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Adicciones químicas, estas se dan en determinados sitios del cerebro donde las neuronas crean la
necesidad del consumo compulsivo, debido a que el cuerpo se ha acostumbrado a la sustancia,
generando tolerancia o dependencia.
Las adicciones psicológicas (adicciones sin droga) no figuran incluidas como tales en el DSM-V, sino
mas bien se hace una mención de “el juego patológico”, ya que este al igual que los trastornos de
adicción por sustancias, poseen el mismo sistema de recompensa y produce síntomas conductuales
similares a los de los trastornos por consumo de sustancias.
Se han descrito otros patrones de comportamientos excesivos como el juego en internet, pero las
investigaciones realizadas no son del todo sólidas, por lo mismo no se ha incorporado los grupos de
comportamiento repetitivos, que algunos clasifican como adicciones comportamentales: adicción al
sexo, al ejercicio, a las comprar, internet, trabajo, etc. Puesto que no existen suficientes datos científicos
para establecer los criterios diagnósticos y las descripciones de su curso, fundamentales para considerar
estos comportamientos como trastornos mentales.
Juego patológico
Criterios diagnósticos:
A. Juego patológico problemático persistente y recurrente, que provoca un deterioro o malestar
clínicamente significativo y se manifiesta por que el individuo presenta cuatro (o más) de los
siguientes criterios durante un periodo de 12 meses:
1. Necesidad de apostar cantidades de dinero cada vez mayores para conseguir la excitación
deseada.
2. Esta nervioso o irritado cuando intenta reducir o abandonar el juego.
3. Ha hecho esfuerzos repetidos para controlar, reducir o abandonar el juego, siempre sin
éxito.
4. A menudo tiene la mente ocupada en las apuestas (reviviendo continuamente con la
imaginación experiencias de apuestas pasadas, etc.).
5. A menudo apuesta cuando siente desasosiego (desamparado, culpabilidad, ansiedad,
depresión).
6. Después de perder dinero en las apuestas, suele volver otro día para intentar ganar.
7. Miente para ocultar su grado de implicación en el juego.
8. Ha puesto en peligro o ha perdido una relación importante, un empleo o una carrera
académica o profesional a causa del juego.
9. Cuenta con los demás para que le den dinero para aliviar su situación financiera desesperada
provocada por el juego.
B. Su comportamiento ante el juego no se explica mejor con un episodio maniaco.
Según algunos investigadores (Echeburúa, Amor & Cenea, 1998; Echeburúa & Corral, 1994;
Fernández-Montalvo & Echeburúa, 1998) cualquier comportamiento normal, saludable y placentero
podría convertirse en adictivo; esto debido a que el comportamiento adicto, en lugar de estar controlado
por consecuencias positivas (reforzadores positivos) como se da normalmente o al inicio, pasa a ser
controlado por reforzadores negativos y la conducta adictiva se fortalece por mecanismos de evitación:
Cualquier comportamiento normal placentero es susceptible de convertirse en una conducta
adictiva si el paciente pierde el control cuando desarrolla una actividad determinada, continúa
con ella a pesar de las consecuencias adversas, muestra una dependencia cada vez mayor de esa
conducta, que está precipitada por un sentimiento que puede oscilar desde un deseo moderado
hasta una obsesión intensa, sufre síndrome de abstinencia si no puede practicarla y, por último,
pierde interés por otro tipo de conductas que previamente le resultaban satisfactorias.
Cruzado et al. (2001, p. 96) siguiendo a Young y Rogers (1998a), presentan los criterios para
diagnosticar la «adicción a internet» que fue usada también por Goldberg en 1995; estos mismos
criterios han sido trabajados para estudiar adicción a videojuegos; (Chóliz & Marco, 2011), a redes
sociales
1. Tolerancia. Aumenta la cantidad de tiempo que la persona pasa conectada a internet;
igualmente, para satisfacer la necesidad, requiere cada vez de más tiempo para lograr el efecto
(euforia) agradable.
