos lejos de él. En el
fondo, habían algunas sábanas y almohadas que
adornaban el lugar.
—Espero que te guste—murmuró nervioso—Pasaremos la
noche aquí.
Asentí—¿El chófer se quedará?
Negó—Solo hasta las seis. Después estaremos solos.
¿Esto es amor? Sí, muchas mujeres se conforman con
menos, deberíamos estar acostumbradas a ser tratadas
como princesas, como si todo en El Mundo fuera muy poco
para nosotras.
Mi padre siempre se acordaba del aniversario de mamá, le
compraba regalos y nos pedía que le dejáramos la casa
libre. Siempre fue un hombre detallista, le gustaba sacar a
mamá a comer. Le llevaba rosas y también le compraba la
ropa que le gustaba. Escuché como la lluvia caía sobre el
techo del metro. Connor se levantó y le pidió al chófer que
se detuviera.
—Vamos afuera
Salí y vi la playa. Podía oír el sonido de las olas y sentir el
viento pegando en mi rostro. La arena estaba incrustada en
mis pies, moví mis dedos para sentirla mejor y sonreí.
—¿Quieres bailar?—preguntó divertido.
—Pero no hay música. No me gusta bailar—contesté
nerviosa—No sé bailar Connor.
—Eso no importa Gafas. Lo importante es que estamos
juntos. Podemos bailar ahora—rió
Me acerqué a el dudosa, agarró mi mano y empezamos a
bailar de un lado a otro, no seguíamos ningún ritmo. O
probablemente sí, probablemente estábamos siguiendo el
ritmo de nuestro corazón, aquel ritmo que nos unió desde
el primer día.
Nos conocimos en este metro y bailamos a metros de
distancia de él. Parecía ser el metro que llevaba nuestros
sueños. Un metro lleno de esperanza y amor. El chófer nos
indico que ya era hora de irnos. Nos adentramos y nos
sentamos al final del pasillo.
Connor se recostó en uno de los asientos y yo me acosté
encima de él. Cerramos los ojos y esperamos hasta llegar a
nuestro último destino. El camino fue largo, parecía que
habíamos recorrido toda la ciudad, pero no estábamos ni
cerca de haberlo hecho.
Las luces se apagaron, desperté a Wells y el solo mencionó
que era parte del protocolo. Resulta que el chófer nos había
dejado. Y sé había ido. Las lleves estaban puestas en su
asiento y las luces estaban apagadas para no dar indicio de
que alguien estaba ahí.
—Connor—Le susurré
—¿Si?
—¿Puedes besarme?
—No es algo que debas pedir—Su lengua se enrosca con la
mía y sonrió en medio del besó.
Connor Wells.
La situación se estaba descontrolado, mis manos estaban
acariciando su vientre. Dove solo jugaba con la orilla del
pantalón y camisa. ¿Hacía calor? O tal vez era solo yo.
Ella me quito la camisa y yo hice lo mismo, su cuerpo era
precioso. Tenía lunares por todo el pecho, no estaban
juntos, eran lunares regados. Parecían pecas, le pedí
permiso para apartar su sostén y ella asintió.
Los dedos de Dove tiraron de mi cabello y llevaron mi boca
a su piel. Acariciarla, saborearla. Eso hacía que mi mente se
fuera a otro lugar. Fuera de la conciencia.
Me pongo de pie demasiado pronto y le levantó una pierna
para que me rodeé con la otra. Un fuerte gemido se escapa
de sus finos labios. Cuando la levantó y la penetró de
espacio gime con más fuerza. Como si algo se estuviera
desgarrando en su interior.
—Joder... -Dejo escapar. Mi voz apenas se escucha, parece
un susurro pequeño e inaudible.
Quedó alucinado por lo caliente y húmeda que está. Dove
cierra los ojos cuando empujó hacía delante, la saco y la
vuelvo a llenar. Lucho contra el impulso de metérsela más
al fondo, porque se que le dolerá.
En vez de eso, me muevo lentamente, permitiendo que mis
manos viajen por su cuerpo, tocando partes que deseaba
tocar desde hace un tiempo. Le dejo besos húmedos por su
cuello, un chupetón se forma de forma rápida y voraz. La
chica debajo de mí, no me riñe por eso. Al contrario se
mueve para que me incruste más en ella.
—Wells—gime con dulzura
Su respiración me indica que se esta corriendo a mi
alrededor. La idea de correrme por primera vez con ella
hace que me vuelva loco. Mi cuerpo se cae con lentitud
sobre ella mientras gritó su nombre.
—Te amo —jadeo con los ojos cerrados.
—También te amo, bonita.
Me aparto con delicadeza y tomó uno de los pañitos que se
encontraban ahí, limpio su cuerpo con cuidado. Como si
tuviera miedo de romperla. Pero justo, cuando iba a prender
la luz. Dove grita y niega con la cabeza.
—No la enciendas
—¿Por qué? —indagué
—No quiero que veas mi cuerpo... Bien—cubrió sus ojos—
Siento que vas a salir corriendo.
Aparté sus manos de su cara y le sonreí con delicadeza.
—Jamás podría salir huyendo. Eres todo lo que quiero, todo
lo que necesito.
—Oh, Connor Wells. No se cómo puedes decir esas cosas
con tanta facilidad—expresó.
—Prefiero expresar mis sentimientos, antes de ocultarlos y
arrepentirme después.
Encendí la luz y la miré. Estaba completamente desnuda,
sus mejillas sonrojadas y mi corazón latiendo a mil minutos
por segundo. Era preciosa, no podía creer que tuviera
miedo de semejante cuerpo.
—Deja de mirarme
—¿Por qué? Me gusta mirarte.
