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CATEDRA DE:
INGENIERÍA SANITARIA
UNIDAD TEMATICA 1:
SANEAMIENTO
Universidad Tecnológica Nacional
Facultad Regional Concordia
Ingeniería Sanitaria
INDICE
La Ingeniería Sanitaria es la rama de la ingeniería ambiental que aplica los principios básicos de la
ciencia y de la ingeniería a los problemas de control de las aguas contaminadas.
El hombre siente la necesidad de vivir en sociedad; son muy pocos los que pueden vivir solos o
errantes, aislados del mundo que los rodea. Esto da origen a las aglomeraciones humanas y esta, a su
vez, acarrean los problemas propios de los hacinamientos, tanto mas graves allí donde las
poblaciones se forman si un plan previo de ordenamiento.
No en vano muchas veces, se dice que : “el hombre es perjudicial al hombre por estar contaminando o
viciando la atmósfera en la que el vive y en la que viven sus semejantes”.
Salubridad: Relaciona todos los factores y aspectos que conciernen al mejoramiento de las
condiciones de vida de las poblaciones y al cuidado de la salud colectiva. Busca adecuar el ambiente
físico que rodea al hombre a tales condiciones que le permita vivir sano, sin molestias o incomodidad a
través de la aplicación y normas sanitarias.
De ahí surgen las funciones u objetivos que deben desempeñar la Ingeniería Sanitaria:
Estas acciones el ingeniero sanitario, las inicia con el proyecto y construcción de la vivienda, con todos
sus aspectos sanitarios bien encarados continuándolas cuando aplica todas las medidas enmarcadas
en el llamado saneamiento básico y muy especialmente en los ambientes de trabajo: rural, industrial,
etc.
Podemos decir que todas las actividades relacionadas con los problemas de la salud pública se
pueden clasificar en dos campos distintos pero estrechamente relacionados entre sí: uno, el que se
refiere al servicio de sanidad, orientados hacia cada individuo, o sea en forma particular (tarea del
medico) y el otro el relacionado con los servicios de saneamiento (tarea del ingeniero), es de hacer
notar que entre dos campos distintos existe una zona en que pueden superponerse las actividades de
ambos.
La planificación, diseño, construcción y supervisión de los sistemas de aguas residuales han sido por
largo tiempo una responsabilidad de ingenieros civiles. La habilidad necesaria para el desarrollo de
recursos hidráulicos es patrimonio, en su mayor parte, de este grupo mas antiguo de practicantes de la
ingeniería.
No se descubrió sino hasta mediados del siglo XIX ni se confirmó científicamente hasta fines de dicho
siglo, que el cólera, la fiebre tifoidea y otras infecciones entéricas podían ser transmitidas mediante el
agua, y que las aguas negras contenían frecuentemente los agentes causantes de las enfermedades.
Eventualmente también con las ciencias físicas y naturales en desarrollo, sugirieron formas para
prevenir la transmisión de enfermedades hídricas comunes, estableciendo, por otra parte, la
seguridad, sabor agradable y utilidad económica del agua.
Al mismo tiempo se investigó el comportamiento de las aguas residuales que fluyen de las
comunidades e industrias, y ello permitió proteger los cuerpos receptores de agua contra la
contaminación y la polución.
A los ingenieros civiles con conocimientos sobre control de la calidad del agua se les llegó a llamar
ingenieros sanitarios pero también se les llamó ingenieros de salubridad pública o de salubridad del
medio ambiente.
El ingeniero sanitario no puede llevar a cabo individualmente cualquiera de las tareas que le
competen, ya sea un diseño, la ejecución de una obra o la explotación de un servicio, puesto que son
tareas multidisciplinarias de equipos de trabajo.
Así por ejemplo: si deseamos realizar un diseño de provisión de agua potable, primeramente
necesitaremos la acción de asistentes sociales para recopilar datos, procesarlos y determinar si la
obra, desde el punto de vista económico es viable o no. Luego deberán intervenir topógrafos para
determinar desniveles, agrimensores para efectuar mensuras, ingenieros especializados en la parte de
suelos para conocer el tipo de suelo que interesará en las instalaciones (cañerías, cámaras, unidades
de tratamiento, edificios, etc.), niveles freáticos, etc. Seguidamente actuarán los ingenieros sanitarios
para efectuar los diseños de las conducciones, cámaras, unidades de procesamientos, estaciones de
bombeo, desagües, etc.
Asimismo, podemos decir que el ingeniero sanitario deberá tener conocimiento de hidráulica, biología,
química, estadística, etc, además de los propios de la ingeniería sanitaria.
Buen tributo pagó la humanidad con millones y millones de víctimas, hasta que se llegó a establecer el
conocimiento exacto de como se originaban y difundían muchas enfermedades, distinguidas con el
nombre genérico de “ plagas” o “pestes” y que en forma casi permanente y muchas veces con
inusitada violencia aniquilaban prácticamente a las poblaciones y aún pueblos enteros.
La historia del abastecimiento y evacuación de aguas empieza con el crecimiento de las capitales
antiguas, o de los centro religiosos y comerciales.
Construidas como obras de magnitud y complejidad considerables, sus restos son monumento a la
sólida, aún sorprendente, habilidad de los ingenieros primitivos. Los acueductos y drenaje de la
antigua Roma y sus dominios, son especialmente notables.(Sextus Julius Frontinus, comisionado de
aguas de Roma, 97 A. C., reportó la existencia de 9 acueductos abasteciendo agua Roma, de longitud
variable de 16 Km. a 80 Km. y sección transversal desde 0.65 a 4.65 m2).
Sin embargo, el control definitivo de la calidad del agua, como propósito es de origen bastante
reciente. Se inicia, también, con el crecimiento de las ciudades, en este caso poblados industriales
surgidos de la revolución industrial acaecida en el siglo XIX. Los descubrimientos científicos e inventos
de ingeniería de ese siglo y del anterior crearon industrias centralizadas a cuyo derredor se
conglomeró la gente en busca de empleo. Se elevo así el nivel de vida de un gran numero de
hombres, pero la falta de organización en la comunidad creo rápidamente suburbios a través de los
cuales los jinetes apocalípticos de la peste y la muerte cabalgaron sin freno.
Los servicios comunales de las proliferantes ciudades industriales fueron sobrecargados con rapidez.
No pudieron satisfacerse las necesidades de una distribución abundante de agua potable y de la
evacuación efectiva de los detritus humanos y otros desperdicios.
“El esfuerzo para obtenerla era tan grande que los habitantes de los patios la empleaban únicamente y
en caso extremo, para usos que consideraban de necesidad absoluta, tales como cocinar; y raramente
disponían de gran cantidad para su vestidos o su aseo personal”.
Aunque las ciudades estuvieron provistas de sistemas de drenaje durante siglos, aquellos fueron
construidos para conducir el escurrimiento de aguas de tormentas y la descarga en los drenajes de los
desechos fecales y de otra clase estuvo prohibida hasta bien entrado al siglo XIX.
Antes de esa época el uso de los drenajes existentes, fue solo clandestino, pues estaban destinados a
la evacuación de desperdicios. Hasta que el alcantarillado sanitario se transformó en un sistema
aceptado de limpieza municipal “muchos hogares pobres estaban situados alrededor de estrechos
patios que no tenían mas comunicación a la calle principal que un angosto pasadizo cubierto. En estos
patios había varios ocupantes, cada uno de los cuales acumulaba una pila de desperdicios.
En algunos casos estas pilas eran amontonadas, por separado, en el patio, en medio del cual había un
receptáculo general para drenaje. En otros casos se cavaba una fosa en el centro del patio, para uso
general de los ocupantes. A veces, la totalidad de los patios se encontraba repleta de inmundicias
hasta las puertas mismas de las casas”.
