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Contenido:
• Marco Conceptual.
• Desarrollo de sistemas de atención a la dependencia en Europa.
• Situación actual en España y Andalucía. Demanda potencial, principales
colectivos e impactos de la Dependencia. Financiación de la Dependencia.
• Modelos de ofertas de servicios.
Marco Conceptual.
Ambas cuestiones conforman una nueva realidad de la población mayor que conlleva
problemas de dependencia, en las últimas etapas de la vida, para un colectivo de personas
cada vez más amplio.
Ante esta situación, se han tomado medidas políticas como la recién aprobada Ley de
Promoción de la Autonomía Personal y la Atención a Personas en Situación de Dependencia,
una ley creada para atender a la población dependiente con el fin de mejorar su calidad de
vida, y por consiguiente contribuir al "respiro" de las personas cuidadoras.
Según esta encuesta son las familias las que están asumiendo, en su mayor parte, el cuidado
de las personas dependientes a través de lo que ha dado en llamarse "apoyo informal". Aunque
hay que aclarar que estos cuidados han recaído y recae casi en exclusiva, en las mujeres del
núcleo familiar (madres, cónyuges, hijas, hermanas, etc, de las personas dependientes).
La asunción de estos cuidados por parte de las familias, provoca crisis que en ocasiones no
pueden superar, el cuidado de un familiar enfermo o dependiente genera en la familia y sobre
todo en la persona cuidadora, crisis y problemas que en la mayoría de las ocasiones no
identifican con claridad y por lo tanto no encuentran soluciones, es un cúmulo de sentimientos
y situaciones de la vida diaria que no saben manejar debido al peso de las responsabilidades
que conlleva el cuidado.
Respecto al significado de la dependencia, el artículo 2,2 de la Ley la define como "El estado de
carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la
edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física,
mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas
importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con
discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal".
En este sentido, el concepto de dependencia que se maneja se apoya en la Recomendación nº
98 (9) relativa a la dependencia, adoptada el 18 de septiembre de 1998 del Consejo de
Europa, al igual que lo han hecho una parte importante de la legislación autonómica española.
La ley configura el Sistema de Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD), que cierra así
el cuarto pilar del Estado del Bienestar,tras el Sistema Nacional de Salud, el sistema educativo
y el sistema de pensiones que fueron desarrollados en España en la década de los ochenta y
principios de los noventa.
Hasta ahora, la atención a estas personas recaía principalmente en las familias y, muy
especialmente, en las mujeres. De hecho,según el Libro Blanco de la Dependencia, sólo el
6,5% de las familias que cuidan a personas dependientes cuentan con el apoyo de los servicios
sociales. Con la ley, los poderes públicos (en este caso, las Comunidades Autónomas,que son
las competentes en la materia) estarán obligados a garantizar el cuidado de las personas
mayores y de las personas con discapacidad que no se puedan valer por sí mismas.
Para configurar este sistema de dependencia nos hemos inspirado en los escasos ejemplos
existentes en el mundo, en especial en las experiencias nórdicas y centroeuropeas. Así,
España se ha sumado con esta norma a ese selecto club de países en los que los ciudadanos
cuentan con el derecho universal a ser atendidos cuando no se pueden valer por sí mismos.
Así, una vez acordado el desarrollo reglamentario de la Ley, las personas mayores y las
personas con discapacidad que no puedan valerse por sí mismas deberán solicitar una
evaluación en los servicios sociales de su Comunidad Autónoma para determinar su grado y
nivel de dependencia. En esta valoración desempeñarán un papel importante los médicos de
Atención Primaria. Una vez superado este trámite, los servicios sociales, teniendo en cuenta
también los informes médicos,elaborarán un Programa Individual de Atención con los servicios
y prestaciones que va a recibir la persona dependiente.
Artículo 2. Definiciones.
2. Dependencia: el estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por
razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida
de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras
personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de
las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su
autonomía personal.
3. Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD): las tareas más elementales de la persona,
que le permiten desenvolverse con un mínimo de autonomía e independencia, tales como: el
cuidado personal, las actividades domésticas básicas, la movilidad esencial, reconocer personas
y objetos, orientarse, entender y ejecutar órdenes o tareas sencillas.
4. Necesidades de apoyo para la autonomía personal: las que requieren las personas que
tienen discapacidad intelectual o mental para hacer efectivo un grado satisfactorio de autonomía
personal en el seno de la comunidad.
6. Cuidados profesionales: los prestados por una institución pública o entidad, con y sin ánimo
de lucro, o profesional autónomo entre cuyas finalidades se encuentre la prestación de servicios a
personas en situación de dependencia, ya sean en su hogar o en un centro.
7. Asistencia personal: servicio prestado por un asistente personal que realiza o colabora en
tareas de la vida cotidiana de una persona en situación de dependencia, de cara a fomentar su
vida independiente, promoviendo y potenciando su autonomía personal. 8. Tercer sector:
organizaciones de carácter privado surgidas de la iniciativa ciudadana o social, bajo diferentes
modalidades que responden a criterios de solidaridad, con fines de interés general y ausencia de
ánimo de lucro, que impulsan el reconocimiento y el ejercicio de los derechos sociales.
En general, los municipios han sido elegidos en la mayoría de los Países Europeos al ser
la institución a la que la mayoría de las personas acuden habitualmente cuando tienen
algún tipo de necesidad.
Efectivamente, más allá de sus diferencias, todos los sistemas europeos de atención a la
dependencia comparten una serie de características comunes:
económicas -en general, dirigidas a las personas cuidadoras y/o a la compra de servicios
de atención directa-, atención residencial y servicios domiciliarios, con un énfasis especial
en estos últimos. Resulta menos habitual la provisión de otro tipo de servicios, como los
de promoción de la autonomía personal, los de asesoramiento, orientación y gestión de
casos, etc.
Por su parte, la Comisión Europea (2016) establece una clasificación basada en cinco
grandes grupos o clústeres de países. Si bien esta clasificación difiere en cierta medida
de la más clásica propuesta por Rodríguez Cabrero y Marbán (2013), recoge los
elementos básicos de la anterior, con un grupo formado básicamente por los países
nórdicos, con Holanda, y otro que agrupa a los países centroeuropeos (clúster B); el
clúster C incluye una amalgama en principio diversa de modelos -Francia, UK, Finlandia,
Irlanda, España y Austria-; el clúster D incluye a los países mediterráneos, con la
excepción de España, además a Hungría; y el E recoge básicamente a los países del
Este, salvo la ya señalada Hungría.
Modelo D: Hungria, Italia, Grecia, Polonia y Portugal. Baja accesibilidad a los serviciios
informales. Orientación clara hacia la atención informal. Finanaciado mediante sistemas
débiles de aseguramiento. Gasto público bajo y gasto privado alto. Prestaciones
económicas de baja cuantía. Elevada utilización de cuidados informales, poco apoyo al
cuidador.
Sin embargo, la bibliografía consultada permite plantear ciertas tendencias comunes y/o
apuntar hacia retos también similares, comunes al menos a los países que han alcanzado
ya un cierto desarrollo en este ámbito.
En ese marco, las tendencias que se vienen aplicando en los diferentes países se
caracterizan por una parte por el impulso -en proporción variable- a las prestaciones
económicas en detrimento de los servicios de atención directa, como elemento de
contención del gasto y de promoción de la autodeterminación.