—¿Me pasas mi ropa?—señaló—Así me sentiré más
cómoda
—Ten—Le entregué su ropa. Y me coloqué el pantalón, la
guitarra que había traído la tomé. Recordé una de las
canciones de Harry Styles que le gustaba a Dove. Así que
empecé a tocarla mientras la veía ponerse mi camisa.
Sus ojos estaban brillando. Los míos estaban deleitados. Y
el amanecer nos indicaba que era hora de irnos.
Recogí todo y escuché las voces de los encargados. Mi
pecho se aceleró, estaba asustado. Tomé la mano se Dove
y nos escondimos de tras de una puerta. Las sábanas ya
estaban guardadas en el bolso, junto con las almohadas y
luces. Cuando los señores salieron, agarré el bolso, tomé la
mano de Dove. Y salimos corriendo.
Ellos notaron nuestra presencia y corrimos más fuerte
mientras reíamos. Jamás olvidaría este día. Ese metro
estaba lleno de experiencias y anécdotas.
Dejé de verlos después de un rato, yo seguía sin camisa. Y
Dove solo traía mi camisa y su pantalón. Nuestros cabellos
estaban desordenados. Llevé a Dove a su apartamento y yo
me dirigí al mío. Los chicos estaban ahí, sentados viendo la
televisión.
—Te has tardado ¿No?—Sonrió Luke.
—Estaba divirtiéndome.
—Hueles a sexo—se burló Dawson—¿Follaron mucho? Tu
cabello me dice que sí.
Un rubor se extendió por todo mi rostro. Me sentía
apenado. Así que solo moví la cabeza y miré a otro lugar.
—Deja de decir tonterías.
—Chicos—Lewis apareció con unos papeles en la mano.
Estaba cansado, tenía la respiración entrecortada y sus
manos estaban apoyadas de su rodilla-Lo hemos
conseguido.
—¿Que hemos conseguido?—pregunté sentándome.
Lewis cerró la puerta y se sentó en la mesa.
—Wells una de las mejores discográficas te quieren. Tienes
que irte a España.
—¿Que?—respondí estupefacto—No juegues con eso Lewis.
—Mierda Connor. ¡Felicidades!—Saltó Luke
—Sabía que Lewis lo lograría—asintió Dawson.
¿Ellos lo sabían? Por eso Luke había dicho que me iba, el
sabía la situación y nunca pudo mencionarlo. No podía
creer que uno de mis sueños se había hecho realidad.
Podía cantar en medio de miles de personas, hacer giras y
conocer a las personas que me admiran.
Todo eso era simplemente un sueño, parecía tan lejano y
tan fuera de mi alcance que no podía asimilar la situación.
Es increíble, como de la noche a la mañana todo podía
cambiar.
Miré a Lewis con una sonrisa y le abracé.
—Gracias por todo.
—De nada—susurró—Pero, Tendrás que dejar a Dove. ¿Lo
sabes verdad?
Quieto. Así había quedado, no había pensando en lo mucho
que le iba a doler esto a mi pequeña. No se me han cruzado
por la cabeza que debia dejarla. No podía hacerlo, ella
siempre fue la chica que estuve esperando. No podía
permitir que justo cuando estábamos de maravilla, las
cosas se echaran a perder.
«No iba a dejarla» Estaba dispuesto a dejar mi sueño por
ella.
—Solo son cuatro años—continuó Lewis-No es necesario
que terminen, ¿Pueden seguir juntos no? —susurró
Negué—No iré. No pienso dejarla. Lo lamento Lewis, pero
rechaza la oferta.
Me dolía decir eso, era mi sueño. Y lo estaba dejando por la
chica que amaba. ¿Valía la pena? Sin duda.
Los tres pares de ojos estaban sobre mí, no dijeron nada.
No decían nada. Solo me miraban. Me alejé de Lewis y
apreté con fuerza mi mano.
—Iré a dormir.
—Wells no, no deberías dejar esto. Es una oportunidad
increíble.
—Dove también es una oportunidad increíble—finalicé.
Entre a la habitación y toque un poco la guitarra.
"Youngblood" era lo que sonaba en mi habitación. Seguía
sin camisa, seguía sin ganas y estaba dolido por la decisión
que tome. Pero sabía que era lo mejor, esto era lo que ella
hubiera elegido. Esto era lo correcto.
Dove Hersel:
No había hablado con Wells desde que llegó. Suponía que
debia estar ocupado, así que me bañé, me limpié el cabello
y me estiré sobre la cama. Una llamada entró en mi móvil y
lo cogí.
«¿Puedo ir a tu casa?
«Claro, te espero aquí»
Luke pocas veces me enviaba mensajes, se me hizo
extraño no haber recibido una llamada. Podía admitir con
todas mis ganas, que hacer el amor con Wells fue
maravilloso. Jamás me sentí tan viva, tan cuidada, tan
amaba. Sus manos me tocaban con tanta delicadeza que
recordarlo hacía que mi piel se erizará.
Tras pasar unos minutos, Luke entró al apartamento. Le
había regalado una llave para que entrara con frecuencia.
Así que ahora se privaba de tocar la puerta.
—Tenemos que hablar.
—¿Que sucede?—Dije rascando mis ojos. Tenía sueño. No
había dormido nada desde ayer. Luego de que Luke se
fuera, pensaba dormir un rato y arreglarme para mañana.
—Una de las mejores discográficas está interesada en
Wells.
—¿Que?—chille—No puedo ser. ¡Luke eso es genial!
Feliz. Esa era la palabra que describía lo que sentía en
estos momentos. No podía creer que Wells, por fin
conseguiría su sueño. Me senté en el suelo junto con Luke y
le sonreí. Pero él no parecía feliz, sus ojos me decían que
algo andaba mal.
