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Coordinado por:
José Javier Blanquer Gregori.
Inés Montiel Higuero
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1. PRESENTACION: ........................................................................................................3
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Uno de los elementos clave para ofrecer una buena atención sanitaria a la población, es el
garantizar una adecuada formación de los profesionales sanitarios que los atienden. Es evidente que
los médicos de familia compartimos esta obligación moral y ética, siendo conscientes de que es
necesario adecuar nuestros conocimientos a los continuos y rápidos progresos de las ciencias de la
salud, para mantener nuestra competencia profesional y garantizar su adaptación a las nuevas
situaciones, tecnologías y expectativas de los usuarios de nuestro sistema sanitario. Este esfuerzo, se
ve recompensado en la mayoría de los casos con la propia satisfacción del trabajo bien hecho y de
una manera más eficiente.
Sin embargo, cada vez más, surge la necesidad de conocer y dominar aspectos no relaccionados
directamente con la atención clínica pero que son básicos a la hora de responder a las necesidades
de la población, así como para planificar la forma en la que vamos a gestionar la demanda creciente
de cuidados de salud de la población. Situando claramente la gestión nuestra consulta como el
aspecto básico de la organización de un centro de salud, ya que ésta es una de sus principales
razones de ser para la población.
Definimos gestión como el “conjunto de trámites que se llevan a cabo para resolver un asunto”,
siendo en nuestro caso, resolver las necesidades sanitarias existentes en nuestra zona de salud sobre
la base epidemiológica y poblacional con equidad y eficiencia, en el contexto del trabajo en Equipo y
atención multidisciplinar.
Cuando hablamos de gestión en Atención Primaria, somos conscientes de que, buena parte de la
organización de la consulta está condicionada por criterios de macrogestión (la administración:
asignación y distribución de recursos, tipo de retribución del sanitario, motivación
extrínseca/intrínseca, objetivos políticos, etc.), pero que existen otros más cercanos de mesogestión
(funcionamiento hospitalario, comunicación entre niveles, gestión del centro) o intrínsecos
(microgestión) de manejo de nuestra propia consulta y de nuestro microequipo, que podemos mejorar,
y si cabe, paliar los inconvenientes generados a otros niveles.
El objetivo de este documento es tratar de identificar con claridad, exponer y ordenar los elementos
conceptuales que una atención primaria madura debe dominar para brindar a la población unos
servicios excelentes. Analizaremos estos elementos con un enfoque eminentemente práctico,
intentando dar respuesta a los problemas que de forma ordinaria nos encontramos en nuestra
consulta, en nuestro equipo asistencial y centro de trabajo para lograr una organización profesional,
empática y resolutiva.
Para conseguir este objetivo es preciso analizar las características de nuestro trabajo en el marco
de la evaluación organizacional, aunque esto pueda resultar complejo, sin caer en el error de plantear
un documento orientado a los “macrogestores”, y sí, a los que todos los días nos enfrentamos a la
labor de resolver los “asuntos” de nuestra población. Es en este sentido, en el que según una
perspectiva sistémica de los elementos de la organización, vamos a empezar exponiendo elementos
conceptuales y posibles soluciones de gestión de nuestra propia consulta, que van a plantear a su vez
problemas y respuestas de gestión en las distintas unidades asistenciales, y en la gestión de todo el
equipo de salud.
Con el fin de simplificar los contenidos y conseguir que este documento sea una herramienta
práctica para introducirse en el terreno de la “microgestión”, consideramos que existen en el momento
actual una amplia producción de documentos, trabajos y cursos publicados, de los cuales podríamos
“aprovecharnos” orientando su lectura específica para ampliar, los contenidos ofrecidos en este
manual.
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Es imprescindible asumir que en nuestra actividad se va a generar un producto sanitario efectivo
que se traducirá en "hacer las cosas adecuadas". Los elementos que conforman nuestra
productividad, son tres:
1. "Qué" hacemos (oferta),
2. "Cómo" lo hacemos (condiciones de calidad aparente e intrínseca) y
3. "Por cuánto" (el coste de todo ello).
Los dos primeros elementos los dispondremos en el numerador y el tercero en el denominador.
Tendremos éxito en tanto que esa medida de la productividad se incremente. "Será productivo lo que
nos acerque a la meta e improductivo lo que nos aleje de ella” .
El resultado de esa ecuación va a depender enormemente de nuestro entorno laboral y de los
procesos de comunicación y toma de decisiones clínicas y organizativas que se efectúen en el mismo.
La organización de la consulta debe estar, por tanto, orientada a la resolución de los problemas
sanitarios de nuestros pacientes. Para ello, nada mejor que "ponernos en su pellejo" (empatía
organizacional) y actuar en consecuencia con nuestro conocimiento del mundo sanitario y de la
epidemiología.
En la microgestión, es cuando con mayor propiedad se puede hablar de productividad. La meta
operativa de los profesionales sanitarios es aumentar nuestra productividad y/o analizar la misma con
esta sencilla ecuación:
Una forma de aumentar la productividad será aumentar el número de episodios diferentes que
atendemos, y de técnicas diagnóstico-terapéuticas que desarrollamos y dominemos (embarazo,
verruga, sintrom, ecografía...). Incluyendo en el numerador, aquellos aspectos que podemos esperar
resolver en atención primaria, estableciendo criterios de resolución apoyados en el conocimiento, la
epidemiología y los principios de la buena práctica clínica.
En cuanto al denominador, debemos incluir los medios que utilizamos para la resolución de estos
episodios, y en este caso estamos hablando de las visitas, aumentar el número de visitas no aumenta
la productividad a no ser que aumente simultáneamente y en mayor medida el numerador.
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Aumentamos el numerador: aumentando los episodios resueltos sobre nuestra población, o más
modestamente aumentando el número de episodios atendidos o el número de personas diferentes
atendidas.
Aquí es donde entra el acortamiento de la resolución del episodio del paciente como ente
único, independientemente del número de niveles asistenciales que intervengan y los
profesionales o agentes sanitarios que actúen. Este concepto de acortamiento del episodio
entran de lleno en los modelos de organización de la consulta, del que nos podemos dotar, y
que el paciente tanto va a agradecer, porque él es el único que va a ser consciente de toda la
atención.
Disminuimos el denominador: la disminución de los medios que utilizamos para resolver los
episodios, se debe hacer con sentido común y sin riesgo para el paciente de cualquiera de las áreas
de consumo y gasto sanitario (IT, farmacia, exploraciones, ingresos, visitas innecesarias, etc.).
PARA AMPLIAR:
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No existen recetas “mágicas” que garanticen el éxito de nuestra gestión, pero vamos a intentar
aportar algunas sugerencias fruto de nuestra experiencia de otros autores, el estudio y la investigación
que se ha ido desarrollando a lo largo de los años. Un paso previo antes de abordar el plan, las
estrategias y las actividades, consiste en hacer un buen “diagnostico” del perfil de población que
tenemos en cuanto a los factores que influyen en la utilización, de nosotros mismos como médicos
inductores de la demanda y de la organización de la consulta. No es necesario un trabajo de
investigación, puede bastar con un ejercicio reflexivo y con cierta dosis de autocrítica y humildad.
La puesta en marcha de un cambio en la organización de las consultas médicas y poder lograrlo
“de la forma más rápida”, ha de pasar previamente por superar el paso de la tendencia general de
dejarlo todo igual.
Antes de valorar la puesta en marcha de un cambio de organización, será preciso reconocer los
límites y condicionantes actuales de la demanda, con objeto de dominarlos con mayor facilidad.
La tendencia es hacia hacer lo que siempre hemos visto hacer y considerar como necesidad lo que
desde nuestro punto de vista de profesionales sanitarios percibimos como necesidad de demanda.
Eso lo ofertamos, pero parece que la población, percibe Otras necesidades a atender.
Para invertir esta tendencia, la aplicación de las técnicas de gestión de la demanda, pasan por una
fase de disposición, que se caracteriza por la “duda” sustentada sobre:
• El conocimiento de saber que la tarea realizada no es una medida absoluta, sino relativa.
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PARA AMPLIAR:
Por ahí debe comenzar nuestra organización, en el espacio que la sustenta. La consulta y su
espera deben ser espacios cuidados, ordenados, sin lujos pero con dignidad, adecuadamente
iluminados, con una cierta personalización, y por que no ofrecer revistas de lectura y música
ambiental en nuestra sala de espera, sustituyendo los habituales carteles de contenido médico con
cuadros y/o poster de paisajes o temas artísticos. Sabemos que la calidad aparente (el envoltorio) no
es inocua para que la calidad científico-técnica (o intrínseca) sea eficaz. Acordémonos del cómo en el
numerador de la productividad.
