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En esta norma, al prescribir que un acto administrativo de carácter particular no puede vulnerar lo
establecido en una «disposición administrativa de carácter general, lo que está señalando es que
un acto de efectos particulares (de contenido no normativo) no puede vulnerar un acto normativo
o de efectos generales, acogiéndose, en este Artículo 13, el principio de la inderogabilidad singular
de los reglamentos o de los actos administrativos de efectos generales.
Por tanto, puede decirse que, en el artículo 13 de la Ley está la clave para clasificar los actos
administrativos, según su contenido o efectos según que sean normativos o no normativos,
identificándose los actos de efectos generales, es decir, de contenido o carácter general, con los
actos normativos, y en consecuencia los actos de efectos particulares o de contenido o carácter
particular, con aquellos que no tienen contenido normativo.
Puede decirse que la Ley Orgánica acoge la clasificación de los actos administrativos, según sus
destinatarios, al distinguir los actos administrativos generales de los actos administrativos
individuales. Los actos administrativos generales son aquellos que interesan a una pluralidad de
sujetos de derecho, sea formado por un número indeterminado de personas o un número
determinado; en cambio, los actos administrativos individuales, son aquellos que interesan a un
solo sujeto de derecho. Esta distinción estimamos que se acoge en el artículo 72 de la Ley Orgánica
al exigirse que también sean publicados en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela, aquellos
actos administrativos que interesen a un número indeterminado de personas, que no sean
necesariamente actos normativos o de carácter general. Es decir, esta norma establece
indirectamente la diferencia entre el acto de efectos generales o de contenido normativo y el acto
general, el cual aun cuando pueda no tener contenido normativo, interese a un número
indeterminado de personas. En estos casos, el acto es general porque interesa a un número
indeterminado de personas, y no porque tenga necesariamente un contenido normativo. Por
supuesto, también el acto general no normativo, puede tener por destinatarios a un número
determinado de personas .
El acto individual, al contrario, es el acto destinado a un solo sujeto de derecho, el cual es, además,
un acto de efectos particulares, de acuerdo a la clasificación anterior.
En primer lugar, puede distinguirse el acto que pone fin al asunto administrativo, en cuyo caso
sería un acto definitivo, del acto de trámite, que no pone fin al procedimiento ni al asunto, sino
que, en general, tiene carácter preparatorio. Esta clasificación de los actos administrativos según el
contenido, se deduce de los Artículos 9, 62 y 85 de la Ley.
En efecto, el Artículo 9 establece un principio general, y es que todos los actos administrativos de
carácter particular, es decir, de efectos particulares, deben ser motivados, salvo los actos de simple
trámite. Distingue aquí, por tanto, la Ley, el acto administrativo de trámite, el cual se opone, por
supuesto, al acto administrativo definitivo.
Otra distinción que la Ley prevé respecto de los actos administrativos y que también se refiere a su
contenido, es la que se refiere al acto creador de derechos subjetivos o de intereses personales y
legítimos a favor de los particulares, regulados en los Artículos 19, ordinal 2~ y 82 de la Ley, y al
acto administrativo que no crea derechos o intereses personales, legítimos y directos a favor de
particulares, también regulado en esos mismos Artículos 19, ordinal 2~ y 82 de la Ley. Asimismo,
según el contenido, la Ley establece la posibilidad de que se trate de actos que en lugar de crear
derechos a favor de particulares, lo que establezcan sean obligaciones a cargo de particulares, y así
se los regula en el Artículo 70 de la Ley.
La manifestación de voluntad que produce el acto administrativo, conforme al Artículo 18, debe ser
expresa y formal, conteniendo el acto una serie de requisitos que deben manifestarse por escrito.
Por tanto, el acto administrativo que regula la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, en
principio, es un acto administrativo expreso formalizado según el Artículo 18. Sin embargo, la Ley
admite la figura de la manifestación de voluntad tácita de la Administración, derivada del silencio
administrativo. Así se establece expresamente en el Artículo 4 de la Ley Orgánica, cuando se prevé
que en los casos en los cuales un órgano de la Administración Pública no resolviera un asunto o un
recurso dentro de los lapsos que prevé la misma Ley, y que están consagrados para los asuntos o
peticiones en los Artículo 5, 60 y 67 y en materia de recursos administrativos en los Artículos 91, 94
y 99, se considera que ha resuelto negativamente pudiendo el interesado intentar el recurso
inmediato siguiente. Por tanto, la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos en el Artículo 4,
consagra el acto administrativo tácito de contenido negativo, derivado del transcurso del tiempo,
es decir, del silencio administrativo.
