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Seguramente existe esta confusión del cómo llamar a la época entre los años 1980 y 2000. El debate es similar
al tratar de diferencia entre el amor y el querer que parte esto del sentir las palabras con distinta carga
sentimental, cuando ambas significan lo mismo. Esto se manifiesta también en los divorciados términos
terrorismo y conflicto armado no internacional o interno.
Entre nosotros se crea la interrogante: ¿Lo que sucedió en el Perú fue conflicto armado interno, o terrorismo?
Marco Enrique Miyashiro Arashiro, exdirector del Grupo Especial de Inteligencia Nacional (GEIN), a quien no
le falta más presentación por la eficiente labor que hizo, declara en el programa “Rey con Barba” que «en el
Perú hubo terrorismo» y no lo otro.
A continuación, adjunto lo que dijo el héroe nacional Miyashiro en aquel espacio del 2012; sin antes aclarar
que se hablará de Sendero Luminoso y no de los otros grupos terroristas debido al impacto que tuvo.
"Se critica ahora a la Comisión de Verdad y Reconciliación (CVR) porque ellos han acuñado una frase que dice
“guerra interna” (amablemente corrigió Rafael Rey puesto que debió decir “conflicto armado interno” como
explícitamente se muestra en la CVR). Pero eso no es verdad, porque internacionalmente el delito de
terrorismo es sancionado, repudiado y condenado internacionalmente por la ONU. No se puede considerar
un conflicto interno. Esta ha sido una lucha entre el Estado peruano contra una banda criminal organizada a
nivel nacional. No se puede entender de otra manera".
Miyashiro tiene mucho peso en su palabra; cualquiera que lo escuchase le creería en un instante en que se
tiene que llamar terrorismo como dé lugar a la trágica época.
Para hacer dinámico este informe, cae justo aquí una pequeña definición de conflicto armado interno:
Un conflicto armado no internacional (o interno) se refiere a una situación de violencia que se desarrolla dentro del
territorio de un Estado enfrentamientos armados prolongados entre fuerzas gubernamentales y uno o más grupos
armados organizados, o entre grupos de ese tipo.
Para que se pueda calificar como de este nivel se consideran:
Con cada punto, mentalmente el lector debe colocar una información complementaria a los puntos expuestos
en relación con Sendero Luminoso y los otros.
Importante es el primero que habla del nivel de organización. Este se evalúa analizando factores como la
existencia de una cadena de mando, la capacidad de transmitir y hace cumplir órdenes, la capacidad de
planificar y desplegar operaciones militares coordinadas y la capacidad de reclutar, entrenar y equipar a
nuevos combatientes.
Sendero Luminoso cumple con todos los requisitos, como si postulara para astronauta, para que sus acciones
sean catalogadas como conflicto armado interno, ya que es la mayor forma de violencia posible en el marco
jurídico.
Entendamos también que la definición de esta serie de palabras, tan polémica, es un término jurídico, y esto
significa “un sistema que cataloga las leyes dentro de un país que determinan los hechos y actos de una
persona en sus actividades como ciudadano”. Entonces… ¿acaso el término «terrorismo» no lo es?
El terrorismo está lejos de ser un fenómeno nuevo; en efecto, podría inclusive decirse que es anterior a la
historia registrada. Su tratamiento como materia del derecho internacional es de origen más reciente. Entre
los primeros empeños por abordar el terrorismo como materia de preocupación jurídica para la comunidad
internacional estuvo la redacción por la Sociedad de las Naciones de la Convención de Ginebra de 1937 para
prevenir y sancionar el terrorismo, redactada por la Liga de Naciones, y que nunca entró en vigencia.
Posteriormente, las Naciones Unidas adoptaron iniciativas similares contra el terrorismo a través de la
negociación de tratados multilaterales y de la labor de los órganos de la ONU a distintos niveles.
Se recurre a la fuerza entre estados o hay una situación de violencia armada prolongada entre autoridades gubernamentales
y grupos armados organizados o entre estos grupos dentro de un Estado.
