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Nosología y Nosografía en psiquiatría.

CONTENIDO

1. Concepto.

2. Historia.

3. Problemas en el diagnóstico psiquiátrico.

4. Clasificación.

5. CIE-10.

6. DSM-IV.

CONCEPTO *En las definiciones encontramos el término “enfermedades” porque estos conceptos se aplican
ciertamente a todas las ramas de la medicina, pero debemos recordar aplicarlos al subgénero de “enfermedades
mentales”.

La nosología es la ciencia que estudia los supuestos teóricos sobre la naturaleza de las enfermedades. Pretende
la identificación de las enfermedades mediante la agrupación de ciertos síntomas (unidades nosológicas) que
conforman una entidad nosológica concreta (por ejemplo, la esquizofrenia).

La nosografía es la parte de la nosología que se encarga de la descripción de las enfermedades de forma


sistemática (por apartados: etiología, fisiopatogenia, clínica, diagnóstico, tratamiento y evolución).

Por último, la nosotaxia se corresponde con la clasificación de las enfermedades según los criterios
nosográficos. En psiquiatría empleamos tanto la clasificación europea (CIE-10, elaborada por la OMS) como la
americana (DSM IV-TR, elaborada por la AAP), que son muy parecidas.

Pero, ¿de qué nos sirve clasificar?, ¿por qué lo hacemos?

“Clasificar es inherente al conocimiento humano; está en la naturaleza de la mente humana; hay tendencia
instintiva a agrupar por analogías y separar por diferencias; buscar leyes generales que permitan la organización de la
multiplicidad”. Falret (1794-1870).

Los objetivos de los sistemas de clasificación son:

Comunicación: permitir que en todos los sitios llamemos de la misma forma a un mismo concepto para evitar
problemas de comunicación.

Obtención de información: al tener los conceptos organizados, podremos interpretar adecuadamente los
resultados de los estudios de enfermedades. Hace unos años, en EE.UU. se diagnosticaban el triple de casos
esquizofrénicos que en Reino Unido, mientras que en Reino Unido se diagnosticaban el doble de casos de trastornos
bipolares que en EE.UU. Esto se debía a fallos en la categorización de los trastornos mentales.

Utilidad descriptiva: como ya hemos dicho, estos sistemas describen las enfermedades de forma sistemática.
Predicción: al diagnosticar cierta enfermedad, podremos conocer su evolución y predecir cómo le afectará al
paciente.

Formulación de teorías: ¿si la enfermedad A se trata con tal fármaco, será útil dicho fármaco en esta
enfermedad B con idéntica fisiopatogenia?

PROBLEMAS EN EL DIAGNÓSTICO PSIQUIÁTRICO

Diagnosticar (identificar grupos de pacientes con hallazgos clínicos similares a fin de determinar el
tratamiento más eficaz y pronosticar la evolución más probable) es la función esencial del médico. Sin embargo, el
especialista en psiquiatría se enfrenta a tres problemas principales:

1. Relativa escasez de información sobre las enfermedades mentales: conocemos a ciencia cierta únicamente
los síntomas y la evolución de las mismas. La etiología permanece desconocida. Por ello, tampoco están indicadas
las pruebas complementarias (salvo ciertas patologías psiquiátricas de base únicamente orgánica). Conviene recordar
que, pese a que la etiología no esté demostrada, sí que se conoce cierto factor orgánico en estas enfermedades
demostrado por la efectividad de los fármacos psiquiátricos.

2. En la clínica psiquiátrica los casos atípicos predominan sobre los típicos, lo cual hace más difícil la
identificación de la enfermedad.

3. Ardua tarea para hacer entender su enfermedad y tratar adecuadamente al paciente debido a las frecuentes
connotaciones peyorativas asociadas a los trastornos mentales (estigmatización social, especialmente importante para
los esquizofrénicos).

Por otro lado, para que un diagnóstico sea correcto, tiene que cumplir dos características: validez (si dos
médicos distintos observan al mismo paciente, ambos deben llegar al mismo diagnóstico) y fiabilidad (el diagnóstico
debe mantenerse inalterado a lo largo del tiempo). Además, por si todo lo anterior fuera poco, en la actualidad
atravesamos un proceso conocido como “psiquiatrización de la vida”. Consiste en que las personas creen sufrir
trastornos psiquiátricos y necesitar fármacos y psicoterapia para superar los baches de sus vidas. Debemos insistir a
la población con que pasarlo mal no equivale a estar enfermo: es un acontecimiento fisiológico e inherente al ser
humano, puesto en marcha como respuesta a las desazones que la persona experimenta. Estas desazones ayudan a
madurar la personalidad y desarrollar estrategias de afrontamiento para eventos traumáticos posteriores. No es bueno
sobreproteger ni dejar el camino hecho a las personas: cada cual debe afrontar sus problemas actuales para poder
lidiar adecuadamente con los futuros.

