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JORNADA DE ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA MARIA REINA DE


TODOS LOS SANTOS, EN LA SOLEMNIDAD DE SU ASUNCIÓN

(En la tarde del viernes 14 de AGOSTO)

CANTOS MARIANOS (5 min)

Monición (Proclamador):

Bienvenidos a esta Jornada de oración, nos unimos como miembros de la


Iglesia que somos, para orar por nuestra Iglesia que peregrina en
Colombia, suplicarle a Dios Padre que, por mediación de su Hijo Jesucristo y
por la intercesión de la Santísima Virgen María Reina de Todos los Santos,
en la solemnidad de su Asunción, derrame abundantes bendiciones sobre
este su pueblo, nos conceda crecer en gracia, santidad y número.

Participemos con gran alegría y esmerada atención

Sacerdote: Hermanos ofrezcamos esta jornada en honor a Nuestra Señora


María Reina De Todos Los Santos en la Víspera de la Solemnidad de su
Asunción, y bajo la advocación de la Candelaria, para que interceda ante su
Hijo por nuestra amada Iglesia.

V. Señor abre mis labios


R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. El Señor ha glorificado tanto tu nombre, María, que tu alabanza no se


apartará de la boca de los hombres.

ORACION INICIAL

Dios nuestro, que mirando la humildad de la Virgen María le diste la gracia


de ser la Madre de tu Hijo Único, y la has coronado de gloria celestial;
concédenos, por sus ruegos, que quienes fuimos salvados por el misterio de
tu redención, merezcamos alcanzar tu gloria. Amén.
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Presidente: PETICIÓN DE PERDÓN

Hermanos, inclinamos nuestra cabeza para la siguiente oración:

Padre, me declaro culpable, pido clemencia, perdón por mis pecados.


Me acerco a ti con absoluta confianza porque sé que tú prefieres la
penitencia a la muerte del pecador.

A ti no te gusta ni la venganza ni el rencor, tu corazón es compasivo y


misericordioso, y sé que sólo estás esperando a que tenga la humildad de
reconocer mi pecado, arrepentirme y pedir perdón
para desbordar la abundancia de tu misericordia.

Miro al horizonte: veo tus brazos abiertos y un corazón de Padre


queriendo atraerme con lazos de un amor infinito.
Padre, perdóname, quiero recibir el abrazo eterno.

Padre, envía tu Espíritu de amor y perdona mis pecados, purifícame,


sáname, restáurame, renuévame, con la Sangre Redentora de tu Hijo;
ayúdame a tener un corazón como el Suyo, un corazón humilde y generoso
capaz de perdonar, arranca de mí el corazón de piedra y dame un corazón
de carne.

Amén.

HIMNO (Rezado)

El cielo se maravilla, junto a sí os ha dado Dios


Virgen, viendo como a vos la más eminente silla.
junto a sí os ha dado Dios
¡Oh Dios, quién supiera ahora
la más eminente silla.
significar la alegría
Sobre los altos confines que todo el cielo tendría
del más levantado cielo con su nueva emperadora!
subisteis, Virgen, del suelo
Ángeles podrán de silla,
en hombros de serafines.
Virgen, y lo que con vos
Y mucho se maravilla hizo vuestro hijo y Dios
el cielo de ver que a vos cuando os dio tan alta silla. Amén.
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(Proclamador) SALMOS Y LECTURA

- Salmo 112 -

Ant. 1 Subió Cristo al cielo y preparó una mansión de inmortalidad a su


Madre purísima. Aleluya.

Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor.


Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro, que se eleva en su trono
y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre,


para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio,


ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Subió Cristo al cielo y preparó una mansión de inmortalidad a su


Madre purísima. Aleluya.

CANTO MARIANO
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Ant. 2 Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por
María Virgen han sido abiertas de nuevo. Aleluya.