Del mismo modo, se ha dado un claro impulso a las políticas de prevención, en ocasiones
en el marco del paradigma de la inversión social mediante el desarrollo de estrategias de
envejecimiento activo, etc. (Ibáñez y León, 2014). También cabe hablar de los esfuerzos
que se vienen realizando en diferentes países para avanzar hacia un nuevo paradigma de
atención (desinstitucionalización, calidad de vida, atención centrada en la persona, etc.),
mientras se extienden al mismo tiempo, sin embargo, modelos de intervención “en serie”,
de carácter casi fordista, mediante los que se busca la contención del gasto. Todo ello
apunta a la búsqueda de un difícil equilibrio entre cantidad y calidad, entre
profesionalización y familiarización; entre estandarización y flexibilidad.
En ese marco, y como conclusión, ¿cuáles son los principales retos que tienen hoy por
hoy planteados los sistemas de atención a la dependencia en Europa y, particularmente,
en los países que pueden ubicarse en el modelo mediterráneo o meridional?
Fruto de los importantes cambios que estaba experimentando la sociedad española y las
nuevas demandas surgidas a consecuencia de ello, la dependencia entró a formar parte
de la agenda política en el año 1992 con la aprobación del Plan General Gerontológico
Estatal, que tiene su origen en la demanda de cuidados fruto de los cambios
sociodemográficos que se estaban produciendo. Se empezaron a desarrollar programas
de dependencia en municipios y CC.AA. a la vez que la cuestión pasaba a formar parte
del diálogo social y político. Con el Libro Blanco de la Dependencia en 2005 se inicia un
debate político que finalizaría en noviembre de 2006 con la promulgación de la Ley
39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las
personas en situación de dependencia (LAPAD), conocida comúnmente como «Ley de
Dependencia», que a partir del 1 de enero de 2007 comenzaría a desarrollar el Sistema
Español para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD). (Rodríguez y Marbán,
2013)
En palabras del propio Moreno (2015), «esta Ley básica pretendía constituir la columna
vertebral de un sistema de cuidados de larga duración de carácter público y cobertura
universal, ampliando así el alcance de la red pública de servicios sociales, la creación de
empleo formal en el sector del cuidado, la definición de una estructura de gobierno más
coherente para este sistema y la mejora de la cooperación entre los servicios sociales y
sanitarios en el ámbito de la atención a personas dependientes» .
conceder a aquellos beneficiarios que por su lugar de residencia tengan dificultades para
ser atendidos por el sistema de servicios públicos de CLD.
Hasta ahora han sido las familias las que tradicionalmente han asumido el cuidado de las
personas en situación de dependencia. Los cambios en el modelo de familia y la incorporación
progresiva de la mujer al mercado de trabajo han introducido nuevos factores en esta
situación. La Ley de Dependencia configura el derecho a la atención de las personas en
situación de dependencia como un nuevo derecho de ciudadanía, un derecho de acceso en
igualdad a elementos esenciales para la vida autónoma de muchas personas, para su
dignidad, un derecho de cuya directa significación para la vida de sus titulares es inherente a la
dignidad de las personas y al libre desarrollo de la personalidad. Toda la sociedad española ha
ido poniendo uno tras otro los peldaños para alcanzar esta meta: los sindicatos y los
empresarios, con el acuerdo que sirvió de base para elaborar la Ley y a los cuales se le deben
las piezas claves del sistema; las organizaciones más representativas de las personas mayores
y de las personas con discapacidad, que con paciencia y tesón han hecho ver la realidad a la
que se enfrentan cada día las personas en situación de dependencia.
La implantación de la Ley será progresiva; en el año 2007 se pudo acceder al Sistema los casos
más graves, las personas que se encuentran en situación de gran dependencia, las que
demanden ayuda con mayor urgencia. Los ciudadanos y ciudadanas pueden ya exigir
efectivamente este derecho a las Administraciones competentes, en este caso, a las
Comunidades Autónomas. Así podrán cudir a los servicios sociales correspondientes para
solicitar una evaluación que determine su posible grado y nivel de dependencia. Una vez
definida la situación personal, los profesionales de los servicios sociales elaborarán un
Programa Individual de Atención, que incluirá los servicios y prestaciones que el ciudadano
necesite y que los poderes públicos tienen ahora por Ley la obligación de ofrecerles, siempre
teniendo en cuenta el calendario de implantación progresiva de la Ley de Dependencia.
La Ley 39/2006 establece que la red de centros del SAAD estará formada por:
• Los centros públicos de las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales.
• Los centros de referencia estatal de Referencia para la promoción de la autonomía
personal y atención de las situaciones de dependencia.
• Los Centros privados concertados debidamente acreditados.
Aquellas personas que puedan ser beneficiarias de la Ley de Dependencia, para ello hay que
cumplir los siguientes requisitos:
• Las personas que sean declaradas dependientes, podrán recibir ciertos servicios:
• Directamente una serie de servicios, prestados a través de la red pública de Servicios
Sociales de las Comunidades Autónomas, mediante centros y servicios públicos o privados
concertados.
Primero hay que ser reconocido como persona en situación de dependencia, para ello hay que
solicitar la valoración ante el Órgano Gestor correspondiente de la Comunidad Autónoma de
residencia. La Administración, una vez valorada la situación del solicitante, emitirá resolución en
la que se determinarán los servicios y prestaciones que correspondan al solicitante en atención
a su grado y nivel de dependencia.
prestaciones del Sistema se inicia con la solicitud de la persona que puede estar afectada o de
quién ostente su representación. Tiene lugar en la Comunidad Autónoma correspondiente a la
residencia del solicitante y se le reconoce validez en todo el territorio del Estado.
Las Comunidades Autónomas son las responsables de gestionar, en su ámbito territorial, los
servicios y recursos necesarios para la valoración y atención de la dependencia.
Consecuentemente, ellas determinarán los órganos que llevarán a cabo la valoración. Dichos
órganos tendrán carácter público y cumplirán las características y los criterios de composición
y actuación que acuerde el CTSAAD (Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y
Atención a la Dependencia). Del mismo modo, el CTSAAD fijará las características comunes
que deben tener los profesionales que procedan al reconocimiento de las situaciones de
dependencia.
EL INSTRUMENTO:
La ley prevé finalmente, que hasta que la red de servicios no esté totalmente implantada, las
personas en situación de dependencia que no puedan acceder a los servicios por aplicación
del régimen de prioridad señalado, tendrán derecho a una prestación económica alternativa.
De manera excepcional, cuando el beneficiario esté siendo atendido por su entorno familiar, y
se den las condiciones adecuadas de convivencia y de habitabilidad de la vivienda y así lo
establezca su Programa Individual de Atención se asignará una prestación económica para
cuidados en el entorno familiar en función del grado y nivel reconocido a la persona en situación
de dependencia y de su capacidad económica.
Todas las prestaciones y servicios establecidos en la Ley forman la Red de Servicios Sociales
de cada Comunidad Autónoma, que recoge los centros y servicios públicos de las propias
Comunidades, los de las Entidades Locales, los centros de referencia estatales y los centros
privados concertados debidamente acreditados.
Atendiendo a todo ello, las Comunidades Autónomas son las responsables de planificar,
ordenar, coordinar y dirigir, en el ámbito de su territorio, los servicios y prestaciones y establecer
los procedimientos de coordinación sociosanitaria, creando, en su caso, los órganos de
coordinación que procedan para garantizar una efectiva atención.