Los actos administrativos según su impugnabilidad: Los actos administrativos firmes:
Otra clasificación de los actos administrativos que resulta de la Ley, se refiere a la impugnabilidad o
no de los actos administrativos, y así se distingue el acto administrativo firme de aquel que no es
firme, porque aún puede ser impugnado. El acto que no es firme es el que puede ser impugnado,
sea por vía administrativa a través de los recursos administrativos regulados en el Artículo 85 y
siguientes, sea por vía contencioso-administrativa. En cambio, el acto firme, es el acto que ya no
puede ser impugnado por las vías ordinarias de recurso, y sobre el cual el único recurso que cabe,
es el recurso de revisión. En ese sentido, el Articulo 97 de la Ley, al regular el recurso de revisión,
señala que éste sólo procede contra los actos administrativos firmes, es decir, contra aquellos que
no fueron impugnados en su oportunidad, y que vencidos los lapsos de impugnación, son actos
administrativos inimpugnables.
Por último, también en materia de clasificación de los actos administrativos, debe señalarse una
clasificación según la ejecución y así se distingue el acto material de ejecución, del acto
administrativo formal. El Artículo 78 de la Ley, en efecto, habla de actos materiales de ejecución
que puedan menoscabar o perturbar los derechos de los particulares, los cuales no pueden
realizarse sin que exista previamente un acto administrativo que sirva de fundamento a dichos
actos materiales. Puede decirse en este sentido, que el acto material de ejecución previsto en el
Articulo 78, se identifica con el acto de ejecución que regula el Artículo 8 de la Ley.
Elementos
os requisitos (elementos) del acto administrativo son 8; objetivos y formales, los cuales me
permito desarrollar:Competencia.- Conforme lo señala Gordillo, es “el conjunto de
funciones que un agente puede legítimamente ejercer”, más adelante acota que esta es
“la medida de las actividades que de acuerdo al ordenamiento jurídico corresponden a cada
órgano administrativo; es su aptitud legal de obrar y por ello se ha podido decir que
incluso formaría parte esencial e integrante del propio concepto de órgano” (Gordillo, 2004); así
mismo, el Art. 84 del ERJAFE define a la competencia administrativa como: “la medida de la
potestad que corresponde a cada órgano administrativo. La competencia es irrenunciable y se
ejercerá por los órganos que la tengan atribuida como propia, salvo los casos de delegación o
avocación...”; esta entonces constituye, en definitiva, una obligación que tiene la autoridad de la
entidad pública pertinente, la cual es improrrogable e irrenunciable. La competencia se clasifica en
razón de: la materia, que son las acciones encomendadas a puntual entidad para
legítimamente actuar; del territorio, que constituye la circunscripción o demarcación territorial en
la cual puede desplegar sus facultades; del tiempo, la competencia siempre propenderá a ser
permanente, no obstante de ello, por determinadas situaciones esta también puede ser temporal
o accidental; del grado, ya que la misma puede aterrizar en los niveles jerárquicos superiores de
determinadas entidades, como por ejemplo el recurso de revisión que debe atenderlos la
autoridad nominadora. Motivación.- Este elemento constituye una expresión racional y lógica de
las razones del porqué del acto administrativo, lo que permite conducir la decisión final de la
administración; no constituye un requisito formal sino de fondo, el cual obliga a la entidad
pública “a fijar, en primer término, los hechos de cuya consideración se parte y a incluir
tales hechos en el supuesto de una norma jurídica; y, en segundo lugar, a razonar cómo tal
norma jurídica impone la resolución que se adopta en la parte dispositiva del acto.” (García
de Enterría & Ramón Fernández, 2004). La motivación es el relato de los hechos y las
Riascos, 2015Del Acto Administrativo9razones que le asiste al ente público para fundar su
argumento; hay que estar claros que el administrado tiene el derecho a que se le explique
respecto de la actuación del administrador (Estado).El ERJAFE, en su Art. 122 señala con
claridad que “la motivación de los actos que pongan fin a los procedimientos se realizará
de conformidad con lo que dispone la Constitución y la ley y la normativa aplicable”; vale
señalar que la Constitución de la República, con total claridad dispone que será nulo todo acto
que carezca de motivación (literal l del numeral 7 del art. 76). Inclusive, la propia Ley de
Modernización del Estado ordena que todos los actos emanados de los órganos del Estado,
