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La proclamación de Isabel II como reina provocará un alzamiento masivo de los partidarios del

Antiguo Régimen, los llamados carlistas. La regente Mª Cristina, buscando todos los apoyos
posibles, ofreció a los liberales una alianza según la cual la corona promovería diversas
reformas a cambio de su ayuda contra los carlistas. Estos accedieron, pero las reformas
prometidas fueron lentas y tímidas hasta que por la presión de los progresistas,( el ala más
radical de los liberales) se llevaron a cabo transformaciones de enorme influencia en la sociedad
de la época.
En la primera etapa, la regente ofreció a los liberales una carta otorgada, el Estatuto Real, en la
que se establecían unos pocos derechos básicos, pero limitados por el capricho real. También se
establecía un parlamento formado por dos cámaras, una nombrada y vitalicia y otra elegida por
apenas el 0´20% de la población. Sus competencias eran meramente consultivas, por lo que el
partido progresista presionará a favor de cambios más profundos.
Aprovechando la tensa situación provocada por la guerra carlista los progresistas movilizaron a
las masa urbanas gracias a la convocatoria de Juntas y la agitación de la Milicia Nacional,
voluntarios armados que exhortaban a la revolución.

Para calmar el ímpetu de los progresistas la regente aceptó llamar como ministro de hacienda y
luego presidente, a Mendizábal, un liberal exaltado que había hecho fortuna en Londres.
Mendizábal propuso una desamortización de bienes eclesiásticos que permitieran reducir la
deuda del estado, crear nuevos propietarios adictos al nuevo régimen, financiar los gastos de
guerra y debilitar a la Iglesia. María Cristina se asustó ante este programa y lo cesó, pero una
rebelión de los sargentos del palacio de la Granja y movilizaciones urbanas obligaron a la
regente a aceptar los planes de reformas progresistas, que serían definitivos para transformar el
Antiguo Régimen.
En estos años de predominio progresista se creó una nueva constitución en 1837, en la que se
intentó llegar a un cierto acuerdo entre las familias liberales: Así, se renunció a los
planteamientos de Cádiz y se apostó por el sufragio censitario, por nivel de renta y estudios(7%
de la población), aunque se establecía una declaración de derechos muy detallada. Como
concesión a los moderados se crearon dos cámaras parlamentarias, el congreso y el senado, en
la que la segunda podía corregir lo aprobado por la primera.
Pero lo más significativo fueron las medidas desamortizadoras de Mendizábal que expropiaron
y vendieron las tierras de manos muertas del clero regular. Al ser vendidas por subasta fueron
adquiridas por las grandes fortunas, quedando fuera del acceso a la propiedad grandes masa de
campesinos sin tierra, por lo que el campo continuó siendo un gran foco de tensión social.
Definitivamente se suprimieron los estamentos, los señoríos y los mayorazgos, así como la
Inquisición, la Mesta y los gremios, por lo que desaparecieron las instituciones del Antiguo
Régimen y se pusieron los fundamentos de un estado liberal basado en la constitución, la
separación de poderes, la igualdad ante la ley y la libre empresa.
Aún así la regente consiguió deshacerse de los progresistas temporalmente, porque la nueva
constitución le daba la posibilidad de nombrar gobierno. En 1840, ante el intento del gobierno
moderado por suprimir las elecciones municipales, de nuevo los progresistas toman las
ciudades y consiguen mediante un pronunciamiento militar hacerse con el poder. La
desconfianza en la regente es tan grande que la expulsan del país y en su lugar la sustituye el
general Espartero, verdadero ídolo de masas tras sus éxitos en la guerra carlista. Espartero se
dejó llevar por su carácter autoritario, imponiendo sus deseos al partido progresista, lo que llevó
a varios de sus miembros a la oposición .Retomó las medidas desamortizadoras de Mendizábal,
expropiando ahora los bienes del clero secular, lo que enardeció la oposición eclesiástica. Para
colmo intentó una política económica librecambista, lo que le granjeó la enemistad de los
industriales catalanes, que proponían altos aranceles para competir con los productos británicos.
Patronos y obreros se levantaron contra Espartero, a lo que éste reaccionó bombardeando la
ciudad. Ante este desastre, todos se unieron contra el Regente al que vencieron en un
pronunciamiento militar comandado por Narváez, que se convertirá en el hombre fuerte de los
moderados.
Isabel II será proclamada reina con 13 añitos y en su largo reinado siempre tendrá el apoyo del
partido moderado, quien será casi siempre llamado a gobernar .Como además las elecciones al
parlamento se falsean, se cierran las puertas a cualquier rival político, los progresistas saben que
sólo llegarán al poder mediante agitaciones urbanas y pronunciamientos militares.
Durante una decada 1844-54, los moderados consolidan el estado liberal, promulgando una
nueva constitución, la cual reducía la capacidad de sufragio( 2% de la población), proclamaba la
soberanía compartida por la nación y el rey. Se redujeron los derechos, se prohibió la libertad
religiosa y se instauró la censura.
Se centralizó el poder, dividiendo el país en provincias al mando de un gobernador civil, que
además nombraba a los alcaldes. Se eliminó a la Milicia Nacional y se creó la Guardia Civil,
que se convertiría en un cuerpo permanente de seguridad y de control social.
Hay que destacar la creación del código penal, del inicio del civil, así como el Plan Pidal de
educación primaria y la unificación de pesos y medidas.
Para acabar, los moderados cerraron las heridas con la Iglesia y si bien no devolvieron las
propiedades desamortizadas, se paralizó la venta y se firmó un concordato con el Vaticano que
garantizaba recursos del estado para mantenimiento del clero.

