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Hay una pluralidad de principios eternos: agua, aire, tierra y fuego. Las realidades
visibles son producto de la mezcla y la disolución de estos principios. La fuerza que une
es la amistad o amor y la fuerza que disgrega es el odio; en virtud de la amistad lo
múltiple llega a ser uno y en virtud del odio, lo uno llega a ser múltiple. Es imposible
por lo tanto que surja algo del no ser y es imposible que el ser se destruya. Estos
cambios se producen de manera continua e incesante
Algo mantiene su unidad cuando estas fuerzas están en equilibrio, si se rompe,
perece. El Orden de la Naturaleza es la alternancia cíclica entre equilibrios y
desequilibrios (generaciones y destrucciones), siendo el arché de ese orden la
interacción de las dos fuerzas. Por lo tanto, el Universo experimenta un proceso cíclico
y eterno de generaciones y destrucciones y las realidades solo existen cuando el amor y
el odio luchan entre sí en direcciones opuestas.
LA LÓGICA EN ARISTÓTELES
La lógica se ocupa del razonamiento, los elementos que lo componen y sus
diferentes tipos. Ejemplo de razonamiento: Todos los hombres son mortales – Premisa
mayor
Sócrates es hombre – Premisa menor
Luego: Sócrates es mortal – Conclusión
El razonamiento es un encadenamiento de juicios que se conectan entre sí de
manera que unos siguen necesariamente a otros. El más básico es el silogismo, donde
dos proposiciones actúan como premisas y una tercera es su conclusión.
La ciencia de la lógica reposa en una serie de axiomas (bases indemostrables):
principio de identidad, de no contradicción y de tercero excluído. El axioma de
identidad dice que algo es lo que es porque posee una esencia, el principio de no
contradicción indica que la realidad no puede ser contradictoria y el tercero excluido
sostiene que un juicio es verdadero o falso, quedando descartada una tercera opción.
LA FÍSICA DE ARISTÓTELES.
Para Aristóteles la segunda ciencia teórica es la física o filosofía segunda, cuyo
objeto de investigación consiste en la substancia sensible, caracterizada por el
movimiento, es la ciencia de las formas y las esencias.
Teoría del movimiento: Si la física es la teoría de la substancia en movimiento, es
evidente que la explicación de ese movimiento constituirá su parte principal. El ser
posee muchos significados, entre ellos el determinado por la pareja ser en potencia y
ser en acto. El movimiento o cambio consisten en pasar de la potencia al acto.
Aristóteles concede primacía al acto sobre la potencia, porque el acto representa la
realización plena mientras que la potencia implica siempre imperfección.
Las nociones de espacio y tiempo se hallan vinculadas con esta concepción del
movimiento: los objetos son y se mueven en un lugar, que tiene que ser algo. Existe un
lugar natural hacia el que cada elemento parece tender por su propia naturaleza.
Aristóteles distingue entre el lugar que es común a muchas cosas, y el lugar que es
propio de cada objeto. El lugar será “el límite del cuerpo continente, en cuanto se halla
contiguo al contenido”.
LA POLÍTICA EN ARISTÓTELES.
La ética y la política se ocupan de estudiar la conducta humana, la vida práctica.
Están unidas ya que Aristóteles concibe al ser humano como un animal político que
desarrolla sus actividades en una comunidad; defiende siempre la primacía de lo
comunitario sobre lo individual.
En Ética a Nicómaco analiza la acción humana, que es teleológica (obedece a
determinados fines). A su juicio, el fin supremo de la vida humana es la felicidad y la vía
para lograrla es la adquisición de virtudes (hábitos que mejoran la vida humana). Estas
virtudes son de dos tipos: éticas (el término medio entre dos extremos: entre cobardía
y temeridad está la valentía) y dianoéticas (participación en otros saberes). Aunque la
sabiduría no aporta la felicidad completa, ningún ignorante puede aspirar a ser feliz y
sólo es posible alcanzarla en la ciudad, en la vida social organizada políticamente.
Aristóteles no exhibe una concepción utópica de lo político, sino que recoge las
constituciones de las polis que rodean Atenas. El fin de la polis es garantizar la ‘buena
vida’ de sus ciudadanos y reconoce tres gobiernos orientados al bien común: la
monarquía (gobierno del más excelente), la aristocracia (gobierno de personas
excelentes) y la república (en manos de una base social). Cuando el gobierno sirve a
intereses particulares, da lugar a regímenes degenerados: la tiranía, la oligarquía y la
democracia. Aristóteles rechaza la democracia radical y se inclina a una democracia
moderada en la que predominan las clases medias.
