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All content following this page was uploaded by Estela Inés Moyano on 29 December 2020.
El artículo científico
y las comunicaciones
a congresos
A mis hijos,
Juan Miguel,
Luis Enrique
y José Ignacio,
Estela Moyano
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos.
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Índice
Introducción
1. Algunos problemas de la comunicación científica
2. Nuestra propuesta
4. El artículo científico
4.1. Definición
4.2. Estructura lógica del artículo científico
4.2.1. La estructura: un molde convencional
4.2.2. La estructura IMRDyC
4.2.2.1. Título
4.2.2.2. Resumen
4.2.2.3. Introducción
4.2.2.4. Materiales y Métodos
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos.
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
4.2.2.5. Resultados
4.2.2.6. Discusión
4.2.2.7. Conclusiones
4.2.2.8. Anexos o apéndices
4.2.2.9. Las citas bibliográficas
4.2.3. Homogeneidad... pero no rigidez
9. Presentaciones orales
9.1. Conferencias y ponencias
9.1.1. Algunos problemas
9.2. La producción de conferencias y ponencias
Cuadros y figuras
Bibliografía
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 1
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Introducción
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 2
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
1
Dictado de cursos sobre comunicación científica y discurso científico a investigadores en diferentes
disciplinas; corrección de tesis y textos para publicar.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 3
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
supervisión de colegas más experimentados, de sus jefes de proyectos de investigación
o de asiduos escritores de textos científicos. Pero aun después, continúan
cuestionándose acerca del género que deberían elegir para cada situación de
comunicación que se les plantea. Un investigador, por ejemplo, se quejaba de que en
tres oportunidades había presentado a un superior jerárquico un texto diferente como
informe del estado de avance de un proyecto de investigación. Las tres veces había sido
rechazado su escrito por no adecuarse a lo solicitado, pero en ningún caso se lo había
orientado suficientemente para resolver la cuestión.
Muchos de los textos que circulan en la comunidad científica presentan
dificultades en la organización del contenido y, además, problemas de estilo. Esta falta
de competencia conduce a una redacción confusa, ambigua y de difícil lectura,
condiciones que ocasionan pérdidas de tiempo innecesarias en la consulta bibliográfica
y -lo que es más grave- la posibilidad de diversas interpretaciones del contenido. Este
último hecho constituye un serio problema para el investigador y la institución a la que
pertenece, no solo porque la comunidad científica exige de sus miembros trabajos
"claros, precisos y coherentes", sino porque una interpretación errada de contenidos de
este tipo puede generar un falso concepto sobre el autor.
En nuestra tarea con los investigadores hemos recogido sus inquietudes acerca
de estos problemas, además de otras preocupaciones, como por ejemplo, la manera de
dar extensión adecuada a un texto, el modo de citar a otros autores, cómo discutir sin
dar la impresión de forzar la información obtenida, la manera de expresar las ideas con
claridad, cómo hacer presentaciones orales y a través de murales en los congresos.
2. Nuestra propuesta
La bibliografía en castellano (como idioma original o en traducción) destinada a
investigadores que buscan orientación para la escritura científica es relativamente
abundante. Algunas obras son de mucha utilidad, pues contienen buena información
sobre la estructura del artículo científico y el modo de organizar el contenido (Arias,
1962; Mac Lean, 1975; Molestina Escudero <comp>, 1987; Sabino, 1989; Day, 1990).
Otros, tratan acerca de los problemas gramaticales que con mayor frecuencia aparecen
en los trabajos científicos y proveen la norma para corregirlos (Bastos, 1968; Bruni y
Garrote, 1982). Existe un tercer grupo, destinado a investigadores en ciencias sociales
(Randle, 1979; Charriol, 1981; Ahman, 1987; Duby, 1992; Viroglio y Fessia, 1993),
que fuera de algunas observaciones interesantes no resultan suficientemente eficaces
para orientar a quien debe redactar su comunicación y no sabe cómo hacerlo. Pese a su
calidad, estos materiales nos han resultado insuficientes para nuestro trabajo docente,
puesto que omiten cuestiones que nos parecen centrales para la comprensión del
fenómeno de la comunicación científica y cuyo conocimiento facilita la tarea de
redactar textos adecuados a la función de comunicar ciencia.
Una de estas cuestiones es el hecho de que el investigador está inmerso en una
corriente comunicativa pero no es plenamente consciente de que al producir un texto
oral o escrito y al leer o escuchar otro está participando de un acto comunicativo. Como
consecuencia, no otorga suficiente importancia al hecho de que esa comunicación está
regida por convenciones, por normas sociales particulares, que tienen que ver con los
tipos particulares de contenido, composición y estilo (Bajtín, 1952-53), el modo de
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considerar al receptor en el propio texto, lo que hay que decir y lo que hay que callar,
según los usos y costumbres de cada comunidad.
En segundo término, en ese proceso de construcción del texto, el investigador se
constituye en emisor que habla de un hecho exterior a él. Como dice Swales (1990) del
artículo científico, éste es una “reconstrucción” del trabajo de investigación. Para
hacerla, creemos que el investigador debe poder tomar distancia de todo el proceso,
ubicarse “desde afuera”, como observador, y tomarlo así como referente de su mensaje.
Sin embargo, esto no es tarea fácil, puesto que él mismo ha formado parte de la
investigación y está seriamente comprometido con ésta, desde el momento que la ha
generado, que ha analizado los datos obtenidos, que ha formulado las conclusiones él
mismo. Pero resultará difícil alcanzar un grado elevado de objetividad y asumir una
actitud crítica frente al trabajo de investigación y frente al mismo texto si no se toma
esta distancia, si no se asume que la tarea de redactar es independiente del proceso de
investigación y que tiene características diferentes.
Esta actitud tendrá consecuencias en el estilo del discurso científico, definido
por la bibliografía, aunque sin dar -en general- mayores explicaciones acerca de cómo
lograrlo en los textos. Es necesario orientar al escritor científico acerca de cómo realizar
la selección de recursos lingüísticos adecuados.
Por último, entre otras cuestiones relativas al estilo, es necesario considerar el
hecho de que, al justificar la necesidad de su trabajo o en el análisis y discusión de la
información obtenida, al anticiparse a los cuestionamientos de otros miembros de la
comunidad, al utilizar la información generada por otros para sustentar las propias
aseveraciones, el investigador está conduciendo al lector a aceptar sus dichos, a
compartir los puntos de vista que presenta, así como las conclusiones a las que arriba.
Algunos investigadores -especialmente en las ciencias experimentales- evitan hacerlo
así porque consideran que corren el riesgo de ser acusados de manipular la información,
de forzar las relaciones con el fin de que los datos obtenidos permitan confirmar las
hipótesis. Esta actitud excesivamente prudente suele conducir a que se reduzca el
espacio de la discusión -que por otra parte constituye el aporte más valioso del
investigador- o a que ésta sea hecha sin suficiente compromiso, lo que da como
resultado un texto “poco convincente”, de escaso valor científico. Procuraremos mostrar
que este temor es infundado y que hay maneras adecuadas de presentar con claridad y
objetividad los datos obtenidos a la vez que se conduce el análisis de la información y la
elaboración de las conclusiones.
Después de varios años de trabajar “en la cocina” de tesis y artículos científicos
y de dictar cursos acerca de cómo redactarlos, nos hemos propuesto presentar este libro.
No pretendemos con él dar una solución definitiva a los problemas de la comunicación
científica, sino hacer aportes desde una perspectiva que ha resultado útil en el dictado de
esos cursos y en la asistencia a investigadores en el proceso de elaboración de sus
escritos. Nuestro propósito ha sido plantear el problema de la comunicación científica,
describir el corpus de los textos que circulan habitualmente y ajustar convenciones
(normas de construcción, normas de uso del lenguaje para este tipo de discurso) con
fines didácticos.
La teoría de los géneros discursivos de Bajtín (1952-53) nos proporcionó la base
para el enfoque que proponemos. Esta mirada nos pareció ordenadora y productiva a la
hora de intentar resolver los problemas que se les plantean a los investigadores en la
preparación de sus comunicaciones orales o escritas.
La articulación de diversos modelos de análisis de discurso y su adaptación nos
han permitido arrojar luz sobre los modos de construcción (estructuras y
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Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
procedimientos) en relación con las condiciones de producción y recepción, las
intenciones comunicativas, el contenido, el estilo de los géneros científicos. Hemos
tomado conceptos de la teoría de los géneros discursivos, la teoría de la enunciación, la
gramática textual, el análisis estructural del discurso, la lingüística pragmática.
Finalmente, y dado que nuestro interés es también pedagógico, los modelos cognitivos
de producción de textos, las teorías de la lectura y -otra vez- la aplicación de modelos de
análisis estructural nos resultaron de utilidad para hacer un aporte a la demanda de los
investigadores en cuanto a cómo obtener un texto adecuado para comunicar ciencia.
En principio, en el primer capítulo presentamos al investigador inmerso en una
corriente comunicativa en la cual intercambia información con sus pares. Intentamos
una definición de la comunicación científica teniendo en cuenta sus participantes, su
contenido, su finalidad comunicativa y pragmática, las modalidades de publicación.
En ese intercambio surgen los textos concretos, que adquieren características
genéricas (contenido, composición, estilo) determinadas socialmente (Bajtín, 1952-53).