En todas las grandes ciudades del mundo, mucha gente vivía en sótanos y bodegas. “ En gran número
de casos, las bóvedas y letrinas se encontraban a un nivel igual o superior a las viviendas, y sus
contenidos frecuentemente se infiltraban hacia los apartamentos adyacentes ocupados”. Las letrinas
mismas, eran frecuentemente “demasiado pequeñas, escasas y sin ventilación o tapas”.
La recepción de las materias fecales en los drenajes existentes para tormentas, pareció ofrecer un
medio económico y rápido para resolver este dilema de estética e higiene. El resultado fue el uso de
los drenajes combinados, llamados así por conducir tanto aguas pluviales como negras, y las
primitivas obras de drenaje de la mayoría de las áreas metropolitanas siguieron este esquema, aunque
sus ductos eran recién construidos. Se justifica que los drenajes pluviales originales fueran construidos
para descargar en cercanos ríos, lagos o estuarios de marea. Sin embargo, cuando se vertieron
también en estos drenajes desechos domésticos, frecuentemente se sobrecargó su capacidad
receptora de materia orgánica. De este modo las incomodidades tan felizmente eliminadas de las
habitaciones mediante el arrastre con aguas de materiales de desecho, se transfirieron a las corrientes
acuáticas de la región. Primeramente las masas pequeñas de agua y después las mayores,
empezaron a “hervir y a fermentar bajo un sol ardiente, en una vasta cloaca abierta”, y “territorios
circundantes extensos fueron rápida y frecuentemente envueltos en una atmósfera de hedor intenso,
capaz de impedir el sueño, asustar a los débiles y causar náuseas y exasperación a todo el mundo”.
Para aliviar una situación de esta naturaleza, fueron cubiertas y convertidas en colectores muchas
corrientes pequeñas; pero las masas mayores permanecieron abiertas, con la desaprobación visual y
sensorial, hasta que se suprimió la descarga de residuos a ellas, ya por interrupción del flujo en tiempo
de sequías y tratamiento de las aguas residuales colectadas o mediante la construcción de sistemas
independientes de drenajes sanitarios y pluviales.
Los hombres que incitaron la conciencia social y despertaron la comprensión sanitaria del pueblo y sus
representantes ante el gobierno incluyeron doctores, licenciados, ingenieros , escritores y estadistas.
Fue notable entre ellos Sir Edwin Chadwick, licenciado por instrucción , un cruzado de la salud.
Las comunidades están en deuda con él por sus contribuciones generales al avance de la salud
pública; incluyendo su apoyo hacia los pequeños colectores de barro y los sistemas separados de
drenaje. Sir Edwin Chadwick abrevió esta separación en el mensaje comercial ¨ la lluvia al río y las
aguas negras al cielo ¨. Estuvo estrechamente asociado a él, Sir John Simon, primer Oficial Médico de
Salubridad de Londres. Lemuel Shattuck, de Boston y el Dr. Stephen Smith, de Nueva York realizaron
en los Estados Unidos, la obra equivalente a la de Chadwick y el Dr. Simon.
Ennoblecen este período, correctamente llamado Gran Resurgimiento Sanitario, dos grandes
investigadores médicos: el Dr. John Snow, quien en 1819 demostró a un mundo aún no bendecido por
los descubrimientos de Luis Pasteur, el papel de la polución fecal del agua potable en la epidemia del
cólera y el Dr. William Budd, quien desde 1857 en adelante investigó la fiebre tifoidea, su naturaleza,
su forma de propagación y su prevención.
Entre los ingenieros, James Simpson, en 1829, construyó filtros de considerable tamaño parala
Chelsea Water Company, con objeto de mejorar su suministro del río Támesis; Sir Robert Rawlinson,
Inspector Superintendente del Consejo General de Salubridad (1848), encauzó los estudios para las
obras sanitarias en la zona industrial de Gran Bretaña; Sir John Bazalgette inició el drenaje principal de
Londres en 1850; y John Roe aceptó la sugestión de Chadwick para construir líneas de alcantarillado
con tubos de barro vidriado. A cargo de funciones similares en los Estados Unidos, Julius W. Adams,
en 1857, diseñó el primer sistema extenso de alcantarillado para el barrio de Brooklyn, de la ciudad de
Nueva Cork, e Hiram F. Mills, en 1886, como ingeniero miembro del Consejo de Sanidad de
Massachusetts, dio dirección a su recientemente formal división de ingeniería e hizo que su trabajo
fuese sustentado y desarrollado por los investigadores sanitarios de la Estación Experimental del
Consejo de Lawrence.
Los orígenes de nuestro saneamiento urbano están fundamentalmente vinculados con la ciudad de
Buenos Aires, como lógica consecuencia de haber sido la primera concentración humana que se ha
desarrollado. Pero a medida que nuestro país ha crecido, el problema se ha ido desarrollando hacia
los centros poblados del interior, lo que obligó a los distintos poderes públicos a enfrentarse a las
situaciones que sucesivamente se han ido creando, porque en esta medida puede decirse que por lo
general los acontecimientos han superado las posibilidades y que se ha estado en retraso con las
soluciones.
Se citarán los hechos mas trascendentes, aquellos que han ido marcando hitos en la historia del
Saneamiento de nuestro país, desde las primeras actividades gubernamentales , como el “Bando del
Buen Gobierno” del Virrey Vertiz (1770) prohibiendo a los aguateros “recoger agua frente al pueblo por
estar sucia por el lavado de la ropa que se efectúa en ella”.
El 5 de Enero de 1813, se dan instrucciones para los Alcaldes de Barrio entre los que figuran las
relativas a la venta de agua por las carretillas de agua. El 22 de Agosto de 1822 se sanciona la ley
que faculta la negociación de un empréstito para la construcción del puerto de Buenos Aires y de
obras de agua potable.
En el mes de Abril de 1867 se declara una grave epidemia de cólera, como consecuencia de ello el 23
de Diciembre de ese año se sanciona una Ley en la Provincia para resolver el problema del agua
potable de la ciudad. Al día siguiente, el 24 de Diciembre, ante la falta de decisión de la Municipalidad,
el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires crea una Comisión de Agua Corrientes, Cloacas y
Adoquinados para entender en el problema del abastecimiento de agua a la ciudad.
De Enero a Junio de 1871 en la Ciudad de Buenos Aires se desata una mortífera epidemia de fiebre
amarilla cobrando 14.000 victimas. Esta epidemia paralizó actividades de todo orden durante varios
meses.
Como consecuencia de esta epidemia, el 5 de Julio de 1871 se dicta una reglamentación sobre la
forma en que debe extraerse el agua del Río de la Plata.
Unos meses antes se había celebrado el contrato con el Ingeniero Juan Federico La Trobe Bateman
para preparar y dirigir un proyecto mas amplio del servicio de agua existente. Las obras diseñadas se
inician rápidamente y se inauguran el 15 de Mayo de 1874, lográndose abastecer, dos años después,
el 50 % de la población con un consumo diario de 145 litros por habitante y por día.
En el año 1876 se realizan obras en Mendoza para conducir agua desde El Callao.
En 1877 en la ciudad de Paraná Dn. Salustiano Puente presente a la Municipalidad un proyecto para
dotar de agua a la ciudad, obra que no se lleva a cabo.
El 6 de Marzo de 1878, en Tucumán, se sanciona un decreto del Gobierno provincial aprobando los
estudios para proveer de agua potable a la ciudad capital. Posteriormente, pero en el año 1698, se
inaugura un servicio de provisión de agua de acuerdo a estudios realizados por el Ing. Cipoletti.
Durante el período 1883-1886 se construyen los primeros filtros para abastecer de agua a la ciudad de
Mendoza desde el Río Negro.
En la ciudad de San Luis, en el año 1895, se implanta un servicio municipal de agua potable.