LA LÓGICA EN EL ESTOICISMO.
Al igual que los epicúreos, los estoicos consideran que el conocimiento se basa en
la percepción sensible. Las sensaciones son siempre verdaderas porque constituyen el
efecto inmediato y pasivo de la realidad sobre nosotros. Pero las sensaciones no
pueden constituir un criterio de verdad, puesto que no conforman por sí solas un
conocimiento completo y no se pueden comunicar. A partir de muchas sensaciones
repetidas, nuestro entendimiento elabora representaciones mentales de las cosas, que
pueden ser verdaderas o falsas. Serán verdaderas aquellas representaciones a las que
todos prestamos nuestro asentimiento, puesto que, por sus características de
evidencia, se imponen sobre nosotros, indicando que reflejan fidedignamente un
objeto real. Son las representaciones comprensivas o apresantes. El principal criterio
de verdad es el asentimiento compartido a una representación comprensiva. A juicio
de los estoicos, todos los hombres compartimos una misma naturaleza corporal,
conectada con la naturaleza que rige el universo y siempre que una representación sea
suficientemente clara, todo el mundo deberá asentir a ella igualmente. Otro criterio de
verdad son las nociones comunes o conceptos que se forman por generalización de la
experiencia sentible. Estos conceptos son universales y son comunes para todo el
género humano ya que todos tenemos una naturaleza idéntica.
Por otra parte, la lógica estoica destaca por sus investigaciones acerca de las
formas del razonamiento. Se introduce el estudio de dos formas de silogismo que
estaban ausentes en la lógica de Aristóteles: el silogismo hipotético (“Si es de día, está
claro; no está claro, luego no es de día”) y el silogismo disyuntivo (“O es macho o es
hembra; es macho, luego no es hembra”).
Los estoicos también elaboraron una teoría de las categorías. Se construye una
lista cerrada de las mismas. Hay cuatro categorías: algo (substrato o sustancia),
cualidad (atributo), modo de ser y modo relativo. Para los estoicos, lo verdaderamente
real es el individuo concreto, mientras que lo universal existe sólo en la mente. Los
conceptos generales se reflejan en las palabras del lenguaje, que son signos de las
realidades objetivas. Así, el conocimiento es interpretado como una combinación de
signos.
EL DESTINO Y LA PROVIDENCIA SEGÚN LOS ESTOICOS.
La idea fundamental de la física estoica es la de un orden inmutable, racional,
perfecto y necesario que gobierna y dirige infaliblemente todas las cosas y las hace ser
y conservarse como son. A este orden, los Estoicos lo identifican con lo DIVINO, siendo
su doctrina claramente un panteísmo, pero al mismo tiempo es un materialismo. No
existe nada más que lo corpóreo, todo es cuerpo, incluso el alma y el bien y admitían
sólo 4 excepciones incorpóreas: ESPACIO, TIEMPO, VACÍO Y SIGNIFICADO. Lo divino,
como razón cósmica y causa de todo, no es incorpóreo.
El acontecer del mundo se produce siguiendo un ciclo que retorna eternamente, y
puesto que el mundo es finito, esférico, y está rodeado por el vacío, las posibles
combinaciones de las razones seminales que dan origen a las distintas configuraciones
del mundo, llega un momento en que se agotan, y todo vuelve a repetirse. La dinámica
del mundo es: la de un continuo y eterno formarse y destruirse de todos los seres en el
marco de una reinstauración repetida del mismo orden en el que se vuelven a
desplegar los mismos acontecimientos del ciclo precedente sin modificación alguna.
A este orden cósmico es lo que los estoicos llaman DESTINO, la ley necesaria que
rige todas las cosas y que entrelaza de manera determinista lo pasado y lo futuro.
Mientras desde la perspectiva de los seres humanos este destino se percibe y se vive
como fatalidad inexorable, desde la perspectiva de lo divino, que lo ha instaurado, es la
providencia que todo lo gobierna y encamina a su perfecto cumplimiento.
Lo DIVINO reúne pues en sí mismo, la condición de destino, providencia y razón, y
esto es lo que constituye la naturaleza esencia y actuante de todos los seres. Esta
concepción panteísta de lo divino no es incompatible en el pensamiento estoico, con el
politeísmo, se identifica la multitud de dioses con las distintas facetas en las que se
muestra la acción divina en su función de crear, ordenar y conservar el mundo, siendo
éste perfecto y los males que vemos y sufrimos son condiciones necesarias para el
triunfo final del bien. No habría justicia si no existiera la injusticia, porque aquella no es
más que la liberación de la injusticia.
LA GNOSIS.