—Tiene que irse Dove. El debe irse a España.
«España ¿Irse?» No, no podía irse. No podía perderlo. No
quería dejar de ver a la persona que más quería en mi vida.
Algunas lágrimas salieron por mi rostro y las aparté.
—No quiero que se vaya—susurré
—No lo hará—negó—Te ama lo suficiente como para perder
su sueño por ti. Ha eso venido Dove. El no puede perder
esto, el debe seguir su camino.
Asentí. Pese a que me doliera, Luke tenía razón. Connor no
podía perder la oportunidad de su vida, por mí. Aún me
costaba creer, que el quisiera dejarlo todo por mí. Me
costaba creer que alguien podía amarme tan intensamente.
Respiré profundo y le pedí a Luke que me llevará con Wells.
El asintió, sabía muy bien lo que haría. Entraría y hablaría
con el.
Ese era el plan, hacerlo cambiar de opinión. Convencerlo de
que irse de lo mejor, yo debía hacer algo para que
cumpliera sus sueños. Connor había hecho mucho por mí.
Y yo había hecho muy poco por él. Así que se lo debia.
Podíamos mantener contacto por medio de zoom o hablar
por WhatsApp. Haríamos que esto funcionará.
Entre al apartamento y Dawson me miró.
—Mucha suerte—susurró
—Gracias.
—Luke y yo nos iremos. Lewis está adentro, espera a que
salga.
Asentí. Los vi irse y me acerque a la puerta. Lewis estaba
hablando con Wells. No podía verlos, pero si escucharlos.
—Connor debes irte. Dove lo entenderá.
—No importa Lewis. No importa que lo entienda, yo no quiero
irme. No me iré.
—Mierda Wells. ¡Esto va a solucionar tu vida!—gritó
—¡No me importa idiota! ¡Si ella no está conmigo no importa!
Mi corazón se encogió. A puso pequeño, no podía creer que
el enserio no pensaba irse. Su seguridad me sorprendía y
mi corazón había entendido que debía dejarlo. Que la única
forma para que Wells se fuera era alejándome.
—Haz lo que quieras.
Me aparté de la puerta y salí corriendo hacía la sala. Lewis
me miró asombrado y negó. Una pequeña lágrima se
deslizó. Pero me decize de ella con rapidez.
—Connor, debemos hablar—Dije sería.
—Pecosa—sonrió—Pensaba ir a verte.
Cuando se acercó para besarme, puse una mano en su
pecho. Le mire con ojos cargados de dolor. Pero intentaba
ocultarlo.
—Terminamos. No quiero volver a verte—solté—Me he dado
cuenta de que no te amo
—¿Que dices?—susurró—Dove, no se qué dices.
—Solo quería usarte. Y lo conseguí. Ya obtuve lo que quise,
así que no te quiero ver más.
«Dolía» Soltar tantas mentiras juntas dolía. Lo amaba. Sus
ojos estaban llorosos, las lágrimas ya empezaban a salir.
Estaba roto y podía verlo. Estaba rompiendo en pedazos a
Connor Wells.
Y me arrepentía, claro que sí. Pero ya no había vuelta atrás.
—¿Luke te lo dijo? ¿Que me iba? ¿Es por eso que estás
haciendo esto? Yo no me voy gafas—intentó tomar mi
mano. Pero me aleje—Me quedaré aquí, por ti. Por mi, por
nosotros.
Negué—No sabía que te ibas, no me importa. Y no quiero
escucharte. Hemos terminado, no me busques más.
Di un paso hacía atrás y su grito me partió en dos.
—¡Te he dado todo! ¡Te ame, Te amo Dove! ¿Que más
quieres de mi? —susurró llorando—Te daré todo lo que
desees. Pero no me dejes, no me dejes por favor.
—Lo lamento mucho Connor—salí corriendo con lágrimas
en los ojos y oí como se caían las cosas de su habitación.
No podía creer lo que había hecho, le había causado el
dolor más grande de su vida. O eso pensaba. Cuando
estaba saliendo un poco más lento. El apareció, con su
mirada perdida, cabello desordenado y torso desnudo.
—Tu podías hacerme daño, destruirme. Pensé que no serías
capaz de hacerlo, pensé que eras diferente. Pensé que me
amabas—susurró lo último—Que te vaya bien Dove—Cerro
la puerta de un golpe y me derribe ahí mismo.
Lloraba en silencio, intentado que Wells no saliera,
intentando que no notará lo mucho que me dolía a mi
también. Quizás destruí nuestro amor, pero estaba segura
que cumpliría su sueño. Estaba segura de que haría todo lo
posible para olvidarme.
Caminé aún con lágrimas en los ojos. Llegué al
apartamento y empecé a escribir una carta. Una carta para
despedirme de el, una carta que esperaba que Lewis se la
diera cuando se fueran. Cuando estuvieran lejos de mi. O al
menos, cuando pasaran meses. Cuando yo esté segura de
que no podrá irse.
Para: Connor Wells
Alías: Guitarrista
De: Dove Hersel. Gafas para ti.
Connor Wells. Amor de mi vida, y esperanza. Nos conocimos
en un metro, solo había oído tu voz y ya habías hecho que mi
cuerpo se erizará. Cuando vi tus ojos quedó cautivada. Tal
vez no lo sabía, pero mi cuerpo si, internamente sentía que
éramos algo más que eso.
Tu voz es preciosa, tienes talento. Y desde antes eres mi
Harry Styles, tal vez nunca lo admití. Pero ahora lo sabes.
¿Te amo? Completamente. Te amo tanto que he decidido
dejarte ir. He pensado que tu carrera era más importante,
porque es así. Tu debes vivir tu vida. Conviértete en lo mejor
que puedas.
