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Es la ciencia del cuidado de la piel. Es la esencia de todo lo que hacemos, pero ¿a qué nos referimos
exactamente cuando hablamos de dermocosmética?
El origen de la cosmética
La palabra cosmético proviene del griego antiguo kosmētikos, del verbo kosmeo que significa adornar o
embellecer.
A su vez, kosmeo tiene su origen en la palabra kosmos, que se refiere al orden, la limpieza y la belleza.
Ya en las antiguas civilizaciones egipcias y griegas, mujeres y hombres embellecían su rostro con
delineadores de ojos y pintura de labios.
Desde las recetas de cremas antiarrugas a base de incienso y aceite de moringa, recogidas en el Papiro
de Ebers, a los recipientes de aceites y perfumes encontrados en la tumba de Tutankamón.
La cosmética nos viene gustando desde la antigüedad y ¡hay múltiples pruebas arqueológicas de ello!
En toda conferencia cosmética que se precie, alguien suele mencionar la mítica definición del
Reglamento Europeo de 2009 sobre los productos cosméticos.
Una definición bien larga y nada inspiradora, ¡en nuestra humilde opinión!
Es un término acuñado en los años ochenta por el doctor Albert Klingman, dermatólogo estadounidense
muy conocido por sus (algo controvertidas) investigaciones con el retinol.
Klingman comenzó a utilizar la palabra cosmeceutics, un híbrido entre cosmetics y pharmaceutics, para
referirse a aquellos cosméticos con ingredientes activos