El término «conflicto armado» en sí mismo sugiere la existencia de hostilidades entre fuerzas armadas organizadas en mayor
o menor medida.
Esta caracterización de conflicto armado enfatiza al menos cuatro elementos fundamentales: • Uno definitorio esencial, que
es el de fuerza o violencia armada. • Uno temporal, que es la prolongación en el tiempo. • El elemento de organización del
grupo que participa en el conflicto. • La inclusión del conflicto armado entre grupos junto al de las tradicionales nociones de
conflicto armado internacional —entre estados— o no internacional —entre la autoridad estatal y el grupo armado—.
Queda entonces en evidencia la gravedad de un “conflicto armando interno” y que no tiene tanta diferencia
con el “terrorismo” o, y en muchos casos se dicen entre las gentes, “guerra civil (este también no tiene un
significado jurídico como tal)”.
Por supuesto que se puede decir cualquiera de los dos ante una pregunta sobre lo sucedido entre estos
trágicos años; no debe ser diferenciado por una cuestión de moral, pues en el campo de derecho, esto no
viene al tema.
Como parte final de este artículo, queda responder la pregunta comercial entre los interesados, ¿Por qué
Abimael sigue con vida si en la Constitución se da la pena de muerte a los terroristas?
"En el caso de Sendero Luminoso, desde el año 2000, comenzaron una estrategia jurídica que consiste en
revisar todo el derecho penal peruano para buscar salida y poder obstaculizar e ir en contra del mismo
Estado. Y este es un plan que ya tenían desde que Sendero estaba diseñado, porque decía: el Estado peruano
es un Estado viejo, caduco, y hay que aprovechar precisamente de aquellos vacíos legales para darle vuelta; y
eso forma parte de su estrategia jurídica. Felizmente se reformó la legislación peruana, y acorde a los
Derechos Humanos Internacionales, se volvió a sancionar y condenar a muchos de estos dirigentes; pero
también se dio libertad a otros tantos. En el año 2000 la cantidad de detenidos en el Perú, por delito de
terrorismo, previamente sentenciados, era aproximadamente de 4500; hoy en día no llegan a 500, y ya
próximamente, por cumplimiento de sentencias, van a salir en libertad los altos dirigentes."
Las actividades de Sendero fueron tipificadas por el Estado como terrorismo; no obstante, en 1980 no
hubo ninguna sentencia por terrorismo, y esto debido al estado jurídico en que se condenaba estos actos. El
terrorismo, en ese entonces, era un delito común. Decía: "El que, con el propósito de provocar o mantener
un estado de zozobra, alarma o terror en la población o en un sector de ella, cometer actos que pudieran
crear peligro para la vida, salud o el patrimonio o encaminados a la destrucción o deterioro de edificios
públicos o privados, vías y medios de comunicación o transporte o de conducción de fluidos o fuerzas
matrices u otras análogas, valiéndose de medios capaces de provocar grandes estragos o de ocasionar grave
perturbación de la tranquilidad publica o de afectar las relaciones internacionales o la seguridad del
Estado…" Así, en 1980 y 1981, en los tribunales de justicia de Lima, no hubo ninguna sentencia por
terrorismo.
Un ladrón no pretende cambiar el sistema,
como pretende un subversivo. El primero es
independiente, trabaja solo; el otro es
organizado, tiene una cadena de mando.
Entre 1980 y 1985 los sentenciados a prisión
por terrorismo a nivel de la segunda instancia
(terrorismo) fueron 117. Sin embargo, si se
quisiera saber el número de sentencias
definitivas, el número hubiese sido menor. Y
aún menor hubiesen sido los casos de juicio
totalmente concluidos.
En 1982 fue el año en que empiezan las
sentencias de carácter absolutorio (declarar a
un procesado inocente), y en 1983 es donde
se emiten las primeras sentencias a penas
privativas de la libertad por este delito.
Se manejaba en esos años la Constitución de 1979 que decía en su artículo 235: “No hay pena de muerte, sino
por traición a la Patria en caso de guerra exterior”. Con esto, Sendero ya sabía cómo evitar el sistema judicial.