Así llega el 2 de Enero de 1903, día en que se promulga la Ley 4.158, que podríamos llamar ley
civilizadora, que marca un hito en el desarrollo sanitario del país. Por la misma se autoriza al
Poder Ejecutivo a construir obras de agua corriente en capitales de provincias (las provincias en ese
entonces eran catorce) y en las ciudades de Bahía Blanca y de Barrancas del Sud ( hoy Avellaneda),
además de ampliaciones en la Capital de la República. Para llevar a cabo las obras se autorizó la
emisión de Bonos para Obras de Salubridad.
Inmediatamente promulgada la Ley citada se acogen a la misma las provincias de Mendoza, La Rioja,
Córdoba, Paraná y Salta, para las cuales se inician los proyectos de las obras de saneamiento.
En el año 1907 la Dirección de Obras de Salubridad comienza con la prestación de sus servicios en
Corrientes y Santa Fe y en 1908, en Bahía Blanca, se habilitan los primeros filtros rápidos a presión
(tipo Candy) que funcionan en el país, para abastecimiento de agua a la ciudad.
El 18 de Julio de 1912 se sanciona la ley 8.889 por la que se transforma, lo que hasta en ese
momento había sido, la Comisión de Obras de Salubridad de la Capital en Obras Sanitarias de
la Nación. Repartición, ésta, autónoma pero bajo la superintendencia del Poder Ejecutivo Nacional.
También en este año entran en funcionamiento, en la ciudad de Rosario, los primeros filtros rápidos a
gravedad del país, construidos por la Empresa concesionaria.
El 21 de Octubre de 1919 se sanciona la Ley 10.998 por la que se autoriza al Poder Ejecutivo a
que por Obras Sanitarias de la Nación se estudiara, proyectara y construyeran obras de agua y
cloacas en ciudades que tuvieran más de 8.000 habitantes y de agua para las que excedieran de
3.000 habitantes, mediante la celebración de convenios con las municipalidades. Se establecía
además una novedad interesante, en lo concerniente a tarifas, esto es, que debía fijarse de manera
que cubrieran los gastos de intereses, amortización y explotación.
Sin embargo, un factor que conspiró contra el desarrollo de las obras ejecutadas bajo la ley 10.998,
fue justamente la cláusula referente a tarifas a que se hizo referencia. A causa de ello se propició la
que luego fue la Ley 12.140, cuyo texto definitivo fue promulgado el 2 de Abril de 1935. En ella se
establecía que las tarifas para los servicios sanitarios en las localidades cuyas obras se ejecutaran
bajo el régimen de la Ley 10.998, no debía exceder las vigentes en la Capital Federal, siempre que
cubrieran anualmente los gastos de explotación, autorizándose al Poder Ejecutivo a costear de rentas
generales los déficit, disponiéndose, además la forma de llevar a cabo la explotación.
Recoleta, cuyas obras desaparecen en el año 1933 por nuevo destino urbano de los respectivos
terrenos.
Otro acontecimiento importante se produce en 1923 ya que se instala la primera fábrica de ácido
sulfúrico a fin de independizarse también de la importación de este elemento indispensable para la
elaboración de coagulantes destinados a la purificación del agua.
En la Universidad del Litoral de la Ciudad de Rosario en el año 1923 el Ingeniero Manuel Sallovitz
dicta por primera vez la asignatura Hidráulica Agrícola e Ingeniería Sanitaria.
En 1925, el 12 de Septiembre, queda habilitado el nuevo puente colgante sobre la Laguna Setúbal.
Este puente fue diseñado y ejecutado por O.S.N. exclusivamente para colgar una cañería encargada
de conducir agua desde la toma hasta el Establecimiento de Potabilización de la Ciudad de Santa Fe.
Lamentablemente esta obra de arte de la ingeniería se derrumbó debido a una creciente extraordinaria
del Río Paraná en el año 1983.
En 1937, en Goya, se efectúan ensayos de desferrización en una planta experimental. También ese
año, el 2 de Septiembre, en la Universidad de Buenos Aires se designa el primer profesor de
Ingeniería Sanitaria, Cátedra que acababa de crearse, la que recae en el Ingeniero L. Ivanissevich.
El 21 de Noviembre de1940 se inician las obras del Acueducto Villa María- San Francisco de 166 Km.
de longitud. Esta obra finaliza en el año 1948.
En Diciembre de1941 en Mendoza se licitan las obras del segundo acueducto de 52 Km. Desde
Potrerillos (Río Blanco).
El 12 de Noviembre de 1946 en Salta se promulga la Ley 775, por la cual se aprueba el Código de
Aguas para la Provincia y se crea la Administración General de Agua de Salta (AGAS), continuadora
de la Dirección de Hidráulica.
El día 24 de Junio de 1948, en Rosario, Obras Sanitarias de la Nación se hace cargo de los servicios
de saneamiento de la Ciudad. Lo mismo sucede el 21 de Noviembre de 1951 en Concordia.
En 1952, en la Facultad de Higiene y Medicina Preventiva de la Universidad del Litoral se implementa
el título de Ingeniero Higienista.
En 1959 se crea la Escuela de Salud Pública en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, la que entra
a funcionar en forma efectiva con el año lectivo de 1960.
El 17 de Mayo de 1961 se licitan las obras del acueducto del sistema Río Senguer para Comodoro
Rivadavia, los mismos se ponen en marcha el 15 de Mayo de 1966. La misma consiste en un
acueducto de 150 Km. Estaciones elevadoras, depósitos y obras complementarias, con una toma en el
lago Musters.
En 1966 se abre el concurso de antecedentes entre firmas consultoras, para realizar el estudio de
factibilidades de la obra de los grandes acueductos para el sur-este de Córdoba, Sur de Santa Fe,
Oeste de Buenos Aires y La Pampa.
Por último podemos citar que el año 1947 se licitó la ejecución de la obra correspondiente al Segundo
acueducto Villa María- San Francisco de 166 Km. de longitud.
En 1964 se inició un proceso de transformación en el sector con la creación, en el ámbito del Ministerio
de Salud Pública de la Nación, del Servicio Nacional de Agua Potable, SNAP, con apoyo financiero y
técnico del Banco Interamericano de Desarrollo, BID. El SNAP formuló e implementó mediante
préstamos a las comunidades y con apoyo de las Provincias, la instalación de agua potable para
pequeñas poblaciones de hasta 15.000 habitantes, no priorizadas hasta ese momento por OSN, y
propulsó la creación de entes cooperativas y vecinales que quedaron a cargo de la operación de las
instalaciones.
En la década del 70 se consolidó el área de Recursos Hídricos en el ámbito del Ministerio de Obras y
Servicios Públicos, a nivel de Secretaria. De esta Secretaria pasaron a depender OSN y el SNAP.
En las décadas previas a 1980, OSN tuvo una lenta pero constante reducción de su capacidad
operativa debido a la falta de apoyo político, institucional y financiero que derivó en una ineficiencia
administrativa y, en consecuencia, en la imposibilidad de cumplir cabalmente con la prestación de los
servicios.
En 1980, por la Ley 18.856 y el Decreto 258/80, todos los servicios que prestaba O.S.N en el interior
del país, pasaron a depender directamente de las Provincias, quedando a cargo de dependencias
administrativas provinciales o de nuevas Empresas del Estado a nivel provincial.
OSN quedo responsable solamente de las prestación de los servicios de la Capital Federal y de 13
partidos del Gran Buenos Aires que están vinculados a los mismos sistemas de potabilización,
conducción y distribución de agua potable y parcialmente al mismo sistema de recolección y
disposición de los desagües cloacales.
En 1989 la Ley 23696/89 de Reforma del Estado aportó el marco legal para las nuevas
reestructuraciones institucionales del sector, ya que declaró en emergencia a la prestación de los
servicios públicos y estableció procedimiento para su privatización y concesión.
A partir de 1991 se inició un amplio proceso de concesiones a Empresas privadas para la prestación
de los servicios de agua y desagües cloacales del país, el que está aún en marcha si bien quedan al
día de hoy, como es el caso de nuestra provincia, lugares con menores valores económico pero que
requieren importantes inversiones en expansiones de servicios y mejoras en la calidad de los mismos.
