Un paisaje rural es un espacio geográfico no urbanizado.

Comprende la acción humana con los

rasgos propios del medio natural. Su uso, fundamentalmente agrario, está actualmente
pasando por un crecimiento de la diversidad de sus usos.

En primer lugar, vamos a analizar el medio natural. En lo que se refiere al relieve, este
presenta un valle con cierta altitud y desnivel lo que nos puede indicar que nos encontramos
en una zona montañosa del interior peninsular. Además, la imagen presenta dos fuertes
pendientes que desembocan en la casa blanca.

Respecto a la hidrografía, esta no se aprecia en la zona, pero como sabemos, el paisaje

mediterráneo de interior presenta ríos con un fuerte estiaje veraniego, siendo largos y
caudalosos. En este sentido podemos destacar la vegetación de la imagen, y es que, debido a
su dispersión, y a su no muy alto tamaño podemos identificarlos como olivos. El olivo, es un
cultivo arbóreo, típico de zonas de secano del interior peninsular. El clima, cuestión que no se
puede separar de la vegetación y la hidrografía, es mediterráneo con unas precipitaciones
moderadas y sequía estival, una amplitud térmica bastante elevada por la lejana influencia del
mar y que presenta inviernos moderados y veranos calurosos. Los suelos, silíceos, se
caracterizan por las tierras pardas meridionales, donde predominan dehesas y pastizales.

En lo que se refiere al espacio agrario habitad o podemos ver que su poblamiento es disperso
laxo con bastante distancia entre las edificaciones que aparecen en la fotografía. Además,
típico del sur peninsular es que haya bastante distancia incluso entre pueblos. Las casas son
de barro típicas y su techumbre nos refleja que tiene alta pluviosidad de la que podemos
decir, que, aunque no continuada, sí puede ser tormentosa.

Las parcelas son grandes, de hecho, la fotografía no muestra separación parcelaria, y con
forma irregular lo que nos puede hacer ver que estamos ante un latifundio. El uso agrario que
se aprecia en la fotografía es el monocultivo del olivo típico de zona de secano en la que se
cultiva de forma continuada y extensiva. Las técnicas, aunque se han ido modernizando, aun
conservan elementos tradicionales como los jornaleros que van a varear los olivos en los meses
invernales. Su producción está orientada en un 90% al aceite, y un 10% a la aceituna de mesa.
España es la principal exportadora de aceite y tiene que competir con otros países
demostrando su calidad. En este sentido debemos destacar la creación del AOVE como
productor con denominación de origen.

De la ganadería, podemos destacar el ganado ovino y bovino, alimentado con los rastrojos del
secano, para leche. También bovino para carne y lidia y cerca de las ciudades porcino a nivel
industrial (o intensivo). Cabe destacar que tradicionalmente, y para comentar sus usos
forestales, las dehesas surgieron como aclaramientos de encinares y alcornocales. La dehesa
fue fundamentalmente ganadera y servía para alimentar al ganado ovino y porcino en verano,
pero actualmente se ha introducido el vacuno o incluso se ha reconvertido el espacio como
coto de caza.

Bien es cierto que también podemos destacar los usos no agrarios del suelo, como en este
caso, interpretar que las casas de la imagen corresponden a casa rurales muy propicias en las
zonas de montaña.
Con estos datos, podemos encuadrar el paisaje dentro de la tipología de paisaje de interior
mediterráneo. Sabemos que su localización exacta es Bujalance, un pueblo de la provincia de
Córdoba en la Comunidad Autónoma de Andalucía. Estos pueblos del sur del interior peninsular
presentan una problemática relacionada con el despoblamiento y la falta de modernización que
lleva a su población a marcharse a zonas más urbanizadas con mayores recursos. Solo
evitaremos el despoblamiento con políticas demográficas que den ayudas a los jóvenes para no
marcharse y reforzando, desde la enseñanza, los aspectos laborales relacionados con el
sector primario. Desgraciadamente, si la cuestión demográfica continúa así, el futuro del
sector primario tendrá un pésimo desenlace.