La cultura es el conjunto de bienes materiales y espirituales creados por la humanidad en el
proceso de su práctica histórico-social del trabajo. Los valores materiales, ante todo, las fuerzas productivas, pertenecen al campo de la cultura material. Todo lo que es creado por las superestructuras sociales (ver: Base y Superestructura) constituye el campo de la cultura espiritual: instituciones políticas, obras científicas, artísticas, condiciones de vida, moral, &c. La cultura material y la cultura espiritual están ligadas de la manera más íntima. La cultura espiritual y las fases de su desarrollo, dependen del nivel de la cultura material, ante todo de las fuerzas productivas de la sociedad. La cultura dentro de una sociedad dividida en clases tiene necesariamente un carácter de clase. La orientación de su desarrollo está determinado por los intereses de la clase dominante. El proletariado, al elaborar su cultura utiliza todo lo valioso que en este terreno fue creado por las generaciones anteriores, reelaborándolo críticamente y verificándolo a la luz de su práctica social histórico- universal. “La cultura proletaria debe ser el desarrollo legítimo de los conocimientos que la humanidad ha elaborado bajo el yugo de la sociedad capitalista, de la sociedad de los terratenientes, de la sociedad de los burócratas” (Lenin).
La cultura en el contexto social.
En el contexto social actual, caracterizado por las múltiples implicaciones de la
globalización, el término identidad se ha convertido en uno de los vocablos empleados con mayor frecuencia, no sólo en el lenguaje de los científicos sociales, sino también en el discurso político, en el arte, en el cine. Los trabajos de investigación y los foros de discusión en los que se aborda la cuestión identitaria se han incrementado, y frente a ellos escuchamos que los políticos y, en general, los dirigentes de diversas organizaciones hacen referencia constantemente a la necesidad de fortalecer la identidad; sin embargo, no siempre se precisa lo que se entiende por identidad, lo cual impide la comprensión de este fenómeno en su justa dimensión. La cultura como identidad en grupos sociales
El concepto de identidad cultural encierra un sentido de pertenencia a un grupo social con
el cual se comparten rasgos culturales, como costumbres, valores y creencias.
La identidad no es un concepto fijo, sino que se recrea individual y colectivamente y se
alimenta de forma continua de la influencia exterior. De acuerdo con estudios antropológicos y sociológicos, la identidad surge por diferenciación y como reafirmación frente al otro. Aunque el concepto de identidad trascienda las fronteras (como en el caso de los emigrantes), el origen de este concepto se encuentra con frecuencia vinculado a un territorio.
¿Qué es la identidad? Es el sentido de pertenencia a una colectividad, a un sector social, a
un grupo específico de referencia. Esta colectividad puede estar por lo general localizada geográficamente, pero no de manera necesaria (por ejemplo, los casos de refugiados, desplazados, emigrantes, etc.). Hay manifestaciones culturales que expresan con mayor intensidad que otras su sentido de identidad, hecho que las diferencias de otras actividades que son parte común de la vida cotidiana. Por ejemplo, manifestaciones como la fiesta, el ritual de las procesiones, la música, la danza. A estas representaciones culturales de gran repercusión pública, la UNESCO las ha registrado bajo el concepto de “patrimonio cultural inmaterial”