Además, pueden definir, con cargo a su presupuesto, niveles de protección adicionales al fijado
por la Administración General del Estado; para los cuales pueden adoptar las normas de
acceso y disfrute que consideren más adecuadas. Finalmente, en relación al control y
evaluación del buen funcionamiento del sistema, las Comunidades Autónomas son
responsables de :
En relación al desarrollo del sistema, la ley establece un conjunto de medidas relacionadas con
la profesionalidad del personal que atienda a las personas en situación de dependencia; con la
calidad de los centros y con los sistemas de información e infraestructuras.
El CTSAAD fijará los criterios comunes de acreditación de centros y planes de calidad del
SAAD, dentro del marco general de calidad de la Administración General del Estado, a partir
de los que establecerán estándares esenciales para cada uno de los servicios que conforman
el Catálogo.
Para garantizar la calidad del Sistema, se fomentará la colaboración entre las distintas
Administraciones Públicas competentes en materia educativa, sanitaria, laboral y de asuntos
sociales, así como de éstas con las universidades, sociedades científicas y organizaciones
profesionales y sindicales, patronales y del tercer sector. También se atenderá, de manera
específica, a la calidad en el empleo y se promoverá la profesionalidad y la formación básica y
Los poderes públicos determinarán las calificaciones profesionales idóneas para el ejercicio de
En el seno del CTSAAD se acordarán los objetivos y contenidos del sistema de información.
En relación a las infraestructuras disponibles, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, a
través de la utilización preferente de las infraestructuras comunes de comunicaciones y
servicios telemáticos de las Administraciones Públicas, pondrá a disposición del SAAD una red
de comunicaciones que facilite y dé garantías de protección al intercambio de información
entre sus integrantes.
Financiación de la Dependencia.
Dichos Convenios, que podrán ser anuales o plurianuales, recogerán criterios de reparto
teniendo en cuenta la población en situación de dependencia, la dispersión geográfica, la
insularidad, los emigrantes retornados y otros factores. En cualquier caso, la aportación de la
Comunidad Autónoma será, cada año, al menos igual a la de la Administración General del
Estado.
Por otro lado, en su disposición adicional séptima, la Ley prevé la regulación e incentivación
fiscal de los instrumentos privados para la cobertura de la dependencia.
Por esta razón, y con el objetivo de ofrecer una valoración lo más ajustada posible a las
necesidades del ciudadano actuales y futuras, es oportuno plantearse que los equipos de
valoración cuenten con profesionales sanitarios -médicos y/o enfermeras- que ayuden a realizar
el diagnóstico de la situación y a determinar qué necesidades de atención, en relación a
servicios sanitarios y sociales, tiene y tendrá en un futuro el ciudadano afectado. Por ello, los
equipos de valoración deberían ser multidisciplinares.
Es decir, deberían contar con perfil les de profesionales sociales y sanitarios que, realizando su
actividad de modo simultáneo y complementario, puedan componer una visión global de la
situación de necesidad social y sanitaria que se da en la gran mayoría e casos de personas con
dependencia.
La principal función de los equipos de valoración, es sin duda la valoración en si misma. ero
esta actividad concreta, tiene otro aspecto complementario que va más allá y que puede
aportar un alto valor a los ciudadanos: ofrecer información.
Las situaciones de dependencia son múltiples y pueden producirse por diversas razones.
cuando se dan, las personas afectadas suelen tener un gran desconocimiento no sólo de sus
derechos, sino también de los procedimientos y canales a seguir para poder solicitar l acceso a
los sistemas de protección existentes. Y en esta tarea pueden intervenir distintos profesionales
procedentes de distintos sistemas, entre los que destacan de nuevo los profesionales sociales y
los profesionales sanitarios.
necesidad.
Estos mecanismos deben garantizar un sistema ágil y eficiente que permita que los
profesionales sanitarios que diagnostiquen una enfermedad o la evolución de la misma, con
consecuencias a nivel de dependencia, puedan informar directamente a los responsables de la
valoración y transferir el expediente del ciudadano afectado con toda la información necesaria
para realizar la valoración de la nueva situación; garantizando que ésta se pueda llevar a cabo
en base a las necesidades reales de los usuarios. Estos mecanismos deben ayudar a que los
ciudadanos reciban la información necesaria en relación a sus derechos y los pasos a seguir
frente a la nueva situación que les crea la aparición de la dependencia. La experiencia en
algunas CCAA en la aplicación de un modelo sociosanitario ha permitido que desde los
hospitales se prescriban servicios sociosanitarios, fundamentalmentea personas en
situaciones de gran dependencia: larga estancia, ayuda a domicilio... A nivel internacional este
modelo sociosanitario está más extendido y en los casos en los que se han evaluado sus
resultados se ha mostrado extremadamente eficaz.
permitirá otros efectos de mejora de la gestión del SAAD de gran relevancia para su
funcionamiento.
Una manera de evitar en lo posible las in-equidades provocadas por razones de esta índole es
contar con una definición previa y común de los diferentes perfiles de personas con
dependencia -más allá de los grados y niveles que el SAAD ya contempla- que incorpore las
circunstancias del entorno que provocan distintas necesidades de atención y requieren de
respuestas distintas, estableciendo para cada uno de ellos las diferentes opciones de cuidados
a las que pueden optar para configurar su plan individual de atención.
De este modo, los órganos de valoración de cada CCAA dictaminarán el perfil al cual pertenece
la persona valorada en base a las necesidades de atención que tiene según el grado y nivel
de dependencia que presente y el entorno en el que se encuentre. Y cada perfil tendrá
directamente asociadas las opciones de atención posibles para cubrir sus necesidades,
evitando así que el Programa Individual de Atención esté condicionado por la oferta de
servicios disponible. Esta definición de los perfiles y opciones de atención es otro elemento
esencial para posteriormente poder desarrollar una correcta planificación de la oferta de
servicios de atención. Conocer la necesidad, caracterizarla y cuantificarla es indispensable
para determinar la oferta a promover y garantizar. Y a la vez es imprescindible para controlar
la disponibilidad de recursos en todo momento. El conocimiento de la disponibilidad de la
oferta y la participación de diferentes agentes en el proceso de reinformación y valoración,
quedará garantizada a través de una de las funcionalidades del SI (sistema de información)
que permitirá el conocimiento "on line" de la disponibilidad de recursos y servicios acreditados.
Facilitando a las personas este tipo de información se evitaría la duplicidad de informes y visitas
y el ciudadano no tendría que realizar la búsqueda de plaza de un servicio a otro, a menudo sin
conocer cómo valorar su idoneidad, presentando repetidas veces solicitudes y documentación.
Garantizar el seguimiento directo y la orientación a las personas en todo este complejo proceso
pasa por la existencia del gestor de casos. Su función será la gestión y el seguimiento de las
contingencias y del día a día de las personas que entran en el sistema, aportando la seguridad
y el apoyo necesarios para encontrar respuestas en cada momento y en cada situación,
asumiendo una actitud proactiva.
afectada por algún grado de dependencia o quien ostente su representación", una vez
iniciada la solicitud se valorará el grado y nivel de dependencia, aplicando un baremo común
en todo el territorio del Estado, de esta valoración se emite un dictamen. La valoración se
realizará teniendo en cuenta los correspondientes informes sobre la salud de la persona y sobre
el entorno en el que vive la persona en situación de dependencia.