Es la misma comunidad discursiva (Swales, 1990) la que asigna estos rasgos a los
géneros que utiliza para la comunicación entre sus miembros. Hemos tratado de relevar
estas características y ordenarlas sistemáticamente -aunque de manera siempre
provisoria, dado el carácter móvil de los géneros- para la clasificación que presentamos
en el Capítulo 2. Nuestro interés en ello es ayudar a los investigadores a seleccionar el
género que resulte más adecuado a sus propósitos comunicativos en cada situación
concreta. Aunque –admitimos- pretendemos también iniciar un camino hacia el
fortalecimiento de las convenciones que norman la producción dentro de los géneros
científicos.
En el Capítulo 3, describimos los rasgos comunes de estilo, que en cada texto
particular se adaptarán al contenido -y, entones, a los contenidos de la disciplina en la
que éste se inscriba-, así como también a las condiciones de su circulación. Pretendimos
no sólo hacer una caracterización sino también señalar los recursos lingüísticos y las
tramas o configuraciones textuales que permiten dar al discurso esos rasgos típicos.
Intentamos una caracterización general, que pudiera identificarse en los textos
producidos en todas las disciplinas. Sin embargo, nos interesa señalar la necesidad de
profundizar en las diferencias que cada una de ellas necesariamente imprime en el estilo
de su discurso.
Dedicamos la segunda parte de este libro al artículo científico. En el Capítulo 4
exponemos detalladamente su estructura y señalamos también la función que cada parte
de ella tiene en la comunicación de un trabajo que se ha realizado mediante la
aplicación del método científico. Tanto la finalidad comunicativa como el método
dejarán sus huellas en estos textos.
En el capítulo siguiente volvemos al estilo para señalar de qué manera se
manifiesta en este género en relación con el contenido y la estructura (composición, en
términos de Bajtín). Como en otros momentos de este libro, intentamos responder a las
inquietudes que nos han sido planteadas durante nuestro trabajo con los investigadores.
En el Capítulo 6 proponemos procedimientos de planificación, redacción y
evaluación del artículo en particular, aunque muchos de ellos pueden ser aplicados a la
redacción de otros géneros, de circulación oral o escrita. Pero, fundamentalmente,
intentamos mostrar esta tarea como diferente de la de investigación, fundamentalmente
comunicativa, que requiere de habilidades específicas. Sobre ellas tratamos de
extendernos.
La tercera parte de este libro se orienta hacia los géneros utilizados para las
presentaciones en los congresos. No pretendemos haberlos estudiado profundamente,
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 6
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
sino que nos referimos a sus características genéricas y a las condiciones de su
producción y circulación, así como también señalamos para ellos la validez de lo dicho
acerca del estilo científico. Proponemos, además, una serie de recomendaciones para su
elaboración.
Una vez más señalamos las limitaciones de este trabajo, en cuanto no puede
decirse de ningún género ni de ninguna clase de discurso que sean estáticos. Es por ello
mismo que no podrá considerarse que queden definitivamente descriptos.
En cuanto a la validez de las observaciones hechas aquí, creemos que abordan
cuestiones suficientemente amplias como para abarcar los discursos de ciencias "duras"
y "blandas", de las experimentales y las humanas. Todo trabajo de investigación debe
ser realizado dentro del marco del método científico, que de una manera u otra es
aplicado en todas las disciplinas; todas ellas demandan cierto grado de objetividad en el
tratamiento de la información, todas exigen cierto grado de claridad y precisión y
absoluta coherencia en los textos; toda la comunidad científica comparte el tipo de
eventos en los que dan a conocer los resultados de sus investigaciones y las
convenciones acerca del modo de presentar la información generada recientemente. En
una palabra, comparten los géneros discursivos propios de su actividad.
Sin embargo, si bien hay similitudes entre los discursos de los diferentes grupos
de ciencias, existen también diferencias que aquí apenas hemos sugerido.
Efectivamente, las formas discursivas varían de acuerdo con la forma de pensamiento
que lleven a cabo. Estas diferencias podrán ser motivo de un estudio específico
posterior.
En lo que se refiere a la estrategia propuesta para la tarea de producción, estamos
convencidos de que es útil para los trabajos realizados en cualquier disciplina científica.
Los fragmentos que hemos seleccionado para ejemplificar cuestiones relativas al
estilo o a la estructura pertenecen a textos publicados o a versiones previas sometidas a
revisión. Muchos de ellos proceden de las ciencias agrarias, pero hay otros de ciencias
como las biológicas (en sentido extenso) y las sociales. Nuestro interés fue hacer la
propuesta amplia en la medida de lo posible, con las restricciones que hemos marcado.
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Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Parte I:
La comunicación científica
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1. La comunicación
científica
2. Los géneros
del ámbito científico
*
FID: Federación Internacional de Documentación; CIUC: Consejo Internacional de Uniones Científicas;
FIAB: Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios; OIN: Organización Internacional de
Normalización.
2
Cf. Capítulo 3: “Un estilo para la comunicación científica”.
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Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
técnicos o científicos, son destinados a investigadores en su calidad de funcionarios
jerárquicos dentro de las instituciones dedicadas a la investigación y cumplen también
con la función de acreditar méritos para obtener dinero para un proyecto de
investigación, justificar el área en la que se está trabajando, etc. En algunos otros casos,
como en los ensayos, revisiones, conferencias, debates, los investigadores se
propondrán evaluar la información existente y/o sentar posición propia frente a una
cuestión teórica.
Como se ve, la finalidad de la comunicación está determinada en parte por la
relación que el emisor del texto establezca con el destinatario. En una relación entre
pares, los principales propósitos serán informar, discutir, confrontar. En una relación
jerárquica, informar, acreditar méritos, justificar.
La comunicación científica se realiza por lo general en forma escrita, pero
también a través de textos que han sido escritos para ser leídos o expuestos oralmente en
congresos, o textos orales, con mayor o menor grado de planificación (oralidad
secundaria, Ong, 1993). Estas diferencias en el modo de transmitir la información hacen
que el emisor elija diferentes recursos para construir su texto, de manera de adecuarse al
contexto en que se produce la comunicación.
A continuación intentaremos definir los géneros que consideramos de
circulación más frecuente en el medio científico de nuestro país, sobre la base de los
criterios ya enunciados. En el Cuadro Nº1 sintetizamos esta clasificación.
MURAL: Conocido también con el nombre de poster, el mural tiene como finalidad
exponer en un congreso, ante la comunidad científica, los resultados de una
investigación completa o sus resultados preliminares. Presenta de manera esquemática
el contenido de un texto que recibe publicación en forma de resumen en los anales de
congresos y conserva la estructura del artículo científico, a excepción de la Discusión.
Se vale de recursos gráficos como los cuadros, figuras, ilustraciones, fotografías, etc.
La exposición de los murales se hace en horarios determinados por los organizadores
y con la presencia del investigador, de manera que quienes estén interesados en el
trabajo puedan discutirlo con su autor personalmente.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 13
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
TESIS: Documento académico escrito que tiene como contenido los resultados de un
trabajo de investigación, generalmente de bastante complejidad. Presenta la estructura
del artículo científico, aunque la revisión bibliográfica suele ser suficientemente
profunda para merecer un capítulo aparte (ubicado entre la Introducción y Materiales y
Métodos). Su finalidad es dar cuenta de los resultados y conclusiones de un trabajo de
investigación de manera de acreditar méritos para la obtención de un título. En
consecuencia, los primeros destinatarios de este tipo de texto son investigadores en el
rol de docentes de grado y postgrado universitario.
La publicación se realiza en el ámbito de la institución en que el texto se origina, de
modo que resulta de circulación bastante reducida, aunque se defienda en forma
relativamente pública en una sesión oral.
A partir de estos textos –en especial cuando se trata de tesis de postgrado- suelen
redactarse artículos científicos para ser publicados en revistas especializadas. Son desde
luego más breves, escritos sobre algún aspecto del trabajo original, no sobre la
investigación completa. Es por esta razón que a partir de una sola tesis pueden ser
elaborados varios artículos.
TESINA: Nombre que reciben las tesis de grado, que se diferencian de las de postgrado
porque tienen menor complejidad y menor profundidad en el tratamiento y análisis del
tema elegido.
INFORME CIENTÍFICO: Texto por el cual se informa acerca del estado de avance de una
investigación, se proponen acciones técnicas para la solución de un problema o se da
cuenta de un estudio que haya permitido diagnosticarlo. Su finalidad es acreditar
méritos ante un funcionario o empresario con el fin de obtener dinero para un proyecto,
justificar un área de trabajo, etc.
ABSTRACT: Texto breve que tiene por finalidad dar cuenta del contenido de otro texto
científico, con el fin de interesar a la comunidad científica en su lectura. Se publica por
escrito en revistas y en las revistas de resúmenes de los congresos.
CONFERENCIA: Texto escrito para ser expuesto oralmente, que posteriormente suele ser
publicado junto con otros en antologías, en forma de capítulo de un libro o en actas de
congresos. Tiene como finalidad informar a la comunidad científica las novedades y
últimas especulaciones sobre un tema de interés científico, exponer teorías y hacer
sugerencias de líneas de investigación.
3. Un estilo
para la comunicación científica
3
Tal como lo hacemos en el apartado “Una definición” del Capítulo 1.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 17
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3.2.1. Objetividad
Tanto la situación o contexto en que se produce la comunicación científica como
su contenido requieren de un lenguaje que apunte directamente a la realidad que se
quiere describir, con la mayor objetividad posible. En general, los miembros de la
comunidad científica desean evitar que recaiga sobre ellos cualquier sospecha de
manipulación de datos o de hechos observados. Por eso, intentan presentarlos como
independientes de sí mismos y ejerciendo la menor presión sobre el receptor para que
éste adhiera a sus dichos. Las oraciones declarativas (afirmativas o negativas), con el
verbo en modo indicativo y la tercera persona (1), crean la ilusión de que los hechos se
presentan por sí solos, con un emisor que desaparece, se borra. Más aún, podría decirse
que los hechos parecen haber ocurrido sin la intervención del investigador.