En el día a día realizamos aquí muchas cosas. Es preciso identificar cuáles hacemos más, cuáles
menos, su pertinencia, cuáles añaden valor a la interacción médico-paciente y cuáles lo estan,
adecuando el espacio y la distribución de instrumentos a éstas y no al revés. Es importante disponer
de forma ordenada y accesible de todo el material clínico y administrativo que vamos a utilizar durante
la atención, así como hojas de consejo médico, y poder encontrar de forma rápida los resultados de
las pruebas y exploraciones realizadas por el paciente. Deberíamos preocuparnos de colocar
correctamente nuestro nombre y el del residente que va a pasar la consulta, así como de nuestro
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horario de agenda, indicando todas las actividades que desarrollamos durante nuestra jornada laboral
y los días en que se realizan, más que preocuparnos de colocar otras información más orientada a
“no me pregunte y sepa lo que tiene usted que hacer”. También debemos analizar nuestros
movimientos y los de los pacientes y/o familiares acompañantes, en relación con las tareas de
exploración física parcial, o en ocasiones más exhaustiva, que requiere un espacio para proteger la
intimidad. Es muy útil pintar los movimientos que repetimos y hacemos repetir a los pacientes todos
los días y poner números con su frecuencia a cada uno de ellos, para hacernos conscientes de los
mismos. Esto no está incluido en los libros de medicina, pero es necesario conocerlo para mejorar la
funcionalidad de nuestro espacio de trabajo.
En este sentido, como en casi todos, es bueno ensayar ciertos cambios de la estructura de
nuestras consultas a la vista de lo antedicho. Afortunadamente las mesas de trabajo, las sillas, las
camillas, no están soldadas al suelo y podemos moverlas con mucha facilidad. Podemos explorar
otros modelos de organización interna de la consulta que tienen una traducción en la estructura de
ésta.
Nuestros colegas británicos pegan la mesa a una pared y pasan cara a cara con los pacientes sin
ningún elemento físico interpuesto, así realizan la mayoría de las exploraciones parciales sin moverse
ni el médico ni el paciente. La pantalla de ordenador se comparte (los pacientes la miran sin ver). Las
consultas con esta disposición resultan más desahogadas. Nuestros colegas escandinavos colocan a
los pacientes cara a cara sentados en el lateral de su mesa de trabajo. No hay ninguna receta pero el
hecho de explorar este tipo de cambios puede darnos agradables sorpresas.
Debemos trabajar sobre los aspectos que intervienen en este entorno de consulta. Elementos
como el teléfono, las puertas abiertas por los compañeros del equipo, los ruidos o la temperatura
ambiente, y la incorporación del ordenados en la consulta son ejemplos de aspectos que tenemos que
cuidar. En concreto, la introducción del ordenador en las consultas médicas de enfermería, trabajador
social e incluso en las áreas de admisión, hace que sus protagonistas (personal del centro de salud y
pacientes) tengan que sufrir, durante un cierto período de tiempo, un proceso de adaptación a la
nueva situación. De la disposición de las máquinas en las salas de consulta se obtendrá mejoras o
deterioros de la atención al público. El material informático debe molestar lo menos posible en la
consulta, ruidos etc, ocultando los elementos no estrictamente necesarios (cables, enchufes,etc..), y
garantizando una adecuada disposición de todos sus elementos y en concreto de las impresoras con
el fin de evitar desplazamientos innecesarios o posturas incomodas. Es importante que el paciente
note que no se ha perdido el calor de la relación personal por la presencia de ordenadores. La clave
está en el primer minuto. Si durante ese primer minuto, se atiende al paciente sin mirar a la máquina,
tras haberle invitado a entrar en la consulta llamándolo por su nombre, se evitaran muchos problemas
y la sensación del paciente no es negativa.
Otro de los temas que cabria destacar seria la adecuada dotación del material necesario para cada
tipo de consulta, dependiente de la actividad que en ella se va a realizar, y que podemos diferenciar
las siguientes:
• Consulta estándar médica y/o enfermería.
• Consulta de atención a la mujer, matrona.
• Consulta de procedimientos y curas.
• Consulta de urgencias.
• Consulta de cirugía menor.
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En las siguiente tablas describimos la dotación estándar de las consultas, así como el material
necesario, el material de farmacia, así como la dotación específica de la sala de curas y urgencias,
puede ampliarse en la siguiente bibliografía.
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Atenc. Continuada
Sala Observación
Odontología
Enfermería
Matrona
Mesa de despacho 1 1 1 1 1
Buc con cajones 1 1 1 1 1 1
Mesa de trabajo pequeña 1 1 1 1 1 1 1
Limpiamanos 1 1 1 1 1 1 1
Dispensador de jabón 1 1 1 1 1 1 1
Dispensador de toallas de papel 1 1 1 1 1 1 1
Camilla de exploración de dos cuerpos 1 1 1 1
Cortina de exploración o biombo 1 1 1 1 1 1
Foco de exploración 1 1 1 1
Vitrina 1 1 1 1 1 1 1
Silla 2 2 2 2 2 2 2
Silla giratoria con brazos y ruedas 1 1 1 1 1 1
Taburete giratorio 1 1 1 1 1 2 1
Papelera 1 1 1 1 1 1 1
Papelera con pedal 1 1 1 1 1 2 1
Perchero 2 2 2 2 2 2 2
Escalón (dependiendo de la altura de la camilla) 1 1 1 1 1 1
Carro de curas 1 1 1 1 1
Carro auxiliar grande 1 1
Buc de cajones con ruedas para instrumental 1 1 1
Sillón dental completo con aspiración quirúrgica 1
Camilla ginecológica convertible 1
Foco de exploración quirúrgico de pie 1
Estanterías 2 2 2 2 2 2 2
Mesa auxiliar de Mayo 1
Mesa de quirófano 1
Lámpara de luz fría, de techo 1
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Atenc. Continuada
Sala Observación
por cada dos UAB pediátricas; 4: En consultas de pediatría.
Odontología
Enfermería
Atención continuada: Debe incluir material para adultos y
Matrona
pediatría si la sala es comúnpara urgencias pediátricas y
adultos.
Odontología: 5: esfingomanómetro con pie y ruedas
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Sala Observación
Medicina General
por cada dos UAB pediátricas; 4: En consultas de pediatría.
Odontología
Pediatría
Matrona
Atención continuada: Debe incluir material para adultos y
pediatría si la sala es comúnpara urgencias pediátricas y
adultos.
Odontología: 1: esfingomanómetro con pie y ruedas
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Entendemos por gestión de la demanda la actuación dirigida a regular y adecuar la demanda que
se produce en la consulta a partir del rediseño de circuitos, y la redistribución y racionalización de
actividades.
El elemento conceptual más importante es intentar que los servicios al cliente en el centro de salud
sean realizados, en el lugar y por el profesional que resulte más eficiente.
La gestión de la consulta debe comenzar con el análisis de cada realidad concreta. Cuando
conocemos el cuánto, el qué y el cómo de lo que estamos haciendo en la consulta, estamos en
disposición de escoger las soluciones más pertinentes. Para gestionar la demanda es necesario
conocer previamente de forma cuantitativa y cualitativa su realidad.
La mayoría de los procesos biológicos tienen una curva de Gauss; en cambio, los procesos
organizativos responden más a la llamada curva de Pareto o del 20-80, según la cual un 20% de los
sucesos o problemas consumen un 80% de los esfuerzos. Al analizar la demanda vemos que tiende a
presentar un 40% por motivos principalmente administrativos, un 40% por enfermedades crónicas y el
resto sólo son un 20%. Si clasificamos a la población según el número de veces que acuden al año,
vemos que tiende a repartirse así: 1/4 no acude (0 visitas/año); otro 1/4 acude poco (1-2); otro 1/4 con
frecuencia media (6-8) y otro 1/4 con frecuencia alta. No debemos olvidar el efecto iceberg: los
enfermos conocidos podrían ser sólo un 20% de los enfermos totales. Cuidado con la falacia de creer
que "lo hacemos bien" porque tratemos con calidad lo que nos llega, olvidando que nuestro
denominador incluye lo que no nos llega.
PARA AMPLIAR:
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La presión asistencial se refiere al número de visitas por profesional y día. El concepto de demanda
asistencial se aplica a la solicitud de consulta por habitante y año. La validez de la medición de la
presión asistencial no tiene demasiadas dificultades en cuanto a su fiabilidad y puesto que cualquier
medición lleva implícita un cierto grado de error, lo verdaderamente importante es conocer ese error,
cuantificarlo y tenerlo en cuenta.
Definimos frecuentación como el número de veces que los pacientes acuden a la consulta en un
determinado tiempo, número de visitas por habitante y año. Para medir la frecuentación podemos
encontrarnos con algunos problemas de variabilidad. Así, a nivel de denominador podemos encontrar
diferentes elementos que pueden variar de forma notable el grado de utilización de los servicios: la
organización, el porcentaje de mayores de 65 años (mayor utilización de los servicios por parte de la
población anciana) los factores socioeconómicos (las situaciones socioeconómicas menos favorecidas
se acompañan de mayor utilización). En teoría lo más razonable es utilizar la población asignada, si
se conoce, o, en su defecto, la población censal.
La frecuentación, la presión asistencial y la demanda asistencial son distintas formas de medir un
mismo fenómeno, la utilización. No obstante, hay que reconocer que éstas resultan parciales, ya que
todo lo que acontece desde que se percibe el malestar hasta que se decide o no ir al médico,
solamente se puede medir mediante el estudio del episodio. La historia natural de la utilización
comprende no sólo la visita médica, sino también todo el proceso de evaluación-decisión-acción que
tiene lugar previamente a acudir al médico ante un determinado problema, y que podría solventarse
con autocuidados, con consulta médica o con ambos procesos.