1. Son titulares de los derechos establecidos en la Ley los españoles que cumplan los
siguientes requisitos:
a. Encontrarse en situación de dependencia, tal y como se describe en el primer punto, en
alguno de los grados establecidos.
b. Residir en territorio español y haberlo hecho durante cinco años, de los cuales dos deberán
ser inmediatamente anteriores a la fecha de presentación de la solicitud. Para los menores de
cinco años el periodo de residencia se exigirá a quien ejerza su guarda y custodia.
Así como la tipología red relaciones familia (Bott) de la persona en situación de dependencia y
sus familias, entre esposos, roles conyugales, con los hijos, familiares, los amigos, el
vecindario, aspectos económicos, de organización del ocio y participación en las instituciones y
asociaciones; sindicatos, partidos políticos, asociaciones voluntarias, etc.
Existen muchos de estos instrumentos que tradicionalmente han sido utilizados por los
profesionales como por ejemplo la escala de detección de "riesgo social al ingreso",
manejadas por los trabajadores Sociales de Hospitales.
Una vez valorado el grado y nivel de dependencia la Comunidad Autónoma realiza una
resolución en función de la cual se pondrán a disposición las prestaciones del programa
individual de atención.
La valoración se efectuará en el entorno habitual del interesado por los profesionales del
órgano de valoración, que, de forma excepcional, podrán determinar que se efectúe en unas
instalaciones diferentes al domicilio de la persona solicitante. De conformidad con lo establecido
en el artículo 92 de la LRJ-PAC, cuando la valoración no fuera posible por causas imputables a
la persona interesada, se entenderá producida la caducidad de la petición de reconocimiento
de la situación de dependencia, emitiéndose por la persona titular de la Delegación Provincial
para la Igualdad y Bienestar Social la correspondiente resolución, la cual supone, en cierta
medida, una "limitación" a las personas solicitantes por paralizar el procedimiento administrativo.
Asesorar a las personas valoradoras en los procesos y técnicas de valoración, así como en la
utilización del baremo.
Constituirse como referencia técnica en la coordinación con otros equipos que en campos
distintos atienden a las personas que se valoran. Impulsar y promover medidas formativas.
Se acuerda incorporar a los criterios que ya están en vigor, los que se indican a continuación:
1. Plazos de revisión de la valoración de grado y nivel de dependencia declarados.
a) Se podrá determinar el plazo de revisión, en los casos en los que el propio proceso evolutivo
y/o madurativo, la adaptación a nuevas situaciones, la aparición de nuevas medidas
terapéuticas, o la estabilización, pudiera producir un cambio de la situación de dependencia
valorada.
b) Se determinará en el dictamen propuesta y a la vista del resultado de la valoración
efectuada, un plazo máximo para una primera revisión cuando el Órgano de Valoración indique
la conveniencia de incorporar productos de apoyo y/o medidas de mejora de la accesibilidad
del entorno entre los cuidados que pueda requerir la persona en situación de dependencia.
El objetivo perseguido es el de comprobar el efecto facilitador de las citadas medidas, para en
su caso, proceder a establecer el nuevo grado y nivel de dependencia que se derive de dicho
resultado.
c) El grado y nivel de dependencia reconocido será revisable a instancia de la persona
interesada cuando acredite debidamente la concurrencia de agravamiento de carácter
permanente, conforme a lo previsto en el artículo 30 de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre.
2. Informe de salud descriptivo de la condición de salud de la persona, preceptivo para la
valoración.
a) Las Comunidades Autónomas establecerán la coordinación sociosanitaria que permita
garantizar la eficacia y eficiencia de las valoraciones, especialmente en lo relativo a los:
Informes expedidos por el Servicio Público de Salud.
b) Esta coordinación deberá protocolizarse con acuerdo del Consejo Interterritorial del
Sistema Nacional de Salud, incluyendo aquellos supuestos de enfermedad mental y otras
patologías complejas en las que el órgano de valoración necesita del apoyo de la información
de otras especialidades para poder emitir un dictamen objetivo.
c) En el ámbito del citado acuerdo y con el fin de asegurar una mayor calidad de la información
de la condición de salud de la persona a valorar, el informe considerará las siguientes
indicaciones:
• Referencia a los diagnósticos de las patologías que determinan la condición de salud que
limita la actividad de la persona, codificados en CIE 10 o en su defecto CIE 9 o CIAP, y a
ser posible con indicación del año en que se diagnosticó, fase evolutiva en que se
encuentran y posible pronóstico, así como si su situación es estable o susceptible de
modificación por tratamiento médico.
• Reseña de las limitaciones que conlleva el estado de salud de la persona, en las
actividades de la vida diaria y/o funciones o estructuras afectadas.
• Indicación de las medidas de soporte terapéutico, funcional y/o ayudas técnicas que
tenga prescritas.
• Señalar las alteraciones del comportamiento o deterioro cognitivo, si constan, e indicar si
alguna patología cursa por brotes, con datos de los habidos en el último año, así como
cualquier otra información que se consideren de interés por parte de la persona
facultativa que expide el informe en relación con la finalidad del mismo.
d) Sin perjuicio de lo anterior, las personas solicitantes podrán aportar documentación
complementaria sobre su condición de salud.
3. Implantación de sistemas de gestión de la calidad en los procesos de valoración.-En el
marco de este acuerdo se implantarán sistemas de gestión de la calidad que proporcionen
garantías suficientes de que el proceso de valoración se realiza adecuadamente, aplicando
entre otras, las siguientes medidas:
competente.
c) En el trámite de la solicitud y del reconocimiento de persona en situación de dependencia
conforme a la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, no podrán exigirse otros requisitos que los
establecidos en la misma y en este Acuerdo.
La resolución deberá dictarse en el plazo máximo de tres meses, que se computará a partir de
la fecha de entrada de la solicitud en el registro de los Servicios Sociales Comunitarios del
municipio de la residencia de la persona solicitante. La resolución deberá notificarse a la
persona solicitante o a sus representantes legales en el plazo de diez días.
La efectividad del derecho a las prestaciones del Sistema nacerá a partir del día siguiente a la
fecha de la solicitud. Si la persona beneficiaria no estuviera recibiendo el servicio que se le
reconoce de entre los previstos en el catálogo en el momento de la solicitud, la fecha de
efectos será aquella en la que se incorpore o comience a prestarse el servicio de manera
efectiva.
Si la persona solicitante hubiese sido reconocido como dependiente en un grado y nivel, cuya
efectividad se hubiera pospuesto, según el calendario establecido en la disposición final
primera de la LAAD, el derecho a las prestaciones que, en su caso, se le reconozcan será
efectivo a partir del día primero de enero del año en el que dicha Ley fija la efectividad para
dicho grado y nivel. Transcurrido el plazo anteriormente establecido sin que se haya notificado
resolución expresa, la solicitud podrá entenderse desestimada, sin perjuicio de la obligación de
resolver expresamente.
El trabajador social debe iniciar el proceso de revisión de valoración de Grado y Nivel que viene
recogido en los artículos 29 y 30 de la Ley dice que el Programa Individual de Atención (PIA)
será revisado a instancia del interesado y de sus representantes legales, de oficio, en la forma
que determine y con la periodicidad que prevea la normativa de las Comunidades Autónomas o
con motivo del cambio de residencia a otra Comunidad Autónoma.
