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ANDRES BELLO:

Ilustre humanista, nació en Caracas en 1781, puede considerarse como la

figura “intelectual más destacada” y de Andrés Bello se conoce que era de

contextura débil en la apariencia, facciones delicadas y expresivas, un carácter

serio, frecuentemente meditabundo, a veces algo melancólico y un

entendimiento precoz, vigoroso y perspicaz, Las notas de sus contemporáneos

-Bolívar, Álamo, Fernández Madrid- o de quienes las trazaron por trato

posterior (Amunátegui) o por tradición auténtica -Juan Vicente González,

Arístides Rojas-, nos dan un retrato bastante exacto de cómo era Andrés Bello

en la época de su vida -adolescencia y juventud- cuando se definen los rasgos

individuales. Las cualidades morales e intelectuales y su carácter introvertido

nos dibujan la imagen de un hombre que se había destacado en la sociedad de

su tiempo, como notable personalidad. Mayor relieve en la cultura

hispanoamericana del siglo XIX.

Andrés Bello vivió sus primeros años en la casa del abuelo materno, Juan

Pedro López, situada detrás del convento de los Mercedarios, en Caracas. La

vecindad del convento de La Merced tuvo real trascendencia en el niño Andrés,

por cuanto que la biblioteca conventual fue centro de sus primeras lecturas, y

donde, además, entró en relación con su maestro de latinidad, fray Cristóbal de

Quesada (1750-1796), notabilísimo conocedor de la lengua y literatura latinas,

quien echó los cimientos del humanismo clásico en el alma de Andrés Bello.

Concurre para sus primeras letras a la escuela que con el nombre de

Academia, regentaba en Caracas don Ramón Vanlosten. En 1797 inició sus

estudios en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, hasta graduarse de

bachiller en artes en 1800. No prosiguió estudios más avanzados, aunque se


inscribió en el primer curso de medicina. Vivió entregado sin descanso a las

lecturas de buenos textos y se contrajo, además, a estudiar por su cuenta el

idioma francés, primero, y luego el inglés, lo que le dio una preparación

excepcional en el medio caraqueño de su tiempo.

Sus padres, Bartolomé Bello y Ana Antonia López, no hicieron nada por impedir

la voraz pasión por las letras que manifestó desde su niñez. Después de cursar

sus primeros estudios en la Academia de Ramón Vanlosten, pudo

familiarizarse con el latín en el convento de Las Mercedes, guiado por la

amable erudición del padre Cristóbal de Quesada, que le abrió las puertas de

los grandes textos latinos, A los quince años, Bello ya traducía el Libro V de la

Eneida de Virgilio. Cuatro años después, el 14 de junio de 1800, se recibía de

bachiller en artes por la Real y Pontificia Universidad de Caracas. Y fue en

aquel año de 1800 cuando se produjo su primer encuentro con un gran

hombre, que abrió ya definitivamente los diques de su curiosidad e interés por

la ciencia: Alexander von Humboldt, a quien acompañó en su ascensión a la

cima del Pico Oriental de la Silla de Caracas, que entonces se conocía como

Silla del cerro de El Ávila. Bello inició entonces los estudios universitarios de

derecho y de medicina. De familia modestamente acomodada, él mismo costeó

en parte sus estudios dando clases particulares; junto a otros jóvenes

caraqueños, figuró entre sus alumnos el futuro Libertador: Simón Bolívar.

Además de estas actividades, a las que sumaba el estudio del francés y el

inglés, Bello se sentía atraído sobre todo por las letras, y comenzó a escribir

composiciones poéticas y a frecuentar la tertulia literaria de Francisco Javier.

A los veintiún años recibió su primer cargo público: oficial segundo de la

secretaría de la Capitanía General de Venezuela, del que fue ascendido en


1807 a comisario de guerra y secretario civil de la Junta de la Vacuna, y en

1810 a oficial primero de la Secretaría de Relaciones Exteriores. En 1806 había

llegado a Venezuela la primera imprenta, traída por Mateo Gallagher y James

Lamb, muy tardíamente por cierto, si se piensa que la primera instalación de

una imprenta en América se remonta a 1539, en la capital de Nueva España,

México. En 1808 comenzó a publicarse la Gaceta de Caracas, y Andrés Bello

fue designado su primer redactor. Durante los treinta y seis años que Bello vivió

en Santiago y hasta su muerte, realizó las siguientes labores: (a) Oficial Mayor

del Ministerio de Relaciones Exteriores, para todo lo que se refiere a política

externa; (b) Oficial Mayor del Ministerio de Hacienda para cuanto significara

política interna y administración; (c) estrechamente unido a Mariano Egaña,

lidera la renovación jurídica de Chile, culminada con la Constitución de 1833 y

―ya fallecido Egaña― el Código Civil; (d) a ello contribuye la acción que

desenvuelve como Senador, desde 1837 hasta fallecer; (e) creador de la

Universidad de Chile (1842-1843), y su autoridad máxima ―cuatro veces

renovada y solo finalizada por la muerte―, coopera decisivamente al

nacimiento de la cultura republicana; y, (f ) por veintitrés años, a cargo de El

Araucano, periódico oficial, contribuye a conformar y a expresar en sinnúmero

de materias (políticas exceptuadas), la opinión del Estado, lo que podemos

llamar la filosofía de los decenios portalianos (Vial, 2009).Es de destacar que el

sabio preparó la mayor parte de los mensajes presidenciales de tres

mandatarios (Joaquín Prieto, Manuel Bulnes y Manuel Montt) durante tres

décadas (Jaksic, 2006). Pero Bello en Chile nunca realizó política inmediata.

No le gustaba; su cautelosa forma de ser, no le permitía practicarla en un país

extranjero. Bello fallece un 15 de octubre de 1865 en la ciudad de chile.

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