En este texto se puede observar que se alterna el uso de la primera persona del
plural (en cursiva los verbos y pronombres) con la tercera en la voz pasiva (subrayado).
Por nuestra parte, creemos que resulta más conveniente mantener el estilo una vez
elegido: si se decide el emisor por la primera persona del plural, debería mantenerla.
Como ejemplo, proponemos una corrección (7) para el verbo subrayado en el segundo
párrafo de (6):
(8) En el sur del área, los suelos son arenosos pardos sobre
sedimentos arcillosos (mestizos), de los subgrupos Haplumbrepts y
Hapludoles fluvénticos.
Un especialista en suelos podrá decir si son los suelos o los sedimentos arcillosos
los que pertenecen a los subgrupos Haplumbrepts y Hapludoles fluvénticos. Pero el
destinatario supuesto para el texto de donde proviene esta oración es un público más
amplio, que incluye a productores agropecuarios.
Para las citas y las referencias bibliográficas se debe respetar la norma elegida4
y, sobre todo, ser cuidadoso y fiel en los datos para que el lector pueda, si lo desea,
encontrar los textos citados o referidos.
4
Ver apartado 3.3. de este mismo capítulo, “La inclusión de los textos ajenos”.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 20
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(10.b) Esos registros han servido para modificar algunas características con
el fin de mejorar la producción.
Para que el texto resulte claro, es necesario también observar las reglas
gramaticales. Hay errores que se han generalizado por un fenómeno de “contagio”:
cuando los investigadores no dominan el género y acuden a modelos poco adecuados,
arrastran a su propio texto los errores que no reconocen como tales. En otras
oportunidades, trasladan al castellano construcciones propias del inglés, que provocan
posibilidades diversas de interpretación. Otras dificultades tienen que ver, simplemente,
con errores sintácticos o de puntuación.
En el fragmento siguiente (13), por ejemplo, aparecen dos usos incorrectos de
gerundio y un pronombre muy alejado de su referente (subrayados en el texto).
En este otro (14), el uso incorrecto del gerundio provoca la construcción de una
oración excesivamente larga y compleja, en la que, además, no se expresa claramente la
relación lógica entre ideas. Hay, además, un error en la concordancia de número (15).
(14) Experiencias anteriores han revelado que los forrajes frescos de alta
calidad de climas templados poseen características particulares, tal como la
elevada proporción de componentes solubles, que podrían influenciar la
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 22
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
utilización de proteínas en los rumiantes, debido a las pérdidas de nitrógeno
que se producen entre la boca y el duodeno, alcanzando valores del 30% del
nitrógeno ingerido, provocando una disminución en las cantidades de
nitrógeno y de aminoácidos totales (dietario y microbiano) que arriban al
intestino delgado.
La cursiva (14) señala un verbo cuyo uso se ha generalizado pese a que no existe
en castellano, sino que se usa en reemplazo de influir o -en este caso- de modificar.
El siguiente texto (16), tomado de un borrador que registraba un seminario dado
oralmente, muestra qué confuso puede ser un texto si no se respetan las reglas
gramaticales y el orden habitual de la oración. En este caso subrayamos un error de
concordancia entre sujeto y verbo. En (16.b) proponemos otra versión, que
consideramos ha ganado en corrección, brevedad y claridad.
(17) Así en 1975 la población mundial llegó a los 4.000 millones, es decir,
volvió a duplicase en sólo 45 años. En 1990, se la estimó en 5.000
millones.
(18) Por lo tanto, al menos para los fines de mejoramiento, no será necesario
un sistema de registro masivo; probablemente ello se justifique para
implementar buenas prácticas de manejo y su relación con la economía
de la producción.
En cuanto a los enlaces, consideramos el uso de conjunciones (y, ni, pero, o) así
como el de los llamados conectores lógicos (Cuadro Nº2, inventario no exhaustivo), que
expresan las relaciones entre los conceptos contenidos en oraciones o párrafos (19). Es
necesario reconocer su valor lógico-semántico para seguir el curso del pensamiento,
tanto en la comprensión como en la producción de textos.
5
En el Capítulo 6 presentamos los procedimientos adecuados para lograr estas condiciones en los textos.
6
Véase el apartado 3.4. “Tramas para los textos científicos”, en este mismo capítulo.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 24
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Especialmente en los textos científicos, en los que interesa al autor restringir las
posibilidades de interpretación, las relaciones entre las ideas presentadas deben resultar
suficientemente explícitas, no libradas a la voluntad del lector.
Las conexiones implícitas no son recomendables, dado que si para algunas
personas dos hechos pueden estar ligados entre sí, para otras no; o pueden estarlo de
modo diferente según sean su conocimiento de mundo, sus deseos, sus prejuicios (Van
Dijk, 1983). Sin embargo, hay que evitar la redundancia o la sobre-explicación, que
dificulta la comprensión del texto. Vale aquí la misma regla que en tantos otros casos:
buscar el equilibrio. El uso excesivo de conectores lógicos (20), que no respondan a una
necesidad real del texto, producirá resultados tan indeseables como los de su ausencia
cuando sean necesarios.
(23) Macioti, por otro lado, analiza un tipo mixto de persona que
actúa de “cable transmisor”, de pasaje de categorías ya caducas a nuevas
figuras que se están delineando. […] En su opinión, “la era de los magos que
dedican la vida a la búsqueda de la piedra filosofal ha sido superada”
(1992:74). Ahora, los operadores emergentes provienen de las clases medias-
altas, algunos son intelectuales, vienen de ambientes sociales vinculados con
la televisión, el teatro. Los magos modernos pretenden mantener su trabajo
separado de la vida privada, se habla de unión entre magia y ciencia; hasta
“la magia negra se presenta hoy en día con una marca post-moderna”.
Al analizar a los operadores emergentes el concepto de carisma no
puede ser considerado en su contenido clásico, sino que debe ser revisto:
“los resultados de la acción, de los comportamientos de un emergente no
están, en general, relacionados con la emotividad, al contrario, son frutos de
una investigación metódica (…)” (1992:78-79).
Este recurso permite crear la ilusión de que se incorpora al texto no sólo la idea
expresada por la fuente sino su intencionalidad. La cita textual es un recurso que
transfiere la responsabilidad de lo dicho a la fuente original.
El estilo indirecto consiste en la referencia al enunciado ajeno “en boca” del
emisor y exige ajustes de los pronombres así como de los tiempos y los modos de los
verbos del texto original para adaptarlos al discurso en que se ha incluido. La referencia
–como en el estilo directo- se introduce con verbos del decir (24) u otros que
corresponden a la actividad científica (hallar, descubrir, confirmar, demostrar, etc.) (25),
pero puede también aparecer sin ellos (26). Esta manera de citar es usada con mayor
frecuencia que el estilo directo.
Como ya hemos dicho, en las paráfrasis suelen ser incluidas citas textuales que
tienen como fin asignar la responsabilidad total de lo dicho a la fuente (23). En el
siguiente ejemplo (28), además, se coloca entre comillas el modo como “la mayoría de
las personas” de hoy se consideran a sí mismas, con el fin de lograr el mismo efecto -
puede decirse que se incluyen las voces de esa “mayoría”-:
En todos los casos es necesario –como ya hemos dicho antes7- ser coherente en
el uso de los tiempos verbales. Cabe señalar, sin embargo, que no siempre aparecen en
los textos los verbos en forma adecuada, tal como ocurre en el siguiente fragmento
(37.a), donde se combinan el uso del presente y el pasado en forma injustificada, si se
atiende su relación con los conectores temporales. Proponemos en (37.b) una corrección
de este uso, que –creemos- facilita la lectura.
7
Cf. Capítulo 3.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 30
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
comparativos y teorías generales fue relegado por el peso cuantitativo y
cualitativo de los estudios empíricos del período subsiguiente. Hoy los
historiadores tienden a ser mucho más cautelosos en sus conclusiones ya que
la evidencia acumulada hace cada vez más endeble el potencial explicativo
de las grandes teorizaciones.
Hay en este texto algunas dificultades en el uso de los signos de puntuación, uso
incorrecto del gerundio y un error de concordancia entre sujeto y verbo. Inmediatamente
proponemos una versión corregida (64.b):
8
Véanse, por ejemplo: Seco, R. 1954. Manual de gramática española. Buenos Aires, Aguilar. Ed. 1990;
Seco, M. 1986. Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española. Madrid, Espasa Calpe.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 32
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
del nasion, la premaxila se retruye, la báscula anterior del pila maxilar está
bloqueada en retrusiva a 84º.
En definitiva, la detención del crecimiento anterior del maxilar, la
verticalización de la cara, la predisposición arquitectural a la pro-mandibulía,
conducen a un cuadro de flexión en Clase III esqueletal.
En el texto precedente habría que discutir el uso de los signos de puntuación, que
no facilitan sino que entorpecen la lectura.
(44) ... sin embargo es interesante notar cómo esta temática vuelve a
ser significativa para la sociología, ya que encierra en sí misma una de las
paradojas que caracterizan a la sociedad occidental contemporánea ...
Las voces de otros investigadores –como hemos visto- (15) son introducidas
también a través de citas.