Las prestaciones podrán ser modificadas o extinguidas en función de la situación personal del
beneficiario, cuando se produzca una variación de cualquiera de los requisitos establecidos
para su reconocimiento, o por incumplimiento de las obligaciones reguladas en la presente
Ley, los profesionales pueden solicitar la revisión de la valoración, ante una nueva valoración
el procedimiento se pondría en marcha de nuevo. El grado o nivel de dependencia será
revisable por las causas establecidas en el artículo 30 de la LAAD. El procedimiento se iniciará
de oficio por la correspondiente Delegación Provincial o a instancia de la persona interesada
o de su representante legal. No obstante, la primera revisión del grado y nivel de dependencia
no podrá instarse por la persona interesada hasta que hayan transcurrido dos años desde la
fecha en que se haya valorado la situación de dependencia. Las posteriores revisiones podrán
instarse después de transcurrido un año. Estos plazos no serán de aplicación cuando se
acredite suficientemente la variación de la situación por agravamiento o mejoría de los factores
personales o del entorno. A la solicitud de revisión se acompañarán cuantos informes o
documentos puedan tener incidencia en la misma; es decir, las prestaciones reconocidas
podrán ser revisadas en los siguientes casos:
A la vista del dictamen del órgano de valoración y del informe social en el marco del
procedimiento de reconocimiento de la situación de dependencia y de las prestaciones del
Sistema, la respectiva Delegación Provincial elaborará para cada persona solicitante, cuando
proceda, el programa individual de atención regulado en el artículo 29 de la LAAD.
Dicho programa propondrá, de entre los servicios y prestaciones económicas previstos para su
grado y nivel, las modalidades de intervención que se adecuen más a las necesidades
personales del solicitante, siempre que, se cumplan las condiciones específicas establecidas
para las prestaciones.
Asimismo, se tendrán en cuenta los cuidados determinados en el dictamen- propuesta de la
valoración de la situación de dependencia.
Transcurrido el plazo de subsanación sin que ésta se haya producido, los Servicios Sociales
Comunitarios del Ayuntamiento del municipio donde resida la persona beneficiaria elevarán la
propuesta del Programa de Atención Individual a la persona titular de la respectiva Delegación
Provincial para la Igualdad y Bienestar Social, la cual dictará resolución en los términos
previstos en el artículo 42. de la LRJ-PAC
En esta fase del proceso es necesario la utilización de metodologías basadas en la mejora del
funcionamiento autónomo de las personas, en "el trabajo social de caso" cuyo objetivo
incuestionable es el desarrollo individual, técnicas orientadas a promover la autonomía
personal y el desarrollo de individuos y grupos deficitarios. Las capacidades del individuo
pueden ser orientadas al desarrollo de la autonomía funcional, económica, moral,
constituyéndose los recursos como promoción de interacciones para el crecimiento.
Por tanto el trabajador social de referencia responsable caso debe diseñar P.I.A., negociar con
el interesado y su familia, contando así con la participación de los interesados para resolver
concesión prestaciones. El PIA debe suponer la formalización de un compromiso mutuo,
establecido sobre una decisión libre, debe ser claro, respetuoso y transparente. Tiene que
reflejar los compromisos de la administración en cuanto a la provisión de las prestaciones
reconocidas como derecho y al apoyo de recurso técnicos y humanos, al elaborarlo hay que
tener en cuenta la coordinación sanitaria, laboral, educativa¼ y necesita incorporar la participación de
la persona en el acuerdo y los recursos, prestaciones de servicios sociales o prestaciones
económicas a los que tiene derecho.
Los contenidos mínimos necesarios para establecer una adecuada evaluación posterior:
• Valoración participada sobre las causas.
• Las características de las prestaciones.
• Los objetivos del plan de trabajo.
• La intensidad del acompañamiento.
• Los recursos y apoyos disponibles.
• Las actividades previstas.
• La manera de evaluar los avances.
• Debe prever la manera de abordar los momentos críticos como por ejemplo la
claudicación de los cuidadores.
"el plazo máximo en el que debe notificarse la resolución expresa no podrá exceder de seis
meses, salvo que una norma con rango de ley establezca uno mayor o así venga previsto en la
normativa comunitaria europea".
Esta situación aludida podía haberse solucionado si el sentido del silencio administrativo
hubiere venido regulado en la LAAD. Pero, al remitir esta ley formal a unos desarrollos
reglamentarios posteriores, tanto estatales como autonómicos, viene a provocar
disfuncionalidades como la que acaecen con el silencio administrativo.
La resolución de aprobación del Programa Individual de Atención, podrá ser recurrida en alzada
ante la persona titular de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social, tal como establecen
los artículos 114 y 115 de la LRJ-PAC.
Las prestaciones reconocidas podrán ser modificadas o extinguidas en los siguientes casos:
a. Cuando se produzca variación de cualquiera de los requisitos establecidos para su
reconocimiento.
b. Por incumplimiento de las obligaciones establecidas en la LAAD.
Al no establecerse ningún plazo máximo de resolución y notificación, habrá que estar a resultas
de lo establecido en el artículo 44.1 de la LRJ-PAC, cuando se trate de un procedimiento inicio
de oficio, y a lo dispuesto en el artículo 43.2. LRJ-PAC, cuando se trate de un procedimiento a
instancia de parte.
La Delegación Provincial para la Igualdad y Bienestar Social por razón de la materia y del
territorio, a través del Servicio de Valoración, será la responsable del seguimiento del Programa
Individual de Atención. A tal efecto, la respectiva Delegación Provincial deberá contar con la
Según la Disposición adicional primera del Decreto 168/2007, de 12 de junio, las personas
emigrantes retornadas, al amparo de lo dispuesto en el artículo 48 de la Ley 8/2006, de 24 de
octubre, del Estatuto de los Andaluces en el mundo, están excluidas del cumplimiento del
requisito establecido en el apartado 1.c.) del artículo 5 de la LAAD.
Junto a los españoles y extranjeros también los españoles no residentes en España y los
emigrantes retornados pueden ser las personas beneficiarias del Sistema de Autonomía
Personal y Atención a la Dependencia, pero la LAAD delega para ello en la vía reglamentaria. A
tal efecto, el artículo 5.4. de la LAAD especifica que el Gobierno, previo acuerdo del Consejo
Territorial del Sistema de Autonomía Personal y Atención a la Dependencia, establecerá las
condiciones de acceso al mismo. En este punto, primeramente debemos traer a colación, la Ley
40/2006, de 14 de diciembre, del Estatuto de la ciudadanía española en el exterior, publicado en
el BOE de 15 de diciembre de 2006.
1.Establecer con las CCAA y, en su caso, con las Administraciones Locales, los mecanismos
adecuados para la coordinación de las actuaciones desarrolladas por las distintas
Administraciones públicas, en sus respectivos ámbitos de competencias, a fin de lograr una
mayor eficiencia y eficacia en la aplicación de los recursos públicos destinados a mejorar las
condiciones de vida de los españoles en el exterior y de los retornados (artículo 3.i) de la Ley
40/2006, de 14 de diciembre). A esto hay que unir lo previsto en el artículo 20.2 de la meritada
Ley por el que los poderes públicos prestarán especial apoyo, en particular económico, a
aquellos centros y asociaciones de españoles en el exterior y retornados en el Estado español
que cuenten con infraestructuras adecuadas para la atención a las personas mayores o en
situación de dependencia. En estos preceptos legales no hay una referencia concreta a la
protección por dependencia de sujetos particulares sino, todo lo más, un apoyo económico a
estructuras ya creadas que cumplen dicha función.