Así por ejemplo, una presión elevada puede ser consecuencia de un exceso de personas
asignadas, pero también de un exceso de frecuentación derivado de una organización inadecuada, de
un exceso de actividad inducida por el propio profesional, o de una población con una morbilidad muy
elevada. Ya hemos visto que uno de los elementos determinantes de una mayor o menor
frecuentación es la organización que implantamos para prestar los servicios. Si observamos una
presión asistencial elevada con una frecuentación baja, está claro que existe una necesidad de
mayores recursos dado que no hay posibilidades de disminuir la frecuentación con la mejora de la
organización. Por el contrario, si observamos una presión asistencial elevada pero con alta
frecuentación, podemos presumir en general, que existe un margen de maniobra desde el punto de
vista organizativo para actuar sobre la frecuentación disminuyendo así la presión asistencial.
Un cupo asignado a un médico que, por el motivo que sea (elevada prevalencia de morbilidad
crónica, población excesivamente aprensiva, referentes significativos "pro-cuidados médicos", etc.),
tenga unas tasas de utilización elevadas, llegará a aumentar la presión asistencial. Esto es lo que se
conoce como un aumento de la presión asistencial inducida por el usuario. Por otra parte, aun con un
cupo con intensidad de uso normal o bajo, en determinados médicos (poco resolutivos, mal
organizadores de la consulta, médicos generadores de dependencia médica, etc.) o sistemas de
organización (puesta en marcha de programas preventivos, captación activa, excesiva carga
burocrática, etc.), se podría generar un exceso de presión asistencial, que a medio-largo plazo podría
transformar a la población en un cupo de utilizadores de alta frecuentación; es lo que se conoce como
un aumento de la presión asistencial inducida por el proveedor. La mala asistencia es la primera
condición que hace disminuir la demanda, de manera que al paciente se le obliga a tener una sanidad
alternativa (mutuas, médicos privados o servicios de urgencias). La gestión activa de la demanda
permite disminuir la frecuentación incrementando el número de episodios atendidos al captar el
médico problemas de salud desconocidos y no consultados (morbilidad escondida).
Todos estos elementos pueden afectar al numerador (número de visitas), pero también deben
considerarse los problemas que afectan al denominador. Sin embargo este dato es en algunas zonas
muy poco fiable, y si la población real es mucho menor que la población censal, esto va a repercutir
en una mayor frecuentación aparente. No parece adecuado incluir en el denominador sólo a la
población utilizadora, dado que una escasa cobertura poblacional de los servicios (p.e. en barrios de
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alto poder adquisitivo hay una parte de la población que utiliza otros servicios) no quedaría reflejada
en forma de una baja frecuentación al excluir del denominador a las personas que no acuden nunca.
Rodriguez Ortiz de Salazar, B; Escortell Mayor, E.; Sánchez Casado, J.: Validez
del indicador presión asistencial en un área de atención primaria. Atención
primaria. 1997. 19(2); 84-88.
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El punto de máximo impacto de nuestra actuación será, por su mayor volumen, el de las visitas
administrativas previsibles, y posteriormente el de las visitas asistenciales previsibles. La actuación
sobre las primeras tiene efectos inmediatos sobre el volumen de la demanda en la consulta médica, y
la actuación sobre las asistenciales previsibles, aunque no de efecto inmediato, si presenta sus
primeros efectos a corto plazo (primer trimestre).
PARA AMPLIAR:
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Blanquer JJ. Ortuño J.L. Galiano L. Fluixá X. Montiel I. Mira E. Gestión por
procesos de los circuitos administrativos repetidos: un paso hacia la
desburocratización de las consultas de atención primaria. Cuadernos de
Gestión. 2003; 9(4): 192-210.
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3.3 LA AGENDA:
Si hasta ahora hemos considerado los circuitos, como una de las columnas sobre las que se
sostiene la gestión de la consulta, la otra columna vendría representada por la utilización eficiente del
tiempo disponible, es decir la gestión de la agenda.
Cuando hace unos años se puso en marcha la cita previa en los centros de salud se perseguían
dos objetivos fundamentales: mejorar la accesibilidad de la población a los servicios y mejorar la
utilización del tiempo por parte de los profesionales. Sin embargo, en demasiados ocasiones, los
resultados no han sido los esperados, y se han vuelto contra los que en teoría iban a resultar
beneficiados, los pacientes y los profesionales. Y esto, con frecuencia, ha sido debido a un diseño y
gestión inadecuada de las agendas.
Un concepto previo que es imprescindible tener siempre presente es que las agendas deben
ajustarse a la realidad de cada ámbito, y no al deseado. La cita previa no sirve para disminuir la
demanda, sino para ordenarla. Si establecemos límites irreales estamos generando vías de acceso
paralelas, disfunciones evidentes y, en no pocos casos, acabamos culpabilizando al paciente por
hacer mal uso de los servicios, cuando realmente somos nosotros los que estamos haciendo mal uso
de la agenda. Si se quiere disminuir la demanda, las acciones a emprender no son la simple y
equivocada limitación del número de citas.
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días de antelación. Debemos tener en cuenta, que cuanto mayor es la antelación con que se
da la cita, mayor es el grado de incumplimiento (con 24 horas de antelación el
incumplimiento oscila entre el 5 y el 10%).
• Se han contemplado tiempos en común. Esta sería la primera decisión a acordar,
alrededor de la que se organizará toda la atención de consultas. El tiempo en común es el
tiempo de reunión, que puede ser de 2 ó 4 horas a la semana.
• Seguimos manteniendo agendas sectorizadas: Existe una cierta tendencia a definir
diferentes tipos de citas (programada / cita previa / espontánea ...) en tramos horarios
específicos. La separación entre visitas programas y de cita previa, y lo que es más grave el
establecer horarios de cita para consultas administrativas, es mantener la ya anticuada
filosofía en la que existían unas consultas que podríamos denominar “de batalla”, y unas
consultas de “calidad” que eran las programadas.
En realidad lo que ocurre con esto es que se generan tres tipos de pacientes: los
programados (a menudo forman parte de la ley de los cuidados inversos), los demás y los de
recetas. Estos dos últimos sino tienen la suficiente habilidad o patología aparente para
conseguir de sus médicos una visita programada, quedarán relegados a las consultas
espontáneas. Pero además, al dedicar una parte de la agenda a la consulta programada (a
instancias del profesional) el tramo horario que queda disponible para la persona que quiera
solicitar consulta “normal” o “una receta” queda muy restringido, existiendo por tanto una
merma en la accesibilidad horaria.
De todos modos, es evidente que hay determinados casos en los que vamos a necesitar una
consulta más larga, pero eso puede hacerse dando una cita que incluya 2 o 3 módulos de
citación según sea el caso. De hecho, si a todo paciente que sabemos que debe volver
(asistenciales previsibles), nosotros le damos la cita, podemos ajustar el tiempo de esa cita
según nos interese.
Protección a los dependientes o alto frecuentadores, de tal forma que no sufran la ausencia
de sus profesionales médico/enfermero de referencia. Ello se hace dando siempre cita a
esos paciente a la salida de la consulta, pero con fecha indicada por el profesional, que le
protege de sus salidas del centro a cursos, congresos,..., y lo que hace para ello es citarlo
antes o después de las ausencias previstas. Debe generarse agenda para, al menos seis
meses de tiempo. Ello obliga a los profesionales a establecer los calendarios de guardias,
rotaciones, permisos, ausencias previstas,... Cuestión de organización que se informa
oportunamente al Área de Atención al Cliente.
Siempre deberíamos controlar el número de las visitas concertables de enfermos crónicos y
hacer que éstas coincidan con las de enfermería (3 por médico y enfermera).
• Llevamos un sistema de control interno de los resultados de la analítica. Con el
objetivo de evitar el que el paciente tenga que llamar varias veces o sea citado de nuevo
para poder obtener sus resultados.
• Las agendas son de personas o de prestaciones. Debemos contemplar la posibilidad de
que un paciente citado pueda recibir en ese hueco horario todas las prestaciones que
precise para su atención, de tal forma que se le haga todo lo que hubiera de hacérsele en el
menor tiempo sin necesidad de varias citas para hacerse la analítica, el electrocardiograma y
ser visto por el médico.
• Tenemos una distribución homogénea de los “vacíos”. Una agenda bien diseñada no se
va a llenar completamente en la mayoría de los días. Cada visita no asignada es un tiempo
que puede invertirse de una u otra manera en función de su distribución.
Si todas las citas vacías quedan al final de la consulta, el tiempo sobrante no podrá
repercutir en el resto de pacientes del día, dado que ya habremos acabado la consulta. Para
que este tiempo pueda aprovecharse en una mayor dedicación al resto de usuarios debe
buscarse un diseño que permita que los espacios vacíos queden distribuidos a lo largo de
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todo el horario de atención. Estas citas marcadas no deben ser asignadas a ningún paciente
hasta que el total de las otras citas ha sido asignado.
Presencia de número correlativo de cita, para hacer consciente al paciente de la presión
que ejerce sobre el sistema.