500
450
Millones de dolares de 1991
400
350
300
250
200
150
100
50
0
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
Años
OSN PAIS TOTAL ORG.PROVINCIALES COFAPYS
Hay un ejemplo, que siempre se menciona, con el cual se señala el valor que tiene la aplicación de la
Ingeniería Sanitaria en bien de la vida y es el de la construcción del canal de Panamá.
Este canal, en un primer momento se llamó a licitación, intentó construirlo Fernando de Lessep. Las
obras se iniciaron con una vehemencia que alguien llamó ¨latina¨ y como el material humano era muy
abundante, llegaba atraído por los grandes jornales por los que resultaba entonces de fácil renovación.
Esos obreros se instalaron en campamentos construidos sobre terrenos vírgenes, sin cuidarse para
nada el problema de la salud. Por lo tanto no fue de extrañar que las enfermedades tropicales hicieron
pronto estragos entre aquella pobre gente y en tal número que hay quienes afirman que el corte del
Istmo podría rellenarse con los cadáveres que costaron los intentos de la obra.
Al poco tiempo de su inicio los trabajos de F. De Lessep se paralizaron, año 1882, quebrando su
compañía.
Cuando los norteamericanos aceptaron la empresa de iniciar la construcción del canal, por segunda
vez, lo primero que realizaron fue estudiar la forma que daba a sus hombres seguridad, de allí es que
fue necesario cambiar las condiciones del terreno en materia de higiene, mérito que le cupo
principalmente al Coronel Willian G. Gorgas quién fue el que dirigió la construcción.
Para llevar a cabo esta gigantesca obra planteó, en primer término, la destrucción del mosquito
transmisor de la fiebre amarilla y luego se realizaron las instalaciones necesarias para que los
trabajadores bebieran agua pura y no el agua de charcas o arroyos contaminados, como en la época
anterior. Lo más importante fue la lucha contra la fiebre amarilla, ya que los casos disminuyeron así de
unos 8.000 por año, que había anteriormente, a sólo 19 en cinco años, índice elocuente de la
seguridad con que se trabajaba.
No perdieron entonces su tiempo en esos preparativos, que duraron casi dos años, para realizar esa
obra fundamental sin pérdidas de vidas que abriría al comercio del mundo el camino que iba a cambiar
sus derroteros.
Hay quienes, al comparar la construcción de las pirámides de Egipto con el Canal de Panamá
(inaugurado en 1914), ha dicho acertadamente que aquellas fueron elevadas sobre millones de
cadáveres humanos de esclavos, mientras que el canal de Panamá se elevó sobre millones de
millones de cadáveres de mosquitos. A no dudarlo que la lección sirvió luego para el planeamiento y
ejecución de otras grandes obras y se aplicó, también, el saneamiento de las ciudades y, en especial,
a grandes extensiones de terrenos que se dedicaron a la agricultura.
“Más de mil millones de personas beben agua no segura, 2.400 millones (40% de la raza
humana) no tiene un adecuado servicio de alcantarillado y 3,4 millones, en su mayoría niños,
mueren cada año debido a enfermedades relacionadas con el agua” (Informe de la OMS
conocido en Bruselas con motivo del Día Mundial del Agua)
“Un niño muere cada 30 segundos en América Latina y el Caribe debido a la malaria.
Alrededor de 80.000 niños menores de 5 años mueren anualmente en América Latina por falta de
agua potable y saneamiento.
Alrededor de 80 millones de latinoamericanos respiran aire que no cumple con los niveles
recomendados por la Organización Mundial de la Salud para proteger la salud pública. Al norte del río
Bravo más de 100 millones de personas viven en áreas donde el aire no cumple con las normas de
sus países.
La pobre calidad de aire de interiores tiene serias repercusiones sobre la salud publica y la economía
de los países, tanto al norte, como al sur de sus países.
En América Latina y el Caribe, menos del 10 por ciento de las aguas residuales, reciben tratamiento
antes de descargarse a los cuerpos de agua.
El 30 por ciento de la población urbana en América Latina no recibe agua potable en sus hogares “.
En cuanto a la situación de nuestro país, la situación si bien menos dramática también nos debe llamar
a la reflexión dada la baja cobertura de los servicios de saneamiento básico en algunas provincias
sobre todo en lo que respecta a la población servida con desagües cloacales.
A continuación se abordara las características mas salientes del sector en nuestro país.
La formulación de las políticas y planificación, en el ámbito nacional están a cargo del Ministerio de
Infraestructura y Vivienda que centraliza la definición estratégica de los lineamientos y prioridades para
el diseño de políticas y programas vinculados a los recursos hídricos.
Las normas de calidad del agua son establecidas por el Ministerio de Salud. Los Estados Provinciales
son responsables del dictado de las políticas y las normas del sector en cada jurisdicción.
integral, teniendo en cuenta aspectos técnicos, económicos, financieros, legales y ambientales. El Plan
de Inversiones propuesto compromete al concesionario a concretar el mejoramiento, expansión y
rehabilitación de los servicios.
Los Entes Reguladores son organismos autárquicos con funciones exclusivas de regulación y control,
financiados a través del canon de concesión pagado por los concesionarios o por las tasas de
regulación pagadas por los usuarios como un porcentaje de la facturación.
Los servicios de agua potable y/o saneamiento son operados por un total de 1.651 empresas u
organismos, de los cuales el 64,6 % son entes privados (empresas privadas, cooperativas,
asociaciones vecinales) y el restante 35,4 % organismos públicos.
Más del 70 % de la población urbana, recibe servicios provistos por operadores privados,
incluyendo las Cooperativas.
Los servicios de las ciudades de Buenos Aires y Córdoba y de las localidades de más de 10.000
habitantes de las provincias de: Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, Corrientes, Salta, Formosa,
Santiago del Estero, Misiones y Córdoba, que representan aproximadamente el 70,6 % de los
habitantes de estas localidades, son brindados por Sociedades Anónimas de Capital Privado a
través de un Contrato de Concesión.
La modalidad de participación privada adoptada por las provincias consiste en transferir integralmente
los riesgos de la actividad al sector privado. La permanencia de los activos en poder del Estado
aumenta la confiabilidad de la comunidad en el proceso.
La participación privada en la operación de los servicios está logrando notables mejoras en la calidad
de los servicios, habiéndose priorizado la puesta en marcha de programas de inspección,
rehabilitación y mantenimiento, regulación de presiones, reducción de pérdidas físicas e implantación
de procesos de control. Las áreas comerciales reflejan mejoras en los sistemas de facturación y
recaudación, actualización de catastros, sistematización de la información y una mejor atención a las
demandas y reclamos de los clientes.
Los procesos de transformación que están en estudio presentan un menor valor económico e
importantes requerimientos de inversiones en expansión de los servicios y mejoramiento de la calidad.
Para esto deberá recurrirse a algún mecanismo de aporte o subsidio por parte del Estado,
combinándose la capacidad de gestión eficiente del prestador privado con la capacidad de
financiamiento del Estado con un mismo objetivo: mejorar la calidad y cobertura de los servicios sin
provocar aumentos tarifarios prohibitivos.
Fuente: Años 1870 a 1980: datos históricos de OSN, archivo de AIDIS Argentina; año 1991-1999: SPIDES
El promedio nacional de producción de agua por habitante servido se estima en 380 lts/hab/día. El
consumo medio real sobre la base de los resultados de sistemas que operan con micromedición es del
orden de los 180 lts/hab/día.
Las pérdidas en las etapas de producción y distribución de agua son del orden del 40 % del total
producido.
Del volumen total de las aguas residuales colectadas por los sistemas de desagües cloacales, sólo el
10% es sometido a un tratamiento de depuración.
Los regímenes tarifarios aplicados por los Operadores de servicios de agua potable y saneamiento se
basan mayoritariamente en el esquema de "canilla libre". Son de carácter tributario y se caracterizan
por el subsidio cruzado entre los usuarios con mayor poder adquisitivo hacia los sectores de menores
recursos.