9
Cf. apartado 3.5. “Grados de objetividad en el discurso”.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 35
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
durante una investigación, o en la discusión de la información para arribar a las
conclusiones.
10
Cf. “La estructura IMRDyC” en el Capítulo 4.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 36
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Por último diremos que algunos textos científicos suelen incluir, generalmente al
final, sugerencias o recomendaciones. Estas secuencias se caracterizan por el uso de los
verbos en infinitivo o en futuro (ya sea simple, compuesto o a modo de frase verbal), así
como el uso del verbo modal “deber” (49).
Veamos otro ejemplo. En el texto siguiente (52), por ejemplo, la última oración
tiene como finalidad llamar la atención del receptor sobre el valor del trabajo de
investigación a causa del inusual tamaño de la muestra (1890 registros). Tiene, por lo
tanto, valor persuasivo oculto bajo la apariencia de grado 0.
Otro modo de disminuir el grado de certeza con que se presentan los hechos es el
uso del modo potencial, que suele encontrarse en la formulación de las conclusiones.
Este uso obedece a la pretensión de modestia y al temor de darles un valor definitivo,
cuando –a decir verdad- en ciencia todas las afirmaciones son provisorias.
El modo potencial no presenta los hechos como reales; se utiliza habitualmente
en el período hipotético de las construcciones condicionales (62), de manera que
presenta un hecho que sólo puede tener lugar en el caso de cumplirse una condición:
12
Cf. más adelante la relación que existe entre el uso de la primera y la segunda persona y los textos
orales.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 41
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
13
Cf. Capítulo 2.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 42
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Como los textos didácticos, el discurso oral suele emplear preguntas retóricas
(57, 58). En (60), éstas aparecen junto a expresiones de tipo coloquial (subrayada en el
fragmento citado).
En ocasiones, los emisores eligen acompañar la exposición oral (ya sea una
conferencia o una ponencia) con recursos gráficos, como la proyección de
transparencias o diapositivas con cuadros, figuras, gráficos, mapas o fotografías,
infografías o esquemas. Es conveniente que sean de fácil y rápida lectura, de manera
que el orador no necesite leerlas, lo que significaría cometer una falta de respeto al
público (Day, 1990). Útiles recomendaciones para la elaboración de diapositivas y
transparencias pueden encontrarse en Ebel, Bliefert y Russey (1987).
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 43
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Parte II:
El artículo científico
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 44
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
4. El artículo científico
4.1. Definición
Hemos definido el artículo científico como el tipo de texto escrito, publicado en
revistas especializadas o en anales de congresos, que expone en forma completa un
trabajo de investigación realizado mediante la aplicación del método científico según la
modalidad de cada disciplina de la ciencia. Tiene como finalidad contribuir al progreso
de los saberes relativos a un tema de interés disciplinar y permite que un investigador
haga uso de la información obtenida por otro en la construcción de nuevos
conocimientos. Además, su contenido puede ser utilizado por profesores y estudiantes
en la tarea de difundir o adquirir conocimientos científicos, y por los técnicos y
profesionales no investigadores, a la hora de solucionar problemas de orden práctico.
La publicación en revistas especializadas supone que el texto ha pasado por el
arbitraje de un comité de publicaciones. A éste le compete juzgar el procedimiento
seguido para la investigación y el proceso intelectual que le permitiera al autor arribar a
las conclusiones presentadas: lo que los comités evalúan, en realidad, es el “rigor
científico” del trabajo. En otras palabras, revisan la relación existente entre los objetivos
propuestos, los resultados obtenidos y las conclusiones, de modo de verificar que estas
últimas resulten objetivas y confiables (Figura Nº2). Lamentablemente, pocos son los
casos en que estos comités disponen de correctores de estilo especializados, lo que hace
que -a veces- textos valiosos desde el punto de vista metodológico resulten confusos y
ambiguos debido a una redacción defectuosa.
En cuanto a su estructura, en general se espera que el artículo científico esté
organizado de tal manera que ponga de manifiesto el procedimiento por el cual se
accedió al conocimiento expresado en las conclusiones. Que el autor señale por qué y
para qué se realizó el estudio en cuestión, cómo se desarrolló la investigación y cuál es
el aporte concreto que permite ofrecer, además de indicar cómo se relaciona con otros
estudios hechos en el mismo campo.
condiciones de reconocer con mayor facilidad las relaciones entre ellas porque sabrá
que existen y cuáles son.
Pero para el artículo científico los acuerdos resultan, en muchos casos, tácitos. Si
bien las reglas para estructurarlo han sido formuladas por otros autores (Mac Lean, 1985
y 1987; Samper, 1987; Day, 1990)14, no han sido -al menos en nuestro medio-
difundidas satisfactoriamente. Los investigadores redactan sobre la base de modelos
reales extraídos de la revista donde pretenden publicar, que no siempre resultan modelos
adecuados; o siguiendo las instrucciones de colegas más experimentados en la tarea de
escribir, quienes también han hecho su experiencia sin la guía necesaria.
Como consecuencia, si el joven investigador -y a veces no solamente el joven-
logra resolver el problema de la elección del género adecuado, es muy probable que
desconozca cuál es el modo de organizar los contenidos. Se producen entonces
confusiones y contradicciones, aparecen en los textos numerosos errores lógicos y
repeticiones innecesarias. De ahí que, en muchos casos, resulten poco claros y
demanden más de una lectura para su comprensión.
Esto significa un verdadero estorbo para la comunicación científica, puesto que
el tiempo con que se cuenta es escaso y los materiales de lectura, abundantes. Los textos
difíciles de leer suelen ser desechados por los investigadores, según muchos de los
testimonios que hemos recogido. Esto sin contar con que, si algún investigador insiste
en la lectura, interpretará el contenido de acuerdo con sus conocimientos previos sobre
el tema, sus propios esquemas y expectativas, de modo que puede alejarse
completamente de la intención significativa del emisor, con la gravedad que este hecho
puede tener en este tipo particular de comunicación.
Es nuestro propósito aquí describir lo más detalladamente posible la estructura
global del artículo científico, en el convencimiento de que difundir estas convenciones y
afianzarlas permitirá mejorar la comunicación científica en nuestro medio. Al menos,
resolverá -esperamos- uno de los problemas con que se encuentran los investigadores
que por primera vez deben informar acerca de los resultados de su trabajo.
que en las ciencias sociales existen grupos que han intentado adaptarse a ese modelo
con diferentes grados de éxito, mientras que otros se resisten a establecer reglas fijas
para sus textos.
Ya volveremos sobre esto más adelante, pero en principio creemos que resulta
útil establecer una serie de convenciones que faciliten la comunicación de contenido
científico y que satisfagan la necesidad de confiabilidad de los artículos15. Esto no
significa de ninguna manera que el investigador deba subordinar el contenido que desea
comunicar a la estructura, sino que ésta es un recurso para ordenar la información y
orientar la lectura.
La estructura IMRYD, a la que consideramos imprescindible agregar un
capítulo aparte para las conclusiones (C) –de donde surge la denominación IMRDyC-,
permite expresar, representar el trabajo de investigación. En términos de Swales (1990),
“reconstruye” los pasos seguidos (Figura Nº3). En efecto, el investigador describirá el
problema o fenómeno que lo llevó a formularse preguntas en relación con sus
conocimientos sobre el tema; comunicará los aportes hechos por otros autores a su
resolución y planteará los objetivos que se propuso al realizar el trabajo de investigación
(I). Consignará luego todos los elementos utilizados, describirá los procedimientos
seguidos, la metodología y las técnicas aplicadas (M); dará cuenta de los resultados
obtenidos (R); expondrá su análisis y su relación con lo hallado por otros autores, las
inferencias y deducciones lógicas pertinentes, así como también se adelantará a todas
las objeciones que crea pueden hacerse a sus afirmaciones de manera de neutralizarlas
(D). Finalmente, expondrá las conclusiones (C), que resultarán la respuesta a los
objetivos propuestos. Éstas deberán estar sustentadas por los resultados y confirmarán o
rechazarán las hipótesis formuladas.
La redacción del artículo debe permitir al investigador exponer todo el proceso
de investigación -de tal manera que si alguien lo desea pueda reproducirlo- y explicar de
qué manera los resultados obtenidos en la investigación permitieron arribar a las
conclusiones formuladas. Este desarrollo permite al lector juzgar el rigor científico de la
investigación, el ajuste entre los pasos seguidos, la legitimidad de las conclusiones
(Figura Nº2).
Si bien este esquema global puede ser considerado muy rígido (Ciapuscio,
1991), satisface la voluntad de la UNESCO (1968) de lograr textos homogéneos para
comunicar ciencia, a la vez que facilita tanto la redacción como la lectura. Además,
como se verá en adelante, es lo suficientemente flexible como para admitir que el autor
lo adapte a las exigencias del contenido que quiera transmitir. Éste tendrá características
determinadas por el tema de estudio, las particularidades de la disciplina, la complejidad
de la investigación realizada y la contundencia de los resultados obtenidos. No obstante,
cada investigador deberá tener en cuenta, al escribir, las normas establecidas por el
medio donde publicará su trabajo.
4.2.2.1. Título
El título del artículo científico es lo primero con que se topa el lector: según el
interés que despierte en él seleccionará el texto para la lectura o lo desechará. En efecto,
los investigadores hacen una primera selección de la bibliografía que van a utilizar a
través de la búsqueda de títulos que expresen el tema que les interesa. El redactor de un
15
Ver más adelante el concepto de “testigos”, en el capítulo referido a Materiales y Métodos.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 47
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
artículo científico, entonces, debe cuidar que el tema desarrollado en el texto esté
contenido en el título lo más exactamente posible.