• Se adapta a las variaciones de la demanda. El comportamiento de la demanda es distinto
en invierno y en verano, e incluso puede haber importantes variaciones entre días de la
semana. No parece razonable establecer agendas rígidas, sino que debemos intentar, en lo
posible un diseño ajustado a cada realidad concreta.
Podemos establecer agendas que se amplíen “automáticamente” cuando crece la demanda
utilizando un formato similar al comentado en el punto anterior. Así, dispondremos que una
de cada 6 o 7 consultas esté marcada específicamente, y sólo pueda ser asignada a un
paciente cuando se genere una espera superior a las 24 o 48 horas (en general no se
debería admitir una espera superior).
Sería importante tener una actitud de protección al bajo frecuentador, en lo relativo a dar
cita, aunque sea fuera de hora, y dar la información de las ofertas del centro, de forma
activa.
Las agendas han de contar con un conjunto de citas reservadas, para que si un compañero
no acude a su puesto de trabajo sin avisar, pueda salirse del paso inmediatamente
repartiendo pacientes, hasta poder poner la solución, que generalmente será a las pocas
horas. Pero el “agobio” se habrá solucionado sin demasiada extorsión a los pacientes.
Aprender a reestructurar la agenda “pasando pacientes a otros días” cuando el volumen de
visitas sobrepasa nuestra capacidad.
• Se han diseñado “Colchones” de recuperación de retraso. Por las propias
características de la actividad, con cierta frecuencia se generan retrasos en la entrada a
consulta. La existencia de espacios sin citas que actúan de “colchón” para recuperar los
posibles retrasos generados, puede permitir disminuir o minimizar los retrasos, aunque
puede tener el efecto, cuando la agenda está muy llena, de comprimir el resto de las citas al
tener una parte del espacio de citación no disponible.
• Dispongo de una agenda paralela médico-enfermera. Para posibilitar la actividad
interrelacionada de ambos profesionales, es preciso que las agendas de ambos
profesionales de una misma UBA sean paralelas.
• Se ha establecido un ritmo Individualización delos tiempos de consulta. Las agendas
deben contemplar los aspectos individuales, y ser adaptables en lo posible al profesional, no
al revés. Por tanto, sin dejar de respetar unos elementos comunes generales (el número de
visitas es uno de ellos), la distribución de las citas en la agenda debe individualizarse en lo
posible, en función del ritmo de cada profesional.
• Podemos gestionar la “expectativa de espera”. Aunque no es propiamente una
característica de la agenda, si que es algo que debe tenerse presente a fin de gestionarlo y
reducir su posible impacto negativo en la calidad de la atención. El hecho de dar una hora de
visita al usuario implica una determinada expectativa (ser visitado a la hora indicada).
Cuando se genera retraso, si este es importante, se incumple con la expectativa lo cual
genera insatisfacción. Pero si además el paciente desconoce el volumen de este retraso, se
queda sin una expectativa, sin una referencia de cuando puede ser visitado, aumentando su
insatisfacción progresivamente. Es necesario gestionar esta expectativa, ofreciendo
información que le permita conocer más o menos, la situación del retraso.
Existen diferentes formas de ofrecer esta información con sus ventajas e inconvenientes
(informar a la sala de espera del retraso cuando salimos a llamar a una nueva visita,
entregar el recordatorio de la hora junto con número de orden cuando se da cita al paciente,
colgar la lista de pacientes en la puerta de la consulta para que puedan comprobar que
están en la lista y el volumen del retraso...). Cualquiera de ellas puede ser válida si cumple
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44.. LLA
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La composición y distribución del personal influye en la organización del centro de Atención
Primaria y, por ende, en la consulta. Los equipos con escaso personal administrativo en un sistema
muy burocratizado como el nuestro, condicionan que los sanitarios acaben haciendo de
administrativos (ineficiencia asignativa). Es frecuente que el médico como máximo responsable
sanitario de su cupo de pacientes acabe responsabilizándo se de las carencias de personal y las
indefiniciones funcionales de éstos, realizando actividades burocráticas y rutinarias que, en el caso de
funcionar como personal independiente, se asignaría a personal administrativo o de enfermería.
Aunque idealmente el objetivo del Equipo de Atención Primaria (EAP) en otros países fue reforzar
la labor del médico, en el nuestro fue el de dar respuesta a los problemas y necesidades de salud de
la población asignada, distribuyendo y especializando la atención primaria según la oferta. Existen tres
maneras de trabajar en equipo:
• El modelo delegado. Es el habitual donde el médico delega funciones en otros sanitarios que
asumen funciones (complementarias y suplementarias) determinadas (enfermería: atención
de pacientes crónicos, control del lactante, etc.).
• El modelo de colaboración. Las labores son compartidas y cada integrante asume una
función (papeles sustitutivos).
• El modelo de asesoría clínica. Falta de definición de las funciones, que varían según los
centros.
Para dar una Atención Primaria de calidad a una población determinada, debemos trabajar en
Equipo y desde un planteamiento óptimo deberíamos definir primero qué atención vamos a dar y
cómo vamos a darla para decidir posteriormente qué recursos humanos vamos a necesitar, sin
embargo, esta no es una realidad en nuestros centros de salud. La multiprofesionalidad, entendida
como la actividad compartida del trabajo entre profesionales de distintas categorías dentro de un
mismo equipo, produce un aumento de la eficiencia y disminuye las cargas de trabajo; siempre que no
se dupliquen las actividades y los profesionales profesen una actitud resolutiva.
Siendo puristas, el verdadero equipo de atención primaria (EAP) sería el microequipo o la unidad
básica asistencial (médico/enfermera), habida cuenta de que tendrían el mismo objetivo, al que puede
añadirse a distancia el personal administrativo del centro y el personal de apoyo (auxiliares, asistentes
sociales, etc.), que atiende a una misma lista de pacientes. Sin embargo, dado que ningún paciente es
atendido por un solo integrante del EAP, ya que para su atención precisa administrativos, enfermeras,
auxiliares de radiología, especialista, personal de urgencias, podríamos considerar al equipo como un
ente que sale de los límites del Centro de Salud (C.S.) .
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coordinación con todos los médicos del centro y, por otra parte, posibilidad de encasillarse
en tareas poco apetecibles como las curas y los inyectables.
La actividad emblemática de este modelo organizacional es la consulta de enfermería, y su
ventaja es el conocimiento en profundidad de la actividad que se realiza. Algunos equipos
han utilizado estas consultas para recibir a los usuarios que acuden por primera vez al
centro de salud, para informar sobre el funcionamiento del centro, realizar actividades de
prevención y promoción de la salud, y registro de datos clínicos en historias de nueva
apertura. También es muy frecuente que la entrega de recetas de uso crónico se realice en
dicha consulta de enfermería.
• Sectorización de enfermería: Este modelo organizativo nace con un doble requisito: atender
a grupos familiares pertenecientes a un ámbito geográfico delimitado y disminuir la excesiva
de pendencia del médico que algunos sectores de enfermería han achacado a la
organización por cupos. Tras un estudio básico de la zona de salud la zona se divide en
sectores cuya población será atendida por una o dos enfermeras respecto a todas las
actividades (preventivas, curativas, administración de inyectables, etc.), excepto las
educativas grupales realizadas en la comunidad, escuelas, etc.
Entre las ventajas se asume que facilita el conocimiento de problemas familiares/sociales;
permite rentabilizar el tiempo de la visita domiciliaria así como la adaptación de las
actividades con la comunidad a las características socioclturales.
Pero, como inconvenientes se encuentra la necesidad de un mayor esfuerzo profesional y
necesidad de actualización, la dificultad añadida en la organización de las actividades y la
dificultad de coordinación de enfermeros y médicos. Por otra parte, no hay evidencias de
que este modelo responda mejor a las necesidades de la población.
• Unidad básica Asistencial (UBA) o Unidad de atención familiar (UAF): Definimos como UBA
al conjunto de profesionales (generalmente un médico y un enfermero), aunque pueden y
deben considerarse otras posibilidades: p.e. 2 médicos 1 enfermero compartiendo el mismo
cupo; 1/0.5 un médico por media enfermera: cada médico tiene una población y la
enfermera tiene asignada la población de ambos; 2/1 cada enfermera tiene su población y el
médico tiene asignada la población de ambos; 2/2 cada 2 médicos y 2 enfermeras, que
tienen la responsabilidad de ofrecer los servicios de atención primaria a una población
determinada, trabajan en equipo de forma complementaria, tienen criterios comunes con
visiones en ocasiones diferentes, y son vistos por su población como un equipo de trabajo
(Cebrián 2001). Así pues, no entendemos como UBA una situación en la que cada
profesional desarrolla las actividades propias de su rol uno al margen del otro. El profesional
de enfermería está ubicado en una consulta contigua a la del médico, preferentemente
intercomunicadas, y con el mismo horario. Este modelo favorece en gran medida la
coordinación entre los profesionales básicos de la atención primaria, médicos y enfermeras,
que atienden de forma integral a una población determinada, aumentando la eficacia en
cuanto a cribado oportunistico para actividades preventivas. En cuanto a los inconvenientes,
se le atribuye excesiva dependencia del médico y una dificultad en la organización del
acoplamiento entre la consulta de enfermería y la del médico.