En la década del 90 se comienza a tomar conciencia acerca de los beneficios de medir los consumos y
algunas empresas incorporan el sistema de medición a sus regímenes tarifarios, coexistiendo en la
actualidad los dos sistemas. Los de medición de consumos se basan en dos parámetros: un cargo fijo
que depende de diversos factores y que puede incluir un consumo mínimo y un cargo variable que
esta en función de los m3 consumidos en exceso.
Este cargo variable puede tener diferentes precios del m3 en función de bloques de consumos
establecidos en los regímenes tarifarios. Los procesos de concesión de los servicios al capital privado
han adoptado, en general, los dos sistemas, habiéndose fijado en sus Marcos Regulatorios metas para
la conversión de los sistemas de cuota fija a los de medición de consumos.
En la mayoría de las empresas privadas se verifica que las tarifas reflejan los costos operativos, de
mantenimiento y de expansión de los servicios, la depreciación y amortización de las instalaciones y
un beneficio razonable para el capital invertido, mientras que en las públicas o estatales, en general,
se cubren solamente los costos operativos y de mantenimiento.
En los procesos de transformación del sector se incluyeron medidas tendientes a superar éstos
inconvenientes: el cambio de gestión del servicio en lo institucional y comercial, la posibilidad del corte
por mora y la implementación de los sistemas de medición.
En algunas provincias, el Poder Judicial ha tomado medidas que impiden el corte o restricción del
servicio por mora, situación por la cual los operadores de los servicios se ven imposibilitados de aplicar
este mecanismo de penalización. A pesar de estos inconvenientes, algunas Empresas que emplean
técnicas de marketing y de atención al cliente han aumentado sus porcentajes de cobrabilidad a
niveles razonables. La cobrabilidad promedio anual es del 74,63 % con extremos que varían entre el
90 % y el 40 %.
La facturación global de los 25 principales Operadores de servicios de agua potable y saneamiento del
País en el año 1997, fue de US$ 1.209 millones, sobre un total de 5,95 millones de usuarios, que
representan el 75 % de la población urbana de la Argentina. El costo promedio anual por usuario para
los servicios de agua potable y saneamiento es de US$ 203,19/año.
Para alcanzar una cobertura del 95 % en los servicios de agua y del 75 % en los de desagües
cloacales con el correspondiente tratamiento, las necesidades de financiamiento ascienden a US$
5.448 millones, hasta el año 2005, de los cuales US$ 1.975 millones corresponden a expansión de los
servicios de agua potable y el resto a desagües cloacales.( US$ 3.473 millones)
inversión de US$ 648 millones anuales. El resto del financiamiento US$ 1.560 millones, deberán ser
aportados por el sector público.
Argentina recibe apoyo financiero proveniente de préstamos otorgados por organismos multilaterales,
como el Banco Interamericano de Desarrollo -BID y el Banco Mundial -BIRF, con el objetivo de
financiar proyectos que permitan el desarrollo sectorial en todo el ámbito nacional y que son
administrados por el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento –ENOHSA.
El Tesoro Nacional, con fondos propios financia programa destinado a brindar asistencia técnica y
financiera para la provisión de servicios en comunidades concentradas o dispersas, o en núcleos
urbanos periféricos que se encuentran en situación de carencia, precariedad o en condiciones
extraordinarias de riesgo.
Otros organismos nacionales financian inversiones en el sector con fondos provenientes de préstamos
internacionales, aportes del Tesoro Nacional o recursos propios. Por otra parte, las provincias y
municipios también financian inversiones con recursos propios, así como las empresas operadoras de
servicios.
Estas políticas están impulsando importantes acciones para acelerar y consolidar la transformación del
sector en diversas Provincias, fundamentalmente a partir de la movilización de recursos de líneas de
crédito internacionales condicionados a la ejecución de programas de transformación, a la
incorporación de capital privado, a la creación de agencias de regulación y control, etc.
El sistema de regulación del servicio de agua potable y saneamiento presenta serias debilidades
institucionales y operativas que requieren de acciones que posibiliten que el modelo sea sustentable
en el largo plazo y se logren los objetivos de mejorar los niveles de eficiencia social en la prestación de
los servicios, entre ellas se han identificado:
Los Operadores de servicios presentan notables diferencias de gestión entre los que han desarrollado
una estructura empresarial, sin tener en cuenta su constitución institucional y aquellos en los que
subsiste una gestión administrativa y técnica burocrática propia de los organismos públicos tanto
provinciales como municipales.
A fines de 1999 el 83,75% de la población urbana de todo el País (27.345.909 habitantes) está
abastecida por sistemas de agua potable por red, mientras que el 54% de esta población (17.630.848
habitantes) dispone de servicios de evacuación de excretas por red (ENOHSA/SPIDES, 1999).
No obstante estos valores, existe una marcada disparidad en los niveles de cobertura de agua potable
y saneamiento entre provincias y entre áreas urbanas y rurales de éstas.
El nivel de cobertura de agua potable por red pública de la mayoría de las jurisdicciones supera el
90%, (Ciudad de Buenos Aires y 13 Provincias) y en algunos casos como la Ciudad de Buenos Aires y
las Provincias de Chubut, Santa Cruz y Neuquén, alcanzan niveles superiores al 98% de la población
urbana (ver Tabla siguiente)
En tanto, los niveles de cobertura de servicios cloacales urbanos por red, varían entre un máximo del
100% en la Ciudad de Buenos Aires y un mínimo del 20,55% en la Provincia de Misiones. En algunos
casos la cobertura media nacional (54 %) es ampliamente superada, tal como sucede en las
Provincias de Tierra del Fuego (92,48%), Santa Cruz (84,24%), Salta (73,32%), Jujuy (71,67%) y
Chubut (71,61%) (ENOHSA/SPIDES 1999).
Como consecuencia de la epidemia de cólera iniciada en 1991, el Gobierno Nacional y los Gobiernos
Provinciales realizaron grandes inversiones en redes cloacales que permitieron un importante aumento
de las coberturas, principalmente en las provincias del Norte, como Jujuy y Salta.
El 30 % de la población rural dispone de agua potable por red mientras que sólo el 1 % evacua sus
excretas a una red colectora domiciliaria, en tanto, el 48% de la población rural dispone de sistemas
individuales de descarga de efluentes (cámara séptica y pozo absorbente) (OPS, 1999).
La calidad del agua potable puede considerase adecuada en términos generales para el uso
doméstico y el aseguramiento de su calidad muestra una tendencia favorable a partir de desinfección
del agua -cloración-, particularmente en las áreas urbanas.
Se estima que más del 90 % de los abastecimientos cumplen con los estándares de calidad
establecidos por el Instituto Nacional de la Alimentación a través del Código Alimentario y las Normas
de Calidad para el Agua de Bebida de Suministro Público del Consejo Federal de Entidades de
Servicios Sanitarios -COFES-, elaboradas sobre la base de las Normas de Calidad de Agua de la OMS
y de la EPA de EEUU.
Las áreas urbano marginales presentan dificultades vinculadas con la expansión de los servicios de
agua potable, recolección y disposición de los efluentes, así como en el mejoramiento de los
suministros intermitentes y en la desinfección. En tanto, las áreas rurales requieren de la ampliación de
la cobertura y la implementación de medidas y tecnologías de desinfección de las aguas, y campañas
de educación sanitaria. (OPS, 1998)
La preocupación surgida últimamente por los sus efectos potenciales sobre la salud humana de los
subproductos del cloro (trihalometanos - THN) han llevado a cuestionar su uso para la desinfección de
las aguas de bebida. Pero, cabe aclarar que aún las evidencias científicas acerca de la relación entre
la ingesta de agua clorada y los cánceres de piel y de la vejiga urinaria, resultan insuficientes como
para aseverar que la cloración del agua representa un riesgo significativo para la salud.(Corey, 1998).
