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Periodo preclásico (2200 a.C. - 250 d.C.

)
Por ser tan prolongado, los historiadores han subdividido al preclásico en otros tres
segmentos. El preclásico temprano (2200 a 1200 a.C.), el preclásico medio (1200 a 400 a.C.),
y el preclásico tardío (400 a.C. a 250 d.C.).

El preclásico comienza con el proceso de sedentarización de algunas tribus. Es decir, de


cuando empezaron a establecerse en aldeas. Eso fue posible al no depender solo de la caza
y la recolección de frutos para sobrevivir. Los pueblos sedentarios tuvieron que crear
técnicas agrícolas para producir alimentos.

Gracias al abastecimiento de alimentos, la población creció y las aldeas se convirtieron en


ciudades. Entonces surgió una nueva organización social en la que algunos se convertían en
líderes y otros en sus seguidores.

Los sacerdotes consiguieron poder y estaban a cargo de los temas sagrados. De la mano de
estos surgieron gobernantes que comenzaron a ordenar las tareas agrícolas, laborales,
comerciales y militares que los demás debían cumplir.

En el preclásico temprano comenzó la siembra intensiva de maíz y la elaboración de


cerámicas.

Se desarrolló la cultura olmeca, considerada la primera gran civilización de Mesoamérica.

En el preclásico medio se consolidaron los usos de la escritura de símbolos y de la


numeración.

Aparecieron las primeras formas de organización estamental. El pueblo le pagaba tributos a


los gobernantes y sacerdotes, que eran los líderes. Además, se hizo relevante la
planificación urbana de las ciudades.

En el preclásico tardío aparecieron otras culturas destacadas en el valle de México, como la


de Cuicuilco, y las primeras ciudades mayas en las selvas centroamericanas, como Tikal y
Kalakmul.
Periodo clásico (250 - 950 d.C.)
Está subdividido en dos etapas: el clásico temprano (250 a 600 d.C.) y el clásico tardío (600 a
950 d.C). Durante el horizonte cultural clásico tuvo lugar el resplandor de diversos centros
urbanos, florecieron las artes, aumentó el comercio y hubo un perfeccionamiento tanto de la
astronomía como de la escritura.

Los nuevos conocimientos además fueron aplicados en la construcción de las grandes


ciudades como Teotihuacan y las ciudades mayas. Las ciudades mesoamericanas se
hicieron más complejas con su crecimiento. Muchas alcanzaron grados de cosmopolitismo,
esto es, que en su interior vivían personas de distintos pueblos, que hablaban lenguas
diferentes y había ya una mezcla de elementos culturales.

La extensión de la ciudad también incrementó las diferencias sociales. Los sacerdotes y los
guerreros componían la élite, mientras la mayor parte de la población común debía pagar
tributo. El poder de las ciudades grandes se imponía a los pequeños poblados y les exigía a
estos parte de sus productos o mano de obra para laborar en la construcción de pirámides y
caminos.

Teotihuacán, por ejemplo, alcanzó su época de brillo entre los años 300 y 650 d.C. Estaba
ubicada en el noroeste del valle de México y llegó a tener más de 150.000 habitantes. Este
lugar tuvo gran influencia como centro económico y cultural, ya que expandió la creencia en
sus dioses y estableció rutas comerciales tanto con las poblaciones de Oasisamérica en el
norte como con las ciudades mayas de Yucatán en el sur.

Teotihuacan, principal ciudad del periodo clásico temprano en el valle de México. Su mayor prestigio se
alcanzó entre los años 300 y 650 d.C.
En el clásico temprano predominó la cultura de Teotihuacán. En el clásico tardío destacaron
la cultura maya en Centroamérica y la cultura zapoteca en el suroeste de México.

Hubo crecimiento de la población. Con esta vino la consolidación de las diferencias sociales
basadas en el linaje, es decir, que las personas ocupaban un lugar en la sociedad
dependiendo de quienes habían sido sus antepasados. Nobles y sacerdotes tenían el rango
social más alto. Incluso, a veces declaraban ser descendientes de dioses.

En las ciudades se construyeron grandes centros ceremoniales. Los templos tomaron forma
de pirámides escalonadas que podemos observar hasta el día de hoy en los sitios
arqueológicos.

Se afianzó el uso de la escritura. Muestra de esto son los códices y las escrituras religiosas y
dinásticas en monumentos. También se utilizó la escritura y la numeración en los asuntos
comerciales.

El intercambio cultural propició la adopción de muchos dioses que pasaron a ser


compartidos por varios pueblos del clásico y que luego fueron incorporados por las
civilizaciones del posclásico.

Periodo posclásico (950 d.C. - 1521)


Se divide en dos etapas: el posclásico temprano, con el auge de la cultura tolteca (950- 1200
d.C) y el posclásico tardío, con predominio de la cultura mexica (1200-1521). El posclásico
se vio marcado por las migraciones de diversos pueblos del norte hacia el valle de México y
la Península de Yucatán. Entonces hubo inestabilidad política y más competencia por los
recursos naturales, lo que llevó a fuertes rivalidades entre distintas ciudades.

Así, se generalizó y se intensificó la ideología militarista. La vida de los pueblos


mesoamericanos en esta época se apoyó en un sistema de gobierno basado en la guerra y
en la extracción de tributos.

Cada vez fue más corriente que los dioses fueran representados como guerreros. A estos se
les ofrecían sacrificios humanos para mantenerlos satisfechos y para que hubiera, según se
creía, equilibrio en el universo. Las ciudades poderosas aprovechaban su posición para
aumentar el comercio. Al interior de las ciudades la desigualdad también se amplió entre las
castas dominantes y el pueblo común.

Ejemplo de esto fue la última gran civilización mesoamericana: la azteca-mexica. El pueblo


mexica llegó desde el norte al valle de México y luego se instaló en el lago Texcoco en 1325.
Mediante guerras y alianzas formó un imperio en el que se desarrolló la arquitectura, el
comercio y la recolección de tributos de otros pueblos. Su poderío prevaleció en la región
hasta la llegada de los españoles a Tenochtitlan, su ciudad principal.

Piedra de Tízoc (siglo XV). En esta se


celebran las victorias de luchadores
mexicas que someten a líderes de otros
señoríos.

Se acentuó el militarismo. La
guerra se utilizó para expandir
el control territorial y para
extraer riquezas de las nuevas
áreas dominadas.

También las ideas y prácticas


religiosas se vincularon a la
actividad bélica. Las batallas
se usaban para obtener
prisioneros que podían ser
sacrificados. Los rituales relacionados con la guerra tuvieron tanta relevancia como los de
la fertilidad de la tierra.

Por influencia de los pueblos del valle de México, se extendió el culto de la serpiente
emplumada hacia el área de la cultura maya. Los pueblos nahuas llamaban a este dios
Quetzaltcóatl, los mayas lo llamaron Kukulkán.

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