2. Velar de forma especial por extender la acción protectora a aquellos que, entre otros,
carezcan de recursos suficientes y que sean personas mayores o personas con discapacidad
(art. 3.j) de la Ley 40/2006, de 14 de diciembre), lo que da pie a entender que en la misma
quedaría incluida la tutela de la dependencia. En esta línea, el artículo 20.3. indica que los
poderes públicos en el marco de la regulación de de la atención a la dependencia,
desarrollarán medidas específicas, especialmente de carácter asistencial, sanitario y
farmacéutico, encaminadas a la consecución del bienestar integral de la ciudadanía española
en el exterior en situación de necesidad, en aras de alcanzar la gradual asimilación a las
prestaciones vigentes del Sistema de Autonomía Personal y Protección a la Dependencia. En
puridad, aunque se trata de normas de carácter programático, cuyo desarrollo hay que esperar
a la vía reglamentaria, la literalidad del artículo 20.3. viene a indicar que la protección de estos
sujetos no es propiamente la del Sistema de Autonomía Personal y de Atención a la
Dependencia, al menos, de forma inicial, sino que se trata de medidas específicas que se
asimilan gradualmente a las prestaciones del mismo. Es más, la encomienda a los poderes
públicos es respecto a los emigrantes en situación de necesidad, condición que no se exige a
los españoles ni a los extranjeros, lo cual parece indicar que la protección brindada por los
poderes públicos españoles podría querer reservarse a quienes no tengan otro tipo de
protección.
3. Configura de forma conjunta con las Comunidades Autónomas el marco en que deberán
desarrollarse las actuaciones en materia de retorno para facilitar la integración social, cultural y
laboral de los españoles que decidan regresar a España (artículo 3.g.), de la Ley 40/2006, de 14
de diciembre), no previéndose ningún derecho específico para este colectivo más allá del
referido apoyo económico a centros y asociaciones antes indicado. En esta línea, pues, si las
condiciones para integrarse en el SAAD deben adoptarse por el Gobierno previo acuerdo del
Consejo Territorial del SAAD, la Ley 40/2006, de 14 de diciembre, poco podría hacer para
remedir esta situación.
Para la gestión del PIA es necesario gestionar las prestaciones que en el se recogen y realizar
el seguimiento del mismo. El Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia incluirá
las prestaciones de servicios a través de centros y programas públicos o concertados según
catálogo y prestaciones económicas. El papel de los trabajadores sociales en este caso es
sobradamente conocido como técnicos gestores de prestaciones y servicios, pero es esta fase
además habría que potenciar el papel que tienen para el control del cumplimiento real del
objeto de las prestaciones, así como la detección de abandonos, claudicación, negligencia o
maltrato de los cuidadores o el entorno hacia la personas en situación de dependencia. Es por
ello importante su figura ya que en el contacto directo podrán vigilar el cumplimiento de la Ley y
en definitiva de la justicia social ya que como dice el articulo 39 "Las Administraciones Públicas
velarán por la correcta aplicación de los fondos públicos destinados al Sistema para la
Autonomía y Atención a la Dependencia, evitando la obtención o disfrute fraudulento de sus
prestaciones y de otros beneficios o ayudas económicas que puedan recibir los sujetos que
participen en el Sistema o sean beneficiarios del mismo. Igualmente establecerán medidas de
control destinadas a detectar y perseguir tales situaciones".
Las personas valoradas con Gran Dependencia tendrán derecho, en su caso, a alguno o
algunos de los servicios o prestaciones que se detallan a continuación:
• Servicio de Teleasistencia.
• Servicio de Ayuda a Domicilio.
• Servicio de Centro de Día.
• Servicio de Centro de Noche.
• Servicio de Atención Residencial.
• Prestación económica para cuidados en el entorno familiar.
• Prestación económica de asistencia personal.
• Prestación económica vinculada en los supuestos previstos en la Ley de Dependencia.
Hasta 2015 las administraciones públicas destinarán más de 25.000 millones de euros - más de
12.368 millones por parte del Gobierno central y una cantidad similar a cargo de las
comunidades autónomas- para poner en marcha el sistema que prevé la Ley de dependencia.
Esta ayuda económica se distribuirá de cuatro maneras: vinculada a la contratación de un
servicio privado en caso de que no se disponga de plaza en la oferta pública, compensación
por los cuidados en el entorno familiar, prestación de asistencia personalizada y beneficios
fiscales para aquellas personas que contraten un seguro privado.
La cantidad que percibirán quienes contraten un servicio privado dependerá del grado de
dependencia y la capacidad económica del beneficiario, y servirá para sufragar los gastos de
un Programa Individual de Atención determinado por la propia comunidad autónoma. La Ley
prevé una prestación básica que las comunidades autónomas podrán incrementar, con cargo a
sus presupuestos. Si no fuera posible contratar un servicio privado, de modo excepcional el
usuario podrá recibir una compensación económica para ser atendido por un familiar,
"siempre que se den las circunstancias familiares y de otro tipo adecuadas para ello", recuerda
el Imserso.
Esta última modalidad pretende reconocer la labor de aquellas personas, sobre todo mujeres
alrededor de 50 años, que se encargan de cuidar en su casa a familiares mayores
dependientes. En esta circunstancia, la norma prevé que el cuidador reciba una compensación
económica por ello y que se dé de alta en la Seguridad Social. "El apoyo a cuidadores conlleva
programas de información, formación y periodos de descanso para los cuidadores no
profesionales, encargados de la atención de las personas en situación de dependencia",
agregan desde el Imserso.
El objetivo es que los familiares cuidadores reciban una compensación económica por su
labor, que en la mayoría de los casos les impide tener un trabajo remunerado fuera del hogar,
y que adquieran unos conocimientos para incorporarse en el mercado laboral como cuidador
profesional, en residencias o centros de día, cuando no tengan ya a un familiar dependiente a
su cargo.
Por otra parte, las personas menores de 65 años con gran dependencia podrán recibir una
prestación económica para contratar una asistencia personalizada durante un número de
horas, que le facilite una vida más autónoma, el acceso a la educación y al trabajo, y el
ejercicio de las actividades básicas de la vida diaria, según recoge el artículo 18 del
anteproyecto.
Si no cumplen estos requisitos, la Ley reconoce la aplicación de sanciones por infracción leve
(multa de hasta 300 euros a los cuidadores y hasta 30.000 euros a los proveedores de
servicios), grave (multa de 300 a 3.000 euros a los cuidadores, y de 30.001 a 90.000 euros a
los proveedores de servicios) y muy grave (multa de 3.001 a 6.000 euros a los cuidadores, y de
90.001 hasta un máximo de un millón euros a los proveedores de servicios). En concreto, se
considerará infracción la comisión de los siguientes supuestos:
Real Decreto 1051/2013, de 27 de diciembre, por el que se regulan las prestaciones del
Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia
ya que durante 2011 tuvieron acceso al Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia
(en adelante SAAD) las personas valoradas en dicho grado.