Por otra parte, dadas las características de los sistemas de abastecimiento de agua potable argentinos
la cloración desempeña una función fundamental en la lucha contra las enfermedades transmitidas por
el agua.
El promedio nacional de producción de agua por habitante servido se estima en 380 lts/hab/día, con
un rango amplio de variación entre las distintas provincias, que oscila entre un máximo de 654
lts/hab/día en la Provincia de San Juan y un mínimo de 168 lts/hab/día en la Provincia de La Pampa.
El consumo medio real sobre la base de los resultados de sistemas que operan con micromedición
(Bahía Blanca en la Provincia de Buenos Aires y la Provincia de Jujuy) es del orden de los 180
lts/hab/día (SSGRH, 1997).
Los niveles de agua no contabilizada constituye uno de los principales problemas de eficiencia
en la mayoría de los servicios de agua potable, ya que un importante volumen, estimado en el
orden del 40 % del agua producida se pierde en las redes y en las conexiones clandestinas,
restando posibilidades de acceso a agua potable a una mayor cantidad de población,
obstaculizando la optimización de las inversiones de producción y conducción, y pérdidas en
los ingresos por el volumen de agua producido pero no facturado. La aún escasa
implementación de sistemas de macromedición de caudales dificulta el conocimiento del valor
real de las pérdidas.
Las empresas operadoras que han implementado nuevas tecnologías para la detección y control de
fugas en sus redes de distribución, así como desarrollado programas de mejoramiento operativo de
sus instalaciones han logrado disminuir significativamente las pérdidas, alcanzando en la actualidad
valores de alrededor del 35% del agua producida.
El vertido de las aguas residuales domésticas sin depurar a los ríos y lagos y la infiltración de excretas
provenientes de fosas sépticas y redes de alcantarillado mal mantenidas, constituyen una de las
principales fuentes de contaminación de las aguas superficiales y subterráneas del País, generando
así un riesgo potencial para la salud de la población.
Sólo el 10% del volumen total de los efluentes domésticos recolectados por los sistemas de desagües
cloacales, son tratados por un sistema de depuración (OPS, 1999).
Las ciudades de Mendoza, Córdoba, Tucumán, Neuquén, Jujuy, Salta y San Juan entre otras de
menor magnitud, depuran gran parte de los líquidos cloacales recolectados.
En tanto, ciudades de la magnitud de Rosario y La Plata vuelcan sus efluentes cloacales sin
tratamiento a los ríos Paraná y de la Plata respectivamente.
En el caso del área metropolitana de Buenos Aires, la mayor aglomeración urbana del País, sólo un
volumen mínimo de los líquidos cloacales recolectados es sometido a un tratamiento de depuración
(Planta Sudoeste y Planta San Fernando, ésta última inaugurada en el año 1999). De modo tal, que el
volumen principal de los líquidos cloacales recolectados es volcado sin tratamiento en el río de La
Plata, en las cercanías de la localidad de Berazategui, aguas arriba de la captación de agua cruda de
la Ciudad de La Plata, Capital de la Provincia de Buenos Aires.
Actualmente se observa una creciente preocupación por dar solución a este problema de
contaminación, reflejado en el incremento de proyectos de inversión relacionados con la construcción
de sistemas de depuración, entre ellos, la construcción del emisario submarino de 3.800 metros de
longitud para evacuar los efluentes cloacales de Ciudad de Mar del Plata
Entre las tecnologías utilizadas para el tratamiento de los líquidos cloacales se registra un fuerte
predominio de las lagunas de estabilización, seguidas por los digestores de barros, en tanto que los
lechos percoladores y las zanjas de oxidación tienen una escasa utilización en el ámbito nacional.
Los biosólidos (barros y residuos de rejas), en casi la mayoría de las instalaciones existentes en el
País, son dispuestos en enterramientos o rellenos sanitarios y sólo una mínima parte es destinada al
reuso, como abono forestal o en lombricultura. Su manejo se realiza con escasos o nulos controles
sanitarios y ambientales, generando situaciones de riesgo, que de no implementarse controles
adecuados tenderán a agravarse a medida que se incremente el volumen de efluentes depurados.
1.7 LEGISLACIÓN
En Argentina no existe una legislación nacional de aguas que abarque todo el ámbito del
territorio nacional.
Tal vacío deberá ser resuelto en virtud de la reforma Constitucional de 1994, la que estableció que le
corresponde a la Nación declarar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección
ambiental y a las provincias las necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las
jurisdicciones locales.
Ello ha habilitado al Congreso Nacional para el dictado de normas ambientales generales que fijen las
políticas y criterios de uso y protección de los recursos naturales y el ambiente, sin necesidad de
adhesión pero posibilidad de complementación por parte de las provincias.
La sanción de esos presupuestos permitirá resolver vacíos legislativos que afectan la gestión hídrica
en el ámbito nacional, provincial e interjurisdiccional.
Algunos proyectos de ley están en proceso de trámite y consulta. Abordan temas como el
ordenamiento ambiental, el sistema nacional de información ambiental, la clasificación de cursos de
agua según usos, estándares de calidad ambiental, red de registro de vertidos a cuerpos y cursos de
agua, títulos de reducción de contaminación, etc.
Las constituciones provinciales en general han avanzado sobre la nacional, al menos hasta la reforma
de 1994, en materia de preceptos ambientales y relacionados con los recursos hídricos, aun cuando
en forma genérica. En algún caso se hace referencia a los recursos hídricos compartidos con otras
jurisdicciones
Las leyes o códigos de agua provinciales establecen las prioridades de uso del agua, clasifican los
usos y regulan el régimen de concesión, estableciendo las formas, tiempos y procedimientos para el
otorgamiento de permisos y concesiones de uso y de vertido, el cobro de cánones, tributos y demás
contribuciones; determina las sanciones y penalidades, que incluyen el revocamiento de la concesión.
En general son instrumentos poco flexibles que no permiten tomar en cuenta el valor económico,
social y ambiental del agua. La legislación de aguas subterráneas es muy escasa, estando su
explotación, en algunos casos sujeta al régimen de concesión.
En forma similar al caso del agua, existe un vacío normativo en lo que hace a una política global en
materia de Evaluación de impacto ambiental - EIA que debe ser cubierto por el establecimiento de los
presupuestos mínimos por el Congreso Nacional. En virtud de ello, la aplicación de procedimientos de
evaluación de impacto ambiental tiene un carácter netamente sectorial, en el ámbito nacional, que
limita su alcance y genera vacíos y asimetrías significativas.
El organismo nacional ambiental exige la realización de estudios de EIA a todos aquellos proyectos de
tratamiento y disposición final de residuos peligrosos.
El Sistema de Inversiones Públicas, creado por el Ministerio de Economía, establece, para la etapa de
preinversión, la realización de estudios de factibilidad o impacto ambiental. La autoridad de aplicación
de la Ley es la autoridad nacional ambiental.
La Secretaría de Energía de la Nación exige estudios de EIA para las represas construidas, en
construcción, o planificadas, nacionales o binacionales, implantadas o a implantar en territorio
argentino.
Mendoza ha dictado la ley 4035 de aguas subterráneas. Las provincias de Jujuy, Salta, San Juan, La
Pampa y Neuquén, incorporan su tratamiento en las leyes de aguas y hay casos donde la ausencia de
normas es total. .
El Ente Nacional Regulador de Electricidad, aprobó una Guía de Contenidos Mínimos del Plan de
Gestión Ambiental (PGA) que cada agente registrado del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) debe
elaborar y aplicar en la operación de las instalaciones a su cargo. Los contenidos mínimos incluyen: el
programa de manejo de residuos sólidos y semisólidos, de efluentes líquidos y gaseosos, el programa
de prevención de emergencias, el programa de monitoreo ambiental y las habilitaciones y permisos
que correspondan.
