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La palabra persona designaba, en el sentido propio, la máscara de la cual se

servían en escena los actores romanos dando amplitud a su voz (personare). De aquí
se empleó en el sentido figurado para expresar el papel que un individuo pueda
llegar a representar en la sociedad. El concepto de personas para el Derecho
Romano, no comprende únicamente a los hombres, sino también a los seres morales o
de razón (personas jurídicas o sociales) que, personificadas por la ley, son
susceptibles de tener derechos y obligaciones (Estado, ciudad, fisco, corporación).
En sentido inverso no todos los hombres son para el Derecho Romano personas; los
esclavos no tienen, al menos por derecho antiguo y relativamente a sus dueños, ni
derechos ni obligaciones; forman parte de las cosas, de los objetos sobre que se
establecen derechos. Por esta razón los jurisconsultos ya dividan a las personas en
físicas y sociales”. José Fernández González.

TOMADO DEL LIBRO TRATADO ELEMENTAL DE DERECHO ROMANO DE EUGENE PETIT

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