En este nuestro contexto, consideramos que la organización más eficiente será la que optimice
estos recursos. Nosotros optamos en el modelo funcional de esta unidad básica de Atención (UBA),
independientemente de la forma de organización médico-enfermería. Este modelo permite garantizar
una mejor coordinación entre los distintos profesionales que intervienen en la atención al usuario; así
como una mejor oferta de servicios en lo que respecta a su accesibilidad sin perjudicar la
identificación de los profesionales de enfermería. De todas formas, los conceptos en los que se
fundamentan los cambios organizativos, y la mayoría de propuestas que platearemos en ese sentido,
son aplicables independientemente del modelo de relación entre estamentos que tengamos.
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En la conceptualización del modelo UBA, se contempla que existen unas funciones propias de
cada profesional, pero también existen unas actividades que puede desarrollar cualquiera de ellos. De
este modo, cada profesional desarrolla las actividades propias de su rol, se abordan los problemas de
la población de forma verdaderamente multidisciplinar, y la parte del trabajo que pueden realizar tanto
unos como otros, se va a distribuir en función de la disponibilidad. Esta intersección de funciones es la
que dota a este modelo organizativo de elasticidad por su capacidad de adaptación a la variabilidad
de las necesidades y situaciones. Cuanto mayor es la intersección, mayor es la elasticidad y, por
tanto, mayor la capacidad de adaptación. Pero además, esto permite la personalización del trabajo de
cada UBA en función de los intereses y capacidades de las personas que la componen. En cada UBA
el contenido de este espacio común puede ser cualitativamente distinto.
MÉDICO
INDISTINTO
ENFERMERÍA
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Con este planteamiento se conseguiría, sin que ello implicara un descuido de las actividades
propias de enfermería:
• Atender a usuarios que habían solicitado visita con el médico, enfermería llega a una mayor
población y se presenta como profesional diferenciado que trabaja en equipo con el médico
• Dar a conocer a estos pacientes los servicios de enfermería y permite ofertarles la
posibilidad de solicitar consulta con este profesional para determinados problemas de salud.
• Una oportunidad para aumentar la cobertura de actividades preventivas.
• Diversificar la actividad de enfermería más allá del seguimiento de patologías crónicas o la
realización de técnicas.
• Captar o recuperar pacientes con patologías crónicas susceptibles de seguimiento en
consulta de enfermería.
PARA AMPLIAR:
Ubeda Bonet, I.; Roca Roger, M.; García Viñets, L.: Enfermería de atención
primaria: un análisis crítico. Enfermería Clínica. 1999. 9(5) 226-229.
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Siendo éstos los objetivos, las condiciones funcionales y estructurales de la UAC deberán estar a
su servicio, modificándose aquello que dificulte el alcanzarlos.
La UAC, y en concreto el “mostrador de admisión” es también el lugar donde el concepto de
imagen corporativa alcanza su mayor exponente. Sin embargo, su diseño y configuración ha sido en
la mayoría de los Centros de Salud, obviado y mal ajustado. El color, la rotulación, la estructura, la
uniformidad, la limpieza, la información, etc..., definen el conjunto de condiciones que conforman de
cara al paciente una imagen agradable y aceptable de lo que le puede ofrecer el sistema sanitario, o
por contra genera una imagen de rechazo. El “mostrador” es el espacio donde se produce la
actividad fundamental de las unidades de Atención al Cliente (UAC), y debe estar diseñado para
facilitar la labor a los profesionales que en él trabajan, así como permitir la máxima comodidad y
prestaciones para los usuarios.
PARA AMPLIAR:
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4.3.1.2 La Estructura
La UAC propiamente dicha es el conjunto de Recepción, Administración y Archivos. Ha de ser un
conjunto físico arquitectónico para que pueda ser funcional, es decir, que han de ser tres áreas
físicamente juntas, y para ello debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
• Situación: la UAC ha de estar situada en la zona de máximo tránsito, cerca de la entrada del
centro, evitando estar situada en pisos superiores.
• Distribución: Debe existir un despacho de administración o sala de acogida; sala pequeña
que sirve tanto para la realización de tareas administrativas en ambiente aislado, como
para la atención al cliente (1a visita de acogida, quejas, etc) en un lugar y ambiente
adecuados. Esta sala ha de estar anexa al área de recepción.
• Salas de espera: deben considerarse funcionalmente como espacios de la UAC, pues
dispondremos a través de ella de gran capacidad informativa. Tengamos en cuenta que el
80% de la población pasa y guarda espera en ella. Debemos cuidar por tanto la
disponibilidad de folletos informativos, etc. Es un termómetro fiable, si el centro "parece
vacío" es que su organización funciona.
• Archivo: debe estar anexo a recepción y disponer del espacio suficiente para la salvaguarda
y gestión de todas las historias clínicas del centro. En general las Historias se archivan por
fecha de nacimiento. En los centros informatizados éste pasa a ser un archivo histórico, y
debe habilitarse una sala aparte donde centralizar el servidor y aparataje electrónico
relacionados. Ambas salas se podrán cerrar con llave y dispondrán de sistemas de alarma
antirrobo.
• Zona de Recepción-Administración: en el área de trabajo deben distinguirse dos espacios
claramente diferenciados. El espacio de cara al público, “atención directa-recepción”,
donde trabajaremos en contacto físico con el público y el espacio a espaldas del público,
“atención telefónica-oculta”, donde trabajaremos sin contacto directo con el público. Siendo
necesario tener en cuenta las modificaciones de telefonía, de instalación eléctrica e
informática; definiendo zonas de conexión, salidas de cables y en especial aislando, la
línea de ordenadores del resto del sistema eléctrico, utilizando distintos diferenciales. La
telefonía es un elemento estructural clave; deben existir tantas líneas de entrada como
puntos de gestión de cita previa, a las que acceder con un. Único número telefónico
(sistemas de salto). A ellas deben sumarse, una línea de fax, línea de Intranet-Internet y
una línea para uso interno. En un centro informatizado, allí donde pueda sentarse a
trabajar un administrativo, debe haber un PC y un teléfono" manos libres".
• El mostrador: sus características físicas deben favorecer la comunicación con el paciente y
es importante situar al administrativo y al paciente a la misma altura. El modelo de
mostrador bajo, tipo" mesa corrida" con los monitores de PC encastrados, nos parecen los
más útiles, al romper con todas las barreras físicas. Hemos de prever la existencia de sillas
para el público al menos en un lateral para las gestiones "lentas" (lT, dar de alta en la TIS a
una familia...), o pasarlos al despacho de administración. Debemos cuidar la
confidencialidad en el mostrador, asegurando las condiciones para que pueda
establecerse con corrección "la cola", (aunque no necesitamos recordar que el objetivo es
que no haya cola...). Son de gran interés: paneles y señales en el suelo de "espere aquí su
turno ..."; los cordones o líneas en el suelo que delimitan con claridad la zona de cola. De
forma que cada vez entre una sola persona para ser atendida por un administrativo.
• La Administración es el espacio resguardado del contacto físico (y si es posible de la vista)
directo con el paciente. Es allí donde realizaremos las labores "sin usuario" como
secretaría, estadísticas, recetasrepetidas, etc... y sobre todo la cita previa telefónica.
• La señalización: es un elemento a cuidar mediante una identificación de la propia UAC,
indicando claramente la unidad y sus funciones. Un directorio en el que aparezcan la
relación y ubicación de profesionales y responsables del centro, así como de las
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diferentes salas o servicios (botiquín...) en lugar visible del UAC. Ha. de aparecer el
nombre de todos los componentes del EAP (facultativos, personal de enfermería y
personal administrativo). El centro debe estar "limpio de normas" sin los típicos carteles
con las más diversas normas de buena conducta.. Únicamente en la puerta debe figurar el
horario de apertura del centro y horario y ubicación del Punto de Atención Continuada. El
lema es más un "todo se cita, pregúntenos", que "apréndase Ud cómo funciona este
centro".
Todos los procesos clave se realizan “con Usuario”, mientras que en la mayoría de los procesos de
soporte y estratégicos se realizan “sin usuario”. Este listado tiene una lectura en positivo en lo que
supone de afirmar, p.ej., que la gestión de la Receta Repetida es una tarea administrativa. Pero sobre
todo, no debe tener una lectura Negativa; no quiere decir que los sanitarios no deban dar una cita, ni
que ésta u otra lista de tareas implique no hacer lo que no figuré allí.
Teniendo una estructura, un personal (polivalente) y una idea cabal de lo que hace o debiera hacer
la UAC, para organizarnos de manera eficiente, un primer paso debe de ser el de separar y contar los
servicios. Contar es sencillo a través del oportuno registro, basta una semana durante la cual cada
administrativo va registrando las tareas que va realizando. Si el epígrafe "otros" es excesivamente
grande, con la experiencia de esa semana lo desglosaremos. De esta sencilla forma podemos saber,
qué hacemos, cuando y cuanto tiempo nos ocupa cada tarea. A la hora de registrar es conveniente
tener en cuenta dos categorías: Servicios que supongan o no contacto directo con un cliente, y
servicios realizados o no en mostrador de la UAC (contacto personal).