El Acuerdo Federal Minero plantea el objetivo de “proteger el medio ambiente a través de una racional
actividad productiva”, y en virtud del mismo se ha incorporado al Código Minero Nacional la
obligatoriedad del procedimiento de EIA para los proyectos del sector. La Secretaría de Minería
informa de todos los estudios de EIA y de los controles ambientales a las autoridades competentes
que corresponda, realizándose una fiscalización conjunta.
En el ámbito provincial el marco normativo de la EIA es diverso. En algunas provincias hay ausencia
de legislación sobre EIA y en muchas donde la hay, no se encuentran reglamentada su aplicación. No
obstante en los últimos años la normativa en ese aspecto ha logrado un avance muy significativo.
En el ámbito de los ríos internacionales cabe destacar el caso de la Comisión Administradora del Río
Uruguay (CARU) que en función de las competencias y responsabilidades asignadas por los
Gobiernos de Argentina y del Uruguay, ha elaborado un Digesto sobre el Uso y Aprovechamiento del
Río Uruguay, uno de cuyos temas es el E3 Contaminación donde se establece la competencia de la
CARU en la determinación de estándares de calidad del agua y condiciones de las descargas y
vertimientos por las Partes, lo que lleva a aprobar la zonificación del río y sus usos a propuesta de la
CARU, y a ejercer el control y el poder de policía en materia de calidad de las aguas, lo que se ejecuta
a traves de los Organismos o Entes competentes de cada Pais.
Existe una propuesta de niveles guía de calidad del agua según usos que fue llevada por la Argentina
al ámbito del Comité Intergubernamental de la Cuenca del Plata para ser aplicada a los tramos
internacionales de los ríos de esa Cuenca. Si bien no tiene vigencia formal, es utilizada
frecuentemente como referencia para la evaluación de la calidad de los cuerpos de agua. En el sector
de la minería, se han definido también niveles guía de calidad del agua para distintos usos sobre la
base de los antecedentes nacionales e internacionales disponibles, con el objeto de que sirvan de
base para reglamentar los vertidos contaminantes producto de las actividades de exploración y
explotación minera.
Dichos niveles se han aprobado en el seno del Consejo Federal Minero - COFEMIN y tiene sustento
institucional al amparo del Código de Minería, el cual fue objeto de una reciente reforma para
posibilitar la incorporación de procedimientos de control ambiental.
Las normas vigentes de calidad de agua para el consumo humano son las establecidas por el Código
Alimentario Argentino, toman en cuenta las recomendaciones del Consejo Federal de Entidades de
Servicios Sanitarios (COFES) y se basan en niveles guía propuestos por la Organización Mundial de la
Salud y en otras normas extranjeras e internacionales
Mas allá de las características particulares de las normas provinciales vigentes, puede afirmarse que el
marco regulatorio necesario para el control adecuado de la contaminación no está vigente en todas las
jurisdicciones ni responde a una concepción metodológica que contemple adecuadamente las
características del cuerpo receptor, los usos actuales y potenciales y la sostenibilidad del
aprovechamiento del recurso. Tampoco están claramente establecidos los mecanismos de evaluación
de infracciones y aplicación de las sanciones correspondientes lo cual es necesario para asegurar su
implementación efectiva
La ex OSN lideró este proceso que fue replicado en algunas provincias cuando se produjo la
descentralización de los servicios. De ahí que en términos generales haya una relativa uniformidad en
los parámetros normados y límites de vuelco establecidos en aquellas jurisdicciones que han
sancionado una reglamentación, aunque son de notar diferencias en cuanto a criterios de ponderación
de esos límites y mecanismos de control y sanción. Así la normativa vigente en territorios de
jurisdicción nacional, propone un mecanismo bastante elaborado para evaluar las infracciones y las
sanciones correspondientes.
La normativa de la Provincia de Santa Fe atiende mejor las condiciones de dilución y ubicación del
vuelco.
En algunas jurisdicciones provinciales, tales como las de Mendoza, Río Negro, Tucumán, Chaco,
Formosa, Tierra del Fuego, Chubut y Buenos Aires se han sancionado normas sobre residuos
peligrosos de concepción similar a la ley nacional, pero la implementación de los respectivos decretos
reglamentarios está demorada en la mayoría de los casos. Los estándares de vuelco que surgen de
aplicar los criterios metodológicos propuestos en esas normas son en general más estrictos que los
establecidos por la normativa corriente. Como se indicó anteriormente la determinación de esos
estándares requiere la clasificación de los cuerpos de agua según uso y la definición de los objetivos
de calidad asociados a cada uso.
En el ámbito de los servicios involucrados en el proceso de transformación del sector agua potable y
saneamiento, tanto los marcos regulatorios como los contratos de concesión estipulan las condiciones
de calidad que deben cumplir los efluentes líquidos.
Dichas condiciones integran a su vez los criterios de calidad del servicio por lo que su observancia y
monitoreo son obligatorios para el Concesionario, así como su supervisión y control por parte del Ente
Regulador. En forma similar se trata la disposición final de barros, residuos y subproductos de
tratamiento.
Son causadas por elementos patógenos, perjudiciales para la salud humana, que utilizan como
vectores el agua y otros agentes como moscas, ratas y alimentos. Generalmente son originadas por
descargas intestinales o por contagio.
En general, las medidas preventivas son las mismas para todas las enfermedades:
• Suministro de agua potable con una calidad química y bacteriológica aceptable (abastecimiento
y distribución).
• Adecuada disposición de excretas (alcantarillado).
• Adecuada disposición de los residuos sólidos (relleno sanitario).
• Limpieza de alimentos y pasteurización de la leche.
• Control permanente de la calidad del agua.
• Educación del público en los aspectos de higiene personal, saneamiento ambiental básico y
jornadas de vacunación.
Las enfermedades hídricas son causadas por virus, bacterias, protozoos o helmintos. Estas
enfermedades pueden ser de tipo endémico o esporádicas.
Enfermedades hídricas
Enfermedad Agente etiológico
Fiebre Tifoidea Salmonella Typhi
Fiebre Paratifoidea Salmonella paratyphi – A
Disentería Bacilar Genero shigella
Cólera Vibrio Colera
Parálisis infantil Virus
Parasitismo intestinal Parasitos
Gastroenteritis Microorganismo
Hepatitis infecciosa Virus de la Hepatitis
Disentería amebiana Entamoeba histolytica
Cólera
Es producida por la bacteria Vibrio Colera, de 1 a 4 micrones de largo y 0.2 a 0.4 micrones de
diámetro, Gram-negativa, sin esporos. Posee una gran resistencia a los agentes desinfectantes o al
secado. Su período de vida en aguas residuales es muy corto, pero en aguas naturales, no
contaminadas, es de 1 a 2 semanas y puede llegar hasta 1 mes según sea la calidad del agua.
Esta es una enfermedad infecto-contagiosa, por lo común endémica, y es adquirida por la ingestión del
Vibrio Colera a través de la comida o el agua; tiene un período de incubación típico de 3 días.
Disentería Amebiana
También llamada amebiasis o colitis amebiana, es causada por el protozoo unicelular Entamoeba
Histolytica, el cual agrupado en quistes es muy resistente. Se adquiere al ingerir agua o alimentos
contaminados y su período de incubación es de 2 o 3 días pero puede llegar hasta 4 semanas.
Parálisis Infantil
Llamada también Poliomelitis, es causada por el virus de la Poliomelitis, del cual se han identificado
tres tipos diferentes. Este tipo de virus es bastante resistente pero puede ser inactivado con una dosis
de 0,05 mg/L de cloro libre (en ausencia de materia orgánica).
El virus ataca el sistema nervioso central y causa la parálisis de las extremidades inferiores.
Generalmente ataca a la población infantil (de 1 a 16 años) aunque en ocasiones puede afectar a
adultos jóvenes. El período de incubación es de 1 a 2 semanas, pero la persona afectada puede ser
portadora del virus por varios meses.