Es cierto también que la brevedad y la precisión son dos cualidades apreciadas,
especialmente en los encabezados. Por lo tanto, conviene utilizar la menor cantidad de
palabras que sea posible. Como dice Samper (1987), se trata de buscar un término
medio entre el título Tesis y el siguiente: Fisiología ambiental con referencia especial a
los animales domésticos, influencia de la temperatura ambiental, 0 a 105 grados F,
sobre las temperaturas del pelo y de la piel y sobre la separación de la disipación del
calor entre el enfriamiento evaporativo y no evaporativo en el ganado Jersey y
Holstein. El mismo autor cita otro trabajo sobre un tema similar con el siguiente título,
que considera suficientemente explicativo: La productividad de las razas Jersey y
Holstein en un clima tropical húmedo y bajo régimen de estabulación completa.
Para lograr este equilibrio, es útil tener en cuenta que figuren en el título las
palabras-clave o palabras-temáticas, es decir, aquellas palabras o frases breves que
“subrayen el contenido significativo del trabajo” (Day, 1990). De este modo se logrará
no solamente un título adecuado, sino la fácil inclusión del texto en los índices
bibliográficos y, como consecuencia, la segura llegada a sus destinatarios.
Podríamos considerar, por ejemplo, un trabajo titulado Unidad Experimental de
Producción Agropecuaria Bordenave. Resultados de tres años. En verdad, es un título
poco descriptivo que no aporta los datos esenciales para orientar al lector acerca de su
contenido. Teniendo en cuenta los objetivos enunciados en ese trabajo y las palabras-
clave señaladas por el autor, proponemos algunos títulos alternativos:
Los autores de ambos trabajos son los mismos y uno de los objetivos del
segundo incluye una comparación con los resultados de la primera parte, razones
suficientes para haber redactado un único texto. En este caso, el hecho de que ambos se
publiquen al mismo tiempo hace más difícil aceptar la división en partes.
Pero supongamos que el trabajo incluya muchas variables de análisis, diversos
pasos en la investigación o la comparación de varios métodos. Publicarlo en partes
puede provocar la necesidad de citar las primeras entregas para evitar repetir la
Introducción o los Materiales y Métodos o para relacionar los Resultados como en el
caso anterior. Esto puede ocasionar dificultades debido a que no siempre es fácil hallar
todas las partes de la serie (que a veces es verdaderamente extensa, de hasta 5 ó 7
partes) y el lector puede carecer de los elementos de juicio suficientes para utilizar la
información en forma adecuada. El objetivo perseguido por el autor -que su trabajo sea
un verdadero aporte y pueda ser utilizado por otros investigadores para la construcción
de nuevos conocimientos- queda sin cumplirse.
En estos casos, pues, cuando la complejidad del trabajo de investigación obliga a
la redacción de varios artículos, es necesario que el autor se plantee cada texto como
una unidad, y no como una parte de un texto mayor. Esto significa que en cada artículo
el lector disponga de la información suficiente para reconstruir el proceso seguido para
la investigación así como de los argumentos del emisor para sostener las conclusiones
derivadas de los resultados.
A continuación del título, se colocará el nombre de los autores del artículo,
ordenados según la responsabilidad que a cada uno le haya correspondido en el
desarrollo de la investigación. A pie de página se señalará la institución a la que cada
uno pertenece.
4.2.2.2. Resumen
Una vez que el lector ha seleccionado el artículo por el tema que desarrolla, es
muy frecuente que quiera informarse rápidamente acerca de los puntos más importantes
del contenido. El Resumen -colocado entre el Título y la Introducción- le ofrece la
esencia del artículo en forma muy breve: si evalúa la información como útil,
probablemente continúe con la lectura. Esto significa que será conveniente tener en
claro que esta sección tendrá también como finalidad atraer al lector, persuadirlo del
interés y la utilidad del estudio.
En las revistas de abstracts o en los anales de congresos o jornadas, el Resumen
suele aparecer como texto independiente16, con el fin de interesar al lector en la
búsqueda del texto completo. En consecuencia, debe bastarse a sí mismo, ser una unidad
de significación.
El Resumen tiene la misma estructura lógica que el artículo, aunque no lleva
subtítulos y carece de discusión. Tiene que poner en evidencia el rigor científico del
trabajo de investigación, por lo que expone brevemente los objetivos; la información
imprescindible acerca de los materiales y los métodos de investigación utilizados; las
16
En relación con la circulación de abstracts y resúmenes, ver Capítulo 7.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 49
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
conclusiones que respondan a los objetivos, y una síntesis de los resultados, en valores
numéricos, que las sustenten. Todo en el orden lógico correspondiente (IMRC).
Una recomendación pertinente aquí es que el resumen no debe resultar un
collage de fragmentos del texto original, sino una reelaboración de lo que éste propone
globalmente; el resumen significa una globalización (condensación de la información en
unidades menores) y una conceptualización de la red de contenidos del texto base (no
recorte sino integración) (Inza, López Casanova y Peralta, 1997a y 1997b).
La extensión admitida en general es de entre 200 y 300 palabras en un solo
párrafo, así que la discusión se reservará para el trabajo completo. En algunos casos,
será necesario introducir al comienzo una breve presentación del problema que haya
dado origen al estudio y una brevísima justificación.
Algunas asociaciones exigen la formulación de palabras-clave al final de esta
sección del artículo. Cumplir con este requisito es importante -aun en los casos en que
no sea expresamente pedido-, ya que facilita la clasificación del texto para los índices
bibliográficos. Así, el artículo será clasificado según el criterio de su autor y no según la
interpretación que de él haga el bibliotecario, que, como la de cualquier otro lector,
estará condicionada a su conocimiento de mundo y del tema.
Suele recomendarse que no se incluyan citas bibliográficas en el Resumen. Éstas
se reservan para el cuerpo del texto, según expondremos más adelante. Tampoco los
cuadros y figuras para organizar los resultados tienen lugar en esta sección y en general
las revistas no los aceptan. Sin embargo, últimamente algunas han decidido admitir la
presentación de uno solo. Creemos que esta decisión puede haber tenido origen en el
hecho de que en muchas oportunidades se ha publicado el resumen de un trabajo pero
nunca el texto completo. Consideramos inconveniente esta situación porque éste no
contiene toda la información necesaria para juzgar la validez de un trabajo ni para que
otro investigador siga la línea de investigación en forma adecuada, con todos los
elementos para tomar decisiones.
Este último punto tiene relación con una costumbre que se ha arraigado en el
medio científico y técnico, que no favorece la comunicación científica y que niega la
condición esencial del resumen: el hecho de que es un texto que da cuenta del contenido
de otro más extenso. Debido a la urgencia de publicar y al escaso tiempo que los
investigadores dedican a la redacción -además de las dificultades que ya hemos
mencionado-, muchos escriben el resumen unos días antes del cierre de recepción de
trabajos para los congresos, sin haber escrito el artículo completo. Más aún: si el
resumen es aceptado, puede ocurrir que nunca se redacte el resto, al menos en las
ocasiones en las que no se solicita el trabajo completo.
Puede suceder también (de hecho ha sucedido) que, al disponerse a redactar el
texto completo, el autor descubra que ha omitido incluir en el resumen información
imprescindible para dar validez a las conclusiones. O que -enfrentado nuevamente a los
resultados- sienta la necesidad de hacer un análisis más profundo que lo lleve a
modificar su posición frente a ellos. Y éstos son sólo algunos ejemplos de lo que puede
ocurrir.
¿Cómo proceder, entonces, si el resumen ya ha visto la luz? ¿Hacer en el artículo
las modificaciones pertinentes, de modo que el resumen resulte contradictorio con el
texto? ¿Publicar el texto completo bajo otro título? ¿No publicar el artículo completo?
Cualquiera sea la decisión, ninguna será completamente satisfactoria, y el autor verá
frustrado su intento de comunicar eficazmente los resultados de su investigación.
Es por ello que resulta de fundamental importancia tener en cuenta que el
resumen de un artículo científico debe ser redactado si y sólo si el texto completo ya se
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 50
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
hubiera escrito. Ambos en poder de su autor pueden ser modificados hasta resultar
coherentes entre sí y expresar completa y claramente lo que se quiere decir.
En síntesis, el resumen se escribirá como texto independiente, y por lo tanto, se
procurará que resulte “autoexplicativo” (Bobenrieth y Ribbi-Jaffé, 1991). Mantendrá la
estructura lógica del artículo científico -excepto la discusión- en un solo párrafo que no
supere las 300 palabras. Sobre el final deben figurar las palabras-clave y no deben ser
incluidos cuadros, figuras ni citas bibliográficas. Es recomendable que el autor constate
que este texto, aunque breve y sin capacidad para sustituir el texto completo, permita
juzgar el rigor científico del trabajo y dar validez a las conclusiones.
4.2.2.3. Introducción
¿Por qué y para qué se llevó a cabo el estudio reconstruido en el artículo? ¿Cuál
es la importancia del problema abordado para el avance de la ciencia? ¿Qué otras
investigaciones han sido llevadas a cabo acerca del mismo tema y cómo se relacionan
con la investigación en cuestión? El lector hallará las respuestas a todas estas preguntas
en el capítulo llamado Introducción, que debería incluir, entonces, los siguientes
contenidos:
a) Definición del problema
b) Antecedentes
c) Justificación del estudio
d) Objetivos
e) Limitaciones y alcances del trabajo.
dado al análisis, el método utilizado, las condiciones en las que se efectuaron las
mediciones...