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La labor diaria de la UAC define el flujo diario de pacientes. Esta función no puede ser pasiva "de
cumplimiento de normas múltiples y unívocas", sino una función activa y para lograr "que el paciente
sea atendido en el circuito más simple posible". La norma o guía de actuación administrativa se salta
si es preciso para la resolución del problema concreto. Y todos sabemos que nadie toma decisiones si
no se siente capacitado para tomarlas y respaldado en su cumplimiento. El administrativo debe actuar
como un gestor de pacientes dentro del centro de salud, es el centro de "control" de flujos internos, y
como tal ha de tener autonomía de decisión. Evidentemente, es función del director el impulsar este
traspaso de autoridad y responsabilidad, que tendrá otro efecto saludable, la homogeneización y
simplificación de los procesos comunes.
Existe una regla de gestión que define que en un proceso productivo existen una o varias tareas
(pocas) que limitan y por tanto definen la capacidad total de la producción. Y lo más importante todo el
proceso productivo deberá ponerse al servicio de superar la limitación, como forma de aumentar la
capacidad productiva global. En la UAC el limitador principal es la Cita y en segundo lugar el trasiego
de las Historias Clínicas.
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personalizada para cada profesional en lo referente a sus bloques horarios y duración de las
consultas. Generalmente, el software utilizado permite otras posibilidades, tanto en cuanto
se introduzca la información; por ejemplo, datos de morbilidad o de alerta en la base de
datos poblacional, motivos de consulta, etc. así, como en el modelo que informatización
integral de la Atención primaria, el acceso a una historia clínica informatizada, desde la
agenda de consulta, que permitiría a su vez asegurar el siguiente punto
• Control del circuito de historias: podemos aumentar en al menos un 30% la capacidad de la
UAC, eliminando el trasiego de Historias de Papel.
• Control de la cita concertada: la cita concertada tiene un gran peso sobre el mostrador, y
debiera evitarse en la medida de lo posible. Teniendo en cuenta que el 50% de las consultas
médicas y el 90% de las de enfermería son citas concertables, un objetivo realista sería que
el 30% de las citas sea dado por los sanitarios.
• Priorizar la cita previa telefónica: debemos priorizar el teléfono y el Back-Office de forma que
la mayoría de citas se den por teléfono. Podemos cifrar en 4/1 la capacidad de cita por
teléfono en relación al mostrador. Conviene reservar un puesto para la cita telefónica, que
nunca estará vacío, no sólo por ofrecer una mayor accesibilidad sino también porque un
usuario que no se ha desplazado hasta el centro de salud es más fácilmente adaptable a
venir otro día si así se le ofrece. Todos deben saber que deben dejar lo que hacen para
coger el teléfono, ¡cada llamada telefónica que no se responde es un fracaso!. En general, la
citación telefónica se sitúa alrededor del 70-80%. Las necesidades de líneas telefónicas se
establecen en una línea cada 150 consultas. Se recomienda una relación de dos puestos de
“atención telefónica-oculta”, para tres de “atención directa-recepción”.
• Definición de un puesto de "gestiones lentas": en el mostrador se debe distinguir un puesto
al que se desvían los (trámites de TIS...), a fin de evitar que tres personas coincidentes con
esas demandas nos bloqueen el mostrador. Es útil también prever una agenda de UAC para
citas concertadas.
Pueden existir diferentes modelos de cita previa en función, básicamente, de dos parámetros, el
límite del número de citas, y duración fija o variable de estas. El limite de citas permite una mejor
planificación del tiempo y facilita la posibilidad de homogeneizar la demanda (evitar “picos”), aunque
ello requiere una actitud activa del personal de admisión. Dado que no se puede generar lista de
espera requiere que se establezcan mecanismos para dar respuesta a las demandas que deben
hacerse en el día y superan el número límite impuesto. El gran inconveniente de la limitación de citas
es cuando esta se hace con cifras poco realistas y tiende a generar espera o sobrecargar los circuitos
paralelos o irregulares.
Hablamos de citas de duración fija cuando cada cita tiene un tiempo establecido en la agenda que
es independiente del volumen de demanda existente. Por el contrario, hablamos de visitas de
duración variable cuando la duración de éstas varía en función de la demanda. Esto último se
consigue estableciendo módulos de un tiempo determinado, por ejemplo de 15 minutos, y se va
citando a una persona en cada módulo hasta llegar al último, volviéndose entonces a empezar por el
primero, y así sucesivamente hasta alcanzar el límite de citas o citar a todas las personas que lo
hayan solicitado. Al final en cada módulo de 15 minutos puede haber 2, 3 o 4 citas en función de la
demanda existente.
En los inicios de la cita previa en nuestro país se empleó con mayor frecuencia el sistema de citas
con duración variable, tanto sin límite de citas como con límite (en cada módulo de 15 minutos podía
citarse un máximo de 3 pacientes). En la actualidad el sistema de citación empleado es el de citas de
duración fija y con límite en su número. La mayoría de aplicaciones informáticas admiten sólo esa
modalidad, aunque algunas de ellas permiten desarrollar agendas que pueden imitar el sistema de
citas de duración variable.
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Se han ensayado sistemas de citación de los pacientes mediante carta personalizada, en la que
se proporciona una cita o se refiere al paciente al centro de salud para solicitar dicha cita; a veces se
complementa con diversos sistemas de recuerdo o recita, ya sea telefónicamente, por visita a
domicilio de enfermería o ambos secuencialmente, obteniéndose buena respuesta en alrededor del
75% de los casos.
Si bien pueden considerarse buenos resultados globales, el esfuerzo y el coste que comportan
hacen que su utilidad quede restringida a casos muy específicos. El objetivo fundamental de esta
modalidad de citación sería aumentar la captación activa de la población no consultante, que, según la
ley de cuidados inversos, sería la que tiene mayor necesidad de atención. No es útil, sin embargo,
para los estratos de población más deprimidos y marginales, pero sí en casos como, por ejemplo,
aumentar la cobertura de un programa de diagnóstico temprano de cáncer genital en las mujeres o
cribado de cáncer colorrectal. La utilización de este método requiere disponer de un correcto listado
de direcciones postales, si no se quiere obtener un alto número de cartas devueltas por dicho motivo.
Una de las posibilidades de gestión de la agenda es la de distribuir la demanda de forma más o
menos homogénea entre los distintos días de la semana, minimizando los picos que suelen darse en
algunos días si la demanda se distribuye de forma natural. Ello se hace en parte con las citas desde la
consulta, que permiten orientar a los pacientes que citamos hacia los días en que la demanda suele
ser menor. Pero también es fundamental para ello la colaboración del personal administrativo. Este
debería intentar diferir la visita para días posteriores cuando observa que la agenda de un
determinado día está ya bastante llena. Esto mediante una agenda con distintos colores o
modalidades de cita no resulta demasiado difícil.
Por último, una consideración respecto a la actividad de “filtro” del personal administrativo de las
demandas de atención urgente o en el mismo día. Cuando las agendas no están bien diseñadas y se
genera lista de espera hay pacientes que no quieren esperar y quieren ser atendidos en el mismo día.
Para estos casos se establecen circuitos de pacientes sin cita o urgencias. No es infrecuente que el
personal médico recrimine a los administrativos el haber pasado como urgencia o sin cita a pacientes
que podían perfectamente haber esperado. De alguna manera esperan que el administrativo actúe
como filtro de esa demanda de cita presuntamente inadecuada.
En realidad el administrativo no puede en ningún caso “filtrar” a un paciente que asegura que su
visita debe hacerse de forma urgente o no puede diferirse para otro día. Eso lo puede hacer el médico
una vez ha visto al paciente, pero no debe pretenderse que sea una responsabilidad que asuma el
personal administrativo.
PARA AMPLIAR:
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pero con número de HSAP independiente del archivo general); y cumplimentar hoja de curso clínico,
sin abrir HSAP, a aquellas personas atendidas ocasionalmente.
La HSAP o la hoja de curso clínico se abrirá por parte del personal administrativo en el momento
en que el paciente acuda por primera vez al CS. Las hojas de curso clínico de los pacientes sin HSAP
deben permanecer archivadas conjuntamente durante algún tiempo ya que son el único comprobante
de la atención prestada.
Como hemos indicado, la extracción y archivo de las carpetas de las historias en papel, es el
segundo límite de la UAC. Aquí también tenemos un problema de visión; un servicio de alto valor para
el profesional sanitario, lo es de bajo valor para el administrativo. La informatización integral de la
Atención Primaria, esta modificando esta función de la UAC, automatizando el proceso de forma
completa, pero en este caso deberíamos valorar como hacemos el paso de HSAP en papel a la
informatizada.
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Entre las actividades que deben realizarse para garantizar el servicio de información, tenemos:
• Debe establecerse un sistema de recepción y de atención a los usuarios donde se incluyan
de forma práctica las fórmulas de atención en cita previa y en cita telefónica.