La filosofía cristiana se nutre de las mismas fuentes que el neoplatonismo:
platonismo medio y neopitagorismo, movimiento cultural judeohelenístico (Filón de
Alejandría) y las corrientes gnósticas.
Las corrientes gnósticas son movimientos filosóficos-religiosos desarrollados en
los s. I, II y III d.C. en la zona oriental. En su formación intervienen elementos platónicos
y elementos de religiones orientales mistéricas. Existe un gnosticismo pagano y otro
cristiano (declarado herejía en el s. II d.C.).
La gnosis son doctrinas secretas, solo para iniciados. El conocimiento divino se
logra mediante la introspección, el autoconocimiento, y con él se logra la salvación.
Propugnan un fuerte dualismo, separando el espíritu, que es divino, de la materia; el
espíritu es fuente del bien, la materia del mal. Nuestra alma procede de lo divino, está
aquí exiliada y regresa mediante el conocimiento.
En el gnosticismo cristiano, fuertemente combatido por la Iglesia, el bien y el mal
son representados por dos dioses: el Dios bueno (Nuevo Testamento) y el Dios malo
(Antiguo Testamento, el demiurgo, que es malo porque ha creado el mundo). La
certeza de que el cuerpo no puede ser divino les lleva a dudar de la naturaleza divina
de Cristo y defienden que el conocimiento siempre es superior a la fe, por lo que el
hombre es autónomo para salvarse.
LA FILOSOFÍA DE MAIMÓNIDES.
Nació en Córdoba y vivió en el siglo XII. Fue perseguido por los almohades, por lo
que tuvo que huir de Al-Ándalus y refugiarse en El Cairo, donde enseñaba filosofía y
teología y practicaba la medicina.
Su obra más importante es ‘Guía de perplejos’, donde intentaba conciliar la Biblia
con la filosofía de Aristóteles. Los ‘perplejos’ son tanto los que no creen en Dios como
los que creen de una forma irreflexiva.
La fe y la razón: Para Maimónides filosofía y revelación no son incompatibles, la
verdad solo se obtiene gracias a la interrelación entre ambas. La filosofía puede
demostrar que las verdades reveladas no son absurdas desde el punto de vista de la
razón, pero no que lo revelado sea verdad. También hace suya una teoría según la cual
la filosofía griega tendría orígenes bíblicos y judíos: Moisés habría sido el verdadero
maestro de Sócrates, de Platón y de Aristóteles.
Creación contra eternidad del mundo: Maimónides llega a la conclusión de que la
tesis de la eternidad del mundo no se puede demostrar desde un punto de vista
filosófico. La tesis de la creación es, al menos, plausible. Ligado a esto está la idea de
que Dios ha creado el mundo por un libre acto de su voluntad.
La profetología: La religión judía se apoya en la palabra de los profetas, que
recoge la revelación realizada por Dios. Esto implica que la teología filosófica solo
puede desarrollarse de forma negativa; podemos conocer racionalmente lo que Dios
no es (‘teología negativa’).
La libertad humana: Maimónides se esfuerza en justificar la libertad humana, que
explica en dos aspectos:
- Conocimiento. La recepción del entendimiento agente depende de la libre
decisión de cada individuo; según su grado de preparación cada uno recibirá su
influencia. El que recibe en mayor medida esta acción del entendimiento agente es el
sabio; el que la recibe con su facultad imaginativa es el profeta.
- Acción. Cada hombre es responsable de sus actos.
LA FILOSOFÍA DE AVICENA.
Avicena vivió en Persia (actual Uzbequistán) en los s. X y XI. Fue un sabio de
carácter enciclopédico: cultivó prácticamente todas las ramas del saber, pero destacó
como médico y como filósofo. Escribió numerosísimas obras, traducidas al latín y
divulgadas en el Occidente cristiano en el s. XII. Las más importantes son el ‘Canon de
medicina’ y varios comentarios de tratados aristotélicos. La filosofía de Avicena es una
combinación de aristotelismo, neoplatonismo y religión islámica.
Articula su teología a partir de dos distinciones: la distinción entre esencia
existencia, y la distinción entre ser necesario y ser posible. Respecto a la primera,
afirma que solo en Dios la esencia y la existencia coinciden, ya que las realidades
creadas pueden o no existir.
Para Avicena, Dios es el Ser Necesario (‘ser necesario’ significa que algo es lo que
ya es, no puede adquirir otras características distintas). Los entes creados son, en
oposición, una combinación entre una forma necesaria y una materia potencial. Como
consecuencia de esta tesis, Dios tuvo que crear el mundo tal y como es de un modo
necesario: la creación no es un acto libre y voluntario, las realidades creadas son
necesarias porque proceden de un acto de creación estrictamente necesario. De esta
forma, se opone a la doctrina del Corán, donde Dios crea el mundo libre y
voluntariamente a partir de la nada.