Si durante su trabajo el investigador encuentra que la revisión de bibliografía
merece ser dada a conocer en forma completa porque resultará de utilidad para otros
investigadores, considerará redactarla extensamente para publicarla por separado.
En las tesis, que si bien tienen la misma estructura lógica que el artículo
científico son de mayor extensión, el emisor puede expresar largamente el estado de la
cuestión. Y es conveniente que así sea, dado que este género tiene como finalidad la
acreditación de méritos de su autor como investigador. Es por ello que, en general, en
las tesis, la revisión bibliográfica aparece como un capítulo aparte, ubicada entre la
Introducción y Materiales y Métodos.
Los antecedentes llevarán a la justificación, puesto que la Introducción es una
argumentación destinada a establecer la necesidad del estudio y, por lo tanto, el valor de
dar a conocer sus resultados. El emisor pondrá en diálogo los trabajos de diferentes
autores sobre el mismo tema, entre los que encontrará posiblemente posiciones
contrapuestas, y establecerá la suya frente a ellos, expondrá sus propias hipótesis.
No hará esto de manera caprichosa, sino en el contexto de una disciplina. Ésta
será, entonces, una buena oportunidad para poner de manifiesto las teorías específicas y
generales que sirvieron al investigador como marco para el análisis. Llamamos a esto
marco teórico o conceptual, que según la definición de Sabino (1989), es “el conjunto
de ideas -generalmente ya conocidas en una disciplina- que permite organizar los datos
de la realidad para lograr que de ellos puedan desprenderse nuevos conocimientos”.
amplio, para lograr el cual se requiere la respuesta a los objetivos propuestos para el
trabajo.
Suelen existir entre los investigadores dudas acerca de la diferencia entre
objetivos e hipótesis de un trabajo. En los trabajos de indagación de causas o
condicionamientos de determinados fenómenos, se formulan hipótesis. Éstas son una
respuesta anticipada a la pregunta de investigación, a los objetivos. En términos de
Sabino (1989), expresan lo que el investigador supone causa de los hechos que le
interesa explicar. El trabajo de investigación se llevará a cabo para responder a los
objetivos y verificar la verdad o falsedad de las hipótesis.
Por lo demás, existe discusión entre los autores que estudian el artículo científico
con respecto a incluir otros puntos en la Introducción. Day (1990) recomienda indicar el
método utilizado y las razones de su elección en esta sección del trabajo; Samper
(1987), el tiempo y el lugar en que se desarrolló el experimento. Consideramos -junto
con Mac Lean (1975)- que si existe un capítulo destinado a los Materiales y Métodos
sería redundante ubicar la misma información en la Introducción.
Tanto Day (1990) como Trelease y Jules (1937) señalan conveniente adelantar el
resultado más importante de la investigación, “evitar el suspenso”. Sin embargo,
creemos que el Resumen ya adelanta toda la información relevante y, por lo tanto, no
hay suspenso que evitar.
En cambio, es conveniente aprovechar esta parte del artículo para definir los
términos técnicos menos conocidos y las abreviaturas y siglas que serán usados en
adelante, puesto que no serán los especialistas en el tema sus únicos lectores. Cabe
señalar que estas definiciones se integrarán al texto la primera vez que aparezcan en él
las palabras, abreviaturas o siglas en cuestión.
17
Ver más adelante, en Resultados.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 54
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Diseño de la investigación.
Forma en que se tomaron las muestras.
Descripción y tamaño de las muestras; limitaciones que esto impone al
estudio.
Definición de las variables.
Tratamientos y formas de evaluación.
Técnicas aplicadas para la medición de las variables investigadas (procesos
técnicos u otros).
Instrumentos de medición (aparatos, cuestionarios, tests) y su validez.
Estimación del grado de confiabilidad y validez de la medición.
Métodos de análisis estadístico.
La redacción de esta sección exige una detallada planificación, que no deje nada
librado al azar. Sucede a veces que quien redacta el texto está tan familiarizado con la
investigación que describe, que considera obvia información que el lector desconoce.
Puede ocurrirle entonces, como a aquel investigador que, en un trabajo sobre una
especie vegetal, ¡omitió nombrarla! Para evitar esto, es conveniente “ponerse en el lugar
del lector” y preguntarse cuál es la información que éste necesitará para comprender
exactamente el trabajo realizado.
4.2.2.5. Resultados
Para Samper (1987), esta sección es la médula del artículo, puesto que todas las
otras tienen por objeto facilitar su comprensión y su interpretación. Para nosotros, es el
punto de partida para el análisis y las especulaciones que aparecerán en la Discusión así
como el lugar para la información que dará respaldo a las Conclusiones, de modo de
poder confirmar o rechazar las hipótesis. Un artículo científico que finalice con la
consignación de los resultados de un experimento, como sucedía hasta 1930 (Bazerman,
1983 citado por Swales, 1990), no es actualmente considerado completo y resta valor al
trabajo del investigador. No obstante, aun hoy pueden encontrarse artículos con esta
característica. La interpretación de los resultados, la confrontación con los obtenidos en
otros estudios, la formulación de conclusiones son las tareas propias del científico, de
manera que no pueden faltar en el artículo, si se pretende que el trabajo esté concluido.
Antes de redactar el capítulo, los datos obtenidos deben ser cuidadosamente
analizados teniendo en cuenta los objetivos del trabajo, hasta que sugieran las
conclusiones. Sólo entonces se podrá hacer una selección de resultados pertinente, que
permita confirmar o rechazar las hipótesis. El autor debe ordenar la tarea de manera de
tener en cuenta todas las variables, sin omitir ninguna. Debe incluir en la publicación
solamente los datos que sean suficientes para justificar las conclusiones del artículo.
Si bien no es necesario presentar todos los datos registrados, no hay que dejarse
tentar rápidamente de eliminar los que se aparten de lo esperado o parezcan no afectar la
hipótesis. El investigador debe detenerse a buscar una explicación para ellos: muchas
veces suelen ser datos importantes que dan un giro a la investigación. En un caso
particular, donde se estudiaba un fenómeno en tres períodos diferentes, el primero arrojó
resultados que parecían deberse a problemas metodológicos. Cuando el investigador se
detuvo a analizarlos y confrontarlos con la bibliografía, pudo concluir que la respuesta
que se esperaba hallar era errónea. Si se tenían en cuenta los datos de los tres períodos
de ensayo se podía arribar a una conclusión que contradecía las expectativas
generalizadas al respecto: la hipótesis había sido rechazada por la experiencia realizada.
El aporte del trabajo fue novedoso y significativo para el estudio del tema en cuestión.
Los resultados deben ser presentados en forma ordenada y lógica, de manera que
sugieran la interpretación que se les dará en la Discusión. Paso a paso, deben responder
a todas las preguntas de investigación formuladas en los objetivos. Podrán organizarse
bajo subtítulos si fuera necesario, en particular cuando sean muchas las variables, se
hayan aplicado diferentes métodos de medición o de análisis, etc. Es conveniente para
ello tener en cuenta el subtitulado hecho en la sección Materiales y Métodos, de manera
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 56
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
de guardar coherencia con ella y facilitar así la relación lógica entre ambas partes del
artículo.
La exposición debe hacerse en forma objetiva, clara y precisa. Debe darse la
impresión de que el emisor sólo es un mero observador de hechos que se presentan ante
sus ojos, incluso en las investigaciones en ciencias sociales o humanas. Por el momento,
debe evitarse todo tipo de interpretación y cualquier tipo de comentario, que serán
reservados para la discusión. Para presentar los resultados de este modo, es útil el uso de
cuadros y gráficos (figuras), que deben llevar numeración arábiga consecutiva para ser
citados y una leyenda explicativa (epígrafe). Ambos recursos gráficos deben
complementarse con el texto, en el que se hará referencia a ellos antes de que aparezcan.
Se destacarán exclusivamente los datos que resulten de mayor interés para la posterior
derivación de las conclusiones.
Los cuadros permiten organizar los datos de manera de hacer rápidamente
visibles las relaciones entre ellos, los contrastes, las variaciones; los gráficos permiten
mostrar claramente las comparaciones y las tendencias (Bobenrieth y Ribbi-Jaffé,
1991). El uso de unos u otros, en cada caso, debe obedecer a una intención particular del
emisor. Sin embargo, éste debe cuidar mantener la objetividad y no despertar sospechas
de manipulación de la información.
Para la construcción de estos recursos, el investigador no debe omitir mencionar
las escalas y unidades de medida, así como explicar las abreviaturas utilizadas la
primera vez que aparezcan mediante llamadas al pie18.
Hay investigadores que tienen temor de ser demasiado escuetos al redactar la
sección Resultados. Sin embargo, la brevedad es una condición deseable para ella, que
debe garantizar la máxima objetividad: el lector interpretará el texto como una
referencia directa a la realidad. Por esta razón, no es recomendable la presentación
conjunta de "Resultados y Discusión", que significaría exponer hechos y opiniones en
forma conjunta. La interpretación de los datos, la comparación entre variables y toda
otra relación que pueda establecer el autor corresponden ser dejadas para el siguiente
capítulo.
4.2.2.6. Discusión
El capítulo llamado Discusión está destinado a exponer el razonamiento lógico
por el cual el autor arribó a las conclusiones del trabajo. Es decir que en él se pone de
manifiesto el rigor científico, esto es, la correspondencia lógica entre los objetivos, los
resultados y las conclusiones de la investigación (Figura Nº2).
