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Práctica de Emoción y Motivación

María del Rocío Torvisco Salvador

Grupo T1.

DESCRIPCIÓN DE UNA EMOCIÓN

Si soy sincera, y supongo que está actividad va de eso, tengo que admitir que
en un principio la emoción más predominante fue la vergüenza. Sentía como si
me fuese a bloquear en cualquier momento y no fuera a ser capaz de hacer
bien la práctica. Realmente pensaba que no iba a poder hacer todo lo que se
me “exigía” o que lo iba a hacer mal y los demás se reirían, pero no ocurrió
nada de eso.

Quizás no bailase tan bien como el resto de mis compañeros/as y seguramente


mis pasos no tuviesen el más mínimo ritmo, pero nadie se río, más allá de las
risas que causaba vernos a todos en esa situación. Así que poco a poco me fui
desprendiendo de esa vergüenza, ya no me agobiaba tanto pensar en quién me
estaría mirando o si estaba haciendo el ridículo. Simplemente me deje llevar e
intenté no pensar mucho, y parece que la cosa no fue tan mal como pensaba,
de hecho, puedo decir que disfruté.

Y bueno, ahora sí, una vez terminada la práctica, la emoción que sobresalía por
encima de todas era la esperanza. Casi podía saborear esa palabra en mis
labios. No había duda, esa era la emoción sobre la que escribiría. ¿Qué por qué
‘esperanza’? Pues quizás, porque llevaba varios días pensando si habría hecho
bien en meterme en Psicología, dudando de mis capacidades y preguntándome
si querer ayudar a otras personas era motivo suficiente o si por el contrario me
harían falta aptitudes que no tengo. Y entonces llegó esta práctica y por
primera vez en todo el curso sentí que encajaba, porque a pesar de las
diferencias entre unos y otros, todos queríamos ayudar a otras personas y por
eso estábamos allí, porque queríamos ser buenos psicólogos/as.
Se podría decir que encontré, literalmente, “unos brazos dispuestos a
sostenerme” y eso me gustó.

Así que esperanza quizás sea tener la certeza de aunque el sol se esconda y
todo se quede a oscuras, siempre vuelve a salir. Y que aunque durante el
camino dude mil veces si valgo o no para esto, sabré que el motivo por el que
estoy aquí es más que suficiente para seguir o al menos para intentarlo.

También decir, que aunque no soy fan de Manuel Carrasco, me emocioné


mucho escuchando esa canción, que consiguió remover muchos sentimientos
bonitos dentro de mí y recuerdos a modo de flashback de momentos increíbles
con personas muy importantes para mí.

La práctica fue amena y divertida, nos ayudó a conocernos un poco mejor. Nos
reímos, nos relajamos (aunque a algunos como a mí al principio nos costó, pero
lo conseguimos), nos dimos cariño y muestras de afecto en forma de abrazos y
sonrisas, así que si tuviese que elegir una emoción grupal predominante sería la
gratitud. Atendimos las necesidades del otro y viceversa, nos respetamos, nos
sentimos generosos y predispuestos a dar. Tanto fue así, que la clase no podía
acabar sin un abrazo grupal a nuestro profesor.

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