CLASIFICACIÓN: CLASIFICACIÓN CLÁSICA

1. Oligofrenias: trastornos de la inteligencia.

2. Psicosis: trastornos que provocan una ruptura con la realidad, creándose en el enfermo una realidad paralela
que consideran cierta.

3. Neurosis: conflictos intrapsíquicos mal resueltos que desbordan al paciente y le generan ansiedad.

4. Psicopatías: inadaptación social.

CLASIFICACIÓN ETIOLÓGICA CLÁSICA *Debemos entender el término “etiológico” aquí como punto de
origen del problema psíquico en su sentido más amplio, no como factor causal puro.
CLASIFICACIÓN ETIOLÓGICA CLÁSICA DE LOS TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS

SOMATÓGENOS (problemas orgánicos que pueden ser tratados mediante fármacos o cirugía, con potencial
curativo) Psicosis orgánicas (cerebrales): encefalitis, hidrocefalia... Psicosis sintomáticas (extracerebrales):
hipo/hiperglucemia exagerada...

ENDÓGENOS (problemas internos del paciente; aquí los fármacos compensan pero no curan) Esquizofrenia
Psicosis maníaco-depresiva

PSICÓGENOS (derivados de la ansiedad, tratados fundamentalmente con psicoterapia) Neurosis


Enfermedades psicosomáticas

SOCIÓGENOS (derivados de un inadecuado desarrollo social, tratados fundamentalmente con psicoterapia)


Psicopatías

CIE-10 Las siglas “CIE” se corresponden con “Clasificación Internacional de Enfermedades”, un compendio
de todas las enfermedades conocidas orientadas hacia su causa de muerte, elaborado en la Unión Europea desde 1855
y sometido a revisiones periódicas. En la actualidad nos encontramos en la décima revisión, que se hizo en 1992, por
lo que dicho compendio se denomina “CIE-10”. Pronto se publicará la undécima revisión: “CIE-11”. La CIE-10
posee un capítulo dedicado exclusivamente a los trastornos mentales y del comportamiento (el capítulo F), en el que
se nos ofrece un diagnóstico multiaxial de las enfermedades psiquiátricas:

 Eje I: trastornos clínicos (psiquiátricos y físicos).

 Eje II: funcionamiento adaptativo de la enfermedad.

 Eje III: factores estresantes ambientales, acontecimientos vitales, estilo de vida y afrontamiento del
paciente: problemas relacionados con acontecimientos vitales negativos en la infancia, con la educación y la crianza,
con el grupo primario de apoyo, con el ambiente social y físico, con los aspectos económicos, con las circunstancias
psicosociales y legales y con la historia familiar.

 Eje IV: calidad de vida del paciente.

En dicho capítulo F (F00-F99) encontraremos la siguiente clasificación de los trastornos mentales:

F00-09: Trastornos mentales orgánicos, incluidos los sintomáticos (tumores cerebrales, estados confusionales
febriles...).

F10-19: Trastornos mentales y del comportamiento debidos al consumo de sustancias psicotropas (LSD,
cocaína, alcohol...).

F20-29: Esquizofrenia, trastornos esquizotípicos y de ideas delirantes.

F30-39: Trastornos del humor (afectivos).

F40-49: Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y somatomorfos (síndrome de estrés post-
traumático...).

F50-59: Trastornos del comportamiento asociados a disfunciones fisiológicas y a factores somáticos.


F60-69: Trastornos de la personalidad y del comportamiento del adulto.

F70-79: Retraso mental (demencia, oligofrenia...).

F80-89: Trastornos del desarrollo psicológico (psicopatías).

F90-98: Trastornos del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia y


adolescencia.

F99: Trastornos mentales sin especificación.

DSM-IV Las siglas “DSM” simbolizan “Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders”, un manual
que compila todos los trastornos mentales. Su borrador fue elaborado por primera vez en 1880 en EE.UU., cuando
incluía únicamente términos como manía, melancolía, monomanía, paresia, demencia, dipsomanía (beber agua sin
parar) y epilepsia. El primer DSM serio, denominado DSM-I, se publicó en 1952 y estaba basado en el CIE-6.

El DSM-III, por su parte, se inspiró en los RDC (Research Diagnostic Criteria): criterios diagnósticos para un
grupo de trastornos que iban más allá de una definición prototípica para cada uno de ellos.

Este manual tenía una serie de novedades: organización jerárquica de las enfermedades, evaluación multiaxial
de las mismas e introducción de criterios diagnósticos (“se deben cumplir tal número de los siguientes requisitos para
diagnosticar tal enfermedad”) en lugar de descripciones, que ahora se hacían sistemáticas (epidemiología,
características esenciales asociadas, evolución...).

La evaluación multiaxial en la DSM se organiza de la siguiente forma:

 Eje I: trastornos mentales y otras enfermedades.

 Eje II: trastornos de personalidad. Retraso mental.

 Eje III: trastornos médicos generales.

 Eje IV: problemas psicosociales y ambientales.

 Eje V: evaluación del funcionamiento global.

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