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Un día sin celular: la odisea emocional

Desde la apertura fundacional del primer smartphone, el Qualcomm pdQ 1900, los
celulares han labrado un largo camino, en una época donde la tecnología avanza
a ritmos espeluznantes, estas maquinitas han logrado instaurarse a la perfección
en nuestra vida al punto de volverse una extensión de nuestra persona,
interviniendo en cada minúsculo aspecto de la vida, desde el trabajo hasta las
relaciones personales, y hoy, dejé mi celular en el cajón.

Yo siempre me levanto temprano para ir a la universidad, por supuesto hago uso


del despertador, francamente eso no evitó que la costumbre cambiara por lo que
asumo que el reloj biológico ya está fuertecito en mi sistema. Entonces me dirijo al
baño, y hasta para ducharme utilizo el celular, normalmente pongo algunas
canciones como “temporizador” para no desperdiciar tanta agua; la ducha resulta
un tanto insípida, soy amante empedernido de la música por lo que simplemente
es necesaria para mí en el momento, tuve que cantar mis canciones favoritas e
imaginar que el ritmo sonaba simultáneamente o al menos creándolo con mis
labios, me baño exitosamente, no tengo idea cuánto tiempo gasté en el baño,
normalmente me gasto al alrededor de 10 minutos máximo, sin embargo, no sé si
esta vez me pude haber gastado hasta 20 minutos, y ya no lo supe.

Luego nada raro, me seco y me preparo para dirigirme a la universidad, voy a


admitir una cosa y es que a pesar de que no utilice el celular en un breve
momento sí hice uso del computador que es casi lo mismo, simplemente se me
hace muy difícil digerir el desayuno sin un poco de entretenimiento en el proceso,
para lo que normalmente utilizo también mi celular y a falta de dicho instrumento
entonces recurrimos al computador, como sea, este va ser el último contacto que
tendremos con la tecnología hasta que volvamos de la universidad.

Entonces llego a la universidad, voy a mencionar brevemente lo que yo hago


normalmente, llego antes de clase, me dirijo a unos sillones del boulevard, me
pongo los audífonos y me pierdo en la melodía. Esta vez, todo fue igual, solo que
ahora no había audífonos y por supuesto tampoco celular, repentinamente entró
en un estado de hiperconciencia, ahora parezco haber adquirido la habilidad de
contemplar mucho mejor el entorno que me rodea, las personas a mi lado, pero
simplemente hay algo que me falta ¡Demandó ser entretenido! Y me encuentro
suplicando que las personas que se sienten a mi lado tengan una conversación
que valga la pena chismosear.

Una sensación latente, era la extraña incertidumbre, me encontraba


frecuentemente preguntándome qué hora es, incluso preguntándome si quizás me
había llegado algún mensaje (a pesar de que no hay muchos que esperar), por
momentos incluso algo de lo más extraño, creía sentí la vibración de un aparato
en mi pierna que realmente no estaba ahí. En este punto, la experiencia me deja
reflexionando, ¿pero qué es esto? Por qué no parece diferir de los síntomas de
abstinencia de cualquier droga común, y esto fue solo el principio.

Y es que esto no se aleja mucho de la verdad, la nomofobia (no mobile phone


phobia) es una realidad, según estudios de la UNSA (Universidad Nacional de San
Antonio Abad), se calcula que alrededor del 36% de hombres y 53% de las
mujeres tiene nomofobia y un 12% de los mismos sufre de ansiedad.

Por lo que luego de algo de información, me asusto cada vez más, porque más
tarde ese día me pasó algo “particular” al respecto. Debo mencionar que yo suelo
divagar mucho en mis pensamientos y asumo que la ausencia del celular lo
potenció, ya estaba en clase luego de pasar una eterna hora y media esperando,
todo iba bien, hasta que me empiezo a sentir algo agitado, asumo que quizás era
el calor del día, pero luego sentí que me costaba respirar y sin embargo no hice
ningún escándalo porque no era demasiado fuerte. Pasé así hasta que la clase
acabó y nada más salgo voy directo a un dispensador para beber algo de agua,
curiosamente pienso: “wow, esto definitivamente debería anotarlo para incluirlo
más tarde” y para mi pesar, no estaba el celular para el bloc de notas jaja.

Finalmente, regreso a mi comodidad en el boulevard y trato de recostarme un rato,


me encuentro diciendo: “no puedo creer que justamente hoy me haya pasado
esto”, una muy extraña coincidencia, y está demostrado que de hecho hay
síntomas de abstinencia por el uso desmedido del celular, un breve cuestionario:

 ¿Cuándo usas el móvil te sientes diferente, con mayor poder o seguridad?


 ¿Llevas el móvil siempre contigo y no te separas de él ni un segundo?
 ¿Cuando te despiertas en la noche, revisas el móvil para ver si ha llegado algún
mensaje?
 ¿Te sientes angustiado/a ante la idea de que el móvil se quede sin carga?

Si te identificas con al menos dos de estas cuestiones, podrías ser una persona
dependiente del celular, pero no te preocupes, ya que los celulares están
diseñados para eso. Literalmente se trata de un juego de estimulación cerebral,
elaborado para llenarnos la cabecita de dopamina con cada mensaje, me gusta,
notificación o comentario en tu celular. Afortunadamente hay mecanismos de
defensa para gestionar estos comportamientos, que para ti, quizás podían ser
inconscientes hasta entonces pero ahora, te ofrecemos algunas soluciones:
https://healthtalk.unchealthcare.org/the-effects-of-smartphone-usage-on-the-brain/

Al final logré quedarme dormido en el sofá, y pude relajarme un poco, todo inició
como un bobo experimento y resulté inquietantemente sorprendido. Lo cierto es
que aún termino de recuperarme y ahora que he terminado, no me queda más
remedio que recuperar mi celular haber si logró disipar un poco esta berraca
abstinencia.
Bibliografía:

 https://www.bankmycell.com/blog/smartphone-addiction/
 https://www.elpradopsicologos.es/adiccion/movil/
 http://repositorio.unsaac.edu.pe/handle/20.500.12918/6718
 https://www.sanitas.es/sanitas/seguros/es/particulares/biblioteca-de-salud/
psicologia-psiquiatria/miedos-yfobias/nomofobia.html
 https://www.youtube.com/watch?v=aNvvOQMx0jY

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