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CASULLO (DFH)

Este trabajo sólo aborda el empleo de la técnica del dibujo de figuras hum anas (DFH) como
técnica para evaluar la evolución de la maduración intelectual.

Florence Goodenough (1926) fue pionera en este tipo de estudios. Harris (1963) trabajó
intensam ente con el objeto de extender y revisar los trabajos de Goodenough, y proporcionó
nuevos datos.

En fechas más recientes, otros investigadores se abocaron al estudio de la validez del uso del
DFH como estimador de la inteligencia de un sujeto (Kellog, Kosiowsky, Keren y Sofer, 1976;
Goodenough, 1975; Reisman y Yamoskoski, 1973; Lehman y Levy, 1971). Tal vez el punto que
más controversia ha suscitado sea la incapacidad de los investigadores en ponerse de acuerdo
acerca de lo que realmente estaban evaluando a través de los dibujos.

Harris (1963) emplea el término madurez intelectual” y la describe como la habilidad para
desarrollar conceptos con mayor grado de abstracción. Esta habilidad incluye diversas otras:
para percibir, para abstraer y para generalizar. Ella considera que el dibujo es un índice del
concepto que del objeto tiene el niño.

Rechaza el concepto unitario o monolítico de la inteligencia y enfatiza que la evaluación de la


misma no debe ser aislada de factores culturales y sociales en un esfuerzo vano de hallar una
habilidad residual “pura". A su vez descarta por completo el empleo de la Edad Mental como
unidad de Medición.

La conducta inteligente está integrada por un número variado de habilidades definidas en


términos de las operaciones mentales requeridas por las pruebas. La pregunta que m uchos
investigadores se han planteado es ¿cuántas habilidades existen?

Spearman (1927), Thurstone (1938), Guilford (1959), Vemon (1960), postulan distinto núm ero
de habilidades.

Dichas habilidades sólo pueden apreciarse una vez que se desarrollan y no se puede esperar
una habilidad lineal sino un crecimiento en la riqueza de la respuesta, resultado del
aprendizaje en el cual la estimulación y la experiencia juegan papeles de suma importancia. La
riqueza en el equipo de respuestas de un individuo aumenta a lo largo del tiempo, a la vez que
su comportamiento deviene más complejo. El desarrollo de las habilidades intelectuales puede
describirse como una curva negativamente acelerada.

Los incrementos son mayores en el sujeto más joven. Siguiendo la hipótesis de Harris diremos
que el dibujo que un niño hace de la figura humana es un índice de su nivel conceptual o de su
madurez conceptual, de su habilidad para formular conceptos de abstracción creciente.

Un problema central, reconocido fundamentalmente a partir de la práctica psicológica y


educativa, es que si bien podemos admitir ciertas secuencias en e! desarrollo, etapas o
estadios, las mismas no aparecen en todos los individuos a la misma edad cronológica.

Mucho se ha hablado y escrito sobre la necesidad de los llam ados “free culture” tests que
puedan impedir procedimientos discrim inatorios al intentar evaluar las posibilidades
intelectuales de un sujeto. Fundam entalm ente en respuesta a tal necesidad el uso del DFH se
ha popularizado. Dado que esta técnica no requiere que el niño hable, ha sido aceptada por
muchos investigadores que trab ajan con niños pertenecientes a diferentes grupos sociales y
culturales. A p artir de esta práctica, se ha evidenciado como urgente la necesidad de contar
con norm as estadísticas obtenidas para tales diferentes grupos. Un niño debe ser comparado
con otros niños pertenecientes a su mismo medio sociocultural.

Una prueba es válida y adecuada para cualquier uso individual si lo que se infiere a p artir de
ella, o sea del puntaje del test, puede hacerse con el mínimo error posible y si no hay un error
constante en tal inferencia como función de la pertenencia del sujeto a un grupo socioeultural
particular.

F.n el presente trabajo nos basamos en la hipótesis de que la presencia de los ítems evolutivos
en un DFH se relaciona especialmente con la edad y la m aduración del niño y no con su
aptitud artística, o el aprendizaje escolar.