Muchas revistas aceptan la inclusión de Resultados y Discusión en una sola
sección, pero -como ya dijimos- no compartimos ese criterio. Junto con Samper (1987),
consideramos que al presentar los datos experimentales por separado se garantiza mayor
objetividad del texto y mayor independencia del lector con respecto al pensamiento del
autor. Así, si alguien quisiera analizar los resultados por su propia cuenta podría hacerlo
sin dificultad y formular sus propias conclusiones, que podrían coincidir o no con las
del trabajo. De este modo, además, se pretende no despertar ninguna sospecha de
manipulación de la información.
18
Para mayores detalles acerca de la confección de cuadros y figuras recomendamos consultar los
capítulos 9 y 10 de Ebel, Bliefert y Russel (1987).
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 57
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
4.2.2.7. Conclusiones
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19
Ver “Inclusión de los textos ajenos”, en el Capítulo 3.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 59
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
estudio realizado. Recordemos que las citas tienen, como primera finalidad, la función
de relacionar la información nueva aportada por el investigador con la que se haya
generado antes en el marco de la disciplina en cuestión o en otras que permiten también
analizar el objeto de estudio. La cita de otros textos permitirá al lector ubicar con
claridad el contenido en el marco teórico en que se ha movido el emisor.
Mac Lean (1975) afirma que una cita se justifica cuando permite:
Pero –sobre todo- es a través de este recurso como el emisor entrará en diálogo
con la comunidad para defender sus afirmaciones y el valor científico de la información
que proporciona con la publicación de su texto20.
A continuación de las Conclusiones, se incluirá la lista de las referencias
bibliográficas hechas en el artículo, bajo el título “Bibliografía”, “Bibliografía citada” o
“Referencias bibliográficas”, según la instrucción de la revista en la que vaya a
publicarse el texto.
Título
Autores e instituciones a las que pertenecen
Resumen
Introducción
Materiales y Métodos
Resultados
Discusión
Conclusiones
Bibliografía
21
Leve modificación de la IMRYD, como hemos señalado en el apartado 4.2.2.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 61
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5. ¿Un estilo
para cada sección?
22
Cf. Capítulo 3.
23
Cf. Capítulo 4.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 62
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Por lo tanto, cada sección tendrá características de estilo diferentes dentro de la
función informativa que el texto cumple globalmente; en cada una de ellas se
combinarán de distinta manera grados de discurso informativo y tramas o
configuraciones textuales, correlación que intentamos mostrar en el Cuadro Nº 4.
Puede llamar la atención que hayamos hecho corresponder para el Resumen el
grado cero y la exposición, cuando su contenido sintetiza todo el desarrollo lógico del
artículo, que hemos caracterizado como argumentativo. El hecho es que en este capítulo
el emisor parece desaparecer de manera que se presenta como discurso transparente, que
se refiere “directamente” a los “hechos”.
Ocasionalmente, será necesario en el capítulo Materiales y Métodos justificar la
elección de un método o discutir las dificultades encontradas al poner en práctica el
proyecto de investigación. Las secuencias destinadas a estos contenidos serán
argumentaciones y pertenecerán, por lo tanto, al grado 1 de discurso informativo.
Volvemos a señalar aquí la conveniencia de redactar como capítulos separados
los Resultados, la Discusión y las Conclusiones24, debido a que cada una de ellas
supone una intención comunicativa diferente y exige grados de discurso y tramas
distintas. En el caso de que el medio donde se vaya a publicar el artículo exija que no
haya división entre algunas de estas partes, conviene que el autor tenga en claro las
características de estilo correspondientes a cada una y las disponga en el texto de modo
sucesivo aunque sin subtitular. De esta manera, cumplirá con los requisitos de
publicación a la vez que conserva la organización textual adecuada.
24
Cf. Cap 4.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 63
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
6. La redacción
del artículo científico
6.2. La planificación
25
Cf. Capítulo 1.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 66
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
estructura del género, lo que se espera que se diga en cada parte. Hacerlo servirá para
tener en cuenta el tipo de información que habrá que ir recolectando durante el proceso
de investigación, ayudará a prestar atención a cuestiones que a veces se dan por
sobreentendidas y después generan inconvenientes en la lectura.
26
Cf. “Resultados”, en el Capítulo 4.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 68
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Lista de materiales
Lista de métodos y procedimientos
Dificultades presentadas en el desarrollo del trabajo
Cambios realizados sobre la marcha del trabajo
Cuadros de resultados, gráficos y figuras
Inferencias, generalizaciones, derivaciones
Relaciones entre la información obtenida
Formulación de conclusiones
Verificación del rigor científico
Nueva revisión bibliográfica
Selección de citas
27
Ver “Unidad y coherencia”, Capítulo 3.
28
Cf. Capítulo 4, "La estructura IMRDyC".
29
Cf. Capítulo 5.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 70
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Definimos las ideas principales como las unidades de significado que hacen a la
condición de progreso tanto como a la de coherencia30. Se reconocen porque aportan
información nueva en relación con el desarrollo del tema y porque si una de ellas es
eliminada se pierde el sentido, de modo que surgen, entonces, las preguntas: “¿Cómo se
llegó hasta aquí?” “¿Qué relación tiene este nuevo concepto con lo dicho hasta ahora?”.
Para organizar el esquema, las ideas principales deben ser expresadas por una
oración corta; en lo posible, por una construcción sustantiva. En un nivel jerárquico
inferior, se dispondrán para cada ítem las ideas (llamadas secundarias) que expliquen,
sostengan, complementen, amplíen o limiten el contenido de las principales. Cuando sea
necesario se establecerán las de tercer nivel. No se debe perder de vista la relación
lógica entre conceptos (causa, consecuencia, orden cronológico, etc.), y en lo posible se
la expresará brevemente a través de conectores lógicos (Cuadro Nº2).
Este procedimiento es útil para elaborar el plan de cada sección del artículo, pero
también para cada apartado en cada sección y hasta –a veces- para un párrafo que
presente problemas.
Existen distintos modos de organizar, en general, los textos informativos (Lacau
y Rosetti, 1980). Estos esquemas típicos pueden representar la organización de todo un
texto, de un capítulo o de un párrafo.
1. .......................
2...............
1. .......................
2. .............
1. .......................
2. ..............
2. ..............
2. ..............
1. ....................
1. ..................
2. ............
2. ............
2. ............
30
Cf. Capítulo 3. “Unidad y coherencia”.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 71
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
4. Esquema encuadrado: Hay una idea inicial, que luego se desarrolla en ejemplos
particulares. Finalmente, un concepto subraya lo dicho antes.
1. ......................
2. ..........
2. ..........
2. ..........
1. .....................
I. Un sistema viviente.
IV. Metabolismo.
Las reacciones metabólicas.
Metabolismo energético.
Metabolismo de las sustancias plásticas.
V. Autoperpetuación.
Mantenimiento de la estabilidad.
Reproducción.
Adaptación.
Conclusión.
VI. Células.
Estructura y función.
Especialización.
El agregado celular.
Esquema no paralelo:
I. Métodos de impresión.
A. Tipografía
B. Impresión por off- set
C. Alguna impresión es hecha por fotograbado
Esquema paralelo:
I. Métodos de impresión.
A. Tipografía
B. Impresión por off-set
C. Fotograbado
6.3. La redacción
¿Y ahora ...? El horror de la hoja en blanco. El vértigo de poner en texto lo que
está en esquema. Dice Carlos Kreimer (1989), que en la medida en que el autor vaya
escribiendo tendrá material para corregir. Y eso es lo que vale: hacer una primera
versión sobre la base de lo que ya se haya planificado. Después, vendrán los ajustes.
Redactar a partir del esquema, ponerlo “en texto”, significa escribir en párrafos
tomando como guía el plan elaborado. El párrafo es una unidad significativa, que tiene
como eje una idea principal. Ésta irá acompañada por otras (de segundo y tercer nivel)
que la expliquen, la sostengan, la complementen. Sin embargo, pueden encontrarse
párrafos con más de una idea principal y otros que sólo actúen como de transición.
Dado que cada sección del artículo es una unidad, el investigador puede
comenzar a escribir por cualquiera de ellas, por la que le resulte más sencilla. Muchos
comienzan por Materiales y Métodos, siguen por Resultados y, cuando ya han adquirido
el coraje suficiente, emprenden la Introducción y la Discusión. Pero esto es una cuestión
de elección personal.
Hay que tener en cuenta que, pese a que puedan ser consideradas “microtextos”,
cada una de las secciones cumple una función en la unidad a la que pertenece, es decir,
en el texto completo. Por lo tanto, el escritor debe tener en cuenta las relaciones que
existen entre ellas y presentarlas al lector a través de referencias o citas intratextuales 31.
31
Citas “intratextuales”, referencias de otras partes del mismo texto, en oposición a las citas
“intertextuales”, de otros textos.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 74
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
El caso más claro en este sentido es el de la Discusión, argumentación en la cual se
toman elementos de todas las otras secciones.
El acto de redactar implica seleccionar y organizar los recursos lingüísticos
adecuados para que el texto cumpla la función que le corresponde en una situación
comunicativa dada. Es decir, el autor dará a su escrito el estilo apropiado a su contenido
y a su finalidad, pondrá de manifiesto su actitud frente al destinatario y ante la
información que brinda, relacionará su texto con otros anteriores32.
Establecer el tema.
Definir el destinatario.
Definir la situación comunicativa.
Plantearse cada sección con fines comunicativos y con una intención
determinada.