Connor. Esto no es una adiós, es un hasta pronto. Quizás me
odies, quizás no quieras volver a verme. Quizás nuestro
amor quede roto después de esto. Pero mis sentimientos
nunca van a cambiar. Me sentaré en aquel metro todos los
días, sin falta.
Cumpliré mi promesa y te estaré esperando en el metro que
nos conocimos. En cinco años, a las cuatro de la tarde,
estaré ahí. Escuchando la última canción que saques. Así
que, perdóname, nunca jugué contigo. Todo fue por tu bien,
por ti, por nosotros.
Dejé la carta a un lado y llamé a Lewis. Necesitaba que
viniera a recogerla. No sabía cuándo se irían, no sabía si
Wells realmente se iría. Pero esperaba que sí, después de
todo no hice lo que hice para verlo estancarse.
Su mejor amigo no tardó mucho en llegar, abrí la puerta. Y
me abrazó, las lágrimas cayeron en forma de cascada.
Estaba dolida, rota y no sabía muy bien que hacer.
—Gracias—susurró—Wells no dejó de llorar, gritó y me llamo
cuando te fuiste—confesó—Supe que Luke tenía algo que
ver, lo vi en tus ojos cuando salí.
—Yo... No podía dejar que Connor desperdiciará está
oportunidad
Asintió—Hiciste lo correcto, el va a ir. Ya me lo ha dicho,
nos vamos mañana a las ocho.
—¿De la mañana? —pregunté alejándome
—Si, puedes ir.
Negué—No creo que sea correcto. Lewis, dale esto por mí—
Le entregué la carta—Se lo das cuando haya pasado un
mes, cuando el ya haya firmado y no pueda irse.
—¿Estas segura? —Dudo
—Si, cambiaré de número. Te hablaré desde el nuevo
número cuando lo cambié ¿Te parece?
—Si, muchas gracias Dove. Hiciste a Connor más feliz de lo
que crees. Se la daré. Y siendo sincero voy a extrañarte
—También yo—Nos abrazamos por última y vez. Y el salió
dejándome sola, vacía y rota.
Capítulo 20
El día de hoy, Connor debe irse. Estaba sentada en la
azotea, traía solo un pijama de rayas y mis brazos envolvían
mis piernas.
No había dejado de llorar, solo me había dedicado a ver
cómo caía la lluvia, mi nariz estaba roja y mis ojos estaban
hinchados. Me dolía, en media hora Connor estaría volando
a otro país. A kilómetros de distancia de mí.
Habíamos pasado tantos buenos momentos, que aún no
decidía cuál era el mejor. Mi cabeza dolía, sentía que en
cualquier momento estallaría del dolor. Estiré mis piernas y
agarre el móvil. Tenía varios mensajes de Luke, Dawson y
Lewis.
No había contestado desde ayer, no había tenido la fuerza
de voluntad para hacer algo que no fuera llorar.
Dawson
«Idiota ¿No vas a ir?»
«Wells ya me está estresando con su llanto»
Luke
«Dove, deberías ir. Vamos a esperarte»
«Connor no ha podido dejar de llorar. Parece que va a morir»
«¿Vendrás?»
Lewis
«El vuelo se ha adelantado. Deberías venir»
«¿Dove?»
Wells no había dejado de llorar por mi culpa. Sin embargo,
el se iría. Y yo quería verlo una vez más. Tomé un vestido y
me lo puse con rapidez, me hice un moño desordenado y
llamé a Antón para que me llevará.
Hace días se había comprado un auto, estaba emocionado
y salió corriendo a contármelo. Mi sonrisa no era la misma.
Y el supo que algo pasaba, le conté lo que había sucedido y
el empezó a acariciar mi cabello.
Cuando menos lo esperaba. Antón estaba frente a mí. Jaló
mi brazo y me llevo corriendo hasta el auto. Estaba
manejando más rápido que de costumbre, llegamos y corrí.
Antón estaba a mi lado.
Entonces, rodeada de personas que no conozco, lo vi. A
metros de distancia, con su playera negra y sus jeans
rasgados.
—Debes acercarte—murmuró Antón—Debes hablar con él.
—No—negué—No puedo
—Vamos Dove ¿Dejarás que se vaya así? ¿Pensando que
solo fue un juguete para ti?
—No puedo hablarle. No puedo acercarme—susurré
Me escondí detrás de un pilar y cerré mis ojos, cuando lo
abrí. Wells ya se estaba subiendo al avión. El amor de mi
vida estaba a punto de irse, ya no lo vería más. Y no sentiría
su piel.
Todas mis ganas, todo mi amor, lo expulsé. Me paré a
metros de distancia. Y cuando solo le faltaban dos
escalones para desaparecer grité:
—Lo lamento Connor Wells—Las personas estaban
viéndome. Mi rostro estaba lleno de lágrimas—Lamento
haberte roto a sobremanera
Subía y bajaba. Mi pecho estaba alterado y mi corazón no
dejaba de latir. Observé como apretó sus labios y como una
lágrima cayó de su mejilla. Pero aún así, el no me dijo nada.
Solo a introdujo en el avión y se fue.
Mis rodillas tocaron el piso. Mi mano estaba sobre mi
pecho y lo único que podía hacer era llorar.
—Vuelve—grité—Solo vuelve—Terminé susurrando.
Luke corrió hasta a mí y se lanzó al piso para abrazarme.
Antón acarició mi cabello. Y me levanté.
—¿Te llevo a casa? —preguntó Antón con delicadeza.
Asentí limpiando las lágrimas y sonreí algo triste. Connor
se había ido para vivir su vida, para cumplir con sus sueños.