2. Abstinencia: Si después de un uso prolongado e intenso cesa o se reduce el tiempo de conexión,
se produce una reacción aversiva y/o desagradable. Igualmente aparecen después de unos días
y hasta un mes de producido el cese o la reducción algunos de los siguientes síntomas (agitación
psicomotriz, ansiedad, Pensamientos recurrentes acerca del internet, etc.
3. El acceso a internet ocurre más a menudo o durante períodos de tiempo más prolongados de los
que se había planeado inicialmente.
4. Las personas tienen propósitos persistentes, pero a la vez infructuosos de suprimir o controlar
el acceso a la red.
5. El adicto invierte una cantidad de tiempo notable en actividades relacionadas con internet
(adquisición de libros, organización del material descargado, etc.).
6. Disminuyen las actividades sociales, profesionales o de recreo como consecuencia del uso de
internet.
7. La persona permanece conectada a internet, a pesar de conocer que esto supone un problema
persistente y recurrente de tipo físico, laboral o psicológico (privación de sueño, conflictos
matrimoniales, negligencia laboral, sentimientos de abandonar a los seres queridos).
“La adicción al trabajo” se caracteriza por una implicación progresiva, excesiva y desadaptativa a la
actividad laboral, con pérdida de control respecto a los límites del trabajo y una interferencia negativa
en la vida cotidiana (relaciones familiares y sociales, tiempo de ocio, estado de salud, etc).
- Evaluación General del Alcoholismo Crónico (CAGE; Mayfield, McLeod y Hall, 1974,
validación española de Rodríguez-Martos, Navarro, Vecino y Pérez, 1986). Es un instrumento
de cribado que permite detectar pacientes con posible dependencia al alcohol. Consta de 4
preguntas con formato de respuesta dicotómica (si-no), que ha mostrado amplia especificidad
(100% o cercano al mismo) y un valor predictivo del 93%.
- Test de Identificación de Trastornos por el Uso de Alcohol (AUDIT; Saunders, Aasland,
Babor, de la Fuente y Grant, 1993, adaptación española de Contel, Gual y Colom, 1999).
Cuestionario elaborado bajo los auspicios de la OMS para disponer de un instrumento de
detección de consumo abusivo de alcohol, rápido, fácil, fiable y comparable entre países.
Consta de 10 ítems con cuatro alternativas de respuesta y evalúa la presencia de consumos de
riesgo de alcohol y la sospecha de dependencia.
- Perfil Global del Bebedor (Comprehensive Drinking Profile; Miller y Marlatt, 1984,
validación española de García-González, 1991). Consta de 3 módulos: 1) variables de
identificación (edad y residencia, estatus familiar, estatus laboral, historia educativa), 2)
patrón y conductas relacionadas con el consumo de alcohol (inicio del problema, factores
desencadenantes, hábitos familiares, pautas de consumo, bebidas preferidas, expectativas ante
el alcohol, problemas bio-psico-sociales derivados del consumo, etc.) y, 3) motivaciones
hacia el tratamiento y expectativas ante el resultado de la terapia.
Conclusiones
Los trastornos adictivos, se dividen en adicciones químicas y psicológicas, ambos poseen el mismo
sistema de recompensa y producen síntomas conductuales similares, su diferencia radica en la existencia
de la dependencia física.
Aunque la clasificación de trastornos adictivos psicológicos no existe como tal en DSM-V, puesto que
no existen suficientes datos científicos para establecer los criterios diagnósticos y las descripciones de
su curso, fundamentales para considerar estos comportamientos como trastornos mentales. Actualmente
se han realizado estudios con referencia a esto por el desarrollo de la tecnología y los alcances que
actualmente se tienen desde una corta edad a las redes sociales, el internet, los juegos online,
videojuegos, entre mas actividades que se pueden realizar.