Numerosos estudios han sido realizados y demuestran que los ítem s aumentan su frecuencia
en los sucesivos niveles de edad hasta alcanzar un máximo posible de ocurrencia.

Koppitz (1968) en su trabajo sobre el DFH, a partir de los datos que analiza, afirm a que el nivel
evolutivo de los D FH corresponde a la edad cronológica de los sujetos independientem ente
del grado de entrenamiento escolar recibido. Su estudio está basado en una muestra de niños
suburbanos provenientes de hogares de clase media.

CAPITULO 2

Nos proponemos investigar si La pertenencia del niño á diferentes marcos culturales determ
ina que a iguales edades cronológicas los niveles de maduración conceptual o intelectual se m
antienen constantes o difieren. Tal diferencia nos indicaría, que los estímulos, al ser distintos,
pueden acelerar o lentificar la maduración conceptual.

Empleamos para la evaluación del Dibujo del Hombre la escala de Goodenough revisada por
Harris (1963).

Goodenough elaboró su escala sobre la base de asignar un punto por ítem logrado y ajustó los
puntajes así obtenidos a puntajes equivalentes de Edad M ental. C álculo los CI dividiendo la
EM por la EC. Desde entonces mucho se ha dicho respecto a los problemas de tipo estadístico
que acarrea el empleo de la E dad Mental, dado qué las habilidades m entales no se
desarrollan como una función lineal en sentido estricto. Cuando W eschler elaboró sus Escalas
de Inteligencia dejó de emplear el CI y se decidió por los “puntajes derivados” aunque
manteniendo la apariencia de CI

Administración de la prueba

Este test puede tomarse en forma individual o colectiva; la primera form a es necesaria cuando
se trabaja con pre-escolares o en casos individuales de psieodiagnóstico clínico.

Cada niño debe contar con papel, lápiz y goma de borrar para poder realizar la prueba.
CONSIGA:

“Te voy a pedir que hagas tres dibujos. En la primera hoja, quiero que dibujes un hombre, trata
de hacerlo lo mejor que puedas, toma todo el tiempo que quieras. Quiero ver si puedes
hacerlo tan bien como lo hacen otros niños. Dibuja la persona entera, no sólo la cabeza y
hombros”.

C uando el trabajo finaliza, se hacen algunos com entarios alentadores y se le pide que en el
reverso de la hoja dibuje una mujer:

“Haz el dibujo lo mejor que puedas. Dibuja la mujer entera, no sólo la cabeza y hombros.

Cuando termina, se continua.

“Ahora vas a dibujar a alguien que conoces muy bien. Quiero que hagas un dibujo de ti mismo
en tero /a, no sólo tu cara. Tal vez no lo sepas, pero muchos grandes artistas hicieron su propio
retrato y constituyen unas de sus grandes obrasl. Estoy seguro que este ultimo va a ser el
mejor de tus dibujos.”

Si el niño form ula preguntas tipo: ¿“ El hombre tiene que estar haciendo algo”? se le responde
hazlo com o quieras. No contestar por sí o por no.

El exam inador debe evitar en todo m om ento el hacer sugerencias. No hay tiem po límite.

Se le entrega al niño una hoja blanca tam año oficio doblada por la m itad de m anera de tom
ar la apariencia de un cuadernillo. Una vez term inados los tres dibujos, en el reverso de la
últim a hoja se escriben los siguientes datos del niño:

Edad (años y meses)

 Sexo
 Grado que cursa
 Profesión del padre
 Profesión de la m adre
 Fecha de nacimiento

De la revisión hecha por Dale Harris del test de Goodenough, se pueden extraer las siguientes
conclusiones:

1) La figura humana es uno de los ítems favoritos en los d ibujos de los niños, quienes la
representan tal como la perciben.
2) No es posible extender la escala más allá del período 4-14 años com o técnica
evaluadora de las mismas habilidades.
3) Las niñas occidentales hacen mejores dibujos que los varones. Esto puede estar
relacionado con factores culturales y educativos.

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