Y para convertirse en el próximo Harry Styles. Y estoy
segura de que podrá hacerlo.
Me monté en el auto y Luke se quedó viéndome a través del
vidrio. No lo podía asimilar. Aún no había podido asimilarlo.
Y aún así llegue al apartamento y me quedé ahí. Encerrada,
tirada en el piso y recostada de la puerta.
¿Estaba llorando? Sin duda, no podía dejar de hacerlo. Le
mentí a Antón diciéndole que estaría bien, que todo lo que
había pasado lo podría superar rápido. Y no había mentira
más grande que esa.
Me levanté del suelo. Y decidí ir a visitar a mamá, no
quedaría nada de mí, si seguía estando sola y con el
silencio abordando mi mente.
El camino se me hizo largo, como si nunca hubiera ido ahí.
Como si el tiempo pasará de otra forma y visitar a mi
madre fuera lo menos que había hecho. No la había visto ni
una vez desde que me mudé, y regresar así me parecía una
mierda. Pero no había opción, era esto o acabar peor.
Toqué la puerta con toques pequeños y mi padre salió. Vio
mis ojos llorosos y me abrazó fuerte. Sentí como pequeñas
gotas de deslizaban por su mejilla.
—Te había extrañado hija.
—Yo también papá... Yo también te había extrañado.
—¿Que sucedió? ¿Como está Antón?
Entramos a la casa y le conté que Antón estaba bien, que ya
había conseguido un apartamento y que hasta incluso se
compró un buen auto. Mi papá parecía maravillado, estaba
orgulloso de nosotros. Me contó lo que había hecho estos
días, el trabajo nuevo que consiguió y las horribles comidas
que mamá había empezado a cocinar.
Mi madre había salido, llegaría a eso de las cinco. Pensaba
quedarme viendo la tele junto a papá y comer helado de
fresa. Así pasaría mejor lo que sentía.
Me preguntaba que estaría haciendo Wells, si estaría
viendo la tele o estaría comiendo alguna de esas cosas que
tanto le gustaban. Bufé en mi asiento y rodé los ojos.
—Cariño, ya llegué —Mi madre alzó sus vista y sonrió
abiertamente—Dove
—Hola mamá—sonreí incómoda—Te he extrañado.
—Yo mucho más. ¿Quieres galletas? He comprado galletas
y un jugo que ni siquiera sé si sabe bien. ¿Tienes frío?
Puedo encender la calefacción si quieres.
Negué—Cálmate, estoy bien así. Solo he venido a verte y...
Me preguntaba si podíamos hablar.
—¿Sobre que? ¿Sucedió algo con Antón? ¿Le pasó algo
malo? —Se asustó.
Negué de nuevo y respiré profundo—Wells se ha ido—solté
«Decirlo en voz alta. Dolía más de lo que esperaba»
Mamá abrió su boca y volvió a cerrarla en cuestión de
segundos. Ella tomó mi brazo y me llevo hasta su
habitación. Su cuarto tenía una cama grande, unas
estanterías y un pequeño armario lleno de ropa. Era la única
habitación de la casa que no tenía baño, ni armario grande.
—¿Como te sientes?
—No muy bien—le confesé—Siento que una gran parte de
mi se ha ido
—Dove, chiquita ¿Sabes que porque Wells te dejo?
—El no me dejó. Yo le dejé —Ella estaba sorprendida. Sabía
lo idiota que sonaba en voz alta. Pero era cierto, yo le había
dejado y ahora andaba llorando como una tonta.
Pero le había dejado por su bien, no por un capricho mío. Ni
porque he dejado de amarle, fue simplemente para que el
pudiera vivir de lo que le gusta.
—El tenía que irse por trabajo—continué—Eran cinco años y
se negó a irse, no quería dejarme. Así que yo opte por
dejarlo.
—Dove pero esa no... No creo que haya sido la mejor
decisión.
—Lo fue mamá, el no iba a irse. Yo solo le he ayudado a
estar bien. A que pueda estar bien.
—¿No le has escrito?
Negué—No pienso hacerlo por ahora.
—Se que lo amas, se nota Dove. Y se cuanto te duele.
Connor Wells:
No se por donde empezar. Llevo días tirado en una cama
sin poder escribir una canción, llevo días tirado en una
cama sin poder hablar con Dove. Llevo días tirado en una
cama pensando en lo idiota que fui.
¿Solo me uso? ¿Entonces solo fui un juguete? Me negaba a
creer que ella era así, que había pensando en usarme y
después votarme. Mis ojos estaban hinchados, tenía
alergia y no dejaba de estornudar. Cuando escuché salir de
sus labios que todo fue una mentira, sentí mi corazón
partirse, mi voz temblaba, mis manos temblaban y mis
ganas de hacer algo se iban.
No le había contado a Dove que me iría, porque pensaba
que tal vez podría dolerle. Pero no era así, a ella no le iba a
doler porque simplemente no me amaba. No me amo y
nunca podría hacerlo. El hotel donde estaba, era uno de los
más caro. La discográfica lo pagaba, se encargaba de
buscarme la mejor comodidad y los estudios podría
terminarlos aquí mismo.
Nunca pensé que estaría bien, pero está más que perfecto.
Así podría olvidarme de Dove, conocer chicas nuevas y
aprovechar la buena vida. O lo que queda de ella. Cerré mis
ojos y me acosté en el mueble. Solo podía mirar el techo, en
mi mente apareció la imagen de gafas en el aeropuerto.
Podía sentir su olor, ese olor que no me permití disfrutar
por última vez.
Sus gritos me habían llegado. Sus "Lo siento" me habían
lastimado aún más. Por eso solo cerré mis ojos y apreté
mis labios con fuerza. Dando a entender que esto no podía
ser posible, que su manera de actuar no estaba bien. Y que
mis ganas de poder besarla eran incontrolables. Pero eso
no se dice ¿No es cierto?