• También debe realizarse una recopilación de toda la información necesaria y útil para la
prestación de los servicios de información y atención al usuario. Esta recopilación se editará
y se distribuirá a todo el personal que presta servicios de información y atención al usuario,
así como al resto de personal del centro interesado. Se actualizará mensualmente
comunicando al personal citado las novedades o variaciones habidas y al menos una vez al
año se volverá a editar una nueva recopilación.
• Difusión de la información: Se deben establecer las normas de utilización de los tablones
informativos, paneles, carteles etc. existentes en el centro y sobre la actualización de los
mismos. También se han de definir las normas de distribución del material informativo
existente (folletos, guías).
• Recopilación de procedimientos: Se ha de realizar una recopilación de los procesos que se
están realizando en el centro. Esta recopilación se editará y se distribuirá en las zonas de
información y admisión, actualizándose periódicamente comunicando al personal de
admisión de las novedades o variaciones.
• Atención y tramitación de las sugerencias quejas y reclamaciones.
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La mejor organización es aquella adaptada a la naturaleza humana, en lo bueno y en lo mala. Por
desgracia nos empeñamos en tener una visión excesivamente idealizada o, por el contrario,
demonizada de las personas.
A las personas nos gusta tener margen de maniobra, posibilidades de participar,
autorresponsabilidad, y que nuestro esfuerzo “extra” sea reconocido y/o recompensado. Pero también
aprovechamos los menores resquicios para relajar nuestro esfuerzo, sacar ventajas indebidas de
nuestra posición jerárquica, e iniciar juegos sociales de poder dentro del equipo con resultados
funestos. La mejor organización es aquella adaptada a estas tendencias.
Por desgracia en los Equipos de Atención Primaria suele haber poca reflexión en relación a lo que
podríamos llamar “ingeniería organizacional”, es decir, de cómo podemos influir en los equipos de
trabajo para lograr una mejor ergonomía funcional y clima interno. El término tan de moda de
“organizaciones que aprenden”, se refiere en parte a esta capacidad de ir poco a poco perfeccionando
la organización para adaptarla a las características cambiantes de las personas que la componen y
del entorno en que trabajan. Algunos principios par lograrlo son:
• Partir de la filosofía de que la organización actual no está “acabada”, sino que es siempre
susceptible de perfeccionarse.
• Basarse en las inquietudes del cliente externo para detectar los aspectos que requieren una
intervención más urgente. Crear para ello buzones de sugerencias, encuestas de
satisfacción, entrevistas o reuniones de opinión.
• Tener espacios de participación de los trabajadores para escuchar sus inquietudes, y sacar
las enseñanzas correspondientes. Siempre aplicar el principio de “donde hay quejas
generalizadas hay algo que puede y debe mejorarse”.
• Crear responsabilidades y delegar para que la estructura de poder sea permeable y posibilite
muchas aportaciones de los miembros del equipo.
• Hacer del cambio una rutina que, como tal, no exija un esfuerzo extra.
Los Centros de Salud, tienden cada vez a ser más grandes, y esto plantea un problema de
comunicación y la transferencia de información entre sus integrantes, dificultando su coordinación y la
implicación de sus miembros con la organización, así como su identificación con los objetivos, misión
y visión. La organización funcional con una estructura centralizada, piramidal por estamentos y
jerárquica, sustentada por un soporte de dirección externo al propio EAP, ha conducido en muchos
casos, a una organización interna de los EAP en la que aparece una desvinculación de los
profesionales respecto a la empresa, un incremento en el consumo de recursos, e insatisfacción y
dificultad en el desarrollo profesional de los miembros del equipo.
Esta situación asociada a factores de sobrecarga laboral, como envejecimiento de la población,
escasos recursos, poco tiempo para las visitas, una pobre o nula incentivación, económica, personal y
profesional, asociada a una pobre definición de del catálogo de servicios en atención primaria, así
como las funciones generales imprecisas para las direcciones de cada centro, ha conducido al
ejercicio por mera supervivencia.
Intentar cumplir los objetivos del contrato programa, lidiando al tiempo con las exigencias y
necesidades de los ciudadanos, e intentando mantener un nivel científico apto, basándonos
exclusivamente en nuestro esfuerzo profesional, es un equilibrio mantenido por la propia coherencias
profesionales pero difícilmente compatible con la presión asistencial.
En este contexto, la mayoría de organizaciones en atención primaria orientan sus actividades bajo
la dirección procesos, en donde todo el EAP, sanitarios y no sanitarios puedan asumir mayor
responsabilidad y riesgo, en un contexto de organización transversal. Una dirección por procesos,
inevitablemente requiere una mayor implicación de las personas en la organización, con una gestión
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integrada de todo el conjunto de actividades. Las organizaciones sanitarias de atención primaria, los
prestadores de servicios, los equipos de atención primaria (EAP) pertenecen al grupo de
organizaciones en que su razón de existir es la de satisfacer las necesidades de salud de la
población, y ofrecen un servicio de resolución de los problemas de salud. Como en cualquier
organización de servicios, existen unas fuerzas que desencadenan y provocan la aparición de
necesidades en las organizaciones de servicios. Estas fuerzas son perfectamente reconocibles en
nuestro contexto de atención primaria, y las principales son:
• El poder del cliente. Cada vez más el cliente puede escoger dónde acudir a ser atendido, y
esta capacidad de elección le proporciona un poder importante. El cliente escoge ser
atendido en urgencias o en el centro de atención primaria, en un centro o en otro, en una
empresa pública o en una privada.
• Existe un cambio del producto al servicio. Cada vez es menos cuestionable si los centros de
atención primaria previenen, curan y cuidan las necesidades de salud de una población; es
obvio que realizan todas estas actividades, pero sí existe un cambio hacia cómo
desarrollamos todas estas actividades, en qué entorno físico, con qué trato, en qué
ambiente, respetando la intimidad y confidencialidad, cómo informamos, cómo
comunicamos... Todo ello es el servicio que acompaña a nuestro resultado técnico.
• La satisfacción del cliente sobre la base del tiempo de respuesta. Nuestros pacientes cada
vez nos exigen una respuesta en el menor tiempo posible, principalmente porque es su
tiempo, pero también porque nuestros competidores realizan el mismo servicio en menos
tiempo.
• Existe una impresionante explosión tecnológica en nuestro entorno; cada día nuevos
instrumentos provocan una cambio en nuestras formas de trabajar, siendo difícil la
predicción del futuro.
Estas fuerzas del mercado provocan unas necesidades en las organizaciones de atención primaria.
La gestión de procesos es una de las "herramientas" de gestión que mejores resultados puede
proporcionar actualmente a cualquier tipo de empresa u organización de trabajo y tiene por objetivo
aumentar su eficacia, y entre las razones que justifican su utilización se encuentran:
• Flujos de trabajo multidepartamentales y/o multidisciplinares.
• Frecuencia de ineficiencias en procesos complejos.
• Variabilidad en procesos repetitivos.
• Necesidad de una herramienta para sistematizar las actividades de los procesos.
• Necesidad de adecuar los servicios a las necesidades/expectativas de los clientes.
• Conveniencia de indicadores para medir la efectividad y eficiencia de los procesos.
• Exigencia actual de aplicar la mejora continua a todas las actividades de una organización.
• Facilita la evolución desde organizaciones tradicionales verticales a estructuras más
flexibles que trabajan de forma horizontal.
El tamaño del centro afecta al control que podamos ejercer sobre nuestra consulta. La interacción
de ésta con el equipo es mayor cuanto mayor es éste. Nos será más difícil solucionar personalmente
problemas organizativos generados por la mala organización del centro cuando éste sea de gran
tamaño. Aspectos como las urgencias, los pacientes comunes, situaciones de demandas no
demorables, la atención continuada, los pacientes fuera de cita, los pacientes institucionalizados en
residencias de tercera edad dependientes del EAP, lo que ve el médico y ve enfermería. Son siempre
problemas a discutir y trabajar en un contexto de equipo, en consecuencia, en centros de salud con
una mala comunicación entre sus miembros y una organización deficiente, la gestión particular de la
consulta influirá más o menos en la presión asistencial según el tamaño del centro; más si el centro es
pequeño que si es de gran tamaño.
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poco eficiente y/o profesionales con determinadas dificultades y sesgos, los factores del profesional y
la organización podrían explicar mucho mas del 50% de la variabilidad de la utilización. En ciertos
cupos de pacientes con numerosa y complicada morbilidad, los factores del usuario también
explicarían por encima del 50%. Algunos estudios refieren un mayor peso de los factores
poblacionales, muy por encima de los factores organizativos.
Se ha descrito que un 50% de los médicos de atención primaria reciben más de un 20% de visitas
inadecuadas o innecesarias. A esto deberíamos añadir que un 10-15% de los pacientes consumen
alrededor del 50% de las visitas del médico de familia en un año.
PARA AMPLIAR:
Martín Araujo. J.; Trabajo con demanda excesiva. Formación Médica Continuada
en Atención Primaria. 1998. 5(9): 572-581.
Alastrúe loscos, J.I.; Ripoll Perelló, J.; Galiano de los Aires, M.T.; Ponce Moya,
E.; Giner Valero, M.; Gracia Romero, L. ¿Es posible disminuir la demanda en
los Centros de Salud? Análisis del exceso de demanda"”en un Centro de
Salud Urbano. Centro de Salud. 1996: 4(4); 223-231.