- Salmo 147 -

Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios Sión:


que ha reforzado los cerrojos de tus puertas y ha bendecido a tus hijos
dentro de Ti; ha puesto paz en tus fronteras, té sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz;


manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas y con el frío congela las aguas;
envía una orden y se derriten; sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel;


con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio,


ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por
María Virgen han sido abiertas de nuevo. Aleluya.

CANTO MARIANO
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Ant. 3 La Virgen María ha sido glorificada por encima de todos los ángeles y
santos; venid, pues, y alabemos a Cristo, el rey cuyo reino no tendrá fin.

Lectura de la carta a los Efesios. Ef. 1, 3-10

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido
en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que


fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo por pura iniciativa suya, a ser


sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha
concedido
en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los
pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche
para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el
momento culminante: hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por
cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Palabra de Dios

Ant. 3 La Virgen María ha sido glorificada por encima de todos los ángeles y
santos; venid, pues, y alabemos a Cristo, el rey cuyo reino no tendrá fin.
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Sacerdote:

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 46-55

“Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios, mi


salvador.

Porque miró con bondad mi pequeñez, me proclamarán feliz todos los


hombres.

El Señor hizo en mí grandes cosas, ¡su Nombre es Santo! Su amor


permanece para siempre en aquellos que le temen. Desplegó la fuerza de
su brazo y dispersó a los soberbios. Derribó a los poderosos de su trono y
elevó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos
vacías. Socorrió a su pueblo Israel, por su gran misericordia.

Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de sus


hijos para siempre.”

Palabra del Señor.

SILENCIO MEDITATIVO
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PRECES
Presidente: Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que
quiso que todas las generaciones, felicitaran a María, la madre de su Hijo, y
supliquémosle diciendo:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

 Señor, Dios nuestro, admirable siempre en tus obras, que has querido
que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria
de Jesucristo, haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta
misma gloria.
 Tú que nos diste a María por madre, concede por su mediación salud a
los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores y a todos,
abundancia de salud y paz.
 Tú que hiciste de María la llena de gracia, concede la abundancia de tu
gracia a todos los hombres.
 Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el
amor, y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con
María, la madre de Jesús.
 Tú que coronaste a María como Reina del cielo, haz que los difuntos
puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de su reino.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Confiando en el Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre


que colme también de bienes al mundo hambriento: Padre Nuestro ...

Padrenuestro. (Cantado)
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Oración final. Pidiendo a María que ruegue por nosotros, nos reconocemos
pecadores y nos dirigimos a la Madre de la Misericordia, a la Virgen
Santísima. Nos ponemos en sus manos ahora, en el hoy de nuestras vidas.
Y nuestra confianza se ensancha para entregarle desde ahora, la hora de
nuestra muerte. Que esté presente en esa hora, como estuvo en la muerte
en cruz de su Hijo y que en la hora de nuestro tránsito nos acoja como
madre nuestra para conducirnos a su Hijo, Jesús, al Paraíso.

Animado con esta confianza, a Ti también yo acudo, y me atrevo a


implorarte a pesar del peso de mis pecados. ¡Oh Madre del Verbo!, no
desatiendas nuestras súplicas, antes bien acógelas benignamente.

Virgen María, Señora nuestra, Reina de todos los Santos Asunta a los cielos
y modelo de santidad, Tú que disfrutas la alegría de todos los Santos, de
quienes lavaron sus vestidos en la Sangre del cordero. Suscita en la
Iglesia, para bien de los hombres de hoy, una nueva primavera de
santidad.

Tu eres la primera en ser salvada, la toda Santa, la Inmaculada, ayúdanos


a vencer nuestra mediocridad cristiana y llena nuestro corazón con el
deseo y el propósito de la perfección.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las


oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de
todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!

Acuérdate, ¡oh piadosísima, Virgen María!, que jamás se ha oído decir que
ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu auxilio haya
sido abandonado de Ti.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

CONCLUSIÓN: V. Bendigamos al Señor.


R. Demos gracias a Dios.

CANTO MARIANO.

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