En estos cinco años me dedicaría a olvidarla, a no evocar
su recuerdo. Tenía cinco años por delante.
***
Cinco años. Ya habían pasado cinco años desde aquella
vez que vi a la chica llenita con gafas. Había olvidado como
sonaba su voz, había olvidado como se sentía su piel. Yo
había olvidado la mayoría de las sensaciones que me
provocaba.
Los primeros años vivía encerrado en mi habitación, no
hablaba con nadie. Y solo iba al instituto, a los ensayos y a
casa de Lewis. Era la única rutina que tenía, mis
compañeros de clases no hablaban mal de mi, ninguno se
dignó a criticarme porque querían estar cerca. Cerca para
que pueda regalarle cosas, cerca para usarme.
Justo como lo había hecho ella.
No había podido olvidar la manera en la que me dejó aquel
día, no había podido olvidar la forma en la que lloré por
meses. Y pese a eso, mi contrato terminaba hoy. Hoy podía
irme de regreso a casa, volver a ver a Luke, a Dawson. A
mamá y a ella...
Negué con la cabeza y terminé de armar mis maletas.
—¿Estas listo para volver?—preguntó Lewis.
—Claro que sí—intente sonreír.
Noté como su cuerpo se ponía nervioso, miró a otro lado y
saco una hoja toda arrugada.
—Dove me entregó está carta antes de irnos. Es para ti,
nunca te la di... Lo lamento Wells.
La miré, estaba arrugada pero su letra estaba ahí.
Establecida en la hoja blanca que estaba entre mis manos.
Miré a Lewis algo molesto y le pedí que saliera. El asintió,
no puso quejas y solo salio de la habitación.
Cuando termine de leer la carta, mis manos temblaban, mi
rostro tenía lágrimas, aquellas lágrimas que no derramaba
desde hace un tiempo.
Ella nunca me uso, ella solo quiso lo mejor para mí, solo
busco que cumpliera mi sueño. Me desplome en el piso y
llamé a Lewis.
—¿Lo sabías? —fue lo primero que pregunte.—¿Sabías que
ella haría esto?
Asintió—Ella te amaba, ella lloro ese día más de lo que
crees.
—¿Por qué no me dijiste Lewis? Hiciste que pasará cinco
años creyendo que había sido solo un juguete, hiciste que
pasará cinco años creyendo que el amor de mi vida solo me
había usado.
—Ella me dijo que te la diera después
—Después. Justo eso—apunté su pecho—Después, no
cuando ya pasaran los cinco años.
—¿Aún la amas?
Dudé, ¿La amaba? ¿Amaba a la chica con gafas? Dudé un
segundo en contestar, pero acabé asiento. No importaba
cuanto tiempo pasará, no importaba si ella me había usado.
Porque yo, todos estos años había seguido pensando en
ella, había seguido estando enamorado de su recuerdo.
Miré la hora y eran las dos de la tarde. Necesitaba llegar
antes de las cuatro, arreglarme, poder verla. Y tocar una de
las canciones que más le gustaban. O tal vez aquella
canción que le cante frente a todos. Creo que esa podía
servir, creo que esa sería la elegida.
Salí corriendo a bañarme, me eche perfume, me acomodé
el cabello y fuimos directo al auto. Todas las maletas
estaban puestas en el capo del carro. Y entonces con las
canciones de Justin Bieber resonando a todo volumen partí
en busca de la chica que me gustaba.
No había podido fijarme en alguien más, no había podido
enamorarme en todo este tiempo, no tuve novias, ni ligues
ni mucho menos cosas de una noche. Llevo cinco años sin
sexo.
«Sorprendete» Me pregunto si cuando regrese, Dove
seguirá igual. Me pregunto si su cabello se seguirá viendo
como lo recuerdo. Yo me preguntaba si cuando la viera
tendría las mismas inseguridades que hace años. No quería
volver a romper sus muros.
—Connor todo va a salir bien—mencionó para
tranquilizarme
—¿Luke y Dawson lo sabían? Que Dove haría eso.
Asintió—Todos le guardamos el secreto, pensamos que
sería lo mejor.
Bufé—Todos escogieron por mí, pero nadie pensó en como
me sentiría.
—Lo hicimos—afirmó—Solo que era lo mejor. ¿Acaso te
arrepientes?
Me encogi de hombros y no respondí nada más. «Tonto
Lewis». Durante los cinco años que estuve en España,
aprendí varias cosas, aprendí a cocinar, a bailar y a hacer
pasteles. Cosas que no creo que me sirva mucho, pero algo
podré hacer. Aparte de eso, conviví con grandes artistas,
tuve giras, realicé conciertos y mi número de seguidoras
aumento considerablemente.
Las disqueras parecían pelearse por mi, pero rechacé cada
una de ellas. Y esta vez Lewis no se quejó. Solo lo acepto y
me pidió que no abandonara mis sueños. Y no lo haría, pero
tampoco sería capaz de perder a Dove otra vez.
Recosté mi cabeza y deje que la música inundará todo en
mí.
Dove Hersel:
Puedo imaginar que vivir de tus sueños es falso, puedo
imaginar que realizar capítulos para libros es falso, pero
todo es falso. Porque solo yo tenía la capacidad de decidir
que quería hacer, en mi vida había realizado cinco libros,
con nombres distintos y tramas totalmente diferentes.
Había generado dinero con ellos, trabajé para poder pagar
una editorial, me esforcé para que todo saliera bien y así
fue. Mamá estuvo conmigo me todo momento, se dedicó a
ayudarme con el dinero, me compraba cosas y salía
conmigo al parque, playa y otros lugares de estancia
pública.