deberán ser motivados y deben indicar los presupuestos de hecho y las razones jurídicas que
han determinado la decisión del órgano, en relación con los resultados del procedimiento previo;
es decir, no solamente enunciarlos, sino concatenarlos con la lógica de la decisión.Objeto o
finalidad.- Conforme lo desarrolla Secaira Durango, el objeto superior de la administración
pública en definitiva es el logro del bien común, por tanto el acto administrativo debe ajustarse a la
realidad de los hechos y debe ser material y jurídicamente factible de ser ejecutado.Hay que
considerar que al objeto se lo puede subdividir en: objeto directo o inmediato, en razón de la
creación, modificación, extinción, etc., de derecho y obligaciones en relación con la competencia
de la entidad; y, objeto indirecto o mediato, ya que se enfoca a la realización misma de las
actividades de la administración al ejercer sus potestades y atribuciones, que por mandato legal
le son otorgadas.Causa.- Este elemento tiene su pleno desarrollo en el juicio adecuado que
justifique la emisión del acto y por ende el ejercicio de la actividad administrativa; es decir, de los
motivos o antecedentes que originaron el accionar de la entidad y su subsiguiente emisión del
acto.Procedimiento.- Secaira Durango señala sobre este punto que, de la tramitación y
actuaciones de la administración previa la emisión del acto administrativo, “...debe observar las
normas procedimentales, esto es los trámites y más solemnidades que la ley impone deban
observarse de modo previo a su emisión”.Acorde a lo antes señalado, el Art. 88 del ERJAFE con
claridad dispone que “Los actos administrativos que dicten las Administraciones Públicas, sea
de oficio o a instancia del interesado, se expedirán por el órgano competente y acorde al
procedimiento establecido.”; es decir, toda la actividad de las entidades públicas tiene su accionar
cual engranaje, es decir, no puede existir un proceso no reglado, ya que aquello aterrizaría en
discrecionalidad y arbitrariedad; y aquello está vetado en nuestra legislación; a más de ello, en
la parte pertinente del numeral 3 del Art. 76 de la CRE, señala como un derecho de protección
que “En todo proceso en el que se determinen derechos y obligaciones de cualquier orden,
se asegurará el derecho al debido proceso que incluirá las siguientes garantías básicas: 3) (...)
Sólo se podrá juzgar a una persona ante un juez o autoridad competente y con observancia del
trámite propio de cada procedimiento.”; es decir, respeto absoluto al veraz procedimiento que
constituye una garantía que el Estado debe observar y cumplir como seguridad jurídica del
administrado.Plazo.- Todo acto administrativo debe emitirse o ejecutarse dentro de un plazo
o término definido, esto obedece a la oportunidad que tiene la entidad pública para
pronunciarse; esto no es otra cosa que una verdadera demarcación al límite del actuar
administrativo, del ejercicio de sus potestades, lo cual implica que este debe observarse y
acatarse, incluso, bajo sanción de nulidad del acto de actuar fuera del término establecido
para el efecto. Algo similar ocurre en el derecho electoral, ya que en este campo se aplica el
principio de calendarización que en definitiva delimita la “...brevedad y preclusividad de sus
plazos, dado que los procesos electorales se realizan siempre dentro de plazos cortos y
definitivos e improrrogables...” (Zambrano Álvarez, 2011). La Forma.- Este elemento obliga al
emisor del acto para que cumpla con la exigencia normativa que para el caso está prevista; ya
que la forma del acto permite la materialización del mismo. Por la forma, se precisa
Irregularidades
Igualmente explicó las irregularidades en que más frecuentemente incurren las autoridades
administrativas al momento de motivar sus decisiones:
(i) Cuando la decisión prescinde de los hechos, ya sea porque el funcionario los
desconoce o porque se funda en unos inexistentes o dando por inexistentes hechos que realmente
sí existen.
(ii) Cuando la decisión realiza una apreciación inexacta de los hechos, porque los hechos
existen en la realidad pero han sido apreciados equivocadamente por el funcionario.
Puede operar de hecho, caso en el cual se parte de la existencia de los hechos, pero no
exactamente como los aprecia el funcionario; o de derecho, porque efectúa una mala calificación
jurídica de los hechos o del acto, atribuyéndole características o consecuencias jurídicas erradas.
(iii) Motivos insuficientes, el cual ocurre porque si bien los hechos contenidos en la
motivación del acto son ciertos y fueron correctamente apreciados, no constituyen suficiente
causa para justificar la consecuencia aplicada.