Las enfermedades de origen hídrico constituyen grave problema para la salud de la población. Las
mejoras en el abastecimiento y disponibilidad de agua de buena calidad y la depuración de las aguas
residuales desempeñan un papel fundamental en la disminución de la incidencia de estas
enfermedades (White, 1992).
Las diarreas constituyen uno de los problemas más graves para la salud de la población. En el ámbito
nacional, en 1998 se registro una tasa promedio de 20,4 ‰ en menores de cinco años, verificándose
marcadas variaciones regionales (Salta con 482 ‰ y Catamarca con 294 ‰).
La población infantil es la más vulnerable a esta enfermedad. La incidencia media anual de diarreas en
niños menores de cinco años es de 3,5 episodios cada mil, uno de los cuales puede ser prolongado y
derivar en una deshidratación, cuya gravedad varía de acuerdo al microorganismo infeccioso, la
intensidad de la infección, la edad y el estado nutricional e inmunidad del niño.
Aunque muchos son los factores que determinan la mortalidad infantil resulta interesante señalar que
cuanto mayor es la cobertura de abastecimiento de agua potable, menor tiende a ser la tasa de
mortalidad infantil como se puede observar en el grafico siguiente:
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La Hepatitis (“A” y las sin especificar) presenta una fuerte incidencia, registrándose en 1997 en el
ámbito nacional 30.661 notificaciones, que se ven incrementados en las áreas de bajo nivel
socioeconómico (Min. Salud, 1997).
El cólera reapareció en el País en el año 1992, especialmente entre la población de escasos recursos
económicos, de las Provincias de Salta y Jujuy, que carecían en general, de servicios de agua potable
y saneamiento.
La enfermedad fue paulatinamente controlada, disminuyendo desde 2080 casos en 1993 a 188 en
1995, para luego incrementarse a 424 casos en 1996 y 639 casos en 1997, de los cuales el 66 % se
registraron en Salta y el 19 % en Jujuy (Min. Salud, 1997). Esta situación estimuló la realización de
grandes inversiones en mejoras y expansión del abastecimiento de agua potable y saneamiento en las
mencionadas provincias.
Las pequeñas comunidades aborígenes o rurales carentes de un acceso a agua segura y que se
abastecen directamente de las fuentes naturales, registran una mayor incidencia del cólera y tifoidea,
poniendo en evidencia el alto grado de contaminación de las aguas, provocada no sólo por una
inadecuada disposición de las deyecciones propias de las comunidades, sino también por carencia de
tratamiento de los efluentes cloacales de las localidades ribereñas, aún las que se encuentran más allá
de la frontera del País, como en el caso de las que utilizan al río Pilcomayo como cuerpo receptor de
sus efluentes.
Otras enfermedades vinculadas con el agua, como las gastrointestinales agudas, la paratifoidea, la
fiebre tifoidea y las parasitosis intestinales, también registran una alta incidencia en la salud de la
población.
La población expuesta al consumo de aguas que exceden el límite tolerable de 0,10 mg/l de Arsénico
y Flúor en 1989 era de aproximadamente 1,5 millones de habitantes, según información de la
Secretaría de Recursos Hídricos de la Nación, localizadas en la zona de Bel Ville y Cuenca del Río
Tercero, en la Provincia de Córdoba; en el centro y norte de la Provincia Santa Fe, en el norte y sur de
la Provincia de Buenos Aires, en el norte de la Provincia de La Pampa, y en las Provincias de San
Juan, Santiago del Estero, Chaco, Tucumán, La Rioja y Salta.
La mayor parte de la misma reside en áreas urbanas de distinta envergadura, mientras que una
porción menor integra la población dispersa y semi dispersa de la llanura chaqueña (oeste del Chaco y
parte de Santiago del Estero y Salta) y la región cordillerana, que incluye a la Puna (Garavotto, 1984).
Se presenta una tabla con los casos notificados de enfermedades epidemiologicas en el periodo 1995
– 19991.
1
Se consideraron aquellas enfermedades que superaron los 5.000 casos notificados, excepto los casos de SIDA y cólera que
fueron incluidos por la importancia que revisten. La declaración de las enfermedades, salvo el cólera, adolece de un
importante subregistro, por lo cual las cifras no reflejan la incidencia real de las mismas.
Fuente: Ministerio de Salud - Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SI.NA.VE).
El reuso de aguas residuales tratadas con fines de riego agrícola o forestal atraviesa un período de
expansión, evidenciándose fuertes impactos positivos tanto ambientales, por la disminución de los
aportes contaminantes a los cuerpos de agua, como sociales y económicos en las áreas en las que se
aplica. Las ventajas económicas radican principalmente en que las aguas residuales aportan los
nutrientes necesarios para los cultivos agrícolas, evitando los costos de los fertilizantes artificiales y un
incremento del rendimiento de la producción agrícola apta para el consumo humano.
La mayoría de las experiencias de reuso, se realizan a partir del tratamiento de las aguas residuales
en lagunas de estabilización, dada su alta eficiencia para la remoción de agentes patógenos, que
asegura la salud de los trabajadores agrícolas, sus familias, los consumidores de los productos y la
comunidad en general.
El control de calidad de las aguas residuales para reuso en la agricultura se realiza sobre la base de
las Directrices de Engerlberg y las recomendaciones de Organización Panamericana de la Salud
(OPS). Para cuyo cumplimiento se han realizado actividades de capacitación sobre la aplicación del
reuso, la forma de adaptarlo a las realidades locales y sobre las tecnologías de tratamiento más
adecuadas para el cumplimiento de las guías de calidad.
Por todo lo expuesto queda claro que la planificación, diseño, financiamiento, construcción y operación
de los modernos sistemas urbanos de aguas y aguas residuales, son empresas complejas.
1.12 CONCLUSIONES
Aun cuando por su naturaleza misma, cada proyecto de aguas y aguas residuales debe ser concebido
en forma exclusiva, su ejecución requiere procedimiento, información y decisión publicas, así como
materiales, equipo y apoyo tecnológico que solo pueden suministrar completamente dentro de la
organización de una estructura gubernamental y social altamente desarrollada y una comunidad
industrial fuerte y diversificada. En muchos de sus aspectos, por consiguiente, el factor de importancia
no es tan solo la empresa de ingeniería, sino la madurez política, social e industrial.
Aun en su mas especifico sentido como empresa de ingeniería, el desarrollo satisfactorio de los
proyectos de aguas y aguas residuales, depende de información demográfica, hidrológica, geodésica y
geológica que pueda tenerse al alcance, obtenida a través de décadas de ordenada observación,
registro y análisis matemático.
Además, la composición competitiva de los proyectos urbanos de aguas y aguas residuales, como
solamente uno de los usos esenciales del agua, debe ser definida en forma legal, higiénica, estética y
económica.
Para resguardar el interés público, debe existir un control, así como una promoción de los trabajos
esenciales a través de las autoridades y toda aquellas entidades relacionadas a la salubridad pública.
Por último, cabe agregar, a modo de reflexión, que en tiempos de serias limitaciones
económicas o financieras, los gobernantes y los formuladores de políticas quizás se vean
forzados a reexaminar las prioridades de las inversiones que determinan el flujo de fondos al
sector de abastecimiento de agua y saneamiento. Pero que tengan presente las experiencias
prácticas que demuestran que las instalaciones mejoradas de suministro de agua y de
disposición de excretas reducen la transmisión de enfermedades y de esta manera continúen
alentando, a pesar de todo, la ejecución de este tipo de obras en bien de la salud de todos.
BIBLIOGRAFIA:
Informe Nacional sobre la Gestión del Agua en Argentina - Alberto Calcagno - JVP Consultores - 2000.
Apuntes: " Capítulo I - Generalidades sobre la Ing. Sanitaria " - Ing. Alberto Bresciano - Fac. de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales - Universidad Nacional de Córdoba.
Catálogo Interamericano de Ingeniería Sanitaria y Ambiental - Edición ARGENTINA - 1996/7- AIDIS.