El Real Decreto 570/2011, de 20 de abril, reguló un nuevo indicador de actualización de la cuantía
de las prestaciones económicas e incorporó una disposición relativa a las cuotas a la Seguridad
Social y por Formación Profesional derivadas de la prestación económica de cuidados en el
entorno familiar. Asimismo estableció las prestaciones económicas de la Ley 39/2006, de 14 de
diciembre, para el ejercicio 2011.
El Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, en sesión
celebrada el día 12 de abril de 2012, aprobó el avance de la evaluación de la ley transcurridos los
cinco primeros años de aplicación de la misma, adoptando el acuerdo de acometer las mejoras en
el SAAD que fueran necesarias para asegurar su sostenibilidad. Asimismo, en la reunión
mantenida el 10 de julio de 2012 aprobó la evaluación de resultados prevista en la disposición final
primera de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, y las propuestas de mejora necesarias para
asegurar la sostenibilidad presente y futura del Sistema, adoptando unos criterios comunes
mínimos para todo el ámbito nacional en el desarrollo de dicha ley, incorporando la modificación
de la clasificación de la situación de dependencia, las intensidades del servicio de ayuda a
domicilio, la ampliación de la prestación económica de asistencia personal, la mejora en el
procedimiento y la transparencia en la gestión, así como en el Sistema de Información, la revisión
de la prestación económica para cuidados en el entorno familiar y apoyo a cuidadores no
profesionales, el establecimiento de criterios comunes en la asignación de prestaciones en casos
de fallecimiento de la persona en situación de dependencia y de Planes de Prevención de las
situaciones de Dependencia y Promoción de la Autonomía Personal.
Por otra parte, el Real Decreto-ley 20/2012, de 13 de julio, de medidas para garantizar la
estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad, ha introducido medidas urgentes
para corregir los desequilibrios que se han producido en el SAAD, con el objetivo de garantizar su
sostenibilidad, estabilidad y suficiencia para el futuro, así como mejorar la eficiencia en la gestión
del mismo, siendo necesario establecer el correspondiente desarrollo reglamentario. Asimismo
dispuso la necesidad de establecer un mayor equilibrio entre las prestaciones económicas y los
servicios del catálogo.
Este real decreto unifica todas las normas relativas a las prestaciones y servicios que han sido
dictadas en desarrollo de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, con la finalidad de ordenar,
simplificar y actualizar la normativa en un único texto normativo.
Como consecuencia de todo lo anterior, este real decreto establece la regulación de las
prestaciones del SAAD, y determina las intensidades de protección de los servicios,
compatibilidades e incompatibilidades entre los mismos y asegura la excepcionalidad de la
prestación de cuidados en el entorno familiar, con el objetivo también de mejorar la calidad en la
atención a las personas en situación de dependencia.
No obstante, la comunidad autónoma o Administración que, en su caso, tenga la competencia,
podrá dictar las disposiciones normativas que resulten necesarias para la aplicación de este real
decreto.
A través de la disposición final primera de este real decreto se pretende dar cumplimiento a lo
establecido en la disposición adicional quinta de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, procediendo
a integrar en el Registro de Prestaciones Sociales Públicas las prestaciones reguladas en los
artículos 17,18 y 19 de la ley citada, ampliando así los supuestos previstos en el artículo 3 del
Real Decreto 397/1996, de 1 de marzo, que regula dicho Registro.
Asimismo en el citado artículo 3, por un lado, se completa la letra k) para integrar las prestaciones
económicas abonadas en virtud del Real Decreto 8/2008, de 11 de enero, por el que se regula la
prestación por necesidad a favor de los españoles residentes en el exterior y retornados; por otro
lado, se incorpora a la letra l) la mención a la edad de cincuenta y cinco años, al ser esta la edad
fijada para ser beneficiario del subsidio por desempleo, establecido en el artículo 215.1.3 de Real
Decreto Legislativo 1/1994, de 20 junio, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley
General de la Seguridad Social; por último se sustituye en la letra m) el término «minusválido» por
«discapacitado» de conformidad con la disposición adicional octava de la Ley 39/2006, de 14 de
diciembre.
Artículo 2. Servicios y prestaciones económicas por grado de dependencia.
Para hacer efectivo lo establecido en el artículo 28.3 de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, se
determinan a continuación los servicios y prestaciones económicas que corresponden a los
grados III; II y I de dependencia.
1. Servicios y prestaciones para los grados III y II:
a) Servicios:
• Prevención de la dependencia.
• Promoción de la autonomía personal.
• Teleasistencia.
• Ayuda a domicilio.
• Centro de Día.
• Centro de Noche.
• Atención residencial.
b) Servicios a través de prestaciones económicas:
• Prestación económica de asistencia personal.
• Prestación económica vinculada, en consonancia con los servicios previstos en el apartado
a).
c) Prestación económica para cuidados en el entorno familiar y apoyo a cuidadores.
2. Servicios y prestaciones para el grado I:
a) Servicios:
• Prevención de la dependencia.
• Promoción de la autonomía personal.
• Teleasistencia.
• Ayuda a domicilio.
• Centro de Día.
• Centro de Noche.
3. Para las personas beneficiarias a las que se haya reconocido el grado I, de dependencia
moderada, el servicio de teleasistencia se prestará como servicio complementario al resto de
prestaciones contenidas en el programa individual de atención excepto en el caso de servicios de
teleasistencia avanzada con apoyos complementarios, cuyo contenido se determinará por la
Comisión Delegada del Consejo Territorial de Servicios Sociales y del Sistema para la Autonomía
y Atención a la Dependencia.
Artículo 8. Intensidad del servicio de ayuda a domicilio.
1. El servicio de ayuda a domicilio lo constituye el conjunto de actuaciones llevadas a cabo en el
domicilio de las personas en situación de dependencia, con el fin de atender las necesidades
básicas de la vida diaria e incrementar su autonomía, posibilitando la permanencia en su domicilio.
2. Este servicio comprende la atención personal en la realización de las actividades de la vida
diaria y la cobertura de las necesidades domésticas, mediante los servicios previstos en el artículo
23 de Ley 39/2006, de 14 de diciembre, y los que en su desarrollo puedan establecerse por la
comunidad autónoma o Administración que, en su caso, tenga la competencia.
3. La intensidad del servicio de ayuda a domicilio estará en función del programa individual de
atención y se determinará en número de horas mensuales de servicios asistenciales, según grado
de dependencia, de acuerdo con el anexo II.
4. Para determinar la intensidad del servicio de ayuda a domicilio se utiliza el término horas
mensuales de atención. La hora, en este contexto, se refiere, por tanto, al módulo asistencial de
carácter unitario, cuyo contenido prestacional se traduce en una intervención de atención de la
persona beneficiaria.
5. En el programa individual de atención, se deberá diferenciar, dentro de las horas de ayuda a
domicilio, las relativas a necesidades domésticas o del hogar, de las de atención personal para las
actividades de la vida diaria.
Los servicios relacionados con la atención de las necesidades domésticas o del hogar solo podrán
prestarse conjuntamente con los de atención personal. Excepcionalmente y de forma justificada,
podrán prestarse separadamente cuando así se disponga en el programa individual de atención.
La Administración competente deberá motivar esta excepción en la resolución de concesión de la
prestación.
