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Andrés Bello

(Caracas, 1781 - Santiago de Chile, 1865) Filólogo, escritor, jurista y pedagogo


venezolano, una de las figuras más importantes del humanismo liberal
hispanoamericano. Andrés Bello tuvo el inmenso privilegio de asistir, en sus 84
años de vida, a la desaparición de un mundo y al nacimiento y consolidación de uno
nuevo. Conoció las tres últimas décadas de dominación española de América, y
sucesivamente el período de emancipación de las colonias españolas en el nuevo
continente y la gestación de los nuevos estados nacidos del proceso de
Independencia. Que fuera un privilegio lo que no deja de ser una mera coincidencia
cronológica se debió a su extraordinaria capacidad para comprender y estudiar
desde dentro y para impulsar efectivamente los resortes de la realidad que le tocó
vivir.

Andrés Bello

Gran humanista liberal en la mejor tradición inglesa, ya que en el Reino Unido le


tocó formarse filosófica y políticamente, Andrés Bello tuvo el talento de saber
trasladar a la esfera práctica su gran erudición en terrenos tan diversos como la
filología, la lingüística y la gramática, la pedagogía, la edición, la diplomacia y el
derecho internacional. Por añadidura, aportó a las letras hispanoamericanas, en
poemas nutridos de lecturas de los clásicos latinos, una incipiente conciencia
autóctona. En su vasta erudición, en su talante político y en su sensibilidad literaria
se refleja el ideal del clasicismo europeo, perfectamente aunado a la moderna
sensibilidad nacional y patriótica de su tiempo.

Biografía

Andrés Bello nació en Caracas, a la sazón sede de la Capitanía General de


Venezuela, el 29 de noviembre de 1781. En su ciudad natal residió hasta los 29
años de edad. Sus padres, Bartolomé Bello y Ana Antonia López, no hicieron nada
por impedir la voraz pasión por las letras que manifestó desde su niñez. Después de
cursar sus primeros estudios en la Academia de Ramón Vanlosten, pudo
familiarizarse con el latín en el convento de Las Mercedes, guiado por la amable
erudición del padre Cristóbal de Quesada, que le abrió las puertas de los grandes
textos latinos.

A los quince años, Bello ya traducía el Libro V de la Eneida de Virgilio. Cuatro años
después, el 14 de junio de 1800, se recibía de bachiller en artes por la Real y
Pontificia Universidad de Caracas. Y fue en aquel año de 1800 cuando se produjo su
primer encuentro con un gran hombre, que abrió ya definitivamente los diques de
su curiosidad e interés por la ciencia: Alexander von Humboldt, a quien acompañó
en su ascensión a la cima del Pico Oriental de la Silla de Caracas, que entonces se
conocía como Silla del cerro de El Ávila.

Bello inició entonces los estudios universitarios de derecho y de medicina. De


familia modestamente acomodada, él mismo costeó en parte sus estudios dando
clases particulares; junto a otros jóvenes caraqueños, figuró entre sus alumnos el
futuro Libertador: Simón Bolívar. Además de estas actividades, a las que sumaba el
estudio del francés y el inglés, Bello se sentía atraído sobre todo por las letras, y
comenzó a escribir composiciones poéticas y a frecuentar la tertulia literaria de
Francisco Javier Ustáriz.

Lección de Bello a Bolívar (detalle


de un cuadro de Tito Salas)

Sus primeros pasos literarios siguieron las huellas del neoclasicismo entonces
imperante, y le valieron, en la sociedad caraqueña ilustrada, el apodo de El Cisne
del Anauco. Además de traducciones de obras latinas y francesas, compuso en
estos primeros años de desempeño literario las odas Al Anauco, A la vacuna, A la
nave y A la victoria de Bailén, los sonetos A una artista y Mis deseos, la égloga
Tirsis habitador del Tajo umbrío y el romance A un samán, así como los dramas
Venezuela consolada y España restaurada.

