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La autora, Amalia Baumgart, presenta en este texto algunas características del campo de la
psicopatología.
Según el texto:
2) Mencione y explique cuáles son los criterios y también los indicadores para definir que se
entiende por anormalidad psíquica.
Existe una diversidad de criterios para definir lo que se entiende por anormalidad psíquica:
Cuando se habla de patología psíquica, de normal-anormal, se debe pensar con que criterios se
está definiendo eso que se llama “anormalidad”, es decir, que criterios están en juego.
Dichas condiciones cuentan con indicadores tales como: duración, tiempo, lugar y modo de
expresión, entre otros.
A través de este enfoque, los síntomas y signos de la enfermedad mental son agrupados en
categorías diagnósticas, creando así sistemas de nomenclatura y clasificación que se basan en
el modelo médico de la enfermedad.
En psiquiatría, las enfermedades mentales son clasificadas en entidades nosológicas que tienen
similitudes con las enfermedades físicas. Estas entidades nosológicas se definen a través de
sistemas de nomenclatura y clasificación, como el DSM-IV (Manual de Diagnóstico Estadístico
de las Enfermedades Mentales) y el CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades).
Estos enfoques pueden tener diferentes énfasis en la relación entre la mente y el cuerpo, así
como en la influencia de factores sociales y biológicos en los trastornos mentales. La
introducción de la Psicofarmacología ha permitido el desarrollo de tratamientos farmacológicos
para diversos trastornos mentales.
Son entendidos como signos de una categoría diagnostica determinada, esto es, a un síntoma,
o grupo de ellos, corresponde una clasificación, una categoría diagnostica. Se desarrolla así un
sistema de nomenclatura y clasificación, basado en el modelo médico de la enfermedad.
La patología mental, por lo tanto, es el resultado de acciones eficaces que la sociedad ejerce
sobre los individuos, a través de sus instituciones, de sus normas, de sus valores, haciendo que
ocurran fracasos adaptación. La sociogénesis, atribuye el valor etiológico o causa de la
enfermedad mental a las variables sociales.
Por otro lado, en psiquiatría, la línea entre lo normal y lo patológico se vuelve difusa. La noción
de personalidad y la diversidad de experiencias subjetivas complican la determinación de lo
patológico. La complejidad radica en que lo normal y lo patológico no pueden definirse
simplemente por la presencia o ausencia de síntomas. Además, las concepciones culturales y
sociales influyen en estas definiciones.
En psiquiatría, los valores sociales y las normas también juegan un papel importante en la
definición de la enfermedad mental. La autora hace hincapié en cómo estas cuestiones han
cambiado a lo largo de la historia, desde las ideas míticas y religiosas hasta las concepciones
modernas y, finalmente, la posmodernidad, donde las certezas sobre lo normal y lo patológico
se han debilitado.
Los diversos órdenes sociales tienen una influencia significativa en la noción de enfermedad
mental. La autora menciona que, a lo largo de la historia, las concepciones sobre la
enfermedad mental han estado ligadas a prejuicios y valores sociales. Esto puede manifestarse
en la sobrevaloración o la estigmatización de ciertos trastornos mentales, así como en la
interpretación de los síntomas y la forma en que se abordan.
Por ejemplo, la noción de enfermedad mental a menudo ha estado vinculada a juicios de valor
y ha sido utilizada para marcar a aquellos que se consideran peligrosos, marginados o
desviados de la norma social. En diferentes épocas, los enfermos mentales fueron vistos como
demonios, marginados, degenerados, o incluso como personas poseídas por espíritus
malignos. Además, la concepción de enfermedad mental también ha sido influenciada por las
ideas de lo que es considerado "normal" dentro de una sociedad en un momento histórico
específico.
En este sentido, las normas y valores sociales han determinado qué se considera salud mental y
qué se considera enfermedad mental. Las sociedades represoras o anárquicas, por ejemplo,
han sido etiquetadas como causantes de enfermedad mental. Así, las nociones de salud y
enfermedad mental están estrechamente relacionadas con el contexto social y cultural en el
que se desarrollan.