Loayssa lara, J.R.; Indurain Orduña, S.; Extremera Urabayen, V.; Agreda Peiró,
J.; Extramiana Cameno, E.; Vilches Plaza, C.: Los médicos de familia y la
demanda asistencial. Una Encuesta de opinión. Atención Primaria. 1997: 20(1);
34-40.
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centros la principal limitación es la consulta médica, y para su solución es imprescindible junto con
una adecuada gestión de agendas y organización del centro) la llamada desburocratización.
Para dar el paso al “no sacar historias”, podemos sugerir tres modelos o experiencias, basadas
todas ellas en la constatación de que la decisión a tomar en consulta médica requiere (o depende) en
un 10% de la consulta de datos de la historia:
• Renunciar a la Historia en Papel: supone una decisión de "cambiarse de cupo, con la ventaja
de conocer a todos". A partir de una fecha no se sacan historias y todo se registra
informáticamente. Algunos centros han aprovechado el cambio de ubicación para dejar el
archivo de historias en el centro viejo. Ventajas: da gran credibilidad ante la UAC y es el más
rápido, facilitando la dedicación de la UAC a tareas de mayor valor (lT, Re.); la experiencia
dice que a los 6 meses, el 90% de la información clínica relevante está informatizada.
Desventaja: la evidente de la ausencia de la HC en consulta, subsanable con la demanda
puntual de la misma,
• "Me sacas la HC cuando la necesite": no se sacan las HC de los pacientes citados a
consulta, pero la UAC se compromete a que el profesional disponga de ella en menos de un
minuto si la solicita. Para ello es necesario garantizar el sistema de comunicación con el
archivo, para que este la localice "de inmediato". Ventaja: eliminamos rápidamente la tarea
de sacar historias y crea seguridad en el facultativo. Desventaja: emplea importantes
recursos en la gestión de las historias solicitadas.
• "Te voy indicando las que no necesito que me saques". En este caso el profesional "pasa al
ordenador" los elementos fundamentales de la Historia, y dicha historia queda" marcada"
para el UAC de forma que no se extraiga en una siguiente cita. Desventaja: lo lento del
proceso lo hace inviable para el conjunto del centro. Ventaja: supone un compromiso del
facultativo con el objetivo y debe ser contemplada en alguna fase o con elementos aislados
dentro del proceso de cambio.
Cualquiera de estos métodos son válidos y pueden convivir varios de ellos, siendo fundamental la
tranquilidad y el respeto de los ritmos de cada persona. En todo caso lo imprescindible es el definir
una fecha de “no sacar historias”, y la constatación del avance en el objetivo, cualquiera que sea la
combinación de métodos usada.
PARA AMPLIAR:
Aldanondo Gabilondo, J.A.; Oyarzabal Camio, J.I.; Arboniés Ortiz, J.C.: ¿Cómo
modifican la relación médico-paciente los ordenadores en la consulta?.
Formación Médica Continuada en Atención Primaria. 1999; 6 (9):571-57
Alonso López FA.: Transición de registros manuales a mecánicos: experiencia en
informatización. Cuadernos de Gestión. 1998; 4 (2): 86-93.
Alonso lópez FA.; Ruiz Télles, A.; Guijarro Eguskizaga, A.: De la informática
como obstáculo a la informática como excusa: mirando hacia el futuro.
Atención Primaria. 1995. 16 (10); 579-583.
Blanquer Gregori JJ. Historia clínica informatizada. EN: Informática en APS.
Curso a Distancia 300 horas. 2001. SemFYC.
Blanquer Gregori JJ. Proceso de informatización de un equipo de Atención
Primaria, herramientas para su gestión. EN: Informática en APS. Curso a
Distancia 300 horas. 2006. SemFYC.
Alonso López F.A, Historia de Salud Electrónica. EN: Informática en APS. Curso
a Distancia 300 horas. 2006. SemFYC.
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ECG. Seguramente, en ese período, ya habrá acudido más de una vez a consulta por otros motivos,
no es preciso que nosotros incrementemos innecesariamente esa frecuentación.
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Llop, C.; paredes, S.; Llor, C.: Paciente hiperfrecuentadores en medicina general:
un intento de reducir las visitas. Centros de Salud. 2000: 8(7); 456-459.
Llop, C.; paredes, S.; Llor, C.: Paciente hiperfrecuentadores en medicina general:
un intento de reducir las visitas. Centros de Salud. 2000: 8(7); 456-459.
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Por todas estas razones, y con el objeto de evitar la degradación asistencial se hace preciso
realizar una reforma sustancial de la Atención Primaria, una vez cumplidas dos décadas de desarrollo,
y que concentramos en los siguientes aspectos clave.
5.4.2 DE LA FINANCIACIÓN
9. Capitación dinámica, o financiación capitativa dinámica. El "Dinero sigue al paciente". No hay
problema con tener 1.500 o 3.000 pacientes, si cada paciente llega al centro con su presupuesto/
año y el centro puede disponer de ese capital para ordenar recursos.
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10. Gestión económica, tanto para Gerentes, Gestores, como Centros, del tipo Contabilidad
Patrimonial ( vinculación de capítulos presupuestarios, a modo, o realmente, de ingresos y
gastos, o sea, concepto de gasto global ) para evitar la rigidez de las contabilidades
presupuestarias (Ej.: sobra dinero en el epígrafe de puertas y no es posible adquirir un
ordenador).
11. Reversión de lo ahorrado, o de parte de ello, en la visión de globalidad presupuestaria. Ej., si
ahorra en farmacia, respecto a la media de gasto esperado, podría contratar a personal o adquirir
bienes para el servicio, sin conculcar, nunca, los derechos sindicales de contratación, orden de
listas de empleo, etc.
12. Multifinanciación. Pueden venderse servicios a otras organizaciones. Puede abrirse el servicio a
otros colectivos, Ej. Mutuas, accidentes de trafico, IT, con financiación. De interés para Gerencias
de Áreas y por tanto para Centros, por fuentes extras de financiación. Estimulo de la
competencia.
13. Modulación por tramos de actividad, específicamente tasados económicamente, con
establecimiento de mínimos de oferta. Módulo de atención diaria de lunes a viernes y Atención
domiciliaria, de 9 17; Módulos de atención continuada, tardes, noches, fines de semana;
módulos de hospitalización domiciliaria; modulo de atención paliativa, módulos de gestión de
algunas camas en hospital; etc., cada módulo baremado con un dinero por paciente, pudiendo
cada centro optar por esos servicios, según posibilidades.
14. Capacidad de compra real de la Atención Primaria a la Atención Especializada. "El dinero sigue al
paciente". Disponer del dinero para pagar a los servicios de especializada. La Atención Primaria y
la Atención Hospitalaria nos comenzamos a tratar como clientes, luego nos interesamos
mutuamente, con un solo objetivo: la aceleración de los procesos de los pacientes y la mejor
resolución de sus problemas. Ej.: No existiría la "prescripción inducida", dado que el servicio
especializado, podría ver perdido su servicio, de eludir los criterios de eficiencia del servicio de
salud.
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19. Medición del 100% de la actividad y en base a la efectividad, con disposición accesible de esa
información. Rechazo frontal a las mediciones parciales, o centradas en el proceso, por el
negativo sesgo que han introducido. Y mediciones en base poblacional y epidemiológica.
20. Análisis global de la actividad, incluyendo los costos y la actividad de la Incapacidad Temporal
(IT), por la oportunidad de financiación negociación, en la reversión de ahorros por acortamiento
de procesos, ventajoso para los pacientes, los servicios de salud y las Mutuas. Estimulo de la
negociación ganador ganador, en beneficio del paciente, con las mutuas.
21. Respeto deontológico al secreto profesional, por no ser precisa más que una determinada
parcela de información clínica del paciente identificable a su persona, para la continuidad de la
asistencia, y ninguna para la gestión. Tamizado, por tanto, del uso de las tecnologías de la
información, por limites éticos, no técnicos y de acuerdo a la pertinencia, relevancia y
temporalidad del acceso y acopio de información.
22. Alta disponibilidad de la información clínica por parte de los profesionales asistenciales, quienes
más la necesitan. El alejamiento y la concentración de la información de los centros de salud
generan desconfianza permanente, en los gestores centrales de la información, sobre los
verdaderos usuarios, los profesionales y limita el I+D+I por la complicación de las trabas propias
e intrínsecas de un sistema burocrático, cuando así se plantean, comprobado reiteradamente.
23. Incentivos contra estándares de resolución y no contra el gesto o comportamiento "histórico"
favorecedor solo de los peores comportamientos. Incentivo no solo por mejora , sino también por
mantenimiento, por estar en zonas por debajo de las medias esperadas, hoy penalizado.
24. Aparición de incentivos positivos o negativos. Juego al riesgo. Posibilidades de competencia y
mejora por encima de lo estándar.
25. Incremento de la capacidad de negociación de los Gerentes de Atención Primaria, para permitir
los extremos de los puntos anteriores.
PARA AMPLIAR:
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66.. B
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A::
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