Se empieza a redactar la nueva Constitución en el año 1992. El Congreso Constituyente Democrático (CCD) se
instaló el 30 de diciembre de 1992 y finalizó su labor el 26 de agosto de 1993 con la aprobación del nuevo
texto constitucional, el cual sería sometido luego a referéndum para su ratificación por parte de la población.
Mencionar también los resultados de esta jornada democrática del 31 de octubre del 93': Por el SÍ: 52.27%
(3.878.964); NO: 47.76% (3.545.699). El Estado utilizó todo su aparato publicitario para hacer campaña al SÍ;
cosa a destacar fue el rol del APRA para promover el voto por el NO.
Gisela Valcárcel tuvo como invitado a Fujimori cuando se estaba haciendo la campaña para aprobar la nueva
Constitución del año 1993. Habla “el chino” sobre una principal innovación en esta nueva Constitución (con el
uso del anterior vínculo, situarse al minuto catorce con 58 segundos):
Gisela: Con esta nueva Constitución, señor presidente, al momento de marcar el sí, que es la posición que usted
defiende, ¿también diremos sí a la penda de muerte?
Fujimori: La pena de muerte está también contemplada muy claramente, se aplicaría en casos como de Abimael
Guzmán y en casos en condena por traición a la patria. El artículo 140 dice: La pena de muerte sólo puede aplicarse
por el delito de traición a la patria en caso de guerra, y el de terrorismo, conforme a las leyes y a los tratados de los
que el Perú es parte obligada. La pregunta es, y si Abimael Guzmán, Cárdenas Schulte ya están en prisión, ¿por qué
necesitamos este artículo si no se puede aplicar en forma retroactiva? Lo requerimos porque tenemos que ser
previsor, no vaya a ser que en el año 98', o en el año 2005, se aparezca un nuevo Abimael, y entonces allí debemos
contar con el instrumento para aplicarlo a tiempo. Si esto lo hubiésemos hecho en el año 82' cuando estaba Abimael
rodeado, se conocía su paradero y hubiésemos tenido un instrumento de esta naturaleza y un poder Ejecutivo en
terminar con el terrorismo, no hubiéramos tenido las veintiséis mil muertos y la miseria que tenemos ahora.
La pena de muerte no es un instrumento de disuasión contra los terroristas. Obviamente no es la herramienta para
terminar con el terrorismo. La herramienta para terminar el terrorismo está constituido por toda una estrategia que
es: Estrategia de manejo de penales, de legislación drástica, de inteligencia; todo esto constituye una estrategia. La
pena de muerte no va a resolver los problemas del terrorismo; pero sí es una medida preventiva. Si hay un nuevo
Abimael, ahí si hay que aplicar inmediatamente (el artículo).
La entrevista fue pobre, obviamente, sin preguntas punzantes y miradas de crítico; en lugar de eso, había
coqueteo (promesa de coito sin garantía) en lenguaje de tías pelonas. Chino pendejo, ¡Voto al chápiro!
La pena capital se encuentra dentro del ordenamiento Jurídico del Perú en: La Constitución de 1993 y en el
código Penal Militar Policial del 2010. Sin embargo, el que estén allí no significa necesariamente su inserción
como consecuencia jurídica. Se reconoce que el implemento de la pena de muerte a los terroristas fue debido
a los sucesos que acontecieron en aquella época.
Recordando (señalando) lo que dice la carta magna, se desprenden dos factores importantes:
1. El primero es el carácter restrictivo que plantea la norma: “la pena de muerte solo puede aplicarse…”
a) Traición a la patria en caso de guerra
b) Terrorismo
Leer con atención… La interpretación literal en ambos es muy amplia. En primer lugar, se advierte que la pena
podría ser tanto en guerras externas, como también en internas. También sucede con el delito de terrorismo
(desarrollado en el Decreto Ley 255475 de 05 de mayo de 1992) que la ley prevé varias conductas típicas de
diversos grados (se señala en el artículo tres).
Con todo esto se podría generar un uso arbitrario, abusivo e imprudente por parte del legislador en su
decisión.
EL MAR
DE
SARA
EDITORES