El conservadurismo creciente de los moderados les llevó a suprimir temporalmente las cortes,
por lo que hasta el sector de aquellos más avanzado se unió a los progresistas intentando un
cambio de régimen. En 1854, O´Donnell ,líder de los moderados izquierdistas, da un golpe de
estado con ayudad de los progresistas y la reina se ve obligada a llamar al gobierno a Espartero
y O´Donnell. Durante dos años, el llamado Bienio Progresista, se van a realizar diversas
medidas de enorme alcance, en medio de una gran conflictividad social por las carestías
agrícolas y las crisis industriales.
Los progresistas vuelven a favorecer la ampliación del sufragio, las elecciones municipales y la
libertad de prensa, intentando crear una nueva constitución menos restrictiva, aunque al final no
pudo salir a la luz por defunción del régimen. Destacan sus medidas económicas, como la
desamortización de Madoz, que volvió a expropiar las tierras de la Iglesia que no se habían
vendido y sobre todo las de los ayuntamientos. Se logró con ello reducir la deuda e incluso
financiar algunas obras públicas .Otras leyes económicas notables fueron la ley de bancos, que
reguló el funcionamiento del crédito, la ley de bolsa, que permitió comprar acciones y mejorar
las posibilides de gestion empresarial y sobre todo la ley de ferrocarriles, que impulsó la
creación de un trazado ferroviario que modernizara los transportes españoles. Se subvencionaba
los kms de vía y se permitía importar material ferroviario. Esto canalizó la inversión de capital,
aunque acabará en desastre financiero, pues las líneas no serán rentables durante un tiempo y no
se estimulará la industria siderúrgica nacional, como sí ocurrió en otros países.

Las tensiones sociales se iban recrudeciendo por lo que O Donnell se desembarazó de los
progresistas e instaurará el gobierno de la Unión Liberal, un partido que se decía centrista y
práctico. Desde el 1856 al 63 los unionistas aprovecharan la buena coyuntura económica y las
posibilidades que abrieron las leyes progresistas para impulsar la economía. Se construye el
ferrocarril, el canal de Isabel II, se permite la explotación minera a particulares, se especula en
la bolsa con las compañías de ferrocarril, que parecen prometer grandes beneficios. También se
lleva acabo una política exterior de altos vuelos, de la mano de Inglaterra y Francia, que resulta
muy costosa y que no da ningún beneficio. Este espejismo de estabilidad y crecimiento saltará
pronto por los aires. La reina sigue sin confiar en los progresistas, e incluso, cuando se ve fuerte,
prescinde de la Unión liberal.

De nuevo vuelven los moderados al poder, dejando ver sus querencias autoritarias, al suspender
durante largos periodos las cortes e incluso con proyectos de reducir aún más el sufragio. En
1866 se produce una triple crisis económica, con malas cosechas, paro industrial y hundimiento
de la bolsa, por lo que los ánimos estaban muy caldeados, incluso entre los patronos Ante la
situación, unionistas, progresistas y el nuevo partido demócrata se unen contra la reina y
comienzan a plantear una rebelión en el Pacto de Ostende. Cuando muere Narváez, el hombre
clave en el régimen isabelino, los conspiradores darán en 1868 un golpe de estado que se
convertirá en revolución popular y que traerá la primera democracia de la historia de España.

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