(iv) Por incongruencia de los motivos, esto es, porque aun cuando los motivos son ciertos,
correctamente apreciados e intrínsecamente suficientes, no corresponden a los que la norma ha
previsto para la sanción o consecuencia aplicada, entre otros (C. P. Rafael Francisco Suárez Vargas).
los elementos que los constituyen. Esta presunción juris tantum obliga a los
afectados a promover los medios de defensa que la ley establece para combatir
acto irregular.
consignada en los artículos del 2224 al 2242 del Código Civil, de donde se deriva
objeto, ésta sólo puede producirse cuando el sujeto que actúa no represente la
objeto del acto sea manifiestamente ilícito o imposible; sin embargo, siempre será
relativa, pues sólo disponen la nulidad lisa y llana o la nulidad de pleno derecho.
disposiciones que de ella deriven, serán nulos de pleno derecho". En los mismos
FORMAS DE EXTINCIÓN
virtud de haber seguido el procedimiento legal para su formación y tener todos sus
elementos, tiene una vida determinada que puede concluir por diversas razones.
Puede suceder que el plazo que se haya establecido para la existencia del acto
haya concluido, por lo que con el solo transcurso del tiempo el acto se extingue.
Así tenemos, por ejemplo, una licencia de conducir o un pasaporte, que se otorgan
Otra de las formas de extinción se produce con la terminación del objeto materia
del acto, ya que al no existir el objeto en razón del cual se manifestó, la existencia
de éste no se justifica, como sucede con una licencia de construcción, puesto que
al haberse realizado ésta la licencia cumplió su objeto, lo mismo ocurre en caso de
El acto también puede extinguirse con la muerte o disolución del sujeto a quien iba
La convalidación del acto administrativo es la subsanación de los defectos de los que adolece un
acto anulable . El instituto de la convalidación, que constituye una excepción a la declaración de
anulabilidad de los actos administrativos , pretende la subsanación de los defectos de los que
adolezca aquel acto que no incurra en causa de nulidad de pleno derecho mediante la emisión de
un acto convalidatorio que depure los vicios de anulabilidad
Requiere de un acto administrativo (acto administrativo de convalidación) diferente del acto que se
convalida
Artículo 87 de la CRBV «Toda persona tiene derecho al trabajo y el deber de trabajar. El Estado
garantizará la adopción de las medidas necesarias a los fines de que toda persona puede obtener
ocupación productiva, que le proporcione una existencia digna y decorosa y le garantice el pleno
ejercicio de este derecho.
En este caso, las relaciones laborales se dan entre dos personas. Por un lado, el trabajador, que es
quien aporta el trabajo. Por otro lado, el empleador, empresario, empresa, persona física o jurídica,
que es quien aporta el capital y el proceso productivo
Contrato de trabajo, requisitos y clases de contratos
Todo contrato de trabajo idealmente debe ser por escrito, sin perjuicio de que pueda probarse su
existencia en caso de haberse realizado en forma oral, según lo establece el artículo 70 de la Ley
Orgánica del Trabajo. Todo contrato, incluyendo los laborales, debe contar con: 1) el
consentimiento de las partes, 2) objeto que pueda ser materia de contrato y 3) que la causa lícita y
verdadera; según lo que establece el artículo 1.141 del Código Civil. Igualmente, se consideran
vicios del consentimiento en los contratos de trabajo: la violencia, la intimidación, el error, el dolo,
el error obstativo o en la declaración, la simulación, el error de la voluntad y la reserva mental.
El artículo 71 de la LOT establece los requisitos del contrato por escrito de trabajo:
El servicio que deba prestarse, que se determinará con la mayor precisión posible;
La obra o la labor que deba realizarse, cuando se contrate para una obra determinada;
La duración de la jornada ordinaria de trabajo, cuando se haya estipulado por unidad de tiempo o
por tarea;
La Ley Orgánica del Trabajo establece tres clases de contratos laborales: contrato de trabajo por
tiempo determinado, contrato de trabajo por tiempo indeterminado y contrato de trabajo por
obra. No obstante la LOT prevé otros regímenes especiales de trabajo.
El contrato celebrado por tiempo determinado concluirá por la expiración del término convenido y
no perderá su condición específica cuando fuese objeto de una prórroga. En caso de dos (2) o más
prórrogas, el contrato se considerará por tiempo indeterminado, a no ser que existan razones
especiales que justifiquen dichas prórrogas y excluyan la intención presunta de continuar la
relación. Igualmente, un contrato por tiempo determinado se convierte en uno por tiempo
indeterminado cuando el trabajador queda laborando para el patrono después que el contrato
haya expirado sin que se hayan hecho prorrogas o se haya manifestado la voluntad de terminar la
relación laboral.
El contrato de trabajo para una obra determinada se encuentra previsto y básicamente delimitado
en el artículo 75 de la Ley Orgánica del Trabajo donde se establece que:
El contrato para una obra determinada deberá expresar con toda precisión la obra a ejecutarse por
el trabajador" y asimismo que "el contrato durará por todo el tiempo requerido para la ejecución
de la obra y terminará con la conclusión de la misma".