Respecto al conocimiento sostiene que existen tres tipos: un conocimiento
intuitivo de los principios lógicos y matemáticos, un conocimiento demostrativo y, en el
escalón inferior, un conocimiento que parte de la percepción y obtiene las formas
universales a través de la abstracción.
LA FILOSOFÍA DE AL-FARABI.
Nacido en Wasiy, cerca de Farab, en el 872; vivió de joven en Bagdad donde
estudió lógica, gramática, filosofía, música, matemáticas y ciencias. En el 941 se
trasladó a Alepo, luego viajó a El Cairo, murió en Damasco en 950.
Profundamente religioso y místico, profesó la fe chiita y cultivó con dedicación la
música. El tratado “Sobre la música” es la exposición más importante de teoría musical
de la Edad Media. Entre sus numerosas obras destacan sus comentarios a la vida de
Aristóteles, sus escritos sobre filosofía política y un comentario a las leyes de Platón.
Se suele atribuir a Al-Farabi la primera formulación de la distinción, no sólo lógica,
sino metafísica, entre esencia y existencia, tan importante en la filosofía de Avicena y
en la escolástica tomista. Según esta concepción, la existencia no tiene por qué ser un
carácter constitutivo de la esencia, sino que debe ser entendida, más bien, como un
predicado o accidente suyo. A partir de ello es posible diferenciar entre el ser necesario
y el ser posible o entre el creador y ser creado. El ser posible es el que no puede existir
por sí sólo y del que su existencia es contingente. Se convierte, sin embargo, en un ser
necesario, cuando el ser necesario le confiere su existencia.
Otra doctrina importante de Al-Farabi es la que se refiere al intelecto y al
conocimiento. Parte de la doctrina neoplatónica del uno que, pensándose a sí mismo,
da origen a los cuatro intelectos que ya había distinguido Al-Kindi, y que se relacionan
entre sí como la materia y la forma, la potencia y el acto. En realidad, lo que suele
llamarse pensamiento político de Al-Faribi no está referido a ningún problema de
ordenación de las estructuras del Estado ni de regulación de los asuntos públicos. Se
trata más bien, de una concepción del profeta que apunta a la fe propiamente
islámico-chiita y mística en la finalidad del mundo
BUENAVENTURA DE BAGNOREGIO.
Nacido en Viterbo, ingresó muy joven en la orden franciscana, estudió en París
donde ocupó el puesto de Rector de la Universidad y posteriormente de Superior
General de la Orden. En 1273 fue nombrado cardenal y murió al año siguiente.
Hizo del ejemplarismo el punto central de su metafísica “es verdadero metafísico
el que considera el ser natural en el espíritu ejemplar” y lo explica con los siguientes
argumentos:
• El paso de la consideración de las sustancias particulares y creadas al principio
originador (Dios) es tarea común al metafísico y al filósofo natural, que también
considera los principios de las cosas como causa suficiente.
• Por otra parte, la consideración de un Bien supremo (Dios) o fin último de todas
las cosas es tarea común del metafísico y del filósofo moral, el cual busca la causa final
o razón de la felicidad en el orden especulativo o práctico.
• Pero en la medida que considera al Ser supremo (Dios) como causa ejemplar de
todas las cosas, el metafísico no comparte su tarea con nadie más, por lo que en ello
esta su distintivo verdadero.
La Ideas de Platón y de los neoplatónicos están para Buenaventura más cerca de la
verdadera metafísica que Aristóteles, el cual, al rechazar las ideas platónicas y centrar
su interés en las cosas del mundo de la razón, excluyendo así toda posibilidad de una
creación y una providencia divinas, se aparta de la verdadera metafísica.
Buenaventura incluye inevitablemente la metafísica dentro de la teología, es decir,
dentro de la sabiduría de la fe, lo cual, con este concepto, se enfrenta tanto al
aristotelismo pagano de los averroístas como al aristotelismo cristiano de Tomás.
La naturaleza no es, para Buenaventura, como lo era para los peripatéticos, un
conjunto de fenómenos y de seres cuyas propiedades y leyes es preciso analizar, sino
un libro cuyo sentido divino hay que aprender a descifrar. La naturaleza está hecha de
seres, cada uno de los cuales nos presenta una imagen o un vestigio más o menos
cercano al Creador. Es más, la esencia de las cosas creadas está, para Buenaventura, en
su no suficiencia, lo que les hace remitirnos a su autor, principio del ser, Dios.