Redactar objetivos breves, precisos y sencillos, antes de realizar la
experiencia.
Obtenidos los datos, preparar los cuadros y figuras que se usarán para
simplificar el texto.
Disponer el orden lógico que se dará a los cuadros y figuras en la exposición
de los resultados.
Esbozar las conclusiones del trabajo.
Verificar el rigor científico (Figura Nº2).
Elaborar un esquema de contenido general para lograr unidad temática y
coherencia lógica (tener en cuenta el orden que se les ha dado a los cuadros y
figuras).
Elaborar un esquema de contenido antes de redactar cada parte del trabajo.
Iniciar la redacción por Materiales y Métodos, dejando para el final la
Introducción.
32
Cf. Capítulo 3.
33
Idem.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 75
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Proposiciones verificables y no contradictorias.
Único tema dominante.
Esquema de contenido identificable.
Cuidar la precisión:
En la referencia a personas, lugares y organismos
En las citas
En el vocabulario:
Evitar palabras tomadas de otros idiomas cuando exista el equivalente
en castellano.
Limitar el uso de adjetivos a los casos en que el sustantivo no exprese
cabalmente la idea del autor y evitar especialmente los que expresen
valoración personal: excelente, importantísimo, etc.
Evitar el uso de adjetivos y sustantivos indefinidos: algunos, muchos,
etc.
Luego de una evaluación exhaustiva, es muy útil dar a leer el texto a otras
personas. Convendrá que una de ellas tenga una especialidad diferente, para que pueda
juzgar la claridad y sencillez del texto. Otra, de la misma especialidad, podrá juzgar el
valor del contenido y su coherencia con los principios básicos de la disciplina.
Entonces, el texto estará completo, listo para entregarlo para la publicación. Tal
vez haya que hacerle luego algún ajuste más, si el comité editorial lo solicita. Pero, en
definitiva, se independizará de su emisor y pasará a integrar “la cadena de la ciencia”.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 77
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Parte III:
Presentaciones
en congresos
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 78
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
7. Abstracts, resúmenes y
resúmenes extendidos
34
Cf. apartado “Cuestión de convenciones”, del Capítulo 2.
35
Cf. “Resumen”, en el Capítulo 4.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 79
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
los organizadores, quienes también determinan la cantidad de cuadros y de figuras que
aceptarán.
Dado que estos textos sintetizan información abundante que se publicará en
otros escritos, es conveniente –tal como lo señaláramos oportunamente36- redactarlos
después de haber completado aquél al que se refieren. Claro que algunos organizadores
sólo publicarán abstracts, resúmenes o resúmenes extendidos, y liberarán a sus autores
para publicar los trabajos completos en revistas con comités de evaluación. Otros, en
cambio, publican los resúmenes y se reservan el derecho de publicar o no los trabajos
completos.
Como puede verse, no hay una modalidad única en la comunidad científica para
la presentación de textos por escrito en los congresos, de manera que el investigador
vuelve a tropezar con las dificultades que ya hemos comentado. Sería oportuno unificar
criterios en este sentido, lo que favorecería en mucho tanto a las asociaciones científicas
como a los investigadores que quieren publicar en congresos o a los que asisten a ellos
para actualizarse. De lo contrario, es posible que se profundice la tendencia que ya
comienza a notarse: los investigadores evitan dar información sustancial en estos
eventos y las reservan para otro tipo de publicación, que consideran más segura y mejor
difundida.
36
Cf. Capítulo 4.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 80
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
37
Ver “MURAL”, en “¡Otra clasificación!”, Capítulo 2.
38
Idem.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 81
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
reemplazar la narración de procedimientos o la descripción de procesos por diagramas,
las descripciones por dibujos o fotografías, la comparación entre datos por cuadros, etc.
No debe olvidarse nunca que es imprescindible que figuren en el mural el título
–que coincidirá con el del artículo o comunicación-, los autores y su lugar de trabajo, y
las conclusiones. Particularmente éstas suelen ser las más olvidadas y, sin embargo, son
las que sintetizan el aporte del investigador a la disciplina, las que constituyen la
“información nueva”.
Por último, hay que subrayar que, como texto científico, el mural debe guardar
no sólo coherencia textual sino el rigor propio de este tipo de contenido.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 82
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
9. Presentaciones orales
39
Cf. Capítulo 2. ¡Otra clasificación!
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 83
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
excesiva confianza del orador en su conocimiento del tema, que lo llevara a no preparar
con anticipación un esquema de lo que iba a presentar. Este defecto conduce
frecuentemente a que se lean las transparencias proyectadas, lo que trae como
consecuencia el tedio del receptor, o que a este último le resulte sumamente difícil
construir el sentido global de lo que escucha.
En otros casos, los emisores preparan un esquema de contenido para su
exposición, lo anuncian –incluso lo presentan en una transparencia- y hablan de él.
Como resultado, tanto el emisor como el receptor otorgan demasiada importancia a la
estructura de la ponencia o conferencia, más que a su contenido, y en esto suele
invertirse el escaso tiempo disponible.
Más aún que en el texto escrito, en la exposición oral son necesarias las
conexiones explícitas entre ideas, de manera que el destinatario no interprete libremente
lo dicho por el expositor. Si en un escrito el destinatario puede volver atrás para intentar
una interpretación fiel a la intención del emisor, en el texto oral no dispone de esa
posibilidad. Por lo tanto, el panelista debe esmerarse en dar a su texto claridad y poner
de manifiesto su coherencia para que sea fácilmente comprensible.
Otro defecto corriente en estas presentaciones orales es la repetición casi de
memoria de un texto escrito, que también produce aburrimiento en el receptor. Un texto
oral exige recursos diferentes que los escritos, son menos formales, más sencillos en su
estilo, hacen –como dijimos- referencia directa al público y al contexto de emisión40.
Seguramente, un buen trabajo de investigación que sea presentado con estos
defectos quedará desvirtuado. A veces este hecho resulta agravado por la falta de
experiencia del orador y por el temor que esta situación le produce. Entonces, aparece
como inseguro de lo que dice y, generalmente, su exposición resulta poco clara.
40
Cf. Capítulo 3, apartado “Textos orales y textos escritos”.
41
Cf. apartado 6.2.4. “Organización del contenido”.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 84
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
como una cada tres minutos, según Ebel, Bliefert y Russel (1987), quienes también dan
recomendaciones muy útiles acerca del modo de confeccionarlas. Luego, evitará
redactar por escrito su ponencia o conferencia antes de ensayarla y grabarla cuantas
veces sea necesario para poder evaluarla y corregirla antes de exponerla ante su público.
En cuanto al estilo, tendrá especial cuidado de mantener la sencillez del
vocabulario y la construcción de oraciones, la claridad y coherencia en cuanto a la
organización de las ideas, la introducción de recursos coloquiales y de las características
de oralidad ya mencionadas. En estos textos también aparecen –como en los escritos-
citas de trabajos de otros autores, aunque con mecánicas de citación basadas en recursos
que muchas veces apelan a lo gestual (por ejemplo, para marcar con exactitud el
comienzo y el final de una cita textual).
Cuando se trate de exponer un trabajo de investigación, será conveniente ser
breve y conciso en la presentación, procurando no abusar de la atención del receptor.
Con el fin de orientarlo, será oportuno explicitar el orden que se seguirá en la
exposición pero de manera muy breve, sin caer en el error que ya hemos mencionado.
Bastará luego con hacer un breve planteo del problema para justificar la investigación,
formular los objetivos y adelantar las conclusiones. Se resumirán luego los materiales y
métodos, se presentarán los resultados y se iniciará su discusión mediante la
presentación de un resumen de los argumentos para defender la conclusión. La
discusión podrá ser continuada mediante el aprovechamiento por parte del público del
período para la formulación de preguntas.
En este tipo de texto adquieren importancia otros factores, como la postura
corporal, el tono y volumen de la voz, la dicción clara y la disposición afable frente al
auditorio. Como ya dijimos, un buen número de ensayos frente a un espejo y con un
grabador que permita reformular el texto a partir de lo escuchado, ayudará al
investigador sobre todo en sus primeras exposiciones. Poco a poco, desarrollará tal
habilidad, que la preparación le llevará menos tiempo y sus conferencias y ponencias
resultarán más atractivas y eficaces para defender sus trabajos de investigación.
FINALIDAD DESTINATARIOS GÉNEROS CONTENIDO CIRCULACIÓN
Exposición GRÁFICA
Comunicación preliminar
* Estudios de casos
ESCRITA
Informar y y postgrado universitario Monografía * Investigación documental
PARTES
DEL
ARTÍCULO
GRADOS
TRAMAS
DE
DISCURSO
INFORMATIVO
Descripción
Materiales y Métodos Grado 0 (cero) Narración
Exposición
Cuadro Nº4 : Correlación entre grados de discurso informativo y tramas para cada sección del artículo.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. Lomas de Zamora:
Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
MODALIZADORES MODALIZADORES
LÓGICOS: APRECIATIVOS:
c) Construcciones con
verbo: es verdad que,
es posible que, todos
sabemos que, es evidente
que, etc.
I
Objetivos
M (MyM)
Problema
Realidad
INVESTIGADOR Búsqueda de
Conocimientos bibliografía
adquiridos
Formulación de
hipótesis
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
* OBJETIVOS
materiales
*DISEÑO del trabajo de campo mediciones
procedimientos
metodología
* Obtención de RESULTADOS
* CONFRONTACIÓN hipótesis
objetivos
bibliografía
* Esbozo de CONCLUSIONES
Bibliografía
93
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