Un ejemplo representativo de este tipo de contratos son aquellos instrumentos empleados entre
patronos y trabajadores del sector construcción durante el tiempo de las obras.
La jornada de trabajo se define como la cantidad de horas en las que un trabajador realiza sus
actividades profesionales. El número de horas acordadas se pacta en un contrato de trabajo
firmado por el empleado y la empresa.
Usualmente, una jornada laboral contiene 8 horas, lo que contempla una cantidad de 40 horas
semanales si se trabaja de lunes a viernes. Sin embargo, este número varía dependiendo de la
empresa, lugar o país.
Jornada completa: Es la jornada laboral más habitual. Contempla 40 horas semanales distribuidas a
lo largo de una semana, lo que supone una cantidad de 8 horas diarias.
Jornada parcial: Es aquella cuya jornada de trabajo es inferior a 40 horas semanales, generalmente
entre 30 y 35 horas semanales. No obstante, en esta categoría se pueden encontrar jornadas entre
20 y 15 horas, y jornadas menos de 15 horas.
Jornada discontinua: También, llamada jornada fraccionaria, se refiere al trabajo que se divide en
dos jornadas iguales, cuya interrupción se brinda para descansar y comer.
Jornada de trabajo diurna: Comprende el horario de trabajo de 5 a.m. a 7 p.m. pero sin exceder las
8 horas diarias.
Jornada de trabajo nocturna: Comprende el horario de trabajo de 5 a.m. a 7 p.m. pero sin exceder
las 8 horas diarias.
Además, dentro del salario podemos distinguir entre salario bruto y salario neto.
Seguro que has escuchado hablar sobre el salario bruto y el salario neto, ¿verdad? El primero,
también llamado salario líquido se trata de la cuantía de salario antes de que se le produzcan
cualquier tipo de retenciones. Es por ello que la cuantía del salario final que recibe un empleado, el
neto, será menor que la del bruto.
Así pues, para que no se produzcan malentendidos o sorpresas es importante conocer bien la
nómina y de qué partes está compuesto un sueldo. No es lo mismo renegociar un salario en base
al sueldo neto que al bruto.
Como hemos comentado, el salario bruto se trata de todos los importes que recibe un empleado
en su nómina, este incluye el salario base y todos sus complementos. Por lo tanto, se trata de la
cantidad total de salario antes de que se apliquen las retenciones y las cotizaciones.
Esto significa que durante la suspensión no hay obligación de trabajar ni de pagar salario, pero se
mantiene la relación de trabajo y el trabajador no puede ser despedido. Dicho período no cuenta
para el cálculo de la antigüedad en el empleo.
Causas de suspensión
Mutuo acuerdo de las partes.
Incapacidad temporal.
Terminación de la relación laboral también llamado Cese de la relación laboral “es el acto o hecho
jurídico que tiene por efecto liberar al empleador y al dependiente, de los derechos y obligaciones
que se impusieron, al celebrar una relación de índole laboral” (Daniel Nadal Serri. El Despido en el
Código del Trabajo
– Para trabajadores cuya jornada ordinaria es de 6 días a la semana, haber realizado labor efectiva
por lo menos 260 días en dicho periodo.
– Para los trabajadores cuya jornada ordinaria es de 5 días a la semana, haber realizado labor
efectiva por lo menos 210 días en dicho periodo. En los casos en que se desarrolle el trabajo en
sólo 4 o 3 días a la semana o sufra paralizaciones temporales autorizadas por la Autoridad
Administrativa de Trabajo, los trabajadores tendrán derecho al descanso vacacional siempre que
sus faltas injustificadas no excedan de 10 días en dicho periodo.
Según el artículo 196 de la LOTTT "Cuando termine la relación de trabajo antes de cumplirse el año
de servicio, ya sea que la terminación ocurra durante el primer año o en los siguientes, el
trabajador o la trabajadora tendrá derecho a que se le pague el equivalente a la remuneración que
se hubiera causado en relación a las vacaciones anuales y el bono vacacional, en proporción a los
meses completos de servicio durante ese año, como pago fraccionado de las vacaciones que le
hubieran correspondido".
¿Qué implican las vacaciones fraccionadas? Ahora los trabajadores pueden adelantar sus días de
descanso vacacional antes de cumplir el año, siempre y cuando el trabajador haya generado días
de descanso en proporción al número de días a utilizar en el respectivo.
Hay trabajadores que dividen sus vacaciones hasta en tres partes, siempre que una de ella sea de
por lo menos 6 días consecutivos para cumplir con el numeral primero del artículo 190 del código
laboral