A los veintiún años recibió su primer cargo público: oficial segundo de la secretaría
de la Capitanía General de Venezuela, del que fue ascendido en 1807 a comisario
de guerra y secretario civil de la Junta de la Vacuna, y en 1810 a oficial primero de
la Secretaría de Relaciones Exteriores. En 1806 había llegado a Venezuela la
primera imprenta, traída por Mateo Gallagher y James Lamb, muy tardíamente por
cierto, si se piensa que la primera instalación de una imprenta en América se
remonta a 1539, en la capital de Nueva España, México. En 1808 comenzó a
publicarse la Gaceta de Caracas, y Andrés Bello fue designado su primer redactor.

En estos años de intensa actividad oficial comenzó a gestarse su gusto por la


historia, la historiografía y la gramática, que quedó tempranamente plasmado en su
Resumen de la historia de Venezuela, extraordinario primer brote en el que ya
están presentes los principios humanistas rectores de su obra futura; en su
traducción del Arte de escribir de Condillac, impresa sin su anuencia en 1824; y
sobre todo en uno de sus fundadores estudios gramaticales: el Análisis ideológica
de los tiempos de la conjugación castellana, obra que comenzó a escribir hacia
1810 y que se publicaría en Chile en 1841.

El exilio londinense (1810-1829)


El momento decisivo en la vida y carrera intelectual de Andrés Bello fue la decisión
de la Junta Patriótica, a raíz de los acontecimientos del 19 de abril de 1810, de
enviar a Londres una misión diplomática con la encomienda de lograr la adhesión
del gobierno inglés a la causa de la reciente y frágil declaración de independencia
venezolana. El 10 de junio de ese año zarparon en la corbeta inglesa del general
Wellington los miembros de la misión designados por la Junta, Simón Bolívar y Luis
López Méndez, a quienes escoltaba Andrés Bello en calidad de traductor.

Bello ignoraba que ese viaje que entonces iniciaba lo alejaría para siempre de su
ciudad natal, y que la ciudad a la que se dirigía, Londres, sería su residencia
permanente durante los próximos diecinueve años. El primer acontecimiento
importante de su nueva vida londinense se cifró también en el encuentro con un
gran hombre: Francisco de Miranda. Llegados a la capital inglesa el 14 de julio, los
tres integrantes de la misión recibieron alojamiento, consejos y ayuda de parte de
Miranda, quien a su vez decidió sumarse al proceso independentista viajando a
Caracas.

El 10 de octubre, fecha de su salida de Londres, Miranda dejó instalados en su casa


de Grafton Street a López Méndez y a Andrés Bello, quien residiría allí hasta 1812.
Bello tuvo acceso a la espléndida biblioteca del prócer, que ocupaba todo un piso.
Cuando el 5 de julio de 1811 se declaró la Independencia de Venezuela, ambos
fueron designados representantes del nuevo gobierno secesionista en la capital
inglesa, cargo que perdieron al reconquistar los españoles el poder un año después.

Andrés Bello

Comenzó entonces para Bello, quien no pudo regresar a Venezuela so pena de ser
procesado ante un tribunal militar por traición, un largo período de penurias
económicas, que se prolongó durante una década. Tuvo mala suerte en las
gestiones que inició para lograr un cargo y un sueldo. Así, en 1815, su solicitud de
un puesto al gobierno de Cundinamarca fue interceptada por las tropas de Pablo
Morillo y nunca llegó a su destino, y su posterior ofrecimiento de servicios al
gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a pesar de ser aceptada,
nunca tuvo efecto, ya que se vio incapacitado para trasladarse a Buenos Aires.

Mientras tanto, fue viviendo de trabajos a destajo: dio clases particulares de


francés y español, transcribió los manuscritos de Jeremy Bentham y se desempeñó
como institutor de los hijos de William Richard Hamilton, subsecretario de
Relaciones Exteriores, puesto que logró gracias a su amistad con José María Blanco
White, el gran intelectual sevillano exiliado en el Reino Unido y simpatizante con la
causa independentista americana.

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