6. En dicho programa individual de atención, la comunidad autónoma o Administración que, en su
caso, tenga la competencia establecerá la gradualidad de las anteriores intensidades, en base a la
valoración de la situación personal de dependencia.
Artículo 9. Intensidad del servicio de centro de día y de noche.
1. El centro de día y de noche público o acreditado ajustará los servicios establecidos en el
artículo 24 de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, a las necesidades de las personas en
situación de dependencia atendidas según su grado. Ello sin perjuicio de los servicios y
programas que se establezcan mediante normativa de la comunidad autónoma o
Administración que, en su caso, tenga la competencia.
Disposición transitoria cuarta. Intensidad del servicio de centro de día para personas en
situación de dependencia en grado I.
En los procedimientos en los que haya recaído resolución de reconocimiento de prestaciones con
anterioridad al 15 de julio de 2012, las Administraciones competentes podrán realizar las
adaptaciones necesarias para adecuar la intensidad del servicio de Centro de día, a las previstas
al anexo III. En tanto se realicen las citadas adaptaciones serán de aplicación las siguientes
intensidades:
La duración del servicio será variable en función de la situación sociofamiliar, de las necesidades
de la persona en situación de dependencia para hacer posible su permanencia en el hogar y de la
intensidad del servicio que corresponda a la persona según su grado y nivel de dependencia y de
los servicios compatibles prescritos.
Teniendo en cuenta la reciente eliminación de los niveles de dependencia, operada por el Real
Decreto-ley 20/2012, de 13 de julio, las intensidades horarias mensuales del servicio se ajustarán
a los siguientes intervalos, en función de cada caso: particular en el momento de la entrada en
vigor de esta modificación, el 15 de julio de 2012:
1. Grado l: de 25 a 49 puntos
2. Grado II: de 50 a 74 puntos
3. Grado III: de 75 a 100 puntos
Calendario de Efectividad del Derecho:
La efectividad del derecho a las prestaciones de dependencia se ejercitará progresivamente, de
modo gradual, y se realizará de acuerdo al siguiente calendario (Disposición final primera de la
Ley de Dependencia, modificada por el Real Decreto-ley 20/2012 de 13 de julio, de medidas para
garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad):
• 2007 personas valoradas en el Grado III de Gran Dependencia, niveles 1 y 2.
• 2008-2009, personas valoradas en el Grado II de Dependencia Severa, nivel 2.
• 2009-2010 personas valoradas en el Grado II de Dependencia Severa, nivel 1.
• Del 1 de enero al 31 de diciembre de 2011, personas valoradas en el Grado I de Dependencia
Moderada, nivel 2 que se les haya reconocido la concreta prestación.
• A partir del 1 de julio de 2015, el resto de personas valoradas en el Grado I de Dependencia
Moderada, nivel 2.
• A partir del 1 de julio de 2015, personas que hayan sido valoradas en Grado I de
Dependencia Moderada, nivel 1 o sean valoradas en Grado I de Dependencia Moderada.
En el presente Plan, tras exponer el marco legislaivo que rige las actuaciones de los
poderes públicos dirigidas a la atención de menores de seis años en situación de
dependencia, o en riesgo de desarrollarla, se ijan los principios, objeivos y actuaciones a
desarrollar en Andalucía en el periodo 2017-2020.
• La Ley 2/1998, de 15 de junio, de Salud de Andalucía, cuyo arículo 6.2 dispone que las
personas menores de edad, entre otros grupos de la población, ienen derecho a actuacio
nes y programas sanitarios especiales y preferentes.
• La Ley 1/ 1999, de 31 de marzo, de atención a las personas con discapacidad de
Andalucía, atribuye al sistema público de salud la función de establecer los sistemas y
protocolos de actuación técnicos necesarios, para que desde la atención primaria en
adelante quede asegurado el asesoramiento y tratamiento necesario en la atención infanil
temprana. (arículo 11).
• La Ley 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación de Andalucía, en su arículo 114
relaivo a la detección y atención temprana, contempla que la Administración de la Junta
Universalidad.
La atención integral de las personas menores de seis años en situación de dependencia,
o en riesgo de desarrollarla, debe ir encaminada a lograr su desarrollo lo más armónico
posible y a garanizar el principio de igualdad de oportunidades, no discriminación y
accesibilidad universal, pariendo de la Atención Temprana como un servicio de
responsabilidad pública, universal y gratuito para todas las personas menores de seis
años y familias que lo precisen.
Normalización.
La inclusión familiar, escolar y comunitaria debe facilitar que las personas menores de
seis años en situación de dependencia, o en riesgo de desarrollarla, lleven una vida en
igualdad de condiciones, accediendo a los mismos lugares, ámbitos, bienes y servicios
que están a disposición decualquier otra persona menor.
Coordinación.
El sistema sanitario, el educaivo y el de servicios sociales están directamente implicados
en la protección de las personas menores y deben establecer mecanismos de
coordinación eicaces, para opimizar los recursos humanos y económicos y garanizar la
coninuidad del proceso: la detección, el diagnósico, la derivación, evaluación, seguimiento
y/o intervención son objeivos centrales en la coordinación de la protección a menores.
Globalidad.
La planiicación de la intervención con menores de seis años en situación de dependencia,
o en riesgo de desarrollarla, se realizará de acuerdo con el carácter integral que el
desarrollo tiene en este periodo evolutivo. Así, las actuaciones médicas, rehabilitadoras,
educaivas, psicológicas, de intervención social y/o familiar, se planiicarán teniendo en
cuenta la paricularidad de cada menor y de su familia, con sus recursos y sus
capacidades y en un entorno concreto, evitando intervenciones que sólo tengan en cuenta
aspectos parciales de la persona menor.
Calidad.
En el desarrollo de las medidas recogidas en este Plan, se promueve la acreditación de
los diferentes servicios de Atención Temprana, para garanizar unos determinados
estándares esenciales de calidad.
Sostenibilidad.
El Plan andaluz de atención integral a menores de seis años en situación de dependencia,
o en riesgo de desarrollarla, se elabora desde la premisa de su viabilidad y sostenibilidad.
Descentralización.
Los servicios que se presten a las personas menores de seis años deberán estar lo más
próximos posible al domicilio familiar, teniendo en cuenta las zonas rurales y/o las
peculiaridades propias de Andalucía.
Equidad.
Ausencia de cualquier discriminación en el acceso a los recursos.
Transversalidad de género.
La perspeciva de la igualdad de género está presente en la elaboración, ejecución y segui
miento del Plan, considerando sistemáicamente las prioridades y necesidades propias de
las mujeres y de los hombres, teniendo en cuenta su incidencia en la situación especíica
de unas y otros, al objeto de adaptarlas para eliminar los efectos discriminatorios y
fomentar la igualdad de género.
OBJETIVO
El objetivo general del Plan andaluz de atención integral a menores de seis años en
situación de dependencia o en riesgo de desarrollarla es promover su autonomía
personal, para que puedan potenciar su capacidad de desarrollo y de bienestar,
posibilitando su inclusión en el medio familiar, escolar y social.
Este objeivo se aricula a través de nueve líneas generales de actuación, las siguientes:
1. Desarrollo del marco normaivo
2. Información y sensibilización de la sociedad
3. Prevención
4. Coordinación
5. Paricipación y apoyo familiar
6. Prestaciones y servicios
7. Calidad
8. Formación
9. Invesigación e innovación