Han pasado cinco años, físicamente no he cambiado
demasiado, sigo estando algo gordita, pero no demasiado.
Mi cabello está corto, mis gafas siguen iguales y mis pecas
no se han ido. Es obvio que moriré con ellas. Pero ese no
era un problema.
Luke seguía siendo mi mejor amigo. Hace dos años se
había casado con Dawson. Fui madrina de la boda, y estuve
emocionada por verlos casarse. Recuerdo que ese día lloré
por ellos, se veían tan lindos juntos que no pude resistirlo.
Mis amigos habían sido una fuente fundamental para poder
olvidarme de Wells o al menos de su recuerdo. Puedo decir
que no lo he olvidado, que no he dejado de amarlo. Su
recuerdo aún está en mi corazón, pero ya no duele tanto
como antes. Ya no siento esa opresión en el pecho que
sentía.
He estado yendo cada tarde al metro, justo como se lo
prometí. Me llevo un libro, algunos dulces y me pongo a leer
mientras el chófer maneja llevando a las personas. No
había un día en el que yo no fuera, siempre estaba ahí,
como parte de mi rutina, como parte de mi vida.
Al principio esperaba que un día el apareciera, que el saliera
diciendo que había estado esperando volver, yo antes
esperaba una llamada suya o aunque sea un mensaje. Pero
eso nunca sucedió, y yo aprendí a vivir con eso.
Los cinco años que han transcurrido me han servido de
mucho, me he sentido más identificada conmigo misma. Y
ya no tengo complejos con mi cuerpo.
Puedo salir a la calle siendo yo y aún así no va a
importarme. Estaba sentada junto con Luke y subí mis
piernas encima de él.
—¿Estas comida? —Bufó
—Si ¿Tu no?
—Estoy bien—rodó los ojos—Hoy vuelve Wells—soltó de
repente.
Mi corazón se aceleró y sentí como mis manos sudaban.
¿Wells regresaba hoy? Aparté mis piernas y le mire.
—¿Estas seguro?
Asintió—Lewis me dijo que ya venían en camino. Podrás
verlo después de cinco años.
—Cinco años—repetí—Tengo miedo, miedo de su reacción.
La última vez le dije que solo había jugado con el.
—Imagino que Lewis le entrego la carta ¿No?
La carta. Había olvidado que había escrito una carta para el,
cerré los ojos y miré a Luke dudando. No estaba segura de
lo que Lewis había hecho con eso. Jamás a tocó el tema.
Jamás llegamos a hablar de lo que había pasado con la
carta.
Miré la hora. Casi eran las cuatro, tomé el móvil y salí
corriendo. Luke me gritó unas cosas que no alcance a oír.
Hoy no fallaría, después de cinco años yendo cada día. No
faltaría el día que realmente importaba.
Vestía con unos jeans y una camisa blanca con adornos
dorados. Me sentía bien con la ropa que llevaba, al menos
no traía puesto un pijama. Porque estoy segura de que
hubiera salido así mismo.
Caminé hasta el metro y no vi a Wells. Así que me subí y
coloqué una de sus canciones. La última que había sacado
era una de mis favoritas, el ritmo combinaba con la letra y
me recordaba a las veces que estábamos juntos.
Cerré mis ojos y pasaron más de diez minutos, no pensaba
que iba a venir. Ya no...
Connor Wells nunca iba a aparecer. O eso creía yo, hasta
que escuché el sonido de su guitarra y observé sus ojos.
Después de cinco años, me enamoré una vez más de
aquellos ojos cautivadores.
El se sentó junto a mí. Puso su mano en mi mejilla y
susurró.
—Te he echado de menos gafas.
Fin.
Capítulo Extra.
Connor Wells.
Los años han pasado rápido desde que me encontré con
Dove. Al principio todo fue complicado, su manera de ser ya
no era la misma, no se comportaba igual en ocasiones y a
veces respondía cosas que no esperaba.
Pero con el tiempo volvimos a ser los mismo, esa misma
noche. Escuchamos las canciones que le había dedicado
en el pasado. Con el corazón en la boca y las lágrimas que
salían por parte de ambos.
Lamentaba cómo habían acabado las cosas, pero todo
cambio desde nuestro encuentro. Dove, se convirtió en
escritora, tenía varios libros publicados y fans que siempre
le mandaban mensajes de amor. Cuando los leía se
emocionaba y algunas lágrimas salían por su rostro. Me
costó acostumbrarme a ver eso, siempre pensaba que le
había sucedido algo. Pero no era así.
Cuando pasó un año, de ser novios de nuevo. Tomamos la
decisión de vivir juntos, las peleas no faltaron y después
llegó el amor. No ese tipo de amor que piensan, me refiero
al amor de acostumbrarte a vivir con la persona que amas,
el amor de saber lo que le gusta hacer y lo que no. Lo que le
gusta comer con más frecuencia y lo que no. Esas
pequeñas cosas que solo descubres viviendo con las
personas.
Actualmente Dove y yo tenemos dos hijos. Son las
pequeñas luces de mi vida. Ambos gemelos eran perfectos.
Para Dove fue un colapso total enterarse de su embarazo,
le dio miedo no ser buena madre, lloro y gritó por días.
Hasta que fue aceptándolo. Yo siempre estuve
emocionado, pero no sé lo decía para que no perdiera la
cordura.
La pequeña Nora, tenía los ojos grises, el cabello corto
negro y unos pecas en sus mejillas. En cambio, el pequeño
Hugo, no tenía pecas. Pero su rostro era adornado por
lunares en su mejilla izquierda. El también tenía los ojos
grises y el cabello negro.
Después de toda las cosas que tuvimos que pasar, de las
discusiones con Lewis y los malos ratos con Dawson.
Permanecimos juntos. Mis hijos tenían seis años.
Estaba sentado en la mesa de la cocina mientras veía
como Dove cocinaba y bailaba una de mis canciones más
antiguas.
—Nunca podré superar esa canción—habló—Me recuerda al
Wells y Dove de antes.
—Querrás decir al Guitarrista y Gafas de antes—Le corregí—
Ellos siempre van a ser parte de nosotros.
Se alejó de la cocina y me besó—Lo sé amor.
La pequeña Nora aprecio por la puerta con su mirada
angelical.
—¿Que cocinas madre?
—Haré papas fritas cariño—Le sonrió—Ve a buscar a Hugo
para que coma.
—¡Hugo siempre se las come todas!—bufó infantilmente
—Vamos Nora, ve a buscarlo—le respondí. Ella fue con sus
pequeños pies, molesta a buscar a su hermano. Siempre
era así, discutían y luego andaban abrazados por toda la
casa. Parecía que nunca cambiarían eso.
—He invitado a Luke—me comento Dove—Dawson vendrá
con el.
—Me sorprende que se hayan casado—confesé
Ella se encogió de hombros.
—Me sorprende que hayas vuelto por mí.
—Nunca hubiera podido dejarte, de una forma u otra habría
vuelto a ti gafas.
—Guitarrista no he podido dejar de amarte, tenemos dos
hijos—señaló—Y pronto nos casaremos.
Asentí—Ya he hablado con todos. En unos días seremos
esposos.
—Mamá ¡Nora me ha pegado!
—Yo no le pagué ¡El me golpeó! —gritó molesta.
—¡No mientas Nora!
—¿Pueden dejar de gritar? Si siguen así, ninguno de los dos
comerá. Al menos no de lo que está haciendo su mamá
Se sentaron con los brazos cruzados y se sacaron la lengua
mutuamente. Criarlos había sido todo un reto, sobre todo
los primeros años. Cuando Dove no sabía cambiar un pañal
y yo no tenía idea de como cocinar.
Pasamos semanas aprendiendo, cuando Nora dijo su
primera palabra me quedé embobado viéndola. Como si
fuera un logro mío y no de ella.
—Mamá, ¿Nos llevarás hoy al colegio?
Asintió—No pueden faltar, el colegio es el mejor lugar para
hacer amigos—sonrió
—¿Tenías muchos amigos?—preguntó Hugo.
Dove se removió incómoda pero terminó contándoles la
verdad.
—Al principio no, todos me juzgaban por mi físico. Pero
luego llegó su padre, sus tíos Dawson y Luke. Y entonces
las cosas mejoraron.
—¡El tío Luke es lo mejor!—exclamó Hugo.
—El tío Dawson es mejor—contrataco Nora.
—Ya basta—les respondí—Ambos son buenos, y el tío Lewis
no se queda atrás.
—¡Amo a Lewis!—Dijeron al unísono.
Sonreí divertido y le ayudé a Dove a poner la mesa. Todos
comimos en paz, los gemelos no volvieron a gritar y las
cosas fluyeron con normalidad.
6 años después.
Dove Hersel.
—Llevo rato buscando mi camisa y no la encuentro—Nora
estaba parada frente a mí con tan solo un sujetador. Las
cosas habían cambiado mucho desde entonces, Hugo y
ella ya no discuten, son tan unidos que incluso parecen
mejores amigos.
En cuanto a Wells, sigue exactamente igual. A retomado
una gira que tenía pendiente, así que no lo he visto desde
hace un tiempo. Siempre nos mandamos mensajes y
hacemos videollamadas cuando es posible.
El tiempo ha pasado tan rápido. Los niños ya tienen quince
años y ambos se llevan mejor.
Aquel día en el metro, parece que solo hubiera sido ayer.
Aquel día lo observé con detenimiento, sus rasgos se habían
endurecido, tenía los mismos ojos llenos de bondad y alegría.
No podía creer que lo estuviera viendo, algunas lágrimas se
deslizaron por mi mejilla y le sonreí.
—Te he echado de menos gafas.
—¡Wells!—Mis brazos rodearon su cuerpo y nos quedamos
así. Abrazados con los cerrados, esperando que el momento
no tuviera fin.
Estuvimos todo el día juntos, fuimos a comer, estuvimos con
los chicos un rato y cantamos a todo voz en la plaza. Algunas
chicas se le quedaban mirando y yo como persona celosa
que soy, me acercaba aún más a él.
Despeje aquellos recuerdos y me senté en la mesa. Nora
apareció con el móvil en las manos y se sentó junto a mí.
—Madre
—¿Si?
—Tengo novio.
—¡Tan rápido!—Me altere—Estas pequeña Nora, no puedo
aceptarlo—me tiré dramáticamente a la mesa y fingí
algunas lágrimas. Mi hija, en cambio solo soltó una
carcajada y me miró con diversión.
—Se llama Cold, es guapo, Atlético y le quiero.
—Debe tener ser atractivo—Le sonreí—¿Tu hermano lo
sabe?
Negó—Ni se te ocurra decirle a ese simio con patas mamá.
¡Va a arruinar todo!
—No le diré, secretos de chicas.
—Secreto de chicas—afirmó—Así como la vez que follaste
con papá y fingí no escuchar nada.
Tapé mi rostro a penada y el hermano de Nora entró. Los
tres quedamos sentados en la mesa. Estábamos hablando
y la puerta se abrió dejando ver a Wells con una fina barba.
—He vuelto chicos.
—Te he echado de menos guitarrista.
—También te eché de menos gafas.
Fin.

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